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Editorial Presentación revista AUTOR Integrantes de la Sociedad de Amigas de la Anarquía

Des/Bordes es una revista sin grandes pretensiones. No esperamos cerrar discusiones, ni entregar soluciones. Tampoco queremos representar a nadie más que a nosotras mismas. Incluso, quizá no digamos nada nuevo. Y, sin embargo, aquí nos tienes, entre tus manos y frente a tus ojos. ¿Por qué? Porque, pese a todo, sí aspiramos a estimular la relexión, a sugerir ideas, a producir inquietudes. En deinitiva, queremos que esta revista sea sólo el inicio. Los artículos están comenzados en el papel, pero sólo tú puedes acabarlos con tu actuación. Porque Des/Bordes es una revista pensada por y desde la práctica. De ahí nuestros probables desaciertos y falta de exactitud en algunas cosas. Porque la práctica rehúye la verdad y se esconde de la luz para transitar entre las sombras de los callejones donde se oculta la vida. Nuestra esperanza es, en deinitiva, que esta revista te sirva para levantar barricadas en la lucha por la transformación social. --DES : Preijo utilizado para negar o invertir el signiicado de algo. BORDES : Son los límites de lo conocido. Es un punto desde el cual aun estando dentro, se puede ver lo que hay fuera. Borde también se le dice a aquella que no tiene miedo a expresar algo que puede ser políticamente incorrecto. Es siempre un lugar peligroso, de equilibrios y, por tanto, de caídas. DES/BORDES : El intento de ir más allá de lo que creemos existente/permitido/deseado/probado. El río que supera su cauce barriéndolo todo, dejando sólo destrozos para luego dar la oportunidad de volver a empezar. El desbordar y arrasar lo existente como necesidad para crear una nueva sociedad.

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La derechización del lenguaje Lo que dicen en la radio me entra por un oído y me sale por la boca (El Roto). EDUARDO PÉREZ

como objetivo la superación del capitalismo y la instauración del socialismo.

El lenguaje, como sabemos, es un mecanismo para transmitir nuestras ideas. Por lo tanto, sería lógico pensar que si los oprimidos replicamos el lenguaje de los opresores es porque también replicamos sus ideas. Y si no tenemos ideas propias, la consecuencia evidente es que siempre seguiremos siendo oprimidos y ellos opresores. No descubro América precisamente cuando digo que esta dominación ideológica se palpa de un modo u otro en cualquier conversación entre miembros de la clase trabajadora. Esto no sorprende, ya lo dijeron Marx y Engels: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época”. Ahora bien, la cosa es más grave todavía cuando esta enajenación mental se extiende precisamente entre las organizaciones que se reclaman anticapitalistas. Desde luego no es un fenómeno exclusivamente nacional, pero me referiré concretamente a los malentendidos ideológicos que se dan en nuestro entorno aquí y ahora: España 2014. Por motivos de espacio, abordaremos tres términos: “socialismo”, “socialdemocracia” y “social-liberalismo”. Pero antes un poco de historia. De brocha gorda para no extendernos demasiado.

¿Y ahora? Hasta aquí el somero repaso del origen de los términos. Pero ¿cómo los usamos actualmente? Es común entre los militantes de la izquierda más combativa designar, a veces con cierto desprecio, a la derecha con discurso progresista (ej. aclaratorio entre muchos: PSOE) como “socialista”, “socialdemócrata” o, como mucho, “social-liberal”. La izquierda burguesa que propone moderar el capitalismo (ej. aclaratorio entre muchos: IU) pasa a ser también “socialdemócrata” o “comunista” –no hemos revisado el origen de este término, pero por no enredarnos más lo identiicaremos con el socialismo-. ¡Qué lío! ¿Cómo puede ser? Se me responderá: los términos varían, evolucionan, no signiican lo mismo ahora que hace más de cien años. Es posible, claro. Pero si, por ejemplo, los partidos de la Internacional Socialista son a la vez “socialistas”, “socialdemócratas” y “social-liberales” ¿todos los términos signiican lo mismo? Pero entonces ¿por qué se dice que Cuba, ETA, Suecia, ¡o hasta Obama, según algunos de sus rivales! son también “socialistas”? Si todos son socialistas, ¿para qué usar el término, si puede designar cualquier cosa? Y si el signiicado está acotado a su polisémico uso actual, ¿las ideas de Marx, Proudhon o Goldman ya no son socialistas?

Superar o moderar el capitalismo El desarrollo capitalista propició aproximadamente a mediados del siglo XIX el desarrollo del socialismo. ¿Qué es el socialismo? Sin entrar en muchos detalles, se trata del movimiento que pretende sustituir el capitalismo y sustituirlo por un orden social gestionado por los trabajadores y trabajadoras, sin Estado, propiedad privada ni clases sociales. Poco después este movimiento se escindió. El in seguía siendo el mismo, pero había discrepancias en las vías: unos querían alcanzar los ines usando mecanismos autoritarios (el gobierno) y otros sin ellos. Socialismo “autoritario” y socialismo “antiautoritario” o “libertario”, en resumidas cuentas. Pero recalcamos: el in es el mismo, y eso es lo que los hace socialistas. El auge del socialismo motivó, además de la represión correspondiente, que se movieran las ichas dentro de los propios partidarios del capitalismo. Surgió así el concepto de “social-liberalismo”, “socioliberalismo” o “liberalismo social”, términos bastante confusos pero que se referían a una idea similar: el capitalismo, con su propiedad privada, gobierno y trabajo asalariado, está muy bien. Pero con ciertos cambios para que no sea amenazado por sus víctimas. Un capitalismo “con controles”, es decir, mayor regulación económica del Estado a favor de los trabajadores, ciertas libertades civiles, un grado aceptable de participación en su dirección política (derecho al sufragio). Por su parte, el socialismo autoritario empezaba a mirar con ojos una nueva táctica explicada por ejemplo por Engels en 1895. La revolución era complicada, así que había que crecer dentro de la legalidad, utilizando los mecanismos políticos burgueses: las elecciones. Nacía así, con su cuna en Alemania, la socialdemocracia, o cómo alcanzar el socialismo a través del respeto a la legalidad capitalista. Pero, que quede claro, la socialdemocracia seguía marcando 2

La socialdemocracia ha mutado hasta convertirse en una nueva modalidad de la derecha Efectivamente, el uso dominante del término ha evolucionado, pero su contenido no. Volvamos al pasado para contemplar las distorsiones sufridas tanto por “socialismo”, como por sus acompañantes “socialdemocracia” y “social-liberalismo”. El impacto del siglo XX El viejo Engels moría el mismo año en que ensalzaba la táctica socialdemócrata. Afortunadamente para él, porque el progreso del Partido Socialdemócrata Alemán dentro del régimen político no resultó como había previsto: la socialdemocracia no implantó en el capitalismo el germen del socialismo, sino que el capitalismo implantó su germen en la socialdemocracia. De este modo, la socialdemocracia se olvidaba del sentido de su táctica, abandonaba la familia socialista y debutaba como gestora de la sociedad de clases. Una gestora más amable hacia los pobres, eso sí, al estar obligada por la lucha de clases que continuaba a su pesar. No era tan amable, claro está, con quienes habían abandonado la socialdemocracia tras criticar la deriva tomada, como Rosa Luxemburg. Su cadáver lotando en un río de Berlín, tras morir a culatazo limpio, lo atestigua. En resumen, la socialdemocracia ya no era tal, había mutado en social-liberalismo. Y no ocurría sólo en Alemania, sino que era la tendencia general.

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No todos los socialdemócratas, como hemos visto en el caso de Luxemburg, estaban de acuerdo con esta tendencia y buscaron sus propios caminos. La escisión más importante fue la que se dio en Rusia, donde la tendencia bolchevique consiguió, con una táctica maquiavélica y un discurso socialista, hacerse con el gobierno. El sistema bolchevique, contrariamente a las promesas, se caracterizaba por un dominio total del Estado, dirigido a su vez por el partido único. Su jefe, Lenin, describió el nuevo sistema como “capitalismo monopolista de Estado”, pero su tendencia adoptó por motivos propagandísticos el nombre de Partido Comunista, y el régimen creado en el Este pasaría más adelante a ser deinido como “socialista” tanto por ese régimen como por el de sus rivales occidentales. Tras la II Guerra Mundial, las necesidades del capitalismo y la lucha de clases desde abajo generalizaron sistemas de protección social (su nombre propagandístico es “Estado del Bienestar”) hasta entonces desconocidos. Pese a los delirios que pregonan algunos social-liberales de hoy en día, estos avances poco tuvieron que ver con el acceso al poder político –que no alcanzaron salvo en casos puntuales– de social-liberales y bolcheviques, De hecho, en general fue la propia derecha de toda la vida quien adoptó una posición social-liberal, dadas las circunstancias. Igual que el primer tercio del siglo XX había supuesto la integración de la socialdemocracia en el capitalismo occidental, en el segundo le tocaría el turno al bolchevismo: el reparto del mundo pactado por la URSS con Europa y EEUU dejaba al bolchevismo europeo en la obligación de apoyar los sistemas de dominación de este territorio. El hijo, el bolchevismo, seguía el camino de la madre, la socialdemocracia: el salto sin red hacia el social-liberalismo o, en el mejor de los casos, hacia la socialdemocracia. Su coincidencia duraría poco. Tras la oleada transformadora del ’68 global, el capitalismo reaccionaba con su propia oleada: el “neoliberalismo” que nos golpea desde hace más de treinta años que, sin grandes enemigos, arrasa sin cesar todas las conquistas obreras. En este momento, la socialdemocracia original (representada en general por la Internacional Socialista) y ya social-liberalismo desde hace décadas, efectúa su nueva vuelta de tuerca, olvidando los tintes caritativos y sumándose sin tapujos a la derecha. Una derecha “moderna”, diferente en el discurso de la derecha “clásica”. Mostrar diferencias políticas entre facciones, aunque sean icticias, es fundamental para un régimen de dominación. Y así llegamos hasta hoy. Una visión distorsionada Como vemos, la socialdemocracia ha mutado hasta convertirse en una nueva modalidad de la derecha. El bolchevismo, a su vez, ha mutado en social-liberalismo. Por supuesto, gracias sobre todo a múltiples escisiones, sigue existiendo tanto socialdemocracia como bolchevismo propiamente dichos, pero éstos son planteamientos completamente marginales. La cruda realidad es que ambas corrientes se extinguieron hace tiempo como corrientes políticas relevantes tanto en España como a escala europea y seguramente mundial. No obstante, seguimos expresándonos, también desde la izquierda más transformadora, como si siguieran existiendo. Como principal consecuencia, este equívoco supone un gran favor simbólico hacia el sistema político de dominación, al convertirlo en nuestro imaginario en un terreno donde compiten diferentes posturas y puede variar en cualquier momento. Siguiendo el argumento de este artículo, la conclusión es otra: la derecha copa una gigantesca mayoría de los puestos en el sistema político, y la única izquierda presente en él de forma marginal es el social-liberalismo que, igual que la derecha, aspira a mantener el capitalismo pero con ciertos

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cambios que no afectan a sus fundamentos. Derecha burguesa o izquierda burguesa. Con cualquier opción que elijamos, el sistema sigue intacto, a lo que habría que añadir que el social-liberalismo suele aspirar exclusivamente a compartir la cuota de poder de una parte de la derecha, pero esto lo dejamos para otro momento. Hemos vivido, en resumen, una fuerte derechización del pensamiento político. Quizá no estaba tan equivocado Francis Fukuyama cuando hablaba del “in de las ideologías”. ¿Y el socialismo? Y entonces ¿dónde queda el socialismo, o por lo menos el anticapitalismo? Por un lado, quedan minúsculas facciones de la partitocracia que lo siguen manteniendo, al menos sobre el papel. Como hemos visto, su propio afán de participación en el sistema político las condena, como a la socialdemocracia o el bolchevismo históricos, al fracaso. Por otro lado, quedan las diferentes variantes del socialismo libertario o antiautoritario. De las corrientes mencionadas anteriormente, ésta es la única cuyos cimientos no se han venido abajo ni han desembocado en traición o en pesadilla. Lo cual no signiica que haya sido exitoso, ni mucho menos, como demuestra la escasez a la hora de crear sistemas basados en esas ideas. Esta escasez muestra la necesidad de que esta corriente analice sus deiciencias y las pueda subsanar. Pero, al menos, su rechazo tanto a la integración en el capitalismo como a un capitalismo de Estado tiránico le permite poder presentarse como posible vía de emancipación. La descomposición de las promesas capitalistas acelera, cada vez más, el malestar y las necesidades de organización de clase de sus víctimas. Es una organización de clase que no depende tanto como en otros momentos históricos de corrientes autoritarias. A grandes rasgos podemos decir que no es revolucionaria. Plantea al sistema cambios, pero tampoco es puramente social-liberal ya que no aspira a gestionarlo. Es en esa organización desde abajo, que algunos llamamos “poder popular”, donde los libertarios y libertarias, aclarando más nuestras ideas sobre adónde queremos llegar y cómo podemos llegar, podemos y debemos participar con nuestra agenda. Es ésta una vía para demostrar que el capitalismo no es el inal de la historia y que es posible reemplazarlo. Es una vía para resucitar el socialismo de sus enterradores, y recuperar la máxima de James Connolly: “Nuestra demanda más moderada es: sólo queremos la Tierra”. 3

¿Es antifascista tu democracia? La extrema derecha húngara, el espectáculo de los medios y el populismo vacuo. Dice el contenedor: Jobbik son Fascistas. Cigány (palabra para designar a los Roma). Símbolo de la Anarquía. 666. La cruz invertida. (julio de 2011. Budapest, Hungría)

CIUMĂFAIU, GLADYS B. TRADUCCIÓN DE JORGE DEL ARCO Parece que una vez que FIDESZ, el partido de la derecha conservadora dirigido por Viktor Orbán, ha obtenido, a principios de abril, la victoria electoral que le otorga su segundo mandato consecutivo y que Jobbik, el partido de extrema derecha, ha logrado una tercera posición tras la coalición liberal, manteniendo su presencia en el gobierno1, la atención internacional prestada al espectro autoritario, y a la amenaza a la democracia occidental proveniente del Este, tiende a disminuir. Sin embargo, nada ha cambiado en lo que a la extrema derecha se reiere. Da la impresión de que el período electoral es siempre un buen momento para dar la alarma contra el fascismo, mientras desaparecen, convenientemente, su articulación como amenaza diaria y realidad social. Tal vez sea difícil establecer si el populismo económico asumido por el líder conservador ha probado no ser una amenaza para el capital internacional o si Orbán se ha sumado de forma lo bastante convincente a los rituales públicos de sumisión a la burocracia europea. En cualquier caso, el relativo silencio aún no ha modiicado en esencia el patrón general con el que las noticias sobre Hungría se trasladan a la atención internacional. La fórmula ha sido bastante consistente, cuando la prensa internacional proclama el «debilitamiento de las fuerzas democráticas»2,

los liberales cosmopolitas nos apremian a entender la amenaza que plantea el «partido europeo de extrema derecha más poderoso»3 y jóvenes antifascistas a lo largo de Europa se estremecen ante las noticias de la falta de antifascismo en las calles de Hungría, algo queda claro: hablar de extrema derecha en Hungría se ha reducido, tanto en las versiones despreciables como en las bienintencionadas, a una mirada colonial, haciendo comprensible la lógica de la frontera Este. Todos los discursos parecen converger en un punto: la aterradora excepción del caso húngaro.4 Desde luego que la historia del fascismo húngaro tiene sus propias señas de identidad regional y que las alianzas políticas a lo largo de más de un siglo tienen un peso determinante en su ascenso actual. Aún así, trataremos, por un momento, de superar –motivados por preocupaciones internacionalistas5– la mirada orientalizante haciendo brevemente hincapié en su articulación histórica actual . Asumimos que la amenaza de la extrema derecha en Hungría ni porta una especiicidad húngara ni se debe a los rasgos culturales de una nación predispuesta a abrazar el fascismo. Más bien, creemos que la situación real de la articulación del ala conservadora y de la ultraderecha sólo puede ser entendida a través de sus determinantes históricos y sociales. Detrás de la histeria, razones para preocuparse No es casualidad que una discusión sobre la amenaza de la extrema derecha y el fascismo en Hungría comience con la mención del partido conservador gobernante. La mayor parte del tiempo, los planteamientos políticos y económicos de

1. Consideramos en el límite de lo ridículo los debates sobre qué representa exactamente, desde el punto de vista de las políticas parlamentarias, ese incremento del 3% en los votos a Jobbik. El resultado actual era predecible, excepto para aquellos hechizados por el espejismo de la futura influencia parlamentaria. Por otro lado, el peso gubernamental de Jobbik no ha cambiado significativamente, algo de lo que cualquiera podría darse cuenta fácilmente levantando la cabeza del libro de texto de Introducción a las ciencias políticas. Aún así, tal vez al lector le interese saber que existe una discusión sobre la interpretación de los resultados electorales. Ver, por ejemplo, http://www.criticatac.ro/lefteast/ reflection-hungarian-parliamentary-election/ 2. http://www.theguardian.com/world/2013/aug/13/eastern-europe-autocrats-return-test-democracy 3. http://www.theguardian.com/world/2014/jan/26/leader-hungarian-jobbik-rally-london 4. Incluso un artículo sobre la dimensión internacional de la actividad de la extrema derecha húngara fuera de sus fronteras, de otra forma bienvenido, insiste en convertirlo en un fenómeno cultural. Desde luego, la prueba de su carácter local requiere un esfuerzo argumentativo genuino, dado que el autor intenta convencernos de cuan sorprendente es lo obvio, que los uniformes de los grupos paramilitares de derechas en Europa se parecen: http://www.reuters.com/article/2014/04/09/us-europe-farright-special-reportidUSBREA380IU20140409 5. Más allá de la reorganización interna de las instituciones centrales del estado y del intento de saturar el aparato administrativo con gente leal al partido, Fidesz ha llevado a cabo importantes reformas como la de la ley electoral o múltiples revisiones de la constitución. Para una discusión sobre algunos de estos cambios véase http://www.criticatac.ro/lefteast/ hungarys-democracy-problem-a-concept-and-its-background/. 4

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FIDESZ se han beneiciado de forma cómplice de sus segundas elaboraciones en el discurso de Jobbik, el partido de extrema derecha que entró en el gobierno en las elecciones de 2010. La defensa de la nación y la familia, la llamada a la solidaridad económica nacional y el ataque a libertades liberales básicas son tanto la retórica de Jobbik como el espectáculo político de FIDESZ. No obstante, en este artículo no pretendemos debatir sobre los cambios ocurridos en el intento de FIDESZ de fundirse en el aparato de gobierno (y no porque pensemos que el debate sobre la amenaza a ciertas libertades de la democracia parlamentaria, como la libertad de prensa, sea trivial en sí mismo). Creemos que tal amenaza existe y debe ser tomada en serio, por lo que nuestra atención se centra en su estado actual. Tomarse en serio esa preocupación signiica ser capaz de superar la obsesión electoral y ver que el poder real de la extrema derecha reside en su posibilidad de organización y movilización desde la base, y no sólo en su intento de control parlamentario. Igualmente, contra las preocupaciones cosmopolitas bien intencionadas, que querrían hacernos creer que las calles de Budapest están atestadas de unidades de nazis desilando, debemos articular claramente la necesidad de una alternativa social que incluya a las víctimas de la violencia económica del capitalismo. La historia postsocialista de Hungría ha estado marcada por el hecho de que los únicos que han adoptado una clara posición contra el fascismo son algunos de los principales defensores de la realidad económica que se esconde detrás. Muchos de los que se han visto convertidos en población residual por la economía de la democracia postsocialista, al servicio del capital doméstico o internacional, no han olvidado esto: que el antirracismo liberal es la otra cara del liberalismo económico. El constante lir-

Tomarse en serio esa preocupación significa ser capaz de superar la obsesión electoral teo de Jobbik con el desprecio por los consensos constitucionales actuales y su retórica contra el capital internacional va dirigido fundamentalmente a ellos. Aun así, cuando nuestra atención a la base social que la extrema derecha trata de recuperar se convierte en una solidaridad teórica con los «pobres» o «la clase trabajadora», nuestro llamado populismo sano hereda la enfermedad de sus orígenes: sigue siendo profundamente elitista. Vanguardismo con venganza. La clase obrera (¿quién?, ¿dónde? se pregunta el exasperado votante de FIDESZ) ya no es la masa rebelde, sino un rebaño de ovejas mal guiadas. Aquí, obviamente, las víctimas de las amenazas fascistas cotidianas han desaparecido. Que puedan ser igualmente pobres e igualmente elegibles para el devaluado estatus de clase trabajadora se olvida de forma conveniente, no vaya a ser que sea necesario un penoso acto de solidaridad real o un par de verdades políticas. Igualmente, nos vemos obligados a tomar nota del hecho de que la palabra de moda en boca de todo el mundo en esta conversación ha sido democracia. Desde la vieja élite liberal horrorizada por la idea de que la democracia parlamentaria occidental tal vez no sea el in de la historia, hasta las llamadas de FIDESZ a una democracia nacional orgánicamente desarrollada, todo el mundo parece ijar su mirada en el premio:

