L O S O R I G E N E S D E AGUADA
Víctor A. NÚÑEZ R E G U E I R O Marta R. A. TARTUSI Instituto Inardiicpünav ¿t EsivrSat An&nos (INTERDEA) Faculicd ¿t Cieñan NolvraJet. C/IVT CONICET
ese tan amoso que le dibujé y pinte (el del
Incxoduccion
estillo) (_.)
E
1
s impórtame repisar, a la luz de enfoques actualizados, las corrdaaoncs entre áreas próximas y distantes. En el Ccxna que nos ocupa, las que se registran entre la arqueología de Campo del Pucará r Ambito, consatuyea un caso especifico dentro del marco general de la problrmicca arqueológica arrimona. Estas Tinculaconcs resultaron evidentes desde tos primeros trabajos efectuados en los sidos de Alamito. Nos pareció interesante, para ilustrarlo, atar algunas notas de la librea de campo de uno de nosotros, y amblen parte de una corta enviada desde Caomarca a Alberto Rcx González en 1958 (en esa ¿poca en Estados Unidos), al analizar la segunda temporada de campo en Alamiro donde se expresa; T o d o d N . O . es un ejemplo de amplio intercambio cultural reciproco. (_.) "Como ea el caso de El Alamuo y A m bito, recibiendo no obstante continuos aportes de mcercambio desde el W. Caso semejante podría ser, aunque con menor intmsidad. Las Mercedes, en SgO. del Esteto", [VANR, 1958)
natas dt campo, 25 dt
"(._) encontré un trozo de tosca-pintada que podría asimilarse perfectamence al ano
fmnal
"(..) en el Musco del P. N'arváez (...) n grandes fragmentos de cerámica ídcnccos o asimilables al famoso agrillo tosco de que ie hablé mas araba (...) hay algunos tragraentos de cerámica tosca, codos procedentes d i Ambato, con cepresenaaones zoomottas o humanas pinadas y modeladas; enere ellas (n° 1951), un fragmento de una urna nariz de gancho. "Revisando otras vitrinas pude rcr que la inmensa mayoria de vasos caJceifonnes proceden del Dco. de Ambato. La. industria lírica procedente de Ambara es la inmensa mayoría de lo existente en las colecciones. Hay fuentes de piedra, hachas con modelados zoomorfos, etc, casi exelusmmente de Ambico. Por eso me interesaba recorrer d Dco. "No se porqué, aunque sea un disparate, se me ocurrió que las unidades que encontramos en Alumbrexa, Mesadas d d Arbolito [mesea de 1.700 m %.n m ] y de Tocbio (mesada dd medio) (meseta de 1.800 ra s-n.ni ), las Scpulmritas (meseta de 1.900 o.' sjun.), d Pinta-uro, Durazno y Campo dd Pucará (...) deben tener alguna reiacóo mas haaa el norte, por lo menos basa Suncho, pasando Alto de las Junas, y haca d sur, haaa f en d Dco. Acibaro, por lo menos. Y
Rmm ¿r h rjatU
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que quuis puedan hallarse unidades por ahí. Hay muchos indiaos. (_.) "De haber dispuesto de más tiempo, hubiera quendo haber inventariado y descapto brevemente el material Unco y cerámico que puede inducir a establecer relaciones entre la Alumbren y el Dto. de Ambato. Viendo las dos ollitas que compeamos el año pasado , creo que ea Los Varda, y que si mal no recuerdo Ud. dijo que podrían ser Aguada (esas coscas con asas zoomortas, pintadas), más resala aún el parentesco subjetivo con algunas piezas t " H " ^ * este año por nosotros en la Alumbrera" (Curta 1
dt l/ANR dt I9SÍ).
a Alhtrta Rse Con^éít^ 29 dt
Alberto Rex González dirigió los peine-, ros trabajos de excavación en Campo del Pucará, entre 19S6 y 1957; bajo la dirección de Núñcz Reguearo, Osvaldo Heredia y José A Pérez pamdparon como jefes de grupo en 1964, 7 Heredia, ademas, fue sub-director en 1966, de los trabajos de campo realizados en Alamico. Desde los comienzos, la arqueología de Ambaco estuvo indisolublemente ligada 1 ta del Campo del Pucará, r surgió como una necesidad natural dentro de la problemarira del N O A Cuando se realizaron, en 1964 y 1966, los trabajos de la cuarta y quina temporadas de campo a ios sidos de Alamico, La idea de una inrtma vinculación entre la arqueología del Campo del Pucará, y Ambaco, estaba firmemente esablecida. Sobre la base de las daaaones obcecadas has a ese momento resaltaban claras, anco la cronología de los sidos de AUrmco como evento antcnor al fenómeno Aguada, como La importancia de la •r reUcióa entre ambas áreas. ~ El golpe de estado producido en 1966 incidió dericadvameace en el desarrollo de las ravesogadones, y hubo que esperar basa • mediados de la década de los 70 para que se inmann los primeros trabajos sistemada» en Ambaco, bajo la dirección de González, y de Heredia y Pérez. Pocos años después, cuando las tnvestigadoaes estaban avanzando, y se baba logrado formar un excelente equipo con alumnos de la Universidad Nacional de Córdoba, un nuevo golpe de esado, esa vez mucho más cruento que el an te-
nor, corto una vez más las actividades y el escuerzo que se venia desarrollando. Finalmente, reinsaurada La democracia en 1983, se volvieron a iniciar las actividades arqueológicas anco en Campo del Pucará como en Ambaco. Gracias a esas actividades, sumadas a los trabajos incenotes, hoy podemos comprender mqoe los nexos que r-rnnerón entre Campo del Pucará j Ambaco, y aproximarnos mejor al conoamienco del surgimiento de Aguada.
