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PRÓLOGO. Las razones de la inadaptación ................................7. La escuela (h)echa pedazos (Cronocuentos políticos de un maestro inadaptado) .
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Gonzalo Romero LA ESCUELA (H)ECHA PEDAZOS. Cronocuentos políticos de un maestro inadaptado

Ilustraciones de Alba Romero y Eva Muñoz

Colección Tina Modotti lacaidaeditorial.wordpress.com 2

INDICE

PRÓLOGO Las razones de la inadaptación ................................7 La escuela (h)echa pedazos (Cronocuentos políticos de un maestro inadaptado) .........................................34 Tinajas .........................................................................70 Contratos .....................................................................72 Limpiezas ....................................................................76 Memoria, a “una cincuenta”........................................79 Sonrojos ......................................................................80 Decisiones ...................................................................84 Sal en la herida............................................................86 Cachetes ......................................................................88 Letreros .......................................................................91 Conferencias de palabras, palabras de una conferencia .. 93 Figuras históricas... ....................................................96 Momentos ...................................................................99 Hablarán ....................................................................102 El perfume.................................................................105 Crítica de cine ...........................................................108 Cifras.........................................................................112 4

Niñas .........................................................................115 Cinco .......................................................................117 La suerte del violín ..................................................120 Pañuelos ....................................................................124 El eco de Evo ..........................................................125 El último organillo ....................................................128 Cuchillos ..................................................................131 Burros.......................................................................134 Memorias ..................................................................137 El puente colgante.....................................................139 La mirada ..................................................................142 Antorchas ..................................................................144 La vigilancia.............................................................146 Salir de la crisis ........................................................148 Cuernos .....................................................................151 Ventarrón ..................................................................153 Albanta, Madrid… ....................................................156 Miradas .....................................................................158 El brazo del pan ........................................................160 La tarima cruel ..........................................................163 La global fiesta global...............................................166 Palabras viajeras .......................................................168 Predicciones e inventos.............................................172 Un mal sueño ............................................................174 Burradas ....................................................................176 Cultura de paz ...........................................................178 5

Belén .........................................................................180 Nichos ......................................................................182 Problemas sin solución .............................................185 El nuevo ojo del museo.............................................187 El diseño ...................................................................190 El abrazo de la memoria............................................192 Bacterias....................................................................195 La propietaria del sol ................................................198 Lo razonable .............................................................201 Sin techo ...................................................................203 Carontes ....................................................................206 Imágenes en la memoria............................................209 Armas letales .............................................................211 La nacional fiesta nacional........................................213 La tutoría ...................................................................215 El estupor ..................................................................217 Déficits ......................................................................219 Panoramas ................................................................221 La ciencia y lo que somos ........................................223 La oscuridad..............................................................225 Infidelidad .................................................................227 EPÍLOGO Las razones de la inadaptación................230 AÑADIDO A LA 2ª EDICIÓN La educación que soñamos, la educación que necesitamos ............241 6

PRÓLOGO Las razones de la inadaptación

Las personas inadaptadas a la dictadura de los mercados son indicadores de la violencia que sufre la sociedad. Sin embargo, el poder les presenta como individuos desviados que no aceptan el orden natural de las cosas. La crisis multilateral de la economía de mercado no conduce espontáneamente al hundimiento del capitalismo, sino a catástrofes económicas, alimentarias y ecológicas. Salir del capitalismo no es lo mismo que salir de la crisis. Volver a la senda del crecimiento capitalista es reiniciar un ciclo que, más adelante, contiene crisis aún mayores. Las ciencias sociales manejan categorías contaminadas por la ideología de la clase dominante y consideran que el individuo, el mercado y la competitividad son hechos naturales. Por eso, es imposible conocer las causas verdaderas de la crisis y, por tanto, superarla. Al movernos en la superficie de los efectos ignorando las verdaderas causas, las soluciones y quienes las administran pasan a formar parte del problema. Desde este contexto teórico, las 7

expresiones prácticas de rechazo a la economía de mercado sólo pueden ser dispersas y marginales. Para que la inadaptación individual se convierta en una negación política, debe verse a sí misma como el germen de una crítica, no sólo espontánea sino organizada, y no sólo práctica, sino también teórica.

