REVISTA INTERNACIONAL FE Y ALEGRÍA N∞ 7 AÑO 2006
¡La Educación es un Bien Público! XXXVI Congreso Internacional La Educación es un Bien Público. Mejor educación y sociedad para todos y todas Caracas, Venezuela, 2005
REVISTA DE LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE FE Y ALEGRÍA
Consejo Editoral Jorge Cela (Coordinador) Luis Arancibia José Agustín Lazcano Manuel Aristorena Edición Luis Carrasco Pacello Diseño Equis Diseño Gráfico Impresión Editorial Ex Libris Edita Federación Internacional de Fe y Alegría Distribuye Fe y Alegría de Venezuela Esquina de Luneta Edificio Centro valores, piso 7 Altagracia Caracas 1010-A Venezuela Teléfonos: (58-212) 5631776 – 5632048 Fax: (58-212) 5645096 Correo electrónico:
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ÍNDICE
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Presentación
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La Educación es un Bien Público. Mejor educación y sociedad para todos y todas XXXVI Congreso Internacional de la Federación Internacional de Fe y Alegría Caracas, Venezuela, 2005
37
Palabras en el Acto de Apertura Jesús Orbegozo
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Acto 50 años y Apertura Congreso Jorge Cela
47
Acto Protocolar: XXXVI Congreso Internacional Manuel Aristorena
51
Los pobres, lugar epistemológico de Fe y Alegría Ernesto Cavassa
61
Los pobres, lugar epistemológico de Fe y Alegría Jorge Cela
65
Los pobres serán lugar epistemológico en la medida en que fortalezcamos su subjetualidad José Virtuoso
71
La acción pública para proponer transformaciones en la educación y en la sociedad Ricardo Moscato
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Educación y Comunicación: Una visión (provocación) desde Radio Fe y Alegría… Javier Barrios y Gerardo Lombardi
PRESENTACIÓN
La historia del Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social, Fe y Alegría, representa una historia en la que una serie de fuerzas y voluntades confluyen en la búsqueda de dar oportunidades educativas a quienes no las tenían. El histórico lema es “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto”. Creemos que este lema sigue teniendo vigencia, porque hoy Fe y Alegría sigue comenzando allá donde termina “el asfalto” de las oportunidades educativas. Nuestra misión es ofrecer, a los sectores populares menos favorecidos por la sociedad, oportunidades educativas de calidad que contribuyan a su desarrollo integral y, en definitiva, a la mejora de su calidad de vida. Para Fe y Alegría “no es hacer escuelas su fin último, sino transformar con la educación, las estructuras sociales” (Conceptos fundamentales, 1963). La justicia educativa ha sido una fuerza motivadora y movilizadora permanente en el accionar de Fe y Alegría. Justicia educativa que consiste en la restitución a todos de las oportunidades educativas que nos corresponden por derecho. Sólo por medio de la justicia educativa es posible alcanzar la tan anhelada justicia social. O en palabras del mismo José María Vélaz “La justicia educativa es la justicia radical (radical viene de raíz), sin la cual nunca se llegará al árbol de la justicia social ni de la justicia estructural. Alcanzar la justicia educativa es una meta de Fe y Alegría, que se concreta en la igualdad de oportunidades educativas para todos los hombres” (Información sobre Fe y Alegría, 1976). A Fe y Alegría le preocupa que la educación no sea un auténtico bien público del cual todos gocemos con igualdad de oportunidades y de calidad. Para Fe y Alegría que la Educación sea un bien público para todas y todos, siguen siendo un desafío por el cual seguiremos luchando infatigablemente. Para que el derecho a la educación sea un derecho del cual todos gocemos debemos trabajar conjuntamente gobernantes y gobernados, construyendo una educación pública de calidad que no sea un privilegio de algunos, sino un derecho del que todos nos beneficiemos. Los asistentes al XXXVI Congreso de Fe y Alegría, celebrado en Caracas con motivo de las Bodas de oro del Movimiento, definimos a Fe y Alegría como educación pública de gestión social, abierta a todos, sin ningún tipo
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de discriminación. Y con ello reafirmamos nuestro compromiso por luchar para que la educación llegue a todos los miembros de nuestras sociedades, con la misma accesibilidad y calidad. Nuestro compromiso por levantar nuestra voz para demandar que la educación de calidad esté al alcance de los sectores empobrecidos de nuestro Continente y de todos los Continentes. Nuestra promesa de trabajar incansablemente por que los sectores excluidos tengan la posibilidad de, a través de la educación, construir un futuro mejor para sí mismos, para sus hijos, y los hijos de sus hijos. Como una institución que forma parte de la educación pública, Fe y Alegría se siente corresponsable con el Estado en la búsqueda de garantizar a los más pobres una educación integral de calidad. Por ello, Fe y Alegría quiere hacerse, cada vez más, presente en el debate educativo para compartir, con humildad, su experiencia y el caudal educativo acumulado en sus 50 años de búsqueda de una buena educación integral en contextos de pobreza y marginalidad. Creemos que Fe y Alegría debe aportar en la elaboración de políticas públicas que busquen garantizar a todos una educación integral de calidad. Fe y Alegría se siente llamada a una acción pública que impulse una educación y sociedad mejores para todas y todos. Fe y Alegría entiende que la mejor educación y la mejor sociedad son aquellas en las que prevalece la plenitud de la persona, la equidad y justicia social, el respeto a las diferentes culturas e identidades y la integración con el medio ambiente. Los dos últimos Congresos Internacionales, el de Madrid-España 2004, cuyo documento se titula Fe y Alegría: Actor internacional y agente de sensibilización para la transformación social, y el de Caracas-Venezuela 2005, que construyó el Documento La Educación es un Bien Público. Mejor educación y sociedad para todos y todas, han profundizado en las dimensiones ética y política de nuestra misión institucional. Ambos eventos han contribuido notablemente a la formulación del marco teórico, las estrategias y las líneas de acción del Programa Federativo de Acción Pública. El presente número de nuestra Revista justamente pone a consideración del lector el Documento del congreso de Caracas-Venezuela. Su contenido da pistas para tener claro el horizonte de actores sociales y políticos que debemos tener todos los que formamos parte del Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social, Fe y Alegría. Adicionalmente nos interpela para que evaluemos nuestro accionar y descubramos si hemos sido agentes defensores de la justicia educativa y promotores de una educación de calidad para los empobrecidos, estén éstos dentro o fuera de nuestras aulas. En primera instancia, presentamos el Documento fruto del XXXVI Congreso Internacional de Fe y Alegría que, con motivo del 50 aniversario de fundación, lo celebramos en Caracas-Venezuela (2005). Este documento, después de repasar los fundamentos de la visión y misión institucionales profundiza en los postulados de defensa de la educación como bien público concluyendo con seis líneas de acción que deben orientar la promoción de la educación desde esta perspectiva.
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Luego, presentamos tres discursos de apertura del XXXVI Congreso, en primer lugar del P. Jesús Orbegozo, S.J., Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela y ex Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría. En segundo lugar las palabras del P. Jorge Cela, S.J., actual Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría. Y, en tercer lugar, la alocución del P. Manuel Aristorena, S.J., Director Nacional de Fe y Alegría Venezuela, y miembro de la Junta Directiva de la Federación Internacional de Fe y Alegría. Posteriormente, presentamos tres ponencias que reflexionan sobre el lugar desde donde Fe y Alegría se sitúa para observar la realidad, comprenderla e intervenir en ella. La primera del P. Ernesto Cavassa, S.J., Presidente de la Conferencia de Provinciales de América Latina de la Compañía de Jesús (CPAL). La segunda del P. Jorge Cela, S.J. Y la tercera del P. José Virtuoso, S.J. Las tres ponencias, con diferentes énfasis, desarrollan los fundamentos de Fe y Alegría para trabajar en medio de los sectores empobrecidos, lo que a la larga le da la legitimidad de ser una voz más en medio de ellos, que reclama justicia educativa y justicia social. A continuación, está la alocución del Lic. Ricardo Moscato, Vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús (FLACSI) que desarrolla las cuestiones básicas de una acción pública efectiva, sus condiciones de posibilidad y enfatiza el rol de instituciones como Fe y Alegría que, en alianza con otras, pueden proponer y lograr transformaciones sociales, a partir de la estrategia educativa. Como parte de la dinámica del Congreso se realizaron mesas redondas con diferentes temáticas, dentro de las cuales se presentaron experiencias y se profundizaron reflexiones en torno a la temática del Congreso. Por ello, finalmente, incluimos el artículo que fue expuesto y discutido en la mesa redonda de Comunicación y Educación. La presentación de Javier Barrios y Gerardo Lombardi que profundiza en la Comunicación Popular Transformadora que caracteriza la identidad y la labor de los Institutos Radiofónicos Fe y Alegría de los diferentes países. Fe y Alegría hace suyo el reto educación pública de calidad para todos y todas, y quiere contribuir a ella, a través de su trabajo directo en los centros y programas educativos y sociales, como a través de la acción pública que nos lleve a pasar de sólo actores sociales, a también actores políticos efectivos que desarrollen propuestas que nos ayuden a ir caminando hacia la meta de “una mejor educación y sociedad para todos y todas”. P. Jorge Cela, S.J. Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría Santo Domingo, 3 de Marzo de 2006
LA EDUCACIÓN ES UN BIEN PÚBLICO Mejor educación y sociedad para todos y todas XXXVI Congreso Internacional Caracas, Venezuela, 2005
Fe y Alegría es un “Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social” dirigido a la población excluida, para construir con ella un proyecto de transformación social, basado en los valores de justicia, equidad, participación y solidaridad. Fe y Alegría no quiere sólo promover el desarrollo de las personas, sino que pretende contribuir a una transformación del conjunto de las personas y de la sociedad. Para contribuir a alcanzar este fin, Fe y Alegría concibe que el medio más indicado es la educación, una educación popular integral, un acompañamiento educativo a las comunidades marginadas, de manera que así se pueda alcanzar la transformación personal y comunitaria, permitiendo un pleno desarrollo humano y social. Fe y Alegría, fiel a su identidad de Movimiento de Educación Popular, cree que la educación es un poderoso instrumento de desarrollo humano y un medio de transformación social. Considera que la educación es una fuerza para lograr una sociedad justa, una ciudadanía comprometida y un pleno desarrollo de cada una de las personas. Esta concepción de la tarea educativa implica, a la vez que se realizan acciones concretas con las personas, incidir en el contexto; implica desarrollar acciones con la gente excluida, a la vez que se tiene presencia en el ámbito público y se crean espacios que favorecen la participación activa y responsable en la toma de decisiones. Fe y Alegría no sólo busca desarrollar las capacidades de las personas, sino también desarrollar las posibilidades que permitan que esas capacidades se puedan ejercer para el bien de todos quienes formamos parte de la sociedad. Existe una conciencia clara en Fe y Alegría de que, aunque crezca el número de participantes de los servicios educativos que brinda, siempre será una parte pequeña del conjunto de personas marginadas y excluidas que, lamentablemente, hay en la sociedad. Fe y Alegría no quiere conformarse con llegar solamente a sus destinatarios directos de los servicios educativos que presta, sino que quiere contribuir a generar cambios en las políticas educativas que beneficie a todos quienes buscan, en la educación pública, respuestas a sus necesidades de aprendizaje.
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Fe y Alegría, en su trabajo cotidiano, ha promovido el paso de la comunidad escolar a la comunidad educativa, de la familia a la comunidad, del individuo al grupo organizado…, a partir de acciones concretas que responden a necesidades reales y sentidas de las poblaciones atendidas. Para Fe y Alegría es clara la conciencia de que es necesario promover cambios globales (personales y sociales) para que ni la pobreza, ni la exclusión se reproduzcan en generaciones futuras, sino que vayan disminuyendo hasta erradicarse. A lo largo de cincuenta años, Fe y Alegría ha venido desarrollando su labor educativa y de promoción, intentando formar hombres y mujeres comprometidos con su sociedad y preparados para afrontar los desafíos que les toca vivir. En este medio siglo de continuo crecimiento, el Movimiento se ha extendido a 17 países y su propuesta transformadora se ha ido concretando en diversas iniciativas: escuelas, emisoras de radio, programas de educación de adultos, procesos de formación de educadores, de capacitación laboral, de fomento de cooperativas y microempresas, atención a niños con dificultades de aprendizaje, proyectos de desarrollo comunitario, ediciones de materiales educativos, etc. Actualmente más de 36.000 educadores1, con el apoyo de la sociedad y los gobiernos, hacen posible que la acción de Fe y Alegría alcance de manera directa a más de 1.200.000 niños, jóvenes y adultos. Durante todo este tiempo, Fe y Alegría ha considerado que la acción pública es parte de su tarea y de sus responsabilidades. Existen algunas experiencias de análisis e incidencia que se han producido con distinto alcance en los diferentes países. Dichas acciones han tenido su impacto y han permitido a las distintas Fe y Alegría adquirir un valioso “saber hacer” en cuanto a acción pública se refiere, pero nunca hasta ahora se había llegado a implementar un programa federativo de acción pública, se ha trabajado esta línea más bien con acciones espontáneas, locales y con un escaso grado de articulación internacional. A nivel de la Federación Internacional de Fe y Alegría ha ido creciendo la conciencia de que, en el campo ce acción pública, existe un reto importante que sumir y que el potencial que tiene Fe y Alegría para responder al mismo no es en absoluto desdeñable. Por ello, Fe y Alegría ha dado pasos importantes para asumir el reto y dar respuestas institucionales concretas. Uno de los pasos federativos significativos fue el Congreso celebrado en 2004 en Madrid-España que produjo el documento “Fe y Alegría: Actor Internacional y Agente de Sensibilización para la Transformación Social”. En este Congreso se reflexionó y dialogó sobre las dimensiones ética y política de la propuesta de Educación Popular del Movimiento y sus implicaciones para la acción pública internacional. 1 Entendemos por educadores no sólo a los docentes que tienen trabajo en aula, sino a todo el personal administrativo, técnico pedagógico de los equipos regionales, nacionales o internacionales que, de una u otra forma, están inmersos en la tarea de promover procesos de aprendizaje-enseñanza transformadores.
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Otro paso trascendente fue la formulación, en el II Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento Institucional de Fe y Alegría (2005-2009), del Programa N∞ 8 denominado de Acción Pública. Este segundo Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento Institucional tiene el siguiente objetivo estratégico: “Consolidar el Movimiento Internacional de Fe y Alegría como sujeto de acción pública capaz de incidir en políticas y programas que promuevan el derecho a la educación de calidad para todos, la superación de la pobreza y la eliminación de la exclusión social ”2. El siguiente paso relevante fue el taller para Directores Nacionales, celebrado en Santo Domingo-República Dominicana (Febrero de 2005), en el cual, después de un análisis de los antecedentes institucionales, se diseñaron las líneas fundamentales de la acción pública institucional. Finalmente, el XXXVI Congreso Internacional celebrado en Caracas-Venezuela (Noviembre, 2005), cuyo documento “La Educación es un Bien Público. Mejor educación y sociedad para todos y todas” representó un paso significativo en la determinación de las líneas institucionales de acción pública para proponer transformaciones en la educación y la sociedad. Este documento es el que ponemos a su consideración a continuación. I. HABLAMOS DESDE NUESTRA EXPERIENCIA DE FE Y ALEGRÍA Fe y Alegría celebra 50 años. Es un Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social presente en diez y seis países latinoamericanos y en España. Atiende, con una gran diversidad de programas, a cerca de 1.300.000 niños3, jóvenes y adultos en 2.000 puntos geográficos distintos, la mayoría de ellos en barrios marginales, sectores rurales y poblaciones indígenas. La reflexión, el debate interno y la búsqueda de la calidad le ha acompañado en el tiempo y en su diversidad geográfica, cultural y antropológica. La celebración de los 50 años no es una culminación sino un momento oportuno para recoger nuestra historia y discernir sobre nuestra vocación de futuro; y también, para decir una palabra al conjunto de la sociedad, de la que somos parte y a la que nos debemos; una palabra desde la experiencia de una opción por los pobres, los discriminados, los excluidos. 1. La intuición fundacional En el contexto venezolano de la fundación de Fe y Alegría había una fuerte confrontación entre las tesis del “Estado Docente”, por una parte, y de la 2
Fe y Alegría, Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento Institucional de la Federación Internacional de Fe y Alegría. (PGDFI II), N∞ 3
3 Para evitar recargar la redacción del documento no vamos a mencionar explícitamente ambos géneros cuando hablamos de niños, jóvenes, alumnos, educadores, docentes, profesores, directores, padres de familia, pero esto en ningún caso quiere expresar que estemos de acuerdo con la discriminación del género femenino a favor del masculino.
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“Libertad de Educación”4 o del “Derecho primario de los padres y la función subsidiaria del Estado”, por otra. Las tesis se simplificaron con frecuencia en términos de “Educación Pública” (entendida como la educación estatal u oficial impartida en centros llevados por organismos del Estado) y “Educación Privada”. Concretamente, en Venezuela, después de fuertes enfrentamientos entre los que defendían las dos tesis durante el trienio del gobierno de Acción Democrática (1945-48), la Dictadura de Pérez Jiménez (1948-58) favoreció más bien a la Educación Católica, porque los principales enemigos del gobierno (Acción Democrática y el Partido Comunista) eran fuertes precisamente en la Educación Oficial. También en otros países latinoamericanos en ese entonces fue frecuente una confrontación semejante. Los partidos liberales postularon la Educación Pública gratuita y su universalización como estrategia del fortalecimiento de los Estados y también de la construcción de sociedades más inclusivas. La Educación Privada, y en particular la Educación Católica, que se sintió amenazada por los postulados liberales, no supo valorar suficientemente lo que había en esas aspiraciones. El P. José María Vélaz, al fundar Fe y Alegría, no cayó en los polos de la confrontación entre “Educación Pública” versus “Educación Privada”. Puso, más bien, su pasión en buscar una respuesta eficaz, masiva, a las necesidades –¡y al derecho!– de las inmensas poblaciones excluidas de la educación. Levantó la bandera de “la justicia educativa, sin la cual nunca se llegará al árbol de la justicia social ni al de la justicia estructural”5. Desde ahí, pudo presentar, con la energía que le caracterizaba, tanto denuncias como propuestas a los dos polos de la estéril confrontación, para garantizar a todos el “bien público” de la educación. 2. Las alianzas con los Estados Desde esa posición, Vélaz estaba convencido de que el primer “resultado concreto de la obra de Fe y Alegría es su vigoroso llamado a la conciencia pública a favor de la elevación de las clases desposeídas a través de la Educación Popular Integral”6. Y, desde ese resultado, entendía que “nuestro dinero o, mejor dicho, el dinero que los pobres necesitan para educarse está en el erario público. Por lo tanto, debemos exigir en justi-cia su justo reparto”7.
4 Históricamente, la “libertad de educación” es reclamada por las tendencias laicistas y estatistas en contextos de predominio de la educación religiosa, mientras que en situaciones de predominio del Estado, como en este caso, es defendida por la Educación Católica. 5
J.M. Vélaz, Información sobre Fe y Alegría, 1976.
6
J.M. Vélaz, Algunas anotaciones sobre Fe y Alegría, 1966.
7
J.M. Vélaz, Fe y Alegría, características principales e instrumentos de acción, 1981.
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Por eso, denunció insistentemente “la manifiesta equivoca-ción del Estado en el cumplimiento de sus deberes más esenciales en favor del bien público”8. Pero no se conformó con la denuncia, sino que fue desarrollando propuestas: “El erario público tiene abundantes recursos de dinero y con paciencia y demostración de eficacia se puede lograr su cooperación en todas partes”9… “Las comunidades educativas y nuestro numeroso alumnado son ya una base de apoyo y, sobre todo, de creciente refuerzo en el futuro, para nuestras reivindicaciones ante el Estado en el campo de las oportunidades educativas para todos… Tenemos que proclamar la urgencia de que en Venezuela se instaure la justicia educativa y abrir un diálogo con la colectividad nacional y con el Gobierno sobre tema tan trascendental”10… Su afán no se limitó a Venezuela. En todos los países veía el mismo problema y la necesidad de contribuir a su solución desde la alianza sociedadEstado: “Desde luego, Fe y Alegría se ofrece a los gobernantes de todo Hispanoamérica para cooperar en la Educación Popular Integral y que les garantiza que cualquier ayuda que nos proporcionen se la devolveremos doblada”11, porque “un análisis relativamente bien documentado del pueblo de nuestras naciones hermanas nos ha llevado a la conclusión de que sus problemas son idénticos en todo el continente iberoamericano…”12. Con una visión que trascendía las fronteras afirmaba: “Por lo tanto considero necesario dar soluciones a los problemas iberoamericanos en forma iberoamericana; es decir, con un movimiento continental. Solamente un movimiento continental, con la ayuda de fuerzas, por débiles que sean, de nuestros diversos países logrará tener una envergadura suficiente para dar soluciones que también tengan categoría y fuerza continentales”13. 3. Los pobres, el lugar desde donde Fe y Alegría se sitúa en la realidad, la conoce14 e interviene en ella La cercanía, afectiva y efectiva, al mundo de los pobres permitió a Vélaz no caer en la confrontación entre la Educación Pública y la Educación Privada; 8 J.M. Vélaz, Diagnóstico de la Educación Católica en Venezuela, 1975. 9
J.M. Vélaz, Algunas anotaciones sobre Fe y Alegría, 1966.
10
J.M. Vélaz, Fe y Alegría, Red de Relaciones Humanas, sin fecha, probablemente 1977.
11
J.M. Vélaz, Educación popular integral, sin fecha, probablemente 1970. 12
J.M. Vélaz, Valores de Fe y Alegría, 1978.
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J.M. Vélaz, Fin fundamental de Fe y Alegría, 1965.
14 Esto es lo que se conoce como “lugar epistemológico”: una determinada ubicación social con sus condicionantes sociales que influyen fuertemente sobre el conocimiento. Fe y Alegría piensa y elabora su conocimiento de la realidad social desde los contextos de pobreza. Cfr. Berger, Peter y Luckmann, Thomas (1968): La construcción social del conocimiento, Buenos Aires, Amorrotu editores.
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sino más bien buscar tanto la alianza estratégica con el Estado como la contribución de la sociedad civil. Para Fe y Alegría, el situarse desde la perspectiva de los pobres, ha sido la mejor garantía para superar la confrontación público-privado, y para conservar la sensatez y capacidad de discernimiento en medio de los naturales y enriquecedores debates internos, siendo fiel al espíritu fundacional. Ese situarse afectiva y efectivamente cerca de los pobres, y ver el mundo y verse a sí mismos desde esa perspectiva es lo que hace de los pobres “el lugar epistemológico” de Fe y Alegría. Esa ubicación, como dice Vélaz, produce “un gran proyecto común que tendrá como el mejor premio una unión cordial y emprendedora entre todos los miembros de la familia de Fe y Alegría”15. Una de las características del desarrollo de Fe y Alegría ha sido la autonomía funcional, tanto de los países como de los centros y programas, junto con una gran identidad cohesionadora. La gran diversidad de contextos sociales y culturales, de momentos políticos conflictivos, de planteamientos ideológicos y de propuestas educativas diversas en estos 50 años en América Latina han suscitado múltiples debates, muchas veces no exentos de pasión. Sin embargo, en Fe y Alegría se ha evitado la disgregación y se ha mantenido muy firme la unidad, con alta identidad institucional, fundamentada, sobre todo, en la cercanía al mundo de los pobres. Sin duda, la cercanía afectiva y efectiva y la conciencia de la misión asumida han relativizado las diferencias y han fortalecido la motivación y la entrega: “El barro marginal que se nos pega… nos hace también mirar constantemente hacia soluciones donde encontremos luz caliente, aliento esforzado y certeza intelectual”16. Esa cercanía al mundo de los pobres es la intuición más profunda del P. Vélaz. Así, los temas recurrentes de la fe y la alegría, la urgencia por la acción, la calidad de la educación popular, la exigencia del crecimiento, la Educación Popular Integral como bandera convocadora, las implicaciones políticas de la educación… tienen sentido y coherencia desde la cercanía a los pobres. En palabras de Vélaz tomadas de distintos escritos: “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto. En el corazón de las barriadas, sus centros son testimonio de FE en las potencialidades de nuestro pueblo, e irradian la ALEGRÍA del rescate social por la educación.”17 “Fe y Alegría construye con prisa, y vende a la sociedad la urgente necesidad de cooperar porque la ignorancia, la desesperación y la miseria siempre tienen prisa.”18 15 J.M. Vélaz, Crecimiento, un esbozo del desarrollo de Fe y Alegría en el próximo decenio, 1978-1988, 1978. 16
J.M. Vélaz, Carta al Provincial de México, 5-7, 1972.
17
J.M. Vélaz, Fe y Alegría a los once años de labor, 1966.
18
Ibidem.
15
“La educación de los pobres no puede ser una pobre o superficial educación. Tiene que ser dentro de los mejores requerimientos pedagógicos para remediar la evidente desventaja circunstancial del niño o del joven pobre, sobre todo si es un verdadero marginado social.” 19 “Como el complejo de ignorancia-miseria crece, también crece el desafío que nos reta a remediarlo.” 20 “Una bandera noble que defiende una estricta justicia: el derecho de los más débiles, de los que padecen la aglomeración histórica de generaciones de injusticias; una bandera que se levanta con los más convincentes colores del espíritu cristiano y de la dignidad humana; una bandera para que sean hombres participantes en igualdad los que han sido tratados como si fueran bestias de carga, tiene mucha fuerza para atraer y enardecer a muchos.” 21 “Fe y Alegría se fundó para demostrar que era posible la Educación Católica de los pobres; para hacer ver con hechos que el número de educandos marginados podía ser muchísimo mayor que lo antes acostumbrado; para presentar un experimento totalmente distinto y más eficiente del uso del personal jesuítico; para comprobar que se podía movilizar miles de seglares y cientos de religiosas si se levantaba esta consigna; para luchar con tesón por la justicia educativa concretada en la justicia, en la distribución de los presupuestos educativos nacionales; para ponernos a prueba de si era posible ensayar una empresa transnacional educativa iberoamericana; y, por fin, para despertar un ejército de recursos dormidos, que todos manejan de una o de otra manera, pero que, sistematizados y puestos en producción en serie, pueden configurar un grande y pacífico poder ofrecido en servicio de muchos hermanos que más lo necesitan.” 22 “La educación de los pobres, entre otras consecuencias incómodas, nos obliga a ver y estudiar sus necesarias implicaciones políticas. Sólo cuando el saber y el poder de los que hoy son pobres equilibre o supere al de las clases actualmente dominantes, nos estaremos acercando a la justicia… Solamente una educación de masas irá abriendo
19
J.M. Vélaz, Comentarios a la Asamblea Educativa de Bogotá, 1975.
20 J.M. Vélaz, Crecimiento, un esbozo del desarrollo de Fe y Alegría en el próximo decenio 1978-188, 1978. 21
J.M. Vélaz, Fe y Alegría, vocación de servicio a muchos, sin fecha, probablemente entre 1970 y 1974. 22
J.M. Vélaz, Información sobre Fe y Alegría, 1976.