Marco teórico general Conccpcualmence, y a l como lo hemos señalado en otros crabajos (Tartusi y Núñez Reguaro 1993 cas.), nuestro anrilists se basa en aeras premisas, que podríamos reseñar de La siguiente forma: - E l conocimiento no es una meu que puede alcanzarse en forma definitiva, sino que es un camino de sucesivas aproximaciones cogninvas. -No puede encenderse el pasado americano (o del Viejo Mundo) sin una perspectiva histórica, donde se enmarca la evolución de las socedades, encendiendo el cern-uno "evolución",^ en el senado de "cransformación", que.no i2pplica, cu ruega, ncccsammcncc, ta idea de "progreso". -U duramos el concepto de "región geográfica.'' como un espacio organizado que se expresa, funriarncanlmcnce, crias que por sus limices, por la red de relaciones que en él se establece -El crecírnienco y desarrollo de este espacio organizado ha partido de "polos de desarrollo", que fueron creando su propia arca de influencia, o 'uxaland', y que estuvieron sometidos 1 una dinámica social que hizo que algunos, en la medida en que decaía su importancia, fueran susacuidos por ocios "polos de desarrollo", •emergentes.
-Loa fenómenos de "integradón regional". Lejos de ser armónicos, crean situaciones de conflicto desde el momento que implican un proceso "de adaptación enere encidades sooocufturaies diferentes. -Sibien paramos del inalins de «rtiAtAes mínimas (que podemos denominar "culcucas", "tases", "fádes", "cradidooes"), que establecemos con carácter instrumental, no perdemos de visa el marco de totalidad que coadene 1 esas uniW-irW mínimas, -Las ceras micciones bis tonxo-cul aírales armadas sobre la similitud de rasgos, procedentes de áreas distan tes, son válidas como modelas o hipótesis que deben ser contrastadas. -Acordamos con Murta (1982: 265-266) cuando argumena que, sola, la táctica arqueológica no es suficiente para comprender cabalmente loe logros del hombre andino. SI bien actualmente es imposible dominar codas Las tácticas necesarias, es importante asociarse en equipos que si puedan controlarlas. A proposito de esto y ea un intento de ipronmaríóo integral "al gran cerna del desarrollo de las crrilizadooirs americanas" hemos analizado documentos de los extirpadores de idolatrías; en fundón de determinar el grado de religiosidad que pudieron haber tenido para los mdígenas, ai momento de la conquista y colontzadón, aquellos rasgos a ¡os que nosotros asignamos un valor cúlnco. Esto se hizo en un intento de establecer un modelo O hipótesis de trabajo que pudiéramos proyectar haaa acras en d decapo, concretamente, al periodo Focmadvo j de esa manera contrastar, si dentro de este marco espacio-temporal cenen validez los conceptos que utilizarnos.
M^rr-n teórico especifico
El terna de las relaaooes establecidas entre las disoncas regiones que componerf-k
Macroárea Andina, cace n y con otras áreas, ha sido criado exhaustivamente 1 partir de diferentes marcos episcémicos y problemas ceóncos y mecodológicos diversos. A este respecto, se ha reseñado la posibilidad de conexiones culturales entre el SO de los E-E.U.U. y el N O A entre culturas de La cosa guacemalceca y de la cosa suroeste del Ecuador, enere el Ecuador y Mcsoaménca, entre el Ecuador y la cosa peruana, ecc Los ponidos Meso-Sudamcncanos, Cradiaonalmente se han interprendo como el resultado de La afusión desde Mes crímenes, haaa d Sur a pesar que muchos de tos datos arqueológicos ccacates revelan, que indicadores significativos aparecen coa anecaondad en Sudamérica, durance d Forma ovo, cal vez como derrvadóu de un ongen en la flores a tropical d d noreste sudamericano. En relación a la Macroara Andina, a pesar de que existen umpottaaccs trabajos donde se establecen relaciones enere esa y d NOA, (trabajos como los de Max Uhle (1912) y SaJvidoc Debeaedecn (1917, 1918) en d primer cuarto de nuestro siglo; Alberto Rex González (1963, 1965, 1982, 1992), Lautaro Núñcz y Tom Dillehay (1979), etc.) es frecuente que d NOA sea dejado de lado, como si no ensaca, o a lo más consacuyese una región marginal poco significativa para d encendimienco de la ciscona culcural indica; un doro ejemplo lo consntuye d "Panorama de la Arqueología Andina" de Rogger Ravines (1982). Consideramos que es importan ce detenemos nn momento para revisar d rol asignado al N O A dentro de la arqueología. Sudamericana y d que actualmente pensamos que realmente tuvo, 1 partir de la inforrnadón con la que hoy contamos, 1 los efectos de enmarcar más adecuadamente la problemática relacionada coa d surgimiento, d desarrollo, y la declinación de Aguada. Nos parece peronea re insisrit ea que nuestras interpreadoaes están hechas, ea codos los casos, a partir del arri'ísfo de la trirDrxnadón susonava, o sea d d tOSUBÓM recuperado 1 lo largo de largos períodos de trabajo de campo en la zona.
