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Innovación. Negociaciones internacionales. Cambio climático. Recursos naturales. Agujero de ozono. Agua. Residuos. Algunos de los temas más apremiantes de la agenda medioambiental, en la voz de cinco expertos.
Por María del Pilar Assefh
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Alfredo Zolezzi
Raúl Estrada Pablo Canziani Oyuela
Director del Advanced Innovation Center (AIC)
Exrepresentante Especial para Negociaciones Ambientales Internacionales de la Cancillería Argentina (2000-2007) y exdirector General de la Unidad Medio Ambiente de la Cancillería Argentina (1991-1994). Presidió las negociaciones del Protocolo de Kyoto (1995-1997).
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Ruth Mathews
Investigador Principal Directora Ejecutiva del CONICET y de Water director del Equipo Footprint Network Interdisciplinario para el Estudio de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global
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Favio Chávez Director de la Orquesta de Instrumentos Reciclados Cateura
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esarrolló un modelo de innovación, pero no se consideraba un experto, hasta que su propio modelo lo convirtió en uno. Se atrevió a conectar ciencia avanzada con pobreza y a demostrar que el desarrollo tecnológico puede solucionar los problemas de la humanidad, a través de la creación de un sistema –el Plasma Water Sanitation System– que potabiliza agua en milisegundos, pero no es científico. Está al frente de una empresa, Advanced Innovation Center (AIC, para cuya creación los Estados Unidos le cedió tecnología de la NASA), que fue incluida entre las 100 más influyentes del mundo por el World Finance 100, pero no estudió en ninguna escuela de negocios. Su nombre es Alfredo Zolezzi y es un diseñador industrial chileno que, con su “innovación con sentido”, está revolucionando, y cambiando, al mundo.
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¿Cómo funciona el Plasma Water Sanitation System?
La belleza de la solución es lo simple que es. Solamente aceleramos el flujo de agua contaminada a través de una toma hidráulica. Cuando está acelerando, dentro de la cámara, se produce vacío y, cuando a ese flujo de agua acelerada en vacío le hago una carga eléctrica, se inicia plasma. Así de simple. Al salir por el otro extremo, el agua deja de ser plasma, porque ya no le formo campo eléctrico ni la estoy acelerando. Esa es una diferencia importante: no es que nosotros le apliquemos agua al plasma, convertimos el agua en plasma. ¿Cuánto tiempo lleva el proceso?
El agua va pasando en flujo continuo y está en la cámara 25 milisegundos. Son 4 litros por minuto, más o menos, lo que estamos usando hoy. Eso permite producir, dependiendo del tamaño de la unidad, entre 8000 y 10.000 litros al día, que son suficientes para 20 a 50 familias. Por su caudal, ¿está pensando para uso doméstico o comunitario?
“¿De qué sirven tantas mentes brillantes y tanta tecnología si todavía tenemos niños muriendo cada 21 segundos por falta de agua?”.
En una oportunidad, conversando con una organización de la India, yo les explicaba los esfuerzos que estaba haciendo para hacer crecer el caudal y me dijeron: “Si tú llevas un caudal muy grande, el equipo va a ser muy grande, y la gente va a ir a él. Eso genera problemas. Tú tienes que hacer una solución distribuida. La cifra mágica es no más de 2500 a 5000 litros por día”. E hice eso, así que eso es lo que tenemos. Pero estamos en desarrollo de una unidad pequeñita que pueda funcionar para una familia y cuya bomba sea muy chica (porque la energía la gasta la bomba, no el plasma) y pueda ser alimentada con un panel solar. Eso viene en camino. Se podría decir que es una revolución.
Sí. Pero a mí me gusta correr y las maratones se empiezan por el primer paso. Muchos maratonistas empiezan a correr como si estuvieran terminando y a los 10 minutos caen. Yo quiero llegar a la meta, que está definida como poner la tecnología a disposición de quienes más la necesiten, y, para eso, necesito ser super disciplinado. Tengo que ir paso a paso. ¿Cómo es el paso a paso?
