EL PODER TRANSFORMADOR DEL EVANGELIO VERDADERA ESPIRITUALIDAD Steven L. Childers Introducción En el prefacio de su libro, La Verdadera Espiritualidad, el difunto líder y escritor cristiano Francis Schaeffer, se refirió a un problema que lo condujo a un punto de gran crisis espiritual en su vida. Él lo llamó “problema de realidad” (1971:i) Después de estar en el ministerio del evangelio por muchos años, él mencionó que ese problema le había llegado en dos partes. 1. Primero, él observó que entre muchos de aquellos que habían peleado duro para sostener la teología ortodoxa en su generación, él vio grandes cantidades de doctrina correcta, pero muy poco de verdadera realidad espiritual. 2. Segundo, al intentar tomar una mirada interna a su propio corazón, tuvo que admitir que aunque él tenía todas las doctrinas y actividades ministeriales funcionando bien, sin embargo parecía estar experimentando poca o nada transformación espiritual. Schaeffer se dio cuenta de que la verdadera espiritualidad no sólo es un asunto de la mente y la voluntad; también es un asunto del corazón.
Esa es una historia común y penosa. La pasión del corazón que una vez tuvimos por Dios se ha enfriado de alguna manera. Aunque guardemos verdades aprendidas y practiquemos disciplinas espirituales, percibimos que algo anda mal, pero no estamos seguros de qué es. Si estamos dispuestos a dar un vistazo interno y honesto, muchos de nosotros tendremos que admitir que hay muy poco de verdadera espiritualidad.
Lo horrible es que podemos tener mucho de buena teología e incluso “éxito ministerial” sobresaliente, pero aún así tener muy poca verdadera espiritualidad. A. Hay ciertas señales de advertencias a las que siempre debemos poner atención, cosas tales como una vida pobre de oración, luchas internas frecuentes, menosprecio por otros, ser frecuentemente críticos por otras personas y sus ministerios, repetidos ataques de auto-compasión, así como ansiedad y falta de gozo tanto en tu vida como en el trabajo” (Séller 1999:58). El problema es que tú puedes tener estos tipos de lucha interna y aún así tener un ministerio externo exitoso. Si este es el caso, tú debes saber que probablemente estés condenado a una vida superficial y a un colapso final. El impacto a largo plazo de tu vida y ministerio por Cristo y su reino están en duda. El apóstol Pablo enfrentó estos tipos de problemas en sus días, él se atrevió a plantear la pregunta: “¿Dónde, pues está esa satisfacción que experimentabais...? (Gálatas 4:15).
A. Yo estoy preocupado de que hemos bajado nuestro nivel bíblico de transformación y lo hemos aceptado como un nivel promedio de experiencia y cambio que Dios nunca intentó que nosotros aceptáramos.
¿Cuál es el remedio para la dureza y frialdad de nuestros corazones? ¿Cómo vas a responder ante la carencia de auténtico gozo y poder en nuestras vidas? Tres Remedios Falsos Antes de que miremos en la Palabra de Dios para ver qué hacer, seamos primeramente claros respecto a lo que no debemos hacer. Quiero animarte a que estés en guardia en contra de tres remedios falsos. Intelectualismo El intelectualismo reduce al cristianismo a un juego de creencias doctrinales que tú simplemente necesitas afirmar con tu mente. El enfoque del intelectualismo está en la mente, no en el corazón. Tal persona cree que la transformación es buena, pero que es opcional. Su respuesta a la carencia de transformación espiritual en la vida de un cristiano es frecuentemente justificada, diciendo: “No te preocupes por eso”. Su credo es: “Libre de la ley, oh bendita condición. Puedo pecar como me plazca, y aún así obtener redención”. Lo único que es realmente importante para el intelectualismo, es lo que tú crees. En el trabajo de Edwards, Religious Affections, él nos presenta una perspectiva radicalmente diferente. “Para Edwards, el meollo del asunto es siempre un asunto del corazón” (Childers 1995:7). Edwards tuvo mucha carga por sus contemporáneos cuyas mentes estaban llenas de creencias teológicas correctas pero que sólo tenían una mera forma externa de devoción, una que tenía muy poco poder transformador. El escribe:
“Aquel que tiene conocimiento doctrinal y especulación únicamente, sin afecto, nunca está comprometido con los negocios de la religión” (1984, I:238). Edwards enseña que la verdadera espiritualidad siempre es poderosa, y su poder primero se revela a un corazón transformado. Cuando describe la diferencia entre un cristianismo de la mente y uno del corazón, él escribe: “Hay una diferencia entre tener una opinión de que Dios es santo y lleno de gracia, a tener un sentido del amor y belleza de la santidad y su gracia... así como hay una diferencia entre tener un juicio racional de que la miel es dulce y tener un sentido de su dulzura” (1984, II:14). Él establece el punto de que hay una gran diferencia entre simplemente conocer que el Señor es bueno y en obedecer los mandamientos de Dios en la Biblia “para probar y ver que el Señor es bueno” (1984, II:14). J. I. Packer trae a casa el mismo punto para nuestra generación cuando escribe en su clásico comentario Hacia el conocimiento de Dios: “Un poco del conocimiento de Dios
vale más que un gran conocimiento acerca de Él”. Pasividad Un segundo remedio falso que debemos evitar es lo que llamaremos pasividad o emocionalismo. El enfoque excesivo del pasivismo está en las emociones. El pasivo cree que no puede hacer ninguna contribución real para su transformación espiritual excepto que dejar el control de su vida a Dios. La forma en que el pasivo cree que debe tratar con su corazón no cambiado es simplemente “dejar ir y dejar a Dios ser Dios”.
