LA QU I NA, REMED I O AND I NO-AMAZÓNICO PARA EL MUNDO

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Capítulo

LA

QU I NA,

II

REMED I O

AND I NO-AMAZÓNICO

PARA

EL MUNDO

EL ÉXITO DE LOS "POLVOS DE LA CONDESA"

La quina, también llamada cascarilla, cinchona o "árbol de la vida" (Moya, 1994: 15), como muchas otras plantas que han asombrado a los colonizadores europeos, ya era conocida (y usada en los ritos shamánicos) dadas sus virtudes curativas por los habitantes originales de los países andino-amazónicos. Para Jussieu, que hacía parte de la Misión Geodésica a la "Mitad del Mundo" que hizo celebre a La Condamine, los aborígenes denominaban a la quina como "yara chucchu, cara chucchu" . }ára significaba árbol, cara la corteza, chucchu de la fiebre; por así decirlo, el árbol de la fiebre intermitente. Ellos lo llaman también Ayac-cara, lo que significaba corteza amarga" (La Condamine, 1993 :22) Del lado de los advenedizos europeos, el conocimiento de la quina data de 1616 cuando Francisco de Borja era virrey del

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Perú (Gredilla, 1982:95). Hacia 1638 ya había curado a varios notables españoles como el corregidor de Laja y la esposa del conde de Chinchan, quien también comenzó a difundir su uso "entre los pobres". El papel desempeñado por la esposa del conde, además de socializar verticalmente los luego célebres "polvos de la condesa", fue proporcionar la base del nombre científico con el que formó Linneo el género de las Chinchonas. La primera descripción científica de la planta ya había sido hecha por La Condamine en 1738 en la Academia de Ciencias de París, con base en las muestras recolectadas por él mismo en la provincia ecuatoriana de Laja (La Condamine, 1993). Los jesuitas también hicieron lo suyo, pues en 1649 ya habían comenzado a llevar grandes cantidades de la corteza a Europa (se usó por primera vez en 1639 en Alcalá de Henares) donde se empezó a utilizar de manera creciente popularizándose como polvos de los padres o polvos jesuíticos. En 1679 se revivió su uso en Francia donde "Luis XIV lo rescató ... y lo hizo público para el bien de la humanidad" (Gredilla, 1982:95).

DISTRIBUCIÓN DE LAS QUINAS DE LA ALTA AMAZONIA

La distribución geográfica de las quinas se encuentra entre 0

los 10 latitud norte y los 20 grados latitud sur, en cercanías a La Paz, con una altitud promedio entre los 1.600 y los 2.400 metros, (Gredilla, 1982:108), lo que hace de esta planta propia de los declives de las cordilleras de los países andino-amazónicos (ver mapa 2).

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LA QUINA, REMEDIO AND IN O-AMAZÓNICO PARA EL MUNDO

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ciudad andina al embarcadero situado, lo más arriba posible, en los grandes ejes fluviales . Cada uno de estos itinerarios constituía una "entrada" al oriente. Hacia abajo y hacia el este, la división administrativa se perdía en tierras desconocidas ... (Deler, 1987: 115).

Al respecto cabe destacar cómo, a pesar de los múltiples procesos de desplazamiento geográfico de muchas de estas fundaciones, de su existencia temporal o de su súbita desaparición, el esquema planteado por Deler continúa vigente, en sus rasgos generales, y hoy encontramos que poblaciones como Mocoa en el Putumayo colombiano, Baeza y Archidona en Ecuador, entre otras, todavía subsisten como centros urbanos de importancia aunque sus funciones, antes enmarcadas dentro de procesos de expansión extractivista, hayan variado. Habría que buscar a esta supervivencia nuevas razones de tipo económico o político cuyo análisis por lo pronto escapa a este estudio. La información presentada hasta aquí nos permite derivar dos conclusiones parciales. Primero: contrariamente a lo que aún hoy se argumenta6 , la estructura regional prehispánica dentro del actual territorio colombiano no se puede caracterizar concluyentemente como desarticulada y fragmentaria. Las evidencias sobre la existencia de redes comerciales de larga distancia y sobre los múltiples contactos entre el mundo andino y amazónico advierten procesos de articulación y comunicación intrarregional complejos que se presentaron también entre 6

En algunas instancias de planeación del gobierno se siguen repitiendo, sin fórmula

de inventario, las concepciones que suponen la .desarticulación de los asentamientos indígenas» durante el período prehispánico y la fragmentación regional, y se plantea la existencia de «amplias áreas sin intervención del hombre» (González, 1992:8).

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las demás regiones del territorio de lo que hoyes Colombia.

y segundo: la superposición de una estructura espacial, así como la irrupción de modalidades de apropiación y valorización del espacio, desconocidas has ta ese momento, comportan consecuencias de tipo espacial más importantes de lo que parecen advertir algunos geógrafos, en tanto son responsables primigenios de la actual organización territorial del alto Putumayo.

AUGE y DECADENCIA DE LAS FUNDACIONES: CONTINUACIÓN DEL ÉXODO INDÍGENA

La historia de las fundaciones misionales como expresión de la política reduccional en el alto Putumayo tuvo similares características y el mismo destino que en el resto de los países andino-amazónicos. Ésta puede resumirse en el precario establecimiento inicial de una red urbana a fines del siglo XVI yen una casi total desaparición de la misma al final del período colonial, con múltiples intermitencias entre estos dos momentos. Las entradas posteriores a la fase predominantemente militar en la región del alto Caquetá-Putumayo expresan la necesidad de establecer asentamientos duraderos y tienen lugar hacia las últimas décadas del siglo XVI y comienzos del XVII bajo la orientación y ejecución de misioneros franciscanos. Éstas se concretan en la fundación de ciudades como Mocoa y Ecija de los sucumbías y en su constitución como escalas para reducciones posteriores ubicadas más al interior de la selva. La precariedad de estas fundaciones y su casi total aislamiento son

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manifiestas desde un comienzo y sólo se mantienen gracias a la existencia de actividades de extracción aurífera que, paradójicamente, van a producir algunas de las causas de su posterior decaimiento. Entre estas causas podemos citar la huida de población indígena, la rebelión o la transmisión de enfermedades. (López, 1977:188; Llanos, 1982:21). Entre 1693 Y 17 SO se presenta en la zona una nueva serie de fundaciones misionales que alcanza a expresarse en la creación de 28 núcleos poblacionales, cuya relación detallada podemos encontrar en el trabajo de Llanos y Pineda,

Etnohistona del Gran Caquetá. Estos poblados en las décadas posteriores se redujeron a s610 cinco: El primero y más antiguo, bajando e! río, es e! de San Diego, fundado a la banda norte, casi frente de la boca de! río que llaman Orito ... compónese de las naciones Oa, Senseguaje ... Su número total es de ciento cincuenta y uno ... e! segundo pueblo, en distancia de dos días del antecedente navegando para abajo e! Putumayo, es e! de nuestro seráfico padre San Francisco ... Compónese de los sobredichos Amaguajes, de algunos Encabellados y así mismo de tristes reliquias de otras naciones destruidas entre sí o aniquiladas de su mortal accidente de! romadizo. Su total número es ciento uno ... e! tercer pueblo que dista del antecedente como dos horas de río abajo, fundado a la banda del norte es San Antonio. Compónese de ochenta y tres indios mansos que son parcialidad de la referida nación encabellada ... e! cuarto pueblo y segundo en la antigüedad ... yen distancia del antecedente un día de aguas abajo inclusive medio bajo de la boca de San Migue! de Sucumbíos, es este de la Inmaculada Concepción, en que resido. Consta de las naciones

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encabelladas, Zenzeguaje, Huaque

O

Murciélaga (trasplantada

del río Caquetá a éste) de algunos Macaguajes y algunos despojos de diversas naciones ... su número total es de doscientas noventa y ocho ... el quinto y último pueblo formado, que se halla en las riberas de nuestro Putumayo, es el que llaman de los agustinillos ... Dista éste de la Concepción cuatro días del río abajo, y está fundado a la banda del sur. Consta de sólo la nación encabellada (Llanos, 1982:26).

Para la época de comienzo del auge quinero, hacia 1850 aproximadamente, estas poblaciones, tal vez con la excepción de San Diego ('Ver mapa 4) ya habían desaparecido por completo. Además de los factores mencionados con anterioridad en la zona, se destacan los ataques llevados a cabo por los andakís a fines del siglo XVII (1681) Ycomienzos del XVIII (1719) (Friede, 1967:49; Llanos, 1982:21), los cuales destruyeron y obligaron a trasladar en más de una ocasión a ciudades como Mocoa (O bando, 1973:369). El proceso de decaimiento de las fundaciones no sólo fue acompañado de la desaparición de gran parte de la población indígena, sino que significó, además, el desplazamiento territorial de buena proporción de los sobrevivientes y su redistribución en el resto del actual departamento del Putumayo y.en las áreas circunvecinas. Los andakí, por ejemplo, según las informaciones de Friede, desplazaron durante el siglo XVIII su hábitat « ... hacia el curso bajo del río Oteguaza y en las orillas del Caquetá, entre las bocas de aquel y las del Mocoa" (Friede, 1967:60). Con estos procesos de desplazamiento y redistribución poblacional, se consuma el

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MAPA 4 Fundaciones misionales coloniales Elaboró: Carlos Zárale

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desmantelamiento general no sólo de la anterior interacción y continuidad espacial existente entre los Andes y la Amazonia, sino que continúa y se agudiza el proceso de etnocidio de los agrupamientos indígenas sobrevivientes de la conquista. Según la información citada por Domínguez: ... basándose en los libros (de bautismos, matrimonios y defunciones) e informes realizados, durante el siglo XVIII, por los padres misioneros franciscanos, se estimaba de manera aproximada que en los términos del Cantón de 1imaná habitaban "en los andaquíes", entre indígenas "salvajes" y los ya "reducidos", por lo menos 23.150, "divididos en doce tribus conocidas", así: Andaquíes 500, Tamas 700, Haquez 5.000, Coreguajes 6.000, Witotos 7.000, Payaguajes 2.000, Macaguajes 6.000, Cenceguajes 300, Yuríes 400, Quiyogoes 300, Aguanengas 200, y Encabellados, 150 (las cifras sumadas suman sin embargo 28.550) (Domínguez, 1990:147).

