LEVÍTICO: INTRODUCCIÓN Y BOSQUEJO EXPOSITIVO Por Sergio Ramírez Usado con permiso
INTRODUCCIÓN A LEVÍTICO EL TEMA, EL PROPÓSITO Y EL PACTO El tema del libro de Levítico es la santidad. Este es resumido en el versículo clave del libro, 19:2, «Habla a la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios». Santidad (qadosh) significa literalmente «separación» (cf. 20:26). Dios es santo en dos sentidos: (1) moralmente, porque está separado del pecado; (2) existencialmente, porque es trascendente; está por encima de todo lo creado. Porque el pueblo de Dios es llamado a reflejar el carácter de Dios al mundo, Dios le demanda santidad. El pueblo también es llamado a ser santo en dos sentidos: (1) separado para Dios, y (2) separado del pecado. Siendo que el pueblo es pecador, la única forma de alcanzar la santidad o limpieza moral es mediante el perdón de los pecados a través de los sacrificios y la obediencia. El libro de Levítico gira en torno de esos temas. Ryrie apunta: El lenguaje del sacrificio abunda en el libro, con la palabra «sacrificio» que aparece 42 veces. «Sacerdote» se encuentra unas 189 veces, «sangre» cerca de 86 veces, «santo» unas 87 veces y «expiación» como 45 veces. (Biblia Anotada) El tema de la santidad es desarrollado en Levítico mediante el detalle de los requisitos para la adoración de un Dios santo (1-16) y la conducta diaria en santidad que Dios demanda de su pueblo (17-27). El propósito de Levítico es práctico porque señala la manera en que el israelita redimido podía acercase a un Dios santo y mantener comunión con él; complementario en cuando suple los detalles que Éxodo no da en cuanto a cómo había de ser usado el tabernáculo; doxológico, porque enumera los requisitos de la adoración a Dios; legal, ya que incluye gran número de leyes no sólo religiosas, sino también civiles que habían de regir la vida del pueblo escogido; sanitario, debido a la detallada enseñanza que tenía como propósito desarrollar hábitos de higiene que preservaran la salud de Israel; ritual, por la instrucción específica dada a los levitas y sacerdotes en lo relacionado con el culto; típico, porque los sacrificios, los sacerdotes, las celebraciones y en general todo el ritual del tabernáculo prefigura la obra redentora del Señor. En este sentido se dice que Hebreos es un comentario inspirado de Levítico. El tema del pacto en Levítico se centra en la definición de la obediencia que hace posible el disfrute de las bendiciones del pacto de Dios con Abraham (26:3-9, 42). El pacto con Abraham es incondicional: la infidelidad del pueblo no lo anula. Pero las bendiciones del pacto son condicionales ya que su disfrute requiere obediencia. Pero no debe olvidarse que la obediencia a la ley es un requisito para el pueblo que ya ha sido redimido. El énfasis en la obediencia para el disfrute de la vida (18:5) y el contraste agudo que a veces se hace entre la ley del Antiguo Testamento y la gracia del Nuevo ha llevado a algunos a criticar al dispensacionalismo. Se acusa a los dispensacionalistas de enseñar dos formas de salvación: una por la obediencia a la ley y la otra por la fe. Desde luego, tal cosa no sólo no es cierta, sino que no es posible. El pacto de fe con Abraham no fue abrogado por el pacto de obras con Moisés (Gá. 3:17). Los israelitas viviendo bajo la ley de Moisés eran salvos sólo por la gracia de Dios apropiada por medio de la fe. Pero la fe de aquellos creyentes no tenía el mismo contenido que la del creyente hoy. La revelación es progresiva y el entendimiento del plan redentor de Dios ha sido tremendamente aclarado con la venida del Mesías. En días del Antiguo Testamento el Señor Jesús no había aún venido y, por lo tanto, el significado completo de la ley no había sido aun iluminado por su enseñanza. Los creyentes del antiguo pacto se salvaban por fe en lo que Dios había dicho de la eficacia de los sacrificios (4:27-31; 16:20-22). Difícilmente el creyente promedio habría entendido que los sacrificios eran eficaces porque prefiguraban el del Señor Jesús (He. 10:1, 10, 14). Es importante mantener en mente la siguiente distinción: La base de la salvación en cualquier edad es la muerte de Cristo; el requisito para la salvación en la fe; el objeto de la fe en cualquier edad es Dios; el contenido de la fe cambia en las diversas dispensaciones. Este último punto distingue al dispensacionalismo de la teología del pacto, pero no es suficiente para demandar la acusación de enseñar dos modos de salvación. (Charles C. Ryrie, Dispensacionalismo Hoy, Pág. 139). EL PROPÓSITO Y EL SIGNIFICADO DE LOS SACRIFICIOS LEVÍTICOS En una palabra, el propósito de los sacrificios levíticos era el de expiar los pecados y abrir así el camino de acceso a Dios. El acceso a Dios se hallaba obstaculizado por el pecado del hombre. La santidad divina
140
demandaba que el orden moral del universo fuese preservado. El pecado tenía que ser castigado. Pero no era necesario que el pecador pagara personalmente por su pecado. Dios, es su misericordia, proveyó un sustituto en la persona de su Hijo desde antes de la fundación del mundo (1 P. 1:20). La ley incorporó y sistematizó lo que Dios había instituído desde la caída: el sacrificio de animales que prefiguraban el sacrificio de Cristo (cf. Gn. 3:21). Ya que «la paga del pecado es muerte» y que «la vida de la carne en la sangre está», «sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (Ro. 6:23; Lv. 17:11; He. 9:22). El propósito de los sacrificios levíticos es evidenciado por el sentido del término para «sacrificio»: Si bien el valor religioso y espiritual de los sacrificios comprende muchos elementos, para el adorador hebreo la ideal fundamental era la de que constituían un medio para acercarse a Dios. Esto resulta evidente de la connotación que está en la base del término hebreo más amplio para «sacrifico» (qorban, de la raiz qrb, «acercarse»). Este era el término que se empleaba para designar un sacrificio u ofrenda con o sin sangre, vegetal o animal, total o parcialmente quemada (Lv. 1:2-3, 10, 14; 2:1, 4; 3:1-2; 7:13; Nm. 5:15; 7:17; etc.; cf. Mr. 7:11). El hombre pecador y culpable necesitaba algún meodo de acercarse al Dios infinitamente santo con seguridad de aceptación. El régimen de sacrificios presidido por el sacerdocio levítico fue provisto divinamente con ese fin. (Merril F. Unger, Manual Bíblico Unger, Págs. 108-109). Surge la pregunta, ¿hasta dónde eran eficaces en sí mismos los sacrificios levíticos? Ryrie da una respuesta concisa y clara: Tres puntos de vista se han mantenido generalmente tocante a la eficacia de los sacrificios que fueron instituidos bajo la ley. 1) Algunos mantuvieron que su eficacia se extendía a la remisión plena de los pecados (ya que había virtud inherente en los sacrificios mismos). 2) Otros creen que la eficacia de los sacrificios levíticos se extendía sólo a la remisión de las penalidades temporales involucradas en la organización gubernamental teocrática de la nación de Israel. Esta remisión temporal era automáticaticamente efectiva en cada ocasión en que quien ofrecía hacía un sacrificio, y no dependía de su fe. Era «salvado» de las penalidades temporales mientras trajera las ofrendas. 3) El tercer punto de vista combina ideas de los dos primeros y mantiene que los sacrificios fueron automáticamente eficaces para el perdón teocrático, pero se relacionaban con la salvación espiritual sólo cuando se ofrecían con fe. El grado de conocimieto involucrado en esa fe no estaba determinado. (Ibid, Pág. 143) Lindsey elabora el significado de los sacrificios de la siguiente manera: Bajo la ley el sacrificio fue dado por Dios como el único medio suficiente para que los israelitas permanecieran en comunión armoniosa Consigo Mismo. Es digno de notarse que la revelación del sistema sacrificial a través de Moisés no incluyó la revelación de significado típico alguno de los sacrificios. Sin embargo, sí delineó claramente el principio de la expiación por medio de un sacrificio sustitutorio.... Otro factor importante es la distinción entre las dos relaciones que un israelita tenía o pudo haber tenido con Dios: (a) una relación corporativa con Dios como miembro de una nación teocrática (cf. Ex. 19-20), y (b) una relación personal con Dios basada en la regeneración y la justificación por la fe. Mientras que idealmente estas dos relaciones debieron haber sido coextensivas, no obstante parece que a través de la historia de Israel (excepto posiblemente inmediatamente después del Éxodo) sólo hubo un remanente de verdaderos creyentes, y que un gran número del pueblo (a veces la vasta mayoría) iban simplemente a través de las formas de la adoración a Dios sin fe genuina en Él. El punto de vista tradicional de que los sacrificios sólo «cubrieron» los pecados falla en hacer justicia a el verdadero perdón que fue concedido por Dios (Lv. 4:20, 26, 31, 35; 5:10. 13, 16, 18; 6:7). Que la expiación sacrificial simplemente «cubría» el pecado sin quitarlo en algún sentido no halla apoyo en la etimología de la palabra hebrea para «expiación».... En vez de esto, la expiación sacrificial involucraba la remoción real de la culpa y el castigo por el pecado particular involucrado.... Sin embargo, los sacrificios levíticos (lo mismo que los sacrificios prelevíticos) tenían un número de limitaciones. Primero, los sacrificios estaban limitados en su eficacia moral. Ya que un ritualismo vacío nunca fue una opción aceptable para Dios, un sacrificio verdaderamente aceptable debería haber sido motivado por una fe genuina y una obediencia moral a la voluntad revelada de Dios (26:14-45, esp. v. 31; Sl. 40:6-8; 51:16-17; Pr. 21:27; Am. 5:21-24; He. 10:5-10; 11:4, 6). Los sacrificios que eran traídos sin fe fueron quizá suficientes a veces para restaurar la limpieza ceremonial y llenar los requisitos civiles (e.d., la restitución vinculada a la ofrenda por el pecado), pero realmente no agradaron a Dios porque eran un formalismo vacío. Es importante notar que el objeto de la fe no era la tipología de los sacrificios o una conciencia del Mesías venidero, sino Dios Mismo. Desde luego, el contenido de la fe se incrementó para corresponder con la revelación progresiva del Antiguo
141
Testamento acerca del venidero Cordero de Dios como la final «ofrenda por el pecado» (Is. 53:10). Segundo, con la posible excepción del ritual del Día de la Expiación, los sacrificios estaban limitados en su alcance a ciertas clases de pecados personales. Teológicamente no hicieron expiación por la naturaleza de pecado, o por el pecado imputado de Adán. Tampoco incluyeron actos voluntarios de pecado que eran cometidos en desafío a Dios (cf. N. 15:30-31). Por lo tanto, el sacrificio levítico no era un esquema completo y final por medio del cual todas las formas de pecado eran removidas. Principalmente concernía a los pecados de ignorancia, accidentes, descuidos, y omisiones, incluyendo pecados de impureza ritual y abusos que violaban derechos de propiedad. Los pecados para los cuales no había sacrificios eran los realizados en desafío al Señor y a sus mandamientos--violaciones coluntarias de los Diez Mandamientos (excepto violaciones menores a los mandamientos octavo y noveno), desprecio voluntario de las regulaciones ceremoniales, y cualquier otra violación de la relación del pacto entre Israel y el Señor. Tales pecados podrían ser perdonados inmediatamente sólo sobre la base de gracia inmerecida y en respuesta a la fe y el arrepentimiento (cf. Sl. 32; 51). De otra manera, tenían que esperar el limpiamiento del ritual del Día de la Expiación. Tercero, los sacrificios estaban limitados en propósito a la preservación y renovación pactal de un pueblo redimido. Los sacrificios levíticos eran parte de la adoración de un pueblo redimido en una relación de pacto con su Dios. Corporativamente, y quizá en su mayor parte individualmente, la ocasión del sacrificio del cordero de la Pascua y la aplicación de su sangre en los dinteles de las puertas en Egipto fueron las expresiones externas de la fe interna que señaló la regeneración y la justificación de los irsaelitas individuales. El sistema sacrificial subsecuente tenía que ver idealmente con la adoración y la renovación del pacto, no con la salvación inicial. Era comparable a la experiencia del creyente del Nuevo Testamento de I Jn. 1:9, no a la experiencia del pecador de Jn. 3:16. Sin embargo, es obvio que en la medida que una nueva generación de israelitas llegó a la edad de responsabilidad, necesitaban expresar su fe para la regeneración y la justificación antes de que pudieran adorar a Dios de manera aceptable y buscar mantener una relación con Él. Esto