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la vía hacia la justicia y hacia una nueva sociedad, coordinando con ella una formación de agentes de cambio preparados para organizar y dirigir el poder político de estas mismas masas.” 23 Esta exigente herencia de los tiempos fundacionales –la podemos reconocer con toda humildad, aunque con espíritu insatisfecho– sigue viva en el Movimiento. Desde la diversidad de nuestras experiencias, hemos enriquecido y profundizado la comprensión de la pobreza; nos hemos abierto a nuevas formas de pobreza y exclusión; nos hemos hecho más presentes en la palestra pública para que nuestra acción educadora sea más eficazmente transformadora. La fidelidad a la herencia fundacional no se agota en la superación de las tentaciones burocratizantes, que tanto temía Vélaz, y de otras tentaciones y debilidades propias de la condición humana. Nos exige un espíritu abierto a los retos viejos y nuevos. Hoy, al celebrar los 50 años, y ante amenazantes tendencias privatizadoras de diverso signo, sentimos la urgencia de proclamar que “la educación es un bien público”; y lo hacemos desde el lugar de los pobres y excluidos, desde nuestra identificación y solidaridad con ellos. Los logros de estos 50 años y la capacidad, siempre renovada, del Movimiento de reproducir el carisma fundacional no son trofeos para la complacencia, sino la validación de un camino en el que seguimos mirando hacia delante. El fundamento último de la opción exclusiva de Fe y Alegría por los pobres es la Buena Nueva que anuncia Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, quien asume la condición humana, en medio de la realidad de un pueblo pobre y excluido, haciendo suya la causa de los pobres y llamando a quienes quieren ser sus seguidores a hacer suya la misma causa. San Ignacio de Loyola, fuente de la espiritualidad ignaciana que da origen a Fe y Alegría, nos invita a “seguir e imitar al Señor Nuestro así nuevamente encarnado”1. Por tanto, la opción de Fe y Alegría por los pobres es una opción nacida de la fe o, como dice el P. General de los jesuitas es una “opción, sí, pero opción de fe, nacida del Evangelio, seducida por Cristo” 2. Por ello, el P. José María Vélaz, en una de sus últimas cartas desde el‘Masparro, pide a Dios que Fe y Alegría nunca abandone la utopía divina de la caridad y que los sueños de amor y de servicio a los Más Pobres sean la columna de fuego que nos guíe en el desierto...” 3. Los pobres son pues nuestra querencia irrenunciable, el lugar desde el cual comprendemos el mundo e intervenimos en él, el lugar desde el cual se construye nuestra propia identidad institucional. Los pobres son la razón de ser, tanto de nuestra acción educativa directa, como de nuestra acción pública. Por ello, ambas se orientan a transformar la sociedad en una sociedad justa, equitativa, fraterna y solidaria. 23
J.M. Vélaz, Comentarios a la Asamblea Educativa de Bogotá, 1975.
24
San Ignacio de Loyola, Libro de los Ejercicios Espirituales, N∞ 109.
25 Peter Hans Kolvenbach, Respuesta a la presentación de FyA en la UCAB, 2 de febrero de 1998. 26
J.M. Vélaz, Cartas desde El Masparro, 16 de abril de 1985.
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II. LA EDUCACIÓN COMO BIEN PÚBLICO 1. El derecho a una educación pública de calidad La reflexión sobre la educación como bien público en América Latina, hoy día, debe partir de reconocer el fracaso de las políticas públicas en la reducción de la pobreza, la inequidad y la exclusión, y el fracaso de las reformas educativas que se implementaron con la idea de mejorar la educación. Las propuestas y planes de la última década orientados a combatir la pobreza no han logrado disminuirla y se calcula en unos 130 millones el número de pobres en nuestra región. América Latina sigue siendo el continente más desigual del mundo: el 10% más rico recibe el 48% de los ingresos y el 10% más pobre recibe sólo 1,8% de los ingresos. La educación, a pesar de los fervientes llamados a elevar su calidad, sigue siendo en general una pobre educación pues no responde a las exigencias de la formación humana, ciudadana y productiva de los hombres y mujeres del presente. Rosa María Torres, en el estudio sobre la realidad educativa en América Latina, que le fue encomendado por Fe y Alegría, afirma: “Las reformas educativas conducidas desde fines de la década de 1980 bajo el lema de ‘mejoramiento de la calidad de la educación’ han fracasado. Dicho mejoramiento no se ha dado. Los resultados del rendimiento escolar en la mayoría de los países están estancados o continúan deteriorándose… La calidad y la equidad de la educación han devenido en discurso repetitivo, con débil soporte en las políticas, los programas y los proyectos” 27. Esta realidad nos cuestiona en Fe y Alegría y nos convoca a seguir buscando y proponiendo con tesón y audacia una educación integral de calidad28 para todos y para todas, que pueda contribuir a la transformación social, y a prevenir y erradicar la violencia, la intolerancia, el egoísmo, la pobreza y la ignorancia. Hoy en muchos de nuestros países la confrontación “educación pública” versus “educación privada”, en los términos que se planteó en décadas pasadas, ha sido superada y ha evolucionado con formas diversas de prestación de los servicios educativos y de participación de la ciudadanía. En otros países la confrontación no se acaba de resolver. El rol de Fe y Alegría, en los distintos países donde opera, ha sido procurar que la educación pública sea de calidad y accesible a todos. Llevándola a zonas 27 Rosa María Torres, Justicia económica y justicia educativa: 12 Tesis para el cambio educativo. Fe y Alegría, 2005, pág. 14. 28
Frente a las concepciones reduccionistas de la calidad de la educación que, por lo general, se limitan a medir meros indicadores de rentabilidad y eficiencia, en Fe y Alegría asumimos la calidad en un sentido integral y consideramos que la educación es de calidad si forma personas de calidad, ciudadanos de calidad. Ver el documento “La calidad de la Educación Popular, Una aproximación desde Fe y Alegría” XXXIV Congreso Internacional, Bogotá, 2003)
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donde “termina el asfalto”, donde la acción del Estado ha tardado en hacerse presente o no ha llegado; procurando alianzas con los gobiernos y diversos grupos sociales, convocando a la sociedad e involucrando a las propias comunidades en la tarea. Pero también, cuando le ha sido posible, construyendo redes de trabajo con otros centros de educación estatales y colaborando con la formación de educadores. En Fe y Alegría trabajamos así por fidelidad a nuestra misión, porque en ese quehacer hemos asumido siempre que la educación es un bien público. Somos muy conscientes de la enorme ambigüedad del término “bien público”. En un enfoque comunicacional, por ejemplo, lo público está mediatizado por los medios de comunicación masiva y el “público” lo constituyen los destinatarios del mensaje. Desde una perspectiva económica, el “público” lo conforman los posibles usuarios o consumidores de los servicios o productos. Desde una perspectiva más sociológica, se entiende lo “público” como el bien que es común a todo el pueblo, lo que corresponde a todos los ciudadanos sin discriminación, lo que representa los intereses comunes de la sociedad en contraposición a los intereses y beneficios particulares. En un sentido más sociopolítico, se entiende lo “público” como “esa dimensión de la persona que la convierte en ciudadano de un país, en político o en republicano, que es lo mismo. Los ciudadanos constituyen la cosa pública o res-pública, lo común a todos y dan existencia al Estado como instrumento de la sociedad”29. La educación es un bien público, básico y prioritario, porque conviene a todos los ciudadanos de igual manera para su vida, para su dignidad y para el ejercicio de una ciudadanía participativa y responsable. A todos nos conviene tener más y mejor educación y que los demás la tengan. La carencia de este bien lleva a las sociedades al fracaso. La educación es un derecho humano y social del que todos deben disfrutar en igualdad de condiciones, pues el cumplimiento de este derecho va a posibilitar el disfrute de los otros derechos esenciales. En consecuencia, el derecho a la educación implica derecho de todos no a cualquier educación, sino a una buena educación, a una educación de verdadera calidad. Si garantizamos buena educación, estaremos poniendo los cimientos para que las personas puedan conquistar los otros derechos humanos esenciales. Cuando un bien público existe de igual manera para todos en calidad y oportunidad, se posibilita la equidad, la justicia y la solidaridad, lo que contribuye a fortalecer el pacto social. Pero si un bien público se ofrece de una manera para unos sectores y de otra manera para otros, se convierte en fuente de inequidad y desigualdad. Hoy debemos reconocer con profundo dolor que en América Latina y el Caribe, la educación es un bien público negado, en la práctica, a más de la mitad de la población y por lo menos al 90% de los pobres, pues todavía 29
Luis Ugalde, “Lo público y lo estatal”, El Nacional, Caracas, 31 de marzo de 2005.
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no todos tienen acceso a la educación ni disfrutan de la misma calidad educativa. A Fe y Alegría, que nació precisamente para brindar a los más pobres una educación integral de calidad, esta realidad le resulta intolerable y se niega a aceptar las enormes desigualdades educativas que hacen que algunos tengan acceso a buena educación, mientras que las mayorías, en especial los más pobres, deben conformarse con una mala educación o, lo que es peor, con ninguna educación. Una pobre educación para los pobres reproduce la pobreza y, en vez de contribuir a una sociedad fraterna y justa, agudiza las diferencias y agiganta las desigualdades. Para garantizar a todos el derecho fundamental a una educación de calidad, no es suficiente con que la educación sea gratuita y obligatoria, sino que debe asegurar que los más pobres gocen de condiciones de vida dignas en alimentación, salud, vivienda, empleo, seguridad social que permitan a todos adquirir los aprendizajes esenciales y las actitudes para seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida, pues consideramos que el derecho a la educación es fundamentalmente derecho al aprendizaje. Por ello, la lucha por el derecho a una educación de calidad para todos implica no sólo garantizar más presupuesto para educación, sino también más presupuesto para salud, vivienda, trabajo, seguridad social y mejores condiciones de vida de la población en general. No podemos perder de vista la necesaria integralidad e interrelación de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales. Cada derecho implica a los demás y que por ello, se deben garantizar las condiciones para hacer viables todos los derechos a todas las personas. Si la educación es un derecho es también un deber humano fundamental. Todos somos corresponsables y debemos colaborar para que este derecho se cumpla. La defensa de los derechos humanos para todos se convierte en el deber de todos de hacerlos posibles. Estado y sociedad, y especialmente las familias, deben asumir su deber y responsabilidad educativa. Es de un gran cinismo proclamar derechos y mantener unas condiciones de vida que impiden su realización. También los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad educadora y deben apoyar con su programación las políticas educativas orientadas a formar personas autónomas y ciudadanos responsables y solidarios. La educación es un bien público, sin dejar por ello de ser un bien particular de cada niño o joven sobre cuya educación tienen responsabilidad y obligación irrenunciable sus padres y representantes. La familia es la primera educadora o “des-educadora”, pues es en ella donde se adquieren la mayor parte de los valores o los antivalores esenciales. Esto debe llevarnos a estrechar lazos cada vez más firmes entre los diferentes programas educativos y las familias, y a garantizar también la formación de los padres y representantes para que asuman corresponsablemente su papel de educadores. El derecho a la educación implica también el derecho a unos padres educados. La educación de calidad para todos, condición indispensable para la sana
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convivencia democrática, la productividad y el desarrollo de instituciones fuertes, pasa a ser la estrategia fundamental del Estado y de la sociedad para incorporar plenamente a todas las personas al quehacer de la vida pública contemporánea. El ejercicio de la ciudadanía necesita que las personas sean capaces de conocer e interpretar los hechos que ocurren en la sociedad, lo que sólo es posible si todos los ciudadanos cuentan con las competencias que les permitan leer, analizar e interpretar la realidad. Las sociedades democráticas necesitan a todos sus ciudadanos, y el ejercicio de la ciudadanía y la vida democrática requiere de sujetos bien educados. Si realmente estamos convencidos de que la educación de calidad para todos es exigencia para la dignidad y libertad de las personas, clave de la democracia política, del crecimiento económico y de la equidad social, debería ocupar el primer lugar entre las preocupaciones públicas y entre los esfuerzos nacionales. De ahí la necesidad de asumir la educación de calidad como tarea de todos, como proyecto nacional, objeto de consensos sociales, amplios y duraderos. El Estado debería liderar la puesta en marcha de un verdadero proyecto educativo, en coherencia con el proyecto de país que se quiere, capaz de movilizar las energías creadoras, la participación activa y el entusiasmo de toda la sociedad, para combatir de frente la ignorancia, la mala educación, la exclusión, la ineficiencia, la retórica, la mediocridad. Hay que convertir las proclamas y buenas intenciones en políticas y concretarlas en acciones. El problema educativo es de tanta importancia y es tan grave, que no podemos darnos el lujo de prescindir de nadie que quiera contribuir a su solución, especialmente de aquellos que han demostrado con hechos que les preocupa la educación y que tienen algo importante que aportar. El Estado, que representa el interés común y ejerce un poder conferido por la sociedad, debe vigilar y garantizar que el derecho universal a la educación de calidad para todos y todas se cumpla en términos de equidad, lo que implica compensar las desventajas de los más pobres para que las diferencias de origen no se conviertan en desigualdades. Para que no haya una pobre oferta educativa para los más pobres. Esto no significa que el Estado debe ser el único ejecutor de las políticas educativas, sino que debe coordinar y apoyar los esfuerzos de las familias y de la sociedad para garantizar educación de calidad a todos, en especial a los más pobres y necesitados. Por eso, en Fe y Alegría nos oponemos a la ausencia del Estado que pretende dejar al mercado la solución de los problemas educativos, lo que se traduce, de hecho, en muy pobre educación para los más débiles. Defendemos un Estado fuerte y eficaz para el cumplimiento de los derechos esenciales de todos, en especial de los que cuentan con menos condiciones y poder. El buen funcionamiento del Estado es condición para garantizar las políticas públicas y el disfrute por todos de los derechos esenciales. Un Estado ineficiente o que se inhibe de asumir sus responsabilidades esenciales es una tragedia para los pobres. Pero en Fe y Alegría nos opone-
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mos por igual al Estado que monopoliza la educación, que decide unilateralmente el uso de los recursos que pertenecen a todos y premia o castiga a los que siguen o no siguen sus políticas particulares. Los gobiernos no son dueños del presupuesto, sino meros administradores. Administración que se debe realizar con eficiencia, equidad y transparencia, para garantizar a todos el disfrute de una educación de calidad. De ahí la necesidad de fomentar el papel de la sociedad como corresponsable, con el Estado, de la educación de calidad para todos y todas y como veedora o contralora de sus derechos. Debe impulsar unas políticas públicas honestas y eficientes que garanticen una gestión estatal eficaz, eficiente y transparente, con estrecha vigilancia de la corrupción, y del rol de los políticos y burócratas cuya función es servir a los ciudadanos que los eligieron y no servirse del Estado. También nos oponemos a un Estado “Docente” o “Monopolizador”, es decir, único ejecutor de las políticas educativas, con exclusividad y monopolio de la formación de educadores, de textos y de programa educativos, lo que impide a las familias y a la sociedad el ejercer sus derechos. Fe y Alegría defiende un Estado verdaderamente “Educador”, cuyo rol no se reduce a asegurar el presupuesto necesario, sino garantizar calidad educativa a todos, en especial a los más pobres, apoyar las iniciativas sociales a participar en la educación pública, garantizar el derecho de las familias a que sus hijos reciban una educación acorde con su cultura y sus creencias, respetando la pluralidad y la diversidad. Defendemos un Estado que, como plantea Rosa María Torres30, de ejemplo de aquellos valores y actitudes que se pregonan y se repiten una y otra vez en las Constituciones Nacionales, en las Leyes de Educación y en los currículos escolares, pero que escasean cada vez más en la sociedad y en sus dirigentes: democracia, participación, honestidad, esfuerzo, tolerancia, diálogo, colaboración, justicia e igualdad. 2. En defensa de la “educación pública” Si bien toda educación es un bien público, por lo general, se entiende que la educación es pública cuando es financiada con fondos públicos, cuando su titular son los poderes públicos y cuando los trabajadores son funcionarios públicos. La educación pública suele equipararse sin más con la educación estatal u oficial, que, al menos en teoría, está abierta a todos sin ningún tipo de limitaciones o trabas de tipo económico, racial, social o religioso, y es gratuita, para posibilitar el acceso a todos. La educación pública así entendida se distingue de la educación privada, que responde a intereses particulares, familiares o corporativos, es administrada por particulares y suele ser financiada por los padres y representantes. Sin embargo, la educación pública puede ofrecer dos vertientes: la de gestión pública, administrada por el Estado, y la de gestión social o comunitaria, que aunque sea administrada por particulares, cuenta con la cooperación de benefactores, de empresas privadas, de agencias internacionales y de los padres 30
Rosa María Tórrez, Op.cit.
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y madres de los educandos, siempre manteniendo el principio de la no exclusión por ningún motivo. Como Asociación Civil sin fines de lucro y Movimiento de Educación Popular Integral y de Promoción Social con clara vocación inclusiva de los más desfavorecidos, Fe y Alegría se considera educación pública de gestión social, abierta a todos sin ningún tipo de discriminación.31 Como educación pública, Fe y Alegría se siente corresponsable con el Estado de brindar a los más pobres una educación integral de calidad, y le duele cuando constata que los pobres reciben una educación de baja calidad. En consecuencia, Fe y Alegría está decidida a constituirse en doliente y abogado defensor de la educación de los más necesitados; y quiere participar cada vez más activamente en el debate educativo para compartir con humildad su experiencia y el caudal educativo y comunicacional acumulado en sus 50 años de búsqueda de una buena educación integral en contextos de pobreza y marginalidad, aportando a la elaboración de políticas públicas y brindando su apoyo, en todas las formas, modalidades y dimensiones que le sea posible, para crear alternativas que garanticen a todos una educación integral de calidad, y contribuyan a superar la pobreza y a eliminar la exclusión social. La responsabilidad del Estado de hacer más eficiente el gasto público en educación no puede realizarse a costa de los salarios y condiciones laborales de los educadores, a quienes consideramos los sujetos esenciales para una educación de calidad. Necesitamos buenos educadores, bien formados y bien tratados. De ahí que apoyamos y exigimos unas políticas decididas que estén orientadas a su dignificación laboral y social que les permitan ejercer con dignidad y orgullo su profesión y les posibiliten responder adecuadamente a las exigencias de su formación permanente32. Difícilmente lograremos educación de calidad con educadores mal pagados y que trabajan en condiciones de gran precariedad. También consideramos urgente superar la situación que se da todavía en varios países de Latinoamérica en los que los educadores de educación pública de gestión social, como los de Fe y Alegría, que atienden a los sectores más desfavorecidos no disfrutan de los mismos beneficios que sus pares de la educación oficial. En este caso, el Estado no está cumpliendo su deber de garantizar a todos los educadores un nivel salarial y condiciones de trabajo en equidad; tampoco está cumpliendo su deber de garantizar a los sectores de población atendi31
Lo que debe llevarnos a revisar continuamente nuestros mecanismos velados de exclusión, pues corremos el peligro de, olvidando nuestros lemas fundacionales de “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto”, instalarnos hoy en el asfalto, no llegar a los más necesitados y convertirnos en educación de los que ya no son los sectores más empobrecidos. 32
En la tercera parte de este documento, en el acápite Mejora de la situación de los educadores complementaremos las medidas que consideramos se deben promover para enfrentar esta lacerante situación de los educadores.
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dos por los educadores que son discriminados, una educación de calidad en condiciones de equidad. No siempre Fe y Alegría puede garantizar una plena gratuidad, ya que no cuenta con recursos suficientes para cubrir todos sus costos. Desde su nacimiento, y por considerar que la educación, si bien se proclama gratuita, es muy costosa, y para que los padres y representantes se involucren en ella y la valoren en su justa medida, Fe y Alegría se ha esforzado porque cada familia contribuya según sus posibilidades reales –en especie o trabajo–, velando porque nadie quede excluido de ella por motivos económicos o sociales.33 Al mismo tiempo, Fe y Alegría pretende ser un canal eficiente para que muchas personas y empresas cumplan con su responsabilidad social y contribuyan a una educación de calidad para los más pobres. Fe y Alegría como educación pública de gestión social es inviable sin el apoyo sostenido del Estado, que tiene el deber de proporcionar educación a todos los niños, niñas y jóvenes en igualdad de condiciones. El Estado debe entender que los alumnos y personal docente, administrativo y obrero de Fe y Alegría tienen los mismos derechos que los de las escuelas oficiales y es su deber garantizárselos. Como defensores de la educación pública de calidad, no ignoramos que, por lo general, en nuestro continente, la educación estatal u oficial está atravesando una grave crisis. Nos oponemos, sin embargo, a las campañas de desprestigio de la educación pública sobre las que algunos pretenden ocultar sus intenciones privatizadoras e incluso mercantilistas. De hecho, como ha escrito Rosa María Torres34, la privatización de la educación avanza aceleradamente no sólo porque, ante la crisis de la educación pública, crece la oferta privada, sino porque la propia educación pública viene asumiendo criterios introyectados por el mercado (competencias entre escuelas, incentivos por desempeño, financiación de proyectos a la institución). Si a esto sumamos los costos de útiles, uniformes, y las formas cada vez más frecuentes en que se exige a las familias un aporte económico, bajo el discurso velado de “financiación compartida”, “autogestión” e incluso “participación comunitaria”, podemos concluir que la educación gratuita es cada vez más escasa en nuestro continente, y que, en consecuencia, son muchos los niños y jóvenes que no pueden acceder o mantenerse en ella. A la creciente privatización de la educación en nuestros países ha contribuido en gran medida la falta de conciencia ética y ciudadana de muchos
33 Insistimos aquí una vez más en lo expresado en la nota anterior, pues corremos el peligro de estar excluyendo de hecho a los más necesitados, que, de acuerdo a nuestra identidad, son los sujetos de nuestra opción. Convendría en este sentido revisar los criterios de admisión en nuestros centros educativos, las inscripciones, cobros de mensualidades, exigencias de útiles escolares, cuotas extra, pruebas de admisión… 34
Rosa María Tórrez, Op.cit.
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de nuestros dirigentes que, al tener sus hijos estudiando en centros educativos privados, no les ha importado demasiado el deterioro de la educación pública, asegurándose de este modo una educación para sus hijos y otra bien distinta para los hijos de los demás. Pensamos que hay que superar el estéril debate entre educación pública y educación privada, pues de lo que se trata es de aunar esfuerzos para garantizar a todos una educación de calidad, lo que, entre otras cosas, implica que toda educación asuma su función de bien público y cultive en los alumnos y representantes la conciencia ciudadana y la responsabilidad social. La clase media y los más privilegiados deben también comprometerse en la defensa y el logro de una educación pública de calidad. Si los que egresan de los centros educativos privados no lo hacen con una fuerte conciencia social y el compromiso de trabajar para que todos disfruten de sus derechos esenciales, en especial del derecho a una educación de calidad, la educación que imparten no está respondiendo a su condición de bien público. Pero hay otras formas veladas y muy sutiles de cierta privatización muy perniciosa de la educación que no suelen tomarse en cuenta cuando se abordan estos temas. La educación se privatiza cuando está al servicio de un gobierno que no representa los intereses de todos, cuando se utiliza para fines partidistas o para imponer una visión particular. En este caso, olvidando que su papel es servir a la sociedad y garantizar los derechos de todos, el Estado se convierte en el gran agente “privatizador”, el propietario más poderoso. La función del Estado no puede ser estatizadora, debe ser eminentemente “socializadora”: en este caso, apoyar las iniciativas sociales orientadas a garantizar a todos una educación de calidad. El Estado sirve a la sociedad si es un Estado “coordinador”, no subordinador a sus particulares intereses. El clientelismo, de igual forma, contribuye a la privatización de la educación. El otorgar cargos y puestos, por su afiliación ideológicapartidista, o por simple “amiguismo” sin tomar en consideración las capacidades profesionales, negando la igualdad de oportunidades es una forma deshonesta de apropiación privada de un bien público. Los funcionarios públicos, sean maestros o administradores, no trabajan para el gobierno (entiéndase partido de gobierno), sino para su país y es a él a quien deben responder y rendir cuentas. La subordinación a los intereses privados de los profesores o gremios, constituye también una forma reprivatización de la educación pública. Sin duda alguna, el continuar las luchas sociales bajo los viejos esquemas de un corporativismo y un gremialismo incapaces de leer las nuevas realidades, está contribuyendo a fomentar las políticas privatizadoras de la educación. ¿Cómo ignorar la mala gestión, la ineficiencia, el burocratismo de tantas instituciones educativas del Estado? ¿Cómo no ver la baja calidad de muchas instituciones estatales que hace que las familias, incluso a costa de enormes sacrificios económicos, acudan a la educación privada para garantizar a sus hijos una mejor educación? Los educadores no pueden olvidar que sus derechos, que deben defender con tesón y sin claudicaciones, dimanan de los derechos de los alumnos, de todos los alumnos, a recibir una educación de calidad. Se pisotean los derechos de los alumnos cuando se suspenden las clases con facilidad, cuando se callan
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las anomalías o se protegen las conductas irresponsables, cuando se fomenta un ambiente de mediocridad, cuando los sindicatos de maestros deciden y presionan nombramientos de autoridades, cuando por afirmar la educación pública con gestión gubernamental niegan la educación pública con gestión social, cuando por afirmar una educación laica o aconfesional, niegan el derecho a una educación integral que contemple la dimensión espiritual del ser humano y el estudio de la religión. Algunos directores e incluso docentes también se convierten en agentes privatizadores cuando gestionan los centros educativos o las aulas como si fueran un feudo de su propiedad y admiten o niegan el acceso a algunos alumnos por cuestiones económicas, sociales, religiosas o personales. Incluso podríamos hablar de que hoy también y cada vez más, algunos alumnos contribuyen a privatizar la educación cuando generan un clima de violencia o amedrentamiento que imposibilita el ejercicio del proceso educativo en condiciones propicias, lo que lleva a muchos padres o representantes a buscar refugio para sus hijos en centros educativos privados. 3. La participación de la sociedad La educación como bien público debe propiciar la participación de la sociedad y generar conciencia ciudadana. El debate sobre la educación y sobre la organización del sistema educativo debe ser público e incluyente. Todos los actores relacionados con la educación (estudiantes, educadores, directivos, padres de familia, iglesias, gremios, personeros del Ministerio, medios de comunicación, empresarios...) deben participar en el debate sobre las políticas educativas y la organización del sistema, pues este es el camino que asegura que se haga realidad el derecho a la educación y que sus beneficios alcancen a todos los miembros de la sociedad sin importar su condición social. No podemos ignorar que, lamentablemente, lo público se ha deteriorado gravemente, es de baja calidad y está penetrado por la ineficiencia y la corrupción. La sociedad se refugia en sí misma y se desinteresa por lo público e intenta resolver individualmente su situación, olvidando así su condición de ciudadanos. Como plantea Luis Ugalde “toda sana democracia es representativa, por imposibilidad de que todos gestionen directamente al Estado, pero debe ser también participativa, pues de lo contrario los representantes se alzan con la representación, usurpan la soberanía y se vuelven tiranos. El fracaso está garantizado si las sociedades carecen de conciencia pública, sus empresas no aportan a lo público, y en la sociedad no florecen iniciativas de desarrollo público, ni apoyos, ni vigilancia”.35 Toda educación como bien público debe ser eminentemente inclusiva y democrática, siempre comprometida con el mejoramiento de su calidad. La democracia requiere estructuras participativas, lo que postula democratizar el poder, que exige reconocer y fomentar la participación en la planificación, gestión y evaluación de los centros y programas educativos de educandos, 35
Luis Ugalde, Op.cit.
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educadores, padres y representantes y comunidad en general, aunando esfuerzos y recursos para garantizar a todos una educación de calidad. La educación como bien público debe combatir las prácticas autoritarias, tanto de derecha como de izquierda que transforman la educación en mera “transmisión de comunicados” (Paulo Freire). Si la educación no fomenta el pensamiento crítico y autocrítico y cultiva la participación y la ciudadanía deja de ser un bien público. Debemos formar para actuar. Por eso, no puede pensarse organizar un programa o un centro educativo sin tomar en consideración las necesidades y exigencias del contexto. Si queremos dar respuestas válidas, los referentes obligados son las necesidades educativas de los alumnos y de la comunidad a la que pertenecen, y esto obliga a conocer el territorio y los ambientes en los que desarrollan sus vidas. Se trata de promover el desarrollo de sujetos críticos de lo que existe alrededor, de sujetos que piensen en construir realidades nuevas y que contribuyan a la transformación de lo social. De ahí la necesidad de cultivar la verdadera formación ciudadana que busca el bien común, que busca la ética de lo público, la ética de la participación y la solidaridad. Se trata de hacer funcionar las instituciones, alimentando en los funcionarios su vocación de servicio. La educación es un proyecto político encaminado a profundizar los valores ciudadanos y el proceso democrático. Si los centros y programas educativos dejan de cultivar esta dimensión, no educan para la ciudadanía, y se limitan a transmitir contenidos programáticos, ajenos al contexto y a la realidad de los alumnos, dejan de responder a su esencia de bien público. III. LA ACCIÓN PÚBLICA PARA PROPONER TRANSFORMACIONES EN LA EDUCACIÓN Y LA SOCIEDAD Fe y Alegría quiere comprometerse con la búsqueda de mejoras de los sistemas públicos de educación. Para ello, además de realizar su trabajo educativo y de promoción social, promueve la acción pública36. La acción pública de Fe y Alegría nace de la convicción de que la transformación social y el desarrollo que buscamos requieren de cambios culturales y políticos (estructurales), además de presencia, trabajo y acompañamiento directo de los grupos y personas excluidos. Mediante la acción pública Fe 36 La acción pública ha estado presente en Fe y Alegría desde el comienzo de la actuación del Movimiento. Sin embargo, en los últimos años se ha querido dar una mayor estructuración e impulso a esta dimensión, por lo que se incorporó como uno de los objetivos federativos en el II Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento Institucional 2005-2009. El XXXV Congreso, celebrado en España en el 2004, permitió elaborar un marco global para la acción pública que ha servido para la preparación de la estrategia del Programa de Acción Pública de la FIFYA (P8) previsto en dicho Plan. Ambos documentos están publicados en Educación Popular y Transformación Social. Revista de la Federación internacional Fe y Alegría, N∞ 6, 2005 y también pueden ser encontrados en www.feyalegria.org sección Congresos Internacionales y sección Programas.