A pesar de la magnitud de la catástrofe demográfica, hacia comienzos del siglo XIX la población del alto Putumayo era casi en su totalidad indígena. Hacia 1849, por ejemplo, inmediatamente antes del comienzo del auge quinero, la región del Caquetá-Putumayo tenía una población de 16.791 habitantes, de los cuales solamente 254 eran colonos. Mocoa en ese entonces contaba con 370 personas y de ellas 70 eran colonos.(Pineda, 1987: 187). Esta situación se modificó de manera radical con el comienzo de la migración en masa de población procedente de la región andina, lo que determinó el comienzo del predominio numérico del elemento mestizo sobre el indígena y la continuación del éxodo de la población nativa hacia regiones más alejadas del 57

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piedemonte O hacia zonas de difícil acceso en las estribaciones de la vertiente oriental de la cordillera de los Andes.

NUEVOS POBLADORES EN LA VERTIENTE AMAZÓNICA

Uno de los presupuestos de que se parte en el presente trabajo es que la extracción de quina, a pesar de que no originó una estructura espacial completamente diferente a la existente con anterioridad al auge extractivo, ocasionó cambios de importancia variable, en las diferentes subregiones en que se divide la alta Amazonia. Durante la segunda parte del siglo XIX, y más específicamente en los años comprendidos entre 1875 y 1885, los países andinos con vertientes hacia la Amazonia presenciaron el último gran auge, durante el siglo XIX, en la explotación de quinas en el llamado neotrópico. Regiones y lugares como el alto Caquetá y Putumayo en Colombia, Gualaquiza en Ecuador (Palomeque, 1990) o Larecaja y el alto Beni en Bolivia

aauregui, el al. : 1991), para sólo nombrar algunas de las más representativas, fueron territorios que presenciaron grandes transformaciones, las cuales directa o indirectamente se derivaron de la extracción quinera. Cuando hablamos de que la actividad quinera es responsable de la conformación de una nueva espacialidad social, nos referimos para comenzar, al despliegue de los nuevos procesos de ocupación del espacio amazónico y a los desplazamientos de población dentro de la misma región ocasionados 58

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por la extracción de dicho producto y, desde luego, a las modalidades de interrelación de estos agentes sociales con su nuevo hábitat. Estos movimientos explican en buena medida los cambios en la organización espacial de esta parte de la alta Amazonia y al mismo tiempo permiten contextualizar los procesos de cambio ambiental ocurridos allí. Es así que a mediados del siglo XIX, una serie de nuevos actores sociales comenzó a enseñorearse de las tierras bajas del oriente colombiano. Esta vez los advenedizos no representaban a las huestes coloniales españolas o a las congregaciones de misioneros evangelizadores. La avalancha migratoria que, sin obedecer a proyecto colectivo o estatal alguno, formaría parte de la colonización quinera y posteriormente cauchera, conformada en este caso principalmente por mestizos provenientes del cordón andino y de otros lugares del país (Antioquia, Tolima, Cauca, Nariño, etc.) que buscaban fortuna o refugio en tierras alejadas de los centros urbanos de los Andes. Los nuevos actores eran comerciantes, aventureros, buscadores de oro, ex soldados participantes en las guerras civiles, prófugos, etc. El advenimiento del proceso de desplazamiento de pobTación procedente de las zonas andinas hacia la Amazonia colombiana se documenta en diversas fuentes, una de las cuales muestra cómo: ... La situación cambió cuando aparecieron los primeros quineros, que por el Valle del Suaza se adentraban a las montañas orientales para sacar la corteza del la quina ... Según informes de ancianos de Pitalito y Acevedo, quienes vagamente recordaban aquella 59

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época, llegaban al Valle del Suaza gentes de todas las clases sociales, para sacar la preciosa corteza, asentándose en la mayoría de los casos definitivamente en él (Friede, 1967 :228).

En información complementaria de Llanos se muestra que: En años subsiguientes a 1858 ... Los diversos informes de los prefectos del Caquetá hacen alusión a la creciente explotación de la quina en las riberas del Putumayo y del Caquetá, por parte de colombianos, ecuatorianos y brasileros (A.e.e. paquete 134, lego 39). Para el año de 1878, el prefecto del Caquetá anuncia la llegada a Mocoa y a otras zonas de numerosos forasteros de la región andina con el ánimo de explotar la quina y expone los conflictos que empiezan a presentarse entre las diversas casas explotadoras (Llanos, 1982 :97).

El papel de un activo sector empresarial y de las casas comerciales creadas para la realización de una variada gama de actividades económicas asociadas a la extracción de quina fue decisivo a la hora de desencadenar procesos de ocupación y reorganización del espacio de la alta Amazonia. Tal fue el

caso de la Compañía Colombia, que junto con otras compañías (la de San Martín y la de Sumapaz) adelantaban actividades exploratorias en la cordillera oriental desde el río Upía hacia el sur hasta la región del Ariari y el Guayabero (Sandoval, 1985 : 163) incluyendo el área donde habría de fundarse La Uribe. Así pues, las exploraciones de la Compañía Colombia la "condujeron finalmente hacia la vertiente oriental en donde encontraron grandes manchales de quina sobre un área cordillerana muy extensa, desde el río Ariari hasta el Guayabero" (Dornínguez, 1994: 151).

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DE PUEBLOS MISIONEROS A PUEBLOS QUIN EROS

Las exploraciones en busca de quina llevadas a cabo por la Compañía Colombia y por otras casas comerciales y empresarios individuales que llegaron a extenderse hasta el Alto Caguán y Orteguaza (Domínguez, 1994: 152), junto con el desplazamiento de contingentes numerosos de trabajadores provenientes de las partes altas de la cordillera oriental-la sola Compañía Colombia llegó a emplear entre 1.500 y 2.000 trabajadores- (Domínguez, 1994: 152), propiciaron fuertes movimientos de población hacia la vertiente oriental y las tierras bajas amazónicas originando posteriormente la consolidación de varios núcleos poblados. Estos movimientos y las actividades económicas conexas, como la cría de ganado y la introducción de numerosos cultivos y áreas de pastizales, permitieron la reactivación, en este nuevo contexto histórico, de los procesos de ocupación espa.cial y "urbanización" que habían quedado truncos o se habían estancado del final de la época de predominio misional durante el período colonial. Con la extracción de quina se presentaron de manera simultánea en toda la alta Amazonia colombiana fenómenos como la fundación de nuevos núcleos urbanos y la creación de una red de caminos y vías para comunicarlos. También se posibilitó la revitalización de antiguas poblaciones, al igual que el desplazamiento o resquebrajamiento de asentamientos predominantemente indígenas y el comienzo del predominio de población blanca o mestiza en los poblados que sobrevivieron a la posterior decadencia. 6/

La formación de pueblos como La U ribe en el Meta y de Puerto Rico y San Vicente del Caguán en el Caquetá, e incluso la fundación posterior de Florencia así como de otros núcleos en el alto Putumayo y la Bota Caucana (Condagua, Descanse), constituyen el resultado directo o indirecto de las actividades de exploración y explotación quinera, y dieron origen a la actual red interurbana de todo el piedemonte amazónico colombiano. Ejemplo del fortalecimiento de antiguos núcleos poblados es el ensanchamiento de las poblaciones ubicadas en el Valle de Sibundoy y la misma Bota Caucana, al igual que el crecimiento acelerado de la futura capital del departamento del Putumayo y de algunos asentamientos cercanos. Mocoa, por ejemplo, en 1867 llegó casi a multiplicar su pobl:ición por diez (Restrepo, 1985: 19) en comparación con la época inmediatamente anterior al comienzo del auge quin ero (1849) cuando solamente contaba con 370 personas mayoritariamente indígenas. De esta manera Mocoa adquirió la categoría de epicentro subregional de gran importancia pues llegó a concentrar buena parte de las funciones comerciales, administrativas y de servicios asociadas a la actividad extractiva. Según la descripción de los viajeros que recorrieron la zona: En tiempo de los trabajos de quina, el caserío ocupaba mayor extensión y esta(ba) sin vacíos como ahora, sino toda colmada de casas. Un buque de vapor navegaba el Putumayo, traía mercancías extranjeras y regresaba con cargamentos de quina; partidas de mulas y de bueyes recorrían los caminos y cruzaban las calles; pululaban en éstas traficantes y forasteros; había almacenes de

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mercancías y muchas tiendas de telas, ropas y granos, y se oía dondequiera el retintín de las onzas y cóndores de oro y de los pesos fuertes colombianos, franceses, mejicanos y peruanos. Se ofrecían a la venta todos los artículos necesarios no sólo al sustento del hombre, sino además a su comodidad y aun a su placer (Rocha, 1905:33).

y además: Por los años 1867 Mocoa era punto convergente para comerciantes de distintos y lejanos sitios de Colombia: allí cambiaban la quina, el caucho, la zarzaparrilla y los artículos nacionales llevados allá de Pasto, por artículos importados del Brasil y del Perú por lanchas, canoas y balsas hasta el puerto de Guineo, y llevadas de allí a espaldas hasta Mocoa (Restrepo, 1985: 19).

La creación de poblaciones y asentamientos tales como Santa Rosa en la Bota Caucana colindante con el alto Putumayo, el puerto del Guineo y La Sofía (ver mapas 4 y S) fueron, según las fuentes consultadas, resultado directo de la actividad de extracción y comercialización de la corteza de cascarilla. El puerto del Guineo, por ejemplo, parece haber desplazado en importancia a la población de San Diego, que se mantuvo como centro misional y comercial de relativa magnitud desde su fundación en 1695 hasta bien entrado el siglo XVIII (Restrepo, 1985: 14). Esta relativa importancia del puerto, como punto intermedio de una economía activa pero aún de escala reducida en comparación con Mocoa, sin duda se derivó de su privilegiada situación geográfica. A ese lugar confluían los numerosos cargueros de quina de la región y desde allí se hacía posible la navegación en pequeñas

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MAPA 5

Pueblos quineros y caucheros existentes entre 1870-1900 EI" bor6: Carlos Zára fe

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embarcaciones hasta La Sofía, desde donde navegaban vapores de mayor calado (Reyes, 1986:209). La importancia de este puerto se puede advertir incluso lustros después del decaimiento de la actividad quinera. Según nos lo describe Triana a comienzos del siglo XX: Estamos en un rancho habilitado para bodega, atestado de bultos despachados de Mocoa con destino a los empresarios del territorio. No hay un bodeguero para cuidar de la conservación de la mercancía, ni un agente para despacharla por el río ... Aunque el movimiento de carga sea de poca actividad yel de viajeros reducido, creemos que un comisionista establecido aquí, haría buen negocio y sería muy benéfico al comercio y al tráfico ... Aquí llegan los cargueros de Santiago, Sibundoy, San Andrés y Mocoa, aquí se tratan con los bogas de San Diego y San José; aquí se han puesto en contacto, durante los siglos, los Caribes y los Caras, los Quichuas y los castellanos, los Chibchas que trajera Belalcázar, y los antiguos Quillacingas, oriundos de la altiplanicie ... (Triana,

1907:293).