El pasivo enseña que el secreto cristiano para una vida feliz es “dejar a Jesús vivir su vida a través de ti”, o tener una experiencia espiritual que de alguna manera te catapulta a un plano más alto y más profundo de madurez espiritual. Este entendimiento de la vida cristiana puede fácilmente conducirte a gastar el resto de tu vida entera persiguiendo una esperanza falsa, o una experiencia tras otra en búsqueda de “algo más” para hacer tu fe más plena. El resultado casi siempre es un emocionalismo profundamente anclado. La Biblia enseña que Dios nos ha hecho a su imagen con “una trinidad de facultades” (Owen 1976, VI:213, 216, 254, VII:397) que incluye la mente, la voluntad y el corazón o las emociones. Las emociones juegan un papel muy importante en el corazón humano. En la Biblia se presenta al corazón como el centro de nuestra mente, de nuestra voluntad y de nuestras emociones. Sin embargo, el corazón humano está retratado en las Escrituras como la misma cosa que las emociones. De hecho, la palabra que Edwards utiliza para lo que llamamos emociones es de hecho “instintos animales” (1984, I:245-261). Mientras que nosotros debemos aprender a afirmar la legitimidad de las emociones en nuestra adoración y en nuestro andar con el Señor, también debemos ser cautelosos de evitar el error del pasivo, dejando que nuestras emociones tengan una influencia desordenada en nuestro andar con Dios. El Moralismo
El tercero y probablemente más peligroso remedio falso que debemos rechazar es el moralismo. El moralista no enfoca su atención en la mente o en las emociones, sino en la voluntad. La frase del moralista es: “Inténtalo con más ganas”, simplemente esfuérzate más para pasar más tiempo en la lectura de la Biblia, meditando y orando. Esfuérzate más para no enojarte o preocuparte, para no codiciar. Simplemente esfuérzate más para ser un mejor testigo, una mejor esposa o un mejor padre. El problema con este enfoque es que el creyente puede escuchar solamente pláticas alentadoras desde el púlpito sobre tratar más duro antes de que se encuentre él mismo cayendo tanto en una negación o desesperación, o lo que es peor, en la adopción de planes y programas evangélicos de autoayuda por los cuales él piensa que realmente él mismo va a cambiar, si tan sólo se mantiene intentándolo más duro. Para Pablo el error del moralismo no es un asunto pequeño. Pablo vio tal posición como un ataque directo a la naturaleza misma del evangelio. Lo que falta en el mensaje del moralista, así como en el mensaje del pasivo y del nominalista es la cruz del poder transformador del evangelio. Así que, ¿dónde podemos aprender la forma correcta que Dios intenta para que sean transformados nuestros corazones a la imagen de Cristo? ¿Cuál es la respuesta al “problema de realidad” expuesto por Schaeffer? El nos da un vistazo a la solución bíblica al escribir acerca de los resultados de esta investigación en busca de una mayor realidad espiritual.
Para Schaeffer, la esencia de la verdadera espiritualidad debe estar ligada a la continua apropiación del trabajo de Cristo a favor del cristiano. El escribe: “A causa de cualquiera de estas ignorancias, el cristiano puede no “poseer sus posesiones” en esta vida presente. Pero cuando un hombre aprende el significado del trabajo de Cristo para la vida presente, una nueva puerta se abre para él. Y esta nueva puerta parece ser tan maravillosa entonces que con frecuencia le da al cristiano, conforme empieza a actuar por el conocimiento de la fe, en el sentido de que algo es tan bueno como lo fue su conversión” (1971:84). Para comprender mejor qué es lo que significa ser transformado por el poder del evangelio, debemos hacer y contestar dos preguntas simples: 1) “¿Qué es el evangelio?” y, 2) “¿Cómo cambia el evangelio nuestras vidas?”
¿Qué es el Evangelio? Al buscar una respuesta en las Escrituras respecto a esta pregunta, te invito a que vuelvas a las simples pero muy profundas palabras que Jesús usó para comenzar su ministerio público en Marcos 1:14b-15: “
...Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” Buenas Nuevas para un Reino En estos versículos encontramos que Jesús comienza su ministerio público anunciando las buenas nuevas diciendo que el reino de Dios se ha acercado. Para sus oidores judíos originales este era un anuncio especialmente significativo. Los profetas del Antiguo Testamento predijeron el día cuando un gran Rey Mesías vendría y les libertaría de la opresión. Mientras Jesús daba este anuncio, los judíos habían estado siendo oprimidos por el gobierno romano durante muchos años. Ellos añoraban que viniera el Mesías, que estableciera su reino, y les salvara de la opresión (Ridderbos 1975:48). Sin embargo, los judíos aprendieron pronto que el reino que Jesús estaba inaugurando no era lo que ellos esperaban. La naturaleza del reino era más espiritual que política, como lo era la opresión de la cual Jesús vino a liberar a su pueblo. Ellos aprenderían más tarde que a los enemigos que este rey venía a enfrentar en batalla no eran políticos sino enemigos espirituales. La Biblia llama a estos enemigos el mundo, la carne, el maligno, e incluso la muerte misma. Como rey, Jesús vino a hacer guerra contra todos estos enemigos para liberar a su pueblo de esa cautividad.
Buenas Nuevas de un Rey Primeramente, el rey tenía que venir aproximadamente 30 años antes de que Jesús hiciera este anuncio, él, como el Hijo de Dios, irrumpió en la historia humana y se humanó (Juan 1:1-14). Esas son buenas nuevas, pero las buenas noticias son más que su
nacimiento. Las Escrituras también nos hablan de las buenas nuevas de su vida. Desde la infancia Jesús
entró en una batalla personal con cada enemigo espiritual que había derrotado a su pueblo, y los mantenía cautivos. Como Rey-guerrero, él vivió la vida como debemos vivirla nosotros. El enfrentó cada tentación conocida por el hombre en el mundo, la carne y el diablo. Las buenas noticias son que a diferencia de ti y de mí, él nunca pecó. Al hacer eso, él logró una perfecta justicia delante de Dios, obedeciendo completamente todos los mandamientos de Dios en pensamiento, en palabra y en hecho. Sin embargo, las buenas nuevas son más que su nacimiento y su vida.
