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Prácticas en los servicios de emergencias de Nueva York (EUA) –Una experiencia personal y profesional única–
Vista aérea del sur de Brooklyn. En primer plano, el Kingsborough Community College (NY).
Conocer in situ la realidad de otros servicios y modelos de urgencias y emergencias existentes en el mundo, con una casuística que en ocasiones es muy diferente a la europea, es una experiencia única para los alumnos del Máster en Asistencia Integral en Urgencias y Emergencias del Instituto de Estudios Médicos (IEM) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). “Sin lugar a dudas, recomiendo las prácticas en Nueva York a todos los alumnos que cursen el Máster en Asistencia integral en Urgencias y Emergencias del IEM, tanto por la oportunidad que representa a nivel profesional como por la experiencia personal que pude vivir.” Noelia Martínez Padial Enfermera - Máster en Asistencia Integral en Urgencias y Emergencias de la UAB
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rescate vial - no 35 - 3ER trimestre 2014
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oy enfermera y trabajo en urgencias desde hace casi 6 años. Tras 4 años de carrera y después de trabajar la mayor parte de mi vida laboral en este ámbito, pensé que era un buen momento para formarme en la especialidad que más me gusta. Busqué másteres especializados en urgencias y, al comparar los programas de estudios que ofrecían los distintos centros, acabé decidiéndome por el Máster en Asistencia Integral en Urgencias y Emergencias del IEM y la UAB. A mi modo de ver, contenía un programa más interesante, completo y con mayor número de créditos que el resto, aunque no negaré que la oferta de prácticas en el extranjero del IEM me interesaba casi tanto como la formación que recibiría durante todo el curso académico.
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Pasaron 2 años de clases semanales, prácticas de medicina de montaña y acuática, soportes vitales avanzados, prácticas en urgencias en hospitales, quirófanos, exámenes... y finalmente llegó el momento de realizar prácticas fuera de España. Decidir el destino no fue fácil. Profesionalmente me interesaban varios países con los que el centro disponía de convenio, pero, ¿quién no sueña con la ciudad de los rascacielos? Después de varios contactos con el IEM, confirmado: ¡me voy a Nueva York! 26 DE FEBRERO. Ese día por la mañana salía mi avión. Tras una escala en la ciudad de la luz, llegué a las 20h (o 8pm, como dicen allí) a la capital del mundo, nerviosa, por el hecho de ir sola y el miedo a lo desconocido. 27 DE FEBRERO. Abrí los ojos y nada más despertar encontré en mi móvil un SMS del Coordinador de las prácticas en Nueva York (NY), el Profesor y Paramédico G. C., a quien agradezco no sólo su colaboración para que pudiese llevar a cabo mis prácticas en NY, sino también toda su dedicación durante mi estancia allí y la formación recibida todos y cada uno de los días. Al acabar de leer el SMS de bienvenida que me envió dejé de sentirme sola. Más tarde, la acogida por todos mis compañeros fue excelente, empezando por G. Ese mismo día me encontré con G en la "14th street and 8th Avenue". Salimos de Manhattan, pasando por el puente de Brooklyn, hacia la universidad donde él da clase a los futuros Paramédicos: la Universidad de Kingsborough, en Brooklyn. Era impresionante, no solamente por su dimensión, sino también y especialmente por lo completas y bien equipadas que estaban las aulas de Enfermería y Paramedicina.
Fue allí mismo, en la universidad, donde G me dio las instrucciones necesarias para emprender mis prácticas. La información que describiré a continuación es fundamental para los futuros estudiantes del Máster que vayan a NY, así que, ¡tomad nota! Las ambulancias funcionan de 7am a 7pm, por lo que o haces turno de día o turno de noche, y éstos son siempre de 12h. ¡Evidentemente hay que presentarse 15 minutos antes de empezar! Siempre se sale del mismo punto, el Hospital de Wyckoff. La indumentaria de todos los colectivos que trabajan en la calle – policías, paramédicos, etc. – es muy sencilla: consiste en un uniforme azul marino. El calzado, botas cerradas. Lo único que les distingue a unos de otros son los escudos que llevan en la ropa. Es imprescindible un buen abrigo (azul marino, por supuesto) si vas en invierno, como en mi caso. También es básico ir equipados con tijeras, fonendoscopio y linterna para valorar pupilas. 28 DE FEBRERO. Fue el primer día oficial de prácticas. Estuve acompañada por dos técnicos, en lo que aquí llamaríamos una ambulancia básica. Un porcentaje muy importante de los incidentes leves los resuelven estos técnicos, lo que supone una gran cantidad de trabajo para ellos a lo largo del día. Estuvimos atendiendo urgencias en un área de Brooklyn, donde se concentra mucha población hispana que sorprendentemente ¡no habla inglés!, de modo que en muchas ocasiones les serví de traductora. Hubo que atender a tantas llamadas que acabaron pasando las horas sin darme cuenta. Entre todas ellas, recibimos una de la cárcel, donde un preso refería palpitaciones. Aquel fue el primer día en el que tuve la sensación de vivir en el guion de una película. No he visitado otras cárceles en Barcelona, pero el aspecto de aquella con los policías, una enorme bandera Americana de fondo, el preso al que sacaban esposado,…¡sin palabras! 2 DE MARZO. ¡Día libre tras dos jornadas en ambulancia! Disponía de mi primer día para hacer turismo en la “city” (como llaman los neoyorquinos a Manhattan). Recorrí Brooklyn Bridge, esta vez a pie, Soho, Chinatown, Nolita, Washington Square, 5th Avenue... Hasta que empezó a caer la última nevada de aquel invierno en NY.