Paralelamente a la creación de nuevos asentamientos como muestra de la ampliación de la red urbana, se presenta un paulatino proceso de desplazamiento espacial hacia el medio y bajo Putumayo, de muchos de los asentamientos que anteriormente albergaban una población mayoritariamente indígena, y un fenómeno de redistribución de la misma dentro de la región. Un viajero" de comienzos del siglo XX explica de la siguiente manera el primer hecho: ... Los poblados, al cambiar de lugar, en vez de acercarse al mundo civilizado, se retiran ... Esto tiene su explicación en el hostil

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contacto blanco, que hace retrogradar al éxodo indígena. Tres pueblos viejos hemos visto en este viaje: San José Viejo, a tres leguas arriba del actual, Guineo Viejo, a una legua más arriba del pueblo que se está edificando en el puerto y Mocoa Indígena, a otra legua más arriba del que edificaron posteriormente, para que lo ocuparan definitivamente los blancos mediante su despojo ... (Triana, 1907:317).

Las causas de este desplazamiento son variadas y ya no obedecen, como en el período colonial, a la conveniencia de los misioneros o a las rebeliones indígenas sino, posiblemente (en algunos casos) a una estrategia de supervivencia ante el avance demoledor de la incipiente sociedad nacional sobre la frontera indígena de la Amazonia colombiana. En otros casos de orden cultural, como sostiene Pineda, la inestabilidad de estos asentamientos puede ser ocasionaqa incluso por el fallecimiento de un personaje importante (1987:183). Este planteamiento es ratificado por las descripciones de Miguel Triana, quien cuenta que en el caso de San José: "A tiro de rifle de La Sofía se ha trasplantado el pueblo indígena de San José; porque donde estuvo antes, cinco kilómetros arriba de la boca del Guamués, murieron tres caciques y por esta calamidad los indios derribaron sus casas y fueron a fundar a otra parte" (Triana, 1907:271). Con respecto al desplazamiento hacia otras áreas relativamente cercanas y la redistribución de población indígena dentro de la misma región, se evidenció el traslado completo de relativamente grandes grupos de indígenas o la consiguiente deserción de los habitantes de los núcleos urbanos hacia el

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área del medio y bajo Putumayo. El traslado de contingentes de indígenas tiene su origen en las necesidades propias de los sistemas compulsivos de enganche y sujeción de la mano de obra nativa producidos por la dinámica de la explotación primero quin era y luego cauchera. La siguiente descripción resume este proceso: Los Ingas, grupo indígena oriundo de la parte alta del Putumayo fue "atraída" hacia Mocoa, durante el período quinero, ya que este sitio se había convertido en el centro de recepción de la quina obtenida en la parte alta del Caquetá-Putumayo ... Los quineros convertidos en caucheros se trasladaron junto con la población indígena que tenían a su servicio hacia la parte media de la región del Caquetá-Putumayo, donde se hallaba caucho en buena cantidad. En 1909 las agencias de Tres Esquinas, La Perdiz, Hacha, Andakí (sobre el río Pescado), Maracaibo, Yarí y Guepi (sobre el río Putumayo) contaban con indígenas inganos ... Macaguajes, Tamas, Coreguajes, Amaguajes; fueron los soportes de las nuevas factorías, fueron ellos los aportan tes de fuerza de trabajo, la cual fue progresivamente disminuida a causa de la extinción de numerosa población indígena ... (Figueroa, 1986:121).

Ejemplo de traslado de indígenas dentro de la misma región del alto Putumayo y regiones aledañas lo constituye el desplazamiento de los supervivientes de los mocoas hacia el norte en inmediaciones de las poblaciones de Condagua y Yunguillo en la frontera de los antiguos andaquíes y hacia el sur en las fronteras de los sionas en inmediaciones de las poblaciones de Guineo y San Vicente (Triana, 1907 :311) .

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DE NUEVO LA DECADENCIA

La brusca caída de los precios internacionales de la quina asociada al incremento de la producción en las plantaciones del sudeste asiático y el consiguiente desmantelamiento de la empresa de extracción quinera hacia 1884, así como el posterior decaimiento del aún más fugaz auge cauchero en la alta Amazonia colombiana, produjeron un drástico descenso demográfico que incidió en la decadencia casi total de la red de pueblos y asentamientos surgidos durante el auge quinero. Esta decadencia sólo va a atenuarse de manera relativa durante los primeros años del siglo XX, cuando sobreviene una nueva ola de fundaciones que obedece a una realidad regional y a unas condiciones históricas, políticas y sociales muy diferentes a las abordadas en el presente estudio, pero que, a pesar de su diferencia, guardan gran continuidad -por su influjo sobre el paisaje y la organización espacial- con los procesos aquí relatados. Como se había dicho, las condiciones de los asentamientos existentes a fines del auge quinero fueron precarias sobremanera y reflejaron otro fenómeno que ha venido incubándose incluso desde el comienzo de la presencia europea en la Amazonia en el siglo XVI, a saber: la extinción casi total de los habitantes oriundos de la región y su remplazo por población "blanca" o mestiza. El caso de Mocoa, cuya población predominantemente indígena en 1849 comenzó a disminuir y a transformarse casi en absoluta minoría durante el auge quinero, ilustra bien este proceso. Al terminar el referido boom, otras poblaciones, 68

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además de Mocoa, se constituyeron en el lugar de residencia de colonos empobrecidos y de algunos indígenas desarraigados, tanto de su territorio como de su cultura e identidad, y cuyas sociedades se desintegraron casi totalmente. Triana señala en cuanto a lo primero: "La casi totalidad de los blancos ... son labriegos pobres, como los de San Francisco, Santa Rosa y Descanse ... Los de Mocoa, rezago de los que trajo allí el aliciente de las quinas, fundadores de trapiches y dehesas, languidecen en un clima hostil, en medio del bosque" (Triana, 1907:349). Sin embargo, la decadencia de Mocoa se produjo algunos años después del fin del auge quinero luego de que la actividad cauchera se presentara allí de manera fugaz permitiendo el aplazamiento de su casi total ruina. Para Joaquín Rocha: Si Mocoa fue lo que he descrito en tiempos de las quinas, yen los años de 1899 y 1900, cuando volví para seguir a Iquitos en 1903, había llegado a un período de decadencia, vecino ya del total aniquilamiento. Muchas de las casas estaban abandonadas y caídas, y habían emigrado los negociantes vendedores de mercancías y compradores de caucho porque no había a quién vender ni qué comprar... de suerte que la recolectada en el primero de éstos (río Putumayo), halló desde entonces su mercado natural en Iquitos, y la colectada en el segundo (río Caquetá), en las plazas del Tolima, y por tanto ya no venían a Mocoa sino partidas insignificantes (1905:34).

En cuanto a los pueblos que giraban en torno al epicentro de Mocoa, la situación no fue muy diferente a juzgar por 69

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las descripciones de los misioneros que recorrieron en 1893 los ríos Caquetá, Mecaya, Putumayo y Orito, quienes "encontraron en esa correría, todavía vigentes pero en vía de extinción, reducidos a uno o dos ranchos, los pueblos de Guineo, San Diego, Alpichaque, San Vicente (diez km al sur de Guineo), San José (poquito más arriba del actual Puerto Asís), y otros pocos" (Restrepo, 1985:20). El mismo Triana nos describe el proceso de desintegración demográfica, social y cultural de los reductos indígenas de la época: El número de indios ha quedado reducido casi a la nada con e! transcurso del tiempo; esto debido al contacto blanco, que produce en las razas inferiores, en vez de benéfica influencia, la esclavitud y la degeneración. La trata de indios subsiste aún, es la principal causa de despoblación: se puede mencionar en apo>,:o de este, al parecer atrevido aserto, la venta que hizo recientemente un señor Larranaga a la casa Peruana de Arana y c., de una numerosa tribu que aquel esclavizó en e! sitio de La Chorrera. Dependiente de la misma causa degeneradora es e! ejercicio de los envenenadores indígenas, quienes acaban en tiempo breve con tribus enteras. Estos envenenadores son médicos, adivinos o sacerdotes, defensores de la fe gentilicia, que castigan con conjuros mortales y hechizos a sus hermanos evangelizados o amigos de los blancos. De estos hechos se habla mucho en la tribu de Sotaro (San Diego), donde los indios viven amedrentados con la expectativa de una muerte misteriosa. En e! pueblo de Yunguillo, por ejemplo, han venido a refugiarse los tres últimos individuos de la numerosa nación de los andaquíes. De modo análogo es explicable la rápida extinción de los sibundoyes por medio de! suicidio (Triana, 1907:349).

