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La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

PASANTÍA INSTITUCIONAL DE LA TECNICATURA EN MUSEOLOGÍA Y DOCUMENTACIÓN ARQUEOLÓGICA

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas Ana Carolina Oliva Profesor Asesor: Arql. Eduardo E. Ribotta

2015

FACULTAD

DE

CIENCIAS NATURALES –UNT

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La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

1. Índice Contenido 1.

Índice ............................................................................................................................... 2

2.

Introducción .................................................................................................................... 3

3.

Hipótesis .......................................................................................................................... 5

4.

Marco teórico ................................................................................................................. 6

5.

Metodología .................................................................................................................. 25

6.

Aplicación al caso de estudio........................................................................................ 27

7.

Consideraciones finales ................................................................................................ 47

8.

Agradecimientos ........................................................................................................... 50

9.

Bibliografía .....................................................................................................................51

10. Anexo I........................................................................................................................... 54 11.

Anexo II ......................................................................................................................... 56

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2. Introducción Hoy es común que las personas de nuestro país estén familiarizadas con el concepto de Museo. Todos en algún momento fueron, –por curiosidad o porque en la escuela los llevaron-, y tienen una imagen de la institución como si ésta siempre hubiera existido y permanecido inmutable a lo largo del tiempo. Lo real es que el Museo tal y como lo conocemos, es un fenómeno bastante reciente La creación del primer museo con carácter público se remonta a fines del siglo XVIII, naciendo como resultado del Coleccionismo y de la efervescente situación social de este siglo. Se hace tangible el deseo del ser humano por preservar testimonios tanto del pasado como del presente, vinculando monumentos, objetos, artefactos arqueológicos, como testigos del paso del tiempo y de la identidad de un grupo o nación (Hernández, 1992). El concepto y el enfoque de la institución fueron evolucionando desde su inicio hasta la actualidad, quizás apartándose un poco de sus raíces románticas y nacionalistas, adoptando el concepto y el desafío de la salvaguarda del patrimonio (el cual también posee un amplio trasfondo histórico y una evolución en su definición), considerando a éste como el conjunto de bienes (materiales e inmateriales, naturales o culturales) que forman parte de la herencia de la humanidad, y que conlleva en su carácter la responsabilidad de transmitirlo a generaciones presentes como futuras (González Varas, 2000). En este punto, el concepto e importancia del patrimonio se encuentra insertado en la definición más actual de museo propuesta por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) durante la 22º Conferencia general de Viena celebrada en el año 2007, que lo presenta como "[…] una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad con fines de estudio, educación y recreo". Esta definición muestra que la tarea fundamental del museo es servir desde sus puertas a la sociedad desarrollando, con este objetivo en mente, actividades que velen por la preservación de los bienes que en la institución se encuentran, estudiando y analizando los mismos para ponerlos a disposición, es decir, permitiendo un nexo entre la sociedad y los bienes culturales que forman parte de su patrimonio.

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Al emplear en las definiciones las palabras salvaguarda, responsabilidad, transmisión y conservación, se habla implícitamente de que los museos y demás organismos responsables del patrimonio llevan en sí la gran tarea de preservar los bienes que en ellos se encuentran. Preservar significa proteger una cosa o un conjunto de cosas de peligros de distinta índole, en la museología (ciencia aplicada que se dedica al museo, su historia y filosofía), la preservación reúne al conjunto de “funciones vinculadas con la entrada de un objeto al museo: adquisición, inscripción, inventario, catalogación, reserva, conservación y, a veces, restauración[…]” (Desvallées;2009 p.70). Dentro de estas actividades, se hará énfasis en la conservación que constituye actualmente un campo amplio y que trata con sus problemáticas particulares, cada una relacionada con lo que tiene que ver con la estabilización de los materiales componentes de los objetos. La conservación es en sí “una carrera contra el paso del tiempo” (Vaillant Callol 2003, p.24), y como tal supone acciones que pueden ser directas o indirectas, dependiendo cada caso. Aquellas acciones que tienen que ver con las medidas de intervención indirecta sobre los bienes culturales, es conocida como Conservación Preventiva y es el eje sobre el cual se basó el presente trabajo. En sí, este tipo de conservación consiste en tratar con las variables físicas, químicas y medioambientales, que aceleran los procesos de deterioro a fin de retrasarlo y estabilizar los componentes que constituyen los distintos soportes materiales. Como caso particular, el trabajo que se realizó consiste en la aplicación de conceptos y medidas de la conservación preventiva sobre artefactos hechos en calabaza, pertenecientes a la Colección de Alfred Métraux de los Chiriguanos del Chaco Boliviano, del Instituto de Arqueología y Museo de la Facultad de Ciencias Naturales de la U.N.T., en adelante(IAM). Para ello se realizaron mediciones de las condiciones medioambientales del área de reserva patrimonial donde se encuentra la colección, durante el año 2013, se evaluaron las condiciones de guarda y los distintos agentes de deterioro que tienen incidencia sobre los objetos de la colección, y se tomaron medidas para el acondicionamiento y estabilización de las piezas.

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3. Hipótesis El accionar de los agentes de deterioro que están afectando en la actualidad las piezas de calabaza (Lagenaria siceraria) de la colección Métraux del Área de Reserva del IAM, puede ser controlada y mitigada con la aplicación de estrategias de la Conservación Preventiva. La creación de contenedores que protejan y aíslen a las piezas es útil para procurar una solución a corto plazo y una mejor salvaguarda de dichos bienes. Para corroborar las proposiciones de la presente hipótesis, se debe cumplir con los siguientes objetivos: •

Analizar las condiciones generales del edificio donde se encuentran albergadas las piezas, realizando mediciones periódicas de la Humedad Relativa, Temperatura y Lux .



Seleccionar las piezas a trabajar, describir las características generales de conservación de ellas, e identificar los agentes que mayor incidencia están teniendo sobre las mismas.



Acondicionar los artefactos seleccionados y documentados, y relocalizarlos en contenedores hechos en material libre de ácido.



Evaluar la eficiencia de las estrategias aplicadas, y proponer acciones a futuro para optimizar las condiciones medioambientales del lugar donde se encuentra albergada la colección.

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4. Marco teórico

La Conservación: Inicios y breve reseña histórica Para poder comprender de mejor modo el por qué los museos deberían invertir tiempo, personal y dinero en actividades de conservación, sería necesario analizar la importancia de la misma partiendo desde la historia. La conservación, de la misma manera que es una de las funciones del museo (junto con investigar y educar), es un fenómeno que se da en la humanidad desde tiempos muchos más antiguos a la creación de la institución. Se puede observar en artefactos arqueológicos intervenciones que nos pueden evocar a algunas acciones de tipo conservacionista o de restauración (retoques en artefactos líticos, remiendos en prendas, repintes de pinturas, restitución de faltantes, etc.), pero que obviamente no eran conceptualizadas como tal. De todas maneras, acciones por intentar hacer perdurar ciertos objetos fueron realizadas a lo largo de la historia y este fenómeno está relacionado con el reconocimiento del valor de un objeto. Un individuo o grupo social se interesará por hacer perdurar algún bien si asocia consigo un valor que lo distinga de los demás objetos ordinarios, le dan estima, importancia y buscan transmitirlo a sus generaciones postreras. Muchos de los objetos que tienen gran antigüedad (esculturas clásicas, edificaciones, objetos de metal, obras de arte) llegaron hasta nosotros hoy no sólo por una buena estabilidad físico-química de la pieza, sino porque también fueron coleccionadas, separadas, intervenidas, por generaciones pasadas. Por supuesto que el proceso de preservar siempre llevó implícito un sentido de selectividad, no todo era “escogido” para perdurar en el tiempo. Un claro ejemplo es el de la Grecia Clásica, dónde se lavaban o untaban con betún las esculturas para evitar la formación de pátina de óxido de bronce, o se colocaban a los pies de las mismas aceites para controlar la sequedad del ambiente (Amitrano Bruno, 1985), de la misma manera, en Pérgamo, durante la dinastía de los Atálidas se recuperaban y preservaban los objetos de la Grecia Clásica porque consideraban a esta civilización como superior; los romanos tenían fascinación por el mundo griego y se dedicaban al acopio de piezas y la replicación de las mismas para adornar sus Villas Romanas, incluso Constantino llegó a crear el cargo de Curator Statuarum para las personas encargadas del cuidado de las esculturas. En sí, la recolección y mantenimiento de objetos no deriva tanto de una consciencia histórica sino que eran más bien buscados como bienes de poder,

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ostentación y status, y generalmente el interés respondía a piezas griegas del período clásico. (González Varas, 1999). Durante la Edad Media se deja de lado el interés por estas piezas clásicas ya que eran consideradas como “paganas”, y los modelos de la Antigüedad Grecorromana son asimilados y cristianizados. Se encomienda la preservación de obras y escritos a artesanos y sacerdotes especializados, y los conocimientos se transmitían de manera secreta así que no se conoce en detalle los tratamientos que se realizaban. Algunos escasos escritos que pudieron ser rescatados y que hablan sobre este tema, nos muestran técnicas similares a las recetas de cocina para la aplicación en los objetos. Con el Renacimiento, hay un acercamiento a la Antigüedad Clásica gracias a la aproximación de los humanistas hacia los textos, edificios y obras de arte de dicho período; se busca una re-inserción de los criterios estéticos clásicos y se realizan intervenciones desmedidas sobre objetos clásicos. Ya para el siglo XVIII se toma una mirada mucho más crítica con los bienes del pasado, y se refuerza con el surgimiento del anticuarismo y los prolegómenos de la Arqueología con el descubrimiento de Herculano y Pompeya. También durante este período se realizan las primeras catalogaciones y análisis de edificios antiguos. Con la llegada de la Revolución Francesa se alcanza un nivel de madurez en la consciencia de reflexión histórica, conservándose edificios que constituían la historia de la nación, o la estética del trabajo o su posible provecho pedagógico; por otro lado se desatan oleadas de vandalismo donde se buscaba eliminar cualquier índice de la tiranía monárquica, ante tales desbordes se sancionaron leyes para preservar muchos de estos objetos poniendo a disposición del Estado los bienes de la Corona y del Clero. En 1792 se inaugura en Francia el Louvre, el primer Museo abierto para todo público que sirvió para reforzar el espíritu nacionalista que caminaba entre medio de los intereses revolucionarios, este fue el primero de muchos más que se inauguraron en toda Europa para este período. En el siglo XIX se termina de consolidar la idea del Museo tradicional, con funciones específicas tales como la adquisición, la custodia y –ya formalizada –la conservación (Amitrano 1985,Hernández 1992, G. Varas 1999). La introducción de los métodos científicos en el campo de la conservación se da a fines de éste siglo de la mano de Friedrich Klaproth, quien analiza la composición química de monedas de metal, y Humphry Dhabi, quien investiga sobre materiales de pigmentos en hallazgos arqueológicos romanos. El primer laboratorio de Museo fue inaugurado en 1888 por Friedrich Rathgeen en el laboratorio 7

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químico de los Museos Reales de Berlín con el fin de contribuir al entendimiento sobre el deterioro de los objetos y para desarrollar tratamientos para frenar dichos procesos (Vaillant et al. 2003). Ya desde este punto se puede vislumbrar cómo continúa la historia de la conservación hasta lo que se conoce, pero a modo de síntesis se podría decir que siempre hubo un interés en el hombre por preservar cosas que eran consideradas como importantes. Quizás no es posible definir la intencionalidad las intervenciones más antiguas (pueden haber sido realizadas para restituir una funcionalidad perdida, satisfacer algunos criterios estéticos, por cuestiones subjetivas, o motivos que desconocemos) (Amitrano, 1985), y hasta hace no más de un siglo y medio existía una profunda confusión e indeterminación respecto a los conceptos de restauración y conservación –aspecto que hoy ya ha sido clarificado –variando de este modo las intervenciones y criterios que se realizaban a la hora de tratar un determinado bien.

