LOS REYES MAGOS Mateo 2:1-16 - ObreroFiel

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LOS REYES MAGOS Mateo 2:1-16 Por Luís Aguilera Morelos Usado con permiso INTRODUCCIÓN Hoy veremos un tema muy acorde con esta fecha, justo un día como hoy 6 de enero, cuando se celebra la festividad de tradición de "Los reyes magos". Como indica la palabra tradición, esto se trata de una serie de noticias, doctrinas, ritos y costumbres, hecha de generación en generación. Por tanto a lo largo de los años se le han añadido muchas cosas que no aparecían en la historia original. Por tanto la referencia de los tres reyes magos surge de una historia bíblica relatada en Mateo 2:1-16, donde unos personajes llamados "magos" se presentan en Jerusalén, ante el rey Herodes, siguiendo una señal en los cielos, en busca del rey nacido en Israel. Por tanto, es maravilloso que extranjeros y ajenos a la religión judía fuesen guiados por Dios para honrar al Mesías. Esto nos habla de la providencia exquisita de Dios, y del hecho de que él no hace acepción de personas. El Señor guía y conduce a los que están abiertos a su dirección. Oremos hoy para que nos ilumine y nos guíe en todo lo que hagamos. Tema: Los reyes magos un ejemplo de adoración al Mesías - Mateo 2:1-16 2:1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos A estos personajes de la historia se los conoce como los “sabios de oriente o los tres reyes magos”, aunque un análisis objetivo podría concluir que no eran tres, ni eran reyes ni eran magos. Al principio se creía que eran nueve; después siete, cuatro, hasta llegar a tres. El número tres finalmente se adoptó por el hecho de que los sabios trajeron tres clases de regalos. Obviamente no eran reyes, pues no fueron recibidos como tales en la corte de Herodes, ni viajaron con una gran comitiva o ejército como habría sido el caso de un rey. No obstante, se sostiene que venían desde Persia, que eran “celosos observadores de la justicia y de la virtud”. Los magos que aquí presenta el evangelio aparecen como personajes importantes y hombres dedicados al estudio, principalmente de los astros. Es bueno aclarar también, que este tipo de magos, no eran personas que se dedicaban a realizar trucos de magia. Por tanto, de acuerdo a lo conocido, en aquel tiempo cuando escribió Mateo su evangelio, los magos eran hombres dedicados al estudio de las ciencias secretas, se les consideraba sabios porque investigaban el curso de las estrellas observando naturalmente el cielo, en otras palabras, unos científicos dedicados a la astronomía y pretendían anticipar fenómenos futuros. Eran los consejeros de las cortes antiguas, aunque no serían exactamente científicos en el estricto sentido moderno de la palabra. Pero para comprender mejor la historia y antecedentes de estos magos o sabios, es necesario ir a los tiempos del rey babilónico Nabucodonosor, donde de hecho, los magos tenían a Daniel en muy alta estima, porque él había salvado las vidas de los magos en los días de Daniel. Usted recuerda la historia [Daniel 2:1-19]:

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El Rey Nabucodonosor tuvo un sueño horripilante enviado departe de Dios, un sueño en el cual el no podía recordar los detalles y mucho menos su significado. El rey congregó a todos sus “magos”, incluyendo a Daniel, y demandó que le dijeran cual había sido el sueño y cuál era su significado. Él amenazó a todos los magos con la muerte de cada uno de ellos si no le decían lo que él había soñado y su significado. Mientras los soldados del rey empezaban a rodear a los magos para matarlos, Daniel pidió que se concediera un día más de prórroga. Esa noche, después de haber orado intensamente, Daniel y sus tres amigos Ananías, Misael y Azarías, pidieron que Dios les revelara el sueño a Daniel. Dios lo hizo, y el rey Nabucodonosor perdonó la vida de Daniel, sus tres amigos y de todos los magos. A partir de ese momento en adelante, los magos respetaban a Daniel y a su Dios quien había dado unas señales tan maravillosas. Ellos no llegaron a creer en Dios como el único dios del universo; sino que ellos creyeron que él era el dios más poderoso de ese período de tiempo, y verdaderamente todopoderoso durante todas las edades. Ellos permanecieron siendo politeístas. Pero, ellos sabían de todos los escritos de Daniel, indudablemente tenían copias del libro de Daniel, y ellos sabían de la profecía de Daniel 9:24-27 que habla acerca del 70 semanas y del Mesías. Por lo tanto, justo antes del nacimiento de Jesús, ellos debieron haber estado inquietos con anticipación, porque ellos sabían que estaban viviendo dentro del tiempo de vida (aproximadamente 30-40 años) de la consumación del periodo de tiempo especificado. Sabían que si alguien se iba a revelar así mismo como el Mesías en apenas 30 años, debería de nacer justo en ese tiempo. Es por eso que los magos estaban buscando una señal. El Espíritu Santo, no pensaba dejarle nada a la casualidad y estaba induciendo sus mentes a la anticipación y a un entendimiento apropiado de lo que ellos estaban a punto de ver en los cielos. 2:2 …diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Al tiempo de la aparición de la estrella, ellos sabían que estaban dentro del tiempo de vida de esta profecía que iba a ocurrir. Cuando ellos vieron la estrella, su conocimiento de esta destacable y precisa profecía, además de la iniciativa del Espíritu Santo, les motivaba a emprender este viaje tan largo hacia Israel con el fin de dar homenaje al Mesías judaico. Cabe destacar, que la visita de personas importantes era siempre un acontecimiento, y si hubieran sido soberanos, reyes o príncipes, lo lógico era que se dirigieran al gobernante. Mateo relata que “se presentaron en Jerusalén y preguntaron…” ¿A quién? No lo dice. 2:3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 2:4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ante este hecho, “el rey Herodes quedó desconcertado”. Es así como Herodes convoca a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo. El sanedrín era el gran consejo de la nación. Constaba de 71 miembros, divididos en tres grupos: príncipes de los sacerdotes, que eran los ex sumo sacerdotes, y representaban a las grandes familias sacerdotales; los escribas, cultivadores e intérpretes de las Escrituras, y los ancianos, representantes de los sectores importantes de la nación. El consejo estaba presidido por el sumo sacerdote. 2:5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Los reyes magos

