CARMEN SERVÉN DÍEZ
Novela de intriga y violencia de género RESUMEN: En este trabajo se analiza la forma en la que la violencia de género se hace presente en la literatura, y en especial en la novela de intriga. Se sostiene que el discurso de visibilización de la violencia de género se conjuga hoy con el molde clásico de la novela policíaca y de intriga para producir textos recientes y, algunos, muy exitosos. PALABRAS CLAVE: Violencia de género – Novela de intriga – Visibilización - Literatura
Sobre la denominada “violencia de género” existe una gran confusión porque se utilizan como equivalentes “violencia doméstica”, “violencia familiar”, “violencia de género”, “violencia contra la mujer”… Como explica Mirentxu Corcoy Bidasolo (138), la IV Conferencia Mundial de Pekín de 1995 apostó por la expresión “violencia de género” para referirse a las agresiones de que son objeto las mujeres por el mero hecho de serlo; cuestión diferente es que muchas de estas agresiones se produzcan en el ámbito doméstico. En el presente trabajo voy a referirme a la violencia de género, sea intrafamiliar o no. La presencia de la violencia de género en la literatura peninsular se produce desde los albores de nuestra historia cultural: ya en el Poema de Mío Cid (1140) hallamos el episodio de la Afrenta de Corpes, en que los condes de Carrión propinan una fuerte paliza a sus esposas, las hijas de Rodrigo Díaz de Vivar, y las dejan por muertas. Cualquier manual bastará para mostrar que los casos de violencia de género jalonan nuestra historia literaria en los siglos sucesivos y que se presentan con muy distinto cariz según la idiosincrasia del autor y el contexto socio-cultural que alumbra la obra: Alfonso Martínez de Toledo, María de Zayas y Sotomayor, Emilia Pardo Bazán… son escritores que han tratado el asunto. En los últimos años podemos hallar varias novelas que exploran los entresijos de esta clase de violencia; unas, como Algún amor que no mate, de InterseXiones 3: 115-126, 2012. ISSN-2171-1879 RECIBIDO: 21-12-2010 ACEPTADO: 05-05-2011
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Dulce Chacón, o La segunda mujer, de Luisa Castro1, muestran la relación viciada y asfixiante en que desemboca una pareja en principio enamorada; tienen el carácter de narraciones realistas sin pretensiones de reforzar otra intriga que la derivada de la curiosidad del lector acerca de ese tipo de procesos; son relatos cuyo núcleo conflictivo es una relación de pareja inicialmente gratificante, pero que se convierte en una tortura para la mujer. En ellos, el marido maltratador mantiene una fuerte presión psicológica sobre la esposa, que en la novela de Dulce Chacón se acompaña de importantes agresiones físicas. El desenlace es desigual en estas dos novelas: en Algún amor que no mate, la protagonista no encuentra salida alguna, así que busca la muerte como descanso definitivo; en La segunda mujer, ella logra recuperarse y apartarse de su marido. En cualquier caso, lo que ambas novelas desarrollan largamente es la historia de la progresiva pérdida de la autoestima de la mujer; no hay un asesinato material ni una violencia contra las personas que en el mundo de ficción se denuncie ante la policía; lo que ambas autoras describen es la perversión de una relación afectiva que se deteriora y en la que el varón somete a la mujer a un maltrato continuado. Se trata de procesos psicológicos de destrucción personal ocasionada por el maltrato. Y nótese que el desenlace fatal no puede ser considerado excesivo: El País.com anotaba el 15-X-2010 sesenta y tres muertes de mujeres víctimas de violencia de género en los meses del año transcurridos. Junto a esta clase de novelas ya aludidas, otras obras narrativas de gran éxito en la España actual, combinan la estructura de la novela criminal (policiaca o negra) con la constatación de un caso de violencia de género. La intriga se construye en torno a una indagación, y la violencia de género forma parte de alguno de los elementos estructurales del relato: culmina con uno o varios asesinatos de mujeres, explica la personalidad del asesino, está en el horizonte de las investigaciones que desarrolla el /la detective…o incluso puede aparecer como falsedad en que se escuda una mujer tramposa. Claro está que la presencia de alguna forma de violencia de género en el mundo de ficción se produce intermitentemente en la novela de ficción criminal. Sería muy difícil datar en la novela occidental su debut narrativo; pero entiendo que su inclusión en el mundo ficcional como forma de atención a un problema social para el que se reclama visibilidad pública es más reciente en España; y quiero mostrar también que la combinación de una 1. La propia autora, en su entrevista con Luis García explicaba sobre esta obra: “El maltrato psicológico es una realidad que me interesaba indagar desde hace mucho tiempo. Es un tema que está en la novela pero no como una tesis sino como un resultado de una relación desigual, en la que uno de los miembros está más desprotegido que el otro. Estas relaciones de poder, de sumisión, siempre me han interesado”. Además, Luisa Castro avisaba, en esa misma conversación, de que no fue su intención redactar un alegato feminista.