Esto debe ser un negocio. Yo quiero demostrar que esto puede ser, como salió en un diario estadounidense, un multi million business. Yo quiero que lo sea, pero de una forma distinta. Entonces, tengo que demostrar que va a ser rentable, que se puede ganar plata llevando la tecnología primero a los pobres. Puedo demostrar que esto aumenta la eficacia de fondos que se malgastan porque no generan impacto. Entonces, el paso a paso significa ir armonizando esos distintos factores. Por una parte, porque quiero cambiar los modelos,
pero, por otra, porque tengo que hacerme sustentable. Si yo espero que esto actúe en las leyes del mercado, no va a ocurrir. Me debo preocupar por contar con un sistema que asegure una tasa de adopción de la tecnología. Para ello, debo activar demanda por el producto. Cuando haya activado demanda y pueda demostrar que esa tasa de adopción está generando un impacto que nadie conoce, el impacto habla por mí y esto se va a transformar en un multi million business. Sería intentar revertir la lógica actual.
Es que el mercado requiere también soluciones distintas, porque ninguna empresa se va a comportar en el futuro como se está comportando hoy. La performance de ninguna va a ser la misma si no le presta atención a estos problemas. Hoy, es una cosa forzada, lo están haciendo por obligación. Pero la buena noticia es que tú vas a las empresas y te encuentras con personas que también quieren cambiar. Entonces, no estamos forzando las estructuras, porque estas están formadas por personas igual que nosotros, y hemos encontrado, en muchas empresas, gran receptividad y eso es super importante. Se produce una sinergia muy impresionante. Suele decir que toda persona es capaz de innovar. ¿Por qué?
Primero, porque nunca antes la humanidad tuvo tanto conocimiento disponible. Antes, tenías que buscar a alguien que supiera de algo, pero, hoy, está todo ahí. Además, estamos interconectados: si tú estás haciendo algo, puedes meterte en foros y, de repente, encuentras a una persona que está
El hombre que está potabilizando el agua
Interview Alfredo Zolezzi Director del Advanced Innovation Center (AIC)
haciendo lo mismo y cuya debilidad es, quizás, tu fortaleza, y su fortaleza, tu debilidad; son personas que no tendrían cómo haberse conocido. Hoy, todas esas cosas ocurren de forma mágica, todos los días. Entonces, solamente necesitas entender que tú puedes transformarte en agente de cambio de tu propia realidad. A mí no me gusta lo que estoy viendo, no me gusta lo que estoy haciendo, no estoy conforme con mi vida, ¿puedo hacer algo? A lo menos, puedes intentarlo y eso es algo propio de los tiempos. Cada uno de nosotros puede innovar. Sin duda. Y se está viendo. Otro concepto que suele mencionar es que la innovación no tiene que ser incremental sino disruptiva. ¿Qué implica eso?
Una persona que hace autos, por ejemplo, va a preocuparse porque su vehículo sea un poco más liviano, barato o seguro. Eso es lo incremental. Requiere desarrollo y viene de años antes. Ahora el auto es eficiente y contamina menos, está todo perfecto, pero lo disruptivo sería algo que realmente agregue valor. Por ejemplo: ¿qué pasaría si los amortiguadores generaran energía a través de campos magnéticos? Son otras cosas. Hoy, la solución a los grandes problemas no es estándar, es out of the box o disruptiva. Con eso, podemos avanzar. Nuestro modelo busca generar tecnología disruptiva, porque, si no lo es, no menos va a ser aplicable. No hacemos innovación por innovación, hacemos innovación aplicada. Y, además, con triple impacto. No hacemos innovación si no es social, ambiental y económica.
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rgentina no tiene política ambiental”, dijo Raúl Estrada Oyuela en 2007. La frase le valió su cargo de representante Especial para Negociaciones Ambientales Internacionales de la Cancillería, pero la situación no cambió y, hoy, ocho años más tarde, no duda en reafirmarla. Es por eso que se erige casi como una paradoja que, en un 2015 en que se esperan definiciones internacionales respecto a la lucha contra el cambio climático particularmente, en la 21ª Conferencia de la Partes (COP21), que se realizará a fin de año en París-, sea la voz de un argentino, este argentino, Estrada Oyuela, una de las más relevantes a tener en cuenta para descifrar los entretelones de lo que está sucediendo. Se trata, después de todo, de quien presidió las negociaciones del Protocolo de Kyoto, único acuerdo vinculante en más de 20 años de conversaciones a nivel global. Junto a él, un repaso de la evolución de estas discusiones y el porqué de los pronósticos poco auspiciosos que anticipa para París.
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¿Cuál es el estado de las negociaciones internacionales?