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Pese a que se debe tomar con precaución la información aportada por Triana referente tanto a los restos de los andaquíes como a la extinción de los~ibundoyes, la progresiva continuidad de la desintegración del mundo indígena es indiscutible. Además de lo anterior, la convivencia en algunos asentamientos de población mixta (mestiza e indígena) con un creciente predominio de la primera, significó la presencia cada vez más marcada de una estructura social paralela y de unos hábitos y comportamientos que, más temprano que tarde, comienzan a ser adoptados sin beneficio de inventario por buena parte de los indígenas, principalmente por algunos de sus jefes. La presencia de la fusión cultural resultante es documentada en muchos pasajes relatados.porviajeros. Una pequeña muestra de la adopción de los hábitos de consumo introducidos por los nuevos migran tes -en especial comerciantes- dentro de los líderes locales, nos informa algunos detalles al respecto: "Hay otro curandero más conspicuo todavía: el cacique supremo de toda la nación (Siona?), residente en Montepa, taita Maguricio, quien calza bota, usa pantalón de casimir y sale con paraguas en señal de dignidad ... (Triana, 1907 :289) . En cuanto a los sistemas de enganche y endeude introducidos en el proceso extractivo quinero y cauchero, los cuales aún marcan el carácter de las relaciones laborales en muchas partes de la Amazonia, y a su efecto sobre la estructura social indígena, se presenta un proceso similar al señalado por Pineda en el caso de los mundurucú y otros grupos de la Amazonia brasileña. Primero se establece una relación de compadrazgo o padrinazgo (parentesco adquirido por relación social), y luego

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ésta se transforma en relación de endeude en la que el padrino proporciona bienes materiales (herramientas, medicinas, prendas de vestir, etc.) y a cambio el compadre debe devolver caucho (quina en este caso), con lo que una estructura clientelar de tipo político-religioso se transforma en una relación de subordinación y dependencia económica (Pineda, 1991), sin que la primera desaparezca totalmente. Este tipo de relación estuvo muy presente desde los comienzos de la actividad de explotación de la quina en el alto Putúmayo. Rafael Reyes, en algunos apartes de sus memorias nos cuenta cómo apadrinaba a muchos de los indígenas que visitaba. Posteriormente este padrinazgo se convirtió en una relación de dependencia económica, lo que se verificó por lo menos en el caso de los grupos asentados en las riberas del Putumayo que se veían obligados a recolectar leña para el funcionamiento de los barcos de vapor de la Casa Elías Reyes. A cambio de lo anterior Reyes les proveía de las herramientas y artículos que, en muchos casos, él mismo había inducido a usar. De las anteriores informaciones podemos deducir, de manera casi obvia, que uno de los efectos directos más importantes de los procesos de desplazamiento geográfico de la población indígena es la desarticulación demográfica, y por tanto social, delos núcleos existentes en la región del alto Putumayo. Si el resultado de la política colonial desde el punto de vista de los a~e~tamientos fue la congregación de indígenas en pueblos de mis"iones, el res;lltado del advenimiento del capitalismo y de la vinculación de l~ región al mercado mundial por medio de un extractivismo rapaz, es en gran parte la formación o crecimiento 72

LA QUINA : UNA NUEVA ESPACIALIDAD SOCIAL

espontáneo y desordenado de núcleos urbanos, ya sea mediante la superposición sobre los ya existentes o mediante su posterior rearticulación como asentamientos de población predominantemente mestiza o "blanca". La desarticulación demográfica y social del componente indígena del paisaje estaba acompañada por la irrupción de otra serie de elementos que también forman parte de los aderezos del sistema extractivista. En este caso nos referimos a los cambios operados en los hábitos de consumo de muchas de las parcialidades indígenas. En parte estos cambios fueron los responsables de hacer expedita una creciente dependencia tecnológica, económica y más mediatamente social con respecto a los agentes del frente de expansión nacional. La convivencia, en algunos asentamientos, de población mixta (mestiza e indígena) con un cada vez mayor predominio de la primera significaba la presencia cada vez más fuerte de una estructura social paralela y de unos hábitos y comportamientos que más temprano que tarde comienzan a ser adoptados por la generalidad de la población indígena.

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Capítulo

LA

QUINA:

ESPACIO

IV

UN

NUEVO

ECONÓMICO

ANDINO-AMAZÓNICO

DEL EXTRACTIVISMO MINERO AL EXTRACTIVISMO VEGETAL

El sistema económico del período colonial se basó ampliamente en un extractivismo minero, uno de cuyos principales escenarios estaba situado dentro de los confines del imperio incaico en los Andes, y donde la Amazonia, especialmente su parte noroccidental, constituía apenas uno de los límites externos de su dominio. Interpretando los planteamientos compartidos por autores como Assadourian, y utilizándolos como herramienta explicativa provisional, podríamos decir que la Amazonia se constituyó en la frontera agrario-minera del proceso de búsqueda y localización de los recursos mineros adelantado por las huestes conquistadoras en el siglo XVI (Assadourian, 1989:422). Como este autor sugiere, citando a Elhuyar para el caso de México:

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CArírUlO

IV

... ese poblamiento de los territorios incultos del norte es un doble proceso, pues la frontera minera se convierte también, casi sincrónicamente, en frontera agraria: los establecimientos mineros " ... sirvieron al mismo tiempo a crear y fomentar la industria agraria en sus contornos, y a motivar la fundación de las o~s poblaciones con gentes ocupadas inmediatamente en ella, en la cría de ganados y en la preparación de diversidad de artefactos, así necesarios en la civilización de los nuevos colonos, como útiles para las faenas y operaciones de las propias minas .. . (421).

En la alta Amazonia la introducción y posterior establecimiento de prácticas agrícolas foráneas, anexas a los sistemas de extracción de minerales preciosos, giraban de alguna manera en torno a los nuevos asentamientos. Por tanto, estas actividades son responsables de los primeros cambios relevantes en el paisaje humano-p.atural de la pluviselva. Independientemente de la precariedad y temporalidad de estos asentamientos, así como de su relativamente reducido influjo sobre el paisaje en comparación con los impactos actuales, el establecimiento de estos núcleos poblados constituyó el preludio de intensos procesos de espacialidad económica, social y ambiental que abordamos en este trabajo. El impacto del establecimiento de esta "frontera agrariominera" fue diferente en las distintas subregiones de la misma alta Amazonia en su parte norte (Colombia y Ecuador). En este contexto, por ejemplo, la importancia de las actividades productivas realizadas en torno a poblaciones como Mocoa, fue mucho menor que la alcanzada por fundaciones como Macas, Logroño o Zamora, en donde se explotaron minas de

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oro de mayor importancia (Deler, 1987:57)_ No sobra recordar que el establecimiento de esta nueva frontera supone, como se señaló en el primer capítulo, la ruptura de la continuidad espacial que desde una perspectiva económica existía entre las sociedades andinas y amazónicas y que se reflejaba en un fluido intercambio de productos que llegó a expresarse, según Santos, en la conformación de redes de intercambio de larga distancia mediante las cuales los habitantes andinos proporcionaban, entre otros, productos como la sal o diversas herramientas, a cambio de los productos dispensados por los habitantes de la selva baja tropical (1992:9)_ Este tipo de intercambio también fue efectivo, de acuerdo con la información proporcionada por Friede, y más recientemente por autores como Ramírez de Jara, para la región del alto CaquetáPutumayo _ En el caso de esta región de la Amazonia colombiana, este intercambio se facilitaba habida cuenta de la existencia de caminos ubicados a través de la cordillera oriental, los cuales se habían constituido aprovechando las ventajas topográficas naturales dadas por la presencia de depresiones y pasos bajos que facilitaron la comunicación entre las tierras altas y las bajas_ En todo caso, de manera general podemos plantear que la actividad extractiva en la alta Amazonia durante el comienzo del período colonial, a pesar de las intenciones de los ibéricos que pretendían encontrar el país del oro y la canela en la selva, fue marginal sobremanera y, desde el punto de vista del volumen de los productos extraídos, desconocida_ Tal vez exceptuando la actividad asociada con la extracción de oro,

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que fue mínima en comparación con la realizada en otras partes del continente americano, suponemos que el extractivismo colonial en la alta Amazonia no posibilitó, por ejemplo, la creación de redes económicas de la magnitud y el carácter que probablemente tenían las existentes con anterioridad a la presencia europea. Tal parece que esta presencia, al desarticular la anterior fluidez comercial expresada en los circuitos indígenas de intercambio andino-amazónico, dejó en lo fundamental un vacío ocasionado, entre otras cosas por la catástrofe demográfica y por el desplazamiento y la reubicación de la población sobreviviente. Este vacío se fue llenando poco a poco mediante la reconstitución, sobre otras bases, de un precario comercio del cual fueron agentes los escasos contingentes de misioneros y los comerciantes de esclavos indígenas tanto portugueses como españoles (Domínguez, 1990; Pineda, 1982; Maroni, 1988). Lo anterior no desconoce algo que parece obvio y por la misma razón se evade, y es que la región ha sido escenario desde tiempos precoloniales no sólo de una actividad extractiva de subsistencia cuya intensidad real desconocemos, sino de una actividad extractiva para el intercambio que supone la existencia de unos excedentes de productos, pero que no tuvo las mismas consecuencias sobre el entorno que las ocasionadas por el posterior establecimiento por parte de los europeos del extractivismo rapaz.

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IMPACTO DE LA EXTRACCIÓN QUINERA EN EL CONTEXTO NACIONAL Y EN EL DE LA AMAZONIA ANDINA

La explotación de productos vegetales durante la segunda parte del siglo XIX ocasionó cambios profundos en la organización económica, espacial y social de toda la panamazonia superando otras modalidades extractivas cuyo impacto había sido relativamente reducido. Los dos principales protagonistas de esta transformación fueron la quina, en la llamada alta Amazonia, y posteriormente el caucho en toda la gran cuenca. La quina, a diferencia del caucho (por lo menos el Hevea

brastliensis) no era un producto exclusivamente amazónico, sino que se encontró silvestre en casi toda la región andina desde el norte de Colombia hasta el norte de Chile. No obstante, al igual que el caucho y junto con él rebasaron las fronteras de la selva hasta adquirir una trascendencia global. El nuevo tipo de extractivismo ya no se basa en la explotación del suelo o del subsuelo, como es el caso del oro, sino que ahora ejerce presión sobre el soporte fundamental de la vida en el trópico húmedo, es decir, sobre la vegetación. Por otra parte, el volumen de extracción ya no representa, como en el caso del siglo XVI, una producción marginal y espacialmente secundaria en las fronteras del imperio colonial, sino que responde directamente a una creciente e insaciable demanda, de magnitud no conocida hasta ese momento y originada allende los mares. Los referentes históricos más importantes en toda la Amazonia, en términos del impac79

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to de este extractivismo vegetal o forestal, aunque marginal para el sistema colonial del siglo XVI, lo constituyó la explotación del pau brasil, en las primeras décadas de aquel siglo y la recolección y extracción de las llamadas Drogas do Sertiio, que incluían productos de la selva amazónica como el cacao silvestre, la zarzaparrilla, la vainilla, el añil, el aceite de copaiba, la pimienta y otras plantas medicinales. El corte de grandes cantidades de troncos de madera de pau brasil perteneciente a la especie Caesalpinia echinata (Hemming, 1978) o de otras especies que se le parecían, ocasionó además del comienzo de cambios radicales a nivel demográfico y cultural, la deforestación de extensas zonas del nordeste brasileño y algunas áreas pertenecientes a la cuenca amazónica en el actual estado de Marañón yen cercanías a la desembocadura del Amazonas. En este caso, el aumento de la demanda de quina o cascarilla está asociado directamente al proceso de expansión del sistema económico mundial de los siglos XVIII y XIX, así como a la imposición de una economía agroexportadora en las colonias, por parte de los países hegemónicos. Esta expansión llevó al redescubrimiento de los lugares tropicales y cálidos del mundo, en donde el contacto de los grandes contingentes de viajeros y exploradores provenientes de las metrópolis de la época como Inglaterra, Holanda y cada vez en menor medida España, con las variadas enfermedades tropicales, estuvo siempre a la orden del día. Según Nieto, algunos h~storiadores han llegado a argumentar que la penetración colonial de África en el siglo XIX sólo fue posible luego de la existencia de una fuente confiable y a precios accesibles de quina (2000:226).

