mayo-junio 2016 volumen 30, número 3

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mayo-junio 2016 volumen 30, número 3

Este librito no es para la venta Junta Directiva: Eugenio Heisey

Duane Nisly Marcos Yoder Pablo Schrock Noé Schrock Antonio Valverde Jesús Villegas Sanford Yoder

Editor

Duane Nisly

Circulación

Jimmy Ramírez

Cualquier correspondencia debe dirigirse a: La Antorcha de la Verdad Apartado Postal #15 Pital de San Carlos Costa Rica, C. A. Tel: (506) 2465-0017 Fax: (506) 2465-0018 [email protected]

CONTENIDO

Un muro de fuego alrededor . . .portada Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3 Peligros que la iglesia enfrenta . . . . . . . . La dignidad de la vida . . . . . . . . . . .4

Historia bíblica:

El hijo pródigo . . . . . . . . . . . . . . . . . .18

Sección para padres

El llamado supremo La amargura y el perdón, lección 9a . . .16

Sección de cocina

Pollo al limón . . . . . . . . . . . . . . . . . . .23

Sección para jóvenes

El camino que ella escogió Prólogo y capítulo 1a . . . . . . . . . . .24

Sección para niños

Marta aprende a recordar . . . . . . . . . .30 Actividad para niños . . . . . . . . . . . . . .34 Tierra buena . . . . . . . . . . . . . . .contraportada

LA ANTORCHA DE LA VERDAD se publica bimestralmente por Publicadora La Merced, ubicada en Santa Rita de Río Cuarto, Costa Rica. PUBLICADORA LA MERCED trabaja sin fines lucrativos para extender el evangelio, para propagar doctrina sana y bíblica de orientación anabaptista, y para presentar consejos para la vida cristiana práctica en América Latina.

Si desea hacer una donación, la puede hacer por medio de un cheque en dólares estadounidenses a nombre de Asociación Servicios Cristianos Menonitas, o por medio de una transferencia internacional: (Asociación Servicios Cristianos Menonitas, cuenta #15201347000014732 en dólares estadounidenses. SWIFT: BCRICRSJ y/o UNIVERSAL ID019339, Banco de Costa Rica. San José, Costa Rica, entre Av. central y segunda, calles cuatro y seis.) Diseño de la portada: Randall Nisly

Estimado lector: Hace aproximadamente siete años, nos sorprendió mucho cuando mi hermano menor sufrió un infarto de miocardio. Él era un hombre que a todas luces gozaba de buena salud. Jamás hubiéramos esperado tal problema en él. Pero la verdad era que un 95% de una de sus arterias estaba obstruido. Debido a esto, el corazón sufrió un gran estrés que le provocó esa emergencia. Mientras mi hermano recuperaba, hizo unas reflexiones importantes que ahora deseo compartir con ustedes y que pienso que nos hacen bien en considerar.

“Durante aquellas horas de la madrugada, un pensamiento empezó a desarrollarse en mi mente. Las semejanzas del corazón físico con el corazón espiritual empezaron a asumir un nuevo significado para mí. Lo que significa el corazón espiritual para la vida espiritual es igual de importante a lo que el corazón físico significa para el cuerpo físico. El colesterol en las venas restringe el fluido de la sangre al corazón y si no hay suficiente sangre, el tejido muscular se ve privado del oxígeno que necesita y muere. La acumulación del colesterol es lenta y no se detecta fácilmente hasta que se produce un bloqueo total. En el sentido espiritual, es

sumamente importante que el fluido del poder del Espíritu Santo sea constante y sin obstrucción para mantener saludable la vida espiritual. La acumulación de obstrucciones en la vida espiritual no siempre se detecta fácilmente tampoco. Pero, igualmente, esas obstrucciones pueden provocar un infarto espiritual que pone en peligro la vida espiritual. En mi caso, parece que Dios quiso darme una oportunidad para examinar mi vida a ver si hay colesterol espiritual o algún otro obstáculo que restringe el corazón y la vida espiritual. ¿Será que hay algo en mi vida que obstruye el fluido del poder de Dios? Nuestra cultura se preocupa mucho por lo físico y por las tantas amenazas que existen contra nuestra salud. Pero pocos se preocupan por la condición de su salud espiritual. Esa comparación me proporcionó un momento oportuno de examinar mi vida, confesar mis faltas, y liberar mi corazón de cualquier cosa que estorbara.”

Ahora, amigo lector, le invito a tomar esta oportunidad que Dios le está proporcionando hoy para hacer un alto en su vida, y permitir que el Espíritu Santo examine su salud espiritual. Hoy es el momento de liberarse de cualquier estorbo en su vida, y entregarse de lleno al Dios, Creador y Salvador.

Duane Nisly 3

#3

La dignidad de la vida La cultura de la muerte

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a dignidad de la vida se está perdiendo rápidamente en el mundo de hoy. Se aumenta más y más el fenómeno que algunos llaman la cultura de la muerte. Uno de los principales fundamentos de la manera de pensar en esta cultura es que el ser humano tiene el derecho a decidir cómo y cuándo acabar con su vida. La base fun4

damental radica en la idea de que el ser humano es autónomo. Es el humanismo en su máxima expresión. Con la ayuda de Dios, queremos examinar este fenómeno que estamos enfrentando, y entender cómo este mal arremete contra los principios que el Creador del universo estableció para sus criaturas.

Las distintas caras de la cultura de la muerte

El aborto provocado

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n los Estados Unidos, las estadísticas nos dicen que desde 1973, más de 55 millones de bebés han sido matados antes de nacer. Para darnos una idea, 55 millones de personas son más que la población total de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, y Panamá. Eso es sólo en los Estados Unidos; muchos otros países también han legalizado esta matanza. Aun en los países latinoamericanos, dónde el aborto provocado no ha sido legalizado, existen muchas clínicas de aborto clandestinas. El mundo más y más acepta esa masiva matanza de inocentes. Hoy, con los avances en los campos médicos, logran salvar a muchos bebés que nacen prematuros. Al mismo tiempo, justifican el matar a sangre fría a los bebés de la misma edad gestacional que aún se encuentran en el vientre de su madre. ¿Por qué se hace tanto esfuerzo para rescatar a unos mientras se promueve la matanza de muchos otros?

El suicidio asistido por un médico

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xiste una práctica que se introdujo aproximadamente hace 25 años en algunos países en la cual, una persona puede pedirle a un médico una receta para poner fin a su propia vida. Esto inició con la idea de aliviar

al que padece de una enfermedad terminal que produce mucho dolor y sufrimiento. Hoy día, algunos se aprovechan de este medio para ponerle fin a su vida aun teniendo buena salud solamente porque temen envejecer. En los Estados Unidos, el Dr. Jack Kevorkian (conocido como “Dr. Muerte”) recurrió a esta práctica ilegal. Él reconoció que asistió a más de 130 personas en este proceso de suicidio desde que empezó a ofrecer este “servicio” en el año 1990. Pero fue condenado a 10 a 25 años de prisión por administrar los medicamentos al paciente él mismo, además de grabar en video el hecho. Después de ocho años fue puesto en libertad con la condición de que no ofreciera consejos, ni participara en ningún tipo de suicidio o eutanasia de ninguna persona. Se le prohibió también hablar sobre el procedimiento del suicidio asistido. El Dr. Jack murió en el año 2011. Sin embargo, debido a la influencia de él y muchos otros con ideas y creencias similares, el mundo nunca sería igual. Hoy vemos que el mundo está cambiando y precipitándose en un descenso resbaladizo. En los Estados Unidos ya hay cinco estados que permiten el suicidio asistido por un médico. El diario USA Today publicó que Gil Pharoah, enfermera británica de 75 años de edad, exigió el derecho a morir por suicidio. Su propio país, 5

Inglaterra, no se lo permitió. Así que fue a una clínica de suicidio asistido en Suiza. Este negocio en Suiza se ha hecho tan popular que es conocido mundialmente como el “turismo del suicidio”. La razón que esta mujer daba para ponerle fin a su vida fue sencillamente que no quería envejecer más ni enfrentar los desafíos de la tercera edad. Es muy preocupante la rapidez con que la idea de terminar la vida por medios legales está recibiendo aceptación. Cada vez se amplían más y más los parámetros que le permiten a una persona escoger la muerte cómo y cuándo la quiera. La eutanasia