Definiciones conceptuales Como se mencionó con anterioridad, a la hora de hablar de las intervenciones que se realizaban sobre distintos bienes culturales existía un manto de indeterminación cuando se hablaba de conservar o restaurar. Es más, actualmente la gente que desconoce un poco la temática tiende a confundir los términos. Por ello se diferencian: Preservación como el “conjunto de funciones vinculadas con la entrada de un objeto al museo, en el que se encuentra la adquisición, inscripción en el inventario, catalogación, reserva, conservación y, cuando se requiere, la restauración”(Desvallées 2009, p. 70). Se puede observar que en esta definición, tanto la conservación como la restauración son funciones dentro de un mismo accionar, que busca proteger a los bienes de distinto tipos de peligros. La diferencia entre un concepto y el otro residiría en el modo de intervención y aproximación que se tiene sobre el bien patrimonial. De acuerdo con las notas del ICOM, “la restauración es el conjunto de acciones emprendidas directamente sobre un bien cultural singular y en estado estable, teniendo como objetivo mejorar su apreciación, comprensión y uso. Estas intervenciones sólo se realizan cuando el bien ha perdido una parte de su significación o de su función a raíz de deterioros o de restauraciones anteriores. Estas tareas se fundan en el respeto por los materiales originales y muy a menudo modifican la apariencia del bien” (Desvallées 2009, p.71). Se ve a partir de esto que la restauración implica un acto directo sobre el bien 8

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que busca restituir algunos componentes de la pieza original, generalmente mediante agregados actuales, dado a que el bien ha perdido con el tiempo atributos que resultaban importantes para su apreciación/interpretación. Es una acción arriesgada porque no se sabe con certeza cómo pueden reaccionar los materiales contemporáneos que se emplearon para la restauración con los componentes originales, muchas veces la aplicación de la restauración sin criterios bien establecidos generó aún más daños que los que tenía la pieza previo a la intervención. Por el otro lado, se denomina conservación al “conjunto de medidas y técnicas aplicadas de forma directa sobre los objetos, o sobre su entorno, imprescindibles para afrontar los daños reales o potenciales que puedan sufrir los objetos, a fin de garantizarles una mayor esperanza de vida” (Vaillant Callol et al 2003, p. 24). La conservación busca prolongar la vida de los objetos sin intervenirlos con agregados externos, y procurar legarlos lo más intactos posible a la posteridad. La conservación lleva implícita en su definición un sentido de responsabilidad y respeto hacia el bien cultural en cuestión, que es testimonio de la continuidad entre el pasado y el presente con el anhelo de una transmisión a futuro. Se realizan operaciones tales como el análisis de los factores de deterioro, la prevención del deterioro, el control de las condiciones ambientales, la intervención sobre el ambiente, el control del estado de conservación del objeto, el mantenimiento ordinario y la intervención directa. De acuerdo a estas distintas operaciones, se puede distinguir dos tipos de conservación: -Conservación curativa: “es el conjunto de acciones directamente emprendidas sobre un bien o un grupo de bienes, con el objetivo de detener un proceso activo de deterioro o reforzar su estructura. Estas acciones se ponen en marcha solamente cuando la existencia de los bienes está amenazada a corto plazo por su fragilidad extrema o por la velocidad de su deterioro y modifican a veces la apariencia de los mismos”. (Desvallées 2009, p. 71) Interviene sobre daños y efectos que ya están actuando sobre los bienes culturales. Generalmente requiere del uso de procesos físico-químicos para la estabilización de los objetos y, por consiguiente, requiere de una acción directa sobre los mismos. -Conservación preventiva: "es el conjunto de medidas y acciones que tienen por objetivo evitar y minimizar los deterioros o pérdidas futuras. Dichas acciones se inscriben en el contexto o en el entorno de un bien cultural, pero más a menudo en el de un conjunto de bienes, sea cual sea su antigüedad y su estado. Estas medidas y acciones 9

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son indirectas: no interfieren con materiales ni estructuras y no modifican la apariencia de los bienes culturales” (Desvallées 2009, p. 70-71). El énfasis reside en el carácter de prevenir los posibles daños que pueden surgir en el futuro, generalmente implica una serie de acciones indirectas pero que determinan la preservación de los componentes del bien a lo largo del tiempo. Dentro de su aplicación se destacan una serie de operaciones, tales como la realización de catálogos e inventarios, el análisis de los factores de deterioro y el diagnóstico de las piezas, y la prevención, control y mantenimiento de las colecciones (mediante buenas planificaciones, el control del ambiente donde se encuentra el acervo, el mantenimiento continuo y la realización de controles e informes periódicos). Hoy en día los archivos, museos y bibliotecas se han inclinado por crear programas de conservación preventiva debido a la concientización del valor del patrimonio y la finitud del mismo. No sólo es más económico emplear y aplicar las estrategias de la conservación preventiva, antes que la curativa o la restauración, sino que los artefactos estabilizados muestran claros signos de mejoría que aseguran en cierto sentido una mayor perdurabilidad. Aún así, en América Latina recién se abrió camino a esta disciplina y existen ciertas limitaciones en cuando a información de métodos y procedimientos adecuados, no todas las instituciones están dotadas de los medios financieros o personal capacitado para desarrollar esta actividad, y a veces la explicación de por qué existe un cierto abandono en las reservas de los Museos en Argentina podría pasar por este aspecto. De todas maneras, es importante mencionar un comentario que realiza González-Varas referido a la conservación, quien indica que ésta “no es una disciplina homogénea, compacta y unilineal, sino que es necesario siempre indagar acerca de las distintas orientaciones conceptuales y metodológicas pasadas y presentes, que evidencian la riqueza de este campo y su importante relieve histórico social”. (González Varas 1999, p.18) “La conservación preventiva es una tarea multidisciplinar, interactiva, requiere de un intercambio de experiencia entre los profesionales y se ocupa de problemas muy complejos y variados” (Vaillant Callol et al 2003, p. 26).

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El deterioro Si se piensa en la cantidad de objetos que son considerados como bienes culturales, encontraríamos con que existe una abundancia en número y variedad de materiales y técnicas que fueron empleadas para su creación, por lo tanto es a veces difícil mostrar y describir todas las características de los materiales constituyentes de dichos bienes. Lo que sí tienen en común los objetos culturales, es que están dotados de una consistencia material susceptible al deterioro o degradación. Los soportes materiales son, en esencia, perecederos. El deterioro puede ser sencillamente definido como el conjunto de daños que ocurren a los objetos durante su uso, exhibición y almacenamiento. Está íntimamente ligado con el envejecimiento, que es el “conjunto de procesos y cambios irreversibles que sufren los objetos, pero el deterioro es su expresión macroscrópica” (Vaillant Callol et al 2003, p.91). En términos generales, el envejecimiento implica cambios tales como rupturas de cadenas de polímeros, formación de nuevos grupos funcionales, pérdidas de la cristalinidad, incremento de la acidez, sequedad, pérdida de la fortaleza mecánica, reversión al color o amarillamiento, etc.

Comprendiendo los cambios: análisis de los agentes de deterioro Se mencionó que el deterioro es un conjunto de daños, pero ¿a qué se deben? En general no son producto de un solo agente, sino que es común que estos daños sean resultado de una articulación de factores de distinta índole y que están actuando de manera activa en nuestros depósitos. Existen diversas categorizaciones, pero se consideró adecuada tomar la planteada por Michalsky (1995), quien enumera nueve agentes de deterioro que pueden provocar cambios en nuestras colecciones: 1) Fuerzas físicas directas: incluye golpes, vibraciones, abrasión y la fuerza de gravedad. Puede ser ejercida por fuerzas acumulativas (como un traslado impropio de las piezas o por soportes y contenedores no adecuados), o por fuerzas catastróficas (como temblores y terremotos, guerras, colapso del suelo, etc.). Como resultado de este agente se obtienen rupturas, deformaciones, rayaduras, astillados, perforaciones, de cualquier tipo de artefacto. 2) Vandalismo, robo y mala gestión: aquí el factor antrópico es evidente. Algunas de estas acciones pueden ser intencionales (como los criminales que roban piezas, y desfiguran artefactos invaluables, populares o simbólicos), o no 11

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intencionales (como empleados y usuarios que pierden o cambian de ubicación los objetos) 3) Incendios: el carácter destructivo que tiene el fuego sobre cualquier objeto. En general destruye, quema o deposita hollín sobre los artefactos, sufriendo en particular los de naturaleza orgánica4) Agua: produce eflorescencias o manchas en materiales porosos, también hincha a los materiales orgánicos; corroe el metal; disuelve los adhesivos; deslamina y deforma las capas de ciertos materiales, afloja; fractura o corroe los distintos componentes de un artefacto; encoje y tensa textiles y pinturas. 5) Pestes: los insectos perforan, consumen, cortan, hacen túneles y excretan sobre los objetos patrimoniales, lo cual provoca en las piezas debilitamiento, destrucción, deformaciones, o van comiendo algunos materiales, especialmente pieles, plumas, textiles, papeles y madera. Los roedores y otros animales, roen los materiales orgánicos y pueden incluso mover objetos pequeños a otro lado; dejan heces y el orín cerca o en las piezas; y pueden roer y picar materiales inorgánicos para anidar o para atravesar hacia otro lado. Finalmente, las bacterias y microorganismos debilitan o manchan materiales tanto orgánicos como inorgánicos. 6) Contaminantes: se puede tratar de gases pertenecientes al interior del edificio, o de gases del exterior (por ejemplo, la polución o el oxígeno); también pueden ser líquidos (como la grasa o plastificantes), o sólidos como el polvo o las sales. En conjunto estos pueden desintegrar, decolorar o corroer todos los artefactos, especialmente aquellos que son porosos. 7) Radiación: la radiación ultravioleta desintegra, desvanece, oscurece, y puede causar amarillamiento en la capa externa de los materiales orgánicos o algunos materiales inorgánicos coloreados. La luz innecesaria también está considerada en este punto, también puede desvanecer u oscurecer la capa superficial de pinturas y maderas. 8) Temperaturas incorrectas: si ésta es demasiado alta puede causar una desintegración gradual o decoloración de materiales orgánicos (especialmente si son químicamente inestables). Las temperaturas muy bajas causan una fragilización, que resulta en fracturas de pinturas y otros polímeros. Por el otro lado, las fluctuaciones causan fracturas y deslaminación en materiales sólidos, y también causan fluctuaciones en la Humedad Relativa. 12

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9) Humedad relativa incorrecta: cuando es de un 75% aproximadamente causa moho, corrosión y contracciones de los materiales; cuando se encuentra por encima o por debajo del valor crítico puede hidratar o deshidratar algunos minerales y corroer metales que contienen sales. Por debajo del 0% desintegra gradualmente algunos materiales, decolora otros, encoge o hincha materiales orgánicos, etc. En lo que respecta al deterioro, los factores (o agentes) deteriorantes son aquellos que mencionamos en el apartado anterior y que tienen la capacidad de producir distintas transformaciones en los materiales, éstos actúan a modo de mecanismos de alteración produciendo una secuencia de cambios físicos y químicos que provocan modificaciones en propiedades específicas de los materiales, dando como manifestación visible a los indicadores de alteración gracias a los cuales podemos determinar los daños que ha sufriendo el objeto (Vaillant Callol et al 2003). Podemos inferir los cambios que sufren las piezas mediante los cambios propulsados por los agentes deteriorantes a partir de su manifestación visible. A lo largo del trabajo, las aproximaciones que se realicen serán en base a dichas manifestaciones.

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Composición química de los objetos de naturaleza orgánica. El universo de la conservación de bienes patrimoniales es muy amplio, y trata con diversas temáticas. Algo fundamental de hacer antes de cualquier tipo de intervención o diagnóstico es identificar los materiales con los que están constituidos los artefactos, ya que de esta manera se puede comprender los patrones de deterioro y su estabilidad inherente; en base a esta información el conservador podrá tomar decisiones lógicas acerca de los tratamientos que se pueden realizar, las reparaciones, estabilización y almacenamiento. En el universo de la química todas las sustancias pueden ser clasificadas de acuerdo a dos grandes grupos: los compuestos orgánicos y los inorgánicos. Los primeros se caracterizan por tener en su estructura el carbono (generalmente enlaces carbonocarbono, y carbono-hidrógeno), mientras que los segundos abarcan todos los demás elementos que forman distintas uniones y reaccionan de diversas maneras. Si tuviéramos que describir a grandes rasgos las diferencias entre ambos tipos de sustancias, podríamos sintetizarlo a modo del siguiente cuadro: Sustancias Orgánicas

Sustancias Inorgánicas

Son inestables

Suelen ser bastante estables

Se descomponen con facilidad

Pueden resistir altas temperaturas sin

El tipo de enlace entre sus elementos es de

descomponer

tipo covalente

Predominan los enlaces iónicos

Sus soluciones acuosas se comportan como

Disueltas en agua, conducen electricidad

no eletrolitos

A comparación de las sustancias orgánicas, sus

Tienden a ser moléculas complicadas

moléculas son más sencillas

Pueden estar formadas por miles de

Están generalmente formadas por pocos

átomos pero de los siguientes elementos:

átomos pero participan todos los elementos de

Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno,

la tabla periódica.

y en menor medida azufre, fósforo, boro,

Su producción no tiende a estar directamente

halógenos y otros

relacionada con los organismos vivos.

