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Martes 8 de marzo de 2011
MAÑANA EN ¡ HOLA!
OM s POR LUIS AUBELE
P
iedra, papel, pincel. “Para practicar shodo primero necesitamos papel (hanshi), pincel (fude), un recipiente con agua (mizusashi), una base para desplegar el papel (shitajiki), una piedra para preparar la tinta (suzuri), una pastilla de tinta negra (sumi) y una barra (bunchin), generalmente de metal, que se apoya en la parte superior de la hoja para mantenerla fija. La pastilla de tinta está preparada con cenizas de hojas de pino compactadas con resina. Al frotar la pastilla suavemente sobre la piedra se desprende un polvo al que se le agregan unas gotas de agua; la mezcla es la tinta. Todo el conjunto de elementos se denomina bumboshitto, cuyo contenido varía según la clase de obra”, explica Tsubasa Kimura, artista y profesora de shodo que llegó a Buenos Aires invitada por la embajada de su país. Profundidad. Una de las artes más antiguas de Japón es la caligrafía shodo, que significa camino de la escritura. Más antigua que sado, la ceremonia del té, o kado, el arreglo floral. Posiblemente es contemporánea de artes como la laca y la cerámica, consideradas como las más remotas creadas por el hombre. Los caracteres del shodo trascienden las diferencias culturales, y contemplarlos pone en contacto con lo más profundo de uno mismo, por eso no hace falta comprender el idioma japonés para acercarse a ellos. Escritura cotidiana y caligrafía. Lo primero que practica el recién llegado a una clase es un trazo, una línea horizontal, que es el número 1 en japonés. Es una línea simple, mecánica, de escritura corriente. “Luego el maestro le presenta una línea hecha con el sentido del shodo para que comprenda la diferencia entre escritura cotidiana y caligrafía. Se divide en tres partes: atama, donde se apoya el pincel; sottitsu, el cuerpo, el trazo principal, y shuhitsu, la última pincelada. No es algo mecánico, cada movimiento es consciente, intencionado. Hay una continuidad, un significado y una entonación. Cada parte tiene un ritmo. Siempre de izquierda a derecha, de arriba abajo”, sigue. La base. La línea vertical combinada con la horizontal forma una cruz, el número 10 en Japón. Es la base para la caligrafía porque contiene los trazos básicos para escribir. “Trazos que cuando era estudiante practiqué entre 100 y 1000 veces hasta que terminaron siendo una parte de mí.” Divinidad. Para el budismo zen, la caligrafía es una forma de meditación. En la preparación, prácticamente una ceremonia, el calígrafo abre su mente para que se le pueda revelar el sendero que recorrerá con el pincel embebido en la tinta que él mismo preparó. El final del sendero es su parte espiritual más profunda que, se-
Trazo de arte Como un camino hacia la concentración y la poesía, la caligrafía japonesa sigue siendo una disciplina asombrosa en el siglo XXI
De paso por Buenos Aires, la japonesa Tsubasa Kimura, experta en shodo
Tsubasa Kimura comenzó sus estudios de caligrafía a lo 7 años. Su obra combina formas de arte tradicional con sensibilidades estéticas modernas. Obtuvo su posgrado en la Universidad Educacional de Kyoto, desarrollando una tesis sobre bokusei, la caligrafía de los monjes budistas. Está en Buenos Aires para dar seminarios sobre su especialidad y participar en la muestra Trazos del tiempo, trazos de palabras, obra de artistas japoneses, que espera hasta el 30 del actual en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, Rufino de Elizalde 2831.
MAURO ROLL
LECTURAS Casi no existe bibliografía en castellano sobre el tema y, aunque se la busque en cualquier otro idioma, tampoco abunda en las librerías locales. Pero hay un estante disponible para consultar en la biblioteca del Centro Cultural de la embajada del Japón, Paraguay 1126; 4816-3111. Algunos títulos: LPintura zen, María Eugenia Manrique. LZen Brush Work, Tanchu Terayama. LThe Way of the Brush, Fritz van Briessen. LBrush Writing, Ryokushu Kuiseko. LThe Art of Japanese Calligraphy, Yujiro
Nakata.
gún los maestros zen, es lo que permite al hombre compartir la divinidad. Poesía caligráfica. En Japón es muy común que los chicos asistan a clases y talleres de distintas artes. “La caligrafía es una de ellas y mis padres me mandaron a hacer caligrafía shodo a los 7. Unos diez años más tarde comencé a escribir poesía, y en Japón la poesía y la caligrafía son muy afines. Buena parte de los poetas son también calígrafos y crean sus poemas con caracteres shodo. Alrededor de los 20 comencé a sentir deseos de viajar, de conocer el mundo y de hacer poesía con el recorrido: los países que iba conociendo, la gente, todos los rincones. Y luchar para que el mundo se uniese en una hermandad de lazos de caligrafía poética. Ideal al que todavía no renuncio”, sonríe misteriosa Tsubasa Kimura.
Gaturro Por Nik
Humor petiso Por Diego Parés
DESDE LOS 7
Ejercicio de concentración Antes de comenzar a escribir, el artista calígrafo se concentra en disponer sobre la mesa los elementos que usará: la hoja de papel, los pinceles, la piedra sobre la que se prepara la pintura, las pastillas de tinta, el frasco del agua. A medida que avanza en el orden, su concentración crece hasta lograr que su mente esté profundamente preparada para comenzar a escribir. Sólo importa el ahora. El ejercicio se puede incorporar a tareas de otra clase y bien cotidianas, como pintar, estudiar un texto, hacer arreglos en la casa, cocinar, etcétera. Los calígrafos japoneses suelen decir que antes de comenzar a escribir hablan con sus pinceles, les explican lo que quieren lograr. Los eligen cuidadosamente y les comentan el porqué de esa elección.
Entrevista íntima con Arana MACHADO CICALA/HOLA
La familia, según Facundo Después de dos años sin conceder una entrevista formal, Facundo Arana abrió su corazón a ¡Hola! Argentina. En una charla íntima, el galán más deseado de la televisión habló de todo: su particular relación con María Susini, la educación de sus hijos y su viaje solidario por toda la Argentina. “Formé la familia que siempre soñé”, asegura. Además, todo sobre la visita de Shakira a la Argentina. Las imágenes del recital en Buenos Aires y el encuentro con Juliana Awada. Su novio, el futbolista Gérard Piqué, la sorprendió con 300 rosas en su suite del Four Seasons. Mientras tanto, su ex pareja, Antonio De la Rúa, siguió su show en Punta del Este desde la torre de sonido. Susana Giménez, reina de las tendencias en Miami, sigue su tour de compras por Lincoln Road. En Punta del Este, Luli Kuks –la excéntrica mujer del multimillonario Austin Hearst– abre las puertas de su casa de verano. Y la futura princesa de Inglaterra, Kate Middleton, muestra su álbum familiar.
Batu Por Tute
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