Espectáculos
Página 10/LA NACION
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Jueves 1º de abril de 2010
MUSICA (Acordes)
Opinión Por Pola Suárez Urtubey
Parsifal según Bieito. ALEMANIA (AFP).– El bajo danés Stephen Milling (foto) es Gurnemanz en la arriesgada puesta que de Parsifal está haciendo desde el domingo el régisseur español Calixto Bieito en Stuttgart (Alemania). Bieito llenó el escenario de Staatsoper de Stuttgart de símbolos, reliquias, cálices y poderosas imágenes visuales como esas carreteras y puentes fotografiados en México o Chicago. El director se enfrenta así a su segundo Wagner, Parsifal, la ópera basada en el poema épico medieval sobre la vida del caballero de la corte del rey Arturo que busca el Santo Grial. Bieito eligió recrearla en un ambiente posapocalíptico similar al que narra La carretera, la novela de Cormac McCarthy. El director se inspiró en esta obra para dar una renovada lectura de “la crisis espiritual” que, en su opinión, centra el libreto de Wagner. “Parsifal es el símbolo de una religión vacía, que no sólo no ayuda al hombre sino que lo engaña”, sostuvo al sitio catalán elperiodico.com. Y contra esa realidad representada por la Iglesia Católica y por otras integristas creencias carga la producción de Calixto Bieito, que no teme enfrentarse a un público tan identificado con el autor de Tristán e Isolda como es el alemán.
“El camino del santo”
Tercer festival clásico de San Isidro
N
Teatro Colón: ver y “ser vistos” A medida que se aproxima la fecha de apertura, el Colón es tema. Y uno de ellos tiene que ver con su función social y cultural. Es cierto, cuando su cierre durante tres temporadas (la última que se hizo en la sala fue en 2006), el Colón con sus cuerpos estables estuvo presente, y salvo alguna excepción, en el teatro Coliseo, en 2007 y 2009. Y hasta allí lo siguieron buena parte de sus abonados, además de un público nuevo que ahora se sentirá gozoso de poder estar en Libertad al 600. Otra cosa es que se pueda alcanzar en este Bicentenario del país el nivel que ubicó al Colón entre las primeras potencias líricas del mundo. La Argentina es otra, y el mundo también. Lo interesante es advertir que durante estos tres años de cierre de la sala el arte musical, el repertorio tanto lírico como sinfónico o de cámara, además del ballet, siguió firme y muy sólido. Otras salas líricas, tanto de Buenos Aires como de varias provincias, con programas oficiales y, sobre todo, con iniciativas privadas, llenaron con creces las expectativas de nuestros públicos y aun, en muchos casos, crecieron en intensidad de una manera extraordinaria. Dejamos por ahora los nombres de esas entidades y grupos musicales para no caer en omisiones injustas. Pero la suma de todas ellas ha traído el convencimiento de que el país entero tiene hoy una pujanza extraordinaria en ese campo, y un futuro que se proyecta como benéfico para la salud espiritual de la Nación. * * * Pero volviendo al Colón, preocupa un criterio que aún sigue vigente en algunos medios. Hace dos años, justamente en relación con el centenario del Teatro, leí en una publicación oficial (de Cultura de la Nación) que al Colón, tal como hace cien años, se va para “ser vistos”. El criterio de un centro de elite, sólo al alcance de una clase social que va para exhibirse, para “ser vista”, todavía tiene trasnochada vigencia en la Argentina de este siglo XXI. Al margen de que muchos de los que “son vistos” en el Teatro trabajan en la casa o son periodistas, y por tanto están presentes por sus diferentes funciones, hay miles de espectadores que van por amor a la música, como una forma de gratificarse con aquello que les causa placer emocional y estético, y que enriquece su naturaleza espiritual. Es de una tremenda ignorancia y mezquindad pensar que la gente que asiste a un concierto sinfónico, a un recital de cámara o pianístico o a una ópera lo hace por vanidad, por afán de figurar. De todas maneras, esta creencia, que proviene de una línea ideológica bien definida, no lesiona, según creo, a los miles de oyentes y espectadores que pasan por año por nuestras temporadas. Pero conviene sacar el tema a la luz, aunque sea muy de vez en cuando. ¿O no?
N Primera ópera afroamericana.