1. A. Las buenas nuevas son que como nuestro rey, Jesús se ofreció a sí mismo aun más que como nuestro sustituto de la vida. B. El también llegó a ser sustituto en la muerte. C. Cuando él murió en la cruz, él no simplemente experimentó el dolor del sufrimiento físico y la muerte. El también sufrió la ira plena y el castigo de Dios que nosotros merecíamos a causa de nuestro pecado. La Biblia dice: “...mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6), Las buenas nuevas significan que él no sólo vivió la vida que nosotros debíamos vivir, él también murió la muerte que merecíamos morir. Sin embargo, las buenas nuevas tienen que ver aún más que con su nacimiento, su vida y su muerte. 2. Las buenas nuevas son también que Dios le levantó de la muerte y le ha sentado en el trono celestial y de ese modo le ha dado la autoridad y el poder para liberar a su pueblo de la cautividad del pecado. El evangelio o las buenas nuevas es lo que Cristo ha logrado en su perfecta justicia ante Dios y que, ningún hombre puede lograr con sus esfuerzos personales Debido al nacimiento de Jesús, su vida, su muerte y su resurrección hace dos mil años, Dios ahora le ha hecho Salvador y Señor. Por lo tanto, el Señorío de Jesús debe ser visto como resultado directo de su muerte y su resurrección. Cuando el apóstol Pedro predicó por primera vez el evangelio, él dijo que Jesús “resucitó...(y que) exaltado por la diestra de Dios...” (Hechos 2:32-33). Esta declaración simbólica de que Jesús está ahora a la diestra de Dios quiere enseñarnos que Jesús está reinando ahora y gobernando ahora en el cielo tanto como Salvador y Señor.
Como Salvador, él es el único que tiene autoridad y poder para liberar a su pueblo del castigo del pecado y de su poder sobre sus vidas. Como Señor, él simplemente tiene la autoridad para demandar que todos, en todo lugar, se sometan a su gobierno (Hechos 17:30). El apóstol Pablo dijo: “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó...” (Hechos 17:31). Las buenas noticias son que este Cristo exaltado viene otra vez (Mateo 24:30; 25:19, 31; 26:64; Juan 14:3), y que va a poner todas las cosas bajo su dominio. Cuando él venga otra vez, no será como la primera vez, como siervo sufriente y humilde. El regresará como rey soberano, ejecutando juicio y estableciendo justicia en toda la tierra. Pablo escribe: “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:10-11).
A. La realización de la obra de Cristo es lo que debemos entender como buenas nuevas del evangelio, nuestra mente sigue luchando contra la realidad de nuestra naturaleza caída y eso hace que nos extraviemos confiando más en nuestra justicia, en lugar de confiar en la suficiencia de la justicia de Jesucristo. B. Nuestros meritos y esfuerzos no tienen sentido en la obra redentora de Jesús, la biblia promete que Dios no se acordara más de nuestras iniquidades (pecados), sino que son echadas a lo profundo del mar, miqueas 7: 19, porque Cristo cargo en él, la culpa de todos nuestros pecados Isaías 53: 10 La Centralidad del Evangelio Pastor de la Iglesia Presbiteriana “Redeemer” Tim Keller, Manhattan, Nueva York Junio 1996 La necesidad del evangelio Parte de la fuerza de Redeemer es la convicción de que la mayor parte de la gente no ha escuchado el evangelio con claridad, ya sea que hayan crecido en una iglesia liberal o conservadora. Y si lo han escuchado, no lo han aplicado. Pablo escribe: “que, (el evangelio), ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad.” (Col. 1:6)
A. El lenguaje muestra que no simplemente aprendemos el evangelio cuando nos convertimos y luego seguimos adelante. Pablo dice que éste, sólo hace su trabajo de renovación en nosotros cuando lo entendemos en verdad. B. Podemos vivir al rededor de la verdad del evangelio y no “tenerlo”. En realidad no entendemos las vastas implicaciones y aplicaciones de él. C. Sólo cuando el evangelio se aplica más y más profunda y radicalmente, sólo cuando pensamos en toda su verdad, produce fruto y crece. La clave del reavivamiento y la renovación espiritual continua y profunda es el continuo redescubrimiento del evangelio. Todos nuestros problemas vienen de cuando fallamos en la aplicación del evangelio. Esto se aplica tanto a una comunidad como a un individuo. Ilustración En Gálatas vemos un ejemplo de esto. Pedro y los apóstoles continuaban insistiendo en que los cristianos tenían que adoptar las formas culturales judías para ser “verdaderos” cristianos, y conservaban sus actitudes de superioridad racial. Como resultado, el evangelismo, la adoración y el compañerismo sufrieron. Pablo tuvo que confrontar a Pedro y a los apóstoles y llamarlos a arrepentimiento. Pero, cuando Pablo reprendió a Pedro, él no dijo: “tu actitud de superioridad racial es inmoral” (aunque lo era). El dijo que: “no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio” (Gál. 2:14). El evangelio no estaba creciendo y produciendo fruto en la iglesia porque en esta área no habían entendido la gracia de Dios en toda su verdad. El evangelio de la gracia debía terminar con el orgullo cultural de la auto-justificación (una forma de justificación por obras) en la cual el corazón humano busca considerar las diferencias culturales como virtudes. Pablo aplica el evangelio y el resultado fue una renovación, un gran salto adelante para la iglesia. 1. La naturaleza del evangelio A. El evangelio es: eres más pecador e imperfecto de lo que jamás te imaginaste, sin embargo, al mismo tiempo puedes ser más aceptado y amado de lo que jamás esperaste, porque Jesucristo vivió y murió en tu lugar. La salvación es de Jehová (Jonás 2:9). El evangelio (como escribió Lutero) significa que somos simul justus et peccator, al mismo tiempo pecadores y justos. B. Cuando nos percatamos de que somos, en nosotros mismos, todavía pecadores, eso nos humilla y nos hace reconocer nuestras limitaciones. Cuando nos percatamos que sin embargo somos santos a sus ojos, eso nos exalta y nos da confianza. C. Las personas que no son religiosas buscan ser sus propios salvadores y amos mediante la ausencia de religión, orgullo del mundo. (“Nadie me dice a mí cómo debo vivir o qué debo hacer. Yo determino lo que es bueno o malo para mí”) D. Pero, las personas morales y religiosas buscan ser sus propios salvadores y amos mediante la religión, orgullo religioso. (“Soy más moral y religioso que otras personas, por tanto, Dios debe escuchar mis oraciones y llevarme al cielo>“) Así, las personas morales-religiosas pueden ser caracterizadas por su intensa arrogancia y orgullo, o pueden aparecer extremadamente arrepentidos y lamentando sus pecados. Pero, aún en la confesión, parecen ver los pecados sencillamente como fallar a los estándares de vida por los cuales ellos mismos se
