La Movida

Entre los rockers, seguidores de grupos como La Frontera o Loquillo (además del. Rock & Roll clásico y los grupos ya asentados en América), eran habituales ...
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Abstract: La Movida Madrileña es un movimiento contracultural acontecido en la década de los 80 que simboliza el reflejo de los cambios sociales que tuvieron lugar en España durante la transición a la democracia. Concretamente, la Movida representará la plasmación de algunas de las nuevas libertades que adquirirá el pueblo español a través de las expresiones artísticas (música, arte, cine, literatura…). Este nuevo movimiento cultural será generador de una identidad propia y marcará a una generación por completo, especialmente en las grandes ciudades. La nueva sociedad española tenía como antecedentes una dictadura y se adentraba en la apertura al mundo, las influencias exteriores, la necesidad de rebelarse y de construir un nuevo país. Este fenómeno social experimentará varias etapas que se analizarán aquí, como no podría ser de otra forma, a través de la historia y de las canciones. La influencia de La Movida en la actualidad es innegable por ser el reflejo de la evolución de una sociedad. En 1975 se inicia un proceso de transición política, social y cultural en España sin precedentes por la caída de la dictadura, un hecho con el que las libertades de la población empezaban a vislumbrarse en un país sometido durante 36 años. Innegablemente, fue un momento de luz y oscuridad dentro de nuestra historia que aún esconde secretos.

Keywords: Movida Madrileña, Arte, Cultura, Democracia, Dictadura, Drogas Expresión, España, Franquismo, Generación, Historia España, Identidad, Libertad, Madrid, Movida Madrileña, Música, New Wave, Revolución, Transición, 80s.

 

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Españoles, Franco ha muerto: Desde 1939, la población española se verá encadenada a la dictadura de Francisco Franco Bahamonte, que impondrá un sistema fascista basado en la represión de derechos y libertades y en la política del miedo. La Falange Española Tradicionalista y de las JONS, único partido existente, determinará el futuro del país a voluntad del dictador. Entre las prácticas habituales de la dictadura franquista se encontraban la censura previa, la inexistencia de libertad de expresión, la represión, el uso de la fuerza, el fusilamiento, etc. La dictadura sometía a la totalidad de la población a través del miedo y la fuerza implantando así un único modelo de pensamiento que unificaba a la población a la luz del fascismo y el cristianismo. “Españoles, Franco ha muerto”, así anunciaba Arias Navarro el fin del dictador el 20 de noviembre de 1975, fecha en que España iniciará el difícil e ilusionante camino hacia la democracia: las presiones de ETA, el GRAPO y la ultraderecha, unidas a la necesidad de abrirse al contexto internacional serán los principales obstáculos que dirigentes como Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Felipe González o el propio monarca de España, Don Juan Carlos I, tendrán que afrontar. Sin embargo, el auténtico motor de la transición será el compromiso de la sociedad española con la libertad. Madrid, una ciudad que hasta la muerte de Franco estaba perdida y frustrada pese a ser la capital de España, se convertirá en el centro de la energía simbólica y práctica de un país ansioso de libertad. Era el momento de cambiar las normas establecidas y el modelo de sociedad existente; y La Movida Madrileña será el reflejo de esta revolución.

Verdugos fuera de las trincheras: Uno de los métodos de represión más castrantes del franquismo fue la censura previa, que, como indica el periodista Xavier Valiño, reconocido por sus estudios en este campo y autor del libro Veneno en Dosis Camufladas, tenía como objetivo “acabar con las referencias sexuales, anti-religiosas, amorales, sociales y políticas que confrontaran con el puritanismo español y el respeto a la Patria y a sus ideales.” El caso musical no fue una excepción y, pese a que esta censura estuvo presente durante toda la dictadura, no fue hasta mediados de la década de los sesenta cuando esta estructura distintiva de la vasta represión franquista se hizo mucho más férrea (pese a que la ‘bancada aperturista’ del franquismo estaba empezando a tomar un papel relevante), a causa de la entrada de la música pop, ye-yé y rock y al incremento de la compra de LP por parte de los jóvenes. La música anglosajona que llegaba a nuestro país se caracterizaba por ser arbitraria y difusa, debido al desconocimiento de dicha lengua por parte de los censores. En el caso de la música española, el proceso era doble: primero se hacía una revisión de la portada y contraportada del LP y de las letras de las canciones que este contenía y, si esta era superada, la maqueta llegaba a manos de la Dirección General de Radiodifusión y Televisión, donde se comprobaba si era adecuada para emitirla en radio. Esto hacía que muchas canciones pudieran ser publicadas, pero carecieran de la necesaria difusión que permitía su conocimiento popular. Grupos tan icónicos y ejemplares en la etapa franquista como Los Brincos sufrieron esta represión por publicar portadas en las que posaban desnudos de cintura para arriba. Artistas internacionales como Lou Reed o The Rolling Stones también tendrían que someterse a la  

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censura dentro de nuestras fronteras. En ocasiones, se realizaban ‘modificaciones’ sobre el diseño original del LP, como fue el caso de la portada de Sticky fingers (The Rolling Stones), que pasó de un pantalón con la cremallera abierta a unos dedos ensangrentados. Por otra parte, canciones como Heroin (Lou Reed) no serían publicadas en España hasta el fin de la dictadura. Esto generaba que músicos, directores, escritores y artistas en general tuvieran que buscar vías alternativas para poder ‘sacar a la luz’ sus creaciones. Casos como el de la película Bienvenido Mr. Marshall en la que, tras un velo cómico, se presentaba la sociedad de la época, el atraso y la penuria; o el de canciones como las de Burning, publicadas por primera vez en 1974, con frases traducidas por el propio músico como Estoy quemao´ (refiriéndose a ese período), han llegado a nuestros días como rebeldías predecesoras a esta Movida. Otro ejemplo reseñable que superó la censura sería el icónico tema de Joan Manuel Serrat Para la libertad.