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Medicación endovenosa precargada.
3 DE MARZO. Iniciación en la ambulancia de paramédicos. Amanecí y estaba todo nevado. Como cada mañana, me dirigí al hospital de Wyckoff, centro en el cual se encuentra el gran equipo de paramédicos y desde donde salen las ambulancias. Aquel día tuve suerte de ir acompañada de G y D, uno de sus compañeros. Empezamos la jornada comprobando que el material de la ambulancia fuese el adecuado y reponiendo todo lo necesario. Al acabar la revisión nos pusimos en ruta, a la espera de una llamada que nos activara. En las ambulancias no faltaba de nada. Entre otros tantos materiales, llevábamos un Lifepack 15 Monitor/Desfibrilador que usábamos en cada intervención, una mochila que contenía todo tipo de medicación para urgencias y emergencias, un set de intubación, instrumental para una vía endovenosa o intraósea, oxigenoterapia, bombonas de oxígeno, nevera con sueroterapia para realizar la hipotermia terapéutica y trajes de bombero – incluyendo casco con máscara incorporada – por si fuese necesario intervenir en incendios. En general, todo el material para hacer una correcta intervención ABCDE. A pesar de que parecía una jornada tranquila, pronto una llamada a causa de un incendio en una vivienda nos activó. De nuevo aquella situación para mí era igual que el escenario de una película: la ambulancia a toda velocidad, la nieve, la típica casita de Brooklyn ardiendo y los bomberos que empezábamos a divisar intentando apagar las llamas. Nada más llegar, nos alertaron de que había un paro cardíaco (PCR). ¡Mi primer paro en Nueva York! Se trataba de la mujer que habitaba en la casa que se había incendiado. Empezamos el RCP. Yo me encargué del masaje. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba intubada y G ventilaba con el ambú mientras D buscaba una vía – con el frío era casi imposible –. En cuestión de segundos pusimos una intraósea. Con ayuda de los bomberos introducimos al paciente en la ambulancia y nos dirigimos hacia el hospital más cercano, en este caso Wyckoff. De camino hacíamos RCP avanzada. Al llegar al hospital, ¡la paciente tenía pulso! La entramos en la sala de paros donde un gran número de médicos y enfermeros la atendieron. A mí me dejaron asistir durante toda la intervención hospitalaria. Tengo que decir que en todos los hospitales a los que asistí los profesionales fueron muy amables conmigo. 8 DE MARZO. Tras una semana en ambulancia con múltiples casos, me disponía a hacer mi segunda jornada nocturna, junto a G y M.
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La primera activación de la noche fue una mujer con Luxación de prótesis total de cadera (PTC). Al llegar a la casa de la paciente, le colocamos vía y empezamos a administrar analgesia para luego trasladarla al hospital donde había sido operada, el Hospital New York – Presbyterian, en Manhattan (Centro de quemados y politrauma). Es a uno de los hospitales más reconocidos de Nueva York, y junto a G pude visitar todas sus salas de primeros auxilios y urgencias. A las 5am, cuando ya nos faltaban dos horas para acabar la guardia, una PCR en un hombre con antecedentes cardíacos nos puso en marcha de nuevo. Acudimos rápidamente al lugar donde se encontraba nuestro paciente. Había llamado al teléfono de urgencias un familiar que había iniciado el masaje cardíaco. Una de las cosas que más me sorprendió de NY es que mucha gente sabe cómo iniciar una RCP básica. Una vez más, comenzamos una RCP avanzada. Esta vez cogí vía y administré yo misma la epinefrina. Ya en el primer paro al que asistí durante mis prácticas, me sorprendió que la medicación esté previamente cargada, de modo que se administra mediante el encaje de la misma a un sistema parecido al Vacutainer. A medida que iba administrando la medicación recordaba mi primer paro cardíaco, cuando tenía que romper las ampollas de Adrenalina ¡y me temblaban las manos al cargarlas! De repente en el monitor vimos que el paciente empezaba a fibrilar. Nos preparamos para desfibrilar y me ocupé hacerlo. Tras cargar, visualicé que nadie tocara al paciente y desfibrilé. Siempre que hacíamos RCP, había un paramédico que se encargaba de visualizar y coordinar todo desde fuera. El mismo paramédico me advirtió que cuando desfibrilase no sólo mirara que no hubiese nadie cerca, sino que lo avisara al resto de compañeros. ¡Tantas veces que había estudiado ese detalle! ¡Desde ese día nunca lo olvido! Finalmente pudimos trasladarlo y conseguimos pulso. Durante casi tres semanas hice un total de 12 salidas en ambulancia. En esos días hubo cinco paros cardíacos con los que practiqué la RCP avanzada. En cada jornada se daban una media de 6 intervenciones, y realizábamos traslados a hospitales diferentes de Brooklyn y Manhattan, por lo que tuve la oportunidad de conocer 7 hospitales diferentes. Pude ver cómo era el trabajo en equipo, entre paramédicos, bomberos y policía. Sin lugar a dudas, recomiendo las prácticas en NY a todos los alumnos que cursen el Máster en Asistencia integral en Urgencias y Emergencias del IEM que realicé, tanto por la oportunidad que representa a nivel profesional como por la experiencia personal que pude experimentar.