están salvando. Van a Jesús para ser perdonados, pero sólo como una forma de “cubrir los baches“en su proyecto de auto-salvación. E. Lo que debemos notar es que ambos, los no religiosos y los religiosos, buscan ser sus propios salvadores y amos. (Flannery O’Connor escribió que, las personas religiosas piensan que: “la forma de evitar a Jesús es evitar el pecado...”) Y ambos, las personas morales que se odian a sí mismas sintiendo que han fallado, y las personas morales que se sienten bien con respecto a su record, ambas buscan ser sus propios salvadores y amos. Cuando la gente dice: “Se que Dios es perdonador, pero yo no puedo perdonarme”, están rechazando la gracia de Dios e insisten en ser dignos de su favor. Tanto el orgullo religioso como la desesperación son formas de autojusticia. F. Tanto la ausencia de religión como la religión son formas de auto-salvación personal G. Pero, los cristianos son aquellos que han adoptado todo un nuevo sistema de enfoque hacia Dios. Pueden haber tenido fases religiosas y fases de ausencia de religión en sus vidas, pero se han dado cuenta que la razón de ambas fases, religiosa e irreligiosa, era esencialmente la misma y esencialmente equivocada. H. Los cristianos han llegado a ver que tanto sus pecados como sus buenas obras, han sido en realidad formas de evitar a Jesús como salvador. Los cristianos han visto que la cristiandad no es fundamentalmente una invitación a ser más religiosos. Un cristiano puede decir: “aunque con frecuencia he fallado en obedecer la ley moral, el problema de fondo era por qué yo estaba tratando de obedecerla. Mis esfuerzos por obedecerla han sido sólo una forma de buscar ser mi propio salvador. Desde esa concepción, ya sea que obedezca o pida perdón, en realidad estoy resistiendo el evangelio y erigiéndome en mi propio salvador.” I. Adoptar el evangelio es dejar la auto-justificación y descansar en lo que hizo Jesús para una relación con Dios. Los no religiosos no se arrepienten en lo absoluto, y los religiosos sólo se arrepienten de sus pecados en busca de auto – justificación. Pero los cristianos también se arrepienten de su propia justicia. Esa es la distinción entre los tres grupos, cristianos, moralistas (religiosos), y pragmáticos (no religiosos). “Abandona tus malas obras a los pies de Jesús. Permanece en El, en El solamente, glorioso y completo.” (Autor desconocido) 2. Los “dos bandidos” del evangelio. Tertulio dijo: “Así como Cristo fue crucificado entre dos bandidos, también la doctrina de la justificación es crucificada entre dos errores opuestos.” Estos errores continúan “robándonos” el evangelio. Los términos teológicos para estos dos bandidos son legalismo y anti-nomianismo. Términos más coloquiales podrían ser moralismo y pragmatismo o relativismo. Otro par de términos (que seguramente ofenderían a algunas personas) serían conservadores y liberales.
A. Por una parte, los “legalistas” enfatizan la verdad sin la gracia, porque dicen que tenemos que obedecer la verdad para ser salvos. Por otra parte, los “pragmáticos” enfatizan la gracia sin la verdad, porque dicen que todos somos aceptados por Dios y que tenemos que decidir qué es la verdad para nosotros. Pero, la “verdad” sin la gracia no es realmente verdad, y la “gracia” sin la verdad no es realmente gracia. Jesucristo era “lleno de gracia y verdad”. Sobre enfatizar o perder una de estas verdades nos hace caer en el legalismo o en la licencia, y en cualquiera de los dos caminos, el gozo y la “liberación” del evangelio nos son robados por un bandido o el otro. B. “Soy más pecador e imperfecto de lo que jamás me imaginé” (vs. Anti-nomianismo) C. “Soy más aceptado y amado de lo que jamás esperé” (vs. legalismo) D. El bandido del moralismo. Moralismo es la concepción de que tú eres aceptable (a Dios, el mundo, otros, a ti mismo) por tus logros. Los moralistas no tienen que ser religiosos, pero con frecuencia lo son. Cuando lo son, su religión es muy conservadora y está llena de reglas. Algunas veces los moralistas conciben a Dios como santo y justo. Esto los lleva ya sea a auto-aborrecerce (porque no pueden vivir de acuerdo a los estándares), o a la auto-inflación (orgullo) (porque piensan que han cumplido). Es irónico caer en la cuenta que los complejos de inferioridad y superioridad tienen la misma raíz. (Para aplicar la metáfora de Lutero: son como dos zorras cuyas colas están atadas, aunque sus cabezas apuntas a direcciones opuestas). Que el moralista termine presumido y superior o abrumado y culpable sólo depende de qué tan altos son los estándares y de las ventajas naturales de la persona (tales como familia, inteligencia, apariencia, fuerza de voluntad). Las personas moralistas pueden ser profundamente religiosas, pero no hay poder transformador. E. El bandido del idealismo o humanismo filosófico. El humanismo filosófico cree en el hombre como una consecuencia superior a las demás especies, donde a su vez ha evolucionado de forma superior para desarrollarse a través de la sociedad y el pensamiento. Su fundamento filosófico es que, la materia es totalmente opuesta a la parte inmaterial del hombre; en cambio, los últimos años se ha reconocido un aspecto espiritual que debe ser alimentado por medio de premisas que conduzcan a la conciencia a formar una futura generación capaz de solucionar las crisis y conflictos existentes en el mundo. Los sueños irealizados del humanismo, es llevar al ser humano a un mejor modo de vida a través de la educación y la administración consciente de sus medios económicos. Uno de los lemas que motiva de forma emocional el idealismo en la cultura es ``un mundo mejor es posible``. Los cristianos aceptan la depravación en la vida del ser humano, donde el hombre sin Cristo solo busca satisfacer sus más egocéntricos deseos. Una sociedad sin Cristo, intentará llevar la vida humana a través de supuestos filosóficos para recibir como resultado las consecuencias de un mundo en deterioro. Erisbel F. El bandido pragmático. Los pragmáticos son con frecuencia irreligiosos, o prefieren lo que se llama religión “liberal”. Aunque pueden ser altamente idealistas en algunas áreas (como en la política), creen que cada quien necesita determinar lo
que es bueno o malo para ellos. No están convencidos de que Dios es justo y debe castigar a los pecadores. Sus creencias sobre Dios tienden a verlo como amoroso o como una fuerza impersonal. Pueden hablar mucho sobre el amor de Dios, pero como no piensan en sí mismos como pecadores, el amor de Dios por nosotros no le cuesta nada. Si Dios nos acepta, es porque El nos da la bienvenida, o porque no somos tan malos. G. En resumen, sin un conocimiento de nuestro pecado extremo, el pago de la cruz parece trivial y no transforma. Pero, sin el conocimiento de la vida y la muerte de Cristo completamente satisfactorias, el conocimiento del pecado nos aplastaría o nos movería a negarlo y reprimirlo. Si quitamos el conocimiento del pecado o el conocimiento de la gracia, las vidas de la gente no habrán cambiado. Estarán agobiados por las leyes morales o se alejarán de ellas con enojo. La Centralidad del Evangelio Pastor de la Iglesia Presbiteriana “Redeemer” Tim Keller, Manhattan, Nueva York Junio 1996 El impacto del evangelio 1. Una de las premisas básicas de Redeemer (nuestra iglesia) es que el evangelio puede cambiar a cualquiera, en cualquier lugar. 2. No puede haber transformación personal ni social sin el evangelio.