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La extracción de quina de la alta Amazonia de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia tiene mucha mayor importancia de la que parece asignarle la mayoría de investigadores que estudian la región. La extracción y el comercio de cascarilla fue de tal magnitud en nuestro país y en toda Hispanoamérica, durante el siglo XVIII y parte del XIX, que el árbol de quina llegó a considerarse uno de los productos americanos más valiosos después del oro y la plata (Nieto, 2000:201); "la planta de ultramar más importante y una fuente de enriquecimiento no desdeñable" (Moya, 1994:31) o uno de los remedios más importantes en toda la larga historia humana en materia médica. En la batalla por su monopolio, la quina ocasionó, como pocos productos, una profusa variedad de polémicas de carácter social, económico o botánico (ver Nieto, 2000), que nos recuerdan inevitablemente la polémica contemporánea sobre el uso y comercio de la coca y la cocaína. El recambio imperial que elevó a Inglaterra a rango de potencia capitalista, con un indiscutible predominio sobre la periferia del sistema económico mundial, significó el aumento de la ya creciente presión sobre la flora de la Amazonia, y particularmente sobre las áreas del piedemonte que contenían este codiciado arbusto. Los ciclos de extracción quinera se sucedieron durante el proceso mediante el cual Inglaterra pasó a ser potencia imperialista hegemónica desalojando a España de su lugar preponderante. Los dos principales ciclos de extracción se sucedieron, el primero durante la segunda parte del siglo XVIII, bajo el control casi absoluto de España, y el segundo durante la parte final del siglo XIX, bajo dominio

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británico. La casi totalidad de la producción quinera durante el siglo XVIII era procedente de la Audiencia de Quito (hoy Ecuador) y principalmente de las regiones de Loja y Cuenca, en inmediaciones de la alta Amazonia. En el siglo XIX la preponderancia de Loja en la producción empezó a quebrantarse por la intensificación del proceso extractivo en Colombia y Bolivia, luego del agotamiento total de los quinales de Loja y del desplazamiento de la extracción dentro de la Audiencia de Quito hacia la región de Cuenca. Durante el primer ciclo, España fue perdiendo paulatinamente el control sobre el comercio de cascarilla a manos de ingleses y holandeses, quienes manejaban aproximadamente las dos terceras partes del producto. Hacia 1755 por ejemplo, se calculaba que las 682.000 libras de cascarilla que ingresaron al puerto de Cádiz, apenas constituían una tercera parte del comercio total (Moya, 1994: 41). El impacto de esta actividad sobre la economía y la sociedad de los países y las regiones productoras fue muy variado, al igual que su influjo sobre la alta Amazonia de cada país. En el caso ecuatoriano y según Moya " .. .a diferencia de la producción textil, que había articulado a la Audiencia de Quito al mercado intercolonial, la cascarilla la insertó en el mercado mundial" . (Moya, 1994: 1S). Por otro lado, desde el punto de vista de las regiones productoras y de su articulación a la economía nacional, en ei caso de Loja y Cuenca se observan resultados contrastantes. Estas dos regiones desempeñaron un papel fundamental como productoras de quina, y una sucedió a la otra en el tiempo. Entre 1750 y 1775 la primera tuvo 82

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primacía mientras la segunda la tuvo entre 177 5 Y1787 (Moya, 1994). No obstante esta similar importancia, Cuenca pudo desarrollarse hasta convertirse hacia 1779-1780 en "la división administrativa más poblada de la Audiencia de Quito, con un total (de población) que sobrepasaba los 82 .000 habitantes ... ", y en uno de los principales centros políticos y económicos con fuertes vínculos extrarregionales, mientras que Loja siguió sumida en el aislamiento y la "extrema pobreza" (Moya, 1994:26-27) . Durante el siglo XIX, Colombia y Bolivia también lograron su inserción en el mercado mundial y la cascarilla desempeñó en esta inserción un papel importante a pesar de su gran variabilidad en cuanto a volúmenes y precios. En el caso colombiano, en la segunda parte del siglo XIX la quina formaba parte del sector exportador más dinámico junto con el oro, el café y el tabaco. Entre 1850 y 1882, según Ocampo, se presentó un crecimiento permanente y una diversificación de las exportaciones reales del país (Ocampo, 1994:140), y la quina llegó a constituirse entre 1881 y 1883 en el principal bien de exportación del país, con una participación de 31 % sobre el total del valor exportado, superando a los metales preciosos cuya participación fue, en esos años, de 23,7% y al café que participó con 16,9% (1994: 141). El fin de este crecimiento coincide con la caída de los precios de la quina a nivel internacional. Durante la segunda mitad del siglo XIX se presentaron en Colombia tres períodos de auge en la extracción de quina, con un marcado predominio sobre las exportaciones bolivianas y peruanas: el primero en Cundinamarca y el norte del 83

CAPíTULO

IV

Cauca entre 1849 y 1852; el segundo se concentró en Tolima, Huila y parte de Caquetá y Meta, entre 1867 y 1873, yel tercero se presentó entre 1877 y 1882, principalmente en Santander (Sandoval, 1985: 153). Fue en este último período cuando la vertiente y el piedemonte amazónico se integraron de lleno a la actividad extractiva. Durante estos años se alcanzó el valor máximo exportado del producto superando los cinco millones de pesos oro (Nieto, 1983:212). U na de las consecuencias más importantes de la actividad de extracción quinera de la Amazonia fue el desplazamiento de los circuitos espaciales de comercialización y transporte. Durante el siglo XVIII las rutas de transporte de la cascarilla incluían como puertos de embarque a El Callao, Guayaquil y Cartagena. Según La Condamine, gran parte de esta cascarilla: pasaba por el Cabo de Hornos y llegaba a Cádiz (1993: 179). En contraste, durante la segunda mitad del siglo XIX, buena parte del producto de esta actividad extractiva ya no se transportó exclusivamente, como antaño, a través de la región andina para luego buscar los mercados ultramarinos, sino que obligó, mediante el desplazamiento y rearticulación de los anteriores circuitos espaciales (ver mapa 6) de comercialización y producción, a encaminarse hacia Europa a través de puertos que comenzaron a adquirir mayor importancia como Iquitos o Manaos. Como constata Rafael Reyes: Era la primera vez que este producto, que entonces era muy valioso (se vendíá hasta a un dólar la libra) venía por la vía del Amazonas; siempre se había embarcado del Perú, por el puerto del Callao; del Ecuador, por el de Guayaquil; de Colombia, por

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los de Tumaco, Buenaventura y Sabanilla. La quina que yo llevaba entonces se había embarcado antes por el puerto de Tumaco y se llevaba a espaldas de hombres, desde los bosques donde se extraía hasta Pasto, una distancia de doscientos kilómetros; de Pasto a Piedrancha, en mulas, una distancia de cien kilómetros; de este lugar a espaldas de hombre a Barbacoas, igual distancia; de allí en canoa a Tumaco (1986:184).

Esta reorientación de los circuitos de transporte de la quina por el Amazonas ya había sido documentada por viajeros como Paul Marcay, quien visitó la región a mediados del siglo XIX. En el caso de la Amazonia colombiana la actividad de transporte de quina fue definitiva gracias al advenimiento de la navegación a vapor, donde Reyes también representó un papel fundamental, llevando cascarilla desde el Plltumayo y trayendo mercaderías en los viajes de vuelta desde el Pará: Me ocupé en los Estados Unidos en la construcción de un vapor apropiado para la navegación del Putumayo y para hacer exploraciones en otros afluentes del Amazonas. Elegí el astillero de Pussey & Jones, en Wilmington, Delaware, me trasladé allí y acordé con los constructores el plano del vapor en el que mandé hacer un camarote cómodo con la intención de dedicar varios años de mi vida a las exploraciones amazónicas y hacerlas en este barco, al que puse el nombre de Colombia. (1986 : 185)

La suerte de la empresa de navegación de Reyes. fue muy azarosa no sólo por el hundimiento del vapor Colombia, en su viaje inaugural desde Wilmington, sino por los tropiezos propios de la estacionalidad de los ríos amazónicos, que se vuelve crítica en época de aguas bajas. No obstante,

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Reyes logró conformar una flota de vapores, propios y alquilados como el Tundama, el Apihi (Reyes, 1986), el Fortaleza, el Canuman, el Caquetá (Domínguez, 1990:73) yel Ucayali (Simson, 1993:225).