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y Alegría quiere incidir sobre las políticas públicas educativas y sociales, actuando en los ámbitos internacional, nacional y local simultáneamente. La acción pública de Fe y Alegría está inspirada en la convicción de que para avanzar hacia el sueño de una sociedad mejor para todos, hemos de promover, entre otras cosas, una mejor educación. Fe y Alegría entiende que la mejor educación y la mejor sociedad son aquellas en las que prima la plenitud de la persona, la equidad y justicia social, el respeto a las diferentes culturas e identidades y la integración con el medio ambiente. En un contexto de creciente diferenciación, segmentación y privatización de los sistemas educativos nacionales, es necesario y urgente contribuir al diseño y ejecución de las políticas públicas educativas mediante la formulación colectiva de propuestas y seguimiento de las políticas y acciones gubernamentales. Dentro de este marco general, Fe y Alegría quiere promover reflexiones y propuestas en torno a seis grandes cuestiones. 1. Pactos sociales por la educación El Estado y la sociedad civil tienen que explicitar y consensuar su visión de la educación. La sociedad civil tiene que ser un actor de la política social y hacerse corresponsable de los problemas. La participación social en las grandes políticas públicas profundiza la democracia, le otorga mayor calidad y la hace más real y concreta. Por ello, Fe y Alegría quiere promover, junto con otras instituciones y personas, la constitución de pactos sociales por la educación, que se basen y expresen un amplio consenso social y político en torno a los principios fundamentales de la política educativa. De este modo se pueden evitar la sucesión ineficaz de reformas educativas estériles e ineficientes. Estos pactos deben ser un instrumento adecuado para incrementar el compromiso de la sociedad con la educación y con la educación de calidad. Fe y Alegría quiere impulsar una mayor sensibilidad social hacia las cuestiones educativas, de donde pueda resurgir el interés, el compromiso y la acción concretos por la mejora educativa. Para que la educación sea una política eficaz es necesario que disponga de estabilidad. Es necesario construir y mantener acuerdos entre los distintos agentes sociales y políticos (Estado, partidos políticos, Iglesia, organizaciones educativas, sindicatos,…) en torno a los elementos básicos de la política educativa. Sólo mediante estos grandes pactos sociales y políticos pueden establecerse y garantizar políticas educativas con estabilidad y continuidad, más allá de los matices y orientaciones particulares de cada sector social y/o fuerza política. Entre las características‘fundamentales que deben tener estos acuerdos, Fe y Alegría quiere destacar las siguientes: a. Ser fruto del diálogo lo más amplio y plural posible, el encuentro de los diferentes actores sociales y políticos significativos del país y el consenso entre las distintas opciones y posturas existentes en sociedades plurales. b. Partir del diagnóstico y análisis conjunto entre todas las fuerzas políticas y sociales –con especial participación de los sectores de la comunidad
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educativa–, desde la situación, necesidades y perspectiva de los sectores empobrecidos y excluidos de nuestras sociedades. c. Destacar la importancia que la educación tiene en el desarrollo humano, social y económico de la sociedad y, de manera especial, en la lucha contra la pobreza y la desigualdad que forman parte de estos procesos de desarrollo. d. Promover una visión general del sistema público de la educación que, superando los estereotipos, vaya más allá de lo estatal e incorpore las propuestas de la sociedad civil que se preocupa por la educación como bien público. e. Recoger de forma clara y con indicadores concretos los compromisos internacionales de universalización de la educación básica (incremento de la cobertura, incluida la finalización) y de calidad de la educación básica para todos. f. Determinar las prioridades básicas de intervención en cuanto a etapas educativas, sectores de población, medios y recursos. g. Incluir un marco presupuestario que indique las fuentes de financiación para llevarlos a cabo. Considerando incrementos significativos en el presupuesto del sector educativo. Dichos recursos, tanto los que son de origen local como los que provienen de la cooperación internacional, deben ser estables y priorizar la atención a los grupos sociales más desfavorecidos. h. Establecer los mecanismos e instrumentos de seguimiento y vigilancia del cumplimiento de los acuerdos, con espacios de participación de los principales actores de la sociedad civil. Desde Fe y Alegría queremos sumarnos a este esfuerzo. Para ello, si hace falta, debemos hacer valer la legitimidad que nos otorga el trabajo en los centros y programas educativos y sociales en medio de los sectores empobrecidos y excluidos, que nos convierte en un actor importante en los procesos de formulación de políticas educativas. 2. Atención prioritaria al derecho de los sectores excluidos a una educación de calidad A lo largo de las últimas décadas, se ha ido reconociendo el derecho a la educación y existe un amplio consenso internacional al respecto. La declaración de derechos humanos en su artículo 26 establece que “toda persona tiene derecho a la educación”. A partir de este acuerdo internacional, de trascendental importancia histórica pero sin fuerza legal, y gracias, sobre 37
Así se suceden los pactos internacionales que obligan a los estados a cumplir con la obligatoriedad de la educación. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), ratificado por 139 Estados; la Convención relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza (1960); la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), ratificada por todos los países excepto Estados Unidos y Somalia; la Convención sobre la Enseñanza Técnica y Profesional (1989), entre otros.
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todo, al esfuerzo de la sociedad civil, se van estableciendo disposiciones y tratados que establecen obligaciones legales para su cumplimiento.37 De todos ellos, quizás la Convención sobre los Derechos del Niño, es la que recoge de manera más completa el derecho a una educación de calidad, cuando en el artículo 29 señala que “la educación del niño deberá estar encaminada a: Desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades … Preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena”. Más allá de la perspectiva legal, el derecho a la educación debe ser contemplado y considerado en un sentido amplio. Es necesario superar la visión escuela-céntrica38, pasando de la escuela a una comprensión de la educación más allá del£ámbito escolar. El derecho a la educación debe contemplarse desde una perspectiva que incluya a la familia, la comunidad, el trabajo, el deporte, los medios de comunicación, las bibliotecas y el vasto campo de la llamada educación no formal, que son otros subsistemas educativos que complementan y forman parte del sistema escolar. Esto conlleva, una concepción del derecho a la educación más allá de la infancia, como un derecho para todas las personas a lo largo de toda la vida. Esta mirada amplia de la educación incluye no sólo el acceso a un mínimo de años de educación primaria. El derecho a la educación remite a que todas las personas han de tener oportunidades de aprender, de desarrollar su potencial y capacidades humanas, y poner en práctica, conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes útiles en y para la vida. Oportunidades de aprender a aprender, para continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida. El derecho a una educación de calidad en estos momentos, remite también, y de manera fundamental, al derecho a ejercer la ciudadanía y a la participación social, económica y política. El derecho a la educación, a través de la formación de las comunidades en sus derechos y obligaciones, incide en el desarrollo de procesos de empoderamiento para que éstas se conviertan en protagonistas activos y comprometidos con sus propias realidades. Fe y Alegría está comprometida con el acceso universal a la educación y a una educación de calidad. Por ello, quiere impulsar un mayor compromiso de todos los estados, instituciones, nacionales e internacionales, y grupos sociales para que gocen de este derecho todos los grupos y personas que aún no tienen acceso al mismo o que lo tienen de modo insuficiente o inadecuado. Fe y Alegría reafirma su compromiso por la defensa del derecho que tienen los sectores empobrecidos, marginados y excluidos, a una atención prioritaria con enfoque de equidad, que verdaderamente contribuya a la superación de sus carencias y les permita un mejoramiento signi38
Rosa María Torres. Op.cit.
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ficativo en sus condiciones de vida. Para hacer realidad esto, creemos necesario pensar la educación: a. Desde la perspectiva de los empobrecidos y excluidos, que son las grandes mayorías del continente y que deben estar en el centro de las preocupaciones y concepciones de las políticas educativas. b. Para los jóvenes excluidos del sistema educativo formal. Para los jóvenes de los barrios marginales de nuestras ciudades, que sufren problemas de violencia, desarraigo familiar, desempleo, drogadicción. Una educación que responda a sus necesidades de preparación para una inserción en mejores condiciones en el mercado laboral. c. Con perspectiva de género. Que promueva la igualdad de derechos y oportunidades y reconozca y valore las diferencias. d. Para las zonas rurales. Que atienda a la necesidad de modelos propios y diferenciados, no sólo en contenidos adaptados a las realidades y necesidades del campo, sino también a modalidades flexibles, itinerantes o con arreglos diversos, capaces de adaptarse a los tiempos, las distancias, la dispersión geográfica, las costumbres, las culturas propias. e. Adecuada a los contextos multiculturales y plurilingües, tanto urbanos como rurales. Que preste una atención diferenciada a las poblaciones indígenas con un espacio propio para desarrollarse, empezando por el derecho a aprender en la propia lengua y rescatando los modos tradicionales de transmisión de saberes y de las culturas indígenas. f. Para personas en desventaja: con discapacidades físicas o psíquicas. Una educación que genere dinámicas integradoras y atienda a cada persona en función de sus necesidades y de su capacidad para acceder al aprendizaje. g. Para las personas migrantes, refugiadas o desplazadas internamente. Su número creciente, su extrema vulnerabilidad y sus características específicas obligan a prestar una atención especial y creativa para hacer realidad su derecho a una educación de calidad. 3. Sistemas educativos de calidad Existe un diagnóstico, compartido por la mayoría de instituciones, expertos y, en general, actores de los sistemas públicos de educación de América Latina, que considera que la calidad es el gran reto al que se debe hacer frente en este momento, pues constituye el principal déficit de nuestros sistemas educativos. La falta de calidad en la educación afecta sobre todo a los más necesitados, provocando que la educación refuerce las desigualdades y exclusiones. Tal como se ha explicado en la parte II del presente documento, Fe y Alegría, desde su identidad de Movimiento de Educación Popular Integral 39
El XXXIV Congreso Internacional de Fe y Alegría celebrado en Colombia, se centró en la calidad de la educación popular. El documento del congreso recoge los puntos esenciales del concepto de calidad educativa de Fe y Alegría.
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y Promoción Social, reafirma su compromiso por la búsqueda de la calidad de la educación39 para los sectores empobrecidos y excluidos. Para hacer realidad la educación de calidad en los sistemas educativos de nuestros países, la acción pública institucional debe impulsar: a. Diseños curriculares y contenidos, de las diferentes etapas educativas, funcionales, pertinentes y relevantes. Deben promover procesos de aprendizaje útiles para la vida, recoger la diversidad cultural y responder a las demandas y necesidades reales de la sociedad. b. Docentes con un reconocimiento social justo, una formación necesaria, una motivación y estímulos adecuados, y unas condiciones de vida dignas. c. Centros con medios y recursos materiales necesarios para que se pueda desarrollar en ellos adecuadamente la tarea pedagógica. d. Equipos directivos de los centros con una formación, unas capacidades y unos instrumentos necesarios para llevar a cabo adecuadamente la planificación, la ejecución, el seguimiento y la evaluación de la calidad de los programas educativos desarrollados. Estos equipos directivos deben promover un liderazgo comunitario en los centros y su gestión debe ser clara, flexible y capaz de responder a las necesidades de la comunidad. e. Estamentos de la Comunidad participando activamente en el centro educativo. f. Clima institucional en los centros educativos gozoso, abierto, inclusivo, dialogante, digno, limpio,… g. Cultura de la evaluación constante y de la calidad, que va mucho más allá de la medición del rendimiento académico. 4. Mejora de la situación de los educadores Para Fe y Alegría, los docentes constituyen un factor decisivo dentro de los sistemas educativos en América Latina. Si queremos una educación pública de calidad, la solución de los problemas de los docentes ocupa un lugar prioritario. Difícilmente lograremos una educación de calidad con educadores mal pagados, mal formados, o que trabajan en condiciones de gran precariedad. Si bien antes hemos mencionado ya, en general, la situación de los educadores40 ahora queremos señalar algunos problemas específicos que es preciso enfrentar para, luego, proponer líneas de acción pública al respecto: a. Muchos maestros no poseen las condiciones mínimas de calidad de vida: salud, vivienda, alimentación,… Esto tiene repercusiones negativas en el ejercicio de la docencia. b. Existe una alta precariedad en las condiciones laborales. Los salarios son insuficientes, por lo que es habitual el ausentismo o el pluriempleo que 40 Se puede revisar en la segunda parte de este documento lo que se desarrolla al respecto en el apartado “En defensa de la Educación pública”.
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lleva a los docentes a no dedicar tiempo suficiente para la planificación y la preparación de sus actividades. c. La profesión docente no goza de reconocimiento social y su prestigio no corresponde con la importancia que la educación tiene en la organización social. d. La sociedad suele responsabilizar a los docentes por la baja calidad de la educación que reciben los estudiantes, sin reflexionar acerca del deber que tiene el Estado y la sociedad civil de asegurar condiciones que permitan al educador un mejor desempeño. e. Existe una proporción muy elevada de maestros de educación preescolar, primaria y secundaria que no poseen la adecuada titulación académica y carecen de una buena formación pedagógica y didáctica. f. Existe un desánimo entre los docentes que dificulta su superación y genera una baja autoestima colectiva. Toda esta situación de los docentes demanda que las políticas educativas consideren la inversión de recursos y la adopción de medidas para profesionalizar, para mejorar las condiciones laborales y salariales y prestigiar la docencia. Entre las medidas que los sistemas educativos deben impulsar, en este campo, resaltamos las siguientes: a. Mejorar las condiciones laborales de los maestros de educación pública con el fin de que dispongan de un salario que les permita dedicarse en exclusividad a la docencia. b. Ofrecer una educación profesional de calidad (fundamentalmente superior o universitaria) para que los futuros maestros tengan los conocimientos y capacidades necesarias y pertinentes. c. Contribuir a la formación de los maestros no titulados, a partir de la reflexión crítica de su misma práctica educativa. d. Implantar sistemas de formación y capacitación permanente de los cuadros directivos y establecer mecanismos adecuados, transparentes y justos de promoción y selección de los mismos. e. Poner en marcha modalidades eficaces de formación permanente, centradas en mejorar los conocimientos, habilidades, actitudes y destrezas, además de renovar la motivación de los educadores y los gestores, promoviendo la formación de “equipos” docentes y de gestores. f. Fomentar procesos de investigación-acción que reflexionen sobre las prácticas y desde ellas se busque su transformación, respondiendo a las necesidades reales del contexto. g. Promover en los docentes el desarrollo de estrategias que le permitan aprender a aprender, para así liderar procesos de enseñanza-aprendizaje orientados a la estimulación de un pensamiento crítico.
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h. Incrementar la valoración social de la labor docente. 5. Continuo educativo: atención a las etapas de la educación como factor de desarrollo humano La política educativa debe concebir el sistema educativo como un todo en el que las distintas etapas o niveles están adecuadamente interconectados entre sí. Cada uno de ellos incide en la reducción de la pobreza y el desarrollo humano. La interdependencia de las etapas y ciclos educativos recomienda un planteamiento sistémico de las políticas educativas nacionales y de las estrategias de la cooperación internacional, de forma que se vayan ampliando las oportunidades educativas especialmente para las poblaciones que sufren pobreza y exclusión. El acceso a la primaria, sin ninguna escolarización previa, implica retraso en los aprendizajes posteriores. La educación de 0 a 6 años tiene carácter educativo, y no meramente asistencial. Supone una oportunidad muy importante para sentar las bases del desarrollo posterior, prevenir el fracaso escolar, y compensar las carencias y desventajas que presentan los niños y niñas de entornos desfavorecidos. Es una etapa fundamental en un sistema educativo basado en el principio de igualdad de oportunidades ante la educación. En el contexto latinoamericano, uno de los grandes retos es aumentar la cobertura de esta etapa educativa, con el fin de mejorar las capacidades de los alumnos, estimularles adecuadamente y facilitar el acceso al mercado laboral de las madres. La educación primaria constituye el núcleo central de cualquier sistema educativo. La prioridad es garantizar el acceso de todos los niños y niñas a la misma. La continuidad y finalización de esta etapa educativa debe constituir una preocupación fundamental de los sistemas educativos, además de una mejora significativa en su calidad. La iniciación profesional básica debe ofrecerse en el nivel secundario. En la mayoría de los países se necesita una completa reforma del bachillerato para que los alumnos tengan la posibilidad de acceder a la formación técnica media o superior, que son las que ofrecen oportunidades de acceso al empleo mínimamente cualificado y estable. Es preciso entender la educación básica de adultos en un sentido amplio, como un proceso que va más allá de la alfabetización (saber leer, escribir y calcular) y llega a la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje de los jóvenes y adultos (en su rol de padres, vecinos, trabajadores, consumidores, ciudadanos). La familia y la comunidad son entornos fundamentales de aprendizaje, desde los cuales se contribuye a la superación de la pobreza y la exclusión. En nuestros países el acceso a la universidad es minoritario y elitista. Este nivel de educación estás excluido de las prioridades de la cooperación al desarrollo. Sin embargo, no podemos olvidar que, como parte de un sistema global, cumple funciones decisivas: entre otras, la formación de futuros educadores y gestores escolares competentes, y la generación de conoci-
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miento especializado –tan esencial para el desarrollo– a través de la investigación básica y aplicada. En este sentido, resulta fundamental fortalecer los mecanismos que permiten el acceso de los grupos de población más excluidos a la educación superior y universitaria, mediante las siguientes medidas, entre otras: el incremento del número de becas y ayudas; la adecuación de los trámites de titulaciones a las posibilidades y necesidades de estos sectores; la ubicación de los centros universitarios en lugares accesibles a los sectores excluidos. En el sistema educativo, como en todo sistema, los elementos están interrelacionados y su función es acompañar el desarrollo y la inserción social de la persona en cada etapa de su vida. Sin embargo el sistema educativo es un subsistema social, por lo que no podrá cumplir sus objetivos de inclusión, en una sociedad que no establezca –a nivel nacional, regional e internacional– un amplio compromiso para acometer los cambios y reformas necesarios para que sea una fuente de oportunidades y deje de ser un mecanismo de exclusión. 6. Financiación de la educación Todos los puntos señalados anteriormente exigen voluntad política y compromiso social con la educación. En definitiva, recursos económicos destinados a este sector. El incremento en el financiamiento para el sector educativo no es la única solución para los problemas en educación, pero una mejor educación para todas y todos exige un incremento de los recursos destinados a la educación. El incremento de la financiación debe provenir fundamentalmente de un esfuerzo mayor por parte de los gobiernos. Por consiguiente, los presupuestos generales de los diferentes estados deben incrementar de manera sostenida las partidas destinadas a educación. Creemos que el financiamiento internacional puede contribuir notablemente a hacer realidad una mejor sociedad para todas y todos. Sin embargo, consideramos que se deben introducir cambios significativos en los sistemas de ayuda y cooperación para el desarrollo, con el fin de incrementar su eficacia e impacto. La educación debe ocupar un lugar privilegiado en los programas de las agencias e instituciones, nacionales y multilaterales de cooperación internacional. La cooperación debe hacerse más estable y previsible, pasando de la lógica del proyecto a la del programa, de los resultados inmediatos a la del proceso. También deben establecerse mejoras en los sistemas de coordinación entre donantes y entre las instituciones públicas y de la sociedad civil que acceden a los recursos de cooperación internacional. La puesta en marcha de nuevos instrumentos de cooperación, como el canje de deuda (léase condonación de una deuda injusta) por educación, pueden constituir una iniciativa positiva, que debe traducirse en hechos concretos más allá de las palabras. Es necesario también incorporar de manera creciente el papel que la empresa privada está jugando en los procesos de desarrollo de nuestras sociedades. El creciente interés por la responsabilidad social de la empresa privada está aún en una fase incipiente. Es necesario que se fortalezca y se
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convierta en una estrategia empresarial fundamental. Una estrategia que responda a principios éticos más que a una búsqueda de mejora de su imagen. En esta medida, la empresa privada puede convertirse en un actor social que contribuya en la construcción de una sociedad para todas y todos. Tanto los recursos de las empresas privadas nacionales, como los internacionales de las agencias de cooperación deben orientarse a las acciones que tengan que ver con el desarrollo humano y social de las poblaciones más desfavorecidas de nuestros países. Los sectores más vulnerables, los que sufren las deficiencias de los sistemas públicos de educación son quienes nos interpelan sobre nuestro rol en el actual estado de situación. Junto al aumento de la inversión, por todas estas vías, sería necesario una revisión de las políticas de gestión del gasto educativo con el fin de incrementar su eficacia, eficiencia e impacto en los sectores populares. En nuestro análisis hemos recogido seis grandes cuestiones que afectan a aspectos centrales de las políticas públicas en educación y al modo de funcionamiento de los sistemas educativos de nuestros países. Como Fe y Alegría hacemos nuestros estos retos, y queremos contribuir a su mejora tanto mediante nuestro trabajo directo en los centros y programas educativos y sociales, como a través de la acción pública que vamos a desarrollar, mediante propuestas e ideas que nos ayuden a ir caminando hacia el sueño de una mejor educación para una mejor sociedad para todas y todos. IV. CONCLUSIÓN Celebrando los cincuenta años de la institución sentimos que es una oportunidad para retomar los principios que condujeron al P. José María Vélaz a fundar, desde una escuela en Caracas, lo que hoy se ha convertido en el Movimiento de Educación Popular y Promoción Social Fe y Alegría. La búsqueda incansable del P. Vélaz de la justicia educativa lo llevó a exigir al Estado y a la sociedad, en general, que reconocieran la educación como un bien público al cual todos y todas tenemos derecho. La permanente mirada, desde la perspectiva de los empobrecidos y excluidos, nos obliga a una lectura permanente de los nuevos contextos y los nuevos rostros que ha adquirido la pobreza en nuestro continente: niños de la calle, jóvenes desempleados, mujeres discriminadas, indígenas despreciados, hombres y mujeres desplazados e inmigrantes, niños, jóvenes y adultos discapacitados,… Todavía hoy no todos y todas acceden a una educación con calidad. Corresponde al Estado ser el primero en garantizar este derecho y a la sociedad en colaborar y velar por el cumplimiento de este derecho. Una de los principales compromisos que asumimos en Fe y Alegría, en corresponsabilidad con el Estado y otros actores sociales, es buscar que los empobrecidos y excluidos gocen de este bien público. Este compromiso nos obliga a hacernos presente, con propuestas que son el fruto de una larga y rica trayectoria de experiencias significativas, allí donde se formulan las políticas educativas.
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Para finalizar nuestra reflexión, queremos recoger, a manera de resumen, las recomendaciones que debemos tener presentes todos los que formamos parte del Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social Fe y Alegría: a. A la luz de nuestra opción preferencial por los empobrecidos y excluidos, es importante revisar permanentemente las prácticas educativas que puedan ser causa de exclusión y discriminación. Esta revisión debe ir acompañada de estrategias que fortalezcan la identidad de Fe y Alegría y el sentido de pertenencia institucional. b. Profundizar las alianzas estratégicas con el Estado y con la sociedad a fin de lograr que la educación y la calidad de vida de los empobrecidos y excluidos tengan un lugar prioritario en las agendas de las políticas públicas. c. Promover redes sociales que consideren la acción educativa como una responsabilidad de todos y todas. d. Sistematizar y evaluar las experiencias educativas significativas en Fe y Alegría a fin de difundirlas como un aporte al debate de las políticas educativas. e. Participar activamente en diferentes colectivos sociales y educativos para proponer y construir colectivamente, con la legitimidad de nuestro servicio a los excluidos, políticas educativas de inclusión. f. Extender este debate más allá del mundo de la escuela, a aquellos campos donde también está presente la acción educativa de Fe y Alegría: la comunicación radiofónica, la educación técnica, la educación superior, la educación especial, la educación alternativa y no formal, la promoción social. g. Estar presente en el foro público nos obliga a adecuar permanentemente nuestra acción educativa a las demandas y exigencias de la comunidad y a responder a nuestros contextos específicos.
