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MENSAJE DE AMOR Y D .E AEDENCION 11 P • . Mariano Ramo Latorre·

MENSA.IE DE AMOR V DE REDENCION 11

El Siervo de Dios, P. Luis Amigó Ferrer, Obispo de Segorbe y Fundador de las Terciarias y Terciarios Capuchinos.

LICENCIA

DE

LA

CONGREGACION.

Nihil obstat. P. Agripino Gonz:ález Godella (Valencia), 19 abril 1977.

Imprimí potes!. El Sup. General, P. Vicente Serer. Godella (Valencia), 4 abril 1976

LICENCIA DEL ORDihLARIO Nihil obstat. Dr. José García Grau. Censor.

lmprimatur:

t

Jesús Pla Ob. Aux. y Vicario Gen. El Canciller Secretario. Dr. J. Richart.

Es propiedad. Todos los derechos reservados. Dep. legal: V. 1.777-1973 - I.S.B.N.

84-400-6078-7

Imprenta-Editorial J. DO'vlENECH. Glorioso Ejército, 12. Teléfonos 363 90 00- 04. BURJASOT-Valencia

Mensaje de amor y de redención El SIERVO DE DIOS P. LUIS AMIGÓ FERRER Religioso Capuchino Fundador de las Religiosas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, Obispo de Solsona y de Segorbe.

P. Mariano Ramo latorre, T. C. Vicepostulador de la Causa de Beatificación

Parte primera (Capítulos 1ft25).

EL SEGLAR. EL RELIGIOSO. EL APOSTOL DE LAS TERCERAS ORDENES FRANCISCANAS. EL FUNDADOR DE LAS RELIGIOSAS TERCIARIAS CAPUCHINAS. EL FUNDADOR DE LOS RELIGIOSOS TERCIARIOS CAPUCHINOS. EL SUPERiOR CAPUCHINO.

Segunda parte (Capítulos

26~46).

OBISPO DE SOLSONA. OBISPO DE SEGORBE. FUNDACIONES DE LOS T. CAPUCHINOS EN ITALIA V COLOMBIA. BODAS DE ORO SACERDOTALES. LAS T. CAPUCHINAS FUNDAN EN CHINA. INSTALACION DE LA REPUBLICA ESPAÑOLA. ULTIMOS DIAS V SANTA MUERTE.

IN DICE PAGINA

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .

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CAPITULO XXVI (1907). PRIMEROS ECOS DE LA PROMOCION EPISCOPAL DEL SIERVO DE DIOS.-El nuevo Obispo.--Las Obras Sociales de sus hijos y las Autoridades.Viaje a Madrid. Consagración episcopal.- En Orihuela.Entrada en su diócesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .

17

CAPITULO XXVII. -Vida del Siervo de Dios en su residencia episcopal. -Los pobres y desgraciados. Su gobierno en la diócesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

33

CAPITULO XXVIIL-EN EL CAMPO DE SU LABOR PASTORAL-El Seminario.-Los Seminaristas pobres.-Exhortación pastoraL--Provisión de Parroquias.-La reforma de la juventud

43

CAPITULO XXIX (1908). -Visita pastoral en la diócesis. -La imagen de Ntra. Sra. del Claustro.-Triduo de preparación en la visita pastoraL-Medios para fomentar y mantener la vida cristiana.·-La propaganda protestante.-Terminación del concurso a curatos.-Visita a Masamagrell.---El amigo de infancia.~-Anécdotas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

53

CAPITULO XXX (1909). Viaje a Roma. El modernismo.Hospedería para sacerdotes. -Robo sacrílego.-Organizador de museos de arte sagrada.-Prímera Comunión.-Las Religiosas Terciarias Capuchinas en América . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

69

CAPITULO XXXI.- LA CONGREGACION DE TERCIARIOS CAPUCHINOS DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES.--Carta magna.-Las Constituciones.-Las Normas de la Sagrada Congregación.-El P. José de Sedaví.-Carta del Cardenal Rinaldini al Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación de Religiosos.-Aprobación definitiva de las Constitu· ciones por la Santa Sede.--El P. Luis y el Concilio Vatkano II. -Seminarios establecidos por el Fundador para la preparación de sus religiosos.-Aptitud del espíritu del P. Luis en el apostolado juveniL-Nuevas fundaciones en Madrid y Teruel.Visión eucarística.~-La Congregación de Hermanas de la caridad .. . . . . . . . ... . .. .. . . . . . . . .. . ... ... ... . .. . . . . . . . ..

85

PAGINA

CAPITULO XXXII (1910-1912).~-LA JUVENTUD Y EL P. LUIS EN SU DIOCESIS.-La cuestión sociaL-Colegios religiosos. -Escuelas Parroquiales.--Defensa de los derechos de la Iglesia.-La cuestión social y obrera.-Los círculos católicos .. .

109

CAPITULO XXXIII (1913).-~Su vida privada.-Hablan los domésticos del Siervo de Dios.-Declaraciones de los sacerdotes . . .

121

CAPITULO XXXIV.~-El Siervo de Dios y su trato con sus sacerdotes.-Con los Seminaristas v el Seminario.-Con sus fieles de todas el ases . . . .. . .. . .. . -... .. . .. . . .. . .. . .. .. . .. . .. .

131

CAPITULO XXXV (1914-1915).~-TRES EMPRESAS POR LA GLORIA DE DIOS.--Restauración de la CatedraL-Devolución al culto de la veneranda Iglesia de Santa María de Segorbe.-Instalación en el Santuario de la Cueva Santa de una Comunidad religiosa.-Congreso Nacional de Terciarios.-Pidiendo la lluvia.-Nuevo Templo de las Terciarias Capuchinas en Segorbe .. . .. . .. . . . . .. . . .. .. . .. . .. . . .. . . . .. . .. . . ..

141

CAPITULO XXXVI.-VISITA PASTORAL EN LA SEDE DE LA DIOCESIS.-Fray Bonifacio Ferrer y su sepulcro, y Circular sobre el mismo.-Visita Pastoral en la Diócesis.-Gripe de 1918.-La imagen de la Sagrada Familia ... ... ... ... ... ...

147

CAPITULO XXXVII (1919-1920). --~ SABIAS Y PRUDENTES ORIENTACIONES Y DISPOSICIONES DEL SIERVO DE DIOS.--Nuevas Constituciones para el Seminario de la diócesis.-Circular a los sacerdotes sobre las vacaciones.-Circular sobre la inmodestia en el vestido.-Tristeza y lágrimas del SietTo de Dios por las ofensas contra Dios.--La indiferencia religiosa en la religión y recepción de los Sacramentos. El Siervo de Dios y la triste situación económica de su Clero.Cursos de sociología.-Cursos a Curatos .. . . . . .. . .. . .. . . ..

155

CAPITULO XXXVIII. - LOS PRIMEROS REFORMATORIOS DEPENDIENTES DE LOS TRIBUNALES TUTELARES PARA NIÑOS.-El primer Reformatorio dependiente de los Tribunales Tutelares.-Casa del Salvador de Amurrio.--El Reverendísimo P. José de Sedaví y el Reformatorio de Amurrio.Clasificación de los menores en dicho Reformatorio, según las enseñanzas del Fundador de la Congregación de Terciarios Capuchinos.-Organización y catalogación del archivo diocesano.-El Siervo de Dios encarga ia dirección del Santuario de la Cueva Santa de Altura, a los Padres Carmelitas descalzos.-

P \GINA

Noticia sobre el Santuario y la Virgen de la Cueva.-Recuperación y conciliación de la Iglesia de Santa María de Segorbe. -Fiestas de la Coronación Pontificia de la Santísima Virgen de los Desamparados . .. . . . .. . . . . . . . .. . .. . .. . . .. ... .. .

163

CAPITULO XXXIX (1925).-Cualidades del predicador, según el Siervo de Dios.-Resumen de su Pastoral sobre la familia cristiana.--Fundación de dos Casas de las Terciarias Capuchinas en Colombia y España.--Visita PastoraL-Dos nuevas Casas en la República de Colombia, inauguradas por las Terciarias Capuchinas.-El Reglamento de los Ermitaños.-Peregrinación al Santuario de la Cueva Santa. - La Casa Colegio del Sagrado Corazón de las Terciarias Capuchinas en Meliana.Mejoras en el Santuario de la Cueva Santa . .. . .. . .. .. .

183

CAPITULO XL (1925-1926).-INAUGURACION DEL REFORMATORIO DE MADRID CON ASISTENCIA DEL SIERVO DE DIOS Y DE LA FAMILIA REAL. ENFERMEDAD DEL PRELADO.-Inauguracíón oficial del Reformatorio del Príncipe de Asturias en Carabanchel Bajo, por Sus Majestades los Reyes.-Nuevas fundaciones de las Terciarias Capuchinas.Circular del Padre Fundador a sus dos Congregaciones.-El Siervo de Dios preside los Capítulos Generales de sus dos Congregaciones.-Continuando la Visita PastoraL-Enfermedad del Siervo de Dios .. . . .. .. . . .. .. . . .. .. . . . . .. . . .. .. . . ..

] 93

CAPITULO XLI.-PRIMERAS FUNDACIONES DE LOS TERCIARIOS CAPUCHINOS EN ITALIA Y AMERICA. - El Emmo. Sr. Cardenal protector de la Congregación ofrece a los Superiores una Casa en Galatone.--Carta del mismo a los primeros Religiosos en dicha Casa.~-Congregación de la Iglesia de Dos Hermanas.-Muerte del Padre General de los Terciarios Capuchinos y elección de su sucesor. Primeros niños Seráficos en la Casa Galatone.-Carta del Fundador con este motivo.---Nuevas Fundaciones de las Terciarias Capuchinas.Las Terciarias Capuchinas en Bogotá, Colombia. . . . . . . . . .

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BODAS DE ORO SACERDOTALES CAPITULO XLII (1929). DEL SIERVO DE DIOS.-Bodas de Oro de la Ordenación Sacerdotal del Siervo de Dios.-Festejos organizados en su diócesis.-Mensaje del Clero a su Prelado.-El Prelado en el Congreso Mariano de Sevilla.-Ordenación de cinco sacerdotes Terciarios.-Visita a las Casas de dos Congregaciones.--Dos nuevas Casas de ambas Congregaciones.-Circular del Prelado

PÁGINA

ordenando peregrinaciones a los Santuarios Marianos de su diócesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . ..

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CAPITULO XLIII (1930).-0RACION Y GRACIAS EXTRAORDINARIAS CONCEDIDAS POR DIOS A SU SIERVO.-Inauguración del Noviciado de Galatone: primera vestición religiosa.-Anhelo de retiro del Siervo de Dios.-Su oración oral y cómo con ella se elevaba a la contemplación.-Su conformidad con la voluntad de Dios.-La estatua y el artífice.La aureola luminosa.-Esperando la imagen de la Virgen de la Cueva Santa.-Ante el Sacramento . .. . . . . . . .. . . .. ... .. .

