las aves de los mayas prehispánicos - Maya Archaeology

“cielo” y “serpiente” generalmente son homófonas en los idiomas mayas y con frecuencia sus signos ... bandas cruzadas (que son otro símbolo de cielo) que por lo general aparecen bajo la boca de la serpiente; por lo ... Las aves que con mayor frecuencia se observan representadas se encuentran dentro de las siguiente ...
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Julio 2010

LAS AVES DE LOS MAYAS PREHISPÁNICOS

Vaso estilo Holmul con una escena bastante común de Cormoran con las alas extendidas. Foto Nicholas Hellmuth, con autorización del Museo de Arte Precolombino y Vidrio Moderno, en Casa Santo Domingo, Antigua Guatemala.

Autor: Antonieta Cajas

 LAS AVES DE LOS MAYAS PREHISPÁNICOS

Varias especies de aves, mamíferos y reptiles fueron valorados y utilizados de diferentes formas, además de ser representados en todas las expresiones artísticas y culturales de los mayas prehispánicos. Es prácticamente innegable, que los pueblos prehispánicos se vieron en la necesidad de domesticar ciertas especies de flora, aves y mamíferos como parte de su vida sedentaria, lo que marcó el inició de una estrecha relación con las mismas. En relación a la domesticación de animales, las aves pudieron haber sido unas de las primeras especies utilizadas en ésta práctica. “La domesticación de los animales en tiempos atiguos fue un fenómeno generalizado que se dió en casi todos los continentes, y su desarrollo dependió de la fauna presente, de que fuera o no viable para soportar los cambios, de las condiciones ambientales y del tipo de necesidades humanas (Valdez Azúa, 1999 )”.

Es posible que el pavo haya sido una de las primeras especies domesticadas. En varias regiones culturales de Mésomerica se han encontrado evidencias de pavos en cautiverio, y en investigaciones arqueológicas, se han identificado restos óseos asociados a fogones en a zonas residenciales (Valdez Azúa, 1999 ). Dibujo A. Cajas, tomado de Robicsek.



“Un animal doméstico es el resultado de la interacción entre el hombre y la especie animal a la que pertenece, a través de la cual introducimos dentro de nuestra esfera de actividades y lo convertimos en parte de nuestro ambiente, con el propósito de obtener algunos beneficios. Conforme el proceso avanza, la especie domesticada pierde su autonomía, y su captor es el encargado de cubrir sus necesidades básicas (Valdéz Azúa, 1999 )”. Muchos animales ayudaron a cubrir las necesidades de alimento y vestido. Otros formaron parte del panteon mitológico de muchas regiones culturales de Mesoamérica. Indudablemente, las aves fueron elegidas por su colorido, voz, canto, gracia, fuerza y al mismo tiempo delicadeza para ser representados en diferentes contextos, muchas veces asociadas a deidades, rituales y otros elementos de la naturaleza (De la Garza, 2001). La evidencia del hombre y su relación con las aves (asociadas tambien con otros animales), aparece en contextos arqueológicos, cerámica, esculturas, códices, murales, además de crónicas y narraciones prehispánicas y conteporáneas en toda Mesoamérica. En los códices “se han reconocido alrededor de una docena de especies, entre las que se encuentran el pelícano, la fragata, garzas, zopilotes, águilas, búhos, guacamayas, pavos, trogones, quetzales entre otras (Tozzer, Aller y Spinden citado por De la Garza, 2001). De acuerdo a evidencias epigráficas, las aves también se han encontrado relacionadas con glifos nominales en inscripciones que corresponden al Período Clásico (De la Garza, 2001).

 Las aves como mercancía La importancia de las aves también se muestra en los atavíos de los personajes representados en la plástica mesoamericana del periodo prehispánico, ya que muchas veces aparecen adornados con tocados llenos de plumas. Cabe destacar que algunas especies de aves desde hace mucho tiempo han llamado la atención, o han sido cotizadas por la brillantez y el colorido de sus plumas, ya que en algunas especies sobresalen sus tonalidades iridiscentes. Las plumas han sido utilizadas en varios contextos, como elementos de uso cotidiano, ceremonial, de prestigio entre otros; y en contextos mágico religiosos adquieren otros sentidos. El portar algún tipo de adorno se ha juzgado como un signo distintivo cuyo propósito puede ser el de indicar un rango u oficio en particular, pudiendo ambas situaciones estar asociadas con una ceremonia o ritual (Navarijo, 1998).