Un país que empieza a soñar: Los protagonistas de La Movida fueron especialmente reacios y contrarios a las etiquetas, motivo por el cual establecer una definición puede convertirse en algo complejo. Nos tomaremos la licencia de entender este movimiento como un fenómeno social y contracultural surgido a principios de los ochenta y que supondrá un punto de inflexión en plena transición democrática, ya que permitió a los españoles acabar definitivamente con todo lo que había reprimido a la sociedad durante la dictadura franquista e iniciar un nuevo camino repleto de cambios. En esencia, tal y como indica Héctor Fouce Rodríguez (Universidad Complutense de Madrid) en su tesis El Futuro Ya Está Aquí: Música Pop y Cambio Cultural en España. Madrid 1978 – 1985, “el establecimiento de la Movida Madrileña como etiqueta identificable se produce desde que Fernando Márquez editase su libro ‘Música Moderna’ en 1981, y un año después Paco Martín editase ‘La Movida’. […] A lo que se suma el incremento de programación musical en radios y televisiones”. Sin embargo, el autor reconoce que los rostros de la época “desconfían del término puesto que, aunque causaba un gran impacto publicitario, también simbolizaba una apropiación de aquel ambiente por parte de fuerzas externas”. Con todo, estaba despertando de su letargo una generación ansiosa por expresarse al fin en una España que comenzaba a recuperar su voz e identidad, con la intención de construir su propio futuro. Desde ese momento, Madrid se convertirá en punto de reunión para todos los talentos que, con sus canciones, pondrán banda sonora al cambio. La musical es, sin duda, la manifestación artística que mejor representa La Movida, puesto que propagará el espíritu de la misma por otras ciudades de la península. Y es que la transición española será un proceso a contrarreloj que debería construir un nuevo paradigma social a partir de la nada. La adquisición de libertades será progresiva; por ejemplo, los últimos presos por homosexualidad serán liberados en 1979 y el divorcio no se considerará legal hasta 1981.

 

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El punto de inflexión: Ya en los últimos años del franquismo se venía gestando en la capital un caldo de cultivo que dejaba intuir la sed de libertad de la sociedad española; pero será con la muerte del dictador cuando la represión de las expresiones artísticas llegue a su fin. Así, desde 1975, por influencia de la New Wave británica, nacerá la llamada ‘nueva ola’ madrileña que, criada en el underground, estaba formada por alguno grupos punk como La Banda Trapera del Río o Kaka De Luxe. Eran canciones sucias, que expresaban en sus letras ruptura de cadenas, pasotismo político y rebeldía; unas líneas generales que inspirarán a todo el punk español posterior. Pese a ello, se ha establecido un punto de inflexión, una fecha histórica en que La Movida Madrileña dará comienzo oficialmente. Periodistas como Santiago Alcanda (RNE-3) definen este momento como “la desgracia que sembró la magia”. El día de fin de año de 1979, José Enrique Cano Leal, ‘Canito’, sufrirá un accidente de tráfico en la carretera Nacional 5, a la altura de La Navata por el cual quedará en coma para fallecer dos días más tarde. ‘Canito’ había aprendido a trastear la guitarra desde muy temprana edad, cuando estableció una estrecha relación de amistad con dos de los hermanos Urquijo: Javier y Enrique, con quienes pronto decidiría formar una banda: Tos (posteriormente Los Secretos (Secre-tos)). Poco a poco, intentaron hacerse un pequeño hueco en el panorama madrileño, aunque sin mucho éxito debido al auge del punk en detrimento del rock. Sin embargo, el fallecimiento del batería de Tos conmocionó enormemente a todos los grupos emergentes, motivo por el cual se organizará un concierto homenaje en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid, que tendrá lugar el 9 de febrero de 1980. Este evento, en el que participaron Tos, Nacha Pop, Alaska y los Pegamoides, Mamá, Paraíso, Mermelada, Mario Tenia y Los Solitarios, Trastos y Los Bólidos, marcará un antes y un después, como indica Nacho García Vega (Nacha Pop) en el documental Frenesí en la Gran Ciudad (RTVE) “en lo referente a la asistencia de público masivo”. A esto, José Vegas, programador cultural de la Escuela de Caminos por aquel entonces, añade en el mismo reportaje que “antes del homenaje a ‘Canito’ había grupos y conciertos. Es cierto que marcó una fecha, pero La Movida había empezado ya y estaba en efervescencia antes del homenaje”. El concierto fue retransmitido en directo por Televisión Española, algo decisivo a la hora de convertir un fenómeno más o menos local en algo de dimensiones nacionales. Álvaro Urquijo (Tos – Los Secretos) afirmará en el artículo “Se cumplen 30 años del homenaje a Canito, el germen de La Movida Madrileña” (RTVE) que el homenaje “fue el germen de La Movida porque en aquella época era muy difícil tocar, no había la facilidad de ahora para darse a conocer y la casualidad hizo que gracias a esta desgracia nos juntáramos y saliéramos en una plataforma en la que todo el mundo nos pudiera ver. Ahí empezamos a hacer ruido”. Unos meses después, gran parte de estas bandas acapararían el interés de las radios nacionales, especialmente RNE-3, principal impulsora de La Movida por apostar por bandas emergentes a través de programas especialmente dedicados a la difusión de maquetas. Como se recoge en el artículo dedicado a ‘Canito’ de RTVE: “España estaba cambiando y también lo hacía su juventud, harta de prejuicios y con ganas de mirar hacia el futuro.” Diego Manrique (ex director de Popgrama (TVE)) añadiría que se trataba de una generación “que no estaba traumatizada por el franquismo. Mientras los cantautores y los rockeros de barrio lo habían pasado mal, estos [los grupos emergentes de La Movida] eran de

 

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clase media o media alta, que se habían creído realmente que la democracia había llegado y había que disfrutar de las libertades. Este es el espíritu que alienta toda La Movida” que, desde esa noche en la Escuela de Caminos, se constituye como la revolución musical española más importante de los últimos años.