PALABRAS EN EL ACTO DE APERTURA P. Jesús Orbegozo, S.J. Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela
Hermanos y hermanas de Fe y Alegría: Un saludo a todos los presentes invitados a este Acto de Apertura y, en particular, a los participantes del Congreso. Hoy en este auditorio, encuentro muchos rostros con los que he compartido momentos densos de ilusiones y de trabajo, a lo largo de los 15 años de permanencia en Fe y Alegría. Me alegro de este reencuentro y de que podamos seguir compartiendo durante este Congreso los retos que traemos entre manos. Es muy significativo que, en la celebración de los 50 Años de la fundación de Fe y Alegría, el Congreso tenga como tema central la “Educación como Bien Público”. Se entiende el tema en su sentido más pleno, como “Mejor Educación y Sociedad para Todos y Todas”. Este tema forma parte de las primeras motivaciones que dieron impulso a la fundación de Fe y Alegría y ha estado presente, de una u otra manera, en la mente, el corazón y en los planes de acción a lo largo de los 50 años. La preocupación por el tema revela que es un problema central no resuelto en nuestros países, y este Congreso, al asumirlo como tema, manifiesta su voluntad de estudiarlo en directo y de poner en marcha acciones que hagan frente a los retos que lleva en sus entrañas. En la mayoría de nuestros países latinoamericanos hemos vivido el fracaso de las políticas públicas para reducir la pobreza y acortar las desigualdades sociales. Hemos experimentado, también, cómo las sucesivas reformas educativas no han alcanzado las metas propuestas. Se suceden unas a otras, con las mismas promesas y escaso impacto. Esto nos duele y nos negamos a aceptar esta realidad con resignación, pues los que pagan el fracaso de las reformas son los pobres, con cuotas de exclusión creciente y con baja calidad de la educación que reciben. Por otro lado, observamos con consternación cómo se van recortando más el alcance de los objetivos educativos propuestos por los grandes entes de decisión (UNESCO, UNICEF, PNUD, FNUAP, BM). De la comparación de las propuestas de Jontiem (1990), Dakar (2000) y Objetivos del Milenio, la educadora Rosa María Torres, extrae estas muy preocupantes conclusiones:
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Vemos que, a medida que crecen los problemas, se achican las aspiraciones y las metas, y se alargan los plazos. El ideal de “igualdad” y “justicia social” cedió frente al advenimiento de la “equidad” y las políticas compensatorias. El “desarrollo” se redujo a “alivio de la pobreza” y éste a “eliminación de la pobreza extrema”. Los “países en desarrollo” pasamos a ser “países clientes” o “países socios” de nuestra propia creciente dependencia externa y de una deuda impagable e ilegítima. La educación básica (Educación para Todos) se convirtió en educación primaria y ésta en cuatro años de escolaridad (Objetivos de Desarrollo del Milenio). La deuda externa y la corrupción, poderosas aliadas de la pobreza, permanecen innombradas en los informes y foros mundiales sobre la pobreza, el desarrollo social y la educación. Es así como sigue dando vueltas el círculo vicioso pobreza –endeudamiento externo - pago de la deuda - corrupción - recorte al presupuesto social - degradación de la educación pública y del derecho a la educación (R.M.T. Minilibro, p. 1). Además, la tendencia que se manifiesta en estas cumbres educativas va en la dirección de vaciar de Pedagogía a la Educación, reduciendo su función a un proceso de comunicación de contenidos, limando la mordiente crítica, componente de toda educación integral. Si esta es la dirección hacia donde se encamina la Educación, ¿qué va quedando de bondad en la educación para que los pobres puedan asumir con responsabilidad el proceso de constituirse como sujetos capaces de incidir en los cambios sociales que se requieren para una mejor sociedad para todos y todas? Se alejan las metas de justicia educativa, justicia social, justicia estructural, soñadas siempre en Fe y Alegría. Estamos sacudidos profundamente por esta amenazante realidad. Es hora de reiterar, desde el compromiso con la suerte de los pobres de nuestros países, la razón de la fundación de Fe y Alegría; es decir demostrar que es posible una educación, una buena educación, para los pobres que los constituya en sujetos capaces de incidir en una profunda mejora de la sociedad. Estamos en un momento histórico en América Latina en el que se amplían las diferencias sociales y en el que se ciernen múltiples amenazas de todo tipo para la suerte de los pobres de nuestros países. Fe y Alegría sueña con un mundo donde quepan todos, en particular aquellos hombres y aquellas mujeres que no han sido reconocidos en su dignidad y están excluidos sistemáticamente del acceso a los bienes necesarios. Y se prepara para dar los pasos para realizar ese sueño. No es su costumbre quedarse en la contemplación estéril de los diagnósticos, ni en la consideración abstracta de los deberes seres, sino que pasa a la acción creativa, con el concurso de todas las personas de buena voluntad que se incorporan para dar respuesta a los desafíos. Este es un momento histórico de decisiones. Fe y Alegría tiene que poner en juego a favor de los pobres, de modo inteligente y audaz, lo que ha acumulado en estos 50 años de vida. Voy a resaltar algunos de sus haberes:
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Fe y Alegría se ha ido constituyendo en sujeto capaz de dar un aporte significativo, juntamente con otros actores sociales, para la consecución de la justicia educativa y la justicia social. Por varias razones: por su expansión numérica y geográfica, razón política importante; por su credibilidad obtenida en la cercanía solidaria de los pobres; por su base social, sobre todo popular con los pies bien plantados en el suelo de nuestros barrios urbanos, campos y selvas; por la unidad institucional latinoamericana y su articulación en la Federación, en la que todos los países son importantes, por débiles que aparezcan; por‘el reconocimiento en las instancias públicas de los países e instancias internacionales. Fe y Alegría ha acumulado experiencia y caudal de bienes educativos que están ahí para ser puestos en juego. En Fe y Alegría se ha caminado hacia la construcción de una Teoría Pedagógica de la Educación Popular, elaborada en contacto directo con la realidad de nuestra gente, capaz de orientar la acción educativa trasformadora. En coherencia con la Teoría Pedagógica, hay una experiencia de gestión participativa‘en todas las instancias de la Institución, en la que la autonomía funcional se da la mano con la corresponsabilidad. Y se está llegando a un nivel importante de sistematización de las experiencias y haberes, indispensable para la comunicación y difusión de las mismas. Con estos y otros haberes, Fe y Alegría ha desarrollado una propuesta de acción pública que está expresada en el Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento Institucional como programa de acción. El Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento Institucional es uno de los medios con el que en Fe y Alegría se asume la responsabilidad de prepararse institucionalmente (desarrollo y fortalecimiento), en orden a trabajar para que haya una “Mejor Educación y Sociedad para Todos y Todas”. Ésta es la razón de ser de Fe y Alegría. Prestaríamos un pobre servicio a la educación de los pobres, si nos quedamos encerrados en el ámbito educativo de la Institución.‘ La Acción Pública y su impacto en los cambios educativos y sociales, se constituye en un criterio fundamental del vigor y pertinencia de Fe y Alegría. El Programa sobre Acción Pública del Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento Institucional II, no es un programa entre otros. Es, más bien, una de las referencias con la que se tienen que medir el resto de los programas y de la acción de Fe y Alegría. Me contenta ver cómo en Fe y Alegría se sigue avanzando en esa dirección. Este conjunto de haberes, que dan rostro y cuerpo a Fe y Alegría, nos preparan y dotan de los medios para entrar en la arena de la plaza pública, donde se juega la suerte de los pobres. La solidaridad con todos los pobres del Continente, nos demandan volar alto. Volar alto como el águila o el cóndor de los Andes, que no se cansan ni agotan de volar y de ascender por los cielos, porque, según una antigua leyenda, ambos tienen sus ojos fijos en el sol que les va renovando sus fuerzas, su juventud. En Fe y Alegría, en cada instancia de las personas y de las comunidades que nos encontramos, donde quiera que estemos situa-
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dos –aula, taller, cancha deportiva, comunidad, centro, países, Federación– volemos alto, en la seguridad de que siempre podremos ascender más arriba. Con los ojos fijos en el Sol que nos da luz, calor, vida renovada y juventud. Esa es la fe que nos sostiene y nos mueve en nuestro volar. Recuerdo que en el año 1985, en la celebración de los 30 años de Fe y Alegría, el P. José María, nos lanzó el tremendo reto de: “¡Atrevámonos!”. Hoy, reasumamos ese reto, seamos audaces, volemos alto con realismo audaz. Volemos con Fe que nos lleve a vivir con Alegría contagiosa. Este es nuestro signo y bandera allá donde nos hagamos presentes. Porque tenemos historia, y tal historia, tenemos la tremenda responsabilidad de dar nuestro aporte incondicionado a la construcción del futuro de una Educación y Sociedad para Todos y Todas. Que Dios nos acompañe en esta empresa.
En la festividad del P. Alberto Hurtado Caracas, 23 de octubre de 2005
ACTO 50 AÑOS Y APERTURA CONGRESO P. Jorge Cela, S.J. Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría
I. EL MUNDO EN QUE SURGE FE Y ALEGRÍA Era el año 1955. Dos años antes Fidel Castro había protagonizado el ataque al cuartel Moncada, pero nadie pensaba que un año después iniciaría una revolución que cambiaría la historia de América Latina. Faltan cinco años para que John F. Kennedy lance la Alianza para el Progreso. Winston Churchill renuncia como primer Ministro de Inglaterra cerrando el período de posguerra. América Latina es todavía un continente rural, terrateniente y premoderno dominado por regímenes de facto y dictaduras militares: ese año es depuesto Juan Domingo Perón en Argentina, asesinado el Presidente de facto de Panamá, José Antonio Remón, y dan un golpe de Estado al gobierno de Honduras. Marcos Pérez Jiménez gobierna en Venezuela, Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana, y ese año organiza la Feria de la Paz en un intento de borrar la imagen creada por el atentado contra Rómulo Betancourt. Fulgencio Batista dirige los destinos de Cuba, Castillo Armas de Guatemala, Anastasio Somoza de Nicaragua, el Coronel José María Lemus de El Salvador, Strossner de Paraguay y existen gobiernos militares en Brasil y Haití (el cual dos años más tarde daría paso a la dictadura de Francois Duvalier). Venezuela es de las pocas naciones con la población concentrada en las ciudades. Su economía despunta en torno al petróleo, pero más de la cuarta parte de su población es analfabeta. Ese año se celebra la Primera Conferencia Episcopal Latinoamericana en Río de Janeiro y el Papa Pío XII funda el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Varios de los actuales directores nacionales de Fe y Alegría no habían nacido. La televisión en blanco y negro apenas comenzaba a difundirse por América Latina. No existía la comunicación por Internet, ni las comunicaciones vía satélite. Estados Unidos y Europa aún defendían el derecho a emigrar, entonces de los países socialistas hacia occidente. Rose Parks, la
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primera mujer negra que se niega a cederle su asiento en el autobús a un blanco, marca el inicio de una nueva era en las relaciones raciales norteamericanas. Abren el primer MacDonalds y Dysneyland, símbolos del proceso de globalización del consumo. No todos los países han reconocido aún el derecho al voto de las mujeres. El Superior Provincial de los jesuitas en Chile comienza las diligencias para la canonización del P. Hurtado, que culminará hace menos de un mes. El jesuita Padre Llanos pasa, en la Navidad de 1955, de la Congregación Mariana universitaria a vivir en un barrio marginal madrileño, el Pozo del Tío Raimundo. Unos meses antes otro jesuita, también capellán de universitarios, visita los barrios da Caracas con sus estudiantes. Y comienza la historia de Fe y Alegría. II. TRES PARÁBOLAS FUNDACIONALES Podríamos hablar de las tres parábolas fundacionales de Fe y Alegría que han marcado su identidad: 1. El Padre y sus muchachos. La historia de Fe y Alegría empieza en una Universidad, por el compromiso cristiano de un grupo de jóvenes universitarios. Se inicia por la mirada atenta más allá del propio medio, por la presencia cercana a la realidad de la pobreza, por la decisión ingenua de hacer algo por transformar la realidad. Son elementos que acompañarán a Fe y Alegría a través de sus cincuenta años de su historia y en los que se encierran parte de su secreto. Fe y Alegría nace de una inspiración cristiana que nos mueve más allá de nosotros mismos en el seguimiento de un Jesús presente entre los pobres. Desarrolla esa capacidad de leer la realidad desde la cercanía y la opción por los pobres que le irá transformando la ingenuidad inicial en compromiso decidido por la transformación social. Desde su inicio Fe y Alegría es un verdadero movimiento que moviliza los más disímiles grupos sociales alrededor de una causa común que se clarifica sobre el terreno. No empezamos desde la claridad ideológica. La fuimos descubriendo en el diario compartir de la vida y el trabajo. Confundiendo nuestras manos en la construcción y el abrazo, en la lucha y la fiesta. 2. Abraham y Patricia: Es verdad que Fe y Alegría nació fuera de la comunidad barrial. Pero esta semilla nunca hubiera germinado si no hubiera caído en la tierra fecunda de la solidaridad desinteresada de Abraham Reyes y su esposa Patricia. Por eso Fe y Alegría es más que aulas y maestras. Es comunidad solidaria, es familia comprometida en la educación, es barrio con la obsesión de la vida digna, es apertura a la novedad que transforma la casa familiar en escuela y la escuela en horno donde se cuece el pan compartido de la solidaridad barrial. La parábola de Abraham y Patricia nos enseñó desde el principio a mirar a la comunidad y la familia. A contar con ellas. A pensarnos como un proyecto más grande que nosotros mismos.
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3. La rifa de los zarcillos: Todo proyecto tiene mucho de sueño, de ilusión compartida, de novedad y esperanza. Pero para que los sueños se hagan realidad hacen falta ladrillos y pupitres, libros y pizarras. Los sueños necesitan fondos que los hagan realidad. Y entre las jóvenes del grupo apareció la generosidad de donar lo que tenía y la creatividad de inventar una rifa para hacerlo producir. En estas parábolas fundacionales aparecen con claridad notas que marcan la existencia de Fe y Alegría: 1. Parten de la visión que educación es desarrollo. Y en esto coinciden los que desde fuera quieren ayudar y la gente del barrio, que desde dentro quieren transformar. 2. Por eso desde el inicio se va creando un movimiento que aúna fuerzas distintas bajo una misma visión coincidente: la educación es clave para el desarrollo 3. Todos ven la educación como un derecho. Esta perspectiva es clave para tomar conciencia de que la educación debe ser universal y brotar incluso donde no llega el asfalto; pero también para que con el tiempo se descubra que no es cualquier educación. Si la educación es un derecho que tenemos por ser humanos, no hay diferentes categorías de humanos. Todos y todas tenemos derecho a igual educación. Hay que luchar por una educación de calidad para todos y todas. 4. El planteamiento de la educación como derecho nos revierte a la pregunta: Entonces, ¿quién tiene el deber de garantizar esta educación? La educación para los pobres siempre se ha visto como responsabilidad del Estado, es la educación pública. Pero en aquel germen inicial de Fe y Alegría crece la conciencia de que como ciudadanos y ciudadanas tenemos el deber de hacer algo. Y se descubre que la responsabilidad primera es de la sociedad. Nosotros como miembros de la sociedad somos responsables de lo que ella es y hace. En el contexto de las dictaduras de los años 50 poco se puede esperar de los gobiernos en relación a una acción enérgica por una educación liberadora. Y sin perder de vista la responsabilidad de los gobiernos, se descubre la de la sociedad. Y será involucrándonos en la educación pública que aprenderemos a involucrarnos en política educativa. Y aprenderemos a producir educación pública de calidad desde la sociedad civil. Hoy le estamos poniendo nombre a esta experiencia vivida al decir que la educación es un bien público. III. LA PRIMERA FE Y ALEGRÍA A los participantes en este XXXVI Congreso Internacional nos recibe Fe y Alegría Venezuela: más de 200.000 estudiantes, más de 12.000 educadores y educadoras involucradas (porque todos y todas los que trabajamos en Fe y Alegría somos parte de esta gran comunidad educativa), miles de colaboradores y colaboradoras. Aquella pequeña semilla ha crecido hasta cubrir
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nuevos espacios. Se ha expandido a todos los rincones de Venezuela. En menos de diez años la chispa comenzó a convertirse en incendio saltando a otros países: Ecuador, Panamá, Perú, Bolivia. Fe y Alegría Venezuela, pionera en abrir brechas, incursiona en todas las formas de educación formal e informal, urbana, rural, indígena. Descubre la radio como medio educativo, abarca todas las áreas desde educación inicial hasta universitaria, incluyendo la educación laboral, las nuevas tecnologías, la formación cívica y ciudadana. Se involucra en los procesos sociales a través de cooperativas y de programas de acción barrial. Impulsa la dignificación de los y las docentes a través de un nuevo estilo de formación, aporta a la mejora de la capacidad pedagógica a través de sus centros de formación, desarrolla una excelente acción pastoral a partir de sus centros, involucra en este movimiento cada vez más actores: antiguos alumnos y alumnas, padres y madres de familia, la gran familia de colaboradores y colaboradoras. Presta servicios a la consolidación del movimiento internacional desde la sede de las oficinas de la Federación con la elaboración y ejecución de un plan estratégico de cinco años que convierte a Fe y Alegría en el más importante movimiento educativo del continente. Conduce los proyectos de Formación de Educadores Populares y de Informática Educativa de la Federación Internacional. Se convierte en referente en materia de educación, en una nueva propuesta para la transformación social, y en la institución de mayor credibilidad en Venezuela según el Latinobarómetro. Quizá un síntoma de este impacto sea la rifa. ¿Quién en Venezuela no ha vendido o comprado boletos de la rifa de Fe y Alegría? Pero este reconocimiento ya no es sólo nacional. Gracias a ese trabajo en las raíces Fe y Alegría tiene ganado un espacio de reconocimiento a nivel internacional. Cada vez más se multiplican los estudios y las referencias a esta labor, quizá porque tiene el peso de tantas vidas entregadas a hacer posible una educación de calidad para los más pobres. Nuestra reflexión y nuestra práctica se han convertido en aporte para el pensamiento sobre educación popular y sobre calidad educativa. Desde el trabajo constante de miles de personas que cada día construyen Fe y Alegría desde las aulas y los estudios, se han ganado el respeto y la atención, porque han sabido servir al pueblo. Por estos cincuenta años de labor ininterrumpida por educar a los más pobres, por transformar Venezuela, estos miles de trabajadores y trabajadoras se merecen nuestro reconocimiento. Este Congreso quiere ser también una celebración con ellos y ellas, por ellas y ellos. IV. UN ESPÍRITU MÁS FUERTE QUE LAS ESTRUCTURAS Si bien es verdad que Fe y Alegría en estos cincuenta años se ha fortalecido como institución educativa internacional aprendiendo a desarrollar sus capacidades de gestión en base a la participación y la descentralización, la
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transparencia y la autonomía funcional, al desarrollo de la planificación estratégica y la evaluación sistemática, a la sistematización de su experiencia y al arrojo para asumir los nuevos desafíos de la tecnología y la globalización, su fuerte no es esta institucionalidad. La fortaleza de Fe y Alegría, desde su inicio, ha estado en el espíritu que la mueve, en una identidad popular y esperanzada, solidaria y osada, que ha fortalecido la autoestima de este movimiento popular y le ha permitido atreverse a enfrentar retos y dificultades y a soñar como su fundador. Esta identidad contagiosa, que atrae los corazones mejor intencionados y nos compromete en la transformación social de nuestras comunidades, países, continentes. Por eso como regalo de este cincuentenario hemos escogido el libro Palabras de Fe y Alegría, con textos de José María Vélaz, S.J. para que alimente la mística que anima nuestro quehacer. En este momento de celebración de nuestros cincuenta años, al mirar atrás descubrimos tanta gente que como Abraham Reyes y su esposa Patricia han hecho posible nuestro caminar. Tanto apoyo recibido de saberes y relaciones puestos a disposición de Fe y Alegría, de apoyo moral y participación en nuestras campañas, de trabajo siempre más allá del mero cumplimiento de contratos laborales, de personas y empresas que con su generosidad nos han ayudado, de más de 130 congregaciones religiosas que han formado parte de la gran familia Fe y Alegría, en especial la Compañía de Jesús, que ha confiado en esta obra y se ha comprometido con ella, de las Iglesias locales, que nos han animado y apoyado, de los gobiernos que nos han sabido ver como colaboradores en la tarea común de educar, de los medios de comunicación social, que nos han presentado como una buena noticia, de tanta gente que a través de la rifa, su trabajo voluntario o su entusiasmo nos ha acompañado durante estos años. En especial queremos agradecer a las instituciones de colaboración para el desarrollo como Centro Magis, AVINA, la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo, Alboan, el Banco Interamericano de Desarrollo, Entreculturas, que es parte de nosotros mismos, y tantas otras que creyeron en nuestra propuesta e invirtieron en construir futuro con nosotros. A todos y todas les queremos agradecer por este apoyo brindado. Insistirles una vez más que los sentimos parte de nosotros y que nos encontramos en cada latido de ese corazón lleno de niños y niñas que es Fe y Alegría. Durante estos años muchas veces hemos sentido que la tempestad hundiría esta frágil barca que depende de tantas manos. Pero siempre hemos encontrado al Señor junto a nosotros, dispuesto a darnos su mano para salir adelante. Nuestra Fe se ha fortalecido con el ejemplo de tanta gente buena y eso nos ha enseñado a vivir con Alegría los retos y dificultades. Hemos sido atrevidos al lanzarnos a nuevas aventuras y entrar en nuevos mares. En los últimos años hemos iniciado los institutos universitarios y los cursos de formación a distancia, hemos transformado nuestra estructura hacia programas descentralizados e internacionales, iniciamos un proceso
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de evaluación masiva de la calidad de nuestra educación, nos involucramos en las nuevas tecnologías de comunicación y sus potencialidades educativas, fortalecimos nuestras capacidades de gestión y de incidencia en los espacios locales nacionales e internacionales. Incursionamos en nuevos horizontes brindando servicios en Europa, India, Africa… Estamos en la tarea de formarnos, docentes y equipos directivos, para servir mejor en un mundo marcado por la globalización y los tratados de libre comercio, pero donde aún sangran las heridas de la violencia familiar, barrial y nacional; de las migraciones marcadas por la xenofobia y la discriminación; de la pobreza que crece a pesar de todas las declaraciones de cumbres y congresos. Seguimos soñando en una educación para la transformación social, que contribuya a forjar un mundo nuevo. Porque creemos que la educación es un bien público que todos y todas se merecen en igualdad y con el que todos y todas debemos comprometernos.
ACTO PROTOCOLAR: XXXVI CONGRESO INTERNACIONAL P. Manuel Aristorena, S.J. Director Nacional de Fe y Alegría Venezuela
Monseñor José Ángel Divasson, Secretario de Educación de la Conferencia Episcopal; Padre Jorge Cela, Coordinador de la Federación Internacional de Fe y Alegría; Padre Jesús Orbegozo, Provincial de Venezuela; Padre Ernesto Cavassa, Presidente de la Conferencia de Provinciales de América Latina; Padre Thomas Roach, Secretario de Educación de la Compañía de Jesús; Hno. Antón Marquiegui, Presidente de la Asociación Venezolana de Educación Católica; Padre Juan Miguel Arregui, Provincial de Loyola, nuestra Provincia madre; José Rafael Roca, Subdirector de Fe y Alegría de Venezuela; Padre José Manuel Vélaz, alma del Movimiento; Directores Nacionales y Delegados de las Fe y Alegrías de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana, delegado de Haití, próximo miembro de la Federación; Charles Lazzari, Presidente de la Junta Directiva de Fe y Alegría Venezuela; Directores de los Institutos Radiofónicos de Ecuador, Bolivia, Paraguay, Perú y Venezuela; Directores de Programas, Directores Regionales y Zonales; Profesores y personal de Fe y Alegría Venezuela; Luis Ugalde, presidente de la Asociación de Universidades Jesuitas de América Latina; José Leonardo Rincón, presidente de la Federación de Colegios Jesuitas de América Latina; Invitados Nacionales e Internacionales a este Congreso; Religiosas, cofundadores, Bienhechores, amigas y amigos. Bienvenidas todas y todos a este acto con el que damos inicio al 36º Congreso Internacional de Fe y Alegría, que va a dedicar tres días de fuerte y hermanado trabajo al tema “La Educación es un bien público. Mejor educación y sociedad para todas y todos”. Me ha gustado mucho enumerar cada uno de los países de nuestra América donde ha crecido la buena semilla que un 5 de marzo de hace 50 años dio su primer fruto: la escuelita para 100 niños en la casa de nuestros Abraham y Patricia, primera tierra fértil de generosidad. Lo he hecho despacio para que disfrutemos contemplando ese hermoso árbol, samán de amplios brazos, vital y frondoso, en el que se ha convertido aquella pequeña semilla
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inicial. En todos ellos se ha recreado la intuición, la pasión, la generosidad y la fidelidad sin límites que dieron origen a Fe y Alegría. Nosotros vamos sembrando con Fe, el Señor de toda la tierra ha hecho que a muchos alcance su Alegría liberadora. Fe y Alegría un gran esfuerzo humano de la mano de Dios, porque si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los que la edifican. Y ciertamente no ha sido un trabajo en vano… Nos encanta que estén con nosotros. Los recibimos con gran alegría, los reconocemos como parte de esta gran familia y en todos ustedes vemos a esa mayoría presente en las escuelas, centros comunitarios, de capacitación laboral y de investigación,‘emisoras de radio, institutos universitarios, dispensarios, programas sociales… que como héroes cotidianos van llenando de esperanza, ilusiones y competencias a los niños y jóvenes de nuestros barrios. Estamos seguros que se van a sentir como en su propia casa, no tanto por nuestra tradicional hospitalidad, sino porque hemos crecido como hermanos, porque el amor, concreto y entregado a los pobres es la misma sangre que nos ha hermanado. Fe y Alegría de Venezuela ha querido sintetizar estos cincuenta años de vida en la frase que ha sido nuestra inspiración en este año cincuentenario: “TENEMOS HISTORIA, TENEMOS FUTURO”. Mirando a ese pasado de 50 años, podríamos contar muchas historias, empezando por la de aquellos jóvenes universitarios, pertenecientes a la Congregación Mariana, de esta casa de estudios, que con el Padre José María Vélaz, visitaban las barriadas caraqueñas, donde lo único que tenía brillo eran las latas de zinc, los ojos de sus niños y la bondad de nuestro pueblo. Y precisamente de ese pueblo generoso salió nuestro co-fundador, Abraham Reyes. Yo creo que lo más valioso que nos dio, no fue su casa, la primera escuela, sino la escencia de Fe y Alegría, su carisma: la fecunda generosidad del pobre, ejemplo que a tantos ha evangelizado. Después de él, cuántas religiosas han sido tocadas por su generosidad, cuántos maestros y trabajadores han sentido que su misión es la misma de Fe y Alegría, cuántos corazones han podido sacar el egoísmo y hacer sitio para que esos dos niños y esa niña y muchos niños, niñas y jóvenes, puedan construir su futuro de dignidad dándose la mano. Decimos que tenemos historia por todas las historias de vida, unas pocas de las cuales están en el libro “Raíces de Fe y Alegría”; por los sueños, la vida y los escritos del Padre José María; por las reflexiones y propuestas de los Congresos Internacionales, fruto de la rica vida de las Fe y Alegrías, en sus escuelas y centros; por los cientos de miles de alumnos y exalumnos que se han sentido transformados en sus mentes, manos y corazón… Ni podemos ni queremos renunciar a nuestra historia, que ya es parte de la Historia de nuestros países. La aceptamos toda, con sus luces y sombras, porque el milagro y la vitalidad de Fe y Alegría consiste en ver las sombras, los errores y las carencias y convertirlos en aprendizajes y retos. De esta historia compartida hemos aprendido muchas cosas, entre ellas destacan:
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• Que la generosidad es la clave de la fecundidad y de la creatividad, porque si está presente no le ponemos cortapisas a los sueños. Sólo ella es capaz de repetir una y mil veces aquel “atrevámonos” del P. José María, cuando el reto es mayor que las propias fuerzas. • También hemos aprendido que no hay nada más fuerte que un puñado de hombres y mujeres compartiendo apasionadamente una misión, sobre todo cuando compromete a descubrir y construir humanidad. ¡Y vemos tantos puñados de hombres y mujeres en tantos centros repartidos por toda nuestra América!… • A enaltecer la dignidad del educador, del comunicador y de la labor docente, en la que también participan nuestros administrativos y obreros porque la hacen posible. Dignidad no entendida fundamentalmente como fuente de derechos, sino como servicio, como cercanía afectiva y efectiva a la vida de los pobres. Por eso la mayor alegría del trabajador de Fe y Alegría es su propio crecimiento personal, descubrir la riqueza de su propio pozo, en el día a día de su compromiso por cultivar la mente y el corazón de sus alumnos. Aunque con tanta frecuencia sea tan reducida su compensación económica… • También hemos aprendido que la educación es el mejor camino para la construcción de una sociedad justa, compuesta por sujetos críticos y con igualdad de oportunidades. Por eso nos confirmamos en que la opción por una educación integral y de calidad para los más pobres es esencial para que mejore la calidad de sus vidas. Y al hablar de calidad no la entendemos circunscrita a nuestros propios alumnos y colegios, sino a la educación pública, reto que hemos asumido hace tiempo y que lo expresamos en el tema de este Congreso: La educación es un bien público. • Un último aprendizaje, y lo de “último” sólo lo digo porque los discursos son limitados, es la capacidad de unir voluntades. Fe y Alegría nació del voluntariado, es obra de voluntarios y son muchos los voluntarios que en ella dan lo mejor de sí. No puedo dejar de mencionar a los voluntarios de IRFA, madres voluntarias, voluntarios profesionales de distintas partes del mundo… Igualmente, por nuestra eficacia, transparencia y honradez, ganadas en estos 50 años, son muchas las entidades internacionales y nacionales, familias y personas que hacen sus aportes para que mucha más gente se beneficie de su responsabilidad social. En‘estos tiempos en que tanto se habla de solidaridad y tanto se la echa de menos, Fe y Alegría se ha convertido en una fórmula concreta y eficaz, cada vez con una dirección más clara y coordinada internacionalmente y con decenas de miles de educadores que continúan formándose, combinando el estudio con el diario aprendizaje de la experiencia. Y porque tenemos historia, también tenemos futuro. Pero de la concreción del futuro, sólo podemos decir que es impredecible. Hace 25 años, cuando Fe y Alegría celebraba sus 25 años, en un acto en el Poliedro de Caracas, el P. José María, con su espíritu montañero, nos decía:
