La paradoja democrática (REIS Nº108. CRÍTICA DE LIBROS)

La Paradoja democrática es la compilación de un conjunto de ensayos pu- blicados entre 1995-2000. En este sentido, no es un texto que sirva para analizar en ...
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cesarios— como para que se queden fuera de

veces estropear la ficción y estropear la histo-

un libro que se ocupa de estos temas.

ria como ejercicio intelectual. Pedro GonzálezTrevijano ha realizado un esmerado clásico

De la misma manera, resulta un tanto frustran-

moderno, y eso, para los tiempos que corren,

te para el lector interesado que, después de re-

es una espléndida noticia cultural.

correr disciplinadamente estas diez espléndidas y profundas estampas biográficas (que

Luis Enrique ALONSO

siempre tienen el problema de elección y selección frente a otras y que siempre van a ser insuficientes por definición), no se desarrolle un intento de síntesis, sistematización o con-

Chantal Mouffe

clusión general de un recorrido tan amplio pero también tan diverso y lejano entre sus extre-

La paradoja democrática

mos temporales. Si bien es cierto que el mosaico que ofrece la obra acaba encajando como

(Barcelona, Gedisa, 2003)

un puzzle virtuoso, donde la impresión final de la lectura es que el producto intelectual es mucho más profundo que la suma lineal de sus

LA REIVINDICACIÓN DEL CONFLICTO

partes consideradas aisladamente, también ocurre que al lector le habría gustado encon-

Chantal Mouffe (1943), de origen belga, ha de-

trarse con una recopilación final de tanta suge-

sarrollado la mayor parte de su carrera investi-

rencia y buen hacer para agarrar con más se-

gadora en EE.UU. y Francia y, actualmente, for-

guridad el sentido final de la obra.

ma parte del Centro para el Estudio de la Democracia de la Universidad de Westminster.

Pero estas mínimas objeciones seguramente

Siempre cercana a la teoría marxista, durante

vienen antes producidas por el ansia de conti-

los años sesenta participó activamente en el

nuar la lectura de alguien gozosa y literalmente

movimiento estudiantil y, a lo largo de toda su

sumergido en tantas ideas, imágenes, vidas y

obra, el compromiso político con la izquierda

poderes que de las insuficiencias mismas de la

es una constante. La Paradoja democrática es

obra, que, como ha quedado dicho, presenta

la compilación de un conjunto de ensayos pu-

unos planteamientos de una riqueza y una soli-

blicados entre 1995-2000. En este sentido, no

dez que rondan lo monumental. Fascinante via-

es un texto que sirva para analizar en profundi-

je a la historia del poder, hecho con línea clara,

dad el pensamiento de Mouffe; para ello hay

pulso firme y seguridad en el género que se

que acudir a Hegemonía y estrategia socialista

practica, justamente hoy donde todos los géne-

(con E. Laclau, Siglo XXI, 1987) y El retorno de

ros se confunden, las disciplinas se reblande-

lo político (Paidós, 1999). Sin embargo, lo que

cen (muchas veces en demasía) y, con una

sí permite esta obra es acercarse a sus ideas

cierta complacencia postmoderna, la ficción se

clave y, desde esta óptica, constituye un esti-

adueña de la narración histórica hasta muchas

mulante punto de partida.

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La tesis central de Mouffe es que el pluralismo

que existan límites, fronteras, líneas de división

y el conflicto son lo específico de la democra-

que permitan construir una identidad colectiva;

cia moderna. A partir de aquí construye todo su

identidad que resulta imprescindible para toda

argumento. Para ello, lo primero es diferenciar

asociación política.

entre «la política» y «lo político». La verdadera naturaleza de lo político es el conflicto, el po-

La identidad siempre se construye a través de

der, el antagonismo inherente a todas las rela-

la diferenciación entre un ellos y un nosotros;

ciones humanas; un antagonismo que puede

es un juego de inclusión-exclusión que deter-

adoptar formas diversas pero que nunca puede

mina quién pertenece al grupo. La constitución

erradicarse. La política, por su parte, es ese

de la comunidad política requiere unidad y una

conjunto de prácticas e instituciones orienta-

cierta homogeneidad (comunalidad), mas exis-

das a establecer un cierto orden que permita la

ten diferentes formas de unidad, de constituir

coexistencia humana en «condiciones que son

ese «nosotros». Desde una perspectiva post-

siempre potencialmente conflictivas porque se

modernista y antiesencialista, en la que Mouffe

ven afectadas por la dimensión de lo político»

se inscribe, la diferenciación entre «ellos» y

(p. 114).