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la democracia. Parece ser la forma política transhistórica que mejor se ajusta a la mayoría de ideas sobre la soberanía popular. Esperamos que relejar la situación húngara en el contexto del dossier también sea una herramienta útil para aceptar la necesidad de repensar nuestro lenguaje político y cuestionar la ubicuidad de las demandas de democracia. Para empezar, deberíamos sospechar de algo tan ampliamente compartido, y aun así tan inútil y confuso cuando se trata de ofrecer una plataforma de solidaridad o una muestra de diferencia en el ámbito político. Si elegimos salvarlo o abandonarlo, es secundario frente a la necesidad de clariicar las ideas y los proyectos que pretendemos hacer entender a través de él. Mientras la izquierda húngara desarrolla propuestas tan abiertamente ridículas como llamarse a sí misma «no fascista» en lugar de «antifascista», la democracia es cada vez más la tumba de palabras olvidadas como anticapitalismo, represión estatal o antifascismo. Los únicos que parecen haber usado en su beneicio el engaño de la ausencia de contenido del lenguaje democrático son la extrema derecha. Su coqueteo con el anticonstitucionalismo, junto con el supuesto heroísmo del abyecto lenguaje de racismo y xenofobia, es su alternativa al discurso vacío de la democracia. Entretanto, y a pesar de ello, en la izquierda se gesta un miedo a las palabras mientras nos preparamos para una nueva, por completo esperada y patética derrota electoral, defendiendo las virtudes de la democracia electoral en beneicio de nadie. La siguiente imagen es también, creemos, la realidad producida por el abandono de un vocabulario político que reivindicamos como propio. A medida que dejamos de lado palabras o abusamos de aquellas que poseen poco signiicado concreto, con la esperanza de ganar un seguimiento difuso con programas políticos inespecíicos, más y más es la extrema derecha la que se puede identiicar por lo que dice. Lo que sigue a continuación es una descripción temerosa de un futuro en el cual la extrema 5

derecha habla el lenguaje del anticapitalismo mientras sus adversarios se ven unidos por el discurso democrático carente de contenido y la ausencia de proyecto político. Una breve cronología del pasado reciente (la banalidad de las elecciones de 2014) En el 2006, se iltró a la prensa una grabación de un congreso del partido socialista en la que el líder del partido, primer ministro en aquel tiempo, admitía que tenían que engañar al público húngaro para implementar las medidas de la UE. Aquello causó un gran escándalo y hubo disturbios en las calles de Budapest, encabezados principalmente por iguras de la ultraderecha y directamente contra el gobierno, que marcaron el inicio de un nuevo período de la extrema derecha húngara. Muchas de sus consignas y símbolos provienen de aquellos hechos, y mucha de la frustración contra el gobierno se articuló entonces. Bajo el paraguas de Jobbik, la extrema derecha inició un ascenso que no pasó desapercibido. Ya en el 2008, la prensa internacional se alarmó por la creación de la Guardia Húngara, un grupo paramilitar uniformado y con un discurso racista6. Entre tanto, FIDESZ también ganaba fuerza debido al descontento de la población con el gobierno socialista. De hecho, tanto FIDESZ como Jobbik capitalizaron el sentimiento general anti-izquierdista y anti-liberal que había estado latente en el país desde hacía tiempo. Lejos de ser una predisposición enraizada al racismo, éstos eran los síntomas que se desarrollaban con la insatisfacción por la posición húngara en el sistema capitalista europeo y global. Por supuesto, había discrepancias signiicativas entre los dos partidos y, una vez que los dos tuvieron un éxito electoral considerable en el 2010, tales diferencias se convirtieron en las señales de políticas divergentes y, en ocasiones conlictivas. FIDESZ, ahora en el gobierno, permitió cierto espacio de maniobra para Jobbik, pero este último estaba en constante disputa por la falta de acción

de un Orbán más centrista y de orientación cristiano demócrata. Para Jobbik, la principal campaña era la seguridad. A falta de una propuesta económica coherente, se centró en el crimen y el orden como elementos principales en los que podía insertarse su creciente racismo. De este modo, puso sobre la mesa el tema del «crimen gitano», e inició una campaña no sólo para destacar las supuestas tensiones étnicas entre «húngaros» y población romaní, sino para «hacer algo con ello».7 En el 2011, algunos grupos paramilitares, actuando bajo la protección de Jobbik, llevaron a cabo una serie de acciones en pueblos con población romaní8. De nuevo, esto causó un pánico general y el gobierno de Orbán se apresuró a calmar los ánimos, arrestar a las patrullas y asegurar a la prensa que todo estaba bajo control9. Lo que no impidió al mismo gobierno implementar un par de meses después un programa de trabajo obligatorio para la gente romaní de Gyöngyöspata. El gobierno de FIDESZ se apropió de forma general de muchas de las cuestiones sobre orden y seguridad que Jobbik había articulado antes y después del éxito de 2010. Durante los últimos cuatro años, FIDESZ ha coincidido en muchos puntos con la retórica de la extrema derecha: desde desencadenar una guerra contra la gente sin hogar de Budapest hasta cambiar la constitución y limitar algunas libertades. Aun así, siempre tuvo cuidado de distanciarse de lo que etiquetaba como «extremismo» para ganar apoyo electoral de muchos de los votantes movilizados por el discurso de Jobbik, pero que podían no estar de acuerdo con bastantes de sus prácticas. En general, la estrategia era empujar a Jobbik al extremismo ultraderechista y convertirlo en el ogro, mientras reforzaba su «centrismo». Así consolidaba su poder, especialmente entre los sectores cristianos y conservadores de la población, y mientras tanto alardeaba de su apoyo con «varios cientos de miles» de personas en las calles de Budapest, expresando su solidaridad con Orbán y sus políticas contra el FMI10. El

6. http://www.boston.com/news/world/europe/articles/2008/02/14/right_wing_group_puts_hungary_on_guard/ 7. http://www.politics.hu/20110204/jobbik-leads-protest-against-gypsy-crime/ 8. Como en el pueblo de Gyöngyöspata, donde hubo una considerable presencia de piquetes de extrema derecha. 9. http://www.theglobalmail.org/feature/official-terror-for-hungarys-roma/35/ 10. http://thecontrarianhungarian.wordpress.com/2012/01/23/pro-government-rally-in-hungary-jan-21-2012/ 11. http://www.reuters.com/article/2012/10/23/us-hungary-protests-idUSBRE89M13H20121023 6

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problema del FMI es muy ilustrativo de las formas con que la derecha y la izquierda actúan en Hungría. Mientras la retórica del gobierno de Orbán rechazaba la intervención de capital extranjero, la corriente principal de la oposición izquierdista se regocija mostrando cómo solo Occidente puede salvar a Hungría del desastre económico.11 Sin embargo, por más que la prensa internacional ha insistido en las tendencias autocráticas de Orbán, y su alejamiento de Europa, el gobierno de FIDESZ apenas se ha salido de los circuitos del capital transnacional y ha mantenido al país en la órbita de la economía occidental y los lujos inancieros. Algo que siempre ha sido un punto de contienda para Jobbik, que acusaba al gobierno de venderse, incluso, en ocasiones, tildándolo de «Judesz». Así, fortalecía su posición entre las clases trabajadoras y la población rural, apropiándose de una creciente insatisfacción con los requerimientos de austeridad de la UE y con la profunda dependencia del país del capital extranjero. Su base electoral siempre han sido los estratos precarios y rurales, y su éxito, insistimos, tiene menos que ver con un racismo agudo y más con la carencia económica. Jobbik ha sido, y es, la única fuerza electoral anticapitalista en Hungría. Esto no signiica que las prácticas y los discursos racistas mantenidos por este partido hayan disminuido de alguna manera entre 2010 y 2013. Jobbik se ha beneiciado claramente de un clima favorable a los mensajes antisemitas, homófobos y antigitanos promovidos por el gobierno. Aún así, no debemos pensar que no haya habido una resistencia, como insisten los medios occidentales. Durante este período se han llevado a cabo acciones antifascistas esporádicas. En octubre de 2012, tuvo lugar en Miskolc una de las mayores manifestaciones romaní, motivada por la necesidad de enfrentarse a Jobbik y las patrullas paramilitares.12

El postulado de que la miseria alimenta el fascismo indiscriminadamente, es meramente otra forma de demostrar el desprecio elitista También es importante remarcar que en 2014, antes de las elecciones, Jobbik se renovó a sí mismo como un partido más centrista, y suavizó su retórica racista. En lugar de proclamar la necesidad de una guerra civil con la población romaní, el nuevo programa habla de convivencia pacíica –en las condiciones que dicte la mayoría húngara, por supuesto. Jobbik desarrolló un proyecto económico completo, que ridiculiza a las plataformas izquierdistas en términos de coherencia e imaginario político. Por ejemplo, mientras el izquierdista 4k aboga por la legalización de la marihuana como una posible solución a los problemas económicos13, Jobbik habla de desarrollo rural, incremento del empleo en áreas infradesarrolladas, seguridad energética nacional, etc. El partido mantiene una postura euroescéptica, y se opone al capital extranjero y a las empresas multinacionales. En general, su obsesión por la seguridad y el orden ha sido recientemente reemplazada por un nacionalismo económico y una plétora de propuestas para programas sociales14 Aunque las elecciones no son una medida inmediata del éxito de la renovación, es obvio que, a medio plazo, debemos confrontar estos planteamientos con algo más que populismo conciliador.

Antifascismo: más que un capricho liberal Concluimos, una vez más, defendiendo la necesidad de un discurso y una práctica antifascistas completamente articulados. No podemos dejar que la agenda neoliberal se apropie de esta lucha bajo el engañoso estandarte de la «democracia» y los «derechos humanos» y tampoco podemos asumir que el lenguaje de la democracia es implícitamente antifascista. No podemos quedarnos a la espera mientras la corriente principal de la izquierda parlamentaria en Hungría, y el resto de Europa, genera pánico con la emergencia del fascismo a la vez que preserva su fundación en su proyecto de clase y sus políticas estatales. Insistimos en subrayar nuestra creencia de que una aceptación acrítica del populismo no transforma los términos del debate planteados por la derecha, simplemente invierte sus categorías. El postulado de que la miseria alimenta el fascismo indiscriminadamente, sin importar lo soisticado que este pueda volverse, es meramente otra forma de demostrar el desprecio elitista de las condiciones reales de lucha de los pobres y los oprimidos, y es la mejor reproducción mecánica de las trampas del discurso de la falsa conciencia. El peligro actual de la extrema derecha es tanto un producto de la exclusión capitalista como una amenaza para los explotados por el sistema. Si los fascistas han ganado en las calles a los pobres, los sin techo, los trabajadores, los marginados y los desencantados, tenemos que devolver el golpe en el mismo sitio. Debemos continuar construyendo estructuras alternativas que trabajen juntas con, y en, las comunidades más vulnerables a su retórica. Debemos continuar desarrollando estrategias anticapitalistas coherentes y radicales que puedan sustituir el atractivo, pero supericial, ataque fascista al capitalismo. Tenemos que continuar expandiendo nuestro imaginario político y encontrar soluciones que contrarresten las políticas racistas tanto de los partidos neonazis como de los gobiernos europeos. Hay que asegurarse de que no pasarán.

12. http://www.politics.hu/20121017/roma-jobbik-hold-competing-marches-in-eastern-hungary/ 13. http://budapesttimes.hu/2014/02/14/we-dont-want-to-be-part-of-the-system/ 14. http://jobbik.hu/sites/default/files/cikkcsatolmany/kimondjukmegoldjuk2014_netre.pdf

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TEATRO HIPÓKRITA LAS HIPÓKRITAS El orden de la autoridad inserto en la práctica y el discurso teatral es el mismo que el que encontramos en todo el orden de la vida social. En ese sentido nos sentimos en la necesidad de renunciar a las estructuras jerárquicas supuestas en la práctica teatral: la del director respecto a los actores, la del método sobre el actor. Como consecuencia de ello, la actuante adquiere la capacidad para de-construir el texto, la obligación de unir su experiencia a la de otras actuantes desde la horizontalidad y el compromiso de convertirse en sus propias directoras como grupo. Stanislavski funda la idea del método para la enseñanza teatral. La adquisición de un método, como en el resto de las ciencias, condujo a la capitalización de la escuela de teatro, y por tanto a la normalización de una enseñanza teatral basada en la desposesión de las personas para crear su forma interpretativa. Resultó una invención autoritaria y hetero-normativizante. Sus resultados se han traducido en una enorme industria. Además de oponernos a esto, rememoramos los tiempos en los que el método aún no existía y no era concebible, cuando cada persona que se acercaba al teatro debía proporcionarse su propia formación a través de la experiencia teatral misma. Creemos que la idea de que existe un método (iable, completo, con autoridad) para dar forma a la experiencia teatral, es una tesis de quien enuncia el método. Frente a esto, decidimos que nuestra experiencia teatral tendría que ver no con una tesis, sino con una constante, y nunca resuelta, hipótesis. Para nosotras la persona creativa no debería supeditar su tiempo a la realización del personaje, sino que es el tiempo quien se le presenta como una bandeja que ofrece distintas áreas de trabajo más allá del personaje: el estudio de las condiciones históricas, políticas de la época que se trabaja en el texto, el signiicado de los mitos, el sentido de los ritos y en cuanto al montaje el sentido que aporta la utilización de la música, el sonido o el silencio y la puesta en común de las luces que terminaría dando forma a cada obra. El tiempo que empleamos en nuestra autoformación nos sirve para realizar los distintos bloques de trabajo que hemos convenido más importantes para evitar la docilización a través de la técnica actoral. La actuación no es el resultado de un trabajo puesto en escena para un público, sino uno más de los momentos en los que este tiempo de trabajo consiste. Por eso apostamos por una forma de hacer, estudiar y generar un teatro anarcafeminista; Anarquista porque rompemos con las jerarquías, que tan asentadas están en este mundo, somos horizontales, libres, libres de directrices, de métodos únicos y verdaderos, de hacer según nuestros sentidos y pensamientos. Por otro lado, todo el trabajo de investigación sobre las formas de hacer teatro a lo largo de la historia queda supeditado a una lectura feminista, criticando y desenmascarando a “genios” como Eurípides, Moliere, Sartre y un largo etc. Por todo lo expuesto anteriormente, nos abocamos a un teatro constante, continuo, sin un objetivo predeterminado, sino partiendo de la necesidad de desarrollarnos como actuantes fuera de la “escuela”. Lo que nos motiva y nos empuja a la creación no es la necesidad de ser actrices sino la de hacer teatro. Queremos abandonar 8

la experiencia teatral como una experiencia de adquisición del método, volviendo a los sentidos de la práctica teatral antes de la creación de la “escuela”, en el teatro de las compañías reales, en las compañías ambulantes, en los autos sacramentales, en las tragedias griegas. Volver a las iguras del actor autodidacta, el hipócrita salido del coro y sus antepasados: los poetas, los piratas, los chamanes. Las Hipókritas hablándose frente al espejo El grupo de teatro Las Hipókritas se forma en abril del 2009. ¿No es así? Sí ¿Por que el teatro? La capacidad que tenemos como personas de empatizar nos permite identiicarnos con la escena y, de este modo, hacer que la experiencia individual trascienda y se convierta in situ en experiencia colectiva. A buen seguro, ése es el origen, el fundamento, la razón de ser del juego dramático: una acción que destruye, niega y altera la identidad (la individualidad) para, interpretando ser quienes no somos, poder desentrañar mejor, ante propios y extraños, las características del ser humano desde la colectividad. El teatro, para nosotras, no es más que una forma, una herramienta, un recurso de comunicación (muy atractivo) con el que pretendemos el diálogo y la construcción de un pensamiento colectivo. No es para nada una herramienta de lucha que intervenga de forma real en un cambio social, pero al igual que un libro o un fanzine, tiene la capacidad de aportar relexiones, desde lo colectivo, que pudieran llevarnos a una práctica de lucha. Para nosotras el teatro no es un in en si mismo, sino más bien un medio para llegar al principio de un cambio.

Nuestra experiencia teatral tendría que ver no con una tesis, sino con una constante, y nunca resuelta, hipótesis ¿Como habéis llegado al teatro? Venimos de experiencias distintas pero a su vez muy similares. En una sociedad capitalista como la que vivimos el teatro forma parte de un negocio. Un negocio que pretende entretener, distraer, divertir, un pasatiempo muerto, sin objetivo aparente de comunicación. Esta forma de comprender el teatro está compuesta por el método del que ya hemos hablado, se ejerce desde el autoritarismo y con fuertes dosis de grandeza. Quizás éste haya sido el principal motor de querer hacer un teatro horizontal, creativo y donde las distintas áreas de trabajo (director, actor, técnicos, etc) sean parte de un todo sin caer en la especialización y parcelación del trabajo. ¿Por qué un teatro político? Dentro del negocio del teatro para generar ocio, muy aprovechado por el capitalismo, éramos conscientes de que el teatro había logrado a lo largo de la historia instarurar cambios. Brecht, Piscator, Boal, El teatro Criollo son algunos de los ejemplos que encontramos y que nos aportaron la base fundamental para crear un teatro político que consistiera en romper cabezas y no en automatizarlas. La idea principal de nuestro teatro es provocar el diálogo y con él un pensamiento colectivo que nos movi-

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lice al cambio. Por eso en alguno de nuestro montajes se hacía imprescindible organizar un debate a posterior en cada función. Hemos tenido, entre muchas experiencias, la de estar más de tres horas después de un pase de “Grito a Grecia”, debatiendo sobre el papel de la mujer a lo largo de a historia y en nuestra realidad. ¿Qué montajes lleváis hasta la fecha? Nuestro primer montaje fue “Grito a Grecia”. Basada en los personajes clásicos de Medea y Clitemnestra, la obra esceniica un juicio público que terminará con la liberación de las protagonistas, conducidas y defendidas ante la corte (público) por la igura de la coro. Motivadas por la profundización en los personajes femeninos de la Grecia clásica, decidimos adaptar la obra de Leonor Silvestri “Sangrar una lengua muerta”. Ésta nos ofrecía la oportunidad de poner en el escenario nuestra perspectiva colectiva del feminismo. A través de la esceniicación de la liberación de los personajes queríamos expresar la necesidad de cuestionamiento de la sociedad patriarcal en la que vivimos. (2010) Después vino “Terrores y miserias del siglo XXI”: pretendiendo expresar el terror que sufrimos en esta sociedad capitalista, fue casi inmediata la solución de inspirarnos en la obra de B. Brecht “Terrores y miserias del III Reich” donde el autor hace un recorrido por las aberraciones del holocausto. Compuesta de siete piezas cortas, narra hechos concretos de la vida cotidiana, la misma se limita a exponer, de manera simple a la vez que cruel, los terrores y las miserias del mundo en el que vivimos. El montaje nace y se completa en su totalidad desde la improvisación, el texto se transcribió un año más tarde de su creación (2011)

Luego surgió “П” (Pi): desde el nacimiento del grupo las integrantes del colectivo hemos escrito una serie de poemas. La escritura poética forma parte de nuestro trabajo como colectivo teatral. Esta obra consiste en la teatralización de nuestros poemas. La puesta en escena encadena los poemas construyendo así un alegato anarco-punk-feminista. (2013) Y, por último, acabamos de estrenar “Post. Post. Post.”, basada en nuestra propia práctica como militantes que pertenecemos a un guetto. Quisimos hacer una crítica a nuestras propias prácticas, exponiendo las contradicciones y lo absurdo que resulta muchas veces nuestro esfuerzo por ser algo más allá del guetto. Una parodia de los movimientos sociales de hoy en día con la que queremos poner en cuestionamiento la importancia de grupos minoritarios políticos dentro del propio paradigma político que vivimos a día de hoy. (2014) ¿Y el nombre “Las Hipókritas” de dónde viene? Dar nombre a un proyecto siempre resulta difícil. El nuestro llegó más o menos al año de conformarse el grupo, ya que cada vez que representábamos una obra teníamos el dilema de tener que deinir un nombre. Nos decantamos por la letra H ya que la misma signiicaba ausencia (sin nombre) pero poco a poco quisimos darle forma. Hipócrita fue la primera denominación que se le dio al actor (concretamente a Tespis) no sólo queríamos volver al origen del concepto, sino que es un doble juego, ¿dónde somos más hipócritas: arriba de las tablas o abajo, en el mundo real? Aún no lo tenemos claro (risas).

Me desperté y tenía el coño sucio me desperté y mi ano estaba desgarrado me desperté y mis pechos segregaban leche Me desperté con el clítoris mutilado me desperté con la cara desigurada Me desperté sin dientes sin lengua con los pies deformados las rodillas obstruidas la cadera desplazada ladeada la columna con quince kilos menos apenas sin cejas las axilas irritadas casi sin piel para sujetar los demás órganos y músculos con uñas que me entorpecían con incómoda y ridícula vestimenta absurdos colores en el rostro. Sin nombre sin ideas sin palabras sin fuerza me desperté. Me desperté y mi voz interior dijo: levanta, levántate, sal y destrúyelo todo.

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«Al buscar lo imposible el hombre siempre ha realizado y reconocido lo posible. Y aquellos que sabiamente se han limitado a lo que creían posible, jamás han dado un solo paso adelante» Mijaíl Aleksándrovich Bakunin (1814 – 1876)

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INTRODUCCIÓN GLAD Cuando iniciamos el proceso de elaborar esta revista vimos la necesidad de que el tema del dossier fuese sobre la Democracia. Ello en tanto entendemos que ésta no es tan sólo el sistema histórico socio-cultural en el que vivimos sino que es a su vez el modelo hegemónico incontestable en todo el orbe. La relexión así, en torno a la Democracia, se nos antoja de primer orden, ya que al ser este el número inicial de esta revista consideramos necesario partir con un estudio contextual del medio en el que se desenvuelven nuestras prácticas. En tal sentido, nuestras relexiones a la hora de discutir acerca de la Democracia gravitan sobre el discernir si acaso es la Democracia una noción útil para las revolucionarias de hoy en día y que, por tanto, deberíamos luchar por su reivindicación entre quienes luchamos por una transformación radical de la sociedad, o no. Es decir, ¿deben ser las revolucionarias de hoy en día demócratas? O, lo que es lo mismo, ¿nos sirve la noción de Democracia para el cambio revolucionario? Estas cuestiones las abordaremos en las tres partes en las que está dividido este dossier. Una primera, de corte más so-

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ciológico, que nos ayudará a comprender cuál es la conceptualización existente acerca de la noción y práctica de la Democracia, así como sus diferentes matices y vertientes. En la segunda parte, en tanto, el artículo procura vislumbrar los límites y posibilidades de la Democracia en términos de potencial revolucionario, pero, por sobre todo ver cuáles son las posibles líneas de actuación de los movimientos antagonistas respecto de aquella y de aquellas que se reclaman demócratas. Y en la tercera parte, incluimos un breve análisis de caso de una opción que se plantea, desde la idea de Democracia, como una salida alternativa y con vocación de transformación social. Finalmente, una observación. Desde luego somos conscientes de que la Democracia es una noción que ha de ser llenada de signiicado, y que no por ser nombrada automatiza procesos. Sin embargo, creemos, que toda noción o idea de cambio que es utilizada para establecer nuevos caminos sociales posee tanto una historicidad como también una serie de premisas sobre las que se soporta su lógica interna, las que que marcan los límites y posibilidades de aquellas que las adoptan como pilar fundamental de su proyecto social. Es en este sentido que abordamos la discusión sobre la Democracia.

