(La historia se encuentra en la página 9)
mayo - junio, 2017 volumen 31, número 3
Este librito no es para la venta
Junta Directiva: Eugenio Heisey
Duane Nisly Marcos Yoder Pablo Schrock Noé Schrock Antonio Valverde Jesús Villegas Sanford Yoder
Editor
Duane Nisly
Circulación
Jimmy Ramírez
Cualquier correspondencia debe dirigirse a: La Antorcha de la Verdad Apartado Postal #15 Pital de San Carlos Costa Rica, C. A. Tel: (506) 2465-0017 Fax: (506) 2465-0018
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CONTENIDO
El pescador se convierte . . . . . . .portada Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3 Contender por la fe . . . . . . . . . . . . . . . . El error de Balaam . . . . . . . . . . . . .4 Palabras del anciano Son insondables . . . . . . . . . . . . . . .16
Historia bíblica:
Jesús es condenado . . . . . . . . . . . . . . .18
Sección para padres
El llamado supremo Desarrollemos un corazón de siervo 10b . . . . . . . . . . . . . .17
Sección de cocina
Pollo asado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .24
Sección para jóvenes
El camino que ella escogió Los años de la adolescencia 2c . . .25
Sección para niños
Los hoyos de dona . . . . . . . . . . . . . . .30 Actividad para niños . . . . . . . . . . . . . .34 Del polvo fui tomado . . . . . .contraportada
LA ANTORCHA DE LA VERDAD se publica bimestralmente por Publicadora La Merced, ubicada en Santa Rita de Río Cuarto, Costa Rica. PUBLICADORA LA MERCED trabaja sin fines lucrativos para extender el evangelio, para propagar doctrina sana y bíblica de orientación anabaptista, y para presentar consejos para la vida cristiana práctica en América Latina.
Si desea hacer una donación, la puede hacer por medio de un cheque en dólares estadounidenses a nombre de Asociación Servicios Cristianos Menonitas, o por medio de una transferencia internacional: (Asociación Servicios Cristianos Menonitas, cuenta #15201347000014732 en dólares estadounidenses. SWIFT: BCRICRSJ y/o UNIVERSAL ID019339, Banco de Costa Rica. San José, Costa Rica, entre Av. central y segunda, calles cuatro y seis.) Diseño de la portada: Randall Nisly
Estimado lector:
que busca con corazón sincero, hallará la verdad
Una plaga de ratas en la casa es una gran
(y no será engañado). Dios dijo que “el Espíritu de
molestia. He intentado eliminarlas con ratoneras,
verdad … os guiará a toda la verdad”. Su deseo es
poniendo un bocado de comida rica para inducirlas
que conozcamos la verdad. ¿Cómo, pues, podemos
a probar el cebo. La idea es engañarlas para que la
evitar el engaño?
prueben y queden atrapadas. El pescador también
Cuando Dios nos presenta una verdad,
conoce este truco. Cuanto mejor se camufla el
tenemos que tomar una decisión. Aceptamos lo que
cebo, más probabilidad tiene de pescar algo. Su
nos dice y ajustamos nuestra vida según la verdad,
intención es engañar a los peces.
o decidimos rechazarla y optar por algo más fácil
En los casos anteriores, el engaño sirve para
porque nos parece muy dura. Cuando aceptamos la
un buen fin. Sin embargo, en la vida nosotros
verdad y hacemos los cambios necesarios en la
enfrentamos el gran peligro de ser engañados.
vida, avanzamos en nuestro crecimiento espiritual y
Satanás usa mucho el engaño para atrapar a
nos encontramos en una posición donde Dios puede
cualquiera que puede. Trata de hacerle creer que
seguir revelándonos más de su verdad. Por otra
todo está bien mientras lo atrapa en sus garras.
parte, en el momento en que rechazamos lo que
Es un peligro del cual el creyente debe estar en
Dios nos dice por medio de su Palabra y su Espíritu,
alerta todo el tiempo. Y lo más serio del engaño
cerramos la puerta a ese camino de crecimiento en
es que el que se halla engañado no lo sabe.
la verdad, y abrimos la puerta al engaño. Muchos
El peligro del engaño nos hace pensar
caen en la trampa cuando empiezan a rechazar
seriamente. A veces nos hace inseguros de
algún mandato o alguna verdad que enfrentan. De
nosotros mismos. ¿Será posible que yo esté
allí en adelante, se convierten en presa fácil del
engañado? ¿Cómo puedo saber si estoy engañado
engaño para el enemigo.
o no? Preguntas como éstas pueden inquietarnos y
Así que, no es necesario tener miedo de caer
hacernos perder la paz. Creo que hay unas pautas
en el engaño, pero tenemos que ser muy
que nos pueden ayudar en esta cuestión.
transparentes y receptivos a lo que Dios nos
Jesús dijo: “Todo aquel … que busca, halla”.
enseña por medio de su Palabra y su Espíritu.
Dijo también: “Bienaventurados los que tienen
Tenemos que someternos a la verdad. Así
hambre y sed de justicia, porque ellos serán
evitamosr la trampa del engaño.
