los desafíos de la mujer africana

de color negro de Sudáfrica y la mujer de. Kenia. La mujer de color negro en Sudáfrica vive unas condiciones .... motivado por la Historia de mi país, la Repú-.
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ANTOINETTE KANKINDI

LOS DESAFÍOS DE LA MUJER AFRICANA Habla siete idiomas pero para ella eso ‘no tiene ningún mérito’. Es así porque en su país natal, el Congo, hay casi 400 tribus con dialectos distintos entre sí. Filósofa y profesora de universidad, su vida se centra ahora en un proyecto dedicado a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana. Por ARANTZA DE CASTRO

Fotografía LUIS MALIBRÁN

‘Es imposible poner la situación de todas las mujeres africanas en el mismo saco’

Conocí a Antoinette Kankindi el día que recibió el Premio Harambee España 2017 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana, que otorga la ONG Harambee. Estaba feliz y no solo por recibir este galardón sino también por volver a España, lugar donde realizó su tesis doctoral sobre el Fundamento Ético de la Política. Quedo con ella en el Centro Internacional de Prensa donde hablaremos de la mujer africana y la occidental, de su proyecto con jóvenes empresarias y, sobre todo, de corrupción y ética en la política global actual. Acaba de recibir el Premio Harambee, ¿en qué consiste el galardón? El Premio me lo han concedido por el proyecto en el que he trabajado para reducir, en cierto modo, la desigualdad de la mujer africana. Y, ¿cómo le va a ayudar haber recibido este premio? He estado pensando y tengo la espe-

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ranza de que me ayude a sacar un poco más de dinero para seguir ampliando el proyecto que estoy llevando a cabo. No es un proyecto de aquí y ahora, es un proyecto que tiene que crecer. Yo creo que el premio es como un reconocimiento a una gota de agua que yo he aportado pero puede ser un punto de partida para que vayamos ampliándolo. Creo que puede funcionar muy bien. Y, ¿en qué se fundamenta su proyecto? Es un poco distinto a los que hacen o ayudan a hacer ONGs que dedican sus esfuerzos en ayudar o en destinar su ayuda a los barrios más pobres, por ejemplo. Consiste en potenciar, no me gusta mucho esa palabra, mejor diré dar. Consiste en dar a las mujeres educadas, que tienen su pequeña empresa, una formación para que vayan sacando con su iniciativa el desarrollo de otras comunidades, focalizándose en las mujeres. ANOCHE TUVE UN SUEÑO

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encierra a la gente en sus propios intereses y objetivos. Quiero hacer ver que, realmente, con los medios que uno tiene también puede abarcar la ayuda a otras personas.

personas. Doy clases seis horas a la semana así que tengo tiempo, a parte de para corregir sus trabajos y exámenes, de hacer otras cosas (ríe).

Parece algo que necesite mucho tiempo y esfuerzo. ¿Es complicado conseguir ese objetivo? Sobre todo porque necesito dinero para la formación porque ellas no pueden pagársela. Si pueden hacer algo es para las comunidades. La formación es un curso que yo he hecho y quiero conseguir patrocinadores de esta formación para que se les ayude a conseguirla. Como sabes, cuando tu lanzas una piedra al agua, rebota, rebota y rebota… Eso es lo que quiero.

Y, ¿cuántas mujeres tiene en el aula? ¡Uh, ha cambiado mucho! Llevo doce años dando clase en esta Universidad, empecé en julio de 2004. Entonces eran como 35 mujeres en una clase de 80 pero ahora ya estamos al 50 por ciento. Ahora mismo, en un grupo de 65, tengo 33 chicas y 32 chicos. Las mujeres van aumentando y, además, cuando corrijo los trabajos, las que tienen muy buenas notas, al menos en mis cursos, son ellas: las mujeres.

Tengo que decirle que habla muy bien español. Hice mi doctorado en Pamplona aunque ya hablaba español antes. Lo aprendí sola prácticamente. Cuando intento decir desde cuando tuve interés por el español, me quedo pensando y digo: ‘¡Cervantes!’ ‘¡El Quijote!’. A mi profesor de Literatura le gustaba mucho el Siglo de Oro español y hablaba mucho de El Quijote y de San Juan de la Cruz. Era un profesor que se profesaba ateo (ríe) pero le gustaba mucho la poesía de San Juan de la Cruz.