ANTROPOLOGÍA DE LA INADAPTACIÓN Las teorías políticas y económicas son inseparables de las teorías sobre la naturaleza humana. El neoliberalismo se fundamenta “científicamente” en una cadena de proposiciones teóricas. La primera es la postulación del intercambio rentable (mercado) como un sistema de regulación social más eficiente que la redistribución (estado) o el apoyo mutuo (comunidad). La supuesta eficiencia del mercado se deriva de su supuesta correspondencia con el egoísmo de la naturaleza humana. El ser humano desde el que se construye la sociedad de mercado es en un individuo “interior” con deseos ilimitados que considera su yo como la única persona frente a un “exterior” en el que se confunden las cosas y las demás personas. Este individuo individualista persigue la realización de sus deseos independientemente de las necesidades de los demás. Los individuos que se relacionan y deciden en común, no se relacionan directamente como sujetos 8

iguales, libres y equivalentes sino a través de mediaciones como el MERCADO (institución del intercambio en el que reina la desigualdad), el DINERO (medio de cambio que garantiza la autonomía del individuo) y el ESTADO (poder exterior que garantiza el orden social). La antropología de mercado presenta los daños producidos por la libre elección individual como inevitables y convierte en marginal la educación política para la cooperación, la austeridad y la igualdad.

LA LIBERTAD INDIVIDUAL Lo que caracteriza al individuo económico es la libertad de elegir racionalmente para satisfacer sus deseos en el mercado. Fuera de esta normalidad, quienes se niegan a decidir al margen de la comunidad, son inadaptados. Ciudadanos conflictivos que se atreven a poner en entredicho la cientificidad de la economía y dificultan la calculabilidad del proceso económico. La libertad del individuo se concibe como un sentimiento que surge de su naturaleza para lograr sus fines privados. La razón del individuo de mercado no es una razón intersubjetiva producto del diálogo y la negociación con los otros, sino un instrumento para satisfacer sus deseos, incluso a costa de los otros. 9

Para cada individuo, el bien es lo que satisface sus deseos y el mal lo que impide dicha satisfacción. El bien común queda en un segundo plano porque hay tantas nociones de bien como individuos. El egoísmo es un rasgo natural e irreformable que impide al individuo libre vivir en sociedad, salvo que siga las leyes del mercado y el estado. Esta concepción sombría de la naturaleza humana marca una contradicción entre la libertad de los individuos y el orden social. Una persona sólo puede vivir en sociedad si se somete a las leyes del mercado y al poder coactivo del estado. La modernidad capitalista no concibe un orden social basado en la libre voluntariedad y el consenso intersubjetivo. El resultado de estas teorías es un cierre teórico entre la economía de mercado, la sociedad de mercado y el individuo de mercado. La crítica a la racionalidad formal de la economía nos conduce a la crítica de las nociones de individuo y libertad individual. La economía coloca en lugar preferente la libre elección del individuo de mercado. Pero esta elección, al seguir únicamente el impulso interior de su naturaleza es contraria a la sociabilidad. Si cada uno decide mirando dentro de sí mismo tenemos, como resultado necesario, la competencia y no la cooperación. El salto mágico desde los vicios privados a las virtudes públicas se sustenta en un dogma: el progreso de las naciones depende providencialmente del aumento de la 10

productividad que se deriva de la división del trabajo y la libertad de mercado produce automáticamente una armonía natural de intereses y ventajas económicas para todos. Según esta teoría, los individuos, persiguiendo sus deseos ilimitados, construyen sin proponérselo un mundo ordenado como consecuencia no querida de su acción. La oposición entre los individuos sólo es una apariencia bajo la que se realiza la sociabilidad según leyes naturales. La libre elección individual coloca el dinero como el principal mediador de las relaciones de unas personas con otras. Las relaciones de amistad, cuidados o compasión se reducen a espacios privados y pertenecen a un orden sentimental incapaz de organizar la sociedad. Esta mediación sentimental es lícita, pero no debe interferir en un orden social regido por la racionalidad económica que prescribe el crecimiento por el crecimiento, la competitividad por la competitividad y la moneda única europea (aunque los sacrificios que costó llegar a ella, no sean nada comparados con los sacrificios que nos cuesta – y nos va a costar– permanecer en ella). La racionalidad de mercado no sólo está interiorizada por l@s incluid@s en el mercado, sino también por l@s excluid@s. El parado no desea la crisis de la racionalidad formal de la economía, sino incluirse individualmente en dicha racionalidad. Ante este hecho, las categorías de 11