El teatro del Châtelet estrenó anoche en Francia la primera ópera afroestadounidense, Treemonisha, creada en 1911 por Scott Joplin, con régie y coreografía de Blanca Li, sobre una dramaturgia de Roland Roure. La dirección musical es de Kazem Abdullah –colaborador de James Levine en el Metropolitan de Nueva York–, y el reparto cuenta entre sus voces con dos figuras míticas, la mezzosoprano Grace Bumbry y el barítono bajo Willard White. El compositor afroamericano famoso “rey del ragtime”, forma musical en el origen de la música estadounidense y del jazz, falleció en 1917 sin haber visto su obra representada en un escenario, pese a sus múltiples esfuerzos.
Camerata Bariloche y Edith Fischer, entre otros
El Parsifal posapocalíptico de Calixto Bieito EFE
N Barenboim y Netrebko. El di-
rector argentino-israelí Daniel Barenboim y la soprano rusa Anna Netrebko se entregan al “romance” ruso en el último trabajo musical de ambos, el CD In the Still of Night. La producción de Deutsche Grammophon, que sale a la venta esta semana en España, revive
(Allegro)
el género del “romance” ruso, un estilo propio de música, tan delicado como potente, a través de composiciones de RimskyKorsakov y de Tchaikovsky. El pianista y la soprano han empleado en el álbum las mismas composiciones de un recital que el verano pasado ofrecieron en Salzburgo, por iniciati-
va de Barenboim. “Soy un gran admirador de Anna, como millones de personas en todo el mundo y siempre quise hacer este recital con ella”, explicó el pianista. Por su parte, la diva dijo de él: “La música y el entendimiento estaban ahí ya. No trabajamos. Hicimos música y disfrutamos muchísimo”.
Por Pablo Kohan
Un tenor se divierte con las furias de una soprano Antes de la apertura del telón, los artistas acuden a rituales, a cábalas y a una variedad infinita de prácticas destinadas a invocar a los dioses de la buena fortuna. Los cantantes líricos no les van en zaga. Pero a todas esas liturgias algunos agregan rutinas que responden a necesidades personales. Para mantener húmeda la boca y la garganta, Nellie Melba, la extraordinaria soprano australiana que vivió entre 1861 y 1931, acostumbraba mascar chicles antes de un recital o de una ópera. Para que pudiera dejar su goma de mascar, los operarios le dejaban un vaso de cristal –nada de vidrios toscos, por supuesto– en algún lugar accesible y seguro, cerca de la entrada que ella debía flanquear para acceder al escenario. Melba depositaba su goma de mascar en la copa y salía a cantar. Cuando volvía, metía los dedos en la copa y retomaba
su chicle. Eso fue lo que hizo, en 1906, en una función de La bohème. Pasó apresurada y satisfecha por su actuación, retomó la goma y la introdujo en la boca. No pasó ni un segundo que escupió asqueada lo que no era su chicle, al tiempo que la delicadeza de Mimì se evaporaba brutalmente ante las groserías que emergían a borbotones de la boca de Nellie. Alguien había sustituido su fuente de humidificación por algo ya masticado y con gusto a tabaco. Indignada y a los gritos, Melba exigió que fueran despedidos todos los empleados del teatro. Nunca se supo quién fue el autor. Pero probablemente su furia habría sido mayor aún si se hubiera enterado de que Enrico Caruso, su amantísimo Rodolfo, en aquella oportunidad, consideraba, años después, que aquel incidente había sido lo mejor de la temporada del Covent Garden.
Ayer comenzó el tercer Festival de Música Clásica de San Isidro, que se extenderá durante Semana Santa, hasta el domingo, con funciones en varios escenarios de esta localidad bonaerense. Luego de la apertura, prevista para ayer, con la participación de la Camerata Bariloche y la solista Mónica Philibert, la programación continuará hoy, a las 16, en el Museo Pueyrredón (Rivera Indarte 48) con un concierto dedicado a los más chicos, que tendrá entrada libre y gratuita, a cargo de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Buenos Aires. Más tarde, a las 21, en el Auditorium San Isidro (Avenida del Libertador 16.138) el cuarteto que componen Geert Baeckelandt, Elías Gurevich, Claudio Baraviera y José Luis Juri interpretará la Sonata para violín y piano, de Claude Debussy, y el Cuarteto para el fin de los tiempos, de Olivier Messiaen. Mañana, a las 21, en la Capilla del Sagrado Corazón, del Colegio Cardenal Spínola (Intendente Becco y Alsina) se escuchará David et Jonathan, de Marc-Antoine Charpentier, interpretada por el Coro y la Orquesta de instrumentos de época de la Compañía de las Luces. Y pasado mañana, a las 12.30, en la Catedral de San Isidro (Avenida del Libertador 16.200) Claudia Baraviera (cello) y Diana Schneider (piano) ofrecerán un programa integrado por Sonata Nº 1, de Mendelssohn; el Adagio y allegro Op. 70, de Schumann y Polonesa brillante, de Chopin. A las 18, en la Capilla del Sagrado Corazón se presentará el ciclo “Jóvenes intérpretes”. Para el cierre de esta edición del festival, el domingo, a las 11.30, en Villa Ocampo (Elortondo 1837), la cantante Silvia Iriondo, interpretará Mujeres argentinas, de Ariel Ramírez y Félix Luna. Y, a las 21, en la Iglesia San José (Diego Palma 215), la pianista Edith Fischer realizará el concierto de cierre.