saciados”. Dios no quiere que nadie caiga en el
Duane Nisly
engaño. Él quiere presentarnos lo verdadero. Y el
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El error de Balaam #3
Felipe Yoder
a epístola de Judas nos advierte de hombres impíos que entran en la iglesia de Cristo. Éstos, con sus falsas enseñanzas, arrastran a los creyentes al error. También insta a los creyentes
L
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a contender por la fe para no perderla como les sucedió a los israelitas al llegar a la tierra prometida. Ellos por su incredulidad rehusaron obedecer a Dios y se quedaron en el desierto donde murieron. El
propósito de esta pequeña misiva era exponer a los falsos maestros, y exhortar a los creyentes a mantenerse fieles a la sana doctrina que les fue enseñada. Para nuestra seguridad espiritual, es necesario que identifiquemos a esas personas cuando intentan ingresar en la iglesia. Para exponer algunas de las características de esos falsos maestros, el apóstol utiliza varios personajes de la Biblia para representar mejor cómo son. El segundo de esos personajes que el apóstol utiliza es Balaam. Judas dice que los falsos profetas “se lanzaron por lucro en el error de Balaam” (Judas 11). ¿A qué se refería Judas? ¿Quién era Balaam? ¿En qué consiste su error? En el capítulo 22 de Números leemos la historia de Balaam. Los hijos de Israel, después de vagar por el desierto durante casi 40 años, llegaron al país de Moab. Balac, el rey de Moab, había oído que Egipto había quedado en ruinas cuando el Dios de Israel los sacó de allí. Había oído de los milagros que Dios había hecho durante el viaje, y que ningún pueblo había podido hacerles frente. Balac tuvo miedo de que los israelitas
hicieran guerra contra su país y que él no pudiera resistir. Balac, un hombre pagano e idólatra, creía que el poder de los dioses paganos podría detener el frente israelita. Así que mandó mensajeros para hacer venir a Balaam, un famoso hechicero, adivino, y profeta de Mesopotamia. Balac quería que Balaam maldijera a Israel. Le ofreció honor y riquezas a cambio. Aunque Balaam no era israelita y practicaba artes ocultas, también reconocía y respetaba a Dios. Cuando consultó a Dios respecto a la petición de Balac, Dios le dijo que no fuera y que no maldijera al pueblo porque era bendito. Así que Balaam les dijo a los mensajeros de Balac: “Jehová no me quiere dejar ir con vosotros”. La respuesta de Balaam da a entender que su corazón codicioso deseaba los galardones que ofrecía Balac. Él quería ir, pero Dios no se lo permitió. Dios era un obstáculo que le impedía recibir la recompensa. Balac mandó a otros mensajeros con una oferta aun más atractiva. Aunque Balaam ya sabía lo que Dios le había mandado, les pidió a los mensajeros que se quedaran 5
hasta que él consultara otra vez con Dios. Esta vez, Dios le dijo que fuera con ellos, pero que hiciera solamente lo que él le dijera. Al llegar Balaam a Moab, tres veces quiso Balac que Balaam maldijera a Israel. Sin embargo, por mandato de Dios, Balaam bendijo a Israel tres veces en lugar de maldecirlos. Balac se enojó y quiso despedirlo sin ninguna recompensa. Balaam se sometió a Dios en lo que dijo. Pero en su corazón perverso, lleno de avaricia maquinó otra manera de darle a Balac lo que quería sin tener que maldecir al pueblo de Israel (Números 31:16). Le aconsejó a Balac que las mujeres de su pueblo trabaran amistad con los hombres de Israel, que los invitaran a asistir a las fiestas dedicadas a sus dioses, y que los sedujeran a cometer fornicación. De esta manera el pecado mismo de los israelitas traería sobre ellos la ira de Dios, perderían la bendición de Dios, y serían destruidos. En efecto, el consejo rindió frutos para Balac, y pronto la interacción entre los dos pueblos llevó a los israelitas a cometer fornicación con las moabitas. Luego Dios castigó a los israelitas con la muerte de 6
24.000 hombres (Números 25:19). Mientras Balaam se justificaba, alegando que había obedecido a Dios en no maldecir al pueblo de Israel, al mismo tiempo les había tendido una trampa con la que se logró el mismo objetivo sin “ensuciarse las manos”. Cuandoquiera que una persona por avaricia sobrepasa los principios de la justicia cristiana a cambio de algún beneficio personal, ha caído en el error de Balaam. Judas nos advierte de esos falsos profetas que por lucro, sea por dinero o algún provecho personal, violan las leyes de Dios y desvían al pueblo de Dios de su voluntad. Todo esto sin dejar de aparentar que son siervos de Dios. Jesús condena fuertemente a los que hacen largas oraciones mientras, por otra parte, devoran las casas de las viudas (Mateo 23:14). Siendo esclavos de la avaricia, pierden los escrúpulos cristianos y cometen toda clase de maldad, por el fuerte deseo de algún beneficio propio. A nuestro alrededor, muchos usan la religión como fuente de ganancia. Exigen los diezmos para enriquecerse. Piden contribuciones para la obra de Dios, pero en realidad, las usan
para vivir en opulencia. El apóstol Pablo habla de los que “toman la piedad como fuente de ganancia”, y nos manda diciendo: “apártate de los tales” (1Timoteo 6:5). Por otra parte, también es importante reconocer que nosotros a veces somos tentados a transigir con la falsedad y los conceptos no cristianos, y todo a cambio de algún beneficio personal. Presentamos justificaciones para alguna violación de los principios cristianos si dicha violación nos favorece en nuestros negocios. Si una “mentira piadosa” mejora nuestras ganancias u oculta algún error nuestro, nos vemos tentados a caer en el error de Balaam. Si está en juego una posición de prestigio y poder, nos vemos tentados a suavizar nuestra postura respecto a los principios bíblicos. Fue el amor al dinero, la avaricia, lo que desvió el corazón de Judas Iscariote de su amor y lealtad a Jesús y lo llevó a caer tan bajo que entregó a su Señor. Luego, lo llevó a su muerte. Cuando entendió hasta donde lo había llevado la avaricia, despreció el dinero y se suicidó (Mateo 27:5). La Biblia nos dice que el amor
al dinero daña y tuerce la consciencia de la moralidad cristiana. En 1 Timoteo 6:9-10 dice: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe”. Jesús nos dice en Mateo 6:24: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Y el apóstol Pablo nos amonesta en Efesios 5:5 con estas palabras: “Porque sabéis esto, que ningún … avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”. Uno de los requisitos para el obispo es que no sea “codicioso de ganancias deshonestas” y que no sea “avaro” (1Timoteo 3:3). Tenemos que reconocer que es imposible servir a Dios mientras vamos tras alguna ambición personal. Nuestro servicio a Dios debe ser voluntario y con ánimo pronto, y no por ganancia deshonesta (1 Pedro 5:2). A Dios le agrada el 7
servicio que nace del corazón de amor por él y por su causa. El avaro tiene la vista muy corta. Su deseo, esfuerzo, y energía enfocan lo material, lo pasajero, lo de esta vida. Está tan dominado por el deseo de tener posesiones que olvida las verdades eternas de Dios. Jesús nos hace la pregunta: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26). Llegará el día cuando estemos delante de Dios desnudos; sin nada a nuestra cuenta aparte de lo que hayamos invertido en el reino de Dios durante esta vida. Entonces ¿qué valor tendrá todo lo que hayamos acumulado aquí? El avaro es egoísta. Piensa en sí mismo. Piensa en amontonar para sí mismo aun a costas del bienestar de otros. A Balaam realmente no le importó el bienestar de Israel. Lo bendijo solamente porque Dios no le permitió maldecirlo. El consejo que luego le dio a Balac es prueba de que no le interesó el bienestar de los israelitas. Lo único que le importaba era el beneficio propio. En Efesios 4:28 nos dice que debe8
mos trabajar con las manos para que tengamos “que compartir con el que padece necesidad”. En Hechos 20:35 nos recuerda que “más bienaventurado es dar que recibir”. Otro aspecto del error de Balaam fue dudar de la palabra de Dios. Al parecer, Balaam creía que Dios podría cambiar su palabra y permitirle satisfacer sus gustos y deseos. En la carta del apóstol Judas, notamos que ése es uno de los problemas de los falsos maestros. Ellos intentan cambiar la Palabra de Dios. No están conformes con lo que Dios dice, el evangelio que les ha sido dado. Quieren hacer que la Palabra de Dios diga lo que en realidad no dice. Pero con Dios no se pueden negociar esos asuntos. Al ver la advertencia que nos da el apóstol Judas, esta historia de Balaam nos enseña a dónde lleva el camino del que no acata la Palabra de Dios. Nos exhorta a no seguir la avaricia del corazón, a tomar en serio la Palabra de Dios, y a no buscar la manera de cambiarla y negociar con Dios acerca de ella. Judas nos insta a aceptar su Palabra sin tratar de acomodarla a nuestros gustos. Debemos obedecerla tal y
como nos enseña. El error de Balaam es un camino que conduce a la perdición. Es un camino de engaño y destrucción. Es un camino extremadamente peligroso. ¿Cuál es el deber del creyente sincero que se preocupa por su condición espiritual? Judas nos insta a “contender por la fe”. Es posible perder la fe santa, la fe una vez dada a los santos. Los israelitas perdieron la vida porque perdieron la fe. Fueron libertados de la esclavitud en Egipto, sólo para morir en el desierto por su desobediencia a la Palabra de Dios (Judas 5). De la misma manera, los ángeles que una vez fueron fieles a Dios, fueron echados del cielo por su rebeldía a la autoridad de Dios.