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La democracia como pro MARIODOS

1. Demos + Krátos = Democracia La democracia no es lo que en principio parece. De hecho, la signiicación etimológica del término es mucho más compleja que la ya conocida como “gobierno del pueblo”. El término “demos” parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos (demiurgi) y geomoros (geomori). El historiador Plutarco señalaba que los geomoros y demiurgos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática (adicionalmente la población estaba integrada también por los metecos, esclavos y las mujeres). Los eupátridas eran los nobles; los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran los campesinos. Estos dos últimos grupos, “en creciente oposición a la nobleza, formaron el demos”. Textualmente entonces, “democracia” signiica “gobierno de los artesanos y campesinos”, excluyendo del mismo expresamente a los ilotas (esclavos), a las mujeres y a los nobles (Wikipedia, voz democracia). Esta acepción se ha denominado por lo común de soberanía popular (demos), como gobierno del pueblo, opuesto pues al gobierno totalitario o a las diversas formas de dominación aristocrática. Desde este punto de vista, la democracia y la defensa de la democracia se asignan a una identiicación del ideal democrático con la totalidad de las personas y con la diversa amplitud de sus deseos, expresados en o a través de los procedimientos democrá-

Comienzan a prevalecer modelos de arriba hacia abajo que especifican lo que los líderes y gobernantes han de hacer para promover la democracia ticos, que en este caso más bien deberíamos denominar representativos, deliberativos, participativos o inclusivos, como luego veremos. No obstante, tales consideraciones no suelen exceder, ni cuestionar, el marco instituido de la democracia realmente existente, es decir, aquélla que se maniiesta en el primer uso del término, con sus elementos característicos, en muchas ocasiones contradictorios, cuando no claramente enfrentados con la democracia idealizada como gobierno del pueblo por el pueblo. Estos elementos a los que nos podemos referir señalando tres de sus aspectos más característicos, elecciones, ciudadanía y libertad de expresión, como destacados de la conjugación del representativismo democrático, no necesariamente suelen estar correlacionados con las expectativas fundamentales de realización de la democracia de todos y para todos. A esto se le añade que la amplia variedad de tipos de democracia que han existido genera dudas acerca de cualquier proposición que sostiene que la democracia aparece y desaparece como un conjunto interdependiente. La protección de los ciudadanos respecto de la acción estatal arbitraria, por ejemplo, es compatible con deiniciones de la ciudadanía amplias o estrechas, de la misma manera en que la consulta vinculante a los ciudadanos se 12

combina con deiniciones desiguales e iguales. A pesar de que podamos concebir que las transiciones entre tipos sigan una secuencia regular, los cuatro elementos fundamentales de la democracia -igualdad, amplitud, consulta y protección según Tilly (2010)-, bien puede tener un grupo parcialmente separado de causas, de condiciones que los sostengan y de consecuencias políticas. 2. Caracterización analítica Por ahora y de manera muy restringida, vamos a centrarnos en las características fundamentales de la democracia, sin atender a su contextualización. 2.1. La democracia como poder Lo primero de todo: la democracia, tal como la conocemos, es un tipo de vehiculación del poder, un procedimiento para resolver pacíicamente la transmisión del poder. Dicho de otra forma, un procedimiento de organización, gestión, distribución y transmisión del poder mediante el sistema parlamentario de representación y las instituciones derivadas. En uno de los libros más interesantes publicado al respecto entre 1835-1840, Alexis de Tocqueville (1963) la consideraba directamente como un sistema de poder aún más eicaz y de mayor alcance que el despotismo, pues era imposible imponerse a los criterios de la mayoría. La democracia por tanto se comprende desde un sesgo instrumentalista. Un autor, nada sospechoso de conservadurismo como Charles Tilly (2010) la considera como una clase de relación entre Estado y ciudadanos, de ahí que pueda hablar de “democracia de alta capacidad” cuando el Estado es particularmente poderoso. De este modo, las instituciones distintivas de la democracia se verán ampliadas, protegidas y serán mutuamente vinculantes con las actuaciones del Estado. Y tales instituciones no son otras que las especiicadas por uno de los más conocidos analistas políticos (Dahl, 1993, 2004): cargos electos; elecciones libres imparciales y regulares, libertad de expresión; fuentes de información alternativas; autonomía asociativa y ciudadanía inclusiva (esto es, que todos los residentes y permanentes adultos deberían disponer de plenos derechos). Después de décadas de teorías de abajo hacia arriba ahora comienzan a prevalecer modelos de arriba hacia abajo que especiican lo que los líderes y gobernantes han de hacer para promover la democracia. Un ejemplo lo propone Eva Etzioni-Halevy (1990) quien sostiene que una condición histórica central para el surgimiento de la democracia occidental estable fue el desarrollo de la relativa autonomía de las élites con respecto al Estado y dentro de él. Sin esa autonomía, las posibilidades de estabilización de dicha democracia —cualesquiera sus logros y sus desventajas— hubieran disminuido considerablemente y las posibilidades de un colapso democrático se hubiesen incrementado mucho. No hace falta insistir en el sesgo de clase (y patriarcal) para dar cuenta de esta versión abundante. 2.2. Dimensiones (normativas) de la democracia Un eje argumental en el análisis de la democracia consiste en el procesamiento institucional de las preferencias (y las identidades)

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de los ciudadanos en el seno del sistema político democrático (Ramón Maíz, 2003). Muy habitual en buena parte de las teorías de la democracia disponibles —liberales, participativas y multiculturales— es la tesis de que las preferencias de los ciudadanos son exógenas a la actividad política, esto es, que constituyen en gran medida datos prepolíticos individuales o colectivos (de clase, grupo, género, nación, etc.) que los diseños institucionales tienen que relejar lo más exactamente posible. De esta suerte, la política se limita a constituir una actividad puramente expresiva que exterioriza o canaliza unas preferencias y conlictos que en lo sustancial ya se consideran, si no completas, en lo esencial acabadas y dadas de antemano. Por el contrario, un criterio clave en la relación entre ciudadanos y gobernantes tiene que ver con la concepción de las preferencias que implícita o explícitamente postulan. 1) En cuanto a la dimensión horizontal, la naturaleza de las preferencias e intereses de los ciudadanos respecto al sistema político pueden ser bien exógenos, esto es, considerados como un dato de naturaleza prepolítica y en lo sustancial cristalizados previamente; o bien endógenos, esto es, internos al propio proceso político, y por tanto resultado de las circunstancias de la participación, el debate, el proceso decisorio y, en general, la eicacia de iltro de las instituciones democráticas. 2) En cuanto a la dimensión vertical, se trata del vínculo entre inputs y outputs en el sistema político democrático, la relación entre demandas y apoyos, por un lado, y entre gobernados y gobernantes, por otro. Puede ser o bien directa, esto es, lo menos mediada posible, de tal suerte que las demandas se conciben como fuente inmediata de decisiones y se busca la máxima identidad posible entre gobernantes y gobernados; o bien indirecta, o lo que es lo mismo, centrada en la distribución de las demandas y las decisiones entre ámbitos institucionales distintos, en la autonomía de los gobernantes y en los controles (a priori y/o a posteriori) de los mismos. Así, de acuerdo con este criterio, resultarían discernibles cuatro dimensiones de la democracia deudoras de otros tantos principios articuladores y que plantean el mapa actual de las posibilidades de lo que institucionalmente concebimos como democracia: I. Democracia representativa Preferencias exógenas, relación indirecta. Se postula que las preferencias políticas de los ciudadanos (individuos o grupos) se hallan ijadas de antemano, por lo que la política consiste ante todo en un

proceso de agregación (síntesis y articulación a partir de la heterogeneidad previa), que no mera adición de aquéllas. Este proceso se realiza mediante la elección de representantes que gozan de una autonomía relativa respecto a los intereses y preferencias del electorado, el cual se reserva en cualquier caso el control a posteriori de los políticos elegidos. Aquí muchos autores (Ruiz Soroa, 2011) la consideran necesariamente vinculada a la democracia constitucional, es decir, que se deiende un ámbito inmodiicable, ijado de una vez por todas en la Constitución (la cual es a la vez límite y fundamento del poder del Estado) y que en líneas generales incluye los derechos fundamentales de la persona (así, en singular) y las reglas básicas de ordenamiento del Estado de derecho. Sin ser idéntico por tratarse de taxonomías diferentes, sería el modelo más cercano a la democracia liberal. Otros autores (Held, 2001; Manin, 1998, García Guitián, 2003) no consideran esta relación entre democracia representativa y constitucional tan estrecha pero aceptan que en términos históricos ha existido una fuerte vinculación entre ambas. Es importante también subrayar en este marco que las elecciones otorgan el mandato representativo, lo cual facilita una importante distancia y autonomía de los políticos frente al electorado (y frente a su partido). Dicho de otro modo, en la teoría de la democracia representativa no es un hecho, sino un presupuesto teórico del modelo que, desde el momento mismo de su elección, los representantes se diferencian y autonomizan respecto a sus electores e incluso a sus programas de partido. Interesa resaltar que en este modelo es patente que el individuo aislado carece por completo de existencia política positiva por no poder ejercer ninguna inluencia efectiva en la formación de la voluntad del Estado y que, por consiguiente, la democracia sólo es posible cuando los individuos se reúnen en organizaciones deinidas para diversos ines políticos de tal manera que entre el individuo y el Estado se interpongan aquellas colectividades que agrupan en forma de partidos las voluntades políticas coincidentes de los individuos (Kelsen, 1977). Ante este nuevo escenario, el principio de las mayorías y la negociación parlamentaria a través de los partidos políticos se vuelven esenciales. Se comienza a considerar que el gobierno de las mayorías es lo más cercano al principio de la autodeterminación política de los ciudadanos y que la sumisión a la voluntad de la mayoría se aproxima lo más posible a la idea de libertad como autodeterminación en la democracia, pues las mayorías no se justiicarían solamente por su mayor peso en votos, sino porque signiicaría

Tabla 1

Dimensiones normativas de la democracia RELACIÓN GOBERNANTES-GOBERNADOS

PREFERENCIAS DESBORDES

INDIRECTA

DIRECTA

EXÓGENAS

I

DEMOCRACIA REPRESENTATIVA

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

II

ENDÓGENAS

IV

DEMOCRACIA INCLUSIVA

DEMOCRACIA DELIBERATIVA

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oblema, no solo teórico

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Tabla 2

DEMOCRACIA R E P R E S E N TAT I VA

DEMOCRACIA R E P R E S E N TAT I VA

Representación Agregación Libertad negativa Privado Intereses Vo t a n t e s Mandato representativo Mayorías Política instrumental Neutralidad estatal Liberalismo

Identidad Participación Libertad positiva Público Virtudes Ciudadanos Mandato imperativo Bien común Política autotélica Estado intervencionista Democracia

hacer libres al mayor número de ciudadanos. Es obvio que la democracia representativa representa el modo habitual en que el signiicado de democracia se ha distorsionado y desvirtuado, confundiendo el actual sistema oligárquico dominante de la “democracia” representativa con la democracia misma. Sin embargo, un sistema en el que el poder es acumulado en pocas manos y en que la ciudadanía no tiene la posibilidad de decidir directamente sobre los asuntos de la vida pública, es un sistema oligárquico. De todos modos, gran parte de las exigencias ciudadanistas se sitúa en este límite. No se cuestiona la representación, sino tan solo que se mejore a través de un sistema electoral más representativo; no se plantea la salida o ruptura de la Constitución, sino una reforma pactada siguiendo las pautas democráticas, esto es, entre el Estado y los ciudadanos a través de sus representantes políticos (partidos, coaliciones, tal vez sindicatos). En cuanto al mandato representativo, la propuesta incide en su control ante la proliferación de abusos, pero no en la merma absoluta de su autonomía; no está claro el cómo y la teoría tiende a subrayar el control retrospectivo: no votar a un candidato corrupto, por ejemplo. II. Democracia participativa Preferencias exógenas y previas del pueblo, relación directa en forma de gobierno directo del mismo. La democracia participativa se ha postulado recientemente como un modelo alternativo, dirigido contra la democracia representativa (Kaufmann, 1967). Frente a ello, los autores participativos han antepuesto una visión de la política como forma de vida y como una forma de aprender a vivir comunalmente. Descansa en la idea de que debe buscarse un mayor autogobierno de los ciudadanos, menos unidos por intereses que por una actitud cívica, que sean capaces de tener propósitos comunes, juicio político y acción mutua. El votante no se considera como consumidor, la voluntad política no constituye en el circuito de la representación un dato previo, luego sancionado y legitimado procedimentalmente, sino resultado de complejas combinaciones políticas. Como no está dado de antemano, es preciso formar en común una voluntad común a partir de los intereses dispersos. No obstante aquí la representación sigue siendo un dispositivo de indispensable génesis institucional de la voluntad política orientada a la acción mediante la obtención de mayorías contingentes a través de agregación, pero no transformación sustantiva de las preferencias dadas. Hay que evitar un equívoco: no es la deliberación —y la publicidad del debate político— el principio que fundamenta el Parlamento de representantes, sino los mecanismos de iltro, autonomía, discusión y negociación estratégica. 14

En respuesta a los problemas que plantea el dispositivo elección-representación, pero sobre todo a los que se derivan de una radical diferencia en la concepción de la política como relejo, los teóricos de la democracia participativa no presentan correcciones internas, sino punto por punto un auténtico contramodelo que se puede sintetizar como sigue: La democracia directa consiste, ante todo, en permitir el acceso directo y el respeto de las preferencias de la ciudadanía en la toma de decisiones, lo cual, a partir del fundacional rechazo de la distinción entre titularidad y ejercicio del poder del Estado, requiere acercarse todo lo posible a la identidad entre gobernantes y gobernados. De ahí el procedimiento del mandato imperativo, esto es, dotados de instrucciones ex ante, nombrados por períodos muy cortos, en circunscripciones lo más pequeñas posible y en todo momento revocables por la asamblea de sus electores. Se postula además, en consecuencia, la llamada libertad positiva, deinida en torno a los derechos cívicos y la implicación activa de los ciudadanos en la cosa pública, frente a la libertad negativa, consistente en la delegación a los representantes, su control periódico retrospectivo y la defensa de los derechos individuales. La primera virtud de la participación que pusieron de relieve los autores participativos (Kaufmann, 1967; Pettit, 1998, 1999) era que ésta contribuye a educar cívicamente al ciudadano, enseñándolo a conocer los problemas comunes y a pensar en términos públicos y de mutualidad por medio de la deliberación. La atención al cultivo, mediante prácticas e instituciones normativamente adecuadas que impulsen una idea sustantiva de vida buena, de las virtudes cívicas de los ciudadanos activamente implicados en la res pública, que desbordan ampliamente la reductiva atención a sus solos intereses. El ciudadano desplaza así a la igura del mero votante (y, desde luego, al consumidor), y se propugna así la necesaria interferencia legítima del Estado (Pettit, 1998, 1999) mediante políticas varias de igualdad de oportunidades. Entre las fortalezas que aporta este modelo, cabe destacar las siguientes: 1. Aporta más información a la decisión, pues privilegia la autoorganización y la presencia de la voz directa de los “interesados”, sin que intermediarios incontrolados y atentos a sus propios intereses o los grupos que inancian las campañas enturbien las preferencias populares. 2. Postula una ciudadanía capaz de superar la «paradoja de Kaufmann» —aquellos más interesados en participar son precisamente los que menos lo hacen por carencia de recursos morales, intelectuales y materiales—, pues la participación genera una ciudadanía más formada e informada, más empoderada, con mayor capacidad de acción en defensa de sus intereses desde la sociedad civil y de participación en el gobierno. 3. Facilita el control de los políticos mediante la elección directa del parlamento, el gobierno, los jueces; mediante el mandato tasado o bien la posibilidad de revocación; mediante la exigencia de publicidad de todas las discusiones y decisiones, e incluso, en el extremo, a través del establecimiento de la obligación universal de votar. 4. Atiende a la generación de las condiciones de participación igual frente a la presencia de dominación o desigualdad económica, que convierten los derechos ciudadanos en meras libertades formales. 5. Amplía el ámbito de la política más allá de los límites formales del Estado, extendiéndola a los espacios sociales en los que se genera poder y conlicto, mediante un concepto de democracia que implica la politización de áreas anteriormente consideradas privadas o reguladas por el mercado y excluidas de la esfera pú-

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blica: condiciones de igualdad que faciliten la libertad real para todos, relación igualitaria de género, incluso la interacción sostenible con el medio ambiente, con la ampliación de la ciudadanía a las generaciones futuras, etc. En resumen, la contribución del modelo de la democracia participativa busca complementar el principio de libertad con el de igualdad, desde el sufragio universal al concepto de Estado social, pasando por la incorporación de instituciones como el referéndum o la iniciativa legislativa popular. Son de especial interés las aportaciones del modelo participativo a la renovación del gobierno local. Se trata de muy diversos tipos de mecanismos e instituciones destinados a recoger el punto de vista de los ciudadanos bien con carácter puramente consultivo, bien con implicación real en la toma de decisiones. En cuanto a los primeros, los “consejos territoriales” quizás sean los más extendidos, si bien con muy diferente naturaleza: en algunos casos (Noruega, Reino Unido) estos consejos territoriales han llegado con el tiempo a participar de forma sustantiva en la toma de decisiones (ijación de prioridades, atribución de fondos, control y seguimiento de la implementación de políticas públicas, etc.). Otros instrumentos de democracia participativa son, desde luego, los referenda de utilización en el ámbito local y nacional, y efectos vinculantes, poco empleados en los Estados español o francés, pero más a menudo en el ámbito local en Alemania. La elección directa del alcalde podría asimismo incluirse en este tipo de mecanismos de democracia directa o participativa. Pero como modelo alternativo global la democracia directa presenta muy serias deiciencias. Y no tanto a la vista de sus ensayos históricos, desde la revolución francesa (Comités Revolucionarios) a la revolución rusa (los Soviets ya capturados por el bolchevismo) o, en otro orden de cosas, la contemporánea versión minimalista y parcial mediante articulación de democracia representativa y directa en lugares como California o Suiza. Ni siquiera merece la pena repasar cuántos de los referenda convocados son ganados por quien los convoca, y lo que supone de restrictivo que tanto el modo, la pregunta, las posibilidades de respuesta, el recuento y las posibilidades de truncar su carácter vinculante suponen respecto a considerarlos como una verdadera práctica democrática participativa, hasta el punto de que más bien tienden a ser utilizados como un dispositivo de legitimación de decisiones tomadas por la clase política (véase aquí el referéndum sobre la permanencia en la OTAN). Pero más allá de las prácticas, nos interesan aquí las deiciencias de principio y estructura teórica: 1. Se postula una quimérica identidad entre gobernantes y gobernados, llevando a extremos insostenibles la tesis del autogobierno, cuyo objetivo es evitar la emancipación de los gobernantes respecto a los gobernados. De hecho, se procede a fusionar la titularidad con el ejercicio del poder político, lo que en realidad facilita o bien el diletantismo político debido a la corta duración de los mandatos (unido al populismo de las ofertas generosas) o la rotación, o bien la aparición de élites ocultas, vanguardias, grupos poderosos de interés, líderes carismáticos o intermediarios privilegiados de la opinión, resultando unas y otros difícilmente controlables. Precisamente uno de los problemas detectados empíricamente en experiencias históricas o actuales de democracia directa, que desmiente la asunción en exceso optimista respecto a la motivación ciudadana incluso en las mejores condiciones participativas, es la tendencia a la sustitución de los ciudadanos comunes por “ciudadanos participativos especializados”. 2. Postular la soberanía actualizada del pueblo cuestiona el fun-

damento teórico sustantivo de la idea clave de la Constitución y, con ello, de los límites y fundamentos jurídicos, positivo y sistemático, de los poderes del Estado, de la separación de poderes, de la distinción entre poder constituyente y constituido, del federalismo y la representación territorial compleja, del parlamento como máximo órgano representativo, etc. 3. Un problema adicional de la teoría de la democracia participativa, como demuestra la casuística contemporánea de los presupuestos participativos, es que no puede prescindir de la representación, pues en sistemas políticos complejos la democracia directa presupone la necesaria creación de instancias de delegación y representación. Una última consideración: existe una literatura creciente que aboga por la democracia electrónica, según la cual la actual posibilidad técnica del conocimiento instantáneo de las preferencias de los ciudadanos con anterioridad a la toma de decisiones volvería en principio factible la instauración de formas de democracia participativa. Esto, sin embargo, dejaría sin resolver varios problemas decisivos respecto al procesamiento de las preferencias que aquí interesa: 1) que las preferencias de los ciudadanos consistan muy frecuentemente en lo que los psicólogos sociales denominan pseudopreferencias, o constituyan meros prejuicios, producto de la ausencia de información o la manipulación comunicativa; 2) la capacidad de Internet de seleccionar la información según los gustos del consumidor tiene un lado oscuro: la generación de cibercascadas y la fragmentación de públicos no sólo reduce drásticamente la exposición a argumentos, intereses, valores y perspectivas diferentes, que ayudan a desarrollar la tolerancia y contrastar las propias preferencias, sino que contribuye a la polarización y a la radicalización de las mismas, a potenciar incluso su encapsulamiento e innegociabilidad. Cabe, eso sí, atender a un nuevo “catálogo” de formas de participación política estimuladas en torno a una concepción de democracia participativa. Por una parte trascienden el campo de lo electoral como horizonte para la participación. Además establecen comportamientos no convencionales, fuera de lo tradicional, e incluso de la legalidad. Sus objetivos parecen claros: inluir, reformar o transformar el sistemas a través de distintos mecanismos “no convencionales”, “no institucionales”, en algunas ocasiones utilizando formas de protesta más o menos inéditas, y por otra 15

