La universidad piensa la paz: Obstáculos y posibilidades

A lo largo de ia historia, ios poetas han sido portavoces de muchas de las injusticias ...... ¡Aventureros hijos de puta, robándole el oro a los indígenas!7. Aquí se ...
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La paz desde otras perspectivas

Reflexiones sobre la poesía y la guerra SELNICH VIVAS Literato Profesor de la Universidad Nacional de Colombia

La palabra traspasa al hombre, la aguja no. Ai-Ajtal En una Colombia donde la guerra ocasiona masacres, secuestros, silenciamientos, torturas y desapariciones, la combinación de la poesía y la guema hace pensar en una reflexión histónco-sodal sobre el porqué de la prolongación de la guerra y ei aumento de la sevicia en el país. Es decin una búsqueda común sobre las causas políticas y económicas que han favorecido la injusticia y la impunidad. En este caso, la poesía (la palabra) complementaría a la Sociología, al Derecho y al periodismo investigativo. Una investigación de este tipo requiere de un trabajo conjunto entre profesionales de distintos campos que, mediante el diálogo entre obras literarias y no literarias, reconstruyan el imaginario colombiano sobre la guerra. En la literatura colombiana abundan poemas de gran valor documental que evidencian la fiereza del conflicto frente a los individuos indefensos. Son obras secundarias, sin ningún valor poético, pero que por su cantidad, entre escritores profesionales, consagrados o no, y entre escritores aficionados, jóvenes o viejos, reflejan una preocupación colectiva por querer aprehender el fenómeno de ia guerra.

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Tal vez la expresión poesía y guerra sirva de base para un juicio categórico polémico: todo poeta es guerrero, Pero no al revés: no todo guerrero es poeta. En principio, la guerra y la poesía se mueven por unafiuenzadinámica semejante: la transformación. La literatura transforma ei lenguaje para inquietar al lector Se dice que, pendón, en las filas de ios múltiples ejéncitos ínvolucnados en el conflicto colombiano hay lectores de poesía o, por qué no, poetas. Sin desechar esta sospecha, vale la pena aclarar que las lecturas y los escritos de estos guerreros colombianos, a! igual que los de tantos escritores profesionales en Colombia, como Nicolás Suescún, según las informaciones divulgadas por los medios de comunicación nacionales, hablan de muy malos modelos poéticos (Benedetti) y de obras sin formación en las que todavía se confunde la rima y el juego de palabras con la poesía. La rima, al igual que los géneros canción, himno, loa, hacen parte de la poesía en general, pero cuando se ponen al servicio de las intenciones patrióticas o propagandísticas redundan en el fracaso poético. Los cantos de guerra subordinan ia lucha con el lenguaje -uno de los principios poéticos- a la manipulación ideológica, a la pedagogía del odio, como decía Borges al referirse a ¡as cartillas nazis. Bajo esa pedagogía el combatiente se convence de la maldad esencial de su enemigo, que casi siempre no conoce, pero que sueña y aborrece sin motivo. El truco de los himnos de guema, tan antiguos como la poesía misma, es muy eficiente en el campo de batalla, porque se basa en la repetición. Se obliga a memorizarios y se les utiliza a manera de encantamiento y alucmógeno justo antes del combate. La fórmula nahua, por ejemplo, "¡Los amantla son nuestros enemigos!/ ¡Ven a unirte a mí!/ ¡Con combate se hace la guerra!/ ¡Ven a unirte a mí!"1, tiene su semejante entre los árabes del siglo Vil: "¡Cuántos rivales dejé sobre el campo de batalla/ surcados por regueros púrpuras de sangre!"2; y, a su vez, entre los grupos armados actuales en Colombia: "Enemigo mataré/ y su sangre beberé"3, Portillo, Miguel León (compilador), Literatura del México Antiguo. Caracas, Ayacucho, 1986, p, 90, 2 Veglison, Josefina, Poesía árabe clásico. Madrid, Mondadori, 1 997, p. I 3, 3 Testimonio de excombatiente transmitido por "los habitantes de la noche". Emisora Todelan 29 de enero de 2000, I 2:30 a.m.

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"Los dioses tejen desgracias para que a ias nuevas generaciones no les falte qué cantar", decía Homero en la ¡liada, insinuando que la poesía es, entre otras cosas, un instrumento de conocimiento. Cantar por las desgracias, pero también cantar para entender el por qué de las desgracias. ¿Por castigo de los dioses? ¿Por pasatiempo de los dioses? Homero — y sus seguidores romanos y cristianos— presenta héroes cuya esencia vital es ia lucha. Es decin sus acciones incontrolables (por su soberbia) han violado los límites humanos establecidos por la naturaleza y ahora, en medio de la guerra, se convierten en leones hambrientos 'que en lo alto del monte/ se disputan furiosos el cuerpo sin vida de una anta". En los mitos primitivos indígenas americanos, en la Biblia, El cantar de Roland, El cantar de los Nibelungos, El Mío Cid, en los himnos que se obligaba a memonzar a los niños de las escuelas nazis, fascistas y durante las dictaduras argentinas y chilenas, se sustituye la soberbia de ios guerreros por una justificación: la defensa del país o de ia religión verdadera, So que en últimas representa simplemente una soberbia colectiva. Por esta razón abundan las imágenes de héroes descomunales que asesinan sin compasión a sus enemigos y se ensañan en los cadáveres. Homero en el Canto XVI de la llíada, sirve de ejemplo: "[Aquiles] el cadáver [de Epigeo] tocaba ya cuando el magnífico Héctor lo alcanzó en ¡a cabeza al lanzarle una piedra, y rompiósela en el casco de bronce, y de bruces cayó en ei cadáver y extendióse la muerte sobre él, destructora de vidas'"1. De manera que a los escritores colombianos no se les pide una investigación psico-antropológica sobre la naturaleza violenta del ser humano. Pero si en todas ias culturas, en todas las épocas y países, la sociedad humana se ha enfrascado en cruentas guerras y ha cantado poesía, ¿por qué no hablan por lo menos, de las apreciaciones que ha dado la poesía sobre dicho fenómeno humano? Existe una gran diferencia entre cantar a la guerra y cantar para la guerra. El límite entre estos dos propósitos es borroso y peligroso 4

Todas las citas de la llíada pertenecen a la edición de José Alsina, Madrid. 1980,

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a la vez, como el filo de la navaja que saca punta al lápiz y por falta de pulso rebana el dedo. Sigmund Freud desenmascaró las mentiras de la guema cuando afirmó que el individuo no hace la guerra. La guerra la hace la masa. La guerra es el resultado de unos cerebros que ta planean y de cientos de autómatas que la ejecutan. Otros teóricos del fenómeno han hablado de la guerra como una necesidad biológica natural, en tanto dinamiza el proceso de selección de las especies. Para algunos economistas del siglo XIX la guerra es producto de la contradicción permanente entre las clases sociales que buscan el poder A estos argumentos, fundamentados e interesantes, se podría agregar el de Empédodes, quien consideraba que el cosmos se mueve por dos fuerzas en permanente choque, Amor y Discordia, y que dichas fuerzas se manifiestan a través de los fenómenos naturales y en el cuerpo y el alma humanos, Cada uno de estos caminos, no obstante, privilegia el fenómeno de la guema y busca una explicación a su existencia, peno deja de lado el asunto palabra y guerra, es decin para qué sirvió la poesía en aquellos países donde hubo guerras tan sangrientas como la colombiana. Pero en este planteamiento no hay espacio para las intenciones moralizantes, como las famosas Cartas de amor a Colombia que han escrito algunos escritores del continente, ni para las lamentaciones, que suelen rebosar los escritos de los contradictores o víctimas de la guerra. Una taxonomía de estos últimos textos -aún no se les puede llamar poesía- diría que en un primer grupo se ubican los que escriben en caliente, es decin bajo el dolor y el temor; en un segundo grupo están los textos en los que refluye un sentimentalismo patriótico bastante ridículo y superficial, y en un tercer grupo, los escritos en los que impera una absoluta falta de "imaginación moral", como llama Marshall Berman a quienes eluden la realidad para evitar la fatiga que produce el pensamiento. Un ejemplo del primer conjunto es este texto de Anabel Torres:"Es que no teníamos/ un país / donde amarnos/ sin temor a que mientras/ la muerte/ nos robara los hijos". Un ejemplo del segundo grupo, que es al mismo tiempo un modelo exitoso en la poesía colombiana contemporánea, es este juego de palabras de Nicolás Suescún:

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"el amarillo es la luz del sol/ el azul es ei azul dei cielo/ el rojo es la sangre de los inocentes"5. Un ejemplo del tercer grupo es el clásico verso de Eduardo Carranza: "Salvo mi corazón, todo está bien". ¿Quién no está en contra de ia guerra? Desde el campesino hasta el académico saben que la guerra es el más peligroso enemigo de la civilización y el espíritu. Pero versos como los deTorres, Suescún y Carranza no sólo no logran su objetivo (cuestionar la guerra, en los dos primeros casos, y oponer el amor a algo, en el último ejemplo), sino que producen un terrible odio por la poesía, porque se quedan en la queja, el lamento, el lugar común y demuestran que la guerra ha sobrecogido a sus autores, que les ha impedido ver más allá de su impresión dolorosa. O que aún no cuentan con una elaboración poética del asunto que tratan: poesía y guerra. Los escritores de hoy dirán que la poesía no tiene por qué inmiscuirse en los problemas sociales, que el compromiso político dei escritor está pasado de moda y que al poeta le corresponde únicamente la responsabilidad de tratar con plasticidad los temas de su predilección. Esta réplica es aceptable, porque la poesía como arte trabaja con un matenal (la palabra) y antes y después de cualquier tema, debe preocuparse por pulir y cincelar Psicólogos (Lev Vigostky, Howard Gardner) y lingüistas (Román Jakobson, Jean Cohén) definen la poesía como una técnica, medible y cuantrficable, consistente en la "combinación musitada' ', personal, de los registros de la lengua. Sin lugar a dudas, estos grandes estudiosos de la mente, del lenguaje y de la poesía tienen razón. Pero olvidan una inquietud fundamental. No para ellos, sino para el poeta, para et lector: ¿para qué sirve la poesía? Con mayor precisión: ¿para qué la poesía, si nuestros muertos adornan las avenidas? Admitamos: ia poesía es un juego con el lenguaje, sobre todo en un país como Colombia - e n un continente como América Latina- donde citar el Nocturno de José Asunción Silva es suficiente para declararse poeta. Admitamos: ser brillante y profundo en este país es 5 Estos dos últimos ejemplos fueron tomados de Galeano, Juan Carlos, "Ante la agresión. Poetas colombianos en la violencia", en Lecturas dominicales de El Tiempo. I I de junio, 2000, p. 7.

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fácil, basta declararse bolivanano para dar a entender que se piensa el país, que se comprende su historia. ¡La verdadera poesía, qué juego tan caro, tan inútil y tan doloroso para un escritor honesto en Colombia! Para ser poeta se necesitan los libros, muchos libros. Casi siempre libros costosos. Además, una educación, formal o autodidacta, pero guerrera, es decir autocnítica y permanentemente renovadora. ¿Qué sentido tiene aprender idiomas, escribir poesía, si no le sirve a nadie, si nadie quiere leerla, comprarla, entenderla? ¿Para qué poetas, si todo sigue igual: muy mal? ¿Para qué molestar al pueblo colombiano con reflexiones senas y trascendentales, además de aburridas, si lo que necesita es relax y mucho cariño? Esta forma de pensar, empobrecedona del hecho poético y confionmista con la realidad, explica el origen de ¡a creencia populan, bastante cultivada pon los organismos estatales, según ia cual existen profesiones útiles y rentables para la sociedad y hobbies juveniles, entre los que figuran la literatura y las artes, En estos términos la poesía se reduce a la expresión del sentimiento, del amor. Adolescentes, jóvenes, jovencitas, escritores profesionales, ex presidentes, profesores, burócratas, duques en sus ratos libres "cometen" poemas de amor o cartas de amor. El verbo entrecomillado resalta la ternura con la que hablan sobre su "pecadillo". Con razón hay tanta poesía amorosa en Colombia, y sin necesidad de gastar millones en encuentros internacionales de escritores. ¿Quién no ha amado alguna vez? Con tanto amor flotando por ahí, ya era hora de que se hubiera firmado la paz, por lo menos con el vecino. Pero no. El sentimentalismo profesional ha derivado -¡qué raro!- en más desasosiego, penuria y violencia. A lo largo de ia historia, ios poetas han sido portavoces de muchas de las injusticias sociales, económicas, políticas, sexuales. Ellos, gracias a la distinción que les confiere la sociedad, opinan (preguntan) sobre lo que otros no se han atrevido siquiera a hablan Los lectones, la vida cuitunai, confían en su capacidad pana enderezar lo torcido, aunque dicha solución sea temporal y dentro de una realidad ficticia. La poesía, dice Seamus Heaney citando aWallace Stevens, es una'Vio-

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lencia interior que nos protege de la violencia exterior". Es la imaginación que contrarresta la fuerza con la que la realidad nos presiona. Justamente porque ia poesía no puede ser un simple juego de palabras, cumple su finalidad: logra atravesar al hombre, tocarlo en su interior, como ni siquiera lo alcanza ia bala, la explosión, el arma. El epígrafe de este ensayo es un poema omeya del Al-Ajtal, cuyo título, Arma. daría lugar a una interpretación adicional de la idea de Wallace Stevens. La palabra traspasa al hombre, la aguja [el arma] no. Por muy fuerte que sea ¡a explosión, por muy sangrienta que sea la conquista de un pueblo, ¡a concientización de la gravedad de ios hechos no tendrá lugan ni en la víctima ni en el victimario, hasta que no se haga palabra. Decir que, por ejemplo, la colonización africana por parte de tos europeos fue un hecho horrendo no conduce necesariamente a una percepción, a una sensibilización de los hechos. En cambio, cuando se lee ei poema Ellos vinieron de Francois Sengat-Kuo, de Camerún, se comprende lo que significa ia destrucción de una cultura y la imposición de una visión de mundo. Ellos vinieron al claro de luna al ritmo del tam-tam aquella noche como siempre bailábamos reíamos brillante fiuturo ellos vinieron civilización biblias bajo el brazo fusiles en mano los muertos se amontonaron lloramos y el tam-tam se calió silencio profundo como ia muerte. I 3991

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lis sont venus au dair de lune au rythme du tam-tam ce soir-lá comme toujours l'on dansait l'on nait brillant avenir ¡Is sont venus civilisation bibles sous le bras fusils en mains les morts se sont entassés l'on a pleuré et le tam-tam s'est tu silence profond comme la mort 6 . Palabras como "biblia" - e n minúscula-, "civilización" y "fusiles" comparten, necesariamente, un campo semántico dentro del poema: la agresión. Fueron supresores de un "brillante fiuturo", en el que se podría bailar y cantar La poesía de la guerra es una poesía en contra de la guerra, porque causa un efecto liberador de la realidad. A través de la poesía se pueden equilibrar ios platillos de la balanza de la realidad, casi siempre indinados hacia el lado del más fuerte, Pero el poeta no es un cura que vive sermoneando a todo el mundo y diciendo lo que está mal y lo que está bien. No tiene voluntad de evangelizador Por su grado de agudeza y percepción, valdría más como un voyeur, que mira con sorna y con placer los puntos más recónditos de lo humano. En los momentos más difíciles de la histona humana, que son casi todos, el poeta ha mostrado, ha desnudado, el comportamiento humano, sin juzgarlo, para que la experiencia pura y la expresión concreta 6 Sengat-Kuo, Francois, "Ellos vinieron", en Hoyet, Mane-José (compiladora). Poesía africana. Poetl subsaharianí di área francófona, Firenze, Ponte alie Grazie, I 992, p. 86. La versión es de Rodolfo Suárez.

