Nórdicos que no escriben policiales

29 may. 2010 - Aarhus, una ciudad univer- sitaria de Dinamarca, Adol- phsen vivió también en. Austria, Alemania, España y Estados Unidos. Estudió de todo ...
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LITERATURA | FICCIÓN ESCANDINAVA

VIAJERO. Kjartan Fløgstad en su última visita a Buenos Aires

Nórdicos que no escriben policiales Son autores reconocidos en su tierra. Kjartan Fløgstad, noruego, y Peter Adolphsen, danés, llegan a los lectores argentinos con novelas que sorprenden

POR JOSÉ MARÍA BRINDISI Para La Nacion - Buenos Aires, 2010

L

a idea de un escandinavo haciendo pie en Sudamérica puede llevar fácilmente al prejuicio. Podría pensarse que lo atraen el exotismo de una tierra para él lejana o el aburrimiento de una sociedad, la suya, que no tiene de qué ocuparse y mira un poco más allá, a ver qué pasa en el mundo real. Sin embargo, quien conozca a Kjartan Fløgstad (Sauda, Noruega, 1944) rápidamente descartará semejante preconcepto. Su novela Paraíso en la tierra (Lengua de Trapo), la segunda de su autoría traducida al español, que por estos días se distribuye aquí, demuestra un profundo conocimiento de los hechos que narra a través de su protagonista, José Andersen: un hombre de madre chilena que, al quedarse sin trabajo, emprende un viaje desde el norte de Chile hacia el extremo opuesto del mundo en busca de sus otras raíces, es decir, las huellas del padre noruego que nunca conoció. Se tra-

ta de una historia sobre la identidad y el contraste de culturas, montada sobre dolorosos episodios sociales y políticos del pasado reciente chileno y latinoamericano: allí aparecen el golpe de Estado de Pinochet, el Plan Cóndor, el Mundial de Fútbol de 1978 y la represión de la dictadura militar argentina. Autor de varias decenas de libros, entre ellos también colecciones de poemas, crónicas de viaje y ensayos, Fløgstad ha traducido al noruego a Pablo Neruda, a Roberto Arlt y a Julio Cortázar, entre otros escritores latinoamericanos, una consecuencia quizá de los intereses que le han despertado sus numerosos viajes a estas tierras. De visita una vez más en la Argentina con motivo del relanzamiento local del sello español Lengua de Trapo (que además publicó los Cuentos reunidos del celebrado Kjell Askildsen, también noruego, con prólogo de Fogwill), el escritor conversó con adncultura acerca de Paraíso en la tierra y de la relación tan intensa que mantiene con nuestro continente y nuestra lengua.

“Borges ha sido una influencia enorme”

PETER ADOLPHSEN. Su libro propone osados ejercicios formales

10 | adn | Sábado 29 de mayo de 2010

JUANA GHERSA

A juzgar por su literatura, la anécdota parece haber sido inventada por él: las cenizas de un volcán se esparcen desde Islandia por toda Europa y modifican las vidas de miles de personas. Pero Peter Adolphsen fue apenas una víctima más de ese fenómeno a la vez extraño y vulgar: la cancelación de vuelos le impidió viajar a la Feria del libro de Buenos Aires, de modo que esta entrevista se realizó vía correo electrónico.

–Por momentos Paraíso en la tierra parece un policial; luego, una novela política y después se transforma en un relato más introspectivo. ¿En qué medida eso fue deliberado? –Yo tengo proyectos, pero nunca salen en el libro tal como los planifico, porque van cambiando mientras escribo. Para mí es una novela sobre el exilio: el del protagonista, que tiene un nombre que es como un chiste noruego, ya que José Andersen se pronuncia igual que H. C. Andersen. También es una novela sobre la búsqueda de raíces y la búsqueda de un padre desconocido. Tiene que ver con los dos mundos: el de aquí, de Sudamérica, y el del Norte. El protagonista imagina ese otro mundo como si fuera un paraíso, pero cuando llega a Noruega descubre que no es exactamente así. Uno podría decir que es un paraíso un poco aburrido. –La búsqueda del padre es un tema clásico de la literatura. ¿Sintió el peso de esa tradición? ¿Y por qué le interesaba particularmente?

Nacido hace 38 años en Aarhus, una ciudad universitaria de Dinamarca, Adolphsen vivió también en Austria, Alemania, España y Estados Unidos. Estudió de todo, incluyendo filología árabe, y si bien ha sido profesor de la Academia de Escritores de Copenhague, también se pasó un año y medio escribiendo crucigramas. Parece una vida fascinante. Un adjetivo que también les cabría a sus dos novelas

–La historia me interesaba sobre todo en el contexto político: madre chilena, padre del Norte… Tiene que ver con la violación de los países del Sur por los países del Norte. Elegí contar ese argumento en una dimensión personal, entre un hombre y una mujer. –A través de lo que le ocurre al protagonista, el texto se vuelve escéptico o sombrío. ¿Hasta qué punto el tema impuso el tono de la novela? –Tal vez eso se deba efectivamente al contenido político, pero también es posible, aunque sea un cliché, que la culpa la tenga la melancolía nórdica, que aparece aunque tratemos de disimularla. Pero no es una novela que carece de esperanza. Al contrario, señala que la política cuenta y que se pueden mejorar las cosas a partir de ella. –¿Por qué eligió escribir sobre Latinoamérica y situar la historia parcialmente aquí? –Porque estas tierras han sido una parte muy importante de mi vida. Viajé aquí por primera vez en 1969, en un barco

cortas recientemente editadas en español, Brummstein y Machine, que Lengua de Trapo reunió en un solo libro. Más bien, son dos ejercicios formales soberbios, construidos a partir de una idea común tan absorbente como peligrosa: en Brummstein, una piedra que atraviesa todo el siglo XX cuenta una multiplicidad de historias alrededor de un misterio irresoluble; en Machine, una gota de petróleo que viene desde la muerte

y retorna a ella actúa como detonante de las vidas de dos seres sentimentalmente errantes. En ambos casos, apenas un objeto como núcleo: el relato como un sistema imperfecto, multiforme, voraz. –¿De dónde proviene la idea, tan compleja, de trabajar ambas nouvelles como una serie de eslabones? –Supongo que viene de la decisión de utilizar objetos, una piedra y una gota de