“buenos” (los de abajo) y “malos” (los de arriba), o “revolucionarios” (los obreros) y “contrarrevolucionarios” (los burgueses) no permiten avanzar hacia una sociedad socialista porque no parten de la realidad capitalista. Una cosa es pensar que la fuerza social más interesada en cambiar la sociedad procederá de los explotados y no de los explotadores y otra, desconocer que la racionalidad económica es una onda que atraviesa la red social, convirtiendo a cada nudo (o individuo) en receptor, pero también en emisor de esa racionalidad sea beneficiado o perjudicado. La crisis del capitalismo exige la crisis de la racionalidad formal de la economía. Pero esta crisis exige la fuerza de la crítica y la crítica de la fuerza para convertir la exclusión en negación de la lógica económica y hacerla imposible. Esta fuerza requiere una subjetividad antagonista en millones de personas movilizadas en defensa de los derechos humanos, las libertades cívicas y la protección de la naturaleza. En ese proceso, trabajador@s, mujeres, consumidor@s y ciudadan@s, comienzan su ruptura con el capitalismo y el patriarcado superando su miedo al cambio, su individualismo y su dependencia de las burocracias políticas y sindicales. Para la derecha y la izquierda capitalista, cualquier intento de potenciar la naturaleza social y poner límites a los deseos antisociales de las personas se considera, además de inútil despótico, por oponerse a la naturaleza de los individuos. 12

Este discurso dominante no se compadece con la realidad. La extensión y consolidación del mercado es a costa de la devastación de la naturaleza y la sociedad. En lugar de cambiar unas relaciones sociales regidas por las fuerzas ciegas del mercado, la política de mercado culpabiliza de la crisis a los individuos. Si el mercado no funciona – siendo algo natural– es porque las personas no nos hemos plegado suficientemente a todas sus exigencias.

LA DEMOCRACIA DEL CONSUMIDOR La figura central de la racionalidad económica es el empresario, pero también el consumidor. Ambos se postulan como protagonistas del progreso económico y civilizatorio. El consumidor es un individuo que vive para la apropiación y el uso compulsivo de bienes y servicios. Un sujeto sujetado que limita su horizonte vital al proceso de producción y consumo de mercancías. Aparentemente, la economía otorga tanto poder al consumidor/a como al empresario/a argumentando que una empresa triunfa si satisface los deseos del consumidor mejor que sus competidores. Pero esta doctrina no especifica que, por consumidor, entiende un individuo real con poder adquisitivo que se expresa en el mercado a través de una demanda solvente. 13

El individuo que no tiene dinero, aunque tenga deseos y necesidades, no es solvente y, para la economía, no es real. Aunque la gente se muera de hambre, sed o paludismo, si esa necesidad no tiene expresión monetaria, la economía no la reconoce como oportunidad de inversión y no pone en marcha el proceso productivo y laboral. Para la racionalidad económica, dotar de agua potable, medicinas, saneamientos o medios de producción agrícola a una población que carece de recursos económicos no es racional. Pero sí lo es construir hoteles de cinco estrellas rodeados de gente que vive en la más absoluta de las ignominias. Este mecanismo convierte en desechables a dos mil millones de personas. El capitalismo maduro expresa la putrefacción de la racionalidad económica global. Estados otrora colonialistas, avanzamos impetuosamente en la senda de la precariedad, la exclusión, la deuda externa y la intervención de la soberanía nacional por las instituciones del capitalismo internacional mediante planes de ajuste estructural. En este contexto, el consumidor aparece como el individuo que reparte justicia premiando a los empresarios buenos y castigando a los malos. Ludwig von Misses, padre del neoliberalismo y maestro de Hayeck, Thatcher, Reagan, Pinochet y gran parte de la socialdemocracia internacional, acuñó la noción de “democracia del consumidor/a” para fundamentar el poder económico, 14