«nosotros» no es el reconocimiento de algo preexistente, no cabe ya ningún tipo de sustan-

Conflicto, poder y antagonismo que son conse-

tividad, no hay una esencia dada que sea «no-

cuencia del carácter pluralista de la sociedad

sotros» y otra que sea «ellos». La identidad es

moderna, en la que ya no existe una idea sus-

una construcción política a la que Mouffe se re-

tantiva común de la vida buena. Aún más, este

fiere como proceso permanentemente abierto.

pluralismo de valores propio de la modernidad

En esta medida, el poder no es una relación

no es algo que haya simplemente que aceptar

entre dos entidades previamente constituidas,

y tratar de mitigar o reducir a través de la políti-

sino un elemento constituyente de la identidad.

ca, sino que es un principio constitutivo de la

En suma, pluralismo, diferencia y antagonismo

democracia moderna y, como tal, debe ser

son los elementos fundamentales de su pro-

considerado como «principio axiológico». Fren-

puesta de democracia radical, plural y agonísti-

te a la pretensión ilustrada, racional y liberal de

ca. El poder, el conflicto y la división son princi-

homogeneidad y unanimidad, Mouffe reclama

pios constitutivos de lo social y, por tanto, no se

la valoración de la diferencia.

trata de eliminarlos, sino de constituir formas de poder más compatibles con los valores de-

Ahora bien, esto no significa ni relativismo ni

mocráticos.

pluralismo extremo. No es relativismo porque no implica que todas las formas de organizar la

Desde esta óptica, el objetivo de la política de-

sociedad sean válidas, sino que existen diver-

mocrática es transformar el antagonismo en

sas formas legítimas de hacerlo y el juicio polí-

agonismo, el enemigo en adversario. El agonis-

tico sigue siendo relevante para diferenciar las

mo es una forma de antagonismo, de enfrenta-

justas de las injustas (p. 77). Tampoco es plura-

miento, no entre enemigos cuyo objetivo es

lismo extremo pues reconoce la necesidad de

destruirse, sino entre adversarios («enemigos 261

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amistosos») que comparten un marco simbólico

Mouffe, la lealtad tiene que ver con la constitu-

común pero que pretenden organizarlo de forma

ción de prácticas que creen ciudadanos demo-

diferente. «Nosotros» y «ellos» compartimos los

cráticos, que fomenten la identificación con los

principios ético-políticos de la democracia libe-

valores democráticos; es una cuestión de for-

ral: básicamente, libertad e igualdad; aunque

mas de vida compartidas en las que las pasio-

discrepamos en lo que se refiere a su significa-

nes y los afectos desempeñan un papel funda-

do y a su puesta en práctica. Es posible, no obs-

mental. La democracia no necesita una teoría

tante, alcanzar compromisos, de hecho es parte

de la verdad (de validez universal e incondicio-

inseparable de la política, pero siempre serán

nal), sino prácticas orientadas a persuadir a la

provisionales, «un respiro temporal en una con-

gente para que amplíe su compromiso con los

frontación que no cesa» (p. 115).

demás y construya una comunidad más incluyente. El problema es que no añade mucho

