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cas y mentales se alteren de forma importante. A partir de. 37 ºC se produce una reac- ción fisiológica de defensa. No obstante, las personas mayores -así como .... Sociales, ya que son las per- sonas mayores, especialmen- te las más desprotegidas, las más vulnerables”, según ase- gura el protocolo ideado por. Sanidad.
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EM, julio-agosto de 2011

Prevención, la mejor cura para los efectos de las altas temperaturas sobre la salud La personas mayores tienen una menor capacidad termorreguladora y un umbral de sudor más elevado que los jóvenes, factores que obligan a adoptar una serie de precauciones para evitar la deshidratación y los golpes de calor A. Vila / EM

La primavera de 2011, la más calurosa que se vive en España desde hace 50 años, fue el preludio de un verano con temperaturas que serán más altas de lo normal. Al menos, ésa es la predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que augura un estío más cálido de lo habitual, principalmente en el Sur y el Este del país, pero con un índice de lluvias en valores normales. Ante esta situación, es muy importante adoptar medidas de prevención contra los efectos de las altas temperaturas, para evitar que éstas afecten de forma negativa a la salud. Las precauciones deben ser más acusadas, además, en el caso de las personas mayores porque, en general, tienen una menor capacidad termorreguladora y un umbral de sudor más elevado que los jóvenes, dos circunstancias que hacen a este colectivo más susceptible frente al calor. Además, aquellas personas que padecen patologías crónicas como las cardiovasculares, diabetes, hipertensión, obesidad, etcétera, o que están medicadas, tienen un mayor riesgo de sufrir algún problema relacionado con las altas temperaturas. La existencia de una dependencia, es decir, cuando el paciente está encamado, aumenta todavía más estos riesgos.

Las personas mayores deben protegerse del sol debido a que este verano será más caluroso de lo normal.

El impacto de la exposición al calor excesivo está determinado por el envejecimiento fisiológico y las enfermedades subyacentes. Según el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, un individuo sano tolera una variación de su temperatura interna de aproximadamente 3 ºC sin que sus condiciones físicas y mentales se alteren de forma importante. A partir de 37 ºC se produce una reacción fisiológica de defensa. No obstante, las personas mayores -así como los niños-

son más sensibles a estos cambios de temperatura. Los riesgos del calor Pero, ¿cuáles son esos peligros derivados de las temperaturas excesivas? Básicamente dos: la hipertermia y la deshidratación. La hipertermia, también conocida comúnmente como golpe de calor, se produce cuando, como consecuencia de las altas temperaturas atmosféricas, el cuerpo rebasa los 41ºC, superando los mecanismos

La dependencia y las patologías crónicas, como las cardiovasculares, diabetes o hipertensión, aumentan los riesgos corporales de regulación térmica. Esta situación desemboca en impor tantes p ro b l e m a s d e s a l u d , p u diendo producirse un fallo multiorgánico. La hipertermia se manifies-

ta con dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, desorientación, piel seca y enrojecida, no sudoración a pesar de las altas temperaturas y confusión o pérdida de conciencia. Las autoridades sanitarias aconsejan que, de aparecer alguno de estos síntomas durante un espacio de tiempo mayor a una hora, se consulte con el médico. El otro riesgo relacionado con las temperaturas extreSigue en la página 74

Medicamentos a vigilar Según el “Informe sobre el buen uso de los medicamentos en caso de ola de calor”, realizado en 2010 por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), “los datos actualmente disponibles no permiten considerar a los medicamentos, cuando son utilizados correctamente, como factores desencadenantes de los estados patológicos inducidos por el calor”. Sin embargo, algunos fármacos interaccionan con los mecanismos adaptativos del organismo en caso de temperatura exterior elevada y pueden contribuir al empeoramiento del síndrome de agotamiento-deshidratación o del golpe de calor. Así, la Aemps establece como medicamentos susceptibles de influir los

efectos de las altas temperaturas aquellos que provocan alteraciones de la hidratación y electrolitos (como los diuréticos), los que son susceptibles de alterar la función renal (los antiinflamatorios no esteroideos y las sulfamidas, por ejemplo), los fármacos cuyo perfil cinético puede ser alterado por la deshidratación (como antiarrítmicos y antiepilépticos), aquellos que pueden impedir la pérdida calórica, los neurolépticos y los agonistas serotoninérgicos, los medicamentos que pueden bajar la presión arterial, los que alteran el estado de vigilia, todos los antihipertensivos y los antianginosos. A este respecto, la Agencia insta a los profesionales sanitarios a vigilar el

estado general de los pacientes en el aspecto clínico y biológico teniendo en cuenta el conjunto de factores de riesgo, pero advierte de que “en ningún caso está justificado considerar,

en principio y sistemáticamente, la disminución o la suspensión de los medicamentos que pueden interaccionar con la adaptación del organismo al calor”.