Son producidas por organismos vivientes, como así también por transformación de algunas sustancias inorgánicas. Tabla nº 1: Extraída de apuntes de la Cátedra de Química (FCN-UNT)

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En los museos, existe una diversidad de objetos de distinta composición química. Es familiar que en las colecciones se encuentren artefactos de origen inorgánico (como ser líticos, utensilios de metal, cerámica, vidrios, etc.) como así también de origen orgánico (como textiles, pieles, maderas, huesos, plumas, restos vegetales, entre otros). Es de esperar que cada una de estas materialidades responda de distinta manera ante los agentes de deterioro, y que requieran de medidas particulares para la estabilidad de cada una de ellas. En el presente trabajo se verá específicamente en artefactos orgánicos y, en particular, a aquellos de origen vegetal por el tipo de colección con la que se trabajó.

Composición de piezas de origen vegetal Como se indicó, las sustancias orgánicas tienden a ser inestables y muy vulnerables dado a que la unión covalente posee una menor energía de enlace, en comparación a las sustancias inorgánicas que se caracterizan por uniones de tipo iónico (Chang 2002). Esto se traduce en una debilidad estructural propia de los objetos de procedencia orgánica, siendo los mismos mucho más sensibles al comportamiento de los distintos agentes de deterioro. En particular, una comprensión básica de los componentes químicos en la pared celular es necesaria para entender las razones del uso de materiales específicos de plantas en artefactos, como así también sus debilidades y reacciones inherentes con tratamientos de conservación. Muchos tratamientos utilizan químicos que pueden alterar peligrosamente los componentes en la pared celular y causar, por lo tanto, deterioro. La composición química de las partes de las plantas consta de cinco sustancias fundamentales: la celulosa, la hemicelulosa, la lignina, las sustancias pépticas y las proteínas. El porcentaje de cada una de ellas varía respecto a la parte vegetal que estemos analizando (ya sea hojas, tallo, raíces, o fruto) pero están presentes en mayor o menor medida en todas sus partes constitutivas. (Florian, 1990). La celulosa, que es la biomolécula orgánica más abundante del planeta, es un polímero de carbohidrato hecho de monómeros de glucosa en una larga cadena de moléculas. Muchas de estas largas cadenas de polímeros de fibra implican diferentes niveles de organización. La fuerza mecánica de la celulosa es un resultado de los fuertes lazos entre las unidades de glucosa, la gran longitud de las moléculas, y la fuerte unión intermolecular de las cadenas de macromoléculas. Es un polímero altamente polar, esto 15

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significa que un lado de la molécula está negativamente cargado y el otro positivamente. Esto explica la fuerte unión intermolecular. La celulosa posee dos tipos de regiones, unas cristalinas y otras amorfas, las primeras es donde las largas moléculas de celulosa caben estrechamente juntas sobre una larga región y son sostenidas fuertemente en conjunto gracias a su propio hidrógeno y otras uniones secundarias. Las moléculas largas de celulosa pueden atravesarlas hacia una región amorfa donde as cadenas de celulosa no son retenidas, sino que yacen más o menos de manera aleatoria. Los materiales que penetran las regiones amorfas son inmediatamente enlazadas a las uniones dipolares de hidrógeno y uniones secundarias disponibles, y causan hinchazón, reacciones químicas e incluso disolución de la celulosa. Mientras más cristalinas sean las regiones, más insoluble el compuesto químico (Florian, 1990). La celulosa seca es inflexible o quebradiza, pero la celulosa con un 12% de contenido humectante a un 60% u 80% de humedad relativa es bastante flexible. El agua, por lo tanto, actúa como plastificante para la celulosa. Uno de los más grandes problemas con la conservación de materiales celulósicos es cómo retener la humedad necesaria entre las moléculas de celulosa para mantener la flexibilidad y prevenir la contracción extrema. La celulosa puede ser depolimerizada y rota en unidades de monómeros solubles sólo bajo condiciones extremas. Este proceso puede suceder muy lentamente por oxidación, hidrólisis ácida, o radiación gamma. Su velocidad puede ser aumentada por humedad, temperatura alta, y luz. Continuando con el análisis, la lignina solamente se encuentra en las paredes celulares de plantas terrestres, dándole rigidez a la pared celular para la fortaleza para un crecimiento vertical. La lignina en paredes celulares varía en cantidad dependiendo del tipo de célula o tejido y de la especie de origen. Cabe destacar que la lignina es insoluble en agua y es menos higroscópica que la celulosa o la hemicelulosa. Es sensible a la degradación alcalina. Cuando se habla de las características físicas de ésta sustancia, podemos ver que la lignina imparte rigidez a las paredes celulares, pero cantidades anormalmente altas de la misma causan fragilidad, además de esto, la lignina es termoplástica: se ablanda de 80ºC a 120ºC, y se licua entre los 140ºC y 145ºC. Si se encuentra químicamente alterada pierde sus cualidades termoplásticas. Por su parte, la Hemicelulosa está ubicada en todas las capas de la pared celular. Se trata de polímeros amorfos de carbohidratos. Están en cadenas cortas, con una estructura usualmente ramificada. Es soluble en condiciones alcalinas y algunos de los 16

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polímeros de bajo peso molecular pueden ser extraídos por el agua, son inmediatamente hidrolizados por ácidos y por la actividad enzimática de bacterias y hongos. Las sustancias pécticas son hidrofílicas y le dan rigidez a las paredes celulares. Para las partes de plantas, tales como hojas, comúnmente empleadas en artefactos, el complemento intercelular cementado de las sustancias pécticas es de máxima importancia, la pérdida de las mismas puede causar pérdidas de la integridad de tejidos y la cutícula. Las sustancias pépticas son polímeros y son ácidos en la naturaleza. Pueden ser inmediatamente hidrolizadas por ácidos y enzimas. Muchas bacterias y hongos son capaces al usarlos como nutrientes. Finalmente, la proteína en las paredes celulares no es la proteína del protoplasto viviente, sino una proteína estructural. La pérdida de proteínas ciertamente debe influenciar en la característica de la resistencia de la pared celular. (Florian, 1990)

Deterioro en este tipo de soportes Teniendo en cuenta las características mencionadas, los materiales orgánicos sufren inevitablemente el deterioro y una mayor incidencia de los agentes por su misma composición interna. Un claro ejemplo de las transformaciones físico-químicas del envejecimiento, es la acidez que tiene su origen tanto en los componentes químicos propios del bien, como por las condiciones atmosféricas externas. La acidez es producto de una interacción entre las sustancias ácidas de la pieza con los ácidos de la atmósfera sumado a la humedad ambiental, acelerando las reacciones de degradación y oxidación, la celulosa tiende a hidrolizarse con mayor rapidez, resultado de tal proceso es la ruptura de cadenas de carbohidratos que provocan una disminución en la resistencia del objeto en cuestión. Otra posible causa de la acidez es la hidrólisis de la hemicelulosa, “contribuyendo a la reversión del color ya que durante este proceso se forman sustancias coloreadas atribuibles al incremento de grupos carbonilos” (Vaillant Callol et al, 2003. p. 96). Otro tipo de degradación que se produce por la misma composición química de los artefactos es aquella que ocurre por la relación del objeto con otros aditivos químicos, que pueden haber sido introducidos en el proceso de manufactura. Agentes blanqueadores, colorantes, barnices, adhesivos, entre otros, pueden ser enumerados dentro de esta categoría. En particular, los adhesivos son inestables y causan daños al

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volverse insolubles o volviendo quebradizos a los materiales sobre los cuales se aplican. (Vaillant Callol et al., 2003) En general, los agentes de deterioro no actúan de manera separada e independiente, sino que tanto las características internas de las piezas como los factores externos se relacionan acelerando y atenuando el deterioro. Si se toma un tiempo para pensar en la incidencia de la humedad relativa sobre nuestros bienes patrimoniales, podemos señalar la opinión de Michalski que señala que “la humedad relativa no puede considerarse un agente de deterioro, y por lo tanto, no podemos evitarla” (Michalsky, 1995, p. 2), lo que actúa como agente de deterioro es un nivel de humedad relativa incorrecto, esta puede presentarse de cuatro maneras: 1) Humedad por sobre un 75% de HR 2) HR por encima o por debajo de un nivel crítico de un objeto 3) Humedad por sobre un 0% de HR 4) Las fluctuaciones de humedad Cada material posee un modo de responder a las fluctuaciones de la humedad, lo que está relacionado con su naturaleza, condiciones ambientales a los que está sometido y al grado de deterioro que presente. Existen materiales que responden de una manera muy activa a la humedad, estos se denominan materiales higroscópicos y son en su mayoría materiales orgánicos; por el otro lado, aquellos que su comportamiento frente al agua no es verdaderamente significante, son considerados como no porosos y generalmente se trata de metales, cerámica o piedra. Las piezas hechas de partes de plata son higroscópicas y, por tanto, reaccionan a las variantes de humedad en el ambiente hinchándose o encogiéndose. Esta continua hidratación y rehidratación de la celulosa provoca que esta misma sea depolimerizada por acción de procesos de oxidación e hidrólisis (Michalsky, 1995; 2009). En líneas generales, cuando alguno de los objetos se hincha se ejercen presiones en su estructura, con las fluctuaciones de humedad estas tensiones pueden convertirse en ciclos de fatiga que originan distintos daños. De la misma manera, con las fluctuaciones la humedad viaja desde adentro hacia afuera y viceversa, acelerando la migración de compuestos nocivos. Los contaminantes atmosféricos también cumplen su rol de importancia en la degradación de materiales orgánicos. La presencia de estos contaminantes está asociada a la urbanización y al desarrollo social, dado que muchos de ellos son generados por el 18

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uso de combustibles fósiles (vehículos, petróleo, gas natural, etc.) y de gases industriales. Poseen en su composición química carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y azufre y reaccionan con el agua ambiental. Podemos mencionar dentro del grupo de los contaminantes atmosféricos al dióxido de azufre, emanado de la combustión de productos de origen fósil, al combinarse con el oxígeno del aire se genera ácido sulfúrico que es muy corrosivo y participa en reacciones de oxidación e hidrólisis de la celulosa y otras macromoléculas orgánicas. Otro contaminante que hidroliza la celulosa es el óxido de nitrógeno, los dióxidos y monóxidos de carbono producen sus ácidos correspondientes que se adhieren a las superficies de los soportes y afectan el pH de los mismos. Dentro de los contaminantes atmosféricos se encuentran las partículas sólidas en suspensión. Un ejemplo de este tipo es el cloruro de hidrógeno (ácido clorhídrico) resultado de la degradación del cloruro de polivinilo (PVC) por el calor o la luz. Las cajas de PVC no deben ser empleadas para almacenaje justamente por eso. En general este tipo de contaminantes actúan en procesos oxidativos y corrosivos. Al igual que la humedad relativa, la temperatura tampoco es un agente per se, pero un nivel inadecuado puede generar serios problemas. En algunos casos, se pueden incrementar los procesos químicos del deterioro que no necesitan luz, como ejemplo podemos ver que “cuando se aumenta la temperatura de la celulosa en 5ºC a una HR constante, su índice de deterioro en la oscuridad aumenta 2.5 veces” (Vaillant Callol et al., 2003, p. 98). El calor acelera las reacciones de degradación de la celulosa, hemicelulosa, lignina, proteínas y otras macromoléculas; también la interacción de elevadas temperaturas con la HR provoca movimientos de contracción/dilatación de los materiales, dando paso a separaciones y roturas de algunas uniones químicas en las que entra a actuar el oxígeno del aire. De esa manera, el movimiento mecánico origina una reacción química. La conjugación de humedad relativa y temperaturas incorrectas dan paso al accionar de agentes biológicos, provocando lo que se conoce como biodeterioro, que conlleva alteraciones químicas, mecánicas y cromáticas en el soporte. Este tipo de problemas es normal en todas las instituciones y, según varios estudios, se han descritos alrededor 70 especies de insectos y 200 microorganismos. Dentro de este grupo podemos mencionar a los roedores, insectos, bacterias y hongos. El microbiodeterioro es aquel que es llevado a cabo por microorganismos heterótrofos –bacterias y hongos –que dañan los soportes usando potencialidades 19