Tapadera de incensario con personaje cubierto de rica indumentaria, en la que destaca un escudo, un casco y el cuerpo cubierto de plumas, lo que podría indicar que se trate de un guerrero. Foto Nicholas Hellmuth, con autorización del Museo de Arte Precolombino y Vidrio Moderno, en Casa Santo Domingo, Antigua Guatemala.

 Por medio de la indumentaria y la gran variedad de tocados, se pueden llegar a comprender y establecer los niveles de importancia de los personajes que los portan, además de indicar la marcada estratificación social que existió en la sociedad maya. El tocado significó un elemento de identidad, orígen y destino… signo de un estatus social, de pertenencia a un grupo étnico, region o comunidad (Anguiano y Münch 1991; citado por Navarijo, 1998). Éstas claras evidencias sobre el uso y distribución de plumas, también aportan un precedente sobre el arte plumario (Navarijo, 1998), y su importancia dentro determinado grupo o rol social durante la época prehispánica. Las plumas fueron comercializadas y tributadas como materia prima de lujo. Los tipos de plumas fueron muy variados, en especial las azules, bermejas, amarillas y verdes. Fueron usadas para la manufactura de una amplia variedad de artefactos, rodelas de plumas, piezas de armas, trajes adornados con plumas, entre otros. Aparentemente también se utilizaron otras partes de aves para decoración o elaboraciòn de artefactos, como cráneos, picos y otros restos óseos (Navarijo, 1998). En general las plumas fueron ampliamente utilizadas como objetos de ofrenda y comercio en la confección de diversas prendas de vestir y como materia prima de lujo, esencial para la elaboración de una gran variedad de adornos y artefactos, que fueron trabajados desde una sola pluma hasta una cantidad considerable y que procedian de diversas especies de aves que habitaron diferentes ecosistemas, por tanto diferentes regiones (Navarijo, 2006). Un ejemplo de ésto, es la amplia distribución de plumas de quetzal en casi toda la region de las Tierras Bajas. Según algunos autores, las plumas, en época prehispánica fueron símbolos de fertilidad, abundancia, riqueza y poder, y quienes las usaban fueron asociados con la divinidad y la realeza (María y Campos, 1993; citado por Navarijo, 1998). Citando a Navarijo, la presencia de gran diversidad de especies en la pintura mural (y en otros elementos de la plástica maya), es un indicador de varios aspectos de interés: • Las especies reconocidas en la pintura y escultura son exponentes de la existencia de conocimientos amplios y precisos sobre el ambiente, los que permitieron a los mayas contar con diversas opciones para la selección de las especies más adecuadas para el lenguage pictórico, además de reflejar el uso minucioso de diferentes especies como proveedoras de plumas para los trabajos de plumaria.

 • Se pone en evidencia la coexistencia de una tecnología para el buen logro en la caza selectiva y el transporte de cada una de las especies utilizadas, en particular para las labores de plumaria, a la vez que; • La presencia de ciertas aves también confirma el manejo de información definida sobre diversos aspectos de la conducta de las especies para su inclusión en el discurso pictórico, esto tras un proceso continuo de observación, asociación y valoración simbólica (2006: 91).



Diversidad de representaciones En Mesoamérica existe una gran diversidad de epsecies de aves, y las representaciones de éstas parecen estar asociadas a los hábitos de cada una, ya que en relación a su hábitat, las aves han adquirido cualidades morfológicas y de comportamiento que les han permitido adaptarse a su entorno. Gracias a éstas características ha sido posible identificar algunas especies. En ocasiones, las características morfológicas que han ayudado a la rápida identificación de las aves en las representaciones artísticas, son la cabeza, el tamaño y forma del pico, los colores, entre otras. “Cada ave, cada hábito, cada una de sus acciones es una señal, un mensaje cifrado a través del cual el cosmos se manifiesta, descubre sus secretos, su porvenir. Los dioses pueden manifestar a través de las aves sus debilidades y sus caprichos. Así como ocurre con ésta clase de animales ocurre también con el resto de la naturaleza (Espinoza, 1994: 19) ”. Por ejemplo, un ave de pesca se víncula con los peces, por lo tanto con otros elementos asociados a ellos, con otras partes del cosmos, ligadas a su vez, con los peces; un ave que depreda a otra ave, un ave que desentierra tubérculos acuáticos, un ave que come serpientes… no sólo es una entidad animada y con personalidad que interactúa entre sí, sino que incluso con regiones de lo sagrado, con elementos del cosmos que entran en movimiento conjunto. Un ave que duerme de día se víncula con la noche, un ave que emite un reclamo especial en cierta época del año se relaciona con ésa época (Espinoza, 1994: 19).