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estructura narrativa propia de la novela negra con el afán de denunciar ese tipo de conductas delictivas consistentes en el maltrato y violencia contra la mujer tiene importantes antecedentes en la literatura europea: constituye una convergencia de temas y estructuras que se han mostrado atractivos para el análisis cultural en los últimos años. De hecho, la novela europea de referencia en el abordaje de la violencia de género como crimen a investigar es ya un clásico: me refiero a Roseanne, producida por Per Wahlöö y Maj Sjöwall en 1965. Este relato es el primero de un conjunto construido por este matrimonio sueco de comunistas que decidieron crear una serie de diez novelas de misterio en torno a su personaje, el inspector Martin Beck. Recientemente Roseanne ha sido publicada en español con un prólogo de Henning Mankell en que el famoso escritor sueco afirma sobre el libro mencionado: “Sin duda es un clásico moderno” (Mankell, 2010: 9). La novela de Per Wahlöö y Maj Sjöwall cimenta una tradición escandinava cuyos productos más actuales han tenido amplia difusión en España. Es cierto que Roseanne no ha sido muy leída en nuestro país; pero otros autores suecos, noruegos o islandeses actuales han tenido importantes lanzamientos editoriales en España y son grandes éxitos de ventas, sobre todo el propio Henning Mankell. Así, la novela criminal y la violencia de género se acompañan en lo que se podría considerar un buque insignia de la gran novela criminal europea actual. Los autores de Roseanne son narradores clave en la historia reciente de la novela criminal. Como indicaba Juan Carlos Rodríguez en su síntesis sobre el itinerario y la actualidad más reciente de la novela criminal. Hoy por hoy, la novela policíaca tiene en Europa su escenario más renovador y poderoso. Y a la vez su gran mercado. De autores y de lectores. Es la culminación de un largo camino que iniciaron el matrimonio sueco Per Wahlöö y Maj Sjöwall durante finales de la década de los 60 y principios de los 70. En opinión de Juan Carlos Rodríguez, la serie sobre Martin Beck constituye un punto de inflexión en la historia reciente de la novela policíaca: El detective Martin Beck le dio al «género policíaco» la génesis de una identidad que encarna otra visión del mundo: escéptica y crítica con lo que nos rodea, de talante social y cáustico, de incomprensión
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de los nuevos tiempos y, a la vez, de una acuciante necesidad de explicarse los porqué de esta «degeneración» de la violencia de la que somos testigo… La novela sueca de tipo criminal está hoy de moda en Europa y marca tendencia actualmente entre los lectores aficionados en España. Y en la saga de escritores suecos que han cultivado el género y han explorado simultáneamente la violencia contra las mujeres, hay dos autores conocidísimos hoy en España a los que me voy a referir brevemente y que no pueden ser olvidados: Henning Mankell y Stieg Larsson. Henning Mankell transparenta en su técnica narrativa, en la índole psicológica y social de su investigador Kurt Wallander, y por supuesto en el paisaje nórdico donde transcurren sus historias, su admiración por Per Wahlöö y Maj Sjöwall. Como ellos, se ocupa de los temas que inquietan a la sociedad actual, y desde luego, recoge la cuestión de la violencia de género: véase su novela La quinta mujer. Como afirmó Mauricio Bach en La Vanguardia, “esta novela es una muy inteligente reflexión sobre la violencia y sus formas: fanatismo, venganza, maltrato… con especial atención en un tema de actualidad: la violencia doméstica cuyas víctimas son las mujeres”. Por su parte, la serie Milenium de Stieg Larsson ( Suecia, 1954-2004) constituye un reciente boom de lectura. El ABC Cultural, en 24-IX-20102 , explicaba que los títulos más leídos en el segundo cuatrimestre del año habían sido Los hombres que no amaban a las mujeres, La reina en el palacio de las corrientes de aire y La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, que constituyen la trilogía Millenium. De hecho, seguía: el novelista fallecido se mantiene como el autor más leído, seguido de Stephanie Meyer y Ken Follett. Por su parte, los libros más comprados en el mismo periodo han sido El tiempo entre costuras, de María Dueñas; El asedio, de Arturo Pérez Reverte y Dime quien soy, de Julia Navarro; y como autores más comprados aparecen en primero y segundo lugar María Dueñas y Arturo Pérez-Reverte. Estas son algunas de las conclusiones que se recogen en el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros correspondiente al segundo cuatrimestre de 2010, que elabora la Federación de Gremios de 2. V. http://www.abc.es/20100924/cultura-libros/barometro-lectura-201009241237.html
