MATERIA: LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA II Junio 2016 INSTRUCCIONES Y CRITERIOS GENERALES DE CALIFICACIÓN El estudiante deberá escoger una de las dos opciones y responder a todas las cuestiones de la opción elegida en cada uno de los apartados. TIEMPO: Una hora y treinta minutos.
OPCIÓN A Como saben, hoy los niños nacionales son una especie de idolillos a los que todo se debe y por los que se desviven incontables padres estúpidos. Están sobreprotegidos y no hay que llevarles la contraria, ni permitir que corran el menor peligro. Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman una bronca o pegan directamente al profesor que con razón ha suspendido o castigado a sus vástagos. Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada. El adarve es bastante ancho, pero en algunos tramos no hay antepecho por uno de los lados, y los huecos entre las almenas son lo bastante grandes para que por ellos quepa sin dificultad un niño de cinco años, no digamos de menos. El suelo es irregular, con escalones a ratos. Es fácil tropezar y salir disparado. Al comienzo del recorrido, un cartel advierte que ese adarve no cumple las medidas de seguridad, y que pasear por él queda al criterio y a la responsabilidad de quienes se atrevan. Si yo tuviera niños no los llevaría allí ni loco, con ellos soy muy aprensivo, y los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno. Aquella muralla, sin embargo, era una romería de criaturas correteantes de todas las edades, y de cochecitos y sillitas con bebés o casi, no siempre sujetos con cinturón o correa. Algunos cañones jalonan el trayecto, luego los padres alentaban a los niños a encaramarse a ellos (y quedar por tanto por encima de las almenas) para hacerles las imbéciles fotos de turno. Miren que me gusta caminar por adarves, recorrer murallas. Pero cada paseo se me convertía en un sufrimiento por las decenas de críos que triscaban por allí sueltos como cabras, sobre todo en los tramos sin parapeto a un lado. A veces pienso que estos padres lo que no toleran es que a sus hijos les pase nada a manos de otros; pero cuando dependen de ellos, que se partan la crisma. Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa. Javier Marías, “Escenas veraniegas”, en El País Semanal, 20/09/2015.
CUESTIONES 1.
Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes: Enuncie el tema del texto (0,5 puntos) Los padres consentidores culpan a otros de sus niños malcriados. b) Detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos) Es un texto bien construido, con en lenguaje claramente seleccionado. Junto con léxico más escogido encontramos expresiones coloquiales con las que el autor hace un guiño a sus lectores, pretendiendo ser llano y directo. Así, sorprende la descripción afinadísima de la muralla (con un vocabulario casi propio de un arquitecto: muralla, adarve, antepecho,…), con otras expresiones como “arman una bronca”, “salir disparado”, “que se partan la crisma” o “fotos de turno”. La adjetivación que emplea el autor llama la atención por poderosa e inequívoca: “los niños nacionales” (con ironía se refiere a que es un mal de la educación de nuestro país), “incontables padres estúpidos”, “imbéciles fotos de turno”,… El tema parece exasperar al autor. Refuerza esta idea el empleo del diminutivo “idolillos” y la composición “padres-vándalos”. El autor no muestra empatía ni con los padres ni con los niños. No comprende ni su comportamiento ni su manera de funcionar. ¿Otro ejemplo? La expresión “cochecitos y sillitas con bebés o casi” dando a entender que en ellas viajaban niños más grandes, que no deberían ir en esa silla. El tiempo verbal que predomina es el presente para hablar de acciones que ocurren habitualmente, como los temas de educación a los que se refiere el escritor. Cambia al pretérito perfecto simple e imperfecto cuando habla de lo ocurrido en la muralla. El imperfecto lo utiliza en las descripciones de lo que ocurría y el perfecto simple para las acciones. En cuanto a los recursos estilísticos, llama la atención el tono irónico que impregna todo el texto. El autor busca la complicidad con el lector y lo hace contando una experiencia personal. Incluso se encuentran interpelaciones como “miren que me gusta”. Destacar la comparación “críos que triscaban por allí sueltos como cabras”, la metáfora hiperbólica “aquella muralla (…) era una romería”, las hipérboles “no los llevaría allí ni loco” y “cada paseo se me convertía en un sufrimiento” y la personificación y el juego de palabras “los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno”. Todas estas figuras no son oscuras, sino que presentan un tono coloquial a)
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c)
Indique qué tipo de texto es (0,25 puntos). Se trata de un fragmento de un texto periodístico, en concreto, de una columna de Javier Marías, habitual del suplemento El País Semanal. La forma del discurso es argumentativa, ya que el autor expresa su opinión sobre un tema y la defiende. Las columnas periodísticas pueden considerarse “mini ensayos”, ya que en ellas, la opinión del autor tiene importancia por él mismo (en este caso, un escritor reputado) y no tanto por los argumentos en los que base su opinión. 2. Redacte un resumen del contenido del texto. (1 punto) Los niños, en España, están demasiado sobreprotegidos. Por un lado, los padres exigen a sus educadores que no disgusten a sus vástagos y, por otro, les consienten todo. La solución pasa, hasta ahora, por buscar culpables.
