La Investigacion social durante el peronismo

El área de Sociología fue encargada a Renato Treves, que recién había llegado al .... Los temas de investigación eran muy variados, desde estudios sobre las ...
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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires – Facultad de Ciencias Humanas V Encuentro Nacional y II Latinoamericano La Universidad como objeto de investigación

RECONSTRUYENDO LA INVESTIGACIÓN SOCIAL DURANTE EL PERONISMO. DOS CASOS DIVERGENTES DE LEGITIMACIÓN: LA UBA Y LA UNT.

Diego Pereyra

CONICET, IIGG * E-mail: [email protected] Introducción Existe, sin duda, una larga tradición de investigación empírica sobre la sociedad en Argentina. Ella se inició con el famoso Informe sobre el estado de la clase obrera (Bialet Massé, 1904), desde el cual ya ha transcurrido más de un siglo. Se ha reconocido también la importancia de los trabajos de Juan Alvarez (1912) y Jacinto Oddone (1930). Sin embargo, no se ha analizado aún el rol de las universidades argentinas en el desarrollo de conceptos y métodos de investigación social, a pesar que ellas han contribuido en el conocimiento de la dinámica de las clases sociales en el país. La historia de la investigación social de contenido sociológico dentro de las universidades comenzó en 1940, cuando se inauguró un Instituto de Sociología (IS) en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En la misma fecha, la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) organizó un Instituto de Investigaciones Económicas y Sociológicas (IIES). Ello produjo una innovación institucional en el área de las ciencias sociales en Argentina. A partir de entonces, estas instituciones desarrollaron una importante tarea de promoción de la investigación empírica. Por primera vez, las universidades locales pudieron imponer su reclamo de investigar la sociedad y formar recursos humanos en investigación social. A ellas se agregaron otro Instituto de Sociología en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en 1948 y el Departamento de Investigaciones Sociográficas de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, en el mismo año. A ellas se sumará, el Instituto de Sociología de la Universidad Nacional de Córdoba en 1956. Cada una de ellas contribuyó a la expansión de la investigación social, pero sus historias y aportes fueron muy disímiles. Empero, esta tradición no ha recibido la atención necesaria de los historiadores de las ciencias sociales. Los mismos investigadores sociales parecen, inclusive, desconocer la experiencia histórica e institucional en la cual desarrollan sus tareas diarias. Salvo el libro de González Bollo (1999) no existieron acercamientos a esta historia ni reflexiones sobre el papel desarrollado por las instituciones en investigación social en el país. Resulta necesario entonces reflexionar sobre esta historia y contribuir en un novedoso contexto de reinterpretación de los relatos “clásicos” del pasado de las ciencias sociales en Argentina. (Agulla, 1996; Neiburg, 1998; González Bollo, 1999; Neiburg, Plotkin, eds, 2004; Murmis, 2005, Noé, 2005, Blanco, 2006). Investigador Asistente del CONICET, Instituto Gino Germani, UBA y Director de la Comisión Especial en Historia de la Sociología, Instituto de Investigaciones Sociológicas, Consejo de Profesionales en Sociología, Buenos Aires [[email protected]]. *

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Esta ponencia tomará dos de estos casos. El IIES, UNT que con diferentes denominaciones desarrolló sus actividades entre 1940 y 1957 y el Instituto de Sociología de la UBA entre 1940 y 1947. Se quiere reflexionar así sobre el proceso de creación de las instituciones universitarias dedicadas a la investigación social y su proyecto de convertirse en productores legítimos de información sociológica. Se estudiarán entonces estas experiencias como dos formas diferentes de acercamiento entre el espacio académico y la burocracia pública. Este análisis comparativo podría iluminar mejor las trayectorias de ambas experiencias institucionales y comprender mejor porque la primera desarrolló una gran actividad durante el peronismo, mientras la segunda tuvo un rol pasivo en el mismo período. 1

La emergencia de los Institutos de Investigación Social. Una innovación Institucional. A partir de informe Bialet Massé (1904) y de los trabajos desarrollados por el Departamento Nacional de Trabajo (DNT), creado en 1908, el estado argentino comenzó a desarrollar estrategias de investigación basadas en técnicas de encuesta y el modelo sociográfico. Estos proyectos de investigación buscaban comprender especialmente las condiciones de vida de los sectores obreros. Por ejemplo, entre 1918 y 1930, el DNT recogió información sobre el consumo de las familias obreras sobre la base de un panel de encuestas. Además, desarrolló en 1932 una extensa investigación sobre los desocupados. También, un estudio sobre vivienda se basó en una encuesta a 600 familias obreras realizada en 1938. Este elaborado conocimiento de técnicas de investigación empírica permitía que el DNT pudiera manejar muestras de 30.000 familias, incorporando las más actuales innovaciones metodológicas (González Bollo, 2004). Sin embargo, en 1940, las universidades desarrollaron un cambio institucional innovador, cuando advirtieron que ellas podían cumplir un rol decisivo en la producción de conocimiento empírico de la realidad social. Algunos intelectuales (Treves, 1942, por ejemplo) propusieron que la investigación social debía ser independiente de intereses particulares, por ello debía ser realizada dentro de las universidades. Si bien las cátedras de sociología y ciencia política habían contribuido, a principios de siglo, a generar un debate sobre la necesidad de estudiar la sociedad argentina e impulsar la investigación empírica, las universidades no desarrollaron esa tarea (González Bollo, 2004). El estado había monopolizado la investigación; pero, a partir de 1940, las universidades reclamaron que su papel al respecto y comenzaron a combinar la enseñanza de teorías con la formación en la práctica de investigación. La fecha indicada no parecer ser casual. En ese año se había realizado el Congreso de la Población en Buenos Aires, que había reclamado al estado una reorientación en la investigación social, la creación de

Este trabajo presenta los primeros resultados de la investigación Sociología, clases sociales y planificación social en Buenos Aires y Tucumán (1940-1955), que plantea realizar una reconstrucción histórica e institucional de la investigación social en Tucumán y Buenos Aires entre 1940 y 1955. El proyecto busca comprender entonces las estrategias institucionales, los usos sociales y políticos de los conceptos y las metodologías que hicieron posible el desarrollo de la investigación empírica afín a las ciencias sociales en Argentina durante el período considerado. Algunas de estas ideas fueron presentadas originalmente en mi tesis doctoral (Pereyra, 2005). La información presentada se basa en un relevamiento de archivos en Buenos Aires y Tucumán, y la lectura de boletines y publicaciones de ambas instituciones. 1

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instituciones especializadas y la realización de un censo nacional. Por otro lado, la edición del libro de Alejandro Bunge (1940) había consolidado en el debate intelectual local el problema de las tasas de natalidad y la necesidad de la planificación. Por último, en la misma época, el debate sobre el Plan Pinedo sirvió para que las universidades puedan participar como fuentes legítimas de conocimiento y oferentes de soluciones técnicas. De esta manera, las instituciones creadas tomaron como modelo el tipo moderno de Instituto de investigación radicado en la universidad sobre la base de un proyecto de investigación, una organización administrativa y la aplicación de estrategias promocionales.

La investigación social en Tucumán (1940-1957) En el contexto de los cambios institucionales mencionados, la UNT creó, en 1939, un Departamento de Investigaciones Regionales con el objetivo de estudiar sistemáticamente la provincia desde campos tan diferentes como Medicina, Historia, Folclore, Relaciones Industriales, Economía, Sociología, Antropología, Biología y Geología. Sobre esta base, se estableció un Instituto de Investigaciones Económicas, Sociológicas y Financieras, que editó una revista y organizó una serie de conferencias sobre la economía planificada, tanto en la Rusia Soviética como en los Estados Unidos. Pero al año siguiente, este instituto se convirtió en el IIES, cuando se creó una Sección de Sociología. El IIES tenía una clara orientación en investigación. Desde el primer momento su objetivo fue entrenar a los jovenes estudiantes en el uso de la información estadística. Un ingeniero, Iván Fontana, lo dirigió formalmente. El área de Sociología fue encargada a Renato Treves, que recién había llegado al país. Treves era un refugiado político que había escapado del fascismo y tenía una sólida formación en Sociología del Derecho, pero ninguna experiencia en investigación empírica. Al parecer, ya desde su creación, el instituto fue manejado por su Asistente de Dirección, Miguel Figueroa Román, quien se había especializado en economía e investigación social. De este modo, el IIES estableció un plan de investigación basado en el modelo de la sociología norteamericana, el uso de encuestas sociales y la provisión de información estadística para uso de las políticas públicas. Su principal actividad fue la investigación. Así, Figueroa Román dirigió un proyecto de investigación sobre la clase obrera de Tucumán, con financiamiento provincial, que comenzó con un estudio sociográfico sobre los conventillos, en el cual participaron sus estudiantes de la UNT (Treves, 1942: 47-64). Este trabajo combinó las observaciones cualitativas con la aplicación de un cuestionario estructurado a una muestra de 100 familias. En los siguientes años, el IIES desarrolló una investigación más amplia sobre los obreros de Tucumán. La muestra de más de 3.000 casos era inmanejable, por lo cual los sindicatos y las empresas debieron colaborar para asegurar la entrega de las encuestas y la exitosa recolección de los datos. Los cuestionarios incluían preguntas y variables vinculadas a la antropometría, la alimentación, la salud, la sindicalización, el uso

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de los presupuestos familiares y tests de inteligencia infantil. Los resultados fueron tan satisfactorios que el instituto reprodujo en menor escala este estudio en otras ciudades del Noroeste. Estas actividades significaron un aumento del presupuesto del IIES, que pasó de unos 3.000 pesos en 1940 a más de 21.000 pesos en 1945. 2 Estas cifras son significativas, pero eran menores al presupuesto de otros institutos de la UNT. Los salarios representaban los gastos más importantes, aunque los mismos eran inferiores a los salarios pagados en otras universidades. En 1940, el único empleado del Instituto era su director (Fontana), pero el personal se multiplicó muy rápidamente: 1 Asistente de Dirección (Figueroa Román), 1 Oficial y 3 Asistentes de Estadística, un Jefe de la sección Sociología (Treves) y 5 empleados para limpieza y bedelía. Pero los cambios políticos e institucionales que acontecieron tras la emergencia del peronismo afectaron la dinámica del IIES. En realidad, Fontana ya había renunciado en 1943. Figueroa Román lo había reemplazado sin mucho convencimiento en forma ad- honorem, pero en 1944 presentó dos veces la renuncia a la dirección. Cuando la UNT trasladó el Instituto a la Facultad de Derecho en 1945, el director interino finalmente renunció a su trabajo en la universidad, y la mayor parte del personal lo siguió. El IIES fue cerrado meses más tarde y Treves regresó a Italia en 1947. Sin embargo, el peronismo no detuvo las actividades académicas del IIES. Tras renunciar a la UNT, Figueroa Román creó en 1946 un Instituto de Sociografía. El mismo contaba con el auspicio y probable financiamiento del Colegio Libre de Estudios Superiores, que se había convertido en aquel momento en un refugio para los intelectuales antiperonistas (Neiburg, 1998). El Instituto de investigación se declaraba políticamente neutral y buscaba contribuir en el conocimiento sistemático de la realidad social argentina. En esta época, Figueroa Román publicó su trabajo más importante Planificación y Sociografía (1946), en el que afirmaba que la sociografía no era algo muy diferente a la sociología aplicada que buscaba entender y solucionar los problemas sociales. Allí se aseveraba también que las universidades argentinas debían seguir el ejemplo de la sociología estadounidense donde la historia de la investigación social había alcanzado un punto culminante. El libro tuvo un importante impacto en las ciencias sociales locales, aunque después fue olvidado. No obstante, Figueroa Román hizo un sorpresivo movimiento institucional en 1948, cuando transfirió nuevamente las actividades de su instituto dentro de la Facultad de Derecho de la UNT. Fundó entonces el Instituto de Sociografía y Planeación (ISP), que agrupó a sociólogos, psicólogos, médicos y economistas y desarrolló un liderazgo académico claro en la tarea de investigación social durante el peronismo. El ISP reunió a un conjunto de investigadores locales, entre los cuales se puede nombrar a Gino Germani, y prestigiosos miembros asociados de México, Brasil y Estados Unidos. Una de las más grandes investigaciones desarrolladas por este Instituto fue un trabajo sobre Planificación integral del Valle de Amaicha (Figueroa Román, Mulet, 1949). Probablemente, éste fue el mejor ejemplo del propósito y las tareas del ISP, ya que combinó una serie de técnicas etnográficas de campo, 2

