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EL MUNDO
| Lunes 3 de septiembre de 2012
cOrEa DEL sUr | un movimiento con siete millones de fieles
Murió el controvertido fundador de la secta Moon
El líder religioso que logró construir un imperio millonario semblanza Hyung-Jin Kim AgENCIA AP
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A los 92 años, el reverendo, líder de la Iglesia de la Unificación, sufrió una complicación de una neumonía; tenía varias empresas SEÚL.– El polémico reverendo Sun Myung Moon, que fundó la controvertida Iglesia de la Unificación y la convirtió en un imperio multimillonario, murió ayer a los 92 años en Corea del Sur. El líder religioso, que había nacido en la actual Corea del Norte y se había autoproclamado mesías, murió por complicaciones derivadas de una neumonía, según informó ayer el sitio web de su iglesia. Moon había sido hospitalizado en Seúl a mediados de agosto y luego trasladado a un centro médico de su iglesia, la semana pasada, cuando su familia pensó que tenía pocas posibilidades de recuperarse. “Nuestro verdadero padre pasó al mundo espiritual”, anunció la Iglesia de la Unificación en su página web. Días antes, su hijo, el reverendo Hyung Ji Moon, había dicho en un sermón –publicado en Internet– que su padre había tenido varios problemas de salud en los últimos años e incluso se había tenido que operar del corazón hacía diez años en Estados Unidos, pero igualmente “seguía adelante con su misión”. “Mi padre, que es el responsable de salvar el mundo, se esforzó más
allá de sus límites”, dijo su hijo, un teólogo formado en Harvard que se crió en Nueva York y que ahora cumple un rol fundamental en la Iglesia de la Unificación. En vida, Moon fue tan criticado por sus detractores como venerado por sus seguidores, que lo consideraban su “verdadero padre”. El líder religioso fundó la Iglesia de la Unificación en 1954, que se hizo famosa por las celebraciones masivas de bodas, que se mantienen hasta hoy en día, en las que los asistentes dejaban que Moon eligiera a sus propios consortes, a quienes no conocían de antemano. Aunque sus seguidores han disminuido en los últimos años, en su apogeo, a inicios de la década de 1990, se creía que la Iglesia de la Unificación tenía hasta siete millones de fieles en 180 países. Sus enseñanzas están basadas en la Biblia, pero con nuevas interpretaciones que fueron condenadas como heréticas por algunas organizaciones cristianas. Sus críticos aseguraban que, más allá de sus actividades religiosas, el líder hizo uso de un agudo sentido comercial para convertirse en mul-
El reverendo Moon, en 2005, en Nueva York timillonario gracias a la sumisión de sus fieles. Moon era dueño de cientos de empresas y medios de todo el mundo. Los críticos también cuestionaron el adoctrinamiento a sus seguidores, a menudo ridiculizados como “Moonies”. The Washington Times, una de varias publicaciones que Moon fun-
Foto: ap
dó como alternativa conservadora a The Washington Post, lamentó la muerte del líder de la secta. “Las palabras no pueden expresar lo que siento en el corazón en este momento”, dijo Thomas P. McDevitt, presidente del Times. ß Agencias Reuters, ANSA y DPA
apyeong, Corea del Sur.– En vida, fue tan denostado como venerado. El fundador de la Iglesia de la Unificación, Sun Myung Moon, era alabado por sus seguidores, que lo llamaban “el verdadero padre”, y odiado por sus detractores, que lo acusaban de lavarles el cerebro a sus adeptos y a sacarles su dinero. Todo en él era contradicción. El millonario líder se refería a los líderes norcoreanos y norteamericanos como sus amigos, pero estuvo preso en ambos países. Esas contradicciones no impidieron que el fundador de la Iglesia de la Unificación convirtiera su visión religiosa en un movimiento a nivel mundial y en una corporación multimillonaria que se extiende desde la península de Corea hasta Estados Unidos. Moon falleció ayer en un hospital propiedad de su iglesia, cerca de su hogar en gapyeong, al nordeste de Seúl, dos semanas después de ser hospitalizado por neumonía, según revelaron sus allegados. Fundó su religión basada en la Biblia en 1954, en la ciudad de Seúl, un año después de finalizada la guerra de Corea, y aseguraba que Jesucristo en persona le había pedido que completara su obra. La iglesia cobró fama por casar a miles de sus seguidores –llamados despectivamente “Moonies”– en ceremonias masivas presididas por el propio Moon. Quienes se casaban solían venir de distintos países y nunca antes se habían visto, pero Moon armaba las parejas, como un intento de construir un mundo religioso intercultural. Hace dos décadas, la Iglesia de la Unificación tenía siete millones de fieles. Hoy podrían ser menos, aunque la secta dice estar presente en 180 países. Los bienes de la Iglesia de la Unificación incluyen el diario The Washington Times; la Universidad de Bridgeport, en Connecticut; el hotel New Yorker –un hito de la arquitectura déco de Manhattan–, y una empresa distribuidora de frutos de mar que abastece de sushi a restaurantes japoneses en todo el país. También adquirió un centro de esquí, un equipo profesional de fútbol y negocios en Corea del Sur. Su iglesia ha sido acusada de utilizar oscuras técnicas de reclutamiento y de desplumar a sus seguidores de su dinero. En Estados Unidos, padres de fieles denunciaron que a sus hijos les lavaron el cerebro para que se unieran al culto. Nacido en 1920 en una zona rural de la actual Corea del Norte, Moon dijo que a los 16 años se le apareció por primera vez Jesucristo para decirle que debía terminar la labor que él había empezado en la Tierra. Moon intentó predicar el evangelio en el Norte, pero fue encarce-