político y cultural de un individuo solitario y calculador que hace posible el engarce de la economía de mercado y el individuo de mercado a través de la dictadura parlamentaria del mercado. La verdadera fuerza del consumidor no es el poder económico que se expresa a través de sus preferencias, sino su papel de quinta columna de la ideología burguesa en las masas trabajadoras. El consumidor es un ser enajenado, ignorante de las cadenas que le atan tras la máscara de una enfática libertad, adoctrinado, adulado, lisiado psicológicamente y asustado. Su fuerza procede del papel que ejecuta en la trama de traiciones que explican un hecho paradójico: la elección voluntaria de la esclavitud. La crítica a la racionalidad capitalista requiere la crítica teórica y práctica a la figura del consumidor. La escisión interior del ciudadano que llena su carrito en la gran superficie con alimentos globalizados, industrializados y nocivos es el resumen de su escisión como productor explotado y como consumidor recompensado por el capitalismo. Este hecho contiene importantes consecuencias políticas para el imaginario militante de la emancipación social. La representación del bienestar social hoy es una democracia de individuos satisfechos en su reducción a productores y consumidores de mercancías. Sobre estos 15

individuos enajenados se articulan y legitiman las democracias de mercado, ahora en una ciega carrera hacia la generalización del hambre, la enfermedad, la guerra y la muerte. Cuando el ser humano se presenta como elector racional, el mercado aparece como la condición para satisfacer libremente sus deseos a través del dinero. Para los apologistas del mercado, la crítica al funcionamiento “espontáneo” de la economía y la “libre elección” del consumidor, introduce la lucha entre los individuos. Sin embargo, la inestabilidad, la guerra civil molecular y las agresiones imperialistas avanzan vertiginosamente gracias al mercado. Organizar el mundo para las personas y no para los bancos y las grandes multinacionales se califica por los defensores del mercado como ingeniería social, totalitarismo y una apuesta por el desorden. La política como técnica, tiene que ver con la administración del orden formal de la economía. Esta política tecnocrática está basada en la seguridad de los instalados que no desean ver obstaculizada su libertad. Por el contrario, la política como noción de un mundo complejo tiene que ver con el orden material de personas y relaciones. Pasar de la política para sostener un orden formal a la política para construir un orden material, es pasar del mundo de la seguridad para los instalados al mundo de la 16

seguridad para todos, lo que supone remover la seguridad de los mil millones de personas que disfrutan de un consumismo desbocado a costa de la naturaleza y del resto de la humanidad. Integrar a las mayorías excluidas en un orden austero y digno para tod@s, entra en contradicción con el estatus de las clases opulentas y de las amplias clases medias de los países ricos, representadas políticamente por la derecha, la izquierda parlamentaria y los sindicatos del régimen. La izquierda capitalista no quiere ni oír hablar de este paso. Su coartada es invocar el desarrollo de las fuerzas productivas para que toda la humanidad se incluya en un orden insostenible y despiadado. La revolución como aproximación a l@s excluid@s no es un hecho caritativo sino un hecho político que pone la estabilidad de las mayorías por encima de los intereses de los beneficiados por la racionalidad económica. Es es una apuesta por la estabilidad de tod@s que necesita la fuerza de las mayorías.

LA ESCUELA DE MERCADO Si la economía de mercado no garantiza la integración social, económica y ecológica de la mayoría de la gente, ¿por qué seguimos obedeciendo? 17

La educación política de mercado enseña a estudiar, trabajar, vivir, comer y desear dentro –y no fuera– de las leyes de la oferta y la demanda, el crecimiento, la competitividad, la productividad y el consumismo. Sin embargo, las personas no somos mercancías sino seres sociales complejos. Para que nuestros actos se inscriban voluntariamente en las leyes del mercado, hace falta colocar a las personas en estados artificiales de necesidad que les conminen a aceptar condiciones de vida y trabajo inaceptables. El poder económico, político y cultural crean constantemente las condiciones de posibilidad del mercado mediante la adhesión de los beneficiados, el consentimiento de los pobres “buenos” y la represión de los pobres “desobedientes” y de l@s inadaptad@s. La aceptación mayoritaria del mercado como la esclavitud voluntaria, recibe el nombre de “madurez democrática”. Entre los dispositivos sociales para disciplinar a las personas, la escuela representa un papel central. En ella se enseña que la economía es una actividad superior a la política. La política se describe como el reino de la voluntad y la arbitrariedad, un terreno en el que es imposible la predicción de los acontecimientos. Por el contrario, la economía aparece como una ciencia capaz de organizar de forma matemática y calculable el orden social. Los políticos contribuyen a verificar esta visión 18