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CAPITULO XLIV.-CAIDA DE LA MONARQUIA E INSTALACION DE LA REPUBLICA EN ESPAÑA-La República en España.-Amargura y tristeza del Siervo de Dios por las disposiciones antirreligiosas de la misma.-Carta de la Comunidad de Galatone.- Nuevas fundaciones de las Terciarias Capuchinas en América, China y España.-Pobrez del Prelado y de su Clero.-Caridad del Siervo de Dios.-Carta al P. Bienvenido de Dos Hermanas.-Circular a los Religiosos de la Congregación de Terciarios Capuchinos . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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CAPITULO XLV (1934).- ULTIMOS DIAS DEL SIERVO DE DIOS Y SANTA MUERTE. Cartas del Siervo de Dios a diversos Padres, presintiendo su muerte.-Ultima indulgencia de la Porciúncula.-¡ Soy un grandísimo pecador! -Purificación pasiva.-Pronostica a la Madre Cruz, su muerte en Godella.-Esperando a los primeros religiosos italianos.-Se traslada a Masamagrell.-Bendición nupcial de su sobrino y traslado a Godella.-.~­ Extrema debilidad del Siervo de Dios.-Solemne y emocionante Viático.-La Extrema Unción.-¡Es un santo, es un santo!-Visita del Sr. Arzobispo de Valencia y del Obispo Auxiliar.-Plácida y santa muerte .. . . . . . .. .. . . . . . . . . ..

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CAPITULO XLVI (1934).-·FUNERALES Y SEPELIO DEL CADAVER DEL SIERVO DE DIOS.-Traslado del cadáver del Siervo de Dios a la Iglesia de la Casa-Noviciado y solemne Oficio y Misa de sufragio.-Traslado a Masamagrell.-lmponente recepción del mismo en su pueblo natal.-Misa de Pontifical celebrada por el Arzobispo de Valencia.-Funerales en la Iglesia del Noviciado de las Religiosas Terciarias Capuchinas y Oficio de sepultura.-Funerales en Segorbe.-Elogio fúnebre del Sr. Deán de Segorbe . .. . . . . .. .. . .. . . .. .. . . . .

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Prólogo "Mensaje de amor y de redención", segundo volumen, viene a poner un digno colofón a la gran obra que el Rvdo. P. Mariano Ramo, T. C. con devoción y afecto admirables, escribiera sobre la figura de Mons. Amigó. Es ésta una biografía densa, apretada, rápida, penetrante. En ella todas las palabras están en mutua tensión, sometidas a un inmenso esfuerzo creador. Su estilo, tan sobrio y elegante cuanto preciso, muestra más que analiza, presenta más que intuye. Es una biografía escrita con la madurez y serenidad de los años en que el autor más que hablar se entretiene en dar la palabra. La biografía de Mons. Amigó está trazada con rasgos breves y rápidos, hecha como a plumilla, y siempre con amor, para que cualquier lector "pueda tener una imagen fiel del Siervo de Dios". Y ni qué decir tiene, que el autor lo consigue plenamente. • En ella todo lector podrá reconocer fácilmente la fisonomía mística del ilustre capuchino, obispo y fundador de dos congregaciones, amante celoso de la juventud, especialmente extraviada. • En ella uno queda cautivado por la honda espiritualidad de una vida centrada toda sobre la figura de Cristo y éste crucificado. "Mi quita penas", como él gustaba llamarte. • Y de ahí le brota, como de su fuente, ese su hondo espíritu sacrificial y corredentivo que siempre adornó la figura paternal del P. Luis Amigó. • En ella aparece la figura de Mons. Amigó como el obispo sencillo y humilde, prudente y ecuánime, fiel reflejo de la figura del "Buen Pastor que da su vida por sus ovejas". • En ella se nos muestra el Siervo de Dios como prelado dulce y amable, hondamente preocupado por la formación y vida de sus religiosos y sacerdotes. • Y de ahí le brota su celo por reestructurar el Seminario, por estructurar Jos estudios de sus religiosos, por crear la hospedería

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P. rt!ARIANO RAJ\!0 LATORRE, T. C.

para sus sacerdotes, por preparar y enviar a sus religiosas a Misiones, su contacto con los pobres, sus frecuentes visitas pastorales, su preocupación por la cuestión social ... • En ella se puede apreciar su devoción, típicamente capuchina, a la Divina Pastora, como base de su profunda devoción mariana. • En ella se pone de relieve su gran amor a María, especialmente bajo el misterio de Corredentora, que dará como patrona y titular a sus religiosos. • Y de ahí le nace esa su preocupación por la Reina del cielo, bien peregrinando a Nuestra Señora del Puig o a la Virgen de los Desamparados, bien reconstruyendo el santuario de Ja Cueva Santa o instituyendo la asociación de Nuestra Señora de los Buenos Libros, bien celebrando las festividades de Nuestra Señora de Montiel, del Claustro o de los Dolores, y siempre con el rezo diario del Rosario de la Aurora. Estos rasgos de la fisonomía mística de Mons. Amigó se ven notablemente enriquecidos en la biografía por esa extraña habilidad del autor para poner adecuadamente de relieve el hondo espíritu sacrificial, la pobreza y austeridad de vida, la sencilla alegría, :a prudente dulzura, la afabilidad y sencillez de trato, la delicadeza y ecuanimidad que siempre adornaron la figura del obispo capuchino. Todo esto y mucho, muchísimo más, podrá encontrar el lector atento en la presente biografía, de lectura fácil y amena, ampliamente documentada y concisa, escrita por quien durante tantos años fuera el Vicepostulador de la Causa de Beatificación del Siervo de Dios P. Luis Amigó. No dudo de que la feliz conclusión de esta biografía es un gran trabajo que honra a su autor, viene a poner broche de oro a toda una vida ( 1) y constituye un excelente servicio para el fiel conocimiento del P. Luis Amigó. Y no dudo de que la lectura reposada y atenta de esta biografía, en el 75° aniversario de la aprobación pontificia de las Constituciones de las Religiosas y Religiosos T. Capuchinos y año de la aprobación pontificia de la Causa de Mons. Amigó, constituirá una delicia para el espíritu y será el mejor elogio póstumo al Rvdo. P. Mariano Ramo y muestra del mejor amor hacia el biografiado. Con esta intención y convicción me complace ofrecer a los lectores, especialmente a los Terciarios y Terciarias Capuchinos, este segundo volumen de "Mensaje de Amor y de Redención".

P. Agripino G. (1)

El P. Mariano Ramo fallece cuando ésta se encuentra ya en imprenta.

CAPITULO

XXVI

(1907)

PRIMEROS ECOS DE LA PROMOCION EPISCOPAL DEL SIERVO DE DIOS El nuevo Obispo.-Las obras sociales de sus hijos y las autoridades.-Viaje a Madrid.-Consagración episcopai.En Orihuela.-Entrada en su diócesis. En una de las revistas capuchinas españolas, se publicaba la noticia de la promoción al episcopado del P. Luis, en los siguientes términos: «Para ocupar la Sede de Solsona, que deja vacante el Dr. Benlloch, ha sido nombrado nuestro M. R. P. Luis de Masamagrell, Guardián del Convento de Capuchinos de Orihuela. «Por su clara inteligencia y celo apostólico, no tardó en distinguirse dentro de la Orden, y muy joven todavía, desempeñó cargos muy importantes, como los de Maestro de novicios, Guardián de diversos Conventos y Definidor Provincial y Ministro ProvinciaL «No limitó su esfera de acción al escrupuloso cumplimiento de sus deberes en aquellos cargos, sino que, dejándose llevar de su celo apostólico, fundó la Congregación de Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y la de Terciarios Capuchinos de Nuestra Sra. de los Dolores, encargadas de la corrección paternal de la juventud, para la cual disponen de importantes casas. «Dichos Hermanos Terciarios están de enhorabuena, por haber conseguido ver elevado a su Fundador a la dignidad episcopal, y no está menos la Orden Capuchina por ver así encumbrado a uno de sus preclaros hijos» (1). (1) 2

Adalid Seráfico, 1 mayo 1907.

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P. MARIANO RA.\10 LHORR2, T. C.

El Siervo de Dios, P. Luis Amigó y Ferrer

Primeros Religiosos de Santa Rita

EL SIERVO DE DIOS P. Ll'IS AMIGÓ FERRER

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LAS OBRAS DEL P. LUIS Y LAS AUTORIDADES CIVILES Los Terciarios Capuchinos del Padre Luis, sin pretenderlo, llamaban poderosamente la atención de las autoridades eclesiás· ticas y civiles y de la sociedad misma, especialmente en los pri· meros años del siglo, por su labor regeneradora en pro de la juventud, callada, desinteresada y abnegadamente, inspirados en el fuego de la caridad, en la Escuela de Reforma de Sta. Rita y en otras Instituciones esparcidas por España. El Ministro don Eugenio Montero Ríos, visitaba con frecuen· cia Santa Rita acompañado de su hijo Avelino, quien llevaba ya en su mente proyectos regeneradores de l'l juventud. Don Euge· nio perteneció a la Junta de Patronos de Santa Rita. En 1905 fue Presidente del Consejo de Ministros, distinguiéndose por su amor a la juventud extraviada. Y es por esto que sentía gran admiración por la Obra que llevaban a cabo los hijos del Padre Luis (2). Andando el tiempo, su hijo Avelino, en unión con el P. Do· mingo y el apóstol seglar de la juventud, don Gabriel María Iba· rra, llevó a cabo la institución y funcionamiento de los Tribu· nales Tutelares para niños en España, con la iniciativa y colabo· ración de los hijos del P. Luis, como veremos más adelante. Otro de los grandes admiradores de la Obra de los Terciarios Capuchinos, don Antonio Maura, que sucedió a don Eugenio co· mo Presidente del Consejo de Ministros, fue durante mucho tiem· po Presidente de la Junta de la Escuela de Reforma de Santa Rita. No es de admirar que la Providencia se sirviese de estas cir· cunstancias para premiar las virtudes de los religiosos Terciarios en la persona de su Padre, elevándolo a la cumbre del apostolado, al que personalmente habíase dedicado durante toda su vida en favor de las almas, santa y heróicamente, y seguiría en el tiempo, mediante las Fundaciones de sus Religiosas y Religiosos Capu· chinos. Y esto es lo que contemplaron, ni más ni menos, las autori· dades de la Iglesia y del Estado. P. Luis se hallaba en inmejorables condiciones para el de· sempeño de su ministerio episcopal y así lo reconocieron unánimemente. (2)

Co1. de fuentes, 304.

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P. X!ARI:\N:O RAMO L\.TORRE, T. C.