EatxuctAiración de la macxo área Andina Si CUTÍ erarnos que caracterizar en una.
síntesis el proceso de escructuracóa culcural de la NLacroórca Andina, diñarnos que a parar de la capa de los primeros cazadores recolectores, momento de cuborcienco del espado geográfico, desde d iatcnor de unidades culturales discretas van surgiendo una sene de sociedades diferenciadas ea lo que respecta i sus m a tufes cario nes arquitecto cucas 7 estilos artisacos particulares y a la forma de resolver su adaptadón a disantos ambientes, pero que en gran medida mantienen en común estructuras socales 7 formas de representadóa simbólica 7 panteones religiosos comparados. Los conceptos de "dualidad sociológica" y "dualidad simbólica", en d senado de ürtoa (1994: 118), se adecúan perfecraraence a io que queremos significar. •' El modo de vida fotmirrvo, sustentado económicamente en la agneultura, la dora esacadón y la sedentanzadóa, con cocía la tecnología que conlleva, no puede entenderse divo tetado d d sistema cogoiriro y simbó'^lico que io acompaña, independientemente de las causas que lo conformaron. En este marco la ideología surge como una Corma de represecadóa significaova, que puede integrar de manera organizada, vanos aspectos de la existencia. L a dinámica cultural generaría por la movilidad espacial que obligaba a constantes adaptaciones i los disantos medios ecológicos r socula, y d intercambio de bienes, ¡deas y productos, entre grupos de una misma cultura, 7 enere grupos de culturas rfistinns, originó una amplia difusión de técnicas, oseadas y ptácacas culturales. El espado fue organizado en- función de las aecesldadcs emergentes d d grado de desarrollo de cada sociedad: explotar los recursos naninica disponibles, e intercambiar productos entre regiones eco Lógicarnea ce clifezenraadas. De esta manera, muchos bienes c ideas se difuricncrDa pox vastos cerdeónos mecíante intercambio directo entre cas na ros aldeas, travesías haca regio-
nes con recursos naturales disantos, y ez-\ pansida o trasudo de poblaaones, conformando verdaderas redes de íntegradón/ regional. En esce marco general, las cacarañas de \ llamas representaron, y en algunai regiones '. dd arca andina lo agüen represenondo, un formidable medio de transporte terrestre, de ¡ gran importancia para la sociedad y b eco- j nomla andinas por cuanto ofrece la posibili- j dad de discribudóa masiva de bienes por / vascos temcoaos a lo largo de la cadena ,' andina 7 desde la cosa has a Lis aerras ero- • picales. La trama de iategradóa regional se complementaba con una red de intercambio que excede d concepco de comerao- que pudo haberse desarrollado mediatice: (1) intercambios de bienes entre disantos pobbdoaes; (2) traslados de bienes produddos en diversos pisos ecológicos por colonos permanentes de una sola unidad polidea; (3) tráfico dirigido por los centros de poder para proveerse de bienes y redistribuidos más arde. ^ Junco con los bienes cnatesaies que se intercambiaban, arcillaron también las ideas, creencias y conocimiento de la época, d d mismo modo que la tofo m i don sobre regiones distantes. El intercambio fue d mecanismo que cboundió d esdlo artisdeo y la cosmovisión, ¡J mismo áernpo que mantuvo la red de tnteraedón en la que se difundían, bienes materiales^ como cerámica, cextilrna, meóles, complq'q alrmcncano, ecc En La mencióa con respecto al área de la conquisa incaica -"desde Chile a Pasco"-, Cristóbal de Albornoz sostiene que se impone sobre un área claramente diferenciada por lenguas y adminismnoncs provinciales; gobernadas por sucesión de líderes de reconocido prestigio y con un panteón de indudable importancia regional. Produdda la conquisa i n n i n , en cada provincia, se ceieró la informaríón coa respecto a cantidad de poblaáón y patrimonio "(_.) las guacas adóratenos que adoravan y el orden que tenían en d ofjresccrle y sacriñeade y de las posesiones y i m p o que tenían (_)" (Duviois 1967: 21). Indudablemente esa "prcocupadóa" por con-
serrar las cradiaones de los pueblos sojuzgados formaba parte de las estrategias de dominación. Con la conquisa menea se vuelve »• imponer un cambio de símbolos y, si bien se respeon los lugares de adondón se van reemplazando ¡os antiguos credos "(_) quemando de todos ios man trm mi éneos que ellos usaban (_)" (Duviois op.ac : 21). Religiosidad y dominio v m de la mano. La dcsestxucturadón de lo ancenor se produce por una nueva orgamzadón d d espacio que se apoya en La estructura subyacente, "(..) bideron cuatro u ere toa (sic) generalea en toda la derra que poscyesse(n), que los arólos aellas se inoculan Chinchaysuyo, CoLasuyo, Andesuyo, Condcsuyo (._)" (Duviois o p . a t : 21), en base a clmsioaes con la misma jerarquía pero a La vez perfectamente diferenciadas a los cuales les dio figuras y serial de testidura y tocada con señales por donde eran conoscidos y guacas generales" (Duviob op. a t - : 21). Queda clara, entonces, b estructura centralizada d d sistema atinunistranvce guacas generales, guacas regional es coa símbolos ¡denáñeaeorios propios; y guacas paroeubres "(_) Y juntamente les dio [el inca] unas guaquillas de piedras de diferendado* colores que les llamó anquí, que los craian con sus personas en Las chuspas, como ios cnsdaaos den en figuras de sancos a quienes reverencian" (Duviob op. a t . 21). También d anáfisis de los topónimos nos proporcionará nuevas pisos para una mejor comprensión de b estrucruradón d d área. A propósito de esto dice Albornoz: "Cada inca inventó guacas y de cada nombre hay muchas en toda la derra agregando que " _ H a y corno diré arriba, d pándpai genero de guacas que 'antes que fuesen subíetos al yuga tenían, que Harmn para ti seas, que quieren dezár creadoras de sus carura Ir-Tas, Son en diferentes formas y nombres cotila eme a las provincial: unos tenían piedras, otros fuentes y dos, otros cuchas, o ero* atá-
cales y aves c otros géneros de arboles y de yervos y desea diferenda tratavan ser criados y descender de las dichas cosas—Hay entre escás guacas pacanscas muy muchas que reedificaron ios ingas, dándoles muchos rain mas servidos que para esce fin los mudava de unas provuiaas a otras — como fue en toda la cordillera que mira al mar, en todo io que conquistó, en espedal a cerros de nieve y bo loan ea que miran a d mar y que salen de los tíos que negan muecas aerras _. Hay otra sobre los Collaguas que se llama Hambaco, que mira al mar, d d propio orden de servido" (Duviois op. ac 21). Aún a nivd de cuesaocamicnto, anee esa iscveradón, no podemos deiar de rebeonar, d Hambaco de Albornoz y d Ambato de Ecuador (en b provincia de imbabura 7 área dd Chimbo razo. (Meggers 1966: 22), con d Ambaco de la .provincia de Canroarca. Cuesnooamicoco que se apoya en la dinámica de interaedón que se dio en un área que se extendía desde d sur de Ecuador hasa d no Loa.