El error de Balaam nos hace inútiles en el reino de Dios. Pidámosle a Dios que nos limpie el corazón del deseo de aprovecharnos materialmente de nuestro servicio a Dios. El beneficio que podamos obtener no debe influenciar la calidad de nuestro servicio. Sigamos fielmente al Señor, con humildad siguiendo su Palabra en todo aspecto, y él nos guardará sin caída para presentarnos delante de su gloria con gran alegría (Judas 1:24). A su tiempo, Dios nos galardonará según lo que merezcamos. ¡Cuidémonos del error de Balaam!
EL
PESCADOR SE CONVIERTE
oger Hale era un pescador y capitán de un grupo de pescadores en un pueblo costero de Inglaterra. Era fornido y conocido por su fuerza y por su valentía frente a cualquier peligro. Su aspecto físico exigía el respeto de todos. No le temía a Dios ni a ningún hombre.
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EL
PESCADOR SE CONVIERTE
Tampoco le temía al mar, ni aun en la más recia tormenta. Roger tenía 31 años y era el predilecto de todo el pueblo. Y aunque todos sabían que era un incrédulo aferrado y que era capaz de proferir las más groseras blasfemias, todos lo querían mucho. Todos le decían “capitán”, y por dondequiera que anduviera se oían los saludos de la gente: “Buenos días, Capitán”, y “¿Cómo está hoy, Capitán?” Cuando un barco se estrellaba contra las rocas durante una tormenta, Roger siempre era el primero en pilotar el bote salvavidas para rescatar a los náufragos. Desde la popa del barco, manejaba el timón y mientras se dirigía hacia el naufragio, gritaba con su voz tronante y con un sin fin de groserías a los remeros. En cuanto a los vicios, Roger era un hombre sano, pero su reputación de incrédulo y de hablar blasfemias lo distinguía. Sin embargo, en la casa y en presencia de las mujeres y los niños, controlaba su manera de hablar y era respetuoso. Era un buen marido para su esposa, Ana, y amaba a su hija Juanita de todo corazón. La esposa de Roger era pequeña, de físico frágil, y de temperamento agradable. Su manera de ser dejaba un fuerte impacto sobre Roger, ya que ella era creyente fiel en el Señor y amaba a Dios de todo corazón. Juanita, la pequeña hija, tenía seis años. Su carácter sugería rasgos de su padre de algunas maneras. Era una niña muy inteligente, pero también tenía un carácter fuerte como él de su papá. Compartía con su padre la misma afición por el mar, y cuando las condiciones del tiempo se prestaban, lo acompañaba en sus viajes de pesca. Pero Juanita amaba a Dios a su manera sencilla e inocente, y siempre asistía a la escuela dominical. Tras regresar a casa después de la escuela dominical, se sentaba con su papá en la banca delante de la casa y le mostraba el dibujo de la lección del día, y le contaba la historia y le explicaba lo que había aprendido. Ella trataba de explicarle todo lo que la maestra hubiera enseñado en la clase. El papá prestaba atención a lo que su hija le decía, y se mostraba paciente y aun trataba de mostrar interés. Pero en su corazón no creía 10
EL
PESCADOR SE CONVIERTE
en la Biblia. Se había endurecido tanto que no quería saber nada del evangelio. Procuraba de que Juanita no se diera cuenta de que no creía en Dios ni en la Biblia. Tampoco impedía que su esposa viviera su fe porque en lo profundo del corazón se alegraba de que ella fuera creyente. A veces él mismo se lo decía. Sabía que ella estaba orando por su salvación, pero seguía resistiendo el llamado de Dios. Cada sábado por la tarde, en el verano, los pescadores acostumbraban reunirse a la orilla del mar en pequeños grupos. Allí fumaban pipa y discutían sobre política, pesca, o religión. Por su parte, las mujeres permanecían cerca de sus casas y vigilaban a los niños que jugaban alrededor de ellas. Unas confeccionaban la ropa que los hombres necesitarían para el siguiente invierno. Otras remendaban las redes de los pescadores. Roger disfrutaba esas reuniones informales de los sábados en la tarde. Era allí donde él lucía elocuente en los temas que tocaban. Él podía hablar con más fuerza, y blasfemar con más elocuencia que cualquier otro del pueblo. Cuando hablaban de religión o de la Biblia, Roger siempre encontraba la oposición de sus compañeros que creían en la veracidad e inspiración de la Palabra de Dios. Pero Dios no se daría por vencido con Roger a pesar de su hablar irreverente y su incredulidad jactanciosa. Roger, como cualquier otro, 11
EL
PESCADOR SE CONVIERTE
podría llegar a ser un instrumento útil para el reino de Dios aun después de haber retado tanto a Dios. Roger mismo jamás hubiera creído que algún día llegaría a ser un instrumento útil para Dios. Cierta tarde, Roger subió a su bote e izó la vela para hacerse a la mar. Hacía buen tiempo; era una tarde tranquila. Sin embargo, la atmósfera era un tanto depresiva, lo cual advertía de que el tiempo pudiera sufrir un cambio repentino. Roger, con la pericia de un experto, pilotó su embarcación con cautela mientras se iba levantando una leve brisa. Él no tenía miedo; había salido solo muchas veces, en condiciones severas. Era un navegador de nacimiento, y disfrutaba el movimiento del bote sobre las olas. Sin embargo, conforme transcurría la tarde, las olas se hacían cada vez más grandes. El bote era fuerte y surcaba con facilidad las crecientes olas. Roger con sus propias manos había construido la embarcación y le tenía mucha confianza. La manera en que respondía el bote le daba satisfacción y nada le preocupaba mientras su brazo fuerte guiaba el timón y pilotaba el bote sobre las olas que cada vez se hacían más grandes. Aquello era la vida de Roger; lo que le complacía más que cualquier otra cosa. Tan