Pero, por si algo faltara para admirar los planes de Dios en la elección de su Siervo P. Luis al Episcopado, el Señor en su bondad para con él tenía dispuesto, de modo especial, atenderle en los primeros gastos y necesidades de su promoción al episcopado por medio de un alma escogida, a la que el Señor se lo había revelado de antemano. Era ésta, doña Josefa Giménez Sien, hermana del Sr. Cura Párroco de Ollería, dirigida del Siervo de Dios, la cual dejó antes de morir una cantidad para ello, confiando su designio a la hermana del P. Luis con estas palabras: «Guarde Vd. esta cantidad, porque a su hermano le nombrarán un día Obispo, y le hará falta» (3). El religioso Fr. Serafín M.a de Ayelo, quien desde los primeros días de la elevación al episcopado del Siervo de Dios, fue designado por los Superiores, como su familiar, nos refiere, que en los vestidos del Sr. Obispo «todo fue modesto y algunas cosas las adquirió de segunda mano. Así las dos capas magnas, el pec· toral y el báculo, que pertenecieron al difunto Obispo Castellote, que falleció preconizado Arzobispo de Sevilla» ( 4 ).

VIAJE A MADRID Dispuso el Sr. Nuncio, después de recibida la aceptación del nuevo Obispo, se trasladase a Madrid para tratar con él sobre su próxima consagración. Al llegar el Siervo de Dios a la Escuela de Reforma ae Santa Rita, en la que le esperaba el Representante del Santo Padre, el día segundo de Pascua, díjole al besarle el anillo: «Emmo. Sr. ¿Por qué se ha fijado V. E. en mí para elevarme a tan alta dignidad? A lo que contestó el Sr. Nuncio: He hecho un pecado, ¿verdad? Pues mire, no estoy de ello arrepentido». Luego le indicó que quería consagrarle él mismo y señaló el día 9 de junio para tan solemne ceremonia (5). En dicha fecha del segundo día de Pascua, se celebraba en Santa Rita la solemnidad externa del Patriarca San José, Patrón de la Sección de San José, correspondiente a los alumnos mayores. (3) Autob., pág. 156.

(4) Proceso Ord. Sesión IX, n.o 74. (5)

Id. Autob.

EL SIERVO DE DIOS P. LUIS AMIGÓ FERRER

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Se solía invitar a algún Prelado, que regularmente lo era el Sr. Nuncio, quien se sentía en dicha Escuela como en su casa y departía con religiosos y alumnos muy amistosamente. Los actos de la fiesta consistían en la Santa Misa solemne, celebrada por el Prelado con asistencia de todos los alumnos, a cuyo cargo corrían los cantos de la misma. No fl:!Jtaba el sermón o panegírico, para común edificación. Por la tarde, tenía lugar la función vespertina con exposición mayor de S. D. Majestad y bendición eucarística, que en aquella memorable fecha impartió el electo obispo, P. Luis. No faltaba tiempo para otros actos. Todo estaba admirablemente organizado por el alma de los festejos y Jefe de la Sección de San José, Fr. Lorenzo de Alquería de la Condesa. Así los describe la prensa de aquella fecha: «A la una pasa· mos al gran salón de estudio convertido en suntuoso comedor, primorosamente adornado con plantas y flores, donde sirvieron un suculento banquete. Acto seguido tuvo lugar el torneo, magníficamente presentado. Luego, en el teatro, se pusieron en escena escogidas obras, cosechando sus intérpretes muchos aplausos, fruto de su meritísima labor. Y concluía. En resumen, un día hermoso y agradabilísimo, que pone de relieve, una vez más, el bienestar y tranquilidad de que se disfruta en el Centro, dirigido por los hijos del Fundador, ahora elegido Obispo de Solsona" (6).

REGRESO A SU CONVENTO. SANTOS EJERCICIOS Terminada su estancia en Madrid, regresó el Siervo de Dios a su Convento de Capuchinos de Orihuela (Alicante), para hacer entrega oficial de la Guardianía y dedicarse a realizar los prepa· rativos para su Consagración episcopal. Según declaraciones del religioso Fr. Serafín M." de Ayelo Malferit, Terciario Capuchino, que fue familiar del Siervo de Dios, desde los primeros tiempos de episcopado, una de sus pri· meras diligencias fue retirarse al Convento de Monforte (Alicante), en el que moró San Pascual Bailón algún tiempo, para practicar Correo Español.

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P.

AIARIA~O

RAI\10 L\TORRE, T. C.

ejerciCIOS espirituales (7), que continuó en el Santuario de la Cueva Santa, de Altura (Castellón) (8).

CONSAGRACION EPISCOPAL En los últimos días de mayo llegó a Madrid el Siervo de Dios para disponerse a recibir la consagración episcopal. Esta tuvo lugar el día 9 de junio de 1907, en la Capilla de la Institución de Inválidos del Trabajo, de Carabanchel Bajo, cuya Capellanía estaba a cargo de la Escuela de Reforma de Santa Rita, la cual era más capaz y preparada para tan solemne cere· monia. Poco antes de la ceremonia llegaron a la Iglesia los Sres. Obispos de Madrid, don Salvador Barrera y don Juan Benlloch, acom· pañando al Prelado y Nuncio de Su Santidad, Sr. Rinaldini, que actuó de consagrante con los dichos Sres. Obispos. Como Padrino de consagración, el Excmo. Sr. don Gabriel Maura, hijo de don Antonio, los cuales apreciaban sumamente al P. Luis y lo veneraban como un hombre de Dios. En lugar preferente asistía el Rvmo. P. General de los Tercia· ríos Capuchinos con el P. Director de Santa Rita, P. Domingo de Alboraya y otros Superiores de dicha Congregación, así como la Superiora General de las Terciarias con su Consejo, y los Padres Provinciales de Capuchinos, P. Valencina, de la de Andalucía y Laureano de Masamagrell, de Valencia, con otros Padres Capuchinos. Entre los asistentes figuraban de modo especial Ias autoridades de Solsona, de Orihuela, de Masamagrell y de otras. Co· menzó la consagración con la lectura de la bula pontificia por el Notario Apostólico Sr. Ruiz Martínez, a la que siguió, previo ju· ramento del consagrando ante Mons. Rinaldini, la Misa con· sagración. Al final de la consagración cantóse un solemne Te Deum y el nuevo Obispo, vestido de pontifical, recorrió procesionalmente la Iglesia, bendiciendo a los asistentes (9). Los religiosos Terciarios de la Escuela de Reforma de Santa Rita, a la que habían llegado otros de las diversas Casas de la (7) Proceso Ord. Sesión IX, n.0 70. (8) Col. de fuentes, 307. (9) Mensajero Seráfico del Distrito de Madrid, capuchinos, julio 1907.

EL SIERVO DE DIOS P. L"CIS A:lliGÓ FERRER

A la salida de la Iglesia donde fue consagrado obispo

Orihuela. Vista parcial

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24

P. ?IIARIA:--10 RAMO LUORRt:, T. C.

Congregación, celebraron con la mayor solemnidad que les fue posible TAN GRATA CIRCUNSTANCIA; y lo mismo hicieron las religiosas Terciarias Capuchinas, con inmenso júbilo, en todas las Casas de la Congregación. Mons. Amigó aprovechó los tres días que permaneció en Ma· drid, para visitar a los Reyes, autoridades y otras personalidades amigas de sus hijos los Religiosos, directores de la Obra de menores en la Escuela de Santa Rita.

EN ORIHUELA Y OTRAS POBLACIONES El domingo siguiente celebró en Orihuela su primera Misa de Pontifical en la fiesta que aquella población dedicaba al Sagrado Corazón de Jesús. Administró también el Sacramento de la Con· firmación a un millar de fieles, para dar prueba de afecto y de gratitud al Prelado de aquella diócesis, que por hallarse bastante delicado, hacía años que no podía hacerlo. Así mismo, pudo complacer también a diversas Comunidades re· ligiosas y poblaciones, como Ollería, Torrente y Masamagrell, que mostraban deseo de que ponticase en solemnidades propias. Las confirmaciones administradas durante este tiempo antes de tomar posesión de su Sede, en los distintos pueblos y Comuni· dades pasaron de cinco mil (10). Al entrar en la Parroquia de su pueblo na,tal, Masamagrell, el Alcalde, le entregó un artístico báculo, regalo que le hacían la población y los religiosos capuchinos con las terceras órdenes franciscanas.

ENTRADA EN SU DIOCESIS, SOLSONA La entrada oficial en su diócesis de Solsona fue el día 4 de agosto, fiesta de Santo Domingo de Guzmán, después de pernoctar en el Monasterio de Montserrat. Acompañaba al Prelado el Rvdmo. P. General de los Tercia· rios Capuchinos, el P. Director de la Escuela Reforma de Santa (10)

Colección de.::

ft•cn~cs,

pág. 343.

EL SIERVO DE DIOS P. LUIS A:\!IGÓ FERRER

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Rita, el Guardián de los Padres Capuchinos de Manresa, su Provisor y su Capellán. «Yo estuve en Solsona el día de la entrada del Siervo de Dios, afirma su sobrino sacerdote, don Salvador Escoriguela. Había ido yo allí tres días antes, en compañía de otros familiares, para preparar su casa. Fue verdaderamente cordial. Todos respondieron bien, tanto el Clero, como los fieles» (11). Por su parte, don Romualdo Amigó, nos dice: «Yo estuve a la llegada y entrada del Siervo de Dios en Solsona. Le hicieron una solemnísima entrada. Por los comentarios que oí a las gentes de Solsona, entrada y el recibimiento habían sido de apoteosis» (12). A su paso por Cardona, fue recibido por el Ayuntamiento en pleno con su Alcalde, el Juzgado Municipal, el Clero parroquial y Comunidad de Beneficiados, presididos por el Párroco Arcipreste, el Centro Católico, Asociaciones varias y una Comisión del Cabildo Catedralicio de Solsona, del Seminario Conciliar y numeroso público A las cinco de la tarde el repique general de campanas anun· ciaba la llegada a los límites de la población de Solsona de su nuevo Pastor y Obispo. A la entrada del pueblo, se adelantaron a darle la bienvenida el M. I. Sr. Gobernador eclesiástico con la Curia, el Sr. Alcalde y todas las autoridades. El Prelado fue aclamado por la multitud que con ansia febril le esperaba en la embocadura del puente. Aquí destacaba un esbelto y elegante arco de triunfo, costeado por el Seminario diocesano. Y más a la derecha, un hermoso templete, construido por el Ilmo. Cabildo, donde había de revestirse de Pontifical el Prelado. Antes de llegar al citado arco, la banda de la juventud cató· lioa, que con su Presidente y demás individuos de la Junta con su pendón estaban apostados frente al arco, hizo oír la marcha real, hasta que S. Ilma. llegó en medio de entusiásticos vítores de la multitud al templete, donde el Ilmo. Cabildo y Beneficiados con hábitos corales le aguardaba, besando al llegar la Vera Cruz, que le ofreció con el ceremonial de rúbrica el Sr. Deán. Revestido de Pontifical fue acompañado bajo palio a la Ca· tedral, pasando entre dos nutridas hileras de fieles, que se arrodillaban a su paso, recibiendo su bendición. Llegado a la puerta de la Catedral, e incensado por el Deán, fue acompañado al Altar Mayor, ante el cual oró un breve rato, e

(11) Proceso Ord. Sesión XVII, n." 72. (12) Proceso Ord. Sesión XXVII, n.o 72.