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El Ministerio de Sanidad atribuye a golpes de calor el fallecimiento de 15 personas durante el verano pasado El Plan de Prevención para 2011 establece la implicación con los Servicios Sociales para mejorar la asistencia a las personas mayores mas es el síndrome de agotamiento-deshidratación. “El principal mecanismo ante un incremento de la temperatura corporal es la dilatación de los pequeños vasos periféricos para favorecer el paso de la sangre por la piel. Esto, unido a un aumento de la sudoración, hace que se pierda calor por evaporación, lo que puede llevar a una pérdida importantísima de líquidos que repercute a nivel de los distintos órganos”, explica la doctora Lourdes Ausín, miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. De ahí la importancia de prestar atención a los líquidos que ingieren los mayores, pues la sensación de sed se va perdiendo con la edad y es menor en este colectivo que en grupos más jóvenes, a pesar de que necesitan beber aun sin tener sed. Plan nacional Para que ninguna de estas situaciones llegue a producirse, es decir, para prevenir y reducir los efectos negativos del calor intenso sobre la salud de los ciudadanos, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad activó el pasado 1 de junio el “Plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud”. Este dispositivo comenzó a aplicarse en el año 2004, tras la ola de calor que afectó a Europa un año antes y a la que el Centro Nacional de Epidemología atribuyó 6.500 fallecimientos en España, y, desde entonces, se mantiene activo cada año hasta el 15 de septiembre. Según el Ministerio, la aplicación de este Plan “ha venido teniendo un impacto positivo para la prevención de problemas y enfermedades relacionadas con la exposición al calor excesivo”. A este respecto, Sanidad cifra en 15 las muertes atribuíbles a golpes de calor durante el verano de 2010.

La estrategia del Plan para este verano se basa en las predicciones de la Aemet (que es capaz de predecir las temperaturas máximas y mínimas con cinco días de antelación y elevada fiabilidad), la implantación de un sistema de información sobre morbilidad y mortalidad asociado a las altas temperaturas, la información a los profesionales sanitarios, la coor-

dinación con los Servicios Sociales, la alerta de los dispositivos asistenciales, tanto de Atención Primaria como Hospitalaria, y la coordinación con las asdministraciones y entidades públicas y privadas competentes. Un aspecto esencial del Plan 2011 es “la implicación con los Servicios Sociales, ya que son las personas mayores, especialmente las más desprotegidas, las

Nueve pasos a seguir para evitar los riesgos del calor intenso El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad emitió una serie de recomendaciones para minimizar los daños que el exceso de calor puede causar en algunos colectivos, fundamentalmente personas mayores, enfermos crónicos y niños. Estas pautas se exponen a continuación: 1. Beber líquidos (agua, zumos u otras bebidas refrescantes) frecuentemente. Aunque no se sienta sed e independientemente de la actividad física que se realice. 2. No abusar de aquellas bebidas que contengan estimulantes como la cafeína o grandes cantidades de azúcar, ya que hacen perder más líquido corporal. También se debe evitar el alcohol. 3. Permanecer en lugares frescos, a la sombra o climatizados y refrescarse siempre que se necesite.

4. Reducir los esfuerzos físicos. En las horas de mayor calor (de 12 a 17 horas) no se deben practicar actividades al aire libre. 5. Usar ropa clara, ligera, holgada y que facilite la transpiración. También se debe cubrir la cabeza con sombreros. 6. No permanecer en un vehículo estacionado y cerrado. 7. Consultar al médico siempre que aparezcan síntomas relacionados con las altas temperaturas y se prolonguen más de una hora. 8. Mantener los medicamentos en un lugar fresco. 9. Hacer comidas ligeras. Es importante que los alimentos que se consumen los días de mucho calor contribuyan a reponer las sales perdidas por el sudor, como pueden ser las ensaladas, frutas, verduras, zumos, etcétera.

más vulnerables”, según asegura el protocolo ideado por Sanidad. Además, se aportará información anticipada a la población, para lo que existe un sistema de suscripción p a r a re c i b i r e n e l c o r re o electrónico o el teléfono móvil la predicción de temperaturas y el nivel de riesgo por provincias (para activar esta opción es necesario antrar

en “www.mspsi.es/calor”), dos páginas en facebook con las informaciones más importantes a este respecto (“www.facebook.com/ca lor” y “www.facebook.com /MinisterioSanidadyPoliticaSocial”), y un canal en Youtube con recomendaciones en caso de darse una ola de calor (“http://www. youtube.com/ministe riosyps”).