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Editores de España (FGEE), bajo el patrocinio de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura. Las tres novelas de Larsson, Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con un bidón de gasolina y La princesa del palacio de las corrientes de aire, han sido muy controvertidas entre los especialistas; la conocida autora de novela policíaca Donna Leon (El País: 2009) ha mostrado su reticencia ante la serie, mientras que el gran novelista Mario Vargas Llosa (El País: 2009) ha sido extremadamente encomiástico, ha augurado la inmortalidad a la heroína de ficción Lisbeth Salander y ha explicado: La novedad y el gran éxito de Stieg Larsson es haber invertido los términos acostumbrados y haber hecho del personaje femenino el ser más activo, valeroso, audaz e inteligente de la historia, y de Mikael, el periodista fornicario, un magnífico segundón, algo pasivo pero simpático, de buena entraña y un sentido de la decencia infalible y poco menos que biológico. La serie Millenium ofrece a los lectores un personaje femenino extraordinariamente atractivo: de capacidades excepcionales, aspecto y forma de vida propios de un outsider, respetuosa con los demás y muy reservada, capaz de cumplir sus deseos de venganza… Es una mujer objeto de abuso o maltrato repetidamente; pero ella misma se encarga de aleccionar y castigar violentamente a quien la humilla o golpea. Su insobornable independencia de criterio le permite no doblegarse jamás a la óptica de sus maltratadores. El daño que sufre nunca basta para quebrantar su espíritu, lo que constituye toda una rareza. Precisamente, uno de las consecuencias psicológicas del maltrato según es estudiado por los especialistas en el tema, consiste en que la mujer pierde su autoestima progresivamente y sucumbe moralmente antes de sucumbir físicamente; frecuentemente, las mujeres maltratadas de la realidad extraliteraria: requieren intervención psicológica debido a un síndrome psicológico específico que se manifiesta con baja autoestima, crisis de angustia, y trastornos depresivos. La mayoría se resisten a reconocer su situación, retiran las denuncias, o intentan restarle importancia a los hechos” (Gutiérrez Martín, 2003: 9).
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Tales manifestaciones del síndrome de la maltratada aparecen en varias novelas que recogen el tema del maltrato doméstico; así, la mujer maltratada retratada por Dulce Chacón en Algún amor que no mate habla con toda naturalidad de los mayores abusos y brutalidades; su discurso transparenta su aceptación del maltrato como forma de vida; no lucha, no odia a su opresor, no formula jamás con sus palabras un rechazo global a la situación en que está inmersa; busca explicaciones a los incidentes que relata, procura poner de su parte cuanto es posible para evitarse el dolor, siente un fuerte rechazo físico frente a su maltratador, pero no se rebela activamente, no es consciente del deterioro general a que ha sido conducida. Por el contrario, la protagonista de Larsson está siempre alerta y dispuesta a defenderse; nunca se deja ganar por el punto de vista de su antagonista, no comparte la perspectiva de su maltratador o atacante. Lisbeth es completamente inmune a las apreciaciones negativas de los demás, a los intentos de presión psicológica: su determinación y firmeza de carácter la convierten en un modelo de mujer inquebrantable. La mujer convencional que otros relatos convierten en víctima propicia del maltratador, es completamente ajena al talante de Salander. El enorme éxito de la serie Millenium y su adaptación al cine, han popularizado la figura de Lisbeth Salander. Su relación con la estética gótica ha sido destacada por algunos estudiosos, como Miriam López Santos. Y su trascendencia social ha sido ya reconocida, hasta el punto de que, en España, el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, ha concedido el V Premio de Reconocimiento a la labor más destacada en la erradicación de la violencia de género al fallecido escritor Stieg Larsson. Otros escritores escandinavos, muy promocionados en España y oriundos d el norte de Europa, ofrecen también en sus novelas criminales casos de violencia doméstica; así el islandés Arnaldur Indridason (Reykjavik, 1961), cuya novela La mujer de verde3, de la serie presidida por el inspector Erlendur Sveinsson, gira en torno a un caso de este tipo; la novela obtuvo el Premio Golden Dagger 2005 y ha tenido éxito también entre los aficionados de nuestro país. La sensibilización del público español ante la violencia de género viene reforzada por la difusión, no sólo de los casos informados por la prensa, sino 3. GrafarÞögn (2001), hoy titulado en España La mujer de verde, apareció inicialmente en España bajo el título Siencio sepulcral en 2008 y no tuvo demasiado éxito. Pero, tras lograr en 2005 The Golden Dagger Award, el premio más importante de novela negra en el mundo anglosajón, se reeditó con el título La mujer de verde y se convirtió en un gran éxito de ventas.
