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Sábado 14 de enero de 2012
ESTADOS UNIDOS
Jóvenes, mormones y con onda Lejos del estereotipo del misionero joven y pulcro, los que hoy abrazan esta religión pueden ser tan cancheros como cualquiera. O más todavía
Pero en cuanto a la ropa “con onda”, algunos mormones se enfrentan a desafíos únicos. Entre otras cosas, muchos usan ropa interior conocida como indumentaria del templo, que sirve para recordar las promesas a Dios. Se trata de dos piezas; la inferior, casta y larga hasta la rodilla, como boxers con tiradores, y una camiseta blanca.
Ropa y comportamiento
A la izquierda: Joy Monahan, surfista. Aquí: Elna Baker, escritora. Abajo: Kevin Fedderson, skater, y Francesco Perri, pelilargo. Todos mormones, sí NYT
N
UEVA YORK (The New York Times).– Con barba de tres días, camisa de franela y chupines negros, Brandon Flowers se ve como el líder hipster de su banda de rock, The Killers. Con canciones que hablan de ahogar penas en whisky o lo más sórdido de su ciudad, Las Vegas, Flowers vendió más de 15 millones de discos en todo el mundo. En el pasado habló sobre sus hábitos: beber, fumar y jugar blackjack. Pero en el emotivo video de cuatro minutos, una publicidad de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, subido a Internet, el cantante mira fijamente a cámara y dice: “Soy padre, soy marido y soy mormón.” Durante décadas, la imagen popular del estilo mormón fue la de pulcros jóvenes misioneros en bicicleta, con trajes oscuros, camisas blancas y corbatas negras angostas. Pero los límites del estilo mormón están en expansión. La campaña publicitaria I’m a mormon (Soy un mormón), con fuerte promoción en televisión, vía pública e Internet, busca anular los estereotipos mojigatos resaltando un grupo diverso de mormones con onda, incluyendo, aparte de Flowers, un fan de Harley
Davidson vestido de cuero, un skater con gorro de lana y una cantante de rythm & blues con la cabeza rapada. También en campus de universidades, calles y blogs sobre estilo se ve una nueva generación de mormones que adoptó una estética urbana que sigue la moda (anteojos chic/geek, marcas de diseñadores célebres y mucho vintage) y no estarían fuera de lugar en una fiesta en Bushwick, el nuevo barrio canchero de Brooklyn.
University, siguiendo el código de honor de esa universidad mormona.
Desafío para creativos
Credencial de oso
Pero hay límites. Según las instrucciones para vestirse del sitio oficial de la iglesia, los mormones no deben usar “shorts y faldas muy cortos”, “ropa ajustada” y “camisas o remeras que no lleguen a tapar el ombligo”. Deben “evitar los extremos en vestimenta, apariencia y peinados” y no “desfigurarse con tatuajes o piercings”. Estas restricciones pueden ser un desafío para los miembros de una clase creativa atraídos por un estilo chic bohemio y algo desaliñado. La barba puede ser un tema complicado. Común en líderes de la iglesia del siglo XIX, ahora se considera inadecuada tanto para los misioneros como para los estudiantes de Brigham Young
Cuando Britain Baker asistía a la BYU, tuvo que esforzarse bastante para que las autoridades lo dejaran usar barba, que le combinaba perfecta con sus remeras vintage y sus jeans arremangados. Generalmente, los estudiantes necesitan probar que su piel no puede ser afeitada porque eso les provoca granitos, por ejemplo. “Hay que afeitarse durante tres días, y entonces, aunque los granitos sigan, ofrecerán una afeitadora especial”, cuenta. La credencial de oso sólo se concede si esa afeitadora falla. Ya que no tenía problemas de piel, Baker le buscó otra vuelta: hace un año se inscribió para trabajar de extra en la película de un compañero que trataba
Gaturro Por Nik
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sobre la vida de Jesús. Durante cuatro meses, antes de graduarse, ostentó una de las raras barbas en el campus. Baker, de 24 años, ahora vive en Los Angeles y estudia medicina. Los fans de los tatuajes enfrentan obstáculos más difíciles. Los que los tienen prefieren ocultarlos, especialmente después de 2000, cuando Gordon B. Hinckley, entonces presidente de la iglesia, se pronunció en contra de los tatuajes diciendo que eran “grafitis sobre el templo del cuerpo”. Aun así, los mormones tatuados
se las ingeniaron para encontrarse y formar una especie de subcultura. “Me sorprendió la cantidad de tatuajes que vi en las duchas”, cuenta James Peterson, de 32 años, recordando su entrenamiento para misionero en Provo, Utah, a fines de los años 90. Por estos días, Peterson abrió Rogue Parlour, estudio de tatuajes en Tucson, Arizona. Aunque su familia condena su profesión, agregó un tatuaje en su brazo izquierdo: un panal de abejas, símbolo mormón del trabajo conjunto para el bien común. “Es una manera extraña de decir que aún amo la iglesia”, dice. Es raro que los mormones opinen sobre estilo. Esta religión de crecimiento rápido cuenta con más de seis millones de miembros en Estados Unidos, que, a la larga, tuvieron que equilibrar la tradición con el deseo de encajar en la cultura. No hace falta decir que innumerables mormones trabajan en moda, diseño, arte, música y cine, y se visten y actúan como cualquiera.
Video. Aquí, tres ejemplos de mormones cancheros, www.lanacion.com.ar/ diario-de-hoy/espectaculos
Los jeans elastizados y los maxivestidos no son tema de discusión, pero los tops y las minifaldas sí, explica Elna Baker, hermana de Britain Baker, que detalla sus forcejeos con la fe en un texto de 2009, El Baile de Halloween de los Mormones Regionales Solteros de Nueva York. Para cubrir la ropa interior, algunos mormones de Brooklyn adoptan un look retro-irónico, incluyendo vestidos estilo Mad Men, o una imagen como de secretaria de los años 80: blusas con volados, cuellos con lazo y faldas tubo de cintura alta. “Es un look muy Zooey Deschanel”, indica Baker, que abandonó la iglesia tras publicar su libro. Como escritora de Brooklyn, Baker, de 29 años, se encontró en el centro de una creciente subcultura mormona poblada de gente creativa que usa camisas rayadas, cardigans y anteojos con marcos de carey como parte del uniforme. Pero para algunos, lo preocupante no es qué ponerse para la fiesta, sino qué hacer ahí. Tomar alcohol está prohibido, según la Palabra de Sabiduría. Steven Puente, un asesor farmacológico, se sintió a menudo incómodo siendo la única persona en la sala que tomaba agua. “La pregunta constante es: Si logro sobrellevar el saludo inicial y la charla cotidiana, ¿van a comprender cómo vivo mi vida?” A veces, su sobriedad se percibe como una pose personal “con mucha onda”. “Siempre se imaginan: OK, él es misterioso y cool, debe estar en rehabilitación”, se ríe Puente, de 36 años. Pero como el alcohol fluye para todos los demás, se sigue inquietando. Se pregunta: “¿Cuánto más puede durar hasta que la conversación sea una locura?” Por eso, muchos mormones de Brooklyn tienden a hacer fiestas en sus casas. El único vicio a la vista es el azúcar, como una enorme extensión de postres.
Alex Williams Traducción de Nina Plez
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