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metabólicas diferentes. Todos los compuestos orgánicos son altamente susceptibles a estos agentes debido a las macromoléculas constituyentes (celulosa, proteínas y demás). Durante el metabolismo microbiano se sintetizan ácidos orgánicos como el oxálico, fumárico, acético y láctico, que se depositan en los soportes acidificándolos y debilitándolos. Muchas manchas son producto de excreciones de microorganismos durante su crecimiento, a este tipo de manchas se las conoce comúnmente como “foxing”. En general, las bacterias son menos peligrosas como agente biodeteriorante pero de todas maneras actúan, entre ellas podemos mencionar: Acinetobacter, Bacillus, Cellvibrio, Lactobacillus, Micrococcus, Pseudomona, Staphylococcus, y Streptococcus. En general, provocan degradación de los componentes de los soportes, manchas, acidificación, y decoloración. Al contrario, los hongos tienen gran capacidad metabólica y emplean los componentes de los soportes orgánicos como fuente de alimento y energía. Los hongos son eucariotas heterótrofos (pueden ser pluricelulares o unicelulares) y pueden tener un estadio vegetativo (en el que se pueden diferencias las hifas), como un estadio reproductivo con el micelio ya formado. Generan tanto esporas asexuales como sexuales, que se proliferan fácilmente dando lugar a la formación de colonias en cualquier lugar propicio. En general necesitan un medio ácido para vivir (un pH de 4,5-5), y las condiciones de humedad relativa tienen que ser entre 25-28% y 65-70%; una mala ventilación, ausencia de luz, y el polvo favorece su desarrollo dado que el polvo y la tierra proporcionan nutrientes suplementarios. Dentro de las alteraciones que provocan, cabe notar el accionar de los hongos celulósicos que mediante enzimas glucosídicas destruyen los puente hidrógeno que unen las moléculas que forman la cadena de celulosa, dando como resultado celobiosa (un polisacárido formado por dos moléculas de glucosa). Este compuesto es degradado, a su vez, por otras enzimas glucosídicas que separan las moléculas de glucosa consiguiendo así el principal nutriente de los hongos. Por otro lado, la formación de ácidos orgánicos provoca daños químicos al soporte, debilitándolo y ocasionando un descenso del pH y ayudando a un ataque secundario de otros hongos. A nivel físico, el micelio del hongo puede llegar a expandirse por el soporte celulósico hasta destruirlo en su totalidad. Los hongos también provocan alteraciones cromáticas al formar manchas de distintos colores (rojo, violeta, amarillo-marrón, negro, etc.). El color de las manchas en el soporte celulósico provocado por microorganismos no permite identificar el tipo de 20

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hongo que lo provocó. El pigmento de cada especie fúngica toma una coloración y una intensidad diferente dependiendo de las particularidades del soporte, en sí, las manchas producidas por los microorganismos son el resultado del metabolismo de los hongos. (Calvo Torras, 2005). A continuación se presenta un cuadro sugerido por Vaillat Callol et al (2003, p. 161) con los hongos más comúnmente encontrados en áreas de reserva patrimonial: Género

Alternaria

Fuente de

Metabolitos que

Actividad

Aislamiento

produce

deteriorante

Materiales orgánicos y

Proteasa y Amilasa

Manchas micelares

ambiente

pardas, degradación del soporte

Aspergillus

Materiales orgánicos y

Enzimas y ácidos

Manchas micelares

ambiente

orgánicos

coloreadas, degradación y acidificación del soporte

Chaetomium

Papeles, cartón,

Celulasa, ácidos

Manchas

pieles, fotografías y

acético y láctico

pigmentarias tonos

documentos

crema y rosa. Acidificación

Cladosporium

Materiales orgánicos,

Proteasa, ácidos

Decoloración y

cintas magnéticas,

láctico y acético

acidificación del

ambiente

soporte. Manchas micelares azul-violeta y/o rosa

Fusarium

Materiales orgánicos,

Celulasa, ácidos

Manchas micelares

ambiente

orgánicos

pardas amarillas, acidificación

Mucor

Materiales orgánicos,

Proteasa, ácidos

Manchas micelares

ambiente

orgánicos

ardas amarillas, acidificación

Penicillium

Materiales orgánicos,

Enzimas y ácidos

Manchas micelares

ambiente

orgánicos

verdes, degradación y acidificación

Rhizopus

Materiales orgánicos,

Enzimas y ácidos

Manchas micelares

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ambiente

orgánicos

pardas, pigmentos, acidificación

Sporotrichum

Papel, textiles,

Celulasa, proteasa y

Manchas pardo

ambiente

ácido celobiónico

oscuro, afectan la fibra celulósica

Trichoderma

Papel, cartón,

Celulasa, ácidos

Manchas micelares

maderas

celobiónico y acético

verdes, degradan las fibras

Tabla nº 2: Hongos frecuentes en el área de reserva patrimonial (Vaillant, 2003) Cabe destacar también que la presencia de hongos y bacterias en cualquier área del museo constituye una amenaza para la salud humana. Pueden generar infecciones, alergias, problemas en la piel, y otro tipo de enfermedades. Para concluir con la cuestión del biodeterioro cabe destacar el accionar de animales e insectos, que quizás provocan daños más visibles e irreparables en menor cantidad de tiempo. Tienen mayor presencia en lugares con alta temperatura y humedad relativa, los enemigos más comunes suelen ser roedores, murciélagos e insectos. En general, estos ingresan a los depósitos en busca de alimento y desperdicios, pueden ocasionar graves daños físico-químicos y son transmisores de enfermedades. Los insectos poseen la cualidad de que pueden reproducirse a gran escala y en poco tiempo, y que en cualquier momento de ciclo de vida pueden resultar dañinos, a modo de síntesis se puede mencionar los siguientes insectos con los respectivos daños que ocasionan: Nombre del Insecto

Daños que ocasiona

Cucarachas (Blattodea)

Erosión superficial con contornos irregulares

Pececillo de plata (Lepisma saccharina)

Erosión superficial con contornos irregulares muy pequeños

Piojo de libro (Psocoptera)

Diminutas abrasiones superficiales con contornos irregulares

Termitas (Isoptera)

Huecos profundos, galerías de trayectorias irregulares, erosiones

Polillas y Escarabajos (Hylotrupes bajulus y

Túneles circulares, espirales que se extienden

Coleópteros)

de adentro hacia afuera. Orificios irregulares, huecos profundos que contienen heces pulverizadas y excremento

Tabla nº 3: Insectos frecuentes en el área de reserva. Extraída y modificada de Vaillant Callol et al 2003. P.132

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Finalmente, otro agente que influye fuertemente sobre los compuestos de materia orgánica es la luz. Todos los materiales orgánicos son fotosensibles, por lo tanto, sufren alteraciones con la luz como la modificación de los colores y se acelera la degradación. La potente acción destructiva de la luz se debe a los efectos de la energía luminosa, cuyas radiaciones electromagnéticas provocan reacciones fotoquímicas en los materiales irradiados. El tipo de radiación que se transmite puede ser ultravioleta (UV) o infrarroja (IR). Ante la luz natural se emiten radiaciones de longitudes de onda entre los 400 y 700 NM, y originan reacciones que conducen al rompimiento de enlaces glucosídicos, de los enlaces carbono-carbono, y de los enlaces carbono-oxígeno, provocando una reducción del grado de polimerización de la celulosa. Aquellas ondas que son mayores a los 400 nanómetro (en adelante NM) se las denomina como ondas largas, y se emiten en esta zona rayos infrarrojos y ondas de radio. Estas radiaciones tienen mayor longitud de onda y son menos energéticas, pero producen movimientos moleculares de rotación y vibración, por lo que generan calor. De esta manera se explica los efectos de estas ondas en la decoloración y ruptura de algunos enlaces a nivel de la cadena celulósica. Por el otro lado, las ondas cortas están por debajo de los 400NM y producen radiaciones UV, rayos x y gamma. Son dañinas para los soportes celulósicos ya que pueden provocar fotólisis directa de la molécula de celulosa con la formación de oxicelulosa y ruptura de las cadenas, este efecto se mantiene incluso en la oscuridad después de irradiarlo (Vaillant Callol et al. 2003, p. 202). Las fuentes de donde se emiten estas radiaciones pueden ser tanto la luz natural como las luces artificiales. Se desaconseja el uso de lámparas incandescentes para lugares donde se encuentren las colecciones dado a que estas emiten mucha radiación IR, elevando la temperatura, en general se sugiere el uso de tubos fluorescentes con filtros para evitar la incidencia de los rayos. La exposición de soportes celulósicos a una luz no filtrada de lámparas cuarzo-mercurio provoca destrucción de la celulosa, amarillamiento y pérdida de resistencia. El peligro que tiene la luz como agente es que su efecto es acumulativo, por lo tanto no se puede revertir las exposiciones que haya sufrido una pieza.

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Condiciones recomendadas para la salvaguarda de estas piezas El mejor ambiente para todas las colecciones es aquel que es estable, sin cambios demasiado bruscos. El rango de humedad óptimo para soportes celulósicos oscila entre 55±5 % a una temperatura de 18ºC ±2, con oscilaciones diarias de un 3%, y una oscilación de temperatura de1.5ºC diaria. La iluminación sugerida para colecciones etnográficas frágiles, generalmente con materiales de origen orgánico, es de una exposición máxima a 50 lux. Es importante mantener el aire circulando para evitar la proliferación de microorganismos y la condensación. El nivel de ventilación es a una velocidad del aire a 0,3 m/s. Se recomienda la instalación de extractores lo más cerca del techo y próximo a la zona que se desea ventilar, de esta manera se elimina el aire viciado y se promueve la renovación del mismo. Para evitar el ingreso de contaminantes atmosféricos también se recomienda la instalación de filtros de carbón para eliminar gases. La parte más importante para la protección de las piezas en el área de reserva patrimonial es la constancia del personal en la limpieza, en el funcionamiento de los mecanismos de control y en la periodicidad de controles.

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5. Metodología Para realizar la investigación, se procedió de acuerdo a los principios de la conservación preventiva, sin intervenir de manera directa sobre las piezas, sino más bien tratando de mitigar y controlar a los agentes que provocan deterioro previendo futuros daños, por lo tanto se trabajó siguiendo una planificación que consistió en una serie de fases: •

1º Fase: análisis de las condiciones medioambientales

-Evaluación de las condiciones generales del edificio -Toma de mediciones de Humedad Relativa (HR), Temperatura (T) y nivel de iluminación (lux). 2º Fase: investigación de la colección 3º Fase: selección y análisis de las piezas -Registro del Estado de Conservación de las piezas -Diagnóstico de las mismas -Planificación de actividades 4º Fase: intervenciones -Limpieza de las piezas -Aislación de piezas infectadas -Acondicionamiento y estabilización de las piezas 5º Fase: evaluación de los resultados y propuestas a futuro. En primera instancia, se tomaron medidas de humedad relativa, temperatura y lux, durante dieciséis semanas entre los meses de Junio a Diciembre del año 2014. Se determinó que sería propicio tener datos sobre la HR y la T en el centro del depósito C (donde se encuentra la colección en cuestión), como así también de los estantes donde se encuentran las calabazas (tomando como referencia uno que está apegado en la pared y otro que se encuentra más alejado de la misma). Para la medición de lux se tomó el valor de cada uno de los estantes donde se encuentran las piezas. Para las mediciones de HR y T se empleó un termohigrómetro Qualitäts-ErzeugnisTFA, que mide las temperaturas máximas y mínimas tanto del interior del edificio como del exterior. De la misma manera toma la HR máxima y mínima dentro del depósito. Tiene un rango de -10ºC a +60ºC y de 10% a 99% de HR, su error es de ±1 ºC y ±5 % HR. 25

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Para tomar los lux se empleó un luxómetro Digital Light Meter- TES 1330 A. En segundo lugar, se estudió acerca del origen de la colección, el tipo de material que constituye a los artefactos, su ubicación en el área de reserva patrimonial, los materiales que se encuentran en contacto con los artefactos, y el modo en que este puede reaccionar frente a los agentes de deterioro Para la selección y análisis de las piezas, se buscó en la base de datos de materiales etnográficos las piezas correspondientes a la colección de Alfred Métraux de artefactos de calabaza recolectadas por él en 1929 en su expedición al chaco boliviano. Se registró un total de 70 piezas que componen esta colección y se trabajó con 54 hasta el momento. No se estableció un criterio fijo de selección de las piezas, por lo tanto, se trabajó con diversos objetos. Por día se trabajaba con tres o cuatro artefactos, se las buscaba de sus correspondientes estanterías y se las transportaba en una caja forrada con espuma de polietileno hasta el sector de museología. Se llevaba en un registro de la pieza, la estantería de donde se la extraía, las características externas que presentaba, su estado de conservación (véase en la sección de anexos un modelo de planilla de conservación), y las intervenciones que se realizaron. Dentro de las intervenciones que se planificaban a partir del análisis del estado de conservación, se realizaba una limpieza mecánica de las piezas con pinceles y pinceletas de cerdas blandas sintéticas de distinto grosor para limpiar de manera apropiada cada intersticio de la misma, de igual manera, se empleaba una aspiradora de mano con una gasa en la boquilla para limpiar de manera efectiva los objetos. Se construyeron cajas de polipropileno corrugado (material libre de ácido) con planchas de espuma libre de ácido caladas con el tamaño de cada pieza para evitar el movimiento de las mismas dentro del contenedor. Respecto a las piezas infectadas, se decidió guardarlas en bolsas de Tyvek dentro de una caja especial, separadas del resto de la colección. Se guardaron nuevamente las cajas en la correspondiente estantería pero dejando una ficha en cada caja de las piezas (con su respectivo número de registro) que se encuentra en el interior. Finalmente, se analizaron los datos sobre las condiciones medioambientales del período registrado, se evaluó la efectividad de las acciones tomadas para salvaguardar los bienes, y se sugirieron actividades a futuro para continuar preservando esta y otras colecciones afines.

