Martin Jerch*
LA PROMOCIÓN DE LAS PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS EN LOS PAÍSES DEL MEDITERRÁNEO Y LA COOPERACIÓN FINANCIERA La primavera árabe tiene una clara connotación económica y trata sobre todo de la búsqueda de una justicia social y económica. Existen crecientes tensiones entre una transición demográfica y una economía incapaz de crear oportunidades de empleo. En este contexto, parece que la promoción de las pymes es clave. Esta situación coincide con la puesta en marcha del Fonprode, un nuevo instrumento para apoyar el sector privado productivo en los países en vías de desarrollo. El objetivo principal es analizar la situación de las pymes en los países de la cuenca sur en el Mediterráneo e identificar los obstáculos a los que se enfrenta el sector privado en esta región y ver en qué forma la cooperación financiera puede contribuir a la promoción de las pymes. Palabras clave: Mediterráneo, desarrollo, promoción pymes, cooperación financiera. Clasificación JEL: F35, I30.
1.
Introducción Bouazizi1
La muerte de Mohammed en diciembre de 2010 provocó una oleada de protestas por todo el mundo árabe y supuso el inicio del proceso de democratización en un rincón del mundo, que parecía resistirse a la democracia durante un largo período de tiempo. La historia de Mohammed que llevó a un trágico desenlace la comparten millones de árabes: una gran mayoría de la población que vive en la pobreza, el desempleo y la falta de cualquier oportunidad para conseguir una vida mejor.
* Universidad Autónoma de Madrid. 1 Un pequeño relato sobre Mohammed Bouazizi se puede encontrar en BEN JELLOUN, 2011.
La «primavera árabe», que tiene una clara connotación económica y busca una justicia social y económica, se nutrió durante muchas décadas de dos dinámicas estrechamente vinculadas y que conllevaron unos conflictos sociales latentes. Por un lado, unas crecientes tensiones entre una transición demográfica sin precedentes y una estructura económica rígida, incapaz de crear oportunidades de empleo para los jóvenes que intentaban incorporarse al mercado de trabajo. Por otro, un modelo de desarrollo que se basaba en un Estado poderoso y omnipresente que se mantenía a través de las rentas (Malik, 2011). En países como Egipto, Libia y Túnez, las protestas populares contra los representantes de estos Estados
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poderosos han tenido éxito, y el camino hacia sistemas democráticos está abierto. Pero a medio plazo, es imprescindible resolver los problemas económicos, y crear puestos de trabajo para ofrecer perspectivas de un futuro mejor a los millones de parados y a todos aquellos que se incorporarán en los próximos años al mercado laboral. Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), es necesaria la creación de entre 50 y 75 millones de puestos de trabajos durante las próximas décadas para poder mantener la estabilidad sociopolítica en la zona (FMI, 2011). Por tanto, la creación de empleo en los países de la cuenca sur del Mediterráneo se encuentra entre las principales prioridades de las agendas de la comunidad internacional en apoyo a la primavera árabe. Y parece que los expertos apuntan casi de manera unánime a la promoción del sector privado para resolver este desafío. Es la pequeña y mediana empresa (pyme) la que está más capacitada para contribuir a un crecimiento más inclusivo y más justo, y es el sector de la economía el que más puede contribuir a la creación de empleo. A lo largo de los últimos meses se han producido muchas declaraciones que adjudican a las pymes el papel de creadoras de empleo, necesario para mejorar sustancialmente la situación en el mundo árabe. Así, por ejemplo, en la Cumbre del G-8 en Deauville (Francia) a finales de mayo de 2011, se lanzó la llamada Asociación de Deauville (Deauville Partnership) para apoyar la primavera árabe. Según la Declaración, esta asociación se basará en dos pilares, un proceso político, que apoya la transición democrática y la promoción de las reformas de gobernabilidad; y otro, un marco económico para empujar el crecimiento sostenible e inclusivo. Para ello, se subraya de nuevo la importancia de promover el sector privado, especialmente las pymes. Esta necesidad de promover el desarrollo económico y la creación de empleo para fomentar la actividad del sector privado, especialmente las pymes en una zona prioritaria para España, coincide con la puesta en marcha de un nuevo instrumento de la cooperación española: el Fondo para la Promoción de Desarrollo (Fonprode) que
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añade a los ya existentes instrumentos, el de la cooperación financiera reembolsable con el principal objetivo de promover el crecimiento económico, incluido en los países socios. Por todo ello, el objetivo principal del presente artículo es analizar la situación de las pymes en el Mediterráneo y ver cómo la cooperación financiera internacional puede apoyar la creación de empleo en los países de la cuenca sur del Mediterráneo mediante la promoción de las pymes. Para poder cumplir con dicho objetivo, en primer lugar se realizará un breve análisis de la situación socioeconómica de los países de la cuenca sur del Mediterráneo. En un segundo paso, se estudiará el estado de las pymes en la zona. Para ello, se comienza con una descripción cuantitativa y después se profundiza en los obstáculos a los que la promoción del sector privado se tiene que enfrentar, ya que una de las principales dificultades que tienen las pymes en los países en vía de desarrollo es conseguir financiación. Por tanto, en el siguiente paso se analizan las fuentes de financiación a las que pueden recurrir las pymes, en general, y las de los países árabes, en particular. En la última parte se reflexiona sobre el papel que puede desempeñar la cooperación al desarrollo para fomentar el sector privado en la región vecina del Mediterráneo. 2.