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también de productos culturales recientes que toman esta cuestión como núcleo temático, así por ejemplo, la película de Icíar Bollaín Te doy mis ojos. Es éste un drama español de 2003, que obtuvo siete premios Goya y otros galardones cinematográficos, y consiguió amplio eco en la prensa del país. La película fue considerada imprescindible por la crítica, un filme obligado para cualquier persona con un mínimo de conciencia social; así lo declaraba David Garrido en La Butaca, revista electrónica de cine, cuando cubría el festival de cine de San Sebastián de 18-27 de Septiembre de 2003. Por su parte, la penetración del tema en la novela criminal española era de prever. Concepción Bados ha mostrado como la nueva novela policiaca incide en la “construcción cultural de la realidad española” y adopta el papel de una crónica descriptiva de la realidad social del país según viene mostrada por los medios de comunicación (2007: 143). En esos medios, como sabemos, la violencia de género ocupa un espacio desgraciadamente amplio y reiterado. Así que ya en la primera novela de sus series policiacas respectivas, Alicia Giménez Bartlett y José María Guelbenzu recogen la cuestión. En su primera aparición (Ritos de muerte, 1996), la inspectora de policía Petra Delicado, creada por Giménez Bartlett, persigue a un asesino violador que siembra la muerte; en No acosen al asesino (2001), la primera novela de la serie en que José María Guelbenzu despliega las investigaciones de la atractiva juez Mariana de Marco, el asesinato a indagar se produce con motivo de una sentencia judicial que obligó a una mujer en el pasado a permanecer al alcance del marido maltratador; el hijo traumatizado venga con ese asesinato a la madre muerta. La óptica general en las novelas policíacas, españolas o no, que he mencionado hasta ahora, es favorable a una intervención legal que proteja a las víctimas del maltrato; y parece respaldar las modificaciones legales operadas en nuestro país a lo largo de los últimos años. Hay una serie de disposiciones que se han inscrito en el Código Penal, el Código Civil, la Ley de Enjuiciamiento Criminal y la Ley Orgánica del Poder Judicial: la LO 1/1996, LO 14/1999, LO 11/2003, Ley 27/2003, LO 15/2003 y LO 1/2004, que han procurado evitar la violencia de género. No son capaces de cortar el mal de raíz, pero “desde una perspectiva sociológica y político criminal, han sido eficaces para lograr la deseada sensibilización de las instituciones implicadas en la persecución y el castigo de esas conductas y han servido para reafirmar la valoración negativa de cualquier clase de violencia, aun cuando ésta se produzca en el ámbito familiar”, según la apreciación de Mirentxu Corcoy Bidasolo (2009: 173). Con
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todo, sabemos de los problemas que se derivan de la actual regulación, tanto por exceso como por defecto. El exceso se halla en la base de episodios como las acusaciones falsas o las condenas desmesuradas; el déficit conduce a sentencias benevolentes en casos de graves incidentes o lesiones (Corcoy Bidasolo, 2009: 137). Pues bien: en disconformidad con la legislación actual puede interpretarse la perspectiva desarrollada por Lorenzo Silva en su última novela de la serie Bevilacqua /Chamorro, su atractiva pareja de guardias civiles: en La estrategia del agua (2010) hallamos una utilización espuria y delictiva de la reciente Ley española de Protección contra el Maltrato por parte de una mujer sin escrúpulos, que desea aplastar y exprimir a su ex marido. De forma que el relato se convierte en un alegato contra esas Leyes que permiten tales desmanes. Como quiera que sea, para terminar, quiero centrar la atención en obras como Cielos de barro (2000), de Dulce Chacón, o Atrapada en el espejo (2007), de Gemma Lienas4, que se plantean como relatos de intriga construidos en torno a una investigación sobre cierta muerte y que reúnen también la estructura propia de una investigación progresiva sobre el tema de la violencia de género; pero no son novelas policiacas o negras clásicas. Cielos de barro supuso el salto a la fama de su autora; a través de dos voces narrativas va desgranando los pormenores, injusticias