El evangelio y el individuo 1. Enfoque del desánimo. A. Cuando una persona está deprimida, el moralista dice: “estás rompiendo las reglas, arrepiéntete.” B. Por otra parte, el relativista dice: “sólo necesitas amarte y aceptarte a ti mismo”. Pero (suponiendo que no hay una base psicológica para la depresión) el evangelio nos lleva a examinarnos a nosotros mismos y decir: “algo en mi vida se ha hecho más importante que Dios, un seudo-salvador, una forma de justicia por obras”. C. El moralista va a trabajar en el comportamiento, y el relativista en las emociones mismas. D. El evangelio nos lleva al arrepentimiento, no sólo a estar en contra de superficialidades. Sin el evangelio apuntaremos a superficialidades en vez del corazón.
2. Enfoque del amor y las relaciones. A. El moralismo con frecuencia hace de las relaciones un “juego de culpa”. Esto sucede porque un moralista está traumatizado por la crítica tan severa y mantiene una autoimagen de buena persona culpando a otros. Por otro lado, el moralismo puede utilizar la procuración de amor como la forma de “ganar nuestra salvación” y convencernos a nosotros mismos de que somos personas valiosas. Esto crea frecuentemente lo que se llama “codependencia”, una forma de auto-salvación necesitando gente, o necesitando que la gente nos necesite (ej. salvándote a tI mismo salvando a otros). B. Por otra parte, gran parte del relativismo/liberalismo reduce el amor a un convenio negociado para beneficio mutuo. Sólo te relacionas mientras no te cueste nada. Así, la alternativa (sin el evangelio) es a usar a otros en forma egocéntrica o a dejar que otros te usen en forma egocéntrica. C. Pero el evangelio no nos lleva a ninguna de las dos formas. Nosotros sí nos sacrificamos y asumimos un compromiso, pero no como resultado de la necesidad de convencernos a nosotros mismos o a otros de que somos aceptables. Así podemos amar a la persona lo suficiente para confrontar, y seguir estando con la persona cuando eso no nos beneficie. 3. Enfoque de la sexualidad. A. El secularista/pragmático mira el sexo sólo como apetito biológico y físico. B. El moralista tiende a ver el sexo como algo sucio o al menos como un impulso peligroso que lleva al pecado. C. Pero el evangelio nos muestra que la sexualidad es para reflejar a Cristo dándose a sí mismo. El se dio a sí mismo completamente, sin condiciones. Así que, no debemos buscar la intimidad sexual sin control a nuestras vidas. Si nos damos sexualmente debemos darnos legalmente, socialmente, personalmente. El sexo es sólo para la relación totalmente comprometida y permanente del matrimonio. 4. Enfoque del testimonio a no cristianos. A. El enfoque liberal/pragmático es negar toda legitimidad al evangelismo. B. La persona conservadora/moralista sí cree en el proselitismo porque “nosotros estamos bien y ellos están mal”. Tal proselitismo es casi siempre ofensivo. C. Pero el evangelio produce una constelación de características en nosotros. a) Primero, se nos exige compartir el evangelio por generosidad y amor, no por culpa. b) Segundo, somos liberados del miedo de ser ridiculizados o lastimados por otros, desde el momento que tenemos el favor de Dios por gracia.
c) Tercero, hay humildad en nuestro trato con otros porque sabemos que somos salvos sólo por gracia, no por nuestro conocimiento superior o nuestro carácter. d) Cuarto, tenemos esperanza de cualquiera, hasta de los “casos difíciles”, porque fuimos salvados sólo por gracia, no porque fuéramos gente idónea para ser cristianos. e) Quinto, somos corteses y cuidadosos con la gente. No tenemos que presionarlos o ejercer dominio sobre ellos, porque es sólo la gracia de Dios la que abre corazones, no nuestra elocuencia o persistencia o ni siguiera su apertura. Todas estas características no sólo crean un evangelista encantador, sino un excelente prójimo en una sociedad multicultural. 5. Enfoque de la culpa. A. Cuando alguien dice: “No puedo perdonarme”, esto significa que hay un estándar o condición o persona que es más central para tu identidad que la gracia de Dios. B. Dios es el único Dios que perdona, ningún otro “dios” lo hará. C. Si no puedes perdonarte a ti mismo es porque te falta tu verdadero Dios, tú verdadera justicia y eso te está manteniendo cautivo. El falso dios del moralista es usualmente un dios de su propia imaginación que es santo y demandante, pero no tiene gracia. D. El falso dios de los pragmáticos es usualmente algún logro o relación. 6. Enfoque de la imagen propia. A. Sin el evangelio, tu autoimagen está basada en vivir conforme a ciertos estándares, ya sean tuyos o impuestos por alguien más. Si vives conforme a estos estándares tendrás confianza pero no humildad. Si no vives conforme a ellos, serás humilde pero no tendrás confianza. B. Sólo en el evangelio puedes ser enormemente asertivo, sensible y humilde, ¡porque eres ambos, perfecto y pecador! 7. Enfoque de gozo y humor. A. El moralista tiene que alejarse del gozo real y el humor porque el sistema legalista le forza a tomarse a sí mismo (su imagen, su apariencia, su reputación) muy seriamente. B. El pragmatismo tiende al cinismo al paso de la vida. Este cinismo crece de la falta de esperanza por el mundo. Al final, triunfará el mal, no hay juicio o justicia divina. Pero, si somos salvos por gracia solamente, entonces el sólo hecho de que seamos cristianos es una fuente constante de asombroso deleite. No hay nada de hecho, no hay “por supuesto” en nuestras vidas. Es un milagro que seamos cristianos y que tengamos esperanza.