Estimación propia sobre la base del presupuesto de gastos de la Universidad y los informes institucionales del IIES. ISBN 978-950-658-187-9

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encuestas, muestreo, entrevistas cualitativas, el uso de información estadística y mapas sociales, el estudio de los recursos naturales y el análisis demográfico. Otro importante proyecto estudió la correlación entre el coeficiente intelectual infantil y las condiciones económicas de sus familias (Figueroa Román, Serebrinsky, 1951). Además, Figueroa Román y Germani realizaron una investigación inédita sobre las clases medias en Tucumán. Los temas de investigación eran muy variados, desde estudios sobre las prisiones y el mercado de las viviendas populares hasta el estudio de las vocaciones profesionales sobre la base de encuestas. Toda esta actividad fue reconocida y aclamada por la UNESCO, cuando uno de sus representantes afirmaba que el ISP era uno de los mejores institutos de investigación de la región ya que desarrollaba un “sólido programa de investigación” (Gillin, 1953: 15). El ISP también desarrolló una invalorable tarea docente, ya que entre 1950 y 1954 desarrolló un programa de formación en sociología aplicada y técnicas de investigación para estudiantes universitarios y técnicos estatales del noroeste argentino. Estos cursos fueron auspiciados por la UNT y el Ministerio de Asuntos Técnicos. La dirección de Figueroa Román vinculaba claramente el rol profesional de los sociólogos con el asesoramiento técnico y la planificación. Desde su cátedra de sociología, insistía (1950: 11) que la planificación era un campo de la sociología general, por lo que la planificación integral debía incluir la perspectiva sociológica. El conjunto de trabajos teóricos y empíricos producidos en el instituto constituyeron el catálogo de las publicaciones del ISP durante aquellos años. Sin embargo, la disrupción política de la Revolución Libertadora detuvo este importante desarrollo institucional en Tucumán. El ISP fue cerrado en 1956 y Figueroa Román abandonó su cátedra en 1957. La UNT creó en su reemplazo varias instituciones vinculadas a la planificación urbana, pero que no tenían ninguna continuidad con lo anterior ni tuvieron un rol preponderante en investigación o enseñanza de la sociología. Más tarde, en 1963, se creó un Centro de Investigaciones Sociológicas en la universidad, pero el mismo no reconocía ningún legado de la rica experiencia del ISP.

El Instituto de Sociología de Buenos Aires (1940-1947) La organización de una institución de investigación sociológica había sido uno de los principales proyectos personales de Ricardo Levene, quien era profesor titular de la materia desde 1923. El primer proyecto había sido esbozado en 1927 cuando la FFyL de la UBA creó un Instituto de Sociología Argentina, como anexo a la cátedra de Sociología que funcionaba desde 1898. Esta nueva institución aspiraba convertirse en un centro de investigación sobre la sociedad local. A pesar que las autoridades aprobaron su plan, la institución nunca recibió un presupuesto. Pero Levene no discontinuó su campaña a favor de la creación de una institución de este tipo, alcanzando su objetivo en 1940. El IS fue inaugurado en ese mismo año y Levene se convirtió en su director. La institución invitó a todos los profesores locales de sociología, y algunos profesores latinoamericanos como José Medina Echavarría, Gilberto Freyre y Roger Bastide, a ser miembros honorarios, quienes accedieron con entusiasmo.

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Además, Levene logró reunir a más de 50 estudiantes de grado y postgrado que participaron de las actividades del Instituto entre 1940 y 1947. El instituto se organizó sobre la base de seis áreas: a. Teoría e Historia de la Sociología; b. Historia de las ideas sociales en Argentina; c. Morfología y datos estadísticos de las realidad social contemporánea en Argentina; d. Sociología cultural; e. Sociología moral y religiosa; f. Documentos y bibliografía. Sus actividades fueron la coordinación de la enseñanza de sociología en la facultad, la organización de conferencias y la dirección de tres proyectos de investigación. El IS auspició así 16 conferencias dictadas por profesores invitados tanto de Argentina como del extranjero. Además, Levene se encontraba con los estudiantes y los investigadores al menos dos veces al mes para examinar el avance de los trabajos y discutir diferentes cuestiones teóricas. Aproximadamente 40 de estas reuniones están registradas en las actas publicadas por el boletín (Levene, 1947). El IS tenía un claro objetivo de investigación: contribuir al conocimiento de la sociedad argentina contemporánea. Sus actividades fueron la coordinación de la enseñanza de la materia y la organización de los proyectos de investigación. Estas actividades pueden ilustrar muy bien los tres objetivos de la institución. Primero, la promoción de la investigación social y el estudio de las clases sociales. Para este punto, Levene designó a Gino Germani para dirigir una investigación sobre las clases medias. Segundo, la tarea de asesoramiento del Instituto frente al estado en cuestiones sociales. El nombramiento de Germani en la comisión asesora del Censo de 1947 fue parte de este propósito. Por último, Levene quería establecer redes de cooperación técnica en sociología en el largo plazo. El fallido intento de crear una Sociedad Panamericana de Sociología formó parte de esa estrategia. El presupuesto del IS era exiguo, ya que representaba apenas menos del 1% de los fondos asignados a la facultad (con menos de 10.000 pesos anuales). 3 Los mayores gastos correspondían al salario del asistente de investigación. Levene no cobraba un pago extra por su cargo en la dirección, ya que sólo recibía su salario como profesor titular. Tampoco Germani tenía un cargo rentado. Otros gastos estaban relacionados con la compra de libros y revistas, papelería y oficina, pasajes para los profesores invitados y el pago a la imprenta por la edición del Boletín del Instituto de Sociología, que fue la primera publicación especializada en sociología en Argentina. González Bollo (1999) ha situado la historia del IS desde 1940 a 1947 como un momento de transición en el que el método inductivo estaba reemplazando al deductivismo, aunque ambas perspectivas cohabitan pacíficamente en el mismo espacio institucional. De esta forma, la creación de este instituto significó un paso importante en la consolidación de una tradición de sociografía académica y la transición hacia la investigación social de carácter científico y empírico. González Bollo ha identificado tres diferentes perspectivas en la enseñanza y la investigación desarrolladas en el IS.

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Estimación propia sobre la base de la información de archivo y los informes anuales de la institución. ISBN 978-950-658-187-9

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Primero, puede reconocerse un intento por construir una sociología histórica; proyecto defendido por Levene, quien subrayaba la idea de que la práctica sociológica puede servir para reconstruir las múltiples tradiciones intelectuales del pensamiento social en el país. Esta perspectiva guiaba dos de los proyectos de investigación del instituto: Un plan para trazar una historia de las ideas sociales locales y una investigación sobre la cultura rural en el país, que luego derivó en estudios sobre liderazgo y poder en las estancias y sobre la literatura nacional de contenido rural. Segundo, se puede identificar una perspectiva sociológica fuertemente influida por la tradición filosófica alemana. Alberto Baldrich (quien enseñaba sociología en la FFyL y creía que la explicación en sociología estaba conectada con causalidad metafísica) era quien representaba mejor esta posición. Baldrich aceptaba también el determinismo geográfico y descreía de la racionalidad moderna. En sus clases instruía a sus estudiantes que, en sociología, los datos surgen de un bildung personal. Este concepto refiere a una serie compleja de ideas que explica la interacción entre Dios, el mundo y los seres humanos. Desde este punto de vista filosófico, el mundo social sólo puede ser comprendido a partir de la acción introspectiva. Finalmente, González Bollo puntualizó una tercera perspectiva sociológica. Ésta es la preocupación para introducir el modelo sociográfico en las universidades argentinas. Sobre ella se basó la principal investigación del IS, que trató sobre “las características culturales de la clase media”. Levene pensaba que el concepto de clase media podía servir para identificar un grupo social intermedio entre los obreros y la burguesía. Observaba también que ello permitía definir una clase social desde un punto de vista no materialista, estableciendo una conexión teórica con la sociología francesa, que él dominaba, especialmente con las ideas de Maurice Halbwachs. Buenos Aires parecía ser, además, el lugar apropiado para realizar esta investigación. Germani fue elegido para diseñar y dirigir el trabajo, demostrando que el método de encuesta podía ser utilizado en forma exitosa en Argentina. Sin embargo, como se sabe, el peronismo fue particularmente disruptivo en la labor sociológica iniciada en el Instituto de Sociología de Buenos Aires. Levene y Germani renunciaron a sus cargos en la UBA en 1947 y el Instituto cerró sus puertas durante algunos años, aunque desarrollo algunas actividades esporádicas entre 1951 y 1955. Sin embargo, esta experiencia institucional sirvió de base para el reinicio de las actividades del Instituto cuando Germani creó un nuevo departamento de Sociología tras la caída del peronismo.

Algunas ideas finales. Esta reconstrucción sobre las actividades del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociológicas de Tucumán y del Instituto de Sociología de la FFyL de la UBA permite observar dos diferentes recorridos institucionales durante el peronismo. Ambas experiencias muestran la presencia de la adopción de un modelo moderno basado en un proyecto racional con criterio administrativo y un esfuerzo por obtener reconocimiento político y social. El primero sobrevivió a los cambios políticos tras la emergencia del

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peronismo, mientras que el segundo debió interrumpir sus investigaciones. Así, el IIES puede ser visto como un caso exitoso de acercamiento entre el espacio académico y la burocracia pública, ya que sus tareas de investigación, consultoría y asesoramiento de las oficinas públicas fueron reconocidas por las autoridades políticas. Al mismo tiempo, el IS sería un caso contrario de fracaso, ya que no desarrolló eficazmente esas funciones, y no se pudo imponer como un asesor técnico legitimo. Las investigaciones futuras deberán profundizar el estudio sobre las razones de este éxito diferenciado. Los trabajos e investigaciones realizadas en las dos instituciones estudiadas permiten apreciar una clara identificación entre investigación social, sociología y planificación. Ciertamente, ello parece haber sido un programa funcional a las necesidades del peronismo emergente, en un contexto donde se producían estudios keynesianos sobre la demanda global, protección industrial, pleno empleo y redistribución de los ingresos que serían la base del Consejo Nacional de Postguerra, primero, y el Primer Plan Quinquenal, después. La lectura y discusión de estos materiales pueden ser útiles para repensar el rol modernizador del peronismo tanto en el fortalecimiento de la burocracia estatal como en la utilización de las investigaciones social como insumo de la política pública. Aunque resta investigarse con atención hasta que punto la enseñanza de metodología de investigación y la discusión sobre planificación en estos institutos influyeron en el estado peronista. Sin embargo, el debate sobre las clases sociales parece haber tenido un impacto inocuo en el discurso peronista, pues éste prefería la utilización de la noción más globalizante de pueblo. Sin embargo, en la década de 1940 se observa la emergencia y desarrollo de investigaciones sobre las clases medias, principal actor social opositor al peronismo. Estos trabajos impusieron una innovación teórica y metodológica a la hora de situar a los diversos sectores sociales, especialmente a los empleados públicos, en la estructura social argentina, cuestionando la tarea de los estadígrafos públicos y los estudios sobre la clase obrera. Esta discusión sobre las clases medias locales es heredera de la tradición sociográfica tanto estatal como académica; lo que permite situar la labor intelectual de Gino Germani en la misma tradición. Por otra parte, la reconstrucción histórica de estas experiencias institucionales permite reexaminar con cuidado las líneas de ruptura y continuidad en la historia de la sociología en Argentina en el largo plazo. La historia tradicional de la disciplina sitúa el momento fundacional en 1957 cuando Germani creó la Carrera de Sociología en la UBA. Sin embargo, recientes investigaciones históricas permiten mover ese punto hacia 1940 cuando se crean los primeros institutos de investigación sociológica. Además, ello se dio en un contexto de discusión y creación de los principales factores de institucionalización de la sociología: enseñanza y producción de datos, revistas, encuentros y asociaciones profesionales. Todo ello apunta a desmitificar la idea que afirma que la ausencia de una vocación empírica en las ciencias sociales argentinas durante el peronismo. Además, durante el período previo a 1960, el modelo de la sociología y de sociólogo parece haber estado más alejado del intelectual idealista y anti- positivista, de lo que se creyó hasta ahora, siendo más cercano a la tradición empírica de los Estados Unidos, según queda demostrado en la práctica de investigación relatada en esta ponencia. ISBN 978-950-658-187-9

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