EL PAPEL DE LA CONTINUIDAD QUINA-CAUCHO EN EL ALTO PUTUMAYO

La extracción de quina en el alto Putumayo tuvo una importancia relativa mayor que la del caucho (Castilloa elástica) en esa misma región, desde el punto de vista de su influjo sobre el proceso de organización espacial de la alta Amazonia colombiana durante la segunda parte del siglo XIX. Esto es válido si tenemos en cuenta que facilitó a la actividad cauchera posterior no sólo una mínima infraestructura urbana y de servicios, que incluye una red caminera inicial, sino que proporcionó una avanzada comercialización y la localización y subordinación inicial de una mano de obra tanto local, principalmente indígena, como foránea. De esta manera la actividad de extracción de quina en la alta Amazonia colombiana, más que la de caucho, fue la principal responsable la detonación de los procesos migratorios y de la configuración de un espacio social y económico diferente al que existía con anterioridad al advenimiento del tipo de extractivismo asociado a dichos productos vegetales. Sin embargo, con respecto a lo anterior, es importante señalar que en el paso de la economía quinera a la economía basada en la extracción del caucho, se presenta el fenómeno

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IV

descrito por Stephen Bunker, según el cual una de las pocas posibilidades de evitar el decaimiento de la actividad extractiva asociada al agotamiento de un producto -o, agregaríamos, a la caída de su demanda producida por causas externas- es la coincidencia de que, en el mismo lugar donde este producto se extrajo, "la naturaleza haya puesto algún otro recurso allí y ocurra que los mercados externos creen su demanda" (1991: 18 O). Esto es lo que parece haber sucedido en gran parte de la alta Amazonia, gracias a la presencia, en el mismo espacio biogeográfico correspondiente al piedemonte andino oriental, de dos productos (quina y caucho) que tuvieron una inmensa importancia en el contexto del comercio mundial de la segunda mitad del siglo XIX y que permitieron vincular sucesivamente a la Amazonia en general al sistema orbital de intercambio de la época. Como se menciona en otro lugar de este trabajo, fueron múltiples los casos -además de los mencionados sobre Reyesde transformación de empresarios quin eros en empresarios caucheros y de coincidencia de las áreas de explotación de uno y otro producto. Según Tovar, por ejemplo, "Vargas tenía una compañía con Elías Cano, dedicada al negocio de la quina, de la cual también eran socios José Marcelino y Miguel Cuéllar. Vargas entró con el propósito de explotar quina y halló en la zona una enorme riqueza cauchera" (1995:62). Este fenómeno permitió, por lo menos en el caso colombiano, que la actividad extractiva de productos vegetales en el alto Putumayo, pudiera extenderse durante casi dos décadas, proporcionando una continuidad con consecuencias de todo 88

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tipo según venimos planteando a lo largo del presente estudio. De todas maneras es bueno acotar que, a pesar de esta coincidencia, la actividad en esta parte alta de la Amazonia colombiana asociada a la extracción del caucho negro (Castilloa), solamente pudó realizarse durante algo más de una década, con posterioridad al súbito colapso de los precios internacionales de la quina ocurridos en 1884. Por contraste, la desaparición de la actividad cauchera que sucedió a aquélla ocurrió debido casi exclusivamente a la extinción total de los manchales de Castilloa, lo que obligó a desplazar la actividad de extracción de látex hacia el medio y bajo Putumayo, ya en los discutidos dominios territoriales del cauchero peruano Julio César Arana. Por otra parte, como en el caso boliviano que analizaremos más adelante, la extracción quinera posibilitó la creación en el alto Putumayo de un mercado regional si se quiere incipiente, pero con múltiples eslabonamientos, así fueran débiles, que lo unían al mercado nacional, que dicho sea de paso tampoco superaba la precariedad general existente en la gran mayoría de repúblicas suramericanas . Además, esto también suponía la introducción decisiva y cada vez más generalizada del uso de la moneda que según parece se conocía anteriormente de manera muy marginal. En estas condiciones, tampoco resultó extraña la aparición de sectores comerciales y empresariales que constituyeron, independientemente de su procedencia y de los lazos que los unían a los intereses extrarregionales y transnacionales, una especie de elite que, a pesar de tener su centro de gravitación social en otras áreas fuera de

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CAPÍTULO

IV

la región aunque adyacentes como Pasto, también ejercían dominio sobre el espacio económico del alto Putumayo. Adicionalmente, aún hace falta adelantar un estudio sobre el carácter y la importancia de los segmentos sociales y procesos productivos que a nivel local y regional se activaban por el fortalecimiento de la economía extractiva. Como en el caso ecuatoriano descrito por Moya, la extracción de quina supone la existencia de unidades de producción y cadenas de intermediación asociadas al " . .. abastecimiento de cueros, madera, clavos y betún, utilizados para el embalaje, así como la producción mular para el transporte" (1994:47) . Esta situación tampoco era extraña en nuestro caso a juzgar, por ejemplo, por las actividades asociadas a la extracción de quina adelantadas por la Compañía Colombia o parla compañía de Elías Reyes y Hermanos. La primera era poseedora de grandes criaderos de ganado vacuno en San Juan de Arama y estableció "con muy buenos resultados los cultivos de plátano, caña de azúcar, cacao, café, algodón, yuca, ñame, avena, diversos frutales, tabaco y pastos artificiales" (Domínguez, 1994: 154). Tal como plantea Camilo Domínguez, fueron muchos quienes se beneficiaron del comercio de quina, principalmente las compañías extranjeras que recibieron la parte gruesa del negocio, sobre todo cuando la demanda superaba a la oferta en los mercados europeos entre 1850 y 1875. Complementariamente, los comerciantes y empresarios criollos también pudieron obtener entradas bastante apreciables, las cuales incluso les permitieron acumular capital para invertir en otras 90

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actividades extractivas como la del caucho en los lustros siguientes. Tal es el caso de algunas empresas independientes desprendidas de la misma Compañía Colombia, como las de Rafael Vargas y Francisco Gutiérrez, "uno de los fundadores de la agencia La Perdiz, núcleo original de donde surgió Florencia" (Domínguez, 1994: 156). Además: Resulta muy interesante comparar los nombres de muchos empresarios quineros con los dueños de empresas posteriores, como las del caucho, la navegación o el café. Apellidos como Reyes, Lorenzana, Montoya, Herrera, Mosquera, etc ., se encontraban vinculados a varias de esas empresas, denotando tener capitales suficientes para participar activamente en el nacimiento del capitalismo en Colombia (Domínguez, 1990:25).

Para esta época Rafael Reyes, quien luego fue presidente de Colombia entre 1904 y 1909, ya se había convertido en el principal empresario quinero, no sólo de la zona del alto Caquetá-Putumayo, sino de toda la región que comprende lo que hoy se .conoce como la Bota Caucana y gran parte del actual departamento de Nariño. El producto y el volumen de dicha actividad en el Cauca, es mencionado por el mismo Reyes: Calculo que de esas selvas se sacaron más de quince mil bultos de quina de valor de más de dos millones de pesos oro. Las de Patía darían un millón de pesos oro y las de Tasajeras y Aponte igual suma . Lo que da un total de más de cuatro millones de pesos oro, que del extranjero entraron al Cauca a fomentar la riqueza mineral y el bienestar debido a la Casa de Elías Reyes y Hermanos (Reyes, 1986 :89).

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CAPíTULO

IV

Por esa misma época se fundó la Aduana Colombiana en el Putumayo, en momentos en que la zona se convirtió de manera mucho más decisiva en polo de atracción de migran tes , principalmente caucanos, tolimenses y antioqueños (Figueroa, 1986:77), lo que permitió, simultáneamente, la consolidación de Mocoa como epicentro regional e importante lugar de tránsito intermedio de las mercaderías que iban y venían de Pasto o Belém. Los elementos anteriores llevan a reflexionar acerca de los planteamientos de Domínguez relacionados con el papel de la actividad extractiva en la organización territorial yespacial. Como se vio en el primer capítulo, al caracterizar la economía extractiva este autor señala que: "El trabajo para obtener el producto no se fija permanentemente en la estructura espacial" (1990: 1O) Yque, por otra parte, lo determinante en aquélla es el "flujo externo de la riqueza creada" asociado al hecho de que existe " ... un proceso productivo generador de un valor agregado a una mercancía cuya relación y acumulación se hace extrarregionalmente, sin dejar valorización permanente sobre el espacio donde se ha producido" (1990:9). Sin desconocer que la tendencia predominante de quienes dirigen la actividad extractiva en la Amazonia ha sido la de usufructuar extrarregionalmente la riqueza producida, parece necesario destacar los rasgos particulares del proceso ocurrido en la alta Amazonia colombiana, así como en la de los otros países andino-amazónicos. E stos rasgos nos permiten entrever, como veremos más adelante, un relativo alejamiento de la norma general que se expresa por ejemplo en la génesis de 92

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importantes procesos de espacialización económica y social, no siempre perceptibles o expresables en términos de valor, que se van a desplegar con mayor definición posteriormente. Los procesos de acumulación generados mínimamente en el Putumayo y en el resto de la Amazonia colombiana como resultado del traspaso de la actividad quin era a la cauchera suponen la existencia de reinversión, por lo menos temporal, de capitales en la región. Esta reinversión pudo haberse llevado a cabo por muchos de los empresarios quineros, como el mismo Reyes o algunos de sus socios, que de alguna manera configuraban una elite cuyo papel no dudamos que tuvo algún influjo en la transformación de la configuración regional del Putumayo y Caquetá, y en la definición de nuevos elementos de eslabonamiento entre este espacio y la región andina. Como describen Domínguez y Gómez ( 1994: 160-161), la empresa de extracción de quina convocó a un gran número de personas, muchas de ellas de condiciones sociales acomodadas, provenientes de casi todas las regiones del país. Se sumaron por ejemplo parientes de Elías Reyes provenientes de Bogotá, además de gentes de Santa Rosa de Viterbo así como ilustres personajes de Popayán entre los que estaba el hijo del general José Hilario López, amén de muchos otros de Pasto, Buenaventura, Tolima, Mompós, Sogamoso y hasta "un pelotón de cerca de doscientos costeños" provenientes de Cartagena (Domínguez, 1994: 161). Estas personas, se podría decir que conformaron un sector empresarial de variada procedencia geográfica pero que confluyeron en la alta Amazonia participando como socios de la empresa de Elías 93

Reyes y Hermanos . Muchos de ellos, como Benjamín Larrañaga continuaron en la zona y se erigieron en eslabones de articulación entre la región amazónica y el resto del país. En este contexto también se puede discutir la afirmación de Domínguez referente a que la colonización campesina asociada a la actividad extractiva tiene un carácter predominantemente "redistributivo" . Según sus palabras, cuando la inversión extractiva (en infraestructura, por ejemplo) es abandonada y " ...retomada por la colonización campesina, se convierte en una riqueza social que adquiere un nuevo sentido espacial, pues se hace redistributiva y fluye internamente" (1990: 11). Los numerosos procesos de colonización en la alta Amazonia de varios países muestran frecuentemente que la concentración de tierras y la posterior acumulación de las mismas en pocos propietarios, muy poco ha tenido que ver con una riqueza social de carácter redistributivo. Si bien es cierto que Domínguez reconoce que " ...existen contradicciones dentro de la economía extractiva que la obligan a crear algunos rasgos infraestructurales permanentes que pueden ser utilizados por la colonización como punto de arranque para el desarrollo regional" (Domínguez, 1990: 11), no existe una articulación de esta percepción a los aspectos relativos a las consecuencias de la actividad quinera y las que le acompañan, en la creación de una espacialidad económica en la Amazonia colombiana y en general a los cambios en la configuración territorial propiciados directa e indirectamente por dicha actividad. La percepción de que, en general, en la economía extractiva "el trabajo para obtener el producto no se fija per94