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parte canalizar demandas no atendidas por los actores tradicionales. En suma, aunque reclamada como una radicalización, la democracia participativa no se presenta como una alternativa a la democracia liberal, sino que pretende complementarla. Su interés fundamental es aumentar la participación de los ciudadanos como un mecanismo para contrapesar el poder de los gobernantes y para que sean tenidos en cuenta intereses previamente denostados y voces marginadas de la sociedad. Pero su realización última, no obstante sus posibles logros antes descritos, puede convertirse con facilidad en un mecanismo o bien de legitimación de las decisiones de la clase política, o bien en un populismo que puede llevar implícitos elementos religiosos, xenófobos, clasistas y sexistas, cuando no fascistas (referéndum suizo para evitar la construcción de nuevas mezquitas). III.Democracia deliberativa Preferencias endógenas, relación directa. Desde los años 1990 hay nuevos intentos desde la teoría política por contrarrestar las dinámicas de intereses de las democracias liberales y mejorar tanto la competencia cívica de los ciudadanos, como la consideración equitativa de los distintos intereses. Con las propuestas llamadas “deliberativas”, se desarrolla un modelo de democracia que pretende incorporar muchas preocupaciones de los autores participativos y articularlas con el modelo de democracia liberal. Ello se hace con la intención de dotar de su propia importancia a las instituciones y procedimientos clásicos de la democracia liberal —cuestión a la que fueron reacios los autores participativos—, pero al mismo tiempo haciendo explícitas las posibilidades de complementarla con una noción fuerte de la ciudadanía, del espacio público y de la opinión pública tomando muchos elementos del activismo cívico y de la importancia del asociacionismo y la participación. Los demócratas deliberativos proponen una reconstrucción de la teoría de la democracia liberal fomentando sus posibilidades discursivas. No se trata de una teoría alternativa a la democracia liberal, sino que busca una mejor instrumentalización de los derechos políticos y de las instituciones de la democracia liberal por medio del espacio público y del principio liberal de publicidad que ha estado siempre presente en el liberalismo, pero que ha sido poco desarrollado (Habermas, 1998). El argumento deliberativo se plantea como sigue: 16

1) La única decisión colectiva legítima es la que no deja fuera la voluntad de ningún ciudadano, esto es, la decisión adoptada por unanimidad. 2) Ahora bien —a no ser que se confunda la unanimidad como regla de decisión con la unanimidad como un escenario político en que todos poseen la misma preferencia—, la unanimidad ni es posible ni sería eiciente por sus excesivos costos de decisión. 3) Como las decisiones políticas, sin embargo, se imponen a todos los ciudadanos. 4) Y los ciudadanos deben ser autónomos, esto es, capaces de tomar una decisión racional considerando los diversos aspectos (razones, consecuencias, alternativas) de las posiciones en juego. 5) El derecho de todos a participar en la deliberación proporciona el criterio último de legitimidad democrática de las decisiones. En deinitiva, la teoría de la democracia deliberativa invierte el postulado central de la democracia representativa: aquí no es el resultado del voto, sino el debate lo que autoriza al decisor (ya sea estatal, ya se encuentre en la sociedad civil) a decidir con carácter vinculante. La democracia deliberativa supone así la superación de la unilateral lógica de las mayorías y el control a posteriori o a priori de los gobernantes (representación), si bien todavía retiene en alguna medida el momento de inmediación que caracteriza a la lógica participativa-directa. La premisa básica de los autores deliberativos es que, para ser legítimas, las decisiones políticas deben pasar por procesos justiicativos y deliberativos frente a la opinión pública. El concepto de deliberación hace referencia a las exigencias que deben proveer razones públicas que justiiquen las decisiones de modo que, para que una decisión pública sea legítima, debe pasar previamente por el debate en el espacio público y la esfera de la opinión pública, ambos conectados con una sociedad plural, dinámica y marcada por redes de asociaciones, una sociedad que pueda relejar las distintas voces de la propia sociedad. En ese sentido, este modelo busca superar tanto la lógica del puro interés en política, como la autonomización del proceso político por parte de las élites de los partidos y de las instituciones, así como establecer que toda decisión pase previamente por su justiicación y transformación ante la opinión pública. Por otro lado, se argumenta que bien puede ser un modelo que contribuya a mejorar la competencia ciudadana, en tanto que el seguimiento de los debates en el espacio público contribuiría a la educación política de los ciudadanos y su transformación cívica, así como a mejorar las condiciones del autogobierno.

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discusiones de los parlamentos, los partidos políticos y las instituciones políticas. Ahora bien, del mismo modo que la democracia directa suavizaba sus pretensiones de identidad gobernantes/gobernados mediante una delegación controlada a través del mandato imperativo y la revocación, resulta asimismo frecuente en la democracia deliberativa su consideración, más que como un modelo alternativo, como una corrección deliberativa de la democracia parlamentaria o, en su caso, del poder judicial o constituyente. En síntesis, la democracia deliberativa, en cuanto modelo normativo, aportaría las siguientes virtualidades: 1) Proporciona superior información sobre las propias preferencias, las preferencias de los demás y los efectos de las decisiones. 2) Modiica las preferencias estrechas y a corto plazo. 3) Produce decisiones de mayor calidad, más debatidas, incorporando más puntos de vista. 4) Aumenta la posibilidad de alcanzar consenso en torno al bien común, o bien, toda vez que la deliberación puede ahondar las diferencias, encauzar el disenso, practicando una economía moral del desacuerdo que refuerza el valor del respeto mutuo (lo que implica, mas allá de la tolerancia, interacción constructiva). 5) Refuerza la equidad al requerir la igualdad real y no discriminación en las oportunidades a participar en el debate público. 6) Genera una ciudadanía más cualiicada y digna de tal nombre, frente a las reductivas iguras del votante, el consumidor o el participante maximizador primario de sus preferencias inmediatas (Kymlicka, 1996). Entre las limitaciones de este modelo, resulta de interés comprobar cómo en algunas experiencias políticas contemporáneas se ha producido, con el paso del tiempo, una transición progresiva del énfasis en la participación hacia la deliberación o, mejor dicho,

La democracia directa suaviza sus pretensiones de identidad gobernantes/ gobernados hacia la democracia participativa-deliberativa. Hay más puntos débiles que han sido señalados sobre la democracia deliberativa. Se argumenta que ésta deja sin abordar cuestiones de exclusión de colectivos cuyas demandas vayan más allá de los límites de los derechos y las instituciones de la democracia liberal y que, en su excesiva pretensión de alcanzar consensos, pierde de vista la necesidad de tomar en consideración la inevitabilidad del conlicto subyacente en la sociedad (Moufe, 1999). A ello se le unen algunas de las dudas y sombras ya apuntadas en torno a la democracia participativa como modelo teórico-normativo autosuiciente, estanco, especialmente acerca de: 1. Si “la fuerza del mejor argumento” deja sin abordar las cuestiones de poder, desigualdad y exclusión del discurso que determinan el acceso y la inclusión en la esfera pública deliberativa. 2. Si la atención unilateral al «bien común» no se traduce en una excesiva pretensión de consenso, y desatiende la necesidad de la decisión, los costes de transacción, la inevitable dimensión de conlicto, la necesidad de la negociación estratégica y, en concreto, la defensa de los intereses de los grupos subordinados. 3. Si el diseño de modalidades de ámbito local de la democracia se olvida de establecer el lugar y las tareas del Estado en cuanto a provisión de las condiciones de no dominación, igualdad e in17

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No obstante, para dar cuenta de este modelo hay que precisar el concepto mismo de deliberación y sus exigencias de proveer: 1) públicamente 2) razones que justiiquen 3) las decisiones de obligado cumplimiento 4) pero contestables, esto es, susceptibles de revisión por la posibilidad de desacuerdo. Todas ellas, en efecto, son condiciones necesarias pero no suicientes. Deliberación implica, además, 5) génesis endógena de los intereses, renuncia a la idea de una voluntad inmediata del pueblo (tanto para mal: debe ser sustituida, dada su baja calidad, por el mejor juicio de los representantes; cuanto para bien: debe relejarse con la mayor transparencia y idelidad, directamente, eliminando toda distancia entre gobernantes y gobernados). En síntesis, la deliberación apunta a la superación de dos asunciones, implícitas y a la vez explícitas, ampliamente compartidas: 1) la tesis de las preferencias como dadas de antemano al proceso político mismo, y 2) la tesis de que las preferencias relevantes para la decisión política sean las preferencias expresadas. Jürgen Habermas, el teórico que más seriamente ha puesto las bases de la democracia deliberativa, se ha propuesto reconstruir la teoría de la democracia liberal para llevarla a ser entendida como una teoría discursiva del proceso de formación de la voluntad popular que discurre por las instituciones democráticas, pero que se alimenta continuamente del espacio público y de la opinión pública. El derecho en la democracia liberal, más que ser antidemocrático, vendría a constituir una serie de derechos e instituciones que pueden ser instrumentalizados con el in de ser un complejo de relaciones para determinar la forma en la que los ciudadanos se autogobiernan. Pero ello sólo podría ser entendido si se mira al poder y a las instituciones como algo contrario a coerción, dominación o violencia, sino más bien como ejercicio de comprensión comunicativa y acuerdo que se establece entre ciudadanos para la acción mutua, como cuando Arendt (1973) señalaba: “el poder brota de la capacidad humana, no de actuar o hacer algo, sino de concertarse con los demás para actuar de común acuerdo con ellos”. Así, Habermas presenta una teoría de los procedimientos e instituciones de la democracia liberal en un sentido más activo, una teoría del “procedimiento democrático como acción”, haciendo explícita la manera en la que pueden instrumentalizarse los derechos y las instituciones democráticas, junto con el espacio público y la esfera de opinión pública, para mejorar el autogobierno de la comunidad política por medio de los ejercicios deliberativos. En esta versión, la voluntad popular se forma dentro de las instituciones tradicionales de la democracia liberal, mediante elecciones políticas, competencia partidista, división de poderes, etcétera. Sin embargo, la posibilidad de accionar los derechos y de “actuar concertadamente” en el espacio público teniendo resonancia en las deliberaciones de los partidos, los parlamentos y las instituciones democráticas es lo que permite que éstas no se autonomicen y que permanezcan sensibles a la sociedad. Los derechos fundamentales aclararían la conexión interna entre derechos y soberanía popular, pues como nos dice Habermas, el principio democrático se debe al entrelazamiento del ‘principio de discurso’ con la forma jurídica de los derechos reconocidos y de las instituciones y procedimientos de la democracia. Ahí donde están reconocidos los derechos políticos y existe una sociedad organizada democráticamente a través de partidos, elecciones, competencia, instituciones políticas y un espacio público cargado de redes de asociaciones y medios de comunicación plurales, las acciones en el espacio público tienen resonancia en las prácticas discursivas de la opinión pública, hasta alcanzar inluencia en las

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sión ilosóica, impide dar cuenta del lugar necesario de la disrupción y el variado repertorio contemporáneo de protesta en una teoría de la democracia. Asimismo cabe interrogarse hasta qué punto el poder que emana de la acción colectiva, fuera de las instituciones, y que genera de modo autoconstituyente grupos, colectivos, movimientos o identidades (políticas, contingentes, no esencialistas) es capaz de introducir nuevas demandas de acceso y voz en el escenario político. En otras palabras, si la democracia deliberativa permite una ecología de nuevos agentes sociales y políticos, del poder que emerge de la acción colectiva (caracterizado por su intransitividad, la movilización, la contestación, el conlicto). Por último, la constante insistencia en la formación previa, la instrucción pedagógica de las masas populares y consideraciones paralelas hace pensar en una cierta desconianza respecto a la mayoría de edad “deliberativa” de la mayoría de la población, lo que favorece las tentativas a la manipulación y abuso de los órganos consultivos. clusión en las que el debate sea posible, puesto que los públicos deliberativos constituyen el resultado de complejos procesos de construcción cívica. 4. Si la preocupación por las políticas públicas no deja en segundo plano a la política, en el sentido de las decisiones estratégicas y organizativas, el cambio de las instituciones y las reglas de juego, así como el repertorio de protesta externo a la deliberación. 5. Si la ijación normativa, en in, con los ámbitos institucionales de deliberación no desatiende el decisivo papel de los agentes, la temática de la movilización y la incorporación de los actores colectivos que aportan nuevas demandas, intereses e identidades al escenario de la deliberación y la consolidación de públicos deliberativos. En cualquier caso, la democracia deliberativa no aparece en absoluto como una alternativa a la democracia liberal, tan sólo pretende complementarla. Su interés fundamental es mejorar la calidad de las instituciones y tiende a dejar de lado los intereses, necesidades e identidades de los grupos cuyas demandas vayan más allá de los límites de los derechos y las instituciones de la democracia liberal y que, en su excesiva pretensión de alcanzar consensos, pierde de vista la inevitabilidad del conlicto subyacente en la sociedad. Es difícil aceptar que los procesos deliberativos institucionalizados generen realmente una voluntad popular debido a los sesgos que introducen dichos mecanismos previamente desarmados de todo cuestionamiento de las reglas de juego previas, y más bien cabe pensar cuánto de dinamismo legitimador introducen los procesos de consenso. También cabe plantear hasta qué punto los procesos deliberativos tienen capacidad performativa (de actuación sobre los aspectos sociales, económicos e incuso políticos) o más bien tienden a transformarse en un mero dispositivo de obtención de información directa y útil a intereses ajenos a la supuestamente protegida voluntad popular (algunos ejemplos como los Consejos de Juventud que operan en Ayuntamientos “progresistas”), o incluso a convertirse en la arena política inicial de los participantes con mucha ambición y aspiraciones políticas. Dicho de otro modo, hasta qué punto se contempla la posibilidad de adopción de decisiones vinculantes, y no sólo a efectos consultivos o formativos de opinión, desde ámbitos locales participativo-deliberativos. Un concepto de “razón pública” y “ciudadano razonable”, exento de conlicto fundamental, que se traduce únicamente en consenso o en un retrato del debate argumentativo más propio de una discu-

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IV. Democracia inclusiva Preferencias endógenas, relación indirecta. La inclusión a que aquí nos referimos se caracteriza, por una parte, por retener de modo decisivo el carácter político-endógeno de las preferencias propio de la democracia deliberativa; pero, por otra, por renunciar a las pretensiones de identidad y recuperar normativamente la relación indirecta entre gobernantes y gobernados, característica de la democracia representativa. Por este motivo se puede encontrar en la literatura especializada la caliicación de “radical” para quien deiende este modelo, aunque no siempre puede caliicarse de tales a todas las posturas que alberga. En este grupo se alzan desde aquellos defensores de una democracia radical que se oponen a la democracia deliberativa porque consideran que ésta impone límites a la incorporación de demandas en su pretendida búsqueda de consenso (Moufe, 1999), hasta quienes desde visiones más moderadas buscan la inclusión a través de reformas institucionales a la democracia liberal, por ejemplo, a través de mecanismos de representación colectiva para mujeres, minorías culturales, etcétera. En esta segunda veta, más ligada a las posiciones multiculturalistas y de género, el modelo de democracia inclusiva (radical) buscaría una mayor implicación del Estado, mediante políticas que se destinen a superar la desigualdad de oportunidades y la dominación cultural y se busca generar cohesión, solidaridad y redistribución como mecanismos necesarios para una mejor inclusión y consideración de los intereses de los grupos desfavorecidos de la sociedad. La pretensión más importante sería generar condiciones de igualdad de participación y, por lo anteriormente dicho, es un modelo congruente tanto con los objetivos de la democracia deliberativa como con los de la democracia liberal. Sin embargo, en su veta más radical, agonista, en este modelo teórico de democracia se deienden la inevitabilidad de la dimensión conlictiva de la política y se busca una expresión agonista de las diferencias, como premisa transformadora de la sociedad. Para algunos de sus exponentes, como Chantal Moufe (1999), la identidad del sujeto es transformada continuamente en la dinámica agonista del conlicto y la exposición ante diferentes opiniones políticas. Debido a ello, el conlicto político no sólo es ineludible sino también deseable como medio que permite transformar las identidades y las formas de comprensión colectiva. Sin embargo, en esta excesiva preocupación por el conlicto, los demócratas agonistas olvidan que esa expresión debe decantar en ciertos acuerdos para que las diferencias puedan ser procesadas por el

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va; por otro, el autogobierno y la toma de decisiones vinculantes mediante participación y deliberación de los implicados (apoderamiento), que aun siendo locales o regionales comprometen al poder del Estado. Es más, incluso reclaman su intervención de apoyo mediante políticas de igualdad (renta básica, redistribución de renta, políticas sociales, discriminación positiva de colectivos marginados o desfavorecidos, etc.) que afectan a la correlación de fuerzas y las estructuras de dominación tradicionales. En segundo lugar, la democracia inclusiva se postula como gobernanza multinivel, esto es, presta decisiva atención a la articulación de los niveles de toma de decisión, supraestatal, estatal y local. En esta perspectiva se postula la creación de nuevos ámbitos de toma de decisiones en el nivel local y regional y la superación del principio de jerarquía y verticalidad por el de competencia y horizontalidad. Ahora bien, a diferencia de mecanismos de descentralización de mercado (privatización de servicios), en los que los ciudadanos participan como consumidores y no como sujetos participativos y deliberantes; o la mera descentralización administrativa, que restringe la participación a los efectos de la ejecución de las decisiones tomadas en otro lugar, la democracia inclusiva trata normativamente de restituir una devolución participativodeliberativa, siguiendo principios de autonomía, participación, deliberación y control. En palabras que resultan más conocidas, se trata de recuperar la tradición federalista con su modelo de pluralidad del poder constituyente y los poderes constituidos: 1. En primer lugar, un gobierno multinivel local (municipalista), regional (Estados federados), estatal (federación) y supraestatal (federación europea), de la mano del principio de subsidiariedad; 2. En segundo lugar, la democratización participativo-deliberativa de todos los ámbitos de la toma de decisiones, donde el nivel federativo del gobierno compartido sirve para garantizar el control de la calidad democrática del nivel local y la solidaridad interterritorial, mediante mecanismos iscales de redistribución, entre los diversos Estados, y 3. La cohesión, mediante implicación y deliberación conjuntas, del proyecto común de convivencia en un mismo Estado. En sus formulaciones recientes, además, esta tradición ha procedido a una redeinición de los modelos clásicos tanto de gobierno local, esto

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sistema político, por lo que la necesaria transformación de los puntos de vista iniciales será un elemento irrenunciable en toda búsqueda por superar el conlicto político, tanto como la necesidad de su procesamiento social y político, cuestión defendida por los demócratas deliberativos. En cualquier caso, existen puntos en común entre las diferentes tendencias. La democracia inclusiva se construye, en síntesis, sobre los siguientes principios: 1) Ante todo, en torno a la elaboración simultánea y equilibrada de incorporación al proceso democrático, considerado como constitutivo y no meramente expresivo, de los ciudadanos más vulnerables y sus demandas, tanto en el ámbito de las instituciones como en el de los actores, atenta a los problemas de los procesos políticos («¿cómo?») y las estructuras («¿dónde?»), pero asimismo a los sujetos colectivos portadores de capacidades y preferencias que la dotan de contenido y dinámica («¿quién?») (Maíz, 2003). 2) Frente a excesivas pretensiones consensualistas, asume una perspectiva agonística, esto es, atenta a la inevitabilidad de las dimensiones de conlicto y de contestación, poder y desigualdad en los procesos de representación, participación y deliberación (Moufe, 2002). 3) A ello se añade una atención especial a la centralidad del pluralismo y su acomodación democrática, en cuanto pluralismo de formas de vida y culturas, no sólo el ya clásico pluralismo de intereses o ideologías incluido en los tres modelos ya examinados. A partir de tales principios, la democracia inclusiva se concreta, entre otros, en torno a cuatro ejes de relexión normativa y experimentación democrática: 1) La atención a los problemas de la desigualdad material y el antagonismo en torno al poder político en los contextos de decisión democrática. 2) La necesidad de articular los niveles local y estatal a efectos de participación, control y cooperación. 3) La gestión del pluralismo cultural y la representación de los grupos minoritarios. 4) La recuperación normativa del poder que nace de la acción colectiva. En primer término, la democracia inclusiva pone de relieve una distinción no bien elaborada en algunos análisis de participación deliberativa: las continuidades y discontinuidades entre políticas públicas y política. Cierto que las políticas públicas poseen una dimensión política, pero aquí se trata de las dimensiones, más inquietantes y exigentes, de responder a la exclusión causada por la desigualdad y al desapoderamiento, poniendo en primer plano el antagonismo y la redistribución igualitaria de recursos. Piénsese en cómo la integración participativo-deliberativa de los inmigrantes o la acomodación democrática de la multinacionalidad, etc., residen en que en los segundos está presente, en mayor o menor medida, el conlicto profundo de intereses y de poder, la lucha contra la dominación y la desigualdad social de los sectores más desfavorecidos, el desequilibrio territorial del poder del Estado, o la opresión cultural y lingüística. Resulta por ello preciso distinguir los contextos en los que los instrumentos participativo-deliberativos consisten en mera coordinación, cooperación e innovación en la gestión (elaboración e implementación) de políticas públicas, de aquellos otros en los que detrás de aquéllas existen, en diversa medida, dimensiones propiamente políticas de conlicto redistributivo, de lucha por la igualdad económica, de enfrentamiento a la dominación, de acomodación multiidentitaria, etc. La democracia inclusiva diferencia, así, por un lado, las técnicas de mero asesoramiento, democracia consultiva o sondeos de opinión deliberativos, gestión de calidad o descentralización administrati-

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es, a la superación de un horizonte de mera gestión innovadora al auténtico gobierno (nuevo municipalismo), cuanto del gobierno federal clásico de Estados uninacionales (Maíz, 1999, 2005). Por último, la democracia inclusiva incorpora como elemento base de la democracia el activismo político. En este sentido demanda, por una parte, un reequilibrio interno en los partidos entre el debate, la participación y la unidad/programa, para abrirlos a nuevos interlocutores y demandas. Por otra, aporta asimismo una perspectiva más descentrada, menos estatalista y jerárquica, esto es, incorpora a su atención la dimensión de la movilización disruptiva y la protesta que discurre por fuera de los canales y agendas representativos y deliberativos tradicionales. La hipótesis aquí es que las teorías representativas y deliberativas de la democracia privilegian en exceso un concepto de orden y de razón pública que deviene excluyente, por cuanto blinda el sistema político ante demandas y temas nuevos que surgen muchas veces al margen de los mecanismos formales de la democracia. Quizá, a diferencia de los otros modelos, la democracia inclusiva aparece como una alternativa a la democracia liberal, por cuanto repiensa el poder de manera muy diferente a como se suele hacer en la democracia representativa, pero también en muchas ocasiones en la democracia participativa o deliberativa, atendiendo a la articulación de sus dos dimensiones: poder institucional y poder que emerge de la acción colectiva. La pregunta es hasta qué punto deja incólume todo el dispositivo estatal en su diferentes dimensiones, dedicándose tan solo a incorporar nuevos actores en un juego político que sigue siendo asimétrico de partida. En este sentido la democracia inclusiva se asemeja a las tácticas de biopoder por cuanto suponen una gestión compleja del poder capaz de incorporar la disidencia y el antagonismo como elementos contribuyentes a su mantenimiento invisible. De todos modos, sigue sin aclararse cómo el esencialismo comunitarista presente en este modelo democrático, por más radical que se autodeina, es capaz de incluir sin negarse a sí mismo los intereses, necesidades e identidades de los grupos ajenos, cuando no antagonistas, a los límites de las reglas de juego de la democracia.

