Montajes narrativos

26 oct. 2012 - lúa. Aquí la articulación es sólo otra entrada posible, hecha desde una perspectiva móvil, con un pie en la docencia y en la apuesta es-.
388KB Größe 13 Downloads 120 vistas
Viernes 26 de octubre de 2012 | adn cultura | 13

En blanco y negro

la nueva novela de Patrick Modiano, l’herbe des nuits, tiene aire de thriller: hay convictos y balas perdidas. Pero, señala Denis Cosnard en su crítica en le Monde, con Modiano “nada es simple”. “la historia es narrada en claroscuros, de manera distante, por un hombre que intenta recuperar retazos de su pasado.”

El ExtranjEro

litEratura argEntina

Montajes narrativos Una antología de narradores jóvenes es una buena muestra del estado de situación de la creación literaria más reciente ca romántica da por sentada la tesis de este primer volumen, con el objetivo de adentrarse en los debates, las ideas y los dogmas de las distintas facciones que, a partir de 1800, entraron en conflicto y dieron por resultado el nacimiento y desarrollo de la edad romántica en Francia. En este segundo volumen Bénichou se propone reconstruir la circulación de ideas vertebrales del siglo XIX: la convicción de que una sociedad necesita para su existencia y desarrollo un sistema orgánico de pensamiento traducible en acción; la historia humana concebida como evolución y progreso; la necesaria conciliación entre destino individual y colectivo, con miras a una perfectibilidad moral del sujeto y de la sociedad en la que éste vive. Ahora bien, para entender cómo fue posible que la visión optimista y esperanzada de los iluministas haya conducido a la angustiante desesperación en Baudelaire o al cinismo de Flaubert, es necesariuo hacer un recorrido completo por las grandes teorizaciones del iluminismo, el discurso opositor de los contrarrevolucionarios de la Restauración y, en fin, la resistencia más o menos clandestina del pensamiento liberal. Los iluministas convierten definitivamente al “hombre de letras” en un pensador y le atribuyen, además del ejercicio sistemático de la razón, el don de la Sensibilidad, “el nuevo credo que sustituye los vetustos valores aristocráticos”. Pero, detenida la fase expansionista de las ideologías revolucionarias y derribado el Imperio napoleónico, se propaga el pensamiento contrarrevolucionario, que tendrá su apogeo durante la Restauración (1815-1830). El libro clave será El genio del cristianismo de Chateaubriand, quien postula que la Verdad no es patrimonio de la ciencia, sino de Cristo. La busca de una autenticidad primitiva del hombre, que no puede sino hallarse en la fábula evangélica, echa por tierra un siglo de interrogaciones filosóficas y sumerge en un descrédito nunca antes conocido al discurso metafísico. Con Chateaubriand, que agiganta el abismo entre Dios y el hombre, nace esa sensibilidad desencantada del siglo XIX, que es “la melancolía moderna, que se naturaliza cristiana”. La fuerza propulsora de Chateaubriand halla su enérgica contraparte en la intelectual más brillante de su tiempo, la inquieta y provocadora Madame de Staël. Desde su exilio suizo, perseguida por Bonaparte, pero no por

ello adscripta a los filomonárquicos nostálgicos de la vieja aristocracia, Madame de Staël transforma el riesgo de un nuevo dogmatismo en una aceptación implícita del impulso religioso inherente al hombre. El romanticismo, en síntesis, es la caja de resonancia en que perduran las fuerzas conservadores del espiritualismo antirrevolucionario y la herencia liberal de los iluministas. La poesía romántica se vuelve un “lugar” sagrado, en que la inspiración del poeta sustituye a la razón filosófica. Así, “la fe dogmática –concluye Bénichou– deja espacio a un territorio laico, abierto y antidogmático”. Un rol principal juegan las figuras emblemáticas del movimiento: Vigny, Hugo y Sainte-Beuve. El primero introduce la duda como forma mentis del poeta. El segundo, asumiendo para sí la “voz profética” de Francia, conjuga en su obra la historia bíblica y la historia profana, considera el drama como el género clave de la modernidad. Sainte-Beuve, en cambio, afirma la correlación entre creación poética y creación artística: nace la ligazón indisoluble entre las artes. Luego la generación romántica sucesiva experimentará la decepción de la revolución. El arte descubre su propio veneno, pero allí empieza ya otra historia... Los libros de Bénichou fueron escritos en los años setenta, durante la fiebre del estructuralismo y de los estudios semióticos. Su obra no es sólo una solitaria reivindicación del ensayo histórico-literario, sino también una crítica a cierto marxismo categórico, que, para Bénichou, reduce un estudio cultural sobre el desarrollo del pensamiento a la lucha de fuerzas. Sostiene, en cambio, que el espíritu actúa según su propia naturaleza, no necesariamente reductible a la mera realidad. El crítico francés concibe que la historia de las ideas es una recreación de hechos, representaciones e imaginarios. “La literatura es el lugar en que las ideas encuentran una forma.” Sus dos libros recuerdan el estilo magistral de Francesco De Sanctis, que invitaba al lector a pasear por la literatura como se pasea por una pinacoteca. Bénichou nos ofrece en estas obras monumentales una visión insoslayable de la cultura francesa del siglo XIX; un fresco deslumbrante de rara belleza, en que la inteligencia sagaz y la erudición del crítico se someten a una impresionante claridad expositiva. C