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manen temen te en la estructura espacial", debe matizarse al analizar los cambios en la organización espacial producidos por la extracción de quina. La temporalidad, latencia, marginalidad o aparente falta de recurrencia de ciertos procesos o fenómenos productores de espacialidad social o económica no implica la inexistencia de los mismos. Algunos fenómenos que también se presentaron en el caso de la actividad de extracción de cascarilla en el alto Putumayo, que obedecen a los rasgos expuestos por Bunker, nos permiten comprender por ejemplo las dificultades tanto en la construcción de infraestructura y en la necesidad del diseño y ejecución de estrategias de transporte que implicaron importantes sobrecostos que incluso llegaron en algunos casos a determinar el fin de la actividad extractiva. No olvidemos que, en el caso de la quina y posteriormente del caucho, las desventajas relativas a la localiiación dispersa de los productos y los altísimos costos de transporte y de mano de obra fueron algunos de los problemas que impulsaron a las metrópolis a establecer plantaciones localizadas en zonas de más fácil acceso con lo que se superó tanto la dispersión de la actividad productiva como los elevados costos de transporte. Por otra parte, y dejando atrás las referencias a Bunker y Domínguez, .creemos que es necesario hacer énfasis en que la actividad extractiva de la corteza de cascarilla no se puede considerar aislada de las muchas otras actividades económicas que le acompañan de manera indirecta, y que en muchos casos llegan a generar procesos económicos muy importantes que se desarrollan aun después del decaimiento de la actividad 95

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extractiva, los cuales están ligados colateralmente a otros procesos económicos internacionales y nacionales o a una combinación de ambos. Una muestra de lo anterior son las actividades paralelas a la extracción y comercialización de quina realizadas por la Casa Reyes y que se relacionan con la importación de mercancías. Para la realización de esta labor dicha empresa utilizaba los diferentes vapores que, luego de vender los cargamentos de quina en Belém, regresaban cargados de mercaderías con destino a Pasto y Mocoa (Domínguez, 1990:73). Estas actividades pudieron efectuarse aprovechando que uno de los propietarios de la Casa Reyes, Rafael Reyes, obtuvo del gobierno de Pedro II un permiso de navegación por la Amazonia brasileña y la exención del pago de derechos de importación y exportación de productos por un término de quince años. (Domínguez, 1990:62). Estas actividades, como señaláramos antes, son en parte la expresión de la creación de un incipiente mercado regional que vinculó al consumo masivo de productos, tanto importados como de otras regiones, no sólo a la población mestiza, sino incluso a una porción no despreciable de la población indígena del Putumayo. SIMILITUDES y DIFERENCIAS CON LA EXTRACCIÓN QUINERA ECUATORIANA y BOLIVIANA EN EL SIGLO

XIX

El proceso de extracción de quina en el alto Putumayo tuvo desde el punto de vista espacial, y desde la perspectiva de sus consecuencias económicas regionales y nacionales, puntos de encuentro así como de distanciamiento en comparación con el

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desarrollado en la extracción quin era en la alta Amazonia boliviana o ecuatoriana. Estas tres regiones constituyeron el escenario del último gran auge en la explotación de la cascarilla dentro de cada país, auge que tuvo su punto culminante, en los tres casos, entre 1874 y 1884. Durante este último año el colapso de los precios de las quinas suramericanas fue total debido a que la producción de las plantaciones en]ava y Ceilán comenzó a ser preferida por sus menores costos y mayor productividad. Estas plantaciones del sudeste asiático se iniciaron luego de adaptar a esas islas semillas de la planta llevadas de la misma alta Amazonia boliviana. A diferencia de lo sucedido en las vertientes orientales andinas de Colombia, la región oriental boliviana conoció desde comienzos del siglo XIX la extracción en gran escala de cascarilla. Por lo menos en la antigua provincia de Caupolicán, hoy Franz Tamayo, la extracción de quina tuvo una marcada influencia desde el punto de vista económico ya que, según ]iménez, permitió pasar de una economía de subsistencia a una mercantil e hizo expedita la expansión del comercio y la introducción del uso de la moneda en la región (1991: 150). Por otra parte, fue talla importancia de esta actividad, que el gobierno boliviano decidió hacia 1840 intervenir de manera directa en la regulación de su explotación y gravar la exportación que salía principalmente por Arica o Cobija Qiménez, 1991 : 151). Además de lo antedicho, hacia el año de 1850 el gobierno intentó la monopolización del comercio nacional del producto mediante la creación de un Banco de la Quina. Según]iménez, este banco fracasó debido a que su capacidad adquisitiva, para hacerse

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de la totalidad del producto, fue desbordada por el crecimiento acelerado de su explotación (1991: 152)7• Por otra parte, además de la creación de un mercado regional Oiménez 1991: 157), el comercio de cascarilla detonó procesos de desplazamiento o migración de numerosas personas de origen criollo y de extranjeros, y marcÓ el punto de partida para la formación de elites regionales con un apreciable poder económico y político (Soux, 1991 :94). Hacia mediados del siglo XIX la dinámica producida por la explotación de cascarilla comienza un agudo declive determinado en parte por la baja en los precios internacionales. Esta baja en los precios obedeció a la competencia de la quina colombiana Oiménez, 1991: 152). Para Soux esta baja en los precios estuvo influenciada por una sobreproducción que llevó a "sobrecargar las factorías y luego los mercados de Europa" (1991:98). Estos argumentos, relativos a la competencia colombiana y a la sobreproducción, que desde cierta óptica pueden resultar complementarios, no necesariamente han de ser la única causa de la baja en los precios y deben ser cotejados con información más precisa acerca de las causas de la expansión y contracción de la demanda en las metrópolis. 7 La información presentada por jiménez no concuerda con la citada por los autores del texto Sorata. Historia de una región /870- /930, relacionado en la bibliograna final. Según las fuentes presentadas por éstos, el Banco de la Quina debió afrontar la bancarrota básicamente debido al equivocado manejo erel monopolio del que gozaba, al no poder dar una respuesta adecuada a la competencia colombiana . El fracaso del banco se debió entonces no a la falta de capacidad adquisitiva del mismo, sino a la imposibilidad de colocar en los mercados internacionales la totalidad de quina que tenía en su poder. Este banco hubo de conocer su liquidación y transformación en un organismo fiscal luego de restringir y suspender la compra de cascarilla Oauregui , 1991 :59).

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Además, es necesario tener en cuenta que este declive se produjo no sin antes haberse presentado el agotamiento de los quinales más cercanos a los lugares poblados (Soux, 1991: 97) y luego de haber introducido y generalizado, como en la alta Amazonia colombiana, hábitos de consumo y relaciones sociales de subordinación y dominación propias de las economías extractivas, ahora enmarcadas dentro de conceptos de propiedad y ganancia basadas en la sobreexplotación de la mano de obra por parte de los nuevos colonos que ingresaron a la zona Qiménez, 1991: 147). Adicionalmente, una de las consecuencias del avance del frente extractivo fue la transformación casi total de las economías naturales de las numerosas etnias existentes en la región. Hacia las décadas de 1870 y 1880 del siglo XIX se presentó el desplazamiento de la actividad extractiva hacia otras zonas de la Amazonia boliviana, tales como la provincia de Larecaja y el alto Beni. Las consecuencias de la extracción de corteza de cascarilla en estas regiones tuvieron, desde el punto de vista de su influencia en los cambios en la configuración territorial y por sus consecuencias económicas, algunos puntos de contacto con la extracción quinera en el alto Putumayo. En estas regiones se presentaron también fenómenos como la fundación y fortalecimiento de pueblos asociados a la extracción quinera H; la redefinición de los ejes y circuitos espaciales de comercialización con orientación hacia el Atlántico a través de la cuenca amazónica; la acumulación de capitales extranjeros 8

Reyes, capital de la quina boliviana y Riberalta fueron dos pueblos que adquirieron

.wan importancia en la Amazonia boliviana y desde allí operaron las principales comercializadoras de quina y luego de caucho (Hollweg 1995: 114).

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IV

y nacionales usados posteriormente en la actividad cauchera; el impulso de la navegación a vapor por el Amazonas, etc. Estas semejanzas deben, no obstante, ser asumidas con precaución, no sólo porque suponemos la existencia de variaciones en las condicionantes de los dos procesos, sino porque es obvio que

el peso específico de cada uno de estos factores debe ser sometido a una juiciosa ponderación basada en mayor información y un análisis más detallado y profundo. Por el lado de los contrastes, una diferencia importante entre el caso colombiano y el boliviano la constituye el hecho de que, por una parte, al parecer los movimientos migratorios desde el área andina de este último país, como aportan tes de mano de obra, no fueron de la magnitud de los que se presentaron en el primer caso. Por otra parte, en el caso boliviano, por lo menos en el alto Beni, el control de la mano de obra regional pareció estar casi totalmente bajo control de las misiones de la región tal como nos cuenta Antonio Vaca Diez, uno de los caucheros de mayor renombre en toda la Amazonia y quien recorriera el alto Beni en la década de 1880: El río Beni es conocido hasta este puerto en su parte superior, pasa por muchos pueblos de misiones servidos por padres recoletos. La principal industria de estos pueblos es la quina o cascarilla, que hay en tal abundancia que basta permanecer ocho días en el puerto para ver llegar grandes cantidades de la corteza preciosa .. . Sin embargo, es un hecho que la verdadera "Calisaya" o "Morada" ha concluido; pero quedan otras variedades un poco menos ricas que ofrecen grandes utilidades en e! negocio. Las misiones que mejor quina recolectan son las de Covendo y Guachi. Quina hay en toda la ribera de! río ... (Vaca Diez, 1989:45). TOO

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La quina se compra a los empresarios compradores (sic), que se internan en las montañas con gente práctica para el trabajo, pero los contratos gruesos se hacen con los reverendos padres que en este negocio dejan la pobreza franciscana para embolsarse el suficiente metal. Tienen la ventaja de disponer a su arbitrio de centenares de indios que les prestan obediencia santa y ciega y sin sueldo ni gratificación alguna por sus trabajos ... (Vaca Diez, 1989:47).