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veces se confunde e intercambia la eutanasia con el suicidio asistido. La eutanasia ocurre cuando un tercero administra una inyección letal, o sigue otro método, con el propósito de ponerle fin a la vida del paciente. La eutanasia puede ser voluntaria o involuntaria. En cambio, el suicidio asistido es administrado por la persona misma que quiere ponerle fin a su vida de una manera supuestamente honorable. La eutanasia incluye darle muerte a personas con discapacidades mentales y físicas cuando alguien decide que la vida de dicha persona no es de beneficio para la sociedad. Durante los años 1939 y 1940 en Alemania, bajo el mando de Hitler, se administró la eutanasia (se les dio muerte) a cerca de 70.000 personas con discapacidades físicas o enfermeda-

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des. Los nazis las calificaron como “personas que no merecen vivir” y los exterminaron en los hospitales psiquiátricos. Lamentablemente, tal práctica no terminó con los nazis en Alemania. En los Países Bajos (Holanda) se legalizó la eutanasia voluntaria a principios de este siglo. Ahora los holandeses pueden escoger la muerte si están cansados de vivir. En este país de sólo 17 millones de habitantes, unas 4.829 personas mueren cada año por eutanasia. Esto significa que de cada 28 muertes, una se debe a la eutanasia. Además, hasta los menores de edad ahora pueden escoger la eutanasia. Los adolescentes de entre 12 a 15 años de edad pueden pedir la muerte si tienen el consentimiento de sus padres. Después de los 16 años los jóvenes pueden tomar esta decisión después de obtener sólo lo que llaman “el involucramiento parental”. ¿Por qué estamos enfrentando hoy día esta avalancha de ideas y prácticas tan distorsionadas? Lo que estamos viendo es una grave distorsión de valores. El caso de la enfermera española que regresó de África, después de contagiarse con el temido virus del ébola, es un ejemplo de esto. Cuando decidieron sacrificar al perro de la enfermera que había estado expuesto al virus, los defensores de los derechos de los animales protestaron fuertemente. A la vez, en el mismo país de España se reportan más de 110 mil abortos provocados al año. Es decir, se mata a un bebé cada cinco minutos por medio del aborto provocado.

¿Por qué esta distorsión de valores? En realidad, es el resultado de la manera de pensar y creer del ser humano de hoy.

La manera de creer dictará el rumbo del ser humano Ya hemos visto el resultado lógico de abrazar ciertas creencias que llevan al hombre a tal extremo. Esta manera de pensar y los resultados espantosos seguirán en este rumbo de deslizamiento rápido porque las creencias distorsionadas van en aumento. Sólo el arrepentimiento de esas creencias falsas y un regreso a Dios pueden cambiar el rumbo en que vamos.

Las creencias que nos han llevado a esta cultura de la muerte Hay por lo menos tres olas, tres frentes, o tres fuerzas que impulsan ese gran cambio en la cultura moderna. Estas tres se relacionan estrechamente entre sí, al punto de que no se puede determinar cuál se da primero o cuál es más importante.

1) La autonomía personal o la independencia

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a autonomía personal es otra manera de decir que uno es dueño de su propia existencia y de las decisiones que toma. Se busca ser independiente de los demás. Dirige su vida con las preguntas: “¿Qué es lo que más me gusta? ¿Qué me hace sentir mejor en el momento? ¿Qué me satisface o me hace sentir realizado?” Esta posición le permite a la

persona hacer lo que quiera sin tener que ser responsable a nadie por las consecuencias de sus actos. La autonomía personal ha llegado a ser un ídolo moderno, y la cultura del mundo moderno se está desintegrando rápidamente con un fuerte giro hacia esa manera de pensar. Pero la Biblia tiene algo que decir al respecto: En 2 Timoteo 3:1-5 tenemos una descripción inspirada por Dios de la conclusión lógica de esta mentalidad. “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos... amadores de los deleites más que de Dios.” Luego sigue con una lista descriptiva de cómo son las personas dadas a la autonomía personal: avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, con una apariencia de piedad, pero niegan su eficacia. ¿No es esto un cuadro de la condición del mundo de hoy? Casi toda organización o causa tiene como fin recibir algún beneficio. La mayoría considera que lo más importante en la vida es sentir placer en lo que se hace y recibir el beneficio que se “merece”. Su enfoque principal es la realización personal, y no le importa cómo ese enfoque afecte a otros. Pero la autonomía personal significa quitar a Dios de su puesto merecido 7

como Rey soberano y Creador, el que tiene todo el derecho de decirnos cómo vivir. Somos su creación y le debemos a él nuestra lealtad. 2) La evolución

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oy en casi todas las instituciones de educación se enseña como un hecho que nosotros somos el resultado de un accidente cósmico. Rechazan rotundamente la existencia de un Creador que sea autor de todo lo que existe. Rehúsan aceptar el derecho que Dios tiene de ordenar nuestra vida por el hecho de que es nuestro Creador. Hacen caso omiso de toda la evidencia en la naturaleza que exige aceptar y creer que existe un Ser Inteligente que ha diseñado todo lo que existe. En el ser humano hay una conciencia espiritual que indica que hay un ser supremo a quién somos responsables. Aun grupos de gente que nunca han leído la Biblia tienen en sus creencias a un ser supremo. La Biblia también nos indica en Romanos 1 que por medio de la naturaleza podemos saber claramente que hay un Dios. Es decir, no somos dueños de nuestra existencia para hacer como nos venga en gana, sino que tenemos la responsabilidad de someternos al que nos hizo, al Dios vivo. Al aceptar la evolución como la explicación del origen del ser humano, se rechaza a Dios como el soberano que tiene el derecho a gobernar nuestra vida. Muchos aceptan la teoría de la evolución sólo porque les resulta conveniente. Creen que así no tendrán que rendirle cuentas 8

al Dios soberano. El apóstol Pablo nos enseña lo siguiente: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; [los que deciden pasar por alto la evidencia] porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. [No es necesario ser un científico célebre para saber que tuvo que haber un Dios que creó todo y que es todopoderoso.] Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. [Aunque sabían la verdad, rehusaron reconocer que hay un Dios soberano para no tener que someterse a él.] Profesando ser sabios, se hicieron necios…” (Romanos 1:18-22). Analicemos por un momento esta manera de creer. Todos sabemos que el autobús que uno aborda no es el resultado de una explosión en una fábrica. Tuvo que haber un diseñador con inteligencia que lo diseñara y lo hiciera. No es difícil entender que el edificio de la alcaldía en el pueblo fuera diseñado por un ingeniero y luego fuera construido con cuidado. El reloj en la pared no es el resultado de una explosión en que todas las piezas cayeron en su lugar con exactitud y precisión

para darnos fielmente la hora del día. El autobús, el edificio, y el reloj son ejemplos de casos en los que seres humanos usaron materia prima que está a la mano y formaron algo que tiene utilidad y buena apariencia. La Biblia dice que Dios formó la tierra de la nada. Para el ser humano, esto representa un problema si no cree en ese Dios soberano y en lo que su Palabra dice acerca de él. A la vez, el ser humano no puede explicar de dónde vino la materia prima para hacer el universo. Ha formado muchas teorías para explicar cómo habrá llegado a existir todo lo que vemos en lugar de sencillamente aceptar lo que la Biblia dice. ¿Por qué tantas teorías? Sencillamente con tal de no tener que aceptar la realidad de un Dios creador a quien tendremos que rendir cuentas. Nuestro cuerpo es aun mucho más complejo que los ejemplos del autobús, el edificio y el reloj. Los animales han sido creados con vida, movimiento, y la capacidad de reproducirse. Por otra parte, cuando Dios hizo al ser humano, lo hizo con una mente y una conciencia con la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Además, hizo al hombre a su imagen y sopló en él aliento de vida (Génesis 1:26; 2:7). Sin embargo, desde que el hombre se rebeló contra su Creador, ha buscado un sinfín de maneras de evadir su deber hacia Dios. El apóstol Pablo dice: “Profesando ser sabios, se hicieron necios…” (Romanos 1:22). Cuando el hombre rechaza a Dios y su revelación a través de

la Biblia, que es la fuente de revelación fidedigna para la vida, el resultado natural e inevitable será la degeneración y el deterioro de la sociedad. La base de nuestro valor como seres humanos está en que hemos sido creados por el Dios soberano que nos hizo a su imagen. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27). Dios hizo una distinción marcada entre el valor de los animales y el valor del ser humano en Génesis 9:3, 6. “Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. El que derramare sangre de hombre, [matándolo] por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” El ser humano ocupa el lugar de alta preferencia en toda la creación al ser el objeto que Dios hizo a su imagen y a quien él puso a cargo de todo el resto de la creación. Así la vida humana es sagrada y la Biblia dice que no es permitido quitarle la vida a otro. Únicamente Dios tiene el derecho y el poder de dar la vida y de quitar la vida. Cuando el ser humano rechaza estas verdades y rehúsa someterse al Dios revelado en la Biblia, todo va de mal en peor. La cultura de la muerte es la 9

conclusión lógica a que se llega cuando se rechaza la revelación dada por Dios.