Estamos donde estábamos al comienzo de la negociación, en 1990: ningún gobierno quiere asumir un compromiso y prefiere que los asuman los demás. Esto es por muchas razones, sobre todo, económicas. Las medidas para mitigar y adaptarse al cambio climático tienen consecuencias económicas en los sistemas de producción y en los hábitos de consumo y, por ende, afectan la competitividad de los productos de los países.
Interview Raúl Estrada Oyuela Exrepresentante Especial para Negociaciones Ambientales Internacionales de la Cancillería Argentina (2000-2007) y exdirector General de la Unidad Medio Ambiente de la Cancillería Argentina (1991-1994). Presidió las negociaciones del Protocolo de Kyoto (1995-1997).
Pronósticos poco favorables para París
Copenhague no solo no funciona: la gente se va peleada. Fue un desastre completo, al punto que, a pesar de que el Presidente de la COP era de Dinamarca, se le pide a México, que iba a ser el futuro presidente, que trate de arreglar las cosas para la próxima conferencia. Y los mexicanos lo hacen bastante bien, en el sentido de que la gente se vuelve a amigar. Y se va avanzando, pero no se consigue salir bien. Hay una reunión en Durban, donde se aprueba la Plataforma de Durban, que no quiere decir nada, y de ahí se viene arrastrando un ejercicio que lleva, ahora, el grupo Ad Hoc. En diciembre de 2014, hubo una reunión en Lima, donde se produjo un gran documento, de 90 páginas, que es imposible como documento para negociar. Después, hubo otra en Ginebra, que tampoco consigue avanzar mucho. En la reunión de junio pasado, en Bonn, se les pide a los co-presidentes de este grupo [el norteamericano Dan Reifsnyder y el argelino Ahmed Djoghlaf] que preparen un nuevo documento. Este [publicado el 24 de julio] es una obra de gatopardismo sensacional. El ejercicio tiende a que parezca que las cosas cambian sin que nada haya cambiado. ¿Por qué?
La clave está en una sigla: INDC, Intended Nationally Determined Contributions. ¿Qué quiere decir? No lo sabe nadie. Ha habido varios ejercicios para definir su naturaleza jurídica y no se han conseguido soluciones. Se ha dicho que se va a definir después de terminar el ejercicio. Pero la clave del ejercicio es esto, que los países tienen que proponer sus INDCs. Al ser “No se puede intended, no quiere decir que hay seguir en la una decisión de hacerlo. Es decir, incercia no es compromiso, ni siquiera es gratuitamente, promesa. Como si esto fuera porque nos poco, Reifsnyder y Djoghlaf dicen perjudica a todos”. que los INDCs no van a estar en el tratado, sino en una resolución “Aunque parezca adjunta, porque los INDCs no tiementira, a los nen la misma duración. Entonpaíses les ces, ¿qué es? Es una acumulación avergüenza no de lo que cada uno ya tiene, cumplir las cosas”. que se presenta como si fuera una cosa nueva.
¿Cuál es la diferencia entre entonces y ahora?
En este contexto, ¿qué se puede esperar para París?
Ahora, la situación mundial no es favorable. Cuando empezamos, en los ’90, el clima era muy distinto. Estábamos en la expectativa de lo que algún autor llamó “el fin de las ideologías”. Había caído el Muro de Berlín, se había terminado la Guerra Fría. Se podía considerar que iba a haber más recursos disponibles, tanto humanos como materiales, para hacer cosas que nos sirvieran a todos, particularmente, actuar en los temas ambientales y del clima. Esto cambió. En 2008, la crisis, financiera primero, económica después, se planteó en términos que todavía no se han resuelto. Entonces, la disposición a hacer esfuerzos materiales está mucho más reducida.
Poco. Lo que hay que esperar es que sea otra reunión amable, que la gente no se pelee. Lo que yo no haría es precipitar una evidencia del fracaso como ocurrió en Copenhague. Eso sería tremendo y no hay que hacerlo.
¿En qué se está trabajando ahora?
Muchos tienen expectativas, precisamente, por el acercamiento que hubo entre China y Estados Unidos.