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logren afectar ai lector Derek Walcott, al referirse a la guerra de Kosovo, dice que lo más peligroso de la guema moderna es la repetición sistemática del horror Pero al mismo tiempo se sorprede del papel maravilloso que puede cumplir la poesía; "Enseñar la maldad del hombre, amar el mundo incluso en su doion crear belleza aunque sea a partir del horror Eso es lo que salva a los poetas".Y los salva precisamente de caer en la repetición y la sensiblería, que es la cara más homibie del conformismo. Una poesía que se preste a la guerra es una contradicción en los términos, por no decir una aberración. Aberración a ia que han llegado grandes poetas del siglo XX, como CésarValiejo y Miguel Hernández. La esperanza en una sociedad mejor llevó a estos dos poetas a creer en el poder de transformación social que tenía la lucha armada. Cuando esa lucha fracasó -toda lucha armada es un fracaso, porque implica la sustracción de materia, ia eliminación de otro ser humano- y los mensajes partidistas no hallaron receptores en otros pueblos en guerra, aparecieron los mejores poemas de guerra de Vallejo y Hernández.Ya nadie leería, sin convocar una risa, el verso "¡El poeta saluda al sufrimiento armado!"7, Pero quién no se sobrecogería con una expresión como "¡Cuídate, España, de tu propia España!"8, Este verso causa una reacción interior inmediata; lacera el espíritu y la percepción de la historia, en especial si se trata de un lector que vive una lucha fratricida como la colombiana. La poesía ofrece una respuesta a la realidad. Lo que no se puede aceptar en ia realidad, en la poesía se concibe como posible: guennileros, paramilitares, militares, campesinos, ricos, pobres, policías y estudiantes son hermanos. Una guerra entre ellos es simplemente una guerra que destruye seres queridos,("¡Qué bellos son los párpados de los muertos queridos", canta GeorgTrakl, advirtiendo sobre la profunda contrariedad que produce el desarrollo de la guerra en quienes creyeron, al comienzo, en ella.) El descubrimiento de esta terrible contradicción llevó a Hernández a plantear dos de los versos más implacables de la poesía: " N o sé por qué, no sé pon qué ni cómo/ me pendono la 7

Vallejo, César "España, aparta de mí este cáliz", en Vallejo, César, Obra poética completa. Caracas. Ayacucho, 1990. 3 Hernández, Miguel, Antología. Buenos Aires, Losada, 1966.

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vida cada día", Al comienzo la guerra entusiasma, luego desanima y por último provoca una crisis interior, que induce a una visión problemática de la condición humana, de lo que condiciona el acto humano. La poesía le debe más a la guerra de io que los actores del conflicto se imaginan. Los poetas han leído mejor la guerra que los guerreros la poesía. La guerra ha transformado la sensibilidad, el lenguaje y ia escritura del poema. ¿Cómo entender a Netzahualcóyotl y a Whitman sin la guerra? ¿Cómo leer el futurismo, el surrealismo y el expresionismo sin la Primera Guerra Mundial? La perversión creativa e inusitada de la técnica puesta al servicio del crimen modificaron la forma de hacer poesía. Vladimir Maiakovskü, artífice y pastor del futurismo ruso, hizo del lenguaje militar un manifiesto poético. Luchaba por la liberación del arte y de la poesía. Sus enemigos eran el idioma literario establecido, el ritmo, la medida, la sintaxis, la etimología. Unos años antes de Maiakovskü, FilippoTommaso Marinetti, después de presenciar los bombardeos de los países balcánicos sobre Turquía (1912), y mucho antes de declararse seguidor del fascismo, destruyó, explotó, la lengua italiana con su libro Parole in libertó que da comienzo al experimentáosme en Europa y América. Para dar una muestra se trascribe un fragmento en italiano del poema Bombardamento diAdrianopoli; Furia afifanno orecchie occhi narici aperti! attenti! forza! che gioia vedere udire ilutare tutto turto tatatatatata delle mitragliatrici estribare a perdifiato sotto morsi schiaffi traaktraak frustate pic-pac-pum-tumb bizzarrie salti (200 metri) della fucileria9. Mannetti demuestra con este poema que para expresar lo que pasa en la guerra es necesario ajustarse a su lenguaje. La especie humana está en peligro porque hay formas más sistemáticas para su destrucción y estas formas, ai igual que sus efectos, sorprenden no tanto por su capacidad de destrucción física, sino por ia velocidad con que inauguran nuevos lenguajes incomprensibles e incomunicables para el ser humano. A tal 9 Marinetti, FilippoTommaso,"Bombardamento di Adrianopoli", en Spagnoletti, Giacmto (compilador), Otto secoli di poesía italiana, Roma, Newton Compton, 1993, p. 612.

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punto avanza la guerra, que los humanos ya no respetan normas ni pnncipios. Las bombas habían hecho brotar nuevas formas de barbane y dolor que con el lenguaje acostumbrado no se podían expresan Los sonidos de las metralletas y de las explosiones salieron del combate y se establecieron en el poema, como se había hecho con el estruendo de ias espadas y los escudos.Ya no eran la piedra arrojada por Héctor Los bombardeos sobre Turquía apenas eran una burla a los combates cuerpo a cuerpo que se libraban en los siglos pasados. Ni siquiera había tiempo para luchar alrededor del cadáver del amigo.Tampoco se puede decir que después del bombardeo se vivieran imágenes «dantescas», en el sentido de lo que vio Dante en el Infierno: perduta gente, esto es, enfermos, condenados. Las orejas, los ojos, las narices abiertas de cientos de personas se combinan, en un segundo, con el tatatatatatata, el traak-traak y el pic-pac-pum-tumb de las armas. En esta nueva guerra las formas del cuerpo humano no representan los límites de la muerte. La muerte se ha llevado más allá de los átomos del alma. No se sabe si Marinetti actuó con morbo al presentar la escena, pero su hiperrealismo deja entrever una crítica a la barbarie militar Poesía versus guerra implica un riesgo evidente: escribir con el corazón, con el dolor, con el odio. Cuando este escollo se supera, la obra se traduce en imágenes y pensamientos surgidos desde el interior de las imágenes de la guerra, que conducen a una reformulación del problema, como en este homenaje de Octavio García al poeta colombiano Aurelio Arturo: Carta Perdónanos, Arturo, por el país que ahora tenemos. Incluso ha cambiado de nombre, ahora se llama Muerte y está habitado por muertos. Ahora se llama Muerte y el sol está en el exilio10. 10

García. Octavio, De huesos y cenizas, Bogotá, El Astillero, 1998, p. 77.

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El poema no toma partido. Cuando lo hace se empobrece, pues tiene que referirse a una sola de las mil caras de la moneda, O mejor dicho, el único compromiso del poema cuando se ocupa de la guerra es su destrucción mediante la inclusión e igualación de los adversarios. El poema Carta involucra, por medio del "perdónanos", a la pluralidad, al nos. En esa medida hace responsable a la totalidad de la sociedad por algo que es monstruoso: el exilio del sol, esto es, la destrucción de la vida. Hay una responsabilidad directa frente a la guerra por panto de quienes ia pnesencian y la padecen, aunque no la ejerzan, GeorgTrak! denomina la guerra como "la marea de la sangre", implicando lo más vital de la vida y haciendo responsables del crimen a todos los humanos a la vez. En la marea de la sangre, el cuidado de lo humano concierne a todos los humanos, en todos hay sangre y el oleaje de! mar de sangre se produce en cada sistema circulatorio. Otros poetas, quizá los más grandes poetas sobre ia guerra, ia refieren sin mencionarla, o se ocupan de sus efectos, de sus contradicciones internas, de ia dimensión humana que la permite. Se supone que el poeta, como intelectual, está dotado de una sensibilidad y una formación especiales que le permiten preguntarla realidad desde otros ángulos, desde puntos diversos y plurales. La mirada de la poesía es, debería ser, contradictoria, irónica, en la medida en que trata - e n esto consiste su lucha y su originalidad- de expresar en un todo armónico elementos (hechos, ¡deas, sentimientos, experiencias, etc.) que en principio son exduyentes o están en desequilibrio, como dice Heaney El poema hace de su material, de su forma y de su contenido una disonancia armónica con la que logra transformar la realidad. La transformación de esa realidad, sin embargo, según Heaney, no se da por un efecto mágico sobre los estamentos sociales, sino por el estado de relajación que causa en el lector "Siempre que las coordenadas de la cosa imaginada comespondan a ias dei mundo en que vivimos y sufrimos, la poesía cumplirá con su función compensadora. Se convierte en otra verdad a la que recurrir ante la cual nos podemos 1404 I

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reflejar de un modo más plenamente autorizado"11, "Por función compensadora" se puede entender y en esto Heaney está de acuerdo con Borges, "la modificación física que suscita cada lectura". El momento más eufónico de la lectuna de un poema de guerra no será, entonces, aquel que convoque la emoción al desequilibrio de siempre, sino aquel que permita descubrir que a pesar de tantas guerras y batallas sangrientamente perdidas y ganadas, aún todo se sostiene. El poema logrado le gana la batalla a lo contingente y permite, como dice Borges, "prefigurar un porvenir"12. La capacidad para influir en el lector el thnll o efecto estético, depende de la capacidad del autor para superar las condiciones concretas, tanto históricas como biográficas, que lo produjeron. He aquí otro principio o criterio de selección de un poema de la guerra: evitar el lenguaje ¡ocal, los hechos políticos y sociales particulares, para dar paso a un experiencia esencial. Una visión del poetizar que complementa ¡a prefiguración del porvenir fue planteada en 1950 por Gottfried Benn durante una conferencia que desconcertó al público. A una pregunta de moda (¿la poesía puede mejorar la vida?), Benn respondió con vanas negativas en serie. La poesía no debe ser tomada como un efecto terapéutico, no se puede combatir un trauma con poesía, porque lo agrava. Tampoco se puede considerar el poema como un instrumento político, pues toda idea política terminaría en caos, bajo las ambigüedades de! poema. Ni siquiera, decía Benn, el poema puede mejorar la vida cultural, porque la vida cultura! la hacen los pueblos, las tradiciones, y el poema, el arte, rompe las tradiciones. Restaban cinco minutos -los dos últimos párrafos de la conferencia- y ei público estaba dispuesto a marcharse con la idea de que Benn era anarquista o un nihilista desahuciado, cuando el autor de los Poemas estáticos aclaró: "El poema moderno, el poema absoluto es e! poema sin creencias, el poema sin esperanza, el poema que no corrige a nadie, un poema de palabras, que fascina por su ensamblaje"13. 1

Heaney, Seamus.The Redress of Poetry, en www,seamus-heaney-de Borges, Jorge Luis, Prólogo a Obra poética. Buenos Aires, 1977, p, 2 I. 3 Benn, Gottfried,"Solí die Dichtung das Leben bessern?", en Gedichte, Stuttgart, Recalm, 995. p. 152. 2

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Pero no queria decir con ello que definitivamente el poema no sirve para nada, sino que pretendía determinar las coordenadas en las que se puede discutir cuál es su función esencial. El poema sin creencias es el poema sin compromisos externos al arte, el poema que no convierte a ninguna religión o partido político. El poema sin esperanza es el poema que no engaña al lectonle presenta la realidad contundente. El poema que no corrige a nadie es el poema que no intenta persuadir al malo a que abandone su crueldad ni al bueno de que siga por la senda del bien. Benn niega la posibilidad de que el poema pueda mejorar la vida, prefigurar el porvenir pero concede al poema un poder de fascinación. ¿A qué se debe dicho poder? El responde que a la arquitectura, a la construcción de sus piezas, hechas de palabra. Gracias a esa construcción insólita, el poema choca con la realidad. El poema no lucha contra la realidad en el sentido bélico de la expresión, pero, concluye Benn,"hace algo todavía más determinante: la trastoca"14, altera los términos con que la historia, la ciencia, la política, la economía, entienden la realidad.Todas las cosas, todos los conceptos y categorías modifican su carácter bajo la mirada del poema. Si se hablara a nombre de Heaney, Walcott, Borges y Benn, se diría que un texto contra la guerra es logrado, cuando posee una elaboración poética o lucha con el lenguaje; suscita un efecto estético o permite prefigurar el porvenir; supera el estado de crisis personal y las circunstancias histórico-sociales inmediatas y trastoca el sentido de los conceptos y categorías establecidas para la realidad, Una buena muestra de elaboración poética y de efecto estético se presenta en los siguientes dos poemas, uno de Roberto Gernhardt y otro de Giuseppe Ungaretti. Ambos utilizan una estructura similar: presentación de la situación dolorosa, punto de crisis y resolución del conflicto, mediante una opción que al principio era imposible. Frage Kann man nach zwei verlorenen Knegen, Nach blutigen Schlachten, schrecklichen Siegen, ~