colocando a la economía como la única alternativa racional para una sociabilidad ordenada. En las ciencias sociales se considera que la economía se rige por leyes científicas libres de cualquier arbitrariedad. Frente a la irracionalidad de las personas y de la política, la racionalidad económica se postula como lógica y segura. A partir de este discurso, la economía se configura como un proyecto unilateral para la vida en común. La vida social sólo puede ser de una determinada forma, la dictada por la economía de mercado. Para que el comportamiento individual se ajuste a la racionalidad de la economía, las relaciones entre las personas –y de éstas con los objetos– deben estar mediadas por el dinero. De ahí se infiere que el libre comercio es la mejor forma de conseguir la riqueza y la felicidad de las naciones. Cuanto más grande sea el comercio, más progreso y bienestar existirá. Sin embargo, la globalización económica transfiere la soberanía popular depositada en las instituciones políticas, más o menos democráticas, a la opacidad de las corporaciones transnacionales privadas y a las instituciones políticas y militares del capitalismo internacional. Cuando el individuo de mercado toma una decisión económica, su elección se proyecta en dos planos diferentes. Uno es el plano del objeto (o finalidad) de su deseo. El otro, es el medio (o procedimiento) que utiliza 19

para realizar su deseo. En la sociedad de mercado, lo que determina la racionalidad o irracionalidad de una decisión, no son los fines (el objeto de deseo), sino los medios –o procedimientos– para alcanzar dicho objeto (comprarlo, producirlo, robarlo). En la medida que un individuo cumple el procedimiento, la racionalidad de su acción es irreprochable. Si una persona tiene dinero para poseer dos coches y tres casas, mientras otras muchas no tienen nada, esa forma de vida opulenta no es irracional desde el punto de vista económico. La racionalidad formal de la economía ha desplazado en el imaginario colectivo a la racionalidad material, representada por el valor de uso de los objetos, la ordenación ética de las necesidades y los límites de la naturaleza. La racionalidad económica que se enseña en la universidad considera irrelevante el paro, la precariedad, la contaminación o el cambio climático para calificar políticamente el mercado y la libertad de empresa. Estos valores facilitan al individuo de mercado su indiferencia ante el alcance de sus decisiones económicas. Por el contrario, tener en cuenta las consecuencias de nuestros actos implica una valoración política de los mismos, independientemente de que se hayan respetado –o no– las leyes del mercado. La educación de mercado no considera que la pobreza, los desahucios y la degeneración de la democracia supongan ninguna crisis. Seis millones de parados y cinco 20

millones de precarios, mientras sigan obedeciendo, no suponen ningún desorden social. Trescientas mil familias desahuciadas de sus viviendas en los últimos cinco años, tampoco. Pero el aumento del tipo de interés, el IPC, el déficit público, la deuda pública y el índice de cotización en bolsa, sí. La economía externaliza el sufrimiento humano y la exclusión social, con todos sus costes económicos en términos de policía, cárceles, gasto sanitario, destrucción de la biodiversidad, etc.

LA NATURALIZACIÓN

DE LA ECONOMÍA

La trama clientelar del poder económico y político es una extensa red de complicidades que consolida la economía como una ciencia apriorística. La economía es un saber lógico-formal apoyado en un aparato matemático que le confiere un falso estatuto de ciencia, a pesar de que casi ninguno de sus postulados admite la prueba de su verificabilidad o falsabilidad. Sus veredictos se presentan como leyes naturales y, en esta naturalidad, descansa su legitimación. La crítica a la naturalización de la economía tiene dos aspectos. El primero es mostrar cómo esta aparente naturalidad se deriva del poder, la desigualdad y la coerción. El segundo es la expresión organizada de los perjudicados. 21