En 2004, justo cuando entraba en vigor el Protocolo de Kyoto, hubo una conferencia en Buenos Aires. Ahí, la delegación argentina consiguió que se iniciara un ejercicio distinto, de cooperación entre todos, paralelo al Protocolo, que incorporaba a los Estados Unidos [que no lo había ratificado]. Empezó de una manera muy modesta. En 2005, en la conferencia que se hizo en Canadá, se empujó y formalizó un poco más. En 2007, se llega a Bali y ahí, me parece, se produce un desborde, porque hay un exceso de optimismo. Entonces, se hace un árbol de Navidad, al que le cuelgan todos los juguetes que la gente quería. Y eso no funciona así, hay que avanzar de a poco, y se ve que no funciona en 2009, en Copenhague.
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¿Copenhague realmente fue tan dramático como se lo describe?
¿Es concebible un acuerdo?
En este momento, me parece muy difícil. Ojalá hubiera. Pero me parece muy difícil porque hay una clave que es los Estados Unidos y otra que es China. Los Estados Unidos tiene a su Senado, que no le aprueba nada, y China se apega a la calificación de países en desarrollo y países desarrollados que se hizo en 1990. Esa calificación ya no rige, no tiene vigor. Los chinos y los estadounidenses siempre han hablado. Además, están de acuerdo. Lo que pasa es que los chinos van, dicen una cosa en un lugar y lo contrario en otro. El documento de los INDCs viene, justamente, del documento que firman conjuntamente los dos presidentes en 2009. ¿Cuál es la posición argentina en las negociaciones?
Hubo un momento en que a Di Tella se lo criticaba porque le hacía seguidismo a Brasil: lo que hacía Brasil, lo seguía Di Tella. Bueno, ahora le estamos haciendo seguidismo a Venezuela. ¿Incluso con los temas de clima?
Sobre todo con los temas de clima. Y eso es no tener ni idea de lo que pasa.
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rítica. Así califica Pablo Canziani, investigador Principal del CONICET y director del Equipo Interdisciplinario para el Estudio de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global, a la situación ambiental argentina. Las razones del diagnóstico y los desafíos por venir, de la mano de este especialista que apunta: “Una necesidad urgente es adoptar una posición que preserve el patrimonio ambiental nacional que, en un país cuya economía en más de un 80 por ciento, si combinamos agricultura y turismo, depende de la naturaleza, evidentemente es un aspecto fundamental de su desarrollo”.
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¿Cuál es la situación ambiental argentina actual?
En este momento es crítica, porque tenemos distintos procesos de degradación. Desde situaciones complejas con el tema de la basura, tanto en grandes ciudades como en chicas y pueblos, donde no hay un adecuado manejo, salvo en contadas excepciones; hasta el problema de la contaminación de agua, no solo, por ejemplo, en el Riachuelo, sino, también, en todos los ríos de la Pampa Húmeda por el uso de agroquímicos y contaminación con nitrógeno. Más del 30 por ciento del territorio nacional cuenta con algún grado de degradación o desertificación de suelos y tenemos un grave problema de deforestación, por ejemplo, en Chaco y Misiones, donde lo que queda de la Selva Paranaense es ínfimo, por lo que tenemos un problema de biodiversidad. Por otra parte, somos el país más cercano al agujero de ozono, el único problema que está en vías de “Hay nichos para solución a nivel internacional. Y explorar, pero se el del cambio climático. O sea, estanecesita un mos en una situación compleja. ¿Cuál es su impresión de las leyes que se han sancionado?
compromiso del sector empresarial y de gobierno. La capacidad científica está. El tema es el cambio de mentalidad en los tomadores de decisión”.
Tenemos leyes buenas. La ley General de Ordenamiento, en principio, lo es. También las de Bosques y Glaciares. Son reconocidas internacionalmente como leyes muy modernas. Sin embargo, nos falla la implementación, porque no hay decisión política ni judicial de hacerlas respetar. Si uno analiza lo que pasa en provincias como Salta o Córdoba, donde se ha llevado la interpretación de la ley a su desvirtuación, vemos que no hay ningún sector judicial que quiera poner límites a eso. Estamos complicados. Por ejemplo, el tema de los corredores de biodiversidad se respeta a la letra, pero no en espíritu, entonces, se hacen corredores de biodiversidad que no cumplen con su función, porque son demasiado angostos o chicos. Se viola el espíritu de la ley de Bosques para la deforestación en algunas provincias. El ejecutor de la ley es el gobierno provincial, porque, por la Constitución del ’94, las provincias son soberanas en materia ambiental y el Estado Nacional lo único que puede dictar es la ley de Presupuestos Mínimos que deben cumplir –de ahí para arriba pueden mejorar, para abajo, no–, pero tampoco cumplen los presupuestos mínimos acordados en el Congreso. Entonces, es una situación muy crítica. Y tampoco hay avances concretos en materia de adaptación y mitigación para el cambio climático. ¿Hay algún ejemplo que escape a esta regla?