Lis causas que provocan las fenómenos naturales 1 menudo soo difinlrs de conocer, y b necesidad de respuestas puede hacer pensar que (Bebas causas son producto de io sobrenatural: b manifesxidón de b volunad de los dioses, o de ios ancestros. Al concebir a los mismos como causa, b única forma ce actuar sobre dios es mediante actos que puedan inclinar hada un lado u otro, b voluntad de quienes se consideran causa de ios fenómenos que se mecnon controlar. Esos ideas y ceremonias (por ejemplo, b idea de que por medio de sarrifiaos podemos hacer mqoox las cosechas), no son conr-imblf-i. Si después de un sacrifiao, mqoan las < r w - h n estaremos "comprobando" b validez de esa creencia; a en cambio no se producen modlficaaones, la conciusióa a b que se arribe podría ser que de-
¡_3í andina ¿t j*\¿aada
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bemos aurncnar los sacrifícaos fTirtusi y Núñcz Reguero m s.). Esce pudo ser e! modvo para que cada vez fuera adquiriendo mayor relevancia la CUSCencía de personas crpccjajiradas en codo los aspectos reiaaonados con el cuíco, como soa los sharnanes. Con la aparición de las pomens aldeas ios dioses de la lluvia y la fertilidad acrecentaron su rmpomnni, Cada acto de la vida coddiana mandene un senado reverencial cuyos reiieros rescatara Albornoz cuando dice "Hay otros géneros de guacas, a quienes reverencian y sirven con mucho cuidado, que son de los frutos primeros que coren de alguna aerra que na fue sembrada. Escosen el mas hermoso truco y te guardan y, a semejanca del, hirieron otros de piedras diferente o de oro o placa, como una macorca de mala o una papa y les Ihm-m raamapapa" (Duviois 1967). Más de tres siglos después Adán Qtnroga observará al respecto que "En el cuíco idoUtrjco de Cal chaqui, Mama-Zara, se llama haaca- hoy a las piedra» paradas protectoras, algunas con signos" crucifbrmes, como eí famoso meniür de-Taff (.-.)" (Cnuroga 1901). El uso de sustancias alúanógenas, como el cebil (Anadcriantnera colubeina), incremencó la capacidad de "comumeacióo" coa lo sobrtaiatural, dando origen a expresiones simbólicas muy vanadas que segureán teniendo vigencia hasta el momento de contacto y, a proposito de lo cual comenta Albornoz: "Tienen o ero genero de guacas que llaman vil cas, que aunque la vüca es u n genero de fruta ponConoaa que ñas ce y se da en ios Andes (de) derra caliente, de hechura de una blanca de cobre de Cascóla, coiranse y púrganse con ella y se enhetran con ella en las rp-i« provincias deste trino, base de advertir que "y«« figuras como carnero de triad era y piedra y den en un hueco como tintero (ques donde se muele esta vüca) se ha de pro-
curar buscar y destruir. llámase el tintero vilcana y ios adotan y reverencian. Es esta vilcana hecha de muchas diferencias de piedras hermosas y de maderas fuertes" (Duviois op. cic: 22). En este sistema de organizadóo y uso sooal del espacio, a la dominación por la ideología se sumará el manejo de b información o conocimiento. Desde el momento en que surgen las sociedades forma ovos, se van esableoendo disancos a pos de relacones entre ellas. Algunas se consotuyea en centros de mayor importancia o influencia, tejiéndose una trama de vinculacones de los cenaos más jerarquizados entre si, de los centros con su área de influencia y las coadunas enere los centros de menor categoría, en el ordenamiento general. Se caca de una cueva forma de estructurar eí espacio regional, promovida por pautas geopolíticas diferentes. Las modiñcaaoacs espaciales modificaban al mismo aernpo las reíacioaes internas del área; antiguos céricas perdieran su infhirtian, y áreas semrperixericas se convirnezpo en hegemonías. Pardendo de una estructura muleles • cal arte se debilita a medida que se van dando nuevas alianza* entre poblaciones de la región, se pasa a la constitución de una nueva instancia de dominadón. El surgimiento- de centros de poder potinco y religioso desde comienzos del Formaevo, que actuaron como "polos de desarrollo", su deeainación- al gempo del surgimienco de otros, que se caosrrcuyen en nuevos centros de poder, y los direrences sistemas de asociación que se establecen entre talos, según el análisis propuesto, pensamos puede ser utilizado como modelo de inecrprctadóu, para la arqueología amrricin desde América del Norte haaa América del Sur.