puede haber ocurrido en varias ocasiones, incluyendo la conmemoración anual de la Pascua con sus explicaciones acompañantes. En algunos casos puede haber ocurrido cuando el joven israelita trajo la primera ofrenda por el pecado con un verdadero entendimiento de lo que hacía y con fe en su Dios perdonador. Cuarto, excepto por el ritual del Día de la Expiación, los sacrificios estaban limitados en alcance y duración a un pecado por sacrificio. El perdón concedido era real aunque temporal (en el sentido de que cada nuevo pecado requería otro sacrificio). Así, mientras que Dios aceptaba los sacrificios para la remoción de la culpa en el caso del pecado del que se tratara, tales suspensiones temporales de la ira divina no resultaban en la limpieza permanente de la conciencia de una persona (He. 10:2). Quinto, La eficacia del sacrificio no era inherente al animal sacrificado o a una o todas las partes del ritual sacrificial. Dios proveyó expiación y perdón de los pecados sobre la base de el todo suficiente sacrificio que Jesucristo ofrecería en la cruz. La muerte de Cristo fue «un sacrificio de expiación» por el cual Dios pagó completamente por el perdón que había extendido antes de la Cruz (Ro. 3:25). En otras palabras, los sacrificios levíticos fueron validados en la mente de Dios sobre la base de la muerte de Cristo como el único sacrificio verdaderamente válido por todos los pecados, como que era el Cordero de Dios que fue inmolado desde antes de la fundación del mundo (Ap. 13:4; cf. I P. 1:19-20). El valor efectivo de los sacrificios era por lo tanto derivativo y no original. Es en este sentido que el escritor de hebreos afirma, «porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados» (He. 10:4). Sin embargo, los beneficios experimentados por los creyentes del Antiguo Testamento fueron tan reales como la ropa que viste un comprador con tarjeta de crédito del siglo 20 cuya cuenta todavía no ha sido completamente pagada. (F. Duane Lindsey, «Leviticus», The Bible Knowledge Commentary, Págs. 164-166). Es evidente que el propósito de los sacrificios levíticos fue temporal y anticipatorio. De ahí sus limitaciones. Estas limitaciones son hechas evidentes cuando ellos son contrastados con el sacrificio del Señor Jesús. Morris se extiende al respecto a partir de la enseñanza de Hebreos: La singularidad de su sacrificio es echa evidente de varias maneras. Así, es enfatizado a veces que fue un sacrificio ofrecido sólo una vez, mientras que los sacrificios del sistema levítico tenían que ser repetidos frecuentmente. La repetición es mencionada con frecuencia: «entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto» (He. 9:6); «como entra el sumo sacerdote cada año» (He. 9:25); «los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año» (He. 10:1); «todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios» (He. 10:11). Nuestro autor convierte este hecho de la repetición de los sacrificios en un argumento para su ineficacia. Señala que estos sacrificios nunca pueden «hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia del
142
pecado» (He. 10:1s.). El mero hecho de que existe una continua necesidad de estos sacrificios le parece conclusiva de que no poseen una efectividad real. Un sacrificio que verdaderamente quitara los pecados no tendría por qué ser repetido. Y el sacrificio de Jesús no fue repetido. Nuestro escritor enfatiza que fue ofrecido sólo una vez. Usa una palabra fuerte que significa «una vez para siempre» (He. 9:26, 28), y un todavía más fuerte compuesto de la misma palabra (He. 7:27; 9:12; 10:10). Y señala que esta única ofrenda tiene resultados permanentes. «Porque con una sóla ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados» (He. 10:14). Nos dice que Cristo ofreció «una vez para siempre un sólo sacrificio por los pecados» (10:12). Dice que, a los luz de la ofrenda de Cristo, «no hay más ofrenda por el pecado» (He. 10:18). Los cristianos afirma, «tenemos un altar» (He. 13:10), el que sin duda apunta a la cruz. Es singular. Sólo hay una ofrenda. Tomando todo esto junto, las palabras difícilmente pueden expresar más enfáticamente la completa finalidad de la obra del sacrificio de Cristo. Otro aspecto de la efectividad del sacrificio de Cristo es manifestada con una referencia a lugar. Los sacerdotes terrenales ofrecían sus sacrificios en santurarios terrenales. No podían hacer otra cosa. Existían «ordenanzas de culto y un santuario terranal» (He. 9:1). Pero el ministerio de Cristo no fue efectuado en santuario terrenal alguno. El apareció en los cielos por nosotros. Su ministerio tenía que ver con «los bienes venideros» y es ejercitado en «el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación » (He. 9:11). Así «no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros antes Dios» (He. 9:24). «Viviendo siempre para interceder por ellos» (He. 7:25). «Ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo, que levantó el Señor, y no el hombre» (He. 8:2). Todo esto levanta la obra de Cristo por los hombres fuera de la clase de sacrificios que los hombres pueden ver en las altares de este mundo. Pueden sugerir algunas ideas que Él cumplió. Pueden darnos alguna terminología que podemos usar útilmente cuando deseamos hablar de lo que Él hizo. Pero su sacrificio es de un orden por encima que aquellos. Hay una nota de autoridad y de finalidad acerca de su sacrificio. Nada puede ser añadido a un sacrificio ofrecido por Uno que puede aparecer por los hombres en el cielo mismo en la misma presencia de Dios. Un punto similar puede ser indicado contrastando la sangre de Cristo con la de las víctimas animales. Atrevidamente nuestro autor dice, «porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados» (He. 10:4). Adscribe a estos sacrificios nada más que un significado temporal y limitado. En «el tiempo presente... se presentan ofrendas y sacrifcios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica este culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas» (He. 9:9f.). ¿Cómo podrían los sacrificios de animales ser de otra manera? Un hombre y un animal están en planos distintos. Las víctimas animales nunca podían quitar los pecados sino de una manera convencional y simbólica. Pero el sacrificio realizado por Cristo es distinto. No fue «por la sangre de los machos cabríos ni de los becerros, sino por su propia sangre» que Cristo «entró una vez y para siempre en el lugar santísimo» (He. 9:12). Su sacrificio no fue el de una bestia sin entendimiento, sino el sacrificio de sí mismo. Y cuando derramó su sangre su entrada al «lugar santo» no fue inefectiva o limitada en sus resultados. «Obtuvo eterna redención» (He. 9:12). Los sacrificios de los animales nunca pudieron haber hecho esto. Aun los pecados mismos por los que ellos habían sido ofrecidos, los pecados «que había bajo el primer pacto» fueron tratados por el sacrificio de Cristo (He. 9:15). Ningún otro sacrificio tenía la cualidad inherente que lo capacitaría para tratar con los pecados de los hombres. O, de otra manera, nuestro autor puede contrastar los sacrificios respecto del acceso a Dios que ellos ganaron. Bajo el antiguo sistema, «aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo» (He. 9:8). El sumo sacerdote entró en el lugar santo (que simbolizaba la misma presencia de Dios) una vez al año (He. 9:7) en el día de la expiación. No tenía un acceso fácil, sino que debía de observar precauciones estrictas. Y todavía así obtenía sólo un acceso muy limitado, un acceso confinado sólo a él, y por unos pocos minutos. Por vía de contraste, Cristo ha abierto el camino al lugar santísimo, y su pueblo es exhortado «Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo...acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe» (He. 10:19, 22). Mientras que a lo más el sumo sacerdote judío podía ganar acceso para sí mismo por unos pocos minutos mientras rociaba la sangre delante del propiciatorio, Jesús abrió el camino para que los creyentes se acerquen a Dios sin otro mediador. Tienen acceso a la presencia de Dios, y eso no por un breve momento, sino siempre. Cuando consideramos la elaborada jerarquía provista por la religión judía, y en efecto, por casi todas las otras religiones de la antigüedad, la importancia de esto llega a ser clara. El sacrificio de Cristo ha transformado todo el método de acercamiento a Dios. De especial importancia es la estrecha vinculación entre el sacrificio de Cristo y la obediencia. Su sacrificio representa un activo hacer la voluntad de Dios. Constituye un constraste con los sacrificios de animales que, como hemos visto, en el mejor de los casos, eran pasivos. Las víctimas no entendieron cosa alguna ni podían entender cosa alguna de lo que se hacía. No pudieron entrar en el espíritu de ello ni participar activamente
143
en lo que se hacía. No así con Cristo. En efecto, está integrado en la misma esencia de su sacrificio el fue algo hecho en obediencia. Nuestro escritor tiene un pasaje doble en el que señala esto: «Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para estableces esto último. En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre» (He. 10:5-10). Este pasaje presenta a Cristo como viniendo a hacer la voluntad de Dios reemplanzando los sacrificios de animales (en los que Dios no se complacía) por el sacrificio único y efectivo de sí mismo. Es «mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre» que somos santificados. Este pasaje es a veces mal intepretado como queriendo decir que el sacrificio de Cristo consistió solamente de Su obediencia, en la completa sumisión de Su voluntad a la del Padre. Ahora, aunque nadie en su sano juicio desearía minimizar la importancia de la obediencia que Cristo rindió al Padre, hay que reconocer que decir tal cosa no es hacer justicia a este pasaje. Las mismas palabras dejan claro de que la obediencia en cuestión no es la obediencia general que permea toda Su vida, sino específicamente «la ofrenda del cuerpo de Jesucristo». (Leon Morris, The Cross in The New Testament, Págs. 290-294). LOS CONCEPTOS DE PUREZA E IMPUREZA El libro de Levítico pone mucho énfasis en los conceptos de pureza e impureza ceremonial. Estos conceptos han sido frecuentemente mal interpretados. Los conceptos de pureza y la impureza están relacionados con la adoración a Dios. En términos generales, la pureza es el requisito para el acercamiento a Dios y la impureza es el obstáculo para el mismo. Sin embargo, los conceptos de pureza e impureza no son sinónimos con los de santidad y pecado, aunque sí están relacionados con ellos. Existe distinción entre la pureza y la impureza ritual o ceremonial y la pureza y la impureza moral, pero al mismo tiempo existe relación. El pasar por alto la relación fue lo que condujo a los fariseos al externalismo. De alguna manera, la intención de Dios era utilizar los conceptos de pureza e impureza ceremonial como vehículos temporales para enseñar acerca de las más profundas pureza e impureza morales, tal como en Señor Jesucristo finalmente señala (Mr. 7:1-23). Richards apunta, ...Un número de palabras hebreas pueden ser traducidas «limpio», incluyendo naqi («inocente» [p.e., Sal. 24.4]) y zakak (p.e., Job 15:15). Sin mebargo, la palabra que se encuentra en casi todos los lugares que la RV dice «limpio» es taher, que significa «ser o llegar a ser limpio, puro». el verbo ocurre 94 veces en el AT; con sus derivados, taher aparece 204 veces. El verbo está ligado casi exclusivamente con la limpieza ritual o moral. El adjetivo sugiere incontaminación, tal como es usado para indicar oro «puro» (Ex. 25:11, 17). La palabra tame´ significa «llegar a estar sucio, contaminado». La palabra tame´ con sus derivados se encuentra unas 279 veces en el AT, con un 80 por ciento de sus ocurrencias en Levítico, Números y Ezequiel. Esta palabra designa en los primeros libros la impureza ritual. En los profetas más tardíos el término se usa principalmente de impureza moral. Los profetas más tardíos también usan la palabra ga´al, «contaminar o ensuciar» cuando hablan de la condición moral de Israel (Neh. 7:64; Is. 59:3; 63:3; Lm. 4:14; Ez. 6:62; Dn. 1:8; Sof. 3:1; Ml. 1:7, 12). En el lenguaje del AT, «puro» e »impuro» describen un estado o condición, ya sea ceremonial o moral, que es significativa para impactar la relación de uno con Dios. Impureza Ritual o Ceremonial. En los primeros libros del AT, pureza e impureza son asuntos rituales. Esto es, llamar a una persona o cosa «impura» no fue un juicio moral. «Impuro» simplemente significó que una persona o cosa era incapaz de participar en la adoración de Israel a Yahweh. Durante el tiempo de la impureza ceremonial, uno no podía asistir a ceremonial de adoración alguna ni comer de la carne que había sido ofrecida en sacrificio (Nm. 5:1-4; 9:6-12). Bajo ciertas circunstancias una persona inpura debía ser separada de las otras personas en la comunidad (Lv. 13:45-46). La impureza ritual podía resultar de un número de cosas --incluyendo el dar a luz (Lv. 12), el tener varias enfermedades de la piel (Lv. 13-14), emisión física o menstruación (Lv. 15), y el tocar a un muerto (Nm. 19). Los animales y los alimentos también eran divididos en clases de limpios o inmundos. Los limpios podían ser comidos; los inmundos estaban prohibidos (ver Lv. 11 para una lista; cf. Gn. 7:2; 8:20; Dt. 14:3-21). Sólo animales limpios podían ser ofrecidos en sacrificio. Un número de teorías han sido sugeridas para explicar por qué el concepto de limpieza e impureza ceremonial fue incluído en la ley mosaica. ¿Servían éstas leyes para