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Nach all dem Morden, all dem Vernichten, Kann man nach diesen Zeiten noch dichten? Die A n t w o r t kann nur folgende sem: Dreimal NEIN! Pregunta ¿Se puede después de dos guemas perdidas, Después de batallas sangrientas, victorias horrorosas, Después de todos los crímenes, de todas las ejecuciones, Se puede aún después de estos tiempos, hacer poesía? La respuesta sólo puede ser la siguiente: ¡Tres veces No! 15 El poema de Robert Gernhardt deja el trabajo a la ¡ronía.Todo lo anterior al último verso conduce a la negación, pero en la negación misma existe un ejercicio de poetizan que hace exclamar al lector o lectora: ¡pero si acaba de hacer poesía! Y no sólo la acaba de elaborar. Al mismo tiempo lega a ella la responsabilidad de burlarse del pasado oscuro,

Veglia Uríintera nottata buttato vicino a un compagno massacrato con la sua boca digngnata volta al plenilunio con la congestione delle sue mam penetrata nel mió silenzio ho scritto 5

Gemhandt, Robert Re/m und Ze/t, Stuttgart Recalm, 1996, p. 8. La versión es de Selnich Vivas,

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iettere piene 'amore Non sonó mai stato tanto attaccato alia vita Vigilia En una entera noche botado cerca a un compañero masacrado con su boca crujiente vuelta al plenilunio con la congestión de sus manos penetrada en mi silencio escribí cartas llenas de amor Nunca he estado tan apegado a la vida16. Este poema de Ungaretti saca lo mejor de una situación desastrosa. El cadáver de un compañero no da lugar a lamentaciones obvias, sino que permite el aferramiento a la vida, a la creación (cartas), y al sentimiento de cariño (amor). Al mismo tiempo, plantea una salida, una prefiguración, a un mundo posible, donde es indispensable sobreponerse a los más duros reveses de la guerra. El odio quedó atrás. Para superar el estado de crisis personal y las circunstancias sociohistóncas, Netzahualcóyotl y Rilke utilizan la elusión de la guerra y las preguntas trascendentales. Unos años antes de la llegada de los blan16 Ungaretti, Giuseppe, "Veglia", en Spagnoietti, Giacmto, op. cit., pp. 690-69 i, La versión es de Rodolfo Suárez

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eos a México, cuando la dominación azteca hacía alarde de sus más inclementes castigos y sacrificios, Netzahualcóyotl escribió Canto de la huida, una obra en la que el cuestionamiento a la guema es subterráneo y en donde se rastrea el comienzo de un pensamiento, frustrado por la historia, que podría llamarse escéptico, moderno o nihilista, pues plantea una superación del politeísmo violento de su cultura. ¿Cómo hay que vivir al lado de la gente? ¿Obra desconsideradamente, vive, el que sostiene y eleva a los hombres?17 Rilke, por su parte, utiliza el mismo tono del poeta nahua, aunque bajo una atmósfera más idílica y cinco siglos después. A pesar de los bombardeos y de la destrucción que ocasiona la Primera Guerra Mundial, ei yo poético del Libro de las horas, considera que Es ist ein grofiies Wunder in deWelt 1 8 . (Hay un gran milagro en el mundo.) Quien observa el paisaje y la naturaleza en el poema siente que toda vida es vivida/ vivible {alies Leben wird gelebt). Pero cuando se llega al final del poema, y luego de pasar por el viento, los animales, las hojas, las piedras, el agua, todos elementos vitales, el poema desplaza la inquietud en un nivel teológico-crítico: Wer lebt es denn? Lebst du es Gott, -das Leben? (¿Quién la [la vida] vive entonces? ¿La vives tú Dios, - La vida?) Dos poetas de lengua inglesa servirán para ilustrar ei trastocamiento de los conceptos y las categorías establecidas para la guerra. La guerra vista por los noticieros o por ios periódicos aparece como una lucha entre dos o más bandos. Se dice: los guerrilleros contra los soldados del ejército nacional. Pero no se deja espacio a la duda: ¿en realidad quienes están combatiendo lo hacen por ideales propios o son sometidos o simplemente no saben lo que está pasando? William ButtlerYeats en Un piloto irlandés prevé su muerte hace confesar a su personaje que pertenece a la Fuerza Aérea Británica 7

Portillo. Miguel León, op. cit. p. 170, Rilke, Remer Mana, Dus Studen-Buch. Frankfurt, Insel, 1996, p. 43. La versión es de Selnich Vivas, ,B

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por simple curiosidad y placen mas no pon un ideal político. Sinceramente no le interesa qué pueda pasar con los italianos o los alemanes o los ingleses. Those that I Fight I do not hate, Those that i guard I do not iove; i9 ("Aquellos que yo combato yo no odio, Aquellos que yo defiendo yo no amo;") Whitman, cuya presencia en la Guerra de Secesión fue activa como soldado y como corresponsal, aplica a la poesía la solución que en el campo de batalla era impensable: la reconciliación. Su voz se hace portadora de los deseos y temores de los más necesitados y de los más favorecidos. En él se cumple la verdadera democracia social, en donde hay espacio para todos, pero en igualdad de condiciones. Su presupuesto en Canto a mí mismo10 es irrefutable: Whoever degrades another degrades me (Cualquiera que degrade a otro me degrada a mí) La guerra, al igual que la convivencia, se basa en principios del tus naturalls, indubitables, acordados desde el principio de los tiempos, cuando, como dice Hegel en la Fenomenología del espíritu, ei hilo de luz comunicaba a los dioses con todo lo terreno. Por eso en el mismo poema, reclama: By God! I will accept nothmg which all cannot have their Counterpart of on the same terms. (¡Por Dios! Yo no aceptaré nada que no pueda tener su Contraparte en los mismos términos) Reconciliation es el título de un poema breve escrito después de enterarse de ia muerte de su hermano, también soldado. A esta palabra, de contenido religioso, Whitman asigna una función cósmica: W o r d over all, beautiful as the sky. (Palabra sobre todas, hermosa como el cielo.) 19 Yeats, William Buttler, Antología bilingüe. Madrid, Alianza, 1990, p. 100. Traducción de Enrique Laracciolo. 20 Whitman, Walt, "24", en Song of Myself Toronto, Dove, 1995, p. I 25, Traducción de Jorge Arcimegas,

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Palabra entre todas, podría traducirse, para destacar el sentido de creación, de origen del verbo y de la poesía. Porque esa capacidad para superar el problema personal hace del odio más enconado, el respeto. El mismo poema agrega, refiriéndose a todos los caídos en combate: For my enemy is dead, a man divine as myselfi is dead. (Puesto que mi enemigo fue muerto, un hombre divi no como yo fue muerto 2 '.) La poesía de la guerra planteó, antes de cualquier tratado internacional, la necesidad de la humanización de la guema. Para ello hizo que el sentimiento de furia redundara en aprecio por la vida ajena y por el respeto al cadáver de los combatientes, así como por el reconocimiento de los que no estaban involucrados en el conflicto. Homero, otra vez Homero, sorprende al anticiparse a Whitman, Príamo hizo lo que nadie en la guerra, para acabar con ella. Abrazó las rodillas de Aquiles, besó aquellas manos homicidas y crueles con que le mató a tantos hijos y dijo: "Me he atrevido a io que no hizo nadie en laTierra: a llevarme A los labios la mano de aquel que ha matado a mis hijos"22. Citar algunos ejemplos de la literatura universal —pensemos por ejemplo en Sherezada, quien prolonga su vida y la de su hermana gracias a la palabra— bastarían para sustentar que en Hispanoamérica ios intelectuales han abandonado su papel como orientadores, como constructores de civilización. En un evento realizado en Bogotá, en agosto de 2000, apenas dos escritores, un español (Jorge Riechmann) y un ecuatoriano (Jorge Enrique Adoum), hablaron con honestidad y seriedad. El primero se refirió a ios transparentes de Rene Char Transparencia que le concede la vida, pues al no ser vistos, al ser atravesables, sin dolor, por las balas, conservan su existencia. El segundo dejó una metáfora contundente, "aprendí a contar no con números, sino con cadáveres". La peste del olvido ahora sí parece haberse apoderado 21 Whitman, Walt,"Reconciliaron", en Civil Wor Poetry and Prose,Toronto, Dove, 1995, p. 34 La versión es de Selnich Vivas, 22 llíada. Canto XXIV,

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Reflexiones sobre la poesía y la g u e r r a

de los escritores profesionales. Por eso una poesía del amor y la melosería es un crimen en tiempos de guerra. En un encuentro de jóvenes escritores realizado en el Colegio Cafam, una niña de trece años, estudiante de! Colegio Contadora, decía con tanta naturalidad, refiriéndose a la guerra que siente cada día, "entonces me peino reflejada en la alcantarilla de la esquina". Con eiio no quería decir más que la necesidad de devolver los nombres a las cosas, a las situaciones. La poesía parece no tener sentido en tiempos de paz; por lo menos cuando ella se pone al servicio de la trivialidad,

BIBLIOGRAFÍA Benn, Gottfried,"Solí die Dichtung das Leben bessern?",en Gedichte, Sttutgart, Recalm, I 995, Borges, Jorge Luis, Prólogo a Obra poética, Buenos Aires, 1977, Galeano, Juan Carlos,"Ante la agresión. Poetas colombianos en la violencia", en Lecturas Dominicales de EITiempo, I I de junio, 2000, p. 7. García, Octavio, De huesos y ceniza, Bogotá, El Astillero, 1998. Gernhardt, Robert, Reim und Zeit, Stuttgart, Recalm, I 996, Heaney, Seamus, The Redress of Poetry, en www.seamus-heany.de Hernández, Miguel, Antología, Buenos Aires, Losada, 1966. Homero, llíada, edición de José Alsina, traducción de Fernando Gutiérrez, Madrid, 1980. Portillo, Miguel León (comp.), Literatura del México antiguo, Caracas, Ayacucho, Rilke, Remer Mana, Das Stunden-Buch, Frankfiurt. Insei, 1996. Sengat-Kuo, Francois,"Ellos vinieron", en Hoyet, Mane-José (comp.). Poesía africana. Poeti subsahanoni di área francófona. Firenze, Ponte alie Grazie, I 992, Spagnoletti, Qacínto (comp.), Otto secoii di poesía italiana. Roma, Newton Compton, 1993. Vallejo, César "España, aparta de mí este cáliz", en Vallejo, Cesan Obra poética completa, Caracas, Ayacucho, 1990. Veglison,Josefina, Poesío árabe clásica, Madrid, Mondadon, 1997, 412 I

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Fallas de o r i g e n . L a discursividad h i s t ó r i c a de los a c t o r e s d e l c o n f l i c t o : el E L N , 1964- i 996 JUAN CARLOS SIERRA *

Universidad Nacional de Colombia

Introducción El poder de la palabra genera respeto; el dominio de lo escrito ha demostrado históricamente que determina condiciones sociales e individuales que establecen linderos difíciles de desconocer. Pero por encima de estos dos ámbitos, el escrito y el oral, existe un tipo de discurso que somete aún más a la sociedad: se trata del dominio sobre una determinada interpretación del pasado. Ya sea difundido por medios orales o escritos, este campo de dominio lleva a la posibilidad de establecer patrones de conducta, tradiciones y, más aún, es el que permite el funcionamiento de un determinado tipo de verdad histórica que exonera o condena según el deseo de aquellos que poseen el poden o que esgrimen una determinada versión de la historia. Así, el pasado condena o salva según el bando que lo controle, En nuestro país esto tiene un funcionamiento particular Diversos grupos formalmente establecidos o de existencia tácita sostienen una discursividad histórica propia, concebida internamente o resultan' Estudiante de la carrera de Historia, ganador del concurso de ensayos convocado en el marco del seminario internacional La Universidad piensa la paz.

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te de un pasado funcional para algún propósito. A su vez, se entrecruzan diversos tipos de lectura del pasado cuyos promotores paradójicamente se encuentran en extremos contrarios, aparentemente irreconciliables, pero sobre todo con altos niveles de intransigencia y control sobre medios violentos de coacción. Se trata de un choque intracultural de órdenes simbólicos de aquellos que dominan extensas franjas territoriales, medios de coacción y mecanismos de organización social local o nacional; nos referimos al Estado y a la guerrilla. Este ensayo pretende ubicarse en la modalidad del análisis historiográfico. Es sobre todo un resultado preliminar de una investigación que se viene desarrollando sobre documentos de la guerrilla dei ELN dentro del pregrado de Historia en la Universidad Nacional; no pretende ser exhaustivo, agotando posibilidades de investigación sobre la materia, pero sí busca delimitar una frontera del conocimiento sobre un actor armado específico y, sobre todo, funciona como abrebocas de un tema inexplorado que de una u otra forma es parte componente y determinante de la condición conflictiva de ia sociedad colombiana. El peso que se da al análisis de la problemática del discurso historiográfico de la msurgencia es superior debido a un común entendimiento -supuesto, valga aclararlo- de los puntos que el Estado maneja como parte de la "verdad histórica" con la cual opera. No se hacen en este ensayo afiliaciones con escuelas teóricas o histonográficas teniendo en cuenta una premisa fundamental: el análisis de la sociedad colombiana merece consagrarse en lo propio y debe pretender la construcción de modelos de análisis singulares que no se sometan a los resultantes de ia constatación de experiencias foráneas, ajenas a nuestro vivir histórico. Finalmente, pretende establecer algunos elementos de discusión sobre las razones del reiterado fracaso en los acercamientos a una paz negociada, es decir políticamente concebida y alcanzada. Ei ensayo se compone de tres partes. La primera aborda con alguna ligereza el discurso histórico manejado por el Establecimiento, además de observar el papel que han jugado e intentan jugar ios intelectuales dentro de las distin1416 I

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tas mesas de negociación. La segunda tiene por objeto señalar el discurso histórico, esta vez en el interior de un grupo subversivo del país, el ELN, enmarcado en una periodización propia de ta dinámica del fenómeno discursivo, además de revelar una falla -de las muchas posibles- en ia interpretación y consideraciones que sobre la sociedad (comunidad) hacen en la organización, con relación a sus dinámicas de transformación a través del tiempo. El penodo del análisis según ias fuentes consultadas va de 1964 a 1996. Finalmente, en el tercer apartado se emparentan las fallas de las concepciones históncas de los dos bandos con la estrechez de las posibilidades de la academia para desamollar la misma tarea, vinculando a la vez este problema con las dificultades actuales de una mesa de negociación con el ELN, y ia actuación de este grupo en ios últimos tiempos.

Desconocimiento gubernamental Los diferentes gobiernos nacionales, entre sus planes de acercamiento, diálogo y negociación con la insurgencia, han concedido un papel importante a aquellos individuos que han dedicado parte de sus vidas al reconocimiento de la problemática del conflicto nacional y de los procesos de diverso orden que comprometen al país en su condición violenta1. El resultado, sin embargo, dice bien poco del papel efectivamente jugado por los intelectuales en las diferentes mesas de diálogo; esto se debe en parte a las mínimas posibilidades de decisión que se les confiere y a las determinaciones maniatadas que pueden tomar merced, en la mayoría de los casos, a la preeminencia estratégica gubernamental característica de cada uno de los intentos de dar una salida negociada al conflicto, y a la imposibilidad de los académicos para hacer entrar en razón a los jefes del Estado y las Fuerzas Militares sobre tas características de la confrontación en perspectivas que suEn Colombia los procesos de paz han tenido una desafortunada dinámica alternada según los gobiernos de turno, en lugar de constituir una política unificada de Estado. Reflejo de esto es que cada gobierno determina el papel efectivo que juegan los intelectuales: así, Belisarío Betancur contó con personajes de notable reconocimiento, al igual que Virgilio Barco; mientras César Gaviria se asesoró de jóvenes especializados en el tema -parte de Kinder de Palacio-, al igual que Ernesto Samper, La participación de intelectuales en la política de paz de Andrés Pastrana es bastante discreta.

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penen el simple coyunturalismo o las respuestas producto del sentido común. Entre otros factores, es allí donde nace el denominado desconocimiento gubernamental del conflicto y de los actores en él insertos. Para las capas altas del poder nacional, el pasado como instrumento de configuración de una memoria nacional sólo ha servido para legitimar el enfrentamiento abierto, así como para sostenerse en la cúspide de la política nacional. El espacio para las regresiones históricas está a la orden de! día, generalmente para hacer remembranzas de los miles de caídos en el enfrentamiento político y así dar un respaldo histónco-empínco para su modo de actuar; o en otros casos, para satanizar todas y cada una de las acciones de los diferentes grupos guerrilleros involucrados. N o hay, entonces, una observación clara de las circunstancias que rodean la existencia de movimientos que buscan acabar con las estructuras básicas del sistema político y económico existente. Esto se debe en parte a una miopía de los constructores de ia memoria nacional2 de quienes el statu quo se ha servido para llevar a cabo planes de tipo ofensivo militan, paralelos a negociaciones justificadas sólo - e n estos términos- por la esperanza del agotamiento del otro y el ofrecimiento incondicional de una rendición antes de llegar a los límites del enfrentamiento total. Reflexiones que retóricamente son conciliadoras, pero que en la práctica tienen un desenvolvimiento violento dada la existencia de un trasfondo de desprecio y subvaloración de los elementos que constituyen las propuestas y la visión de la insurgencia sobre el país. A todo proceso de paz lo acompaña una magna producción de literatura sobre el tema, que reviste ei suceso con un aire de "mirar atrás y comenzar de nuevo". Un maquillaje histórico que 2

Se hace referencia en primer lugar a los promotores de una historia oficialista, que hace loas al establecimiento sin entrar en críticas sistemáticas de las acciones u omisiones de éste, distintos a los académicos comprometidos en interpretar de manera adecuada la realidad nacional. También a quienes en un trabajo más serio elaboran críticas al sistema, pero que de algún modo resultan -deliberada o involuntariamente- ofreciendo análisis del país que legitiman la permanencia de ciertas actitudes, costumbres o élites en el manejo de los hilos del Estado colombiano,

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apunta hacia la paz, pero que se fundamenta en formas de odio a la insurgencia, caracterizando a ésta como agente ideológicamente nocivo, transformador negativo, ...en últimas elemento, subversivo. El pasado funciona para el establecimiento como una cortapisa desde ia cual promulga un agotamiento de la sociedad frente al conflicto, pero que paralelamente tiene como trasfondo una búsqueda de la derrota total del enemigo sin miramientos de los motivos reales de su aparición, fortalecimiento y sostenimiento. Ante esto ha existido una situación tanto de amordazamiento como de impotencia por parte de quienes pueden ofrecer caminos que se funden en indagaciones tejidas desde el pensamiento libre, no manipulado, no infectado por los abiertos intereses de poder. La academia porta entonces la mordaza, que cuando es retirada permite la emisión pública de opiniones que de algún modo son manipuladas, tergiversadas por los que en realidad sostienen con fuerza los hilos de la negociación o los diálogos de paz que hasta la fecha se han llevado a cabo. Aunque se habla de una libertad académica para proferir abiertamente conceptos sobre la situación violenta nacional, éstos son escuchados a cabalidad por muy pocos, si no es que existe una censura de por medio que utiliza sistemas de intimidación en el campo intelectual. Así, no se puede esperar que los gobiernos tengan en las mesas de diálogo una legitimidad suficientemente respaldada en ei conocimiento de la situación nacional, cuando el andamiaje que sostiene muchas de sus reivindicaciones históricas padece de serios vicios de forma, contenido y proyección temporal. El establecimiento entonces crea una visión de la verdad histórica, una versión propia del pasado donde lo que pone en exhibición es justamente lo que quiere que aparezca ante la opinión pública como "lo que realmente sucedió"Tal apropiación de la reflexión histórica es la que se difunde en la sociedad a través de los canales típicos de divulgación masiva; sociedad que generalmente no posee un arsenal crítico suficientemente sólido para refutar este "pasado inventado", i 4191

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esa tradición ideada3. El pasado es comprendido por ias élites en el poder como factor de prolongación y legitimación de su dominio; cuando aquellas tradiciones y reflexiones se ven amenazadas - p o r la academia, por ejemplo-, las reacciones no tardan en aparecen. Se da así una pugna; el gobierno cimienta sus estrategias de negociación en la ambigüedad de un pasado que conoce -reconoce- parcialmente, mientras los colaboradores de las mesas (intelectuales y académicos en muchas ocasiones) intentan lidiar con la estrechez del conocimiento conflictivo histórico del país que insurgencia y Estado padecen. Así, cada mesa mantiene en su interior un conflicto ideológico y estratégico que, aunque difícil de evidenciar y reconocen efectivamente limita los alcances de la negociación, y de quienes resultan siendo el bando ubicado justo en medio -los académicos- y que intenta confrontar a los actores armados con una realidad que desconocen profundamente. Pero éste no es un problema único del Estado frente a la situación de liderar un proceso de negociaciones; veamos cómo los actores insurgentes del conflicto padecen síntomas similares en la construcción de la memoria histórica nacional, factor que afecta directamente las posibilidades de conseguir resultados favorables para la sociedad en general.

Intransigencia insurgente Las guerrillas en Colombia, como en todos los horizontes donde han existido y no son resultado de una reacción espontánea de descontento social perecedero, implementan una composición 3 En relación con la forma en que quienes detentan el poder en una sociedad crean un tipo de realidad histónca inventada que termina por ser creída como la real, se puede tener una aproximación a! funcionamiento de esto en otras latitudes y épocas en Spiegei. Gabrielle, Romoncing the Past The Vernacular Prose Historlography in Thirteenlh-Century France, University of California Press, 1993, y Hobsbawm, Eric (ed.), The Invention oflradition. Past & Present Publications, Cambridge University Press, 1983. Allí se puede apreciar cómo en determinados momentos generar una memoria histórica y una tradición frente a un pasado nebuloso llega a un feliz término dando ongen a un aferramiento de determinadas élites y actitudes humanas en diferentes conjuntos sociales. Casos colombianos, pero que hacen referencia a gnjpos sociales cuya característica es no detentar el poden son estudiados parcialmente por Rappaport, Joanne, The Politics of Memory Native Historical Interpretotion in the Colombian Andes, Cambridge University D ress, 1990, y Gros, Chnstian. Ser diferente por (pora) ser moderno, o los paradojas de la identidad. Análisis Político, No, 36, enero-abril 1999, lEPRI-Umversidad Nacional de Colombia, pp. 3-20,

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historiográfica del pasado nacional que funciona como sostén de muchas —si no de la mayoría— de sus reivindicaciones. Para estos grupos el pasado es también un instrumento a través del cual se reinterpreta la historia nacional con el fin de sacar a la luz la explotación, la represión, los fogonazos de la lucha social, la victoria de los valores de ios oprimidos, y gracias al cuai se rescatan los héroes y las comunidades que han enfrentado con decisión ia secular dominación de las clases dirigentes, Esta construcción de discurso histórico insurgente, desconocida aun hoy por ios más estudiosos de nuestra sociedad4, es una herramienta política e ideológica que en sus raíces está diseñada para cumplir un papel similar al de la historia oficial que el Estado rescata: interpretar el pasado buscando reivindicar una lucha que debe ser legitimidad a partir del respaldo de la sociedad. El nexo entre la ideología y la representación histórica allí formulada es, al igual que en el caso del Establecimiento, también claro en las guerrillas: se sostiene en ei materialismo histórico, se dinamiza en un proceso dialéctico con oficio determinante de la violencia -partera de la historia-, y son las masas -sería preferible hablar aquí de la sociedad- el actor colectivo fundamental. En dicha lectura histórica de la insurgencia se destaca a personajes de antaño, pero sobre todo se da a la lucha guerrillera del siglo X X un papel de quintaesencia entre las pugnas tradicionales, que deberá llevar irreversiblemente a la consolidación de una nueva sociedad, bajo el sistema socialista. Los héroes modernos son justamente aquellos que encabezaron la lucha contra la hegemonía estatal, y que pnetendieron - o pretenden aún- abrir la senda para el tránsito del conjunto de la sociedad acosada por ei dominio de unos pocos. Las organizaciones guerrilleras han asumido una arqueología de la historia y de un pasado heroico para poner de su lado gruesas capas de la comunidad que, como elementos de la configuración de su identidad nacional o local -regionalismos por ejemplo-, han quedado inmersos en tradiciones populares suficientemente aferradas 1 Vale la pena no confundir el llamado discurso histórico insurgente con los trabajos donde se trata de revelar ¡a manera en que la guerrilla ve la historia de la organización que han construido a través del tiempo,

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para que sientan alguna simpatía por las diversas organizaciones insurgentes cuando los incorporan entre los precursores de su lucha5. Ya sean Simón Bolívar José Antonio Galán, Juan Tama, Antonio Nariño o unos más cercanos a nuestros días, como líderes de izquierda caídos en la "guerra sucia", todos funcionan como referentes históricos de las diferentes luchas de liberación que atraviesan ei pasado nacional, siempre larvado pon algún tipo de sometimiento. Los antepasados de las comunidades funcionan también en la discursividad histórica de la guerrilla como semillas quizá más significativas o reconocibles que filósofos europeos o líderes guerrilleros provenientes de otras latitudes. El logro no es desdeñable; de cualquier modo es a ellos a quienes el pueblo siente realmente más cercanos luego de la apropiación y difusión que desarrollan las diferentes organizaciones del pasado en el nivel nacional, regional o local. Veamos por ahora el caso específico del ELN, y la manera como ha ¡do desarrollando progresivamente una versión propia de la historia de Colombia. Para empezar se debe reconocer que esta organización guerrillera no tiene como uno de sus objetivos centrales la construcción de una refinada historia del país, luego está por fuera de lugar cualquier intento de contrastar su resultado con análisis realizados por historiadores o analistas sociales dedicados plenamente a la reconstrucción histórica. Es así como no se debe asumir la versión de la historia propuesta por el ELN como una forma particular de historiografía, debido a factores como los siguientes: no está realizada dentro de parámetros de renovación del pensamiento social; no está del todo abierta para una discusión sistemática; carece de elementos como la problematización, ia metodología ante las fuentes primarias, o niveles de conceptualización y reflexión hipotética propios de la ciencia histórica. 5 Es destacable el papel que puede tener en una organización guemllera esta composición histórica pues se la concibe como un importante insumo para construir identidad, en razón de tratarse de una herramienta funcional con unos objetivos internos y extemos que apuntan a la definición de límites de diferenciación-afinidad dentro de la sociedad. Ver al respecto las propuestas interpretativas que sobre la formación de límites dentro de los grupos sociales se hacen en: Jenkins, Richard, Socio/ Identity. New York, Routledge, 1997, cap. 5 / 7 .

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La versión del pasado colombiano del ELN puede analizarse dentro de una periodización particular En una primera etapa, que va de 1964 a I 978, los elementos de reflexión histórica en la organización eran fundamentalmente de tres tipos: I) originados en la experiencia vivida por los militantes o conocida por medio de la transmisión oral familiar impregnada muchas veces de sentimientos regionalistas; 2) la resultante del acercamiento que estos mismos individuos pudieron tener a la historia colombiana en la escuela, si tuvieron acceso a ella; 3) los que fueron configurando como grupo alzado en armas tras su aparición en el escenario nacional. Estos tres elementos operaron estrechamente al implantarse el foco guerrillero en la zona de San Vicente de Chucurí en I 964, y ya estaban presentes al menos cuando se constituyó la Brigada José Antonio Galán en Cuba en 1963. Esta primera etapa se caracteriza por mantener una discursividad histórica difundida principalmente de forma oral, en la que los escritos que aluden al pasado son más bien escasos y la reconstrucción histórica se puede lograr recurriendo a entrevistas, crónicas, relatos y testimonios históricos realizados por y sobre los militantes de esta misma etapa de la organización. La segunda etapa de la discursividad histórica del ELN (19781990) resulta de cambios estructurales en el interior de la organización que se originan en la crisis en que quedó sumida tras la derrota en Anorí (1973) y ei proceso de transformaciones que de allí en adelante alteraron la composición del grupo. Se toma como referencia 1978 -año en el que Fabio Vásquez es relevado dei Estado Mayor- , pues es en ese momento cuando el ELN se abre definitivamente hacia un cambio político, militar y en su estructura organizativa, lo que a su vez se refleja en la forma de ver el pasado nacional y la sociedad colombiana de su momento. Ya para este período la difusión del discurso histórico elaborado por miembros de la organización se hace a través de textos, sin dejar de lado en ningún momento el medio ora! como vía de reconocimiento y divulgación. Sin embargo, son de particular interés los textos dedicados exclusivamente a reconocer el pasado nacional; para 1986, fecha de la I 4231

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primera asamblea de la organización, el texto donde reposan las conclusiones del evento contiene un apartado denominado "Formación Social de Colombia" en el que se hace un recuento de la historia de Colombia desde la aparición y organización de las primeras comunidades nativas hasta la época contemporánea. Este apartado dedicado a la historia de Colombia se mantuvo más adelante en el libro que recopila las conclusiones del II y III Congreso de ia organización, en 1990 y 1996, respectivamente. Los cambios que ha tenido la discursividad histórica del ELN desde 1978 hasta I 996 son el objeto de interés de este apartado, pero es de mucho valor hacer un repaso por los principales elementos que dan forma a dicha faceta de la organización, al menos desde sus orígenes. Cuando en 1962 un grupo de jóvenes colombianos viaja a Cuba a estudiar carreras universitarias con becas, existían ya unos elementos incipientes de interés revolucionario entre algunos de ellos, lo que serviría de base para consolidaren primer lugar la Brigada Proliberación José Antonio Galán, y posteriormente el ELN; algunos de ellos, como Víctor Medina Morón, Ricardo Lara Parada y Fabio Vásquez Castaño, tenían una particular opinión -complementada con la acción políticasobre ia situación del país, su pasado, y sobre todo, la necesidad de conformar un grupo que transformara de manera radical la vida política, económica y social de Colombia. El nombre del grupo inicial no fue gratuito; José Antonio Galán, líder de la lucha comunera contra el gobierno colonial español a finales del siglo XVIII, representaba un punto de convergencia a un tipo de tradición de lucha del cual se sentían activamente partícipes los iniciadores del ELN.Víctor Medina, en su trabajo inicial con el Partido Comunista, había desarrollado un trabajo político en Bucaramanga, cuyo órgano informativo regional llevaba por nombre Galán6. Medina, Lara Parada y Vásquez Castaño habían tenido como centro de operación política anterior al ELN la 6 Arenas, Jaime, La Guerrilla por dentro. Análisis del ELN colombiano. Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1971, p. 15.

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región de Santander donde la figuna de Galán funciona aún hoy como nefienente de identidad de lucha popular. Esto era plenamente comprendido por Fabio Vásquez, quien determinó con sus compañeros de la Brigada que esa sería la zona de implantación del foco guerrillero ai regresar al país. Nicolás Rodríguez Bautista, actual líder militar de la organización, formó parte de ios campesinos que se incorporaron a la guerrilla como foco insurreccional, y también tenía unos elementos de identidad con Galán y otros personajes históricos del país: Yo no tenía ¡dea de cómo podía ser la revolución. De pronto pensaba vainas, porque el viejo hablaba de cómo Simón Bolívar había hecho una revolución y había luchado contra los españoles y los había derrotado y había liberado todas esas repúblicas. Y hablaba de José Antonio Galán, en 1781, con la rebelión de los comuneros contra el estanco español, y la mita y la encomienda... y de Manuela Beltrán y Policarpa Salavarrieta, Y como el viejo era machista aprovechaba ahí:-Vean, ¡hasta las mujeres! ¡Vean cómo son de berracas las mujeres! Como no se fiaba de la escuela, cuando regresaba nos preguntaba de t o d o y nos hacía las correcciones de lo que nos enseñaba la maestra: -¿Que Cristóbal Colón fue un héroe? ¡Dígale a la profesora que coma mierda! ¡Cristóbal Colón fue un invasor un vago, que estaba enfermo con gonorrea y se vino de España a conseguir plata acá! ¡Aventureros hijos de puta, robándole el oro a los indígenas!7. Aquí se puede ver cómo dentro de la concepción histórica de los miembros del ELN se combinaban elementos personales, familiares y de la educación impartida en las escuelas del país, además de una alta carga de regionalismo. Un ejemplo similar es el que ofrece el reportaje que realizó Osear Castaño a Ricardo Lara Parada: ...todos estos factores lo convirtieron en uno de los de mayor rendimiento y le significaron el honor de dirigirle la pa7

López Vigil, María. Camino Camina en Colombia. Tafalla (Navarra), Txalaparta, 1990, p. 35.

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labra a sus compañeros en el momento en el que oficialmente integraron la Brigada José Antonio Galán, preámbulo del ELN, y nombre que asumieron en memoria del comunero que estuvo a punto de acaban mucho antes que apareciera Bolívar con la dominación española. "Cuando escogimos el nombre de Galán alguien reflexionó que si monseñor Caballero y Góngora no los traiciona, Colombia habría tenido su revolución mucho antes que Rusia", comenta 8 . En otro apartado del mismo reportaje, Lara hace referencia a algunos de los personajes y situaciones históricas que marcaron su vocación de lucha: Tendría nueve años cuando conoció las primeras versiones del talante de los aborígenes que ocuparon la región de Barranca-Ios yariguíes- y como es uno de esos mortales que cuando pellizca la punta de la madeja no tiene reposo hasta que no logra desenrollarla toda, pues ahí, sin ninguna prisa, fue intercalando entre las histonetas de tiras cómicas y las andanzas de los personajes clásicos de la literatura infantil, lecturas recurrentes sobre los avatares de aquellos sus antepasados y ya nunca abandonó su pasión por saber de ellos. Es un conocimiento sobre su raza bien cimentado, que saca sin alardes a relucir ahora, [...] convencido sin reservas de que podrá concientizar en principio a sus paisanos sobre la grandeza de esos seres pnmarios que por un instinto elemental se jugaron y muchos perdieron el pellejo, defendiendo a sangre y flecha sus más vitales derechos contra ias pretensiones colonizadoras de ios españoles. Lara hace una y otra vez referencia en sus intervenciones oratorias a la vocación de libertad tremenda de los yariguíes, seguro de que su gente es víctima de la desinformación que afecta los planteles educativos "donde nos esconden nuestra verdadera historia, no tanto porque los responsables de ia educación en Colombia se avergüen8 Castaño, Óscar El guerrillero y el político, entrevista con Ricardo Lara Parada. Bogotá, Oveja Negra, 1984, pp, 64-65.

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cen de ella, como por la certeza de que si la enseñan a cabalidad, el pueblo no tardaría en compnender que su tradición ante cualquier forma de avasallamiento, es la defensa frontal de sus derechos con tanta humildad como decisión", según sus propias palabras. Lara insiste en enseñar esa historia con cuidado de detalles, porque cuenta, no duda que las masas de Barranca tienen que sentir fascinación por aborígenes del corte de Pipatón, aquel batallador irreductible que las tropas reales trasladaron a la fuerza a Pamplona y le desjarretaron los pies, al punto que el indígena debió pedir limosna hasta que se repuso y volvió descalzo y con las heridas frescas a Barranca, para reagrupar sus huestes y librar de nuevo la lucha, hasta que le quebraron la vida de un lanzazo infeliz en el campo de batalla9. Las referencias históricas de este tipo abundan en las fuentes consultadas y delinean la discursividad histórica de los militantes elenos durante los primeros años de la organización. La misma actividad guerrillera era - y aún hoy lo es— revestida con un aura de heroísmo. El guerrillero representaba un ideal humano que concentraba todos los elementos rescatables de la condición humana, y de ello habla Medardo Correa cuando dice: "...tenía que bañarme en las aguas purificadoras de la revolución para lograr un puesto en el escenario de la historia" 10 . Al hablar de la forma de adoptar un nombre dentro de la organización en sus orígenes, revela muchas de las expectativas que operan en el militante a la hora de optar por la vía de ia lucha armada: - C o r r e c t o , paisa, y ¿cómo te quieres llamar? (Fabio Vásquez), Como ya lo tenía calculado, le respondí a Fabio de inmediato, -Aníbal, compañero. -¿Y eso por qué?

9

lbíd„ pp. 38-39, Correa, Medardo, Sueño inconcluso. Mi vivencia en el ELN. Santafé de Bogotá, Fmdesarrollo, 1997, p. 63. 0

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-Porque noto que muchos llevan nombres de personajes históricos: usted es Alejandro, ei general macedonio; Manuel es Gerónimo, famoso cacique norteamericano; Antonio, su otro hermano, es Emiliano, el guerrillero mexicano. Existen muchos Guadalupes, José Antonios, etc. Yo quiero llamarme Aníbal, no por ínfulas de parecerme al general cartaginés sino porque soy de Cartago, la ciudad vallecaucana". Pero el ELN como organización armada tiene un campo de acción específico que es el militan y este aspecto centnal de su existencia también tuvo mucho que ven con nefenentes del pasado nacional que contribuyeron a que se le otorgaran fechas específicas a algunas de sus acciones, a manera de conmemoración y celebración de los antecedentes de su lucha. Es así como ia toma de Simacota, realizada el 7 de enero de 1965, cumplía a la vez dos funciones: aprovechaba el descuido de los policías dei pueblo como resultado de las fiestas de año nuevo y el sopor provincial típico de un domingo en la mañana, y representaba una conmemoración del aniversario de una importante protesta encabezada por Antonio Larrotta, fundador del Moec, de cuyas filas procedían algunos de los miembros iniciales del ELN12. Años después, el 7 de enero se celebra la irrupción oficial de la organización en el ambiente político nacional, con actos de trascendencia como el anuncio a través de la prensa sobre la presencia de Camilo Torres en el grupo guerrillero de Fabio Vásquez; también lo hizo Domingo Laín en 1970, esta vez resaltando la triste fecha, para el ELN, de la desaparición del cura bogotano, es decin el 15 de febrero. Así, la toma de Simacota y la muerte de Camilo se fueron convirtiendo en las primeras fechas del galimatías eleno, ai que se suman otras fechas históricas de gestas diversas como el 4 de julio, que conmemora la marcha inicial de los guerrilleros en 1964, o el 7 de octubre por la muerte del Che Guevara en 1967, La mejor forma de realizar tales conmemoraciones era con actos en los campamentos, o a través de acciones militares: ejemplo de esto fue el atentado que hicieron contra ibid., p. 99. Broderick. Walter B guerrillero invisible. Bogotá, Intermedio Editores, 2000, pp. 71-72

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Alvaro Valencia Tovar a comienzos de octubre de i 971 en la ciudad de Bogotá13.También en estos primeros años se celebraba con especial fervor el I 6 de marzo en conmemoración de la insurrección comunera, caso reflejado en el acto de sabotaje de una congregación organizada en un parque de Bucaramanga por la Quinta Brigada y su comandante, ei entonces coronel ValenciaTovar1-1; esta misma fecha serviría de nombre a una de las células que realizó -sin ia autorización plena de los jefes de la Dirección Nacional, lo que lleva a su expulsión del ELN- el secuestro de Jaime Betancur Cuartas a comienzos de la década de los ochenta15. En general las alusiones a un pasado histórico y la particular manera de contarlo era un asunto más bien funcional dentro de! ELN en la primera época que va de 1964 a I 978; era sobre todo un intento de revestir la organización con un aura especial de significación en el ámbito temporal del país, donde existía, al parecer de sus líderes, una tradición que se debía rescatar y sobre todo reactivarTodos eran los elementos componentes del imaginario inicial dei ELN que concentrarían las expectativas de ia militancia rural y urbana en torno a referentes comunes de significación, con ei fin de establecer una unidad de grupo que no fuera sólo resultado del emparentamiento de ideas políticas, derroteros ideológicos, o expectativas ante necesidades de cambio en el país. El ancla lanzada por la organización hacia un pasado que ellos mismos construían día a día, sería más adelante uno de los factores que le impediría desarticularse con facilidad, sobre todo en la región donde inició sus actividades a mediados de los años 60. Sobre todo era un factor de unidad y seguro de existencia, a pesar de las inclemencias sufridas después, porque ese pasado era un puntal importante de legitimidad ante una comunidad que los acogió y vio crecer como organización guerrillera. No en vano los militantes de la organización observaron minuciosamente -incluso como una tarea de investigación social- las condiciones necesarias para implantar el pri13

Ibid., p, 224, Arenas, Jaime, op. at. p. III. 5 Medina Gallego, Carlos, ELN: una historia contada a dos voces. Santafé de Bogotá, Rodríguez Quito Editores, í 996, pp. 149-150 4

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mer núcleo insurreccional en varias latitudes del país, encontrando a Santander como la zona más adecuada16. Este temprano intento de análisis de las condiciones objetivas y subjetivas del país fue un primer paso para la posterior formalización del análisis nacional en términos históricos, pero sólo fue asumido con la seriedad requerida en medio de la profunda crisis en la que quedó sumida la organización en lo político y militar después del ataque del Ejercito Nacional en Anorí, cuando parte de su comandancia murió y el núcleo guerrillero quedó casi extinguido. Algunos aspectos de la necesidad de hacer más profundo el conocimiento del ELN sobre las zonas donde actuaba, así como del pasado nacional y de ias condiciones exactas como la militancia y, sobre todo, la dirigencia de la organización veía esta situación, fueron planteados por Jaime Arenas en el libro que escribió luego de desertar del ELN. Estos puntos, según el auton enan compartidos por muchos de los guerrilleros provenientes de las zonas urbanas del país, quienes además habían intentado discutir el problema con Fabio Vásquez Castaño, su líder máximo hasta 1978, sin lograr cambiar mucho las múltiples concepciones del país existentes dentro del grupo guerrillero' 7 . Cuando en 1978 se le comunica a Fabio Vásquez, quien controlaba al ELN desde Cuba mediante un radioteléfono, que la organización ya no lo reconocía como su líder dentro del grupo armado salieron a flote opiniones que llamaban la atención sobre la necesidad de llevar a cabo una transformación y reestructuración política que, al contrario de lo que sucedió cuandoVásquez era el comandante, fuera incluyente y reflexiva respecto a las diferentes sugerencias de manejo del ELN. El colectivo armado, en el punto más grave de su crisis, entró en un periodo de autorreflexión e introspección en el que todos los 16 Sobre este aspecto se puede consultar: Arenas Jaime, op. cit, p. 42; López Vigil, María, op. cit., pp. 112-113; Medina Gallego, Carlos, op. cit.. pp. 29-40; Harnecker Marta, Unidad que multiplica Entrevista a dirigentes máximos de la UCELN. Quito, Quimera Ediciones, 1988, pp, 38-40. 7 Ver Arenas, Jaime, op. ot. p. 159. Sobre las dificultades para transigir el pensamiento político y la concepción del país dentro del ELN en los años 1964-1978, también resulta útil el texto de Medardo Correa antes citado,