La política radical que Mouffe reivindica de lo

más a este respecto. Se limita a señalar que el

que trata es de cómo crear unidad en un con-

acuerdo se consigue a partir de la participación

texto de conflicto y diversidad. Para ello es ne-

en lo común y que la forma de generar lealtad

cesario establecer canales e instituciones para

e identificación con los valores democráticos

la expresión de las pasiones colectivas en

es precisamente la existencia de esas formas

cuestiones que hagan posible una identifica-

contendientes de identificación ciudadana, es

ción suficiente pero que construyan al otro

decir, la existencia de diferentes posiciones po-

como adversario. La tarea de la política demo-

líticas que permitan la formación de identi-

crática es movilizar (no eliminar) esas pasiones

dades colectivas. Pero ésa era la forma de ca-

hacia los objetivos democráticos. La confronta-

nalizar democráticamente el conflicto, de trans-

ción agonística no constituye una amenaza

formar el antagonismo en agonismo. En

para la democracia, sino su propia posibilidad

definitiva, parece que la existencia de formas

de existencia. Para que la democracia funcione

de vida compartidas que permiten alcanzar

adecuadamente es necesario que existan dife-

acuerdos, que constituyen ese marco simbóli-

rentes posiciones políticas, «formas conten-

co compartido, son, al tiempo, el objetivo de la

dientes de identificación ciudadana». Si el con-

política agonística y su condición de posibili-

flicto, la diversidad y, en definitiva, la construc-

dad.

ción de las identidades colectivas se eliminan de la esfera de lo público, existe el peligro de

En cada uno de los ensayos que componen

que esas identidades y pasiones colectivas se

este texto pueden encontrarse la mayor parte

desarrollen en torno a cuestiones tales como la

de las ideas principales de Mouffe aunque de-

religión, la etnia o la lengua; es decir, al mar-

sarrolladas de modo desigual. El capítulo 1 ver-

gen de los cauces democráticos.

sa básicamente sobre la relación entre democracia, pluralismo, poder y antagonismo. En el

Por supuesto, la democracia requiere un cierto

capítulo 2, a través de la obra de C. Schmitt, se

consenso y lealtad a sus valores; ése es el

ocupa del tema de la identidad y de la constitu-

marco que comparten los adversarios. Para

ción de la comunidad política. A continuación,

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capítulo 3, retoma la obra del último Wittgen-

la democracia deliberativa se presenta como

stein para abordar la cuestión de cómo es posi-

alternativa. En varias ocasiones, Mouffe vincu-

ble alcanzar acuerdos y de qué tipo. Su pro-

la liberalismo y deliberación, lo que en parte

puesta teórica aparece más ampliamente de-

supone negar la propia esencia de la delibera-

sarrollada en el capítulo 4 a partir del análisis

ción. Por supuesto, es posible una interpreta-

del modelo deliberativo de democracia y de lo

ción liberal de la perspectiva deliberativa, de

que Mouffe entiende que son sus principales

hecho es lo que hace Rawls, y desde ahí po-

deficiencias. Las implicaciones políticas de su

dría aceptarse su argumentación. Pero cuando

teoría se recogen en el capítulo 5, que se cen-

Mouffe habla de la deliberación no se refiere

tra en la crítica a la «tercera vía» de Blair y

únicamente a Rawls, sino también a Habermas,

Clinton y su búsqueda del consenso de centro.

como dos corrientes diferentes, y no es fácil decir que Habermas abogue por un modelo liberal

Uno de los elementos más confusos de todo el

(menos aún en el caso de Joshua Cohen, a

libro es el papel que juega la democracia deli-

quien Mouffe sitúa como seguidor de Rawls)*.

berativa en el esquema teórico de Mouffe; o

Asimismo, señala que el objetivo de estas teo-

planteado de otro modo: ¿contra quién pelea?

rías no es superar el liberalismo, sino recupe-

La autora comienza señalando que su objeto

rar su dimisión normativa. Tampoco su pro-

de crítica es el modelo dominante de democra-

puesta lo pretende; de hecho, es precisamente

cia para acto seguido concretarlo en la demo-

el liberalismo (en esencia, libertades y dere-

cracia deliberativa (en el plano teórico) y en las

chos individuales, imperio de la ley y separa-

políticas de consenso y la tercera vía (en el po-

ción de poderes) ese marco compartido en el

lítico). Sin embargo, hay varias razones por las

que tiene lugar la confrontación agonística.

que se hace difícil estar de acuerdo con este

Mas, al tiempo, considera que los problemas

planteamiento.

de la actual teoría de la democracia con respecto a la ciudadanía residen en su concep-

La teoría política dominante es, sigue siendo,

ción del individuo como anterior a la sociedad,

el modelo liberal-representantivo, frente al cual

portador de derechos naturales y con dos úni-

* Félix Ovejero diferencia cuatro tipos ideales de democracia como resultado de combinar dos dimensiones: participación vs. representación y deliberación vs. negociación. Esos tipos ideales son: democracia asamblearia (negociación y participación), democracia liberal pura (negociación y representación), democracia republicana (deliberación y participación) y democracia liberal mixta (deliberación y representación). En este último tipo puede situarse la propuesta de Rawls. Por el contrario, Habermas y Cohen ofrecen visiones participativas de la deliberación, aunque no pueden considerarse en sentido estricto autores republicanos. F. Ovejero, La libertad inhóspita, Barcelona, Paidós, 2002. Para un análisis detallado de la teoría de Habermas y Cohen puede verse C. Sancho, «Un modelo diferente de democracia: la democracia deliberativa. Una aproximación a los modelos de J. Cohen y J. Habermas», Revista de Estudios Políticos, n.º 122, oct.-dic. 2003, pp. 201-232.

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cas posibilidades: ser agentes que buscan opti-

exclusión, una solución definitiva al problema

mizar su felicidad o ser sujetos racionales; en

del antagonismo mediante la delimitación de

todo caso, dirá Mouffe, una concepción del ser

un ámbito (la esfera política) que no está sujeto

al margen de las relaciones sociales y de po-

al pluralismo de los valores. Sin embargo, esta

der, de la cultura, del contexto socioeconómico,

solución lo único que consigue, dirá Mouffe, es

etc. (p. 109) ¿Qué es esto sino la concepción

eliminar la posibilidad de la lucha entre adver-

clásica del individualismo liberal?

sarios e impedir que las pasiones y las identidades cristalicen en las formas democráticas

En el plano político, el equivalente de la teoría

apropiadas. Alcanzar acuerdos que todos pue-

deliberativa es «la tercera vía» o las políticas

dan aceptar o políticas que sean beneficiosas

de centro. Según Mouffe, su defecto principal

para todos es, para nuestra autora, no sólo im-

estriba en que pretenden concebir la vida de-

posible empíricamente, porque las personas

mocrática como permanente diálogo a través

sean egoístas o incapaces de ponerse de

del cual es posible superar el «modelo del ad-

acuerdo, sino también conceptualmente, por-

versario» y encontrar soluciones que puedan

que son planteamientos que obvian el conflicto,

satisfacer a todos; se eliminan las relaciones

el poder y el antagonismo o pretenden que

de poder y se reducen a conflictos de intereses

puede ser eliminado.

que el diálogo permite armonizar. Este tipo de políticas consideran que la tradicional división

Carmen SANCHO

entre izquierda y derecha ya no es relevante pues no existe división social. Cuando, desde la perspectiva del Pluralismo Agonísitico, es precisamente esa oposición entre izquierda y

Domingo Comas (Coord.) et al.

derecha lo que da forma e institucionaliza el conflicto legítimo, porque permite la creación de identidades colectivas en torno a posiciones claramente diferenciadas y elegir entre verda-

Jóvenes y estilos de vida. Valores y riesgos en los jóvenes urbanos

deras alternativas. (Madrid, Injuve, 2003)

Más allá de que este tipo de políticas que no dejan de basarse en el modelo liberal-representantivo puedan equipararse a la concepción

El concepto «estilo de vida» se ha desarrolla-

deliberativa de la democracia, la crítica de

do en diversas disciplinas de las Ciencias So-

Mouffe es la misma y radica en la idea de con-

ciales como la Sociología, la Psicología y la

senso que propugnan. La democracia liberal

Antropología. Éstas, en su acercamiento a la

evita u oculta el conflicto bajo la pretensión de

relación individuo/sociedad, han buscado he-

neutralidad procedimental; la deliberativa lo

rramientas conceptuales que ayuden a com-

hace a través de la racionalidad. En ambos ca-

prender básicamente cómo la cultura se inte-

sos, el objetivo es alcanzar un consenso sin

gra en la persona y ésta la transforma en ac-

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