La universidad no puede ser masiva

9 mar. 2008 - el valorado académico César Bergadá. –¿Qué misión tiene una universidad? –Hay distintas maneras de concebir la uni- versidad. Uno la ...
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Cultura

Página 8/LA NACION

Los intelectuales y el país de hoy Hoy, Marcelo Villar

US$ 630 millones

como investigador científico. De 1987 a 1998, realizó investigaciones sobre temas vinculados con el sistema nervioso en los departamentos de Histología y Neurobiología y de Neurociencias del prestigioso Instituto Karolinska, de Estocolomo. Su especialidad es el estudio de los mecanismos de regeneración en el sistema nervioso y ha desarrollado investigaciones sobre la transmisión en la regulación del dolor. En los últimos seis años fue decano de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, en Pilar, donde desarrolló el Hospital Universitario. Allí trabajó codo con codo con el valorado académico César Bergadá. –¿Qué misión tiene una universidad? –Hay distintas maneras de concebir la universidad. Uno la puede tomar como una institución formativa, generadora de títulos, para proveer aquellas profesiones que el mercado o la sociedad pide. Pero es mucho más que eso. Es una comunidad de valores vivos, una institución formativa que transmite valores. Ahí está la riqueza de la universidad. –¿Esta concepción está extendida en el campo universitario? –Varía. A mí me cuesta mucho dividir las universidades en estatales y privadas. Hay que diferenciarlas entre las que son buenas y cumplen verdaderamente con su misión y las que no lo hacen. O las que cumplen solamente con uno de los aspectos de los que hablábamos. Es fundamental no centrar todo en la formación de jóvenes. Pondría al mismo nivel, o aun en una jerarquía más elevada, el desarrollo del conocimiento. No hay manera de entender la universidad si no es a través de un sistema de producción científica seria, objetiva, de alta calidad y expuesta al juicio de los pares. –El país tuvo épocas en las que el desarrollo científico era importante en la universidad. ¿Hoy no es así? –La Argentina, históricamente, ha sido un mosaico. Ha tenido siempre, y las sigue teniendo, muestras de brillantez. Y también tiene muestras de miseria, que reflejan una falta de nivel educativo y de calidad. En muchos países del Primer Mundo hay una conciencia social mucho más extendida del valor que tiene el conocimiento. En la Argentina ese valor está en algunos sectores de la sociedad. Tenemos muchos ejemplos para mostrar cómo se jerarquiza lo que no vale y cómo se posterga lo que en realidad tiene sentido. Lo vemos muchísimo en los medios de comunicación, en la promoción de personas que no deberían ser promovidas. Los científicos han sido siempre más bien parias en la sociedad argentina: personas que van en contra de la corriente. –A pesar de la demanda en favor de la producción de títulos, la universidad no parece cubrir tampoco esas expectativas, porque se gradúan pocos estudiantes... –No son tan pocos. Tal vez en algunas áreas sean demasiados. El problema es el nivel con el que se gradúan. Hay universidades que son agencias entregadoras de títulos y no necesariamente definen un nivel. Hay otras que no, que lo hacen muy bien. Y hablo tanto de universidades estatales como privadas. –¿Qué cosas habría que corregir? –Lo primero que hay que jerarquizar es el nivel intelectual y la capacidad de los estudiantes. La universidad no puede ser orientada a las masas. El gran drama de la universidad argentina ha sido la masificación. También ocurrió en otros países. Es uno de los elementos que más han contribuido a lesionar la misión de la universidad. También hay que tener profesores

LA NACION/Página 9

En una escuela de Longchamps

Tras una advertencia en el diario de la Santa Sede

Los pecados sociales, una nueva preocupación en la Iglesia

“La universidad no puede ser masiva” Continuación de la Pág. 1, Col. 2

Cultura

Miércoles 12 de marzo de 2008

Para el rector de la Austral, el exceso de alumnos, los bajos sueldos de los docentes y el papel obstructivo de las organizaciones de estudiantes explican la caída en el nivel de la educación superior

