María Conorti “El zapato nacE En mi cabEza”

9 may. 2013 - un clásico: Serge Gainsbourg los descubrió en 1970 gracias a su mujer Jane Birkin, y llegó a comprar hasta 30 pares por año en color blanco.
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moda&belleza

INQUIETA. Creadora de De María lleva 14 años en el mercado

local diseñando calzado para una clientela muy exclusiva

María Conorti “El zapato nacE En mi cabEza” Texto Felicitas Rossi @felirossi | Fotos Ricardo Pristupluk

| Jueves 9 de mayo de 2013

E

lla dice que es una mujer “clásica con onda”. Y sin proponérselo, María Conorti describe también su marca de zapatos De María. Ya no se puede concebir a una sin la otra. Desde hace 14 años, cuando decidió salir de su zona de confort y jugársela por un emprendimiento personal, imprimió su sello en una de las tiendas preferidas por las porteñas para vestir sus pies. De Libra, el signo que agrupa a los más estetas del zodíaco, casada y madre de tres niños, fue una de las pioneras en imponer el charol para el día sin que quede overdressed. La pasión por los zapatos la heredó de su padre, Lito Conorti, fundador de Her’s, una reconocida marca de suelas y zapatos nacionales. —¿Reapareciste? —En realidad nunca me fui, siempre estuve con mi local de la calle Libertad, tranqui. Ahora al inaugurar en Palermo y contratar al grupo Mass para que me haga la prensa parecería que reviví, pero siempre estuve. Quizá con demasiado bajo perfil. Defendí la idea de no tener más de un local, pero hoy para seguir participando hay que expandirse. Acepto las reglas del juego y por eso abro sobre la calle Armenia. Pero ni loca en un shopping. —¿Por qué un no tan rotundo al shopping? —Porque no quiero ser masiva. En contra de mi bolsillo digo que me muero si voy a una fiesta y todo el mundo tiene zapatos De María. Quiero que siga siendo una marca exclusiva. Que si te gusta salgas a buscarla. —Hay marcas exclusivas que tienen muchos locales... —La exclusividad la das con poca mercadería o con los precios. Yo no puedo subir más los precios. Entonces elijo la exclusividad teniendo pocos puntos de venta. —Vendiste tu marca y a los seis meses la volviste a comprar. ¿Qué pasó? —Vendí el 40% de mi marca en 2005 con la idea de abrir dos locales por año en distintos shoppings. El primero en inaugurar fue Unicenter. Casi me muero, de un día para el otro vi cómo mi marca se hacía masiva, me pedían cosas que yo no hacía…, se necesitaba aumentar la facturación y para eso tenía

que alejarme de la esencia de mi marca. Así que di marcha atrás y compré la parte que había vendido. Por suerte salió todo bien y al año cerré en Unicenter. —¿Qué aprendiste de toda esta situación? —Que tengo que ser fiel a lo que realmente quiero. En ese momento fui en contra de lo que sentía que tenía que hacer. La verdad es que yo quería quedarme con un local, no enloquecerme, no tener jefe, no rendirle cuentas a nadie. Y al vender dejé de disfrutar y por sobre todas las cosas, quiero disfrutar de mi trabajo porque amo lo que hago. —¿Cómo es tu proceso creativo? —El zapato nace en mi cabeza. Como no sé dibujar se lo cuento a una de las diseñadoras, ella opina, enriquece la idea y luego se ocupa de plasmarlo y hacer las fichas técnicas. —¿Está complicado tener buenos proveedores? —No tanto. Antes viajaba todos los años a Bolonia y compraba todo allí. Ahora le encargo a curtiembres de acá y me compran cuando ellos viajan a España e Italia. Para tener exclusividad con algún cuero tengo que comprar mínimo 100 metros. Hay que saber calcular, si te equivocás no lo vendés. Si es un éxito y luego querés comprar más, ya no hay. Encargo los cueros con un año de anticipación. —¿Trabajás con talleres exclusivos para tu marca?

lectura fashion María Conorti es una fanática de los libros sobre moda. Confiesa que los devora de noche cuando sus tres hijos están durmiendo. Está encantada con el libro de Inés de la Fressange donde pasa data de los mejores lugares parisienses. Además, en su mesita de luz tiene The World’s Top Fashion Blogs, de William Oliver.

