TENDENCIAS | CINE DE TERROR
La cámara y sus demonios ARCHIVO
Realizada con 10 mil dólares, Actividad
paranormal (de reciente estreno en Buenos Aires) lleva recaudados más de 100 millones y representa una variante contemporánea del cine de terror, alejada de los monstruos y más próxima a la cultura YouTube y a los
realities televisivos POR LEONARDO TARIFEÑO De la Redacción de La Nacion
20 | adn | Sábado 12 de diciembre de 2009
E
l esperable romance entre la cultura YouTube y el reality show televisivo acaba de producir un vástago insospechado: el cine de terror donde el protagonista es la cámara. El primer gran resultado es Actividad paranormal, película que costó 10 mil dólares, lleva recaudados más de 100 millones y acaba de estrenarse en Buenos Aires. Dirigida por un programador de computadoras cuya experiencia en el mundo cinematográfico se limitaba a “ver la parte de extras en los dvd”, filmada en una semana y apadrinada por Steven Spielberg, este film espeluznante y novedoso se inserta en la tradición de ingenio, bajo presupuesto y sustos inolvidables que arranca con Halloween (1978, John Carpenter), sigue en El proyecto Blair witch (1999, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez) y se profundiza en Mar abierto (2003, Chris Kentis), todos clásicos de un género que parece haber abandonado a los monstruos de ocasión para concentrarse en dos vertientes muy diferenciadas. Por un lado, la imagina-
ción para explotar poquísimos recursos, el cruce con la tendencia contemporánea de exposición de la intimidad y la apelación a los miedos más primitivos; y por el otro, el llamado “terror sádico” de las series Saw (500 millones de dólares recaudados desde 2004) y Hostel, en las que los sociópatas humorísticos como Jason (Halloween) o Freddy Krüger (Pesadilla) les dejan su lugar a villanos de lo más desagradables y expertos en torturas. En el medio queda la huella japonesa, muy visible a partir de La llamada (Gore Verbinski, 2002) y sus secuelas. Actividad paranormal se estrenó en el horario nocturno de las salas universitarias de Estados Unidos, de ahí pasó a 30 cines durante un mes y poco tiempo más tarde explotó en recomendaciones globales vía Twitter, Facebook y YouTube. Por su parte, Saw VI, la última producción de la serie protagonizada por un asesino serial que obliga a sus víctimas a automutilarse, recibió la calificación ‘X’ en España, el primer país que restringe el estreno de una película de terror por
considerarla más próxima al cine pornográfico que al de terror para adolescentes. Se trata de dos maneras casi opuestas de generar miedo e impactar al espectador, alejadas una de otra en términos estéticos pero que tal vez resulten complementarias, sobre todo si se tiene en cuenta que muy probablemente ambas hunden sus raíces en ese indescifrable laberinto de la psique donde habitan las fobias ancestrales, el placer del morbo y el pánico a las sombras irreales que habitan la oscuridad. Actividad paranormal se ubica a mitad de camino entre el suspense y el terror, esa zona fronteriza y muy efectiva donde también surgió El proyecto Blair witch. Como la película de Myrick y Sánchez, este film también es un falso documental creado a golpe de cámara subjetiva, un método que también brilló en Cloverfield (2008, Matt Reeves) y, con algunas importantes variaciones, en Sector 9 (2009, Neil Blomkamp). El registro del documental aporta una verosimilitud inestable pero cierta, ya que la épo-