Ingenuo revisionismo

José Saramago. POR FERNANDO LÓPEZ. Para La Nacion. Ingenuo revisionismo. En la senda de El Evangelio según Jesucristo, acaso su novela más lograda ...
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CRÍTICA DE LIBROS

CAÍN POR JOSÉ SARAMAGO ALFAGUARA TRAD.: PILAR DEL RÍO 190 PÁGINAS $ 55

NARRATIVA EXTRANJERA

CLÁSICOS

Ingenuo revisionismo

Una gran heroína inédita

En la senda de El Evangelio según Jesucristo, acaso su novela más lograda, el portugués José Saramago reescribe un episodio bíblico, el del fratricidio de Caín, con el fin de reivindicar a su protagonista y exponer las supuestas incongruencias del Antiguo Testamento POR FERNANDO LÓPEZ Para La Nacion

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aín tiene todo para despertar la indignación de ciertos sectores religiosos, y ya lo ha hecho. Desde su publicación no ha cesado de generar polémicas que el propio José Saramago se encargó de avivar con sus respuestas airadas. Sin embargo, la reacción parecería un poco desmesurada, no porque a esta relectura de la historia de Caín le falten elementos para ser calificada de blasfema ni porque se ignore que sus irreverencias pueden resultar ofensivas para muchos creyentes, sino por su relativa envergadura. Es más bien un ejercicio de revisionismo bíblico algo ingenuo y bastante didáctico, una manifestación más del ateísmo del autor (y de la pésima opinión que le merecen las religiones), destinada a reivindicar la figura del protagonista y a exponer las incongruencias del Antiguo Testamento y la crueldad de un dios caprichoso al que nombra en minúscula, según su singular uso de las normas y de la puntuación. El autor del Ensayo sobre la ceguera sostiene que la de Caín es una historia que ha sido mal contada. Él, convencido de que si no conocemos el otro lado de las cosas no las conocemos de verdad, sólo “levanta las piedras para que se vea lo que hay debajo”. Hay que decir que lo que encuentra no es demasiado novedoso, y además está bastante claro que se conforma con lo primero que descubre, ahorrándose el trabajo de cavar más hondo. La novela o fábula, aun con sus pasajes admirablemente escritos, su recuperación de bellas páginas del original (como el lamento de Job) y su gracia cargada de ironía (a veces próxima a la parodia, a veces un poco fácil), está lejos del conmovedor El Evangelio según Jesucristo, la otra reinvención de las Escrituras que muchos consideran la obra maestra del portugués. El humor está presente desde el principio: “Cuando el señor, también conocido como dios, se dio cuenta de que a 14 | adn | Sábado 28 de noviembre de 2009

José Saramago AFP

El autor, convencido de que si no conocemos el otro lado de las cosas no las conocemos de verdad, sostiene que sólo “levanta las piedras para que se vea lo que hay debajo” adán y eva, perfectos en todo lo que se mostraba a la vista, no les salía ni una palabra de la boca ni emitían un simple sonido, por primario que fuera, no tuvo otro remedio que irritarse consigo mismo, ya que no había nadie más en el jardín del edén a quien responsabilizar de la gravísima falta”, escribe. Semejante distracción exigía un remedio inmediato, de modo que “corrió hacia la pareja y, a uno y luego al otro, les metió la

lengua garganta adentro”. El tono ligero –ha confesado Saramago– se le impuso espontáneamente y él, aunque sabía que debía narrar hechos dramáticos, por fortuna lo aceptó. Esa ligereza hace que la ficción que va a desarrollar en torno de Caín distraiga un poco del peso del discurso moral que el narrador extrae de cada una de las historias del pasado (que observa, dicho sea de paso, con la perspectiva de la modernidad), y también le permite tomar distancia de la ficción para asumir su condición: “Por motivos que no está en nuestras manos dilucidar, simples repetidores de historias antiguas que somos, pasando continuamente de la credulidad más ingenua al escepticismo más resoluto, caín se vio metido en lo que, sin exageración podríamos llamar una tempestad…”, explica cuando el protagonista acaba de asistir al episodio del becerro de oro y está por cam-