La Identidad de la Movida La Real Academia Española de la Lengua define el término ‘identidad’ como el “conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”; a lo que añade en una tercera acepción que es la “conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás”. De forma clara, La Movida Madrileña constituyó un elemento generador de identidad propia que se expresó, principalmente, en una nueva forma de pensar, la expresión artística como método de comunicación fundamental y la creación de una estética nueva para determinados grupos sociales. Los 80s significaron la segregación de varias agrupaciones (definidas, entre otras cosas, por el estilo de música que preferían) pero que se daban la mano en una concepción unitaria de los cambios que estaban protagonizando.

Queridos camaradas: En relación a esto, el Dossier para una Educación Intercultural (extraído de la publicación pedagógica Vivre Ensemble Autrement (octubre 2012), perteneciente a la campaña de Educación para el Desarrollo ‘Annoncer la Colour’ (Secretaría de Estado para la Cooperación al Desarrollo de Bélgica)), añade que “la identidad constituye un sistema de valores que permite afrontar situaciones, actuando como un filtro que ayuda a decodificar y comprender la información”. Los rasgos propios de la sociedad de La Movida responden precisamente a esto: se estaba produciendo un momento de cambio caracterizado por una gran inestabilidad, por lo que la inmensa mayoría de la población se unirá para hacerle frente. Es decir, aunque dentro del propio movimiento coexistiesen grupos muy diferenciados, todos ellos coincidían en la exaltación de la libertad y el progreso hacia la democracia (incluso pese a la aptitud apolítica de algunos de ellos). Uno de los rasgos fundamentales que definen la creación de una identidad es la conciencia individual de uno mismo como parte de un grupo diferenciado y la propia conciencia de grupo. Dentro del Madrid de los 80, podían distinguirse distintos subgrupos que emanaban, principalmente, de diferentes situaciones socioeconómicas y procedencias geográficas (existían grandes diferencias entre distintas zonas dentro del territorio español). De esta forma, la procedencia individual de cada sujeto podía influir directamente en el núcleo social con el que se identificaba. Es indudable que existían diferencias entre los asistentes a los conciertos de Leño y los que decidían comprar una entrada de Los Secretos; pero es cierto que desde la aparición de Kaka De Luxe con canciones como Tentación (centrada en la libertad sexual), la música se convertirá en una forma de plasmar los cambios sociales que se estaban produciendo y en una exaltación de las libertades conquistadas, algo en que todos los subgrupos sociales estaban de acuerdo.

 

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Enamorado de la moda juvenil: El aspecto estético será uno de los elementos identitarios diferenciadores entre los distintos grupos sociales que se estaban abriendo paso en el Madrid de los 80. En esencia, como indica Loreto Antón (distribuidora independiente Surco) en el documental Frenesí en la gran ciudad (RTVE): “Nos vestíamos muy distinto, no eran ganas de llamar la atención, es que era parte del sentir, era una emoción, estábamos viviendo también un proceso creativo aunque no fuéramos artistas, estábamos inventándonos nuestra vida, la que queríamos, la que veíamos en casa no nos gustaba, la España que veíamos en la tele no nos gustaba”. Pese a que en España se generará un estilo propio, las distintas agrupaciones reflejarán en su estética influencias británicas y americanas. Aunque se diferenciarán multitud de grupos sociales, resultan especialmente reseñables tres: punks, rocker y mods. Los punks, pioneros tras la muerte de Franco, se caracterizaban por los peinados engominados en punta, la ropa intencionalmente ofensiva (camisetas y pantalones rotos, medias de red, botas, puntas y remaches y accesorios como crucifijos invertidos o suásticas nazis provocadoras), además de maquillaje extravagante en ambos géneros, con lo que querían resaltar el descontento y la rebeldía ante lo establecido. Solían coser a sus chaquetas logos que destacaran su ideología anarquista, anticapitalista y antimilitarista. Con ellos se inició la moda de los piercings y los tatuajes. Greg Graffin, vocalista de la banda de punk rock Bad Religion, describía esta identidad como “la lucha constante contra el miedo de las repercusiones sociales.” Alaska reconocerá la extravagancia ocasional de la estética punk afirmando que “nos veían como a unos marcianos. Nosotros al resto de personas no porque sabíamos que los marcianos éramos nosotros”. Entre los rockers, seguidores de grupos como La Frontera o Loquillo (además del Rock & Roll clásico y los grupos ya asentados en América), eran habituales los tupés acompañados de patillas, así como una estética caracterizada por cazadoras cortas con insignias pintadas a mano, tejanos con hebillas de metal y botas camperas con punteras afiladas. Las mujeres, además, solían teñirse el pelo y utilizar vestidos con cancanes. Además de por una estética propia, los rockers se identificaban por su ideología tradicionalista (la nostalgia por el rock norteamericano de los 50 dejaba poco margen a la renovación) a la vez que rebelde, individualista y endogámica, como se describe en la publicación digital Tribus Urbanas. Destacaba también un tercer grupo, los mods, descrito por Peter Meaden (publicista y ex manager de la mítica banda The Who) como un “aforismo para ‘vida limpia en circunstancias difíciles’”. Se decantaban por el jazz y el R&B, escuchando grupos como Los Elegantes, Telegrama, Pánico Speed y Servicios a Domicilio. Era común encontrar en su estilo jerséis de pico, rebecas de punto, Levi’s a medida y faldas rectas a la altura de la rodilla. Aunque no se identificaban con ninguna ideología, eran fieles seguidores del arte (pop art), la filosofía existencialista y el cine. Es por ello que eran considerados los snobs del momento y aficionados a las trivialidades. Estos serán algunos de los desencadenantes de la eterna rivalidad entre mods y rockers, tan intensa en algunas ocasiones que llegó a causar el cierre de la sala Rock-Ola con la muerte de un rocker tras uno de sus enfrentamientos.