C. El evangelio que crea humildad debe darnos un sentido del humor aún mayor. Nosotros no tenemos que tomarnos a nosotros mismos seriamente, y estamos llenos de esperanza por el mundo. La Centralidad del Evangelio Pastor de la Iglesia Presbiteriana “Redeemer” Tim Keller, Manhattan, Nueva York Junio 1996 El evangelio y la iglesia 1. Enfoque del ministerio en el mundo. El legalismo tiende a poner todo el énfasis en el alma humana del individuo. La religión legalista insistirá en convertir a otros a su fe y su iglesia, pero ignorará las necesidades sociales de la comunidad. El liberalismo tenderá a enfatizar sólo el alivio de las condiciones sociales y a minimizar la necesidad de arrepentimiento y conversión. El evangelio lleva al amor el cual nos mueve a dar a nuestro prójimo lo que necesite, conversión o un vaso de agua, evangelismo e interés social. 2. Enfoque de la adoración. El moralismo lleva a una adoración severa y sombría que puede ser grande en dignidad, pero corta en gozo. Un entendimiento hueco de la “aceptación” sin un sentido de la santidad de Dios puede llevar a una adoración casual o frívola. (El sentido de ausencia del amor de Dios y de su santidad, llevan a un servicio de adoración que parece una junta del comité.) Pero el evangelio nos lleva a ver que Dios es trascendental e inmanente. Su inmanencia hace de su trascendencia un consuelo, mientras su trascendencia hace su inmanencia asombrosa. El evangelio lleva al asombro y a la intimidad en la adoración, porque el Santo es ahora nuestro Padre. 3. Enfoque de los pobres. El liberal/pragmático tiende a despreciar la religión de los pobres y a verlos como víctimas desamparadas que necesitan especializarse. Esto nace de no creer en la gracia común o especial de Dios para todos. Irónicamente, la mente secular tampoco cree en el pecado, y así cualquiera que sea pobre tiene que ser oprimido, una víctima desvalida. Los conservadores/moralistas tienden a despreciar a los pobres como débiles y fracasados. Los ven como culpables de su situación. Pero el evangelio nos lleva a ser: a) humildes, sin superioridad moral sabiendo que estábamos en bancarrota espiritual y que Cristo nos salvó por su generosidad gratuitamente, y b) con gracia, no demasiado preocupados por “lo que se merece”, pues no merecíamos la gracia de Cristo, c) respetuosos de creer que los cristianos pobres son hermanos y hermanas de los cuales podemos aprender. El evangelio puede llevar a “trabajadores intelectuales” a un sentido de humilde respeto por y solidaridad con los pobres. 4. Los “ya” del Nuevo Testamento significan mayor ahincó en la proclamación. Definitivamente podemos estar seguros de las doctrinas centrales que apoyan el evangelio, Pero el “todavía no” significa caridad y humildad en las creencias no esenciales. En otras palabras, debemos ser moderados en lo que enseñamos, excepto cuando se trata de la cruz, la gracia y el pecado. En nuestros puntos de vista, especialmente aquellos en los que los cristianos no pueden ponerse de acuerdo, debemos ser más flexibles y menos triunfalistas (“creyendo que hemos llegado intelectualmente”). También significa que
nuestro discernimiento del llamado de Dios y su “voluntad” para nosotros y para otros, no debe ser propagado con total y absoluta seguridad de que nuestro punto de vista no puede ser incorrecto. Vs. pragmatismo, debemos estar dispuestos a morir por nuestra creencia en el evangelio; vs. Moralismo, no debemos luchar a muerte por cada creencia.
5. Enfoque de santidad. Los “ya” significan que no debemos tolerar el pecado. La presencia del reino incluye que somos hechos “partícipes de la naturaleza divina” (II Pedro 1:3). El evangelio nos da la confianza de que cualquiera puede ser cambiado, de que cualquier hábito esclavizante puede ser superado. Pero los “todavía no”, nuestro pecado que permanece en nosotros y que no será eliminado hasta que llegue la llenura del reino. Así que debemos evitar respuestas simplistas y no debemos esperar “cambios rápidos”. A diferencia de los moralistas, debemos ser pacientes con el crecimiento lento y las caídas, y darnos cuenta de la complejidad del cambio y el crecimiento en la gracia. A diferencia de los pragmáticos y los cínicos, debemos insistir en que los cambios milagrosos son posibles. 6. Enfoque de los milagros. Los “ya” del reino significan que el poder para hacer milagros y sanar está disponible. Jesús mostró el reino sanando al enfermo y levantando los muertos. Pero los “todavía no” significan que la naturaleza (incluyéndonos) todavía está sujeta a padecimiento (Rom. 8:22-23) y que por tanto la enfermedad y la muerte son todavía inevitables hasta la consumación final. No podemos esperar que los milagros y la eliminación del sufrimiento sean parte normal de la vida del cristiano, que el dolor y el sufrimiento sean eliminados de la vida de la gente fiel. Vs. moralistas, sabemos que Dios puede sanar y hacer milagros. Vs. pragmáticos, no presionamos a Dios para que elimine el sufrimiento. 7. Enfoque de la salud de la iglesia. Los “ya” del reino significan que la iglesia es la comunidad ahora del poder del reino. Por lo tanto, es capaz de transformar grandemente su comunidad. ¡El evangelismo que añade “diariamente los que habían de ser salvos”(Hechos 2:47) es posible! ¡El compañerismo amoroso que “destruyó...el muro divisor de hostilidad” entre diferentes razas y clases es posible! Pero los “todavía no” del pecado significan que Jesús todavía no ha presentado a su novia, la iglesia “gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante” (Ef. 5:27). No debemos entonces ser duramente críticos de las congregaciones imperfectas, ni andar saltando impacientemente de iglesia en iglesia buscando culpables. El error no será completamente erradicado de la iglesia. Los “todavía no” significan evitar el uso demasiado severo de la disciplina en la iglesia así como otros medios para tratar de llevar la perfección a la iglesia de hoy. 8. Enfoque al cambio social. No debemos olvidar que Cristo está ahora reinando en un sentido sobre la historia (Ef. 1:22). Los “ya” de la gracia significan que los cristianos pueden esperar utilizar el poder de Dios para cambiar condiciones sociales y comunidades. Pero los “todavía no” del pecado significan que “habrá guerras y rumores de guerras”. El egoísmo la crueldad, el terrorismo, la opresión, continuarán. Los cristianos no albergan ilusiones políticas ni esperar condiciones utópicas (ficticias). Los “todavía no” significan que los cristianos confiarán en cualquier agenda política o social para traer la
justificación aquí en la tierra. Así, el evangelio nos guarda de demasiado pesimismo o fundamentalismo (moralismo) respecto al cambio social, y también del optimismo extremo del liberalismo (pragmatismo).