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6. Aplicación al caso de estudio

La institución Durante la gestión del Dr. Juan B. Terán, fundador de la Universidad Nacional de Tucumán, se decide por parte del gobierno provincial –en aquel momento a cargo del Dr. Ernesto Padilla –crear un Museo de Historia Natural que constaba de dos secciones: una de Etnografía y otra de Ciencias Naturales. Como director de esta institución quedó el emblemático Dr. Miguel Lillo, pero no tuvo relevancia la sección de Etnografía sino hasta la llegada de Alfred Métraux en el año de 1928. En el transcurso de su gestión, de 1928 a 1935, se formó parte del acervo que se conserva hasta la actualidad, proveniente de sus viajes, de compras y canjes. Durante este período se forma el Instituto de Etnología que, luego de varios cambios de denominación, dependencia y ubicación, se conoce el día de hoy como Instituto de Arqueología y Museo. Actualmente el IAM dispone de dos dependencias, una de ellas se encuentra ubicada en el segundo piso del centro cultural Eugenio Flavio Virla, ubicado en calle 25 de mayo 265. Allí se encuentra el Museo América Indígena, con su exhibición de Diversidad Cultural y Tecnología Antigua, también hay una biblioteca con libros destinados al público escolar visitante y a alumnos de la carrera de Arqueología y Museología. La segunda dependencia está localizada en calle San Martin 1545, en ella se encuentra el Museo Garras, Manos y Pesuñas, el Área de Reserva Patrimonial, la biblioteca consultada por estudiantes e investigadores, y los box de trabajo de los investigadores. El Instituto de Arqueología y Museo se encuentra actualmente bajo la coordinación del Director Carlos Angiorama, y el Consejo de Dirección.

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El edificio Es una construcción histórica que data de agosto de 1895. Su construcción había sido destinada para funcionar como de Asilo de Inmigrantes y consistía en un cuerpo frontal (con trece salones, de los cuales once tenían techo de azotea, cielorrasos y revoques) y dos cuerpos laterales centrales. Hacia 1916 se conoce que la Escuela de Agricultura y Sacarotécnica ocupa este edificio para su funcionamiento como escuela e internado hasta su traslado a otro edificio ubicado en Horco Molle, pasando en 1996 a depender de la Facultad de Ciencias Naturales. Desde el traspaso de dependencia a la facultad, el edificio se desempeña como sede del Instituto de Arqueología y Museo. El lugar donde se acordó que debería estar ubicada el área de reservas patrimoniales fue aquel que se encontraba en mejores condiciones ambientales, por sus dimensiones y por sus pisos de mosaicos calcáreos. El traslado de piezas se llevó a cabo entre el año 1997 y 1998. Se realizaron en el lugar una serie de mejoras para acondicionar al lugar de reserva patrimonial, considerando medidas de la conservación preventiva, tales como: •

La construcción de doble muro con respiradores para aislar la humedad que ascendía por capilaridad en las paredes Oeste y Este.



La extracción de parte de las cañerías de agua de la pared Norte para que no circulase por las paredes del depósito.



La instalación de ventiladores de techo para homogeneizar la humedad del aire.



Se colocó una doble puerta de acceso para controlar el ingreso de polvo y humedad.



Se colocó tela de serigrafía en ventanas impidiendo el ingreso de polvo, y sobre los vidrios se pusieron filtros de radiación ultravioleta. (Ribotta, E. 1999, 2000 a, 2000b)

El área de reserva patrimonial se encuentra dividida en tres grandes sectores. El primero fue destinado a albergar materiales transitorios provenientes de excavaciones actuales; el segundo alberga objetos arqueológicos de distinta índole, mientras que el tercero contiene piezas etnográficas y restos óseos.

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Área de Museología y Área de Museología Laboratorios y Laboratorios

Croquis del Área de Reserva Patrimonial del IAM

Imagen 1: Croquis del área de reserva patrimonial con la ubicación actual de los objetos. (Extraído y modificado de Haedo, 2005) 29

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Ubicación y clima El IAM actualmente está ubicado en calle San Martin 1545. Se encuentra en la ciudad de San Miguel guel de Tucumán, y si se tuviera que describir brevemente la situación climática en la que se encuentra se puede decir que de manera general, las condiciones están dadas por la interacción que se produce entre dos masas de aire que influyen sobre la región: una cálida y húmeda (que ingresa en verano) originada en el anticiclón del Atlántico, y otra fría y seca de origen origen pacífico (correspondiente al invierno). Esta situación es la principal condicionante en la marcada estacionalidad de las precipitaciones en Tucumán. Tucumán (Sesma et al, 1998, p:6)

Imagen 2:: mapa de la ubicación del IAM (Extraído ( de Google Maps)

Imágen 3: Vista satelital de la ubicación del edificio (extraído ( de Google Maps)

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Durante el verano la temperatura media oscila entre 24ºC y 26ºC, mientras que en invierno es entre 10ºC y 12ºC. De todas maneras, durante el verano año 2013 se registraron días en los que la máxima llegó a ascender hasta los 43ºC y mínimas de 36ºC, mientras que en algunos días del invierno se llegaron a registrar mínimas de 0ºC y máximas de 22ºC. Una de las características más destacadas de la provincia de Tucumán es que las precipitaciones suelen ser marcada y en cuatro meses (correspondientes a los de verano) suele registrarse más del 90% de la lluvia caída. En toda la provincia se registró durante el año 2013 un total de precipitación de 1076.18 mm.

Imagen 4: Mapa de Climas de la Provincia de Tucumán (Extraído de: mapoteca.edu.ar)

Medidas de seguridad. El lugar posee alarmas tanto para robos como para incendio. El edificio se encuentra custodiado durante el tiempo que está abierto por guardias de seguridad. Además, se lleva un registro estricto de las personas que ingresan/egresan del área de museografía como de los depósitos (con fecha y hora).Para trabajar con algún tipo de material se debe pedir la autorización del Consejo de Dirección de IAM. 31

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Actualidad del área de reserva patrimonial. El ingreso de personas al lugar es restringida y está supervisada por los profesores Luis y Patricia Vuoto. Existen algunos problemas de filtración de agua en los depósitos A y B, y grietas en las paredes. Del techo hay una caída constante de suciedad y polvo dado que no existe un cielorraso entre el techo del área de reserva y los box ubicados en el piso superior. Los ventanales fueron recientemente sellados con bastoncillos para evitar la abertura de los mismos.

La colección Sobre Alfred Métraux No es posible hablar directamente de la colección de calabazas etnográficas sin mencionar aunque sea brevemente al investigador que dedicó parte de su estudio a las Comunidades Chaqueñas: Alfred Métraux. Fue un antropólogo suizo, de niño estuvo varios años en Argentina aunque completó sus estudios en Europa, doctorándose en la Universidad de La Sorbona y continuando sus estudios con Erland Nordenskjiöld en el Museo Etnográfico de Göteborg. El contacto con los científicos de Tucumán se dio gracias a la relación que tenía el rector Juan B. Terán con uno de los profesores de Métraux, el etnólogo francés Paul Rivet. En una carta que escribió Metráux a Terán puede apreciarse no sólo la relación entre Rivet y el rector tucumano, sino también los propósitos de Métraux en la institución recién fundada: “El doctor Rivet acaba de comunicarme sus proyectos acerca de la creación de un Museo Provincial de un Museo Provincial de “arqueología y etnología” en la ciudad de Tucumán, manifestándome su deseo de confiarme la “dirección y organización” de dicho museo (…) Tendré el mayor gusto en encargarme de esta organización y de todas las “investigaciones científicas para la formación y aumento de las colecciones”. (París, 1927. Carta de Métraux a Terán). (Arenas,P. y Taboada,C. 2010, p. 49)

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Métraux se centró durante su estadía en investigaciones etnográficas en el Gran Chaco y Bolivia para enriquecer el Museo con piezas etnográficas de tobas, pilagás,wichís y avá, no solamente recolectando piezas de manera sistemática, sino también registrando de manera muy descriptiva los hechos ocurridos durante su estadía en las diferentes comunidades del Chaco, haciendo estadísticas y publicando los documentos. El período en el que Alfred Métraux estuvo a cargo del Instituto de Etnología fue intermitentemente entre 1928 y 1934, visitando las regiones previamente mencionadas en los años 1929, 1930 y 1931. Se tiene conocimiento que en el año 1929 se registra el primer ingreso hecho durante la gestión de éste director, contando con el ingreso de 604 piezas de las investigaciones realizadas por él en Bolivia y en el Chaco-salteño; mientras que al año siguiente hubo un ingreso de 42 piezas, 40 de ellas

Imágen 5: Fotografía de Alfred Métraux (extraída de www.davidmetraux.com)

obtenidas por canje con Brasil, Guayana y Perú. Posteriormente, en 1931, se registra nuevamente un ingreso de piezas de Chaco y de Bolivia, como producto de las expediciones desarrolladas por el etnólogo, con un total de 143 artefactos. El último ingreso que se registra a su nombre es el de 16 piezas del Congo y una de Bolivia, producto de intercambios. El motivo por el cual Métraux consideraba prioritaria la recolección tanto de artefactos para la colección, como de datos para la difusión, puede ser reflejada en la carta que él mismo le escribe a Eugéne Pittard en la que, con un profundo sentido de responsabilidad, afirma que “los primitivos van desapareciendo en todo el mundo; documentos humanos de inmenso valor se pierden día a día. Los que se esfuerzan para salvarlos no son muchos y tienen que luchar sobre todo con la falta de medios, no solamente para realizar las investigaciones sino también para publicarlas” (Arenas,P. y Taboada,C. 2010, p. 49). De éste modo podemos comprender la razón por el carácter prioritario que confiere durante su gestión a las actividades de investigación y recolección de artefactos que previamente hemos mencionado, pero también podemos vislumbrar uno de los problemas cotidianos con los que tenía que lidiar en el Instituto y que, junto a otros factores, llevaron a que Alfred Métraux se aleje de la institución: la 33

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falta de financiamiento y publicación de las investigaciones. Finalmente, Métraux queda totalmente desafectado de sus actividades en el Instituto en el año 1936, continuando con investigaciones en la Isla de Pascua, Haití, y continúa sus trabajos en Europa hasta el día de su muerte. El paso de Métraux fue, sin dudas, remarcable. No solamente por haber sido el “fundador” del Instituto, sino por su profundo interés en las comunidades indígenas que aún vivían en Argentina y Bolivia que conservaban sus usos y tradiciones a pesar del avance del Estado Nacional (con sus intenciones civilizatorias y de progreso) en el territorio. A pesar de poseer un pensamiento muy romántico que aspiraba a una etnología de salvación, era consciente de la importancia del registro minucioso del campo y del uso de los artefactos como documentos sumamente útiles para investigaciones posteriores. Más allá del hecho que su estadía en nuestra provincia no fue demasiado extensa, marcó un período importantísimo para el campo etnográfico, gracias a sus trabajos tan concretos y su minucioso registro, se conoce mucho acerca de las comunidades que habitaron el Gran Chaco a principios de siglo XX y se continúan con investigaciones que tienen como fuente los trabajos realizados por este gran etnólogo. Sobre las calabazas chaqueñas Las calabazas empleadas para la confección de estos artefactos son el fruto de la planta Lagenaria siceraria, de la familia de las cucurbitáceas, que es una planta de vid. La Lagenaria siceraria crece y es empleada mundialmente. Consiste en un fruto simple (con un gineceo con un solo carpelo o varios soldados), carnoso e indehiscente (ya que no se abre para esparcir sus semillas). Es un fruto sincárpico en el que las placentas están muy desarrolladas y la parte externa del pericarpio suele endurecerse en mayor o menor medida, presentan una cavidad central debido a la reabsorción de los tabiques y de la pulpa (Invernón et al., 2012). Su distribución temprana y uso está evidenciado por los artefactos hallados en sitios sudamericanos y africanos alrededor del 5000 a.C. Las calabazas varían en tamaño y forma dependiendo del crecimiento y variedad, con diámetros alcanzando los 50 cm y con un grueso de pared de aproximadamente 3 cm, con formas naturales desde achaparradas a muy alargadas, con o sin cuello. La forma de las calabazas puede ser modificada durante el crecimiento mediante el colgado,