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P . .\IARIANO RAi\IO L.UORRE, T. C.

Ntra. Sra. del Claustro. So!sona

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EL SIERVO DE DIOS P. LUIS AMIGÓ FERRER

cantándose luego el Te Deum. Pasó luego al sitial, donde tuvo lugar el besamanos del Capítulo, autoridades y corporaciones. Subió después al altar mayor y dirigió una sentida plática al pueblo, haciendo constar

que venía obligado por obediencia a regir la diócesis, canto un padre a sus hijos y un pastor a su rebaño. Que él venía dispuesto a dar· la vida, sí era preciso por sus hijos, como rezaba el emblema de su escudo: "Aniínam mean pano pro ovibus meis", y que, como todo buen pastor, iría delante de su rebaño, predicando con el ejemplo, que es la predicación más eficaz, para dii'igirlo por el camino del Cielo. Que se haría todo para todos, añadió, con tanta humildad, con tanta sinceridad, con tal unción, con tan paternal cariño, que no hubo uno sólo, que no se conmoviese, pareciendo ver al apóstol entregándose a los mayores saci'ificios para ganar a todos para Cristo. Terrninó manifestando que, para cumplir sus obligaciones con· taba, no con sus escasos méritos, sino con la gracia del Espíritu Santo, que esperaba le ayudarían a implorar.

"No es verdad -preguntó- que iogaréis

J?01'

mí"?

Un estruendoso "sí Padre", fue el grito espontáneo que brotó del corazón del numerosísimo auditorio.

Su discurso, confiesa un testigo, no fue un ramillete de ma· ravillosos conceptos ni flores litetarias, sino más bien, un manojito de tiernos afectas del corazón de padre, que es lo que más api'ecian los hijos". Visitó luego e] Prelado el Altar de la Virgen del Claustro, dando después su bendición pastoral al pueblo, después de cantada la Salve. Terminada la ceremonia en la Catedral, fue acompañado el Sr. Obispo por el numerosísimo cortejo a su Palacio Episcopal, subiendo a sus habitaciones el Cabildo, autoridades, corporacio· nes, etc., y desfilando ante él para hacerle acto de homenaje. Para todos tuvo el Prelado frases de cordialidad y de respetuosa confianza y una sonrisa de puro y verdadero afecto y cariño. A las nueve de la noche salió S. Iltma. acompañado de autoridades, sacerdotes, religiosos y fieles a ver las iluminaciones y adorno, que para festejar su entrada, se habían erigido en todas las casas de la ciudad. El bondadoso Prelado inauguró su Pontificado distribuyendo a los pobres raciones de alimentos y ayudas en metálico.

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P. 2\:!ARIA)!O RAMO LATORRE, T. C.

El orfeón de la juventud católica obsequió al nuevo Obispo con una brillante serenata. Complacido el Prelado del comporta· miento de los jóvenes, les comprometió para cantar el Rosario de la Aurora en el mes de octubre y les despidió, dando a cada uno un paternal abrazo (13).

CARTA AL SANTO PADRE Pocos días después de su entrada en la diócesis, se dirigía al Santo Padre, con la siguiente devota carta:

''Beatísimo Padi•e: Con grande satisfacción de mi espíritu, participo a V. Santidad, que el día 4 del presente mes, fes· tividad de Santo Domingo, hice mi entrada solemne en esta diócesis de Solsona que V. Santidad se dignó confiarme a mi solicitud pastorat como Administrador Apostólico. Fuí recibido con inusitada pompa y grandes demostraciones de entusiasmo poi' el virtuosísimo Clero y fieles, que en gran m!mero vinieron hasta de muy remotos pueblos. Por todo ello, bendigo al Señor. Y protestando de nuevo a los pies de V. Santidad la veneración, respeto y obediencia y sumi· sión a esa sagrada Cátedra, pido humildemente a V. Santi· dad me bendiga, para que trabaje en la viña con fruto que se me ha encomendado y a mis súbditos para que, bajo mi gobierno y dirección, aprovechen en el camino de la virtud. De V. Santidad humilde y obediente hijo, Fr. Luis, Obispo (14).

CONTESTACION DEL SANTO PADRE El Santo Padre se dignó contestar al nuevo Pastor con la siguiente carta:

Iltmo. y Revdmo. Sr.: La afectuosa acogida dispensada a V. S. lltma. y Rvdma de la población de Solsonl(l en su pri· mera entrada a dicha ciudad, ha complacido al Santo Padre, (13) Boletín Oficial de Ia Diócesis, 15 agosto 1907. (14) Boletín ofic. cit.

EL SIERVO DE DIOS P. LUIS Al\llGÓ FERRER

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porque demuestm cuán vivo y profundo sea en el pueblo el sentimiento de su digna bondad y religios/a piedad. Y es fausto auspicio de la correspondencia y concordia de sentimientos que en el porvenir ha de reinar entre la grey de Solsona y su nuevo Pastor. Por lo tanto, el Augusto Pontífice se alegra sobremanera y en prenda de su benevolencia, mientras le agradece el ho· menaje filial de devoción, que fa ha renovado con ocasión de la entrada en la diócesis, de todo coh1zón concede, a 11. S. Iltma. y al Clero y pueblo, la bendición !apostólica (15).

PRIMER CONTACTO V PRIMERA CARTA PASTORAL El Cabildo Catedralicio y el Clero de la diócesis de Solsona, que, según afirmación de muchas personas, era muy piadoso, re· cibió al nuevo Obispo como a un enviado de Dios, verdaderamente providencial, que el Señor ponía al frente de todos, para regir la diócesis con su virtud y con sus santos ejemplos (16). El día 28 del mismo mes de su entrada en la diócesis, dirigía a sus fieles su primera Carta Pastoral, en la que ponía de mani· fiesta, con sencillez encantadora, los sentimientos de humildad que reinaban en su corazón y hablaba de los deberes de su cargo pastoral y de las obligaciones de los súbditos para con el Pastor:

"No os ocultaremos -decía-, la confusión y temor que se apoderó de Nos, desde el momento que supimos haber sido propuesto pot• el Emmo. Sr. Nuncio de su Santid!ad y elegí· do por el Santo Padre, para el honoroso, pero difícil cm·go de Obispo Titular de Tagaste y Administrador Apostólico de esta diócesis. Un'a sola idea nos confoitaba y anirnaba, para no desfallecer con la consideración de nuestra indignidad e insuficiencia pw·a tan pesadla carga, que siendo voluntad expresa de Dios que la aceptemos, como se nos aseguró, El nos concedería las gracias necesarias par'a sobrellevarla. De modo que, si bien, de nosotros nada podemos, pero, confor· tados con la gracia del Señor, lo podemos todo. (15) Boletín ofic. cit. (16) CoL de fuentes, pág. 304.

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P. MARIANO RAMO LATORRE, T. C.

Y continuaba con admirable sencillez:

Y es de advertir', amados hijos, que Dios Nuestro Señor, que amándose como sumo e infinito bien, creó cuanto existe para su gloria, de tal manera quiere ser glorificado de sus cría· turas, que no compar·ti1-á con ellas su gloria, ni consentirá se menoscaben atribuyéndose a sí mismo lo que es puro don y gracia suya. Y ved porque es su conducta y gracia suya ordinaria valerse de instrumentos ineptos y despr'eciables, a los que no pueda atribuírseles el feliz suceso de las mismas, para que nadie pueda gloriarse en su presencia. De aquí el que comunique su luz divina a los humildes e ignorantes, para confusión de los que presumen de una vana ciencia; su fortaleza a los débiles, para afrenta de los. que se llaman espíritus fuertes y el que exalte a los humildes y pequeños, para abatir a los arrogantes y a los soberbios. Poseído de esta ver-dad, el P. San Francisco dijo a uno de sus hijos que extrañaba el entusi1asmo con que le seguían los pueblos, que la causa de ésto era porque Dios no había hallado criatura más vil que yo, de quien su gloria no su· friere menoscabo. Y concluía, con suma humildad: "Esto mismo os decimos hoy a vosotros, amados hijos. Cier· tamente que nuestr!a pequeñez es el pedestal sobre el que nos exalta el Señor, que se complace en levantar a los humildes, como elevó al pastorcito David sobre el tmno de Istael. Y en ninguno ciertamente mejor que en Nos pueden quedar magnificados y florificados el poder' y sabiduría del Señor, a quien todas las generaciones bendigan". Al mismo tiempo, invocaba a los sacerdotes y a sus fieles el respeto y veneración que se debe a la autoridad que representa a Dios mismo, aunque quien la encarne, no esté exento de de· fectos.

"No os fijéis en los defectos e imperfecciones que vuestros Prelados puedan tener como hombres, pues nadie está exento de ellos, ni déis oido a los fariseos modernos, que estando llenos de miserias e inmundicias, fingen ~scandalizarse y ponderan cuanto pueden las faltas ele los Supel'iores, para desviar vuestro afecto hacia ellos y para que, mirándoles con precaución, no prestéis oídos a sus enseñanzas y amo" nestaciones. Y terminaba con la siguiente enseñanza práctica, canto a la AUTORIDAD:

EL SIERVO DE DIOS P. LUIS AMIGÓ FERRER

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Una cosa es la flaqueza inseparable de la condición humana, triste consecuencia del pecado de origen. Y verdad que cada uno siente en sí mismo dentro de su ser y que vemos atestiguada por aquel antiguo y gran filósofo, que decía: "Quia ego hamo cum sim, nihil humanum a me alienum puto"; y otra es la autoridad, nervio de toda disciplina, sal preservante de toda corrupción, quid divinum, y, por lo mismo, santo, intangible, adorable, cuya presencia y respeto es la vida, cuya ausencia, olvido o demolición es la muerte. Quid divinum, esencial en la sociedad religiosa, en la Iglesia santa por Cristo instituida. Por más defectuoso que el P1'elaclo fuere, siempre es vuestro Padre, que ha de responder delante de Dios de vosotros, y por lo mismo, no os enseñará jamás doctrina alguna contraria a vuestra salvación" (17).

( 17) Boletín oficial de la diócesis cit.