En suma: Todos los problemas, personales o sociales, vienen de que no usamos el evangelio en forma radical, para andar “rectamente conforme a la verdad del evangelio” (Gál. 2:14). Todas las investigaciones en la iglesia y toda su inefectividad vienen de no usar el evangelio en una forma radical. Creemos que si el evangelio es expuesto y aplicado por completo en cualquier iglesia, esa iglesia será muy especial. La gente va a encontrar convicción moral, compasión y flexibilidad. Por ejemplo, 1. Los “gays” son usados para ser golpeados y odiados o completamente aceptados. Ellos nunca ven nada diferente. 2. Las élites culturales liberales o conservadoras se parecen en su deseo de no querer socializar o vivir con o respetar o adorar con los pobres. Se parecen en el sentido de separarse crecientemente del resto de la sociedad. 3. Evitando los excesos del dispensacionalismo, carismatismo o liberalismo de las iglesias (que pierden el balance del la verdad del evangelio en diferentes formas), 4. Una iglesia centrada en el evangelio romperá estereotipos y brillará en la ciudad. //////////////////////////////////////////////////////////////////////// CELEBRACIÓN DE NUESTRA ADOPCIÓN Una Salvación tan Grande Estudios en el Evangelio/ Pablo Thompson Introducción: Pertenencia ¿Cuál es la experiencia del evangelio: a de un hijo amado o la de un esclavo atemorizado? Como mucha gente que ha sido educada fuera del país que figura en su pasaporte, yo lucho con un sentido de identidad. Siempre me he sentido incómodo no importa dónde viva. Si me pidieran que compartiera mi emoción más profunda y persistente, sin pensarlo diría: soledad. 1. Yo siento que no pertenezco a ningún sitio. Soy un perpetuo extraño. Este sentimiento, aunque falso, ha sido la raíz de mis más profundas luchas y tentaciones. Usted puede entender por tanto que yo diga que el mayor consuelo para mi alma ha sido la doctrina de la adopción: 1.1 saber que pertenezco a la familia de Dios, estoy invitado a formar parte de su familia con Jesucristo como mi hermano mayor. I. La adopción es el
mayor beneficio del evangelio, porque nos da el privilegio de relacionarnos con alguien. Con gozo y con los brazos abiertos, 2 estoy invitado a la mesa de Dios para comer de sus deleites, 3 no tengo miedo de ser abandonado o rechazado, incluso en mis peores momentos y 4 lo mejor es que puedo llamar a mi Pabre "abba". Las implicaciones de esta verdad inundarán su corazón según vaya trabajando con esta lección. Es una invitación a entrar en completa intimidad con Dios y a disfrutar de Él y de su familia para siempre. Estudio del texto Gálatas 3:26-4:7 26 pues todos sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. 27 Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. 28 No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa. 4:1 Digo, pues: Mientras el heredero es menor de edad en nada es diferente del siervo, aunque sea el dueño de todo, 2 sino que está bajo guardianes y tutores hasta la edad señalada por el padre. 3 Así también nosotros, mientras éramos niños, estábamos sujetos a servidumbre bajo las cosas elementales del mundo. 4 Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, 5 a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. 6 Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando: £Abba! £Padre! 7 Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios. Lectura II. Teológica De esclavos a hijos Pablo Thompson
Puede que consideremos los males de la esclavitud como cosas del pasado. Pero, ¿realmente lo son? Piense un momento en la influencia que otras personas tienen sobre usted. 5 Examine su
vida y vea de qué manera ha llenado su vacío con otras personas. Como resultado, le están estrangulando. Considere cómo controlan su comportamiento por medio de su aprobación o de su desaprobación. Mantienen el poder de aliviar su soledad con su compañía, de hacer volar su espíritu hasta lo más alto con sus elogios, de hundirle hasta el fondo con sus críticas y su rechazo. Mírese a usted mismo, de qué forma emplea casi cada momento consciente de su jornada aplacando y agradando a personas, vivas o muertas.
6 Vive usted según sus normas, se adapta a sus expectativas, busca su compañía, desea su amor, teme hacer el ridículo ante ellas, desea su aprobación, se somete dócilmente a las exigencias que le hacen; le aterroriza no ir a la moda en la ropa o en la forma de hablar, actuar o incluso pensar. Y observe usted que incluso cuando es usted el que los controla, depende de ellos y está esclavizado por ellos. Los otros se han transformado tanto en una parte de su ser que ni siquiera puede imaginarse una vida que no esté afectada o controlada por ellos.