lado a fines de la década de 1940, acusado de ser un espía de Corea del Sur, acusación que Moon siempre rechazó. Cuando en 1950 estalló la guerra, huyó a Corea del Sur. Después de divorciarse de su primera esposa, se casó con Hak Ja Han Moon, en 1960. Según fuentes de su iglesia, Moon tiene 10 hijos e hijas. Hyung Jin Moon, el menor de sus hijos, lo sucedió en 2008, con 28 años de edad, al frente del movimiento. En Corea del Sur, Moon ganó rápidamente jóvenes adeptos para su sistema de valores conservador y orientado a la familia y su inusual interpretación de la Biblia. Condujo la primera boda masiva en Seúl, a principios de los 60, y las “ceremonias de bendiciones” fueron creciendo con el paso de los años. En 1982, una boda en el Madison Square garden de Nueva York reunió a miles de participantes. Moon empezó a construir un vínculo con Corea del Norte en 1991 y hasta llegó a reunirse con el fundador del país, Kim Il-Sung, en el puerto del este norcoreano de Hamhung. En su autobiografía, Moon dijo que le había pedido a Kim que abandonase sus ambiciones nucleares y que Kim le había respondido que su programa atómico tenía fines pacíficos. Cuando Kim murió, en 1994, Moon envió una delegación de condolencias a Corea del Norte, lo que despertó críticas entre los conservadores de su país. Su sucesor en el poder, el fallecido Kim Jong-il, le enviaba regalos a Moon para su cumpleaños: desde rosas o un preciado ginseng salvaje hasta relojes Rolex. En diciembre pasado, la Iglesia de la Unificación también envió una delegación a los funerales de Kim Jong-il, quien fue sucedido por su hijo Kim Jong-un. Moon se propuso, y eventualmente consiguió, construir un buen vínculo con presidentes conservadores de Estados Unidos, como Richard Nixon, Ronald Reagan y george H. W. Bush. Sin embargo, también pasó 13 meses en una prisión federal de Estados Unidos a mediados de los 80, cuando un jurado de Nueva York lo condenó por fraude fiscal. La Iglesia de la Unificación dice que el gobierno norteamericano persiguió a Moon debido a su creciente influencia y popularidad entre los jóvenes. En estos últimos años, la Iglesia de la Unificación mantuvo un perfil más bajo en Estados Unidos, abocándose a consolidar sus negocios. Moon vivió durante más de 30 años en ese país. Las propiedades de su iglesia incluyen decenas de empresas, desde hospitales y universidades hasta un equipo de fútbol en Brasil y una compañía de ballet. En América latina compró diarios y revistas e invirtió en varias empresas. ß Traducción de Jaime Arrambide
Un afecto especial por la Argentina El reverendo viajó varias veces al país, donde descansaba en su estancia de Corrientes Silvina Premat LA NACIoN
Los seguidores del reverendo Sun Myung Moon en la Argentina esperaban anoche las indicaciones de sus referentes desde Corea del Sur para organizar la ceremonia “seunghwa”, de “ascensión espiritual”, con la que, entre el 15 y el 17 de este mes, lo despedirán en simultáneo en todos los países donde su iglesia tiene representación. Pese a los numerosos viajes que hizo Moon a la Argentina en los años 90 y las repetidas iniciativas para desarrollar emprendimientos económicos y culturales que colaboraran con su proyecto de paz universal, la comunidad de “moonies” argentinos es pequeña. Desde 1984, la iglesia de Moon está reconocida por el Estado con su nombre original, Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Universal, y figura en el Registro Nacional de Cultos con seis sedes, de las que sólo dos continúan con actividades. Se trata de las de la ciudad de Buenos Aires y la de Córdoba, donde se realizan actividades educativas y solidarias con jóvenes. “No tenemos una cifra de los
miembros del movimiento, pero podría estimar que las familias más activas en la asociación espiritual son unas 100, y en las federaciones participan miles”, señaló ayer el vocero de la iglesia de Moon, Miguel Werner, a la nacion, al referirse a las agrupaciones de familias, jóvenes y mujeres desde las que se hacen propuestas sociales y culturales. La más activa de estas agrupaciones es la Federación por la Paz Universal, cuya apertura hizo Moon en el Sheraton, en diciembre de 2005. Werner dijo que después del cierre de Tiempos del Mundo, un periódico semanal que se distribuía desde Buenos Aires a 16 países, no se encararon emprendimientos económicos. También desmintió que algún miembro o allegado al reverendo Moon esté vinculado con alguna escuela o universidad en la Argentina. Entre las propiedades de la Asociación figuraría aún la estancia en Paso de la Patria, en la provincia de Corrientes, donde el reverendo pasaba varias semanas para pescar. “Le gustaba mucho, pero también él afirmaba que la riqueza marina podía ayudar a terminar con el hambre en el mundo”, dijo Werner. “Aspiro a que sea valorada la labor del reverendo que no paró desde que, a los 16 años, tuvo una experiencia religiosa. Lamentablemente se toman aspectos que no son los más importantes”, agregó. ß