CAP~TUlO

XXVH

(1907)

Vida del Siervo de Dios en su •·esidencia episcopaL-los

pobres y desgraciados.-Su gobierno en

SU VIDA EN SU

RESIDENC~A

diócesis.

EPISCOPAL SOlSONJi, m

sus antecesores El Siervo de Dios recibió de la diócesis de su labor para su habitación y para los quehaceres venía llapastoral, el edificio episcopal, que en todas mado con el nombre de Palacio episcopaL Palacio, que en su primera denominación significa casa. Y ampliando la significación, casa de reyes y de personas principales de la sociedad. Uno de los que compartían con él su casa, don Romualdo Amigó, estudiante entonces de sacerdote, nos dice:

El Palacio de Solsona, como edificio, era una cas'a bien. Pero no tenía amuebladas más que dos habít'aciones-recibidor'es. Lo dem.ás, se lo tuvo que amueblar el Siervo de Dios. forma sencilla y más bien pobre ( 1). Lo hizo El P. Luis, fuera de cuanto exigía su labor y ministerio epis· copal, seguía en su Casa episcopal una vida sencillísima, como religioso capuchino. Leemos así en una declaración:

"El Siervo de Dios tenia tres religiosos T eí'ciarios Capuchi· nos. Con ellos hacía vida de comunidad. Tenía su meditación y sus rezos" (2). (1) Proc. Ord. Sesión XVIII, n.o 73. (2) Sesión XVIII, n.o 74.

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P . .\HRB'-> (10). El siguiente caso demuestra su gran caridad para con los desgraciados: Un día, se presentó en su Palacio confuso y temeroso, un pobre hombre perseguido por su enemigo con grande peligro para su vida. El P. Luis le acogió paternalmente. Pocos días después, cayó enfermo de tifus el desventurado hombre. Siervo de Dios le cuidó con toda cmidad y le visitaba diariamente, hasta que recobró la salud por completo y finalmente pudo verse libre de aquel grave peligro contra su vida. A los religiosos y familiares de Palacio nunca quiso revelar ni decir palabra sobre las causas ~' circunstancias de este caso. (11).

SU GOBIERNO EN LA DIOCESIS Tenemos a mano noticias fidedignas de testigos presenciales. Uno de ellos, afirma: "En cuanto al Gobiemo y servicio de la diócesis, sé que el Sr. Obispo no tenía horas señaladas pam el trato con los fieles. A cualquier hora podían ir y les 1·ecibía para tratar co11 él de sus asuntos. Hacia las diez de la mañana va en· traba en su despacho para estar allí dispuesto a las 1;isitas, tanto de los sacerdotes como demás fieles. (9) Col. de f. cit., pág. 304. (10) Proc. Ord. Sesión 64, n.o 116. (11) Col. de fuentes, pág. 292.

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P

:1!,\Rlb.O

RA~IO

L\TJRRE, T. C.

Monseñor Amigó y Ferrer, Administrador Apostólico de Solsona

EL SIERVO DE DIOS P. LUIS A:\HGÓ FERRER

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Por la tarde, solía tener un poco de paseo, y después volvía a sus i'ezos y preocupaciones pastorales (12). Como Vicario General, había designado al sabio y prudente sacerdote de la diócesis de Valencia, Párroco Sr. Ferri. Y como Secretario de Cámara y gobierno a don Antonio Asen· si, de la misma diócesis de Valencia. En opinión común, ambos eran tenidos entre los mejores y más distinguidos en virtud y ciencia de dicha de Va· lencia {13 ). Así nos lo describe quien le trataba diariamente:

El Siervo de Dios era, por temperamento, sencillo. Su dulzura de trato ei·a proverbial. Esta dulzura y cariño tenía especial 1nanifestación con sus sacerdotes. A mí se me ocuJTió entonces el acornpaflarle en algún acto de servicio pas· toral, y pude conoce¡~ cómo admiraban las gentes la bondad de su ca:rácter y de su trato. Más de una vez, nze preguntaba a mí mismo: ¿Qué es lo que tiene el Sr. Obispo que tanto atrae? En él no había otra cosa, sino que se ¡nanifestaba conw era, y era extremadamente bondadoso (14). Al mismo tiempo sabía conjugar su temperamento bondadoso con el curnplimiento de sus deberes pastorales. Y lo hacía de modo exquisitamente admirable. Oigamos a un testigo presencial:

El Siervo de Dios era afable, pero un hombre carácter. Hacía cwnplir a los demás sus obligaciones, dando él primero ejemplo y buscando la maneí'a prudente de llegar al cara· zón de sus súbditos. Si por carácter se entendiera violencia, ésto no. Pero él sabía imponerse con suavidad (15). Confirma la impresión anterior, esta declaración de su Secretario particular:

"Su carácter bondadoso no era esto'l'bo ¡~!ara que en las cosas que él en conciencia juzgaba que se tenían que hacer, se impusiera. Siempre, sin embargo, estas manifestaciones de severidad iban envueltas con aquella suavidad tan característica en él. Pai'ece como si el Sr. Obispo no pudiese (12) (13) (14) (15)

Proc. Proc. Proc. Proc.

Ord. Sesión 27. Ord. Sesión 117. Ord. Sesión Z7. Ord. Sesión 72.

40

P. :VIARIA.c'XO RA:\IO LATORRE, T. C,

aquellas formas de bondad tan

Sll·

La oración y trato con Dios era el secreto sus virtudes pastorales. El P. Atanas!o Palafrugell, que le trató largamente, así se expresa: Se mostró siempí'e como hombre de exquisita prudencia. No era pronto en sus decisiones, sino que, antes de adop· tarlas. las llevaba a la oración y después, volví:a sobre ellas, hasta formar el criterio que se i'equiere para el ( 17). Yo que en mi núnisterio de predicación recorrí la mayo¡· pai·te la diócesis de Solsona, oí frecuentemente de labios de los Pári'ocos que tenían como hombre ecuánime, vo y prudente a su Obispo P. Luis. Por otra pa1'te, en mi trato personal con él, nunca adve1'tí una reacción pronta o injustificada, hasta el punto de darme la impresión de que esta prudencia er'a en él temperamental aun cuando después la realzase él y la decorase con la práctica l1asta darle la categoría de virtud ( 18). Y en cuanto a sus sacerdotes, advierte el mismo testigo: Poí· lo que toca al trato o favor que dispensaba a sus súbditos, especialmente a sus sacerdotes, yo nunca encontré dide suerte que unos apareciesen favorecidos y otros resultasen perjudicados. El Clero de Solsona estaba contento y edificado de la conducta de su Obispo en este punto (19). don Salvador Parramon, añade por su "A todos nos recibía corno Padre bueno, manso, dulce, pero al mismo tiempo, sin debilidad culpable" (20). Otro refiere así su experiencia sobre su "Nunca hacía espe¡•a¡- a los sacerdotes cuando iban a visitarle. Especialmente, si venían de fuera de la ciudad capaZ. Y sí algtma vez sucedía que uno de ellos llegase a la hora de la comida, suspendía inmediatamente la refección y le recibía co11 grande solicitud y caridad. Esta costwnbre continuó practicá11dola siempre" (21 ). (16) Proc. Ord. Sesión 27. (17) Proc. Ord. Sesión 51. (18) Proc. Ord. Sesión 51. (19)

Id.

(20) Col. de fuentes cit., pág. 304. (21) Col. de f. cit., 319.

EL SIERYO DE DIOS P. LUIS AMIGÓ F'ERRER

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El secreto de su gobierno, era su gran dulzura, en la cual fue aventajado discípulo de San Francisco de Sales. Con insinuado· nes y ruegos premurosos, unidos a su grande generosidad de alma, tocaba a la puerta de los corazones más obstinados. ~'{ cuánto ejercicio cuánta lucha le costó conseguir la paz y dulzura de carácter. había recibido de sus padres un natural fácil y dócil, sabemos que para perfeccionarlo y no per· der la en momentos difíciles de su vida, tuvo que imponerse un de su alma y de todas sus acciones, unido a una vigilancia continua. Por esto, un sacerdote que conoció muy bien al Siervo de Dios, decía:

Su sencillez, prudencia, ecuanim.idacl, diplomacia y toda clase vii·tudes que en él se manifestaban, debieron costarle mucho sacrificio y no poco ejercicio y estudio sí mis· mo (22). Tendríamos que extendernos demasiado, si tuviéramos que citar todas las impresiones que del Siervo de Dios, en su gobierno, nos han dejado multitud de sacerdotes; Terminaremos con la siguiente:

En su gobierno era de exquisita elegancia espiritual. Nos recibía con facilidad siempte que lo pedíam.os. Y no escati· maba el tiempo con sus sacerdotes. Arnonestaba, reprendía, aconsejaba paternalmente, con mu· cha paciencia y caridad. Y así conseguía lo que pretendía (23). Hay una aleccionadora anécdota, con la que queremos cerrar el presente capítulo, que enmarca y explíca cuanto anteriormente tenemos escrito, sobre las virtudes que adornaban al Siervo de Dios en su actuación pastoral. Nos la refiere el P. Rodrigo de Manresa, capuchino, residente en é\quella época en Manresa y muy conocedor del P. Luis.

Un ferviente admirador del Siervo de Dios, dice el P. Rodrigo, le regaló un valioso Santo Cristo. El Sr. Obispo, al contemplar esta imagen piadosa, la colocó en la presidencia ele la Sala Episcopal. A menudo, iba a visitarlo, hasta que uno de sus familiares~ confidenciabnente, le dijo: Padre, debe gustarle mucho este crucifijo, porque veo que sus visitas son muy frecuentes. (22) (23)

Coi. de f. cit., pág. 302. Coi. de f. cit., pág. 302.

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P. MARIAKO RAl\10 LATORRE, T. C.

¡Cómo no me ha de gustar, le respondió el Siervo de Dios, si es mi quita penas! Efectivamente, termina el P. Rodrigo, era la solución de sus más gmves problemas y fue siempre su mayor consuelo (24). «Yo estaba entonces en Manresa, añade el P. Rodrigo, de estudiante de Teología y siempre que venía a esta ciudad, se hospedaba en nuestro Convento, dejándonos maravillados su edificante compaiíía. Asistía a los actos de Comunidad con sayal puesto de capuchino. Y a cinco de la mañana, se nos presentaba en el Coro como el más observante de los religiosos'' (25).

Solsona. Seminario Conciliar

(24) (25)

Carta del P. Rodrigo de 13-8-58. Id.

CAPITULO

XXVIII

(1907) EN El CAMPO DE SU lABOR PASTORAL

El Seminario.- los Seminaristas pobres.- Exhortación pastoraL-Provisión de parroquias.-la reforma de la juventud.