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confinamiento o ataduras. La modificación de la forma puede resultar en un simple estrechamiento del cuello o cintura, o en complejas configuraciones (Florian et al, 1990). Según la información recuperada por Alfred Métraux, en las villas chiriguanas del Chaco, las calabazas eran igual de importantes que los artefactos de cerámica. Destaca que había de todas las formas y de todos los tamaños, desde cucharas hasta cuencos en los que se distribuye käwi (chicha) durante las fiestas. Las calabazas ovoides eran generalmente envueltas de una especie de fibras vegetales que hacen de redes rudimentarias, que permiten su transporte o su suspensión. Se ponía allí el agua, las semillas, harina tostada, o, finalmente, el polvo de “kalasappa” que se mantiene en reservado para los días de fiesta. Fabricaban algunas calabazas con una especie de cierre hermético, cortando del fruto verde la tapa en forma de estrella y unir la misma con una fibra que sirve para cerrar el recipiente (Métraux, 1929). El proceso de remoción de semillas y de la pulpa interna, dependía del tipo de artefacto que se deseaba confeccionar. Para algunos contenedores de boca abierta y otros objetos, las calabazas eran cortadas alrededor del tallo, quedando de ésta manera las semillas y la pulpa separadas del cuerpo que se iba a emplear. De modo que las calabazas que se empleaban para la confección de artefactos eran de la variedad amarga, la extracción de la amargura era necesaria si el artefacto iba a ser un contenedor de agua o comida. En un proceso, la pulpa y las semillas eran extraídas de la fruta y la corteza era secada hasta el endurecimiento completo. Luego, el material restante blando era quitado, y la calabaza se rellenaba con agua y se dejaba reposar hasta que la amargura fuese quitada. En muchos artefactos, la construcción implica cortar o esculpir los bordes, recortar la forma de la pared de la calabaza, taladrar o perforar agujeros. Muchos contenedores poseen tapas de otra calabaza o una corteza invertida en la cima. Recipientes para agua de cuello estrecho están cerrados por tapones de madera o marlos. Una de las técnicas más especializadas entre los chiriguanos era el grabado y pirograbado de las calabazas. Mientras que la confección de artefactos de cerámica era una tarea exclusivamente femenina, Métraux nos cuenta que el pirograbado era una actividad de los hombres.

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Imagen 6 y 7: Dibujos de las calabazas recolectadas por Métraux (Extraído de Revista del Instituto de Etnología Nº 1)

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Datos de condiciones medioambientales Como se mencionó en el apartado de metodología, se tomaron mediciones a lo largo de 15 semanas, desde el mes de junio a diciembre del año2013, de temperatura, humedad relativa y lux, tomando como puntos de referencia el centro del depósito C, y tres estanterías: las más cercana a la pared y la más lejana a la misma. Para ello se empleó termohigrómetro y luxómetro. Las medidas fueron registradas entre las 9 y 11 de la mañana. El análisis de las condiciones ambientales reveló que existen grandes fluctuaciones de temperatura y humedad relativa, y las mismas dependen de la estación de la que se trate. Se llegaron a registrar máximas de 71% de HR y 28,8ºC de Temperatura durante las épocas cercanas al verano (octubre, noviembre y diciembre), mientras que se obtuvieron mínimas de 45% y 15ºC durante la estación fría y seca (julio, agosto). Estas fluctuaciones no afectan sólo a los materiales etnográficos, pero sus daños se observan con mayor rapidez en las colecciones orgánicas y los parámetros recomendables suelen aconsejar unas condiciones estables de unos 19 - 24ºC con una HR de 55% (Herrero Morán,B. 2013). Se intentó controlar la humedad dentro de las cajas empleando sílica en gel, pero la medida no dio los resultados esperados por las condiciones ambientales del depósito en general. Gráficos de fluctuaciones de HR

Centro del depósito C 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

Gráfico 1: Medidas obtenidas de HR en el centro del depósito C

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Estante 27 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

Gráfico 2: Mediciones de HR obtenidas en el estante más cercano a la pared

Estante 3 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

Gráfico 3: Mediciones de HR obtenidas en el estante más lejano a la pared

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Comparación de distintos puntos de medición 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

Humedad Relativa estante 3

JUNIO JUNIO JUNIO JULIO JULIO AGOSTO AGOSTO SEPTIEMBRE SEPTIEMBRE OCTUBRE OCTUBRE OCTUBRE NOVIEMBRE DICIEMBRE DICIEMBRE

Humedad Relativa (Estante 27) Humedad Relativa (centro)

Gráfico 4: Comparación de distintos puntos de medición

En general, entre los distintos puntos de medición que se tomaron no existen variaciones significativas en los valores de humedad relativa, permitiéndonos inferir que de las paredes no hay tuberías de agua o filtraciones que puedan afectar los estantes que se encuentran apegados a las mismas. Respecto a los lux, se llegó a medir 174 lux en el estante más alto a las 9:30hs. de la mañana, debido a que la ventana da hacia el este y la luz ingresa con mayor potencia durante este momento. Evaluando esta cuestión y considerando que la luz no sólo estaba decolorando las calabazas, sino otras piezas en aquel sector, se tomó la decisión de cubrir las ventanas con cortinas de lienzo para impedir tal irradiación. Los resultados obtenidos fueron muy positivos, llegando a obtenerse luego en los sectores de mayor incidencia como máxima tan sólo 90 lux.

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Piezas analizadas. Identificación, evaluación y diagnosis Los artefactos que se trabajaron de la Colección consisten en medias calabazas, calabazas enteras y recipientes de calabaza de distinto tamaño. Muchas de ellas están constituidas no sólo por las calabazas, sino que están complementadas por redes de fibra vegetal, cuero, tapones de marlo y cera. Del total de piezas analizadas, 29 presentan decoración, algunas de ellas se encuentran pintadas, pirograbadas o incisas. Un artefacto que se distingue de los demás es una balanza cuyos platos de pesaje son de bases de calabazas, y el brazo de donde penden es de madera. La colección de calabazas etnográficas se encuentra en el depósito C, que se encuentra ubicada en el sector sudeste del lugar. Cabe mencionar que no todas las calabazas son pertenecientes a la colección Métraux, sino que muchas de ellas son también de la colección Palavecino recolectadas durante el año 1945.

BALANZA

Tipo de artefactos

CUCHARÓN

1

1 11 4

CALABAZA COMPLETA

13

MEDIA CALABAZA RECIPIENTE DE CALABAZA

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TAPA Gráfico 5: Análisis cuantitativo de los tipos de artefactos de calabaza

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Piezas con material complementario

1

Total= 15 piezas

2

CUERO

4

FIBRA VEGETAL MADERA

1

7

MARLO CORTEZA DE TRONCO

Gráfico 6: Análisis cuantitativo de los artefactos con material complementario

Estantería 4

Imagen 8: Vista del depósito C, hacia el costado derecho se observa la Estantería 4 donde se encuentran los artefactos de calabaza.

Las piezas están guardadas en una estantería de madera pintada al látex para evitar la emanación de vapores de madera, y están colocadas sobre una lámina de Mylar (material libre de ácido). A pesar de esto, las piezas están colocadas demasiado juntas o unas dentro de otras, resultando peligrosa esta situación para la integridad de los objetos dado que el contacto entre los materiales de naturaleza orgánica acelera los procesos de deterioro. Sólo algunas de las calabazas están separadas mediante una malla de polipropileno. No existe ningún tipo de barrera que impida la precipitación de polvo y suciedad sobre las piezas, por lo tanto, todas los objetos estaban cubiertos por una gruesa capa de polvo. 41

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Para trabajar con los artefactos se siguieron las normas de bioseguridad, utilizando la indumentaria sugerida: bata de laboratorio, guantes de látex, barbijos. (1) Se transportaban las piezas en un canasto forrado con espuma de polipropileno para evitar golpes, caídas o deslices hasta el área de conservación. Allí se trabajaba sobre papel obra de colores preferentemente claros para poder ver las cosas que se desprendían del objeto durante su limpieza. (2) Primeramente se observaba cuidadosamente el estado de la pieza y se registraban las alteraciones que ésta podría tener, (3) luego se procedía a una limpieza cuidadosa con cepillos finos y (4) aspiradora con filtro de gasa en la boquilla. Finalmente (5) se la depositaba sobre una espuma de polipropileno calada dentro de una (6) caja de cartón de polipropileno blanca, que crearía un microclima más adecuado para la salvaguarda de este tipo de materiales: Procedimientos para el trabajo con los artefactos (1)

(2)

(3)

(4)

(5)

(6)

Imagen 9: Fotos de la autora (año 2014)

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En general, la mayoría de las piezas que se analizaron se encuentran en buen estado de conservación, pero están siendo afectadas por distintos agentes de deterioro. Un 100%de los objetos estudiados presentan, como se mencionó en un párrafo anterior, polvo y suciedad que sumado a las condiciones tan fluctuantes de humedad relativa y temperatura provee un ambiente propicio para el crecimiento de hongos y un avance de los agentes que provocan biodeterioro. Dentro de las calabazas que se trabajaron hay pocas piezas que presenten grietas, raspaduras o faltantes que sean significativos. En general, la estructura física de las calabazas se presenta estable. De las 54 calabazas observadas, un 67% del total de las mismas presenta una decoloración superficial. De ellas, 32 presentan manchas de diferentes coloraciones (blancas, marrones, negras, etc), las cuales pueden ser producto de la acidez generada por reacciones de degradación y oxidación, y posiblemente su origen está relacionado a la presencia de contaminantes atmosféricos conjuntamente con las mencionadas fluctuaciones de humedad relativa. Otras posibilidades del origen de estas manchas pueden estar relacionadas por el accionar del metabolismo microbiano o por acción de la luz. Otras manchas que se presentan en esta colección son las manchas de humedad, se registró un total de diez piezas con dichas alteraciones. Ejemplo de Alteraciones ME 0854:

Recipiente de calabaza tapado con tapón de brea

Como se muestra en las imágenes, se pueden observar manchas de distintas coloraciones, tanto oscuras como más claras. Algunas se identificaron como manchas de humedad, mientras que las otras podrían estar asociadas al metabolismo microbiano.

Tabla 4: Ejemplo de Alteraciones. Fotografías de la autora (2013)

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Respecto al biodeterioro, se observó que ocho piezas estaban siendo víctimas de un ataque activo de pececillos de plata (Lepisma saccharina), por lo tanto se decidió aislarlas del resto para evitar el contagio a otras piezas. Ciertos artefactos no presentaban señales de infección actual, pero si de un ataque previo ya que se removieron cuerpos de insectos muertos, heces y cáscaras de huevos (en particular de algunos coleópteros y blatodeos). En total, 3 piezas están siendo infectadas por hongos y una más posiblemente, aunque no se pudo determinar ya que no se podía ver el fondo del recipiente. La especie de los hongos aún no pudo ser determinada. Es útil mencionar que la mayoría de las piezas que poseen problemas de humedad, hongos o plagas, son los recipientes de calabaza. Esta situación quizás es posible por la forma de las piezas, que tienden a ser en su interior oscuras y concentran más polvo y suciedad, sumado a que la humedad relativa no se encuentra en los valores más indicados, se genera un microclima propicio para el desarrollo de microorganismos y la aceleración del deterioro.

Imagen 10: Estado en el que se encontraban guardadas varias piezas analizadas. Fotografías de la autora. Año 2013.

Teniendo analizadas estas variables, podemos ver que dentro de todo las piezas se preservaron bien durante los casi 85 años que pertenecen a la institución. A pesar de ello, de a poco se están viendo afectadas por los agentes de deterioro y es cuestión de tiempo para que los objetos experimenten daños más profundos. Actualmente, es importante tomar medidas de cuarentena y aislación de las piezas que se encuentran infectadas, de igual manera, un agente que se debería tratar con urgencia es la cantidad

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de polvo que precipita sobre las colecciones ya que, como se explicó, este agente interactúa con otras variables acelerando las reacciones químicas y el ataque biológico.

Antes de la Intervención

Imágenes 11, 12 y 13: situación general de la colección antes de la intervención. Fotografías de la autora, año 2014

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Durante y después de la intervención

Imágenes 14 y 15: vista del recipiente contenedor libre de ácido (polipropileno corrugado). Fotografías de la autora, año 2014.

Imagen 16: condiciones actuales de la colección ya intervenida. Fotografías de la autora, año 2014.