144
guardar a Israel de la adoación de animales? ¿Fueron diseñadas para portegerlos de enfermedades infeccionsas? Las leyes acerca de la pureza y la impureza parecen llamar la anteción a asuntos centrales en la experiencia humana-- el nacimiento, la muerte, el sexo, la salud, y la comida. Al hacer ésto, estos asuntos rituales demostraban gráficamente el interés de Dios por el todo de la vida terrenal de Su pueblo. No hay sugerencias de que la carne de algunos animales sea más sana de comer que la de otros. Cuando los animales limpios e inmundos son dientificados, simplemente se dice a Israel, «No hagáis abominables vuestras prsonas con ningún animal que se arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos. Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo» (Lv. 11:43-44). No se dan más explicaciones. La conclusión que sacamos es que el Dios de Israel separa lo que Él escoge para Su pueblo. Todo en su vida terrenal debe testificar de su consagración exclusiva a Dios. La Impureza Moral. La ley mosaica tenía el propósito de modelar todo el estilo de vida de Israel. En el proceso, varios aspectos de la ley enseñaron lecciones espirituales profundas. La impureza ritual y ceremonial impedía que un idividuo participara de la adoración a un Dios santo. La misma ley extiende el concepto de puro o inmundo al pecado. El sacrificio del Día de la Expiación era hecho para «limpiar» al pueblo de manera que como Moisés les dijo, «seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová» (Lv. 16:30-31). El que era sensible espiritualmente se daba cuenta de que la limpieza era un asunto del coraón yn no sólo ceremonial. Cuando el rey zquías reinstituyó la Pascua después de décadas de negligencia, muchos de los que viajaron a la fiesta fallaron en purificarse a sí mismos, «conforme a lo que está escrito». Ezequías oró por el perdón de «todo aqul que ha preparado su corazón para buscar a Dios... aunque no esté purificado según los ritos de la purificación del santuario» (II Cr. 30:18-19). Para los profetas más tardíos el concepto de impureza ritual proveyó una ilustración de la contaminación interna del pecado. Repasando la historia, el salmista dice, «Se contaminaron así con sus obras (tame´, «se hicieron a sí mismos impuros») (Sal. 106:39). La idolatría y la indiferencia a Dios contaminaron a la tierra y a su pueblo (Gn. 35:2; Jr. 2:23; Ez. 20:7, 18, 30-31). La inmoralidad de Israel hizo a la misma tierra inmunda (Ha. 2:13-14). Una forma de ver el exilio de Israel en Babilonia es a través de la perspectiva de la pureza y la impureza. El inmundo tenía que ser sacado fuera del campamento. Un Israel inmundo debía de ser sacado fuera de la tierra en la que Dios había puesto Su nombre. Históricamente, cuando la ley que gobernaba la vida de Israel fue establecida, la pureza y la impureza ceremoniales fueron enfatizadas. Los profetas comprendieron las lecciones simbólicas enseñadas y enfatizaron la limpieza moral y espiritual. Para el día de Jesús, los fariseos estaban preocupados con lo ritual y eran insensibles a las lecciones espirituales. Las declaraciones del mismo Jesús (p.e., Mt. 15:10-20; 23:25-28; Mr. 7:14-23) reafirmaron el énfasis de los profetas. La pureza y la impurez eran asuntos del corazón. El mensaje del AT, vaciado en el síbolo en la adoración y en la vida diaria del pueblo de Dios, demandaba ina limpieza interna que permitiera el creyente acercase y adorar a Dios. (Lawrence O. Richards, «Clean and Unclean», Expository Dictionary of Bible Words). ////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////// ////// BOSQUEJO EXPOSITIVO DE LEVÍTICO Primera Parte: El Acercamiento a Dios a Través de los Sacrificios (1:1-16:34) Dios está interesado en que Su pueblo refleje Su santidad. La primera parte de Levítico trata principalmente con la santidad en la adoración; la segunda parte, con santidad en la vida cotidiana. Desde luego, los temas de la adoración y la conducta se traslapan y en la primera parte hay porciones que tienen que ver con la santidad en la vida cotidiana, así como en la segunda hay porciones que tienen que ver con los sacrificios.
I.
LAS LEYES ACERCA DE LOS SACRIFICIOS (1:1-7:38) Las instrucciones son presentadas desde el punto de vista de quien trae la ofrenda (1:2; 4:1; 7:22, 28). Sólo el pasaje de 6:8-7:38 es una especie de «manual suplementario para los sacerdotes» (6:9, 24). Se esperaba que el israelita estuviera informado acerca de la forma de hacer sus ofrendas y sacrificios a Dios. No debemos ser ignorantes de lo que Dios demanda de nosotros. Era trabajo de los levitas el enseñar la ley al pueblo (Dt. 24:8). Esta porción es la que más exhaustivamente trata el tema de los sacrificios individuales. Pero también existían otros sacrificios. Nm. 28-29 (cf. Lv. 23; Dt. 16) prescribe los sacrificios públicos durante las fiestas
145
anuales. Además, se requerían sacrificios especiales en ocasiones como consagración (Lv. 8), desacración (Nm. 16:14-17), y purificación (Lv. 14:12-20; 15:14-15, 29-30). A.
LAS INSTRUCCIONES GENERALES PARA EL PUEBLO SOBRE LOS SACRIFICIOS (1:1-6:7) Lo cinco sacrificios descritos aquí son las ofrendas quemadas, de grano, de paz, por el pecado, y por la culpa. Este no es el orden en el que los sacrificios eran comumente ofrecidos, sino es más un orden lógico o didáctico, que agrupa los sacrificios por asociaciones conceptuales... Así la ofrenda de grano es presentada después que la ofrenda quemada a la cual normalmente acompañaba (p.e., Nm. 15; 28-29) y antes que la ofrenda de paz a la que siempre acompañaba (p.e., Lv. 7:12-14; Nm. 15:3-4). Las ofrendas por el pecado y por la culpa son agrupadas debida a que tienen un número de semejanzas y porque son prescritas para situaciones específicas que requerían remedio. Las primeras tres ofrendas son llamadas frecuentemente «ofrendas de olor suave» (una mejor forma es «ofrendas de olor agradable») porque la porción quemada sobre el altar producía «un olor grato para Jehová» (Lv. 1:9, 17; 2:2, 9, 12; 3:5, 16). Correspondientemente, las ofrendas por el pecado y por la culpa son usualmente llamadas «las ofrendas de olor no grato», pero esta no es una expresión bíblica y es contradicha por el hecho de que la porción de la ofrenda por el pecado que se quemaba en el altar es llamada «olor grato a Jehová» (4:31)... Por lo tanto, esta expresión parece denotar esa porción de cualquier sacrificio consumida en el altar, y de esta manera no debe ser usada como una base para clasificación. Otra clasificación de las ofrendas ha sido la de llamar a las primeras tres voluntarias y a las últimas dos no voluntarias (e.d., requeridas). Estos términos son de alguna manera más acertados, excepto que existen numerosas ocasiones, particularmente con respecto a los rituales especiales de purificación (p.e., 14:12-20) y las fiestas anuales (cf. Nm. 28-29), cuando las ofrendas del holocausto, el grano y aun la de paz, eran requeridas, no voluntarias (cf. Nm. 6:14, 17; Dt. 16:10-12, 16-17). Un acercamiento más satisfactorio clasifica las ofrendas del holocausto y de grano como dedicatorias, la ofrenda de paz (y sus ofrendas subsidiarias--de gratitud, votiva y voluntaria) como comunal, y las ofrendas por el pecado y por la culpa como expiatorias (pero los conceptos de expiación, perdón, y propiciación están presentes en tdas las ofrendas en una medida o en otra...). (F. Duane Lindsey, «Leviticus», The Bible Knowledge Commentary, Págs. 172-173). 1.
Instrucciones Acerca del Holocausto (1:1-17) a)
Introducción (1:1-2) Varias observaciones acerca de la ofrenda del holocausto deben ser señaladas: (1) El holocausta ´olah, «lo que asciende», 1:3, 10, 14, probablemente llamado así porque todo el sacrificio «subió» en humo a Dios) era diferente en cuento era totalmente consumido en el altar (vrs. 9, 13, 17) excepto la piel (7:8) y el buche de un ave (1:16). (2) Era llamado «ofrenda encendida» (vrs. 9, 13, 17) u «holocausto» (kalil; cf. Dt. 33:10; I S. 7:9; Sal. 51:19). (3) Es probablemente listado primero porque era el más antiguo designado (Gn. 8:20) y la forma más frecuente de sacrificio en Israel. (4) En la práctica era frecuentemente precedido por una ofrenda por el pecado o por la culpa... (5) Las clases de animales ofrecidos y los detalles del ritual tienen un parelelo muy cercano al de la ofrenda de paz (cap. 3). (6) Tal como todos los sacrificios levíticos, el propósito básico del holocausto era el asegurar la expiación de los pecados (1:4; cf. Nm. 15:24-25), aunque su propósito más inmediato fue el de expresar una dedicación total al Señor. (7) Mientras que el holocausto fue prescrito para la nación sobre una base diaria (Ex. 29:38-42: Nm. 28:3-8), semanal (Nm. 28:9-10), y mensual (N. 28:1115), y como una parte de los sacrificios ofrecidos en numerosas ocasiones festivas anuales (cf. Lv. 23; Nm. 28-29), y para los individuos para la purificación y otras ceremonias (p.e., Lv. 14:12-20; 15:14-15, 29-30; Nm. 6:9-12), también podía ser traído por un individuo ya fuera como una ofrenda separada de dedicación (inlcuyendo una ofrenda en cumplimiento de un voto o una ofrenda voluntaria, Lv. 22:17-20) o como una ofrenda en una
146
serie después de una ofrenda por el pecado (14:19-20; 15:14-15) (Lindsey, «Leviticus», Págs. 173-174). b)
El Holoausto Vacuno (1:3-9)
(1)
La Presentación (3)
(2)
La Identificación (4)
Por medio de la imposición de manos el ofrendante se identificaba a sí mismo con el animal, el cual de esta manera se convertía en su sustituto. De esta manera se hacía «expiación», del hebreo KiPPer. Hay dos puntos de vista mayores acerca de la etimología del verbo kipper. Es (a) una forma arábica de kafara, que significa «cubrir», o (b) uno de dos homónimos acadios --kaparu-- que significa alternativamente «borrar» o «untar, embarrar»... Numerosas evidencias, incluyendo el parelelismo poético en Jeremías 18:23 entre kipper otro verbo hebreo (mahah, «borrar, quitar», sostienen el segundo punto de vista. Una tercera opción sugerida por un némero de autores... traza el significado de kipper a el nombre hebreo koper, «rescate». Pero ya que la etimología de koper es aparentemente una palábra acadia relacionada a kaparu, ésta no debe de ser considerada como una tercera etimología sino como una palabra signficativa para determinar el uso de kipper--«hacer expiación». Así el uso real en los pasajes rituales permite cualquiera de los sentidos del acadio kaparu-- ya sera «borrar» o «untar» (e.d., la sangre era algunas veces untada en los cuernos del altar, como en Lv. 16:18, o la ofensa era considerada como «borrada», e.d., limpiada y quitada, cf. 16:10, 19). El término hebreo relacionado koper, «rescate», sostiene la conclusión de... que el uso ritual de kipper adqirió el sentido técnico de «efectuar reconciliación entre Dios y el hombre»..., particularmente a través de la ofrenda como un pago del rescate en sustitutción por el objeto de la ira divina... En el uso del Antiguo Testamento es aparente que la expiación o reconciliación involucraba no sólo la expiación del pecado sino que la propiciación del Legislador divino. Aunque la ofensa tenía que ser expida, más significativamente el sacrificio era requerido porque la relación personal entre Dios y el hombre había sido rota. Así que la expiación tenía el efecto de hacer propiciación--el alejar la ira divina por medio de una sacrificio satisfactorio, sustitutorio. (Lindsey, «Leviticus», Págs. 174-175). (3)
El Degollamiento (5)
(4)
El Desollamiento y la Partición (6-9)
c)
El Holocausto del Rebaño (1:10-13)
(1)
El Ofrecimiento (10)
(2)
El Degollamiento y la Partición (11-13)
d) El Holocausto de Aves (1:14-17) Esta era la ofrenda de los más pobres (5:7).