EL SEMINARIO primer problema pastoral del Siervo Dios en su diócesis, la formación de semü1aristas, futuros colaboré)dores suyos en el sacerdocio. Realmente, no podía ser de otra suerte, El Siervo de Dios llevaba este problema muy dentro su alma. Hay que recordar en este momento, que en su Orden ca· puchina, esta actividad destacó durante sus años de gobierno como Superior religioso. Fueron varios los Seminarios Seráficos que, por designio de sus Superiores puso en marcha y organizó ( 1 ). El P. Luis era considerado como el hombre escogido pm Dios para dar vida a estas obms insustituibles en la Iglesia (2). El día 17 de septiembre de 1907, un mes después de su toma de posesión de la diócesis, escribe una Circular sobre el Sernina· rio: Sus palabras son muy elocuentes.

"Entre los principales deberes de nuestro apostólico ministerio, tiene cier·tamente el prilner lugar la formación de los (1) Autob., pág. 128. (2) Col. de fuentes, pág. 210.

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P. :\!AlHA:W RAMO LATORRE, T. C.

jóvenes llmnados por Dios al sacerdocio. Como que ellos han de ser los caudillos de la salvación. Por esto, nuestro principal cuidado y desvelo está fijo en el Seminario, escuela donde se han de formar e insti'uir en !as ciencias y en la virtud necesarias para poder apacentar a las almas con doctrina y con ejem.plo (3). Reconociendo las varias e importantes i'eformas de todo orden que en el Seminario han introducido nuestros predecesores (4), decía, "aun juzganws ser necesario implantar otras rnuchas que completen la labor de tan dignos y celosos Prelados" (5). A este efecto, procediendo con la más escrupulosa ¿orrección las garantías posibles de acierto y tras prolijo y detenido estudio de las disposiciones canónicas y considerado el estado y circunstancias de la Diócesis, previa amplísima consulta con las Juntas de Disciplina y de Hacienda y recogidos el parecer y opiniones ilustres profesores del Seminario y de otros varo· nes insignes ( 6 ), se determinó el Prelado a introducir ineludibles reformas en la marcha del Seminario, que se extendían tanto a Ia organización disciplinar interna, como a la organización de los estudios y a la prosperidad material mismo Senlinario (7). y con

LOS SEMINARISTAS POBRES Como si esto fuese poco, el día 1 de diciembre del mismo año 1907, nueva Circular sobre el Seminario, ordenada a remediar y ayudar a los seminaristas pobres.

Una ele las obras ele caridad más gratas y aceptas a los ojos de Dios, es a no dudar, amados hijos, la que tiene por objeto fa· voí'ecer la vocación de los jóvenes que, llamados por Dios a su servicio en el ministerio de la salvación de las almas por redimidas, carecen de medios necesal'ios para sufragar los (3)

Boletín diócesis, 17 sept. 1907.

(4) Id. 17-9-1907. (5) Id. (7)

Bol. id. Bol. dio c. cit.

EL SIER\'0 DE DIOS P. LUIS AMIGÓ FERRER

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gastos indispensables para sus estudios, awu¡ue sewz lan rnódicos en nuestro Senzinario (8). Alegaba el Prelado su gran deseo de hacerlo él mismo, pero, no nos es posible po¡· no contar con medios por nuestra parte para dar más facilidades a los pobres seminaristas (9) y por otra parte, siendo tan pocos los ingresos poi· de perzsiones de los alumnos y, habiendo aumentado considerablemente este aFio los gastos, efecto dispuesto se mejorase la alimentación de los alumnos; nos vemos obli· gados a implorar los sentimientos cal'itativos de de nuestros diocesanos que por su buena posición pudieran prestarnos el apoyo necesario en esta empresa (10). Fue ésta una de las más acuciantes hondas preocupaciones de tan solícito Prelado en las prímlcias su labor episcopal. El Seminario, además, decía, viene a acrecentar nuestros cuidados, porque no existen fondos para atender· esta actual necesidad ( 11 ). A parte de los nombramientos muy oportunos de Rector, y Superiores las varias Secciones, el Prelado nombró como Mayordomo del Seminario al religioso Terciario Capuchino, Fr. Ja· vier M.~ de Valencia, quien desempeñaba este cargo en una de las Casas más importantes de su Congregación de Terciarios Capu· chinos, Santa Rita, en Madrid. Este religioso fue en todo momento un ejemplar y valiosísimo auxiliar de su Fundador y pocos años más tarde ordenado por él sacerdote, proclamán· dale su Congregación, en 1920, como su Superior General (12).

EXHORTACION PASTORAL Para el adviento del año 1907, y con fecha 30 de noviembre, se dirigía por segunda vez a sus diocesanos con exhortación pastoral, dedicada al conocimiento y seguimiento de Jesucdsto, que la concluía con estas palabras:

"Si en todos los tiempos ha sido necesaí'io recordar a los hombres esta obligación, poniéndoles a la vista las palabras (8) Bol. Bol. Bol. (11) Bol. (12) Col.

(9) (lO)

di oc., 13 enero 1908. cit. cit. cit. 325. de fuentes,

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P. ?\!ARIAKO RAMO L!ITORRE, T. C.

v obras de vida eterna del hombre Dios, a fin apartarles clel camino ele perdición por el que se precipitan, es sin duda nrayo1· en estos tiempos, en que la ignorancia en estas materias religiosas, por una parte, el orgullo y espíritu de in· dependencia por otra, y el desenfreno de las pasiones, fo· mentadas por el espíritu del mal, hacen que los pueblos c01Tan desolados a su ruína y perdición" (13).

El SA'CRAMENTO DE lA CONFIRMACION En tanto que llegaba la oportunidad de practicar la Visita Pastoral por la Diócesis, que tenía proyectada, el celoso pastor quiso organizar un programa en la administración del Sacramento de la Confirmación.

"Para satisface1' en parte nuestras ansias paternales, mientras llega la oportunidad de practicar la Santa Visita Pas· toral, administraré el Santo Sacramento ele la Confirmación en algunas poblaciones de nuestra diócesis, invitando a la vez a las Parroquias circunvecinas para que aprovechen tan felices circunstancias, y con ello puedan los fieles nutrir sus almas de la abundancia de gracias que proporciona la dignidad de tan gran Sacramento" (14). mismo señalaba en su las Parroquias claves en donde conferiría dicho Sacramento, que eran las de Cervera, Cardona, Anglesola, Bellpuig y Mollerosa. Se dio la bella y providencial circunstancia que en entonces uno de los niños que recibieron la Con_firmación manos del P. Luis, se llamaba José Maria Pont y Gol, a el Señor tenía destinado para ser uno de sucesores del Siervo de Dios en la Sede de Segorbe, y luego promovido a la de Tarragona. El mismo nos lo ha referido más de una vez con verdadera satisfacción, y a cuya entrada en Segorbe tuvimos el de asistir. (13) Carta Past. 30-XI-1907. (14) Bol. dioc. Circ. 1-2-1908.

EL SIERYO DE DIOS P. LUIS AMIGÓ FERRER

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PROVISION DE PARROQUIAS El Siervo Dios, al tomar posesión de su diócesis se encontró con dos problemas que afectaban directamente a sus sacerdotes. El arreglo parroquial y la provisión de dos canongias, que no pudo llevar a término su antecesor Dr. Benlloch. Con fecha 15 de julio de 1908, dio un Edicto de apertura del Concurso a curatos, estableciendo las oportunas disposiciones a tal efecto y fijando el plazo de sesenta días contados desde la publicación de este Edicto (15), para los ejercicios. El Prelado, designado el Tribunal y dictadas todas las convenientes disposiciones para llevar a feHz término tan delicada em· presa, así se expresaba:

"Excitamos al ardiente celo y a las excelentes cualidades de nuestro amado clero, e invocamos con profundo rendimiento de nuestro coi'azón los auxilios de lo Alto, para que un hecho de tanta trascendencia, así en lo religioso como en lo social, podamos llevarlo a feliz término con toda la recti· tud y justicia que nos proponemos y humanamente sea posible, y sea a mayor gloria de Dios, edificación de los fieles, acertado gobier'no de las Parroquias y bien de todos nuestros amados hijos, tanto sacerdotes como seglares, que es lo que con fervorosa instancia pedimos a Dios en nuestras humildes oraciones" (16). Para la mayor libertad del Tribunal, como es propio en esta clase de oposiciones, el Prelado establecía:

"Ningún escrito llevará la firma de su autor, quien sustituirá aquélla con un lema escogido a placer. El escrito con el lema adoptado se colocara en plica cerrada antes de entregarlo al Tribunal. En papel aparte y otra plica, también cen·ada, dirá cada concurslante cuál es su lema correspondiente" ( 17). Poseemos una referencia del Secretario particular del Prelado que da idea de la imparciaíidad y justicia del Siervo de Dios en este asunto tan espinoso. (15) Bol. dioc. 15-7-1908. (16) Bol. dioc. cit. (17) Bol. cit.

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P. 1!ARL\cKO RAJ\10 L\TORRE, T. C.

Com.o suele , dice dicho en casos parecidos, recomendación per· al Siervo de Dios llegaron cartas sanas interesadas en vro de determinados sacerdotes. Siervo de coÍ1tinúa su. Secretario particular, nunca abrió ;ú vio el contenido de dichas cartas, sino que m.e las hacía colocar en un caión de su tal corno se recibían. el ConCl;T-?? y provistas l~u;. Parroquias cesardes, me dzclendome: a a¡;nr las recomen· elaciones para ver si se ha con lo que ( 18)c

Uno de los testigos de aquel tiempo en Sols::ma, se expresa así sobre la imparcialidad y justicia del Siervo de Dios:

"Yo sé que estando el Siervo de Dios en Solsona, se celebró un Concurso a curatos ..No oí alguna por parte los sacerdotes el modo como se distribuyeron los cargos. Tampoco en ocasión oí yo que se lamentaran los sacerdotes, en forma que se trasluciese falta de imparciali· dad en el modo de proceder del Sr. Obispo'' (19). Más espinoso y difícil se ofrecía el asunto de Ja provisión de ]as dos canongias, para una de las según se oía, a presentarse, como opositor, el sobrino . Obispo, D. Romual· do Amigó, ordenado poco hacía de sacerdote y que moraba con el Siervo de Dios. El Siervo de Dios, tuvo, finalmente, noticia de ello v que su sobrino no se hiciese ilusiones y supiese su modo de pensar, le dijo un día a quemarropa:

"Estoy cansado que me digan que te empuje, para que tomes parte en las oposiciones. Y o n.o te digo que las hagas, ni que las dejes de hacer. Tú eres libre y clete1'minate por ti mismo. Y le añadió, recalcando las palabras:

Lo que si te digo, es que la primera canongia que ha de ser por Oposición. Otr·a no (20). Don Romualdo, finalmente, se determinó a opositar y apro· bado por el Tribunal. Cuando llegó la noticia al Sr. Obispo, se limitó a felicitar a su sobrino. (18) Proc. Ord. Sesión n.'' 27. (19) Proc. Ord. Sesión n.o 27. (20) Proc. Ord. Sesión n. 0 27.