La naturalización de la economía descansa en el funcionamiento solidario de la economía de mercado, los políticos de mercado y un individuo de mercado convertido en votante de la política de mercado y funcionario de la racionalidad económica. El despliegue ininterrumpido de esta secuencia ratifica la formalidad democrática de un mecanismo totalitario. La elección libre del individuo de mercado ocupa el centro de la democracia. En su elección, los individuos se comportan como seres calculadores guiados por la fuerza ciega de sus impulsos. El proyecto neoliberal construye este individuo aislado que elije racionalmente, arrancándolo de sus vínculos sociales y naturales. La generalización de este individuo permite la extensión y consolidación del mercado como protagonista de las relaciones sociales. Pero este mecanismo exige el aplastamiento de la complejidad del ser humano para que se comporte como lo que no es, una mercancía. El ser humano se constituye como un animal racional por ser social, se eleva sobre su naturaleza nutritiva y vegetativa mediante una naturaleza intelectiva cuyas facultades sólo pueden desarrollarse en la vida social. La diferencia específica entre un animal racional y un animal irracional es que, el ser humano tiene el “logos”, una capacidad de comunicación inteligible que permite nombrar lo que está dentro de cada uno (lo subjetivo) y lo que está 22

fuera (lo objetivo) mediante signos (lenguajes) que tienen el mismo significado para todos los individuos (lo intersubjetivo). El individuo de mercado traslada la escisión de su persona respecto a los otros y a la naturaleza a su yo interior, en forma de sicosis y la represión de sus atributos no mercantiles, en forma de neurosis.

LA POLÍTICA DE MERCADO Cuando el punto de partida es el individuo que se mueve persiguiendo su propio beneficio, la política se reduce a una suerte de física social. El problema del paro no tiene su origen en unas relaciones sociales reguladas por el capitalismo global, sino en el individuo parado. Si un trabajador desempleado recibe dinero sin dar nada a cambio, está consumiendo recursos sociales y no contribuye al crecimiento económico. Por tanto, lo racional es eliminar el subsidio porque es la barrera que le protege de entregarse a condiciones de trabajo degradadas. Una vez obligado por la necesidad, se comportará racionalmente y aceptará salarios bajos para competir por el empleo escaso. La flexibilidad del mercado de trabajo y los recortes sociales son políticas racionales porque, partiendo de las leyes económicas, son el único modo de repartir el trabajo escaso, incorporar a los jóvenes al mercado de 23

trabajo, disminuir los subsidios de desempleo que amenazan la estabilidad financiera del estado, aumentar el beneficio de las empresas e impulsar el crecimiento económico para salir de la crisis. La consolidación de la racionalidad económica en la práctica realiza este discurso y establece una clasificación entre individuos adaptados (racionales) e individuos inadaptados (irracionales). Esta demarcación ampara a una teoría científica sobre la acción de las personas que, no sólo describe sino que también prescribe la tipología del individuo adaptado y del modelo educativo capaz de disciplinarle para que asuma la racionalidad económica. La escuela, convertida en la retaguardia teórica de las grandes empresas, tiene un papel protagonista en esta catástrofe antropológica. Vivimos en una sociedad democrática en la que se puede sostener cualquier opinión. Pero no se puede cuestionar, en la práctica, la racionalidad económica a pesar del daño que produce. Todos los principios tienen la misma validez, luego ninguno vale nada de por sí, si no cuenta con la fuerza necesaria para imponerse. Al dar por supuesto que no se pueden cambiar las leyes del mercado, los políticos sólo pueden gobernar desde dichas leyes y el individuo sólo puede ser libre dentro de ellas. La economía se coloca fuera de discusión 24

constituyéndose en un principio de realidad que rige la vida social. La política, desde la ciencia económica, no tiene como función satisfacer los derechos humanos y garantizar las libertades de la población, sino garantizar la libertad de inversión y movimientos del capital y la libertad de elección del individuo de mercado. Cuando, frente a los políticos de mercado, la participación popular apunta la posibilidad de un gobierno del pueblo y para el pueblo, los poderes económicos se agitan como si se anunciara el fin del mundo llamando a la violencia del estado contra quienes pretenden saltarse el “procedimiento” del dinero, el mercado y la elección libre del consumidor. Las propuestas de la izquierda cómplice, proclaman la extensión del individuo de mercado a toda la humanidad (el mejor negocio de los ricos es hacer que los pobres dejen de serlo). Pero la realidad es que los ricos tienen el poder de decidir cuándo, cómo y dónde invierten la riqueza social que han adquirido mediante la apropiación de trabajo ajeno.