Obispos y sacerdotes afirman que es un fenómeno creciente en la última década Por Silvina Premat De la Redacción de LA NACION

VOCES DE LA IGLESIA

ARCHIVO

El ministro Tedesco

Crédito del BID al área educativa

ANIBAL GRECO

“Estamos subdesarrollados porque nos hemos empeñado en hacer las cosas al revés”, dice Marcelo Villar

que estén presentes, con una dedicación full time o, por lo menos, preferencial. Profesores que no lleguen solamente a dar su clase y luego se vayan y nadie pueda consultarlos. –¿Se cumple la finalidad de la investigación? –Hay universidades que hacen investigación en muy buen nivel, pero eso no llega a los estudiantes. La docencia se da por un lado y la investigación por el otro. –¿A qué atribuye los problemas de la universidad? –Hay una mezcla de cuestiones que hacen a intereses políticos. La masificación lleva a la politización y en muchos casos los recursos se orientan hacia otros temas. La educación en la Argentina no es una prioridad. El sistema educativo requiere que los chicos estén bien formados en el primario y en el secundario. Y eso no pasa. Como profesor de Anatomía en la carrera de Medicina desde 1974 recibo chicos en primer año de la universidad. Y es notable cómo se perciben las deficiencias en su formación. Eso nos obliga en la universidad a pasar por un período de transición, en el que los “universitarizamos”, los ayudamos a madurar y a convertirse en eso que dicen que son por haber ingresado, aunque no lo son en su modo de comportarse, en su sentido crítico y capacidad para estudiar y retener. Tenemos ahí un trabajo extra en la universidad.

–¿Lleva mucho tiempo ese período de recuperación? –A veces lleva hasta dos años recuperarlos. Vemos chicos muy buenos a los que les falta entrenamiento, disciplina para el estudio. –¿Eso se ve tanto en universidades estatales como privadas? –En términos relativos, la universidad pequeña tiene bastantes ventajas sobre la masificada. Si una universidad privada se masifica se corrompe tanto como una estatal que se masifica. Si una universidad privada se mantiene chica, hace investigación y tiene una relación docente/alumno adecuada, será igual de buena que una universidad estatal que haga lo mismo. Tenemos muy buenos ejemplos de universidades estatales que han sabido mantener esto. –¿Las distorsiones que usted señala se dan en otras partes del mundo? –El mundo desarrollado está desarrollado porque ha hecho las cosas bien. Y si nosotros estamos subdesarrollados es porque nos hemos empecinado en hacer las cosas al revés. No se trata de inventar la pólvora, no hay secretos. Se trata de actuar con sensatez. –¿Qué piensa cuando las organizaciones estudiantiles, como en los casos de la UBA y el Carlos Pellegrini, impiden el desarrollo de las instituciones y la elección del rector? –Una vez escribí un artículo en LA NACION,

titulado “El problema universitario”, y recibí varias críticas en cartas de lectores. Las respondí simplemente con una cita de Bernardo Houssay: “En las universidades serias no hay estudiantes en el gobierno. Aquellas en las que los hay dejan de ser serias inmediatamente”. Es imbatible y demoledor. Yo no conozco universidades serias en Europa o en Estados Unidos, que son el modelo que tenemos en la Austral, que tengan estudiantes en sus órganos de gobierno. Los alumnos pueden estar en alguna dependencia o estratos intermedios. Pero de ahí a definir el modelo de universidad, estrategias, políticas o líneas de investigación hay un camino demasiado largo. Eso es un signo del deterioro de la calidad universitaria. –¿La profundización de la crisis educativa es por una cuestión de fondos? –En la universidad no es que falten recursos. Hay bastantes. En estos últimos años la Argentina tiene signos positivos. Que el Gobierno haya elevado el área de ciencia y tecnología al rango de ministerio es algo objetivamente positivo y muy beneficioso para las universidades, estatales y privadas. Ahora, la universidad tiene otras obligaciones: allí donde está masificada, debe tratar de solucionar ese problema; allí donde los sueldos son bajos, debe jerarquizar a sus docentes. Las culpas en la Argentina nunca están de un solo lado: son bastante compartidas. Por eso es tan difícil la solución.