ceñido estaba Roger en maniobrar su embarcación que no se percató de las nubes negras que se acercaban. Cuando de pronto las vio, tiró fuertemente del timón, haciendo que el bote diera vuelta y enfilara hacia la tierra. Se alarmó al ver cuánto se había alejado de la tierra, y su preocupación aumentó. Aunque no admitía el miedo, le preocupaba la situación en que se encontraba. El avance hacia la tierra fue lento, y parecía que el viento más bien lo alejaba más. El bote se tiraba temerariamente de un lado a otro, y el traqueteo de su casco sonaba cada vez más fuerte al abalanzarse las olas contra él. El bote había tomado agua, y Roger se encontraba parado en agua hasta las rodillas. Sin embargo, seguía guiando el timón con firmeza mientras hacía intentos desesperados para pilotar el bote entre las grandes olas y el fuerte viento. A la distancia, apenas se divisaba la tierra, pero no parecía que el bote se estuviera acercando. 12
EL
PESCADOR SE CONVIERTE
Roger estaba preocupado, no por sí mismo, sino por su esposa e hija. Cuando partió, no le dio aviso a Ana como acostumbraba hacerlo cuando salía al mar. Él bien sabía que ella estaría muy preocupada cuando supiera que él estaba en el mar en medio de la tormenta. Pronto Roger sintió escalofríos cuando divisó las aletas dorsales de unos grandes tiburones que lo rodeaban. La tormenta arreciaba cada vez más, arrojando a la embarcación de un lado a otro como una hoja en alta mar. Fuertes ráfagas de viento tiraban de la vela hasta que terminó hecha jirones. Pero Roger con mucha destreza logro mantener a flote el bote. De repente, Roger vio que se le acercaba una gran ola cuya cresta se rompía. Sabía que su embarcación jamás aguantaría el impacto de la ola que venía, y se preparó para el impacto. Puso proa a la ola y ésta embistió el pobre bote con un gran impacto. Al pasar la avalancha de agua, el timón se quebró y la embarcación giró hacia un lado y de inmediato Roger fue lanzando a las turbulentas aguas del mar. Cuando Roger salió de nuevo a la superficie, se encontraba aferrado a la quilla del bote que yacía de lado con el mástil sobre el agua. Con gran esfuerzo, logró colocarse encima del casco y luego aferrarse al mástil. Roger estaba en una situación precaria. Había pocas esperanzas de salir vivo. Él sabía que terminaría sepultado en el mar de no recibir ayuda pronto. No quería morir. Pensó en su esposa y en su hija, y en la mente podía verlas caminando por la playa en desesperación, esforzándose para verlo a la distancia. Dos veces las olas lo arrastraron al agua, pero de nuevo lograba aferrarse a la embarcación. Morir ahogado quizás no sería tan feo, pero morir comido por un tiburón sería horroroso, pensó Roger. La segunda vez en que fue arrastrado al agua, uno de los tiburones que daban vueltas por allí se abalanzó sobre él y Roger apenas escapó de sus dientes. “Oh, Dios”, clamó Roger en desesperación, “si me salvas la vida, prometo servirte el resto de mi vida. Oh, Dios, ten misericordia de mí, pecador. Perdona mis pecados y sálvame por causa de Jesús. Guarda mi 13
EL
PESCADOR SE CONVIERTE
vida también por causa de mi esposa y mi hijita. Oh, Dios, ten misericordia de mí, pecador.” Dios en su misericordia escucha el clamor del pecador arrepentido y atendió la oración de Roger. Cuando el hombre llega al final de sus recursos, en ese momento Dios puede obrar. Roger había llegado a ese punto. Él se vio a sí mismo a la luz de la eternidad, y así percibió su condición perdida. Cuando enfrentó la muerte cara a cara, la incredulidad de la que se jactaba se desvaneció como cuando el amanecer del día disipa la oscuridad de la noche. En seguida el viento se calmó y las olas se sosegaron. Por primera vez en su vida, Roger sintió la paz de Dios en su corazón y supo que había sido perdonado. Experimentó una paz que nunca había sentido. Comprendió que Dios lo había salvado y perdonado, y parecía que también le preservaría la vida. De pronto las nubes se abrieron y el sol resplandeció sobre el mar. Roger examinó el horizonte en busca de socorro. Se llenó de alegría cuando oyó a la distancia el ruido de los motores de unos barcos pesqueros que venían hacia él. Éstos habían soportado la tormenta y ahora venían para rescatarlo. “Gracias, Dios”, exclamó Roger cuando sus compañeros lo subían a un barco. Los pescadores enderezaron el bote de Roger y lo ataron al barco de ellos para remolcarlo hasta la playa. Poco después llegaron donde la esposa e hija de Roger lo esperaban. Muchos del pueblo pesquero también estaban allí para recibirlo. Cuando arribaron a tierra, Roger bajó del barco y todos guardaron silencio mientras él contaba su relato. Con lágrimas en los ojos testificó de cómo Dios había salvado tanto el alma como la vida. —Amigos —dijo al final—, ustedes todos saben que yo he sido muy malvado. He sido un blasfemo e incrédulo, pero ahora sé que hay un Dios en el cielo que oye y contesta la oración. Yo no esperaba salir con vida, pero en mi desesperación, recibí a Jesús como mi Salvador. De aquí en adelante, dedico mi vida a servir y obedecer al que dio su vida en 14
EL
PESCADOR SE CONVIERTE
la cruz por mí. Él me salvó por su gracia. Yo quiero vivir para su gloria y honra. Del grupo reunido procedían expresiones de “Amén” y “Gloria a Dios”. Luego su esposa lo abrazó y llorando, lo besó una y otra vez. —Dale las gracias a Dios, Roger, por contestar mis oraciones. Esa noche en la casa de Roger, tres personas muy gozosas se sentaron a la mesa a comer. Roger le contó a su esposa cada detalle de lo vivido y de la manera en que Dios, en su gran misericordia, lo había salvado. Después de aquel día, Roger no dejó la costumbre de pasar el rato con sus compañeros los sábados por la tarde. Pero en vez de blasfemar y hablar mal de Dios, les predicaba del Señor Jesús a sus compañeros de pesca. George D. Repp The Gospel for the Youth