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“Como el futuro está lleno de cumbres y de nieblas yo sólo deseo apuntar a algunas cumbres y animarlos a que disipen todas las nubes y las oscuridades que se les interpongan para llegar a lo más alto. Más lejos de los actuales límites de Fe y Alegría está la multiplicación de los servicios educativos que actualmente damos en diez naciones, más lejos todavía llegar a todos los países de nuestra América en los que todavía no hemos logrado servir, más lejos aún llegar a los países de Asia y África donde el pueblo padece todos los males de la ignorancia y de la miseria… Más alto traspasar en todas partes las costumbres pedagógicas rutinarias y empobrecidas que nunca fueron pensadas para hacer un pueblo adulto, moderno y participante; más alto todavía llevar a ese pueblo a la educación para la vida, que sólo la puede encontrar en una preparación profesional equipada para las eventualidades del cambio continuo, más alto y más lejos que todas esas fronteras de los convencionalismos aceptados, se extienden los territorios del porvenir en que el pueblo, en proporciones hoy desconocidas, tenga acceso a la ciencia, al arte, a la cultura, a la tecnología, al civismo participante, a la Comunidad Cristiana Viviente.” Algunas de estas cumbres las vamos alcanzando. Pero si la belleza de nuestra historia, nos lleva a dormirnos en los laureles, tendremos muy poco futuro. Quiero terminar citando al Padre Ernesto Cavassa, Presidente de la Conferencia de Provinciales de América Latina, y presente entre nosotros el último párrafo de la carta que acaba de escribirnos con motivo de los 50 años de Fe y Alegría: “Estoy pensando en ustedes, en los que vendrán…” expresaba el fundador en su testamento espiritual. Ya están aquí, P. José María Vélaz, en el camino que usted comenzó hace 50 años y al que muchos se han ido incorporando convocados por su sueño. En esta hora de reflexión, hacemos nuestra su oración final: Le pido a Dios que Fe y Alegría nunca abandone la utopía divina de la caridad y que los sueños del amor y del servicio a los más pobres sean la columna de fuego que nos guíe en el desierto…” A todos se nos hacen familiares estas palabras: “Quisiera encontrar un heredero de las grandes esperanzas, que tenga la barrera de la muerte más lejos que yo, para que se multipliquen los afanes, crezcan los horizontes y se abarquen los latidos del ensueño. Para que del poder dormido de esta tierra brote un renuevo salvador”. Soñar, atreverse y luchar unidos por construir los sueños. Y que el amor y el servicio a los más pobres sea nuestra motivación fundamental. Sólo así tendremos futuro. Sólo así haremos presente el futuro de Dios. Y gracias a ese Dios, aquí hay mucho heredero que sueña, se atreve y lucha por construir los sueños. Muchas gracias y que Dios les bendiga a todos
LOS POBRES, LUGAR EPISTEMOLÓGICO DE FE Y ALEGRÍA P. Ernesto Cavassa, S.J. Presidente de la Conferencia de Provinciales de América Latina de la Compañía de Jesús
I. INTRODUCCIÓN En primer lugar, quiero agradecer la invitación de Fe y Alegría a formar parte de este panel con un tema que, además de central en su misión, es de mi gusto. Me da la posibilidad de saludarlos, de felicitarlos por los 50 años y de desearles lo mejor en la apasionante tarea que tienen entre manos. Voy a organizar el tema solicitado siguiendo este derrotero: 1. Todavía los pobres 2. Los pobres, lugar social del Evangelio 3. El Evangelio según san Ignacio 4. Los pobres, lugar epistemológico o una espiritualidad encarnada Mi intención es muy simple y espero cumplirla en el breve tiempo que se me ofrece: mostrar la raíz evangélica de la opción, presentar la relectura ignaciana y ver las consecuencias que ello tiene para una “espiritualidad encarnada”. De ese modo, me acerco a textos fundantes para personas como el P. José María Vélaz, jesuita y sacerdote, y planteo un estilo de estar en el mundo y en la Iglesia que da lugar a frutos como los que ahora celebramos. 1. Todavía los pobres, “nuestra querencia irrenunciable” El objetivo de este primer punto es afirmar una convicción: los pobres son, dice el documento de trabajo, “nuestra querencia irrenunciable, el lugar epistemológico de nuestra comprensión del mundo y de nuestra propia identidad y el objetivo tanto de nuestra acción educativa directa como de la acción pública para proponer transformaciones en la educación y en la sociedad” (n. 18). Afirmación que no es de ahora. Esta opción por los pobres tiene, en nuestro continente, una ya larga historia conocida por nosotros. Las connotaciones de esa opción así como la misma comprensión del término “pobre”
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han ido variando de acuerdo a las circunstancias sociales, políticas o eclesiales de las últimas décadas del continente. El documento de trabajo se hace eco de esa evolución: “desde la diversidad de nuestras experiencias hemos enriquecido y profundizado la comprensión de la pobreza: nos hemos abierto a nuevas formas de pobreza y exclusión; nos hemos hecho más presentes en la palestra pública para que nuestra acción educadora sea más eficazmente transformadora” (n∞ 17). Nuestra última Congregación General 34 (1995) lo expresaba de este modo: “La promoción de la justicia tiene un carácter progresivo e históricamente evolutivo según va afrontando las cambiantes necesidades de este y aquel pueblo, cultura y época”. En esa línea, destaca como desafíos: la creciente conciencia internacional por los derechos humanos (individuales, económicos, sociales, culturales, ecológicos), la mayor interdependencia global, la protección del medio ambiente, la promoción de una cultura de la vida. El cambio social no se reduce a la transformación de las estructuras políticas y económicas “puesto que éstas tienen sus raíces en valores y actitudes socio culturales” (CG 34, d. 3 Nuestra misión y la justicia, n∞ 5-10). En esta opción permanente por los pobres, Fe y Alegría no se encuentra sola. En Principio y Horizonte de nuestra misión en América Latina (2002), los provinciales nos dicen: “los signos de esperanza, la creencia de que un mundo mejor es posible, surgen sobre todo de aquellos mismos que son víctimas de esos procesos. En esa línea, destacamos las contribuciones de los pueblos indígenas y afro-americanos, de tantos jóvenes sensibles a los nuevos problemas culturales y ecológicos, de mujeres que por su proximidad al misterio de la vida son capaces de frenar la cultura de la muerte (que tiene su germen en el empobrecimiento y la violencia), de desplazados, refugiados, emigrantes que en sus nuevos lugares buscan afirmar su identidad” (n∞ 8). Finalmente, reunidos en abril de este año en Florianópolis, la CPAL aprobó el Proyecto Educativo Común que parte de la misma opción: “la opción por los pobres es una característica de nuestra identidad; además de opción evangélica, es un compromiso solidario urgido por la justicia y por el aumento de la pobreza en nuestros países” (Identidad en la misión). 2. Los pobres, lugar social del Evangelio a. El “valor agregado”: Antes de ser un lugar epistemológico, los pobres son y siguen siendo para la Compañía de Jesús y las instituciones que promueve, nuestro lugar social. Desde ahí, y con ellos, queremos seguir viendo la realidad de nuestro continente y actuando sobre ella para producir conjuntamente justicia, paz, solidaridad. En estos años no sólo ha cambiado la comprensión de la pobreza y de los pobres entre nosotros. Ha cambiado también la comprensión de nuestra fe. En uno de los párrafos más bellos de su documento programático, la CG 34
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reconoce: “Nuestro servicio, especialmente el de los pobres, ha hecho más honda nuestra vida de fe, tanto individual como corporativamente: nuestra fe se ha hecho más pascual, más compasiva, más tierna, más evangélica en su sencillez” (d. 2, n∞ 1). No es posible, por ello, separar opción por los pobres y experiencia de fe. “No hay posibilidad de que Fe y Alegría pueda mantener su espíritu y dinamismo sin una continua profundización de esa fe en Cristo. La fe en Cristo les capacita y prepara para estar a la escucha permanente de las necesidades más hondas que aquejan a los desposeídos de este mundo, y les comunica la sensibilidad y sabiduría para generar respuestas adecuadas. Esta fe asumida les ha conducido a la opción por los pobres, como expresión viva de esa vivencia. Esta no es una opción que nace de la sabiduría de este mundo, sino que alcanza y nace del encuentro con Cristo en los rostros de los “Cristos pobres” de nuestros barrios y nuestros campos. Dios se nos manifiesta en esos rostros que nos llevan a preguntarnos constantemente con San Ignacio: ¿qué hemos hecho por ellos? ¿qué hacemos por ellos? ¿qué vamos a hacer por ellos?” (P. Kolvenbach, respuesta a la presentación de FyA en la UCAB, 2 de febrero de 1998). Opción, sí, pero opción de fe, nacida del Evangelio, seducida por Cristo. Opción que marca una visión y una misión, desde las cuales puede entrar en diálogo con quienes, desde otras motivaciones, desean incorporarse a la tarea de educar con excelencia y equidad. La experiencia de fe no es aleatoria en el trabajo educativo; aporta un valor agregado. El mismo P. General en su““Alocución con motivo del 50º Aniversario del “Instituto Técnico Jesús Obrero (Caracas, 8 de Febrero de 1998) dice lo siguiente: “hay algo característico en nuestra práctica de la educación popular, que la distingue de otras prácticas. La diferencia está en la mirada de la Trinidad al mundo, en la contemplación de la Encarnación de los Ejercicios de San Ignacio: “Hagamos redención del género humano” [EE. 107]. Por la Encarnación, el Hijo de Dios asume la condición humana, desde la realidad de un pueblo pobre y excluido y hace suya la causa de los pobres. Este es el valor agregado que tratamos de añadir a nuestra práctica de la educación popular. En definitiva, para nosotros la Educación Popular es una forma concreta de hacer presente el misterio de la Encarnación en nuestro mundo. San Ignacio tiene una frase curiosa en los Ejercicios, cuando nos hace pedir “seguir e imitar al Señor Nuestro así nuevamente encarnado” [EE. 109]. A este Cristo nuevamente encarnado lo reconocemos fácilmente en nuestros barrios y por nuestras calles. Con estos nuevos Cristos queremos identificarnos; a ellos queremos hacer llegar el mensaje liberador del Evangelio a través de nuestra educación. Tanto si trabajamos en la educación tradicional como en la popular; en la formal como en la no formal o informal; en la escuela, en el colegio, en la educación técnica o en la universidad, la educación de la Compañía debe estar ungida con el signo de los pobres. De la misma manera que Cristo fue ungido por el Espíritu para dar la Buena Noticia a los pobres”. Un breve
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recorrido por el texto evangélico nos puede ayudar a comprender mejor esta afirmación del P. Kolvenbach. b. La perspectiva de San Lucas: Al evangelista Lucas le debemos una atención particular a los misterios de la Encarnación y del Nacimiento. Lucas construye su texto en dípticos: dos anuncios angélicos (a Zacarías y a María); dos nacimientos; dos himnos. Este paralelismo subraya las diferencias: en el segundo caso, el receptor del anuncio no es un hombre sino una mujer; la objeción no es la de esterilidad o la vejez sino una opción libre, previamente determinada, de virginidad; por ende, el embarazo no responde a una petición insistente (como el caso de Zacarías e Isabel) sino aparece como pura iniciativa de Dios subrayada por el hecho de que la concepción será obra del Espíritu Santo. El anuncio no se produce en el santuario, junto al altar del incienso (recordemos que Zacarías era sacerdote e Isabel descendiente de Aarón) sino en el lugar “donde ella estaba” que la tradición ha interpretado como su casa e Ignacio, siguiéndola, como “la casa o aposentos de ella”. En esta segunda parte del díptico, Lucas subraya, pues, a la mujer y su protagonismo, la profanidad del espacio en que se produce la concepción inmaculada de María y la iniciativa gratuita de Dios en esta acción. Una iniciativa que respeta, sin embargo, la libertad humana. También en este caso funciona la contraposición: mientras María acepta colaborar en esta acción salvífica, Zacarías muestra desconfianza, pide garantías ante lo insólito del anuncio y su resultado es la mudez. Se queda sin palabra. María, en cambio, procede con otra palabra: la del servicio. Se fue a casa de Isabel, se quedó con ella tres meses y después volvió a casa. Hay, pues, un movimiento de continuidad y contraste entre el anuncio del ángel a Zacarías y el de María. Si bien, ambas concepciones son extraordinarias, en el caso de Jesús tendrá matices particulares que Ignacio va a recoger desde su perspectiva en esa actualización permanente (“así nuevamente encarnado”) que van a expresar estas primeras contemplaciones de la segunda semana. 3. El Evangelio según San Ignacio Son contemplaciones muy importantes que contienen la petición propia de todos los misterios de la vida de Cristo: “conocimiento interno del Señor que por mi se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga” (EE. 104). Estas bina de verbos -amar y seguir- que tanto gusta a Ignacio, se va luego explayando en otras: “seguir e imitar” (EE. 109), “servir y seguir” (EE. 130) para acabar en el “en todo amar y servir” de la última contemplación (EE. 233). Son ejercicios en vistas al seguimiento de Jesús y a tomar decisiones, opciones preferenciales. Recordemos que vienen inmediatamente después de la oblación en la que el ejercitante ha expresado “quiero y deseo y es mi determinación deliberada…” y que todas estas contemplaciones van dirigi-
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das a “investigar y demandar en qué vida o estado de nosotros se quiere servir su divina majestad” (EE. 135). Aparecen en estas contemplaciones (EE. 101-134) tres interesantes contraposiciones que expresan el modo ignaciano de entender la realidad: a. “Suma pobreza… para morir en cruz” - “infinita suavidad y dulzura”, son expresiones extraídas de la contemplación del nacimiento, normalmente asociada a sentimientos suaves, serenos, calmos. Ignacio, en cambio, parece deseoso de extremar la dureza de la situación. El ejercitante debe contemplar a la virgen “grávida cuasi de nueve meses”, considerar el camino que pasa también “por valles y cuestas”, el lugar del nacimiento “cuan pequeño y cuan bajo”. Añade al Evangelio el dato de José llevando un buey para pagar el tributo. Todo esto “para que el Señor sea nacido en suma pobreza y al cabo de tantos trabajos de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz…”. La cruz está presente desde el nacimiento (el “escándalo del pesebre”). Sin embargo, el proceso no queda ahí. El ejercitante debe llegar a experimentar “la infinita suavidad y dulzura de la divinidad del ánima, de sus virtudes y de todo…” pero sólo después de que ha repetido dos veces las contemplaciones y ha trabajado sus sentidos para ser capaz de ver, en la crudeza de la realidad, la presencia del mismo Dios. b. “La grande capacidad y redondez del mundo” - “particularmente la casa y aposentos de nuestra Señora en la ciudad de Nazaret, en la provincia de Galilea…” corresponden a un texto muy breve: la composición de lugar de la contemplación de la Encarnación (EE. 103). Aunque hay expresiones similares que se repiten en otros momentos del texto, quiero subrayar el mensaje ignaciano que en la concesión de la cita aparece aún más claro. Se trata de lo que hoy llamaríamos “visión global-acción local”. Ignacio proyecta en cinco líneas ese modo propio de entender la acción en bien de los hombres que parte de una visión de conjunto (“la grande capacidad y redondez del mundo”, “toda la planicia o redondez de todo el mundo llena de hombres”, “la haz y redondez de la tierra y todas las gentes”) en función de realidades o situaciones muy concretas y particulares (”la casa y aposentos de nuestra Señora, en la ciudad de Nazaret, en la provincia de Galilea”). c. “Salvar el género humano” - “el niño Jesú”. Esta tercera contraposición es más general y engloba ambas conemplaciones, Encarnación y Nacimiento. Revela el “modo de proceder de Dios” para bien de los hombres, según la visión ignaciana; el estilo de la salvación de Dios. De una parte, la Trinidad se determina a “salvar el género humano” que va de caída en caída. La humanidad no sale bien parada en esta situación: es una grande diversidad en la que hay gente en guerra, llorando, enferma, muriendo, jurando y blasfemando, hiriendo, matando y por todo ello, yendo al infierno. Frente a tan tremendo panorama, la Trinidad decide: “Hagamos redención del género humano”. Lo paradójico viene ahora. Ante este diagnóstico terrible, catastrófico, lo que cabría esperar es una
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acción que se corresponda a la gravedad de la situación, el envío de un ejército de ángeles por ejemplo. Sin embargo, no es ése el modo de proceder de Dios. La salvación del género humano tiene su lugar social: comienza a realizarse en “la casa y aposentos de nuestra Señora, en la ciudad de Nazaret, en la provincia de Galilea” (EE 103), en un lugar apartado del rincón del imperio. En resumen: estas primeras contemplaciones son fundamentales para la espiritualidad ignaciana porque define dos puntos básicos: el “desde dónde” y el “cómo” de la acción de Dios en bien de los hombres. ¿Desde dónde? Desde los pobres; ¿cómo? Al estilo de Jesús, quien, como nos aclara el himno de Filipenses, “siendo rico se hizo pobre para enriquecer a los pobres”. Son dos cuestiones inseparables: el “desde dónde” y el “cómo”. No se trata sólo de trabajar “desde los pobres” sino de hacerlo “como Jesús”, al estilo del Señor. Cuando esto se olvida y la tensión se diluye no será difícil que la espiritualidad se convierta en espiritualismo desencarnado, lleno de palabras pero hueco de mordiente. 4. Una espiritualidad encarnada ¿Qué significa hablar de “los pobres como lugar epistemológico”, expresión que da el título a esta intervención? La palabra episteme tiene que ver con “ciencia, conocimiento”. La epistemología estudia nuestros modos, procesos, condicionamientos y aplicaciones del conocer para encontrar la verdad. Para nosotros, conocer la verdad o mejor, hacer la verdad remite a un camino y a una vida (Jn. 14, 6), es decir a una espiritualidad, a un modo de hacer presente la vida de Dios hoy en el mundo. Una espiritualidad encarnada. a. La verdad se hizo historia En primer lugar, para afirmar que hay una “verdad” insoslayable en esta opción y determinación de la Trinidad en el modo de realizar la salvación. “Se reza a un niño nacido en un establo. No cabe una mirada a las almas hecha desde más cerca, desde más abajo, desde más en casa. Por eso es verdadero el pesebre: un origen tan humilde para un Fundador no se lo inventa uno. Las sagas no pintan cuadros de miseria y, menos aún, los mantienen durante toda una vida. El pesebre, el hijo del carpintero, el visionario que se mueve entre gente baja y el patíbulo al final…todo eso está hecho con material histórico, no con el material dorado tan querido por la leyenda” (Ernest Bloch, El principio esperanza). El autor de este texto no es un hombre de Iglesia; procede más bien de una tradición humanista marxista. Por ello, su afirmación conlleva aún más valor. Si todo conocimiento se dirige a la búsqueda de la verdad, estamos ante una verdad que da lugar a otros modos de percibir, conocer, valorar la realidad. Una verdad histórica que no sólo es meta de conocimiento sino su condición de posibilidad. b. Una realidad cruda y dura Los énfasis ignacianos en los aspectos más duros nos impiden toda idealización o romanticismo ante el mundo de lo popular. Un teólogo norteame-
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ricano, Robert Schreiter, en un trabajo sobre la reconciliación, habla de los diversos pecados contra la alteridad que nos impiden un encuentro auténtico con el otro tal como éste es. La idealización (los otros son buenos), la satanización (son malos), la homogenización (son todos iguales)… forman parte de las estrategias que nos terminan alejando de una comprensión adecuada de realidad, particularmente aquellas más duras o complejas. La aceptación de la crudeza de la realidad y la experiencia de ella es, paradójicamente, el único camino para “conocer” la realidad tal como es y también para experimentar su “suavidad y dulzura”, es decir, todo aquello que tiene de bueno, de bello y de verdadero pero que no aparece sino cuando “el barrio se nos pega”, en lenguaje del P. Vélaz. c. La profanidad de la realidad Dios decide entrar en la historia del hombre: de todos los hombres y de todo el hombre. Según la más clásica teología, a la Iglesia, “experta en humanidad”, nada de lo humano le es ajeno ni queda fuera de la salvación porque lo que no es asumido no es redimido. Toda la realidad es espacio de la acción de Dios. También la realidad que tiene que ver con la educación de las personas en el ámbito público o privado. Esto no autoriza, sin embargo, a saltarse las normas propias de estos ámbitos como ya nos lo recordó el Concilio al hablar de la autonomía de lo temporal. Por el contrario, una espiritualidad encarnada respeta esas normas, sus procesos y sus ritmos sin por ello refugiarse en espacios o tiempos sagrados, en paralelo o desligados de la historia real de las personas. d. Una opción por lo marginal Una espiritualidad encarnada no sólo opta por los pobres sino que revisa y actualiza permanentemente su contenido en función de los cambios históricos y sociales. Mantiene el eje vertebral: el desde donde y el cómo. Los más pobres, situados en el margen, se mantienen siempre como criterio de opción. Decidir, optar, como resultado de un proceso de conocimiento, de ponderación de alternativas diversas, de discernimiento. Dice el P. Kolvenbach: “Sólo cuando la contemplación nos identifica con Cristo pobre que se ha identificado a sí mismo con los más desprovistos… se realizan las opciones necesarias en nuestro modo y estilo de vida”. El documento de trabajo, en esta misma línea, recoge también la experiencia de Fe y Alegría: “La cercanía afectiva y efectiva al mundo de los pobres… ha dado a Fe y Alegría un lugar epistemológico privilegiado… para conservar la sensatez y capacidad de discernimiento en medio de los naturales -¡y enriquecedores!- debates internos” (nº 14). e. La tensión: componente inevitable Finalmente, una espiritualidad encarnada sabe que la tensión es parte de la vida y el motor de su desarrollo. Lo hemos visto en Ignacio. Visión global y acción local, extrema dureza e infinita suavidad, diagnóstico universal y opción marginal pueden ser polos que se sostienen sin anularse; por el
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contrario, generan dinamismo para el presente (“nuevamente encarnado”) y para el futuro (“investigar y demandar en qué vida y estado se quiera servir de mi su divina majestad”). El modo de vivir la tensión y la capacidad de sostenerla es fuente de audacia e iniciativa apostólicas. Dice el P. Kolvenbach hablando de la Compañía: “Toda su radicalidad apostólica se expresa en el vigor con que vive como creadoras las tensiones que provienen de su fidelidad a Dios en su fidelidad a los que están en el mundo. Su visibilidad no puede fundarse en rupturas radicales con el mundo, sino en una presencia viva que habla y actúa, exponiéndose a las angustias y contestaciones de quienes están en el mundo, solidarizándose con ellos en sus alegrías y tristezas, esperanzas y sufrimientos, en el nombre de un Señor que con un amor casto, pobre y obediente los ha amado hasta el extremo. Por Él y por ellos sobrellevamos estas tensiones que deben hacer creativa y fructuosa nuestra vida en misión, pero que pueden fácilmente paralizarnos o desunirnos si no nos atrevemos a tomar como nuestras las cuestiones planteadas por el mundo y las dudas con las que sufre el pueblo de Dios, y si no las afrontamos para discernir los comportamientos que se han de seguir y las opciones que se han de tomar” (Alocución Loyola 2000). Una espiritualidad encarnada permite una clara opción por los pobres sin por ello excluir a todos los sectores sociales en la construcción de un proyecto de nación; que se preocupa por reforzar la representación política de los marginados en un esfuerzo por generar plataformas de diálogo equitativo y realmente democrático; que apuesta a un proyecto educativo de país, afirmando la educación como bien público sin caer en la estéril confrontación entre educación pública-educación privada. CONCLUSIÓN: LA ESPIRITUALIDAD ENCARNADA COMO UTOPÍA DIVINA El P. Vélaz en una de sus últimas cartas desde el Masparro dirige una oración a Dios: Le pido a Dios, finalmente, que Fe y Alegría nunca abandone la utopía divina de la caridad y que los sueños de amor y de servicio a los Más Pobres sean la columna de fuego que nos guíe en el desierto…” (16-IV-85). Los más pobres como “columna de fuego” que guíe la “utopía divina” de Fe y Alegría en el desierto. La expresión aparece en Exodo 13 en un contexto de particular significación para el pueblo elegido. Dios se ha determinado sacar al pueblo de Israel de Egipto –tierra de esclavitud– para darle una tierra de “leche y miel”, la “utopía divina” en palabras de Vélaz. Pero Dios no se engaña, sabe que el camino será difícil. Se debe cruzar el desierto y en él aparecen todo tipo de obstáculos: por ejemplo, los filisteos. Dios conduce al pueblo por el camino más largo para apartarlo de estas tribus no vaya a ser que, al verse atacado, el pueblo se arrepienta y desee regresar a los ajos y cebollas de Egipto. Sabiendo de las dificultades, Dios se coloca al frente del pueblo, “de día en columna de nube para guiarlo por el camino, y de noche en columna de fuego par alumbrarlos de modo que
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pudiesen marchar de día y de noche. No se apartó del pueblo ni la columna de nube por el día ni la columna de fuego por la noche” (Exodo 13, 17-22). Vélaz tampoco se engaña y sabe que el camino de una educación de excelencia para los más pobres, como derecho y bien público, que derive en autonomía y participación política… tiene muchas dificultades. Ustedes las conocen mejor que nadie: los problemas económicos, las trabas burocráticas, los celos de la administración, las diferencias internas, etc. La tentación de volver atrás o de perderse en debates sin futuro es siempre una posibilidad. El criterio final es ese Dios “nuevamente encarnado” en medio de sus pobres que continúa aportando energía a esta obra fecunda.
LOS POBRES, LUGAR EPISTEMOLOGICO DE FE Y ALEGRIA P. Jorge Cela, S.J. Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría
I. DESDE MI PROPIA EXPERIENCIA Siempre he asociado la persona de Monseñor Romero con la frase “los pobres me enseñaron a leer el Evangelio”. Hace resonar en mi interior la experiencia vivida por 30 años en dos barrios contiguos de Santo Domingo: Guachupita y Guandules. Tengo que hacer referencia a ella porque para mí fue una vivencia que cambió mi vida. Me enseñó a leer la realidad y el Evangelio. Me enseñó a descubrir mi propia identidad. ¿ Qué hace una experiencia e cercanía, de tejerse en el entramado vital del diario vivir entre los pobres ? 1. Lo primero es que los pobres dejan de ser una abstracción. Adquieren nombre y apellido, tienen rostro e historia, ocupan un espacio real sucio, escaso, vencido por los años y el uso, y acaban ocupando un espacio en nuestro corazón. El pobre se hace el vecino que me da una mano para reparar la casa, el amigo que perdió un hijo víctima de la violencia barrial, la mujer que, como mi hermana o mi madre me brinda un café, me cose el botón de la camisa o me cuenta con sencillez su angustia por su hija que anda con un joven que no le gusta. Su historia de dolor y de esperanzas, su fe compartida en la comunidad, su alegría desde la más radical desposesión nos revelan la humanidad, nos enseñan a asumir nuestras pobrezas y fragilidades. Descubres que el pobre no es más bueno ni más malo, sino simplemente hermano. 2. Luego empiezas a descubrir que aquellas cosas que tienes claras y sabidas no lo son tanto. Que el televisor no es un artículo de lujo y diversión que compras cuando tienes todo resuelto, sino que es la cuenta de banco que cuando se enferma el hijo puedes llevar a la compraventa. Que la risa nerviosa del humillado no es falta de dignidad sino la manera de conservarla. De reírse de una escena que no puede cambiar. De echar a broma la relación que le humilla y subordina. Que el balandro
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puede ser el vecino fiel a la amistad de años que la vida ha atrapado en una dolorosa forma de ganarse la vida. Que las cosas que siempre dimos por necesarias son prescindibles. Que más importante que una reunión son las personas, por eso el que llega tarde interrumpe la reunión para saludar. Y entiendes por qué los niños, los pobres y las prostitutas entrarán en el Reino de los cielos. 3. Y sin ideologías empiezas a entender que la pobreza es víctima de la maldad. Que no es posible que Adelfina muriera porque no tenía para comprar la medicina necesaria. Que no es justo que un intelectual como Don Ramón no pudiera ir jamás a la escuela. Que las lágrimas de Marta al contarte que sus hijos se perdieron porque un día tuvo que dejarlos atrás y emigrar para poder alimentarlos no tienen nada que ver con las convenciones internacionales sobre migración. Que la depresión de Gladys o el sufrimiento de Digna por sus hijos drogadictos y traficantes no caben en las redadas policiales que se llevan a los jóvenes del barrio sin discriminar sembrando en sus corazones el rencor que un día explotará en las piedras o las balas de la violencia barrial. Entiendes que la pobreza es pecado de una sociedad a la que no nos importan los otros, las otras. Y te llenas de rabia, y de compasión, y de misericordia y de ganas de transformar la realidad. 4. Los pobres me ensañaron a descubrir la fuerza de algunos valores. Durante 25 años he visto un barrio entero reservar en medio de su hacinamiento el espacio para una escuela. Muchas familias llegaron nuevas que quisieron ocupar el terreno. Vendedores ambulantes intentaron montar allí su pequeña caseta, mecánicos intentaron ocuparlo para ganarse la vida arreglando automóviles viejos. Pero nunca se les permitió. El barrio esperó pacientemente a que en cada campaña electoral se avanzara un poco en la escuela. Hasta que hoy la escuela de San Rafael ya funciona. Sus maestras tuvieron que dar clases gratuitamente durante año y medio hasta que llegó el primer cheque. Es la fuerza del valor educación, que todos respetan, que convoca con mayor eficacia que ninguna otra institución. Así aprendí con los pobres que la educación es un derecho humano al que no se puede renunciar. Me lo enseñó de manera especial Iris. La conocí de madre y catequista, estudiando la primaria en las escuelas radiofónicas. La vi graduarse de primaria y empezar la secundaria en la escuela de educación a distancia con clases sabatinas que la obligaron a cambiar su horario de catequesis. Celebré con ella su graduación de bachiller y le dí clases en la facultad de teología. Supe que se graduó de enfermera y pudo empezar a colaborar en la casa y pagar sus estudios de educación en la Universidad. Hoy es Directora de una escuela de Fe y Alegría. Aprendí de ella la persistencia, el no dejarme vencer por las circunstancias adversas. Los pobres saben navegar contra viento y marea. 5. Con ellos también descubrí que la educación es un deber. El ejemplo de Abraham Reyes y Patricia no es una excepción. Acompañé por años la lucha de padres y madres de familia por sus escuelas en Guachupita, La
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Ciénaga y los Guandules. Los vi tomar avenidas con los pupitres en la cabeza y acompañar a sus hijos sentados en medio de la avenida recibiendo clases. Mil veces los acompañé a oficinas públicas, participé en sus reuniones, colaboré en sus actividades de búsqueda de fondos,…Sabían que la educación de sus hijos era su derecho ciudadano. Sabían que era responsabilidad primera del Estado. Pero sabían también que si no aportaban su compromiso sus hijos quedarían fuera de la oferta educativa o recibirían sólo las migajas de los perros. Por eso cargaron bloques para construir las paredes de la escuela, pelearon por conseguir apoyo del Estado y ahora participan en las reuniones, la limpieza o la pintura. Cuando hablo de sociedad civil tengo que traer a mi memoria esos rostros, esa ética del compromiso con sus hijos y con los hijos del barrio. Porque para muchos de ellos y ellas, como en la famosa obra de Arthur Miller, “todos son sus hijos”. Una vez Elena me decía: yo no puedo rezar por mis hijos. Ante mi sorpresa me explicó: Sí, porque cuando empiezo a rezar por ellos me acuerdo del hijo enfermo de la vecina, y de las dificultades de la comadre con su hija adolescente y del dolor de la madre del joven drogadicto de la esquina… y termino rezando por todos. Porque todos son sus hijos. Es la mejor lección de ética que he recibido. Por esta historia vivida entiendo qué significa que la visión del pobre se nos pega como el barro a nuestros zapatos cuando caminamos por los callejones del barrio. Dice el poeta que “nada es verdad ni es mentira, sino sólo el color del cristal con que se mira”. Mirar la realidad con ojos de pobre nos hace descubrir la otra cara de la pobreza. Nos ayuda a entender la justicia educativa más allá de la simple cobertura. Nos revela que se trata de calidad de la educación para un hijo o hija de Dios. Que se trata de preparar para la vida: para el trabajo productivo, para la responsabilidad ciudadana, para la vida familiar, para descubrir la fe que da sentido a nuestras vidas e ilumina nuestro caminar por la historia. Los pobres me ayudaron a comprender el para qué de la educación. Cuando Francisco y Blanca, sentados en la galería de la casa, me contaron con dolor como su hijo iba creciendo en edad y sabiduría y en distancia de su familia y su barrio. Comenzaba a despreciar a sus padres porque eran pobres, a avergonzarse de decir a sus amigos en qué barrio vivía, a no querer que su novia conociera su familia. A buscar cualquier medio para conseguir ropa que borrara su identidad de pobre. Ellos veían en sus ojos una distancia creciente y no sabían como tender puentes hacia ese corazón cada vez más distante. Y me preguntaban a dónde lo llevaba la educación que con tanto esfuerzo le habían procurado. Cuando Tatá me contaba llorando que haber llevado su hija con ella a New York había sido el comienzo de su distanciamiento. Yo pasaba el día fuera trabajando. Ella empezó con las malas juntas en la escuela. Aprendiendo de la televisión y la calle. En contacto con los pobres vamos aprendiendo que tenemos que tener claro hacia dónde queremos ir con la educación que impartimos.