Acercamiento a la situación socioeconómica en los países mediterráneos
Las tensiones que dieron origen a la primavera árabe están estrechamente vinculadas con las debilidades económicas en términos de una desigual distribución económica de la riqueza, tasas de desempleo muy elevadas y la falta de cualquier esperanza en una mejora de la vida. La región de la cuenca sur del Mediterráneo está compuesta por países con diferentes características económicas. De acuerdo con las clasificaciones del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los
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GRÁFICO 1 CRECIMIENTO REAL DEL PIB/PIB PER CÁPITA (% media 1980-2010) 6
5
4
3
2
1
0 Asia
PVD
América Latina
Crecimiento real PIB
África
MENA
Crecimiento real PIB per cápita
FUENTE: FMI, 2011.
países receptores de ayuda oficial al desarrollo: Argelia, Jordania, Líbano, Libia y Túnez pertenecen al grupo de los países de renta media alta, mientras que los restantes (Egipto, Marruecos, Siria y los Territorios Palestinos) se agrupan en países de renta media baja. El crecimiento que estos países han experimentado a lo largo de las últimas décadas, en términos de crecimiento real del PIB, está por debajo de la media del conjunto de los países en vías de desarrollo (PVD), y se encuentra en los mismos niveles que la media de los países de América Latina y el Caribe, como se puede apreciar en el Gráfico 1. A pesar de haber conseguido cierta estabilidad macroeconómica y una serie de reformas para promover la
actividad del sector privado durante los años 1970 y 1990, las tasas de crecimiento nunca estaban en los niveles de los demás PVD. Durante las últimas tres décadas, el PIB real crecía a una media de un 3 por 100, mientras que la media del total de los PVD alcanzó el 4,5 por 100. En términos de crecimiento real del PIB per cápita, la región se sitúa incluso en el último lugar de la comparativa regional, con un 0,5 por 100 frente al casi 3 por 100, ritmo de crecimiento del PIB per cápita del conjunto de los PVD. Las estimaciones de crecimiento de las economías de las zona para 2011 no son muy positivas. La combinación de los elevados precios del petróleo y de materia prima, la deceleración de los mercados europeo y esta-
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dounidense, la interrupción de la producción y la reducción del turismo como consecuencia de las protestas populares, tendrán un impacto negativo en el rendimiento de la economía (EIB, 2011). Según el Fondo Monetario Internacional (2011), el crecimiento de la economía egipcia bajará al 1,4 por 100, el de Túnez al 0 por 100. En el caso de Siria, se estima que debido a la actual situación de protestas continuas, el PIB sufrirá un crecimiento negativo del 2 por 100. Marruecos se libra de estas tendencias negativas, previendo un crecimiento alrededor del 4,6 por 100. Con respecto al comercio y a las inversiones extranjeras directas, la situación a día de hoy tampoco es muy prometedora. Dejando fuera las exportaciones de petróleo, la participación en los flujos comerciales a escala mundial por parte de los países de la zona se sitúa nuevamente por debajo de otras regiones en desarrollo. El total de las exportaciones en 2009 de aquellos países que importan petróleo representa un 28 por 100 del PIB, mientras que en el caso de Asia (sin incluir India, China y Japón), las exportaciones llegan a ser de un 56 por 100 del PIB. Además, las exportaciones de los países tienen un grado de diversificación geográfica muy limitado, ya que un 60 por 100 se destinan a los mercados europeos (FMI, 2011). Las exportaciones experimentan también una concentración sectorial y se basan principalmente en materias primas y bienes de consumo, y mucho menos en productos con un alto valor añadido, alta tecnología, productos intermedios o bienes de capital, todo ellos sectores que han experimentado un mayor crecimiento en los últimos años (ibidem). Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los países de la zona es el crecimiento demográfico. En el Gráfico 2 se aprecia una clara reducción del crecimiento de la población a lo largo de las últimas décadas. Mientras que en 1960 y 1970 dicha tasa superó en algunos países, como Jordania, el 4,5 por 100, hoy día la media de la zona se ha reducido a un 2 por 100. Aún así, la tasa sextuplica la media de la Unión Europea. Se estima, en números absolutos, que entre 2014 y 2032 la
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población crecerá de tal forma que en todos los países se habrá duplicado con respecto al número de habitantes de 1994. Si se distingue entre el crecimiento demográfico en zonas rurales y urbanas, se identifica la existencia de dos diferentes escenarios de transición demográfica (Fargues, 1994): en las zonas rurales, una evolución en términos demográficos que se parece más bien a la de las sociedades preindustriales, y en las zonas urbanas con un escenario más propio de las sociedades industrializadas. Los estudios de demografía moderna indican que la situación socioeconómica, las políticas, el nivel de educación y el mercado de trabajo son los factores que determinan el ritmo de crecimiento de la población. Es decir, que, por ejemplo, la tasa de fecundidad está altamente correlacionada con la posición social de la mujer. Así, con la incorporación de la mujer al mercado de trabajo disminuye la tasa de crecimiento de la población. Para altas tasas de crecimiento, el resultado es una pirámide de población progresiva con una población por debajo de los 15 años, que oscila entre el 25 y el 42 por 100 del total de la población, como se puede apreciar en el Gráfico 3. Esta parte de la población es la que se incorporará en los próximos años a los mercados de trabajo. Tan solo para poder absorber estas nuevas incorporaciones al mercado laboral, se estima que es necesaria la creación de entre 50 y 75 millones de puestos de trabajo nuevos. La tasa de desempleo en los países de la zona varía entre un 8 por 100 en Siria, y un 24 por 100 en los Territorios Palestinos (véase Gráfico 4). Debido a la situación demográfica, los mercados laborales no son capaces de absorber la mano de obra nueva, y la creación de empleo es una de las prioridades fundamentales de los Gobiernos de los países de la región. Se enfrentan a enormes desafíos con un gran superávit de mano de obra, unas tasas de desempleo muy elevadas, una participación femenina en el mercado laboral baja, la emigración de mano de obra cualificada y la reducción de puestos de trabajo en el sector público.