 Las representaciones de ésta clase de animales son muy variadas en cuanto a la diversidad de especies y las maneras de representarlas. Algunas aparecen dibujadas de manera naturalista y otras imágenes resultan bastante complejas para su comprensión, ya que aparecen asociadas con otros elementos o personajes mitológicos. Una de las representaciones de aves en estado naturalista mas impresionantes son las del cuarto sur de la Estructura 1 del sitio de Xuelén, Campeche. Las escenas aparecen en una bóveda, que al observarla dá la impresion de ver hacia un cielo lleno de aves, en su mayoría acuáticas, pintadas en rojo, amarillo, rosado, anaranjado y blanco. Las cabezas estan de perfil, pero sus cuerpos estan en distintas posiciones, algunas con las alas extendidas, otras las llevan pegadas al cuerpo apoyando el pico sobre otra ave (Staines, 1994). Sobre la superficie de la bóveda se han reconocido alrededor de quince aves casi completas, pero también se ven restos de plumas dispersas que sugieren que hubo mas aves en la escena (Staines, 1994). En cuanto a las representaciones complejas, éstas no se dan únicamente en el área maya, sino que en toda la región cultural mesoamericana. Existen imágenes de aves que no se han podido identificar como especies, y que se han considerado seres mitológicos, como el Ave Muan y la Deidad Ave Principal, que por lo general han sido asociadas a las cermonias de entronización. La Deidad Ave principal es un ser sobrenatural “de labio largo” y un tipo específico de ala de ave que muestra el perfil de una cabeza de serpiente representada en el área del hombro, a la cual se le conoce como “ala de serpiente (Taube, 2009)”. El ala de serpiente aparece asociada tambien a otras aves claramente identificadas, como la guacamaya, las aves acuáticas de cuello largo, el búho moan y el colibrí. Taube señala que “el ala de serpiente” es un marcador fonético que dá la lectura de “cielo.” Las palabras para “cielo” y “serpiente” generalmente son homófonas en los idiomas mayas y con frecuencia sus signos respectivos se sustituyen entre sí en los textos glíficos del período Clásico maya (Houston 1984, citado por Taube). En idioma maya yucateco kan significa “serpiente,” ka’an significa “cielo” y ka’anil “algo celeste”. La cabeza de serpiente pudo haberse colocado en el ala de varias aves para reafirmar la noción de “cielo”. Ésto se aclara un poco mas con la identificación de las bandas cruzadas (que son otro símbolo de cielo) que por lo general aparecen bajo la boca de la serpiente; por lo que el ala de serpiente podría haberse usado para marcar a ciertas aves como “aves celestes”, y no como personajes o seres específicos (Taube, 2009).



Imágen de un anciano (posiblemente el Dios N o D) con decoración de aves acuáticas. Su cola es comparable a la de la Deidad Ave Principal (Hellmuth, 1987).

La Deidad Ave principal tuvo diferentes representaciones desde el período Preclásico hasta el Postclásico: - En Izapa, durante el Preclásico Tardío, asume el papel de Vucub Caquix, el ave destruida por los Héroes Gemelos en el Popol Vuh (Postclásico). - En Piedras Negras (Peten, Guatemala) tuvo una representacion importante en ceremonias de entronización de la realeza maya, asociados con sacrificios y extracción de corazones. - En el Códice París, aparece asociada con el sacrificio de extraccion de corazones, ya que en el mismo existe una representacion, en la que el flujo del líquido conecta al ave con uno de los corazones de sacrificio representado, a diferencia de las representaciones de Pidras Negras (Clásico), para el Postclásico, aparecen otras aves relacionadas con los ritos de entronización (Taube, 2009).