Sé que esta pregunta es genérica y difícil de resumir pero, ¿puede explicarnos cómo es la situación actual de la mujer en África? Tienes razón, aunque la dificultad no está resumirlo sino abarcarlo. Es imposible poner la situación de todas las mujeres africanas en el mismo saco. Un ejemplo: la mujer africana de color negro de Sudáfrica y la mujer de Kenia. La mujer de color negro en Sudáfrica vive unas condiciones discriminatorias que vienen del sistema y es más complicado que para una mujer en Kenia, donde el país está -por políticas públicas- creando más espacio para la mujer. Es más fácil trabajar los temas de las mujeres en Kenia pero, por otro lado, es difícil trabajar los temas de las mujeres en el Congo, mi país. Es un país que ha estado en estado de conflicto permanente casi veinte años. Además, es un país incomunicado porque no hay carreteras. Dentro del mismo país, si se habla de las mujeres de las ciudades o de la capital es muy diferente a si se habla de las mujeres de las zonas más rurales, como Pinga, que está en medio de la selva ecuatoriana.

Entonces lo habla desde hace mucho tiempo ya. (Ríe) Sí, pero no es tan complicado cuando uno conoce la gramática francesa, solo cambia la pronunciación. A. KANKINDI fue galardonada con el Premio Harambee España 2017 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.

Entonces, ¿está centrado únicamente en la pequeña y la mediana empresa? Sí, tal vez algún día llegaremos a la gran empresa pero yo creo más en ver crecer una planta. Para que una planta dé fruto hay que empezar con la pequeña semilla, que crezca, luego el árbol, las ramas, las flores y, por último, los frutos. Tengo interés en las mujeres jóvenes porque las ejecutivas que han llegado a lo más alto muchas veces ya llevan otro tipo de vida. Igualmente, en ellas encuentro el poder ser mentoras de mujeres más jóvenes. Lo que quiero es intentar contribuir a que se reduzca el impacto del individualismo liberal que 80

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Y, actualmente, da clase en la Facultad. Sí, en una Facultad de Derecho. Hace dos años que empecé a dar clase solo a los alumnos de Derecho. Doy clase de Ética y Filosofía Política. Antes también daba clase a los alumnos de Empresariales por eso conozco a las que fueron mis antiguas alumnas y ahora son jóvenes empresarias. También di clase a los alumnos de Tecnología de la Información, Económicas, Matemáticas… Pero ahora, por el proyecto que es mi pasión, solo doy clase a los alumnos de Derecho. Quería dedicarle más tiempo al proyecto así que negocié darle clase solo a ellos que no son muchos. ¿Cuántos alumnos tiene? Cada clase son 130 alumnos y yo tengo dos grupos de 65 o 70

Aún así, habrá desafíos comunes. Lo que sí se puede decir de un modo más generalizado, con todo el peligro que conlleva decirlo así, es que la mujer africana actual tiene desafíos nuevos que la tradicional no ha tenido. La mujer tradicional ha tenido en su mano los recursos familiares y hasta de la Comunidad pero ahora ya no. Por eso la educación es

más urgente porque es la que te permite un cierto acceso a esos recursos gracias a las cualificaciones que tú adquieres. Entonces, hay desafíos nuevos para llegar a que las niñas accedan a una educación estable y que les permita terminar los estudios. Lo que ocurre ahora es que si los padres no tienen recursos, no terminan o acaban antes. El proyecto que quiero hacer con las jóvenes empresarias es que consigan ofrecer trabajo a las niñas de los barrios pobres que terminan el colegio y no pueden seguir porque no hay medios, no porque no sean inteligentes. Si empiezan a trabajar con tiempo pueden pagarse los estudios y si deciden no seguir con ellos es o porque puedan crearse su propia empresa, o porque quieran seguir trabajando para apoyar a su familia. Si consiguen ese dinero trabajando pueden incluso seguir con un estudio postsecundario. Por ello, el desafío de la mujer africana ahora es el acceso a la educación para poder darte las oportunidades en términos de recursos. Ahora bien, hay otro desafío muy grande para las jóvenes africanas de las ciudades que es el mundo virtual: el teléfono, Internet y el consumismo.