3.
Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de que los castigos ayuden a educar a los niños. puntos). Tu opinión es libre. Aquí van a valorar que estructures tus ideas (tesis, argumentos y conclusión) y la manera de redactar (aconsejo frases cortas, no repetir la misma palabra). Otra cosa: sé original; después de corregir muchos exámenes, le caerás bien al corrector. (1,5
“Una torta a tiempo te evita muchos problemas”. Ese ha sido el soniquete que ha fundamentado el maltrato durante siglos. “La letra con sangre entra”, lo legitimaba en las aulas. Pero, como si la vida fuera un péndulo, hemos pasado de un extremo a otro y ahora son los padres y profesores los que viven aterrorizados bajo el mandato de pequeños dictadores con escasa resistencia a la frustración. Sin entrar en el bienestar de los adultos, solo prestando atención a lo que parece conveniente para los niños, no es de locos pensar que castigar los malos comportamientos sea efectivo, siempre que los castigos sean proporcionados. Eso, junto con el merecido alago de las tareas bien hechas por los más pequeños. Aunque nadie tiene una fórmula mágica, en esta época en la que los niños no vienen con un pan debajo del brazo, sino con un montón de artilugios fruto de esta economía de consumo, donde con dos años tienen una tablet y donde los políticos quieren legislar si los deberes son o no convenientes para la educación,… en definitiva, en esta época en la que se lo damos todo y más mascado y facilísimo y no les pedimos nada a cambio, no estaría de más un poco de disciplina, llámese castigo, deberes, responsabilidades,… para que aprendan que fuera de la burbuja que les creamos hay una vida preciosa pero con sus dificultades y pesares, sus decepciones y tristezas,… que se pueden y tienen que superar. Por lo tanto, el castigo, proporcionado, educativo y con cariño, parece ser positivo. Porque, tirando de nuevo del refranero “quien bien te quiere, te hará llorar”.
4.a.
Analice sintácticamente: Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman la bronca. (1,5 puntos)
Oración compuesta por dos proposiciones: • Proposición principal: Enunciativa, afirmativa, activa, copulativa. o Proposición subordinada adjetiva: Enunciativa, afirmativa, activa, transitiva.
4.b.
Indique a qué categoría gramatical o clase de palabra pertenece incontables, analice su estructura morfológica y señale a qué proceso de formación de palabras responde. (1 punto) Incontables: Adjetivo calificativo, neutro (masculino en el texto), plural. Palabra formada por derivación por: in- (morfema dependiente derivativo prefijo), -cont- (lexema) y –able (morfema dependiente derivativo sufijo).