Especies representadas Las aves que con mayor frecuencia se observan representadas se encuentran dentro de las siguiente clasificación: Loros, pericos y guacamayas (Familia Psittacidae); Colibríes (Subfamilia Trochilinae); Garzas (Orden Ciconiiformes); Águilas, Halcones y Buitres (Orden Falconiformes); Búhos y Lechuzas (Orden Estrigiformes); Pavos (Orden Gallifromes); Colibríes (Orden Apodiformes)

 Colibrí Son las aves más pequeñas pequeñas del mundo,y ha sido considerada una de las mas sorprendentes en Mesoamérica. Tienen una apariencia frágil y delicada, pero a pesar de eso ha sido asociada a la guerra y la sangre (Seller, 1996). En sus plumas puede verse una gran diversidad de colores, y algunas de sus características mas sobresalientes consisten en la forma de su pico alargado y puntiagudo para extraer el néctar de las flores. La otra consiste en su singular forma de volar (bastante parecida a la de un insecto), ya que el rápido movimiento de sus alas le permite sostenrse en un punto exacto del espacio, dando la apariencia de estar suspendido en el vacío. Por los mayas se conoce como tzunuun o dzunnuun (De la Garza, 1995), y según referencias de Seller, en regiones de México el colibrí es llamado uitzitzilin. Pero el nombre varía de acuerdo a los colores: se le llama quetzaluitzilin, a los de colores oscuros con verde metálico en la espalda y la cola, tleuitzilin al que tiene rojo cobrizo brillante en el cuello y otras partes del cuerpo. En Zapoteca es llamado piquijñi pèyo, piquijñi pèyo-láo. En Nahuatl se conoce como pizlimtec (Seller, 1996). En el área Olmeca, fechado para el Formativo Medio, se han registrado perforadores de jadeita, que frecuentemente han sido tallados en forma de colibrí, y el pico largo y afilado funcionó como perforador, el cual posiblemente se utilizó en actividades ceremoniales (Benson, 2001). Para el período Cláscio y Poscláscio, el colibrí por lo general aparece represetando extrayendo el néctar de las flores. El acto de derramamiento de sangre es comunmente comparado con la acción de extraer el néctar de las flores. En Chichén Itzá, aparecen representados en contextos de sacrificios humanos (Benson, 2001). Se cree que los mayas lo consideraron una manifestación del sol en la tierra, y la encarnación de las almas de los guerreros muertos sacrificados (De la Garza, 1995). En el libro del Chilam Balam de Chumayel “se denomina al colibrí como una derivación de un nombre náhuatl, Pizlimtec, que proviene de Piltzintecuhtli, el Sol jóven (nombre tambien de Xochipilli, diosa mexica de la música, el canto, las flores y plantas alucinógenas), y se presenta como el padre del propio sol de la época actual del universo, que lo engendra cuando se acababa de reestructurar la tierra después de un cataclismo cósmico. Esto coincide con el Popol Vuh, donde el sol de la época actual aparece después de la creación de los hombres de maíz (De la Garza, 1995)”.

10 “Y bajó Pzimlitec, el de los huesos verdes, al pie de la flor, y el que es Eterno (el dios creador celeste) lo transformó en colibrí, y entonces chupó la miel de la flor, de la flor de los nueve pétalos, hasta lo más adentro de ella. Y entonces tomó por esposa a la flor vacía, y salió el espíritu de la flor a vagar. Cuando se abrió el cáliz de esta flor, el Sol estaba dentro, y en medio de ella se leía su nombre. Y sucedió que suspiraron llenos de deseo los Trece dioses (Chilam Balam de Chumayel, citado por De la Garza)”. Es bien sabido que las aves estaban asociadas con direcciones del mundo. Aunque éstas aves de los cielos son individualmente nombradas en Chumayel, es posible que se les conociera colectivamente como “los pájaros Moan”, aunque cada uno tenía sus características (Seller, 1996).

El colibrí aparece asociado a otras especies, en éste caso Hellmuth (1987) plantea la asosiación de la imágen de la serpiente con las alas de varias especies de aves.