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7. Consideraciones finales

Para poder comprender de una manera clara los resultados obtenidos durante esta experiencia, es necesario analizar desde dos perspectivas. Primero considerando las cuestiones de Humedad Relativa, Temperatura y Luz del depósito C, y segundo, viendo qué beneficios trajo las intervenciones preventivas que se realizaron sobre los artefactos de calabaza. Referido al primer punto, durante los meses que se realizaron las mediciones (Junio/Diciembre) se registró que durante los días lluviosos de Junio y Julio la Humedad Relativa llegó a ascender hasta un 71%, mientras que en la estación seca la misma llegó a descender hasta un 45%. Para notar la gran fluctuación de humedad que hay en el lugar, el día 31 de julio se registró un 58% y exactamente una semana después se alcanzó un valor de 71%. A pesar de que se tomaron las medidas en distintos puntos del local, no se registró una diferencia considerable de valores. La temperatura máxima se registró durante el mes de diciembre, llegando a 28,8ºC, mientras que la mínima corresponde al mes de Junio con un 15,1 ºC. Dentro de todo, las condiciones referidas a la temperatura se manejan dentro de los rangos aceptables durante estos meses. No se pudo registrar ni la humedad ni la temperatura durante el trimestre más cálido y húmedo de la provincia (diciembre/febrero) ya que es el período de inactividad del IAM. Concerniente a los niveles de lux, se llegó a medir 174 lux en el estante más alto a las 9:30 de la mañana debido a que la ventana da hacia el este y la luz ingresa con mayor potencia durante este momento. Se tomó la decisión de cubrir las ventanas con cortinas de lienzo para impedir tal irradiación, y se consiguió resultados muy positivos, llegando a obtenerse luego como máxima en el mismo estante 90 lux. Haciendo foco ahora en la tarea de conservación preventiva, también hubo resultados muy positivos. El hecho de que las piezas estén contenidas en cajas libre de ácido es beneficioso en los siguientes sentidos: •

Evita la caída directa de polvo sobre los objetos, permitiendo que estas estén limpias y con menos posibilidad de que se formen hongos, se desarrollen bacterias, o se aceleren procesos químicos de degradación. 47

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Facilita la manipulación de las piezas y la seguridad de las mismas en caso de caídas.



Funcionan como “buffer” de agentes externos, tales como contaminantes atmosféricos y plagas de distinto tipo.



Al estar insertadas en una caladura de espuma de polietileno, se evitan vibraciones y golpes entre las piezas.



No existe una superposición de objetos o un almacenaje incorrecto.



Facilita la búsqueda de piezas a la hora de hacer un trabajo con las mismas.



Se aísla aquellas que ya están siendo afectadas por el biodeterioro, sin que estén necesariamente piezas infectadas compartiendo el estante con piezas saludables.

Se puede notar que, a pesar de que la mayoría de las calabazas aún se encuentran en un buen estado de conservación, la proposición que está planteada en la hipótesis del trabajo que hace referencia a que las condiciones ambientales del área de reserva no son las adecuadas para este tipo de bienes es acertada, y que es necesaria una intervención de ésta índole en la mayoría de las piezas de origen orgánico que se encuentran en los depósitos. Para ello se requiere de mucho más personal especializado en la materia y de fondos que permitan una continuidad en el trabajo. La protección del patrimonio cultural es una tarea que tiene un lugar de suma importancia en las instituciones responsables del mismo, y requiere de un incesante intercambio y participación por parte de los profesionales especializados en la temática para conseguir, de ésta manera, una mejoría y perfeccionamiento continuo en las técnicas y métodos empleados para salvaguardar los bienes culturales. Aún así, más allá de las cuestiones técnicas que se trataron a lo largo del trabajo, es importante recordar que detrás de cada acción hay una profunda reflexión acerca del papel del patrimonio en la sociedad, ya que “[…] constituye nuestra memoria colectiva y una rica herencia histórica, ante la cual, las generaciones presentes, tenemos una irrenunciable responsabilidad, ya que representa el testimonio vivo de lo mejor, que multitudes de hombres y mujeres de todas las épocas han realizado. Su conservación equivale, por un lado, a mostrar el respeto que debemos hacia el legado de nuestra tradición cultural a los que nos precederán. Al preservarlo, estamos sirviendo de puente y ligazón entre el pasado, presente y el futuro, nos reconocemos y sentimos partícipes de una historia 48

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constituida a lo largo de milenios, de la cual, a su vez, extraemos nuestras señas de identidad y nuestro sentido de pertenencia” (Vaillant Callol et al., 2003, p.11).

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8. Agradecimientos Quiero agradecer a mi familia por todo el apoyo que me dieron durante toda la carrera. A mis padres Raúl y Carolina, por siempre darme los consejos más sabios en los momentos de incertidumbre, a mis hermanos Carla, Pedro y Josué por ser los mejores compañeros y amigos que me pueden acompañar en ésta vida. A mis abuelos Dante, Rosita y Elena, a quienes tengo la dicha de tener, que disfrutan y comparten mi alegría en éste momento tan importante para mí. A mis amigos de toda la vida: Antonella, Irma, Eugenia y Pablo, que estuvieron en todo momento brindándome su apoyo y cariño. A mis amigas del IAM, Julieta (¡una gran compañera de estudio!), Kin, Flavia, Pilu, Marina, y todas las chicas que trabajan en el laboratorio y con las que compartí durante el tiempo que realicé la pasantía en el área de reserva. A todos mis compañeros de arqueología y museología que siempre me desearon lo mejor. A mi tutor y profesor asesor Eduardo Ribotta, quien me enseñó lo importante y apasionante que es el mundo de la conservación, y me brindó su tiempo, su experiencia, y mucha bibliografía que me sirvieron para concretar este trabajo. Un especial agradecimiento a mi profesores Luis y Patricia Vuoto, quienes estuvieron todo el tiempo dispuestos a abrirme los depósitos, a aconsejarme y a darme la calidez de su compañía. Así también la profesora Jorgelina García Azcárate, quien me inculcó la importancia de la conservación y del manejo del patrimonio. A los profesores de la carrera, de quienes aprendí lecciones invaluables: Lilian Presbich (quien me enseñó los pilares de la museología y museografía), Mario Caria, Constanza Taboada, Silvia Giraudo, Carolina Somonte y Carlos Baied, entre otros. A las personas que me ayudaron en la parte administrativa, Graciela, Sofía, Hugo y Daniel, gracias por su guía. Al Consejo del IAM que me ayudó económicamente con la compra de los materiales con los que se trabajó. A la gente de la CDC, con quienes tengo la dicha de trabajar y compartir hermosas experiencias. A Dios, que siempre me acompañó y ayudó en cada etapa de la vida.

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9. Bibliografía Amitrano Bruno, Raul. 1985. Evolución y desarrollo de los criterios de restauración de la antigüedad al panorama actual. Revista de Arqueología, nº 47. Madrid, p.20-33. Arenas, P. y Taboada, C. 2010. “Del Instituto de Etnología a Instituto de Arqueología y Museo: un tramo de su historia”. En: Rastros en el Camino… Trayectos e identidades de una institución. Homenaje a los 80 años del IAM-UNT. EDUNT. Tucumán. Calvo Torras,M.A., et al. 2005. “Principales características de los hongos causantes de alteraciones en soportes celulósicos” PH. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, nº53. Abril 2005. Chang, R. y College, W. 2002. “Química”. Séptima edición. McGraw-Hill. Bogotá. Desvallées, A. et al. 2009. “Conceptos claves de Museología”. ICOM. Disponible Internet:http://icom.museum/fileadmin/user_upload/pdf/Key_Concepts_of_Museol ogy/Museologie_Espagnol_BD.pdf Florian, M.L., Kronkright, D.P., y Norton, R. 1990. “The conservation of artifacts made from plant materials”. The J. Paul Getty Trust. Getty Conservation Institute. Princeton. González-Varas, I. 1999. “Conservación de Bienes Culturales. Teoría, historia, principios y normas”. Manuales Arte Cátedra. Ediciones Cátedra. Madrid, España Haedo, A. 2005. “Estudio de las condiciones microclimáticas de las reservas patrimoniales y área museográfica del Instituto de Arqueología y Museo” Tesina de la Tecnicatura Universitaria en Museología y Documentación Arqueológica. FCN-UNT. Tucumán Hernández Hernández, F. 1992. “Evolución del concepto de Museo”. Revista general de Información y Documentación. Vol. 2 (1), 85-97. Edit. Complutense. Madrid. Herrero Morán, B.F. 2013. “La conservación del patrimonio etnográfico a través de la Musealización”. En: GE-conservación nº4. Disponible en: geiic.com/ojs/index.php/revista/article/view/191 51

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Vaillant Callol, M. et al. 2003. “Una mirada hacia la conservación preventiva del patrimonio cultural”. Editorial UPV. Valencia Recursos web: Mapas de Tucumán (s.f.). Consultado el noviembre 8, 2014. De: http://mapoteca.educ.ar/mapa/tucuman/ Métraux, D. “Dr. David Métraux”, 2006. Consultado el noviembre 2, 2014. De: http://www.davidmetraux.com/daniel/alfredmetraux.html Clima de Tucumán (s.f.) Consultado el diciembre 13, 2013. De: http://www.accuweather.com/es/ar/san-miguel-de-tucuman/11869/marchweather/11869#

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10.Anexo I Tablas Tabla nº1: distinción entre las propiedades de las sustancias orgánicas e inorgánicas. Página 14. Tabla nº2: hongos frecuentemente encontrados en áreas de reserva patrimonial. Página 22. Tabla nº3: insectos frecuentemente encontrados en área de reserva patrimonial. Página 22 Tabla nº4: Ejemplo de alteraciones. Fotos de la autora, 2013. Página 43. Gráficos Gráfico nº1: Medidas de HR en el centro del depósito C. Página 37. Gráfico nº2: Medidas de HR obtenidas en el estante más cercano a la pared. Página 38 Gráfico nº3: Medidas de HR obtenidas en el estante más lejano a la pared. Página 38. Gráfico nº4: Comparación de distintos puntos medidos. Página 39. Gráfico nº5: Análisis cuantitativo de los tipos de artefactos de calabaza. Página 40. Gráfico nº6: Análisis cuantitativo de los artefactos con material complementario. Página 41. Imágenes: Imagen 1: Croquis del área de reserva patrimonial del IAM. Página 29. Imagen 2: Mapa de la ubicación del IAM. Página 30. Imagen 3: Vista satelital de la ubicación del edificio. Página 30. Imagen 4: Mapa de climas de la provincia de Tucumán. Página 31 Imagen 5: Fotografía de Alfred Métraux. Página 33. Imagen 6: Dibujos de las calabazas recolectadas por Métraux. Página 36. Imagen 7: Dibujo de las calabazas recolectadas por Métraux. Página 36. 54

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Imagen 8: Fotografía del depósito C, estantería donde se encuentra ubicada la colección. Página 41. Imagen 9: Fotografías explicativas del procedimiento para el trabajo con los artefactos. Página 42. Imagen 10: Fotografía del estado en el que se encontraban guardadas las piezas. Página 44 Imágenes 11, 12 y 13: Situación general de la colección antes de la intervención. Estanterías y piezas en los estantes. Página 45. Imágenes 14 y 15: vista del recipiente contenedor libre de ácido. Página 46. Imagen 16: Condiciones generales de la colección después de la intervención. Página 46.