PEDAGOGÍA DE LA INADAPTACIÓN Necesitamos una educación para la comunidad y no para competir con los iguales por los puestos de trabajo escasos 25

o mejor remunerados. Una educación para la austeridad, la igualdad, la alimentación ecológica y el consumo responsable, renunciando al consumo superfluo. L@s maestr@s inadaptad@s cierran la distancia epistemológica entre el sujeto que conoce y el objeto a conocer. Impiden que el sujeto contemple al objeto como un conjunto de datos observables ajenos a él mismo. Por el contrario, conciben el conocimiento como una interacción entre sujeto y objeto. En esta interacción se constituyen, tanto el sujeto como el objeto. No hay sujeto previo a la relación porque el sujeto que enseña no está fuera, sino dentro del orden de realidad que habita el objeto, en este caso, l@s niñ@s que aprenden. En la educación inadaptada a la escuela de mercado, los conocimientos son producto de una inteligencia colectiva. En la comunidad educativa los distintos actores interaccionan creando conocimientos verdaderos –vale decir colectivos– y no aprendiendo verdades abstractas y universales dictadas por el complejo político-académicoeditorial. En este proceso, la vida de l@s maestr@s inadaptad@s pasa –lámina a lámina y día a día– a la vida de sus alumn@s. La conciencia, la sensibilidad y el cariño de l@s maestr@s lamen con su lengua de fuego la conciencia y la sensibilidad seminal de l@s niñ@s impulsando su desarrollo hacia su verdadera naturaleza, que es la de ciudadan@s 26

cooperativ@s. Al hacerlo, el maestro y la maestra realizan su propia naturaleza. Para que la inadaptación de l@s maestr@s se convierta en negación es necesario analizar, no sólo HECHOS (la pobreza, la explotación o la precariedad) sino también RELACIONES (la desigualdad, el dominio, la violencia cultural y la represión) y PROCESOS (el deterioro generalizado de la sociedad y la naturaleza, incluyendo la naturaleza humana). Cuando l@s maestr@s inadaptad@s rompen con las palabras esclavas de la racionalidad económica, rompen también con los administradores de esta racionalidad disfrazados de maestros. Y eso no es gratis. Frente a una educación que aplasta y reprime las dimensiones humanas no funcionales al mercado, existe una educación para la cooperación, el diálogo y la rebelión que enseña a salir todos del capitalismo en crisis en lugar de salir, uno a uno, de la crisis capitalista. La intransigencia económica califica de totalitario cualquier proyecto educativo que pretenda una pedagogía liberada de la racionalidad mercantil. Para los beneficiarios de la globalización capitalista, la sociedad no tiene ningún plan y se desarrolla de forma espontánea. Por eso califican la pedagogía que pone las necesidades de las mayorías como finalidad de los conocimientos y las decisiones 27

económicas como un comportamiento antidemocrático que traerá problemas mayores de los que intenta resolver.

DE LA INADAPTACIÓN TEÓRICA A LA INADAPTACIÓN AQUÍ Y AHORA: SOCIALISMO O BARBARIE

En la transición política española, la movilización que posibilitó leyes protectoras de derechos y libertades para los de abajo se desactivó como moneda de cambio para la inclusión de la izquierda en el estado de la monarquía postfranquista. Desde entonces la precariedad, la explotación y el incumplimiento de los derechos económicos, sociales y laborales no han dejado de crecer. La izquierda se modernizó haciéndose capitalista y europeísta. Muchos militantes se convirtieron en burócratas, más ocupados en defender su posición personal que en organizar el conflicto social. Por eso, la precariedad, la explotación y el despojo de las clases trabajadoras se expresa, sobre todo, como lucha entre los de abajo. Hoy, el neoliberalismo global víctima de sus propios excesos, se atreve a culpabilizar a l@s trabajador@s por 28