3) El rechazo de la revelación de Dios por medio de la Biblia

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l rechazar la autoridad de la Biblia, el ser humano se declara libre de la necesidad de ser gobernado por alguna autoridad. No quiere someterse a las leyes divinas y establecidas por el Dios soberano y creador del universo, porque tal cosa limita su autonomía personal. El hombre se siente incómodo con las leyes de Dios como éstas: no matarás, no adulterás, no tendrás dioses ajenos entre otras, porque cree



El que cree en la revelación de Dios a través de la Biblia Cree que Dios es Creador

• Cree que el ser humano es creado por Dios; hecho a su imagen y por eso tiene valor y dignidad • Cree que la Biblia es la voluntad expresa de Dios para el hombre. • Cree que somos responsables delante de Dios por lo que hacemos

El resultado de la cultura de la muerte Con todo esto, podemos ver claramente cómo se va formando una cul10

que son una violación o un abuso de sus derechos personales. Alguien ha dicho que la cultura sin Dios es como una aspiradora que succiona toda creencia religiosa que no le conviene. Esto deja un vacío que se llena con creencias espantosas. Los países latinoamericanos cada vez son más influenciados por las ideas provenientes de las naciones que han venido rechazando a Dios ya desde hace más tiempo. En verdad, lo que uno cree produce resultados lógicos en lo que uno hace. No podemos evadir esta verdad. Veamos a continuación el efecto de nuestras creencias: El que rechaza la revelación de Dios a través de la Biblia • Cree que la creación es el resultado de un accidente cósmico. • Cree que el hombre no tiene valor como un ser único; no tiene más valor que los animales. • Cree que el ser humano es un animal y puede hacer lo que guste. • Cree que se puede hacer lo que uno quiere y que la regla para definir lo bueno y lo malo se basa en la opinión de cada quien.

tura de muerte. Primero, por el egoísmo y el deseo de la autonomía personal, la persona toma las riendas de su propia vida. Después, cuando éste

rechaza a Dios como el creador y consumador de la vida, toma en mano el derecho de quitarse la vida y la de otros. Luego, al rehusar someterse a la autoridad final de la Palabra de Dios y la revelación que Dios nos dio por medio de ella, se otorga el permiso para establecer sus propias normas de moralidad y decidir lo que es correcto y lo que no es. Este camino desmoraliza la vida y resta de la dignidad que el ser humano tiene ante Dios. El resultado es que la persona busca lo que más le conviene y lo que menos interfiere con su libertad personal. La historia nos dice que los parámetros que gobiernan este tipo de actividad decaen rápidamente. Es como deslizarse por un tobogán, donde una vez iniciado el descenso, es casi imposible parar. Por ejemplo, la cultura de la muerte empezó en los Países Bajos como una legalización de la asistencia para acabar con la vida en ciertas circunstancias de dolor o sufrimiento insoportables. Luego, el aborto provocado ha sido más y más aceptado a través de los años. Después fue legalizada la eutanasia en los bebés que nacen vivos pero con deformidades. Luego se tomó la decisión de que los adolescentes entre los 12 a 15 años también pueden pedir el suicidio asistido con el visto bueno de los padres. Los de 16 años en adelante pueden tomar esta decisión con un involucramiento mínimo de los padres. Y ahora se está pidiendo que bajen aun más la edad mínima. Es un

deslizamiento en tobogán que cada vez toma más velocidad y fuerza. Pero la eutanasia voluntaria está a sólo un paso de la eutanasia involuntaria: el que resultara un estorbo, sencillamente se elimina. La cultura de muerte se ha tomado en las manos el derecho de decidir quién debe nacer y quién no. Es obvio, en tal caso, que la víctima no tiene parte en la decisión. Y en vez de llamarlo “pro infanticidio” lo llaman “pro elección”. Al otro extremo del espectro, las personas que requieren mucho cuidado por alguna enfermedad física o mental, o que sencillamente se cansan de la vida, pueden pedir la ayuda de su médico para suicidarse. Y esto nos lleva a sólo un paso de que el estado u otros decidan cuándo se debe terminar con mi vida o la de otros. Al insistir en este “derecho a la muerte” cuando uno lo desea, el giro natural será hacia la “obligación de morir”, si así lo determinan. Estamos hablando de la cultura de la muerte en la que la dignidad de la vida se ha perdido, y en que se ha rechazado al Dios que nos hizo y nos ama. La falsedad y el engaño se pueden contrarrestar sólo con la verdad. Es imperativo que los hijos de Dios conozcan su Palabra y lo que él pide de nosotros. Debemos estar bien enterados de las leyes de Dios para enfrentarnos a la cultura en la que se ha perdido la dignidad de la vida. Tenemos que estar entregados completamente a la voluntad de Dios y a su Palabra para que podamos 11

protegernos de las falsedades tan prevalentes hoy día. Tenemos que entender que la persona que rechaza a Dios y sus leyes, le abre la puerta a toda clase de engaño y perversidad. Pierde cualquier fundamento de moralidad y sentido de lo correcto y lo verdadero. Está totalmente a la deriva y se precipita por el tobogán resbaladizo que lleva a la eterna perdición. Sólo el arrepentimiento, el creer en Dios y en la obra de Jesucristo para salvarnos, y la sumisión al gobierno de Dios en nuestra vida nos puede salvar de tal engaño. La iglesia de Jesucristo debe permanecer firme en las verdades de la Palabra de Dios. Cuando el mundo se desvía de la verdad es posible que nosotros tengamos que sufrir. ¿Estamos

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dispuestos a aun dar nuestra vida por la verdad? ¿Estamos preparados si el mundo decide, como lo hizo en años pasados, que los cristianos todos deben ser muertos? Hemos visto las consecuencias inevitables de estas creencias que resultan en una cultura de muerte. Estemos alerta a las manifestaciones de estas creencias en nuestro ambiente. Es importante que entendamos que cuando se abrazan estas creencias falsas, el resultado final será esclavitud y muerte. “Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:22) y creyendo ser liberados, se esclavizaron. Arturo Nisly

MURO DE FUEGO ALDEREDOR Introducción: Marie Monsen era una misionera del país de Noriega y fue activa durante los años entre 1901 y 1932. Fue después de lo que se llama el “Boxer Rebellion” en China en 1899 y 1900, en que un grupo de nacionales se levantaron contra la dinastía y contra los extranjeros en el país. Durante esa época, muchos cristianos chinos y misioneros extranjeros murieron a manos de ellos.