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GRÁFICO 2 EVOLUCIÓN DE LA TASA DE CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO (En %) 5,0 4,5 4,0 3,5 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 0,5
E U
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0,0
1960
1970
1980
1990
2000
2010
FUENTE: World Development Indicators, Banco Mundial.
Durante muchos años, la Administración pública fue el mayor creador de empleo. Directamente vinculado al sector público como creador de puestos de trabajo, está el fenómeno llamado por un experto del mundo árabe como la «titulitis» (diploma diseas) (Ayubi, 1988). Resultado de la presión de la población que aspira a un prestigio social mayor junto con la creencia de que la cualificación llevará al desarrollo, un elevado número de jóvenes de clase media se formaba cada vez más en universidades, aunque no existía ninguna relación con la estructura económica y la demanda del mercado laboral. Además, la elección de carrera esta-
ba más relacionada con el prestigio de la profesión que con la demanda económica2. Gran parte del superávit de graduados se integraba en la Administración pública. En la actualidad sigue existiendo esta discrepancia entre las demandas del mercado laboral y los profesionales que el sistema educativo produce. Este fenómeno incrementa las dificultades de incorporar mano de obra nueva.
2 Para el caso de Egipto, Ayubi estimaba que había tres veces más ingenieros de los que el tejido industrial del país pudo absorber (1988: 20).
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GRÁFICO 3 PORCENTAJE DE POBLACIÓN MENOR DE 15 AÑOS (2010) (En %) BRICS UE-15 T. Palestinos Túnez Siria Marruecos Líbano Jordania Egipto Argelia 0
10
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30
40
50
Población menor 15 años (2010)
FUENTE: FMI, citado en EIB, 2011.
GRÁFICO 4 TASA DE DESEMPLEO (2010) (En %)
BRICS UE-15 T. Palestinos Túnez Siria Marruecos Líbano Jordania Egipto Argelia 0
5
10
15 Tasa de desempleo (2010)
FUENTE: FMI, citado en EIB, 2011.
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La consecuencia de esta situación socioeconómica es la existencia de un alto nivel de pobreza global. Según el Informe de Desarrollo Humano Árabe 2009, la pobreza global en el mundo árabe es de alrededor del 40 por 100. Como indican los números de este breve análisis, la creación de empleo es esencial para el futuro de las sociedades de la región. De las experiencias de otras regiones se puede deducir que las pymes son uno de los pilares del sector privado que más puestos de trabajos pueden crear. Por tanto, se analiza a continuación la situación de las pymes en los países de la cuenca sur del Mediterráneo. En primer lugar, se estudia su desarrollo y en un segundo paso, se analizarán los problemas a los que se pueden enfrentar el desarrollo y la promoción de las pymes. 3.
El sector privado y las pymes en el Mediterráneo
En un estudio sobre el papel que las instituciones financieras de desarrollo desempeñan en la Política de Desarrollo Internacional (Dahlberg, 2010), se reafirma que las pymes son la columna vertebral de la actividad económica de los países en desarrollo. Existe evidencia clara de que su presencia tiene un impacto positivo sobre el desarrollo de los países (Ayyagari et al., 2003). La experiencia en promocionar las pymes en otras regiones del mundo revela también que contribuyen significativamente a la creación de empleo. Por tanto, parece que su promoción en los países árabes es la clave para crear una estabilidad socioeconómica, generando empleo y contribuyendo a un crecimiento inclusivo. Por eso, a continuación se analizará la situación de las pymes en los países de la cuenca sur del Mediterráneo, con el objetivo de identificar dificultades y problemas a tener en cuenta a la hora de diseñar medidas para su fomento. A pesar de la fuerte presencia en la mayoría de las economías, las pymes sufren una serie de desventajas frente a las grandes empresas: suelen tener menos recursos propios y tienen más dificultad en competir en los mercados globales. Estas dificultades están estrechamente vinculadas con capacidades de gestión y financieras limitadas.
Ahora bien, en primer lugar se plantea una pregunta: ¿Qué son las pymes? No existe un consenso. La Unión Europea, la OCDE, la Corporación Financiera Internacional aplican sus propios criterios a la hora de determinar que son las pymes. Denominadores comunes son el número de empleados, el patrimonio empresarial y/o la facturación (Elasrag, 2011). En la región del Mediterráneo, cada Estado utiliza sus propias definiciones, y en algunos casos, como el jordano, se han encontrado más de 30 diferentes definiciones de lo que es una pyme. Ante este hecho es prácticamente imposible una comparación regional (Stevenson, 2010). No obstante, parece que hay cierta similitud en cuanto al número de empleados: entre 1 y 9 trabajadores forman una microempresa; una empresa se considera pequeña cuando tiene entre 10 y 49 empleados, y en la mediana el número de empleados se encuentra entre 50 y 250 trabajadores. No obstante, en los casos de Túnez y el Líbano, no existe ninguna definición oficial (Elasrag, 2011 y Stevenson, 2010). Dadas estas dificultades con las definiciones y los datos estadísticos sobre las pymes, resulta difícil encontrar números exactos sobre el total de pymes y desglosarlos en función de su tamaño. A través de la revisión de diferentes materiales estadísticos de país por país para los años 2004 a 2008, Stevenson (2010) estima el número de pymes para algunos países de la zona y llega a los resultados que se pueden apreciar en el Cuadro 1. Las cifras que figuran en el Cuadro 1 son estimaciones que expresan tendencias. Salta a la vista la existencia de un equilibrio entre el sector formal e informal. De suma importancia para entender la situación de las pymes en los países de la cuenca sur del Mediterráneo es la distribución de las empresas en función del número de trabajadores, es decir, la estructura de las pymes, pero también el porcentaje de los trabajadores empleados en una pyme con respecto al total de trabajadores del país. Este número permitirá valorar la importancia de este tipo de empresas en la actividad económica y su potencial para generar nuevos empleos. En el Cuadro 2 se pueden ver estas cifras.
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CUADRO 1 NÚMERO DE PYMES Número de pymes formales
País Argelia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Túnez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
518.900 (580.000) 2.340.000 (1.649.794) 146.067 (141.327) 171.000 (192.569) nd (450.000) 523.000 109.686 (97.194) (8.650)
Total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4.267.303
Egipto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Jordania . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Líbano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Libia . . . . . . . . . . . . . Marruecos. . . . . . . . . Siria . . . . . . . . . . . . . Territorios Palestinos .
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. . . .
Estimación número de empresas informales
Total (formales e informales)
481.100
1.000.000
1.960.000
4.300.000
nd
146.067
nd nd 1.500.000 350.000
171.000 nd 1.950.000 873.000
70.314 nd
180.000 8.650
4.361.414
8.628.717
NOTA: Los números en paréntesis son los datos de la base de datos del IFC. FUENTE: Adaptado de STEVENSON 2010 y completado con IFC (2007).
CUADRO 2 ESTRUCTURA DE LAS PYMES Y DISTRIBUCIÓN DEL EMPLEO POR TAMAÑO DE LA EMPRESA Estructura pymes (%) País
Micro (1-9)
Distribución empleo (%)
Pequeña (10-49)
Mediana (50-249)
Micro
Pequeña
Mediana
Egipto . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
98,40
1,35
0,21
76,60
8,74
14,66
Jordania . . . . . . . . . . . . . . . . . .
88,70
10,59
0,71
38,19
25,73
36,08
Líbano . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
97,41
2,28
0,32
nd
nd
nd
Territorios Palestinos. . . . . . . . .
97,02
2,75
0,23
72,30
17,10
10,60
Túnez . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
39,80
40,30
19,90
nd
nd
nd
NOTA: Para Argelia, Libia, Marruecos y Siria no hay datos disponibles. FUENTE: STEVENSON, 2011; para Túnez: IFC, 2007.
Con la excepción de Túnez, en los países de la cuenca sur del Mediterráneo prácticamente no se han creado medianas empresas, indicando la existencia de un mis-
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sing middle en la estructura empresarial. La mayoría de las grandes empresas están en manos de firmas extranjeras o de familias influyentes (Stevenson, 2010). Las
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pocas estadísticas disponibles indican que las microempresas absorben muchos más empleados del sector privado y que la contribución de las pequeñas y medianas empresas es relativamente pequeña. Esta distribución no es un fenómeno exclusivo de los países de la cuenca sur del Mediterráneo, sino que predomina en muchos PVD. 4.
Los obstáculos para la promoción de las pymes en el Mediterráneo
Hay varios factores que dificultan la creación y el establecimiento de medianas, pero también de grandes empresas: bajos niveles educativos y de conocimientos de los empresarios; un alto grado de incertidumbre y de inseguridad de las economías, que minimiza las inversiones y los riesgos; poca protección de los derechos de propiedad; la falta de liquidez e infraestructuras impide que se aprovechen las ventajas de las economías de escala; restricciones laborales inflexibles convierten la contratación de nuevos empleados en algo difícil y costoso; además de información incompleta y altos costes de transacción (Stevenson, 2010). Estas variables forman en su conjunto lo que se entiende como clima para hacer negocios y ese clima no parece muy favorable para las actividades de las empresas. Un contexto poco favorable impide que muchas empresas no evolucionen y mantengan su tamaño de micro o pequeña empresa (Aterido et al., 2008, citado en Stevenson, 2010). Por otra parte, el acceso limitado a fuentes formales de financiación y las complejas regulaciones dificultan la contratación en las empresas, especialmente en las pequeñas y microempresas. La corrupción y unas infraestructuras pocos desarrolladas tienen un impacto negativo en el crecimiento de empleo en el ámbito de las medianas y grandes empresas. En los países de la cuenca sur del Mediterráneo, las pymes representan la gran mayoría del sector privado. Por tanto, las políticas frente a este actor económico deben ir de la mano con las estrategias de promoción del
sector privado. No obstante, en la práctica, eso no es así. Las políticas de desarrollo de las pymes a menudo no prestan mucha atención a las necesidades específicas de este sector, como puede ser la mejoría de las condiciones en las que las pymes operan, condiciones necesarias para que puedan aprovechar todo su potencial para contribuir al desarrollo y a la creación de empleo. No se puede negar que, prácticamente todos los gobiernos mencionan la importancia de las micro y pequeñas empresas, pero hay una diferencia importante en la medida en que estas políticas se centran en las necesidades reales del sector. Según Stevenson (2010), la manera en la que los gobiernos perciben el papel que las pymes desempeñan es crucial: por ejemplo, si el gobierno percibe a las pymes en primer lugar como instrumento para absorber mano de obra de la base de la pirámide y reducir la pobreza, es probable que este gobierno trate a las pymes como un asunto social. Entonces, las políticas se diseñan centrándose en actividades que generen ingresos para las familias pobres a menudo a través de mecanismos de microfinanciación. El resultado final podría ser un alto nivel de empresas de subsistencia cuyo potencial de crecimiento es muy limitado. Pero incluso en los casos en los que los gobiernos tratan a las pymes como el motor del crecimiento económico, en la práctica son las inversiones extranjeras directas y los grandes proyectos de inversores domésticos los que desvían la atención de las pymes. Uno de los argumentos principales para explicar por qué el sector privado no se ha desarrollado adecuadamente reside en la falta de un marco legal y regulatorio que impida la expansión de las empresas. La región ha sido descrita como una de las zonas del mundo menos favorables para las negocios (World Bank, 2007) y que las inversiones del sector privado, tanto en porcentaje sobre el total como en su tasa de crecimiento, han sido de las más bajas entre las regiones en desarrollo (World Bank, 2009). Las pymes en el mundo árabe se enfrentan a una serie de dificultades que se pueden resumir en los siguien-
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tes puntos: a) sistemas y conocimientos de gestión insuficientes para poder ser competitivos en los mercados, b) sistema de producción y tecnología obsoletos, c) insuficiente acceso a fuentes de financiación de deuda y capital riesgo, d) inadecuado acceso a información, formación y servicios para el desarrollo de sus negocios, e) falta de conocimientos y experiencias necesarias para la exportación, f) falta de vínculos estratégicos con grandes empresas y cadenas de suministros globales, y g) acceso limitado a los mercados y las vías de distribución (ILO, 2009). En concreto, sufren procedimientos regulatorios y administrativos complejos y poco transparentes, a menudo con infraestructuras y sistemas financieros poco desarrollados. Es complicado y costoso registrar un negocio, conseguir licencias, registrar propiedades y cumplir con las obligaciones tributarias. La falta de acceso a financiación se refleja en el hecho de que tan solo un porcentaje muy pequeño de las pymes consigue financiación a través de un banco comercial. En países como Argelia y Siria, con un sector bancario muy poco competitivo, las probabilidades de conseguir un préstamo son aún menores (EIB, 2011). El fuerte papel que desempeña el Estado en la actividad económica ha sido el hilo conductor de muchos trabajos sobre la economía política de los países de la zona (Richards y Waterbury, 1996). No obstante, durante las últimas décadas, el modelo económico de los países de la cuenca sur del Mediterráneo se ha transformado de un modelo basado en la actividad económica del Estado hacia un modelo en el que la actividad del sector privado predomina (World Bank, 2009). Todos los países se han abierto más al comercio y a la inversión privada. A través de las reformas que empezaron en los años setenta en Egipto y Túnez, hasta recientemente en Libia, se ha conseguido aumentar la participación del sector privado en el PIB, llegando a estar entre un 70 y 90 por 100 del PIB (ibidem). A pesar de estos cambios hacia una creciente actividad del sector privado, aún no es considerado como el motor del crecimiento y desarrollo en muchos países. A día
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de hoy, la actividad del sector privado no ha sido suficiente para satisfacer la demanda de puestos de trabajo. Las tasas de desempleo siguen siendo muy elevadas. La falta de productividad e innovación ha limitado la competitividad de las empresas de la zona y la diversificación de las exportaciones. Este papel limitado de la actividad del sector privado se refleja también en las relaciones entre el sector público y privado, como indica el informe del Banco Mundial (World Bank, 2009). Muchos funcionarios perciben que el único objetivo del sector privado consiste en buscar rentas y lo consideran corrupto. Estiman al sector privado como un pequeño grupo de empresarios que buscan aumentar sus privilegios, en vez de su productividad y competitividad. El sector privado a cambio, percibe que el sector público y los gobiernos actúan para mejorar el clima de negocios tan solo para aquellos de los que ellos se pueden beneficiar. Algo muy común entre los empresarios del mundo árabe, ante todo en el segmento de las pymes, y que obstaculiza su promoción, es la incertidumbre política y la discrecionalidad y arbitrariedad de la Administración pública, que favorece a algunas empresas bien establecidas a costa de nuevas empresas y posibles competidores. Los obstáculos para promover las pymes no es tanto una cuestión de falta de reformas legales y regulatorias, sino que la implementación de estas formas se está haciendo de forma desigual, arbitraria y preferencial (World Bank, 2009). Otra característica que fortalece el argumento de que no todas las empresas reciben un tratamiento igual es la idea de que las empresas bien establecidas suelen ser empresas antiguas poco competitivas y con una actividad baja. Las empresas de la región suelen ser mucho más antiguas que en otras zonas, así por ejemplo las empresas de la cuenca sur del Mediterráneo suelen tener diez años más que las de la región de Europa Oriental. Este fenómeno también se puede interpretar como otro factor más que apunta a un clima de negocios discrecionales que impide la entrada y salida de empresas (ibidem).
