Irreverente, novedosa y ácida

1 jun. 2008 - el anacronismo al armar una banda sonora con obras de Vivaldi, Haen- del, Lully, por supuesto, Francoeur,. Kreisler, Locomía, Lucienne ...
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Espectáculos

Página 8/Sección 4/LA NACION

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Domingo 1º de junio de 2008

TEATRO (En el mundo)

Por Pablo Gorlero



La escena austríaca. Aunque hoy la información de espectáculos que más se difunde de Austria es el programa de TV de Natasha, la chica que estuvo encerrada durante más de ocho años, el teatro de ese país estrena interesantes búsquedas y versiones. En el Burgtheater, de Viena, se acaba de estrenar la innovadora Die Rosenkriege (La guerra de las rosas). Es una transgresora puesta basada en la tetralogía de York, que se dio en llamar La guerra de las rosas y que integraban la tragedia Enrique VI junto con Ricardo III. Su nombre se debe a que los trágicos episodios que Shakespeare retrata están referidos a la guerra entre Lancaster y York, y ambos condados llevaban una rosa roja y otra blanca, respectivamente, que los identificaba. La puesta que diseñó Stephan Kinnig es una mezcla de épocas, con toques surrealistas y enfoques desopilantes, según la dramaturgia de Sebastián Huber. A su vez, el elenco está compuesto por un grupo de prestigiosos actores de la escena austríaca, encabezado por Dietmar Koenig.

propone llevar a su flamante esposa a vivir a la casa de sus padres. Y todo allí se les vuelve en contra. No sólo no tienen luna de miel, sino tampoco privacidad. Esta versión está representada por la compañía The New Group, dirigida por Scott Elliott. * * *

EFE



Dietmar Koenig, como el príncipe de Gales, en La guerra de las rosas

* * * ■

REUTERS

Más del teatro en Viena. A la mencionada anteriormente, se suma una nueva puesta en escena de Mein Kampf, la obra de Georges Tabori, que parodia a Adolf Hitler. Esta vez, la puesta está dirigida por Peter Wittenberg, uno de los niños rebeldes del teatro germano parlante. El elenco lo componen Florian Teichtmeister, Karl Markovics e Hilde Dalik, entre otros. Se estrenó en el teatro Josefstadt, el jueves pasado.

Florian Teichmeister encarna a Adolf Hitler en el Mein Kampf, de Tabori

* * * ■ Intimidad indo-británica. Se acaba de

Un grupo de actrices de ascendencia india, en Rafta Rafta, estrenada en el Off Broadway

AP

estrenar en el Off Broadway, una de las más llamativas obras del West End londinense de los últimos meses: Rafta, Rafta..., de Ayub Khan-Din. La pieza está centrada en la vida de una familia india trabajadora en Gran Bretaña. Luego de su fiesta de bodas, el novio

Los favoritos del público. Como suele ocurrir, no siempre el público coincide con los jurados de los premios. Ya se conocieron los ganadores de los Premios del Público 2008 y, contrariamente con los Tony, la más elegida fue El joven Frankenstein, que ganó en mejor musical, mejor actor (Roger Bart), mejor actor de reparto (Christopher Fitzgerald), mejor actriz de reparto (Megan Mullally) y mejor El joven dúo (Roger BartFrankenstein: Sutton Foster). Le favorita siguieron Spamalot, con tres premios, y La gata sobre el tejado de zinc caliente e In the Heights, con dos cada una. Sierra Boggess, de La Sirenita, ganó como revelación, y también hay premios a los mejores reemplazos.

C. FURMAN

Un elenco impecable, con matices acertados en las composiciones

Irreverente, novedosa y ácida Willy Landín juega con anacronismos y música en su versión de este Molière Muy buena

★★★★

Las mujeres sabias, de Molière. Intérpretes: Gimena Riestra, Verónica Pelaccini, Sebastián Suñé, Rita Terranova, Tony Lestingi, Luis Campos, María Luz Morteo, Graciela Araujo, Pacha Rosso, Hernán Boglione, José Márquez. Diseño y puesta de sonido: Juan Carlos Jiménez y Lucas Gómez Prioriello. Arreglos y dirección musical: César Tello. Coreografía: Miguel Angel Elías. Vestuario: Nidia Ponce. Iluminación: Miguel Morales y Willy Landín. Versión, escenografía y dirección: Willy Landín. Duración: 100 minutos. En el Teatro San Martín.

Molière es, y va a seguir siendo un clásico, más allá de la variedad de puestas con que se muestren sus obras, porque el valor de esos textos sigue encerrado en las mismas palabras del comediógrafo francés y esto es fundamental a la hora de juzgar una pieza. En 1672, Molière, envejecido y enfermo, escribe Las mujeres sabias, en el que recoge el tema de Las preciosas ridículas, a la que agrega su mirada crítica sobre la nueva moda de las damas de la corte: el afán de aparentar conocimientos sobre una ciencia de la que mucho presumen y nada entienden. Lo que en las “preciosas” era una farsa, se convierte en las “sabias” en una sátira; feroz, cruel y, al mismo tiempo, imparable. Una comedia que se presenta como un engranaje lleno de posibilidades

que permite profundizar sobre lo que el autor considera uno de los males de su tiempo: la hipocresía. Pero la pluma ácida de Molière, gracias a su genialidad, toma otras sendas por las que se revelan aspectos de la condición humana: celos, envidias, poder y ambición. De esta manera, expone la fragilidad de una sociedad en la que la apariencia, ayer como hoy, sigue siendo uno de sus fundamentos. Y para hacerlo, el autor se divierte con sus personajes y juega con ellos.

Un clásico en juego Precisamente, el juego es el punto de partida de Willy Landín, que se propone con su puesta y con su propia versión del texto no sólo divertir, sino también sorprender con los anacronismos que incorpora para subrayar, con algunos toques de actualidad, esa categoría de clásico que tiene la obra de Molière. Pasar a detallar cada uno de los recursos que utiliza el puestista sería anular el efecto sorpresa que tienen. Se permite, en una jugada brillante de creatividad, disponer de todas las facilidades que le ofrece la sala Martín Coronado para armar una arquitectura que resulta efectiva para la pieza y muy atractiva visualmente, con la inclusión de un fantástico desfile de moda y de algunos gags audiovisuales. Claro que no se puede omitir su trayectoria como réggiseur, que se vislumbra en la concepción operística que le

imprimió a la puesta. Y esto incluye la incorporación de música, canto y danza, en la que también juega con el anacronismo al armar una banda sonora con obras de Vivaldi, Haendel, Lully, por supuesto, Francoeur, Kreisler, Locomía, Lucienne Boyer, pero también con el aria “Sempre libera”, de La traviata; “La meditación de Thays”, de Massenet, un tango. En fin, una mezcla que podría no tener sentido, a menos que esté justificada en la gramática escénica general. Y en este caso lo está. En el resultado mucho tiene que ver, por supuesto, la actuación y en este rubro Graciela Araujo compone una criatura impecable en la que se perciben todas las características de “la mujer sabia” por esnobismo y sorda a la razón. De la misma manera que Rita Terranova, quien despliega fantasía y sensualidad para llevar al extremo ridículo a su necio personaje. En fin, todos, con diferentes matices, están muy acertados en la composición de sus caracteres. La nota sorpresiva la dio Gimena Riestra, quien cerró el espectáculo interpretando, con una muy linda voz, un tema de la cantante francesa Lucienne Boyer. Esta versión podrá resultar arbitraria, por momentos irreverente, pero sin lugar a dudas es una puesta novedosa que no empaña la palabra inmortal de Molière.

Susana Freire