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Norman Rockwell pintó su aldea

donde los Apalaches poco a poco se transforman de montañas en colinas cubiertas de bosques y manzanares. Estos escenarios, donde John Irving ambientó ...
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Turismo

Domingo 29 de noviembre de 2009

[ ESTADOS UNIDOS ]

LA NACION/Página 11

Massachusetts PIERRE DUMAS

El Museo Rockwell y la biblioteca del pueblo, casi pinturas del gran ilustrador

Norman Rockwell pintó su aldea Por Pierre Dumas Para LA NACION Durante el otoño, Nueva Inglaterra despide el verano con un derroche de color y sus bosques relucen bajo el sol en todas las tonalidades posibles de rojo y amarillo. Es lo que llaman el verano indio, un regalo para los ojos que aumenta a medida que los días se acortan. Mientras tanto, transitando las rutas secundarias hacia el norte de Nueva York se accede a una región donde los Apalaches poco a poco se transforman de montañas en colinas cubiertas de bosques y manzanares. Estos escenarios, donde John Irving ambientó buena parte de sus novelas, es un terreno de juegos y visitas para los neoyorquinos durante los fines de semana. Sólo allí, donde Estados Unidos parece más fiel a sus raíces que en cualquier otra parte, podía haber vivido y trabajado uno de los artistas más profundamente americanos del siglo XX, Norman Rockwell. Entre 1916 y 1963, Rockwell ilustró portadas, artículos y anuncios del Saturday Evening Post, con un ojo tan observador y una pluma tan certera que su estilo se convirtió en un auténtico emblema del diseño norteamericano. No en vano ese estilo también se volcó a publicidades de Coca-Cola, McDonald’s y otros emblemas culturales del país de las barras y estrellas. Para llegar a Stockbridge, en los confines occidentales del estado de Massachusetts, hay que llevar una buena guía o estar acompañado por quien conoce la región. Es uno de esos pueblos donde las casas parecen haber sido pintadas a nuevo por la mañana para brillar aún más bajo el

tate 90, conocida como la Massachusetts Turnpike, salidas en West Stockbridge y Lee.

sol de otoño. El tiempo corre como en una película clásica, donde la vida y las costumbres quedaron fijadas en una época dorada. Es una sensación curiosa, porque a pesar de esta imagen idílica de tiempos pasados, el pueblo –como todos los de la región– respira modernidad y tiene opulencia. No faltan banderas en mástiles bien a la vista en los jardines de cada casa. Tampoco nombres bien británicos para los hoteles, como el del Red Lion Inn, que muestra con orgullo la fecha de su fundación: 1773 (el pueblo mismo fue fundado en 1734). Steve, nuestro guía para este viaje, es oriundo de Nueva York y cuenta: “Stockbridge es uno de los pueblos más pintorescos de Nueva Inglaterra. Mantiene el mismo aspecto que tenía en la primera mitad del siglo XX, cuando Rockwell pintaba y la vida era más simple”. El Museo Rockwell fue creado en 1969, pero hasta 1993 ocupó una casa en el centro de Stockbridge. Desde entonces ocupa una mansión de estilo colonial en el corazón de un gran parque. Con los años, el museo se convirtió en la principal atracción turística de los Berkshires, la región del oeste del estado de Massachusetts.

EL MUSEO

Gente genuina

En Stockbridge se pueden encontrar los detalles y personajes que tanto inspiraron al artista del estilo de vida americano

DATOS UTILES COMO LLEGAR LEn auto, por la autopista Inters-

LEl Norman Rockwell Museum es-

tá abierto todo el año, menos los días de Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo. Entrada, US$ 15. El estudio de Norman Rockwell está abierto de mayo a noviembre, de 10 a 17. Su boutique ofrece libros, calendarios y papelería, con reproducciones de las obras del dibujante. EN INTERNET

www.townofstockbridge.com www.nrm.org

Rockwell nació en Nueva York y vivió en Stockbridge los últimos 25 años de su vida, hasta su muerte en 1978. El establecimiento presenta la mayor colección de su obra en todo el mundo. Y lo que impresiona es ver la similitud de las caras que pintó en sus ilustraciones con las de los vecinos de visita en su salida del domingo por la tarde… Sin duda, Rockwell se inspiró en ellos para representar a sus compatriotas en situaciones cotidianas y simbólicas a la vez, que dieron una

cierta visión ideal del American way of life. Los Berkshires tienen una de las poblaciones más homogéneas de Estados Unidos: buena parte de los vecinos desciende directamente de colonos ingleses, franceses, irlandeses, suecos o alemanes que poblaron la región desde el siglo XVII. De hecho, vale la pena apartar un poco la vista de los cuadros y observar el público para tener una idea de lo que pintaría hoy Rockwell, en pleno siglo XXI. Steve comenta al ingresar en el museo: “Norman Rockwell capturaba escenas de la vida norteamericana mejor que cualquier otro artista. Pintaba cosas cotidianas, escenas familiares, instantes de una vida de pueblo. Creo que le gustó trabajar aquí porque Stockbridge era un sitio con gente genuina del campo, más down to Earth que la gente de la ciudad”. Las colecciones ocupan varias salas, incluyendo algunas obras casi históricas, como los cuadros de las Cuatro libertades (pintadas en 1943 e inspiradas en un discurso de Teodoro Roosevelt) o The problem we all live with, inspirado en el acontecimiento vivido por Ruby Bridges, una niñita negra que llegó escoltada por guardaespaldas a una escuela tradicionalmente de chicos blancos. No hace tanto ni tan lejos: fue en Nueva Orleáns, a principios de los años 60. Así, además de admirar el talento de Rockwell el espectador repasa buena parte de la historia de Estados Unidos en el siglo XX. Como otros hicieron la América, Rockwell la retrató con defectos y cualidades a través de la gente común y los pequeños detalles. También hay que conocer el estudio que el ilustrador utilizó al final de su vida. Durante su carrera, Rockwell pintó en más de 20 talleres, pero el de Stockbridge fue su preferido.