R es p ue s t as : A ct iv i da d p ar a ni ño s
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Palabras del anciano
Sanford Yoder
SON INSONDABLES “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos” (Romanos 11:32). Se nota la emoción del apóstol Pablo tras haber explicado el plan de salvación que Dios tiene para la redención de la humanidad. Él dice que tanto los judíos como los gentiles son objetos de su gran misericordia. Pablo fue conmovido al pensar en la gran sabiduría y el conocimiento de Dios. Quedó maravillado de los juicios de Dios y reconoció que sus caminos están mucho más allá de nuestra comprensión; nuestra mente limitada no alcanza a entenderlos. El apóstol Pablo queda asombrado. Luego, en el capítulo 12 de Romanos, el apóstol se dirige a la iglesia que estaba en Roma, y por supuesto, a nosotros también. En vista de la gran misericordia de Dios, nos ruega que respondamos entregándole a él nuestro todo en el altar de su servicio; todo nuestro cuerpo, alma, y espíritu. Ahora estamos bajo una nueva administración y ya no recibimos instrucciones del mundo de cómo vivir. Recibimos nuestra dirección del Señor Jesucristo. Tras entregarnos completamente en el altar de Dios, logramos comprender su perfecta voluntad para nosotros. Tras entregarnos completamente a su señorío, entendemos lo que a él le agrada. Ahora que hemos entregado nuestra vida al señorío de Jesús, el apóstol nos ruega que tengamos un concepto correcto de nosotros mismos. Nos recuerda que debemos reconocer humildemente que hemos sido salvados para servir a Dios con los dones que nos ha dado. Es Dios el que debe recibir toda la honra y gloria por lo que hacemos. No es nada que nosotros hayamos hecho por nosotros mismos. Al fin y al cabo, es lógico que le sirvamos cuando consideramos todo lo que ha hecho por nosotros. Nos maravillamos al considerar el gran plan que Dios diseñó para la salvación de la humanidad. Sobre todo, un plan que también nos incluye a nosotros, los gentiles. Verdaderamente, la profundidad de su sabiduría y su conocimiento es insondable, y sus caminos están muy por encima de nuestra comprensión (Romanos 11:33). Regocijémonos en el maravilloso plan de Dios para nosotros. 16
El llamado supremo Lección 10b
Desarrollemos un corazón de siervo
Observación: Número 3 ~ Una actitud verdadera de servicio exige una
entrega a la voluntad de Dios El corazón de siervo es un corazón rendido a Dios. El verdadero siervo ha puesto su egoísmo sobre el altar de Dios, y ahora está completamente consagrado al Señor. Esto no quiere decir que hará cualquier cosa que le piden que haga, ni que estará de continuo cargado de trabajo, ni que tiene la obligación de hacer más de lo que puede. Tampoco necesita sentirse culpable porque siempre hay trabajo sin cumplir. Lo que sí implica es que
(Sigue en la página 20) 17
HISTORIA JESÚS ES C
Un juici
l complot para capturar a Jesús había sido un éxito. Cuando Judas vio que condenaban a Jesús a la muerte, se sintió muy miserable. ¿Cómo podía haber sido tan malvado? Regresó al templo y les dijo a los sacerdotes: —Soy culpable de haber entregado a un hombre inocente. —Eso es problema tuyo —le respondieron fríamente. Con un grito de desesperación, Judas tiró al piso las 30 monedas de plata. Después salió y se ahorcó. La multitud llevó a Jesús ante dos líderes judíos, Anás y Caifás. Allí se encontraba Jesús, solo y sin amigos, rodeado de sacerdotes y fariseos que lo acusaban. ¡Cómo lo odiaban! Jesús muchas veces les había hecho ver que su orgullo y justicia propia no valían nada. Ahora, por fin podrían deshacerse de él. Aunque Jesús estaba muy cansado, sus enemigos no lo dejaron descansar. Le escupieron en la cara. Le vendaron los ojos y le dieron de puñetazos. “¡Dinos quién te golpeó!” decían, burlándose. Entre tanto, Pedro estaba cerca, calentándose junto a un fuego. Dos veces una persona se le acercó y le preguntó si era seguidor de Jesús. Pero Pedro lo negó las dos veces. La tercera vez que lo acusaron, Pedro se enojó. Maldijo, juró, y gruñó: —¡Ni siquiera conozco a ese hombre! En ese momento un gallo cantó. Jesús se volvió y miró a Pedro. En ese instante, Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: “Antes que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres veces”. ¡Pedro se horrorizó! Sobrecogido por el remordimiento, salió y lloró amargamente. Al amanecer, el concilio judío llevó a Jesús a la corte de Pilato, el gobernador. —Este hombre causa problemas —dijeron, acusándolo—. Él le dice al pueblo que no deben pagar los impuestos al gobierno romano. ¡Hasta se proclama rey! — Más voces se unieron a ellos; todos gritaban mentiras. Pilato sabía que los judíos habían traído a Jesús por envidia. Interrogó a Jesús, pero lo halló inocente de cualquier delito. Más bien, Jesús le parecía mucho más justo que el concilio judío. Pero ¿qué podía hacer Pilato? La multitud se enojaba cada vez más. —¡Crucifíquelo! —gritaban—. ¡Crucifíquelo!
E
Mateo 26:57-75; 27:1-14; Marcos 14:53-72; 15:1-5; Lucas 22:54-71; 23:1-5; Juan 18:12-38 18
BÍBLICA CONDENADO
o injusto
Pilato, el gobernador, interroga a Jesús.
“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación... pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Corintios 7:10). 1. ¿Qué hizo Pedro cuando oyó el canto del gallo? 2. ¿Cómo se llamaba el gobernador? 3. ¿Qué pedía la multitud que se hiciera con Jesús?