2.
Instrucciones Acerca de la Ofrenda de Grano (2:1-16) La ofrenda de grano (o cereal) (minhah, que fuera del sistema levítico podía referirse a cualquier don u ofrenda; cf. Gn. 4:3-5; Jd. 6:18; I S. 2:17) era normalmente un cereal molido ordinariamente (ya fuese trigo o cebada), mezclado con aceite de oliva y rematado con incienso. La ofrenda de grano tanía que estar libre de de levadura y de miel (Lv. 2:11), pero tenía que ser
147
salada como todas las ofrendas para el altar (v. 13). Una ofrenda de grano podía ser ofecida por sí misma como un sacrificio distintivo (p.e., vrs. 14-16; 6:14; Nm. 5:15). Sin embargo, su uso más común era como un acompañamiento ya fuese al holocausto o a la ofrenda de paz (Lv. 7:12-14; cf. Nm. 15:4) y normalmente acompañaba a los holocaustos, especialmente para las ofrendas ofrecidas de acuerdo al calendario (Nm. 28-29). Otra ofrenda sumplementaria no mencionada en Levítico 1-7 pero explicada en Números 15:8-10 era la ofrenda de libación (que consistía en vino o una bebida fuerte) que era derramada al Señor «en el santuario» (Nm. 28:7). Esta oblación ea ofrecida juntamente con la ofrenda de grano la que a su vez acompañaba al holocausto o a la ofrenda de paz. La cantidad tanto de la ofrenda de grano como la de libación era fijada de acuerdo al tipo de animal sacrificial al que acompañaba (cf. Nm. 15:2-10). Sin embargo, las ofrendas de grano estaban excluídas de los holocaustos para el sumo sacerdote y el pueblo en el ritual especial del Día de Expiación (Lv. 16:3, 5, 24). Los rituales especiales que prescribían la ofrenda de grano incluían (a) los rituales de purificación después de la finalización de un voto nazareo (Nm. 6:15, 19) o después de la purificación de un leproso (Lv. 14:10; 20-21, 31); y (b) el «ritual de celos», que usaba un décima de un efa de cebada sin aceite o inciesno (Nm. 5:15, 18, 25-26). Las ofrendas mecidas de los primeros frutos que consitía de dos hogazas leudadas horneadas a partir de la harina del grano nuevo (Lv. 23:16-17) no eran técnicamente ofrendas de grano porque no eran ofrecids en el altar (2:12). El uso de un décimo de un efa de harina sin aceite o incienso como una ofrenda por el pecado para los muy pobres (5:11-13) no era técnicamente una ofrenda de grano, sino una ofrenda por el pecado. La ley de la ofrenda de grano (cap. 2; cf. 6:14-23) es subdividida de acuerdo a los diferentes métodos de preparación: una era sin hornear (2:1-3) y tres horneadas (2:4-10), y el grano de los primeros frutos especialmente desmenuzado y tostado (vrs. 14-16). (Lindsey, «Leviticus», Pág. 176). a)
La Ofrenda de Grano no Horneada (2:1-3)
(1)
Los Materiales (1)
(2)
El Ofrecimiento (2a)
(3)
La Incineración (2b)
(4)
El Sustento (3)
b)
La Ofrenda de Grano Horneada (2:4-10)
(1)
La Preparción (4-7)
(2)
El Ritual (8-10)
(3)
La Presentación (8)
(4)
La Incineración (9)
(5)
El Sustento (10)
c)
La Ofrenda de Grano y las Instrucciones para su Ofrecimiento (2:11-16)
(1)
La Levadura y la Miel (11-12)
(2)
La Sal (13)
(3)
Las Primicias (14-16)
148
3.
Instrucciones para la Ofrenda de Paz (3:1-17) Las palabras hebreas traducidas... «ofrenda de comunión» (zebah shelamin, siempre en el plural excepto en Amós 5:22) han sido traducidas tradicionalmente «ofrenda de paz». G. J. Wenham dice que la traducción «comunión» es «simplemente una suposición basada en la naturaleza de la reunión [comida comunal] después del sacrificio» (The Book of Leviticus, p. 76) y prefiere la traducción tradicional de ofrenda de paz. Ya que el concepto hebreo de paz incluye riqueza, prosperidad, y paz con Dios, R. K. Harrison traduce adecuadamente como «una ofrenda de bienestar» (Leviticus: An Introduction and Commentary, p. 56). Quizá la combinación de ambas ideas, «bienestar» (del significado de la palabra») y «comunión» (de la característica distintiva de la comida comunal después del sacrificio), identifica el significado completa de esta ofrenda. La ley de la ofrenda de paz (cf. Lv. 7:11-36) es la terecera de las llamadas «ofrendas de olor suave»... Es paralela al holocausto no sólo en la selección de las víctimas para el sacrificio (excepto por la exclusión de las aves, y la concesión de un miembro deformado en el caso de una ofrenda voluntaria) sino también en la mayor parte de los procedimientos del ritual. Aunque no se hace mención de que la ofrenda de paz haga expiación, esto puede estar implicado en la imposición normal de las manos, el degollamiento del animal, la manipulación de la sangre (cf. 17:11), y la incineración de las partes de la grasa en el altar (virtualmente idéntico al ritual de la ofrenda por el pecado que es el sacrificio expiatorio más explícito). De cualquier manera, la presentación de una ofrenda de paz estaba condicionada a que el ofrendante hubiera primero cumplido los requisitos de la expiación (a través de una ofrenda por el pecado o por la culpa) y la dedicación (por medio del holocausto y la ofrenda de grano). La clasificación adecuada de las ofrendas de paz y sus subcategorías (ofrendas de gratitud, votivas, y voluntarias) es la ofrendas comunales porque la comida comunal era el climax del sacrificio. Este era un tiempo de regocijo delante del Señor (Dt. 12:12, 18-19; 27:7; I R. 8:64-65) en el que los adoradores, sus familias, y un levita de su comunidad (y también los pobres durante la Fiesta de las Semanas, Dt. 16:11), compartían una proción mayor de la comida sacrificial, quizá como la muestra de Dios a ellos de todos los beneficios de su relación de pacto con Él. Las regulaciones acerca de esta comida no son dadas en el manual de los adoradores, sino en el de los sacerdotes (cf.... Lv. 7:11-36). La ofrenda de paz era principalmente un sacrificio voluntario. La Fiesta de las Semanas (Pentecostés) era el único fetival anual para el cual las ofrendas de paz eran prescritas (23:19-20). Pero también eran prescritas para ciertas ceremonias especiales de iniciación pactal (Ex. 24:5) o renovación (Dt. 27:7), y una consagración (Ex. 29:19-34; Lv. 8:22:32; 9:8:21; I R. 8:63; ext.) o desconsagración (el cumplimiento de un voto nazareo, Nm. 6:14, 17). Ejemplos de otras ocasiones en las que ofrendas de paz eran ofrecidas: (a) una campaña militar exitosa (I S. 11:15), (b) el cese de una hambruna o plaga (II S. 24:15), (c) la aclamación de una candidato como rey (I S. 11:15; I R. 1;9, 19), (d) un avivamiento espirittual nacional (II Cr. 29:31-36), (e) una reunión familiar anual (I S. 20:6), y (f) la cosecha de los primeros frutos (Ex. 22:29-31), I S. 9:11-13, 22-24; 16:4-5). Una ofrenda voluntaria era el sacrifico mínimo que podía ser traído para las tres convocaciones santas anuales (Ex. 23:16; 34:2-24; Dt. 16:10, 16-17; II Cr. 35:8; Es. 3:5). Tres subcategorías de las ofrendas de paz (Lv. 7:12-16) sugieren ocasiones o motivaciones para traer estos sacrificios: (1) Una ofrenda de gratitud (todah, «confesión» o «reconocimiento») era el tipo más común (7:12-15; 22-29), casi sinónimo con la ofrenda de paz misma (cf. II Cr. 29:31; Jr. 17:26; II Cr. 33:16). Era traída como un reconocimiento a otros de la liberación de Dios o una bendición concedida en respuesta a la oración (Sal. 56:12-13; 107:22; 116:171-19; Jr. 33:11). (2) Una ofrenda votiva («voto», RV) (Lv. 7:16) era una expresión ritual de un voto (cf. 27:9-10), o el cumplimiento de un voto tal como el de la desconsagración de un nazareo (Nm. 6:17-20). Aunque era usualmente unaofrenda de paz, podía ser también un holocausto (Lv. 22:1720). La ofrenda votiva no debiera de ser confundida con la TOd9h, u ofrenda de acción de gracias, que era traída como un reconocimiento de la liberación de Dios en respuesta a una petición o salmo de lamento con su «voto de alabanza»... (3) Una ofrenda voluntaria era traída para expresar devoción o gratitud a Dios por alguna bendición inesperada (7:16; 22:18-23). Un holocausto podía ser traído como una ofrenda voluntaria (22:17-20).
149
La esteructura formal de la ley de la ofrenda de paz, como la del holocausto, era determinada por los tipos de animales sacrificados. La exclusión de un sacrificio de animales puede explicarse sobre la base de que su pequeño tamaño impedía una división que dejara cosa alguna para una comida comunal después de quemar una proción en el altar. (Aun en el caso de la ofrenda por el pecado de un ave, el sacercote no recibía porción alguna) (Lindsey, «Leviticus», Págs. 177-179).
a)
La Ofrenda de Paz del Ganado Vacuno (3:1-5)
(1)
La Clase de Animal (1)
(2)
La Preparación (2)
(3)
La Presentación (3-4)
(4)
La Cremación (5)
b)
La Ofrenda de Paz del Rebaño (3:6-16)
(1)
El Cordero (6-11)
(2)
La Clase de Animal (6-7)
(3)
La Preparación (8-10)
(4)
La Cremación (11)
(5)
La Cabra (12-16)
(6)
La Clase de Animal (12)
(7)
La Preparación (13-15)
(8)
La Cremación (17)
c) 4.