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usto antes de mi llegada a China, la persecución había arreciado de nuevo. Se oían comentarios y en los diarios aparecían noticias de los muchos asaltos que sufrían los cristianos a manos de los grupos armados. Con todo lo que se oía, concluí que, si un nuevo movimiento insurgente ocurriera, yo no tendría el valor que se veía en los cristianos que ya habían sufrido. Después de un tiempo, la idea de 12

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que yo quizá tuviera que sufrir se convirtió en una pesadilla para mí. Empecé a orar con todo fervor: “Señor, quita de mí el llamado que he sentido por la obra aquí y envíame de regreso a la casa.” Una noche soñé que estábamos padeciendo persecución nuevamente. Los grupos armados estaban por atacarnos, los extranjeros, en cualquier momento. En el sueño vi que gritaban y saqueaban la sede de la misión donde yo vivía. Salté de la cama. Podía ver la expresión enloquecida en sus rostros debido a su odio y sed de sangre. A la vez, por encima del alboroto y el estruendo, oía la voz del portero de la misión. Éste guardaba la puerta e impedía el ingreso de los rebeldes mientras intentaba negociar con ellos. El portero propuso que sólo uno de los extranjeros les sería entregado, y los rebeldes estuvieron de acuerdo. Para entonces, yo me había vestido y sabía muy bien que yo, siendo soltera, era la persona indicada para ser entregada a los bandidos. Después de encerrar al misionero junto con su esposa e hijos con quienes yo compartía la vivienda, en un cuarto para ponerlos a salvo, bajé rápidamente las escaleras. Abrí la puerta y dije: “Yo me voy con ustedes.” Sentía paz. No tenía temor. Entre gritos salvajes, muchos brazos se extendieron para arrebatarme. Me levantaron y me llevaron. Me llevaban en una posición sentada, de manera que podía ver por encima de sus cabezas. Me llevaron hacia el lugar de la ejecución, donde pensaban hacer fiesta con la extranjera. Allí, en la calle, me sentía llena de paz y gozo abundante. Entonces desperté y oí con claridad las palabras: “Como tus días serán tus fuerzas” (Deuteronomio 33:25). En la versión noriega dice: “Tu descanso igualará tus días”. Suspiré aliviada de que fuera sólo un sueño. Sin embargo, el sueño tuvo una influencia poderosa en mí. A partir de ese momento, me sentí libre del temor de la muerte a manos de los hombres brutales y paganos. Una liberación gloriosa

Un mensaje llegó de otro puesto de la misión diciendo que se había logrado reunir a un grupo de mujeres para un curso bíblico. Fue un curso que los misioneros de ese lugar habían estado anticipando dar ya por algún tiempo. ¿Podía yo ir? Las condiciones habían estado inestables por algún tiempo, pero recibí el visto bueno para ir: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7). El portero salió en busca de un carruaje para que me llevara, pero no había ninguno disponible. Avergonzado y entre tartamudeos, me dijo: —Aún es peligroso viajar. Hay bandidos en los alrededores; así que no hay carruajes que quieran viajar hacia el norte. —El portero comprendió mi desilusión y añadió con preocupación: 13

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—Será mejor que no viajes sola. Te aconsejo que des un poco de tiempo. Yo había anticipado hacer el viaje y ahora el camino hacia el norte estaba imposibilitado. Pero no el camino hacia arriba: —Señor, si es tu voluntad que yo vaya, tú puedes proveerme de un carruaje. —Tras haber puesto el asunto en las manos de Dios, pude descansar. En menos de una hora, el portero volvió y me dijo: —Hay un carruaje que va de regreso hacia el norte. El conductor pasó a preguntar si alguien necesita viajar. —Sí, me voy —le respondí. El portero me miró de reojo; así que le conté de mi oración. Él me respondió en una voz apenas audible: —Sí, ésta tiene que ser la respuesta. El viaje transcurrió sin percances. La puerta de la ciudad estaba cerrada cuando llegamos allí. Pero como la gente de la ciudad me conocía desde hacía tiempo, en seguida la abrieron cuando supieron que yo viajaba en el carruaje. Contrario a la costumbre de los chinos, las mujeres habían llegado antes que yo, y pronto supe el porqué. Últimamente, el distrito de donde ellas procedían había sufrido muchos disturbios y constantes ataques de los bandidos. Cuando llegaba la noche, las mujeres se veían obligadas a esconderse en cavernas o entre las rocas. Ya habían pasado noches enteras sin dormir en medio de una tensa incertidumbre. Así que, cuando supieron que habría un curso bíblico en la ciudad más cercana, no tardaron en acudir a este lugar. Muchas mujeres decidieron asistir al curso. Dentro del alto muro de la ciudad se sentían más seguras ya que no tendrían que temer un ataque de los bandidos. Después de pasar tantas noches de ansiedad y casi sin poder dormir, las mujeres estaban exhaustas. Durmieron dos noches y un día entero antes de que pudiéramos empezar el curso bíblico. Sólo una de ellas, era creyente. Sin embargo, todas deseaban aprender y prestaban buena atención cuando les contábamos las buenas nuevas del evangelio. Pocos días después, ya bien adelantados en el curso bíblico, recibimos una noticia aterradora. Un grupo grande de bandidos había aparecido de repente y había rodeado la ciudad. Los militares que habían estado a la defensa de la ciudad, habían salido en persecución de otros bandidos. La confusión reinaba en la ciudad. Todo el mundo corría de un lado a otro, creyendo que sería más seguro ocultarse en la casa del vecino que en su propia casa. Nunca olvidaré el horror que se apoderó de las mujeres del curso bíblico cuando estas noticias llegaron. Se sentían como ratas atrapadas en una ratonera. En casa, hubieran podido correr y ocultarse en algún lugar entre las rocas. Aquí no pudieron 14

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más que dejarse caer cada una en su lugar, como cuerpos sin vida. Cada una tuvo que ser levantada y llevada al salón donde se celebraban las clases. El salón se llenó de mujeres. También llegaron unos hombres que nos conocían y que buscaban refugio. Ninguno hacía más que permanecer sentado, en desesperación. Esperaban lo peor, pues en una ciudad sin la protección del ejército, los bandidos podrían incursionar y atacar a su gusto. Y cuando eso sucediera, ¿qué podríamos hacer nosotros? La reunión que se inició enseguida tardó unas cinco horas para mí, y toda la noche para los demás. Se contaron las historias bíblicas del Dios viviente que intercedió en tiempos de dificultad. Oyeron de Daniel y sus amigos, de Jeremías y Jonás, y de muchos otros que experimentaron liberaciones. Las promesas de Dios fueron repetidas vez tras vez hasta que se les grabara en la mente de los reunidos. Finalmente oramos. Y aunque las mujeres nunca habían orado antes, de todo corazón se unieron a expresar las peticiones que nosotras hacíamos. Recibieron la Palabra como niñas. Más tarde esa noche, yo ya no podía seguir despierta; así que me acosté, vestida tal y cómo estaba. Las últimas palabras que oí de la gente en el salón fueron las siguientes de Zacarías 2:5: “Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor”, de Lamentaciones 2:22-23: “Porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana”, y de Salmo 9:15: “No temerás el terror nocturno”. Entonces me quedé dormida. Cuando amaneció, me despertó el ruido que hacían las mujeres que se daban prisa para llegar al salón. Cada una gritaba para hacerse oír por encima de las demás: —Estamos a salvo. Hemos sido librados. Dios es poderoso. No hay nada difícil para él. Ni un solo disparo se oyó anoche. Ahora los bandidos se están alejando de la ciudad. Los hombres ya habían salido y habían subido al muro de la ciudad para comprobar por sí mismos que los bandidos de verdad se estuvieran alejando. Luego volvieron y dijeron: —Nadie puede explicar el porqué los bandidos se están alejando de la ciudad sin disparar ni una sola bala. Sus espías tienen que haberles informado que no hay soldados aquí. Lo que sí vimos fueron las huellas de dos cañones al otro lado del muro de la ciudad. ¿Qué fue lo que vieron los bandidos que los hizo alejar de la ciudad? ¿Será que vieron un “muro de fuego alrededor”? Convention Herald Tomado de: The Gospel for the Youth

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EL LLAMADO SUPREMO Lección 9a

La amargura y el perdón

Introducción Vivimos en un mundo en el que las heridas emocionales son comunes. Los agravios y las ofensas ocurren en todo tipo de relaciones humanas, ya sea durante la niñez, en la escuela, en el trabajo, en el matrimonio, o en la iglesia. Si fuéramos capaces de ver el alma de las personas, sin duda veríamos cicatrices en cada una de ellas. Es imposible vivir en este mundo sin ser herido alguna vez. No todos reaccionan de la misma manera. Algunos logran pasar por alto las ofensas; otros han acumulado tanto resentimiento que “revientan” por cualquier cosa; y aun otros ocultan el dolor. Por 16

fuera dan la impresión de haberlo superado, e incluso parecen insensibles al mismo, pero en el fondo de su ser han recubierto aquel dolor de tal forma que apenas si saben que aún existe. Con todo, ese dolor los afecta. En sus actitudes y en su manera de reaccionar, guardan esa herida como una espina enconada. En esta lección no sólo queremos examinar las heridas emocionales, sino que también buscar la cura de ellas. La Biblia enseña mucho con relación a este tema, y hacemos bien en prestar atención a sus enseñanzas, porque si no tratamos correctamente las heridas, éstas nos llevarán a la amargura. Y la amargura, al igual que el rencor, es como un cáncer que destruye a la persona. e Cuestionario personal e 1. ¿Alguna vez se ha enfurecido con ciertas personas o ciertas circunstancias en su vida? ¿Qué ha hecho al respecto? 2. ¿Repasa en su mente acontecimientos dolorosos del pasado? 3. ¿Se halla en ocasiones en un argumento mental con cierta persona? Es decir, ¿se encuentra repasando viejos pleitos que ha tenido e inventando otros nuevos y mejores? Por lo general, ¿quién gana esos pleitos mentales? 4. ¿Alguna vez le ha resultado difícil perdonar a otro? ¿Pudo perdonarlo, o aún sigue con esa lucha? 5. ¿Qué significa para usted el perdón? 6. ¿Cuáles consejos le han ayudado a perdonar a los demás? e Enseñanza de la Biblia sobre el tema e Efesios 4:26-27, 30-32 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (sigue en la página 20)

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HISTORIA EL HIJO

Un hijo perd

J

esús quiso que los fariseos, que se consideraban muy justos, entendieran que Dios ama tanto a la gente buena como a la gente mala. Por eso les contó esta parábola:

Un finquero tenía dos hijos. Un día, el hijo menor le dijo a su padre que le diera su parte de la herencia. Así que, el padre les repartió a los dos hijos la parte que les correspondía. Emocionado por sus riquezas, el más joven se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero, andando en fiestas con sus amigos. Pero llegó el día en que tuvo que enfrentarse a la realidad. Se le acabó el dinero y se quedó sin amigos. Empezó a tener hambre, pero debido a la terrible escasez de alimento, tampoco había qué comer. Ahora no era más que un pobre mendigo. El único trabajo que pudo conseguir fue el de alimentar cerdos. Cada día tenía tanta hambre que deseaba comerse el alimento de los cerdos, pero nadie le daba. Al fin pensó: En casa los siervos de mi padre tienen suficiente comida, mientras yo aquí muero de hambre. Regresaré a casa y le pediré a mi padre que tenga misericordia de mí. El joven emprendió el viaje de regreso a la casa. Aun estando lejos, su padre lo vio y corrió a su encuentro. El padre abrazó a su andrajoso hijo y lo besó. “Padre, he pecado contra el cielo y contra usted”, dijo el joven con tristeza. “No soy digno de ser su hijo, pero, por favor, póngame con sus siervos.” Pero el padre ya había llamado a sus siervos. “Traigan el mejor vestido y vístanlo”, ordenó. “Pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Maten el becerro gordo y preparen una fiesta.” Cuando el hijo mayor oyó lo que quería hacer su padre, se enojó mucho. No quiso participar en la fiesta de bienvenida para su hermano. Pero su padre lo buscó y le rogó que participara. “¡No es justo!” dijo el hijo mayor. “Yo le he servido por muchos años, y siempre le he obedecido. Y usted nunca me ha dado ni siquiera un cabrito para festejar con mis amigos. Pero apenas llega ese desgraciado hijo suyo, mata el mejor becerro.” El padre respondió: “Hijo, todo lo que tengo es tuyo. Pero es necesario que nos regocijemos. Tu hermano estaba muerto y ahora vive. Estaba perdido y es hallado.” Lucas 15:11-32 18

BIBLICA PRODIGO

ido es hallado

El hijo pródigo es recibido en casa.

Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10).

1. ¿A dónde se fue el hijo menor después de recibir la herencia? 2. ¿Qué hizo su padre cuando lo vio volver a casa? 3. ¿Cómo reaccionó el hermano mayor?

Usado con permiso de: Christian Aid Ministries, Berlin, Ohio Del libro: 101 Historias Bíblicas Favoritas © 1994

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Observaciones: Número 1 ~ El enojo es una emoción peligrosa

Existen diferentes opiniones respecto al significado de la primera parte del versículo 26. Algunas versiones la traducen así: “Si se enojan, no pequen”. El enojo, como cualquier otra emoción, se levanta a manera de reacción ante las situaciones que uno enfrenta. Por tanto, se podría decir que el enojo, como otras emociones, es hasta cierto punto involuntario. No decidimos sentir tristeza o felicidad o compasión o enojo. Estas emociones surgen según lo que experimentamos, pero eso no significa que sean incontrolables, porque sí se pueden controlar. Podemos estar tan enojados como para partir una mesa en dos, cuando de repente suena el teléfono. De inmediato, lo contestamos tan mansos como si acabáramos de leer el Salmo 23. No sólo podemos controlar estas emociones, sino que debemos controlarlas, y más aun la manera de expresarlas. Por eso, el versículo nos manda: “...pero no pequéis”. La manera en que manejamos nuestro enojo es responsabilidad nuestra. Pensamos mal si creemos que los demás nos hacen pecar. Puede ser que otros nos hagan mal... puede ser que nos enojemos... pero cuando pecamos la culpa es nuestra. Si se enojan, ¡no pequen! Esta exhortación también nos indica que cuando surge el enojo, el pecado no está lejos. Debemos cuidarnos mucho con este sentimiento, pues nos acerca de una forma peligrosa al pecado. ¿Cuántos pecados se habrán cometido por un arrebato de ira? Basta con echar un vistazo a nuestra propia vida, para ver cuán pronto la emoción se convierte en pecado. El enojo que arde muchos días en el corazón llega a ser destructivo. Destruye la mente, el carácter, el espíritu, y aun la salud física. Número 2 ~ El cristiano tiene la obligación de controlar su enojo Ya referimos a este tema, pero profundizaremos más en él, debido a que conlleva muchos malentendidos. Los psicólogos modernos, al ver los efectos destructivos del enojo, han sugerido que el enojo se debe expresar de una manera no agresiva: “No contenga su enojo, pero no le dé una paliza a su hermano, ni tire los libros por la ventana. En vez de ello, salga de la casa y corra un kilómetro, o vaya a su dormitorio y golpee una 20

almohada. Una vez que usted haya desahogado su enojo, podrá enfocar su problema de un modo más constructivo.” El problema con esta “solución psicológica” es que dar expresión al enojo puede intensificarlo y fomentar el hábito de darle expresión. La Biblia dice: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32). Es sabio controlar el enojo. Es insensatez darle rienda suelta al enojo o dejar que el enojo controle lo que hacemos. En los versículos que aparecen en Efesios 4 se nos dice que debemos quitar de nosotros el enojo. Obviamente, esto quiere decir que ésa es nuestra responsabilidad. Pero antes de entrar en el tema de cómo podemos controlar el enojo, será necesario estudiar esta emoción más detalladamente. Número 3 ~ El enojo retenido se vuelve muy destructivo “No se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” Con esto vemos que si uno sigue enojado de un día para otro le da al diablo una entrada a su vida. ¿Por qué? Simplemente porque el enojo que se reprime y se acumula se convierte en amargura, y la amargura se acompaña de un sinfín de pecados, tales como la malicia, el resentimiento, las malas intenciones, la desconfianza, la calumnia, los chismes, las murmuraciones, los pretextos, y la autocompasión. Todos éstos son de mucho agrado al diablo. Es probable que no exista otra actitud más destructiva que la amargura. Envenena el corazón, quita su alegría, y hace que los pensamientos giren día tras día en torno a la ofensa original. “¿Quién soportará al ánimo angustiado?” (Proverbios 18:14). Si es peligroso el enojo que persiste de un día para otro, ¿cuánto más aquel enojo que se acumula por años, y cuánto más aun cuando se transmite de una generación a otra? “No se ponga el sol sobre vuestro enojo.” El diablo le causa grandes daños a la persona que retiene su amargura por años. Causa aun más perjuicio cuando los padres y las madres les transmiten a sus hijos el enojo. Sólo la gracia de Dios puede romper tales cadenas de pecado. e Preguntas de estudio e 1. Anote los mandamientos referentes al enojo en los versículos anteriores. 21