Sé que la Argentina ha trabajado bastante bien en materia de desertificación. También, en su momento, se cumplió bien con los requerimientos del Protocolo de Montreal y sus enmiendas. Son cosas puntuales, concretas, pero falta mucho. Por ejemplo, lo que se hizo bien dentro del Plan de Acción Nacional de lucha contra la desertificación solo alcanza al 3 por ciento de las áreas desertificadas. Es decir, se trabaja bien, pero no se
logra avanzar en todo lo que hay que hacer. Hay objetivos concretos, gente en distintos niveles de gobierno que quiere hacer las cosas bien, pero no está la decisión política ni la financiación adecuada para llevarlas adelante. Esta es una gestión que no viene solamente de este gobierno sino de varios turnos de administración nacional y provincial. ¿Qué se requiere para que cambie la situación?
En mi opinión, para que cambien las cosas, en la Argentina tiene que haber más investigación en el tema ambiental, que no es un área que haya tenido una fuerte financiación en el sistema científico. Faltan recuperar todas las redes de monitoreo ambiental que fueron desmanteladas desde hace décadas. Se están haciendo intentos, por ejemplo, por empezar a recuperar la red meteorológica del servicio nacional, y las hidrológicas, entre otras. Eso es fundamental para tener información y poder trabajar no solo en investigación, sino también en implementación de políticas. Asimismo, necesitamos una mayor conciencia ambiental social. Por más que tengamos buenas leyes, si no hay un apoyo de la sociedad entendiendo que el problema ambiental no es un problema ambiental sino socio-ambiental, y que se resuelve simultáneamente la cuestión social y la ambiental, no vamos a tener solución. Por otra parte, también está el problema, en la Argentina y en muchos países en vías de desarrollo, de que se piensa que primero hay que desarrollarse y después ocuparse del ambiente, cuando, en realidad, ocuparse del ambiente puede ser una importante
Ocuparse del ambiente, una oportunidad de desarrollo
Interview Pablo Canziani Investigador Principal del CONICET y director del Equipo Interdisciplinario para el Estudio de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global
oportunidad para generar cadenas de valor diferenciadas o únicas en el mundo. Es decir, mitigación y desarrollo no van a contramano.
No. De hecho, se puede ahorrar plata haciendo las dos cosas juntas, así como obtener un beneficio económico. El tema es, muchas veces, que hay clichés que se establecen que son difíciles de cambiar en la sociedad. Además, se requiere una mayor interacción entre la empresa y el sistema científico. Con una mentalidad que sea de innovación, porque el problema es que, muchas veces, queremos crecer copiando modelos de desarrollo o paradigmas que no sirven. Haciendo referencia a un tema que mencionó al inicio, ¿cuál es el efecto que la cercanía al agujero de ozono tiene en la Argentina?
Chile y la Argentina son los dos países más cercanos. De hecho, son los dos únicos territorios habitados por los que el agujero de ozono, en primavera, periódicamente pasa por encima. En latitudes medias, como la Patagonia, hemos tenido un significativo descenso de la capa de ozono y un aumento de la radiación UV. Eso ya está estabilizado; esto es, en los últimos 10 años, no ha empeorado. Lo que se está viendo ahora es que buena parte de los cambios climáticos ya observados en el hemisferio sur, en verano sobre todo, están causados por el agujero de ozono. O sea, hemos tenido un efecto adicional de cambio climático forzado por los problemas de la estratósfera. ¿De cuánto es, más o menos, ese efecto adicional?
Por lo menos de un 50 por ciento más por este problema.