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El mencionado informe del Banco Mundial concluye que los problemas a los que se enfrentan las pymes en la cuenca sur del Mediterráneo se pueden derivar del papel del Estado y sus instituciones en la creación de un clima favorable para los negocios. No es tanto una cuestión de introducción de reformas legales y regulatorias, sino más bien cómo se implementan estas reformas. Dichos problemas se evidencian, por ejemplo, en el papel del Estado con respecto al acceso a los créditos. El hecho de que el Estado es propietario o accionista mayoritario de muchos bancos es la razón más importante que explica la ineficacia de los mercados crediticios en toda la región. El informe argumenta que a pesar de una mejora de la gobernanza corporativa de estos bancos, la concesión de créditos es un acto muy discrecional. Además y a pesar de una reducción de las restricciones a la entrada de nuevos bancos, de facto, la competitividad en el sector bancario sigue siendo muy baja (EIB, 2011). Y como último punto, se indica que las garantías que requiere la concesión de un crédito superan en mucho los requerimientos de garantías de otros países en desarrollo. De estas exigencias tan elevadas se puede deducir que el sistema judicial y los mecanismos para hacer cumplir la ley no se perciben como muy fiables. 5.
El acceso a la financiación de las pymes en los países del Mediterráneo
El sector bancario de las pymes se puede definir a través de su posición entre grandes corporaciones y las microempresas, que a menudo actúan informalmente. El desarrollo del sector de la banca comercial surgió en muchos países como respuesta a las necesidades de las grandes empresas, y sus actividades se limitan a gestionar transacciones con alto valor y pocos riesgos a un pequeño número de clientes. Al margen de la banca comercial crecieron las instituciones microfinancieras, ofreciendo préstamos a las microempresas. La financiación de las pymes se encuentra entre ambos lados, y ha sido bautizada como la «brecha in-
termedia» o missing middle, refiriéndose a la parte del tejido empresarial que no consigue o tiene dificultades para conseguir financiación para sus inversiones, ya que, por un lado, sus necesidades de financiación superan lo que las instituciones microfinancieras pueden ofrecer, y por otro lado, sus necesidades de financiación son demasiado pequeñas, costosas y arriesgadas para los bancos comerciales tradicionales (IFC, 2009). El Gráfico 5 ilustra este fenómeno. Como se ha discutido antes, uno de los principales problemas a los que se enfrentan las pymes en los países de la cuenca del Mediterráneo es el limitado acceso a la financiación. La principal fuente de financiación para las pymes en el Mediterráneo son los créditos que conceden los bancos (Comisión Europea, 2006). El sector financiero de los países de la cuenca sur del Mediterráneo está dominado por bancos comerciales, mientras que las instituciones financieras no bancarias y los mercados de capital aún no están muy desarrollados (EIB, 2011). La intermediación financiera es débil, ya que gran parte de los depósitos se utilizan para financiar la deuda del Gobierno. Los modelos de negocios con un alto grado de protección conducen a una elevada concentración a un limitado número de clientes y actividades. Además, la incertidumbre económica que prevalece en estos países inclina a muchos agentes financieros hacia actividades a corto plazo en deterioro de inversiones a largo plazo. La debilidad de la intermediación financiera se expresa en ratios de créditos domésticos concedidos al sector privado sobre el PIB, cuya media está muy por debajo de las ratios de los países de la OCDE o de la Unión Europea, como se puede comprobar en el Gráfico 6. La media de los créditos concedidos en el conjunto de los países de Oriente Medio y África del Norte no llega al 50 por 100 del PIB, frente al 140 por 100 o 161 por 100 en la Unión Europea y la OCDE, respectivamente. Pero incluso las diferencias entre los países Mediterráneos son enormes, y llegan desde un 10 y 15 por 100 en Libia y Argelia, respectivamente, hasta un 70 por 100 en Jordania y 81 por 100 en Líbano.
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GRÁFICO 5 TEJIDO EMPRESARIAL TÍPICO DE PAÍSES EN DESARROLLO Número (% total)
Tipo de empresa
Fuentes de financiación
0,1 Objetivo principal de los bancos
Multinacionales 0,9
Grandes empresas
Medianas empresas
5-10
Pequeñas empresas
20
Brecha financiación de las pymes
Microempresas
65 - 75
Microfinancieras
FUENTE: Adaptado de IFC, 2009: 11.
GRÁFICO 6 CRÉDITOS CONCEDIDOS AL SECTOR PRIVADO, 2010 (En % sobre el PIB)
85,51
BRICS
140,04
UE
161,48
OCDE 49,30
MENA
68,76
Túnez 22,52
Siria
68,50
Marruecos 10,90
Libia*
81,03
Líbano 70,30
Jordania Egipto
33,07
Argelia
15,81 0
50
100 Créditos domésticos al sector privado
NOTA: * datos del 2009. FUENTE: World Development Indicators, Banco Mundial.