La Prohibición de Comer Grasa o Sangre (3:17) Instrucciones Acerca de la Ofrenda por el Pecado (4:1-5:13) Los mismos rituales de cosagración, desconsagración, y purificación que requerían un holocausto requerían primero una ofrenda por el pecado. Tambión un macho cabrío era requerido como una ofrenda nacional por el pecado cada día de todos los festivales anuales, pero no con el holocausto diario, semanal, o mensual. (Lindsey, «Leviticus», Pág. 180).
a)
La Ocasión de la Ofrenda por el Pacado (4:1-2) El hecho general de pecado que ocasionaba una ofrenda por el pecado es calificado de dos maneras: era hecho «por yerro», y contra «alguno de los mandamientos de Jehová» (podía inlcuir pecados tanto de comisión como de omisión; cf. Nm. 15:22-23). Fuese los que fuese a lo que los actos específicos que estas expresiones y los ejemplos que siguen hicieran referencia, es claro que por el pecado desafiante (Nm. 15:30, lit., «con mano alzada»)--es decir, el pecado hecho con el propósito intencional de ser desobediente a Dios--no podía ser traído un sacrificio por un idividuo... Por lo tanto, David, por ejemplo, se arrojó a la misericordia de Dios después de su pecado con Betsabé, el que él confesó fue rebelión en contra de Dios (Sal. 51:1, 3, 16-17).
150
Más específicamente, la ofrenda por el pecado era por los pecados cometidos «por yerro» (bishgagah, «en ignorancia»). Aunque este término se refiere claramente algunas veces a pecados de ignorancia o inadvertidos (Lv. 4:2, 22, 27), se usa también de para el matar a una persona (Nm. 35:11, 15; cf. Jos. 20:3, donde el acto es además definido como «por accidente» [RV]). El contraste en Números 15:22-31 es simplemente entre pecados cometidos con una actitud desafiante hacia Dios y su ley y los hechos sin esa actitud. Por lo tanto, el término bishgagah es lo suficientemente amplio para incluir todos los pecados no hechos con un espíritu de rebelión en contra del Señor y Sus estipulaciones pactales--fuesen pecados de ignorancia (Lv. 4), pecados sin una intención consciente (Cap. 5), o pecados intencionales pero no desafiantes (Nm. 15:22-29). Era para tales pecados que la ofrenda por el pecado era prescrita. La estructura de la ley de la ofrenda por el pecado (e.d., la porción ritual primaria, Lv. 4; cf. 6:24-30) está dividida de acuerdo con la posición del ofrendante (sacerdote, miembro de la congregación, gobernante, o persona ordinaria). También la variedad de sacrificios aceptables es presentada en un orden descendente de valor--un toro para el sacerdote (4:3) o la nación (vr. 14), un macho cabrío para el dirigente tribal (vrs. 22-23), una cabra (vr. 28) o un cordero (vr. 32) para la persona comén, dos aves para una persona pobre (5:7), y aun una ofrenda de harina para el muy pobre (5:11-13). La diferencia de los sacrificios no dependía de la naturaleza del pecado, sino de la posición social o económica del pecador. La información suplementaria en el capítulo 5 tiene que ver con ciertas ofensas que requerían la ofrenda por el pecado (5:1-6) y conceciones para los pobres (5:7-16) (Lindsey, «Leviticus», Pág. 180). b)
La Ofrenda por el Pecado del el Sacerdote (4:3-12)
(1)
La Clase de Animal (3)
(2)
La Presentación (4a)
(3)
La Identificación (4b)
(4)
El Degollamiento (4c)
(5)
El Rociamiento (5-7)
(6)
La Cremación de la Grasa (8-10)
(7) La Cremación de los Restos (11-12) El sacerdote no podía comer la carne de su propio sacrificio o del ofrecido por toda la congregación (6:30), pero sí de la de la ofrenda por el dirigente o la persona ordinaria (6:26). c)
La Ofrenda por el Pecado de Toda la Congregación (4:13-21)
(1)
La Oportunidad (13)
(2)
La Clase de Animal (14)
(3)
La Identificación (15a)
(4)
El Degollamiento (15b)
(5)
El Rociamiento (16-18)
(6)
La Cremación de la Grasa (19-20a)
(7)
La Expiación y el perdón (20b)
151
(8) d)
La Ofrenda por el Pecado de un Jefe (4:22-26)
(1)
La Oportunidad (22)
(2)
La Clase de Animal (23)
(3)
La Identificación (24a)
(4)
El Degollamiento (24b)
(5)
El Rociamiento (25)
(6)
La Cremación de la Grasa (26a)
(7)
La Expiación y el Perdón (26b)
e)
La Ofrenda por el Pecado de un Persona del Pueblo (4:27-35)
(1)
La Oportunidad (27)
(2)
La Clase de Animal (28)
(3)
La Identificación (29a)
(4)
El Degollamiento (29b)
(5)
El Rociamiento (30)
(6)
La Cremación de la Grasa (31a)
(7)
La Expiación y el Perdón (31b)
(8)
Un Animal Alternativo (32-35)
f)
Ejemplos de Pecados que Demandan Ofrenda por el Pecado (5:1-6)
(1)
Testimonio Negligente (1)
(2)
Impurza Ceremonial (2-3)
(3)
Voto Impremeditado (4)
(4)
La Confesión (5)
(5)
La Expiación (6)
g)
5.
La Cremación de los Restos (21)
La Ofrenda por el Pecado de los Pobres (5:7-13)
(1)
Las Aves (7-10)
(2)
La Harina (11-13)
Instrucciones Acerca de la Ofrenda por la Culpa (5:14-6:7)
152
La ofrenda de culpa era requerida siempre que una persona cometía una «falta» (5:15, ma´al)--un hecho de apropiación indebida o de negación a otro (ya fuese a Dios o a hombre) de su derecho legítimo (cf. Nm. 5:12, 19; Jos. 7:1; 22:20; II Cr. 26:16, 18; 28:22-23). Cuando el pecado podía ser calculado por una compnesación económico, el ofensor tenía que traer no sólo el carnero para la orenda de culpa sino también la compensación en propiedad de plata, más una multa del 2o por ciento (Lv. 5:16; 6:5). Los ejemplos dados en esta sección tienen que ver con la apropiación indebida de propiedad sagrada (5:14-16) y servicio (cf. 14:12, 24), las supuestas transgresiones de los mandamientos divinos (5:17-19), y la viloación de los derechos de la propiedad de otros (6:1-7; cf. 19:2--22; Nm. 5:6-10). Es sobradamente evidente que estos algunos de estos pecados no eran intencionales..., ya que los pecados listados en 6:2-5 eran pecados obviamente intencionales en contra del hombre, pero no pecados de desafío a Dios (cf. Nm. 15:30). Así la ocasión común para la ofrenda de culpa era una ofensa que causaba daño o pérdida ya fuese inintencional o delibradamente, ya fuese contra Dios o contra el hombre. (Lindsey, «Leviticus», Pág. 183) a)
La Ofrenda por la Culpa por la Violación Inintencionada de Propiedad Sagrada (5:14-16)
(1)
La Ocasión (14-15a)
(2)
La Clase de Animal (15b) cf. 14:12, 21. 30; Nm. 6:12
(3)
La Restitución y la Multa (16a)
(4)
La Expiación y el Perdoón (16b)
b)
La Ofrenda por la Culpa por Supuesta Violación de Mandamientos Divinos (5:1719)
(1)
La Ocasión (17)
(2)
La Clase de Animal (18a)
(3)
La Expiación y el Perdón (18b)
(4)
La Reafirmación (19)
c)
B.
La Ofrenda por la Culpa por Violación de Derechos de Propiedad (6:1-7)
(1)
La Ocasión (1-3)
(2)
La Restitución (4-5)
(3)
La Clase de Animal (6)
(4)
La Expiación y el Perdón (7)
LAS INSTRUCCIONES SACRIFICIALES ADICIONALES PARA LOS SACERDOTES (6:8-7:38) 1.
Instrucciones Acerca del Holocausto (6:8-13) a)
La Cremación (8-9)
b)
La Puesta del Vestido (10a)
153
c)
La Quitada de las Cenizas del Altar (10b)
d)
El Cambio de Vestido (11a)
e)
La Sacada de las Cenizas del Campamento (11b)
f)
La Continuidad del Fuego del Altar (12-13)
2.
Instrucciones Acerca de la Ofrenda de Grano (6:14-18) a)
El Lugar (14)
b)
La Cremación (15)
c)
La Comida (16-18)
3.
Instrucciones Acerca de la Ofrenda Diaria de Grano de los Sacerdotes (19-23) a)
El Inicio (19-20a)
b)
La Frecuencia (20b)
c)
La Preparación y el Ofrecimiento (21)
d)
La Cremación Total (22)
4.
Instrucciones Acerca de la Ofrenda por el Pecado (6:24-30) a)
El Lugar de la Degolladura (24-25)
b)
La Comida (26)
c)
La Santificación y la Contaminación (27-28)
d)
La Restricción (29-30)
5.
6.
Instrucciones Acerca de la Ofrenda por la Culpa (7:1-6) a)
El Lugar de la Degolladura (1-2a)
b)
El Rociamiento (2b)
c)
La Cremación de la Grasa Sobre el Altar (3-5)
d)
La Comida (6) Instrucciones Acerca del Disfrute de los Beneficios de las Ofrendas Expiatorias y Dedicatorias (7:7-10)
154
a)
La Ofrenda por el Pecado y por la Culpa (7)
b)
El Holocausto (8)
c)
Las Ofrendas de Grano (9-10)
7.
Instrucciones Acerca de la Ofrenda de Paz (7:11-21) a)
Por Acción de Gracias (11-15)
(1)
La Preparación del Grano (11-12)
(2)
El Acompañamiento de la Ofrenda (13)
(3)
La Presentación y la Apropiación (14)
(4)
La Comida de la Carne (15)
b)
Por Voto o Voluntaria (16-18)
(1)
La Comida de la Carne (16)
(2)
La Cremación de las Sobras (17)
(3)
La Restricción (18)
c)
Las Reglas Generales (19-21)
(1)
La Contaminación (19a)
(2)
La Necesidad de Limpieza (19b-21)
8.
Instrucciones Adicionales Sobre los Sacrificios (7:22-36) a)
La Abstencion en la Comida (22-27)
b)
La Abstención de la Grasa (22-25)
c)
La Abstención de la Sangre (26-27)
d)
El Compartir en la Comida (28-36)
e)
La Cremación de la Grasa (28-31)
f)
La Entrega de la Espaldilla (32-36)
9.
Conclusión a las Instrucciones Acerca de los Sacrificios (7:37-38) a)
Enumeración (37)
155
b)
II.
Comisión (38)
LA INAUGURACIÓN DEL SACERDOCIO Y EL SISTEMA SACRIFICIAL (8:1-10:20) Sólo estos capítulos y 24:10-23 son narrativos en el libro. Los sacerdotes tenían que ser debidamente instalados para poder desempeñar su función.
A.
LA CONSAGRACIÓN DE AARÓN Y DE SUS HIJOS (8:1-36)
Este capítulo cumple lo prescrito en Éxodo 29. 1.
La Preparación para la Consagración (8:1-4) a)
Los Materiales (1-2)
b)
Los Testigos (3a)
c)
El Lugar (3b-4)
2.
La Investidura de Aarón en la Consagración (8:5-9) a)
La Prescripción (5)
b)
El Lavamiento (6)
c)
La Investidura (7-9)
3.
El Ungimiento con Aceite en la Consagración (8:10-12) a)
Del Tabernáculo (10-11)
b)
De Aarón (12)
4.
La Investidura de los Hijos de Aarón en la Consagración (8:13) a)
La Investidura (13a)
b)
La Prescripción (13b)
5.