Si esto no es una esclavitud, ¿qué es entonces? Si observo mi propia vida, un patrón dominante ha sido el miedo al rechazo. Se esconde en cada poro de mi piel. Las opiniones de los demás ejercen una sutil pero controladora presión sobre lo que digo y lo que no digo; la tirantez de mis iguales controla las decisiones que tomo y las que dejo de tomar. Aunque trasmita la impresión de calma y confianza en mí mismo, en mi interior me aterroriza el miedo al ridículo. Este miedo tiene más efecto paralizante sobre mí que un ataque frontal o una violenta crítica abierta. ¿No estamos la mayoría de nosotros inmovilizados por lo que otros puedan pensar o decir? ¿Cuántas cosas buenas dejamos de hacer por nuestro miedo a la opinión de los demás? 7 Lo irónico de todo ello es que las opiniones que más tememos no son las de las personas
que realmente respetamos sino las de aquellas cuya influencia en nuestras vidas es mayor de lo que queremos admitir. 8 El miedo nervioso hacia nuestros iguales puede crear una espantosa esclavitud que controle todos los aspectos de nuestra vida. La esclavitud, que nos ata a las cosas, a las personas o a nuestra propia naturaleza egoísta parece estar “vivita y coleando” pese a la enfática declaración de Pablo en Gálatas 4:7: “Así que ya no eres esclavo, sino hijo.” esta es la declaración de un hecho. Cuando nacemos a la familia de Cristo por la fe, “recibimos la adopción de hijos” (4:5) con todos los privilegios y ventajas. El conocido teólogo J. I. Packer escribe lo siguiente: III. “Si queremos comprobar el grado de perfección en el que una persona comprende el cristianismo, debemos descubrir qué importancia tiene para él la idea de ser hijo de Dios. Si éste no es el pensamiento que impulsa su adoración, su oración y toda su perspectiva vital, quiere decir que no comprende muy bien al cristianismo. 9 La adopción es el más alto privilegio que ofrece el Evangelio a causa de la riquísima relación con Dios que incluye.” Sin embargo, por todo tipo de propósitos, los cristianos pueden negar su identidad de hijos y vivir bajo el miedo, como los esclavos. Pablo pregunta en Gálatas 4:8 y 9: “En otro tiempo ... erais esclavos ... ¿cómo es que ... os queréis volver a esclavizar?” Y en Romanos 8:15 advierte contra el mismo peligro: “no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor.” Es posible que un cristiano, adoptado en la familia de Dios, viva
una reducida vida temerosa aunque, de hecho, sea un hijo de Dios, adoptado en Su familia. ¿Cómo sucede esto? 10 Hay una dinámica en dos partes en el crecimiento cristiano. En cierto sentido es algo parecido a un motor de dos tiempos. Sin un tiempo negativo de bajada y un tiempo positivo de subida, el motor no funciona. Es lo mismo en la vida cristiana; al movimiento de bajada lo llamamos arrepentimiento y al de subida, fe. Sin estas dos realidades, la vida cristiana se vuelve simple, tan frustrante como arrancar un cortacésped que tenga un pistón roto.
En sus cartas, Pablo hace frecuentes referencias a esta dinámica. Por ejemplo, en su carta a los Colosenses, empieza con el movimiento de subida: “Poned la mira en las cosas de arriba, donde está Cristo sentado...” (3:2), pero inmediatamente va hacia el movimiento hacia abajo: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros ... que es idolatría” (3:5). A Ambos elementos deben ir juntos. Cada uno estimula al otro; si uno de los dos no se refuerza, roba poder al otro. Si uno se pierde, se elimina el gozo y se desecha un corazón con el poder del evangelio. Por una parte, debemos descubrir los ídolos específicos de nuestro corazón y desarraigarlos del nivel de los motivos. B Por otra parte, sin una fe en nuestra aceptación completa y en nuestra adopción por Cristo, el mensaje de nuestro pecado nos aplastaría de tal forma que negaríamos esta adopción o la reprimiríamos. 11 Cuanto más creemos en Dios como Padre amante, más
podemos enfrentarnos de forma realista a nosotros mismos, a nuestros defectos y faltas; cuanto más vemos nuestro pecado, más apreciamos y valoramos su amor salvador y su gracia. 12 Nuestra adopción en la familia de Dios es la historia de una enorme transformación que, cuando la asimos en fe, cambiará nuestra vida de esclavos atemorizados a hijos e hijas que alaban a Dios. En Romanos 8, Pablo nos da su enseñanza más completa sobre la adopción.
Conclusiones En los versículos 15-17, enumera los privilegios de un hijo. A En primer lugar, la seguridad. Un esclavo obedece por miedo al castigo o por miedo a ser expulsado, pero un hijo no teme perder su condición de hijo. No puede ser destituido. Está el privilegio de la autoridad. En una casa, los esclavos no tienen autoridad; sólo pueden hacer aquello que se les ordena. Pero los hijos, aunque bajo la autoridad de sus padres, pueden moverse libremente por la casa o tomar iniciativas en nombre de su padre. B Otro beneficio es la intimidad. Pueden entrar en las habitaciones de sus “papás” y sentarse en sus rodillas. £Un esclavo nunca podría hacerlo! También está la garantía: “El Espíritu mismo testifica a nuestro espíritu que somos hijos de Dios”. Y hay una herencia que nos espera: “Si somos hijos, entonces somos herederos”. Tenemos asegurado un increíble futuro. C Hay una realidad triste en esta lección. Muchos cristianos viven como esclavos cuando en realidad son hijos. No hay nada más absurdo ni lamentable. £Pensemos en ello! Cuando podría estar corriendo por la casa libre y alegre, obedeciendo a su padre por gratitud y amor, el cristiano esclavo es austero, indeciso y obedece sólo por obligación, intentando ganarse el favor de su padre. Cuando es travieso y desobediente, el hijo espera disciplina e instrucción con amor. Pero nunca teme perder el amor de su padre, porque siempre está ahí, tanto si es bueno como si es malo * Un cristiano esclavo se concentra en el comportamiento externo, se asegura de cumplir las normas. *** El hijo vive en una
atmósfera de gracia, relación e intimidad.
¿Cómo funciona esta adopción para liberarnos de la esclavitud y del miedo? Tomemos el ejemplo de aquel que está esclavizado por la opinión ajena. Cuando caigo bajo la tiranía de los demás, siento algo profundo en mi alma. A veces me hará sentir inseguridad o ira o nerviosismo. El primer paso es reconocer la emoción y buscar la causa. “Estoy siendo tentado al miedo por lo que esta persona piense de mí y estoy intentando salvarme gracias a su aprobación”. He hecho el movimiento hacia abajo. Me arrepiento no de la emoción, sino de mi intento de salvarme a mí mismo. Entonces viene el movimiento hacia arriba. Afirmo mi posición de hijo de Dios y digo:
“Soy un hijo privilegiado. Tengo todos los beneficios del cielo a mi disposición. Como hijo adoptado, aceptado y amado por mi Padre, soy libre para actuar en su mayor interés.” Todo es una cuestión de arrepentimiento y de fe: arrepentimiento de la salvación por mí mismo, la cual me hace seguir siendo esclavo y tener miedo, y la fe en mi adopción como hijo, la cual me libera para disfrutar de todos los privilegios de mi herencia en Cristo. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda