“La persistencia del servicio personal en las encomiendas de Nuestra ...

Pacífico y de allí al sur, por una vía mucho menos gravosa y directa, donde las .... mandato de levantar una ciudad en el valle de Salta, se dirigió hacia el sur.
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Artículo en prensa en AVANCES EN HISTORIA REGIONAL. La sociedad colonial y la revolución de 1810 en Salta, Tucumán y Santa Fe., CEPIHA, Universidad Nacional de Salta- Facultad de Filosofía y LetrasUniversidad Nacional de Tucumán.

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“La persistencia del servicio personal en las encomiendas de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de Esteco. 16091630” 1

Norma Estela Aguilar2

Introducción

Este trabajo refleja las primeras conclusiones, de un proyecto de investigación que tiene por fin abordar la temática de la conformación del Chaco Occidental como espacio de frontera, desde una óptica particular, la de los lules habitadores de la periferia chaqueña, “los más dóciles frente a la conquista”. A tono con las producciones que se interesan por las sociedades indígenas, considerándolas como el sitio desde donde abordar el conocimiento del mundo colonial y sus efectos, nos mueve el interés de conocer el impacto sufrido por estos pueblos al contacto con el español, en un sector de esa macro frontera que reconoce como límite natural el Salado, en el tramo nombrado Pasaje- Balbuena, incluido en la jurisdicción de la antigua ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid y actual lindero entre los departamentos salteños de Metán y Anta. Ajustaremos la atención en las dos primeras décadas de creada la ciudad, desde fines de 1609 y hasta 1624, lapso en que se observa un proceso de disminución acelerado de las poblaciones indígenas encomendadas. Partimos de la hipótesis de que tal tendencia ha sido generada por la persistencia del servicio personal3, entendido este como un sistema de trabajo 1

Avance de un proyecto de investigación. Trabajo final de la Especialización en Historia argentina de la Universidad Nacional de Salta. Presentado en el XI encuentro del PIHSER y revisado a partir de las observaciones de la Prof. Isabel Castro Olañeta UNC. y de las del evaluador externo.2 Profesora de Ens. Media y Superior en Ciencias Sociales. Alumna de la Especialización en Historia Argentina. Universidad Nacional de Salta.3 Ana María Lorandi, con su obra “El servicio personal como agente de desestructuración del Tucumán colonial” en 1988, inicia una línea de investigación que muestra al servicio personal como el agente que aceleró la desestructuración de las comunidades aborígenes. Punto de referencia para análisis posteriores, entre ellos el nuestro, generó en los ámbitos académicos una discusión sobre los efectos de la conquista y la colonización en los grupos aborígenes del Tucumán, materializándose en una serie de investigaciones a partir de los 90. Estos estudios más que confirmar la tendencia desfavorable marcada por Lorandi, presentaron casos de pueblos de indios que demostraban su persistencia y transformación , descubriendo las estrategias que pusieron en juego en una marco de dominación.-

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fundado en la explotación directa de la mano de obra indígena de carácter compulsivo, no remunerado y enmarcado jurídicamente para el Tucumán en las Ordenanzas de Abreu. Historizando el proceso de configuración del espacio en la frontera Pasaje- Balbuena se analizará la evolución de Talavera y la Villa de Madrid, tratando de definir las causas que llevaron a la fusión y al traslado de ambas al sitio de Río de las Piedras, con el nombre de Nuestra Señora de Talavera de Madrid, para luego definir las condiciones creadas con la mudanza, que hubieran favorecido la continuidad de la relación directa entre el encomendero y el encomendado, dificultando la aplicación efectiva de las Ordenanzas de Alfaro desde 1612. Las fuentes documentales centrales para el análisis fueron tres: del Archivo Nacional de Bolivia, la Relación sobre Nuestra Señora de Talavera formada por el teniente de Gobernador de la ciudad hacia 1608, incluye datos de la población en relación a la posesión de las tierras y de los indios. En segundo lugar, la planta de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de Esteco transcripta por José Torre Revello en su libro “Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas”, aporta datos de la población española y aborigen al momento de erigirse la ciudad y el tercer núcleo de información, en diálogo con los dos anteriores, han sido las cifras de los diezmos recaudados en el Obispado de Tucumán entre 1590 y 1601, de la colección García Viñas (CGV) recuperados por Silvia Palomeque , en su artículo “El Tucumán durante los siglos XVI y XVII. La destrucción de las tierras bajas en aras de la conquista de las tierras altas”. En tanto que los documentos que permiten rastrear la continuidad de las condiciones generadas por el traslado en el tiempo son: La información hecha a pedimento del Cabildo, Justicia y Regimiento de la Ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de 1613, transcripta por Roberto Levillier en “La Nueva Crónica de la conquista del Tucumán”, y del Archivo General de Indias el expediente de confirmación de la encomienda de don Pedro Gómez Buytrón y el Pedimento del Cabildo de la Ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de 1624.

La fundación de Talavera en los inicios de la conquista

Luego del alzamiento diaguita-calchaquí, la región del noroeste que hoy pertenece a la República Argentina, logra en 1563 autonomizarse de la Capitanía de Chile, poniendo fin al conflicto jurisdiccional que mantenía con el Perú. La nueva entidad política “Gobernación del Tucumán, juríes y diaguitas”, creada por cédula real del 29-08-1563 quedaba sometida al Virreinato del Perú en asuntos de gobierno y en cuestiones de justicia al distrito judicial de la Audiencia de Charcas. La rebelión, dejaba como saldo la destrucción de tres ciudades que a fines de la década de 1550, Pérez de Zurita había logrado fundar en la zona del contrafuerte andino por orden de García de Mendoza, Gobernador de Chile; Londres (1558) en el Valle del Quimivil, actual Catamarca, Córdoba (1559), en el Valle Calchaquí y Cañete (1560) en Tucumán. Sólo permanecía en pie la ciudad de Santiago del Estero, expuesta por un lado al

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ataque aborigen, al haber desaparecido la defensa que constituían esos tres núcleos urbanos4, y aislada por estar desiertos los caminos que llevaban del Tucumán a Charcas. Lo urgente de la situación hizo que el Virrey Conde de Nieva, nombre como Gobernador del Tucumán a Francisco de Aguirre, reconocido por su experiencia y por el conocimiento de la zona. Su estrategia fue iniciar la creación de un cerco de ciudades que sirvieran de contrafuerte a la zona sublevada a la vez que centros de abastecimiento y protección en el camino hacia el Perú. En cumplimiento de ese plan comisiona a Diego de Villarroel, quien funda la Ciudad de Tucumán en mayo de 1565. Sus acciones se encuadraron, a partir de 1566, en una concepción geoestratégica, existente desde los inicios de la conquista, que buscaba la salida hacia el Atlántico no ya desde el Pacífico, sino proyectándose desde Santiago del Estero y Córdoba, hasta alcanzar dos puertos que se instalarían en el Paraná y el Río de la Plata. Esta idea, recogida por el Oidor de la Audiencia Lic. Matienzo, es elevada al rey el 02-01-1566 y comunicada a Aguirre: En Tucumán se habían de hacer tres pueblos demás de los que están hechos lo que yo he escrito al gobernador Aguirre que haga y él creo los hará sino le faltare gente. Uno en Esteco otro en los Comechingones, otro en Calchaquí y por acá se había de hacer otro en Salta o en Jujuy que son muy lindos y fértiles valles (…) de la fortaleza de Gaboto podrían venir carretas hasta Esteco que es en Tucumán a donde ha de estar un pueblo de españoles y de allí a esta ciudad (Plata) hay cien leguas y aún menos, podrá venir en arrias de mulas o caballos o carneros de la tierra como viene de Arequipa a aquí, que hay más camino porque ciento cincuenta leguas por tierra(…)5

Se proponía la creación de un sistema comercial que alteraba la ruta existente en la circulación económica del Virreinato, abandonando el Circuito Portobello- Lima por el Pacífico y de allí al sur, por una vía mucho menos gravosa y directa, donde las ciudades que se proyectaban sobre el espacio semivacío del Tucumán, constituirían postas claves en el camino hacia Chile y el Perú.6 En cumplimiento de esos objetivos Aguirre se dirigió hacia la Región de los Comechingones y en el trayecto un grupo de 60 hombres se subleva, liderado por Jerónimo de Holguín y secundado por Diego de Heredia y Juan de Berzocana. Reducidos Aguirre y los suyos fueron conducidos a Santiago del Estero; acusado y procesado por haber pronunciado palabras heterodoxas en materia de religión se inicia un proceso inquisitorial impulsado por el clérigo Julián Martínez, que sirvió de justificación a lo ejecutado por indicación directa del Presidente de la Audiencia de Charcas don Pedro Ramírez de Quiñones, que actuaba por inquina hacia el Gobernador. Los amotinados se encaminaron hacia unos montes situados a 45 o 50 leguas de Santiago del Estero, en el camino de la Plata, provincia aborigen de Esteco, territorio ubicado dentro de la Gobernación, sobre la ribera este del Salado y levantaron allí la ciudad de Cáceres. A cargo de la nueva población quedó Diego de Heredia, en tanto que el 4

Levillier, Roberto, Nueva crónica de la conquista del Tucumán, 1563- 1573, Vol. II, Nosotros, Buenos Aires, 1930.5 Carta del Lic. Matienzo al rey- Plata 2-01-1566. Citado por , Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo, dos ciudades desaparecidas, Peuser, Buenos Aires, 1943, Pp.19.6 Assadourian, Carlos S., “La conquista”, en Historia argentina- De la conquista a la independencia, Tomo II, Paidós, Buenos Aires, 2005, Pp. 13 a 114.-

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jefe de la rebelión Jerónimo de Holguín y el clérigo Martínez iniciaron el camino a Charcas con los prisioneros. Mientras para algunos historiadores la instalación de Cáceres tuvo un carácter fortuito, para Revello7 la fundación de Heredia y Berzocana, sin título y sin poderes legítimos, fue llevada a cabo conociendo el plan de Matienzo y de Aguirre de asentar en Esteco una ciudad, apresurándose a erigirla como una forma de lograr el perdón de las autoridades por deponer un funcionario designado legalmente. Nombrado Diego Pacheco como sucesor provisorio de Aguirre, dio existencia legal el 15 de agosto de 1567 a la ciudad de Cáceres, llamándola Nuestra Señora de Talavera de Esteco. Lozano afirma que lo actuado por el Gobernador, fue una legalización y no una nueva fundación, aceptando tácitamente al no mudarla la conveniencia del sitio elegido por los rebeldes: Al llegar a la Provincia entró a Esteco, muy poco antes fundada y como traía anulado cuanto obraron y proveyeron los tiranos en el tiempo de la revolución, declaró por nula la facultad de fundar aquella ciudad, pero reconocida su importancia para asegurar la provincia por la parte que mira al Chaco, dispuso que el día 15 de agosto de aquel año de 1567, se hiciese la ceremonia de fundarla en nombre de su majestad y por honrar memoria de los tiranos quiso que se la mudase aún el nombre que ellos habían puesto mandando se llamase Nuestra Señora de Talavera, por devoción al misterio que aquel día celebra la Iglesia y por memoria de su Patria8

Designado Juan Gregorio de Bazán como Capitán y Teniente de gobernador, fue autorizado a distribuir solares, chácaras, huertas y estancias. Al entrar de nuevo Francisco de Aguirre a la Gobernación a fines de 1569, anuló cuanto había hecho su sucesor en lo referente al reparto de encomiendas y desterró algunos vecinos de Santiago y de Talavera. Luego de la muerte de Bazán el cargo fue ocupado por el capitán Tomás González, comisionándolo el doce de febrero de 1572 para que la traslade a un sitio mejor y más cómodo “por estar la dicha ciudad primeramente poblada y fundada por tiranos y otras personas que ni tuvo poder para ello ni fue Gobernador”9. Esta orden no se cumplió al ser Aguirre prendido nuevamente y mandado a Lima a ruego de la Inquisición y por mandato del Virrey Toledo. Superados los inconvenientes de los tiempos iniciales el núcleo comenzó a prosperar, situación que se refleja en la información de los servicios prestados por Talavera, levantada en 1589 y llevada a España por su procurador Hernán Mexía Mirabal10, allí se reconocía la posición de privilegio en la ruta de Buenos Aires a la Plata, distante 45 leguas de Santiago del Estero, capital de la Gobernación y ser frontera con los indios del Chaco. La ciudad se beneficiaba del tráfico de carretas que detenían su marcha antes de proseguir el camino hacia el norte, engrosando sus caudales los vecinos con el producto de las granjerías.

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Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Buenos Aires, 1943, pp. 18.8 Lozano, Pedro, Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, Tomo IV, Cap. IX, Imprenta popular, Buenos Aires, 1874, Pp.240.9 Comisión dada por Francisco de Aguirre a Tomás González, su teniente en Talavera, citado por Torre Revello, José en Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Buenos Aires, 1943, pp. 23.10 Citado por Torre Revello, José en Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Buenos Aires, 1943, pp. 35.-

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La llegada del Virrey Toledo implicó un cambio en la concepción geoestratégica imperante, convencido “que sin el oro y la plata estos reinos no son nada”, consideró necesario asegurar el desarrollo de las minas del Potosí con un dispositivo militar, que controlara la presión indígena sobre la frontera, fortaleciendo la existente, deteniendo la expansión hacia el sur en Santiago del Estero, concentrando fuerzas y fundando en los territorios intermedios. Assadourian plantea como algo no aventurado, suponer que gran parte de esta concepción estaba influida por la necesidad de asegurar el aprovisionamiento de la zona minera; tal requerimiento era motivo suficiente para que las autoridades pusieran el acento en mantener comunicaciones regulares con el Tucumán asegurando los caminos, con nuevas fundaciones en los Valles de Salta y Jujuy.11 Esta visión le asignaba al Tucumán un papel importante, aunque complementario, en relación a las economías de las zonas peruanas, atendiendo a su riqueza particular: mano de obra indígena, tierras propicias para el cultivo y cría de ganado. Puesto en marcha el plan del Virrey nombra Gobernador a don Gerónimo Luis de Cabrera, que a pesar de tener mandato de levantar una ciudad en el valle de Salta, se dirigió hacia el sur fundando Córdoba en 1573 y luego el puerto de San Luis de Paraná, respondiendo sus acciones a los planes que buscaban la salida hacia el Atlántico. Otras nuevas pero de escasa durabilidad serán la de Francisco de Alava, en el valle de Jujuy en 1575 y San Clemente I, II, III, en el valle de Calchaquí y en el de Salta. Corrió mejor suerte la ciudad de Salta, levantada en 1582 por Hernando de Lerma en el valle y sostenida por el esfuerzo de los vecinos comarcanos.

El final de la conquista y la fundación de la Villa de Nueva Madrid

El gobierno de Juan Ramírez de Velasco cierra la etapa final de la conquista. Producto de sus campañas serán las ciudades de Todos los Santos de la Nueva Rioja (1592), la de San Salvador de Velazco de Jujuy (1593) y la Villa de Nueva Madrid (1592). Sumada Salta a estas fundaciones se consolidaba la conquista y se aseguraba la vía Tucumán-Charcas, constituyendo los nuevos núcleos poblados, un cerco a la zona sublevada. Tres fueron los motivos que llevaron a Velasco a tomar la decisión de fundar la Villa: asegurar el camino entre Talavera y Salta de los ataques aborígenes, encomendar los naturales y “acomodar a muchos pobres”12. El capitán Gerónimo Rodríguez Macedo cumple la orden de Velasco y asienta el dos de febrero de 1592, día de la Purificación de Nuestra Señora, la Villa, en un punto equidistante, veintidós leguas de Talavera y otras tantas de Salta, a treinta de San Miguel y a cincuenta y cinco de Santiago del Estero.

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Assadourian, Carlos S., “La conquista”, en Historia argentina- De la conquista a la independencia, Tomo II, Paidós, Buenos Aires, 2005, Pp. 43-44.12 Información de Servicios de Juan Ramírez de Velasco, citada por Torre Revello, José en Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Buenos Aires, 1943, pp. 37.-

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Roberto Levillier13 reconoce como unos títulos de gloria de Velasco, el haber establecido una defensa en el punto estratégico llamado por él la Villa de Nueva Madrid y conocida posteriormente con el calificativo de “las Juntas”, porque como Lozano explicaba “(…) hízose sobre el río Salado en un sitio, donde con este se junta el río de las Piedras, y donde se encontraban los dos caminos que de Esteco y San Miguel de Tucumán iban a Salta y por esta razón, se llamaba de las Juntas”14. Los caminos a los que se refiere son los que conectaban Córdoba- Santiago de EsteroTalavera- Salta- La Plata y la vía Córdoba- Santiago del Estero- San Miguel- Salta- La Plata.15

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Levillier, Roberto, Nueva crónica de la conquista del Tucumán, 1574- 1600, Vol. III, Nosotros, Buenos Aires, 1931, pp. 216.14 Lozano, Pedro, Historia de la conquista de Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, Tomo IV, Imprenta popular, Buenos Aires, 1874, pp. 403.15 Levillier, Roberto, Nueva crónica de la conquista del Tucumán, 1574- 1600, Vol. III, Nosotros, Buenos Aires, 1931, pp. 216. 221.-

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Esa posición estratégica al interior de la Gobernación del Tucumán y en relación a Charcas, significó para la Villa un lento pero sostenido crecimiento económico, reflejado en el aporte

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de los diezmos que Nueva Madrid entregaba al Obispado de Tucumán16 en el período comprendido entre 1590 y 1601.17 Partiendo de la base que ellos eran el aporte que cada jurisdicción hacía de la décima parte del valor de los frutos del trabajo agrícola- ganadero, los consideraremos como un reflejo de las condiciones económicas existentes.18

Diezmos correspondientes a la Villa de Nueva Madrid19 1590/1--------------1591/2--------------1592/3

300

1593/4

300

1594/5

290

1595/6

410

1596/7

470

1597/8

620

1598/9

860

1599/00

1350

1600/1

1650

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Palomeque, Silvia, “El Tucumán durante los siglos XVI- XVII. La destrucción de las tierras bajas en aras de la conquista de las tierras altas”, en Las sociedades de los paisajes semiáridos y áridos del centro- oeste argentino, VII Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del centro-oeste del país, Yoli Martini, Graciana Pérez Zavala y Yanina Aguilar (Comp.), Universidad Nacional de Río Cuarto, en prensa, 2008.17 Silvia Palomeque en su estudio analiza las cifras de los diezmos como los primeros indicadores que reflejan la situación económica de cada jurisdicción y por ende de la Gobernación a partir de la integración con otras referencias. Las cifras consideradas, última década del S. XVI han sido extraídas de la colección García Viñas 3361, Tomo 172.18 Palomeque, al analizar la masa total de los diezmos para la Gobernación del Tucumán opta por considerar de manera unificada los de Talavera y los de la Villa por tres razones: la primera que ambas se localizan en tierras cálidas por donde corre el Salado, la segunda porque de Talavera partió la mayor parte de vecinos que la poblaron y por último que ambas se fusionaron hacia 1609 en una sola población. No obstante ello, consideramos necesario a los efectos de este trabajo, analizar los aportes de los núcleos urbanos por separado ya que la evolución económica de ambos, como las cifras de los diezmos lo indican, habrían seguido trayectorias diferentes. 19 Palomeque, Silvia, “El Tucumán durante los siglos XVI- XVII. La destrucción de las tierras bajas en aras de la conquista de las tierras altas”, en Las sociedades de los paisajes semiáridos y áridos del centro- oeste argentino, VII Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del centro-oeste del país, Yoli Martini, Graciana Pérez Zavala y Yanina Aguilar (Comp.), Universidad Nacional de Río Cuarto, en prensa, 2008.-

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La lectura que haremos busca explicar las causas del crecimiento económico, llegando a ser tal su importancia, que en el Sínodo de 1597 realizado en Santiago del Estero, se dispuso en la Constitución Nº 15 de la tercera parte de las resoluciones, referida a diversas materias y en especial al saneamiento de las costumbres, la fundación del “Colegio Seminario en la Villa de La Nueva Madrid de las Juntas”20 , pero del que se ignora si llegó a fundarse.21 En los tres primeros años 92/95, la módica contribución reflejaría una economía en cierne, pero estable, producto del proceso de consolidación natural del núcleo. A partir del 95 y hasta 1601 el crecimiento fue sostenido a tono con un período de tranquilidad que atravesaba la Gobernación entendido “como resultado de la consolidación de las ciudades durante el período de paz que se inicia luego de haber rodeado, cercado, la zona sublevada en Valles Calchaquíes con esta cadena de ciudades”22. A lo anterior debiera sumarse para el caso de la Villa, los beneficios que acarreó el descubrimiento de un camino nuevo hacia el Perú que ahorraba veinte leguas en el tránsito de Buenos Aires a Potosí. La existencia de esta ruta ya era anunciada en septiembre de 1592, en un memorial que el Cabildo envía al rey, “y los caminos reales estarán seguros demás de que mediante esta población se ahorran más de veinte leguas de camino desde Buenos Aires a Potosí y Chile, por haberse descubierto nuevo camino y de carretas después que se hizo esta población”23. Levillier plantea, que quizás fuese la línea Santiago- Madrid24, hipótesis que reforzamos cuando se ubica en la información del Cabildo de Nuestra Señora de Talavera de Madrid en el año 166425, que el camino real pasaba por la Estancia de la Almona, propiedad de Castellanos, ubicada en la cara interna del río Salado hacia el oeste26, alejado de Talavera y sobre la línea mencionada anteriormente. Si el nuevo trazado del camino real acarreaba ventajas económicas, también lo hacía el camino de la Gobernación27 o de carretas, que atravesaba el territorio del Tucumán por Córdoba, Santiago del Estero, San Miguel, Nueva Madrid. En estos itinerarios de la circulación comercial, las Juntas fue un centro estratégico que se beneficiaba con las operaciones comerciales que los pobladores realizaban con los que transitaban por allí, un centro de aprovisionamiento en el tráfico interregional con paso de carretas y mercaderes de una ciudad a otra, vía Santiago o vía Tucumán.

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Bruno, Cayetano, “Historia de la Iglesia en Argentina” Vol. II, 1600-1632, Ed. Don Bosco, Buenos Aires, 1967, Pp. 363.21 Ibídem, pp. 368.22 Palomeque, Silvia, “El Tucumán durante los siglos XVI- XVII. La destrucción de las tierras bajas en aras de la conquista de las tierras altas”, en Las sociedades de los paisajes semiáridos y áridos del centro- oeste argentino, VII Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del centro-oeste del país, Yoli Martini, Graciana Pérez Zavala y Yanina Aguilar (Comp.), Universidad Nacional de Río Cuarto, en prensa, 2008.23 Memorial al rey del 02-09-1592, del Cabildo de la Villa de Madrid. Transcripto parcialmente por Torre Revello, José en Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Buenos Aires, 1943, pp.36.24 Levillier, Roberto, Nueva crónica de la conquista del Tucumán, 1574- 1600, Vol. III, Nosotros, Buenos Aires, 1931, pp. 217.25 Información del Cabildo de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de Esteco, 1664, en El español de la Argentina- Documentos para su Historia (Noroeste), Vol. II, Univ. Nacional de Salta, 1998, pp. 131.26 Ver mapa.27 ANB, EC. Nº 10-1655, Auto del Cabildo de Nuestra Señora de Talavera de Madrid, 30-05-1622 (18v.).-

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Decadencia de Talavera

La evolución que sigue Talavera en su economía es diametralmente diferente a la de la Villa. Considerando los diezmos que hace la ciudad al Obispado, se puede apreciar a simple vista el rasgo de la inestabilidad, distinguiéndose en las cifras dos períodos de crecimiento (91/93 y 95/98) y dos de baja (93/95 y 99/01), alternados con los anteriores.

Diezmos correspondientes a Nuestra Señora de Talavera28 1591/2

1125

1592/3

1550

1593/4

1300

1594/5

900

1595/6

1030

1596/7

1150

1597/8

1250

1598/9

1500 1599/0

1600/01

1230 1200

Esa información la analizaremos a la luz de los datos que el Capitán Diego López Correa, Teniente de Gobernador de la ciudad de Talavera, da como respuesta a un traslado que Alonso de la Ribera le hace de un interrogatorio de trescientas cincuenta y cinco preguntas, idéntico al que se envió a “todos los pueblos de Indias” 29. Las respuestas fueron elevadas al 28

Palomeque, Silvia, “El Tucumán durante los siglos XVI- XVII. La destrucción de las tierras bajas en aras de la conquista de las tierras altas”, en Las sociedades de los paisajes semiáridos y áridos del centro- oeste argentino, VII Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del centro-oeste del país, Yoli Martini, Graciana Pérez Zavala y Yanina Aguilar (Comp.), Universidad Nacional de Río Cuarto, en prensa, 2008.29 Una información equivalente fue realizada para Santiago del Estero el nueve de octubre de 1608. El original se ubica en el ANB, CACH 1095, la transcripción del mismo en “El español de la Argentina”, Vicente Juan Pérez Sáez- Mary F. Pérez Sáez, Vol. I, UNSa. 1997. Existe constancia en el Tomo I de Expedientes (1552- 1698), catálogo de Gunnar Mendoza, ANB, que también se realizó en ese mismo año en San Miguel de Tucumán (EC

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rey el primero de agosto de 160830 en un documento cuya organización interna reconoce tres partes, iniciándose con una relación que el Teniente de Gobernador hace sobre aspectos generales de la ciudad, aparecen luego las declaraciones de los pobladores, diferenciándose claramente la calidad entre ellos, cerrando el escrito su declaración, la del escribano actuante y los datos de los vecinos ausentes. El cruce de información, nos permite obtener algunos indicios para entender lo inestable de la economía de Talavera y desentrañar los motivos de su decadencia, que llevarán posteriormente al traslado. Centrándonos en la primera parte del documento referenciado, transcribimos la respuesta nº 5 dada su importancia para el análisis: 5º Esta ciudad después de su fundación ha ido en disminución a causa de que ha habido dos pestilencias generales de que se ha muerto mucha suma de indios y eran estas la una llaman los naturales lipe-lipe que en dándole se le caían de su estado muertos y la otra viruela y sarampión de que murieron muchos indios españoles y mestizos y ayudó a ir en disminución los indios haber sacado de esta ciudad los Gobernadores del pasado vecinos con sus indios para la población de Salta y la Villa de Madrid y hasta el río Bermejo y mudaron de esta ciudad a los dichos países con los dichos indios más de doce vecinos habiéndose hecho las encomiendas en esta ciudad y también esta ciudad ha ido en disminución porque por esta ciudad se iba al Perú y era el camino pasajero y de 13 años a esta parte han mudado el camino ya no caminan por esta ciudad habrá más de 36 años que se caminaba por esta ciudad y caminan por el camino nuevo por decir es más cerca diez o doce leguas y de ello le tienen gran perjuicio de esta ciudad ( …) y se hará gran bien y merced a esta ciudad mandarse a camino pasajero y se continúe el camino como de antes. 31

Tres causas señala Correa para explicar el proceso de decadencia que sufría su ciudad, dos pestilencias generales, lipe-lipe, viruela y sarampión; la saca de vecinos e indios para poblar Salta y la Villa y el cambio en la traza del camino que llevaba al Perú. Palomeque32 marca, haciendo referencia a CGV 2935, que en el año 1590 hubo una gran peste general de viruelas que afectó tanto a Tucumán como a Charcas. Considerando esta información y observando las cifras de los diezmos, la ciudad en el período 91/93 habría estado recuperándose de los efectos de la epidemia y también de la salida de vecinos e indios que poblaron Salta. La baja inmediata entre el 93 y el 95, respondería a la 2º causa marcada por el Capitán, el traslado de vecinos e indios para poblar la Villa (1592), mientras que el período de crecimiento entre el 95 y el 99, determinaría los tiempos de prosperidad que la autora precitada señala. La última, habría sido un resultado de la modificación en el trazado del camino que ya no pasaba por la ciudad; consideramos que la baja de los diezmos desde 1599 Nº5), San Salvador de Jujuy (EC Nº6), Villa Madrid de las Juntas (EC Nº9), Salta (EC Nº 12), pero en la actualidad estos no se hallan entre los legajos del fondo documental.30 ANB, CACH 630, 1608, Relación sobre Nuestra Señora de Talavera formada por el teniente de Gobernador Diego López Correa. 31 Ibídem.32 Palomeque, Silvia, “El Tucumán durante los siglos XVI- XVII. La destrucción de las tierras bajas en aras de la conquista de las tierras altas”, en Las sociedades de los paisajes semiáridos y áridos del centro- oeste argentino, VII Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del centro-oeste del país, Yoli Martini, Graciana Pérez Zavala y Yanina Aguilar (Comp.), Universidad Nacional de Río Cuarto, en prensa, 2008.-

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es el reflejo del descaecimiento económico producto de haber quedado fuera del circuito comercial; mercaderes y pasajeros comenzaron a usar con mayor asiduidad, el que iba directamente de Santiago a las Juntas.

Talavera antes del traslado

La conquista en el Tucumán tuvo un carácter privado,33 los costos de las fundaciones y de la lucha contra los indios recayeron sobre las finanzas de los conquistadores, afectando por consiguiente la economía de las ciudades que habitaban, Talavera es un ejemplo. La Corona se interesó en este espacio sólo como ruta hacia el Atlántico y desde los tiempos de Toledo, como región subsidiaria del sistema colonial dado la carencia de minerales34; el Estado sólo aportó en situaciones extremas: las campañas de Albornoz en 1630 y las de Mercado y Villacorta en 1659.35 Para Assadourian ese carácter implicó la obligación de premiar a los que participaban en la avanzada conquistadora, una forma de incentivar el interés, presentando la entrega de mercedes, indios y tierras como un reconocimiento a los servicios, provistos por el mismo medio conquistado.36 En la segunda parte de la relación que el Teniente de Gobernador eleva en 1608, aparecen las declaraciones individuales de vecinos, moradores y residentes,37 centrándonos en ellas pretendemos develar las particularidades en la posesión de las tierras y de los indios y las condiciones en que se hallaban los pobladores y que los obligaba a pedir el traslado. Siguiendo las categorías que Nidia Areces38 utiliza para marcar las diferencias entre pobladores podríamos señalar en Talavera la existencia de dos grupos, uno al que consideraremos estables y en el que incluimos a vecinos y moradores y otro al que denominaremos estantes o pasantes, individualizados como residentes y entre los que se contaban, funcionarios- sacerdotes y los que ejercían oficios.

Número

Total de indios

Pobladores estables

33

Assadourian, Carlos S., “La conquista” en Historia Argentina- de la conquista a la independencia, Tomo II, Paidós, Buenos Aires, 2005, pp. 28 a35.34 Lorandi, Ana María, “El servicio personal como agente de desestructuración del Tucumán colonial” en Revista andina, n. º 6, Centro de Estudios regionales Andinos Bartolomé de las Casas, Cuzco, 1988, pp. 135 a 173.35 Ibídem.36 Assadourian, Carlos S., “La conquista” en Historia Argentina- de la conquista a la independencia, Tomo II, Paidós, Buenos Aires, 2005, pp. 35.37 Categorías que son utilizadas en el documento para diferenciar a los pobladores. 38 Areces, Nidia, “Las sociedades urbanas coloniales” en Tandeter, Enrique (Dir.) Nueva Historia Argentina- La sociedad colonial. Tomo II, Sudamericana, Buenos Aires, 2000, pp. 145 a 187.-

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Vecinos encomenderos

34

1077

Moradores

18

37

Con oficio

9

0

Funcionario

1

6

Sacerdotes

3

0

Totales

65

1120

Pobladores estantes o pasantes

Areces señala que la vecindad fue una categoría particular de privilegio a la que se accedía, luego de 1554, con la propiedad de una casa poblada, la jefatura de una familia, la autorización previa de sus pares y si fueran extranjeros con la obligación de contraer matrimonio con españolas o nativas de la región. Esa “personería vecinal”, les permitió acceder a la propiedad de la tierra, al dominio de las encomiendas, a cargos de Cabildo, a poseer armas, a integrar la milicia local y a participar en el reparto del botín, producto de las expediciones de conquista. Mientras que reserva la calidad de estantes o pasantes a aquellos que llegaban por negocios o para ejercer alguna función pública 39. Moradores y vecinos, tuvieron en menor o mayor medida el acceso a la tierra y a la posesión del indio y la obligación de acudir con sus armas a los llamados, la diferencia entre ambos grupos, estaría determinada por la posibilidad de los vecinos a acceder a cargos de gobierno y a participar con mayores ventajas en los repartos del botín.

39

Ibídem.-

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GRUPOS DE VECINOS ENCOMENDEROS DE TALAVERA (Considerando sus propiedades y forma de organización de los aborígenes) Con casa , indios organizados Encomendero con Con estancia en Talavera en pueblos., 2 estancia en Talavera , indios no organizados en , indios organizados en pueblos., 1 pueblos., 1

Con estancia en la villa, indios organizados en pueblos., 7

Con chacra, indios no organizados en pueblos., 9

Con estancia en la villa, indios no organizados en pueblos., 6 Con chacra, indios organizados en pueblos., 8

GRUPO DE MORADORES EN TALAVERA Moradores con estancia en la villa , casa y chacra en Talavera, 1

Sin Posesiones, 4 Con estancia en la villa y casa en Talavera, 3

Con tienda, 3 Con casa y chacra, 5

Con casa, 2

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De los sesenta y cinco pobladores que hacia 1608 habitaban la ciudad, trece vecinos y cuatro moradores fueron propietarios de estancias en la Villa. Los cuarenta y ocho restantes se mantenían con la producción que lograban en sus chacras, en las tierras de sus pueblos de indios, en las estancias que poseyeron en la jurisdicción de Talavera y en el caso particular de los residentes del fruto de sus oficios. Estos datos están en la base de una afirmación anterior, cuando consideramos que la evolución económica de Talavera y de Madrid, siguieron itinerarios diferentes, creemos que las ganancias que pudo haber obtenido este grupo minoritario de estancieros al participar del circuito comercial con la Villa, resultaron insuficientes para revertir la tendencia de empobrecimiento. Francisco de Barraza y de Cárdenas, Gobernador del Tucumán, confirma este hecho, en un memorial del 17 de marzo de 1605, como respuesta a la cédula real40 que indagaba sobre los motivos y el lugar elegido para el traslado cuando explicaba que “en las Juntas hay consumo de los frutos que cogen y tienen salida para otras partes y aprovechamientos, en Esteco no sino que si cogen pocas comidas se las comen y si muchas también sin tener salida dellas para ninguna parte.”41 La desvalorización de la tierra no dependió solamente del aislamiento de la ciudad en relación al circuito comercial, sino que se hizo más pronunciada por la gran cantidad de salitre que “se van comiendo las paredes y toda la vida”42 A tono con la realidad de la Gobernación, donde la actividad agrícola ganadera era el eje del desarrollo económico, la posesión de encomiendas, como fuente potencial de mano de obra, se transformaba en una prioridad y como contrapartida en una doble obligación para quien las poseía, adoctrinar e instruir a los indígenas y el compromiso militar de acudir a todo llamado.43 A pesar de que los 34 vecinos encomenderos concentraban lo posesión de 1077 indígenas y que 9 moradores poseían la ínfima cantidad de 37, en las declaraciones ambos grupos afirmaban concurrir con sus armas a los llamados de guerra y “servirse de sus indios conforme a las Ordenanzas de Abreu”. La declaración deja al descubierto la forma particular en que explotaron a los indios sometidos en la Gobernación del Tucumán, semejante a los modos de aprovechamiento de la sociedad indígena en el Perú antes de 1545 y el dictado de las Leyes Nuevas. En esos tiempos y en ese lugar los conquistadores transformados en vecinos encomenderos fueron construyendo y afianzando un poder independiente de la Corona, a partir de la relación directa con los indios de su repartimiento. La explotación se dio de una manera y con una intensidad sólo regulada por la voluntad del encomendero y su capacidad para imponerla, manteniéndose el carácter de tributo incaico donde los pueblos entregaban principalmente trabajo como tributo; esa modalidad que adoptó la encomienda recibió el nombre de “servicios personales”.44La relación de sujeción personal directa, entablada entre indio y encomendero se corta en el Perú hacia 1570, con las disposiciones del Virrey Toledo, instalándose un sistema de dominación indirecta, basado en el pago de un tributo que los indígenas daban a los funcionarios de la Real Hacienda, no medido ya en trabajo sino a través de una tasa anual. 40

Real Cédula, Valladolid, 02-04-1604 en Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, Pp. 38.41 Memorial del Gobernador de Barraza y de Cárdenas- 17-03-1605 en Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, Pp. 39.42 Ibídem.43 Assadourian, Carlos S., “La conquista” en Historia Argentina- de la conquista a la independencia, Tomo II, Paidós, Buenos Aires, 2005, pp. 37.44 Palomeque, Silvia, “El mundo indígena. S.XVI- XVIII”, en Tandeter, E. (Comp.), Nueva Historia ArgentinaLa sociedad colonial, Tomo II, Sudamericana, Bs. As. 2000.-

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Estos cambios no se aplicaron en el Tucumán dado las características particulares y la gran duración del proceso de conquista, dentro del cual el encomendero constituía una pieza clave en la defensa. La Corona fue flexible ante el sector autorizando formas de relación directa entre los vecinos feudatarios y sus encomendados45. En un ámbito sin riquezas, el español vio en las encomiendas de servicios personales, el medio para generar ganancias donde “el tributo no era sino el resultado de la aplicación de la mano de obra que proporciona el repartimiento a empresas productivas del poseedor de este”46. El servicio personal encontrará su marco legal en las Ordenanzas de Abreu de 1576, las que no pretendieron hacer desaparecer el poder de los encomenderos, sino constituyeron una primera injerencia estatal que buscaba establecer pautas para la explotación de los indios de paz, tratando de que se respeten recursos y descansos mínimos que permitan la evangelización y eviten la desestructuración total47. En 1578 el Virrey Toledo desconoció la legalidad de las ordenanzas y ordenó quitar el servicio personal, reduciendo a los indios en pueblos, tasando los tributos en productos de la tierra y considerando como tributarios a los hombres entre 18 a 50 años48, sin embargo tuvieron aplicación efectiva hasta 1612 fecha en que se dictan las Ordenanzas de Alfaro. Hacia 1608 existían 18 pueblos de indios en Talavera, los vecinos reconocían servirse de su trabajo en los lugares que les asignaban, casas, chacras, estancias. Si esto estaba declarado sin tapujos es porque se sentían amparados por las Ordenanzas y así lo manifestaban; las normas facultaban al dueño del repartimiento a delimitar el territorio para el pueblo de indios o designarles el lugar de permanencia. Es paradigmático el caso de Bartolomé de la Cámara que teniendo un pueblo de sesenta indios y no tierras los repartió en las estancias de sus deudores para que produzcan, todo esto sólo a cambio de darles doctrina, alimento y cura en sus enfermedades. Un cuadro de situación semejante se enmarca en las conclusiones que hizo Lorandi sobre el servicio personal, al definirlo como “una superposición de obligaciones” porque no estaban tasados y no pagaban tributo con los productos provenientes de las tierras comunales.49 Si estas comunidades, como los vecinos en reiteradas oportunidades señalaron no tenían capacidad de generar excedentes para pagar los tributos, la única solución fue recurrir a este sistema de trabajo basado en la explotación directa de la mano de obra aborigen, caracterizado por lo compulsivo y lo no remunerado, en él la figura del mayordomo fue de fundamental importancia; presente en ocho de los grandes repartimientos de Talavera sólo podemos especular, conociendo las descripciones que sobre ellos y su forma de actuar existen, el efecto nocivo que tuvieron sobre los pueblos.

45

Ibídem.Doucet, Gastón Gabriel, “Los réditos de Quilpo: funcionamiento de una encomienda cordobesa a fines del siglo XVI”, en Jahrbuch für Geschichte von Staat Wirtschaft and Gesellschaft Lateinamerikas, Nº 23, Colonia, 1986, pp.63-119.47 Palomeque, Silvia, “El mundo indígena. S.XVI- XVIII”, en Tandeter, E. (Comp.), Nueva Historia ArgentinaLa sociedad colonial, Tomo II, Sudamericana, Bs. As. 2000, pp.114.48 Ibídem, pp. 115.49 Lorandi, Ana María, “El servicio personal como agente de desestructuración del Tucumán colonial” en Revista andina, n. º 6, Centro de Estudios regionales Andinos Bartolomé de las Casas, Cuzco, 1988, pp. 148.46

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El traslado

En la historia de la Gobernación los traslados de ciudades fueron procedimientos comunes que obedecían en su mayoría “al impropio temperamento del paraje”50 y “a las adversas y no previstas condiciones del sitio originario”51. La mudanza respondía a motivos conscientes y racionales de los moradores y seguía un trámite formal en base a principios legales. En la iniciación del proceso actuaba el Cabildo y los vecinos, siendo menester la voluntad del cuerpo Capitular, y el proveído favorable del gobernador, quienes requerían luego la ratificación de la Corona.52 En Talavera los vecinos se dirigieron al Rey y agilizaron la emisión de la Real Cédula fechada en Valladolid, el dos de abril de 160453, a cuyo destinatario el presidente de la Audiencia de Charcas, Alonso de Maldonado de Torres se le pedía su parecer a cerca de los motivos y el lugar elegido para el traslado. Derivada al Gobernador Francisco de Barraza y Cárdenas, el diecisiete de marzo de 1605, eleva en respuesta un memorial54 avisando que había reunido al pueblo todo y en Cabildo abierto la mayoría había decidido la mudanza al sitio de la Villa, considerando que “son dos pueblos ruines y si se juntasen sería uno bueno y a donde si hubiera de mudar la Catedral, estaría bien.”55Por razones que todavía se desconocen la Villa de Madrid, inició en los primeros años del siglo XVII, un proceso de decadencia reflejado en las cifras que el gobernador Alonso de la Ribera hacía constar hacia 1607 en carta al Rey, la población estaba integrada solamente por 10 vecinos y 188 indios56. Analizando el contenido del memorial de Barraza, surgen los inconvenientes que los vecinos planteaban sobre la mudanza. El primero se refería a la situación de privilegio que en la disposición de cuadras y solares alrededor de la plaza tendrían los de la Villa, si se daba la agregación, ellos “los más antiguos” ocuparían “lo peor” del espacio y las “peores tierras”. La segunda dificultad fue una inquietud compartida por “los mayores y también algunas personas que hay pobres” que al no tener repartimientos de indios no podrían construir en la nueva población. El tercero que cuatro o cinco repartimientos ubicados a diecisiete o dieciocho leguas de Esteco, en la parte contraria de las Juntas vendrían a estar, de la nueva población a cuarenta y dos. El último planteo tenía que ver con la dificultad en la elección de los alcaldes pues consideraban que cada núcleo querría designarlo. 50

Razori, Amílcar, Historia de la ciudad argentina, Tomo I, Imprenta López, Buenos Aires, 1945, pp.550.Areces, Nidia, “Las sociedades urbanas coloniales “, en Tandeter, Enrique (Dir.) Nueva Historia argentina – La sociedad colonial, Tomo II, Sudamericana, Buenos Aires, 2000, pp.161.52 Razori, Amílcar, Historia de la ciudad argentina, Tomo I, Imprenta López, Buenos Aires, 1945, pp.553.53 Real Cédula 02-04-1604, en Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, pp.38.54 Memorial del Gobernador de Barraza y Cárdenas 17-03-1605 en Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, pp.39.55 Ibídem. 56 Carta del Gobernador Alonso de la Ribera al rey 19-03-1607, citado por Torre Revello, en Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, pp.41, original en AGI, Audiencias de Charcas, legajo 26.51

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Frente a estas dificultades, el Gobernador concibió las siguientes soluciones: a lo primero dejaba en manos de quien hiciera el traslado la responsabilidad de redistribuir los solares, atendiendo a los privilegios de los vecinos de Talavera, por varias razones: ser los más antiguos, porque de allí partieran los que la poblaron, porque de los dueños de repartimiento en la Villa, cuatro a cinco eran originarios de Esteco, porque cuando se fundó estaba subordinada a la ciudad y un alcalde de ella iba a gobernarla. A la tercera, Barraza propone a los propietarios de pueblos de indios alejados de las tierras o estancias que poseían en las Juntas, los trasladasen y ubicasen en ellas, con la condición que se mudasen luego que pasaran todos, especulando que de hacerlo antes, el peso de la acción recaería en los pocos indios y pobladores que quedaban en la ciudad. En cuanto a las designaciones planteaba que no existirían problemas, considerándola como una unidad; sin necesidad de hacer distinciones entre los núcleos urbanos, las elecciones debían recaer en las personas más beneméritas. El escrito de Barraza tuvo resolución inmediata y el dos de marzo de 1606 una Real Cédula fechada en el Pardo y dirigida al Presidente de la Audiencia, Nuño Núñez de Villavicencio, autorizaba el traslado. Por muerte de Núñez de Villavicencio, se hace cargo nuevamente, Alonso Maldonado de Torres y emite un auto57comisionando a Alonso de la Ribera a trasladar la ciudad al sitio de la Villa. Dentro de las instrucciones resaltan tres, la primera y considerando lo que planteaba Barraza, exigía se respete al momento del reparto, la calidad de las posesiones que habían tenido los vecinos de Esteco, en segundo lugar que la ciudad se debía llamar Nuestra Señora de Talavera de Madrid y por último que las mercedes, indios y tierras concedidas a los vecinos previamente en cada núcleo, se conservaran sin acrecentarlas, remarcando que no era una nueva población sino un traslado. Como señala Lorandi58 los Gobernadores recibían instrucciones precisas, pero generalmente no las cumplían o diferían su ejecución. En este caso La Ribera cumple a medias las órdenes, muda la ciudad, le impone el nombre señalado, pero cambia el sitio a Río de las Piedras, un paraje distante a tres leguas de las Juntas, Pasaje por medio. No se ofrece cosa de nuevo más de que estoy ocupado por orden de vuestra alteza trasladando la ciudad de Talavera y La Villa de las Juntas a un puesto que se llama río de las piedras, veinticinco leguas de la vieja ciudad de Esteco y tres de la Villa de las Juntas a la vuelta de Salta y Jujuy camino del Perú59

Si “el mudar de sitio implicaba riesgos y la adopción de una decisión consensuada, lograda por el cuerpo capitular, para elegir el lugar y alterar la distribución de los solares”60 en una ciudad, cuántos más riesgos y menos consensos si Alonso de la Ribera acataba las indicaciones de Barraza removiendo a los pobladores de la Villa y colocando a los de 57

Auto dado por Maldonado a Alonso de la Ribera, incluido en la carta del Presidente de la Audiencia enviada al Rey desde Potosí, el 22-01-1609. Transcripto parcialmente en Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, pp. 48-49.58 Lorandi, Ana María, “El servicio personal como agente de desestructuración del Tucumán colonial” en Revista andina, n. º 6, Centro de Estudios regionales Andinos Bartolomé de las Casas, Cuzco, 1988.59 Carta de Alonso de la Ribera al Rey 11-04-1610. Transcripta parcialmente en Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, pp. 50.60 Areces, Nidia, “Las sociedades urbanas coloniales “, en Tandeter, Enrique (Dir.) Nueva Historia argentina – La sociedad colonial, Tomo II, Sudamericana, Buenos Aires, 2000, pp. 162.-

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Talavera en los lugares principales. Creemos encontrar aquí una posible explicación al cambio de lugar, considerando que luego del período de auge de la Villa, habría existido un grupo de vecinos fuertes que resistió la medida. La hipótesis se refuerza cuando Pedro Lozano relata que en los primeros meses, el gobierno fue ejercido de manera compartida Así se efectuó el día ocho de noviembre de 1609, juntándose en el nuevo sitio los vecinos, pero gobernando los alcaldes y regidores de ambos pueblos hasta el día primero del año de 1610, que se eligieron dos nuevos alcaldes como en cualquier otra ciudad, siendo los primeros dos Francisco Mejía y de Pedro de Valdivieso, alférez real Marcos de Retamoso, alguacil mayor Rodrigo de Soria y primer teniente de gobernador Pedro de Sueldo que todos se hallaron presentes con el Gobernador para levantar el árbol de justicia, hacer las ceremonias acostumbradas en las nuevas fundaciones(...)61 La segunda desobediencia se relaciona con la categoría fundación marcada por Lozano. Si bien esto era una traslación Alonso de la Ribera ejerció tres derechos que entraña la categoría de fundador: asignar la vecindad, repartir tierras y encomendar indios62. El Gobernador eleva la planta de la ciudad63 con los nombres de los vecinos, los solares repartidos y el número de indios que poseían. Según Razori participar de esa nómina creaba en beneficio del morador efectivo, la capacidad jurídica inherente al vecino. Así, de los dieciocho moradores que existían en Talavera se trasladan once con esa calidad y siete de ellos como encomenderos. De los trece residentes, estantes o pasantes, sólo se trasladan tres: el escribano Paulo Núñez de Victoria, el arriero Hernando Gutiérrez, y el cura de naturales Melchor Ximenez de Arteaga, quienes también adquieren la condición. Fueron vecinos además, dos hijos de Francisco Mexía Mirabal y doña Felipa de Sueldo, tutora y curadora de Pedro Méndez. En estos últimos casos la extensión es una rasgo que marca Areces para el siglo XVII; a medida que se consolidaban las ciudades se amplió la condición a hijos y parientes y a los habitantes que hubieran residido en el lugar durante el período mínimo de cuatro años, que tuvieran propiedades y que hayan asistido a los cabildos convocados por los regidores. Para el caso de los moradores las dos primeras condiciones se cumplen, no así para el residente Gutiérrez. La Jurisdicción de Nuestra Señora de Talavera de Madrid se extendía territorialmente sobre dos cuencas conocidas en la actualidad como Metán y Rosario- Horcones. En el siglo XVII, los ríos principales de cada una de ellas, recibían el nombre de Biosmep64 y la Almona65, reconociendo sus nacientes el primero en las Sierras de Vichime66, hoy de Metán y el segundo de Carahuasi 67(Caraguazi), desembocando ambos en el Pasaje. El espacio tiene la 61

Lozano, Pedro, Historia de la conquista de Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, Tomo IV, Imprenta popular, Buenos Aires, 1874, pp. 404.62 Razori, Amílcar, Historia de la ciudad argentina, Tomo I, Imprenta López, Buenos Aires, 1945, pp. 578.63 Planta de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid, en Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, pp. 52 a 55.64 ABHS, Caja Nº13 A 1804 (134 v. 135r.) 65 ANB, EC Nº 76- 1765 (7r.) 66 ABHS, Caja Nº13 A 1804 (131 v.) 67 ANB, EC Nº 76- 1765 (8v.)

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particularidad al ser recorrido por una gran cantidad de ríos de parcelarse naturalmente y sobre cada sector se instalaron estancias, potreros y tierras. De acuerdo a Felipe de Albornoz68, la ciudad tuvo tres partidos: Esteco el Viejo, Culicas y Yatasto. El primero se ubicaba en las tierras que fueron de Talavera, el segundo sobre el dominio de los Culicas 69, indios a los que las fuentes señalan, unos como lules y otras como Tonocotés, en el territorio recorrido por el río Almona y el último de ellos Yatasto, conformado por dos pampas70 ubicada de norte a sur entre los ríos Metán, Yatasto y las Cabas.

ESTANCIAS

1º Pampa de Yatasto- Estancia de Santa Catalina de Yatasto. Estancia de Juan Solorzano ( hoy Conchas)

1) Bartolomé de la Cámara (vecino de Talavera sin tierras). 2)Juan de la Serda Mirabal y Francisco de Sandi Juan de Solorzano- ( no pertenecía a la planta original)

68

Carta de Felipe de Albornoz al Rey, Santiago del Estero, 28-12-1628, en Documentos históricos y geográficos relativos a la conquista y colonización rioplatense, Tomo I, Peuser, Buenos Aires, 1941, pp.242.69 ANB EC Nº 76- 1765 (3-4v-5- 10v.) 70 ABHS, Caja Nº 13 A 1804 (123v. 125)

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2º Pampa de Yatasto – Estancia de Luis de Figueroa (hoy las Cabas) Estancia de Metán

1) Luis de Figueroa. (No pertenecían a la planta original) 2) Lucas de Figueroa 3) Sebastián Pardo de Aguiar. 1)Diego López de Correa( vecino de Talavera reubicado) 2) Thereza de Rivera Cortes (esposa de Correa)

Estancia de los Sauces

¿Montoya? Julián de Sotomayor 1) Capitán Hernando de Gutiérrez (Residente de Talavera -sin tierras)

Estancia de San Esteban

2) Alonso Romero (Juana de Estrada) - Antonio Gutiérrez

Estancia de la Cámara

3) Compañía de Jesús ( por donación 16 de octubre de 1632) Bartolomé de la Cámara( vecino de Talavera sin tierras)

Estancia de Barrasa

Pedro de Barrasa ( vecino de la planta original- sin procedencia)

Estancia de Ovando

Licenciado Ovando ( no pertenecía a la planta original)

Estancia la Hoyada Pampa de la Compañía ( hoy Rosario de la Frontera)

¿?

Estancia de la Almona ( hoy la Almona)

Tomás Castellanos (hijo de Lorenzo Castellanos - vecino de Talavera con estancia en la Villa)

Estancia de Matos (hoy La Palata)

Compañía de Jesús

1) Andrés de Matos (no pertenecía a la planta original) 2)Manuel de Toranzos

Estancia de Pedro Gómez

1) Pedro Gómez de Balbuena (vecino de Talavera) 2)Pedro Gomez de Buitrón (vecino de Talavera con estancia en la Villa)

Estancia de Marmolejo

Gonzalo Ortiz de Marmolejo (vecino de Talavera con estancia en la Villa)

POTREROS

PROPIETARIOS

Potrero de Ana Moreira

1) Gabriel de Moreira ( vecino de Talavera) 2)Ana Moreira

Potrero de Balderrama (hoy Balderrama)

1) Jacinto de Balderrama ( no pertenecía a la planta original) 2) Luis de Balderrama

TIERRAS Tierras de Duarte Pinto

PROPIETARIOS Duarte Pinto (no pertenecía a la planta original- su padre Vasco Pinto fue residente en Talavera)

Tierra de los Culicas

1) A cargo de la Compañía de Jesús 2) Francisco de Ávalos ( administrador)

Tierra de María Lapa

María Lapa (no pertenecía a la planta original)

La distribución de tierras que hizo el Gobernador Alonso de la Ribera de estancias, tierras y potreros no sólo se limitó a señalar en el nuevo asentamiento heredades de idéntica calidad a las que los vecinos poseyeron en Talavera, sino a distribuirlas entre quienes no las tuvieron. Así por ejemplo López Correa es reubicado en la estancia de Metán, mientras que Bartolomé

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de la Cámara, que no tuvo propiedades logra dos: la de Santa Catalina de Yatasto en la 1º pampa y la de la Cámara en el partido de los Culicas. Hernando Gutiérrez, residente devenido en vecino, logra la estancia de San Esteban, donada por sus sucesores a la Compañía de Jesús. Se ha logrado hasta el momento, recrear parcialmente el espacio durante el S. XVII, localizando algunas propiedades y propietarios y sobre ellos cabe hacer dos apreciaciones, la primera que las estancias de la Jurisdicción de la Villa se ubican cercanas al Pasaje a ambas márgenes, mientras que las nuevas asignadas ocupaban la parte interna hacia el oeste y cercanas a las serranías en una posición más protegida. La aparición de nombres que no constan en la planta original hace suponer que nuevos propietarios se avecindaron posteriormente, entre ellos la Compañía de Jesús, establecida en la ciudad en forma permanente hacia 162071 con casa e iglesia, ubicándose en las tierras conocidas luego como Pampa de la Compañía.72 Los Jesuitas engrosaron su patrimonio territorial cuando los sucesores de Hernando Gutiérrez les donaron la Estancia de San Esteban. Un segundo detalle que se puede marcar es el dominio que los vecinos feudatarios tuvieron sobre el espacio, materializándose su poder en la designación de estancias y de ríos con sus nombres muchos de los cuales se mantienen, mientras que las denominaciones aborígenes originarias desaparecen:

Ríos S: XVII Rio Balbuena Río Marmolejo Río Biosmep- Solórzano Río Montoya

Actualidad Río Balbuena Río Piedras Río Conchas Río Los Sauces

Estancias S. XVII De Marmolejo De Solórzano De Lucas Figueroa De Matos De la Cámara De Barrasa Del Lic. Ovando

Actualidad Río Piedras Conchas Las Cavas La Palata Cámara Barrasa Ovando

Si en la asignación de estancias aún no se ubicaron litigios, nos atrevemos a arriesgar que las dificultades mayores se dieron en la distribución de las cuadras en la periferia de la ciudad, sobre la acequia principal que salía desde el río de las Piedras hacia el sur, “camino de Metán”73. Esas tierras eran codiciadas porque al ser de menor extensión, necesitaban menos cantidad de indios para su labranza, utilizándolas para chácaras, viñedos, molinos y vivienda, pero como contrapartida quitaba a la ciudad el espacio necesario para la ubicación de futuros pobladores o ejido y confinante a ellas las dehesas, o zonas de pastos comunes74. Esta situación generó en Talavera de Madrid un problema de tal magnitud que requirió la 71

Bruno, Cayetano, Historia de la Iglesia en la Argentina 1600-1632, Vol. II, Don Bosco, Buenos Aires, 1967, pp.423.72 Estas tierras fueron abandonadas cuando comenzaron a arreciar los ataques indígenas y ocupadas por el Gobernador Juan de Zamudio erigiendo allí, el presidio de Nuestra Señora del Rosario de Esteco, origen del actual Rosario de la Frontera. 73 ANB EC Nº10 1655, Auto del Oidor Francisco de Alfaro en Nuestra Señora de Talavera de Madrid 01-021611 (9v.).74 Razori, Amílcar, Historia de la ciudad argentina, Tomo I, Imprenta López, Buenos Aires, 1945, pp.492 a 493.-

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intervención del Oidor Alfaro en su visita hacia 1611, quien apoyándose en lo que la legislación preveía , instruyó a través de un auto75 que tres hiladas de cuadras en el contorno de Talavera de Madrid sean despejadas y destinadas para ejidos y pastos comunes de tal modo que la ciudad fuese la primera que participe de las aguas; ordenó además al Gobernador que repartiera de nuevo a los vecinos y moradores, de acuerdo a los méritos. La disposición fue resistida principalmente por el protector de naturales, advirtiendo que si se mudaban los indios que habitaban los alrededores con sus familias, despojándolos de la tierra, se podría ocasionar “notable daño a ambas repúblicas de españoles e indios”76. La medida fue dejada sin efecto a través de un auto del cabildo del treinta de mayo de 1622 77 y por un fallo de la Audiencia el dieciséis de marzo de 1655.78 Otra de las atribuciones propias de fundador que ejerció Alonso de la Ribera, fue la de encomendar indios. De los sesenta y seis repartimientos iniciales, con mil ochocientos tres indios encomendados, de Nuestra Señora de Talavera de Madrid, treinta y ocho le pertenecían a pobladores originarios de Nuestra Señora de Talavera, concentrando mil trescientos sesenta y dos con el 75% del total y el resto cuatrocientos cuarenta y uno, 28%, propiedad de vecinos cuya procedencia se desconoce. Para el análisis de la gráfica79 partimos de considerar como grandes repartimientos a aquellos que nucleaban más de cincuentas indios, medianos los que tenían entre veinte y cuarenta y nueve y pequeños, menos de veinte. En el lapso que se extiende desde que se levanta la información en 1608 y el traslado, cuatro vecinos de Talavera, ven reducidos sus repartimientos (números negativos). Mil veinticinco fueron los aborígenes trasladados y trescientos treinta y siete (32%) los nuevos dados por el Gobernador. Con las encomiendas nuevas, los más beneficiados fueron los grandes encomenderos, pero también los moradores (señalados con “m”) que pasaron a ser vecinos con encomiendas pequeñas. Si bien Alonso de la Ribera incrementó en menor medida a estos y a los medianos, satisfizo el pedido que los pobladores de Talavera le plantearon a Barraza y que él no contempló en sus soluciones, referido a la poca disposición de indios para construir sus casas en el nuevo sitio y poder sostenerse, en síntesis constituyeron pequeños incentivos para la permanencia. Hablar de trasladados implica pensar quienes podrían haber sido removidos de sus lugares originales; en primer lugar, Barraza había autorizado a los propietarios de grandes pueblos, a ubicarlos asignándoles tierras dentro de sus estancias en la Villa, lo mismo harían en sus nuevas posesiones, los propietarios de pueblos y estancias de la jurisdicción de Talavera y los que mantenían a sus indios en chacras, casas y tierras prestadas. En el espacio de la jurisdicción de Esteco el Nuevo, las únicas tierras aborígenes que hasta el momento se han podido individualizar, con entidad propia, fueron la de los Culicas80, controladas y

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ANB EC Nº10 1655, Auto del Oidor Francisco de Alfaro en Nuestra Señora de Talavera de Madrid 01-021611 (9v. 10r.).76 Ibídem (14 r.) 77 Ibídem (19 r.) 78 Ibídem (63 r.) 79 Ha sido realizada a partir del cruce de datos de la Información de Talavera (ANB CACH 630) y de la Planta de la ciudad enviada por Alonso de La Ribera al Rey, transcripta por Torre Revello, José, Esteco y Concepción del Bermejo dos ciudades desaparecidas, Peuser, Bs. AS, 1943, pp. 52 a 55.80 ANB EC Nº 76 1765 (3-4v.-5-10v.)

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administradas por los Jesuitas, “los más firmes opositores a la continuidad de los servicios personales”81 a diferencia de otras congregaciones.

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Palomeque, Silvia, “El mundo indígena. Siglos XVI-XVIII” en Tandeter, E. (Comp.), Nueva Historia Argentina- La sociedad colonial, Tomo II, Sudamericana, Bs. As. 2000, pp. 122.-

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Asignada la calidad de vecino, repartidas las tierras y los indios, por el Gobernador Alonso

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de la Ribera, como un acto de desobediencia que buscaba la conciliación, le tocaba a los

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vecinos lograr el reconocimiento real y por eso es que en el ítem nº 13 del pedimento al Rey en 162482, solicitaban “se confirme todo lo hecho y actuado por el Gobernador Alonso de la Ribera en la traslación y fundación de la ciudad y se le concedan todos los honores, gracias, mercedes, prerrogativas, libertades, términos y límites que se dieron por los primeros fundadores y por el dicho Gobernador Alonso de Ribera”83

Las Ordenanzas de Alfaro en Nuestra Señora de Talavera de Madrid

Las Ordenanzas de Alfaro fueron para el Tucumán desde 1612, las normas que buscaban cortar la relación directa entre encomendero y aborigen; establecer el grado de éxito en su aplicación en Talavera de Madrid resulta difícil dado la escasez de fuentes documentales. Más a lo largo del análisis pudimos apreciar la emergencia de dos condiciones, generadas en el traslado que pudieron haber coadyuvado a que no se interrumpa la explotación directa de los indios por los encomenderos: 1. El usufructo de las modificaciones a las Ordenanzas por parte de los encomenderos que tenían sus repartimientos en 1º vida, al momento de dictarse las normas (se deben considerar que los mismos aumentaron al momento de la fusión). 2. La permanencia de los indios en estancias y chacras. En referencia al primero debe aclararse que el indicio surge de la información contenida en un expediente formado para la confirmación del repartimiento de Pedro Gómez Buytrón, se observa que a su pedido se incorporan los artículos 90, 91,9284 de las ordenanzas donde se expresaban las prerrogativas dadas por el oidor. Por el artículo 90 se dejaba establecido que al ser los repartimientos del Tucumán, de pocos indios resultaba conveniente tasarlos por cabeza, fijando el valor en cinco pesos y debiéndola pagar a su encomendero; el artículo 91 planteaba que dicha tasa debía ser cobrada cuando vacaran las encomiendas formadas al momento de dictarse las normas y por el 92 se mandaba que mientras no vacaran, los indios de tasa debían pagar diez pesos corrientes a sus encomenderos. Este hecho nos llamó la atención y quisimos rastrear la proporción de la población beneficiada con las medidas, pues sabíamos del incremento de encomiendas que se habían dado con el traslado. Al momento de la fusión de los dos núcleos urbanos en 1609, existían en la jurisdicción de la ciudad 1803 indios encomendados. Considerando solamente los que estaban en posesión de vecinos originarios de Talavera: 337 habían sido dados por la Ribera, 441 fueron trasladados en 1º vida, y 584 trasladados en 2º vida, al dictarse las Ordenanzas, las modificaciones alcanzaban a los dos primeros grupos. Si se tiene en cuenta la población total aborigen estos

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AGI, Charcas, 34, Cartas y expedientes de Cabildos seculares, Pedimento del Cabildo de Nuestra Señora de Talavera de Madrid al rey, 1624.83 Ibídem.84 AGI Charcas, 101, N.35/1 Expediente de confirmación de encomienda de Nuestra Señora de Talavera de Madrid a Pedro Gómez Buytrón 11-10-1617.-

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representaban un 43%85. Ubicados en tierras de encomenderos, con la obligación de dar un tributo duplicado, cobrado en trabajo por el propio dueño del repartimiento, durante un período de dos vidas, nos lleva a considerar que esta condición obstaculizaba la intención de la norma para establecer una relación indirecta, extendiendo a nuestro modo de ver la persistencia del servicio personal, en las encomiendas de Nuestra Señora de Talavera de Madrid. En cuanto a la segunda condición generada con el traslado, pudimos apreciar su continuidad en el tiempo. Hacia 1613 se levanta una información a pedido del Cabildo86, donde se muestra una situación de extrema pobreza agravada por la existencia de escasos indios de tasa en la jurisdicción, hecho que les impedía terminar de poblarla y de construir los edificios, con el agravante de que los encomendados no tenían capacidad para pagarla. En el interrogatorio aparecen dos planteos bien definidos, por un lado que el traslado había sido efectuado contrariando la voluntad de muchos vecinos, y por otro dejaban constancia de los inconvenientes que acarrearon las Ordenanzas al dejarlos “libres”, al exigirles la organización en pueblos y al cobro de la tasa. A sólo tres años de instalada la ciudad se declaraba que existían cuarenta y ocho vecindades, “las demás de ellas tan tenues y de pocos indios que hay muchas que no llegan a ocho o diez indios y otras no llegan a veinte y no hay tres que lleguen a setenta ni cuatro de a treinta”87, con un total de 1000 indios y de ellos quinientos a seiscientos de tasa. Los planteos resultan llamativos si se comparan con los datos iniciales y aún más cuando se comprueba que tres de los nueve que suscribían fueron encomenderos que concentraban un tercio de los aborígenes declarados, Bartolomé de la Cámara (80 indios), Francisco Mexía Mirabal (140 indios) y Andrés García (100 indios). El sistema de las dos Repúblicas, la de españoles y la de indios, instalado por las Ordenanzas, pretendía que a partir de la separación territorial, de la constitución de sistemas de gobierno para cada una y de tasar el tributo, se cortara la cadena de explotación organizada bajo la forma de servicio personal. Creemos, por los que señalan las fuentes, que en Talavera de Madrid de Esteco, los encomenderos favorecidos con la distribución dada al momento del traslado desplegaron una primera estrategia: no organizar a sus encomendados en pueblos de indios, manteniéndolos en sus estancias y chacras. Entre los argumentos que respaldaban tal desobediencia aparece el hecho de que al ser tan escasos en número no se podían formar pueblos, tornándose necesario que permanezcan dentro de las tierras de los vecinos: II. Ítem si saben que los indios que hay en la jurisdicción de esta ciudad de tasa serán de quinientos a seiscientos y los mas de ellos por no poder sustentar pueblo y ser tan pocos están reducidos en chácaras de pan sembrar y en estancias de ganados mayor e menor y de muchos años a esta parte están asimentados en ellas con mujeres e hijos sin conocer pueblos e

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Consideramos que ese porcentaje sería mayor si contáramos con los datos de la Villa, semejantes a los que disponemos para Talavera. 86 Información hecha a pedimento del Cabildo Justicia y Regimiento de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid-07-02-1613, en Roberto Levillier, Nueva crónica de la conquista del Tucumán, Vol. 3, Nosotros, Bs. As. 1931, pp. 370-384.87 Ibídem pp. 373.-

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caciques por que han nacido y criándose en las dichas chácaras y estancias y allí los visitó y empadronó el dicho oidor visitador.88

Aclaraban que si formaban pueblos en espacios diferentes a los de las estancias y chacras, esos centros que eran los únicos que generaban ganancias desaparecerían al quedar sin mano de obra y por consiguiente la ciudad se iba a despoblar. El hecho de centrar allí las poblaciones, llevaba en sí mismo la ventaja de poder controlarlos, planteando en relación a la tasa que por el poco trabajo que tenían en ellas sería suficiente con darles doctrina, curarlos, alimentarlos y vestirlos, argumentos utilizados en el período de vigencia de las Ordenanzas de Abreu. Una década después, la documentación refleja una baja pronunciada en la población aborigen a la par que los repartimientos continuaron ubicados en tierras de encomenderos, sin asumir la forma de pueblos; en el octavo ítem del pedimento que hace el Cabildo de Talavera al Rey en 1624 se afirmaba que:

(…) la Ciudad que no tiene 400 indios de tasa, los más de ellos de veinte y treinta años, a esta parte no reconocen pueblos, ni caciques, ni otra reducción que las estancias de ganados y tierras de sementeras a que llaman chacras, suplican a su majestad les haga merced que estos indios queden perpetuados en dichas estancias y chácaras y pasen a los sucesores y descendientes de los encomenderos que los poseen conforme a derecho y se cumpla con darles doctrina y cura en sus enfermedades (…)89

Lo que haría más comprensible este último pedido de los vecinos sería considerar un problema originado en la disposición particular de los indios por el traslado. Tierras y aborígenes fueron mercedes con calidades diferentes, las primeras pasaban a sus sucesores, mientras que las encomiendas se usufructuaban en dos vidas, para luego quedar “en cabeza de su majestad” y ser otorgadas en nuevas mercedes; es posible que por esto se hayan generado conflictos entre los poseedores de las tierras y los nuevos encomenderos. La estrategia de no organizarlos en pueblos habría permitido que el servicio personal siga vigente, respaldados por el discurso referido a la idiosincrasia de esta gente “de muy diferente capacidad y razón que la del Perú y que no la tiene para ser tasada ni pagar tasa”90, con esto la relación directa continuaba sobre todo porque se les permitía conmutar el pago del tributo en días de trabajo, el que era entregado directamente al encomendero.91

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Ibídem.AGI, CHARCAS, 34- Pedimento del Cabildo secular de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid o Esteco- 1624. El remarcado es nuestro.90 - Información hecha a pedimento del Cabildo, Justicia y Regimiento de la Ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid- 07/02/1613- En Levillier, Roberto, Nueva crónica de la conquista del Tucumán, Vol.3, Nosotros, Bs. As. 1931, pp. 372.91 Palomeque, Silvia, “El mundo indígena. Siglos XVI-XVIII” en Tandeter, E. (Comp.), Nueva Historia Argentina- La sociedad colonial, Tomo II, Sudamericana, Bs. As. 2000.89

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Conclusiones

Teniendo en cuenta las condiciones generadas con el traslado y fusión de Talavera y la Villa, en Nuestra Señora de Talavera de Madrid, referidas a la permanencia de los grupos encomendados en las tierras de encomenderos, sin ser organizados en pueblos y al usufructo de las modificaciones de las normas por aquellos que tenían sus repartimientos en primera vida, y que representaban el 43% de la población total aborigen, nos lleva a considerarlas como dos factores que habrían tenido una incidencia negativa, al momento de implantar el sistema de dominación indirecta establecido por las Ordenanzas de Alfaro. La disminución de aborígenes significó para Talavera de Madrid el menoscabo de su riqueza, la pérdida de encomiendas y el éxodo de muchos vecinos que abandonaron la ciudad, mientras que otros solicitaban el traslado al Valle de Choromoros92, una zona donde fuera más redituable la empresa de sostener la conquista por las armas. La falta de aborígenes, sumado al constante asedio de los chaqueños, marcaron la pobreza irremediable de Esteco, que en la segunda mitad del siglo reconocía solamente al Pueblo de Biosmep ubicado en la estancia de Metán, con cinco indios tributarios, al que se intentó mantener con la agregación de los acalianes, desnaturalizados del valle Calchaquí en 1665, y la de los tobas luego de la campaña al Chaco hacia 167393 y la encomienda de los isistinés ubicados en la estancia de La Palata de posesión de Manuel de Toranzos.94 Cabe preguntarse si fueron las agregaciones el motivo por las que estas encomiendas se mantuvieron hasta principios del S.XVIII, si hubo un cambio en la relación entre encomendero y aborigen o si la organización en pueblo de indios contribuyó a su permanencia. Lo cierto es que más allá de estos casos, por el momento únicos, los lules que se habían internado en el Chaco durante el siglo XVII y luego del terremoto de 1692, se organizaron tardíamente bajo la forma de pueblos, con las reducciones jesuíticas asentadas a la vera del Pasaje- Balbuena, en la segunda década del XVIII.-

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AGI Charcas, 23, R.7, N.72 Expediente de traslado de la ciudad de Talavera al Valle de Choromoros.AGI Charcas, 103, N.14 Expediente de confirmación de encomienda en Nuestra Señora de Talavera al capitán, Juan de Solórzano. 11-07-1676.94 ANB EC Nº26 1694 Visita del Oidor Antonio Martínez Luján de Vargas a las encomiendas de la ciudad de Tucumán.93

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