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i se tratara de una carrera, habría que decir que la huella de carbono ha relegado a la huella hídrica a un distante segundo lugar. Contando con menos popularidad y siendo foco de menos debates internacionales, esta parece haber sido dotada con un campo de influencia más reducido. Pero, ¿por qué? De acuerdo a Ruth Mathews, directora Ejecutiva de Water Footprint Network, parte de ese posicionamiento responde a que la problemática del agua es vislumbrada como una preocupación que debe ser local y abordada localmente, mientras que la de las emisiones de gases de efecto invernadero se erige como universal. En esta entrevista, la ejecutiva, con sede en Holanda, enumera las razones por las que esta es una consideración errónea y la importancia que la huella hídrica tiene para la economía global.
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¿Qué es la huella hídrica?
La huella hídrica es la medida de la presión que nuestras actividades ejercen sobre el agua dulce. Es decir, es la cantidad de agua que consumimos (esto es, sacamos y no regresamos al ciclo del recurso) o que necesitamos para asimilar los contaminantes que ponemos fuera, de manera de mantener la calidad del agua en un nivel que sea útil para nosotros. ¿Cómo se compara la huella hídrica con la de carbono?
La huella de carbono podría ser pensada de la misma manera, si se la piensa como una medida de cómo las emisiones de
Interview Ruth Mathews Directora Ejecutiva de Water Footprint Network
Trazando la ruta hídrica y su impacto internacional gases de efecto invernadero pueden irradiar una fuerza en nuestra atmósfera. La mayoría de las personas piensan en la huella de carbono como el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero, si uno dice que está poniendo una tonelada de carbono en la atmósfera, ¿tiene idea, esa persona, de cómo luce una tonelada de carbono? No. Entonces, tuvieron que crear una métrica que fuera significativa para las personas y que pudiera ser útil en la educación y la concientización. Así, lo que hicieron fue convertir todas las emisiones en una figura de cuánto están contribuyendo a los cambios en la atmósfera. Se habla mucho sobre la huella de carbono, pero no sucede lo mismo con la hídrica. ¿Por qué?
Parte , yo creo, se debe a que, en muchos casos, el agua es vista como un problema local. Esto es, se la ve como el problema de un lugar en particular que debe ser resuelto por el gobierno de ese lugar. En cambio, la huella de carbono es un problema de todos. Es una diferencia que tiene que ver con a quién se considera responsable del problema y cómo uno va a estar impactado por él. Pero lo que la huella hídrica está tratando de mostrar es que sí es un problema global. Puede haber problemas locales con ella primero, por supuesto, porque si hay escasez de agua en un lugar determinado, esta es sentida fuertemente por las personas que están ahí. Pero, como vivimos en una sociedad que tiene tanto intercambio de productos de un país a otro e, incluso, dentro de un mismo país, eso
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significa que hay un problema global que resulta de ese impacto que está sucediendo en un lugar específico. Es decir, la experiencia de lo local es cierta, hasta que llegamos al punto en que, por ejemplo, en la India, el problema es tan crítico que ya no pueden seguir produciendo un insumo del que nosotros dependemos, o que el Gobierno tiene que poner regulaciones y el precio sube de repente porque hay menos oferta. Entonces, sí nos impacta. El problema local se vuelve global. ¿Cómo puede trasladarse esto a las empresas?
A las compañías nos gusta ayudarlas a entender dónde está su dependencia hídrica y los riesgos que implica. Es decir, si son dependientes de un insumo en particular, por ejemplo, si hacen ropa y necesitan algodón, entonces, tienen una dependencia hídrica en la cadena de suministro del algodón. Así, la huella las ayuda a entender dónde está su dependencia hídrica. Luego, podemos mapearla geográficamente, para analizar si, en esos lugares, el agua está siendo gestionada de forma sustentable o no. Si no está siendo gestionada sustentablemente, entonces, hay un riesgo del negocio relacionado con este recurso que, en algún momento a futuro, puede implicar que no esté disponible cuando lo necesiten o al precio al que están acostumbrados. Se trata de vincular las actividades del negocio que requieren un aporte de agua -ya sea en sus relaciones o cadenas de suministro- con el lugar en donde están, viendo a dónde verdaderamente llega su huella hídrica, y utilizar esa información para ayudar a las compañías a entender cuáles deberían ser sus preocupaciones y en qué deberían estar trabajando en este momento.
“Del mismo modo en que Internet nos une con la información y el conocimiento, la economía global nos está mirando a través del agua para unirnos, para conectarnos”.
¿Una lógica similar podría aplicarse a los gobiernos?