En cierto modo se trata de una legitimación de los actuales sistemas políticos que reclaman la democracia como su vector esencial mediante el efecto de llenar el vacío representativo, ante la pérdida de espacios en las sociedades como instituciones legitimas y representativas, cuales son: 1. Crisis de conianza ciudadana y legitimidad popular ante los malos gobiernos y la corrupción. 2. Incapacidad de interpretar y representar intereses en un escenario político e identitario novedoso. 3. Ausencia de claros referentes político-ideológicos en las plataformas programáticas (refugio en lo moral, en lo religioso). 4. Imaginario negativo de la política impulsado por los medios de comunicación. En última instancia, queda sin aclarar cómo es posible efectuar el profundo efecto de socialización política previa de las masas populares y de los nuevos actores políticos producto de las confrontaciones de los movimientos sociales y multiculturales. Cabe dudar que este proceso lo lleven a cabo dispositivos institucionales estatales (en cualquiera de sus niveles) puesto que difícilmente lograrán una alteridad sustantiva. Hay que subrayar, por último, que todos los modelos plasmados con anterioridad se han visto en mayor o menor medida reformulados: la representación, de la mano del poder constituyente y los desarrollos deliberativos; la participación, al hilo de la inevitabilidad de las instancias representativas y los ámbitos de deliberación; la deliberación, mediante la necesaria atención a los aspectos inclusivos y representativos; la inclusión, en in, abandonando el esencialismo comunitarista del inicial multiculturalismo y atendiendo a los factores claves del apoderamiento, la participación y la igualdad. También es preciso anticipar para debatir si el criterio de construcción política asamblearia, aun participando de algunos de los criterios de los anteriores modelos normativos democráticos, puede recabar una síntesis pacíica obtenida mediante superposición de los cuatro ejes mencionados o se trata de un criterio de experimentación política de principios, intenciones y resultados del todo distintos.

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El imaginario democrático como instrumento político1 GLAD 0. Introducción En este texto pretendemos hacer un análisis crítico de la Democracia como idea y posibilidad. Nos es relevante el profundizar en la Democracia por cuanto consideramos que a partir de esta noción se despliega un sistema histórico socio-cultural de gestión de lo social (en su amplio sentido) y, que llega a hoy en día como la manera hegemónica de estructuración socio-política a nivel global, conformando por tanto, el contexto desde el cual emerge y en el que se enmarca nuestra actuación política. Pero, y quizá lo más importante, es descubrir dentro de este debate, que puede parecer meramente teórico, su signiicación práctica. Es por ello que más allá de las disquisiciones ilosóicas, nuestra búsqueda con este artículo se centra en articular una praxis que nos permita navegar a través de un mundo donde imperan las Democracias y donde rigen las demócratas. 0.1. La Democracia como mito A la pregunta qué es la Democracia, habrán múltiples posibles respuestas; siempre y cuando ninguna cuestione la Democracia en sí. Se responderá, por ejemplo, que es el gobierno del pueblo. Y desde ahí la respuesta puede derivar al hecho de que el pueblo gobierna poco, lo cual a su vez puede conducir a hablar acerca de la representación y de si acaso es necesario y/o posible otros tipos de Democracia (llámense de base, inclusivas, etc.). De ahí a discutir acerca de modelos electorales y candidatos sólo queda un paso. Lo importante, es no poner en discusión la Democracia en sí. Y todo esto pasa, generalmente, de manera irrelexiva. Alguien lanza la señal y nosotros damos la respuesta. Pero, si nos detenemos un segundo a relexionar y procuramos dejar fuera los automatismos

mentales, ¿qué entendemos por Democracia? Bien poco probablemente, más allá de los lugares comunes señalados. Y es ahora que caemos en que dicha noción se nos presenta ya naturalizada y asociada a una serie de ideas según quién y en qué momento evoque esta idea. Un estado de obnubilación democrático permanente que está por doquier. En la escuela e institutos nos hablan de respetar y cuidar la Democracia, sin concretar mucho más allá. Ni que decir de aquellos territorios en los que se ha “conquistado la Democracia”, allí sólo queda ésta o la barbarie representada por un pasado próximo. Las constituciones occidentales también resuenan con la aquella palabra, pero sin llegar nunca a de-

Esta operación mitológica permite naturalizar un discurso de poder planteado desde la clase dominante y sus instrumentos de dominación inirla; principalmente se la utiliza para conseguir legitimidad y poder dotar al Estado de ciertos poderes como el de proteger la Democracia a toda costa. De tan enunciada, parece que no existe la necesidad de establecer su signiicado ni mucho menos discutirla. Así se da casi por sentado que la Democracia es la forma de gobierno por antonomasia de nuestras sociedades “civilizadas”. No se trata ya tan siquiera que responda a lo mejor, a un ideal, en deinitiva se la deiende como la única opción válida al caos y la barbarie. Como lo expresó sucintamente Churchill “La Democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando.”2

Es por estas razones que entendemos que, siguiendo a Barthes, nos encontramos frente a un mito. Es decir, un signiicante vacío de contenido, deformado pero no falso, y, por sobre todo, un habla despolitizada: “El mito no niega las cosas, su función, por el contrario, es hablar de ellas; simplemente las puriica, las vuelve inocentes, las funda como naturaleza y eternidad, les coniere una claridad que no es la de la explicación, sino de la comprobación: si compruebo la imperialidad francesa sin explicarla, estoy a un paso de encontrarla natural, que cae por su peso; me quedo tranquilo. Al pasar de la historia a la naturaleza, el mito efectúa una economía: consigue abolir la complejidad de los actos humanos, les otorga la simplicidad de las esencias, suprime la dialéctica, cualquier superación que vaya más allá de lo visible inmediato, organiza un mundo sin contradicciones puesto que no tiene profundidad, un mundo desplegado en la evidencia, funda una claridad feliz: las cosas parecen signiicar por sí mismas.”3 Así, esta operación mitológica que opera sobre la Democracia permite naturalizar un discurso de poder planteado desde la clase dominante y sus instrumentos de dominación (Estado, Iglesias, Ejércitos...), referido, fundamentalmente, al establecimiento de un cierto tipo de orden social, a la capacidad de decidir lo que es de lo que no, lo que se nombra y cómo, al manejo de la diferencia, en deinitiva a aquello que tiene derecho de ser o no ser, y que por tanto consolida ciertas relaciones de poder asimétricas existentes. Como decíamos, la idea de Democracia planteada desde el Dominio no oculta nada de esto, pero lo encubre y deforma, lo naturaliza y de pronto nos vemos aceptándolo todo sin rechistar. Así se consigue impedir cualquier discusión real acerca de la Democracia que vivimos. Partir desde este punto, de la comprensión de la naturalización y mistiicación a la

1. Utilizamos el término político en este caso sólo por una cuestión de economía del lenguaje. Por ello queremos dejar en claro que desde nuestra perspectiva lo político siempre va vinculado a lo socio-cultural, y que en términos de proceso ésta idea siempre debe ser comprendida en relación con su historicidad. Muchas veces resumiremos esto igualmente baja la idea de lo social. 2. Winston Churchill, en su discurso en la Casa de los Comunes en 1947: “Democracy is the worst form of government, except for all those other forms that have been tried from time to time”. 3. p. 129. Barthes, Roland. 1999. Mitologías. Siglo xxi editores, México. 24

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0.2. la diicultad de criticar a la Democracia En esta tesitura es donde nos hallamos, donde la sinrazón suele adueñarse de la respuesta a la pregunta “¿eres demócrata?”, y la más manida réplica suele ser “sí, claro, ¡¿cómo no voy a serlo?!, sólo los terroristas y los fascistas son antidemócratas”. Nadie quiere sentirse excluido del sistema, y cuando desde casi todos los ángulos políticos se deiende lo mismo, la crítica corre el peligro de la desaparición o de la marginación. Así parece ser que muy pocos se plantean el origen y el trasfondo de este sistema y que aún pese a que éste se encuentre en caída libre, existe la necesidad de aferrarse a él a través de alguna de sus partes. La Democracia aparece entonces, de rey a paje, como un mecanismo posible de ser transformado, de ser aceitado para que trabaje mejor, una suerte de amuleto en el que depositamos nuestras esperanzas ya no de otro tipo de sociedad sino de simplemente mejorar el presente, la subsistencia misma. En un mundo con tantas desigualdades e injusticias, que el de abajo deienda lo mismo que el poderoso resulta ilógico. Pero es lo que ocurre con la idea de Democracia, una noción que nos es transmitida desde la prensa a la escuela, desde los partidos a los movimientos sociales. Vemos así que, por ejemplo, en el plano lingüístico la expresión “democrática” se utiliza como un adjetivo que positiviza cualquier cosa: actitud democrática, régimen democrático, educación democrática, partido democrático, elecciones democráticas, liderazgo democrático... Lo que termina ocurriendo con el término en cuestión es que se banaliza y pierde su contenido, signiicando conceptos distintos para cada persona, aunque normalmente con un matiz positivo, como ya hemos visto. Así nos enfrentamos, aceptamos e incluso pedimos, por ejemplo, una represión democrática pues creemos que cuando ésta cometa excesos será sometida a los procesos democráticos de resolución de conlictos establecidos por el Estado de derecho. Y de tal forma, ocurre que se pierde en los velos de la historia el cuestionamiento a la esencia misma de la represión o la (in)justicia que representa la misma, pasando toda discusión al respecto a un simple asunto de adecuación o no de ésta a los cánones demócratas. Y si a esto le sumamos la pluralidad de usos que actualmente tiene el término así

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que está sometida la noción de Democracia nos parece fundamental para poder empezar a relexionar acerca de ésta.

como la falta de especiicidad en su uso, tenemos una situación en que la noción de Democracia es posible de ser reivindicada sin distinción política, y de izquierdas a derechas todas son demócratas. Una realidad que es más que un mero síntoma de oportunismo político y donde no cabe hablar de honestidad o fraude. Esta problemática conluencia de diversas ambiciones políticas en el mismo punto no se corrige con el mero acto de revelar a las impostoras, más bien hay que analizar y entender el hecho de que el imaginario democrático funciona como una fuerza material que estructura nuestros espacios de conluencia y proyectos políticos. Esto supone, a la hora de evaluar la ainidad o la posibilidad de sumarnos a distintas luchas, una necesidad de determinar con qué in se reivindica el imaginario democrático o por qué los que parecen cuestionar la coyuntura política encuentran un recurso en el idioma de la Democracia. Más allá de identiicar la forma de Democracia que se propone, hay que intentar especiicar dentro de qué horizonte de transformación social se emplea este imaginario. Y en este sentido, percibimos que si bien la idea de Democracia está fuertemente vinculada, dentro de los sectores más progresistas, al deseo e interés por alcanzar la emancipación social, ésta se encuentra, generalmente de manera implícita, vinculada al espectro del establecimiento de un gobierno, si bien uno del “pueblo”. Una línea de pensamiento que consideramos arriesgada y que abre espacio a una serie de problemáticas. Pero nuestra inquietud también surge de una práctica política en que hemos encontrado que, a veces, detrás de un lenguaje

político que consideramos agotado hay un interés por lo político y los proyectos de transformación social con los que nos sentimos solidarios. Si la Democracia ha sido un instrumento para criticar el Capitalismo y si sigue siendo un lenguaje para proyectos de superación del mismo, queremos entender estos esfuerzos políticos. Pero a la hora de encontrarnos con esta realidad creemos que también hace falta aclarar que no creemos que estas direcciones o anhelos políticos surjan del lenguaje e imaginario democrático. Más bien, el imaginario democrático es posible de ser utilizado e invocado con estos propósitos porque en nuestra sociedad actual queda cómo la única forma en que estos se pueden expresar sin ofender al poder. Para explicar y clariicar este último punto hemos intentado “pelearnos” no con las formas democráticas más comprometidas, sino que nos hemos enfocado en analizar lo que podría ser o qué signiica la Democracia en su máxima posibilidad de desarrollo histórico. Criticar la democracia tal como existe hoy en día es ya un lugar común y demasiado fácil: corrupción, falta de acceso, debilidad de la sociedad civil. Las preguntas más urgentes nos parecen ser las que van en torno a identiicar los posibles proyectos aines que se esconden detrás de este lenguaje, y más allá de esto, entender que limites impone la ideología democrática a nuestras ambiciones transformadoras. Si encontramos que no deberíamos encajar nuestras propuestas políticas dentro del lenguaje democrático esto tiene poco que ver con escrupulosidad semántica. Pensamos que dentro de las condiciones históricas del capitalismo contemporáneo, 25

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la Democracia no nos sirve como base critica para la superación de este sistema. Las autoproclamadas realistas nos van a decir que esto es una forma de abandonar un método fácil de hacernos entender y de buscar la solidaridad popular a través de un lenguaje accesible. Queremos cuestionar este planteamiento en cuanto encontramos, como hemos tratado de explicar que la idea de facilitar la comunicación a través de un lenguaje político ya establecido en vez de proponer otro vocabulario es en si misma parte del proceso de mistiicación, toda vez más si cabe con un concepto oculta tanto como aclara. Además, pretendemos añadir a esto los riesgos y los compromisos que supone el uso de este idioma político. Y más aún, creemos que es hora de pedir las pruebas de que el imaginario democrático implica una salida del capitalismo y que puede sustituir al lenguaje de la autonomía, justicia y emancipación social. No porque no compartimos el objetivo de la emancipación, sino porque creemos que es más realista repensar nuestras categorías críticas que lograr el cambio a través de un imaginario, en parte cooptado, por el Dominio. 1. LA CRÍTICA DE LA DEMOCRACIA 1.1. la Democracia como dispositivo psico-social Al actuar la Democracia como un fetiche social, ésta logra trascender el discurso público/colectivo para instalarse, a través de la socialización, en la constitución psíquica de los individuos. Como señala Colombo, el mayor problema es el de la constante creación de fronteras de todo tipo, lo que conlleva una constante heterogestión4 de la vida, que “nos permite encastillarnos, refugiarnos en nuestra pequeña satisfacción cotidiana y pensar que son los otros responsables de nuestros sufrimientos y de nuestras humillaciones”5. Esto se traduce en la práctica en que cada una de nosotras interiorice, en mayor o menor medida, la idea de ciudadanía. Ser humano y ciudadana pasan así a ser lo mismo en el plano discursivo, y lo mismo ocurre con las concepciones de ciudadana y sujeto político. Sin embargo, esto conlleva una serie de problemas, porque la igura de la ciudadana encierra además de su carga de

aquí donde se instala la supuesta “racionalidad del sistema”6, en la disposición psicosocial de los individuos. El Estado (democrático-capitalista en este caso) cumple el papel paterno de cuyos margenes es casi imposible salirse. De este modo desarrollamos también unas estrategias políticas que pueden ser muy distintas entre ellas (y que pueden ser más o menos extremas en su intento de darle la vuelta a las cosas), pero que no suelen llegar al acto de la negación de lo establecido. De esta manera incluso las ideas revolucionarias a menudo se ven involucradas en el círculo vicioso de la lógica del Estado democrático, la cual al inal acaba presentarse como inevitable7.

¿Acaso es la Democracia la tapadera perfecta para mantener en funcionamiento las relaciones capitalistas ? derechos, también obligaciones. Pero, por sobre todo, la igura de la ciudadanía legitima implícitamente el Dominio, que es en deinitiva quien entrega la carta de ciudadanía y determina lo que signiica ser ciudadana. Y, de esta forma también se crea la igura de la otra, aquella que no es ciudadana y que por tanto carece de derechos. El problema aquí es, una vez más, la fragmentación de la realidad vivida por un lado y, por otro, la interiorización de la estructura de dominación estatal, la cual se articula a través del impacto de las leyes democráticamente establecidas, es decir, aceptadas tácitamente por todas. Para ello no es necesario estar de acuerdo con el conjunto de unas leyes existentes en un determinado momento histórico (que pueden ser más o menos represivas). La cuestión es más bien aceptar (o, mejor dicho, dar por hecho) la existencia de unas normativas institucionalizadas (potencialmente) excluyentes (para algunas) como código de conducta vinculante. Es

1.2. Capitalismo – Democracia – Estado Del análisis histórico, una de las características más concluyentes que se extraen es la de la relación inequívoca entre Democracia, Estado y Capitalismo. Los tres se nutren y se fortalecen entre sí, creando vínculos latentes e, incluso, actuando uno por otro. Ante esta tesitura, nos planteamos ¿acaso es la Democracia la tapadera perfecta para mantener en funcionamiento las relaciones capitalistas o es el sistema más perfeccionado del capitalismo? Para nosotras está claro que la Democracia moderna es una pieza central para el funcionamiento del capitalismo, pues éste se sirve de aquella para mantener un status quo basado en la Propiedad y la sociedad de mercancías, piezas clave del sistema de explotación capitalista. En tal sentido, es preciso combatir los fundamentos democráticos del capitalismo, los cuales son la autonomía de la esfera económica y la división de lo publico y lo privado. Por otra parte, en el momento actual la relación entre la Democracia y el Capitalismo con el Estado es, si bien imprescindible, un constante tira y aloja entre la necesidad de seguir manteniendo un cierto grado de igualdad y libertad requerido para la mantención del sistema de consumo y producción de mercancías, y los intereses del capital por aumentar su tasa de ganancia. Esta relación puede verse rápidamente quebrada si el modelo se ve en peligro, transformando si es preciso la Democracia en dictadura, para una vez las cosas vueltas al redil volver a la Democracia. Ya lo comprobamos en el Estado español, cuando un día se acostó

4. La heterogestión es cuando un sector de un colectivo dado se desprende del resto a objeto de llevar la conducción del conjunto, y de tal modo que se apropia de los beneficios que genera todo el grupo. La heterogestión por tanto se opone a la autogestión. En este caso, Colombo se refiere a la delegación constante que realizamos como individuos de aquello que nos atañe, lo cual nos deja psicológicamente indefensos ante la idea de que no podemos hacer frente al mundo que vivimos, pues es algo que está fuera de nuestro control. La idea de autogestión en cambio, entrega a la persona la imagen de que ella es un agente, junto con el resto, en la construcción de su mundo. 5. p. 135 en Colombo, Eduardo. 1993. El imaginario estatal. Editorial Nordan Comunidad, Montevideo, Uruguay. 6. Íbid. p138 7. Colombo habla en este sentido de la “neurosis del destino”. 26