WASHINGTON (AFP).– Como parte de una línea de crédito condicional de 2700 millones de dólares otorgado a la Argentina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó el envío de un préstamo por US$ 630 millones para proyectos de mejora de la educación, anunció el organismo en un comunicado. La línea de crédito estará destinada a proyectos de infraestructura y de políticas educativas, explicó la entidad. Entre los objetivos del crédito, el BID señaló el objetivo de la enseñanza universal y obligatoria del preescolar para niños de cinco años y un incremento en la cobertura para los menores de cuatro años de acuerdo con las metas planteadas en la ley nacional de educación y en la ley de financiamiento educativo, sancionadas en los últimos años. El préstamo también procura acercar recursos para el desarrollo de programas tendientes a aumentar el número de jóvenes de sectores pobres que terminan la secundaria, uno de los objetivos del ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco. “Para alcanzar estos fines, se ofrecerá un apoyo continuado para un programa de becas y se ampliarán las obras de infraestructura, con la construcción de unas 1500 nuevas escuelas”, explicó el BID. El crédito de US$ 630 millones tiene 25 años de plazo, con tres años de gracia y tasa de interés variable. Como contrapartida, la Argentina aportará 70 millones de dólares, que se extienden a 300 millones para toda la línea de crédito.

Breves EN LA UBA

Maestría en Magistratura ■ Hasta el 25 de este mes, de 9 a 21, se inscribe para la maestría en Magistratura, que se dicta en la Facultad de Derecho de la UBA (Figueroa Alcorta 2263), dirigida por doctor Alberto Dalla Vía. El programa dura dos años e imparte cursos a más de 500 jueces, funcionarios y abogados de todo el país. Informes: 4809-5606.

Una cosa es que alguien robe comida porque no tiene nada y está desesperado y otra que un empresario que se da la gran vida explote a sus empleados. Para la Iglesia, el primero comete un pecado tradicional, el segundo, en cambio, incurre en un pecado moderno o social. Cada vez, es más frecuente oír a un sacerdote o catequista referirse a los pecados sociales o a las estructuras sociales de pecado. El domingo último, en una entrevista publicada en L’Osservatore Romano, el titular de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, monseñor Gianfranco Girotti, insistió en la preocupación de la Iglesia por las nuevas formas de pecado (de lo que se informa por separado). Entre esas transgresiones al Evangelio se cuentan los sistemas que favorecen las desigualdades sociales, la violación sistemática de leyes civiles y las acciones que dañan el medio ambiente y afectan la salud. La advertencia surgió cuando faltan pocos días para que el papa Benedicto XVI anuncie su nueva encíclica –la tercera de su pontificado–, que estará dedicada a temas sociales.

Tendencia creciente Consultado por LA NACION, el padre Víctor Fernández, presidente de la Sociedad Argentina de Teología y vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, admitió que entre los obispos, sacerdotes y laicos argentinos ha crecido en la última década la conciencia de este tipo de pecados, entre los que incluyó el daño al medio ambiente, el incumplimiento de las leyes y la corrupción política. Según el teólogo, uno de los intelectuales católicos argentinos más valorados en el Vaticano, este concepto fue introducido en la Iglesia por el papa Juan XXIII, y luego muy repetido durante el papado de Juan Pablo II. En el país, “llevó tiempo que la sensibilidad por lo ambiental, por ejemplo, entrara en los sacerdotes como lo está ahora y este hecho evidencia que la Iglesia está abierta al diálogo con las ciencias y atenta a las dificultades del mundo”, dijo. Hace menos de dos años, el Episcopado argentino se pronunció sobre problemas ecológicos en el documento Una tierra para todos. Allí los obispos denuncian “las prácticas de sobreexplotación o abuso de terceros y la falta de políticas de preservación del medio ambiente”. Basados en esas afirmaciones, según narró a LA NACION monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú,

TELAM

El acto de Scioli, la semana última, en la Escuela N° 5 de Longchamps

Una escuela recibió útiles sólo por un día Después del acto de Scioli, los retiraron “Hoy el pecado tiene una dimensión social, además de individual, por el fenómeno de la globalización.”