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5.a. La novela española de 1975 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales. (2 puntos) Antes de escribir, te aconsejo que te hagas un esquema. El tema es muy amplio y tienes poco espacio. Resume: Introducción: Características y tipos de novelas: Metanovela. Novela lírica. Novela histórica. Novela policíaca. Novela de testimonio. Novela de pensamiento. Novela culturalista Novela en los setenta. Eduardo Mendoza; Manuel Vázquez Montalbán; Francisco Umbral; Luis Mateo Díez; Antonio Muñoz Molina. Novela en los ochenta. Luis Landero; José María Merino; Juan José Millás; Arturo Pérez Reverte Novela en los noventa. Almudena Grandes; Maruja Torres; Rosa Montero; Dulce Chacón. Novela en el siglo XXI: Generación X (Ismael Grasa, Ray Loriga, José Ángel Mañas, Lucía Etxebarría); la Generación Nocilla (Agustín Fernández Mallo y Ricardo Menéndez Salmón). Tras la muerte de Franco llegó la libertad a la cultura española. Entró la literatura de otros países y desapareció la censura. Hacia 1975, la novela experimental y la social están ya superadas, pero no se puede hablar de una sola tendencia. Encontramos novelistas de posguerra (Delibes, Cela y Torrente Ballester), de la "Generación del 50" (Juan Goytisolo, Juan Marsé), del 75 (Eduardo Mendoza, Lourdes Ortiz, Juan José Millás) y nuevos escritores (Julio Llamazares, Javier Marías, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Luis Landero,…). En 1975 La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, recupera el "placer de contar". La narrativa desde el setenta a la actualidad se caracteriza por una simplificación de las estructuras narrativas; la recuperación del argumento, la trama y los personajes; la vuelta a las personas narrativas tradicionales (primera y tercera); la importancia de la personalidad del escritor,… Se da una diversidad temática y formal, entre los que cabe destacar los siguientes grupos: • Metanovela. El narrador reflexiona sobre los aspectos teóricos de la novela: La orilla oscura, de José Mª Merino; El desorden de tu nombre, de Juan José Millás; o El vano ayer, de Isaac Rosa • Novela lírica. El valor esencial es la introspección: Mortal y rosa, de Francisco Umbral; La lluvia amarilla, de Julio Llamazares. • Novela histórica: El hereje, de Miguel Delibes; la saga de las novelas de Pérez-Reverte, El capitán Alatriste; algunas novelas de Antonio Muñoz Molina como El invierno en Lisboa, Beltenebros, Plenilunio)... Muchas hablan de la Guerra Civil, como Luna de lobos, de Julio Llamazares; Soldados de Salamina, de Javier Cercas; La voz dormida, de Dulce Chacón; Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez... • Novela policíaca. La serie de novelas sobre el detective Carvalho (que sirve como crónica de la transición democrática) convierten a Manuel Vázquez Montalbán en el escritor más representativo, aunque destacan también Eduardo Mendoza con La ciudad de los prodigios o Pérez-Reverte, con La tabla de Flandes. • Novela de testimonio. De enfoque realista: Luis Mateo Díez con La fuente de la edad o Rosa Montero en Te trataré como a una reina. • Novela de pensamiento, en la que se difuminan las fronteras entre la novela y el ensayo como Sefarad, de Antonio Muñoz Molina, o muchas de las obras de Javier Marías. • Novela culturalista: Juan Manuel de Prada con Las máscaras del héroe o La tempestad. • Novela de la Generación X. Trata los problemas de la juventud urbana (salidas nocturnas, drogas, sexo, alcohol...): Héroes, de Ray Loriga; Historias del Kronen, de José Ángel Mañas; Sexo, prozac y dudas, de Lucía Etxebarría. En la novela española de los setenta irrumpe un grupo de autores, nacidos en la dictadura, formados en la literatura y la narrativa hispanoamericana. Al principio, estos escritores eran más experimentales pero luego recuperan la “narratividad”. Surgen subgéneros en los que la intriga es esencial: novela negra, policíaca, de aventuras. Entre los autores de esta promoción destacan: Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta, El misterio de la cripta embrujada, El asombroso viaje de Pomponio Flato; Manuel Vázquez Montalbán con el detective Pepe Carvalho; Francisco Umbral (periodista y escritor de éxito) con Memorias de un niño de derechas, La noche que llegué al café Gijón, Trilogía de Madrid y Mortal y rosa; Luis Mateo Díez, con La fuente de la edad; Javier Marías, con Todas las almas, Corazón tan blanco y Mañana en la batalla piensa en mí; Antonio Muñoz Molina, con El invierno en Lisboa o Sefarad.