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2:6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel. Miqueas 5:2 La profecía establece que es Belén de Éfrata, dentro de los límites de Judá. 2:7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 2:8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Esto es muy extraño, ya que sabemos que Herodes era un hombre perverso y desconfiado, entonces su actitud con los magos no parece aceptable de que así sea. Entendemos que está desconcertado, es decir perturbado y asustado y no es para menos, se le anuncia a él que por ahí hay una posible amenaza y rival al trono. Por tanto parece un asunto muy delicado y lo lógico es que no confiara en estos extranjeros y extraños personajes, además que nos les conocía y estaban recién llegados. Por lo menos el debería enviar gente de su confianza junto con los magos o al menos a algunos de sus leales hombres tras los magos a fin de asegurarse de lo que estaba sucediendo. 2:9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 2:10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 2:11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. El texto “al entrar en la casa”, no en un establo, por tanto es probable que ya no estuviera el niño Jesús en el pesebre donde ocurrió el parto. Por tanto si habría pasado algún tiempo, tal vez año y medio del nacimiento de Jesús, lo natural es que hubiesen ocupado una modesta casa. Hay que considerar que desde que se enteraron los magos del nacimiento de Jesús, tomaran la decisión de viajar, preparar el viaje, el tiempo de traslado a pie y sobre animales que podría ser en camellos, pasar por Jerusalén y llegar a la casa donde se encontraban María, su esposo José y el niño Jesús, tiene que haber transcurrido un buen tiempo. Luego, abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra: Incluso los regalos que los magos trajeron a Jesús sugiere que ellos fueron estimulados por la profecía de Daniel, y que entendían completamente las implicaciones religiosas y proféticas del nacimiento, ministerio y muerte de Jesús. Considere los regalos que ellos le trajeron a Jesús: 1. Oro - Daniel dijo en 9:25 que el Mesías venidero debía ser un “príncipe”. Este término denota realeza, un rey. Por tanto este metal precioso propio de reyes, simbolizaba el tributo a la realeza de Jesús, a su calidad de rey.

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2. Incienso -- de importante papel en los rituales religiosos y en las ofrendas a las deidades — tanto en las religiones idolátricas como en el judaísmo — era un tributo a la divinidad del niño, el reconocimiento de que Jesús era Dios. Así como puede significar una fragancia de la vida de perfección sin pecado. 3. Mirra - Los judíos usaban la mirra para embalsamar los cuerpos para la preparación del entierro. De nuevo, el versículo citado anteriormente prepararía a los magos para traer esta clase de regalos. Es extremadamente interesante que dos de los tres regalos que los reyes magos presentaron al niño Jesús se relacionaran con su muerte y sepultura. La profecía de Daniel contenía toda la información que los magos necesitaban saber para traer estos regalos. ¡Ellos estudiaron esta profecía en su totalidad y sabían exactamente la clase de regalos que debían traer! 2:12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Nadie quien tiene un encuentro con Cristo regresa por el mismo camino. 2:13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 2:14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 2:15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. Oseas 11:1 2:16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. Conclusiones: Mateo nos cuenta que, cuando Jesús vino al mundo, unos magos del lejano oriente se enteraron de su nacimiento. No pertenecían al pueblo judío, ni conocían al Dios verdadero, ni practicaban la auténtica religión; sólo observaban los astros y estudiaban ciencias secretas. Pero mediante la aparición de una estrella, Dios les hizo saber de la llegada del rey de los judíos a la tierra. También nos dice que los sumo sacerdotes y escribas judíos pudieron enterarse del nacimiento del Mesías, pero por otro camino: descifrando las profecías de las Sagradas Escrituras. Finalmente, también el rey Herodes se enteró del nacimiento de Jesús, por sus asesores políticos. El evangelista enseña así, que Dios quiere hablar con todos los hombres, y que para ello emplea el lenguaje que cada uno puede entender. A Herodes le habló a través de sus asesores. A los maestros de la ley, a través de la Biblia. Y a los magos, a través de sus estudios astronómicos. Dios no rechaza a nadie. No excluye a nadie de la salvación. Ni siquiera a los magos, que para la mentalidad judía de ese entonces, eran extranjeros despreciados y que vivían en medio de su ignorancia y sus creencias supersticiosas. También a ellos les dirigió su Palabra, y de una manera en que pudieran entender.

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