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militantes iniciaron una mirada retrospectiva para reconocer los errores y cambiar aquellas cosas que aparecían como poco favorables para su existencia a futuro como guerrilla activa. La dinámica de sistematización del análisis de! país en retrospectiva tuvo un inicio, maduración y parcial culminación que puede circunscribirse al periodo I 974-1 986, fechas que señalan los límites de la inicial concepción histórica, individual y cohesiva grupal, dando paso en 1986 a un relato sólidamente constituido, resultado de un proceso de discusión y reflexión que se desarrolló entre 1978 y 1986. En 1986, cuando se realiza la primera gran reunión del ELN bajo el nombre "Asamblea Comandante Camilo Torres Restrepo", se hace la última discusión sobre el texto referente a la caracterización histórica de Coiombia. Esta se publica como prólogo en las Conclusiones de la Asamblea. En general se trata de un texto de fácil lectura, donde se hace un rápido repaso por los hechos, personajes y procesos más significativos de ia historia del país, y que en general se caracteriza por revelar una cadena de causalidades entre los principales fenómenos que determinan la situación actual del país. La época precolombina hasta el siglo X I X son presentados de manera lineal, sin alteraciones argumentativas que lleven a lecturas más allá del texto mismo; más bien al contrario, pareciera que la intención es establecer tales procesos como una verdad constatada. El siglo XX, sin embargo, es presentado en ei texto de una forma más ampliada, rigurosa y analítica - d e n t r o de los parámetros útiles para el discurso del E L N - cuya faceta más importante es la división en once "Tesis sobre la formación social del siglo X X " . Allí el discurso pierde la linealidad propia de los capítulos anteriores y en él se arman una vez más cadenas de fenómenos -más complejas y elaboradas- con intenciones explicativas sobre asuntos particulares de interés para la organización, sobre t o d o para legitimar y explicar su lucha armada. Tales asuntos son: estructura social, clase obrera, capitalismo y violencia, economía y sociedad, el Estado, contradicción capitalismo-socialismo, unidad latinoamericana, socialdeI 4311

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moceada y la Iglesia18.Todas estas tesis reiteran situaciones como la violencia, la estrechez democrática, la dependencia económica y el imperialismo, en tanto que la organización las considera explicativas de la situación legítima de la lucha armada en la época actual. Son de interés los elementos que analiza el ELN sobre ia historia de Colombia y, sobre todo, la forma singular en la que se hace una reapropiación de personajes y hechos -algunos realzados desde el periodo 1964-1978, pero para esta época ordenados y analizados con más cuidado- para reivindicar su existencia como grupo alzado en armas; veamos algunos ejemplos. El personaje histórico de José Antonio Galán sigue siendo un elemento de identidad para el grupo, pero ahora en términos más específicos, resultado de una reflexión interna sobre el papel de la lucha comunera como antecedente directo para la existencia del ELN: [...] por sus más sentidos intereses el pueblo fue organizando un ejército cercano a los 20 000 hombres y tuvo como líder natural al mestizo José Antonio Galán, quien al grito de guerra, "Unión de los oprimidos contra los opresores, ni un paso atrás, y lo que ha de ser que sea", llevó sus fuerzas hasta el Toiima instalando a su paso las Juntas del Común (Gobierno Popular)19, Es claro el paralelo que establece la organización guerrillera entre su lucha y la llevada a cabo en ei actual territorio de Santander en la época del ocaso de ta dominación española, pero más interesante aún resulta ver cómo alinea y da un sentido similar ai tipo de organización popular que en uno y otro momento resultó, es decir, establece una analogía entre las Juntas del Común y el Gobierno Popular que el ELN intentó consolidar desde los años 80 en sus zonas 8

ELN, Conclusiones Asamblea Nacional Camilo Torres Restrepo, 1986, pp. 19-53 Ibid., p. 15. Se puede observar en este ejemplo la evocación del lema Ni un paso atrás. usado en principio en la rebelión de los comuneros, traído a nuestros días bajo la sigla NUPALOM; Ni un paso atrás, liberación o muerte. Una frase similar es tomada del Che Guevara por Jaime Arenas, así; "...Es indispensable ser consecuente y se debe dar duro, donde duela, constantemente y nunca dar un paso atrás: siempre adelante..;'. Ver Arenas, Jaime, op. cíí., p. 49. 9

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de influencia política y social. Uno y otro juegan así un rol estrechamente conectado a pesar de la distancia temporal. En general lo más importante dentro del análisis que el Ejercito de Liberación Nacional hace de la historia colombiana del siglo X X es el fenómeno de la violencia, elemento presente en casi todos los relatos personales recogidos para el periodo del discurso 1964978, y que desde la aparición de un relato escrito en i 986 reviste una importancia trascendental dentro de los fenómenos que se subrayan. Tomemos un pequeño ejemplo: Podemos caracterizar la violencia en Colombia (con un periodo central entre I 948-i 958) diciendo que: I) allí se estructuraron las bases para una nueva etapa del desarrollo del capitalismo dependiente, ia cual aún transitamos hoy; 2) la tan difundida versión sobre una confrontación civil principalmente partidista no fue la causa de la violencia de nuestro país, sino la expresión a través de canales institucionales de las diferentes contradicciones sociales, pero principalmente de la rebeldía y situación de miseria del pueblo. [...] El pueblo dio esta vez su más alta cuota humana de la historia colombiana en el capitalismo (cerca de 300.000 muertos) y aunque se levantó el 9 de abril de 1948 sin organización y conducción político-ideológica, iniciaría un recorrido ya irreversible por cuanto estaba sentado en ias bases para avanzar a una nueva etapa de la historia de las luchas por la liberación. Las formaciones guerrilleras de campesinos y otros sectores del pueblo, luego de la traición del 48, de ¡os liberales (su supuesta dirección política), se va adelantando en la comprensión de las causas de la violencia y, aunque letalmente, van despejando el panorama acerca de cuál ha sido verdaderamente su enemigo histórico de clase20. La organización toca de la misma manera diferentes problemáticas que representan algún tipo de interés para su lucha, en aras ELN. Condus/ones, op, üt, pp. 27-28

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de legitimar su papel como actor del conflicto nacional con el respaldo de los diversos sectores sociales. La lucha indígena americana es también reinterpretada por la misma organización en aras de dar una consistencia a los enfrentamientos como un todo coherente para la liberación de los pueblos: Los indígenas han luchado por su cultura, la defensa de su identidad colectiva, en las contiendas por sus territorios, presentándose múltiples expresiones de resistencia masiva. Son los altivos araucanos, los patagones indomables, los valientes pijaos, la rebelión de Tu pac Amarú. Todas las luchas libradas contra los imperios extranjeros han estado guiadas por la búsqueda del goce pleno de los derechos individuales, de los derechos de los pueblos y de los derechos de las mayorías nacionales21. O t r o ejemplo de ia forma en que se implementa una interpretación propia del pasado de parte del ELN, con la intención de elevar las singularidades del proceso de construcción de una identidad nacional, se hace evidente en este fragmento que bien podría constituirse en un intento evaluativo histórico sobre la configuración de lo propio en la actual sociedad nacional: Los ideales de lucha por la tierra, la cultura, la autonomía y la unidad de las comunidades indígenas han guiado ias luchas desde Gaitana y Juan Tama hasta Quintín Lame. Por su parte las comunidades negras mantienen en alto su cultura defendida por centurias desde los palenques liderados por Domingo Bioho. Las insurrecciones comuneras de 1780 nos dejan el legado anticolonialista deTupac Amaró y el grito de José A. Galán de unión a los oprimidos contra los opresores, los cuales sirvieron de base de la lucha de independencia liberada por Bolívar y San M a r t í n . Del

Libertador

nos q u e d a

la

herencia

antiimperialista, la búsqueda de la unidad continental y de un 21

UCELN, Simacota No. 17. Poder popular y nuevo gobierno. II Congreso UCELN, 1990, p, 212.

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camino original para estas sociedades. Ser bolivarianos hoy significa continuar en la brega por construir nuestra identidad y lograr la independencia de América Latina. La influencia de la revolución rusa marca decisivamente las luchas obreras, campesinas y nacionalistas de los años 20, lideradas en Colombia por Mahecha,Torres Giraldo y María Cano22. La insurgencia en general, y el ELN en particular busca en una versión propia del pasado la exaltación de los valores que consideran básicos en su accionar dentro dei escenario político y social actual. En esta tarea de reconstrucción del pasado desde una óptica insurgente, el ELN ha sido por demás prolífico; no sólo han asumido con seriedad la reflexión sobre el pasado nacional, sino además la historia de la propia organización. Buena parte de su historia está documentada, especialmente sus orígenes y la llamada crisis interna que tuvo lugar entre 1974 y 1984. Se trata de una panorámica en forma de relato histórico construido desde el núcleo de la organización, en el que se evalúan victorias y fracasos, errores y momentos cruciales... toda una mirada autocrítica en perspectiva histórica.Y es justamente durante y después de la crisis del grupo que el análisis histórico, y todo análisis coyuntura! de ia sociedad colombiana, se hace desde parámetros teóricos que representan la estructura ideológico-política de la organización. Estos lineamientos son un aporte que V Lenin hizo respecto a la forma en que un grupo revolucionario debe autorregularse, y plasmar una perspectiva propia de la sociedad de cuyo seno surge; son los principios políticos, la línea ideológica que debe orientarse desde la guerrilla hacia el pueblo ante unas condiciones históricas específicas. Además del aporte metodológico que ofrece el materialismo dialéctico para acercarse a un fenómeno social por estudian, o al menos analizar con alguna claridad conceptual para dar una funcionalidad al discurso elaborado. Incluso para las organizaciones revolucionarias, la memoria debe ser selectiva. Esto sólo fue claro para el ELN, y sobre todo para sus dirigentes, luego de la derrota en Anorí, y tras la salida 22

Ibid., pp. 215-216,

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del líder máximo Fabio Vásquez, Factores que permitieron un cambio interno en el grupo y, sobre todo, una reorientación general del proyecto revolucionario 23 , Pero el interés por una reconstrucción histórica propia del ELN no tiene un panorama completamente halagador Justamente haciendo una íectura transversal de esta interpretación temporal y nacional se pueden hacer evidentes los motivos de comportamiento de la organización a través de su trayectoria de lucha contra el Estado.Veamos cómo al incursionar en el análisis de la comunidad progresivamente se van quedando cortos en la comprensión eficiente de las dinámicas sociales colombianas. Si consideramos que los documentos producidos en e! seno de la organización -entrevistas a líderes- que hablan sobre los orígenes del ELN están aproximados a la realidad, podemos decir que el ELN mismo asume que desde su nacimiento la relación con la comunidad fue mínima, y que el reconocimiento de la población de un territorio se fundamentaba en un inicial funcionalismo para la consolidación del foco insurreccional; un distanciamiento originado por un temor ante posibles delaciones de parte de los campesinos, a lo que se le deben sumar una actitud reacia de los líderes ante un proyecto guerrillero políticamente estructurado a partir de la vinculación sociedad-grupo armado, ias dificultades iniciales para concretar un embrión armado sólido, y ei dogmatismo con la ideología y ia relación vanguardia-masas propios del modelo cubano que sirvió de guía en esos primeros años. Dado que la documentación sobre este período -orígenes- es escasa, se asume esto como una constatación parcial24. Ya para ei período posterior -1974 en adelante, época que incluye la crisis y su superación- es clara la nueva orientación de la organización respecto a las comunidades donde existe contacto político o militan Esto se registra en los documentos como un proceso 23

Esto se puede ver en Medina Gallego. Carlos, op. cit.. pp. 130-145. Respecto a los orígenes, la información provino básicamente de entrevistas revisadas que reposan en los libros ya mencionados, además del texto de Behar. Olga, Las guerras de la paz, la. edición, Bogotá, Planeta, 1986. 21

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de toda una década, desde ia cartilla producida tras la Asamblea Nacional Camilo Torres de 1986 hasta el III Congreso Comandante Amílcar Grimaidos de 1996. Se suman a estos documentos las publicaciones Simacota I 7, Poder popular y nuevo gobierno que resulta de las conclusiones del II Congreso del ELN en 1990, y un par de folletos sobre Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario producidos en 1995 en el contexto de algunos simposios internacionales, donde la organización se hizo presente con ponencias sobre la situación nacional de la época25. En el documento de 1986, tras aclarar los problemas de la organización que la llevaron a un aislamiento de la comunidad, dicen en un apartado sobre la línea de masas: La lucha de clases es el motor que dinamiza las transformaciones históricas de la sociedad. Las masas populares son la fuerza decisiva del desarrollo económico, político y cultural de ia sociedad. La clase obrera es la clave de la vanguardia en el proceso de transformación revolucionaria de las relaciones de producción capitalistas y el establecimiento de ¡as nuevas relaciones socialistas. La alianza obrero-campesina es la base fundamental a construir para el proceso revolucionario. En la necesaria relación masas-vanguardia, la vanguardia debe ir un paso adelante de las masas pero su papel es conducir a las masas, no sustituirlas, El pape! de la organización de vanguardia es organizar la lucha de clases del proletariado. De las masas a las masas. Las masas aprenden a partir de sus propias experiencias y de sus formas de organización26. Se trata de una elevación de la influencia de las masas en el programa de la organización, que se acompaña de todo un análisis de 25

Los documentos básicos usados son los siguientes; ELN. Conclusiones Asamblea Camilo Torres Restrepo. op. cit: UCELN, Poder popular y nuevo gobierno (Simacota No, I 7). II Congreso, 1990; ELN-Escuela de Comandos Gustavo de Jesús Correa, Por unidad del Frente de Guema del Suroccidente, Agosto de 1995. ELN. Derechos Humanos I. Estamos presentes por la vida. Mayo de 1995. ELN. Derechos Humónos //. ¿Qué es humanizar el confíelo?, julio de 1995; ELN, III Congreso Comandante Amílcar Grimaidos Barón (Simacota No, 18). jumo de 1996. 26