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1.3. El ciudadano y la idea de sus derechos Desde luego, una de las razones por las cuales la Democracia está tan aparentemente asentada y aceptada, es por el desarrollo de los conceptos de ciudadana y ciudadanía a lo largo de las últimas décadas. La ciudadana, originariamente aquella persona residente en una ciudad y con capacidad de participación formal en las decisiones que sobre ella se toman, se ha convertido en la pieza clave de la Democracia. Las corrientes tildadas como ciudadanistas son las que abogan por una paz social que mantiene el status quo y que no debe alterarse por la acción directa del pueblo... lo principal es ser un buen ciudadano que no moleste. Pero más allá de que esté declaradamente establecido como tal, el ciudadanismo es una corriente subterránea que atraviesa la gran parte del imaginario político contemporáneo. La cuestión problemática para nosotros es que la idea de ciudadanía se basa en la dotación de derechos y obligaciones a las individuos, que pasan a ser sujetos de derecho. Aquí se encuentran los dos factores clave que queremos desarrollar a continuación: el de la supuesta igualdad entre las ciudadanas, identiicando Democracia con equidad, y el de la trasformación de las libertades individuales y colectivas en derechos, otorgadas por la élite gubernativa en vez de conquistados por todos en el avance hacia la emancipación del ser humano. Para empezar, ser ciudadana en algunas sociedades es un privilegio al que no siempre se accede por distintas causas: género, etnia, procedencia, edad, religión, o la esclavitud. Que conste que esto no es una cosa del pasado, sino que sigue sucediendo y acentuándose en algunos casos. Pero en cualquier caso, ser ciudadana es siempre

un privilegio al que no todas acceden y que marca una diferencia entre unas nosotras (las ciudadanas), que nacimos acá o que nos hemos ganada dicho status de acuerdo a lo establecido por la ley, y las otras. Así tenemos que las personas que “asaltan las vallas” de Melilla y logran entrar en territorio del estado español no son ciudadanas, y sobre esa base operan una serie de restricciones de derechos sobre ellas, tales como las de encerrarlas, restringir sus movimientos, expulsarlas, identiicarlas, etc. Esta locura se traslada incluso a la Unión Europea en la que si bien existe la igura de ciudadana de la Unión, las personas de países como Rumania, peligrosos siempre de ser “Gitanos”, nunca son tan ciudadanos como una alemana o francesa. La ciudadanía representa un privilegio que supuestamente nos iguala en derechos y obligaciones (sin tener en cuenta a la persona “inviolable” y demás familiares de quienes somos súbditos en el reino de España), pero se sustenta sobre papel mojado. ¿Acaso cualquier persona de la calle tiene la misma capacidad de ejercer mis derechos que el señor Botín? ¿Acaso se puede acceder a ciertos puestos, públicos y privados, si la procedencia de uno no es bien vista? La desigualdad social y económica latente implica que a lo que al inal se reduce el dere-

En este imaginario colectivo no hay espacio para la idea de desigualdad estructural provocada por el capitalismo

cho político individual es al voto. Además, la Democracia favorece la voluntad de la mayoría pero falla al no secundar la voluntad individual. De tal forma, el ciudadanismo se presenta como una suerte de represión moral, a través de la cual se interiorizan una serie de parámetros acerca de lo permitido, lo correcto, de lo aceptado por una sociedad poblada por seres, supuestamente, iguales en derecho. En este imaginario colectivo no hay espacio para la idea de desigualdad estructural provocada por el capitalismo. Respecto al segundo factor del que hablábamos anteriormente, el Derecho actúa como mediador o intermediario, favoreciendo al Estado y al capitalismo, al convertir en objeto de derecho lo que se había conseguido de forma directa y colectiva, desviándolo a los intereses del Estado y del Capital. Confundimos libertad con derecho. La concesión de derechos individuales se utiliza como forma de romper la identidad colectiva, creando sujetos aislados: un voto, una papeleta, una opinión aislada, la defensa aislada y por medio de un abogado en los casos laborales... De tal manera se rompe con uno de los principales elementos de los repertorios de lucha que ostentaba el movimiento obrero desde sus inicios: la acción directa, sin intermediarios. Desde este enfoque podemos observar la fractura entre lo político y lo social, que surge de la propia naturaleza del sistema y que confunde términos. 1.4. Entre lo político y lo social Existe un debate amplio sobre cómo podemos entender la ruptura entre la Democracia moderna y antigua. Cierto es que aunque no vamos a entrar en el debate sobre lo que signiicó la Democracia en la Grecia antigua, es necesario realizar un par de observaciones para entender la evolución de la Democracia moderna y para entender qué tipo de relación entre forma y contenido político supone el imaginario democrático. Una crítica que se hace habitualmente a la Democracia antigua es sobre quiénes podían participar y quiénes quedaban excluidos de ésta. Otra línea crítica, quizás menos debatida, es la relación entre propiedad privada y Democracia. Este tipo de crítica suele estar vinculada a la discusión sobre el papel de los campesinos y artesanos en la polis ateniense Una vez más, la discusión sobre si en su contexto histórico la Democracia

8. Para una buena síntesis de los debates sobre la relación entre la Democracia antigua y la Democracia moderna vease Meiksins Wood, Ellen. 1995. Democracy against Capitalism. Cambridge University Press, Cambridge, UK. 9. Un texto interesante que expone el punto de vista de la necesaria relación entre la forma política democrática y la propiedad privada se puede encontrar aquí: http://www.libcom.org/library/towards-critique-democratic-form-draft, aunque la discusión sobre la propiedad privada de los medios de producción por los campesinos de Atenas nos parece incompleta, y quizás un poco engañosa en cuanto no hace claro la importancia de la transformación histórica que supuso la separación de los campesinos de la tierra como forma de expropiación.

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franquista y al siguiente se despertó demócrata. En tal sentido, es importante no perder de vista el factor coercitivo de todo sistema democrático. Incluso las deiniciones más comunes de la democracia suelen establecer el monopolio de la violencia como eje constitutivo de esta; violencia que se ejerce a través del Estado y sus cuerpos represivos. Violencia que se ejerce contra las disidentes, y que marca las límites que previenen la conversión del pensamiento crítico en acción antagonista, de los marginados, de los subalternos, de los explotados.

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ateniense pudiera haber sido extendida para incluir otras categorías de ciudadanos y desvinculada de la propiedad privada8 o si esta desvinculación de la Democracia con la propiedad privada hubiera sido imposible9 nos parece secundario para el debate contemporáneo sobre el uso del lenguaje democrático. Queda claro, por supuesto, que todas las formas de Democracia como todo régimen existente han supuesto, en la práctica, o la exclusión del cuerpo de ciudadanos de una gran parte de la población o el debilitamiento de los derechos ciudadanos hasta el punto que no puedan amenazar las relaciones de propiedad y explotación de la época. En lo que a este texto concierne, un aspecto que nos parece esencial para cualquier debate referente a la Democracia corresponde a una característica trans-histórica de la misma, que atraviesa desde la Democracia Antigua a la Democracia Moderna: la separación entre lo político, lo económico y social. En su origen, la Democracia supuso justamente esto, conceder derechos políticos en base a un estatuto económico a una población que antes carecía de los derechos de la ciudadanía. El punto de inlexión de la Democracia ha sido una noción más o menos progresista del Ciudadano. La idea que la economía es un sector distinto al político o la existencia de una esfera social fuera de lo político atraviesa todas las formas de Democracia existentes. La importancia de esta separación se convierte en algo fundamental si hablamos de las posibilidades del imaginario democrático de constituirse como

La Democracia corresponde a una característica trans-histórica de la misma, la separación entre lo político, lo económico y social instrumento político en la lucha contra el Capitalismo y el Estado. En la Democracia moderna, la explotación capitalista y el papel del Estado están fundamentalmente vinculados a la separación entre lo político y lo social y lo político y lo económico. Esta separación no es accidental o accesoria al sistema capitalista, es un rasgo esencial, quizás no distintivo, pero sin duda necesario para su supervivencia. Que la economía funcione de forma autónoma dentro del sistema capitalista no 28

quiere decir que el papel del Estado no es central en la dominación capitalista. Es más bien decir que aunque el Estado tiene un papel central en instituir la esfera privada, al mismo tiempo la explotación del trabajo ocurre a través de la propiedad privada. Otra característica/resultado de la separación entre lo político y lo social corresponde a la idea clave del ciudadanismo y la Democracia, esto es la posibilidad de que los ciudadanos se puedan constituir como un instrumento de vigilancia del Estado, iscalizando y sancionado los abusos cuando los haya. Esta idea, que a menudo coge la forma del discurso acerca del papel de la sociedad civil, corresponde de nuevo a un rasgo clave del Capitalismo, la idea de que existe un espacio de Libertad (generalmente encontrada en el Mercado), que está fuera, o debería estar fuera de la intervención del Estado. Y aunque la idea puede servir en la práctica para señalar algunos de los abusos del Estado, mantiene una complicidad con éste, en cuanto su alcance no va más allá que señalar al Estado como “un mal necesario”, y aún más importante, oculta la verdadera relación entre el Capital y el Estado. Así, Ciudadanismo y Democracia no dejan de ser un inútil esfuerzo iscalizador al Estado y un espacio débil a la crítica del sistema de mercado y la producción de mercancías. 1.5. Un callejón sin salida La reapropiación del sistema democrático es imposible dada su característica esencial, la separación entre lo político y lo social, además de no plantear una oposición al Capitalismo y al Estado capitalista. En este sentido, la emancipación social, como proyecto de socializar la economía y buscar la convergencia entre los distintos ámbitos de lo social (político, económico, reproductivo, cultural), no es compatible con el modelo democrático de la existencia de una esfera política fuera de lo económico y lo social. Incluso en versiones más progresistas, el imaginario democrático puede servir, al menos en la teoría, a una redistribución más justa, pero es inadecuado para plantear la transformación fundamental de las relaciones sociales capitalistas en cuanto esto supone una crítica de la separación de lo publico y lo privado, de la propiedad privada y de la sociedad de mercancías. Como hemos procurado mostrar a través de este artículo, no es fácil criticar la Democracia, entre otras cosas, debido a la multiplicidad de usos del término y al frecuente abuso de éste, precisamente porque se ha convertido en un término que vale para

todo. Aún así, para entender los posibles puntos de encuentro con los demócratas tenemos que tener en cuenta, por lo menos a grandes rasgos, un rastro de la Democracia, tanto en su evolución histórica como en la multiplicidad de formas en que se articula en el contexto histórico contemporáneo. Igualmente, también tenemos que tener en cuenta la distancia entre la articulación de la Democracia como concepto crítico o como

No es fácil criticar la Democracia precisamente porque se ha convertido en un término que vale para todo proyección política, frente a la realidad histórica que corresponde a los ordenes políticos que se han llamado o fueron llamados democráticos. Es cierto que en la práctica nos enfrentamos a una realidad en que a menudo el lenguaje democrático es simplemente una etiqueta que se suele usar para varias ideas en torno a la crítica del poder, por relejo más que por convicción política. Encontramos que en estos casos no quedan muchas más opciones que aclarar precisamente estas ideas y decidir en cuanto son aines o no. Y aunque es una tarea laboriosa, nos parece la única salida frente a la posibilidad de imaginar una falsa convergencia debido al engañoso discurso vacío de la Democracia. Es decir, que uno se llame democrático no debería producir una respuesta de rechazo o de colaboración política automática, o no antes de entender que se pretende obtener con este discurso. Pero que esto es muy distinto a una voluntad de compartir el discurso democrático y que no encontramos que en la actual conjunción histórica esto puede servir para una crítica radical del Estado capitalista y de la sociedad de mercancías. Quizás en este sentido podríamos decir que en la actualidad el potencial de emancipación social o de instituir formas de autoorganización popular a través del imaginario democrático quedan sólo como rastro en el origen lingüístico de la palabra. 2. CAMINOS ALTERNATIVOS ¿Entonces qué nos queda? Decíamos al inicio de este artículo que nuestras relexiones están orientadas a servir a una práctica. Es decir, no queremos contentarnos simplemente con quedarnos con la idea de si es que nos sirve o no la idea de Democracia para nuestras aspiraciones. Nuestro interés

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es ver qué hacemos con esto. Cómo volcar esta relexión en la práctica. En tal sentido, creemos que una vez que para nosotras el proyecto demócrata, como hemos visto, lo consideramos insuiciente, por sus límites y problemas no sólo prácticos, la pregunta es dónde nos posicionamos ante esta idea en la que se agrupan alegremente toda clase de personas e incluso compañeras. Como hemos dicho, consideramos que la idea de Democracia no es recuperable para ser utilizada por las revolucionarias, pero si creemos que compartimos una serie de premisas en general y en particular con las demócratas, especialmente las provenientes de ciertas corrientes. Y esto se acentúa más aún si a estos sumamos a algunas de quienes consideremos compañeras y que se reclaman como demócratas en búsqueda de una Democracia real. Esta incertidumbre a la que nos vemos sometidas, creemos, tiene que ver sobre todo en la carencia de un proyecto sociopolítico propio, claro y consistente por parte del ámbito antagónico. Un proyecto desde el que poder avanzar posiciones y confrontar, e incluso si es preciso establecer ciertos compromisos con las demócratas en aquellos puntos de conluencia, sin por ello transigir en nuestro objetivos inales ni abandonar la idea de coherencia entre medios y ines. Sólo con un horizonte deinido es posible dar pasos hacia adelante en el proceso revolucionario, aún a costa de reformas y concesiones, entre otras, cuando no es posible otra cosa, y sobre todo cuando aquellas son el fruto de la lucha en la calle y desde una posición de fuerza. En tal sentido si bien rechazamos por lo ya expuesto la idea de Democracia como noción y como proyecto político, si nos parece que existen muchos puntos de conluencia con los demócratas, particularmente con los más radicales, por lo que es importante buscar aquellos aspectos a la hora de trazar alianzas, cuando de acuerdo a nuestros análisis lo consideremos oportuno. Lo que hemos tratado de exponer es un razonamiento sobre la noción de Democracia y sus posibilidades como proyecto político revolucionario. Y en tal sentido es que vemos que las limitaciones intrínsecas de la Democracia establecen un proyecto que posee una serie de problemas que no tiene

resolución posible dentro de sus marcos. Por tanto rechazamos la posibilidades de re-apropiación o instrumentalización por parte de los movimientos antagónicos de la Democracia (….ponga aquí el apellido que preiera), e incluso creemos que ésta impone al propio movimiento una serie de límites y desvíos peligrosos a la hora de luchar por una transformación revolucionaria de la sociedad. Resumiendo lo hasta aquí visto los cuatro grandes problemas son: a) la situación histórica socio-política que sitúa a la Democracia como una idea política ligada al capitalismo y al Estado, y que aparece, en este sentido, como un sistema de gestión de las poblaciones dentro del liberalismo global. Obviar este detalle de un plumazo como se suele hacer desde quienes desean resigniicar la idea de Democracia nos parece cuando menos arriesgado. b) la fractura político-social, es decir, la separación que establece toda idea democrática entre lo público y lo privado, entre lo político y lo social. Un claro ejemplo de esto lo podemos visualizar con el caso del rompimiento de la primera Internacional. En aquella oportunidad Marx propuso el establecimiento de una organización política (el partido) y otro social (el sindicato), en tanto que Bakunin propugnaba una única organización en la que lo social y lo político eran indisociables. c) la idea de ciudadanía que subyace en todas las corrientes democráticas. Esta trae

como consecuencia directa la determinación entre quienes ostentan dicho estatus y quienes no, es decir, aquellos sujetos con derecho de participar de lo político (los ciudadanos) de quienes están imposibilitadas de hacerlo (los no-ciudadanos), y que por ende son susceptibles de ser privados de derechos. Además, un aspecto implícito y pocas veces enunciado por los teóricos demócratas es el de quién tiene la potestad para determinar quién es o no ciudadano. d) y, inalmente, está el hecho de que ninguna de las tendencias democratizadoras trae aparejada una igualdad de derechos y de hecho, ya que al revisar sus distintas propuestas vemos que ninguna toca el régimen de propiedad y fortuna. Y en tanto rechazamos la Democracia como noción y proyecto político, queda para nosotras la tarea e interés, si queremos cambiar la sociedad, de dotarnos de un proyecto social amplio que nos entregue las herramientas para avanzar hacia la construcción de una nueva sociedad. Sólo teniendo claras nuestras ideas, métodos y ines, es decir, un proyecto, es posible avanzar en un sentido revolucionario. Un camino por el cual podremos ir acompañados hasta ciertos puntos de los demócratas, pero teniendo siempre claro que su proyecto es insuiciente y que nuestras aspiraciones van muchísimo más lejos: construir un mundo basado en la libertad e igualdad para todas.

Bibliografía Barthes, Roland. 1999. Mitologías. Siglo xxi editores, México. Cappeletti, Ángel. S/f. Falacias de la Democracia. http://www.contranatura.org/articulos/Polit/Cappelletti-Falacias.htm (Revisado el 23 de mayo de 2014) Colombo, Eduardo. 1993. El imaginario estatal. Editorial Nordan Comunidad, Montevideo, Uruguay. ________________ 2000. El espacio político de la Anarquía. Editorial Nordan. Dauvé, Gilles. 2008. “Contribución a la crítica de la autonomía” política en Materiales para una Crítica de la Democracia. Editorial Klinamen, Madrid.

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La democracia alternativa en acción GLAD A propósito de los constantes nuevos intentos por crear, una vez más, una alternativa a los modelos ya establecidos de partidos políticos, uno que esta vez si funcionará y nos salvará a todas; una propuesta que va contra el sistema, pero realizada de manera tan inteligente que puede funcionar dentro del mismo y darle la vuelta, pues lo único que hace falta son buenas intenciones. En este sentido, para nosotras el problema a esta(s) propuesta(s) radica en varios aspectos, dependiendo de según quién esté detrás apoyando estas ideas. Por un lado puede ser que haya una convicción real en la alternativa escogida o simplemente la adhesión a ésta se deba a que no se ven factibles otras iniciativas por fuera de lo establecido. Y, por otro, puede existir un sector más interesado en aprovechar el nuevo nicho de mercado (político) que se ha abierto, tras el 15-M, de descrédito a los partidos políticos. Pero, en cualquier caso, lo que hay detrás de estas ideas de formaciones políticas alternativas es cierto desconocimiento y falta de sentido histórico. Como ejemplo de esto queremos a continuación referirnos a lo que a acontecido con una de las formaciones alternativas más paradigmáticas a la hora de hablar de las posibilidades de modiicar el curso del sistema desde dentro. Nos referimos a la trayectoria del partido de Los Verdes (Bündnis 90/ die Grünen) en Alemania. En la fase inicial del partido de Los Verdes1 es posible percibir ciertos paralelismos con las tendencias y debates electoralistas que se han dado en el estado español tras todo lo que ha supuesto el 15-M, las cuales relejan el deseo de participar en el juego de la democracia, pero, más allá de esto, el anhelo de muchas por convertirse en agentes de los procesos políticos de su entorno. Es decir, las expectativas de parte de la población por ser partícipes de lo político. En el caso de Los Verdes, la vertiente de la cual manaba su idea de cambio y fuerza social se encontraba en el diverso movimiento social de los años setenta y ochenta en la parte occidental de la entonces dividida república alemana. Bajo la bandera del ecologismo se aunaron sectores muy disímiles, incluso a veces con intereses contradictorios entre sí, dando origen a un movimiento potente. De este movimiento nace el partido de Los Verdes. La fundación de éste, en el año 1980 debe interpretarse como una respuesta al problema de la escasa o nula inluencia en las decisiones de la política institucional que tenía el movimiento social en el cual se inscribían los Verdes. La inquietud pretendía resolverse con la creación de un partido que lograra canalizar la gran fuerza a nivel de calle del movimiento, es decir, una herramienta al servicio de éste. En 1979 Los Verdes (aún no como partido propiamente tal) entran por primera vez en un parlamento regional (en

la ciudad de Bremen). Desde entonces, el partido va creciendo poco a poco, tanto en términos de número de miembros como en cuanto al éxito electoral. De esta manera, por primera vez la formación política se ve enfrentada a un hecho que seria crucial, el de ejercer un poder real (aunque humilde y con ciertas limitaciones). La fractura A medida que pasaba el tiempo, lo que ocurrió fue que el movimiento social que constituía la base del partido perdió más y más el control sobre las parlamentarias y cargos de su partido, ello a pesar del esfuerzo por establecer mecanismos para evitar justamente esto. Y así, poco a poco se rompió aquello que unía al movimiento y al partido, y por sobre todo acabó con la idea de la supeditación del partido al movimiento, un elemento básico en la idea inicial de la conformación del partido, llegando al absurdo de tratar de invertir los términos. La dinámica que los sumergió en esa situación fue básicamente el alto nivel de burocracia al cual tenían que hacer frente las parlamentarias como parte de su labor, así como los altos grados de autonomía y profesionalización que éstas requerían tener si el partido quería mantenerse en el poder. En ese contexto ganó importancia el conlicto entre aquellos que veían un grave problema en la profesionalización de las parlamentarias, así como en los pactos que se irmaron con otras coaliciones políticas al considerarse que éstas eran imprescindibles para participar con éxito del juego de la Democracia. Así, por ejemplo, se ha llegado a pactar, entre otros, con el partido Social Demócrata (SPD, por sus siglas en alemán), conocido por sus permanentes intentos de reformar el capitalismo así como por su traición a los principios socialistas. Aquellos que estaban dispuestos a darlo todo por participar y no perder(se) en el juego democrático se les denominaba “Realos” (realistas); En tanto a aquellos que trataron de mantenerse ieles a lo que fueron los orígenes del movimiento ecologista que dio origen a estos éxitos electorales, se les denominó “Fundis” (fundamentalistas). Esta fractura no pudo más que acrecentarse con el tiempo y a medida que se conseguía obtener más poder, más había que poner en juego y por tanto transar. A día de hoy, Los Verdes (ahora unidos con la formación Alianza90 -Bundis90) ha llegado a las más altas esferas del estado alemán gracias a una coalición con el SPD. En otros estados federados también han logrado gobernar coligados con la Democracia Cristiana (CDU, por sus siglas en alemán). En tales circunstancias, el partido, pese a sus principios ecologistas y antimilitaristas2, ha llegado a ser partícipe de (apoyando y promoviendo) decisiones como las de que Alemania participara de la guerra en Kosovo, Afganistán... El problema es, como vemos en esta situación, pero que

1. A lo largo de este texto nos referiremos al partido de Los Verdes incluyendo dentro del mismo a aquel movimiento que a partir de los 70 empieza a estructurarse, tímidamente al principio, a partir del movimiento ecologista conformando listas electorales a nivel municipal y regional. 30

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también se puede ver en el caso de, por ejemplo, los comités de empresa en el estado español, que una vez que se está siendo parte de las instituciones las posibilidades reales de control existentes por parte del movimiento social sobre las participantes de éstas se restringe a un mero código ético. Pero éste no comporta ninguna obligación real para aquellas que están situadas en la estructura institucional, lo cual determina la autonomización del partido respecto del movimiento. Ello, en tanto es la institución la que establece las condiciones y necesidades a las que debe atender aquella que está dentro, con lo cual se produce la desvinculación de la “profesional política” de las necesidades e intereses del movimiento. A in de cuentas, lo cierto es que la buena voluntad no basta para saltarse los problemas estructurales intrínsecos al sistema. Aún pese a los numerosos mecanismos probados, lo cierto es que el partido y el movimiento, lo político escindido de lo social, no pueden ir en paralelo y apoyándose mutuamente, sino que a lo más, bajo esta lógica, el movimiento se ve supeditado a los intereses del partido. Esto que mostramos con el caso de Los Verdes no es un

caso aislado. Más de cien años de democracias han dado para mucho y los intentos por establecer una vía alternativa para construir un “partido de la gente”, “desde la base”, “de democracia de base”, etc., ya se ha intentado en diversos lugares y de diversos ángulos. Y si hay algo más común que la retórica usada a la hora de constituirlos, así como por la defensa que plantean antes sus críticos, es el inal que han tenido cada una de estas “alternativas”. Los más, han fracasado estrepitosamente y su nombre se ha olvidado. Los menos, han obtenido algo del poder buscado y poco a poco, aunque otras veces de manera bastante rápida, se han alejado de sus principios iniciales, así como de la base social sobre la que se sustentaban. Y así, la alternativa termina quedando sólo como slogan, retórica que aparenta una cierta radicalidad y un eterno retorno: se consigue poder, para mantenerse hay que alejarse de las bases con lo cual se pierde el apoyo que los encumbró, lo cual lleva a un intento por reconquistar su base política, y si acaso lo logran, el ciclo vuelve a repetirse... al menos hasta la aparición de una nueva moda alternativa, democrática y de base.