2. ¿Por qué no se sabe el significado exacto de la expresión “airaos” en el versículo 26? ¿Cómo se traduce en otras versiones de la Biblia? 3. Mencione las cosas que debemos quitar según el versículo 31. 4. ¿Cómo debemos perdonarnos unos a otros? 5. ¿En qué sentido es involuntario el enojo? 6. ¿En qué sentido tenemos el mando sobre el enojo? 7. ¿De qué manera somos tentados a evadir nuestra responsabilidad en cuanto al enojo? 8. ¿Cómo da a entender la expresión “pero no pequéis” que el enojo es un sentimiento peligroso? 9. ¿Cuáles son algunas cosas que comúnmente nos hacen enojarnos? 10. Describa distintas clases de enojo y la manera en que suelen manifestarse. 11. ¿Cuáles son los consejos que les dan los psicólogos modernos a las personas cuando se enojan? ¿En qué se basan ellos? ¿Cuál es el error de tales sugerencias? 12. Busque todos los versículos que pueda en que se nos exhorta a controlar nuestro enojo. ¿Qué nos enseñan acerca del enojo? ¿Cuál es la diferencia entre controlar el enojo y permitir que el enojo nos controle a nosotros? 13. ¿Por qué es tan peligroso permitir que el enojo continúe día tras día, año tras año? 14. ¿Cómo podemos evitar esto, según la Biblia? 15. ¿Cuáles son algunos de los pecados que acompañan a la amargura? 16. ¿Qué consecuencias trae consigo la amargura? 17. ¿Cómo hacen las personas para que su enojo persista de un día para otro? 18. ¿Cuál es la actitud del diablo con respecto al enojo que se retiene día tras día? ¿Cuál es la actitud del Espíritu Santo con respecto al enojo? (continuará en el siguiente número)

—John Coblentz Usado con permiso de: Christian Light Publications, Inc. Harrisonburg, Virginia, EE.UU. Derechos reservados

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Pollo [l limòn Preparación:

Ingredientes:

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filetes de pechuga de pollo limones cucharadas de aceite de oliva virgen extra (vegetal en caso de que no tenga de oliva) Sal, pimienta, y romero al gusto

Parta las pechugas en tajadas y agregue sal y pimienta negra al gusto. En otro recipiente prepare el marinado. Eche tres cucharadas de aceite y exprima el jugo de los limones. Añada el romero al marinado y cubra la carne. La carne debe quedar prácticamente sumergida en el marinado (puede echar más aceite si es necesario). Corte unas rodajas de limón y colóquelas sobre la carne para aportar más sabor. Deje que la carne se marine con el limón en la refrigeradora durante unas seis a ocho horas. Luego cocine la carne en el horno unos 15 minutos a 190ºC. Puede servir el pollo con arroz y verduras si lo desea.

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EL CAMINO QUE ELLA ESCOGIÓ Prólogo

E

sta historia se basa en la vida de una persona que sufrió mucho debido al camino que ella escogió. Las tentaciones que Sara enfrentó no son diferentes a las que tú enfrentarás cuando tengas que tomar decisiones que determinen el futuro de tu hogar y tu vida. Estas decisiones también afectarán tu destino eterno. Aunque ésta es la historia de una señorita, todo varón enfrenta las mismas pruebas y decisiones. A ti te toca tomar decisiones importantes en un tiempo en la vida cuando no estarás bien preparado para tomarlas. No obstante, Dios te ha provisto todo lo que necesites y desea guiarte a una vida con él ahora y un destino eterno lleno de recompensas. Él te ha provisto de su Palabra y su gracia. Y dichosos los jóvenes que tienen padres cristianos y que sean parte de una iglesia bíblica. 24

Al inicio de esta narración, los padres de Sara y su iglesia no percatan de algunos peligros espirituales que enfrentarían sus jóvenes en el futuro. Debido a esto, se descuidan en dar la dirección firme que hubiera podido librar a Sara de las tragedias que sufriría después. Ellos no dirigen prudentemente las actividades de los jóvenes de la iglesia y muy tarde reconocen que se dejaban convencer por los jóvenes en actividades y cuestiones dudosas. Sin embargo, si Sara hubiera acatado la buena dirección que le dieron, habría podido evitar mucho sufrimiento. Joven, toma a pecho las advertencias de esta historia. Padres, tomen en serio su responsabilidad de dar dirección sabia y bíblica a sus jóvenes al tomar ellos las decisiones importantes que afectarán su futuro. Líderes de la iglesia, ustedes están en una posición estratégica para proveerles de dirección a los jóvenes y a los padres de los jóvenes. Diríjanlos de manera que juntos tomen decisiones que puedan encaminarlos a la felicidad ahora y por la eternidad. Joven, al fin de cuentas, eres tú el que escogerás el camino, pero los resultados de tus decisiones no están en tus manos, sino en las del Dios todopoderoso. Escoge el bien para el bienestar de tu futuro y el futuro de los que te siguen, tanto en esta vida como en la eternidad. —David Mast

Instruye al niño Capítulo 1

E

ra un atardecer fresco y agradable de verano en el pequeño y protegido valle de Germantown, en el estado de Virginia de Estados Unidos. La brisa acariciaba la pequeña casa de madera ubicada en el extremo meridional del valle. Había pocas casas más allá de la granja de la familia Yoder. El camino principal, que se extendía a lo largo de este valle exuberante y verde, llegaba a su fin al cabo de unos trece kilómetros de distancia. El ancho del valle era como la mitad de su longitud. 25

Había como quince familias que vivían en el valle, y a principios del siglo 20, rara vez se asociaban con gente fuera de su pequeña comunidad. Mucho menos se celebraban allí reuniones a las cuales asistiera alguno que viviera fuera de este rincón tan aislado del mundo. Los habitantes de este valle se enteraban poco de los acontecimientos del exterior de Virginia, ya que se encontraban retirados entre las colinas. Las salidas al exterior las realizaban mayormente los hombres con asuntos de negocios. En raras ocasiones, la familia entera acompañaba al padre para visitar a familiares y amigos. En aquellos tiempos, no era fácil viajar, y los caminos eran malos. Muy a menudo las madres preferían quedarse en casa con los niños. Durante ese tiempo, la iglesia menonita tuvo una influencia positiva en el valle. En los últimos años del siglo 19, se había introducido el concepto de conferencia como un esfuerzo de mantener la unidad de las iglesias menonitas de toda América del Norte. Las enseñanzas de los predicadores Juan S. Coffman (fallecido en 1900) y Juan Funk estaban causando un efecto profundo en las iglesias. Si bien había un avivamiento espiritual, también se veían muchos cambios, algunos de los cuales no eran buenos. Juan y María Yoder eran miembros de la Iglesia Menonita del Valle de Germantown, una de las que había experimentado el avivamiento de aquella época. Pero no recibió una dirección adecuada que proveyera a sus miembros de una seguridad espiritual. Los corazones de Juan y María Yoder rebosaban de alabanza esa hermosa tarde de agosto del año 1901. Dios había bendecido abundantemente su pequeña granja. Su hogar estaba lleno de amor y paz. Casi dos años habían pasado desde el día cuando, gozosos, habían unido sus vidas en matrimonio. Ahora su copa rebosaba de nuevo, tal y como había rebosado en el día de su boda. En este día, el cinco de agosto, nació su primera hija. Habían anhelado este día con gozo y a la vez un tremendo sentir de responsabilidad. Dios les había encargado del alma de una pequeña hijita inocente. La pequeña Sara era dulce, gordita, y de cara redonda. No había palabras para expresar el gozo que María sintió la primera vez que alzó a 26