Las Ofrendas en la Consagración (8:14-29) a)
El Becerro de la Expiación (14-17)
(1)
La Identificación (14)
(2)
La Degolladura (15a)
(3)
El Rociamiento de la Sangre (15b)
(4)
La Cremación de la Grasa en el Altar (16)
156
(5) b)
La Cremación de los Restos Fuera del Campamento (17) El Carnero del Holocausto (18-21)
(1)
La Identificación (18)
(2)
El Degollamiento (19a)
(3)
El Rociamiento de la Sangre (19b)
(4)
La Cremación del Sacrificio (20-21)
c)
El Carnero de las Consagraciones (22-29)
(1)
La Identificación (22)
(2)
El Degollamiento (23a)
(3)
La Unción y el Rociamiento con la Sangre (23b-24)
(4)
El Mecimiento (25-27)
(5)
La Cremación del Sacrificio (28)
(6)
El Mecimiento y la Apropiación (19)
6.
El Ungimiento con Aceite y con Sangre en la Consagración (8:30) a)
De Aarón y sus Vestiduras (30a)
b)
De los Hijos de Aarón y sus Vestiduras (30b)
7.
La Comida en la Consagración (8:31-32) a)
El Alimento (31a)
b)
Los Comensales (31b)
c)
El Lugar (31c)
d)
Las Restricciones (32)
8.
El Confinamiento en la Consagración (8:33-35) a)
El Lugar (33a)
b)
El Tiempo (33b)
c)
El Recordatorio (34)
d)
La Advertencia (35)
157
e) B.
La Obediencia (36)
LA INAUGURACIÓN DE LOS SACRIFICIOS LEVÍTICOS (9:1-24) 1.
La Instrucción para la Inauguración de los Sacrificios (9:1-7) a)
La Convocación (1)
b)
La Instrucción Acerca de los Sacrificios (2-4a)
c)
La Promesa (4b-6)
d)
La Exhortación (7)
2.
La Descripción de la Inauguración de los Sacrificios (9:8-22) a)
Los Sacrificios de Aarón y sus Hijos (8-14)
(1)
El Becerro de la Expiación (8-11)
(a)
La Degolladura (8)
(b)
La Unción y el Derramamiento de la Sangre (9)
(c)
La Cremación de la Grasa en el Altar (10)
(d)
La Cremación de los Restos Fuera del Campamento (11)
(2)
El Holocausto (12-14)
(a)
El Degollamiento (12a)
(b)
El Rociamiento de la Sangre (12b)
(c)
La Cremación del Sacrificio (13-14)
(d)
Los Sacrificios por el Pueblo (15-22)
(3)
El Macho Cabrío en Ofrenda por el Pecado (15)
(4)
El Holocausto (16)
(5)
La Ofrenda de Grano (17)
(6)
El Buey y el Carnero de la Ofrenda de Paz (18-22)
(a)
El Degollamiento (18a)
(b)
El Rociamiento de la Sangre (18b)
(c)
La Cremación de la Grasa en el Altar (19-20)
(d)
El Mecimiento (21)
158
(e) b)
C.
La Bendición (22)
La Aprobación Divina (9:23-24)
(1)
La Bendición (23a)
(2)
La Gloria (23b)
(3)
El Fuego (24a)
(4)
La Adoración (24b)
LA TRANSGRESIÓN DEL MINISTERIO SACERDOTAL (10:1-20)
El fuego que consumió los sacrificios en señal de aprobación, consumió a los sacerdotes trangresores en señal de desaprobación. Los que tienen el privilegio de ver más de cerca la gloria de Dios tienen también la responsabilidad de ser más celosos de ella. 1.
La Transgresión de Nadab y Abiú (10:1)
A la luz de 10:9 parece ser que debido a los efectos del alcohol los hijos mayores de Aarón tomaron fuego del lugar equivocado (cf. 16:12), o a la hora equivocada (cf. Ex. 30:7-9), y lo ofrecieron en el lugar equivocado (Lv. 16:1-2, 12-13), contraviniendo las instrucciones del Señor. Dios disciplina más inmediatamente al inicio de un período en Su programa (cf. Hch. 5:1-12). 2.
El Juicio Sobre Hadab y Abiú (10:2-11) a)
La Ejecución del Juicio (2)
b)
La Explicación del Juicio (3)
c)
Los Resultados del Juicio (4-11)
(1)
Expulsión (4-5)
(2)
Prohibición (6-7)
(3)
Prevención (8-11)
d)
El Conflicto Sobre el Luto por Nadab y Abiú (10:12-20)
(1)
La Instrucción de Moisés (12-15)
(2)
El Enojo de Moisés (16-18)
(3)
La Satisfacción de Moisés (19-20)
III. LAS LEYES ACERCA DE LA PUREZA Y LA IMPUREZA (11:1-15:33) Tal como se ha visto en la introducción, los conceptos de pureza e impureza en la ley no estaban relacionados con la higiene ni con el pecado, primeramente, sino con la posibilidad de participar o no en los actos de adoración a Dios. A.
LAS LEYES ACERCA DE LOS ANIMALES LIMPIOS E INMUNDOS (11:1-47)
159
Los conceptos mayores de este capítulo son estos: (1) Los animales inmunds no deberían ser comidos, aunque no se delclara castigo alguno por violar este mandamiento. (2) Todos los animales muertos, ya fuesen inmundos o limpios (excepto el degollamiento ritual en el tabernáculo), hacían ceremonialmente inmundo a quien tocara el cadáver, pero esto era sólo temporal si se lavaban en agua y esperaban hasta la noche. (3) Los artículos del hogar tocados por algunos cadáveres también eran inmundos (cf. vrs. 3233). (Lindsey, «Leviticus», Pág. 190). 1.
La Clasificación de Animales Limpios e Inmundos (11:1-23) a)
De los Animales que Hay Sobre la Tierra (1-8)
b)
De los Animales que Viven en las Aguas (9-12)
c)
De las Aves (13-23)
2.
La Contaminación por el Contacto con los Animales Muertos (11:24-40) a)
Por el Contacto con Animales Inmundos (24-38)
b)
Por el Contacto con Animales Limpios (39-40)
3.
B.
La Conclusión (11:41-47) a)
Prohibición (41-43)
b)
Explicación (44-45)
c)
Diferenciación (46-47)
LEYES ACERCA DEL PARTO (12:1-8)
Aunque los hijos eran vistos como una bendición de Dios (cf. Sal. 127, 128), su nacimiento era una oportunidad de contaminación ceremonial para la madre. Esta contaminación estaba más que todo relacionada con el derramamiento de sangre que acompaña a todo parto, quizá porque «la vida de la carne en la sangre está» (Lv. 17:11) y el derramamiento de la misma es una forma de muerte. 1.
2.
La Contaminación por el Derramamiento de Sangre en el Parto (12:1-5) a)
En Caso del Nacimiento de un Varón (1-4)
b)
La Duración (1-2a)
c)
La Comparación (2b)
d)
La Circunsición (3)
e)
La Completación (4) En Caso del Nacimiento de una Mujer (5)
160
a)
La Duración (5a)
b)
La Completación (5b)
3.
C.
La Purificación por el Derramamiento de Sangre en el Parto (12:6-8) a)
El Tiempo (6a)
b)
El Tipo de Ofrenda (6b)
(1)
Holocausto
(2)
Expiación
c)
El Lugar (6c)
d)
La Expiación y la Limpieza (7)
e)
La Concesión por Pobreza (8)
LEYES ACERCA DE LA LEPRA (13:1-14:57)
La palabra «lepra» se usa aquí para designar una serie de enfermedades de la piel en las personas y manchas de moho en las cosas. 1.
El Diagnóstico y el Tratamiento de la Lepra en las Personas (13:1-46) Se da una descripción estereotipada de más de 21 casos (no tipos) de enfermedades de la piel mencionadas en esta sección: (a) una indicación preliminar de síntomas (p.e., vrs. 2, 7, 9, 12, etc.); (b) una inspección o reinspección sacerdotal (p.e., vrs. 3, 10, 13, 15, etc.); (c) una declaración de los síntomas precisos tal como son vistos por el sacerdote (vrs. 3, 11, 13, 15, etc.); (d) el diagnóstico por el médico ya como inmundo (vrs. 3, 8, 1, 15, etc.) o limpio (vrs. 6, 13, 17, 23, etc.); (e-1) si se diagnsoticaba como inmundo, el tratamiento del aislamiento de los vrs. 44-46 debía seguir (cf. vr. 11b); (e-2) si la inspección inicial era inconclusiva, una cuarentena de siete días debía de ser impuesta (p.e., vrs. 4, 1, 31) la cual debía ser seguida por otra inspección (vrs. 5, 26) y el diagnóstico, o, en algunos casos, una segunda semana de cuarentena (p.e., vrs. 6, 33). (Lindsey, «Leviticus», Pág. 192).
En todo este proceso, la figura del sacerdote era central, lo que recuerda que el asunto principal en todo este proceso es espiritual más que físico. El sacerdote no funcionaba como un doctor para prescribir el tratamiento médico. Funcionaba más como un oficial de salud pública que aislaba a una persona con una enfermedad contagiosa de la piel. Que el contagio fuera meramente ceremonial o también higiénico está fuera del punto de esta comparación. El paciente era abandonado básicamente a un tratamiento de curación natural )o sobrenatural) para la cura de su condición, tiempo durante el cual debía permanecer aislado del campamento (vr. 46) en una condición de lamento con la responsabilidad de advertir a cualquiera que pasara que estaba inmundo (vr. 45). El significado de este aislamiento no era sólo para prevenir el posible contagio físico, sino también para simbolizar la separación de la persona del campamento santo de Israel donde el Señor estaba morando (Nm. 5:1-4; cf. Dt. 23:10-14). (Ibid., Págs. 192-193). a)
El Diagnóstico de la Lepra en la Piel del Cuerpo (13:1-8)
161
b)
El Diagnóstico de la Lepra en una Llaga (13:9-17)
c)
El Diagnóstico de la Lepra en Cicatrices (13:18-23)
d)
El Diagnóstico de la Lepra en Quemaduras (13:24-28)
e)
El Diagnóstico de la Lepra en la Cabeza o la Barba (13:29-37)
f)
El Diagnóstico para Diferenciar la Lepra del Empeine (13:38-39)
g)
El Diagnóstico para Diferenciar la Lepra de la Calvicie (13:40-44)
h)
El Tratamiento Seguido para el Leproso (13:45-46)
2.
El Diagnóstico y el Tratamiento de la Lepra en Cosas (13:47-59) a)
Primer Caso y su Tratamiento (13:47-52)
b)
Segundo Caso y su Tratamiento (13:53-55)
c)
Tercer Caso y su Tratamiento (13:56-58)
d)
El Resumen (13:59)
3.
La Limpieza Ritual para Alguien Sanado de la Lepra (14:1-32)
Aunque los únicos casos de sanidad de la lepra que se registran en la Biblia ocurrieron por causas sobrenaturales (Nm. 12:13; II R. 5; Mt. 8:2-4; Lc. 17:11-17), es posible que algunas de estas enfermedades hayan sanado por causas naturales. El ex-leproso debía seguir un complicado ritual para ser restablecida a la comunión con Dios y la congregación. a)
La Comparecencia (14:1-2)
b)
El Exámen (14:3)
c)
El Ritual de las Dos Avecillas Fuera del Campamento (14:3-7)
d)
El Primer Lavamiento (8a)
e)
La Readmisión (8b)
f)
La Reclusión (8c)
g)
El Segundo Lavamiento (9)
h)
El Ritual de las Ofrendas (14:10-20)
(1)
La Presentación de los Animales para las Ofrendas (10-11)
(2)
La Ofrenda de la Culpa (12-18)
162
(3)
La Ofrenda por el Pecado (19a)
(4)
El Holocausto (19b-20a)
(5)
La Ofrenda de Grano (20b)
(6)
La Expiación y la Limpieza (20c)
i)
El Ritual Alternativo para los Pobres (14:21-32) (1)
La Presentación de las Ofrendas (21-22)
(2)
La Ofrenda por la Culpa (23-29)
(3)
La Ofrenda por el Pecado y el Holocausto (30-31a)
(4)
La Expiación y la Limpieza (31b)
(5)
La Conclusión (32)
4.