H Formatívo del N O A Revisaremos aquí los elementos estructurales que permiten vincular a los itrios Condcjrhizasi^Alamito d d Campo de rHicari, con
Rinconada dd Valle de Ambato. / Reforzando la idea general, pensamos /que d NOA formó parce d d proceso de / ecxifocmadóa de la mau.cuica Andina y / que, en d sector meridional se reflqaron, en otra escala, las mismni formas de organixa\n y ta mistaa dinámica d d resco de la Vrrucroárca. En la subcegióa d d N O A , como en d resco de la ernexoárca, la organizadón d d espado se realizó sobre La estxucruradón jerárquica de los centros de poder siendo, ¡os de mayor unportanca, organizadores y coordinadores de las actividades de su Ccmcodo. / Con anterioridad hemos planceado que /"Analizando d desarrollo preliispánico d d Noroeste Argentino desde esta perspectiva, creemos que, entre otros, el área de Casas Viejas en E l Mollar (Valle de Tan, Pda. de Tiicurnán), d sectoc orienta! d d Campo del Pucará (Dio. Andalgalá, Paa. de Cararnarca) y d sector scpteneriooal d d valle de Catamarca, consuruido por d valle de Aro\, consntuyeron polos de desarrollo sucesivos, donde ensaeron cent-os ceremoniales cuyo estudio permite entender mejor, la compleja red de rdaaooes a t a e ín cení mi cas que se configuraron, y las peculiaridades que tuvieron en disantos momentos de la histona" (Tartusi y Núñcz Reguaro 1993:4). / En d N O A 'os típicos patrones de ascncamicnco d d Foirnadvo, lo consátuyen aldeas compuesos de habiaaones de paredes de piedra y/o adobe, cHstribaidas en tomo a un patio central, o habitadones, agrupadas o aisladas, rfiymin-aritc enere los . ,. campos de culdro. Esto refleja una organi/ radón social simple, escruraarrada sobre / bases de parentesco. La relativa sencillez de I las sociedades hizo que ¡as relaciones ínceI caldcarías se estructurasen a parar de ar1 ancos 'horizontales de comuriicadón coa \» iscoativo-ccTOuruiarris- A l '-gunas aldeas cueron adquiriendo mayor irapoctxnda en d transcurso d d dempo, pasando a rrpir y n B r d col de oúdeos del sistema de mcraxambio. El anmenco de la pobladón y.cambios cualianvos de las rdaaooes de podcr_.cn
51 rdadóo con b organizadón, concrol, logisaca y comunicidón entre difercaecs aldeas, L diferencia de acceso a los nuevos eonodcnicncos agricolas y tecnológicos, y b importancia credenee de ios aspectos rcbaoaados coa d cuito, hizo que d proceso de diferenaadón .-entre las disantas aldeas se ruera acenaiando. Algunas adquirieron cada vez mayor importancia, cspedalrnencc en los aspectos rebaonados con d culto d que, organizado al pnndpio solamente a nivelj familiar, o cuando más, comparrido por; algunas aldeas, se fue centralizando. 1
Los cea ecos ceremoniales o cenaos de\ poder, coordinaron, en ese momenco, las \ actividades religiosas, sociales y economías \ de distintas aldeas, sm necesidad de que j exisaera algún ripo de aparato focmd o legal 1 de represión impuesta. Es un cipo de poder / que se emende, en esce periodo, en focena 1 espontánea, compartido por coda una pe- \ bbdón y que da como resultado pácrieas j soaaics semejantes, sin necesidad de arde- / nes explídos. Lo resalante "es que ao. comparte órdenes y obediencias, sino d encendimiento de que esas pncticas son naturales y morales o d resillado de un inertes común evidente" (Mann 1991).
Los sirios Condorhnasi - Alarníto del Campo del Pucará (200-500
Por sus caraerrn sacas generales, los sidos estudiados en d Campo d d Pucará (Deparramraro Andalgalá, Provincia, de Citamarm), o "daos de Abmico", consdcuyen, por lo que sabemos basa d momenco, un caso único dentro de b arqueología d d pedodo Formsnvo Inferior dd N O A no soto por las truacterisncas arquitectónicas de los reamen, sino por d uso d d espaao, reflqado en d parrón general y b organizadón de sus estructuras. A cSferenda de ocros sidos formaavos, los de Abmico obedecen i un patrón de planificaáóa irquicectoaica bien definido, y ebramence consacncc. Las construcaones
se han organizado ucuñando las caracteasdcxs naturales del relieve; el área ceremonial pcaapai, espcaaimcnn: el espaao ocupado poc el monóculo mayor, fue seleccionada siguiendo un cnceno que podríamos denominar "csceaico", que forma parce de la " dramaturgia" ceremonial del Forraacrvo, según el conccpco de Bischof [(ciado por Elera (1994)): elegir una sobcedcvadón oacural d d terreno clarameaee resalada, para dar mayor altura a Las escruauras, respecto al paco ccnral, situado al naacace. Las babinóones propiamente cachas (recíñeos B), localizadas en forma diamei cralmence opuesta d arca ceremonial, también se dcsacan por sus dimendones y su altura, esa úldcna debido a la altura de las paredes y a la sucesión de pisos separados. por nrvdes de nerra y paja quemados. Esa superposición puede deberse a causas semejantes a las que infiere Onuki para la consrrucdón d d Templo de los Kichitos sobre d