EL SIERVO DE DIOS P. LUS AMIGÓ FERRER

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Uno de los que intervinieron en la calificación, decía:

Sé que el Sr. Obispo no intervino de ningún modo, dejando al Tí'ibunal que juzgase por sí mismo. Cuando fueron a de· cirle que su sobrino lo había hecho bien, el Siervo de Dios se limitó a contestar: "Así me lo han dicho" (21). Nosotros, a fuer de imparciales y a la par conocedores de don Romualdo Amigó durante muchos años, tuvimos la fortuna de constatar sus óptimas cualidades de todo género, que le hi· cieron digno de estar al lado de su prudentísimo tío y compartir con él en varias ocasiones y circunstancias, tareas de gobierno en las dos diócesis de Solsona y Segorbe, como Secretario particular primero y luego de Cámara y Gobierno y Vicario General. A la muerte del Siervo de Dios en Segorbe, el Cabildo le eligió como Vicario Capitular, cargo que desempeñó durante los años de la República y de l., T. C

Tres hombres gloriosos para: lo: fundación de .li.mu.=rio: el :¡:;crcire Luís Amigó y Ferrer (aniba:), Íundcrcior ¿_. r.:os; ei pa:dra I.eón de Al.::rcuás. prÁrr:ar y el ilus~7e al=";{-3:3 ck>n Juan c1~ Ur:~uticr! generoso donante d~ lcr ruc;,.yar r..c:r:-~0 d-= lc:t-? ~·}?·A:.~nos e:o.

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EL S!EHYO DE DIOS P. Lt:IS A}.H~{) FLi~í.U~i{

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üva de dicho Padre. Paralizadas sus obras, no pudo inaugurarse hasta el año 1925. El día 11 de junio 1920 será siempre una fecha de particular importancia en la historia de la reforma penitenciaria en España. Aquella fecha dedicada por la Iglesia a la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, había sido elegida por la Providencia para la inauguración y apertura del primer Reformatorio, proyectado por tantos años. Tres años antes, habíase colocado la primera piedra del edificio, que bendijo el Prelado de Vitoria, en presencia de los protectores de la infancia, don Manuel Tolosa Latour, don Avelino Montero Ríos y don Gabriel M.a Ybarra. El Reformatorio Amurrio, en Alava, llamado Casa Reformatorio del Salvador, nació de la iniciativa de un grupo de bienhechores bilbaínos que se compadecían de la situación de los niños recluidos en la cárcel. La dirección y gobierno del mismo fue encomendada a los Religiosos Terciarios Capuchinos, hijos de Mons. Amigó. El objeto propio del Reformatorio de Amurrio, es el tratamiento de reforma de los menores necesitados de reeducación por largo tiempo, aunque de duración indeterminada. Por lo que respecta a su carácter, es el Reformatorio un establecimiento de tipo educativo, no un Reformatorio de tipo correctivo o disciplinario, aunque disponga de una sección especial que, más que para el tratamiento de difíciles, se utiliza para el mantenimiento del orden y del ambiente familiar en las demás secciones, separando temporalmente a los inadaptados que las perturben. Por la índole de la educación protectora que se proporciona a los alumnos es, ante todo, una institución católica v eminentemente familiar y paternal. Sus enseñanz2s, por disposiciones estatutarias, han de ajustarse a la doctrina de la Iglesia Católica, y su trato a los alumnos se basa en la caridad y en el afecto (1). Explicando su denominación «Casa Reformatorio del Salvador», decía el Presidente de su Patronato y del Tribunal de Bilbao, don Gabriel M.a Ybarra, apóstol de la juventud extraviada: «Se llama Casa, para denotar el calor y el afecto del hogar. Se llama Reformatorio pura expresar su objeto. Se llama del Salvador, porque es precisamente una escuela de salvación, y porque sus fundadores entendieron que no hubieran podido es· coger para esta empresa nombre más adecuado que un nom(1)

La Casa del Salvador. T. Roca,

53.

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P. \!ARIAi';0

e

LA IGLESIA DE SANTA MARIA DE SEGORBE la inst2Jación de la conmnidad e~1 aquel Santuario Mariano de la Cueva Santa, dedicóse de Dios a la empresa de la recuperación de la Iglesia Santa María, que, como dijimos, había sido convertida en mesón y en otros usos indecorosos. Afortunadamente, la propiedad de dicho exconvento era en· tonces del cuya Jtmta se componía en su mayor parte de sacerdotes, lo que le facilitó la adquisición dicha Iglesia. Pero el arriendo de ella se sacaba era el sostén de el Siervo de Dios no en manera alguna dicha institución. perjudicarla. Y por esto, intentó allegar recursos para comprarla al Patronato. A costa de sacrificios person,ales misn10 año lograr su y se otorgó escritura cte r-r.-vn,..r, la iglesia a su nombre, como Prelado de la diócesis, septiembre de 1922. Dado este paso, no fueron pocas las solapada le hicieron los inauilínos de que había en apoyados po~ alg1.mos de la pobla· iglesi_al )r ción, que con malos ojos se retardaron más de un año el desalojar sus :y l1acc~rle entrega de llaves. Tomada ya, por posesión del edificio, ;...v.uu>, Oh Señor, oh amigo, oh esposo. Hágase -vuestra vo· luntad ahora y siempre» (3). Este era el estado de Monseñor Amigó. En el Pater Noster que era su oración vocal predilecta, hallaba la fórmula de su total conformidad y abandona en la voluntad de Dios. El mismo nos ha dejado escrito su pensamiento sobre el parti· cular: «Ved aquí, decía, la oración más breve, al propio tiempo (2) Camino de Perfección, cap. 25. (3) Vida de Sta. Francisca Chantal, por Mons. Bougard.

EL SIERVO DE DIOS P. LUIS A:\IIGÓ f'ERRER

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que la más sublime, la más eficaz y la más grata a Dios nuestro Señor, como enseñada por el mismo Jesucristo a sus Apóstoles. En ella hacemos un acto de adoración al Señor, reconociendo su Supremo dominio sobre todas las criaturas, que le rinden vasallaje en el cielo, en la tierra y aun en los mismos abismos. Con ella, sometemos a su imperio soberano, cuanto de más caro tiene el hombre: nuestro entendimiento, nuestro juicio y nuestra propia voluntad. A ella va unido el sacrificio más sublime de nuestros sufrimientos, dolores, adversidades, contradicciones y hasta de la misma vida. Y ella, en fin, es la expresión más genuina de nuestro amor a Dios, siendo, como es el amor, el lazo que une más fuerte entre sí las voluntades de los amantes. «Por esto, la con:fo.rmidad con la voluntad de Dios, es el acto más grande que puede hacer el hombre, y en él tienen su ejercicio todas las virtudes» ( 4). «Y ¿qué obra podremos nosotros ejecutar, que sea tan perfecta y tan del agrado de Dios, como la del mismo Señor quiere y exige de nosotros? No es, además, el cumplimiento de su voluntad san· tísima lo que venimos pidiendo toda nuestra vida? Pero, no sólo ésto, sino que además, la justicia reclama también, que en todo y por todo, estemos pendientes de la voluntad divina. Pues si el artí· fice tiene amnimodo derecho sobre su obra, ¿cómo podremos nos· otros sustraemos al cumplimiento del divino beneplácito, cuando todo lo que somos, tenemos y esperamos, lo debemos a la liberal mano de Dios?» (S). Este pensamiento y disposición del Sien·o de Dios, como se refleja en sus palabras y en sus obras, coincide admirablemente con la exposición que el Santo Obispo de Ginebra, de quien el P. Luis fue admirador y discípulo aventajadísimo, hace del alma enamorada de Dios, comparándola a una estatua en manos del artífice. «Si una estatua, dice el Santo, colocada en un nicho en medio de una sala, tuviese la propiedad y facultad de la lengua, y fuese pre· guntada: ¿Por qué estás ahí? Porque, diría, mi Señor, el escultor me ha puesto precisamente en este lugar. ¿Y por qué no te mueves? Porque mi Señor quiere que yo esté quieta, diría también. Y ¿de qué te sirve el estar quieta y cuál utilidad sacas de ello? Yo no estoy aquí por mi utilidad ni por mi comodidad, sino por senrlr y obedecer a la voluntad de mi Señor. Y ¿no ves nunca a tu Señor? No, pero El me ve a mí, y tiene grande gusto por que yo esté donde El me ha colocado. ¿No desearías tener movimiento para ir (4) Pastoral 30 de noviembre el>.

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«Yo en Inuchas ocasiones oí que las gentes comentaban que el P. Luis era un santo. Esto lo decían gentes de todas clases sociales. Actualmente, cuando se van enterando de la incoación de la Causa, aprueban diciendo que efectivamente era un santo. (1). «Ya antes de morir el Siervo de Dios gozaba de fama de san· tidad». Es la Madre Elisa de Altura: «No solamente nosotras que estábamos más en contacto con él, sino todas las gentes que le conocían, le juzgaban santo y así lo mani· festaban. Gentes de toda condición hablaban de él como de un alma entregada totalmente a Dios.» «Hubo una conmoción general entre las gentes que se enteraron de la muerte del P. Luis. Godella, Masamagrell y todos los pueblos circunvecinos y también de la Diócesis de Segorbe, se volcaron tomando parte en la manifestación del duelo. La prensa se hizo eco publicando artículos laudatorios en favor y honra del P. Luis. Este plebiscito es la mejor prueba del concepto en que se le tenía a nuestro Padre>> (2). La procesión que salió al encuentro del cadirver estaba formada por todas las Congregaciones de la Parroquia, que, después de la Cruz alzada, figuraban con sus respectivas banderas. A continuación, las Comunidades de Padres Capuchinos de Masamagrell, Terciarias Capuchinas, Tercera Orden de San Francisco de la Magdalena y el Clero parroquiaL Ofició el Deán de Segorbe, Dr. D. Miguel Juliá, asistido por el Doctoral y el Penitenciario. A continuación, el coche fúnebre, al que fue trasladado previamente el cadáver, formaban en el triste cortejo dos presidencias. La primera estaba integrada por el Sr. Obispo Auxiliar, Sr. Lauzurica, por el Diputado a Cortes de Derecha Regional D. Ignacio Villalonga, por el Gestor de la Diputación Sr. Ruiz y por el Alcalde y Juez Municipal de Masam:xgrell, y el Dr. D. Marcelino Blasco, Vicario General de Segorbe. La segunda presidencia fue integrada por la familia, en medio de la cual se veía a D. Romualdo Amigó, sobrino del Prelado; por el Director espiritual del Siervo de Dios, por D. Juan Boada y D. Salvador Escorihuela, por el Superior General de los Terciarios Capuchinos, y por e] Sr. Forner en representación de MasamagrelL Detrás de la presidencia figuraban un numeroso cortejo, en el que se destacaban representaciones del Cabildo de Valencia, de di· Col. de f., S. 29. (2) Col. de f., S. 32.