Vaso pintado de Tikal, fechado para el período Clásico Tadío, proveniente de Tikal, que muestra un colibrí con alas de serpiente. Dibujo tomado de K. Taube (2009: 3).

11 Aves acuáticas Las aves acuáticas aparecen asociadas al agua del inframundo. En general fueron vistas por los grupos prehispánicos como “un complejo sistema de mensajes cifrados como una ventana abierta hacia el resto del cósmos, un código sagrado y mágico que exhibía secretos, leyes ocultas del actuar del universo, de los dioses, del tiempo… las aves acuáticas delataban ante los ojos humanos las fuerzas invisibles que tejían el futuro, el destino, la historia misma. A través de ellas era más fácil leer la naturaleza, el capricho de los elementos, la relación con otras regiones del mundo (Espinoza, 1994: 17)”. Las garzas son las aves que con mayor frecuencia se encuentran asociadas a los gobernantes representados en diferentes escenas del período Clásico. Generalmente aparecen como parte de los tocados, con un pez atrapado en su largo pico. La distribución de las garzas es casi mundial, se alimentan principalmente de peces, ranas, crustáceos e insectos. En Mesoamérica, su distribución se limita a las regiones costeras y a las Tierras Bajas.

Vaso con diseño inciso de garza, procedente de las Tierras Bajas (Período Clásico). Foto Nicholas Hellmuth, con autoriazción del Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Ministerio de Cultura y Deportes, Guatemala.

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Se ha considerado que fueron símbolos de poder que los dioses otrogaban a los gobernantes. En el Códice Dresde la garza está asociada al Dios Chac (deidad de la lluvia), y es posible que ésta relación se deba a que es un ave de hábitos acuáticos (De la Garza, 2001). Otra ave acuática que aparece con frecuencia es el Cormoran, sobre todo en algunos vasos estilo Holmul. Esta ave sin duda llamó la atención por sus sorprendentes hábitos, ya que tiene la capacidad de volar y de zambullirse hasta por un minuto, alcanzando una profundidad de hasta 10 mt. A diferencia de muchas aves acuáticas, las plumas de los cormoranes no son completamente impermeables, por lo que al estar mojado, su peso aumenta y ésto les permite sumergirse y movilizarse con mayor facilidad dentro del agua. Al salir a tierra, extienden sus alas para secarlas, y es en ésta postura como aparecen representados con frecuencia en los vasos estilo Homul. Existen alrededor de 30 especies de cormoranes, y su hábitat es bastante amplio, ya que se encuentran distribuidos en aguas dulces y costas de todo el mundo. Anidan en árboles y acantilados. En algunas de las especies su color negro y sus habilidades para volar y nadar fueron características que los mayas prehispánicos asociaron con el inframaundo. También se pueden ver representaciones de ésta ave con un pez gato en su pico, asociada a personajes del inframundo, y a Hunahpu e Ixbalanqué. En la bóveda de Xuelén aparece un carmorán pintado de rojo con sus alas extendidas, y sus codos marcados con blanco y un pez en su largo pico (Staines, 1994).

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Vasija con soportes almenados y diseños incisos con representaciones acuáticas del infrmundo. La tapadera presenta una asa modelada en forma de ave, posiblemente se trate de un cormoran. Pieza procedente de Uaxactún. Foto de Nicholas Hellmuth con autoriazción del Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Ministerio de Cultura y Deportes, Guatemala.

En esta escena de los héroes gemelos del Popol Vuh aparecen como cazadores cerbataneros, rodeados de varias aves acuáticas, de las cuales podrian identificarse algunas garzas y cormoranes. Dibujo A. Cajas, tomado de Reents-Budet (1994:247).

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Vaso con glifos de la Secuencia Primaria Standard y la representación de un pez con una garza asociados a varios elementos, entre ellos destaca la cara del Dios N en el pecho del ave. El vaso es de procedencia desconocida, pero en Tikal se han encontrado otros ejemplares fechados para el Clásico Tardío (Hellmuth, 1987). Foto de Nicholas Hellmuth con autorización del Museo de Arte Precolombino y vidrio Moderno, en Casa Santo Domingo, Antigua Guatemala.