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11.Anexo II

Tabla de Artefactos con y sin material complementario Nº DE REGISTRO ME0829 ME1318

ARTEFACTO

CALABAZA COMPLETA RECIPIENTE DE CALABAZA ME1527 MEDIA CALABAZA ME0003 MEDIA CALABAZA ME0036 MEDIA CALABAZA ME0091 CUCHARÓN ME0838 MEDIA CALABAZA ME0850 MEDIA CALABAZA ME0836 VASO ME0841 RECIPIENTE DE CALABAZA ME0839 MEDIA CALABAZA ME0835 MEDIA CALABAZA ME1034 MEDIA CALABAZA ME0025 MEDIA CALABAZA ME1527(a) TAPA ME0019 RECIPIENTE DE CALABAZA ME0847 MEDIA CALABAZA ME0840 MEDIA CALABAZA ME0828 MEDIA CALABAZA ME0827 MEDIA CALABAZA ME0845 MEDIA CALABAZA ME0834 MEDIA CALABAZA ME0009 MEDIA CALABAZA ME0852 RECIPIENTE DE CALABAZA ME0854 RECIPIENTE DE CALABAZA ME0846 MEDIA CALABAZA ME1035 MEDIA CALABAZA ME1036 MEDIA CALABAZA ME0023 MEDIA CALABAZA ME0006 MEDIA CALABAZA ME0826 CALABAZA COMPLETA ME0021 RECIPIENTE DE CALABAZA ME0026 RECIPIENTE DE CALABAZA

ASOCIACION CULTURAL CHIRIGUANO CHIRIGUANO

COMPLEMENTOS TIPO DE MATERIAL DEL COMPLEMENTO NO 0 SI MARLO

CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO

SI NO SI NO NO NO NO AUSENTE

CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO

NO NO NO NO SI SI

CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO

NO NO NO NO NO NO NO NO

0 0 0 0 0 0 0 0

CHIRIGUANO

NO

0

CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO

NO NO NO NO NO NO SI

0 0 0 0 0 0 MARLO

CHIRIGUANO

SI

FIBRA VEGETAL

FIBRA VEGETAL 0 FIBRA VEGETAL 0 0 0 0 TRONCO 0 0 0 0 MARLO CUERO

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Continuación tabla de artefactos con y sin material complementario Nº DE REGISTRO ME0024 ME2124 ME0002 ME0015 ME2192 ME1544 ME1388 ME2131 ME0018 ME0014 ME0849 ME0020 ME0005 ME0006 ME0844 ME0833 ME0830 ME0842 ME0853 ME0851 ME0004

ARTEFACTO RECIPIENTE DE CALABAZA RECIPIENTE DE CALABAZA MEDIA CALABAZA RECIPIENTE DE CALABAZA BALANZA MEDIA CALABAZA RECIPIENTE DE CALABAZA RECIPIENTE DE CALABAZA RECIPIENTE DE CALABAZA MEDIA CALABAZA MEDIA CALABAZA JAULA MEDIA CALABAZA MEDIA CALABAZA MEDIA CALABAZA MEDIA CALABAZA CALABAZA COMPLETA CALABAZA COMPLETA MEDIA CALABAZA MEDIA CALABAZA MEDIA CALABAZA

ASOCIACION CULTURAL CHIRIGUANO

COMPLEMENTOS TIPO DE MATERIAL DEL COMPLEMENTO SI CUERO

CHIRIGUANO

NO

CHIRIGUANO CHIRIGUANO

SI SI

FIBRA VEGETAL FIBRA VEGETAL

CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO

SI NO SI

MADERA

CHIRIGUANO

SI

FIBRA VEGETAL

CHIRIGUANO

SI

CUERO Y FIBRA VEGETAL

CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO

NO NO SI NO NO NO NO NO NO NO NO NO

CHIRIGUANO CHIRIGUANO CHIRIGUANO

0

0 MARLO

0 0 FIBRA VEGETAL 0 0 0 0 0 0 0 0 0

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Tabla de decoración de artefactos Nº DE REGISTRO ME0829 ME1318 ME1527a ME0003 ME0036 ME0091 ME0838 ME0850 ME0836 ME0841 ME0839 ME0835 ME1034 ME0025 ME1527 ME0019 ME0847 ME0840 ME0828 ME0827 ME0845 ME0834 ME0009 ME0852 ME0854 ME0846 ME1035 ME1036 ME0023 ME0006 ME0826 ME0021 ME0026 ME0024 ME2124 ME0002 ME0015 ME2192 ME1544 ME1388 ME2131

DECORACIÓN INCISA NO NO NO SI NO NO SI SI NO NO SI SI SI SI NO NO SI SI SI SI SI SI SI NO NO SI SI SI SI SI NO NO NO NO SI SI NO NO NO NO NO

PIROGRABADA PINTADA 0 0 0 0 SI 0 0

SI SI 0 0 SI

SI 0 0 SI 0 SI 0 0

SI SI 0 SI 0 0 SI 0 SI SI 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

0 SI

0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0

0 SI 0 SI 0 SI 0 0

SI

0 0 0

0 SI SI SI

0 0 0 SI 0 0 0 0

SI SI 0 0 0 0 0

0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 58

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Continuación de tabla de decoración de artefactos Nº DE REGISTRO ME0018 ME0014 ME0849 ME0020 ME0005 ME0006 ME0844 ME0833 ME0830 ME0842 ME0853 ME0851 ME0004

DECORACIÓN NO SI SI NO SI SI SI SI NO NO NO SI SI

INCISA

PIROGRABADA 0

SI SI

0 SI SI

0 SI SI

0 0 SI

0 SI SI

0 0 0 0 0 SI SI

PINTADA

0 SI 0 SI 0 0 0 0 SI

0 0 0

0 0 0 0 0

59

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Tabla de Biodeterioro Nº DE REGISTRO ME0829 ME1318 ME1527a ME0003 ME0036 ME0091 ME0838 ME0850 ME0836 ME0841 ME0839 ME0835 ME1034 ME0025 ME1527 ME0019 ME0847 ME0840 ME0828 ME0827 ME0845 ME0834 ME0009 ME0852 ME0854 ME0846 ME1035 ME1036 ME0023 ME0006 ME0826 ME0021 ME0026 ME0024 ME2124 ME0002 ME0015 ME2192 ME1544 ME1388 ME2131

POSIBLES PLAGAS SI NO NO NO NO NO NO NO SI SI NO NO NO NO NO SI NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SI NO NO SI NO NO NO SI SI NO NO NO

HONGOS NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SI NO NO SI NO SI NO ND NO NO NO NO 60

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Continuación Tabla de Biodeterioro Nº DE REGISTRO ME0018 ME0014 ME0849 ME0020 ME0005 ME0006 ME0844 ME0833 ME0830 ME0842 ME0853 ME0851 ME0004

POSIBLES PLAGAS NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO

HONGOS NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO

61

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Tabla de intervenciones, EC y ubicación Nº DE REGISTRO

ME0829 ME1318 ME1527a ME0003 ME0036 ME0091 ME0838 ME0850 ME0836 ME0841 ME0839 ME0835 ME1034 ME0025 ME1527 ME0019 ME0847 ME0840 ME0828 ME0827 ME0845 ME0834 ME0009 ME0852 ME0854 ME0846 ME1035 ME1036 ME0023 ME0006 ME0826 ME0021 ME0026 ME0024 ME2124 ME0002 ME0015 ME2192

VISIBILIDAD DEL NUMERO DE REGISTRO R B R B B B B B M B B B B B R M R R R R B B B R M B B B B R B B B B R B B B

LIMPIEZA

GUARDADO CAJA

ESTADO DE CONSERVACIÓN

SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI

AISLADO SI SI SI SI SI SI SI SI AISLADO SI SI SI SI SI AISLADO SI SI SI SI SI SI SI SI AISLADO SI SI SI SI AISLADO SI SI AISLADO SI AISLADO SI AISLADO SI

MALO BUENO REGULAR BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO REGULAR BUENO BUENO BUENO REGULAR BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO BUENO MALO BUENO REGULAR REGULAR BUENO MALO BUENO BUENO MALO BUENO REGULAR BUENO REGULAR BUENO

AISLADA AISLADA CAJA 2 CAJA 2 CAJA 9 CAJA 9 CAJA 3 CAJA 3 CAJA 3 CAJA 3 CAJA 3 CAJA 2 CAJA 6 AISLADA CAJA 9 CAJA 1 AISLADA CAJA 5 CAJA 5 CAJA 3 CAJA 3 CAJA 3 CAJA 5 CAJA 5 CAJA 5 CAJA 5 CAJA 5 CAJA 5 CAJA 5 AISLADA CAJA 5 CAJA 7 AISLADA CAJA 7 AISLADA CAJA 7 AISLADA CAJA 8

62

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Continuación de tabla de intervenciones, EC y ubicación Nº DE REGISTRO

ME1544 ME1388 ME2131 ME0018 ME0014 ME0849 ME0020 ME0005 ME0006 ME0844 ME0833 ME0830 ME0842 ME0853 ME0851 ME0004

VISIBILIDAD DEL NUMERO DE REGISTRO B B R R B B R B B B B B B B B B

LIMPIEZA

GUARDADO CAJA

ESTADO DE CONSERVACIÓN

SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI

SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI

BUENO BUENO REGULAR REGULAR BUENO BUENO REGULAR BUENO BUENO BUENO REGULAR BUENO BUENO REGULAR BUENO BUENO

CAJA 1 CAJA 1 CAJA 1 CAJA 1 CAJA 2 AISLADA CAJA 4 CAJA 4 AISLADA CAJA 4 CAJA 7 CAJA 4 CAJA 4 CAJA 4 CAJA 4 CAJA 4

63

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Tabla de Alteraciones Físicas Nº DE REGISTRO

DECOLORACIÓN DE LA SUPERFICIE DE LA PIEZA

ME0829 ME1318 ME1527a ME0003 ME0036 ME0091 ME0838 ME0850 ME0836 ME0841 ME0839 ME0835 ME1034 ME0025 ME1527 ME0019 ME0847 ME0840 ME0828 ME0827 ME0845 ME0834

SI NO SI NO NO NO NO NO SI NO NO SI NO NO SI NO SI SI SI SI SI SI

DECOLORACIÓN O DESVANECIMIENTO DE LA DECORACIÓN

SI

SI SI

SI SI SI SI

SI SI SI SI SI

POLVO

0 SI 0 SI 0 SI SI 0 SI 0 SI SI SI 0 SI 0 SI SI SI SI SI 0 SI 0 SI 0 SI SI SI SI SI SI

SUCIEDAD

MANCHAS

FALTANTES

RASPADURAS

GRIETAS

HUMEDAD

EROSION DE PAREDES INTERNAS

ESCRITURAS

SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI

NO NO SI SI NO NO NO SI NO SI NO SI SI SI NO SI NO NO SI NO SI NO

SI NO NO NO NO NO NO NO SI NO SI SI NO SI NO SI NO SI NO NO NO NO

NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO SI NO SI NO NO NO NO NO SI SI NO

NO NO NO NO SI SI NO NO NO NO NO NO NO NO NO SI NO SI NO NO NO SI

SI NO SI NO NO SI NO NO NO SI NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO

ND NO SI NO NO SI NO NO NO NO NO NO NO NO SI ND NO NO NO NO NO NO

NO NO NO NO NO SI SI SI SI SI SI SI SI SI NO SI SI SI SI SI SI SI

64

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Continuación de Tabla de Alteraciones Físicas Nº DE REGISTRO

DECOLORACIÓN DE LA SUPERFICIE DE LA PIEZA

DECOLORACIÓN O DESVANECIMIENTO DE LA DECORACIÓN

ME0009 ME0852 ME0854 ME0846 ME1035 ME1036 ME0023 ME0006 ME0826 ME0021 ME0026 ME0024 ME2124 ME0002 ME0015 ME2192 ME1544 ME1388 ME2131 ME0018 ME0014 ME0849 ME0020 ME0005 ME0006

NO SI SI NO SI SI NO SI SI NO SI NO SI SI SI SI NO NO SI SI SI SI SI SI SI

SI

SI SI SI

SI SI

SI SI SI SI

POLVO

SI 0 SI 0 SI 0 SI SI SI 0 SI SI 0 SI 0 SI 0 SI 0 SI SI SI 0 SI 0 SI 0 SI 0 SI 0 SI 0 SI SI SI 0 SI SI SI

SUCIEDAD

MANCHAS

FALTANTES

RASPADURAS

GRIETAS

HUMEDAD

EROSION DE PAREDES INTERNAS

ESCRITURAS

SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI

NO SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI NO SI SI SI SI NO SI SI SI NO NO SI NO NO

SI SI SI NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO

NO NO NO SI NO SI NO NO NO NO NO NO SI NO NO SI NO NO NO NO SI SI NO NO NO

NO NO SI NO SI SI SI NO NO NO NO NO SI SI NO NO NO NO NO NO NO NO SI NO NO

NO NO SI NO NO NO NO SI NO NO SI NO SI NO ND SI NO NO NO SI NO NO NO NO NO

SI SI SI NO NO N N SI ND ND SI NO SI NO ND SI NO SI SI ND NO NO SI NO NO

SI SI NO SI SI SI SI SI NO SI SI SI SI SI SI SI SI NO NO NO SI SI NO SI SI

65

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

Continuación de Tabla de Alteraciones Físicas Nº DE REGISTRO

DECOLORACIÓN DE LA SUPERFICIE DE LA PIEZA

DECOLORACIÓN O DESVANECIMIENTO DE LA DECORACIÓN

POLVO

SUCIEDAD

MANCHAS

FALTANTES

RASPADURAS

GRIETAS

HUMEDAD

EROSION DE PAREDES INTERNAS

ESCRITURAS

ME0844 ME0833 ME0830 ME0842 ME0853 ME0851 ME0004

SI SI SI SI SI SI SI

NO SI

SI SI SI SI SI SI SI

SI SI SI SI SI SI SI

NO SI SI SI SI NO NO

NO NO NO NO NO NO NO

NO NO NO NO NO NO NO

NO NO NO NO SI NO NO

NO NO NO NO SI NO NO

NO NO ND ND SI NO NO

SI SI SI SI SI SI SI

0 0 0 0 SI

66

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

67

La Conservación Preventiva de Calabazas Etnográficas

68