la pequeñita y miró esa cara pura e inocente. Su esposo Juan observaba a la madre y a la niña con un profundo sentido de agradecimiento. Ambas eran un regalo de Dios. Le tocaría darles un cuidado tierno, protegerlas, y mantenerlas, tanto en las cosas materiales como en las espirituales. Sintió el peso de la nueva responsabilidad. Esa noche, en medio de una tranquilidad que reposaba sobre el hogar de la familia, Juan tomó la Biblia, como era su costumbre a la víspera del día. Después de leer una porción de las Escrituras, la pareja contenta oró. En sus peticiones, hicieron una súplica especial por la bendición de Dios sobre la vida de la pequeña Sara. Pasaron los días y Sara se volvía cada vez más dulce y más especial para sus padres. Era una niña muy contenta. Mucho antes de que sus labios formaran palabras, sus grandes ojos, oscuros y expresivos, comunicaban mucho. Antes de cumplir los dos años Sara, llegó una nueva hermanita, y unos años más tarde, un hermano. Sara escuchó atentamente mientras su madre le puso en los brazos el pequeño bulto de piel rosada: —Ya casi tienes cinco años y puedes ayudarme mucho. Recuerda que hay que alzar al nuevo bebé con cuidado —le decía a Sara para que alzara con cuidado a su hermanito recién nacido y le protegiera la cabeza—. Yo necesitaré de mucha ayuda, no sólo para atender al bebé, sino también para lavar los platos y mantener limpia la casa. —Yo quiero ayudar, Mamá —respondió Sara alegremente, abrazando con ternura al nuevo bebé—. Laura ya tiene tres años, así que me alegro de que tengamos un bebecito. ¿Cómo se va a llamar? —Con ternura le acarició las manitas. Con sus deditos, el bebé agarró el dedo de Sara y ésta sonrió complacida. —Tu Papá y yo decidimos ponerle Santiago. ¿Te gusta el nombre? — preguntó la madre con una sonrisa. —Ah, claro que sí. —Sara tocó de nuevo los deditos del bebé. —Santiago, Santiago —repitió Sara, disfrutando del sonido del nombre de su hermanito. El bebé abrió un ojito. —¡Ay, Mamá, mire a Santiaguito! —exclamó Sara emocionada—. ¡Ven, Laura, mira! Santiago se está despertando. 27

La pequeña se acercó rápidamente. No había señas de celos por la llegada de un nuevo bebé al hogar, sólo gozo. Las niñas sabían que sus padres los amaban y apreciaban a todos por igual. Se acercaba el fin del año. La estación del otoño traía al valle una resplandeciente hermosura. El valle lucía un verde exuberante de los pastizales y cultivos de los granjeros mientras los árboles de las laderas de las montañas añadían al paisaje de colores variados matices de rojo y naranja. Los ojos de Sara relucían de la emoción cuando su madre dijo: —Sara, mañana será tu primer día de clases en la escuela. Aquí hay dos lápices nuevos y un cuaderno. La profesora te dará los libros el primer día. Asegúrate de cuidarlos. Escucha bien cuando la profesora te habla para que puedas aprender bien las lecciones. El entusiasmo de Sara había disminuido la siguiente mañana cuando se levantó. —Mamá, ¿puede ir Laura conmigo esta mañana? ¿Sólo por hoy? Mañana puedo ir sola. —Los grandes ojos oscuros de la niña suplicaban a su madre, acentuando la hermosura de la cara redonda y las mejillas rosadas. Las largas trenzas colgaban hasta la cintura. Cuando la madre negó con la cabeza, su sonrisa, que formaba hoyuelos en sus mejillas, desapareció por un momento mientras la niña añadía con voz suplicante: —¿Tengo que ir sola? —Laura sólo tiene cuatro años, Sara. Los niños que no tienen seis años no pueden ir a la escuela. Sé una muchacha grande y valiente. Hazlo por tu mamá y tu papá. Recuerda todo lo que tu papá te dijo anoche acerca del primer día de clases. Mientras escuchaba, la nubecita desapareció del rostro de Sara. Sólo por un instante se había asustado con la idea de salir sola de su casa. En realidad, su mamá y su papá no estarían lejos, y pronto volvería. Sara no conocía a la nueva profesora, pero la tranquila sonrisa de su madre borró sus temores. —Todo va a estar bien. De otro modo tu papá y mamá no te enviarían. —María va a estar, ¿verdad?, ¿y Ana y Susi y Juan? —Claro que sí, todos van a estar —contestó la madre—, y también muchos otros niños. Ya verás que conoces a muchos de ellos, porque la 28

mayoría de los niños en la escuela son de nuestra iglesia. Pero recuerda, tú no vas a la escuela a jugar. La mayor parte del día tendrás que estudiar arduamente, y sólo podrás hablar y jugar en los recreos. ”Estoy segura de que te gustará la escuela si le prestas atención a la profesora y juegas amablemente con los niños en el recreo. Recuerda, Sara, que no debes hablar durante las clases, ni siquiera susurrar a tus amigos más cercanos, aunque ellos te hablen. —Sí —respondió Sara seriamente. Cuando llegó la hora de salir, Sara salió corriendo y se paró junto al camino. En una mano llevaba el almuerzo que su madre le había preparado y en la otra llevaba sus nuevos lápices y cuaderno. Llevaba puesto el vestido azul que su mamá había planchado el día antes mientras Sara entretenía a Santiago. Ahora Laura tendrá que ayudarle a Mamá, dijo Sara para sí mientras lanzaba una mirada ansiosa hacia la casa. En el porche de la casa estaban su madre y Laura. Observaban los caballos del señor Miller que venían por la vuelta en el camino. Tiraban de una carreta con unos doce niños. Sara se despidió con la mano y luego subió a la carreta. Mientras los caballos se alejaban, Sara podía ver a su madre que decía adiós con la mano. Estaba contenta de que su madre la había visto salir. Sara miró a su alrededor. Cuando vio a María, su vecina más cercana y mejor amiga, se formaron hoyuelos en sus mejillas y su rostro se iluminó con una sonrisa. Mientras se abría camino hacia su amiga, varios niños más grandes se hicieron a un lado, haciendo espacio para que las niñitas de primer grado pudieran sentarse juntas sobre la paja que cubría el piso de la carreta. Sara vio que conocía a la mayoría de niños que viajaban en la carreta; los veía en la iglesia los domingos. Pero había también unos cuantos desconocidos. (continuará en el siguiente número)

—Mary Miller Reimpreso con permiso de: Rod and Staff Publishers, Inc Crockett, Kentucky, EE.UU. Derechos reservados

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MARTA APRENDE A RECORDAR —Mamá, adivine qué vamos a hacer en la escuela a primera hora mañana —dijo Marta al entrar en la cocina con la lonchera en la mano. —No me puedo imaginar —respondió la mamá mientras preparaba un pastel de manzana. —Pues, le diré: Mañana llegará la biblioteca ambulante. Nos permitirán escoger dos libros cada uno. De repente se sintió una ráfaga de viento frío que entraba en la cocina. Entonces dijo la mamá: —¿De dónde viene ese viento frío? Marta, corre. Me parece que dejaste abierta la puerta. —Ay, se me olvidó cerrarla. La mamá dio un suspiro. Marta era siempre muy olvidadiza. Puso el pastel de manzana en el horno y luego dijo: —Voy al huerto a buscar unas zanahorias. Por favor, barre la sala. Saca el postre del horno en unos quince minutos. Marta pasó rápidamente la escoba por donde más se veía en la sala. Con esto basta, dijo para sí. Si me apresuro, puedo terminar la tarea de la escuela antes de la hora de la cena. Media hora más tarde, Marta oyó que su mamá le decía a alguien que pasara adelante. ¿Quién habría llegado? El hermano Jacob con su esposa Wilma y su bebé habían llegado. —Si hubiera sabido que venían, les habría preparado una cena. 30