2. Para ver los detalles del manifiesto fundacional ver: http://ecopolitica.galaxiaverde.org/index.php?option=com_content&task=view&id=64&Itemid=60 (Revisado el 23 de mayo de 2014).

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La topografía política del anarquismo Ya lo sabían todo de antemano, y lo que ignoraban lo iban inventando al calor de la polémica, sin hacerles ninguna concesión a los hechos. (William Ospina.- El país de la canela). GLADYS P. Allí hay dragones. En los mapas antiguos es frecuente ver zonas pobladas de criaturas mitológicas, sirenas y amazonas, dragones y unicornios. Con todo detalle se dibujan los seres que pueblan las regiones más recónditas e inexploradas, las que se sabe o se supone que existen, pero que no se conocen. Los relatos de los pocos viajeros que han llegado hasta ellas pasan de boca en boca y se desiguran al transmitirse, se magniican, se exageran, hasta que de una narración, se supone, más o menos idedigna, surge toda una topografía imaginaria, que sirve a la vez para demostrar la existencia de las criaturas míticas cuyo territorio reparte. El razonamiento circular es evidente. Los dragones existen porque viven allí, en el confín del mundo. Lo pone en el mapa. Y viven allí porque existen y en algún lugar tienen que estar. Por eso pueden aparecer en el diseño del mundo.

Los actuales modelos democráticos limitan la participación efectiva a una casta de profesionales Del mismo modo, en el siglo XIX, erradicados ya los excesos fantásticos medievales y renacentistas, los exploradores victorianos, salacot y fusil en ristre, se dedicaron metódicamente a rellenar los vacíos que aún quedaban en los mapas. Sobre todo en el continente negro, los espacios en blanco actuaron como imanes para las potencias coloniales, que trazaron meticulosamente la línea de la costa, pero no sabían aún lo que había en el interior. Invitación aparentemente irresistible para las mentes imbuidas de fantasías evangelizadoras e imperialistas. Después de todo, como nos recuerda Kipling, es la carga del hombre blanco. También en política ocurre algo parecido. La mayo32

ría de nosotros crecemos virtualmente como analfabetos funcionales en este ámbito, que no se considera, normalmente, necesario para la formación adulta. En general, el sistema educativo y la sociedad en su conjunto, entiende que los habitantes de un país tienen que adquirir una serie de conocimientos que les capaciten como futuros trabajadores y elementos productivos, pero esto no se extiende a competencias cívicas imprescindibles para ser políticamente operativo. Sea como sea, lo cierto es que los actuales modelos democráticos limitan la participación efectiva a una casta de profesionales, lo que hace innecesario que el resto de la población posea algo más que un mínimo barrunto del funcionamiento del sistema, apenas el necesario para depositar un voto en una urna y asumir que la gestión directa de sus asuntos ya no es, valga la redundancia, asunto suyo. Pero parece ser que la tendencia a inventar lo que no se sabe es una constante en la psicología humana. Al igual que los monstruos en los mapas medievales, la topografía política está plagada de zonas oscuras y desconocidas, áreas grises de las que se suelen tener sólo vagas nociones, a partir de las que se construye una imagen fantástica que sustituye un conocimiento más detallado y hace que éste se perciba como innecesario. En base a estas vagas nociones se reparte el territorio político, asociando ciertos elementos del espectro ideológico con remotos puntos cardinales y poblándolo de las correspondientes criaturas mitológicas que lo habitan. Evidentemente, estos seres no son producto espontáneo de la imaginación, sino que a menudo son suministrados por actores interesados, a través de canales adecuados al nivel de la representación que se intenta conigurar. El cine, la televisión y, sobre todo, los medios de comunicación generales suplantan la educación política (en sentido amplio) formal, y reparten prejuicios e imágenes preconcebidas en el mapa mental que se intuye, más que se dibuja1. Así, la mayoría de las personas (ni siquiera todas), sabe que el nacional socialismo está en alguna DESBORDES

que la dictadura política, aunque la llamen democracia, se basa en la económica, y que ésta es en buena medida la causa de la perpetuación de la estructura de clases y del trabajo asalariado. Realmente, hay zonas de nuestro mapa que quedan más allá de los conines del mundo, no ya conocido, sino siquiera imaginable. En esta zona de sombras indeinidas habitan los anarquistas, criaturas que se dijeran carentes de voz propia, que no pueden explicarse a sí mismas, porque su predicamento choca con una barrera de incomprensión e ignorancia. En su lugar, las potencias del sistema económico y político instituido colonizan esta región brumosa y la pueblan de sus propias invenciones. El propagandista por el hecho se vuelve el terrorista indiscriminado movido por un afán criminal y antisocial. El naturista promotor del amor libre, un sátiro promiscuo. El racionalista ateo, un fanático que devora curas. El educador libertario, un corruptor de mentes infantiles. Y más recientemente, la contracultura se vuelve perrolautismo, la reivindicación obrera anarcosindical, vagancia o enchuismo, y la abstención activa, miopía utópica, que no ve que la única vía para la transformación social es el novedoso método, nunca intentado antes, de votar a algún partido minúsculo, verdadero valedor de los anhelos revolucionarios.

1. Incidentalmente, hay que hacer notar que este espacio topográfico no se corresponde exactamente con el imaginario colectivo, aunque lo complementa y tiene abundantes puntos de intersección.

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región a la derecha (¿el este?) de los conservadores, pero no exactamente por qué, o cuáles son las diferencias entre ellos. Del mismo modo, la izquierda marxista está al oeste, en una zona poblada por enemigos de la propiedad privada, aunque nadie sepa cómo han llegado hasta allí, ni por qué. ¿Y los anarquistas? Allí hay dragones... Si el conocimiento de las opciones políticas, digamos convencionales, es en general esquemático y borroso, el de aquellas que trascienden los convencionalismos del sentido común cívico de una época entran en el reino de lo nebuloso. Nos hallamos en terreno abonado para lo mítico. Cualquier noción que vaya más allá de los parámetros aceptados como incuestionables en la fundamentación del sistema democrático actual se percibe como un sinsentido, difícil de asimilar o siquiera concebir como posible. Todo el mundo sabe que alguien tiene que estar al mando, y si no esto se vuelve un caos. Todo el mundo sabe que cada persona es un voto, pero en la empresa manda el jefe, y punto. Todo el mundo sabe que la libertad de cada uno acaba donde empieza la de los demás. Y no tiene sentido plantearse, por ejemplo, que la libertad, o su ausencia, es un fenómeno social e histórico que se construye colectivamente y que la de cada uno surge de la de todos. Mucho menos que haya formas eicaces de toma de decisiones colectivas o

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Se deine de este modo una peculiar topografía del anarquismo, colonizada por sus oponentes de derecha e izquierda, que desigura sus propuestas y presenta una región habitada por monstruos donde ningún ser humano con dos dedos de frente se aventura a entrar. Como fantasía puede estar muy bien pero, se insiste, el verdadero proyecto político está en otra parte. Lo peor de todo ello es que, al igual que ocurre en las poblaciones colonizadas, que se modiican para adaptarse a la imagen que de ellos mismos tiene el colonizador, en ocasiones algunos anarquistas se adaptan, conscientemente o no, a esta imagen desigurada. De hecho hay quienes precisamente se ven atraídos por esa falsa imagen de radicalismo irracional, ese nihilismo sin propuestas que tan bien cantaron los Sex Pistols, a pesar de que tenga poco que ver con el anarquismo histórico o consecuente. O simplemente se trata de compañeros que no han superado la percepción difusa de la Idea que es común en la topografía burguesa del anarquismo. Porque no basta con odiar a la madera o ir encapuchado a todas las manis para ser un anarquista consecuente, del mismo modo que gritar mucho en las asambleas no hace a nadie más radical. De lo que no se dan cuenta estos compañeros es de que están tomando como cierta la imagen distorsionada y los prejuicios burgueses contra el anarquismo, a pesar de que sean precisamente éstos los que les resulten atractivos. Se pierden en cuestiones de forma, sin poder llegar al fondo. Y de este modo se refuerza el círculo. Los anarquistas existen en la medida en que cumplen con el estereotipo y hacen ciertos todos los lugares comunes desde el momento en que existen. Si no, no se les percibe como tales y por ello no desmienten 34

lo que dibuja el mapa. Se rompe la luna del banco o el McDonald’s porque eso es lo que hacen los anarquistas y se es anarquista en la medida en que se rompe la luna. Y cientos de lashes inmortalizan el momento para deleite de las primeras planas y los telediarios de prime time. Al igual que los pueblos que se liberan del yugo del colonialismo, los anarquistas tenemos que aprender a mirarnos y vernos con nuestros propios ojos; nuestra historia especíica, contada por nosotros mismos, con todos sus aciertos y gravísimos errores; nuestras ideas, pensadas no de nuevo, sino otra vez; lo que nos hace ser lo que somos, sacado a la luz y rescatado de la bruma. Vamos a dibujar nuestros mapas y reconstruir nuestra topografía, para descolonizarnos y recolonizarnos, y conquistar nuestras fronteras, sin espacios en blanco ni mitologías ajenas. Para surgir de la noche y la niebla que ocultan los conines del mundo político y conquistarlo. Lo queremos todo... ¡somos dragones! En esta sección de la revista vamos a intentar hacer explícitas las líneas fundamentales del pensamiento anarquista, las bases sobre las que se construye nuestra propuesta y que dan sentido a nuestras decisiones tácticas y estratégicas. A menudo habrá puntos de vista divergentes o propuestas enfrentadas. Intentaremos relejarlas todas de una manera ecuánime, aunque no nos privaremos de indicar las que nos parezcan más adecuadas en cada caso. Sobre todo se buscará, en la medida de lo posible, señalar esos elementos que se han introducido en el pensamiento anarquista pero que en realidad son préstamos del marxismo, lugares comunes liberales o sencillamente prejuicios y deformaciones burguesas. No cabe duda que este proyecto, así planteado, es polémico. Sin embargo, también

No se busca con ello dejar a nadie fuera o plantear definiciones rígidas, sino arrojar un poco más de claridad sobre nuestras propuestas es necesario. No se busca con ello dejar a nadie fuera o plantear deiniciones rígidas, sino arrojar un poco más de claridad sobre nuestras propuestas, tanto para nosotros mismos como para quienes nos contemplan desde otros lugares del mapa político. En resumen, dotarnos de una voz que nos explique, desde la base y desde el principio. Dibujar nuestros propios mapas. Luego habrá quien quiera aventurarse en estas regiones, y quien, no. Pero saber lo que de verdad hay en ellas es un principio, y una permanente invitación. DESBORDES

En el camino... Si estás interesada en conocer más acerca de algunos de los temas tratados en esta publicación, a continuación te entregamos los datos de algunos espacios y colectivos aines a nuestro proyecto.

LOCAL ANARQUISTA MAGDALENA Punto de encuentro para personas interesadas en las ideas libertarias y las diferentes luchas de carácter antiautoritario y anticapitalista de Madrid. En este espacio podrás encontrar una biblioteca, videoteca, espacio de actividades y mucho más. Un local con mucha historia dentro del movimiento social en Madrid. El local está situado en C/ Dos Hermanas 11 Madrid [email protected] www.localanarquistamagdalena.org/

ASAMBLEA ANTI-ESPECISTA DE MADRID La asamblea Antiespecista de Madrid nace a raíz del interés de varias personas por unirse y empezar a moverse a nivel colectivo con la intención de dar a conocer la lucha antiespecista, el veganismo y la problemática que supone la explotación de animales no humanos. La asamblea está formada por personas muy dispares con trayectorias y pensamientos diferentes, que se organizan de manera horizontal, no autoritaria y por supuesto antiespecista. [email protected] www.acabemosconlatauromaquia.com/ www.acabemosconelespecismo.com/

FEDERACIÓN ESTUDIANTIL LIBERTARIA FEL-UAM es un colectivo libertario abierto que trabaja por un cambio social a nivel amplio, centrando gran parte de su energía en el ámbito de la educación. A través de debates, charlas, jornadas y acciones directas tratamos de aportar nuestro grano de arena a la difusión de las ideas libertarias y a la construcción de una sociedad de libres e iguales, la anarquía. http://accionlibertaria.org/ [email protected]

ATENEO LIBERTARIO DE HORTALEZA Nace como un espacio libertario en la zona norte de Madrid, con el objetivo de servir como punto de encuentro y referencia para los/as anarquistas de esta zona, así como espacio abierto de difusión e intercambio de ideas para los/as vecinos/ as y para todo aquél que esté interesado/a en acercarse. [email protected] ateneolibertariodehortaleza.org

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EDITORIAL KLINAMEN Editorial nacida en 2003, con el objetivo de ofrecer edición de material impreso, de manera estable, que desarrollara el pensamiento anticapitalista y financiara las luchas de las que son aprte como colectivo. La idea es, en parte, lograr conseguir maneras de autogestión que se salieran del círculo lúdico concierto-fiesta desarrollando un medio que fuera a su vez una forma de extensión de la lucha. Desde este proyecto se apuesta, además, por la coedición de libros con otros colectivos editoriales afines

GRUPO NUESTRA MEMORIA, NUESTRA LUCHA Memoria y senderismo se funden en la idea que conforma el espíritu y acción de este grupo. Cada cierto tiempo se realizan caminatas por el campo, la montaña y la ciudad para disfrutar del paisaje, de la compañía y para desentrañar la historia que guardan los lugares que habitamos. [email protected] nuestramemorianuestralucha.blogspot.com.es/

[email protected] www.editorialklinamen.net/

TODO POR HACER Publicación mensual gratuita anarquista editada en Madrid y nacida con la idea de que esté presente en la calle, por lo que esta web sólo se actualizará a primeros de cada mes para colgar el contenido del periódico. [email protected] www.todoporhacer.org

CABEZAS DE TORMENTA Proyecto radiofónico contra el orden social existente. Bajo la consigna “donde hay comunicación no hay estado”, Cabezas de Tormenta produce un programa de radio, de manera horizontal, que se difunde tanto por internet como por diversas radios libres. La idea es servir para difundir proyectos, ideas, libros y demás ocurrencias que creamos que puedan ser interesantes para mantener y difundir un proyecto revolucionario antiautoritario. [email protected] http://www.cabezasdetormenta.org/

CENTRO SOCIAL (RE)OKUPADO LA QUIMERA DE LAVAPIÉS Espacio okupado ubicado en el barrio de Lavapiés. Un proyecto que tiene como antecedentes los Centros Sociales Malaya, La Alarma, Casablanca, entre otros; es decir, una larga trayectoria dando vida a espacios en deshuso. Plaza de Cabestreros, Lavapiés. [email protected] www.csroaquimera.org/conoce-el-csoa-raices/

A-RADIO BERLIN Proyecto radiofónico de la ciudad de Berlín (Alemania). Una de las cosas más interesantes es el enfoque internacionalista, lo cual hace que mantengan estrechas colaboraciones con grupos e individualidades de varios lugares, lo que les permite producir programas en varios idiomas. [email protected] aradio.blogsport.de/englishcastellano/

CS. LA BRECHA DE VALLEKAS Espacio situado en Puente de Vallecas, surge con la idea de generar un lugar donde tengan cabida diferentes proyectos, diferentes personas e iniciativas. Basado en torno a la horizontalidad y el apoyo mutuo, actualmente ya está en marcha la librería, biblioteca y punto de encuentro. El local está en calle Picos de Europa 11, letra i. Metro: Nueva Numancia (a menos de 2 minutos) [email protected] http://www.cslabrecha.org/

RADIO ELA Emisora Libre Autogestionada, es una radio libre de Madrid que empezó a funcionar el 1 de mayo del 2008. Enfocada en los movimientos sociales y político, a través de sus ondas podemos escuchar contrainformación y contracultura. [email protected] Desde el centro de Madrid en el 100.0FM www.radioela.org 35

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Reflexiones sobre el sujeto revolucionario JORGE DEL ARCO En cualquier momento de agitación o descontento social en el cual los revolucionarios vuelven a vislumbrar las posibilidades que ofrece la ruptura de la calma chicha surge de nuevo el debate acerca del sujeto revolucionario. Aquí y allá vuelven a brotar los análisis y los ensayos que tratan de deinirlo, vaticinarlo o enterrarlo. Este artículo no pretende hacer ninguna de esas tres cosas, más bien, desde una crítica al sujeto revolucionario tradicional, quiero relexionar sobre dónde pueden darse esas brechas en el imaginario colectivo que permitan la formación de sujetos autónomos capaces de llevar la lucha contra el sistema hacia delante. No pretendo hacerlo como actividad meramente teórica ni como un intento intelectual de encontrar un nuevo sujeto revolucionario, sino desde la necesidad de superar las limitaciones que implica, y la impotencia práctica que conlleva, el concepto tradicional del trabajador como tal sujeto. Entre otras cosas, parto de la idea de que el sujeto revolucionario no es un ente a la espera de ser llamado a cumplir con su cometido histórico, sino personas de carne y hueso que en el fragor de la lucha toman conciencia de su situación, fundamentalmente como clase explotada y oprimida, y de su potencial, y deciden transformar radicalmente la sociedad en la que viven. De esta premisa se desprenden dos relexiones, la primera es que el sujeto revolucionario se crea en la propia lucha en el momento en que adquiere una perspectiva revolucionaria y la segunda, derivada a su vez de la primera, es que la identidad del sujeto revolucionario no es algo que se pueda predecir desde la teoría, ni en divagaciones frente a un ordenador. De esta forma solo se puede llegar a sentar postulados que la lucha conirmará o desmentirá –generalmente esto último, de ahí el campo abonado que ofrece la lucha revolucionaria a intelectuales de todo corte. Esto no quiere decir que la teoría no sea algo importante a lo que

dedicar esfuerzos, más bien que no puede ir por delante de la práctica marcando el camino, sino a su lado retroalimentándose con ella, aportando la solidez del pensar a la necesidad del hacer. Históricamente, se ha deinido el sujeto revolucionario como el proletariado, tradicionalmente muy vinculado en el imaginario con el obrero fabril, por ser quien, no poseyendo los medios de producción, únicamente puede vender su fuerza de trabajo para subsistir. No es mi intención teorizar sobre el proletariado, ni a favor de su existencia ni de su desaparición, o buscar un sujeto revolucionario distinto, principalmente porque creo que sigue siendo perfectamente válido como deinición antagónica a la clase capitalista.