“Además de los obispos argentinos, los bolivianos y brasileños advirtieron sobre riesgos de contaminación.”

“ Cuando uno no paga los aportes sociales de la señora que trabaja en su casa, comete un pecado.”

Gianfranco Cirotti

Jorge Lozano

Jorge Mejía

representantes de la Asamblea Ambiental de esa ciudad entrerriana, pidieron anteayer al Episcopado que la Iglesia avale sus reclamos sobre los efectos dañinos de la instalación de la pastera Botnia en territorio uruguayo. El padre Pedro Brunori, ex director del Servicio de Información Vaticana, en diálogo con LA NACION, vinculó el concepto de pecado social con el contexto social y político. “Facilitar y crear situaciones de corrupción como sistema incita al pecado. Pero ello, no disminuye la responsabilidad del individuo, sino que implica un llamado a las conciencias para enfrentar situaciones deplorables”, advirtió el sacerdote. Otro argentino, el cardenal Jorge Mejía, bibliotecario y archivista emérito del Vaticano, recordó que no sólo en el Catecismo y en el último Compendio de Doctrina Social de la Iglesia están contempladas las denominadas “nuevas formas de pecado social” antes mencionadas, sino también en dos encíclicas de Juan Pablo II: Sollicitudo Rei Socialis y Centesimus Annus. “Cualquier episcopado tiene una pastoral sobre estos temas”, dijo. Y agregó: “Para dar un ejemplo cotidiano, cuando uno no le paga a la señora que trabaja con uno los aportes sociales, está mal, es un pecado, porque las injusticias sociales constituyen de parte de quienes las causan o no las remedan, un pecado social”. Con la colaboración de Jorge Rouillon y Elisabetta Piqué

Definen cuáles son las nuevas ofensas a Dios ROMA (De nuestra corresponsal).– No sólo es pecado robar, blasfemar o desear la mujer del prójimo. Se ofende también a Dios cuando uno daña el ambiente, participa en experimentos científicos dudosos, realiza manipulaciones genéticas, acumula riquezas, consume o trafica drogas, o provoca pobreza, injusticia y desigualdad social. Así lo recordó monseñor Gianfranco Girotti, titular de la Penitenciaria Apostólica del Vaticano, que en una entrevista con L’ Osservatore Romano habló de las “nuevas formas de pecados sociales”. Se trata de faltas modernas, consecuencia del proceso de globalización que vivimos hoy, pero que en rigor de verdad ya están contempladas no sólo en el Catecismo de la Iglesia Católica (de 1992), sino también en el último Compendio de Doctrina Social de la Iglesia Católica (2004) y en varias encíclicas de Juan Pablo II.

Dimensión global En la entrevista que concedió al diario de la Santa Sede al término de un curso para confesores, monseñor Girotti, jefe del organismo de la Santa Sede que se ocupa de la confesión, destacó que para determinar qué es pecado siempre hay un mis-

mo punto de referencia, que es “la violación de la alianza con Dios y con los hermanos, y los reflejos sociales del pecado”. “Si ayer el pecado tenía una dimensión más bien individualista, hoy éste tiene un valor, además de individual, sobre todo social, debido al gran fenómeno de la globalización”, sentenció este obispo franciscano, de 70 años. Al referirse a las “nuevas formas de pecados sociales”, monseñor Girotti mencionó el área de la bioética, “en la cual no podemos dejar de denunciar violaciones de los fundamentales derechos de la naturaleza humana, a través de experimentos y manipulaciones genéticas”, dijo. “Otra área propiamente social es la de la droga, a través de la cual se debilita la psiquis y se oscurece la inteligencia, al dejar a muchos jóvenes fuera del circuito eclesial”, añadió. Y siguió luego con las desigualdades sociales y económicas, por las que “los pobres son cada vez más pobres y los ricos siempre más ricos, alimentando una insostenible injusticia social”. Finalmente, monseñor Girotti mencionó el “área de la ecología, que hoy tiene una relevancia muy interesante”.