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II. DESDE LA EXPERIENCIA DE FE Y ALEGRÍA La reflexión sobre educación de Fe y Alegría en todos estos años se ha enriquecido con la experiencia en el aula, el barrio y la comunidad campesina o indígena, de nuestras maestras y maestros. Ellos han sabido pensar en nuestros alumnos y alumnas desde un corazón cercano y sensible. Han sabido escuchar las alegrías y tristezas, las ilusiones y capacidades del pueblo. Han sabido mirar esa realidad con ojos nuevos. Fe y Alegría ha procurado en estos años iluminar esa experiencia del corazón con metodologías de análisis de la realidad, con una reflexión pedagógica que recoge la cultura que se gesta en esos contextos. Y hemos ido acompañando la construcción de conocimientos que preparen el futuro. Hemos hecho el esfuerzo por enriquecer esta práctica con la introducción de las nuevas tecnologías y los cambios culturales que ellas promueven. Hemos intentado transmitir a nuestros docentes y estudiantes una fuerte identidad, valores para una convivencia social nueva y una espiritualidad que sirva de fundamento a toda nuestra propuesta que va más allá de una propuesta educativa para ser una propuesta de sociedad. Hoy estamos tratando que esta dinámica guíe nuestra incidencia política en la sociedad global en que nos movemos. De convertir esta comprensión brotada de la vida de la educación como bien público en política educativa. Tenemos que reconocer que en nuestra realidad de cada día todo esto es más aspiración que logro, tarea por hacer que fruto para cosechar. Ojalá este Congreso nos ayude a continuar aportando en esta línea.
LOS POBRES SERÁN LUGAR EPISTEMOLÓGICO EN LA MEDIDA EN QUE FORTALEZCAMOS SU SUBJETUALIDAD P. José Virtuoso S.J. Director Nacional de Fe y Alegría
INTRODUCCIÓN El documento base de este Congreso se plantea como una de las convicciones fundacionales y constituyentes del movimiento Fe y Alegría que la cercanía afectiva y efectiva en medio de los pobres es el modo privilegiado mediante el cual construye su visión de sociedad y su misión institucional. Me parece encontrar detrás de esta afirmación tres supuestos básicos: 1. Los pobres son más que la pobreza, en ese sentido no representan para nosotros sólo la externalidad de un problema, son personas concretas, familias y comunidades con las cuales entablamos relaciones de amistad y compromiso. Esta relación la vivimos como una alianza, en la cual queremos jugarnos con ellos la suerte. Y hay que decir que esta suerte, desde el punto de vista del orden dominante, es mala suerte. Se trata pues de una relación con los perdedores de la historia. Por ello también es una relación trascendente porque va más allá del beneficio inmediato que puede reportar para sustentarse en la esperanza de una aventura abierta hacia el don no evidente y la tarea compartida que nos hace hermanos. 2. Desde esta consideración, la cercanía con los pobres puede devenir en lugar epistemológico porque los consideramos sujetos culturales. Lo cual implica una comprensión alternativa del significado de las culturas. Estas se pueden entender como los modos que tienen las colectividades humanas de habérselas con la realidad para humanizarse, desde lo que la tradición les posibilita e impulsa y desde sus propias capacidades.1 Lo que define la cultura es su dinamismo creador de formas de humanización a través de la transformación de la realidad. Los barrios urbanos que han buscado obstinadamente su lugar en la ciudad, la resistencia de las comunidades indígenas, manteniendo sus tradiciones y costumbres, la pervivencia de las comunidades campesinas en medio de los múltiples
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procesos desintegradores a los que están sometidas, son expresiones típicas de ese dinamismo creador que existe en medio de los pobres. Esa condición es la que permite que nos acerquemos a los pobres como interlocutores y con ellos, desde sus culturas, valores y aprendizajes, veamos a la sociedad en su conjunto para construir en ellas nuevas posibilidades. 3. El tercer supuesto es que esa relación con el mundo de los pobres y los aprendizajes que construimos desde una interlocución horizontal con las personas de ese mundo nos invita a cambiar, en lenguaje cristiano a convertirnos. Lo que entraña una tremenda dificultad, mucho más cuando quien tiene que cambiar es una institución que por definición significa estabilidad y permanencia de prácticas y costumbres. Desde estos supuestos quiero hacer algunos aportes a la reflexión que se desarrolla en este congreso, sosteniendo que esta vinculación con los pobres y sus mundo, desde una relación entre iguales, en la cual aprendemos y aportamos, en una aventura compartida, de trabajo, amistad y compromiso, será efectivamente real en la medida en que nos pongamos al servicio del fortalecimiento de su subjetualidad. Es decir, ese proceso mediante el cual nuestra gente decide tomar su vida en sus propias manos, convirtiéndose en sujeto de su crecimiento personal, familiar y colectivo. Ese proceso del que somos testigos en nuestra experiencia cotidiana, en donde a pesar de las tremendas carencias en las que se encuentra aproximadamente el 36% de la población latinoamericana, a pesar de las negaciones y exclusiones a las que constantemente se ven expuestos, muchos hombres y mujeres toman la determinación de enfrentar su propia realidad, de crear un mundo más humano para sí mismo y para los suyos. Ponerse al servicio de ese dinamismo implica saber ver sus signos y expresiones para acompañarlo y potenciarlo. Es también saber suscitarlo y promoverlo. No se me ocurre nada mejor que ver en Jesús de Nazaret esa práctica de cercanía en medio de los pobres para servir al crecimiento de su subjetualidad, para animarla y potenciarla. Como yo no soy teólogo voy hacer uso de unas notas tomadas de Pedro Trigo2, que me parecen muy sugerentes al respecto. I. JESÚS PARADIGMA DE SERVICIO A LA SUBJETUALIDAD DE LOS POBRES “Levántate, toma tu camilla y anda” Este mandato de Jesús al paralítico es característico de su manera de estimular las mejores energías de los demás. La fe que despierta Jesús, procura activar las energías de las personas de modo que al fin resulten no sólo
1
Este concepto de cultura pertenece al filósofo Xavier Zubiri.
2
Trigo, Pedro: El mesianismo de Jesús. Caracas, mimeo, 2005.
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destinatarias sino también agentes de su propia salvación. Jesús en la relación que entabla con el pueblo y las personas, a la vez que se hace cargo de sus problemas y carga con ellos, va suscitando como correspondencia una relación de fe que salva. Jesús carga con los demás de tal manera que esa actitud los capacita para encargarse ellos de su propia vida y cargar con ella. El señorío de Jesús no inhibe, no crea dependencia, no sustituye ni infantiliza sino que por el contrario dinamiza, hace que la gente se ponga en pie, que se movilice, que conciba fe y cobre esperanza, de tal manera que la salvación que se origina por la iniciativa del Señor se realice también por la correspondencia del necesitado. Esto significa que Jesús carga de tal modo con los enfermos y pecadores, con los ignorantes y extraviados que los atrae, que los pone en movimiento para que ellos logren la salvación. Por eso la mayor alegría de Jesús acontecía cuando, después de un proceso de acercamiento que terminaba en un encuentro, podía despedirse de la persona diciéndole: “tu fe te ha salvado” (Mc. 5,34; 10,52; Lc 7,50; 17,19; Mt 8,13; 15,28). Así pues atrae a la gente porque es percibido como el que no busca su prestigio e interés sino como el que se interesa por los demás y los sirve y carga con ellos. Pero también atrae porque carga desinteresadamente, no haciendo un favor que crea obligación y dependencia; porque carga horizontalmente, incluso desde abajo, no como modo de subir a hombros de los deudores; porque carga no convirtiendo a las personas en meros pacientes, en puras manos extendidas sino porque carga movilizando, haciendo crecer, humanizando, es decir posibilitando no sólo la superación del problema sino que se abra un camino de salvación integral. Jesús moviliza hacia los demás, haciéndonos solidarios Pero no sólo carga movilizando. Jesús da un paso más: atraer hacia sí significa sobre todo llamar al agobiado y abatido a participar de su tarea de cargar con quienes están sobrecargados y sin esperanza. Éste es el punto más alto de la dialéctica que instaura el Señor Jesús, una dialéctica que despliega tal tensión interna que parece más bien paradoja o abiertamente una pura necedad. Y sin embargo eso es lo que plantea Jesús: “Acérquense a mí todos los que están rendidos y abrumados, que yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí que tengo un corazón sufrido y humilde. Así encontrarán su descanso, pues mi yugo es soportable y mi carga ligera” (Mt. 11,28-30). A quienes se acercan para que los alivien cargando con sus cargas, Jesús los invita a cargar con él la carga del mundo. Jesús, desde su actuación como servidor de todos, cargando con las cargas de todos los que están abrumados y cansados, pide a los sobrecargados aliviados por él que den un paso más haciéndose también ellos servidores de los demás; porque la plenitud de su salvación consiste en hacerse como el maestro, solidario con todos. Jesús entonces, al atraer hacia él, capacita para asumir una nueva lógica, la de la responsabilidad respecto de la propia vida y de la solidaridad respecto de los necesitados.
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Una mujer lo recibió en su casa Pero la medida de la generosidad de Jesús la da el que no sólo llama a cooperar con él, capacitando para hacerlo, sino que él mismo se pone en manos de quienes se ponen en manos de Dios. Jesús pasó haciendo el bien, haciendo presente con su vida la misericordia de Dios; pero él también, como evangelizador itinerante que no tenía dónde reclinar la cabeza, vivió de la misericordia de aquellos a quienes hacía misericordia. Si él era sacramento de la misericordia de Dios para con su pueblo, también aceptó de un modo habitual que ese mismo pueblo fuera para él sacramento de que Dios era su Padre providente. Así instauró la reciprocidad de dones como el modo más humanizador de relacionarse. Atraía sobremanera ese señor que no sólo daba vida, sino que propiciaba que los salvados por él le pudieran también dar de sí. De esa manera ellos también eran, como el propio Jesús, mediadores de Dios. La plenitud de la salvación se alcanzaba al darle al dador de vida, que era de algún modo darle también a Dios. Así se superaba de raíz esa relación religiosa que consiste en entablar con la divinidad un comercio sagrado en el que el adorador mira a su propio provecho y espera recibir más de lo que da. En este esquema de reciprocidad de dones que instaura Jesús, se comienza recibiendo gratuitamente y se corresponde dando agradecidamente. Aquí queda anulado cualquier resabio de resentimiento ante esa divinidad tan elevada e inasequible que humilla al que recibe su favor. Jesús como enviado de Dios hace presente a un Dios que da humanamente, discretamente, desde abajo; tan desde abajo que recibe a su vez agradecido el don del agraciado. Para quien es capaz de llegar hasta este nivel de reciprocidad en libertad, la atracción que ejerce Jesús es irresistible porque nada hay más humanizador y gratificante que esta dignación de ponerse en nuestras manos. Jesús comía donde le daban de comer y dormía en la casa donde lo acogían. Y así el que se hacía hermano de ellos al darles de sí, daba lugar a que ellos se constituyeran en hermanos suyos. Ése es el modo como el Hermano Jesús engendra hermanos. Reunir a los hijos de Dios dispersos Y así llegamos al propósito de esta atracción: no atrae hacia él para constituirnos en satélites suyos sino para poner en marcha un movimiento de reunión. El resultado de este movimiento es reunir en una sola familia de hermanos a los hijos de Dios que estaban dispersos (Jn. 11,52). Y en efecto, él se encontró a una masa desperdigada e inerte por el abatimiento causado por la sobrecarga y la falta de horizontes y conductores, y con su presencia alentadora, sus palabras y sus actos liberadores hizo de ella un pueblo en pie y movilizado que era capaz de dar cuenta de su esperanza (Mt. 21,11; Jn. 7,46; Mc. 7,37). II. LA CONSTRUCCIÓN DE UN VERDADERO DESARROLLO HUMANO IMPLICA EL FORTALECIMIENTO DE LA SUBJETUALIDAD POPULAR Los modernos teóricos del desarrollo como Amarrita Sen entienden que el desarrollo humano consiste en la libertad y la formación de las capacidades
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humanas, es decir en la ampliación de la gama de cosas que las personas pueden hacer y de aquello que pueden ser. Existe un acuerdo básico sobre cuáles serías estas capacidades elementales que definirían un nivel aceptable de desarrollo: tener una vida larga y saludable, disponer de educación y tener acceso a los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida digno. Otras capacidades necesarias son: participación en la vida comunitaria y en la política local, regional y nacional. En el caso latinoamericano nos enfrentamos a dos procesos que impiden el desarrollo natural de estas capacidades: por una parte, la exclusión que proviene de diversos mecanismos que consagran una sociedad profundamente desigual (la cuarta parte de la población de la región disfruta de ingresos que la ubica entre el 20% más rico del planeta, mientras que el 8% de sus habitantes se cuenta entre el 20% más pobre de la escala de distribución mundial), por la otra, se encuentran las estructuras políticas mesiánicaspopulistas que consagran diversas dinámicas de instrumentación política de los sectores más desfavorecidos a través de las políticas sociales y económicas que implementan. El problema del desarrollo entendido como ampliación de capacidades humanas es entonces un problema de justicia, frente a mecanismos que consagran la desigualdad y la exclusión, y limitan la participación política. Y esa justicia que hay que construir para garantizar un desarrollo humano nos lleva también directamente también al fortalecimiento de la subjetualidad popular. En efecto, la realización de la justicia deseada incluye la constitución misma del sujeto que la exige, la garantiza y la recibe como beneficio. Según las teorías clásicas de justicia, ésta se debe a los miembros reconocidos de una comunidad de derechos establecidos, que en función de este reconocimiento exigen el cumplimiento de los mismos. Sin embargo, nuestra situación es precisamente de no reconocimiento de los pobres como sujeto de derechos y de condiciones para expandir sus posibilidades. La construcción del desarrollo humano para los pobres implica pues potenciar pues sus capacidades políticas, favoreciendo el crecimiento de sus propias organizaciones y articulación de intereses para crear un orden justo en el que se de cabida al crecimiento de sus capacidades.
LA ACCIÓN PÚBLICA PARA PROPONER TRANSFORMACIONES EN LA EDUCACIÓN Y EN LA SOCIEDAD Lic. Ricardo Moscato Vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús
Me consideras un hombre culto y leído? Si- replicó Zi Gong - acaso no lo eres? En absoluto -contestó Confucio- tan solo he agarrado el hilo que enlaza el resto
Miren que realizo algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notan? (Isaías 43,19)
Les agradezco la invitación para compartir este panel sobre la acción pública para proponer transformaciones en la educación y en la sociedad. Se nos invita a complementar, cuestionar, enriquecer este aspecto con reflexiones y nuevas perspectivas. Partimos de una afirmación: “la educación en un bien público”. Implica diferenciarla de un bien “privado” o de un bien “estatal”. Es un bien público. Al decir de Luis Ugalde “es un bien público de la sociedad y el Estado está para reforzar sus derechos y servirla, pues ella produce y ella se beneficia con la educación de todos”. Está en la intuición fundacional de Fe y Alegría y del P. José María Vélaz quién no cayó en la antinomia Educación Pública y Educación Privada levantando la bandera de la “justicia educativa, sin la cual nunca se llegará al árbol de la justicia social ni al de la justicia estructural”, y proponiendo acciones para garantizar a todos el “bien público” de la educación.
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Para Vélaz el primer resultado concreto de Fe y Alegría es la sensibilización y convocatoria a la conciencia pública a favor de la educación de los más desposeídos y, dando un paso estratégico más, exigir del Estado la inversión educativa correspondiente garantizándole, por su parte, una gestión transparente. En sus palabras: “nuestro dinero o, mejor dicho, el dinero que los pobres necesitan para educarse está en el erario público. Por lo tanto, debemos exigir en justicia su justo reparto”. La estrategia para lograrlo fue y es buscar una alianza honesta y seria con el Estado como contribución de la sociedad civil, es decir, sumar multiplicando las fuerzas sociales y políticas desde la cercanía afectiva y efectiva al mundo de los pobres. Asimismo, superar las fronteras nacionales “dando soluciones a los problemas iberoamericanos en forma iberoamericana, es decir con un movimiento continental”. Fe y Alegría es así un ejemplo de una acción pública transformadora de la educación y de la sociedad, con alcance continental. Desde sus intuiciones fundadoras: La Fe en las potencialidades de nuestro pueblo y la Alegría por el rescate social a través de la educación. Lo dice claramente la declaración del XXXV Congreso Internacional celebrado en Madrid en el 2004: “Fe y Alegría cree que la educación es un poderoso instrumento de desarrollo humano y de transformación social. Es una fuerza para lograr una sociedad justa, una ciudadanía comprometida y en pleno desarrollo de cada una de las personas. Esta concepción de la tarea educativa implica incidir en el contexto a la vez que realizan acciones concretas con las personas, implica tener el corazón y la acción con la gente excluida, a la vez que se tiene presencia en el ámbito público y se crean espacios que favorecen la participación activa y responsable en la toma de decisiones”. El lema de este congreso así lo sintetiza: “Mejor educación y sociedad para todos y todas”. El estilo de esta acción transformadora está basado en una sana autonomía funcional y una gran identidad que cohesiona a través de sus escuelas y obras. También en un espíritu abierto a los desafíos. En palabras del mismo Vélaz: “…Fe y alegría se fundó para demostrar que era posible la Educación católica de los pobres… para luchar con tesón por la justicia educativa concretada en la justicia, en la distribución de presupuestos educativos nacionales, para ponernos a prueba de si era posible ensayar una empresa transnacional educativa iberoamericana y por fin para despertar un ejército de recursos dormidos…”. Hoy, 50 años después de su fundación, proclama con urgencia esta verdad en peligro ante nuevas tendencias privatizadoras y reduccionistas: la educación es un bien público. Luego de más de una década de reformas educativas todavía estamos lejos de considerarlo un hecho efectivo. También en esa década aumentó el desempleo, el subempleo, y la desigualdad
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social. La educación no está siendo un bien público pues no todos participan de ella en términos equitativos ni disfrutan de similar calidad educativa. Y en un contexto de sociedad del conocimiento la brecha educativa y tecnológica se ahonda cada vez más. No basta la acción educativa directa. La acción pública es entonces el hilo que enlaza el resto. Es un aporte institucional imprescindible para una cultura del encuentro y de la inclusión en un contexto social de fragmentaciones y exclusiones que afecta a los más pobres de nuestra América latina. Implica participar en las políticas públicas y en los pactos sociales por la educación. Abarca el campo estatal, el campo social, el campo académico-pedagógico y el campo de la cultura. Parte de una experiencia y de una convicción: para transformar la sociedad en una sociedad mejor y más justa es imprescindible promover y construir una educación de calidad para todos. Y esta convicción está sostenida en valores. El Proyecto Educativo Común (PEC) para América Latina, recientemente aprobado por la Conferencia de Provinciales de la Compañía de Jesús de América Latina (CPAL) así los explicita: “Consideramos necesario testimoniar de modo profético los valores del Evangelio –y algunos de ellos de modo prioritario– frente a los retos del contexto latinoamericano. Nuestras instituciones promueven un pensamiento alternativo al hoy dominante con diversas estrategias y, entre ellas, una educación en valores que ayude a internalizarlos y a responder activamente, oponiéndose a las corrientes e ideologías que deshumanizan, marginan en la pobreza a las mayorías, fomentan el secularismo radical y alienan mediante las lógicas del mercado y del consumismo. Nuestra educación promueve prioritariamente los siguientes valores: a) Amor, en un mundo egoísta e indiferente. b) Justicia, frente a tantas formas de injusticia y exclusión. c) Paz, en oposición a la violencia. d) Honestidad, frente a la corrupción. e) Solidaridad, en oposición al individualismo y a la competencia. f) Sobriedad, en oposición a una sociedad basada en el consumismo. g) Contemplación y gratuidad, en oposición al pragmatismo y al utilitarismo”. Y nos planteamos la acción pública para las transformaciones educativas y sociales pues partimos del presupuesto de que la educación es un bien público como derecho y responsabilidad de todos. Es una dimensión de la propia vida, es un derecho social que exige condiciones de educabilidad para ejercerlo en plenitud. Y esta es una responsabilidad de toda la sociedad. Del Estado y de la sociedad civil, de las familias y de cada uno de los ciudadanos. Y no solo se trata de educación, sino de educación de calidad, es decir, que permita desarrollar las potencialidades, ejercer activamente los derechos ciudadanos e insertarse creativa y productivamente en el mundo de la cultura, del trabajo y de la producción.
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En su objetivo estratégico Número 3 del II Plan Global de Desarrollo y Fortalecimiento institucional de la Federación de Fe y Alegría (2005-2009) está expresado: “Consolidar el Movimiento internacional de Fe y Alegría como sujeto de acción pública capaz de incidir en políticas y programas que promuevan el derecho a la educación de calidad para todos, la superación de la pobreza y la eliminación de la exclusión social”. Por su parte, el ya citado PEC lo afirma como una línea de trabajo ligada a todas las obras educativas de inspiración ignaciana: “Los educadores no podemos aislarnos en nuestras instituciones y sustraernos a las responsabilidades sociales y de construcción de la historia. Estamos conscientes de la rica tradición pedagógica que nos fue confiada y nos sentimos responsables de ofrecerla a este mundo. Nuestras instituciones educativas explicitan, como parte integrante de su misión, la actitud y las estrategias necesarias para expresar nuestro compromiso con el perfeccionamiento de las políticas y prácticas de la educación tanto de gestión estatal como privada”. I. LOS CAMPOS DE ACTUACIÓN: LA AMPLIACIÓN DEL CAMPO DE BATALLA Resaltamos la tensión creativa entre la acción educativa directa y la acción y compromiso con el conjunto de la sociedad. Por un lado, la acción y acompañamiento educativo en la escuela y los diferentes centros y programas, mediante el trabajo en el aula, en la formación a distancia. La acción pastoral, la educación de personas adultas, la organización comunitaria a través del influjo directo en alumnos, docentes, padres y familias. Apuntando aquí a la transformación personal y comunitaria, al cambio de valores, a la formación de la persona. Por otro lado y en tensión creativa con el anterior, la acción y compromiso con el conjunto de la sociedad buscando trascender sus propios programas a través de una acción pública que colabore en la transformación de la sociedad, formando para una ciudadanía responsable comprometida en los cambios estructurales. Esto implica un trabajo para fortalecer la sociedad civil, su voz y su organización. Es claro que la toma de decisiones ya no depende exclusivamente del Estado. Todos toman decisiones educativas: los padres de familia, los partidos políticos, los empresarios, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales, las asociaciones comunitarias y vecinales, los medios de comunicación, el mundo académico, las universidades. Vivimos “la ampliación del campo de batalla”. Lo que sucede, sucede también en la escuela. Y no sólo es la escuela y el Estado, es la sociedad. Y no sólo es el alumno y el docente, es la familia. Como dice el Documento Base del XXXVI Congreso: “La educación es un compromiso de toda la sociedad. Por ello, el Estado tiene una responsabilidad irrenunciable y la obligación de garantizar el acceso a la educación de calidad a todas las personas.