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En los ochenta surge otro grupo de narradores realistas, no sujetos a unas técnicas concretas, donde el intimismo sigue siendo fundamental pero sin compromiso ideológico. Entre los autores de esta década cabe mencionar: Luis Landero sorprendió con su primera novela, Juegos de la edad tardía, historia de un empleado que se hace pasar por un escritor; José María Merino conjuga el gusto por narrar con la experimentación como en Novela de Andrés Choz; Juan José Millás con Visión del ahogado y Papel mojado; Arturo Pérez Reverte fue reportero de guerra y autor de El húsar, El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El club Dumas, Territorio Comanche y la serie histórica Las aventuras del capitán Alatriste; Julio Llamazares, con Luna de lobos (sobre los maquis), La lluvia amarilla. En los noventa, continúa la orientación existencial, se utiliza la narración en segunda persona, haciendo que el personaje se desdoble para juzgar sus propios actos, tratamiento paródico de los personajes, sigue cultivándose la novela histórica y la próxima al reportaje,… Cabe destacar la abundancia de autoras en estos años como Almudena Grandes con Las Edades de Lulú o Malena es un nombre de tango; Maruja Torres con Un Calor tan cercano, Mujer en Guerra; Rosa Montero con La hija del Caníbal o Te trataré como una reina; Dulce Chacón, con Algún amor que no mate o La voz dormida. El siglo XXI se inicia con una serie de jóvenes escritores que se centran en los problemas de la juventud, la cultura pop y el inconformismo. Algunos se agruparon en la Generación X (Ismael Grasa, Ray Loriga, José Ángel Mañas, Lucía Etxebarría). Otros autores se han enmarcado en la Generación Nocilla, capitaneados por Agustín Fernández Mallo y Ricardo Menéndez Salmón.
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OPCIÓN B Aprender a cooperar, a generar capital social, a pechar con las propias responsabilidades y a recibir los beneficios del trabajo común es recomendable para llevar una buena vida, para jugar al parchís de la existencia sin miedo a generar adversarios que sueñen con el propio fracaso y que procuren convertir su sueño en realidad. Apostar por la cooperación es prudente, lo querría hasta un pueblo de demonios con tal de que tuviera sentido común; cuánto más deberían quererlo los pueblos de personas que fueran medianamente inteligentes. Sin embargo, en este juego de toma y daca hay algunos límites que dejan cosas muy importantes fuera del tablero. En principio, cada uno de los grupos que pretende prosperar en la lucha por la vida lleva incorporada internamente una gran tendencia al conformismo. Por una parte, porque las personas tendemos inconscientemente a imitar las conductas ajenas, pero también porque deseamos ser acogidas en el grupo. Y eso tiene al menos dos consecuencias. La primera es que rara vez ejercemos la capacidad crítica, rara vez asumimos nuestro propio criterio y estamos dispuestos a poner en cuestión las normas y las actuaciones de nuestro grupo. Nuestras mentes son inconscientemente camaleónicas. Y, en segundo lugar, que siempre dejamos grupos excluidos, los de aquellos que parecen no tener nada que ofrecer a cambio. En nuestro tiempo pueden ser los discapacitados psíquicos, los enfermos mentales, los pobres de solemnidad, los sin papeles, los sin amigos que tengan un cierto poder. En suma, los que no pueden devolver los bienes que se intercambian en cada grupo, que pueden ser favores, puestos de trabajo, plazas o dinero. Los que no están en condiciones de practicar el eterno “hoy por ti, mañana por mí”. Esto es lo perverso de fiarlo todo a los pactos, que generan siempre excluidos, porque el principio del Intercambio Infinito deja fuera a los que no parecen tener fichas con las que jugar, ni dados, ni cubilete. Adela Cortina, ¿Para qué sirve realmente la ética?, 2013
CUESTIONES 1.
Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes: Enuncie el tema del texto (0,5 puntos) El verdadero valor de la cooperación grupal. b) Detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos) El texto presenta cierto nivel de dificultad no por el lenguaje empleado, sino por el grado de abstracción del tema. Las frases son cortas, hay enumeraciones, explicaciones, reiteraciones,… para que al lector no se le escape nada. Llama la atención el empleo de oraciones encabezadas por infinitivo (sustantivas de infinitivo) en el primer párrafo, con la intención de hablar de acciones comúnmente realizadas. El tiempo verbal predominante es el presente empleado para generalizar y hablar de acciones habituales e incluso con cierto valor gnómico. Si bien hay multitud de nombres abstractos (lucha, vida, conformismo, capacidad,…) como corresponde a un texto también se emplean bastantes expresiones coloquiales (“de toma y daca”; “pechar” en el sentido de sacar pecho, apechugar, sacar adelante; “pobres de solemnidad”, “los sin papeles”, o la referencia a la frase hecha “hoy por ti, mañana por mí”). Además, todo el texto está construido sobre la metáfora que identifica juego con vida. Así encontramos “jugar al parchís de la existencia”, “fuera del tablero” o “tener fichas con las que jugar, ni dados, ni cubilete”, para ejemplificar diferentes situaciones sociales” a)
c)
Indique qué tipo de texto es (0,25 puntos). Se trata de un fragmento de un ensayo de la filósofa Adela Cortina. En él se reflexiona sobre la cooperación grupal como elemento de exclusión social. La forma del discurso es argumentativa ya que la autora participa en el texto (“ejercemos”, “dejamos”,…) y basa sus argumentos en razonamientos subjetivos y no datos demostrables, como sería más característico de una exposición.
2.
Redacte un resumen del contenido del texto. (1 punto) La cooperación entre los miembros de un grupo es positiva si no fuera por que no solemos ser críticos con el propio grupo. Además, los que no tienen oportunidades de entrar en ese grupo a cooperar, porque quedarán eternamente excluidos.
3.
Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de que las personas jóvenes sean más generosas que las personas mayores. (1,5 puntos) Tu opinión es libre. Aquí van a valorar que estructures tus ideas (tesis, argumentos y conclusión) y la manera de redactar (aconsejo frases cortas, no repetir la misma palabra). Otra cosa: sé original; después de corregir muchos exámenes, le caerás bien al corrector. Los jóvenes tienen mucho que ofrecer, a veces demasiado, en un acto de exhibicionismo idiota que les da la falta de experiencia y de prudencia, la ingenuidad del que empieza y, por qué no admitirlo, las hormonas. Frente a
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ellos, la veteranía, el consejo de los que ya han pasado por esto y de los que incluso son capaces de comprender esas hormonas. La juventud tiene mucho que dar… si deja que la generosidad de los mayores la guíe. La juventud es motor del cambio. Es energía y empuje. Y de ahí su valor… aunque está sobrevalorada porque no es un valor en sí misma. Sin los consejos de los mayores, los neófitos estarán perdidos. El aprendiz imita al maestro, el diablo sabe más por viejo que por diablo. Hay que conocer las normas,… aunque sea para saltárselas. Con esta ristra de tópicos lo que quiero decir es que la juventud tiene mucho que ofrecer, pero tiene que enfocarse y, para ello, necesita de la orientación de quienes ya han pasado por esa edad y sus dificultades. Por otro lado,… ¿qué diferencia un bebé de un adulto? Al recién nacido hay que darle todo. Poco a poco el niño aprende a compartir. Los adolescentes dan, pero solo a sus amigos y esperando recibir. El adulto da y, muchas veces, sin esperar nada a cambio. Crecer viene a ser aprender a dar, a compartir. Un punto más lo ofrecen los pseudo estudios que hablan de la Generación Ni-Ni, es decir, que ni estudia, ni trabaja, un grupo de jóvenes que se deja llevar y será mantenido por sus padres hasta que puedan vivir de sus hijos. Es una exageración y, de hecho, jóvenes comprometidos en todo el mundo están intentando cambiar el mundo. Eso sí, no deben hacer tabula rasa, sino aprender del pasado.