Maneras de vivir: El nexo entre todos los protagonistas de la movida era la actitud, que como afirma José Luis Gallero en su libro Solo se vive una vez. Esplendor y ruina de la movida madrileña (Ediciones Ardora - 1991), “podría resumirse en esta frase: ‘No me lo creo pero lo vivo a tope’ ”, a lo que añade que “la gente que salía todas las noches por el 81 y el 82 afirmaba que ‘eso de  

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La Movida era inexistente’ mientras hacía el mismo circuito un día tras otro”. Esta pauta de comportamiento tiene su origen en un carácter revulsivo frente a la represión de la que venía la sociedad española, pero a su vez se instaurará en la mentalidad colectiva de una forma casi inconsciente. En los primitivos focos culturales de esta ‘eclosión’ social, el ímpetu común por exaltar la libertad será la premisa dominante (es por ello que, como indica Gallero, en la época llegaba a mirarse las nuevas formas de socialización con incredulidad, sin que las personas apreciasen con lucidez lo que estaban viviendo), aunque finalmente se acabase exagerando este principio en detrimento de la esencia original de La Movida.

Malos tiempos para la lírica: Precisamente porque la construcción de identidad necesita del reconocimiento de los individuos dentro del grupo, el lenguaje propio suele ser un ingrediente imprescindible. Así, surgirá la “Jerga Cheli”, que Margarita De Hoyos González calificará de “variedad en el habla coloquial” en una de sus publicaciones realizadas para el Centro Virtual Cervantes. De este modo, aunque se mantiene la misma lengua, los integrantes de La Movida ‘formarán su propio lenguaje’ como elemento de identidad. La autora destaca como “el cheliparlante trata de establecer una barrera, a modo de diferenciación de otros grupos o ante la presencia de otro individuo, de quien no interesa que se entere de la conversación, aunque también puede perseguir obtener una vistosidad mayor que otra persona”. El término “cheli” sería acuñado por Francisco Umbral, autor del Diccionario Cheli que fue presentado por el exalcalde de Madrid Enrique Tierno Galván en 1983, y la Real Academia de la Lengua ya lo incluye en su diccionario como “Jerga de elementos Castizos, marginales y contraculturales”. El escritor lo define como un “argot generacional” y realizará en su obra un completo estudio sociológico sobre la implicación del cheli en la construcción de identidad, poniendo de relieve que “esta forma de expresarse viene a demostrar que la juventud actual se agrupa por afinidades generacionales, más que de tipo cultural o de clase; y que esta juventud tiende a romper los esquemas de asociación”. A colación de esto, De Hoyos detalla cómo en la “ejecución” del cheli influyen factores como “el nivel cultural, el sexo, el tono y la edad”. Entre las 262 páginas de la obra de Umbral encontramos algunos ejemplos de esta jerga que a día de hoy representan usos comunes del lenguaje: “pipa” como pistola, “caballo” como heroína, etc. Pero también destacan frases que, actualmente, pueden resultar exageradas como “Un maca entra en una discoteca […] con unas gafas de sol máximas. El maca se acerca a la barra y pide un cubata, trinca el vaso y le pasa las pelas al camareta, se acerca ‘one moment’ a un progre y le pide costo, ya que dispone de pastorra loca y el progre le dice que sí con ese careto […]”.

Pongamos que hablo de Madrid: Otro de los rasgos constitutivos de una identidad propia es la congregación en determinados sitios y lugares. En Madrid se creará un circuito de salas de conciertos que frecuentarán músicos, actores, fotógrafos, artistas, poetas, etc y que se articulará principalmente entorno a la Ciudad Universitaria y los barrios de Malasaña y Gran Vía. Así, destacan lugares emblemáticos como la sala El Sol, La Vía Láctea, El Pentagrama (al que Nacha Pop dedicará un verso en ‘Chica de Ayer’), Rock-Ola, la sala Carolina, etc. Las guitarras eléctricas irán conquistando el circuito de la noche madrileña, ya que “con la llegada de las primeras libertades de la Transición aparecerán propuestas musicales basadas en el punk, bandas de rock más castizo (como los Burning) o más contundentes (como Coz)”  

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según detalla la publicación musical Efe Eme . La mecha de La Movida llevaba encendida un tiempo, y las nuevas corrientes musicales influenciarán a toda una cantera de artistas que seguirán dinamizando las principales salas de Madrid cuando los grupos consolidados salían de la ciudad. Además, también se expandirán con rapidez bandas que se inspirarán en artistas como Jackson Browne (Los Secretos) o en el country americano de raíces (La Frontera).

Chica de Ayer: La dictadura, basada en el tradicionalismo eclesiástico y cultural, generará grandes desigualdades entre el hombre y la mujer. La figura de esta última estaba limitada a, lo que en palabras de Manuel Ortiz, profesor de Historia de la Universidad de Castilla y la Mancha, se puede resumir en que “se practicará un discurso de reclusión de la mujer en el ámbito del hogar, de sumisión frente a los padres primero y luego frente al marido, de alejamiento del trabajo extradoméstico y de los foros de vida pública”. La Transición abrirá puertas a movimientos feministas y de defensa de derechos como la igualdad o la propia soberanía popular mediante un sufragio universal. Esto hace que, aunque la costumbre sigue siendo algo a tener en cuenta, el papel de la mujer en La Movida fuera similar al de los hombres. Debemos tener en cuenta que la mujer representada por esta corriente cultural es la de alguien que prácticamente no ha vivido en el periodo franquista, que nutre su pensamiento de ideales provenientes de otros países y que tiene padres de una clase media-alta y abierta a los cambios del país. El personaje principal y representativo de la mujer en la Movida no es más que un ejemplo claro de lo expuesto anteriormente: Olvido Gara no era española, sino una niña de diez años a su llegada a España (1973) proveniente de México, hija de un republicano exiliado, que será conocida poco después como Alaska. Con unos principios completamente diferentes a los del país sometido a una dictadura, su descaro será clave en los inicios de este movimiento junto con el resto de miembros de Kaka Deluxe. Alaska representa la desenvoltura de La Movida con canciones como Pero qué público más tonto tengo (Kaka De Luxe) o, posteriormente, lo que será el himno de la época para muchos: Bailando. Su peculiar estética y personalidad provocarán multitud de críticas, sobre todo por parte de los sectores más conservadores de la población, a quienes les dedicará ¿A quién le importa?, canción que representa, sin duda, una tajante respuesta. Pese a ejemplos puntuales, no se puede hablar de una música que concretice la rebelión de la mujer, pues esta se convertirá en una participante más del movimiento: pasó de ser una fan, una receptora y acompañante a una parte fundamental del cambio social y cultural que estaba aconteciendo. La música de La Movida en este campo era ecléctica: no escuchamos canciones que hablen de una reivindicación de los derechos de la mujer, sino que estas reformas ya están incorporadas al acto de escribir, cantar o formar parte de esa música.