‘La mujer africana actual tiene desafíos nuevos que la tradicional no ha tenido’

Al final, están los tres relacionados. Eso es, el consumismo te llega también a través de Internet no solo de la multiplicación de los supermercados. Entonces quieren cosas, y más cosas y más cosas… pero ¡si no tienes medios para adquirir esas cosas! Esas dos: el mundo virtual y el materialismo son un desafío muy grande para la mujer africana. Creo que aquí también es un gran desafío. (Ríe) Sí, eso creo. No sé si conoce cómo es la situación actual de la mujer en España y si es así, ¿cómo la ve? Yo no conozco mucho la situación pero voy observando Europa en general y no puedo conocer los desafíos que tiene la mujer europea. Me preocupa ver, por ejemplo, la gente muy mayor sola. No entiendo qué hacen las personas tan mayores solas, quién las cuida. De todas formas, no sé cuales serían los desafíos de la mujer española pero una periodista me ANOCHE TUVE UN SUEÑO

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dijo una vez que lo de la Igualdad aquí es legal pero no real. Eso es, hay una Ley de Igualdad desde 2007. Pero no se sigue, ¿no? (Asiento) Yo sigo pensando que en el mundo desarrollado la mujer sigue discriminada hasta cierto punto. Y nosotros seguimos lo que hacéis en Occidente.

‘Durante tiempo no hemos aceptado que la corrupción destruye y la hemos dejado destruir’

Un desafío, el más importante, al que nos enfrentamos las mujeres en Occidente, concretamente en España, es que en los primeros 53 días del año han sido asesinadas 25 mujeres a manos de sus maridos o parejas. Casi una mujer cada dos días. ¿De verdad? ¡Madre mía! Yo no tengo muchos datos de la violencia machista en África pero no llegamos a esas cifras. Creo que no hemos llegado, seguramente lleguemos, pero ahora mismo no es el gran problema. La violencia de género no va a ese ritmo. ¿Sabes lo que pasa en África? Que algunas mujeres trabajan tanto para sacar adelante a sus familias que los hombres dejan de trabajar. Y beben, se dedican a beber. Se alcoholizan más y más. Y se ha convertido en un problema. Pasa en algunas zonas de Kenia pero creo que es algo que podría extenderse. Su tesis fue sobre el Fundamento Ético en la Política, un tema muy al día del que supongo te habrán pregunta muchas veces ya. (Ríe) Mira no, nadie me ha preguntado sobre esto todavía y es lo que más me gusta. Me parece raro porque es que es un tema muy de actualidad: la ética en la política. Cuando yo buscaba dónde hacer una tesis doctoral me llevó mucho tiempo. Siempre dije que no iba a hacer una tesis doctoral por hacerla, yo solo quería hacerla si era sobre este tema y si me permitía estudiarlo. Mis amigos me decían: esto es una utopía, tú es que eres una supersoñadora. Y yo decía que la gente pensara lo que quisiera que yo iba a hacer esto. Y, ¿cómo surgió? Mi interés en ese tema está motivado por la Historia de mi país, la República Democrática del Congo. Si uno quiere generalizar, pues diríamos que es un problema