4.a.
Analice sintácticamente: Los grupos que pretenden prosperar en la lucha por la vida incorporan una tendencia al conformismo. (1,5 puntos)
Oración compuesta por dos proposiciones: • Proposición principal: Enunciativa, afirmativa, activa, intransitiva. o Proposición subordinada adjetiva: Enunciativa, afirmativa, activa, transitiva.
4.b.
Explique el concepto de metáfora y el sentido metafórico de Jugar al parchís de la existencia sin miedo. (1 punto). Una metáfora es una figura de pensamiento en la que se identifica un término real con otro imaginario. En el ejemplo propuesto, se identifica la existencia (término real) con el juego del parchís (término imaginario). Sigue la estructura I de R.
5.a. El teatro de 1939 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales. (2 puntos) Antes de escribir, te aconsejo que te hagas un esquema. El tema es muy amplio y tienes poco espacio. Resume: Situación al terminar la guerra civil: Crisis económica y empresarios que no arriesgan. Censura. No hay continuidad literaria y se representan adaptaciones de autores extranjeros Gran competencia del cine. Etapas del teatro posterior al 39: 1) El teatro de Posguerra (1939-1955): Teatro de “continuidad” con comedias de salón de Benavente Teatro de humor renovado con Jardiel Poncela, Edgar Neville y Miguel Mihura (Tres sombreros de Copa, Maribel y la extraña familia,…) Teatro existencialista de Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera) y Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte).
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2) El teatro de protesta y denuncia (1955-1965): Aparece un público universitario y comprometido y se relaja la censura. Obras realistas con lenguaje sencillo. 3) Teatro renovador (1965-1975): Influye Bertold Brecht. Las obras se hacen más visuales y el texto pierde importancia. Destacan Fernando Arrabal (El cementerio de automóviles), y grupos independientes como Els Joglars de Albert Boadella. 4) Últimas tendencias teatrales (desde 1975): Grupos con un teatro visual y experimental como Els Joglars, Els Comediants, La fura dels Baus, La Cubana, etc... Obras más realistas como ¡Ay, Carmela!, de José Sanchís Sinisterra ó Bajarse al moro, de José Luis Alonso de Santos. Al finalizar la Guerra Civil Española, el teatro pasa por dificultades: La crisis económica hace que sólo las clases adineradas puedan ir al teatro y los empresarios sólo apuestan por un teatro muy comercial; la censura es férrea e impide contenidos políticos críticos al régimen; no hay continuidad literaria ya que los autores de pre guerra han muerto (Valle Inclán y García Lorca) o están exiliados (Max Aub, Alejandro Casona, Rafael Alberti) con lo que los empresarios recurren a adaptaciones de autores extranjeros; por último, el cine rehace sombra al teatro. Se habla las siguientes etapas del teatro posterior al 39: 1) El teatro de Posguerra (1939-1955): Se da un teatro de “continuidad” con comedias de salón de Benavente, con temas que defienden valores tradicionales (Dios, patria y familia) con una escenografía realista y que seguían la regla de las tres unidades. Aparece también teatro de humor renovado con unos personajes, unos argumentos y un lenguaje casi absurdos. Lo comenzó Jardiel Poncela y ahora lo continúan Edgar Neville y Miguel Mihura (Tres sombreros de Copa, Maribel y la extraña familia,…) Hay también una serie de obras que se pueden clasificar como teatro existencialista. Algunos autores burlaron la censura como Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera), pero otros se enfrentaron directamente como Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte). 2) El teatro de protesta y denuncia (1955-1965): Aparece el teatro social por la aparición de un público joven y universitario –y comprometido, al igual que los nuevos autores- y la relajación de la censura. Este teatro hablará de la injusticia y la desigualdad social. Estas obras son realistas, presentan un lenguaje sencillo pero, en algunos casos recurren al simbolismo y al esperpento para deformar la realidad. 3) Teatro renovador (1965-1975): De aquellos intentos menos pegados al realismo saldrá el teatro de esta época, más cercano a las vanguardias europeas y americanas. Influye mucho la figura de Bertold Brecht. Las obras se hacen más visuales y gestuales y el texto pierde importancia. Destacan Fernando Arrabal (El cementerio de automóviles), y grupos de teatro independientes como Els Joglars de Albert Boadella. 4) Últimas tendencias teatrales (desde 1975): Ya casi no hay autores teatrales. Los empresarios no arriesgan con autores jóvenes y los teatros públicos optan por representar a clásicos. En estos años conviven grupos con un teatro visual y experimental como Els Joglars, Els Comediants, La fura dels Baus, La Cubana, etc... y obras más realistas como ¡Ay, Carmela!, de José Sanchís Sinisterra ó Bajarse al moro, de José Luis Alonso de Santos.