Por Jesús A. Cornejo De la Corresponsalía La Plata LA PLATA.– Era el primer día de clases. Y durante una hora y media, los alumnos de la Escuela Media N° 5 de Longchamps, en el partido bonaerense de Almirante Brown, se ilusionaron con que ese día recibirían guardapolvos, útiles escolares, libros y zapatillas. Pero no fue así. Los elementos que hasta allí habían llegado para el acto oficial que encabeza el gobernador Daniel Scioli sólo eran una muestra anticipada del plan de equipamiento escolar y, para sorpresa de los docentes y padres de alumnos, apenas finalizó la ceremonia fueron retirados del colegio en una camioneta. Las autoridades provinciales reconocieron que es habitual llevar a los actos oficiales kits de útiles escolares, zapatillas, libros y guardapolvos para promocionar la entrega de este material escolar. “Mañana [por hoy], los chicos de la Escuela Media N° 5 recibirán 150 kits de útiles escolares”, prometió un vocero de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense, en diálogo con LA NACION. Al referirse a la exhibición de útiles que luego no dejan en la escuela, explicó: “Es una práctica que ya se ha repetido. Son muestras para que la comunidad educativa conozca la calidad de las cosas que se entregan”. La estrategia generó malestar en sectores de la comunidad educativa que no quisieron identificarse y que recordaron la propaganda política que el ex gobernador Carlos Ruckauf lle-

vó adelante cuando entregó 800.000 zapatillas con su firma impresa en el calzado. Consultado por LA NACION, el director de la Escuela Media N° 5, Aniceto Rodríguez, admitió que vio los útiles y libros en el acto. Pero aclaró: “En ningún momento me habían avisado que iban a dejar útiles escolares. Me extrañó ver guardapolvos, porque se trata de una escuela secundaria, en la que los chicos no llevan delantales”. El director explicó que el edificio de la escuela, que alberga a 750 alumnos, fue inaugurado recientemente y que las clases empezaron con problemas de luz. “Lo que más me preocupaba era conseguir una bandera de ceremonia, ya que la que teníamos en el precario edificio que antes ocupábamos fue robada el año pasado.” Rodríguez comentó que durante el acto oficial de apertura del ciclo lectivo hubo mucha tensión. “No se respetaba el protocolo y había muchos militantes políticos. Incluso una mujer se llevó los globos que decoraban la escuela diciendo que eran para festejar el cumpleaños de su hijo. Ahora falta comprar mobiliario para la dirección y los útiles para los chicos”, explicó. Un vocero de la Dirección General de Cultura y Educación precisó que el gobierno bonaerense tiene un plan de entrega de útiles. “Vamos a otorgar dos millones de libros, un millón de guardapolvos y otro de zapatillas y 1.350.000 kits de útiles escolares. Para todo esto se hace un cronograma de entrega, que es enviado a los consejos escolares y desde allí se remite el material a cada escuela”, explicó la fuente oficial.

Culto católico

Fe de erratas

Santoral. San Luis Orione. Fundador de la obra que en la Argentina atiende el Pequeño Cottolengo. Murió en 1940. Liturgia. Hoy se leen el libro de Daniel (3, 1-28) y el Evangelio de San Juan (8, 31-42).

El lunes, en la mota sobre Rajoy (página 3), se escribió mal el nombre de la Real Academia Española, y en la página 10 (“La empresa admite que hubo imprudencia del conductor”), el de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).