INFORMACION GENERAL
Domingo 17 de octubre de 2010
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NUEVA FISONOMIA EN EL CENTRO PORTEÑO
La calle Defensa cambió antigüedades por ropa de diseño
Afirman que los manteros desvirtuaron la feria Las quejas de vecinos y de comerciantes
Se instalaron varios locales de indumentaria que le dan a San Telmo un aire de Palermo Soho FRANCO VARISE LA NACION Allí donde había vidrieras con antigüedades, curiosidades y tesoros de otros tiempos, ahora hay ropa. Sí, ropa de diseño, ropa de colores, ropa para chicos, ropa para hombres, ropa nueva y ropa usada de “tienda americana”. La calle Defensa, la artería crítica del barrio de San Telmo, comenzó a trastocar su perfil radicalmente en los últimos meses. Los anticuarios comenzaron a migrar o a desaparecer por los altos alquileres de hasta 5000 dólares mensuales y, en su lugar, aparecieron los locales de indumentaria de marca, diseño y otras cadenas comerciales. “Para que San Telmo no se vuelva Palermo”, reza un stencil en una pared. Y algo de eso hay a simple vista, mientras uno recorre una de las calles empedradas más antiguas de la ciudad de Buenos Aires. La bohemia un tanto errática de otros tiempos mutó hacia un comercio “diseñado” especialmente para los turistas internacionales. Y como suele ocurrir en estos casos, los vecinos están divididos. “No entiendo para qué tanta ropa, ropa... Antes no había ni un local de esos y teníamos más turistas porque vienen acá a buscar otras cosas... Ya vamos a ver qué pasa con estos comercios”, sentenció Patricia Hale, anticuaria de San Telmo desde hace 21 años. Defensa parecería intentar, por momentos, arrebatarle el altar a la zona de Palermo Soho, aunque corre con la desventaja de ubicarse, según los desarrolladores inmobiliarios, en un perímetro demasiado céntrico. “Se está modernizando toda la calle Defensa... Para el barrio no es muy favorable, porque antes era más tradicional, que es, justamente, lo que le interesa ver al turista extranjero”, opinión Ariel Tanquía,
encargado de la mítica parrilla El Desnivel. A esta altura podría hablarse de una competencia entre la calle Serrano, en Palermo, y Defensa, Por ahora no hay ganadores; todo lo contrario, porque el desarrollo de San Telmo también transita vacuamente la misma senda que la zona de indumentaria de Palermo y, para algunos vecinos, hasta podría perder cierta identidad e interés. El patrimonio histórico también es un tema en juego. “Se suponía que sobre esta calle no podían habilitarse locales que no fueran de antigüedades y resulta que ahora hay locutorios, quioscos, supermercados chinos y tiendas de diseño”, agregó Hale. Carteles de venta y alquiler asaltan los ojos apenas uno levanta la visión un poco más allá del nivel de los adoquines. Allí surge, inevitable, la pregunta ¿la calle Defensa está en venta? “Está cambiando la fisonomía por el aumento de los alquileres y como los locales de ropa tienen una mayor rotación es más fácil instalarse y también irse”, comentó, algo escéptico al cambio, Juan Pablo Frola, otro anticuario que tiene su local sobre Defensa al 600. Otros tienen una visión algo más optimista. “Se están instalando marcas importantes y, en mi opinión, eso es muy bueno porque todas son de buen nivel”, dijo a su vez, Javier Roldán, uno de los dueños de Subastas Roldán, que posee un local en Defensa al 1000. “Cada día viene más gente a recorrer la calle y se encuentra con una variedad de cosas muy interesante; además las casas de antigüedades siguen estando”, agregó Roldán, que está a favor de la “evolución” de la calle Defensa. Pocos saben que esta zona es uno de los lugares en el mundo con mayor concentración de casas de antigüedades. Según Roldán, en
Los percheros con ropa se instalan en la calle Defensa; detrás, los manteros y sus productos dudosos FOTOS DE MARCELO GOMEZ Y GRACIELA CALABRESE
Javier Roldán, uno de los pocos anticuarios que acepta el cambio algún momento llegó a haber unas 400 locales de antigüedades en todo el barrio, un título que parece estar en retroceso. “Hay que amoldarse a la época”, expresó este anticuario que cuenta en su foja de servicios haber subastado 40.000 cuadros de artistas argentinos.
Caras nuevas “Me doy cuenta de que hay cierto prejuicio hacia las casas de ropa”, consideró Hernán, encargado que atiende un local en la calle Defen-
sa de... ropa. “Pero el público de San Telmo cambió bastante; hoy hay mucha gente joven que tiene un espíritu más palermitano. El turismo también es de otro perfil: son muchos extranjeros jóvenes que buscan diseño y ropa”, agregó. Con los cambios también llegaron las caras nuevas a esa zona del centro. Es que el boom inmobiliario y el alza de precios fue aprovechada por algunos habitantes tradicionales del citado, que decidieron sacar una buena diferencia
Locales en venta o alquiler e irse hacia otros pagos. “Se fue mucha gente y ahora hay más jóvenes que están de paso”, expresó Tanquía. Es que El Desnivel podría considerarse un laboratorio sociológico en San Telmo. El tema del valor de los alquileres, que antes estaban nominados en pesos y ahora figuran en dólares, también causó un efecto en el barrio, sobre todo, en Defensa. “Los precios de los alquileres son un tema aparte... ¡Se piensan que estamos en Manhattan!”, graficó.
Los manteros, esa nueva estirpe de comerciantes callejeros, también llegaron a la tradicional feria de los domingos en la calle Defensa. Este paseo de artesanos, uno de los más atractivos de la ciudad, quedó inmerso en una babel de venta de chucherías como ocurre también en la calle Florida. “Se están haciendo operativos intensivos los fines de semana con un refuerzo de inspectores. En promedio son 70 inspectores por fin de semana”, señaló un vocero del Ministerio de Espacio Público porteño ante la recurrente queja de los vecinos. La feria que antes ocupaba unas 20 cuadras, entre Humberto I y México, ahora, se extiende desde Brasil hasta casi la Plaza de Mayo. Y algunos “artesanos” hasta lograron el difícil arte de fabricar y diseñar cargadores de celulares... “Es un desastre; vivir hoy en la calle Defensa es imposible, por eso hay tantos carteles de venta: la gente se quiere ir”, dijo Silvia Vissari, la dueña de la tradicional pizzería Pirilo, uno de los últimos reductos típicos que quedan sobre esta calle empedrada. Silvia también vive sobre esta calle, con lo cual sabe de lo que habla. “No hay forma de controlar a los manteros –añadió–, porque cuando los sacan, vuelven; es imposible: despliegan todo sobre la vereda y les cierran el paso a los comercios que pagan sus impuestos”. “El tema de la feria de los domingos está muy denso. La gente que viene a comprar antigüedades, que es más sofisticada, se espanta. Además se ponen justo en frente a mi negocio y no los dejan pasar”, acotó el anticuario, Juan Pablo Frola. “Los manteros siempre te dicen lo mismo: que tienen que ganarse la vida. ¿Y nosotros? Pagamos los impuestos y esperamos los domingos para vender más, pero es un desastre”, dijo a su vez, Patricia Hale, comerciante de la zona. Ahora, temen que el “caos” de los domingos se instale todos los días.