Usado con permiso de: Christian Aid Ministries, Berlin, Ohio Del libro: 101 Historias Bíblicas Favoritas © 1994
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él se dispone enteramente a Dios, sin reserva alguna. Para él, la única forma lógica de responder a la voluntad de Dios es con un “sí” inmediato y con una voluntad sumisa. El siervo que se ha ofrecido sobre el altar de Dios se destaca por su espíritu de humildad y quebrantamiento. Se ha arrepentido de su carácter terco, egoísta, y ambicioso; todo esto lo ha puesto sobre el altar divino para ser quemado, y el espíritu que ha salido del fuego es puro. Los actos de servicio ahora se caracterizan tanto por su entusiasmo y fervor como por su humildad y mansedumbre. Se destacan por su serenidad y sencillez, pero al mismo tiempo, por su fortaleza y convicción. Una entrega en el altar de Dios implica una entrega absoluta. No se trata simplemente de renunciar a determinada cosa, ni tampoco de renunciar a cierto placer mundano. No se limita a confesar cierto pecado evidente. Uno puede hacer estas cosas sin rendir su vida. El que se pone sobre el altar de Dios, entrega toda su vida. Todas sus cosas, actividades, y actitudes están rendidas al dominio de Dios. Su vida entera es un sacrificio vivo a Dios. Los que intentan servir al Señor y a su iglesia sin haber experimentado dicha entrega sufren mucha frustración. Tal hipocresía también causa frustración a otros al relacionarse con ellos. Aunque se ofrezcan para desempeñar varios cargos en la iglesia, y puedan hablar muy bonito, siempre les traicionará el corazón. Quizá sepan decir las palabras correctas, pero en sus actitudes se descubrirán las siguientes características de la persona egocéntrica cuyo espíritu aún no se ha rendido: un espíritu inflexible, una actitud crítica, indiferencia a la necesidad de crecer espiritualmente, una actitud de independencia de la hermandad, resistencia a la autoridad, y una agenda propia en su “ministerio” a otros. Para aquellos que desean servir a Dios de todo corazón, el altar de Dios es un requisito indispensable. e Preguntas de estudio e 1. ¿Qué significa presentar nuestra vida como un “sacrificio vivo” a Dios? 2. ¿Qué nos enseña la expresión “culto racional” acerca del servicio cristiano? 20
3. ¿Cómo influyen las siguientes expresiones en nuestro servicio? a. “No os conforméis a este siglo.” b. “Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.” 4. Mencione tres características de la voluntad de Dios según Romanos 12:1-2. 5. ¿Por qué es necesario comprobar estas características de la voluntad de Dios? Filipenses 2:5-8 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Juan 13:14-15 “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. ”
Observación: Número 4 ~ El siervo de Dios es humilde.
La persona que sirve a otros fácilmente puede obtener ciertos beneficios personales, tales como una posición social más alta, una buena reputación, influencia en la toma de decisiones, o el poder de controlar a otro. Por lo contrario, el siervo del Señor no busca posición, sino sirve por amor y para la gloria de su Maestro. ¡Cuán fácil es extraviarse en servir a los demás! Cuando el siervo ha
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cumplido la voluntad de Dios, puede verse tentado a dar demasiada importancia a sus logros. Cuando ha servido con humildad, y sin pretensión, puede verse tentado a sentirse orgulloso de haber sido tan humilde. Cuando ha sido fiel, puede aun verse tentado a creer que se ha ganado cierto derecho especial ante Dios, o una mayor influencia entre sus consiervos. No hay absolutamente nada mejor que centrarse en la gloria y los méritos del Señor. Es lo único que podrá darle humildad al siervo, y es más que suficiente. Número 5 ~ El siervo es obediente. Hay veces en que el servicio se vuelve difícil. Algunas tareas nos parecen tan difíciles que por naturaleza las evitamos. Como cristianos, podemos gloriarnos en la cruz de Jesús. Sin embargo, la cruz fue una agonía tremenda para Jesús. Cada discípulo o siervo de Jesús enfrentará situaciones que pondrán a prueba su obediencia. A veces nos resultará difícil aceptar la voluntad de Dios. Está bien que el siervo experimente la angustia y la agonía del huerto, siempre y cuando salga de allí dispuesto a llevar la cruz. El siervo puede orar para que cierta situación cambie, e incluso puede pedir que otra persona haga el trabajo, pero al final de su petición debe expresar su conformidad con la voluntad divina, diciendo: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Su respuesta final a lo que el Señor pida es siempre y en todo momento: “Sí, Señor”. Número 6 ~ Jesús es nuestro ejemplo perfecto como siervo. Toda enseñanza sobre el verdadero significado de servir a otros se da a conocer por medio de la vida de Jesús. Él concentró la atención en su Padre, se entregó por completo a la voluntad de él, y fue humilde y obediente. La noche en que Jesús lavó los pies de sus discípulos, les dio un ejemplo práctico de lo que significa servir a otros. Se quitó el manto, tomó la toalla, y les lavó los pies. ¡Qué semejanza tan hermosa existe entre este acto y la obra que realizó a lo largo de su vida! Se despojó de su gloria
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divina para convertirse en un ser humano. Durante su ministerio se dedicó a recorrer los caminos y los pueblos de los hombres, y puso las manos sobre los enfermos y los pecadores, y los sanó. Luego, de una manera sencilla pero convincente, les dice a sus discípulos: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. Ante semejante ejemplo, ¿cuál “manto” nos atreveremos a retener? ¿Por cuáles caminos nos negaremos a transitar? ¿Habrá alguien que será demasiado inferior, malvado, o torpe como para negarle nuestro servicio? e Preguntas de estudio e 1. Mencione todas las características que pueda del buen siervo. 2. ¿Puede usted encontrar un acontecimiento en la vida de Jesús que concuerde con cada una de las características que anotó en la pregunta anterior? 3. ¿Cuáles actitudes podrían impedir que tengamos un espíritu de servicio? 4. Dé algunos ejemplos de siervos de Dios que fueron obedientes hasta la muerte. 5. Repase los ejemplos que acaba de anotar. ¿Qué tuvieron en común aquellos siervos de Dios? ¿En qué sentido variaron las circunstancias de cada uno?