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Un reciente estudio de Rocha et al. (2011) sobre los créditos en Oriente Medio y África del Norte indica que las pymes de la zona tienen más dificultades de conseguir financiación que las pymes de cualquier otra región del mundo: tan solo un 20 por 100 de las pymes en la zona del Mediterráneo ha conseguido un préstamo o una línea de crédito y solamente un 10 por 100 de sus inversiones se financian a través un préstamo bancario. Las razones por las cuales los bancos en la región no ofrecen más recursos a las pymes son múltiples. Según una encuesta realizada a los bancos de la zona, éstos perciben que las pymes tienen potencial para generar beneficios y muchos de ellos ya operan en el sector, debido principalmente a cierta saturación en el ámbito de las empresas grandes, la necesidad de aumentar sus retornos y para diversificar los riesgos. No obstante, los volúmenes de préstamos a las pymes siguen siendo bajos, con una media del 8 por 100. Con este porcentaje, el volumen está por debajo de los objetivos de los propios bancos. Las razones que dan los bancos para no dar más préstamos son la falta de transparencia de las pymes y una infraestructura financiera débil, es decir, la precariedad de la información acerca de los créditos solicitados, de los derechos de los prestadores y de los mecanismos de garantías para los bancos (ibidem). Una característica del sistema bancario de la región es que los bancos públicos siguen desempeñando un papel importante en la financiación de las pymes, con una participación en los préstamos a las pymes parecida a la de los bancos privados. La baja calidad de la infraestructura financiera es uno de los principales obstáculos para una mayor actividad de los bancos privados en este sector (IFC, 2010). A la hora de mejorar el acceso a la financiación de las pymes, es importante distinguir diferentes tipos de pymes según su papel en la economía. El-Gamal et al. (2000) analizaron el papel de estas empresas en el mundo árabe con vista a las metas económicas fijadas por los gobiernos e identificaron tres diferentes tipos, que son: a) las pymes que operan en las áreas de producción tradicionales, b) las pymes que identifican y
aprovechan nichos emergentes en los mercados, y c) las llamadas pymes vanguardistas. El impacto en desarrollo y crecimiento de los tres es similar: crean empleo, fortalecen una clase empresarial y ayudan a crear una mano de obra mejor formada. Aunque cada una requiere un tipo de financiación y unas políticas de promoción diferentes. Así, las pymes tradicionales centran su producción en bienes y servicios con una tecnología y una gestión que no requieren economías de escala. Son un vehículo idóneo para la creación de empleo, ya que sus procesos de producción son intensivos en mano de obra no cualificada. Este tipo tiene tasas de retornos sobre el capital muy bajos. Les resulta difícil conseguir créditos por las razones comunes de la falta de acceso a financiación de las pymes, que son: alto riesgo crediticio, información asimétrica y pocos beneficios que no justificarían el crédito. Estas pymes se financian principalmente con el capital propio del empresario y/o de su familia. El-Gamal et al. (2000) sugieren que la microfinanza para grupos al estilo del Banco Grameen sería la mejor forma de financiación. El segundo tipo de pymes identificado en el trabajo de El-Gamal et al., es aquel que identifica y aprovecha nichos emergentes en los mercados. Este tipo de empresario se mueve rápidamente de un nicho a otros. Por la naturaleza de estas operaciones, la financiación necesita cumplir con tres criterios: debe requerir pocos conocimientos de los sectores en que éstas se mueven, debe minimizar el riesgo crediticio y debe ser rápidamente disponible con un bajo coste para los empresarios que no tienen capital inicial ni mucha experiencia en los sectores en los que van a operar. Los autores sugieren que el leasing es la mejor fuente de financiación para este tipo de pymes, ya que cumple con los tres criterios mencionados antes. Por último, las pymes vanguardistas son empresas con una mano de obra muy cualificada, en las que los empresarios están dispuestos a correr altos riesgos. El tamaño pequeño de la empresa en este tipo es necesario, debido a los altos riesgos a que se exponen. El capital de estas de empresas se invierte en gran medida en
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capital humano (empresas de software) o formas no convencionales de capital (nuevas tecnologías, prototipos de procesos de producción). Los autores concluyen que el capital riesgo sería la mejor forma de financiación de este tipo de empresa. Como el estudio de El-Gamal et al. (2000) indica, hay diferentes tipos de empresas en función del papel que desempeñan en la economía. Mientras que las pymes tradicionales desempeñan un importante papel en la creación de empleo a corto plazo, los demás tipos tienen un efecto a medio y largo plazo en el crecimiento económico sostenible y en la orientación hacia las exportaciones a través de la innovación y la mejora de la competitividad. El capital riesgo como fuente de financiación para las pymes ayuda a mejorar la capacidad empresarial y la innovación. Además, con este tipo de financiación se apoyará a la diversificación económica. El capital riesgo promueve, a diferencia de las formas de financiación tradicionales, las industrias intensivas en tecnología que también ayudarían en la diversificación de las economías de los países de la región (OECD, 2008). 6.