El Diagnóstico, el Tratamiento y la Purificación de la Lepra en Casas (14:33-53) a)
El Origen de la Plaga (33-34)
b)
La Denuncia de la Plaga (35)
c)
El Diagnóstico de la Plaga (36-38)
d)
El Tratamiento de la Plaga (39-46)
e)
La Purificación de la Plaga (47-53)
5.
D.
Conclusión de las Leyes Acerca de la Lepra (14:54-57) a)
Clasificación (54-56)
b)
Propósito (57)
LAS LEYES ACERCA DE LA PURIFICACIÓN DE LA IMPUREZA POR FLUJO (15:1-33) 1.
La Purificación de la Impureza de los Hombres (15:1-18) a) (1)
La Comunicación de la Impureza (1-12)
(2)
La Purificación de la Impureza (13-15)
b) 2.
De la Impureza por Flujo Patológico (1-15)
De la Impureza por Flujo Normal (16-18) La Purificación de la Impureza de las Mujeres (115:19-30)
163
a)
De la Impureza por Flujo Normal (19-24)
b)
De la Impureza por Flujo Patológico (25-30)
(1)
La Comunicación de la Impureza (25-27)
(2)
La Purificación de la Impureza (28-30)
3.
La Conclusión a las Leyes de la Purificación de la Impureza por Flujo (15:31-33)
IV. LA LEY DEL DÍA DE LA EXPIACIÓN (16:1-34) El día de la expiación era la fecha más solemne en el calendario judío: Yom Kippurim, el día de la expiación, el ayuno (Hch. 27:9), en el décimo día del mes séptimo (septo.-oct.), marcaba la culminación del accceso a Dios bajo el pacto antiguo. Era el día má solemne del año, cuando el sumo sacerdote (figura de Cristo) entraba en el lugar santísimo para efectuar la expiación de los pecados de la nación, 1-5 (cf. Ex. 30:10; He. 9:7-8; 10:19). La expiación por el pecado duraba un año solamente, pero señalaba hacia el momento de la remoción del pecado una vez para siempre por la muerte de Cristo (He. 9:12). (Merrill F. Hunger, Manual Bíblico Unger, Pág. 117). Este era el único sacrificio en el cual se hacía expiaición por los pecados voluntarios del pueblo y este era su propósito principal, aunque otro de sus propósitos era la purificación del tabernáculo. El día anual de la expiación era un día festivo... entre las fiestas anuales de Israel (cf. Lv. 23). Instrucciones adicionales son dadas en otros pasajes (Ex. 30:10); Lv. 23:26-32; 25:9; Nm. 29:7-11), pero Levítico 16 contiene la más completa explicación de su ritual. Wenham indica, «El mayor propósito de las ceremonias del día de expiación es limpiar el santuario de la contaminación introducida en él por adoradores impuros (cf. Lv. 16:16, 19)...[para] hacer posible la continua presencia de Dios entre Su pueblo» (Leviticus, p. 228). Es verdad que la limpieza del «santuario y el tabernáculo de reunión y el altar» (vr. 20) era un asunto teológico significativo del día de la expiaición que parecía ser logrado por el ritual de la manipulación de la sangre del macho cabrío sacrificado por el pueblo (vrs. 15-19). Pero la completación de la ofrenda por el pecado con el macho cabrío vivo involucraba un alejamiento sustitutorio de los pecados del pueblo (vr. 22) que eran identificados como «todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados» (vr. 21), de manera que «seréis limpios de todos vuestros pecados» (vr. 30). Desde luego, Aarón y su casa eran los primros sujetos de los rituales especiales del sacrificio de expiación (vrs. 6, 11-14). Así que el ritual especial de expiación desviaba la ira de Dios por todos los pecados del pueblo por el año pasado. Lo exhaustivo de los pecados expiados por el ritual del día de la expiación era asombroso. Uno podría esperar que algunos pecados quedarían excluídos --ya fuera aquellos expiados por los sacrificios individuales o los pecados desafiantes para los que no había sacrificio individua o para los que el castigo prescrito era capital y/o el «ser cortado de su pueblo»... Pero ninguna de tales limitaciones es evidente en el capítulo 16. El único aparente factor limitante de la eficacia de este día nacional de expiación para el individuo era una adecuada actitud de corazón de penitencia y fe, lo que era cierto de los otros sacrificios también. (Lindsey, «Leviticus», Págs. 195-196) A.
LOS ARREGLOS PARA EL DÍA DE LA EXPIACIÓN (16:1-10) 1.
Mediante el Énfasis en su Importancia (1-2) a)
La Ilustración (1)
164
b) 2.
La Instrucción (2) Mediante la Preparación del Sumo Sacerdote y los Sacrificios (3-6)
a)
De los Sacrificios por el Sumo Sacerdote (3)
b)
De las Vestimentas del Sumo Sacerdote (4)
c)
De los Sacrificios por el Pueblo (5)
3.
Mediante el Resumen del Ritual a Seguir (6-10) a)
El Becerro de la Expiación (6)
b)
Los Dos Machos Cabríos (7-10)
(1)
La Presentación (7)
(2)
Las Suertes (8)
(3)
El Macho Cabrío para la Expiación (9)
(4)
El Macho Cabrío para la Reconciliación (10)
4.
El Ritual del Día de la Expiación (16:11-28) a)
La Ofrenda por el Pecado del Sumo Sacerdote (16:11-14)
(1)
El Sacrificio del Becerro de la Expiación (11)
(2)
La Primera Entrada Detrás del Velo: El Incienso (12-13)
(3)
La Segunda Entrada Detrás del Velo: El Rociamiento de la Sangre por Sí Mismo(14)
b)
La Ofrenda por el Pecado del Pueblo (16:15)
(1)
El Sacrificio del Macho Cabrío de la Expiación (15a)
(2)
La Tercera Entrada Detrás del Velo: El Rociamiento de la Sangre por el Pueblo(15a)
c)
El Rociamiento del Tabernáculo con la Sangre (16:16-17)
d)
El Rociamiento del Altar con la Sangre del Becerro y del Macho Cabrío (16:18-19)
e)
El Envío del Macho Cabrío Vivo al Desierto (16:20-22)
(1)
El Tiempo (20)
(2)
La Identificación (21a)
(3)
El Envío (21b)
165
(4)
La Sustitución (22) La identificación de el macho cabrío vivo como «chivo expiatorio» (vr. 8, 10, 26) necesita clarificación ya que el hebreo ´aza´zel (que aparece sólo en estos versículos en el AT) ha sido traducido por lo menos de cuatro formas: (a) como una referencia al macho cabrío mismo --como un «chivo expiatorio» o «chivo de escape»; (b) como un nombre propio, Azazel, haciendo referencia a los poderes del mal, o a un demonio del desierto, o aun a Satanás, de manera que los pecados de Israel fueran regresado a su fuente última; (c) como un término que significa «precipicio tocoso» (o un lugar semejante), desde donde el macho cabrío era empujado de espaldas para matarlo; y (d) como un término abstracto que signfiica «destrucción completa, remoción completa», o algo parecido. (Lindsey, Leviticus, Pág. 198).
Aunque el significado del término es discutido, el punto es que tenía que ver con el alejamiento del campamento de los pecados del pueblo.
f)
La Finalización de las Ceremonias del Día de la Expiación (16:23-28)
(1)
El Lavamiento del Sumo Sacerdote (23-24a)
(2)
El Holocausto y la Expiación (24b-25)
(3)
El Lavamiento de Quien Sacó el Macho Cabrío (26)
(4)
La Cremación del los Restos Fuera del Campamento (27)
(5)
El Lavamiento de Quien Quemó los Restos (28)
5.
La Perpetuación del Día de la Expiación (16:29-34) a)
La Orden (29a)
b)
El Tiempo (29b)
c)
La Aflicción y el Reposo (29c)
d)
Los Participantes (29d)
e)
El Alcance (30)
f)
La Repetición (31)
g)
La Expiación (32-33)
h)
La Perpetuación (34a)
i)
La Obediencia (34b)
Segunda Parte: El Caminar Con Dios a Través de la Santidad (17:1-27:34)
I.
LAS INSTRUCCIONES PARA LOS SACRIFICIOS Y EL COMER CARNE (17:1-16)
166
Este capítulo suplementa a los capítulos de 1-7. Tiene que ver con los errores potenciales de los ofrendantes. A.
INTRODUCCIÓN (17:1-2)
B. EL REQUISITO DE MATAR LOS ANIMALES DOMÉSTICOS EN EL TABERNÁCULO (17:3-7) Es probable que esta ley tuviera una aplicación más directa a las condiciones durante el tiempo de las peregrinaciones en el desierto. Dt. 12:15 dice que una vez asentados en la tierra de Canaán podrían comer carne en donde habitaran. De esta manera se proscribía toda matanza no sacrificial en el desierto. C.
EL REQUISITO DE OFRECER LOS SACRIFICIOS EN EL TABERNÁCULO (17:8-9)
D.
LA PROHIBICIÓN EN CONTRA DE COMER SANGRE (17:10-12)
E.
LA APLICACIÓN DE ESTOS REQUISITOS A LOS ANIMALES DE CAZA (17:13-16)
II.
LAS INSTRUCCIONES PARA LA CONDUCTA SEPARADA COMO COMUNIDAD DEL PACTO (18:1-20:27) A. LAS INSTRUCCIONES DE RESTRICCIÓN DE LAS RELACIONES SEXUALES (18:1-30) Este capítulo está redactado siguiendo el patrón de los pactos del antiguo Cercano Oriente. De esta manera se subraya la responsabilidad de Israel como comunidad del pacto. El pueblo de Dios debe de tener una vida sexual distinta a la de las naciones vecinas, donde la imnoralidad cundía alrededora de la idolatría. 1.
Introducción a la Conducta Distinta como Comunidad del Pacto (18:1-5)
2.
Prohibiciones en Contra del Incesto (18:6-18)
3.
Prohibiciones en Contra de las Desviaciones Sexuales Cananeas (18:19-20)
4.
Advertencias Conclusivas en Contra de la Desobediencia al Pacto (18:24-30)
III. LAS INSTRUCCIONES DE PROMOCIÓN DE LA SANTIDAD ANTE DIOS Y EL HOMBRE (19:1-37) Este es un capítulo con instrucciones muy diversas para subrayar que toda la vida debe estar sujeta a las leyes divinas y que debe de reflejar la compasión de Dios. A.
INTRODUCCIÓN (19:1-2)
B.
INSTRUCCIONES RELIGIOSAS (19:3-10)
C.
INSTRUCCIONES SOCIALES (19:11-18)
D.
INSTRUCCIONES MISCELÁNEAS (19:19-37)
IV. LAS INSTRUCCIONES ACERCA DE LA PENA CAPITAL (20:1-27) Los más graves pecados públicos contra la vida, la religión, y la familia eran los que recibían la máxima pena de muerte, tales como el asesinato premeditado (Ex. 21:12; Nm. 35; Dt. 19), secuestro (Ex. 21:16; Dt. 24:7),
167
adulterio (Lv. 20:10; Dt. 22:22), homosexualidad (Lv. 20:13), blasfemia (24:13-16, 23), idolatría (Dt. 13:6-10), y desobediencia persistente en contra de la autoridad (Dt. 17:12; 21:18-21). El método de aplicar la pena de muerte es definido dos veces como apedreamiento (Lv. 20:2, 27) y una vez como quema (vr. 14, ¡entendido por la tradición judía como plomo derretido vertido por la garaganta!). La expresión más severa de la pena de muerte, sin embargo, se encuentra en los versículos 3, 5-6 (cf. vrs. 17-18)--«Y lo cortaré de entre mi pueblo». Esta expresión de un juicio divino directo parece, en este caso a lo menos, estar mediado por el proceso de ejecución criminal del versículo 2--«el pueblo de la tierra lo apedreará». Wenham sugiere que el cortamiento divino es una adición a la sentencia judicial e implica separación del pueblo después de la muerte (Leviticus, P. 278;...) (Lindsey, Levitucus, Págs. 202-203). A.
PECADOS RELIGIOSOS CASTIGADOS POR LA PENA CAPITAL (20:1-6)
B.