de las Manos Cruzadas, de la tradiaón Kocosh: de esa manera, " d ecHfiao muerto se coasátuye en 'semilla' d d que será construido laracddtamencc" (Onuki 1994). Ai cabo de un tiempo (que calculamos de alrededor de 75 años), y después de dos o eres rxeckficaaones de recintos, los daos se abandonaban, y se construían nuevos sirios en las inmediaciones. Rcsula difícil poder establecer las causas de este fenómeno, pero pensamos que debemos tomar en cuanta, a mvd hipocérico, la aladeada que pudo haber tenido para d abandono de los sidos, y d.consiguiente rnslado de su población, la esastencia de ddos calendáncos y su probable rdadón con los natos de ongen. El móndenlo mayor. »""-' escruecura ungular dentro de la aixjuitectócrica dual d d sirio, debe haber representado d centro iocegrador de las dos tcrradri, y por consiguiente, haber ceñido un paod ceremonial de pardaiíax importanaa. Preponderancia . remarcada por la nlirlad de los hallazgos de indudable impoconcia BEuaJ Un muro perrmetrai rodeando cada uno de los sários, diierencia caramente d espado inrerno dd externo, io que nos mdurr a rjcruar en rdadoues intzadrio, extrarido e ratersancw, claramente acotadas. En estos
muros, cuyos vestigios son ficümence visibles en superfiac, hubieron cabezas de piedra adosadas relacionadas con las plataformas rectangulares. Los rasgos arquicectónicos no son los únicos que permiten sustentar ia interpretadon de que los sidos de Alamito soa centros ceremoniales. La tecnología dd aliado de la piedra aplicada a fuentes y otros cipos de recipientes, ollas cefalomorfas, etc, evidencia un dto grado de espeaalízadón, que se reafirma ú consideramos que soa Cañeteasacas de Ala mito las rallas antropomorfas, y coa menor frecuencia zoomorxaa, conocidas comúnmente como "suplicantes" La eiaboradóa de las piezas de cerámica y piedra que actuaimence nosocos consideramos como "arte" pcehispánico, tenía una finalidad lúa clamen calmen te ligada a la religión. Las dimendones es tencas se hallaban profundamente subordinadas d cuíco cooscicuyendo la forma en que se expresaba d lenguaje de comunicadóa con los dioses y la natural cea. Los extirpadores de idolatrías fueron capaces de capado ea coda su magnitud por lo que recomiendan: "Asimismo ha (se) de tirar y descruir codos loa basos antiguos que denen coa figuras y manr*a* que no hagan ninguno en ia dicha forma porque se les representa en codas las fiestas que hazen codo io antiguo y pan cao los tienen" (Duviois op. ac 22). Tanto las esculturas de piedra, de ala nlidtiri tecuca y axasnn, cf$mo la cerámica policroma y modelada, y los artefactos de metal, debieron ser hechos por artesanos especializados, que pudieron ser los propios sharnanes, y elaborados en fundón de un ritual complejo, que parece centrarse ea como al cuíco de un felino (¡aguar). El dominio de la técnica de trarisfoanadón de la alacena que representa la metalurgia, y que al parecer estuvo bien desarrollada en Condorhuad-Alamico, debió haber ceñido un significado muy importante paa la religión de las culmns fbemacivas. Las poblaciones de tradidón Condochua-\ n asentadas en ortos daos, no solo d d \ Campo d d Pucará, sino de ocas zonas, como puede ser d valle de Hualfiri, escarian ea /
/conacto con, y i mvd religioso suboedina( das, a los cenaos ceremoniales de Alanuto. Estos deben haber desempeñado un papd significaavo en d mantenimiento de La efidenaa y equilibrio dd sisrema, ordenando ia cDscribucíón de bienes, especialmente los relacionados con d culto, canco en forrea directa como por medio de tráfico caravanero. La circuladón de bienes desde los cen/ tros ceremoniales haaa Otras poblaciones, I impulsada por d cráneo de caiavinas, erplicaria la amplia discdbudón de muchos coletos (González 1992), cuya semejanza esa• Iísnea y complejidad tecnológica están índi\o que son d resultado de una produc' don arcesanal ajámente especializada. Condorhuasi-Ahmico caredó, d menos en sus' iniaos, de una esarucmra rtáúposa rmry-iVtr^Ai pCXO ScUCÓ Las blSCS paca SU desarrollo postenoc. Nos eaconcramos aquí con una organtzadón social mucho mas compleja que la de Las simples aldeas, que comienza a-integrar a otras poblaaones en mu circuladon de bienes tasxuiiOQoaliaadá consaniyendo, los centros ceremoniales que idenrificamos como sidos de Alamico cabeceras de los ejes de inceracdóo. La presencia de demeacos Génaga en los sidos de Alamico hace sustentar la hipo ceas de que poblaaones de ongen Génaga se tnceeraron al B W M de los CBMCCM cuídeos de Coadoriiuasa-Alartuto. La circulación de bienes no estuvo basada solo en los bienes suntuarios y rrmalrr arteractos de metal, callas de piedra, determinados opos de cerámica, plumas, conchas, duonógeaios como d cebi, sino también en flt-mt~nTTX de coosumn alin^r^inoi-i^ como los vegetales y la sai, y o eras prodúceos y m i tenas primas, como tejidos y maderas.