—¿No sabía que veníamos? ¿No recibiste la nota? La mandamos con Marta anoche. —¿Perdiste la nota, Marta? —preguntó la mamá. —No, se me olvidó dársela. —Bueno, creo que hay suficiente sopa para todos y estoy segura de que el pastel de manzana alcanzará para dos personas más. —¡El pastel de manzana! —exclamó Marta, consternada. Corrió a la cocina, pero el postre ya se había quemado—. ¡Ay, Mamá! Se me olvidó retirarlo del horno. Después de la cena, Marta preguntó: —Mamá, ¿puedo ir a la casa de Alicia? No asistió a las clases hoy. Quiero decirle cuáles son las tareas para mañana. —Bueno, está bien si vuelves pronto. No te quedes más de diez minutos. Vamos a cantar un rato con las visitas. Marta regresó una hora más tarde. Su papá le preguntó: —Marta, ¿por qué tardaste tanto? —Nos pusimos a platicar y se me olvidó ver la hora. ¿Qué culpa tengo yo si se me olvidan las cosas? Jacob y su esposa miraron el reloj. —Ya casi debemos marcharnos. Si gusta, podemos cantar por lo menos un poco. Esa noche, el papa de Marta, y su esposa hablaron entre sí del problema de Marta. —Marta sólo dice que se le olvidan las cosas —dijo la mamá—. Lo peor de todo es que, para ella recordar los asuntos no parece tener importancia. —Seguramente no se da cuenta de lo inconveniente que sería si todo el mundo fuera como ella. Se me ocurre una idea. —Luego, el papá contó su idea en voz baja a su esposa. —Está bien. Estoy dispuesta a hacer de mi parte. El siguiente día por la mañana, Marta se despertó sobresaltada. ¿Por qué no se oía a la mamá preparando el desayuno? Se asomó por la puerta del dormitorio de sus padres. —¡Mamá! ¿No es hora de levantarse? —¿Qué? ¿Será que se me olvidó poner el despertador? El papá se levantó y salió a ordeñar las vacas mientras la mamá corrió a preparar el desayuno. —Mamá, hay que darse prisa. No quiero llegar tarde para las clases. —¿Por qué no vas a llamar a tu Papá? 31

Marta salió corriendo y dejó la puerta abierta. Aún es olvidadiza, pensó la mamá y se fue a cerrarla. Marta encontró al papá en el establo. —Papá, ¿por qué no viene? Lo estamos esperando. El desayuno está listo. —Ah, me acordé de unos trabajos que tenía que hacer. Yo había sabido que tienes prisa. ¿Cómo es posible que se me haya olvidado? Ya sentada en la mesa, Marta se sirvió dos panqueques y dijo: —Pásenme el almíbar. —¿El almíbar? ¿Cómo es posible? No lo preparé. ¡Qué lástima! Pero ¿qué culpa tiene uno si se le olvida? —¡Pero, Mamá! Los panqueques son muy secos sin el almíbar. —¿Por qué no tomas un poco de leche? —No hay leche en la mesa. —Querido, ¿se te olvidó traer la leche? —Yo tenía prisa. Casi siempre se me olvida algo cuando tengo prisa. De pronto Marta se fijó en la hora. —Faltan sólo diez minutos para empezar las clases. Ya no llegaré a la escuela a tiempo, ni siquiera si salgo ahora mismo. —Se levantó de un salto y agarró la lonchera. Estaba vacía. Jamás había pasado tal cosa. —Lo siento, hija; ¿pudiera ser posible que haya olvidado alistar tu almuerzo? No te preocupes. Lo preparo ahora mismo. —Mamá —dijo Marta entre sollozos—, no llegaré a tiempo para ver la biblioteca ambulante. Además, la profesora apuntará que llegué tarde a las clases. —No llores, cariño —le consoló el papá—. ¿Qué podemos hacer? A su mamá hay que perdonarle cuando se le olvidan las cosas. Esa tarde, cuando Marta volvió de las clases, dijo: 32

—El almuerzo fue un fracaso. Los emparedados estaban empapados en la limonada. Las galletas también. —No me digas que se me olvidó cerrar bien el envase. Es que tenía prisa. Toma, ponte este vestido que te acaba de confeccionar. —¡Qué lindo tono de celeste! Pero, ¿por qué es tan corta una de las mangas? —Sí, una manga me quedó corta. El vestido también te queda un poco corto. Creo que lo hice con mucha prisa. Pero, no importa en realidad, ¿verdad que no? Marta estaba perpleja. Comenzó a llorar: —¿Qué pasa con usted y Papá? En ese preciso momento el papá entró en la casa. —Marta, estamos cansados de olvidar. ¿Por qué crees que nos hemos vuelto tan olvidadizos? —Yo sé por qué. Es porque yo siempre digo que se me olvidó. ¿Lo hicieron para que yo aprendiera una lección? —Tú lo has dicho —dijo la mamá en voz baja—. Lamentamos que te hayas sentido tan mal por lo que hemos hecho. Lo hemos hecho para ayudarte a recordar lo que te toca recordar. —Creo que me va a ayudar. —Marta miró a su mamá y agregó—: Mientras usted arregla la manga del vestido, yo voy a pelar manzanas. No creo que se me vuelva a olvidar a sacar el pastel del horno a tiempo. —A cualquiera se le olvidan las cosas a veces —dijo el papá—. Pero si tú vuelves a decir a menudo que se te olvidó, tu mamá y yo volveremos a probar el mismo plan de nuevo. Eso te ayudará a recordar. —Seguro que sí. Pero hoy vamos a comer un sabroso pastel de manzana. Y no se quemará. Papá y Mamá intercambiaron una mirada y sonrieron. —Elmo Stoll —De Step by Step —Traducido y usado con permiso

1. _____ c.

Re s pu e st as : A c t iv i da d pa r a ni ño s

2. ______ f.

Nota de la redacción: Estos padres en ningún momento pensaron en ocultar la verdad de su hija. Su plan era sacar lo que estaban haciendo a la luz en el momento oportuno para hacer ver a la hija su problema.

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4. ______ a. 3. ______ e.

6. _____ g.

5. _____ h.

8. _____ d.

7. _____ b.

¿Te olvidas también lo que debes recordar? De la lista de abajo, escribe la letra de una ayuda para cada situación de arriba. _____ 1. El profesor te pide llevar a la escuela piedras de varias clases. _____ 2. Tu papá te dice tres trabajos que debes hacer uno tras otro. _____ 3. Tu amiga te dicta un número telefónico. _____ 4. Te toca aprender de memoria los colores del arco iris en orden. _____ 5. Cuando regresas de la escuela de camino a la casa, el vecino te da una nota para que la entregues a tu papá. _____ 6. El maestro de la escuela dominical te pide aprender de memoria varios versículos de la Biblia. _____ 7. Tu mamá te pide guardar la llave de la bodega en un lugar seguro. _____ 8. Te toca llevar una botella de leche a una casa desconocida. Tu papá te explica dónde queda. a) Aprende la frase de palabras que comienzan con cada letra: “Rodolfo Narizotas Amó de Verdad a Azucena el Año que la Vio”. b) Fíjate bien donde la pones. Nota exactamente qué hay a su alrededor. c) Búscalas cuando llegues a casa y ponlas junto a la puerta. d) Repite el nombre de cada calle. Repite la dirección donde debes doblar. Aprende el nombre del dueño de la casa. Hazte un mapa pequeño. e) Escríbelo. Repítelo en sus dos partes y no uno por uno. Por ejemplo, di: “26345-803”, y no: “2-6-3-4-5-8-0-3”. f ) Repítelos varias veces. Mientras haces un trabajo, piensa en el que sigue. g) Léelos varias veces. Aprende uno y díselo a alguien. Vuelve a leerlos todos. Aprende otro. Repite los dos juntos;díselos a alguien. Léelos otra vez. h) No la metas en el bolsillo. Échala en la lonchera para que la encuentres cuando laves la lonchera. O ponla en un libro que llevas a casa de manera que se vea un poco fuera de las páginas. (las respuestas se encuentran en la página 33)

VERSÍCULO DE MEMORIA “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:16). 34

E

l odio es igual de ciego que el amor.

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Tierra buena La semilla se esparció, Tuvo alas y con el viento, voló, Presurosa y alegre, La semilla sintió libertad. Las doradas espigas, Espigas de oro y sol, Nacieron y fructificaron, Maduraron y prosperaron. Tierra buena las alimentó, Tierra buena las germinó, Tierra buena, tierra buena, Dios mío, haz de mi corazón Tierra buena para tu Palabra. Abona mi corazón con tu amor, Riégalo con tu paciencia, Límpialo con tu misericordia, Y cultívalo a tu voluntad. Gloria E. Romero Lozano