Para los gobiernos hay un complemento de diferentes cosas. Una es cómo la huella hídrica puede contribuir en la gestión del agua y cómo, lo que se produce con ella, beneficia a la economía, generando empleo e ingresos. Pero, también, es analizar qué tipo de impacto poseen esas actividades en la sostenibilidad de los recursos hídricos en sí mismos. En este sentido, hay una dependencia hídrica dentro de los gobiernos, naciones e, incluso, provincias, en términos de ser capaces de suministrar agua, alimentos, servicios y otros bienes a las personas que viven allí, ya sea a partir de los recursos con los que cuenta o importándolos de otros lugares. Por ejemplo, a mí, como europea, me gusta mucho la carne argentina. En consecuencia, hay un vínculo entre mi consumo de esa carne y la dependencia de recursos hídricos en la Argentina, para que sea capaz de apoyar esa producción. Pero, además, está el interrogante de cómo mi consumo de esa carne está contribuyendo al uso sostenible o insostenible de dichos recursos. La responsabilidad, entonces, ya no está solo sujeta al lugar donde una persona vive o lo que hace, sino, también, a lo que consume.
Sí. Es una nueva manera de mirar al problema de la gestión sostenible del agua. Como dije, el enfoque más clásico es pensarlo como un asunto local, con impacto local, que debe ser resuelto localmente. Si no tuviéramos el comercio internacional que tenemos, eso sería cierto: si te tocara vivir en un lugar donde no hay agua, tendrías que vivir con muy poca, o si lo hicieras en uno que tiene mucha agua, podrías ser derrochador con ella y no impactarías a nadie más. Me gusta pensarlo como Internet. Del mismo modo en que esta nos une, como nunca antes, con la información y el conocimiento de las cosas que suceden, la economía global nos está mirando a través del agua para unirnos, para conectarnos.
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veces lo imposible es el límite que nos ponemos a nosotros mismos”. Parece difícil encontrar palabras que describan más adecuadamente a Favio Chávez que las que él mismo utiliza para comenzar esta entrevista. Con solo 39 años, este técnico ambiental paraguayo logró lo que pocos se atreven a soñar: convertir basura en arte y armar una orquesta, que hoy dirige, con niños y jóvenes de bajos recursos. Todo comenzó en 2006, cuando Chávez fue contratado para un proyecto que buscaba implementar un servicio de recolección selectiva en tres barrios de Asunción, Paraguay. Esta función lo llevó al vertedero Cateura para capacitar a los recicladores. La música, a la que se entregó desde pequeño, siempre estuvo también junto a él. Y ambas pasiones se encontraron allí, al preguntarle a los recicladores si podía enseñarles música a sus hijos. “Y fue así que comencé, al lado del vertedero, bajo una carpa de hule, enseñando música”, relata. En un principio, los instrumentos, muchos prestados, los llevaba él. Pero, luego, inspirado en Les Luthiers, comenzó a experimentar con diversos materiales que encontraba en el vertedero, probando qué tipo de instrumentos podía crear con ellos. “Me acuerdo muy bien, el primero fue un violín, que era más didáctico que otra cosa”, rememora. Con la basura rescatada como materia prima, hoy, la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura tiene reconocimiento internacional y recorre los escenarios más respetados del mundillo artístico. En la actualidad, toca “Fuentes de tres veces por semana en Paraguay información, y, en promedio, una o dos veces abundan. por mes en el exterior. Incluso, fue Los niños y los telonera de Metallica en su última jóvenes las tienen gira latinoamericana. “Creo que en el celular. la orquesta manifiesta que una Pero, fuentes oportunidad bien dada en el de formación, momento adecuado puede geneescasean. rar muchísimas cosas”, no duda La música tiene en afirmar Chávez, el protagoese poder”. nista de un relato inspirador. Aquí, su historia.
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¿Cuánto tardaron, más o menos, entre que empezaron a probar y dieron con los instrumentos?
Desde 2006, seguimos probando hasta ahora. Vamos mejorando cada vez. El problema es que irse al vertedero no es irse al supermercado, uno no sabe lo que la gente va a tirar. Pero, como modelo, ha quedado y, seguramente, muchas otras personas, a partir de esta experiencia, puedan crear otros instrumentos más. Nosotros no perseguimos la perfección musical. Creemos que la música no tiene por qué ser patrimonio solo de los músicos. Un niño tocando con un instrumento de basura, aunque sea de manera breve, desafinada, adquiere muchos más valores y formación para su vida que escuchando el mejor disco de la mejor orquesta del mundo. Porque la música tiene un poder especial en la formación, tiene mucho de sensibilidad, que es lo que falta a los niños y jóvenes de hoy. Necesariamente uno tiene que dedicarse porque el instrumento no miente. Si uno quiere que suene, tiene que dedicarse sí o sí. ¿Cómo fue el comienzo?