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de todo el continente y, por lo visto, ahora es un problema global. Durante mucho tiempo no hemos aceptado que la corrupción destruye sistemáticamente y la hemos dejado destruir. Y ha llegado tan lejos que es ahora cuando estamos despertando. No siempre ha sido así. ¿Ah, no? Me extraña. Si tú tienes idea de la evolución del pensamiento político, desde los antiguos hasta Maquiavelo, el propósito de la política era el bien común de la sociedad. Ese era un propósito ético. Y después, pasamos a tener como objetivo en la política la adquisición del poder, que es la teoría bonita de Maquiavelo en su libro ‘El príncipe’. Entonces el poder, que es un medio para conseguir un fin, se convirtió en fin en sí mismo. ¿Tiene la culpa Nicolás Maquiavelo de lo que pasa ahora? No tanto porque después eso cambió y ahora es el dinero el que controla el poder. Hemos pasado del fin ético de la política a transformar el poder, que era un medio para conseguir un fin en un fin, y ahora lo compra el mercado y así estamos dónde estamos. Mi tesis la hice sobre un escritor francés que veía esto llegar a finales del siglo XIX. Y, ¿es difícil dar una clase de ética viendo cómo está y se mueve el mundo? Yo creo que depende de cómo lo enfoque cada uno. Yo me lo paso muy bien en clase porque la gente, cuando llega, tiene solo un poco de curiosidad de saber de qué va esto y después se engancha. Yo no lo encuentro difícil, al principio los alumnos están un poco así pero cuando les evalúas el curso dicen cosas muy bonitas. ¡Y no porque las haya dicho yo! (ríe). Creo que lo dicen y hacen así porque lo entienden. Supongo que, al final, están más acostumbrados a ver ejemplos con sus propios ojos. Claro, estamos en un momento en el que es más fácil hablar de ética que en el siglo XX, en el que todavía no sabían muy bien en qué punto estaban. La gente ahora lo quiere, quiere oír y saber de qué va. Mira, en Kenia me ha venido a ver un señor que quiere escribir sobre la corrupción y de por qué las políticas de transparencia fallan. Yo le dije: mira, yo contenta de contribuir contigo porque ahora se habla

más y hay una necesidad de saber qué nos ha pasado. Es un momento muy bueno porque queremos encontrar la raíz del problema y estamos en el camino de encontrarla. ¿Y las mujeres? ¿Qué papel tenemos en todo esto? Las mujeres, lo queramos o no, la sociedad nos pone en el papel de ser íntegras. Si una mujer se mete en escándalos de corrupción ya veríamos como nos tratan, incluidos los periodistas, pero si es un hombre es como: Es lo mismo de siempre y tal, tal, tal,… La sociedad espera de nosotras niveles de integridad más altos. Es así. Nació y se crió en una familia numerosa en el mundo rural. ¿Cómo fue ese paso del campo a la ciudad? Le pasa a todo el mundo en África, si quieres estudiar tienes que irte a la ciudad. En mi época, en mi país, solo había tres universidades públicas muy grandes en las tres ciudades más grandes y, entonces, tenías que mudarte a esas ciudades. Pero es como un paso natural, vas siempre de un sitio a otro. Me acuerdo cuando me escribió mi hermana: ‘¡Has conseguido plaza en la Facultad de Derecho!’ Y mi padre me dijo: ‘Te gusta mucho el campo, hija, pero ya no vas a volver si vas a estudiar Derecho, no volverás’. Pero es un cambio progresivo, ni te das cuenta. Te da muchísima más flexibilidad y estás habituada a cambiar. Es como lo de los idiomas. La gente me dice: ‘¡Hablas siete idiomas!’. No tiene ningún mérito porque, por ejemplo, antropológicamente el Congo tiene más de 400 tribus distintas y cada tribu habla un idioma distinto. Donde estés no hay solamente una tribu, hay varias y vas cambiando de dialecto de un momento a otro. Eso te da una cierta flexibilidad y viene con lo que tú eres, no tiene mérito. Te da tiempo a adaptarte sin más. ¿Es difícil ser optimista con el futuro? Para mi no. No ser optimista quiere decir que ni sabemos ya quién somos. ¿Qué es lo mejor que la persona tiene? La capacidad de cambiar el rumbo. Si me pierdo pues, mira, estoy perdida y tengo que encontrar el camino otra vez. Eso es lo bueno de las personas, que pueden hacerlo y es de una riqueza increíble porque tenemos la capacidad de cambiar el rumbo,

ANTOINETTE KANKINDI en un momento de la entrevista realizada por ‘Anoche Tuve un Sueño’.

de rectificar. Podemos, cuando queramos, podremos. Por eso hay siempre motivos de optimismo. Nuestra revista se llama ‘Anoche Tuve un Sueño’, ¿con qué sueña Antoinette Kankindi? Yo sueño con que la mujer africana, sin cambiar su feminidad y todo lo que ello conlleva, siga construyendo la sociedad como lo han hecho nuestras madres pero con los recursos nuevos que tenemos. Gracias a esos recursos podremos hacer cosas más rápidas de como lo hicieron ellas y más grandes. • ANOCHE TUVE UN SUEÑO

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