—Sí, con dos: uno para los zapatos chatos y otro para los de taco alto. En uno de ellos fui socia y me volví loca porque por meterme en la fabricación empecé a descuidar la marca. Así que di marcha atrás y vendí mi parte. —¿Das marcha atrás muy seguido? —Todas las veces que necesito volver a concentrarme en mi marca. Suelo darme cuenta cuando estoy haciendo agua, lo importante es poder verlo a tiempo y saber salir. —¿Te afectó el tope a las importaciones? —La verdad es que no porque acá hay gente muy capaz, se pueden desarrollar avíos, herrajes…; eso sí: hay que organizarlo con mucho tiempo. Sí está más complicado para botones de strass, apliques de Swarovski. —¿Dónde nace tu inspiración? —Antes en Nueva York. Pero desde hace unos años en París. Ana, mi mejor amiga, es española devenida parisiense porque hace años que vive allí. Recorrerlo con ella me llena de creatividad. Tenemos ganas de poner Petite De María, zapatos para nenas, como los de antes, esos que podés combinar con vestiditos punto smock. —Tus zapatos duran años y están siempre vigentes. —Me lo dicen mucho y pongo toda mi energía en eso a la hora de diseñar. Mis zapatos los usás temporada tras temporada y siempre estás actual. En toda colección la base es clásica y la diferencia la hago con los detalles. —Uno de los atributos de De María es la calidad. ¿Cómo te diferenciás desde allí? —Compro solamente lo mejor. Pero no sólo lo que se ve del zapato, también lo que no se ve: contrafuertes, punteras… Todo el tiempo estoy analizando cómo hacer zapatos más cómodos. Me interesa que sean confortables y estoy hasta en el detalle del cañito que lleva la plantilla por dentro. —Así como en la ropa hay texturas más livianas e inteligentes, ¿qué hay en zapatos? —Yo creo que con los zapatos pasa al revés: hay que ir hacia atrás. Volver al oficio del zapatero y hacerlos como se hacían antes. Por esta razón no puedo ser masiva, perdería lo hecho a mano que tanto respeto para preservar la calidad. Ese es mi secreto.ß

LES BALLERINES

Savoir-faire a tus pies La casa madre de las ballerinas se llama Repetto, es francesa y da lección de estilo con sus chatas icónicas. Una historia que empezó con Brigitte Bardot y hoy se expande al mundo Nathalie Kantt PARA LA NACION

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PARíS

as boutiques de Repetto están siempre llenas en esta ciudad. Las parisienses y las turistas pagan entre 170 y 235 euros por un par de ballerines. Losmodelosclásicosnuncaliquidan. Las clientas saben que pueden encontrar un par similar por 30 euros, o por diez veces más en las marcas de lujo, pero las Repetto son las originales. “Fueron las primeras en ser hechas para Brigitte Bardot, lo necesariamente abiertas para ser sensuales como ella. Hoy, el producto es el mismo”, explica el PDG (presidente y director general) de la marca, Jean Marc Gaucher. A punto de filmar Et Dieu créa la femme, en 1956, Bardot le pide a Rose Repetto unas puntas de ballet adaptables a la vida urbana que le permitan encarnar el rol de una joven que sólo piensa en divertirse. La costurera confeccionaba desde 1947 unos chaussons de baile cómodos para su hijo, el bailarín Roland Petit, que se quejaba porque le dolían los pies. Rose Repetto crea el modelo Cenicienta. Con la película, la popularidad de Bardot explota. Y nacen las ballerinas. “No sé si son un clásico de la moda, pero sí del guardarropa femenino. Son cómodas, y es un estilo”, precisa Gaucher. La comodidad está asegurada porque se fabrican como las puntas de ballet: son cosidas y armadas al revés y luego dadas vuelta. Los tiempos son más largos (23 minutos) que en una fabricación normal, pero la técnica es un símbolo del savoir-faire francés que la marca busca perpetuar. De hecho, hace dos años abrió una escuela que forma a jóvenes en la fabricación de sus ballerinas y zapatos. Con la reciente adhesión de Hermès y Weston al proyecto, la escuela se convertirá este año en el primer centro interregional de formación en los oficios relacionados con el cuero y el lujo. El objetivo de Repetto es repatriar la producción de carteras y

zapatos, los dos únicos productos que hasta ahora no se fabrican en Francia. La boutique de rue de la Paix, la misma en la que su fundadora mudó el atelier en 1959, reabrió a mediados de marzo después de dos meses de reformas. Las cortinas y los sillones de terciopelo colorado, las arañas Baccarat, los tutús colgando y la barra de danza instalados en estos 245 m2 muestran la voluntad de mantener una tradición: Repetto es ante todo una marca de danza. Las decenas de modelos y los cientos de colores de ballerinas y zapatos están expuestos en el centro de los salones, sobre mesas redondas de vidrio. Los zapatos de jazz también son un clásico: Serge Gainsbourg los descubrió en 1970 gracias a su mujer Jane Birkin, y llegó a comprar hasta 30 pares por año en color blanco. Con 16 locales en Francia, 60 en el mundo, entre 2500 y 3000 pares de ballerinas fabricadas cada día, Repetto no para de crecer: este año lanzó una línea prêt-à-porter, el primer perfume se espera para julio y 15 nuevas boutiques van a abrir en 2013 (entre otras, en Tailandia, Singapur y San Pablo en junio). La Argentina no está en la lista porque no logra conseguir al socio ideal. La casa no fue siempre una historia de éxitos. Luego de la muerte de su fundadora, en 1984, su único heredero prefiere seguir bailando. La marca es comprada y vendida varias veces. Cuando Gaucher –creador de Reebok Francia– adquiere, en 1999, la empresa, al borde de la quiebra, sólo contaba con tres boutiques. “Estaba el fondo, pero había que darle un poco de forma.” Gaucher necesitó de ayuda financiera. Presentó su proyecto a un fondo de inversión. Quienes lo atendieron lo miraron escépticos. Gaucher se fue, desilusionado. Al día siguiente lo citaron nuevamente y aceptaron financiarlo. Lo único que había cambiado es que, durante esa noche, los inversores habían hablado con sus mujeres.ß