Cómplices de un tiempo: Iconos e himnos: Durante los primeros años de La Movida, la multiplicación del número de grupos musicales en el territorio nacional será imparable. En un principio, el punk y el rock repuntarán

 

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en los locales madrileños. Maneras de vivir (Leño), Salta! (Tequila) o Va a estallar el obús (Obús) serán la sintonía de la recién estrenada transición. A partir de este momento, la creación musical generará auténticos himnos que se consolidarán como la banda sonora de una generación. Entre ellas, destacarán Rock and Roll en la Plaza del Pueblo (Tequila) o Bienvenidos (Miguel Ríos) que representan la liberación de la música y la inquietud por compartirla; Maneras de Vivir (Leño); Devuélveme a mi chica (Hombres G); Bailando (Alaska y los Pegamoides) o las míticas Chica de Ayer (Nacha Pop) o Déjame (Los Secretos).

La identidad que compone canciones y las canciones que forman una identidad: La música de La Movida será un reflejo perfecto de la identidad social que se estaba construyendo. Entre las principales temáticas encontramos letras que van desde cuestiones más sentimentalistas hasta la provocación, la sexualidad, la liberación de la mujer o la diversión; proclamándose como el medio de exaltación de las nuevas libertades conquistadas. Consecuencia de las mismas nacerán canciones focalizadas en la desilusión, el nihilismo, las referencias a las drogas y la reivindicación política. De esta forma, encontraremos una retroalimentación entre los fenómenos que acontecían en el momento, que serán una importante fuente de inspiración artística, y la identidad que se estaba consolidando: las canciones ‘narraban’ esa identidad por basarse en ella y a su vez ayudaban a consolidarla y expandirla.

Provocando: La ansiedad por romper con lo establecido quedará patente en canciones como Don Diablo, en cuya puesta en escena Miguel Bosé hará un alarde de extravagancia totalmente rompedor (tanto a nivel lírico como estético e interpretativo); o incluso en LPs completos como No es pecado de Alaska y Dinarama que “con sus labios buscarán la profanación”. Otro de los rasgos más destacables de esta revolución cultural será la apertura hacia un modelo de sexualidad abierta. La manifestación de temas relacionados con el sexo dejará de ser tabú tanto en la prensa (especialmente en los fanzines) como en la música. Tal y como expresa José Manuel Lechado en su libro La Movida: una crónica de los 80 “se adquirirá la conciencia (ya preconizada por los viejos anarquistas de los años treinta) de que el sexo no es un pecado ni un instrumento para la reproducción: es una forma más de pasarlo bien”. A este respecto, encontramos canciones como Escuela de calor (Radio Futura), Vístete (Nacha Pop) o Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000 (Los Inhumanos), cuya primera estrofa reza: “Soy pobre y solo pude alquilar un picadero para ligar. Y cuando a alguna me quiero cepillar, en mi coche me tengo que apañar”.

Alzar la voz contra el sistema: Una mención especial merecen los temas centrados en la actualidad política del momento. Por una parte, existirán bandas que rememorarán el franquismo para criticarlo como Asfalto, que en su tema Capitán Trueno hará una analogía con el mundo del cómic afirmando “Si el Capitán Trueno pudiera venir nuestras cadenas saltarían en mil”, haciendo así una clara referencia a la represión a la que España había estado sometida durante años. Otros ejemplos claros serán Al Alba, del cantautor Luis Eduardo Aute, que narra en verso la agonía de un fusilamiento o Manuel/Raquel (Tam Tam Go!), centrada en la fuerte opresión del franquismo sobre la homosexualidad y el travestismo.  

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Al mismo tiempo, existirán canciones que representarán auténticos ‘llamamientos’ a la acción social, a la unión de grupo contra un sistema injusto. En este sentido destacarán algunos clásicos de La Movida como Queridos camaradas (Gabinete Caligari), Cruzar los brazos (Víctor Manuel), ¿Qué fue del siglo XX? (091), El imperio contraataca (Los Nikis) o En la frontera (Miguel Ríos). Esta última lanzará un mensaje certero posicionándose en contra de las políticas migratorias: “Tenemos que reaccionar, ciudadanos de la Tierra. Si queremos vida y dignidad: no más fronteras”. La vinculación entre música y reivindicación política alcanzará su cénit con el rock y el ska procedentes del País Vasco. En las letras de grupos como Kortatu puede intuirse cierto apoyo a la lucha armada de la banda terrorista ETA o, al menos, a su causa. En la misma línea se moverá la banda de rock vasco La Polla Records, que participó en campañas de conciertos puestos en marcha por Herri Batasuna como la Martxa eta Borroka, que tenían la intención de instrumentalizar el movimiento musical para la causa nacionalista. Además, en canciones como El sitio donde vivo yo se hará una referencia clara a algunos de los mensajes de la banda armada: “La prensa dice que la ETA provoca el pánico, contra mí no tienen nada porque a mí los que me mosquean son los protectores de la ley. Morralla”, detalla la tercera estrofa.