ELN, Conclusiones Asamblea Nacional Camilo Torres, op. cit, 1986, p. 133

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la situación de la organización populan sus reflujos y errores. También presenta un proyecto donde se muestra el proceso que deben seguir los movimientos sociales en la construcción del socialismo antes y después de la toma del poder Eso sí, siempre supeditado a la organización de vanguardia, que asume un papel de intérprete de ia realidad, del pasado, y como oferente de soluciones a las problemáticas, además de ser la luz que ilumina los senderos que el pueblo logre abrir en su lucha. Esto se repite de manera sistemática en la Simacota 17 producida tras el Congreso del ELN en 1990, y ve reducida su importancia en ei documento de 1996 del Congreso de Comandantes27. Los puntos que complementan la visión sobre las masas son mínimos o de poca significación, y se refieren a problemáticas nuevas que surgieron en los diez años que transcurrieron: crecimiento del paramilitarismo, narcotráfico, espacios nuevos de acción para denunciar el robo, los recursos energéticos nacionales. Con todo, no se ahonda justamente en los factores que afectan directamente a la comunidad, sino lo que toca de algún modo el proyecto insurgente en sus bases y posibilidades concretas de victoria o sostenimiento. Las reivindicaciones parecieran quedarse estancadas frente a una sociedad que, por el contrario, tiene unas dinámicas sociales que son de ineludible análisis. Sin duda, parece que la relación guerrilla-comunidad se limitara - e n los años 9 0 - a una sola vía, a saben, los puntos en que las masas pueden aponían de alguna manena en la sostenibilidad del proyecto insurgente, antes que las facetas de los cambios sociales que deberían influenciar la conformación del ELN. Nada del proyecto que la organización tiene en mente para la consolidación de unas nuevas relaciones sociales dentro de un socialismo en construcción se ve transformado o remodelado, cual si las masas se mantuvieran sin transformaciones. Lo más paradójico es que justamente en el período de las décadas del 80 y 90, las 27

Si se contrastan directamente los textos, incluso se puede hablar de una copia sistemática de lo que se escribió en 1986; el análisis no rebasa nunca lo que se escribió en ese año por lo menos hasta 1995, cuando por el contrario el tema de los cambios, la historia y ias problemáticas de la sociedad colombiana son omitidos casi completamente,

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comunidades tuvieron un proceso de conversión en su observación de los proyectos armados, por lo menos en la zona del Magdalena Medio donde nació la organización guerrillera y estaba su centro operativo principal, Esto se puede interpretar como una falla en la lectura que de la comunidad se hizo en su momento -mediados de los años 80-: se trataba de una comunidad que en buena proporción apoyaba la lucha guerrillera, estaba organizada del lado que interesaba al ELN y, en términos generales, eran más favorables al discurso de la izquierda. Factores como ei narcotráfico, el paramilitarismo y el desorden político del conjunto de la sociedad no tenían el alcance logrado en los años 90. La comunidad que habían tenido en cuenta para su proyecto político y militar-y que de algún modo fue el campo de análisis histórico del país- había superado ya el modelo inicial. Quizá por falta de una relación estrecha, por descuido o por factores propios del vanguardismo -donde el desorden viene de abajo, de las masas, y desde arriba hay que controlanlo-, el ELN siguió trabajando con una comunidad que ya en la década de los 90 rebasaba sus supuestos iniciales de interpretación social y había iniciado procesos internos de transformación irreversibles. Luego, en documentos sobre D D H H y DIH, la relación con la comunidad y el pasado nacional son más o menos un instrumento complementario para demostrar que ¡a acción de las fuerzas del Estado recaen en la población civil; la comunidad es un campo ya menos fragmentado (¿homogeneidad?) y se la lee como una sociedad civil victimizada, sin especificar los múltiples componentes tenidos en cuenta en el documento de 1986, como parte de un conjunto diverso y cambiante. El análisis se debilitó lamentablemente para dar paso a las condenas repetitivas y a la alimentación del odio hacia el enemigo a derrotar; se asumió que la Colombia de los años 90 era ia misma que la de los años 80, sin miramientos en cambios políticos comunitarios registrados en las zonas de implantación inicial de los focos guerrilleros. El problema puede estar en que justamente en un período de más o menos diez años, los actores dei conflicto aumentaron y cam-

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biaron incluso en su mentalidad y praxis política. Las comunidades ya no recibían la influencia guerrillera con la misma inocencia que en los años 60 o 70, y ya habían tenido acceso a un discurso proestatal y antisubversivo que calaba tanto como lo habría podido hacer un discurso revolucionario mejor manejado, más sometido al conocimiento de las circunstancias reales de la sociedad colombiana, Vemos cómo esta elaboración de una historia vista por la insurgencia padece de problemas que limitan su capacidad de comprensión de la realidad nacional. Si se observan, por ejemplo, los mismos textos, resultados de las más importantes reuniones nacionales y regionales del ELN, dicho resultado de análisis histórico presenta un anquilosamiento, muestra de la poca elaboración y renovación reflexiva de la mirada nacional retrospectiva hecha por la organización; así es como héroes, sucesos y luchas se van acumulando en líneas y líneas que antes que pretender analizan, apuntan a realzar estereotipos humanos y sociales que prefiguran el "deber ser de un buen guerrillero o una persona del común". El objetivo último es lo militar antes que lo social28. Antes que una constante reelaboración del pasado del que echan mano, se trata de una sedimentación de hechos que son útiles para contrastar simplemente las coyunturas actuales con el pasado, La visión presentada de la historia nacional, la historia de la organización -campo de la comprensión histórica- y la mirada a la comunidad -comprensión sociológica- en que está inmerso el proyecto guerrillero canece de toda la concientización sobne ia movilidad social que menece una neflexión de este tipo. En estos dos sentidos -histórico y sociológico-, la guerrilla opera con una suerte de interpretación nacional limitada al juego ideológico que sostiene contra el establecimiento. Con una compnensión es28 En la información revisada también se puede constatar que entre 1986 y 1996 el ELN tuvo particular interés por hacer minuciosa la preparación de las condiciones conflictivas frente al enemigo. Los capítulos de táctica y estrategia son efectivamente los que ven cambios más importantes y permiten concluir un cuidadoso esmero en su elaboración. ¿Acaso lo militar aplastó el espacio para la revisión e interpretación de lo social?

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trecha del país, la guerrilla - e n este caso ei E L N - llega a las negociaciones -al igual que el Gobierno- con un respaldo reflexivo de su ámbito social, que por su rigidez se presta muy poco a los análisis sensatos del conjunto social nacional. Cuando ejecutan acciones como secuestros masivos o voladuras de la infraestructura energética y petrolera nacional, dan excusas ante la opinión nacional y afirman que el rechazo social a dichos actos es resultado de la manipulación de los medios de comunicación o de estrategias de los grandes monopolios informativos, estrechamente vinculados con los intereses del Estado. Del mismo modo, esto puede explicar las dificultades para concretar una zona para iniciar conversaciones con el ELN, que albergue la llamada Convención Nacional de ia Sociedad Civil, sobre t o d o en el otrora fortín eleno: el sur de Bolívar. ¿Cómo esperar que el ELN tome conciencia del agotamiento de tales estrategias de lucha si padecen, igual que el Estado, de una reducida capacidad de observación sociotemporal de la realidad nacional y de sus cambios? Las voladuras a torres y oleoductos, las tomas a poblaciones o los secuestros a personajes con solvencia económica -aspecto que hoy en día ni siquiera es importante- fiueron estrategias que lograron llamar la atención nacional, dando buenos resultados para los propósitos subversivos de acercarse a las masas y ponerlas de su lado, pero eso sucedió hace vanas décadas; el que hoy funcionen de forma completamente contraria con los intereses de la guerrilla misma -mirando su ya débil legitimidad nacional de lucha por unos determinados objetivos revolucionarios- es resultado de una miopía histórico-temporal y del atrofiamiento de las categorías sociales con ias que hicieron las primeras lecturas de la población nacional. Débil y resquebrajado, el discurso histórico con el que la guerrilla estereotipó la sociedad colombiana, y en el cual aún se apoya para llevar a cabo sus acciones políticas y militares, sólo permite un accionar anacrónico cuyo resultado es el desgaste acelerado del ideal insurgente. I 441 |

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A m a n e r a de conclusión Queda claro que la confrontación guemlla-Estado no es solamente con las armas, o dentro de una cierta línea ideológica; también tiene un componente de discursividad histórica en el que se funden errores que tienen rasgos de profunda similitud pero en polos completamente opuestos. Dado que este tipo de reflexiones sobre el pasado son justamente las que predominan dentro de las mesas de negociación, afectando de manera corrosiva la visión del otro entre los dos bandos, no es de esperarse una sinceridad con la sociedad colombiana, ya que la manera en que la observan está viciada. Más aún, la forma en que los actores del conflicto armado se miran entre sí es del todo cuestionable. Subyace un conflicto discursivo que tiene como trasfondo acciones violentas concretas; tanto en el orden material como en el simbólico se crean fricciones que no son detectables a primera vista, menos aún para quienes están vinculados visceralmente con uno de los polos enfrentados. Así, de lado y lado de la violencia resultante entre insurgencia y Estado, hay un choque de las representaciones históricas de la nación, por demás inadecuadas, comespondientes a cada bando. Allí están las fallas de origen. Las tradiciones ideadas como escenarios legitimadores para el desenvolvimiento de la lucha involucran, de algún modo, el desprecio por ia ¡dea del pasado que maneja la contraparte. El empoderamiento que se logra al dominar una cierta reflexión sobre ei pasado en muchas ocasiones ha dado como resultado un reordenamiento social29; sin embargo, esto no tiene ninguna luz de posibilidad en el caso colombiano ya que la falta de claridad sobre el país que representan los actores armados es sospechosamente anómala, y su renovación no tiene aún muestra de avances senos. N o se trata aquí de decir que los actores armados, sea guerrilla o Estado, deban acometer la tarea de iniciar una construcción historiográflca más coherente con su posición política; por el contrario, se pretende que la academia -encargada de esa tarea- logre ocupar el papel real que menece en cualquien acto que se lleve a cabo 29

Spiegei, Gabrielle, op. dt., "Introduction",

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por la construcción de una paz duradera, así como una apertura mental de ambos bandos para observar atentamente los puntos históricos críticos que han caracterizado su accionar en el último medio siglo. Y es que la academia progresivamente ha quedado entre los enfrentados buscando dirimir el conflicto, siempre esquivando dardos de lado y lado, y sobre todo tratando de hacer entender que ninguno tiene la razón total, concertando ante oídos sordos, explicando la sociedad ante quienes poco interés tienen en aceptar emores recíprocos. En las mesas de negociación permanentemente sale a flote la versión del pasado nacional que instrumentaban las partes y ello lleva a un malentendido sobre el país del que se habla. Las universidades, donde se trata de hacer una explicación histórica nacional menos comprometida con intereses por el poder político, han tenido un papel muy pobre dado el carácter degradado del conflicto, el mal manejo de los procesos de negociación, además de la poca significación otorgada a la reconstrucción del pasado que desde allí se lleva a cabo. Cualquier posición frente al pasado y al presente resulta así imitante para alguna de las partes comprometidas en intentar construir las bases de la paz y la convivencia nacional. Las mesas que apuntan a resolver el conflicto por la vía política deben fundamentarse en la sensatez de las posiciones que allí se expresan; es claro que cuando se emprende la tarea de negociar el pasado nacional éste no es comprendido de una forma abierta, crítica y libre. En este sentido deben extenderse las posibles miradas hacia el pasado, de forma clara y consistente, y no atada a obligaciones ideológicas y políticas. Las posibilidades de resolución del conflicto armado en Colombia dependen, más que de encontrar un derrotado y un ganador de reconocer que todos nos equivocamos y es necesario volver a empezar

BIBLIOGRAFÍA Arenas, Jaime, La guerrilla por dentro. Análisis del ELN colombiano, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1971. 443

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La guerra que se vive en Colombia. Una propuesta de paz IVÁN

CASTRO

Profesor de la Pontificia Universidad Javeriana Profesor de la Universidad Nacional de Colombia

Algunos sectores de la intelectualidad colombiana, politóiogos y otros analistas que desde la barrera contemplan el proceso colombiano y tratan de interpretarlo teóricamente, empiezan a manifestar su desconcierto sobre lo que está pasando, ya que les es difícil interpretar el momento debido a una limitada perspectiva, fruto del alejamiento tanto de los sitios en donde se presenta con más virulencia el conflicto como de las causas ancestrales y latentes que lo generaron, que usualmente se desconocen o no se les da el valor que merecen, debido a que no corresponden con intereses sociales propios. A causa de esto, manifiestan que "esta es una guerra contra la sociedad". Como es obvio, la consecuencia inmediata que de ello se desprende es que el Estado debe asumir el control, sometiendo por las armas y a cualquier costo tos sectores que se han levantado contra ei orden establecido, sin importar el número de víctimas o las consecuencias subyacentes, porque io que se pretende defender es "la supervivencia de la sociedad". Un amplio sector de la clase media mira con simpatía este enfoque y se ha convertido no sólo en la caja de resonancia de esta I 4451

La guerra que se vive en Colombia

tesis sino que más grave aún, se ha ido consolidando como el soporte fundamental del surgimiento de movimientos fascistas.Así lo demuestra la historia; baste recordar las experiencias de España, Italia, Alemania y Chile. La simpatía que despertaron entre la clase media ias entrevistas televisadas a Carlos Castaño es un ejemplo que corrobora lo que aquí se afirma, pero la misma historia nos enseña que dichas salidas, aun en el caso de que sean victoriosas, son más dolorosas que el problema que se pretende solucionar N o es posible pretender buscar la solución a un problema sin que éste se haya planteado de forma correcta y, a la vez, sin que se tenga claridad acerca de cuáles son los instrumentos con los que se cuenta para su solución. Es indudable que hay que buscar las causas del actual problema que vive el país a través de la historia; negar este hecho y pensar que es ei narcotráfico el origen y la causa de dicho problema es un error no sólo porque una afirmación como ésta refleja que se desconocen las causas ancestrales que han dado origen a la rebelión en Colombia, sino principalmente porque en ella se confunde la forma con el contenido. Recién conformada la república, en Colombia la tierra se convirtió en un botín de guerra; allí se inició una inadecuada distribución de la misma, quedando concentrada en muy pocas familias. Los indígenas fueron ias pnmeras víctimas de este atropello; de ahí su oposición a la causa libertadora. La posesión de la tierra va aparejada con el poder económico y éste a su vez trae el poder político; la Iglesia, a través de su enorme poder ideológico, se convirtió en el apoyo fundamental de esta nueva forma de poder; como consecuencia de ello, surgió el tipo de Estado que permitía justificar legalmente la situación que se vivía. Este fue el caldo de cultivo propicio que dio origen a más de setenta guerras civiles, internacionales y regionales en Colombia durante el siglo XIX, La causa fundamental de la mayoría de ellas giraba alrededor del tipo de Estado que se quería, el cual a su vez se susten1446 |