(1)

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versas Ordenes Religiosas, Cura y Ayuntamiento de Ador, de donde el finado era hijo adoptivo, representaciones de Puzol, de la Diócesis de Segorbe, del Seminario de Valencia y otras. El cadáver fue colocado en el severo túmulo preparado en la Parroquia del pueblo. Y, completado el oficio, rezó el Obispo Auxiliar un responso. Durante la noche, Religiosos y Religiosas Terciarios y otros fieles, velaron continuamente el cadáver de su venerando Padre y le acompañaron en sus sufragios y plegarias. A las nueve y media de la mañana del día 3, se celebró en la Parroquia de Masamagrell, una solemne Misa Pontifical, en la que

Miles y miles de fieles desfilaron ante el féretro del finado, disputándose, cual preciadas reliquias, las flores que envolvían la caja

ofició el Sr. Arzobispo de Valencia, asistido de sus capitulares. El Pontifical fue dirigido por los Preceptos de Ceremonias ele las Catedrales ele Valencia y de Segorbe. La Schola Cantorum del Noviciado de Godella, unida a la de la Escuela Seráfica del Convento de la Magdalena, cantó, en puro

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gregoriano, todo el Nocturno y Misa de Difuntos. Fue verdaderamente una labor ejemplarísima y muy estimable la que realizaron los cantores, por el ajuste, precisión y matiz que dieron a las insuperables melodías gregorianas, por lo que, una entusiasta y merecida felicitación del Sr. Arzobispo, que alabó cumplidamente la orientación de cantar en puro gregoriano, como quiere la Iglesia. En el Ofertorio, subieron a ofrecer la oblata, el Alcalde de Masamagrell, en representación del pueblo; el Deán de Segorbe, el Padre Provincial de los Capuchinos de Valencia, el P. General de los Padres Terciarios Capuchinos y D. Vicente Carreres, por las representaciones de Segorbe.

EN LA CASA MADRE DE LAS TERCIARIAS CAPUCHINAS Terminada la Misa, se cantó un responso. Y, acto seguido, se organizó el traslado del cadáver a la Casa Madre de las Terciarias Capuchinas situada en la misma plaza de la Parroquia, con sus respectints banderas; las Comunidades de Capuchinos y muchos sacerdotes de los pueblos limítrofes, y las dos presidencias dichas, detrás del Clero, y del féretro. En el trayecto se observó un gran silencio y recogimiento, pudiéndose afirmar que, de nuevo se asoció toda la población, sin distinción de clases ni de ideologías, al duelo que produjo la muerte del Sr. Obispo. El rumor apacible de la Salmodia y el insuperable canto del Benedictus, producía una impresión profunda de gran emoción re,.ngwsa. . El cadáver, llevado también en hombros de Sacerdotes Terciarios, fue colocado en el sencillo túmulo preparado en medio de la Iglesia. Allí dejado hasta el día siguiente para que las religiosas hijas del Siervo de Dios pudieran admirar a través de la franja de cristal dejada en medio de la caja mortuoria, la figura pacífica y mansa de su Padre. Durante todo el día y hasta la hora en que se levantó el féretro al día siguiente, vióse éste visitado por multitud de personas, que le besaban la caja que contenía los restos del Sienro de Dios y pasaban por ellos sus rosarios y medallas.

EL SIERVO DE DIOS P. LUIS Ai\IIGÓ FERRER

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«Durante todo este tiempo (mientras estuvo en la Iglesia de las Terciarias) fue un desfile continuado de las gentes por delante del cadáver, tocando al féretro objetos y recogiendo las flores que rodeaban la caja mortuoria. No sólo durante el día, sino también por la noche no cesó el desfile de los fieles ante Jos restos mortales dd Siervo de Dios.» (Elisa 32) (3).

SEPULTURA DEL SIERVO DE DIOS El día 4 de octubre, festividad del P. S. Francisco, se celebró en la Iglesia de las Relígiosas una solemne .i\IIisa en sufragio del

A hombros de sus hijos los Terciarios Capuchinos, visiblemente emocionados por la desgracia, con la concurrencia de autoridades y el pueblo en masa se trasladaron los restos del P. Luis, de la Parroquia de Masamagrell al Noviciado de las Terciarias Capuchinas de dicha ciudad

finado, oficiada por el R. P. Juan Bautista de Ardales, Provincial de los Capuchinos de Andalucía, llegado el día anterior para tal fin. Dicho Padre hallábase celebrando Consejo Provincial, al recibir la ( 3) Proc. Inf., S. 32.

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noticia, y se puso en camino para unirse a los funerales del Siervo de Dios, a quien había amado cordialmente. A la Misa asistía el Obispo Auxiliar de Valencia, Dr. Lauzurica. Inmediatamente después, se cantó un responso, oficiando dicho Sr. Obispo y comenzó el Oficio de la sepultura. La escena, con sus notas de ternura y dramatismo, era emocionante. Cuando los Sacerdotes Terciarios se disponían a tomar el féretro, los fieles que lo rodeaban, se disputaban las flores que lo envolvían, como preciosa reliquia, otros sacerdotes allí presentes, buscaban un puestecito del féretro donde colocar sus hombros para poder llevar hasta la postrera morada el cadáver del amado Pastor. Los Terciarios y sus hermanas las Terciarias rodeaban por completo el cadáver y se despedían llorando de tristeza y devoción. Y el féretro, como en triunfo, apareció sobre las cabezas de la abigarrada muchedumbre. Y entre alabanzas y gemidos, en breves momentos, desapareció en el sepulcro, dejando las almas impregnadas de tristeza, saturadas de consuelos y de unción religiosa. Fue una escena tiernísima, que recordaba el tránsito de San Francisco y la orfandad en que quedaron los franciscanos, Santa Clara y sus hijas.

EN LA CATEDRAL DE SEGORBE

En la Catedral de Segorbe fueron celebrados solemnísimos oficios, por el alma del Obispo difunto, el día 4 del mismo mes. Ofició el Sr. Obispo Auxiliar de Valencia. Al final se cantaron cuatro responsos. Al acto asistieron gran concurso de fieles, la familia del ilustre finado, representaciones de los Terciarios y Terciarias Capuchinas, Padres Franciscanos, Padres Carmelitas y muchos Sacerdotes de la Diócesis. Fue en verdad otra manifestación de duelo a la que se asociaron todas las clases sociales. Terminados los solemnísimos funerales, se despidió el duelo en los Claustros de la Catedral y el Sr. Deán, D. Miguel Juliá que lo presidía, pronunció el siguiente elogio fúnebre:

«Después de una larga vida, consagrada toda ella, a la gloria de Dios, al servicio de la Iglesia y al bien de la humanidad~ ha fallecido santamente en la Residencia ele los Terciarios

13L SIERVO DE DIOS P. LUIS &'\é!IGÓ FERRER

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Capuchinos de Godella, nuestro Prelado amantísimo Fray Luis Amigó y Ferrer. No porque sea el día de la muerte el día de las alabanzas, como vulgarmente se dice, sino porque lo merecía el egregio finado por sus insignes virtudes y porque nos brota espontáneamente del corazón, queremos hacer en estos momentos de duelo, un sintético elogio del amadisimo Prelado que acabamos de perder. Desde muy joven entró en Orden Capuchina, haciendo su Noviciado en Bayona, donde estaban refugiados los Capuchinos españoles y siendo con otros compañeros de religión quien restauró la Orden en España, desempeñando siempre en ella cargos de responsabilidad y de confianza, como las Guardianías de Orihuela y de Masamagrell, y distinguiéndose en la vida religiosa por su bondad característica, por su austeridad y por su sencillez verdaderamente franciscana. Pero su obra más eminente, que le coloca al nivel de los grandes fundadores de la 1glesia, ha sido la institución de dos gran· des y beneméritas Congregaciones: la de Terciarios Capuchinos para la corrección y reforma de la juventud extraviada, y la de Terciarias, destinada principalmente a la enseñanza, a las obras de caridad y a las Misiones. De la primera podemos decir que cuando apenas se conocía y se practicaba en España la pedagogía correccional, el insigne Prelado fallecido, ponía en las Constituciones de la nueva Congregación, las normas, y trazaba el camino a seguir en esa obra de verdadera trascendencia social. Por eso yo no dudo de poner el nombre de Fr. Luis Amigó al lado de los grandes santos fundadores del pasado siglo; San Juan Bosco, recientemente canonizado y San Juan Bautista de La Salle; y aún me atreverta a decir· que Fr. Luis Amigó completó la obra de aquéllos, en lo referente a la formación moral de juventud, con sus establecimientos de corrección. Dios bendijo copiosamente esta obra y el mismo insigne Fundador, como le llama Severino Aznar, tuvo el consuelo de verla extendida en España y fuera de ella. Los Terciarios Capuchinos cuentan actualmente 18 Casas y entre las que están las notables fundaciones de Madí'id." (4). (4)

Col. de f.

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P. ).!ARL\:\:0 RAMO LHORRE, T. C.

PROVIDENCIA DEL SEÑOR SOBRE SUS RESTOS Así habla el Dr. «Los restos del Siervo de Dios no se trasladado nunca de sepultura, y tampoco han sido profanados en ninguna ocasión. Yo soy médico titular Masamagrell desde muchos años. Conser· vé el título aún en tiempo de la República y de Revolución. Con este motivo, al convertirse el Convento de las Terciarias en Refugio de evacuados, yo tenía que entrar con frecuencia y casi a diario para atender a los centenares de refugiados instalados en dicha casa. Con este motivo yo buscaba ocasión para dar un vistazo en la cripta, donde estaban inhumados los restos del Siervo de Dios. Vi que a la altura escasa de dos metros había unos golpes de queta en la parte posterior del sepulcro. Esto daba a entender que se había intentado exhumar los restos, pero habían desistido de este propósito. Todavía hoy se ve el boquete en dicho lugar.)) (5).

Sepulcro del Siervo rle Dios

(5)

Proc. Inf., S. 56.

Esta Obra MENSAJE DE AMOR Y DE REDENCION del Siervo de Dios P. Luis Amigó Ferrer, Capuchino, Obispo de Solsona y de Segorbe, gran Apóstol de las Terceras Ordenes franciscanas, Fundador de las Religiosas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, se publicó en la Editorial J. Doménech, de Burjasot, y terminándose el dfa 8 de diciembre de 1977, año de la Aprobación pontificia de la Causa de Beatificación del Siervo d.e Dios.