LA VANGUARDIA

Salve Regina.o Salve de los ecos, de Cabanilles, o con el célebre Regina coeli de Joan. Cererols (1618-1680). Cierto que la acústica de una sala de conciertos ...
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LA VANGUARDIA Fin de fiesta JAUME RADIGALES - 00:00 horas - 24/04/2006 Se clausuró la VIII Temporada del ciclo Cobla, Cor i Dansa al Palau y se hizo con nota, en parte por haber contado en esta ocasión con el rey indiscutible de ese Palau que se acerca a su centenario: su majestad el órgano. Claro que el "rey de los instrumentos" (como lo definió Mozart) lleva corona si tiene a un buen intérprete, y el órgano del Palau de la Música reinó gracias a David Malet, intérprete de cuatro piezas en solitario, tres de Juan Bautista Cabanilles (1644-1712) y una del compositor checo Frantisek Tuma (1704-1774). La excelente acústica del auditorio modernista permite una buena percepción del sonido que emerge de los emblemáticos tubos, aunque si se puede optar por localidades centrales, la cosa mejora. Lo pudimos comprobar cambiándonos de sitio en la segunda parte y la cosa sonó exhuberantemente, en parte gracias a la seguridad que Malet ganó a medida que avanzaba el concierto. Escoge bien los registros y frasea con gusto, sacando un bello y compacto sonido, tanto en solitario como en las piezas corales, que también acompañó. Esteve Nabona es un director entusiasta, que contagia energía por los cuatro codos y que sacó lo mejor de dos jóvenes formaciones corales, el Cor Jove del Orfeó Català y el Ensemble Vocal Cambra 16, que estuvieron especialmente felices en partituras como el Salve Regina.o Salve de los ecos, de Cabanilles, o con el célebre Regina coeli de Joan Cererols (1618-1680). Cierto que la acústica de una sala de conciertos es poco apta para las volutas de piezas como las escogidas, pensadas para las resonancias de una nave eclesial, pero se demostró el buen hacer de Nabona y el notable nivel de voces muy tiernas (sobre todo las del Cor Jove del Orfeó Català) pero que apuntan buenas maneras, especialmente en las cuerdas femeninas, ya mejor formadas que las masculinas, que deberán ganar en consistencia en cuanto avancen las edades de quienes las poseen. En todo caso, fue un bonito y bien escogido fin de fiesta para el ciclo Cobla, Cor i Dansa al Palau.