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Sin embargo no por ello la sociedad debe desentenderse de esta tarea y de este compromiso. El Estado y la sociedad civil tienen que explicitar y consensuar su visión de la educación. Una vez hecho esto, la sociedad civil tiene que ser un actor de la política social y hacerse responsable del problema”. Especialmente en nuestra América Latina, con sus 130 millones de pobres y el ganado título de ser el continente más desigual del mundo donde el 10% más rico recibe el 48% de los ingresos y el 10% más pobre sólo el 1,6% de los ingresos. Y en un contexto caracterizado por escenarios culturales de fragmentación en tiempos de modernidad líquida como los actuales (Bauman) donde instituciones que antes nos amparaban de las fuerzas de la división hoy están cuestionadas. II. SEIS CUESTIONES BÁSICAS PARA UNA ACCIÓN PÚBLICA EFECTIVA Compartimos las seis grandes cuestiones en que Fe y Alegría resume los contenidos básicos de una política educativa transformadora de la sociedad. 1. La educación es un compromiso de toda la sociedad y del Estado, promoviendo pactos sociales por la educación. Agregamos, en un contexto de profundos cambios sociales y culturales que replantean formas institucionales antes estables como la familia y la misma escuela, incorporando ahora interculturalidad y pluralismo. Asimismo, estos nuevos contextos replantean y cuestionan el poder del Estado a partir de las limitaciones de su autonomía en contexto de globalización como así su capacidad de articulación simbólica productora de sentido para todo el colectivo social, expresada en crisis de gobernabilidad, de autoridad y de representación. La concertación educativa significa reconocer al otro, acordar estrategias educativas comunes, introducir el mediano y largo plazo y el bien común sobre intereses particulares. No significa uniformidad ni elimina los conflictos ni las diferencias. 2. La educación es un derecho de todos y todas, que requiere de una atención prioritaria de los sectores excluidos. Este derecho es formal y jurídicamente reconocido por la comunidad internacional pero aún queda mucho por hacer para convertirlo en una realidad efectiva y en un derecho de ejercicio real. Una condición es superar el reduccionismo de la educación al “formato escuela”. Implica hacernos cargo de que educa toda la sociedad y de que el período de aprendizaje cubre toda la vida y cada conocimiento invade el campo de los demás y los enriquece. Implica una educación “pluridimensional”, el conocimiento formal y el informal, el desarrollo de aptitudes innatas y la adquisición de nuevas competencias. Implica superar los límites temporales y espaciales, convirtiendo la educación en una dimensión de la vida misma. Es no olvidar que la educación es un derecho y un deber personal. Que educación es formación como itinerario para que el sujeto humano alcance la unidad y armonía que se plasman en un carácter moral, en un estilo de vida moral. Se distingue de lo
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que es puramente conocimiento instrumental, capacitación, instrucción, aunque desde ya lo incluye. Apunta más a aquel conocimiento de sí y de los demás que transforma las personas en la línea de su propia humanización, es decir que responde a la vocación primaria de ser personas. Como dice el Evangelio: “el hombre no vive solamente de pan” (Mt. 4,4). En palabras del Informe Delors a la UNESCO se trata de Aprender a Ser: “El despliegue completo del hombre en toda su riqueza y en la complejidad de sus expresiones y de sus compromisos: individuo, productor, miembro de una familia y de una colectividad, ciudadano y productor, inventor de técnicas y creador de sueños”. 3. Apuesta por la calidad de los sistemas educativos. Es el gran déficit de nuestros sistemas educativos. No basta “estar en la escuela”. Es necesario “habitarla” y “recrearla” asumiendo los desafíos de nuevos vínculos entre maestros, alumnos y familias, de actualización curricular y nuevos modelos de gestión institucional que no gestionen desencantos y fatalidades sino que construyan futuro. Enfatizando especialmente que el criterio de calidad esta dado por una formación integral que potencia el desarrollo de todas las dimensiones de la persona permitiéndole defender su dignidad y no por determinados parámetros “eficientistas”. 4. Mejorar sustancialmente la situación de los docentes no sólo en la retribución material y el reconocimiento simbólico por la sociedad sino en la emergencia de un nuevo perfil de educador sostenido socialmente, en un contexto donde las representaciones sociales tradicionales del docente están frecuentemente agotadas y desvinculadas de sus prácticas reales, en una sociedad donde nadie se hace cargo del más frágil, donde la pregunta ¿quién me necesita? define el sistema económico, estamos desafiados a hacerlo, desde los alumnos y alumnas reales de nuestros pueblos. Nos preguntamos como dan cuenta las políticas educativas de lo que significa escuchar a diario el sufrimiento de los chicos y sus familias y de sostener la promesa de inclusión cuando muchas otras dinámicas sociales marginan a los alumnos que la escuela pretende incluir. Significa “profesionalizar” desde nuevas competencias pero también “des-profesionalizar” desde una nueva sensibilidad y un compromiso personal y de equipos. Estamos desafiados a encarnar para nuestros alumnos un otro disponible que puede ejercer funciones personalizantes en medio de un aumento de demandas y exigencias. Al decir de Paul Ricoeur “porque alguien depende de mi, soy responsable de mi acción frente al otro”. 5. Asegurar un continuo educativo en clave de desarrollo humano integral a condición de una efectiva articulación institucional del sistema escolar, entre los diferentes niveles, frecuentemente ausente en nuestros países. Implica asegurar la educación inicial, clave en la igualdad de oportunidades, especialmente en contextos de pobreza. Implica fortalecer la educa-
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ción primaria como pasaporte para seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida. Implica resignificar la educación secundaria como formación básica para la capacitación profesional y el acceso a la universidad. Pero esta articulación “ad intra” no basta. Es necesaria una efectiva articulación del sistema educativo con los sistemas de producción y empleo, de cultura, de redes sociales. Esto implica, como lo enuncia el Documento Base, un horizonte de “continuo educativo”, de fuerte articulación institucional. La política educativa debe garantizar la articulación del sistema educativo en sus diferentes etapas y modalidades y a su vez la articulación de todo el sistema con las organizaciones de la sociedad. Porque al ser el sistema educativo un subsistema social, es difícil que pueda cumplir sus objetivos de inclusión en una sociedad que no establezca en el ámbito nacional, regional e internacional un amplio compromiso para acometer los cambios y reformas necesarias para ser una fuente de igualdad de oportunidad y no un mecanismo más de exclusión. 6. Trabajar por una adecuada financiación de la educación desde las prioridades socialmente acordadas para dar sustentabilidad a las políticas públicas en el espacio y en el tiempo, y evitar el síndrome de promesas incumplidas y procesos abortados. III. CONDICIONES DE POSIBILIDAD PARA UNA ACCIÓN PÚBLICA TRANSFORMADORA Me gustaría señalar algunas condiciones de posibilidad transversales que posibiliten su progresiva concreción. 1. La búsqueda del espacio público: la construcción del ágora Fe y Alegría tiene el gran mérito de haber traducido las preocupaciones sociales de muchos en “temas públicos”. Ha hecho con su práctica de la educación, antes “privatizada” para determinados sectores o “estatizada” desde el Poder estatal, un bien público accesible a todos. Y ha hecho docencia de ello. Es un modelo a imitar para otros. Incluso ha comprobado que es posible y deseable una educación católica para todos, una educación de gestión social como bien público. Pero esto no es frecuente en nuestras sociedades. Es más, faltan puentes fuertes y permanentes, en una era de fragmentación y pérdida de la cohesión social. Zymunt Bauman habla de la reconstrucción del ágora. De eso se trata: de construir, a través de la acción pública un espacio “donde los problemas privados y sociales se reúnan de manera significativa, es decir, no sólo para provocar placeres narcisistas ni en procura de lograr alguna terapia mediante la exhibición pública, sino para buscar palancas poderosas para elevar a los individuos de sus desdichas individuales, el espacio donde puedan nacer y cobrar formas ideas tales como bien común, valores comunes, sociedad justa”. La distinción entre la esfera pública y la privada se remonta al origen griego: el oikos, el hogar y la ecclesia, el lugar de la política, donde se resuelven
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los asuntos que afectan a todos los miembros de la polis. Pero entre ambas, los griegos situaban una esfera más, la de la comunicación entre ambas: el ágora que unía ambos extremos y los mantenía comunicados y reunidos. Desempeñaba un rol crucial en el mantenimiento de una polis verdaderamente autónoma basada en la libertad de sus miembros. Una de las formas de ataque al ágora es a través de la tendencia totalitaria, expresada en los gigantescos experimentos estatistas del Siglo XX y definidos una vez y para siempre por Hannah Arendt al expresar que es “la tendencia a volver superfluos a los seres humanos: redundantes, descartables como individuos, como seres con sus propias motivaciones, ideas, preferencias y sueños”. Hoy, en tiempos de destitución estatal y fluidez mercantil se ha agregado una nueva forma de este volver superfluos a las personas: la dictadura del mercado. En ambos, ya sea en el “Estado-amo” o en el “mercado-amo” el objetivo no es que los individuos piensen sino que ese pensamiento se vuelva impotente, irrelevante y carente de toda consecuencia para la sociedad y el poder. En situaciones extremas se suprime todo diálogo, ya no hay nada que hablar porque los súbditos no tienen nada valioso que decir ni agregar al poder. En un caso, lo público se ha reducido a lo estatal. Lo estatal ha dejado de servir al “público” y se ha convertido en el “propietario más poderoso”. En el otro, el mercado, el oikos regula la sociedad e impone el discurso de un Estado mínimo y de una estructura socio-productiva irreversible. Casi todos los modelos actuales de la sociedad civil, sucesores del ágora, cobran su forma a la sombra de estos recuerdos y de estas realidades. La educación, desde ya hace a la construcción del ágora social. Implica familia y sociedad y no se agota en el “Estado docente”. Como dice el Documento Base del XXXVI Congreso: “La función del estado no puede ser estatizadora, debe ser eminentemente socializadora: en este caso apoyar las iniciativas sociales orientadas a garantizar a todos una educación de calidad. Sirve a la sociedad si es un “estado coordinador” no subordinador a sus intereses particulares”. “La educación es un bien público, sin dejar por ello de ser un bien particular de cada niño o joven sobre cuya educación tiene responsabilidad y obligación irrenunciable sus padres y representantes. Esto debe llevarnos a estrechar lazos cada vez más firmes entre los diferentes programas educativos y las familias y garantizar también la formación de ellos para que asuman su papel de educadores”. 2. El desafío de la inclusión social es integral En América Latina, el continente con más injusta distribución de la riqueza, mejorar la sociedad es superar las profundas desigualdades sociales. Nos encontramos así frente a dos clases de desigualdades. Las desigualdades persistentes o duras y en éstas América Latina es uno de los continentes
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más desiguales en la distribución del ingreso, en la educación, en salud y en vivienda. Pero hay nuevas formas de desigualdades, individualmente sufridas: la desigualdad ante el trabajo y la condición asalariada, la desigualdad de la violencia, de una educación de baja calidad, de una salud de baja intensidad. etc. Es la desigualdad de la vulnerabilidad y de la precariedad de vastos sectores de nuestra población. Las políticas públicas deben apuntar a superarlas. Algunos enfoques ideológicos y tecnocráticos han escindido lo social de lo económico, lo educativo de ambos, lo micro de lo macro, lo nacional de lo global. No sólo son procesos nacionales sino regionales y mundiales, de opciones políticas estratégicas. Por tanto, el desafío de la cuestión social y de la cuestión educativa en nuestras sociedades no es cuestión de tal o cual área de gobierno, sino que es una cuestión de políticas de Estado y de diseños públicos consensuados y participativos. Hay que superar una visión segmentada y focalizada del ataque a la pobreza y de la atención a la educación. Es necesaria una visión sistémica. Evitar repetidos errores de la división abstracta de tiempos “económicos”, “sociales”, “educativos”, dejando que lo económico vaya por un lado y lo social y lo educativo por otro. Como se ha dicho, dejando que la política social o la política educativa sea la ambulancia que atiende los heridos que va dejando atrás una política económica que no tiene ninguna consideración ética entre sus presupuestos. Implica, en este sentido, participar del debate de nuestras sociedades para definir una estrategia de desarrollo de mediano plazo, equitativa y productiva diferenciada de anteriores estrategias especulativas y concentradoras. En palabras del Documento Base del XXXVI Congreso: “No podemos perder de vista la necesaria integralidad e interrelación de los derechos económicos, sociales y culturales, es decir que cada derecho implica a los demás y que por ello, se debe garantizar las condiciones para hacer viables todos los derechos de todas las personas”. 3. La recuperación de la política y la resignificación del Estado Es condición de una acción pública transformadora una recuperación del valor de la política en su visión arquitectónica y no sólo permanecer en una reducida visión agonal, es decir de pura competencia, y a veces sin reglas, por el acceso al poder como es característica en muchos de nuestros países. Se trata de recuperarla en su riqueza simbólica de reconocimiento mutuo de una memoria y de un futuro compartido, como construcción de una visión de mediano y largo plazo desde los intereses más universales de la sociedad, desde la construcción de consensos que se transformen en políticas de Estado. Se trata de superar el esquema racionalidad formal/ irracionalismo para poder repensar la racionalidad de la política en un horizonte valorativonormativo que integre los procesos emotivos y simbólicos de nuestros pueblos. Es decir, sus ethos culturales. Al decir de Octavio Paz:
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“Acorraladas entre tradición y modernidad, entre un pasado vivo pero inerte y un futuro reacio a convertirse en presente tienen que escapar del doble peligro que las amenaza: una es la petrificación, otra es la pérdida de identidad. Tienen que ser lo que son y ser otra cosa: cambiar y perdurar”. Se trata de desarrollar una nueva cultura política. Lo dijo hace unos años Norbert Lechner: “Mas allá de los cambios propiamente políticos que implica el nuevo contexto para la estructura y dinámica de las instituciones y de los actores políticos, uno de los mayores desafíos de las democracias en América Latina me parece radicar en la cultura política. Esta abarca no sólo las creencias y preferencias, recogidas en encuestas de opinión pública sino también sus representaciones simbólicas y los imaginarios colectivos, o sea aquellas evidencias que la gente no explica por considerarlas normal y natural. Es en este ámbito en que se configuran los imaginarios políticos, en que formamos nuestra visión de los problemas, de las opciones posibles e imaginamos el futuro”. Se trata de recrear la política en su significado de actividad humana necesaria, contingente y disponible para el Bien Común, aún en medio de fallas morales ocasionales. Como nos dice el P. Ives Calvez, la política es el “reconocimiento mutuo entre libertades arrancado a la violencia”. Es una superación de la violencia –de la supresión del otro– aunque esta se mantiene como amenaza. Nos advierte Calvez: “El reconocimiento es, por tanto siempre frágil pero quiere perdurar: se convierte por tanto en un fin, para todos los que participan, es un bien, el bien común. También se convierte en una sociedad de carácter permanente, constituida alrededor de ese bien: la sociedad política. Mejor todavía, el reconocimiento constitutivo se convierte, por esa permanencia, en comunidad y ese término se aplica mejor a lo político que el de la sociedad: designa ese lugar en el vivimos a salvo de la violencia, de hecho, por un reconocimiento durable.” Se trata de una política arquitectónica para una sociedad que forme ciudadanos. Como dice Adela Cortina: “Ciudadano es aquel que es su propio señor junto a sus iguales. Ciudadano es aquel que no es súbdito, el que no es vasallo, el que es dueño de su vida. Ciudadano es el que hace su vida, pero la hace con los que son iguales que él en el seno de la ciudad. La idea de la ciudadanía significa siempre ser ciudadano con otros y con otros que son iguales.” En palabras del Documento Base del XXXVI Congreso: “El ejercicio de la ciudadanía necesita que las personas sean capaces de conocer e interpretar los hechos que ocurren en la sociedad, lo que sólo es posible si todos los ciudadanos cuentan con las competencias
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que les permiten leer, analizar e interpretar la realidad. Las sociedades democráticas necesitan a todos sus ciudadanos y el ejercicio de la ciudadanía y la vida democrática requiere sujetos bien educados.” 4. La educación a lo largo de toda la vida Significa plantear la educación como tarea a lo largo de toda la vida y no reducida a una etapa determinada. Es el concepto actual de educación permanente y educación de lo permanente: es un enfoque sistémico que comprende desarrollo personal y social y en cualquier contexto, formal en la escuela, informal en la familia, en el trabajo, en la empresa, en la comunidad. La educación se entiende así más que como un rito de iniciación y una preparación para la vida adulta o laboral, como la vida misma bajo la forma del aprendizaje continuo. Y no sólo como una legítima defensa frente a la angustia de la sociedad del riesgo, a los cambios organizacionales y de competencias profesionales permanentes, sino como una oportunidad a la voluntad humana de crecer, aprender y saber, de estar integrado pero además de integrar y hacer crecer. Significa plantear la educación como tarea y compromiso de todos y no como exclusiva responsabilidad del sistema escolar: la educación como responsabilidad cívica, como ejercicio de una renovada ciudadanía, como compromiso de todos. La ciudad educadora, la sociedad educadora es el horizonte. 5. Hacia una nueva ética pública, recuperando el Bien Común Plantearemos dos niveles que se integran pero que frecuentemente se plantean fragmentados: el nivel personal y el nivel social o general. Lo micro y lo macro. Lo pequeño y lo grande. Se trata de enlazarnos desde nuestra experiencia y sacar algunas líneas de acción para transformar nuestra realidad. Se trata de la ética personal y de la ética social y el aporte a una nueva ética pública que integre ambas e incluya la educación como deber ciudadano. Una ética de la solidaridad y una ética de la participación ya que el Bien común es un concepto relacional, de amistad cívica y supone igualdad y reciprocidad y también es fruto de la participación, libre y creativa de cada uno de los ciudadanos. El actual escenario de redes, con sus soportes tecnológicos, hace posible aún esta búsqueda de un “círculo virtuoso”, de una sociedad educada y educadora que integre a todas las personas en un mismo mundo, en función de una globalización de las oportunidades y no sólo de las amenazas y los problemas. El Bien común exige que no se contraponga eticidad privada y moral pública, exige que ambas se impliquen mutuamente. Es más, la ética pública es condición de la ética privada en cuanto la realización del bien común asegura la posibilidad del bien particular para todos y cada uno. Como dice Tony Mifsud:
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“No hay más que una ética, ya que a partir del auténtico concepto de la persona humana, la recta conducta de cada ciudadano ha de ponerse en práctica en todas las dimensiones de su existencia”. Asimismo nos recuerda que si los valores fundantes de la ética social –la libertad y la igualdad– se comprenden en su complementariedad, se da una relación complementaria entre lo público y lo privado. En cambio si se privilegia un valor en desmedro de otro, el resultado es la negación de la ética pública en nombre de la privada (neoliberalismo) o la negación de la ética privada en nombre de la pública (colectivismo). 6. Las políticas de la subjetividad No se nos escapa que el contexto cultural de nuestra América Latina es de sociedades diversas y plurales con un sustrato de valores que coexisten, en tensión, con otros valores y antivalores caracterizadas por industrias culturales globales en frecuente contradicción con las referencias tradicionales, regionales y nacionales. Este contexto produce desarraigo cultural y espiritual, cambios en los mundos de vida con predominio del individualismo, el desinterés por lo público y el repliegue de formas tradicionales de participación social: la crisis del sujeto. Muchas veces los desafíos de nuestra realidad se intentan resolver con recetas ideológicas anacrónicas y con subproductos culturales del ultra liberalismo individualista y del hedonismo consumista de la sociedad del espectáculo. En este contexto es imprescindible promover “cambios culturales”, que incluyen la recuperación de las reservas espirituales como parte de la tarea de transformación social y esto implica lo que Juan Carlos Tedesco denomina políticas de la subjetividad es decir, el consenso profundo de los actores, la conversión personal y una nueva sensibilización para redescubrir los valores de justicia y solidaridad, desde la memoria y la promesa. Estos valores no se recuperan desde lo abstracto y desde lo formal sino desde la matriz cultural de nuestros pueblos. La identidad esta ligada a la pertenencia. El contexto de la globalización ha generado un quiebre en la construcción de las identidades personales, sociales y nacionales, provocando pobreza simbólica y desmotivación. No sólo está afectada la capacidad de subsistencia de los excluidos y de los pobres sino que está impactada su subjetividad en niveles profundos de la personalidad. De eso hablan los cuerpos y las miradas, las cicatrices y los rostros. Son verdaderas crisis de mundos de vida. Vivimos en un desarraigo temporal que nos corta los lazos con la riqueza del camino andado por nuestros mayores e impone la discontinuidad en el diálogo intergeneracional. Vivimos un desarraigo existencial provocando la ausencia de proyectos y la crisis de identidad, es decir de la identificación del hombre con su entorno, su tierra, su comunidad. Este desarraigo es también espiritual al irse vaciando de referencias simbólicas, verdaderas ventanas hacia horizontes de sentido.
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Como señala Juan Carlos Tedesco asistimos a un quiebre de las funciones tradicionales de transmisión e integración cultural de los sistemas educativos expresado en un déficit de socialización al que contribuyen la pérdida de la capacidad educadora de la familia, de la misma escuela, de las iglesias y las comunidades locales, del deterioro de la autoridad del maestro, la fuerte presencia de nuevas agencias socializadoras como la televisión y las nuevas tecnologías. Todo ello lleva al debilitamiento de los ejes básicos sobre los cuales se definían las identidades sociales y personales y a la pérdida de horizontes de sentido, aproximándonos a un “Estado de anomia, a un Estado de extrema incertidumbre en el cual nadie sabe qué comportamiento esperar de los demás en cada situación” al decir de R. Dahrendorf. Como provocativamente lo expresa Ulrich Beck: “Vivimos en una era en la que el orden social del Estado nacional, la clase, la etnicidad y la familia tradicional están en decadencia. La ética de la realización y el triunfo individual es la corriente más poderosa de la sociedad actual.” A su vez, las necesidades de individuación en un Estado anómico imponen a las personas el peso de ser los únicos artífices de sí mismos. Actores, malabaristas, constructores, directores de sus propias geografías e identidades, pero también de sus vínculos y redes sociales. Así, desde un individualismo sin pausa, donde se hace creer que sólo hay soluciones biográficas a problemas estructurales, se cae en la fatiga de ser sí mismo (Ehrenberg): fatigados y vacíos, agitados y violentos, en suma nerviosos, medimos en nuestros cuerpos el peso de la soberanía individual. La preocupación del individuo se centra en su yo y en sus vaivenes psicológicos. Hay una nueva bulimia: yoga, zen, expresión corporal, psicoanálisis, biodanza, meditación trascendental, una auto referencia narcisista que elimina al otro como polo de referencia en el proceso de humanización. Así, como lo afirma Robert Castel se construyen dos perfiles contrastantes del individuo contemporáneo: está el individuo de quien se exalta el valor del éxito y está el individuo por “defecto” condenado a ser individuo en condiciones difíciles, un individuo sobreexpuesto, sometido a la precariedad perpetua, amenazado de invalidez social. Lo recuerda Jean Paul Fitoussi cuando señala que dos padecimientos se superponen en el malestar contemporáneo. El más visible es el procedente de las crisis económicas. Pero hay otro más subterráneo que remite a los efectos devastadores del individualismo. La crisis que atravesamos es indisociablemente económica y antropológica, es a la vez crisis de civilización y crisis del individuo. Fallan simultáneamente las instituciones que hacen funcionar el vínculo social y la solidaridad (crisis del Estado de bienestar), las formas de relación entre la economía y la sociedad (crisis del trabajo) y los modos de constitución de las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto).
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La tecnología nos mantiene en la religión del consumo y de la avidez, haciendo que lo posible se vuelva deseable y lo deseable necesario. Lo queremos todo y su contrario: que la sociedad nos proteja sin prohibirnos nada, sin obligarnos a nada, que nos asista con afecto, pero sin importunarnos, que esté allí para nosotros, sin que nosotros estemos ahí para ella. Es el contexto cultural de la desarticulación fragmentadora, de una sociedad que ha cortado sus lazos comunitarios, el telón de fondo de nuestros problemas educativos. Es la presencia de la exclusión como principal cuestión social que combina –según Robert Castel– la desocupación con la degradación permanente de las condiciones del trabajo. Todo ello, en ausencia del Estado y de la indiferencia de la sociedad civil implica el proceso de “desafiliación” es decir la pérdida del sistema de protección que había constituido la base de una identidad social fuerte para muchos trabajadores. Justamente la convocatoria a una acción pública que movilice y concrete un acuerdo o pacto social por la educación con características estratégicas, perdurables y consensuadas implica renunciar a una visión ingenua, automática, o formalista de estos acuerdos. Implica una lucha por purificar y ampliar nuestras miradas y ayudar a otros a hacerlo. Implica recuperar los espacios culturales con creatividad y libertad, evitando que queden en manos del marketing, el mercado y el lucro. La formación y promoción de valores no es exclusivamente un problema del ámbito privado y estatal sino especialmente de lo público no estatal donde la educación es clave en sintonía con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Nuestra mirada esta cautiva, ¿sólo existe lo que vemos? Ese principio vital a veces llamado alma siempre se comunica a otro a través de la mirada (Paul Auster). Sólo se puede contemplar bien lo que se ama. El amor permite reposar la mirada, volver una y otra vez sobre la realidad amada. Lo dice San Agustín: Ubi cor, ibi oculus. Donde está el corazón allí se posa la mirada. Es el corazón el que orienta, reposa y confiere calidad a la mirada. ¿Cómo contemplamos las instituciones, lo público, el Estado, la sociedad?, “¿que ves cuando me ves, la mentira o la verdad?” como dice Divididos en una de sus canciones. ¿Dónde reposa nuestra mirada en lo político, en lo social, en lo educativo? Nuestra manera de ver, en esta cultura de la imagen está muy impactada por los medios de comunicación que nos trasmiten la información sobre la realidad, que “la construyen” y “nos construyen” nuestra representación de la realidad. Necesitamos purificar nuestras miradas de las miradas compradas por otros. Necesitamos también desactivar el tiempo acelerado que crea en nosotros “entrañas impacientes”. Todo es al instante: informaciones, comunicaciones, decisiones. No hay tiempo para permanecer, para contemplar, para reflexionar, para escuchar, para… aprender.