En general, la actividad extractiva de la quina en la Amazonia boliviana estuvo mucho mejor organizada que en el caso colombiano, no sólo por la temprana intervención estatal en la reglamentación de ·la extracción misma y de su comercio, sino porque se dieron importantes pasos para establecer su cultivo en plantación. La existencia de un volumen de información mucho más detallado y sistemático que el existente en los otros dos países considerados en este trabajo también p~recen conflrmar que en la alta Amazonia boliviana existió un manejo empresarial mucho más complejo y desarrollado. Los archivos de la Casa Richter mencionados en el trabajo de Jauregui y las informaciones acerca de la administración y organización de la producción en las diferentes plantaciones de quina en el área de Sorata también avalan este supuesto?

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Informaciones transmitidas personalmente por Camilo Domínguez ponen de pre-

sente, por ejemplo, la inmensa dificultad para conseguir información de primera mano acerca de los movimientos comerciales de las casas exportadoras de quina en el alto Putumayo. Con excepción del archivo de la Compañía Colombia, que comerció quinas en un área diferente a la mencionada en este trabajo, parece que existen datos muy dispersos, principalmente en el Archivo Central del Cauca en Popayán, algunos de los cuales podrían corresponder a información de las actividades comerciales de la principal empresa quinera en el Putumayo: la llamada Casa de Elías Reyes y Hermanos.

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Por otra parte, los empresarios quineros en Bolivia llegaron incluso a proyectar el montaje de fábricas para la producción de sulfato de quinina Oauregui, 1991:58). No obstante, el establecimiento de este tipo de industria sólo pudo hacerse realidad en Ecuador, como veremos un poco más adelante. En comparación con Colombia, donde se mencionan tres in ten tos fallidos de desarrollar plantaciones de quina (Domínguez, 1990:35), la extracción del producto en la provincia de Larecaja en Bolivia, más específicamente en el cantón de Mapiri, proveIDa de plantaciones que se lograron establecer a fines de la década del setenta y comienzos de la del ochenta. Durante esos años, las principales casas comercializadoras como la fundada por Otto Richter o la creada en 1880 bajo la razón social de Loss-García, además de otras de menor jerarquía, negociaron con el producto extraído de estas plantaciones. Un ejemplo de lo anterior lo constituye la Casa Richter, la cual creó una sociedad para el establecimiento de estas plantaciones e invirtió más de $36.000 para el cuidado y la administración de los quinales denominados San Agustín y Santo Tomas, de los cuales percibía 75% de sus ganancias Oauregui, 1991:64). La magnitud de estas plantaciones parece que fue bastante significativa a juzgar no sólo por el número de éstas ll \ sino por la cantidad de plantas cultivadas en ellas y, más específicamente, por la cantidad de producto negociado. Los datos sobre esto último, correspondientes a transacciones le-

10 Jauregui menciona además de las plantaciones de San Agustín y Santo Tomás, las de Jarandillani y Bellavista, sólo en el área de influencia de Sorata.

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galmente registradas, muestran que entre 1877 y 1882 se compraron 473.180 plantas de quina en Sorata Qauregui, 1991 :66). La preponderancia de la Casa Richter en este tipo de negociaciones era indiscutible, sobre todo si tenemos en cuenta que esta empresa compró casi la mitad de esta cantidad, es decir 231.130 plantas (1991:66). A pesar de lo anterior, y como en el caso colombiano y el ecuatoriano, ni las casas Richter o Braillard y Cia., ni mucho menos las otras casas comercializadoras extranjeras y nacionales de Cinchona boliviana pudieron escapar a la bancarrota determinada por la dinámica del mercado mundial de la época, el cual había encontrado el sustituto a la cascarilla amazónica en el sudeste asiático. Esto, sin embargo, no determinó el fin de sus actividades comerciales y financieras asociadas a la economía extractiva. La creciente demanda mundial de látex hubo de brindar, por lo menos a los capitales alemanes, una nueva oportunidad de reacomodamiento y expansión

aauregui,

1991:74; Hollweg 1995:114). En contraste con la relativa similitud que tuvieron los procesos de extracción cascarillera en la Amazonia colombiana y boliviana, por sus efectos desde el punto de vista de la organización espacial, no sucedió lo propio si comparamos éstos con los resultados arrojados por la actividad extractiva en el caso de la alta Amazonia ecuatoriana, principalmente en las regiones de Gualaquiza y Gualaceo, ambas adosadas a la región cuyo epicentro urbano era Cuenca. Allí el influjo de dicha actividad sobre la organización territorial y sobre la estructura económica y social fue muy diferente. 103

CI\rtrulO

IV

Si bien el último gran auge en la extracción de quina se produjo en Ecuador en el mismo período que en nuestros otros dos ejemplos, es decir aproximadamente entre 1874 y 1884, existe un hecho, de carácter económico y tecnológico, del cual parecen derivarse diferencias importantes en los demás aspectos a que nos hemos venido refiriendo y que hay que tener muy en cuenta. Este hecho está relacionado con el establecimiento en la región ecuatoriana -específicamente en Cuenca- de fábricas de sulfato de quinina que trasformaban la materia prima en un sitio relativamente cercano al lugar de su extracción. Como relata y cita Silvia Palomeque, en 1857 se instaló allí la primera fábrica de sulfato de quinina cuyo producto tuvo aceptación tanto en el país como en el extranjero. Ya para 1867 existían en esta ciudad dos fábricas que supuestamente competían exitosamente con otras extranjeras, ya que la sustancia producida " .. .la compran con preferencia a la que se elabora en la afamada fábrica de Peletier y Caventon ... " (1990:52). Este fenómeno nos permite adelantar varias suposiciones: las citadas fábricas absorbían la mayor parte de la materia prima, la cual de esta manera no se transportaba para su procesamiento en el exterior y por tanto no demandaba la existencia de una infraestructura transportadora como la desarrollada en la Amazonia colombiana y boliviana. En todo caso el producto, ya fuera corteza o sulfato de quinina, parece que tenía su principal salida hacia al mercado exterior a través del puerto de Guayaquil. Las áreas donde se extraía el producto eran tan relativamente cercanas al sitio donde éste se procesaba, que tampoco se crearon o fortalecieron grandes asentamientos

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urbanos, asociados al acopio o intermediación del producto, como en los casos colombiano y boliviano. Por otra parte, la acumulación de capitales se produjo en gran medida dentro de la región influenciada por Cuenca, y no así en la Amazonia propiamente dicha, lo que explica el fortalecimiento, en el caso ecuatoriano, de sectores económicos de gran importancia para el posterior desarrollo económico regional y nacional. Adicionalmente, la influencia de la actividad quinera sobre el paisaje amazónico ecuatoriano y la presión sobre sus recursos fueron mucho menores que en los dos casos arriba citados. No es del caso desarrollar aquí las consecuencias de todo tipo que se pueden derivar de la particularidad del proceso de extracción de quina en esta parte de la Amazonia, cuyas principales derivaciones, por lo menos desde el punto de vista económico, fueron desarrolladas inicialmente por la autora citada anteriormente y pueden ser consultadas en su obra. Por 10 pronto, si nos atenemos a las formulaciones de Bunker que permiten fijar algunos parámetros para diferenciar las consecuencias en los procesos de espacialización producidos por el extractivismo de aquellas asociadas a la actividad industrial, podríamos obtener un marco explicativo inicial para fundamentar algunas diferencias entre el proceso ecuatoriano en el área de influencia de Cuenca y los procesos ocurridos en la alta Amazonia colombiana y boliviana. Al hecho de la conjugación de la actividad extractiva y de procesamiento dentro de un espacio relativamente cercano, tal vez podamos imputar el poco influjo ejercido sobre la configuración territorial y sobre la dinámica de cambio ambiental 105

CAPíTULO

IV

de la Amazonia ecuatoriana, durante los años 1870 y 1880. Suponemos, por ejemplo, que las condiciones locacionales que se presentaron en el caso ecuatoriano descrito antes facilitaron el reclutamiento de una mano de obra dentro de la región andina y evitaron importantes desembolsos de capital para el establecimiento de infraestructura comercial y de transporte, los cuales hubieran sido tal vez más onerosos que en el caso colombiano y boliviano, dada la inexistencia cercana de vías fluviales de magnitud que comunicaran la porción de la Amazonia ecuatoriana, donde se cultivaba y producía quina, con el Atlántico a través de la selva. Estos factores pudieron tener, entre otras cosas, un efecto notable sobre los procesos de acumulación de capitales y posiblemente también sobre las tendencias de inversión en la región de Cuenca. En términos sociales y ambientales, estos elementos pudieron significar, por un lado, una menor presión sobre la fuerza de trabajo de la población amazónica ecuatoriana y, por tanto, sobre su estructura demográfica y su distribución en el territorio. Además, pudieron contribuir a la continuación de un cierto equilibrio entre cultura y ecosistemas en el área, el cual también se debió mantener gracias a que la ausencia de una importante infraestructura de comercialización y transporte significó la inexistencia de grandes presiones sobre los ecosistemas selváticos y, en general, sobre el entorno de esta parte de la Amazonia ecuatoriana. De esta manera, agregaríamos un elemento más en favor de los planteamientos esbozados por Bunker, esta vez desde una perspectiva ambiental, que llama la atención sobre el peligro de considerar que las necesi-

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dades de transporte creadas por la actividad extractiva son en general positivas y constituyen un "generador de los multiplicadores que impulsaban los motores regionales de crecimiento" (1991:184). La realidad sobre los procesos de deforestación en la alta Amazonia en la segunda parte del siglo XX, es que éstos han estado asociados a la apertura de vías de comunicación y la introducción masiva e indiscriminada de medios de transporte que han terminado por afectar severamente el paisaje de la vertiente amazónica y del piedemonte. Estos procesos casi siempre han estado inmersos en dinámicas económicas y en frentes de extractivismo rapaz. Lo anterior puede ser positivo en la perspectiva de reivindicar la articulación de la región a los mercados nacionales, desde una posición convencional del desarrollo (colonialismo interno), pero ha demostrado ser cuestionable a la hora de plantear alternativas de desarrollo sustentable más amigables ambiental, social e incluso económicamente. No sobra reiterar que para poder obtener un cuadro comparativo más completo acerca de la importancia de la actividad quinera en la configuración del espacio de toda la alta Amazonia, no sólo habría que emprender un examen detallado de las fuentes primarias, sino que se necesitaría acopiar la información pertinente acerca de esta actividad en las respectivas porciones amazónicas peruana y venezolana. Los puntos aquí esbozados constituyen apenas un primer acercamiento provisional que sólo pretende sugerir algunas entradas para un posterior estudio más específico y profundo.

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