Me gusta ser una zorra: Otra de las facetas que quedará para la eternidad en los vinilos de la época será la liberación de la mujer. Así, canciones como Voy en un coche (Christina&Los Subterráneos), Las chicas son guerreras (Coz) o No controles (Olé Olé) llevarán por estandarte la transformación del papel femenino en la sociedad. Como ejemplo destacable, resalta la presentación del tema Me gusta ser una zorra del grupo de punk barcelonés Las Vulpes. La emisión de la canción en el programa de televisión Caja de Ritmos en abril de 1983 causaría un aluvión de quejas debido a su alto contenido provocativo y según el Fiscal General del Estado del momento: “representar un delito por escándalo público”. La situación se zanjó con la dimisión de Carlos Tena como director del programa y el fin Caja de Ritmos. Realmente, y como se ha explicado anteriormente, el contenido de estas canciones no se centrará tanto en reivindicaciones, sino en el enardecimiento de las nuevas libertades disponibles para el género femenino.

Corazones estrangulados, y no tanto…: La Movida también se prestará a letras más sentimentales y profundas como las escritas por Antonio Vega, El Último de la Fila, Los Secretos, La Guardia o José María Granados. Se hacen así reconocibles melodías como Una décima de segundo, Una noche de amor desesperada (Triana) o Como un burro amarrado a la puerta del baile. Pero el espíritu de la época apostará, sin duda alguna, por el carpe diem, la diversión y el disfrute, lo cual se plasmará en canciones desinhibidas y sin gran profundidad en su mensaje como Mi agüita amarilla (Toreros Muertos), Ataque preventivo de la URSS (Polansky y El Ardor) o Viaje con nosotros (La Orquesta Mondragón).

Dejarse llevar: Sin embargo, las canciones también reflejarán el otro lado de La Movida. Las drogas serán el lastre de una generación completa y marcarán a la sociedad española, ya que además

 

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de cobrarse la vida de cientos de ciudadanos españoles, generarán la aparición de zonas marginales como la Cañada Real de Madrid. El testimonio del inspector de la brigada de estupefacientes Pedro Rodríguez Nicolás en el reportaje corto El problema de las Drogas en España: Heroína y Psicotrópicos, ya en 1978 es revelador: “Se están generando focos de consumo de drogas duras […] y las nuevas formas de tomar están alcanzando a un gran número de jóvenes”. La música abordará esta temática desde dos perspectivas distintas. En primer lugar encontraremos canciones enfocadas a la adicción como Ojos de gata (Los Secretos) en el verso “¿Cómo explicar que me vuelvo vulgar a bajarme de cada escenario?” o Se dejaba llevar (Antonio Vega), en la que de forma extremadamente sutil se intuye la dedicatoria a la heroína: “Se dejaba llevar, se dejaba llevar por ti. No esperaba jamás y no espera si no es por ti. Nunca la oyes hablar, solo habla contigo y nadie más. Nada puede sufrir, que él no sepa solucionar”. En segunda instancia, otras composiciones se centrarán en la pérdida de seres queridos a causa de la adicción. Entre ellas, destacarían algunas como Tócala Uli, un homenaje de Gabinete Caligari al que fuera su batería; o el tema Te he echado de menos, que compondría Álvaro Urquijo (Los Secretos) una vez pasada La Movida para rememorar a su hermano Enrique. Junto con Urquijo, uno de los rostros más marcados por el consumo de heroína será el de ‘ese chico triste y solitario’. El que fuera el motor creativo de Nacha Pop, declararía sobre la relación entre música y adicción que “En absoluto la droga es necesaria para componer; lo que sí necesitas es liberarte del resto de cosas que tienes encima, y ahí es donde las sustancias entran en juego” (Documental Antonio Vega: tu voz entre otras mil).

La influencia de los medios de comunicación en La Movida: En la ampliación y consolidación de las nuevas libertades conquistadas tendrán una gran influencia los medios de comunicación. El art. 20 de la Constitución Española (1978) consagra como derechos fundamentales la libertad de expresión, la libertad de creación literaria, artística, científica y técnica, la libertad de cátedra y la libertad de información. Con la aprobación de la Carta Magna se consolidará, por tanto, la capacidad para informar libremente sobre hechos “veraces y relevantes públicamente” (Guichot,E. (2013): Derecho de la Comunicación. Iustel. p.29). La Movida fue posible, precisamente, gracias a la difusión del movimiento, sobretodo, a través de la radio, que fraguará la nueva identidad emergente más allá de las grandes ciudades y servirá como punto de encuentro para artistas, literatos, periodistas y personajes de la cultura. Los programas musicales de Radio España, con Jesús Ordovás; Radio Popular, con Julio Ruiz; Radio Juventud o Radio Centro serán los medios divulgadores de ‘el rollo’ en los que sonarán desde superproducciones de la época hasta maquetas de grupos emergentes. En definitiva, la radio se hará más interactiva e irá evolucionando con actuaciones en directo, aumento de las retransmisiones de conciertos, difusión de la agenda cultural, etc. De hecho, muchos de los periodistas de la época añoran ese momento de eclosión de libertades. Por ejemplo Jesús Ordovás llegaría a afirmar en una entrevista para El Confidencial en 2013 que “La programación cultural de TVE y RNE está peor que en la dictadura”. La televisión también contribuirá al movimiento por implicarse con causas sociales y acoger en su programación musical a muchos de los grupos de La Movida. Televisión Española  

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(única cadena existente en el momento), bajo la dirección de José María Calviño, creará programas como La Bola de Cristal, Popgrama, Caja de Ritmos, La Edad de Oro o Musical Expréss, en muchos de los cuales las bandas actuarían en ‘play-back’, pero aprovecharán la fuerza de la televisión para darse a conocer. Y aunque el surgimiento de nuevas cabeceras de prensa también será determinante, el auténtico espíritu de la época quedará impreso en lo que Olvido Gara, ‘Alaska’ denominará la “prensa marginal madrileña”: los ‘Fanzines’; una forma de hacer ‘comunicación artesanal’ que se centraría especialmente en contenido musical. La lectura e intercambio de fanzines como Diario Desarraigado, Pchi-Pchi, 96 Lágrimas o Grátix contribuirán a la creación de una identidad común dentro de, como se denominaba a La Movida en los propios fanzines, “el rollo”.