El inicio fue muy cuesta arriba. Inclusive, luchaba contra los padres a veces. En plenas clases de música, venía una mamá, la agarraba a la niña y se la llevaba. La clase no era prioridad. Hoy eso es impensable. Cuando los niños van a estudiar música, es sagrado. Se ha impuesto esto de aprender. La idea fue justamente eso y lo más difícil ya se logró. Los que vienen ahora, ya tienen esa consigna. Cuando el grupo empezó, eran 10. De esos primeros, una sola niña quedó. Pero la persisten-
cia de esa niña, durante el tiempo, hizo que otros vinieran y, hoy, son 200. ¿Cómo surgió la idea de formar la orquesta?
Formar la orquesta como tal fue mi idea. Comencé a acudir a mucha gente y a investigar, al tiempo que los chicos avanzaban en su aprovechamiento musical. Empecé a hacer pequeños arreglos orquestales para que sonaran con esos instrumentos. Comencé a ver, en cada instrumento, dónde estaba esa porción de notas que sonaba mejor. Fui probando hasta que fue funcionando. El primer concierto que hicimos fue en 2008, dos años después, con un grupo muy pequeño. ¿Cuándo empezó el despegue del proyecto?
Dicen que la suerte es la coincidencia entre la oportunidad y la preparación. Nosotros tuvimos suerte. Un grupo de cineastas, que se enteró de nuestra experiencia, fue al vertedero y comenzó a grabar un documental. Volvieron dos meses después y encontraron que, de los 10 niños, había 30, más instrumentos y ya funcionaba la orquesta. Entonces, cambiaron todo el rollo y comenzaron a filmar un documental de 90 minutos. Lanzaron el trailer en diciembre de 2012 y comenzó a correr. Tuvo tanto impacto que mucha gente comenzó a ubicarnos y a acercarnos invitaciones, propuestas, de todo. Ahí hubo un despegue enorme. Muchas cosas pasaron a toda velocidad. ¿Cómo fue la primera experiencia de llevar a los chicos al exterior?
Mucho compromiso y demasiadas situaciones por resolver. En este tipo de comunidades, cuando los niños no están a la luz,
Reciclando sueños y haciendo arte de la basura
Interview Favio Chávez Director de la Orquesta de Instrumentos Reciclados Cateura
sino en la oscuridad, anónimos, todos los problemas saltan cuando planteas una situación diferente a su contexto: no tenían documentos, el papá que está con él no es su papá... Tuvimos que hacer certificados de nacimiento para todos, cédulas de identidad, pasaportes. Y, por supuesto, cada viaje genera una expectativa, un cambio de visión en los niños. Es un choque muy fuerte. Es una situación muy delicada tratar con niños pequeños, que viven situaciones como, por ejemplo, ir a hoteles cinco estrellas y volver otra vez a su casita en el vertedero. Lo bueno es que nosotros no generamos la oportunidad desde afuera, sino desde adentro, con ellos. Paulatinamente, porque todo es un proceso, estamos construyendo opciones de futuro diferente para ellos. En este momento, lo que hemos recaudado en las presentaciones lo destinamos a un fondo. Nosotros no damos dinero a los niños, sino que están obligados a generar una propuesta. A un niño que quiere estudiar en la universidad, por ejemplo, le decimos: “No te preocupes, te vamos a pagar todos tus estudios este año, pero vos tenés que traer la propuesta”. Se tienen que preocupar -cuándo, cuánto van a gastar de pasaje por un año, qué libros necesitan- y moverse. O sea, hacen un presupuesto y tienen que cumplirlo. Lo que tratamos, de esa manera, es que ellos planifiquen sus vidas. Nosotros creemos que los problemas que tienen en este tipo de comunidad son por falta de planificación. Por suerte, tenemos muchos recursos que ingresan ahora a través de la orquesta, pero no van a ser suficientes, nunca, si ellos no planifican.
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El Cronista 61