biar, otra vez, de tiempo y lugar. Porque a esas alturas Caín ya ha vivido las etapas conocidas de su historia. Desdeñada su ofrenda por el Creador, que en cambio aceptó de buen grado la de Abel, ha matado a su hermano porque no podía matar a Dios y Él lo ha condenado a andar errante y perdido por el mundo. Pero antes de partir al destierro, Caín ha celebrado un acuerdo secreto con Dios, que reconoce su parte de culpa (“un acuerdo de responsabilidad compartida por la muerte de Abel”), y, gracias al artificio que Saramago le provee, puede ser testigo de muchos sucesos narrados en la Biblia: no importa el tiempo en que transcurran, él vive un eterno presente en el que se confunden el hoy, el ayer y el mañana. El recurso es indispensable para que el Premio Nobel portugués demuestre en cada episodio la arbitrariedad y la crueldad infinita que adjudica a ese mismo Dios que todo lo sabe y todo lo puede y sin embargo nada hizo para evitar el asesinato de Abel. He ahí que Caín deviene una suerte de Forrest Gump de recorrido bíblico; está a bordo del Arca cuando llega el Diluvio; en el Sinaí con Moisés y con Josué en Jericó; presencia la destrucción de Sodoma y Gomorra, conoce los padecimientos de Job y asiste a la frustrada construcción de la Torre de Babel (concluye allí que “la historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él”). El destierro como castigo se vuelve así azarosa travesía de conocimiento, y el viajero -éste sí, muy despierto y convertido en conciencia crítica de los actos de la divinidad– testimonia lo que ve, reflexiona, condena y más de una vez interviene directamente. La discusión con ese Dios que a veces puede llamarse destino y ha sido creado por hombres imperfectos a su imagen y semejanza, no ha concluido, advierte sobre el final. La que Saramago parece sostener con un Dios que niega y que tanto lo inquieta, tampoco. © LA NACION

Roxana, la amante afortunada, novela de Daniel Defoe nunca antes traducida al español, cuenta en clave picaresca el ascenso social de una mujer que pasó de la miseria y la prostitución a ser la mujer más deseada de Inglaterra POR ARMANDO CAPALBO Para La Nacion

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onsiderado junto con Samuel Richardson uno de los fundadores de la novela inglesa, Daniel Defoe (Londres, 1661-1731) comenzó siendo comerciante y viajero. Aunque la tarea comercial no le dio satisfacciones, la literatura y la política lo erigieron en un verdadero prócer de la cultura británica. Ya en su novela de 1701, El verdadero inglés, se regodeaba con los defectos y las miserias de sus compatriotas mientras se enfrascaba en la defensa del rey Guillermo III. Analista de la compleja secuencia histórica que siguió a la Revolución Gloriosa, el derrocamiento de Jacobo II, Defoe transitó el periodismo y la literatura al mismo tiempo que fue agente secreto de Inteligencia para la Corona británica. Con Robinson Crusoe (1719) y Diario del año de la peste (1722) logró superar la escritura de panfletos acerca de las disputas de poder entre los whigs y los tories, para acceder a una novelística en la que también pueden leerse, como trasfondo, lo político, lo religioso, lo social y lo psicológico en tramas de enorme popularidad y contundente influencia literaria. Desde Moll Flanders (1722), Defoe refina su punto de vista sobre las relaciones entre el individuo y la sociedad y se aproxima a la construcción satírica y picaresca. Como aquella novela, Roxana, la amante afortunada (1724) –que por primera vez se traduce al español– es a la vez la historia de una mujer y de una sociedad.

Fugitiva desde 1683 de la persecución sistemática contra los protestantes franceses, la protagonista crece en la periferia londinense absorbiendo lo mejor y lo peor de la cultura británica. En la adolescencia, es obligada por su familia a casarse con un comerciante de provincias que malgasta el dinero del emprendimiento parental y acaba por abandonar a su esposa en las peores condiciones de pobreza y con cinco hijos. Muertos sus padres, la que luego será Roxana no tiene a quién recurrir y, para escapar del hambre y la miseria, concibe, en las circunstancias más adversas, la posibilidad de ser mantenida por un hombre que se apiada de ella. Ubicados sus hijos en los hogares de su familia política, Roxana sigue a su amante en su búsqueda de prosperidad en el continente. Francia, Italia y Holanda son los países en los que se desarrollará el acceso a la estabilidad económica. Roxana deberá pasar de un amante a otro, cada vez más poderoso, para poder regresar como una mujer triunfante e independiente a una Londres inclemente que la obligará a adoptar otra personalidad y hasta un disfraz, el de la voluptuosa y seductora bailarina Roxana. Pero los reveses de la fortuna son irrefrenables: ya adulta y obsesionada por dirimir su identidad, una de sus hijas pondrá en riesgo la falsa estabilidad de la mujer más deseada de Inglaterra. Con Moll Flanders, Defoe ya había hecho intervenir dentro de la picaresca una primera persona femenina que buscaba la simpatía del lector y lograba una cierta redención de sus delitos. La adúltera narradora era simpática porque burlaba las restricciones de clase social y pintaba la precariedad y la injusticia de la peor zona fabril inglesa. El recurso reaparece en Roxana, la amante afortunada, caracterizando por segunda vez las duras reglas de juego de la organización económica de la época. Desde los años previos a la Revolución Industrial, Defoe percibe que el modelo capitalista en expansión presenta intersticios para que una mujer que se sobrepone a su propia culpa