Crítica intravenosa: La explosión de libertad que supuso La Movida fue utilizada por el Estado a través de las redes mediáticas como la carta de presentación al resto del mundo de una España nueva, con un nombre y una identidad particular. Aunque esto mismo, junto con la exaltación superficial de rasgos tan trivializados como son la alegría o los excesos, fueron los que acabaron desvirtuando progresivamente este movimiento colectivo y popular que realmente buscaba transformar a un país. De esta forma, nuevas drogas como la heroína, la cocaína, el hachís y otros estupefacientes se fueron introduciendo entre los jóvenes madrileños que buscaban evadirse de la realidad y experimentar nuevas sensaciones. Intenciones que, unidas al desconocimiento de los daños y efectos de consumir tales sustancias, provocaban una gran cantidad de muertes por sobredosis. Motivo por el cual no es arriesgado decir que las drogas también pueden llegar a formar parte de la identidad de Movida. Muestra de ello es que el concepto común que relacionamos con movida, entendida desde el punto de vista de la cultura de la fiesta y referido a los diferentes horarios, espacios, comportamientos y consumo de sustancias por los jóvenes españoles en las últimas décadas, pudo ser popularizado y extendido durante esos mismos años de excesos en La Movida Madrileña. Una etapa que, sin duda, la podemos resumir con aquella famosa frase ex alcalde Enrique Tierno Galván en un concierto de rock: “a colocarse y al loro”. Anécdota que mitificó aún más la figura de ese político “enrollao” que conectaba con los nuevos tiempos, y a la par contribuía con sus proyectos a renovar la ciudad y el país. Así, todo lo que significó una apoteosis de la cultura, según algunos, no fue más que el sustrato de una permisividad social hacia las drogas y demás vicios que produjo trágicas consecuencias. Esta concepción de determinados sectores de la población vinculará La Movida únicamente a las drogas, la marginalidad o la delincuencia callejera, dejando la puerta abierta a todo tipo de críticas y recriminaciones: José María Álvarez del Manzano (alcalde de Madrid desde 1991 hasta 2003) llegará a afirmar que “La Movida fue poco más que una ocurrencia de borrachos y drogadictos”. El escritor Javier Marías, por su parte, asegura que el Madrid de los 80 fue un “recreo merecido tras los sobresaltos de la Transición, pero demasiado prolongado”. Y el poeta Antonio Martínez Sarrión advierte de que “fue solo una cosa de niñatos bien que se enviscaron en las drogas de  

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diseño y toneladas de cocaína, en el dinero y en el cinismo como estilo de vida para […] no dejar apenas rastro”. Con todo, el punto de inflexión a tener en cuenta al analizar estos comentarios es el desconocimiento general de la población sobre los efectos perjudiciales de los estupefacientes: la información era escasa, el contexto favorecedor y la población española no estaba formada al respecto.

Cuando La Movida se apaga: Con los cambios de la Transición ya consolidados, el espíritu original de La Movida comenzará a desvirtuarse hasta llegar a lo estrafalario. Incluso las personas que vivieron el momento reconocen que la espontaneidad se fue disolviendo poco a poco y las intenciones por “llamar la atención” se fueron apoderando de determinados grupos sociales. Este problema también afectará a las bandas: Nacha Pop se separaría en 1988 tras un multitudinario concierto en la Sala Jácara y, según reconoció Antonio Vega en conversaciones con el escritor Juan Bosco Usía, “además de que había algunas tensiones, a estas se sumaron que Nacho [García Vega] empezó a comportarse y vestir de forma extravagante, intentando hacerse notar, y ese no era nuestro ‘rollo’ ” (Bosco, J. (2009): Antonio Vega. Mis cuatro estaciones. Editorial Lunwerg). La esencia de La Movida se empezará a adulterar cuando las nuevas generaciones de gente joven prescindan del compromiso con la libertad por una causa lógica: se la habían encontrado dada. Además, el sello “Movida Madrileña” se hará reconocible y comercial, lo cual atentaba directamente contra los principios sobre los que se erigía esta corriente contracultural y el fenómeno fan se verá pronto favorecido por el surgimiento de bandas ‘creadas para la televisión’. A esto se añade que la propia industria discográfica empezará a reducir su apuesta por grupos emergentes y la expansión de las radio-fórmulas irá en detrimento del tipo de programación musical que se había desarrollado durante los 80s. Sin duda alguna, en el desarme de ‘el rollo’ tendrán una gran influencia los cambios políticos acontecidos en una España que empezaba a considerar la dictadura como parte de su pasado. Tal y como se especifica en la publicación Alaska, Heidegger y los Pegamoides: “cuando la política amenazó seriamente con engullir en su seno al movimiento (haciendo lo único que la política sabe hacer: instrumentalizar), La Movida terminó”.