e indignidades que se producen en un cortijo extremeño en los años de la guerra civil y aledaños; desarrolla largamente las historias de expolios y violaciones que sufren las criadas. El relato se desencadena cuando un comisario acude a investigar una muerte misteriosa en ese mismo cortijo muchos años más tarde; y al fin se abre paso la idea de que el asesinato ha sido producto de unas relaciones viciadas y una forma de vida fundada en una cruel y soterrada violencia. La novela constituye un ejercicio de recuperación de la memoria histórica y supone un homenaje a jornaleros y criados de los grandes latifundios que no desaparecieron con la guerra civil. Y tiene además la estructura de una investigación, de un esclarecimiento de un crimen, esclarecimiento que progresa a través de saltos en el tiempo capaces de dar al texto la apariencia de un rompecabezas a base de datos que vamos averiguando y ajustando paulatinamente en el panorama general. Su posible pertenencia al género policiaco-criminal, que combina la crítica social propia de la novela negra con la resolución de un enigma como es habitual en la novela policiaca clásica, 4. Esta última publicada inicialmente en catalán. Su estructura ya fue analizada y destacada por Lorena Culebras en la Jornada sobre la Violència contra la Dona a través de la Literatura coordinada por la doctora Maria Payeras y celebrada en la UIB el 24 de noviembre de 2009 bajo la dirección de la Càtedra d’Estudis de Violència de Gènere.
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ha sido destacada por Shelley Godsland (2005). En cuanto a Atrapada en el espejo, de Gemma Lienas, cabe también una clasificación peculiar. La novela es el relato de una investigación que emprende una historiadora sobre la muerte de su íntima amiga. En su indagación presta oídos a las perspectivas de distintos personajes y poco a poco, esas conversaciones componen un mosaico en que se va perfilando la figura de la fallecida, su verdadera situación emocional, sus antecedentes y límites. Así, de nuevo nos hallamos ante una novela de intriga, aunque no sabremos, ni siquiera al final, si hubo un asesinato material; pero percibiremos claramente que hubo un asesinato moral. Y se nos irán dando las piezas del retablo de tal modo que la cuidadosa labor de documentación sobre el maltrato por parte de la autora se transparenta nítidamente. Tanto Cielos de barro como Atrapada en el espejo son novelas construidas sobre el tópico de la indagación, pero ninguna de las dos responde al esquema básico de la novela criminal actual: no hay un investigador - juez, inspector, detective…- cuyas pesquisas sucesivas constituyen el esqueleto del relato; cada una de un modo distinto, estas dos novelas se apartan del camino más ortodoxo propio de la novela criminal, pero se sirven de la estructura indagatoria como estrategia para dosificar la información que nos van proporcionando y que se dirige no sólo a intrigar al lector sobre los datos relativos al delito, sino además a exhibir ante ese lector un fresco general y vivo sobre un retazo de realidad social: bien sea la realidad histórica del campo extremeño en los aledaños de la última guerra civil, o bien sea un abanico de datos sobre la forma de desarrollo y consecuencias del maltrato psicológico. Gabriel García Márquez, en La escritura embrujada, explica la intriga y la curiosidad del lector como consecuencia de una sabia “carpintería” narrativa5. Por otra parte, las estadísticas de ventas muestran que la estructura indagatoria es una fórmula acreditada hoy como recurso muy intrigante y atractivo para el gran público. De ahí el frecuente recurso a la historia de una investigación como motor del relato en novelas que se dirigen a destacar aspectos diversos de la realidad social o una cierta interpretación de la misma. Esas novelas se sitúan en un punto fronterizo en cuanto a ubicación genérica y nos hablan del gran éxito de la novela criminal en la actualidad. 5. “Yo creo que el ideal sería que cada línea dejara un suspenso para que se vieran obligados a leer la siguiente, pero como eso es imposible hay que tratar de lograrlo lo más que sea posible…” (García Márquez, 2005: 79).
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