15 Búhos y lechuzas Estas aves de presa se caracterizan por ser depredadores nocturnos. Su suave plumaje ha sido adaptado para movilizarse silenciosamente durante las noches. Desde que la noche, la oscuridad y la muerte estan conectadas, los búhos y lechuzas han sido asociadas a fuerzas oscuras, mesajeras del inframundo, como una manifestacion del dios de la muerte (Seller, 1996; Benson, 2001). Algunos autores las han identificado con el ave Moan (Seller, 1996; De la Garza, 2001). Ésta asociación de Moan, se hace en referencia a que, de acuerdo a sus hábitos, éstas aves siempre aparecen representadas en contextos relacionados a la oscuridad. Sin embargo, otros autores asocian al Moan, con una especie del orden falconiforme. Según De la Garza (2001), el modelo de ésta ave mitológica fue Página 73 del Códice de Madrid, en donde aparece Chac con el ave sin duda algún búho o lechuza identificada como Moan. con mechones de plumas en la cabeza, semejando orejas o cuernos. En éste caso, se le ha asociado especificamente con algunas especies (Otus guatemalae y Otus asio) que hábitan en toda la region maya, y que además emiten un sonido bastante singular que podría compararse con el llanto de un niño pequeño. La creencia de que los búhos o tecolotes tienen cierta relación con seres oscuros ha prevalecido en diversos grupos culturales, y existe aún en la actualidad. En los registros coloniales, aparecen algunas referencias. En la Historia General de Guatemala, Ximénez escribe sobre el Búho o Tecolote:

“esta es una ave nocturna con que los indios tienen grandísismos abusos, porque dicen que es mensajero del infierno, y que les ha de suceder algun trabaxo (1967;97)”.

16 El calendario del Haab´tiene un mes con el glifo Muan, que en ocasiones aparece acompañado de elementos fonéticos que podrían sugerir que el mismo término se utilizó en la antiguedad para referirse a ésta ave (Miller y Taube, 1993). En la iconografía maya el ave Moan se ha identificado con la lluvia, el maíz y el inframundo. En yucateco el término muan tiene connotaciones asociadas a las nubes, la lluvia y la niebla. Es probable que por ésta misma razón el dios Chac aparece con ésta ave en contextos del período Clásico y Postclásico (Miller y Taube, 1993). Los buhós tambien han sido asociados con la fertilidad, ya que en Popol Vuh aparecen como asistentes y mensajeros de los señores de Xibalbá (Chabí Tucur y Huracán Tucur, que posteriormente ayudan a salvarle la vida a Ixquic, la esposa de Hun Hunahpu, padres de Hunahpu e Ixbalanque).

Tapadera de Incesario que representa a un personaje femenino, y entre sus manos lleva a una ave nocturna, que podría tratarse de un buho o una lechuza. Foto Nicholas Hellmuth, con autorización del Museo de Arte Precolombino y Vidrio Moderno, en Casa Santo Domingo, Antigua Guatemala.

17 Representaciones mitológicas En el arte Maya es común encontrar varios animales o seres sobrenaturales, y por lo general en éstas representaciones sobresalen las aves, algunas con rasgos naturalistas y otras con cualidades físicas que las caracterizan como seres mitológicos. Algunas aves aparecen con rasgos físicos propios de otras clases de animales, logrando una representación mitológica que se sale de las propiedades físicas naturales y normales de un ave (Paredes y Rubio, 1992). Los seres mitológicos tienen un lugar específico dentro de los niveles del cósmos prehispánico, en tal caso, pueden estar asociados a la bóveda celeste o al inframundo. Las aves mitológicas pueden ser consideradas aves celestiales o aves del inframundo. A las aves acuáticas por lo general se les ha asociado con el inframundo, al igual que las aves nocturnas, como los buhós y lechuzas, y éstas últimas consideradas en algunos casos como Ave Muan.

Representaciones de garzas del inframundo. Dibujo A. Cajas, tomado de Robicsek y Hales (1981).

“Las aves celestiales aparecen asociadas al cielo, aire y fuego. Algunos autores consideran que las aves celestiales ostentan la posición más alta en la jerarquía de seres avícolas dentro de las representaciones iconográficas de la cosmología Maya (Bardawil citado por Paredes y Rubio, 1992: 236)”.