5.b.
Comente los aspectos más relevantes de la obra del siglo XX anterior a 1939 que haya leído en relación con su contexto histórico y literario. (1 punto) Esta pregunta la puedes llevar preparada. Ve al grano, comenta argumento, adecuación al movimiento en el que se enmarca, estilo del autor, vigencia del tema en nuestros días,… Luces de bohemia es una obra de teatro de las más importantes en nuestra dramaturgia reciente, así como una obra imprescindible para entender la renovación de la escena española. En Luces de Bohemia, Valle Inclán cuenta el
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último día de vida de Max Estrella, un escritor mediocre, ciego y de poca fortuna. Valle Inclán se inspiró en un literato de la época, el bohemio Alejandro Sawa, amigo de cafés y tugurios del autor. Valle Inclán inventa en esta obra el “esperpento”, una manera de mirar la realidad: deformar a los héroes clásicos enfrentándolos a espejos cóncavos y convexos. Por ejemplo, el Cid, héroe nacional, probablemente tendría una imagen risible ante uno de esos espejos. En esta obra es una especie de parábola sobre la España de la época. En este texto, modernista en cuanto a la forma por su belleza y estilo cuidado, se ve el trasfondo crítico noventayochista. Valle Inclán era un escritor tan peculiar que trascendió a movimientos y estilos. Un claro ejemplo al cuidado del lenguaje en esta obra está en las acotaciones. Normalmente son meras instrucciones para el director ó los actores. Aquí son poéticas, con metáforas, imágenes,… tan bellas que, en algunas representaciones, las ha leído una voz en voz para no privar a los espectadores de ellas. Luces de bohemia se compone de 15 escenas que parecen sucesivas pinceladas de diversos ambientes. Las tres escenas del final, con Max Estrella muerto, constituyen un epilogo. El resto de escenas, podrían dividirse en: Presentación de Max y su entorno en la escena I: Max quiere morir, lo que anticipa su final. La peregrinación de Max por la noche madrileña (escenas de la II a la XI), que podría subdividirse en antes y después de pasar por el calabozo. La escena XII supone el final del recorrido de Max: vuelve a su casa y muere. En esta escena se expone la teoría del esperpento. La estructura (salvo las tres escenas de epílogo) es simétrica, como si el último día de vida de este personaje fuera un ir y volver al mismo sitio, como si una mitad se reflejara en un espejo (quizá el deformante) dando el todo. El protagonista tiene ese atractivo del maldito, del bohemio, del marginado social (como le ocurría a los románticos, por ejemplo a Espronceda en la canción del Pirata). Max Estrella se encuentra más a gusto en los calabozos o con unas prostitutas que en los ambientes literarios “oficiales” como el Ateneo o la Academia. Los personajes son variadísimos: desde los reales (Rubén Darío), hasta los inventados de todas las clases sociales (el paria catalán, burgueses como Zaratustra, un ministro, los pedantes modernistas,… y una amplia galería de marginales como la Portera, Pisabien, prostitutas,... La acción se desarrolla en un solo día (respeta la unidad de tiempo del teatro clásico) en el Madrid decadente, absurdo, hambriento de 1920 y 1930 (en varios escenarios como en la casa del escritor, una librería, la taberna de Pica Lagartos, en la calle,…).
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