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Y como dice Bauman cuando se patina por hielo delgado no correr rápido implica la amenaza de ahogarse y así la velocidad asegura la supervivencia. Todos participamos de las diferentes “cegueras”. Les pido una breve reflexión sobre nuestras miradas, que incluyen la mirada sobre la acción pública, sobre nuestras sociedades y Estados. Tomaré algunos ejemplos citados por el P. González Buelta, jesuita dominicano, para poder identificarnos en alguna de ellas. a. La ceguera de los líderes. Sansón era un gran líder de su pueblo pero fue cegado con astucia en la plenitud de su vida y después de arrancarle los ojos ya sólo sirvió para darle vueltas a la rueda para moler el trigo de sus amos y divertirlos con sus bailes (Jue.16). ¿Cuáles son hoy nuestras cegueras como líderes?, ¿a que rueda estamos atados?, ¿quiénes nos manipulan y ridiculizan sin nosotros verlos? Cómo no ver en esta caracterización a la corrupción, al caudillismo, al clientelismo, a la banalización de toda responsabilidad, a la crisis de representación y gobernabilidad, a la destitución de las mediaciones políticas, a la renuncia de una ética del carácter, al vaciamiento de los conceptos del Bien común y de la acción pública. b. Los ciegos de nacimiento, totales o parciales porque nacen y crecen en sistemas que nunca les han permitido ver otras dimensiones fundamentales de la vida (Jn 9,1). Son ejemplos la autosuficiencia ilustrada, los paradigmas ideológicos auto referenciados, el pesimismo lastimoso del nada se puede, la mezquindad de miras y de medios, culturas corporativas cerradas, el consumismo, círculos sociales cerrados a las necesidades de los más pobres. Son las estructuras de pecado. Son las interpretaciones reduccionistas y anacrónicas de la realidad. c. Personas de buena voluntad que quedan ciegos en medio de su trabajo y compromiso, y cansados y decepcionados por la lucha emprendida se sientan a la orilla del camino (Mc. 10 48-52). Cuántos quebrados y decepcionados, cuántos en el costado del camino que saben pero ya no creen ni quieren. Cuántos cristianos piadosos en lo personal y partícipes de la impiedad de la sociedad, cuántos que han renunciado a toda ética de la opción. d. Incluso podemos quedarnos ciegos de repente por un exceso de luz que llega desde Dios y nos hace ver la inutilidad de nuestros caminos habituales que veíamos tan sensatos y naturales como le sucedió a San Pablo camino a Damasco (Hch 9,1). Y en medio de estas cegueras llega el Señor y nos regala una nueva visión de la realidad. Pero no es automática. Es un proceso mediado con el consejo y la comunidad. Pablo recobra la mirada en comunidad, con la guía de Ananías y luego de largo camino. Ojalá sea una de nuestras cegueras. Para mirar renovadamente nuestra realidad y re-descubrir las reservas espirituales y culturales de nuestro pueblo desarrolladas ya sea desde la relación con nosotros mismos, la autoestima;
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desde la relación con nuestros seres más cercanos, la fidelidad; desde la relación hacia la sociedad, la justicia, la igualdad, el Bien Común, la solidaridad, la credibilidad, la gratuidad y la prudencia como virtud que armoniza a todas en el aquí y el ahora. Todos necesitamos liberar la mirada de nuestras cegueras para contemplar la realidad como Dios la mira, todos necesitamos una nueva sensibilidad, sensibilidad cristiana, sensibilidad ciudadana. Es para nosotros el telón de fondo de nuestra acción pública. Es educarnos en una nueva mirada sobre la realidad, hoy tan reducida a resultados que sólo se ven fracasos, tan reducida por el impacto y la velocidad que sólo se ven esperas inútiles, tan reducida por la contabilidad de las cosas que ya no se ven personas. Es provocar una mirada inteligente, solidaria y esperanzada que se diga y diga a otros: “lo que ves hoy no es todo lo que hay”, rechazando un “hiperrealismo” que paraliza y aprendiendo a mirar un horizonte abierto, un Horizonte de sentido. Algo así como “una Pedagogía de la mística de los ojos abiertos”, al decir de González Buelta, de abrir los ojos para percibir toda la realidad,‘en la convicción que de que la última dimensión de todo lo real está habitada por Dios, en la herencia espiritual de San Ignacio de poder contemplar a Dios en todos las cosas, descubriendo sus destellos en lo ambiguo y opaco de lo cotidiano. Estamos inmersos en una nueva cultura, en un mundo líquido, cambiante, globalizado. Un escenario donde frecuentemente sólo vemos la ausencia de Dios, una cotidiana queja recurrente, un día a día de lamentos y escombros, por los malos tiempos que vivimos. Recordemos a Isaías (Is 43,19) Miren que realizo algo nuevo, ya esta brotando ¿no lo notan? Les dice a su pueblo que abra sus sentidos, que perciba la realidad de otra manera, libere la mirada de programaciones, sacúdase de encima la oscuridad, el más de lo mismo, el sólo existe lo que se ve. El pueblo judío estaba abatido por la experiencia del exilio. La visión de su realidad cotidiana les había llenado el corazón de tristeza y la mirada de monotonía. Eran “tan realistas”, tan atados a las evidencias de sus sentidos que sólo podían ver su cautiverio. No podían ver lo nuevo que Dios realizaba en ese momento. En esta reflexión, desde nuestra América Latina, se recorren experiencias de desierto, de exilios, de tristezas. Que este aniversario y este Congreso nos ayuden a mirar lo nuevo que está brotando. Como nos dice Italo Calvino en “Las Ciudades Invisibles”: “De dos maneras se llega a Despina: en barco o en camello. La ciudad es diferente para el que viene por tierra y para el que viene del mar. Cada ciudad recibe su forma del desierto al que se le opone”. Los desiertos de la exclusión social y educativa, los desiertos de las prácticas educativas causales de dicha exclusión y discriminación, los desiertos de un “Estado amo” o de “un Estado mínimo”, los desiertos de escuelas vacías de aprendizajes, y de chicos y chicas sin escuelas, los desiertos de las
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urgencias de la miseria y la injusticia social, le van dando su forma a esta ciudad en el desierto que es Fe y Alegría. Las formas de las alianzas estratégicas con el Estado y la sociedad, las formas de las nuevas redes sociales, las formas de una acción pública posible, convocante y efectiva, las formas de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, las formas de los nuevos tiempos de la esperanza. Las crisis tienen la virtud de hacer emerger lo esencial y necesario. Nos lo recuerda desde otro contexto histórico, el poeta español Blas de Otero: “Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada. Si he segado las sombras en silencio me queda la palabra.” Nos queda más que nunca la palabra, la palabra de nuestros pueblos, de nuestros docentes, de nuestros poetas y cantores, la palabra de una educación para la transformación personal y social, la palabra para dar la palabra y hacer que otros “tomen la palabra”, la palabra que hace ya 50 años tomó Fe y Alegría para compartirla y multiplicarla con y para los demás. Nos recuerda Ivonne Bordelois que el guaraní llama al hombre “sonido de pie” es decir que caracteriza al ser humano por su capacidad de “alzar la palabra a su estatura plena”. Es necesario promover y fortalecer la educación y las acciones públicas en su sentido de “alzar la palabra a la estatura plena de la persona” y rescatarla de una devaluación narcótica que exalta lo secundario, al decir de George Steiner. Es aprender a diferenciar el drama de la tragedia. En la tragedia no hay alternativas. El desastre está anticipado y todo intento de evitarlo lo empeora. América Latina no es una tragedia. La política no es una tragedia, la economía no es una tragedia, la educación no es una tragedia. Es un drama, donde la vida y la muerte, el bien y el mal, el triunfo y el fracaso son alternativas posibles, son responsabilidades ciudadanas, son nuestras responsabilidades. Y para un cristiano estas responsabilidades ciudadanas implican vivir en lucha contra la “des-integración” de la experiencia, en “tensión” contra un espiritualismo intimista “fuga mundi” (ya sea vivencialista o formalista) y contra una praxis inmanentista que niega toda trascendencia y termina siendo una “cisterna seca”, que discurre por sus acciones externas sin tener indicios de la interior llegada de Dios en el fondo del ser y de la historia que nos sale al encuentro. Sentirnos parte entonces de la “creación continua”, de la nueva creación, la que introdujo Jesús en nuestra historia al hacerse hombre. Dios respeta la realidad que ha creado y puesto en nuestras manos. Actúa en medio de nosotros dialogando, proponiendo. No nos salva la imposición de Dios, sino su exposición. Y Jesús es el riesgo de Dios en nuestra historia, una existencia expuesta que nos invita a dialogar con Dios, desde su propia vida.
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Quisiera terminar con dos citas. Una de Italo Calvino, la otra de José Martí. Dice Calvino en “Ciudades Invisibles”: “Es inútil dividir las ciudades entre las ciudades felices y las infelices. La verdadera diferencia está en otras dos: las que a través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos y aquellas en las que los deseos, o logran borrar la cuidad o son borrados por ella”. Y José Martí nos recuerda algo frecuentemente olvidado en nuestra cultura. Dice así: “¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es necesaria a los pueblos? Hay gentes de tan corta vista mental que creen que toda la fruta se acaba en la cáscara. La poesía que congrega o disgrega, que fortifica o angustia que da o quita a los hombres la fe o el aliento es mas necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir mientras aquella les da deseo y la fuerza de la vida”. Fe y Alegría está entre las “ciudades” que a través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos de una educación de calidad para todos, especialmente para los más excluidos de nuestro continente porque sabe que “no sólo de pan vive el hombre” y hoy más que nunca tiene hambre del sentido que día a día recrea la poesía viva de nuestro pueblo.
EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN: UNA VISIÓN (PROVOCACIÓN) DESDE RADIO FE Y ALEGRÍA… Javier Barrios y Gerardo Lombardi Miembros del Instituo Radiofónico Fe y Alegría Venezuela
A MANERA DE INTRODUCCIÓN Y ATERRIZAJE Hace unos 15 mil millones de años, según dicen los entendidos, un huevo incandescente estalló en medio de la nada y dio nacimiento a los cielos y a las estrellas, y a los mundos. Hace unos 4 mil o 4 mil quinientos millones de años, año más, año menos, la primera célula bebió el caldo del mar, y le gustó. Y se duplicó para tener a quien convidar el trago. Hace unos 2 millones de años, la mujer y el hombre casi monos, se irguieron sobre sus patas y alzaron los brazos y se abrazaron, y se entraron. Y por primera vez tuvieron el pánico y la alegría de verse cara a cara mientras estaban en eso. Hace unos 450 mil años, la mujer y el hombre frotaron dos piedras, y encendieron el primer fuego, que los ayudó a defenderse del invierno. Hace unos 300 mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras, y creyeron que podían entenderse. Y en eso estamos. En eso estamos, todavía. Queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando palabras. Gracias a Eduardo Galeano por este obsequio. 1.
Desde siempre, hemos sido sujetos del pensar y la acción, de la palabra y las imágenes,‘de‘las costumbres y los imaginarios. Desde siempre la comunicación ha sido fermento de “acción común”. Y en la medida que esa “acción común” genera consensos entre los varios y diversos, descubre y fomenta valores, canaliza y moldea actitudes, genera respuestas y nuevas preguntas… inventa nuevas formas de comunicación.
2.
Desde siempre hemos sido sujetos de Libertad de Pensar. Nadie peca por pensar, nadie “peca de pensamiento”. Pensar es un acto libre y soberano, íntimo y profundo donde “barro, manos y alfarero” son la misma vasija.
3.
Desde siempre hemos sido sujetos de Libertad de Expresar. Nadie peca por hablar, nadie “peca de palabra”. Hablar y expresar es una
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acción que brota de lo íntimo con intenciones de “poner fuera lo que se lleva por dentro”, sin importar lo que el otro pueda percibir de mi, entender, aceptar o rechazar. 4.
Desde siempre hemos sido sujetos de Libertad de Comunicar. Y comunicar, implica acción, ya lo dijimos. “Común-Acción” entonces implica lo que se hace y lo que no se hace, mediado por los efectos que se producen. Comunicación entonces sugiere la presencia del “otro” comunicador, no como sujeto pasivo, sino como sujeto en igualdad de condiciones que las mías.
5.
Comunicación entonces se basa en una interacción de los distintos actores y actrices sociales y se pone en el espacio de lo público. Lo que genere o no genere nuestro proceso comunicacional esta directamente ligado al nivel de interacción. En este marco, solo se peca por “obra y omisión”, por lo que se hace y por lo que se deja de hacer…
6.
Comunicar desde lo público en una sociedad moderna y democrática requiere una nueva visión de mis derechos como ciudadano, que terminan donde empiezan nuestros derechos públicos. Y nuestro deberes…
7.
Entonces comunicar desde lo público genera un deber social de incidir en la “cosa pública”.
8.
Es importante no solo garantizar el hablar, sino el oír, el escuchar, el mirar, el ver… Y es aquí donde nace la responsabilidad compartida, la “habilidad para responder” entre varios, entre los implicados en el hecho comunicacional.
9.
Comunicar desde lo público en una propuesta de sociedad desde “los pobres, el lugar epistemológico de Fe y Alegría”, desde nuestra ubicación histórica, social y de fe, implica pues conceptualizar la comunicación como Comunicación Popular.
10. Una Comunicación Popular que se ubica desde los pobres para desde allí… caminar con la cotidianidad de la gente, con nuestra cultura… interpretar los acontecimientos desde la luz del evangelio de Jesús… Denunciar todo lo que atente contra los DDHH y anunciar las buenas noticias que se producen en el seno de nuestra sociedad… y Celebrar la vida, la Fe, los amores y los desamores. Servir como “espejos” de la identidad propia, “ventana” que muestra otras identidades y tiende “puentes” entre los diversos. 11. Una Comunicación Popular coherente con nuestra intencionalidad transformadora, que avanza en los qués y cómos, que toma en cuenta las dimensiones éticas y políticas de esta acción pública. Con responsabilidad. Y estos temas están al centro del debate entre nosotros en Fe y Alegría, y entre muchos en nuestro “continente sur”.
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UNA COMUNICACIÓN POPULAR CON NUESTRA INTENCIONALIDAD TRANSFORMADORA 12. Desde la comunicación, el ámbito de nuestra acción transformadora es la Cultura. Una cultura que se ve amenazada por la mercantilización de los bienes y servicios culturales con todas sus aristas de homogenización versus democratización, oligopolios versus propiedad comunitaria, la cultura como industria versus la cultura como comunicación del quehacer cotidiano. El debate global se da en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI), donde los compromisos para proteger y promover la diversidad cultural se han ido diluyendo. Una vez mas la Organización Mundial de Comercio (OMC) y los Tratados de Libre Comercio (TLC) representan la amenaza más importante. Y por otra parte, la Convención sobre Diversidad Cultural (CDC) de la UNESCO es la mayor oportunidad con la que cuentan los países del Sur. Ojalá que desde Fe y Alegría no nos quedemos fuera de este debate, porque tenemos historia, tenemos mucho que decir. 13. Vivimos una fuerte tendencia a homogenizar las cabezas y liberar los bolsillos. La principal herramienta de los mercaderes es la industria del entretenimiento, también llamada por otros la Industria Cultural. Y tan significativa es que por ejemplo: “Estados Unidos entiende que la producción cultural debiera ser considerada como cualquier otra área de la economía y por tanto “intenta agresivamente concluir tratados en los cuales sus socios comerciales acceden a las demandas de liberalizar este sector, lo que significa que renuncien al derecho de tener políticas culturales diseñadas para garantizar un espacio para la producción nacional, incluyendo medidas para apoyar el desarrollo de industrias culturales nacionales” 1. 14. La razón: las industrias culturales representan el segundo sector exportador de su economía. En el año 2004 estas industrias facturaron más de 400.000 millones de dólares2 y su crecimiento a nivel mundial, en dólares y solo entre 1980 y 1998, fue del 300%3. “Entre la Comunidad Europea, Estados Unidos y Japón se quedan con el 87% de las ganancias producidas por los bienes culturales y comunicaciones, quedando el 13% restante a todos los otros países del mundo” 4 (Gómez, Gustavo, 2005). 1 Coalición para la Diversidad Cultural (CDC 2003), Mientras la UNESCO trabaja en la Convención sobre la Diversidad Cultural, el reto sigue siendo mantener la posición sobre la cultura en las negociaciones comerciales, Vol. 1, No. 5, diciembre 2003. http://www.cdcccd.org/coalition_currents/Dec03/coalition_currents_sp.html 2 Colussi, Marcelo (2005), Del Informe MacBride a Telesur, Rebelión, agosto de 2005. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=19232 3
Gonzalo Carámbula, Director de Cultura Intendencia Municipal de Montevideo, 2004.
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Octavio Getino citando a García Canclini en Industrias Culturales en Argentina, Observatorio de Industrias Culturales de la Ciudad de Buenos Aires.
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15. Y mas aún, hay una fuerte tendencia de reducir el ámbito comunicacional a las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (NTICs) donde las prioridades apuntan a “conectar” y “acceso” para “recibir servicios” poniendo el centro en el acceso y la recepción pasiva de información y no tanto en la creación, producción y difusión de contenidos, bienes y servicios culturales. Aquí hay una gran oportunidad para Fe y Alegría, porque tenemos historia, tenemos mucho por hacer. 16. La misma Declaración de Principios de la CMSI reduce a dos amenazantes objetivos en su Plan de Acción,“adaptar todos los programas de estudio de la enseñanza primaria y secundaria al cumplimiento de los objetivos de la Sociedad de la Información, teniendo en cuenta las circunstancias de cada país” y “fomentar el desarrollo de contenidos e implantar condiciones técnicas que faciliten la presencia y la utilización de todos los idiomas del mundo en Internet”. Y aquí la gente que trabaja por un mundo globalizado desde la NTICs ya se mete en el ámbito educativo… y desde Fe y Alegría cuándo nos metemos en el ámbito de la CMSI. 17. Y todavía mas, la CMSI subordina otros principios mas incluyentes y democráticos como el “diálogo entre culturas” y la “cooperación regional e internacional” 5. Hay que hacer notar que el concepto de “diversidad cultural” comienza a ser manejado como referido exclusivamente a culturas indígenas, religiones, archivo del patrimonio histórico, conocimiento tradicional o asuntos relacionados con los idiomas y las lenguas. 18. Así que por toda nuestra práctica y discurso desde Fe y Alegría, toca entonces y de frente el tema Comunicacional al tema Cultural y su desemboque en el ámbito Educacional, espacio por excelencia de la acción de Fe y Alegría. Siendo la Educación un Bien Público, por lo mismo, la Cultura y la Comunicación también son un Bien Público. Comunicación que es causa y consecuencia del modelo comunicacional imperante. Según Mario Kaplúm, “el modelo comunicacional que se adopte, será reflejo de la sociedad que se quiere construir”… Y esto vale tanto para los MCS como la Escuela. 19. ¿Dónde está el meollo del problema? En que la tendencia mundial es a excluir a la mayoría de la población por su condición de “poco poder de consumo” y mercantilizar todos los bienes culturales de nuestros pueblos, de dominio público, limitando el acceso libre, productivo y reproductivo de identidades particulares con una clara tendencia de estandarización y homogenización. 20. Y ¿cómo se traduce esto en nuestra práctica local? En la alta concentración de los MC (producción y difusión) que atenta contra la construcción colectiva de cultura y sociedad desde los pobres. Concentración 5 Punto 23 de la línea C8 del Plan de Acción, “Diversidad e identidad culturales, diversidad lingüística y contenido local”.
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de MC es “concentración de poder económico y político que se evidencia, entre otras formas, en el control y acumulación de propiedades, la creciente participación de capital extranjero en medios nacionales, la centralización y homogenización de contenidos, la convergencia entre soportes tecnológicos diversos (entre telecomunicaciones y medios de comunicación, entre las nuevas tecnologías y las tradicionales), el debilitamiento y privatización de los servicios públicos y la globalización de los mercados e industrias de los medios.” (Gómez, Gustavo, 2005). 21. Por ejemplo Internet, no solo es que entre el 5 y 8% de los latinoamericanos tenemos acceso a la “gran red” sino que hay una tendencia global a la estandarización lingüística6 ya que Estados Unidos, seguido por Reino Unido, Canadá, Alemania y Australia son los países centralizadores también en lo que se refiere al flujo de información en Internet (83%)7. 22. “En materia de audiovisual también existe una fuerte concentración y homogeneización de contenidos. En las primeras 19 semanas de 2005 indicadores del mercado del cine en Argentina8 muestran que sólo el 2,3% de los espectadores vieron películas de producción nacional y un 0,5% de otros países latinoamericanos. El 89,2% correspondió al cine de Estados Unidos y el restante 4,8% a películas europeas9. El fenómeno se extiende a todo el mundo: el ministro de cultura y de comunicación de Francia, Renaud Donnedieu de Vabres, ha informado que “el 85 % de los boletos de cine vendidos en el mundo están relacionados con films hollywoodenses” 10.” (Gómez, Gustavo, 2005). 23. Y, ¿será que nos vamos con nuestra música a otra parte? porque la música que suena, es la que cuatro corporaciones multimedias ponen con el 75% del mercado mundial: Vivendi concentra el 25,9%, SonyBMG el 25,2 %, EMI un 12%, y AOL-Warner el 11.9 %11. 6 Multilingualism on the Internet, Vol. 6, N∞ 1, febrero 2004, investigación coordinada por Sue Wright (http://www.unesco.org/shs/ijms/ vol6/issue1). 7 Barnett, George ; Bum-Soo Chon y Devan Rosen (2001), The Structure of the Internet Flows in Cyberspace, Networks and Communication Studies, NETCOM, vol. 15, n∞ 1-2, 2001 8
Que tiene una importante industria del cine, en comparación con la mayoría de países del Sur. En el primer semestre de 2005 se estrenaron 26 nuevas producciones nacionales., en comparación con las 3 o 4 de Uruguay, por citar un ejemplo 9
Consultora Cinedística.
10
Tercera Reunión Intergubernamental para la CDC de la UNESCO, París, junio 2005. 11
Observatorio de Industrias Culturales (OIC), Subsecretaría de Gestión e Industrias Culturales de la Ciudad de Buenos Aires, 2004.
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24. Y con nuestras radios de Fe y Alegría conectadas vía satélite que hacemos?, porque por otro lado, pocas manos solamente cinco poderosos multimedios basados en Estados Unidos –AOL-Time-Warner-CNN, Viacom-CBS-MTV, Disney-ABC-ESPN, News Corp-Fox TV-DirectTV y General Electric-NBC-Vivendi-Universal–12 junto a Bertelsmann, en Europa, y Sony, en Japón, configuran el poder de los medios a escala mundial13. 25. La concentración de bienes y servicios culturales, incluidas las telecomunicaciones, también es muy importante en América Latina y el Caribe y está en proceso de consolidación y ampliación. Los niveles de concentración de propiedad son notorios en todo el sector, incluyendo prensa, radio, televisión (TV) libre, por abonados o de pago, telefonía básica y móvil y proveedores de Internet. Con excepción de la radio, los grupos o empresas dominan más del 60% del mercado. De forma análoga a lo que ocurre a nivel global con las corporaciones transnacionales con base en Estados Unidos, Europa y Japón, se encuentran, en América Latina, grupos como Cisneros (Venezuela), Globo (Brasil), Televisa (México) y Clarín (Argentina), con fuerte dominio en sus países y que acaparan gran parte del mercado regional14 (Gómez, G., 2005). …Y AHORA QUÉS Y CÓMOS? HACIA UNA DIMENSIÓN ÉTICA Y POLÍTICA DE ESTA COMUNICACIÓN POPULAR QUE BUSCAMOS… 26. Frente a esta realidad cruda, excluyente y desigual, plantear un marco de acciones transformadoras desde la Educación, la Cultura y la Comunicación necesariamente pasa por “promover y respetar la diversidad cultural”. Es “esencial”, según la Declaración de la CMSI de la UNESCO, “promover la producción de contenidos y la accesibilidad a los mismos, sea con propósitos educativos, científicos o culturales o con fines recreativos, en diferentes idiomas y formatos15.
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Algunos autores proponen la existencia de una “segunda división” con grandes grupos regionales con sede en Estados Unidos pero también Japón y Europa como Comcast y Hearst, Mc Graw Hill, Pearson, Kirch, Hachette, Prisa y otros (estos últimos citados por McChesney, 2004).
13 Columbia Journalism Review, Who Owns What. (http:// www.cjr.org/tools/owners/) 14
Según Mastrini, América Latina tiene un rol subordinado al “sistema global comercial de actividades de información y comunicación”, pero “con tendencias especulares respecto del desarrollo de estos procesos en los países centrales”.
15
Punto 53, Declaración de Principios, Ginebra, diciembre 2003.
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27. Pasa también por estar presentes y participar con nuestra historia a cuesta en los foros locales, nacionales e internacionales sobre Educación y Comunicación para incidir en la definición y en la aplicación de políticas públicas de estos sectores. 28. En Fe y Alegría deberíamos apostar “concientemente” por la producción y difusión de bienes y servicios culturales, por entrar con pie de centro educativo comunitario en experiencias educativas desescolarizadas desde las Industrias Culturales, desde los Medios Convencionales y Alternativos. Cada Centro una red de producción y difusión, cada red conectada a la web. 29. Avanzar hacia la Educomunicación. Agarrar el toro por los cachos, agarrar los medios de comunicación que van desde lo que comunica un maestro de Fe y Alegría si esta desmotivado por el bajo salario y el peso de su baja autoestima y llega al aula de clases lerdo, arrastrando los pasos; o llega alegre y optimista y dispone las carteleras del salón para mostrar lo novedoso del día y no tanto la inmovilidad de la fecha patria. 30. Avanzar hacia el estudio y reelaboración de todo un mundo simbólico de nuevos medios y lenguajes que nos espera… sabremos interpretar qué significa hoy una camiseta del CHE caminando por las calles o una Cruz en el pecho de una chama de 20 años entrando a una iglesia; y lo que significa otra chama también de 20 años con otra cruz en el pecho entrando en una discoteca a las tres de la mañana… 31. Producir y distribuir “productos culturales” desde nuestros valores, vistos como productos de entretenimiento que dejan mensajes claros, abiertos, atractivos y atrayentes. Donde la distancia es un condicionante mas fuerte para nuestra educación y comunicación. 32. Desde la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) (todas las emisoras de Fe y Alegría somos afiliadas a ALER): queremos aportar en la Construcción de una Nueva Cultura; no basada en la pobreza (representamos menos del 4% del mercado mundial) y en las debilidades de nuestro pueblo; sino en la riqueza (también representamos mas del 40% de la biodiversidad mundial) y en las fortalezas y talentos que vivimos de entre los pobres. 33. Con un lenguaje: Expresión y Comunicación desde nuevas estéticas y simbologías, donde los contenidos de SEXO se enfoquen mas que a la pornografía, al desarrollo integral del ser humano con una clara opción por el enfoque de género y donde la SALUD se traduzca en mejores niveles de calidad de Vida; y los contenidos de VIOLENCIA desemboquen en una cultura de Paz y Convivencia que nace de relaciones justas institucionalizadas, democráticas, ciudadanas… 34. Siempre con la verdad por delante. La verdad como valor fundamental en la búsqueda de una Sociedad Justa y Democrática, y que según Fernando Savater, la verdad es “es la coherencia entre palabras, accio-
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nes, visiones e imágenes; y la realidad”. Con el objetivo expreso de sensibilizarnos a partir de lo que percibimos del rostro de nuestro vecino. 35. Una clara opción por el reconocimiento de lo diverso, del otro, de lo distinto y lo plural, navegando equidistante de las verdades. Según Fernando Savater (El valor de elegir) y Arnold Gehlen (El Hombre): los Seres humanos por la Creación divina somos una especie de SUBDIOSES y según el Evolucionismo somos algo así como SUPER-ANIMALES. Bueno con lo uno, y con lo otro, equidistantes de todas las verdades. 36. Valdría la pena revisar que estamos haciendo (y dejando de hacer) con nuestra web site… ¿qué uso multimedia podemos darle? Acercarnos a la web mas como medio de comunicación multimodal de audio, texto y video, como un espacio de “periodismo digital”, ofreciendo algo nuevo cada día, con movimiento; mas que como una gran “cartelera informativa y de banco de datos y documentos” muy institucional. 37. Esto sugiere avanzar mas allá de nuestra práctica tímida de radiodifusores que usamos la palabra en nuestras radios, hacia la imagen y los imaginarios, los lenguajes y los símbolos de hoy, hacia otros medios de canal abierto (TV) o cerrado (por cable) y por internet… 38. Y no solo internet, es necesario retomar con nuevos aires y nuevos bríos a la radio, vigente por unos cuantos años más en nuestro continente. “Mientras entre el 5 y el 8% de la población latinoamericana tenía acceso a Internet en 2002, la Unión Internacional de Telecomunicaciones indicaba que un 44% tenía acceso a radio y un 29% a televisión16.” 39. Otra batalla, la propiedad. No solo basta estar conectados, la conectividad a las NTICs es un falso paradigma. No solo el acceso, sino el uso y la apropiación social del uso de las tecnologías digitales. Siendo que el espectro radioeléctrico por donde transitan las Radios y TVs de señal abierta, son de bien público, el espacio nos pertenece a todos y todas, es de uso y dominio público al igual que la cultura, no todos y todas estamos. Valdría la pena desde Fe y Alegría atrevernos a montar MC con una clara vocación de constructores de la nueva cultura, la nueva educación y la nueva sociedad que buscamos. Y luchar junto a otros y otras por ejercer el mismo derecho de tener propiedad comunitaria de los MCS.
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Los medios tradicionales brindan una infraestructura ya instalada y de uso conocido por la población. Se comienza a pensar en forma creciente en la idea de aprovechar la sinergia de la radio con otras tecnologías, específicamente con Internet. Políticas de acceso compartido como los telecentros en relación con radios rurales y comunitarias parece ser una de las formas efectivas de ampliar las posibilidades de acceso a la información de las comunidades rurales.
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40. Nuestros MCS no deben darse solos, debemos darnos en red para no enredarnos. Articularnos a otros actores y actrices sociales y entre nosotros mismos. AL FINAL… SOLO PARA CONVOCAR Y PROVOCAR… UN POQUITO MÁS 41. Si asumimos la cifra de 200 millones de pobres que tenemos en América Latina como punto de partida, y que mas o menos la mitad serán menores de 15 años …en este momento y después de 50 años de trabajo podemos decir con orgullo de éxito y con humildad que nos compromete, que estamos atendiendo a 1 millón de niños, niñas y jóvenes pobres… ¿y los otros 99 millones dónde están? …no nos estará pasando a la inversa de la parábola del pastor y las ovejas… tenemos una en el corral y 99 en la calle… 42. Salvando las muchas distancias, en el Congreso Internacional de 1973 en Bolivia, el P. José María Vélaz, convocó a los delegados a usar la radio como herramienta educativa que podía servir para llevar más rápido y llegar más lejos con el servicio de Fe y Alegría. Tenemos historia, hoy nos remitimos a las pruebas. Sin embargo, hoy la comunicación es vista como una estrategia más allá de los medios. Y porque tenemos futuro, hoy un mundo de comunicación se nos viene encima… atrevámonos! OTRA VEZ GALEANO Era un mago del arpa. En los llanos de Colombia no había fiesta sin él. Para que la fiesta fuera fiesta, Mecé Figueredo tenía que estar allí, con sus dedos bailanderos que alegraban los aires y alborotaban las piernas. Una noche en algún sendero perdido, lo asaltaron los ladrones. Iba Mecé Figueredo camino de una boda, a lomo de mula. En una mula él, en la otra el arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a golpes. Al día siguiente alguien lo encontró, estaba tirado en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa, dijo con un resto de voz. Se llevaron las mulas, y dijo: y se llevaron el arpa. Y tomó aliento y se rió. Echando baba de sangre se rió. Pero no se llevaron la música.
Esta revista se terminó de imprimir en los talleres de Editorial Exlibris Caracas, Venezuela Abril, 2006