18 Existen diferentes representaciones del ave celestial en el arte Maya, pero hay ciertas características que la identifican claramente. En la representación más general, el ave posee grandes y largas plumas, patas cortas con espolones y un símbolo de espejo en la punta de la cola. En las alas suele aparecer una cabeza de reptil (lagarto y/o serpiente) sin mandíbula, y en su lugar, del maxilar superior emergen plumas formando otra ala. También aparece con varios elementos variables entre los que se incluyen tocados, penachos, peinados, bandas de cabeza, presencia o ausencia de mandíbula inferior y elementos decorativos en las orejas (Paredes y Rubio, 1992). Las diversas representaciones del ave celestial, varían de acuerdo al período y a la región a la que aparecen fechadas, “en la cerámica por ejemplo comparten ciertas características iconográficas con las aves mitológicas que se representan en estucos y estelas, en donde generalmente el ojo aparece con el iris cuadrado, un símbolo de espejo u obsidiana en la frente, y colgando del cuello se puede observar un collar que lleva en el extremo un pectoral con un símboo identificado como concha (idem.)”. De acuerdo al estilo y la época aparece con bandas cruzadas dobles o simples, espacios achurados o con símbolos de IK, o rellenos de pequeños círculos entre el maxilar superior y las plumas principales (Hellmuth, citado por Paredes y Rubio, 1992: 237). Tomando en cuenta el concepto de dualidad dentro de la cosmogonía Maya, el cielo y el inframundo se consideran como espacios opuestos, necesarios para mantener un balance dentro del mundo terrenal. Por tanto, en éstos espacios aparecen varios personajes reales y mitológicos que interactúan entre sí. El ave celestial es considerada como opuesta al Ave Muan, ave del inframundo (Paredes y Rubio, 1992). El ave celestial aparece generalmente representada o asociada con personajes históricos y en ocasiones con seres mitológicos (Dios D, N, entre otros), a diferencia del Ave Muan, que por lo general se le observa representada con deidades que pertenecen al panteon Maya.

19 En relación a la Deidad Ave Principal, varios autores (Taube, Cortez y Lowe) concuerdan de que se trata de Vucub Caquix (en idioma k’iche’) o Siete Guacamaya, el ave que de acuerdo al Popol Vuh, usurpó el papel del “Sol” y se magnificó a sí misma (Coe, 1989). Existen representaciones de la Deidad Ave Principal desde el Preclásico Tardío. En las estelas 2, 4 y 25 de Izapa, en donde aparece como un ave con rasgos de reptil. En la estela 25 aparece junto a un personaje al que le ha arrancado un brazo (Paredes y Rubio, 1992). Este personaje ha sido identificado como Hunahpu, ya que en el Popol Vuh, los gemelos son representados como héroes que logran derrotar a Vucub Caquix, son “jóvenes señores” hábiles para el juego de pelota y para cazar aves con sus cerbatanas (Coe, 1989). Según Coe, ésta es una clara evidencia que afirma que la Deidad Ave Principal y Vucub Caquix son la misma criatura mitológica (1989), y de acuerdo con algunas de sus características, también se trata de un ave celestial (Taube, 2009). La Deidad Ave Principal también aparece asociada con el Dios D, que corresponde a una Deidad solar, y se encuentra principalmente en el arte del periodo Clásico Temprano como un anciano, con un ojo cuadrado y nariz encorvada (Thompson, 1997; Hellmuth, 1987). Esta es otra evidencia que permite afirmar que se trata de Vucub Caquix, el ave que usurpó el lugar del sol.

Deidad Ave Principal con la cabeza del Dios D, tomado de Monster und Menchen (Hellmuth, 1987: 258).

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La Deidad Ave Principal también tiene atributos de un ser “mitad humano, mitad ave”, y la parte humana es una Deidad, que aparece desde el Preclásico Tardío hasta el Clásico Temprano, en diferentes representaciones artísticas de varios sitios de las zonas costeras del Pacífico, en Tierras Altas y Tierras Bajas Mayas, además de otros sitios como Monte Albán y Tres Zapotes (Coe, 1989).

Personaje del inframundo en una variante de metamorfosis con el Dios D y la Deidad Ave Principal. Tomado de Monster und Menchen (Hellmuth, 1987: 255).

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