 

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Conclusiones: Por todo lo expuesto anteriormente, llegará un momento en que la radicalización de unos ideales que, en un principio, eran la solidez que España necesitaba para un cambio, provocará que La Movida adquiera una connotación negativa: la libertad reclamada se convertirá en una excusa para el consumo de sustancias nocivas; el pasotismo se transformará en desánimo y desilusión; y el derecho de expresión degenerará en violencia y agresividad. O al menos esa es la versión que nos cuentan y que ha recibido incontables críticas por parte de intérpretes como Antonio Vega, quien pondría de relieve que “no podemos hacer otra cosa que cuidarla, mimarla y trabajar el tiempo que nos quede por alguna reputación de La Movida, en eso consiste el trabajo que realizamos”. La identidad colectiva que se generó en la época sigue vigente ya que, como indica Ariel Rot (Tequila), “a todos nos queda algo de esos tiempos”. De hecho, gran parte de los músicos del movimiento seguirán publicando canciones en los años 90, pero de forma más moderada. Además, surgirán muchos grupos con estilos derivados de la Edad de Oro del pop español (M-Clan, Revólver o Seguridad Social serán algunos de los encargados de coger el testigo de los grandes), es más, múltiples referentes culturales del momento pertenecen o tuvieron sus comienzos en La Movida. Encontramos ejemplos de esto en Hombres G o Loquillo, cuyos conciertos siguen siendo un clásico de cada verano o en el propio Pedro Almodóvar, ya relegado a la dirección de cine, y cuyas películas han ganado más de un Oscar. Por otro lado, no podemos hablar de la herencia de este movimiento sin mencionar los derechos, deberes y libertades que este y sus consecuencias han generado: gran parte de los problemas causados por esa recién estrenada libertad se han ido solventando, la sociedad se ha consolidado de forma pareja a la democracia; la población está informada de los perjuicios de las sustancias nocivas y, tras años sombríos a sus espaldas, su consumo está más relegado que en la época de transición. Además, en el ámbito de las libertades de la mujer, las de generaciones posteriores contarán ya con los derechos, ya no solo legales sino también sociales y culturales, por los que sufrió y luchó la de La Movida; sin que esto contradiga que aún queda mucho por hacer. Respecto a los miembros de “el rollo”, siguen contando con muchos de los valores que, debido a los cambios de este nuevo periodo, afrontan a partir del descontento por una España cohibida, que no comparte esa sensación de diversión, de pasotismo o de rebeldía; provocando en estos intérpretes soledad y melancolía por una época pasada. En palabras de Joaquín Sabina: “queda una nostalgia por la alegría, por la frivolidad también, por los colorines. Luego la gente se ha puesto a trabajar más enserio, a ser más competitiva con Europa, a globalizarse más, a aburrirse más”. Podríamos decir que las personas que vivieron plenamente este período histórico experimentarían, en primer lugar, el estallido de La Movida y llevarían sus principios hasta extremos que chocaban directamente con la identidad original hasta el punto de verla morir. Será a partir de ese momento cuando, con todos esos rasgos socioculturales interiorizados, la idealización de la libertad se modere, así como el pensamiento general de la población. Los tiempos estaban cambiando de nuevo. Queda algún fugaz recuerdo contra la monotonía del siglo XXI: frecuentes documentales, recopilatorios en homenaje a algún artista en el que participan miembros del

 

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movimiento (Mucho Tequila! o Ese chico triste y solitario) e incluso tributos y conciertos organizados por varios de los protagonistas del momento. Hoy, cuando tan solo 34 años nos separan de aquel concierto a Canito que marcó una nueva era en Madrid y en España entera, miramos aquella etapa con nostalgia pero también con orgullo al saber que ya no tenemos que pagar por ser libres. Desde entonces hasta hoy ha llovido mucho. Tanto que, de hecho, la mayor parte de sus protagonistas, culpables de que Madrid sonara con tanta fuerza, ya no están entre nosotros: Antonio Vega, Enrique Urquijo, Pepe Risi, Carlos Berlanga, Julián Infante…. Lo que ocurrió en La Movida Madrileña queda en el recuerdo de los que la vivieron. Cada uno tenía su propia movida, pero los rescoldos de esta han alcanzado nuestros días. Malasaña aún conserva ese encanto callejero que le ha convertido en una de las zonas imprescindibles de Madrid; y en sus bares todavía resuenan los acordes de una generación inolvidable. Una generación que nunca morirá mientras nos quede su música, sus conciertos de archivo y su historia, que en el fondo es la nuestra también. Después de todo, aún perdura el imborrable recuerdo de aquellos trepidantes años en que los irreverentes de ayer se han convertido en los admirados artistas de hoy. La Movida no fue en vano.

 

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Gramola Un listado completo de las canciones citadas en este artículo hipervinculadas para su escucha.

091- ¿Qué fue del siglo XX? Alaska y Dinarama- ¿A quién le importa? Alaska y Dinarama- No es pecado Alaska y los Pegamoides- Bailando Antonio Vega- Se dejaba llevar Asfalto- Capitán Trueno Luis Eduardo Aute- Al Alba Christina y los Subterráneos- Voy en un coche Coz- Las chicas son guerreras Gabinete Caligari- Queridos Camaradas Gabinete Caligari- Tócala Uli Hombres G- Devuélveme a mi chica Kaka De Luxe- Pero qué público más tonto tengo Kaka De Luxe- Tentación Los Inhumanos- Qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000 Leño- Maneras de Vivir Lou Reed- Heroin Miguel Bosé- Don Diablo Miguel Ríos- Bienvenidos Miguel Ríos- En la frontera Nacha Pop- Chica de Ayer

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Nacha Pop- Una décima de segundo Nacha Pop- Vístete Los Nikis- El imperio contraataca Olé Olé- No controles La Orquesta Mondragón- Viaje con nosotros Polansky y El Ardor- Ataque preventivo de la URSS La Polla Records- El sitio donde vivo yo Radio Futura- Escuela de calor Los Secretos- Déjame Los Secretos- Ojos de gata Los Secretos- Te he echado de menos Joan Manuel Serrat- Para la Libertad Tam Tam Go- Manuel/Raquel Tequila- Salta! Tequila- Rock and Roll en la Plaza del Pueblo Triana- Una noche de amor desesperada Toreros Muertos- Mi agüita amarilla El Último de la fila- Como un burro amarrado a la puerta del baile Víctor Manuel- Cruzar los brazos Las Vulpes- Me gusta ser una zorra

Presentación para exposición oral: https://prezi.com/dbkvingcjuem/los-secretos-de-la-movida-madrilena/

 

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