DANIEL DEFOE

pueda transformar su realidad socioeconómica y mejorar, aun a costa de embarcarse en el peligroso sendero de la lujuria. Así, se lucen las apreciaciones de la narradora acerca del matrimonio como contrato espurio, de la rígida estructura jerárquica del clasismo, del fuerte impulso del comercio y hasta de la triste realidad del tráfico de esclavos. La voz de Roxana confiesa lo peor de su decadencia moral en pos de detallar el recorrido desde la extrema pobreza y el desamparo hasta el éxito social en salones elegantes y ambientes cortesanos. La de Roxana es una historia de creatividad forzada,

ROXANA POR DANIEL DEFOE LA BESTIA EQUILÁTERA TRAD.: TERESA ARIJÓN 452 PÁGINAS $ 62

aquella que la prostituta necesita para sortear el repudio y el prejuicio. Sorprende la poderosa unidad temática del texto: recrea la historia personal de una declinación, pero jamás se aparta del retrato de los aspectos corruptos del engranaje económico ni del provecho que de él saca Roxana. Por ejemplo, una escena deslumbrante es aquella en que la protagonista y su tercer amante, un financista holandés, antes de casarse, se informan mutuamente de sus bienes. Están a la par en riqueza: la de Roxana proviene de la astucia con la que manejó sus amancebamientos; la de él, de una dudosa legalidad en inversiones y rentas. La deliciosa caracterización del ciclo económico tiene en Roxana un inolvidable punto de inflexión: la subjetividad casi intimista –que anticipa estrategias narrativas del siglo XIX– con la que la narradora relata

la hazaña de disfrazarse de bailarina árabe en las grandes fiestas de la mejor alcurnia londinense. Sedas y gasas persas, turbantes de Damasco, finísimas alhajas, exóticos perfumes, atavíos que convierten a la patética mantenida Roxana en la más enigmática lady de Londres. Incluso en la seducción de esas escenas, se apunta y dispara contra el auténtico objetivo: la hipocresía de los poderosos que prefieren no ver el rostro que la máscara oculta. Bailes, cortejos, derroches, banquetes no disimulan lo que la perspectiva de la narradora da a entender una y otra vez. En ese contexto superficial y de apego por los placeres del dinero y el poder es fácil pecar y pasar inadvertida. Más allá del exotismo, se erige el profundo sentido pedagógico de Defoe, no sólo por el carácter realista de la trama de un ascenso social que es, en realidad, un declive moral sino también por la resolución melodramática en la cual el castigo es el acoso de su propia hija, abandonada en la niñez, que busca el reconocimiento de su madre. Para protegerse y protegerla, Roxana padece una cruel zozobra aunque el texto deje a consideración del lector cuál será en realidad el verdadero castigo. Una historia de triunfos a cualquier precio se resuelve como un denso relato de abandono y desamor. Novela importante e influyente en su propia época, desconocida para el lector de habla española, Roxana tematiza la adversidad que una mujer, perdido su honor, debe enfrentar, pero también su paradoja. El éxito es un destino falso, una variante sutil del primer despojamiento que lleva a Roxana a ensayar el rol de meretriz. El estilo sencillo y severo, de efectiva profundidad psicológica, marca el triunfo final de Defoe desde Robinson Crusoe, pasando por Moll Flanders: réprobos y virtuosos, pobres y ricos, simuladores y beatos están entrampados en la vorágine de una dinámica por la cual las antiguas certezas y flemáticos linajes se confundirán en el vendaval imparable de una sociedad cuyo único rey es el dinero. © LA NACION

Sábado 28 de noviembre de 2009 | adn | 15