EXHORTACIÓN A LA SANTIDAD (20:9-21)
C.
PECADOS FAMILIARES CASTIGADOS POR LA PENA CAPITAL (20:22-26)
D.
UN PECADO RELIGIOSO QUE REQUIERE LA PENA CAPITAL (20:27)
V.
LAS INSTRUCCIONES PARA LA SANTIDAD SACERDOTAL Y SACRIFICIAL (21:122:33) A.
RESTRICCIONES PERSONALES PARA EL SERVICIO SACERDOTAL (21:1-24) 1.
Introducción (21:1a)
2.
Restricciones Acerca del Luto y el Matrimonio para los Sacerdotes en General (21:1b-9)
3.
Restricciones Acerca del Luto y el Matrimonio para el Sumo Sacerdote (21:10-15)
4.
Restriciones Acerca de Defectos Físicos en los Sacerdotes (21:16-23)
5.
Conclusión (21:24)
B.
RESTRICCIONES PARA LAS OFRENDAS SAGRADAS (22:1-33) 1.
Introducción (22:1-2)
2.
Restricciones Acerca de la Comida de las Cosas Sagradas por los Sacerdotes (22:3-9)
3.
Restricciones Acerca de la Comida de las Cosas Sagradas por el Pueblo en General (22:10-16)
4.
Restricciones y Limitaciones Acerca de los Sacrificios (22:17-30)
5.
Conclusión con una Declaración de Pacto (22:31-33)
168
VI. LAS INSTRUCCIONES ACERCA DE LAS FIESTAS DE JEHOVÁ (23:1-44) El sistema levítico incorporó ocasiones de sacrificio y adoración tanto individuales como nacionales. Mucho de los capítulos 1-7 asumió las ocasiones de sacrificios individuales. El capítulo 23 está estructurado alrededor de los festivales nacionales de Israel. Aunque otros pasajes dan mayores detalles acerca de algunos de estos tiempos señalados de reunión (p.e., la Pascua en Ex. 12-13 y el Día de la Expiación en Lv. 16), el capítulo 23 es el registro más completo de las fiestas desde el punto de vista de la interrelación con el calendario festivo anual de Israel. Las regulaciones de este capítulo son dadas desde el punto de vista de un adorador ordinario. Números 28-29 tratan las mismas fiestas (allí no se hace mención de la mecida de los primros frutos o la cosecha de la cebada como en Lv. 23:9-14) más desde el punto de vista de los sacerdotes dando un programa más detallado de estas ofrendas especiales. Una vez Israel hubo entrado en la tierra de Canaán, las tres grandes fiestas del año (la Fiesta de los Panes sin Levadura que acompañaba a la Pascua, la Fiesta de la Siega o de las Semanas, y la Fiesta de la Cosecha, o de los Tabernáculos, tal como se da en Ex. 23:14-17; 34:18-25; Dt. 16:1-16) debían de ser ocasiones de peregrinación al santuario central por «todos» los israelitas varones. Así, la palabra básica para fiesta (hag, p.e., Lv. 23:6, 34, 39; Dt. 16:16; 2 Cr. 8:13) incluye la idea de peregrinación y puede ser adecuadamente ser traducida «fiesta del peregrino»... Otra palabra hebrea (mo´ed, «tiempo señalado, reunión establecida») ocurre en la forma plural cuatro veces en Lv. 23, y cada vez es traducida «fiestas solemnes» (vrs. 2, 4, 37, 44). El número exacto de fiestas anuales listadas en este capítulo es asunto de debate. Asumiendo una distinción entre la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura, (vrs. 4-8) y no contando la Fiesta de los Primeros Frutras (vrs. 914) como una fiesta separada, hay seis fietas. Una división más natural del calendario como de las estructura del capítulo agrupa las fiestas en (a) los festivales de primavera (y temprano en el verano) (los de la Pascua, los Panes sin Levadura que incluía la ceremonia de la gavilla de la cebada [algunas veces llamada los Primeros Frutos, pero no realmente una fiesta separada], seguidas 50 días después de la Fiesta de las Semanas], y (b) los festivales de otoño, o del mes séptimo (las Trompetas, el Día de la Expiación, y la Fiesta de los Tabernáculos). (Lindsey, Leviticus, Pág. 205). A.
EL MANDAMIENTO INTRODUCTORIO (23:1-4)
B.
LAS FIESTAS DE LA PRIMAVERA (23:5-22) 1.
La Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura (23:5-14) a)
La Pascua (5)
b)
Los Panes sin Levadura (6-8)
c)
Los Primeros Frutos o la Ceremonia del Mecimiento de la Cebada (9-14)
d)
La Fiesta de las Semanas (23:15-22) La Fiesta de las Semanas (cf. Nm. 28:26; Dt. 16:10) era conocida en tiempos del Nuevo Testamento como el Día de Pentecostés (Hch. 2:1; gr. pentekoste, «50°», de donde viene el esp. «Pentecostés») porque era celebrada siete semanas más un día (50 días) después de la ofrenda mecida de la gavilla de cebada durante la Fiesta de los Panes sin Levadura (Lv. 23:15-16). También era llamada la Fiesta de la Cosecha (Ex. 23:16; cf. 34:22) y «el día de los primeros frutos» (Nm. 28:26). Como una celebración agrícola temprano en el verano al final de la cosecha del trigo (cf. Ex. 34:22) era a la vez distinta de y sin embargo relacionada con la anterior de los primeros frutos de la cebada... De las tres fiestas mayores (cf. Dt. 16:1, 3, 6; Lv. 23:42-43), sólo la Fiesta de las Semanas no está identificada en el Antiguo Testamento con una ocasión anterior en la historia de Israel que conmemore. La tradición judía,
169
sin embargo, suplió tal ocasión relacionándola al día en que Moisés recibió la ley de Dios en el Monte Sinaí. (Lindsey, Leviticus, Pág. 206). 2.
C.
Las Fiestas del Otoño (23:23-43) Las finales tres «fiestas solemnes de Jehová» ocurrieron todas en el mes séptimo (Tishri, Octubre-Noviembre), marcaron el final del año agrícola, y anticiparon las dos épocas lluviosas al principio del nuevo año. Este mismo mes llegó a ser el principio del nuevo año en el calendario civil adopatado en tiempos post-exílicos. (Ibid. Pág. 207). a)
La Fiesta de las Trompetas (23:23-25)
b)
El Día de la Expiación (23:26-32)
c)
La Fiesta de los Tabernáculos (23:33-43)
RESUMEN FINAL (23:44) El ciclo anual de las fiestas solemnes del Señor es tenido por muchos como típico del programa de Dios para el futuro de Israel como nación. Los festivales interralacionados de la primavera y el verano temprano se piensa tipifican los Evantos de la Primera Venida de Cristo: (a) la muerte de Cristo en la cruz como el Cordero Pascual (I Co. 5:7), (b) el andar santo del creyente y el ruptura completa con la antigua vida, ilustrada por la ausencia de levadura (I Co. 5:7-8) (otros piensan que el pan sin levadura ilustra la humanidad sin pecado de Cristo), (c) la resurección de Cristo es prefigurada por los primeros frutos de la cosecha de la cebada (I Co. 15:20-23), y (d) la venida del Espíritu Santo como el cumplimiento de la Fiesta de Pentecostés (Hch. 2; Jl. 2:28). El interludio en el calendario festivo antes de las fiestas del otoño sugiere el presente período entre las dos venidas durante el cual el REy Mesiánico de Israel está en el cielo. Las fiestas del otoño prefiguran eventos relacionados con la Segunda Venida: (a) el futuro recogimiento de Israel al final del período de la Gran Tribulación (la Fiesta de las Trompetas, Mt. 24:29-31), (b) la conversión nacional de Israel al tiempo de la Segunda Venida basada en la muerte de Cristo en la Primera Venida (Día de la Expiación; He. 9:23-28; Zc. 12:10-13:1; Rm. 11:26-27), y (c) la bendición de Israel por Dios en la tierra milenial (Fiesta de los Tabernáculos, Zc. 14:9-20). (Lindsey, Levitucus, Pág. 208).
VII. INSTRUCCIONES CEREMONIALES Y MORALES (24:1-23) A.
EL MINISTERIO REGULAR EN EL TABERNÁCULO DE REUNIÓN (24:1-9) 1.
El Cuidado Diario del Candelero (24:1-4)
2.
El Cuidado Semanal de la Mesa de los Panes de la Proposición (24:5-9)
B.
EL INCIDENTE DE BLASFEMIA Y LA LEY BASADA EN ESE CASO (24:10-23)
Este incidente juntamente con los capítulos 8-9 constituye toda la narrativa de Levítico y enfatiza la verdad de que las leyes dadas en el libro responder a circunstancias históricas concretas. 1.
La Blasfemia del Medio-Israelita (24:10-12)
2.
La Revelación de Dios Sobre el Asunto (24:12-22)
170
3.
La Ejecución del Blasfemo (24:23)
VIII. INSTRUCCIONES ACERCA DE LOS AÑOS ESPECIALES (25:1-55) A.
EL AÑO SABÁTICO (25:1-7)
B.
EL AÑO DE JUBILEO (25:8-55) 1.
Instrucciones para la Observancia del Año de Jubileo (8-22)
2.
La Relación Entre la Redención de la Pobreza y el Año de Jubileo (23-38)
3.
La Relación de la Redención de los Esclavos y el Año de Jubieo (39-55)
IX. LAS BENDICIONES Y LAS MALDICIONES POR LA OBEDIENCIA O LA DESOBEDIENCIA AL PACTO (26:1-46) A.
EL RESUMEN INTRODUCTORIO DE LOS ELEMENTOS BÁSICOS DEL PACTO MOSAICO (26:1-2)
B.
LAS BENDICIONES POR LA OBEDIENCIA (26:3-13) 1.
La Bendición de la Lluvia y las Cosechas Abundantes (26:3-5)
2.
La Bendición de la Paz en la Tierra (26:6-10)
3.
La Bendición de la Presencia de Dios (26:11-13)
C.
D.
X.
LAS MALDICIONES POR LA DESOBEDIENCIA (26:14-45) 1.
La Maldición de la Enfermedad, el Hambre y la Derrota (26:14-17)
2.
La Maldición de la Sequía y las Cosechas Pobres (26:18-20)
3.
La Maldición del Temor de los Animales Salvajes (26:21-22)
4.
La Maldición de la Enfermedad que Sigue al Saqueo por los Enemigos (26:23-26)
5.
La Maldición de la Desolación y la Deportación de la Tierra (26:27-39)
6.
La Posibilidad del Arrepentimiento y la Promesa de la Restauración (26:40-45) EL RESUMEN CONCLUSIVO (26:46)
INSTRUCCIONES SOBRE LOS VOTOS, LAS OFRENDAS Y LOS DIEZMOS (27:1-34)
171
A.
LOS VOTOS RELACIONADOS CON PERSONAS Y ANIMALES (27:1-13) 1.
Los Votos de Personas (27:1-8)
2.
Los Votos de Animales (27:9-13)
B.
LA DEDICACIÓN DE CASAS Y DE TIERRAS (27:14-25) 1.
La Dedicación de Casas (27:14-15)
2.
La Dedicación de Tierras (27:16-25)
3.
Otros Deberes y Dádivas (27:26-33)
4.
Los Deberes de los Primogénitos (27:26-27)
5. La Dedicación Irrevocable por herem (27:28-29) Lo que era declarado «anatema» (he. herem), no podía ser rescatado: Cualquier cosa irrevocablemente dada al Señor (herem, «lo que es colocado bajo una prohibición», un término usado a veces en una «guerra santa» acerca del exterminio de los enemigos derrotados; cf. Nm. 21;2; Dt. 7:2; 1 S. 15:3-21...) no podía ser redimida. Tales votos fueron probablemente normalmente limitados a contextos nacionales y no habrán sido hechos por individuos (Lindsey, Leviticus, Pág. 214). 6.
Los Deberes de los Diezmos (27:30-33)
XI. CONCLUSIÓN (27:34) ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.