Hoy en The Roxy Live Show
Edu y una sonrisa de oreja a oreja DIEGO MARTINEZ
Nadie callará a Edu Schmidt El ex Arbol presenta esta noche su primer disco solista, El silencio es salud Como la cabeza de Geniol llena de clavos, en la tapa de su primer disco post-Arbol Edu Schmidt tiene la suya surcada por partes de instrumentos. Si dos cabezas piensan más que una, imagínense cuánto pensarán cinco. Pero al multiinstrumentista, cantante y compositor esa ecuación dejó de cerrarle y, en medio de una terapia grupal que buscaba cerrar algunas heridas, tomó la decisión de dejar (el) Arbol para adentrarse en el bosque. Barajar y dar de nuevo, de eso se trata cuando uno se baja de una banda que suena seguido en la radio, con videos que rotan en la tele y en la que no para de sonar el teléfono del manager para solicitar sus presentaciones. “Pude haber hecho cinco llamadas telefónicas y hubiera conseguido músicos enseguida, pero preferí abrir el juego: me escribieron 450 y escuché a 200 músicos”, cuenta Edu, quien empezó el camino del solista... ¡formando otra banda! “Tenía ganas de sacar un disco de inmediato, pero me encontré con [Gustavo] Santaolalla y él me dijo: «Pará un poquito, dales tiempo a las canciones, componé más», y eso hice. Al principio íbamos a las radios a dejar los demos que estábamos grabando como cualquier banda que empieza de abajo y pasó un año más hasta que grabamos el total de las canciones. Lo hicimos en
forma independiente y a último como balas / o simples palabras / que no dicen nada...” momento apareció EMI. “¿Cómo nació la canción? Tiene –Te tuviste que acostumbrar a otros tiempos, a otros espa- muchas historias que la atraviesan –reconoce Edu–. Representa cios... –El tema de la ansiedad lo tengo el momento en el que compuse este un poco regulado, igual me cuesta disco y muchas de las cuestiones porque soy muy inquieto. Ahora por las cuales me fui de Arbol. De tengo otras técnicas. Mientras hecho fue una canción que surgió veíamos qué compañía sacaba el en la terapia con ellos. Fernando disco me puse a producir a otras Ulloa, que falleció hace dos años bandas. Los tiempos son otros, y a quien le dediqué el disco, fue claro, yo venía de un grupo al que nuestro terapeuta, y si bien allí todo el mundo llamaba intentábamos resolver por teléfono para pedirlos problemas para seguir PARA AGENDAR le shows, notas, todo, y juntos a mí me sirvió para Edu Schpasé a tener que ganarme darme cuenta de que tenía midt, Preesos espacios de nuevo. que abrirme.” sentación de Arranqué en el under de –El tema también su disco El vuelta. La primera vez calza perfecto en esta silencio es que fui a Córdoba había realidad post-Cromagsalud. 60 personas, llevé unos non. The Roxy demitos y ahora volví a ir –Sí, hay una especie Live Bar, y había 120. Y me adapté, de prohibición al rock, Niceto Vega cargo equipos, cuando hay o persecución, y para mí 5542. Hoy, a una platita más llevamos que todo gire en torno a las 19.30. Entradas desde un asistente, les pago a ese tema es muy impor30 pesos. mis músicos. Al principio tante. ¡Lo logré! ponía plata, ahora salgo –Hay letras extensas, hecho, pero no le pido al se nota que tenías la necesidad de expresarte. proyecto guita para mí. –Yo sabía que el disco tenía El silencio es salud es el nombre del disco y del tema que lo abre. La que pasar por las letras, y en vieja frase relacionada tanto con lo compositivo lo primero que las salas de espera de los hospita- sentí fue la necesidad de volver a les como con la última dictadura Chapusongs [disco de Arbol], a un militar resulta un disparador para momento mío de mucha alegría, las ideas de Edu: “Si no las digo de mucho descubrimiento. me duelen (las palabras) / o me queman la cabeza / algunas son Sebastián Espósito