(continuará en el siguiente número)
—John Coblentz Usado con permiso de: Christian Light Publications, Inc. Harrisonburg, Virginia, EE.UU. Derechos reservados
“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros” (Juan 13:14). 23
Preparación:
Pollo @s[^o
Ingredientes:
Retire el exceso de grasa del 1 pollo mediano pollo y lávelo con limón y agua. 15 grs. de sazonador de pollo Seque el pollo con papel 1 diente de ajo absorbente. En un recipiente, 60 grs. de mantequilla mezcle el sazonador de pollo con la 10 ml. de aceite de oliva mantequilla derretida y añada el 6 limones aceite de oliva, el diente de ajo 1 pizca de pimienta machacado, el jugo de tres limones, 1 pizca de sal la pimienta, y la sal. Con una brocha, cubra bien todo el pollo con la mezcla. Luego introduzca un limón, partido a la mitad, dentro del pollo. Luego meta el pollo al horno en un pírex y hornee a 200º C durante 90 minutos, o hasta que esté completamente dorado. Disfrute un pollo delicioso, jugoso, y saludable. 24
EL CAMINO QUE ELLA ESCOGIÓ Los años de la adolescencia Capítulo 2c
—Sigamos, hijo —llamó el hombre grande—. Será mejor que sigamos caminando. No tardará en oscurecer. —Tenemos mucho trabajo que hacer antes de dormirnos esta noche. La procesión siguió adelante. ¡Imagínate viajar por todo el camino desde el estado de Minnesota en un tren con todas esas cosas! Sara miraba con interés. Pero sus pensamientos estaban con los recuerdos del último día que había pasado con María, ayudando a cargar sus vagones. Pronto su padre apareció en el porche. Sara dejó su puesto de observación junto a la ventana cuando su padre llamó: 25
—María, nuestros nuevos vecinos han llegado. La madre caminó a la puerta de la cocina al mismo tiempo que los niños se unían a sus padres para oír lo que su papá sabía acerca de la familia nueva. —Llegaron muy tarde —destacó la madre preocupada—. No hay ni un mueble en la casa, y habrá que preparar la cena. —Me pregunto si hubiera algo aquí que les podríamos ofrecer para ayudarles esta tarde —sugirió el padre—. Dentro de pocos minutos quiero salir y ayudarles a descargar sus vagones. ¿Tendrás algo a la mano para mandar conmigo? —Creo que sí — concordó la madre pensativamente—. Tenemos varios pasteles de manzana, y podríamos compartir ese tazón de ensalada de patatas. Podemos mandarles también de esos embutidos que están colgados en el ahumadero y unos cuantos panes. —Tal vez algunos de los niños puedan ir conmigo para llevar la comida. ¿O también te gustaría acompañarme, María? —preguntó el padre. —Yo creo que no. Estoy muy cansada, y ustedes querrán quedarse un rato para ayudar. Iré en otra oportunidad. —Quiero ir. Quiero ir también —gritaron los niños más pequeños. —Esta vez, no —les dijo su padre amablemente—. Creo que llevaré a algunos de los hijos más grandes. Ustedes pueden ir cuando tu mamá y yo vayamos a visitarlos un día de éstos. Sara esperaba que sus padres le dijeran que pudiera ir. ¡Y sí, le dijeron que fuera! —Sara, lleva tú este pastel grande —le dijo su madre—. Y Laura, puedes llevar el tazón de ensalada de patatas. Santiago, tal vez debes ir también, para llevar el pan. El papá salió para traer el embutido. —¿No necesitará ayuda para preparar la cena aquí? —le preguntó 26
Sara a su mamá, tratando de esconder su emoción de poder acompañar a los demás. —No —su madre le aseguró—, Luisa me puede ayudar con lo que necesito. —Luego entregó la comida a los tres hijos mayores. Cuando el padre regresó con el embutido y un tazón de mantequilla fresca y cremosa, los cuatro salieron por el camino por donde los vagones de la familia Bender habían pasado hacía una media hora. Era una tarde bonita, y padre e hijos disfrutaron la caminata. Llegaron antes de que el sol se pusiera al otro lado de las montañas detrás de la casa de los nuevos vecinos. Mientras su padre llamaba a la puerta, una ola de nostalgia cayó sobre Sara por los residentes anteriores de la antigua granja. Tuvo que llamar varias veces antes de que lograra llamar la atención de alguien. Cuando la puerta finalmente se abrió, el ruido de adentro casi ahogaba sus voces. La señora de Bender abrió la puerta de par en par y dijo: —Pasen adelante. Rubén, ven a ver quién está aquí. El hombre grande y fornido apareció de detrás de unas cajas y cofres. —No puedo hallar la lámpara —explicó, levantando varias tapas más—. Pronto se oscurecerá. ”¡Mmm! Ese pastel se ve sabroso, y tengo hambre. Yo solo me lo podría comer, pero tuviera que hacerlo antes de que los muchachos lo hagan —se rio Rubén y continuó buscando una lámpara. Varios niños pequeños entraron por la puerta de atrás, todos hablando al mismo tiempo: —Alguien está aquí. Nos trajeron comida para la cena. Se parece al hombre con quien habló Papá en el camino. —¡Cállense! ¡Cállense! —la señora de Bender les ordenó, apenada por sus comentarios ruidosos. Una muchacha que parecía ser un poco menor que Laura se asomó detrás del cofre que su padre había abierto. Entonces el joven de cabello 27
oscuro, a quien más tarde supieron que era el hijo mayor, alzó la vista de los laterales de la cama que había estado ajustando en el dormitorio contiguo. —¡Hola! ¿Pero qué es todo eso? Un banquete para nuestra primera noche en Germantown. ¡Eso va a ser maravilloso! ¡Qué vecinos tan buenos! Yo sé que nos sentiremos en casa y nos hallaremos en este lugar. La señora de Bender había recibido la comida que el padre y Santiago llevaban y la puso sobre la mesa en medio de la sala. Antes de que llegara a Sara, su hijo mayor había salido por la puerta del dormitorio y se dirigía a las señoritas. —Les agradecemos de todo corazón. Muy amable —dijo con gentileza. Alargó la mano para tomar el pastel. Con la otra mano apretaba firmemente la mano que le había ofrecido el pastel, antes de que Sara tuviera tiempo para retirarla. —Queremos conocerlas, amigas —dijo, mirando fijamente a Sara a los ojos hasta que ella los bajara, sonrojándose. Aunque disfrutara de su atención, se sentía apenada. No estaba acostumbrada a esta clase de atención de un joven y deseaba tranquilizar las inquietudes extrañas que sentía. —¿Éstos son todos los hijos que tiene? —preguntó el joven con una mirada que pasaba rápidamente sobre los tres jóvenes. —No —contestó el padre—. Quedan otros tres en la casa con su madre. —Si ellos se ven tan bonitos como estas señoritas, usted tiene una familia muy hermosa —respondió el muchacho alto, fijando su mirada de admiración otra vez en Sara, hasta que ella apartara la mirada, avergonzada. Ella concluyó que el joven aparentemente disfrutaba de verla sonrojarse. Rubén Bender se puso de pie y presentó a su familia desde el más pequeño hasta el más grande. —Jacob cumplirá dieciocho años la próxima semana. 28
Sara otra vez alzó la vista, encontrando los ojos de Jacob. Solamente tiene unos cuantos meses más que yo. —Nos tenemos que ir —dijo el padre después de haber ayudado a meter los últimos muebles pesados. Se dirigió hacia la puerta. La luz había palidecido mientras estaban adentro, y ahora el crepúsculo se había vuelto en una noche estrellada. —Vengan a visitarnos —invitó el padre de Sara cordialmente mientras salía. Jacob se acercó a la puerta, siguiendo a su padre, y la mantuvo abierta mientras los demás salían. Mientras Sara pasaba cerca, le dijo suavemente: —Por favor, venga otra vez. Sara rápidamente cruzó el porche para unirse a su familia, contenta porque nadie había mirado hacia atrás para ver la atención especial que el joven le había mostrado. Padre e hijos caminaron silenciosamente rumbo a la casa. La madre y los niños más pequeños los esperaban ansiosos por saber más de los vecinos nuevos. —No los queremos juzgar rápidamente —dijo el padre lentamente, después de contar unos detalles del tiempo que pasaron con la familia Bender—. Pero no puedo aprobar la forma en que hablan. Son muy amigables, pero muy informales de apariencia y forma de hablar. Al asociarnos con ellos, queremos tener cuidado de dar un buen testimonio para nuestro Señor en los aspectos de lenguaje, vestido, modestia, y reserva apropiada. En nuestra conversación, cuando traté de introducir cosas espirituales, hallé poco interés espiritual en aquel hogar. Espero que sea distinto a lo que vi después de que los conozcamos mejor.