La cooperación al desarrollo y la promoción del sector privado
Se plantea la cuestión de qué forma se puede ayudar a la promoción del sector privado desde la cooperación al desarrollo. La creación de las condiciones que favorecen el crecimiento económico no solo se basa en el diseño de políticas públicas. Se requieren recursos financieros para llevar a cabo las inversiones públicas comprometidas y apoyar los esfuerzos del sector privado. La generación de crecimiento económico requiere ambiciosas acciones complementarias del sector público y del sector privado, como por ejemplo: — El apoyo a la creación de un contexto favorable a la actividad empresarial en términos legales y regulatorios y el desarrollo del capital humano (educación, formación, salud) que son principalmente responsabilidad de la política pública.
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— El desarrollo de infraestructuras y redes (viales, de telecomunicación, energía) requiere tanto de un sector público capaz de regular los mercados implicados y, en su caso, brindar los recursos necesarios de un sector empresarial capaz de acometer las inversiones. — El impulso de la inversión y de la innovación tecnológica, el desarrollo de los mercados financieros y la apertura comercial a otros mercados, si bien están afectados por las regulaciones e incentivos trazados con políticas públicas, su eficacia depende sobre todo de la actuación del sector privado. La cooperación al desarrollo suele atender el campo de las políticas públicas, aunque no exclusivamente. A grandes rasgos, se puede distinguir entre la cooperación técnica y la cooperación financiera. Mientras la cooperación técnica apoya al sector público y a otros agentes sociales en el diseño e implementación de las políticas públicas, ante todo en la creación de capacidades institucionales, la cooperación financiera se dirige tanto al sector público como privado para financiar proyectos a gran escala y en una diversidad de sectores. La distinción entre cooperación técnica y cooperación financiera no debe llevar a confusión con los tipos de ayuda disponible: la ayuda no reembolsable, principalmente donaciones por un lado, y la ayuda reembolsable, que incluye préstamos, créditos y adquisiciones de títulos de valores, por otro. A grandes rasgos, la ayuda no reembolsable suele proceder de las agencias donantes bilaterales y multilaterales, mientras la ayuda reembolsable suele ser más propia de los bancos de desarrollo (Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Europeo de Inversiones, etcétera) y las instituciones financieras de desarrollo. De forma simplificada, la cooperación técnica utiliza la ayuda no reembolsable; la cooperación financiera emplea tanto recursos no reembolsables como reembolsables. En la cumbre de Monterrey de 2005 sobre financiación al desarrollo se amplió el abanico de fuentes de financiación para luchar contra la pobreza, haciendo referencia a la ayuda reembolsable, es decir, la canalización de flu-
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jos financieros de ayuda, basada en su futuro reembolsable por parte de los países u organismos receptores. La ayuda internacional tiene un carácter complementario e intenta hacer frente a las necesidades de financiación que afrontan los países receptores de la ayuda oficial al desarrollo. La cooperación financiera reembolsable tiene como uno de sus principales objetivos atender las brechas de financiación que enfrentan el sector público y el sector privado, particularmente las pymes en los países socios. El valor añadido de este tipo de cooperación para la política de desarrollo se puede resumir en los siguientes puntos (Dalberg, 2009 y IFC, 2011): — Proporcionar productos financieros a empresas privadas que no gozan de suficiente acceso a las fuentes de capital privado. Dichas instituciones pueden ofrecer financiación a aquellas que no atraen capital privado, debido a la percepción de un nivel de riesgo demasiado elevado. Pueden ofrecer una mezcla de mecanismos a las empresas, tales como deuda, capital riesgo, garantías o préstamos en moneda local. — Acompañar estos productos financieros con la asistencia técnica necesaria, para mejorar la eficiencia de las inversiones y el desempeño de la gobernanza corporativa, medioambiental y social. — Atraer recursos adicionales de otros inversores. — A través de mecanismos innovadores de transacciones de las instituciones financieras que pueden tener un impacto positivo en las agendas de reformas de los gobiernos de los países socios. Con la puesta en marcha del Fonprode se amplía el tipo de operaciones que pueden ser financiadas en el ámbito de la ayuda reembolsable, como Martín y Fabra explican en su artículo de este monográfico. Desde un punto de vista de la arquitectura institucional y legal del Fonprode, cabe mencionar la unificación de la cooperación técnica y la cooperación financiera bajo un mismo techo, es decir, dentro de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). De este modo, la AECID se ha convertido a la vez en una agencia de desarrollo y una institución financiera de desarrollo.
De esta forma, se garantiza que las operaciones financiadas a través del Fonprode se integran plenamente en las programaciones de la cooperación española, atendiendo de esta forma a la naturaleza complementaria de las actuaciones y aumentado el impacto sobre el desarrollo y el cumplimiento de sus objetivos. En este sentido, la cooperación española tiene un instrumento de gran utilidad a su disposición para la promoción de las pymes en el Mediterráneo. En función de las necesidades de cada uno de los países socios, puede apoyar la creación de un contexto favorable en términos de capital humano, promover el desarrollo de infraestructuras y/o impulsar las inversiones. Con respecto a proporcionar financiación de las pymes en el Mediterráneo, se ha visto que las pymes necesitan, según su papel en la economía, diferentes tipos de financiación. La cooperación española dispone ahora de un instrumento para poder satisfacer estas diferentes necesidades.
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