Panorama Interzona elsa drucaroff (coMp.)

Interzona 300 páginas $ 110

Daniel Gigena La nacion

E

specie de continuación, ya no teórica sino literaria, de Los prisioneros de la torre, publicado en 2011 por Emecé, Panorama Interzona. Narrativas emergentes de la Argentina es más que una antología de narradores de la posdictadura, es decir, autores que han nacido, crecido o desarrollado su obra, aún poco conocida, luego de 1983. Funciona además como una proyección de aspectos de la narración en el país, sus temáticas, conflictos y nuevas tomas de posiciones políticas, editoriales, estéticas. El cuento, la poesía (cuando es narrativa), la crítica en blogs y el teatro (que es más que narración) son los cuatro géneros que circunscriben la producción de esta selección de escritores realizada por Elsa Drucaroff (Buenos Aires, 1957). Agrupados en secciones referidas a la impronta de los medios de comunicación –como en el caso de “El casting”, de Sebastián Kirszner, pieza dramática que parodia el mundo de la actuación profesional, yuxtapuesta a un cuento de corte apocalíptico de Bruno Petroni–; a las relaciones entre padres e hijos (cuando hay padres); a la crisis neoliberal de 2001, con sus excluidos de siempre (“Moneda común”, cuento de ciencia ficción de Hernán Domínguez Nimo, imagina los alcances tenebrosos de la ex festejada noción de “ciudad global”); a la autobiografía como instancia colectiva, los textos propician el debate sobre nuevos horizontes narrativos. Varios de los autores han publicado recientemente sus primeros libros (Oscar Fariña, Enzo Maqueira, Nicolás Mavrakis, Azucena Galettini, Hugo Salas); otros, como Sol Echevarría, Sebastián Hernaiz, Maruja Busta-

mante o Daniela Allerborn, colaboraciones en revistas y sitios web. Varios escriben en sus propios blogs, trabajan en medios gráficos y participan de grupos literarios de autogestión, programas de escritura o movimientos teatrales independientes. Muchos participaron de antologías: Uno a uno, sobre los años 90, o Es lo que hay. La mayoría reivindica la narración como instrumento para “perforar” bloques monolíticos de sentido, imaginarios establecidos (y repetidos ad nauseam en guiones sociales), paradigmas representativos. En otros, la re(de)construcción de un lenguaje social análogo a un “sistema cloacal” (como se lee en el poema de Ignacio Uranga “Campo de Mayo” y, luego, en “Crítica y cínica” del mismo autor) prefigura alternativas a la pantalla de la legibilidad y el entretenimiento (o el conformismo). Drucaroff organiza en series cuentos y poesías, reseñas críticas y obras teatrales, como en un montaje cuyo sentido depende menos del orden que del conjunto y el contrapunto: eso convierte el libro en un aparato dinámico de sentido, en una performance (la autora ha conocido a varios de los autores en

Hay aquí una conjetura de lo que la escritura puede ser antes de los agentes, jurados, críticos... recitales públicos de poesía, jams de escritura o talleres de investigación sobre la escritura contemporánea), en un gesto político, o –como se la denomina en una de las secciones del volumen que contiene quizá los textos más interesantes– en una “potencia materna”. Panorama Interzona es también una conjetura de lo que la escena de la producción y circulación de textos narrativos puede ser antes de la entrada en acción de agentes, jurados, críticos, gerentes de ventas, toda la troupe extraliteraria que filtra, cosifica, ordena y evalúa. Aquí la articulación es sólo otra entrada posible, hecha desde una perspectiva móvil, con un pie en la docencia y en la apuesta estético-ideológica y otro en el placer reiterado ante las diversas expresiones y posibilidades de la literatura. C