(continuará en el siguiente número)
—Mary Miller Reimpreso con permiso de: Rod and Staff Publishers, Inc. Crockett, Kentucky, EE.UU. Derechos reservados
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Los hoyos de dona —¡Ay, Mamá! Tengo tanta hambre que me pudiera comer un…un…elefante —dijo Tomasito un sábado. Había entrado precipitadamente en la cocina donde la mamá freía donas. —Bueno, puedes comerte una. Llévale una a María también —dijo la mamá. Cuando la hermanita de cuatro años vio las dona, dijo: —¡Ah, Tomasito! Regálame una dona. En ese momento se le ocurrió una idea traviesa a Tomasito. ¿Por qué no comerse las dos dona? María no sabría que una era para ella. Ella creería que las dos eran para él. Así que contestó: —No, María. Tengo mucha hambre. Tengo que comer las dos. —Dame un bocado, sólo un bocadito, Tomasito. —Espérate un poco y te daré los hoyos, María; los dos. 30
María era muy tiernita. No comprendía que Tomasito le iba a hacer un truco. Muy ilusionada, esperó para recibir los hoyos prometidos. Cuando vio desaparecer el último bocado de dona, comenzó a llorar. —No queda nada. Dame los hoyos. —¿Y no ves que los hoyos quedan todavía? Los hoyos son aire, nada más. Yo no puedo comer el aire, ni tú. Me comí las donas, pero no me comí los hoyos. María se quedó muy decepcionada. Pero estaba acostumbrada a las mañas de su hermano mayor, por lo que después de un rato se olvidó del asunto. Pero, en ese momento la mamá había salido a la puerta para saber si 31
había suficiente leña para hacer la cena. Ella había oído la conversación. Resolvió hacer que Tomasito aprendiera algo importante. Cuando la mamá regresó a la cocina, corrió las persianas de las ventanas para que los niños no pudieran ver lo que estaba haciendo. No permitió que ninguno de los hijos entrara. Oían que la mamá batía alguna mezcla. Sentían el olor de esencias de vainilla, de arce, y de nogal. Pero no podían ver nada. A la hora de la cena los niños vieron que en el plato de María había una cajita linda. Tenía cuadros japoneses. Tomasito estaba curioso por saber qué contuviera. —¿Por qué no la abres, María? —preguntó él. Cuando María abrió la cajita, había adentro unos quequitos preciosos hechos de la masa de dona. La mamá había guardado toda la masa que sobró de hacer los hoyos a las dona. La había frito para hacer los quequitos. Unos estaban untados de un glaseado rosado, otros de verde. Aun otros tenían un glaseado amarillo. Unos estaban cubiertos de coco rayado. Otros tenían nueces. —¡Ah! ¡aah! —exclamó Tomasito—. ¿Y los míos? —Bueno, yo te oí regalar los hoyos a María. Yo se las arreglé. Tomasito se inmutó. Estaba muy apenado. Entonces la mamá siguió: —¿Crees que mereces unos de los quequitos, Tomasito? —No, Mamá. 32
—Bueno, quiero que vayas aprendiendo a tratar amablemente a tu hermanita. Es verdad, ella está pequeñita, pero no por eso voy a permitir que le quites lo que le toca. No vas a comer ni uno de los quequitos. Espero que la trates mejor de ahora en adelante. ¿Harás el esfuerzo? —Sí, Mamá —dijo Tomasito. Volviéndose a la hermanita, dijo—: María, siento mucho haber comido tu dona. No lo vuelvo a hacer. ¿Me perdonas? —Sí, Tomás, te perdono. De ese día en adelante, Tomasito se esforzó por tratar bien a la hermanita. A veces se le olvidó. Pero en esas ocasiones la mamá le decía: —Acuérdate de los hoyos de las donas, Tomasito. Entonces él se erguía y contestaba: —Sí, Mamá, me acuerdo.
—De Gospel Stories —Traducido y usado con permiso
VERSÍCULO DE MEMORIA “El hijo sabio recibe el consejo del padre” (Proverbios 13:1).
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Escribe una palabra de la historia en cada hexágono de manera que las letras colindantes de dos hexágonos sean las mismas. Ejemplo, usamos tres palabras: cuatro tratar siento
A T
R A
T R
N T R T
E O O A
I S C U
Primer rompecabezas: Segundo rompecabezas: siento trucos inmutó cocina comido llorar puerta hambre bocado
(Las respuestas se encuentran en la página 15)
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O
h, que fuera sólo
ayer que murió mi Señor, y yo mismo pudiera ver y tocar su costado.
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Del polvo fui tomado Del polvo fui tomado y amasado como pan Por unas manos divinas que allá en lo alto están. En un paraíso fui puesto, puesto para gobernar Lleno de flores y frutos que yo podía tomar. Pero por desobediente fui cortado de ahí; Palabra de Jehová, toda alma que pecare morirá. Pero gracias a mi Cristo que lleno de tanto amor, Extendió sus tiernas manos; con su sangre me lavó. Fueron rotas las cadenas; mi condena términó, Porque él vive por los siglos, por eso vivo yo. Rosalina de Sibaja