no ponerse suficientemente de rodillas ante los mercados, rompe sus promesas electorales y su obligaciones constitucionales y pone la soberanía de la nación bajo el dictado de las instituciones económicas y militares del capitalismo europeo y norteamericano, comprometiéndonos en sus aventuras militares. Las políticas de ajuste, precariedad y privatización sirven para que la gran burguesía mantenga su tasa de beneficios y la clase política su tasa de corrupción, pero no sirven para cambiar el ciclo económico mediante inversiones, crecimiento y empleo. Tanto las recetas neoliberales como las keynesianas se muestran impotentes para frenar un progreso acelerado de catástrofe en catástrofe. Frente a la barbarie de la economía global, los movimientos sociales necesitamos mirar más allá de nuestras propias reivindicaciones hacia una república socialista que garantice los derechos humanos, las libertades civiles, la autodeterminación de los pueblos, la soberanía nacional y alimentaria, la igualdad de género y el respeto a la naturaleza. Los derechos económicos, sociales y culturales, en cooperación con la separación de la iglesia y el estado, la nacionalización de la banca, la promulgación de una nueva ley electoral, la paralización de los desahucios y la implementación de la dación en pago y el alquiler social, la 29

defensa de la sanidad y la escuela pública, los derechos sexuales y reproductivos y la igualdad entre mujeres y hombres, pueden ser vectores de fuerza que activen un proceso constituyente para acabar, de una vez por todas, con los restos del franquismo y la dictadura de las grandes corporaciones y sus políticos a sueldo. P OR UNA EDUCACIÓN PÚBLICA Y LAICA DE TOD@S Y PARA TOD@S. FUERA LOS EMPRESARIOS DE LA ESCUELA Y DE LA UNIVERSIDAD. Agustín Morán Septiembre 2012

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Tinajas

Septiembre 2007 Las tenía la abuela Esperanza en el patio trasero de aquella cocina de leña donde nos abrigábamos del frío de Almazán. De aquellos inviernos tensos, cuando regresábamos de jugar a la orilla de un Duero de Soria helada. Leña y brasero de picón nos esperaban para poner el cuerpo a calentar. La abuela Esperanza, con la merienda puesta, rebanada de pan con aceite y tomate y alguna delicia de la matanza que en estas tierras llaman “somarro”. Ese aceite venía del patio, guardado como una pequeña historia, en las dos tinajas de barro cocido. La tripa gorda, el culo estrecho, guardesas del unto que nos distraía el hambre de las tardes de nieve cana. “La tinaja”, también, es un cuento que cuenta la historia de Don Lollò Zirafa, un hombre testarudo, prepotente y amante de buscar pleitos por todo, al que se le rompe una tinaja que acaba de comprar encargando su reparación al Tío Dima Licasi, inventor de una masilla infalible. 70

Ahora las tinajas son la casa cuna de los que vienen de fuera, a vendimiar. Al terminar la agotadora jornada, algunos de ellos y ellas con sus hijos, se meten dentro de la tinaja, con su tripa redonda a hacerse cuerpo de tinaja también, para, al día siguiente, seguir con la “labor”. Es en los alrededores de las localidades manchegas donde se hacinan estos nuevos parias, en poblados de campamentos de inmigrantes rumanos y búlgaros. Algunos quedan a la espera de que les ofrezcan trabajo en la vendimia. En Socuéllamos (Ciudad Real) hay dos de estos asentamientos. Uno de ellos se ubica a sólo cien metros del casco urbano, y acoge a unos cincuenta gitanos búlgaros que duermen dentro de las tripas-tinajas. Las familias se alimentan de la comida que les facilita la Cruz Roja. “Necesitamos trabajo, porque los niños tienen hambre”, se quejan. Cuenta la leyenda que en Babilonia el rey Dsemit era muy aficionado a la fruta, sobre todo a las ricas uvas, que se guardaban en tinajas de barro. El peso de unas sobre otras hacía que las de abajo se rompieran y fermentaban espontáneamente produciendo un líquido que en un principio consideraron venenoso. El rey tenía una favorita a la que repudió, y ésta, enamorada, decidió suicidarse bebiendo aquel veneno. Atacó una tinaja, luego otra, pero no se moría, todo lo contrario. Sorprendida por el rey, le contó su experiencia y éste también decidió beber de las tinajas. Al final no la repudió ya que los dos juntos lo pasaban muy bien... Habrá que escribir 71

cuentos e inventar leyendas para rescatar del vientre de las tinajas a todos los santos inocentes de la vendimia y, después, con la masilla del Tío Dima, sellar bien fuerte las bocas de las tinajas, no sin antes haber encerrado dentro a los responsables de este dolor.

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