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taba en una Constitución que marcaba ia pauta de las relaciones entre los ciudadanos y el Estado. La polarización de fuerzas como consecuencia de victorias militares hizo que surgieran constituciones en las que se consagraba la más absoluta libertad, como la de 1863, denominada porVíctor Hugo "una constitución para ángeles", gracias a la cual se llegó incluso a permitir el ejercicio de oficios profesionales sin la exigencia de certificados que avalaran a quienes las ejercían; constituciones como la de 1886, considerada por expertos como una de las más regresivas, y en la que se contemplaban artículos tan lesivos para la libertad de prensa como la denominada "Ley de los caballos". La lucha en contra de la Constitución de I 886 dio origen a varias de las confrontaciones; entre ellas la más aterradora fue la denominada Guerra de los Mil Días (I 899-1902), cuyas nefastas consecuencias sumieron al país en penuria debido principalmente a una profunda crisis económica, situación que fue aprovechada por los Estados Unidos para desmembrar al país y, de esta forma, hacerse al canal de Panamá. A diferencia de lo que pasó en México, en Colombia fue demotado el sector más avanzado del liberalismo, hijo legítimo del denominado liberalismo radical del siglo XIX. El general Rafael Uribe Uribe, uno de los más esclarecidos líderes de la oposición, es asesinado y sólo hasta los inicios de la tercera década del siglo X X el país empezó a sacudirse de un letargo en donde campeaba el oscurantismo con todas sus consecuencias, lo que hacía imposible que ¡deas nuevas fueran siquiera escuchadas, A mediados de los años treinta, con el ascenso al poder de Alfonso López Pumarejo, se producen los acontecimientos más importantes para el país durante todo el siglo XX. A través de su programa de gobierno, denominado La Revolución en Marcha, se introdujeron importantes acciones que favorecían a los sectores populares. Entre ellas están la reforma laboral que reconoce y establece una legislación a favor de la clase trabajadora y, en especial, a la reciente I 4471

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clase obrera, mediante la aprobación de una sene de leyes cuyos alcances se extendieron con algunas modificaciones hasta la década del noventa, en la que se perdieron la mayoría de esas conquistas con el advenimiento del neoliberalismo. En el campo educativo se destacan dos hechos de singular importancia para el fortalecimiento de la educación pública: el primero fue la promulgación de la ley 68 de I 935 que reestructuraba la Universidad Nacional de Colombia; el segundo, la creación de la Escuela Normal Superion cuyo pnopósito era formar la élite en ciencias y humanidades, y cuyo lánguido final durante el gobierno de Laureano Gómez fue una frustración más para los sectores populares. La lucha por el poder entre los dos partidos tradicionales toma como escenario principal el campo, y es así como se inicia a mediados de la década de ios cuarenta una de las más sangrientas confrontaciones de las que se tenga memoria en Colombia. Esta guerra no declarada dejó, según las cifras más conservadoras, más de medio millón de muertos en una población de cerca de 17 000 000 de habitantes, todo ello sin contar la enorme población que fue ultrajada, víctima de atropellos, violaciones y que perdió sus bienes. Con el asesinato dei caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán se demostraba que las salidas democráticas estaban vedadas para quienes no estaban de acuerdo con el establecimiento. Para poder comprender la gravedad de este hecho basta presentar, a manera de ejemplo, lo que sucedió en los Estados Unidos con su participación en la guerra de Vietnam: con una población de más de 230.000.000 de habitantes, ia guerra dejó cerca de 52.000 muertos y graves consecuencias, entre ¡as cuales está el hecho de que se haya convertido en ia nación con el más alto índice de consumo de drogas, situación que no ha podido ser solucionada en 25 años. Los hechos de barbarie y las atrocidades cometidas dieron origen a una generación que no podía concebir que el Estado t u viera como objetivo "la defensa de la vida, honra y bienes de los 448 I

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ciudadanos". La preservación de la vida implicaba profundos cambios de valores. Había que ser "vivo" para poder subsistir y ser "vivo" significa colocar nuestros intereses sobre los de los demás. Había que entender como nos lo enseñaban nuestros antepasados, que "tas leyes se acatan pero no se cumplen"; aprendimos que "el que peca y reza, empata"; aprendimos que ante la disyuntiva entre asumir una posición ética o una que nos convenga, había que optar por la segunda. Se hizo generalizado el hecho de que enseñar valores a ios niños era dejarlos ndefensos para la vida, llegando incluso a pensarse que ei cumplimiento, la rectitud y la disciplina eran sinónimos de neurosis. Para subsistir había que tener poder y el poder lo da el dinero; de ahí que se incrementaran la mayoría de las formas delictivas, a tal punto que tenemos la mayor población carcelaria que país alguno pueda tener Ante tal situación, ¡as condiciones estaban dadas para el surgimiento de todo tipo de negocios ilícitos, siendo el narcotráfico el más protuberante. A mediados de los años 50 del siglo XX, la dirigencia de los partidos tradicionales pactan la repartición del poder montando un poderoso aparato que les permitía perpetuarse y reproducirse como ciase. El mismo Estado, como una rueda endemoniada, retroalimenta este proceso, produciéndose un maridaje corrupto entre los cuatro poderes: el ejecutivo, el legislativo, el judicial y el de los medios de información, en donde se compran conciencias, y que funciona a través de pagos de favores, manipulación de la información y ocultamiento de la verdad. En general, se obtienen ventajas económicas, políticas y sociales del uso dei poden. Todo lo anterior se realiza dentro de la más profunda hipocresía, manejando con una extraordinaria habilidad situaciones que a todas luces son incorrectas para camuflarlas con visos de legalidad. Entre la clase política es bien sabido que una campaña para la Cámara de Representantes cuesta alrededor de $800,000.000, ¿Cómo es posible, entonces, que con ingresos salariales que no alcanzan a cubrir i 449|

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ni siquiera la mitad de estos costos existan tantas personas interesadas en ocupar una curul? Según informa la revista Cromos, un candidato a la alcaldía de Montería debe invertir $5.000.000.000; asumiendo que esto sea cierto, por muy alto que sea el salario, jamas podrá recuperar los dineros invertidos por conducto legal de fa alcaldía. Estando todavía frescas las heridas causadas por esta absurda guerra, y sin que las causas ancestrales que dieron origen a la rebelión se hubieran corregido, el gobierno de Guillermo León Valencia cometió uno de los más grandes errores históricos: inició una contienda que se ha extendido durante más de 35 años, en la que cada vez son más profundas tas acciones, rebasándose las leyes de la guerra convencional. Se ha llegado a extremar los medios con tai de obtener unos objetivos precisos: de ahí que no importe vincular a niños en el conflicto y comprometer a la población civil en acciones militares. Por su parte, los movimientos paramilitares, financiados por os sectores más pudientes, participan en esta guerra no convencional donde todo es válido, incluso et exterminio de la población civil. El aparato militar del Estado no enfrenta decididamente a estos grupos y, en muchos casos, los alimenta y les presta apoyo. Todo lo anterior permite intuir que la actual contienda está tomando un peligroso perfil de guerra de exterminio de clases en la que por una parte, cada vez son más audaces ias acciones no sólo contra quienes tienen dinero sino también contra aquellos que tienen unos imitados recursos económicos y, por otra parte, se extermina a quienes tienen opiniones adversas al sistema y también a civiles indefensos de estratos bajos porque pueden convertirse en potenciales auxiliares de la guerrilla. Dada la gravedad dei problema, las características que ha tomado el conflicto y las profundas heridas que se han causado, sería utópico pensar en una solución trivial del mismo, e incluso pensar que ésta se dará en corto tiempo. Todos los intentos por darle una salida militar al conflicto han traído como consecuencia su agudización, y me atrevo a afirmar que a 450 f

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la larga han conducido ai fortalecimiento de la guerrilla: basta tan sólo recordar las acciones militares que ocurrieron durante los gobiernos de Guillermo León Valencia, Carlos Lleras, Misael Pastrana, Julio César Turbay y más recientemente el impresionante y a la vez vergonzoso operativo militar durante el gobierno de César Gavina, conducente a a toma de Casa Verde. Todas estas acciones han sido efectuadas no por un ejército y una policía desmoralizadas, como fue el caso de Cuba durante la dictadura de Batista, sino por unas fuerzas armadas que son reconocidas, aun por la misma guerrilla, como las de mayor formación y experiencia en el mundo en la lucha contraguerrillera, y cuyos miembros han dado muestras de valor y heroísmo, llegando a entregar su vida en condiciones en las cuales otras fuerzas armadas probabiemente habrían sucumbido. Los que piensan que la salida del problema debe ser de tipo militar no sólo menosprecian y desconocen estas hazañas de la policía y del ejército colombiano, sino que además abogan por una posible situación

con

¡mpredecibles

consecuencias,

como

¡a

desmembración del país. Aquí cobna vigencia la frase del general Herrera pronunciada hace cien años durante la Guerra de los Mi Días: "La patria por encima de los partidos" De ahí que sea oportuna y acertada la apreciación dei presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuando afirma, refiriéndose al Plan Colombia, que no es con armas como se va a resolvere! conflicto armado en nuestro país. Por otra parte, el temor de las naciones vecinas a la agudización del conflicto armado en Colombia ha traído como consecuencia el desplazamiento de tropas hacia la frontera. Brasil, por ejemplo, ha desplazado 28 000 hombres y otro tanto han hecho Perú y Ecuador En Venezuela hay preocupación por la "vietnamización" del conflicto y temor porque el problema se desborde y los involucre, como pasó con Camboya cuando la guerna deVietnam, Pon otna pante, son ampliamente conocidas las continuas condenas y denuncias que han hecho ios principales organismos de defensa de los Derechos Humanos a nuestras fuerzas armadas: si esto suce4511

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de en momentos en que existe un marcado interés del Gobierno en mejorar esta imagen debido a exigencias internacionales, ¿cómo será ia situación en este campo si se da rienda suelta a una guerra mayor que ta que ya existe? A partir del diagnóstico que he hecho del problema y del análisis de sus principales características me permito hacer ias siguientes propuestas: - No sólo con el fin de protegernos, sino también ante la necesidad imperiosa de aprender a vivir en un ambiente que fomente la tolerancia, respete ia diversidad y propicie el diálogo, se hace necesario revisar la cotidianidad. En la familia, en el sitio de trabajo, en los colegios, en el barrio en donde se vive, en ¡a universidad, en los edificios que habitamos, en ias iglesias, en los sitios de recreo, con los coterráneos, con ¡os compañeros de aficiones, con los compañeros de profesión y en general en todas las actividades que realicemos debemos fomentar la creación de nuevas relaciones sociales. De esta manera estaremos contribuyendo desde nuestros espacios a la causa de la paz y la reconciliación entre ios colombianos, - Es necesario reconocer la especificidad del conflicto armado desde sus dinámicas regionales. Los problemas de! norte de Boyacá son muy distintos de los del Chocó y los de ambos difieren profundamente de lo que está pasando en la Guajira, a la vez que éstos son diferentes de los que están afrontando los indígenas en el Cauca. En general, cada región en Colombia tiene su propia problemática con diversas posibilidades de solución. Desde esta perspectiva tendrá que hablarse de diversas propuestas de paz, - La complejidad y ia diversidad de los problemas que han dado origen al conflicto colombiano hacen necesario que se propicien diálogos regionales en los sitios donde se presentan los enfrentamientos con mayor virulencia. En estos diálogos deben participar los principales dolientes de! conflicto, entre ellos las más altas autoridades civiles de la región, los grupos msungentes, los gnupos paramilitares, las comunidades religiosas, los sentones económicos, los comandantes del ején1452 I

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cito y la policía, y otros gremios de importancia (maestros, asociaciones de campesinos, comerciantes, etc.), todos ellos de la región. - La paz exige que cada uno de los actores armados partícipes del conflicto colombiano asuma su cuota de responsabilidad en el mismo y a la vez puedan negociar desde sus diferentes ejercicios de poden. Así, pana sostener los diálogos, ei Gobierno central debe reconocer ei grado de beligerancia tanto de los grupos guerrilleros de la región, como de los grupos paramilitares, garantizando su viabilidad en las mismas condiciones y con los mismos rangos de ios-miembros de las fuerzas armadas. - Con el fin de garantizar la imparcialidad y la segundad de ios participantes en estos diálogos regionales, se debe pedir a organismos internacionales que se encarguen de realizar veedurías sobre el proceso de paz y el cumplimiento de acuerdos surgidos de los diálogos, para que éstos no corran el peligro de ser burlados. - En estos diálogos debe plantearse inicialmente una agenda en donde se identifiquen los problemas fundamentales de la región, ias posibilidades de solución de los mismos a corto, mediano y largo plazos, la generación de los recursos que hagan viables los acuerdos, as ayudas internacionales que se requieran para incentivar e! desarrollo económico de la región, las reformas administrativas adecuadas para las soluciones y los mecanismos de control que permitan que los recursos no se desvíen dei objetivo para el cual fueron creados. - Como podemos darnos cuenta, esto implicará una profunda reforma constitucional, gracias a la cual pasemos a un sistema federal de gobierno en donde cada Estado tenga su propia Constitución, su propio sistema administrativo, su propio sistema de segundad y sus propias leyes. - Con el fin de garantizar el cumplimiento de lo pactado, los sectores insurgentes y ios grupos paramilitares pasarán a engrosar las fuerzas armadas de la región, respetándose los rangos que se tenían en sus propias organizaciones.

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- Et problema de la guerra no sólo es de los que están armados; en él, de una manera u otra, todos estamos comprometidos. Nuestras actitudes intolerantes, energúmenas, egoístas, envidiosas, irreflexivas y agresivas, de alguna forma están contribuyendo a patrocinan este flagelo. Los seres humanos aprendemos mucho más con el ejemplo que con otras fionmas de enseñar: de ahí la enorme responsabilidad que tenemos con las presentes y futuras genenaciones. Con tan sólo enseñar a que los niños amen, estamos haciendo una labor importante; ei niño que ama a sus padres, a sus abuelos, a sus hermanos, a sus familiares, a sus amigos, a los humildes, probablemente será un hombre justo, que se conduela con los sufrimientos de los demás y que jamás empuñe un arma contna sus semejantes. De nosotros depende el tipo de ciudadanos que queremos en el futuro inmediato para nuestra patria.

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