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Aviaria faJLrcdc-
A lo largo de la cris cenca de estos centros de poder se fue operando un proceso
paulaano de cambio, posiblemente debido a la interacdón con poblaaones de disanto ongen, como es Génaga. Este proceso dio como resultado que entre los cenaos se fuese produaendo un proceso de compeaerricad que hizo que, respondiendo i disantos intereses, uno fuese peinando sobre los occos, hasta llegar a ptevdeccr. Por ¡o que sabemos basa inora d aira ocupada por los sirios Condorhuasi-Alimito fue abandonada hacia d 500 A_D. El nodo de poder ya se había trasladado desde Campo d d Pucará hada d valle de Ambato. dando ongen a lo que conocemos como Rinconada o Aguada de Ambaco. ^Rincooada asumió d concrol de ta c:d de [ rdacoacs socioeconómicas y de moralidad ' espacial que cendra, como factor supereseructural de cohesión, la cenoalizadóo dd cuíco y la irradiadón dd mismo haca ocas regiones. Es poc esco que, refiriéndonos a Aguada, hemos dicho que no es una "cultura", sino la manifesqdón de una incegndóa regional que se realizo a nrvd de superestrucnin, como rcsuludo de la coosolidadóa y expansión de una ideología (Núñcz Reguaro yTirtusi 1990: 153). Esa incegndón se dio con poblaaoaes de disanto oegen modalidades culcunies, razón poc la cual en cada zona las manifestacones concretas van a ser diferentes, según lús antecedentes hiscóncos y culturales de oda área, y de b. niisma forma, a ruvd de organizadóo socad pueden dcanzar disancos grados de dcsa- , rrollo. I Pensamos que ia base d d proceso de intcgradón en d mundo andino fue de carácres teocrádeo; coa posterioridad, sucesivas incorporaaoaes de rasgos provenientes de prácticas poh'ricc^cxpanncjaiscas y ecoaóauras diferentes fueron promoviendo, en reemplazo de los pnmeros, la jerarquizadón de otros centros con caraccedsdcas diferentes, pero manteniéndose como organizadores y coordinadores de las actividades de su rr—i tono, relicto, a l vez, de ia "pacaasca" de oegen y d cuíco a los antrrpasados, cuya fuerza y pervrreaca hacen aotar i Atbornoz: "Hay otros géneros de guacas, (._) de
mucha importancia e que mi* cbsirnuiadaa nenen que son alguna picea de besnduxa que su guaca pacarisca tenia en sus derras (_). Guardan escás piceas con mucho cuidado e les denen dados servidos y hazíendas („.). "Son muchos los géneros de baytcs que usan para edebeación de sus guacas. E n especial se ha de advertir donde denen los gualpancoa [demencos de la paraferoalia utilizada]". [Y recomienda) "Procurar destruir escos gualpadcos aunque sean de valor porque, en biendolos, bienc a la memoria los ricos pasados". "Hay otros géneros de guacas que se llaman iHapas, que son cuerpos muertos. (...) de algunos pasados suyos prindpales, a los cuales reverendan y mochan. Esto no es mocha general sino parricular de la parcialidad o ayüo que desciende de los cales muertos (_)" (Duviois op. at.).
E l surgimiento de Aguada dentro del contexto de la arqueología andina Si nos dtuaznos cronológicamente en d período y en la región d d N O A donde se registra Aguada, podemos ver que disantos demencos que conibrman gran parce d d coajunco de manifesadoocs que sirven para idenrifírarh, rienen una larga anogOcdad y crwdnuidad espacial en la arqueología andina. El hallazgo de cráneos cin'dadosirnenec envudcos ya se h-ill-i presenre en d sirio Asia, situado en la cosa" ccacromeridional dd Perú, pexteneráenie d periodo Precerámico V I (Eagd 1963: 67-75); en d Norte de Chile, a crjcmcczos de la era CBSOaaa, se observa una anracuada cepreseaadon de aspectos riritales constsxentes en cabezas trofeo envueltas en bolsas con punto de red, mocero de cráneos, y una abundance iconografía de la figura d d sacrificadoc. La rm-
mcr milenio A . C , en P i n a s y cambien en H u a a Priera. En la cosa Chilena, ableos y cubos para tapé se cncootnxon en con cercos cernpranos cerca de Quiatu. y Picbaloj son encontrados con frecuencia en rióos d d completo Fddas d d Moceo, daado entre d 1 y el 700 A-D., y sidos celaaoaados sobre d no Loa; en San Pedro de Ancarna las ableos nenen un desarrollo seguro desde d 250
portanca d d felino también nene un remoco origen en d formaovo de los Andes Centrales. En la Cosa Cenad d d Pedí y en Las Tierras Alas d d Callejón de Huaylas, ya enere d 3.000 y d 2J00 A C , ensda una poblador, con los suñaences cscunos y grado de desarrollo para mantener un sistema religioso unificado con unporonces cenaos donde se concentraban d cuíco y d poder político. Los pomeros centros preChavin (1.900 A.C); d pedodo Chavin (1.200 A.C.) reptesenado en los valles de Moche y Nepeña; y Sechin, en d valle de Cisma, son mdicarioces de la presencia de en sistema apoyado sobre una estructura de CDO religioso conformando verdaderas tntegtadones regionales. Tanto d tomamos rasgos cultuales usía- \ dos (cráneos trofeos, felino, etc), como estructuras sociológicas, como pueden ser la dualidad y d ceremonia lismo, que pueden ras crearse desde d Preccrámico Tardío de Kocosh, pasando por Chavin, y que se hallan presentes en Aguada, resulta indudable que codas ellas Denen antecedentes de gran importancia y amplia difusióa mucho antes de la rnsTmm dd Tiwanaku Aldeano (Ti. svariaJeu H I y IV). ^ El amplio rango de artefactos recupera- •-' dos asociados con Trwanalru son asociado- I oes con equipamientos usados con un sene; de plantas duanógenas. Estos implementos rdaaooados con d complejo duenógeno, la j más frecuente marca idrpn'ficatoaa ¿ Laj influencia Tiwanalcu en' d área según) Browrnan (197B), esa tun clamen taimen ce: orientada haaa lo religioso y d intercambio: económico; esto cae en patrones de kterre-' ladón muy diferentes, de los claramente basados en la conquisa política de Huari' hacia d norte. _ i En TnsanaJcu, d compleja es apiñado por morreras de piedra cavados y manos; esendulas y copas de piedra; mcensarios y escudillas de cerámica; tubos y cucharas para rapé. Muchos de ios implementos encontrados en la cosa están hechos ea madera. 1
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No es claro todavía d o agen d d complejo de rapé. Tabletas de rapé han sido bailarlas en sirios ocupados durante d pri-
AJO. _ _ _ _ _ _ _ / Es indudable que d Noroesce jugó en I San Pedro de Apoma, un papd activo ea / edadóa d complejo de duanógenos anees I de que se manifestase la influencia de Trtva\u en esa zona. La presencia de duonógenos ya se regís era ea d pcecerárnico, en Inca-Cueva (Agucrre, Fernández Disrd y Aschceo 1973). En d cernen ceno de Toconao Ooentc se hallaron 11 pipas; d total de pipas de codos los ccmenccnos de San Pedro de Atacaras es 19; codas, "son esrilo d d N o roesce argentino" (Sccraano 1980). La zona i adyacente a las Yungas, donde se sitúan ' precisamente los cencros ceremoniales y "polos de desarrollo", esto es, d Ville de Tafi, Campo d d Pucará y Valle de Ambaco, resillan de importancia estratégica para la obcendóo d d cebil. Pensamos que las tableras de madera estuvieron en uso en d N O A ciuranee d Formarivo; en los sirios de Alamico se han hallado pocos fragmentos de cubos de pipas en ocho tem pondas de trabajo de a m p o tncenrrvas; nendo en cambio abundantes, los recipientes y morteros de piedra labrados que se relacionan con d complejo rinrínógeno; se ha hallado, además, un tubo posiblemente para coacener duaaógenos, hecho con la miad Broncea! de un fémur de llama, con circuios pintados de negro. Se han registrado hallazgos de truenas de malaquita, pero aisladas, asociadas a canecos; y una cuenta de malaquita adentro de un ceramio Coadorhuad; condderamos que algunas pueden ser indicadores de mcrusadooes de .obleas, y no cuentas de collar, a pesar de que las mcrustadooes en ableos ea Chile parecen tener una cronología crias ardía. Numerosos morteros ceremoniales de piedra labrada asociados con ndós Cbavín, y ea muchos sirios pre-Trcraraku de las cierras
dos de T i r i a c i y Bolivu, hacen que sea claro que esce asgo culcurai fue anterior a b. expandón Tiwanalcu. Morteros y contenedores de p o a profundidad edaaoaados con posible uso de drogas se encuentran cambien en las fases de Condorbuad-Alamico en dNOA Mucho anees de que surgiera Aguada, las soa edad es focmaavas d d N O A estuvieron de alguna manera integradas íi cesto de la tnaeroárea Andina, sobre La base de contactos e intercambios a diinnai Hiy numerosos qernplos incontrastables de esa vinculaáóa, como d hallazgo de moluscos marinos a i daos fbrmaavos dd NOA, o de cerámica Coadochuad en San Pedro de A a o i m ; sin coatar con las similitudes icoaográfias y simbólicas, que podemos rastrear a través de tnanifesoaones de esailcoaa Urica desde Chavin en Perú basa Tafi y Coadornuan-Alamito ea d N O A La posidón "margiiul" d d NOA denva de haber enfocado tradico calmen ce la pcoblemaaca de la prehistoria andina desde d área Andina Central y desde los preconcepeos de la "arqueología monumental" Tampoco estamos de acuerdo con las connoadoaes de valoradón que usuarmence se aplican a los coaceptos de pedfena o marginalidad. Si por d conmino, ubicamos nuestro punto de observadón en d N O A P°t su atuadón geográfica equidistante cespecto i los Andes Cea erales y Exauno Sur y su fácil acceso haaa las aerras bajas tropicales, veremos que pudo jugar un rol paxucular dentro d d desarrollo de la hiscona cultural de los Andes d d Sur. Un qemplo io consntuye la meolurgia; basa d momenco, las daoaones más antiguas para los cobces o bronces arscniciles provienen de sidos fbnnservos d d N O A Coaridcramoi que esto cesulo ñmdamencal para poder comprender d fenómeno "Aguada". El NOA no estuvo aislado dd resto de La manotea Andina; siempre, de alguna manera, y con diferencias de oacnadón según d interés d d momento, se manarvo integrado y de manera meramente pasiva, sino acarva. Desde este punto de vista, pensamos que los parddos que pueden establecerse entre Aguada y Truraiiaku
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no son resultado de una influencia directa de esta úJdrna sobre ia pernera, y muebo menos que el surgimiento de Aguada tenga una relación directa con Trcriaaicu, Lo curioso es que todavía sea necesario hacer este npo de iciaraaones casi 50 años después que Bennctt dijera:
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NOTAS Se traa de la vxnja reprodúcela ea Núñcz Reguero 1994: U l , Bg. 3. Se rcSere a Us vasijas que luego Rieron publicadas en L O R A K D I 1969. La crooologia que uriKnmos esa basada en b tOCgrprcraeioQ de dacaocmes raiílocartxiQicas a parar de las cuales se establecen lernas A . G o A D . ( = d C ) cmwouMnaio' (1950 meaos edad nriincoAócüca), na efeemar caijbiaeióa de las inisrr-iT, a lea efeerra de hacer comparables las ceooologii con los Cabajca publicados tosa aboca. L a ccnrrcrxioo de esa cronología calenrüeíca "tawrcnaoaal" i una "caEbtada", imeata un tatrr.so y caasnrgvo trabajo ea equipo, que e.Trrde los limites de este trabajo. 1
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