Si no reflexionamos sobre estos axiomas seguiremos siendo incapaces de romper la división entre trabajadores y parados, incluidos y excluidos Lo que sí quiero es cuestionar la imagen preponderante del proletario como obrero. En primer lugar porque la sociedad y el mundo del trabajo han evolucionado tanto que es difícil seguir identiicando a los proletarios únicamente como los trabajadores tradicionales de la industria o la construcción. Y en segundo lugar porque creo que la realidad actual, y lo que se nos viene encima, exige repensar las estrategias de lucha que necesitamos llevar a cabo, tanto para resistir y como para ser capaces de pasar a la ofensiva. Ninguna revolución será impulsada por gente que es mantenida deinitivamente fuera del trabajo asalariado. La gente que no tiene ninguna posibilidad de entrar al sistema salarial se va rebelar, pero no va a empezar a comunizar su entorno1. Este

análisis, por muy históricamente acertado que sea, no deja de ser una sentencia determinista que implica una limitación y niega la posibilidad de que muchas personas tomen las riendas de su vida para hacer de ella, y del encuentro con otras vidas excluidas, un proceso revolucionario de cambio social. No soy tan ingenuo como para pensar que no existen profundas contradicciones en los marginados del sistema salarial o que por el simple hecho de ser excluidos de la sociedad de consumo inevitablemente adquirirán una conciencia y una práctica revolucionarias, pero sí me planteo por qué no va a ser precisamente la gente que está excluida de los cauces del capitalismo para acceder a la vida, es decir, el trabajo asalariado, la que tome conciencia de la necesidad de buscar otras maneras de autoorganizarse y autoabastecerse. Obviamente esto tampoco signiica que automáticamente esas hipotéticas nuevas formas sociales fueran a llevar en sí el germen de una sociedad distinta. Es más, lo más probable es que el canibalismo social se arraigase con más fuerza y más crueldad en las formas de relación, algo que de hecho suele ocurrir así. Sin embargo, creo que en circunstancias de ruptura social es cuando mayores posibilidades existen de construir la autonomía necesaria para quebrar la conianza en el mito capitalista –la ilusión de promoción social que tanto cala entre los sectores más machacados de la sociedad y que muchas veces lleva a desear la situación de los que se encuentran plenamente integrados en la dinámica capitalista– no solo de aquellas que más crudamente sufren la explotación, sino también de las personas que se ven privadas del estatus que les aportaba la sociedad de consumo y el llamado estado del bienestar. Si comunizar el entorno implica romper con las relaciones capitalistas para empezar a construir otras, no deberíamos negar esa capacidad a quienes se ven excluidas de la posibilidad de integrarse en el capitalismo. Si no relexionamos sobre estos axiomas seguiremos siendo incapaces de romper la división entre trabajadores y parados, incluidos y excluidos, etc. No tiene sentido que reproduzcamos las parcelaciones que impone el capitalismo en la construcción de nuestros imaginarios de lucha. No porque no sean reales, sino porque nos alejan de la capacidad de construir la comunidad a la que aspiramos. Todo parece indicar que avanzamos hacia una sociedad tecnolgica cada vez

1. Troploin. El Timón y los remos. Ed. Klinamen (2012) 36

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en la productividad o la plusvalía. No se trata simplemente de autogestionar las necesidades de supervivencia “al margen” del mercado, en circuitos propios o mercados alternativos, sino de negar verdaderamente las formas de dominación y de relación capitalistas. Cambiar, colectivamente y en la práctica, nuestra forma de vivir es hacer la revolución y a la vez impulsarla. Hacer de la necesidad virtud o, lo que es lo mismo, convertir la mera superviven-

Como trabajador constituye su identidad precisamente con aquello de lo que debe librarse mediante la revolución, el trabajo asalariado cia, la resistencia a la ofensiva capitalista, en un ataque a sus pilares. Las personas que más atacadas se ven, y nos vemos, por esta reestructuración capitalista, nueva acumulación basada en la devaluación interna, pueden empezar a romper su dependencia del sistema, precisamente porque el sistema les abandona a su suerte.

Por eso nuestra labor debiera ser tratar de construir iniciativas que, aunque no vayan a sustituir a la revolución propiamente dicha, contribuyan a delinear y a desarrollar el tipo de sociedad que queremos construir. La clave está en que lo que construyamos para subsistir mantenga el rechazo a las relaciones capitalistas independientemente del rumbo que tomen estas y se exprese en la práctica más allá de evitar la asixia que supone la exclusión. Fruto de la convergencia de los excluidos de siempre con los recién estrenados desechos del sistema salarial podemos construir alternativas de vida y de lucha que nos lleven un paso más allá de la mera supervivencia. Asumiendo que en este ciclo del sistema capitalista muchos no tenemos cabida y tienen la intención de dejarnos morir –literalmente si nos atenemos a la destrucción de la cobertura sanitaria, por ejemplo– quizá podamos dejar de buscar respuestas en los cauces del propio sistema. Volviendo a la crítica del obrero como sujeto revolucionario tradicional, resulta evidente, sabiendo que no estoy diciendo nada nuevo, la contradicción intrínseca de esta idea. Como trabajador constituye su identidad precisamente con aquello de lo que debe librarse mediante la revolución, el trabajo asalariado. Si, efectivamente, la

2. Corsino Vela. “Entre la movilización y la paz social subvencionada”. Ekintza Zuzena nº 35 (2008)

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menos dependiente de la fuerza de trabajo en la produccin de mercancas y servicios. Esto no quiere decir que el capitalismo vaya a abolir por si mismo el trabajo asalariado, sino que necesitar reestructurar su funcionamiento social para que el ciclo de acumulacin siga produciendo el mayor margen de beneicio posible. Prueba de esto es el gran desarrollo del tercer sector aquel compuesto por organizaciones privadas, no gubernamentales pero institucionalizadas, cuya actividad, en teora, no est determinada por la obtencin de un beneicio econmico sino por la realizacin de un servicio social, cuyo crecimiento en los pases capitalistas desarrollados hay que entenderlo, pues, como un mal menor para el Capital, y una expresin del desempleo encubierto, en la medida en que funciona como paliativo de la degradacin general de las condiciones de vida de la poblacin menos competitiva (asistencialismo) y como rea de encuadramiento de una parte de la poblacin cualiicada 2. Es evidente que aquí entran también en juego las brutales diferencias entre países y territorios, pues mientras en los países más industrializados el capitalismo se desprende de trabajadores y trabajadoras, en otros, se reproduce y obtiene una mayor tasa de ganancia gracias a unas condiciones de trabajo mucho más duras. No obstante, esto no es nada nuevo. No es la primera vez que el capitalismo se reestructura para seguir existiendo. No se trata de realizar aquí un análisis pormenorizado de la deriva capitalista a nivel mundial, me interesa trasladar esta relexión a la realidad que nos rodea con el in de explorar qué caminos se abren y cuales se cierran en nuestra lucha. Si en una futura sociedad de servicios hipotética, no por ello menos probable, el papel de las personas en los territorios industrializados tiende al consumo –parte imprescindible en la realización del capital– por encima de la producción (entre otras cosas porque sea la única manera de que la amplia capa de población improductiva “participe” de la reproducción capitalista) podemos pensar que ahí se da un potencial transformador. Siempre y cuando seamos capaces de llevar a cabo iniciativas en las que esa “población improductiva” –excluida del sistema salarial– pueda focalizar tanto el consumo, entendido como satisfacción de deseos y necesidades, como la producción autogestionada en la creación y el sostenimiento de formas combativas comunitarias y no

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Radicales (anarquistas, comunistas, etc.) esperando su deportación en la isla Ellis (1920)

revolución es un proceso y no un momento concreto al que se llegará algún día, e independientemente de si es ineluctable o no, la pregunta sería cómo va a librarse del trabajo asalariado, durante ese proceso, quien depende de él para su subsistencia. Esto no quiere decir ninguna de las dos cosas siguientes; ni que esa contradicción no pueda resolverse en un sentido revolucionario, el de superar la concepción capitalista del trabajo como actividad por la que recibir un salario y recuperar la concepción del trabajo como actividad que permita producir aquello que necesitamos para vivir, ni que en el proceso revolucionario vayamos a poder prescindir del trabajo acumulado por los proletarios durante el desarrollo capitalista. Simplemente quiero constatar la necesidad de identidades revolucionarias propias, unidas por el interés común frente a la atomización y el enfrentamiento que hoy en día genera la competitividad, que puedan asumir el proceso revolucionario comunizador a la vez que aliarse, organizarse y coordinarse con las personas de su misma clase, llamémosla clase trabajadora, proletariado o como queramos, tanto en la destrucción de las relaciones capitalistas propiamente dichas como en la construcción de realidades sociales basadas en lo común frente a lo propio. Esto tampoco implica necesariamente una segregación del sujeto revolucionario o una especialización revolucionaria. No es más que defender la posibilidad de emancipación de la condición de excluido. De la necesidad pura de subsistir se crea la necesidad de un cambio, de la lucha. Esa lucha puede ser revolucionaria o no, pero, ya lo hemos dicho antes, la misma duda 38

se puede plantear sobre el trabajador alienado. Y el mismo proceso que torna una lucha cotidiana, necesariamente parcial, en una lucha generalizada mucho mayor, precisamente a partir la conciencia y la práctica revolucionaria, es la propia revolución. El desarrollo integrador del capitalismo (modelo keynesiano) ha distorsionado las relaciones de clase, pero esto no quiere decir que no sigan ahí vertebrando la sociedad. Quizá el mayor problema sea que a su vez los intereses de la clase trabajadora

En los países industrializados el capitalismo mantiene para los trabajadores y los ciudadanos de primera unos ciertos privilegios, fundamentalmente de consumo han sido deformados, corrompidos y manipulados. Las condiciones materiales de vida se han polarizado hasta extremos de supervivencia, dejando a la masa trabajadora en el ilo de un barranco que por un lado supone la caída en la marginación y la exclusión y por el otro promete, tras un ascenso arduo y autodestructivo, la posibilidad de la cima. Evidentemente esa promesa no ha perdido su carácter engañoso, el tan manido ascenso social de la siguiente generación o el prototipo de rico hecho a sí mismo desde la nada no son sino espejismos con los que distraer a los trabajadores, igual que la promesa de la

jubilación (siempre y cuando no se te adjudiquen también los cuidados y el trabajo reproductivo en cuyo caso la promesa de una jubilación no se sostiene), pero eso no quiere decir que, al menos por comparación, las condiciones materiales de vida no sean más llevaderas que las de los excluidos del mundo laboral –no de la sociedad como deiende quien vive de la pobreza con la legitimidad de la reinserción social. Aunque el subproletariado siempre ha estado ahí, formando también parte de la relación capital-trabajo, la capitalización del tercer sector ha modiicado sustancialmente sus relaciones como subclase dentro el sistema capitalista. La rentabilización de la pobreza ha convertido a los marginados en materia de trabajo y riqueza, convirtiéndolos en una mercancía más con la que los distintos servicios sociales y ONG’s trabajan. De esta forma, no solo se privatiza una vieja función del estado del bienestar, la de atender a aquellos que no pueden vender su fuerza de trabajo, sino que se cumple una función apaciguadora. Se generan puestos de trabajo en una coyuntura de desempleo creciente, al menos en los países industrializados, y se extrae plusvalía, puesto que aunque aparentemente estas entidades no tengan ánimo de lucro, es decir, que su actividad social no vaya encaminada a generar un beneicio económico, desde luego un número nada insigniicante de sus directivos viven con sueldos de ejecutivos. Por otro lado, se contienen –no siempre, lo que a su vez genera unas condiciones de trabajo infernales que terminan por enfrentar a los trabajadores y a los excluidos– las ansias de rebelarse de los marginados dado que este entramado asociativo y los servicios que prestan muchas veces son su única forma de subsistencia. Desde el chantaje más burdo que desarrollan las entidades asistencialistas hasta las posiciones obligatoriamente neutrales que adoptan las asociaciones más críticas ante la necesidad de obtener inanciación, la lógica es la misma. En los países industrializados el capitalismo mantiene para los trabajadores y los ciudadanos de primera unos ciertos privilegios, fundamentalmente de consumo, frente a las condiciones de vida en la miseria –incluso un agricultor que viva de las subvenciones puede llevar un modo de vida consumista–. Esto también condiciona la forma de enfrentarse a las contradicciones propias del sistema capitalista. De la misma forma que las condiciona el ser consciente de que la promesa de la felicidad consumista no es para ti y que tu

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No caigamos por tanto en mitificaciones respecto al sujeto revolucionario que lo nico que consiguen es satisfacer teorías ilusorias de subvertir el orden existente construyendo otras relaciones basadas en lo común es la única forma de revolucionar la sociedad. No se trata de que los marginados, o los precarios, deban asumir la vanguardia de la revolución ejempliicando de alguna manera a los trabajadores, sino de que la revolución social es la base, y de hecho la única vía, para su emancipación. Lo cual forma el sustrato de las relaciones de clase y de la oposición al sistema capitalista, interés compartido con la clase trabajadora tradicional. A partir de aquí podemos encontrar los puntos en común con los trabajadores integrados en la producción capitalista, tanto en la necesidad de acabar con la explotación como en el deseo de emancipación. De hecho, podría pensarse que la lucha por la supervivencia más cruda – por ejemplo, comunidades indígenas amenazadas por la extinción – es la base más sólida sobre la que pueda asentarse un sentimiento revolucionario, tanto más cuando este sentimiento surge de la necesidad de mantener la propia vida y esta es incompatible con el capitalismo. Partiendo de que no hay respuestas deinitivas, todo lo más elecciones por caminos coherentes, y que seremos las propias personas que andemos esos caminos quienes hagamos o no que nuestros pasos avancen en la dirección que deseamos, a

veces es importante pararse a mirar alrededor. Los altos en el camino nos permiten ver lo que hemos recorrido y pensar sobre lo que deberemos recorrer. Algo fundamental para avanzar hacia la revolución a escala mundial, objetivo irrenunciable de la revolución social, es reconocer nuestros “privilegios” como habitantes de países industrializados, como personas integradas en el mundo laboral, etc. Estos “privilegios” no deben llevarnos a unos planteamientos autoculpabilizadores, sino a una posición que nos permita reconocernos entre iguales, condición sine qua non en cualquier proceso revolucionario real, tengamos o no un trabajo asalariado. Algo que además, en la situación actual, ni está garantizado ni debería condicionar nuestras posibilidades de luchar contra la opresión y la explotación, que en deinitiva pasa por luchar contra la exclusión que genera el capitalismo. Sin pretender defender ningún tipo de trabajo asalariado, y sabiendo que se trata de una muerte en vida, creo que es importante recordar que quien trabaja tiene acceso a aquello que necesita para vivir de forma mucho más sencilla que quien no trabaja. Recordar esto a la hora de relexionar sobre la lucha revolucionaria es complejo pero, en parte, es también un acto de honestidad y realismo. De la misma forma que por mucho que rechacemos las fronteras no podemos obviar las diferencias entre tener y no tener unos papeles que te permitan moverte de forma legal entre diferentes países. No caigamos por tanto en mitiicaciones respecto al sujeto revolucionario que lo nico que consiguen es satisfacer teorías ilusorias y alejarnos, en la lucha, de aquellas personas que tienen la misma necesidad de destruir esta sociedad. Hoy estamos divididos porque somos débiles y desde luego estamos lejos de ser una fuerza en lucha con un posicionamiento revolucionario real3 que lleve a una unidad de clase digna de ese nombre4, pero no profundicemos más en una segregación que poco aporta a las posibilidades concretas de lucha. Analizar nuestras circunstancias concretas, y las de las personas que nos rodean, y buscar en ellas las opciones de radicalizar los conlictos sociales desde una perspectiva revolucionaria parece una postura mucho más efectiva que sentar cátedra sobre la imposibilidad de tal o cual sujeto revolucionario teórico.

3. Cuadernos de negación Nro. 2 (2009), pág. 11 4. Ibíd.

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futuro es el sufrimiento y la miseria, ya seas gitano, indígena guatemalteco, drogodependiente, parado o todo a la vez. La propia condición de la marginalidad, su amenaza bien a la vista en todos los telediarios, forma parte de la dominación. Es por esto que dudo que el impulso revolucionario, o la posibilidad de comunizar el entorno, pase por el trabajo asalariado. Lo cual a su vez debería llevarnos a rechazar la reinserción, no como una renuncia a pelear las condiciones materiales de vida, o desde la posición de privilegio del “insertado”, sino como rechazo consciente de la ordenación social del sistema capitalista. El mismo rechazo que debe tener quien tiene trabajo, o está incluido como consumidor, a superar sus miserias a través de la promoción individual en el escalafón de las relaciones de clase. Cuando se evita cuestionar las bases del orden existente y se asumen objetivos más inmediatos, como puede ser la reinserción de los marginados o la concertación con la patronal, con el argumento de que mientras no llegue la revolución algo hay que hacer, en realidad, se está rechazando la posibilidad de hacer esa revolución ahora, incluso aunque los efectos, en términos de cambio social, no ocurran inmediatamente. Cuando dentro del entorno asociativo se habla de cambio social –nunca de revolución, que evidentemente es otro anacronismo– desde ese realismo pragmático que evita cuestionar las columnas del sistema capitalista, se está asumiendo como objetivo político implícito la defensa del orden social, es decir, cambiar lo necesario para que nada cambie en realidad. Exactamente igual que cuando se buscan salidas individuales, o gremiales, a situaciones laborales a costa de debilitar al proletariado en su conjunto. La reinserción, siempre asociada a la incorporación laboral de los marginados, es el objetivo del capitalismo. Claro que las personas excluidas necesitan un medio para ganarse el pan, como todos los demás proletarios, pero no cuestionar la función que cumple el trabajo asalariado como único medio para subsistir, es aceptar las relaciones sociales existentes como las únicas válidas. El objetivo de la reinserción no busca cambiar la sociedad, lo que hace es adaptarse a ella. Y en ella, tanto los trabajadores como los excluidos del trabajo somos explotados, unos como fuerza de trabajo y otros como materia de trabajo. Superar esa lógica, reconocernos como iguales y seguir buscando la forma

MEMORIAS... DE RESISTENCIAS Y LUCHAS

Madrid 1994 La prehistoria de la antiglobalización La gente no debería temer al gobierno. El gobierno debería tener miedo a la gente. (V de Vendetta) Manifestaciones de protesta en varias ciudades del mundo marcaron las otrora tranquilas asambleas anuales de la entidad y ganaron espacio en los noticieros de la televisión. (Mónica Días Martins) GLADYS P. ¿Os acordáis de las manis del 94 contra el FMI?¿O la del Foro Alternativo?¿Estuvisteis o eráis muy pequeños para andar en esos fregados? Como sea, aquí va la historia como yo la viví... Seguro que sí habéis oído hablar de la Batalla de Seattle. Por lo menos, os sonará lo de la antiglobalización. Casi todo el mundo piensa que empezó en 1999, cuando la policía de Estados Unidos se puso morada lanzando gases contra las protestas por la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se estaba reuniendo en esa ciudad. Os sonarán las fotos de gente sentada en el suelo mientras los robocops les disparan botes de humo a bocajarro o les dan porrazos. Imágenes como éstas, y el hecho de que fuese en Seattle y no en Madagascar, atrajeron la atención de los medios y dieron relevancia a las protestas. Así se estrenó oficialmente el movimiento contra la globalización neoliberal. A partir de ahí las movilizaciones persiguieron a los líderes de los países más ricos por todo el planeta. Seattle, Praga, Génova, Evian, Glenneagles....por citar sólo algunas. Al final tuvieron que ir a reunirse en lugares remotos, islas del pacífico sur o conjuntos hoteleros de difícil acceso. Al mismo tiempo que aumentaban las protestas, los estados democráticos subieron el nivel de la represión, hasta alcanzar el paroxismo de Génova. Por cierto, nunca olvidaremos a Carlo Giuliani. Todo esto no surge de la nada. Ese estilo tan propio de la antiglobalización, el altermundialismo, nace de la convergencia de dos corrientes separadas. Una propia e interna de la izquierda radical, la otra con cambios en la escena política y económica internacional. Desde que cayó el muro de Berlín en 1989, la izquierda radical venía cambiando de cara. Hoy en día, los militantes de partidos comunistas que desfilan marcando el paso detrás de los retratos de sus líderes nos parecen dinosaurios de otra época. Ver imágenes de Corea del Norte o de los kurdos del PKK en manifestación es como sufrir un flashback a los 70. Pero hasta mediados de los 80 no era raro discutir con gente que defendía la necesidad de obedecer las consignas de su secretario general, o que se peleaban por ver quién era la verdadera vanguardia del proletariado. Centralismo democrático, lo llamaban. Sigue habiendo grupos así, pero son tan minoritarios en nuestro entorno que cuesta creer que en su día mucha gente pensara que sólo de este modo se podía lograr algo (aunque luego la mayoría no se comieran un colín, la verdad). 40

El caso es que la erosión de estas propuestas autoritarias y el paralelo auge de las influencias libertarias, asamblearias y horizontales, crearon un escenario completamente nuevo, con formas de participación muy diferentes. En buena medida, fenómenos como el 15M son deudores de este proceso: si en Sol se han hecho muchas asambleas y pocos discursos no es por casualidad. Ya hay análisis muy buenos que estudian este cambio, por lo que no voy a insistir en ello. Pero es fácil señalar algunas de las etapas en este camino, entre otros muchas, desde la caída del muro de Berlín (1989), hasta el levantamiento zapatista (1994), la antiglobalización (1999), la oposición a la guerra (2003) y los actuales: 15M, Occupy, etc. Uno de los eslabones de esta cadena fue la campaña 50 Años Bastan. Hablando de viajes al pasado. Vayamos a 1944, antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial. Países como Estados Unidos y Gran Bretaña veían ya la victoria al alcance de su mano y, para que el triunfo no fuese en balde, empezaron a diseñar un orden mundial que les asegurase el control de la economía global. Así que ese mismo año, en los acuerdos de Bretton Woods, crearon el Fondo Monetario Internacional (FMI, el de la troika actual) y el Banco Mundial (BM). Con el paso del tiempo estas instituciones se convirtieron en los caballos de batalla del neoliberalismo. A cambio de sus préstamos, impusieron a muchos países la supresión de barreras al comercio, recortes en gastos sociales, la inversión en infraestructuras muy agresivas con el medio ambiente y otras medidas que los sumieron en una espiral de deuda impagable, como ocurrió en América Latina en los 80. Por cierto, que estas recetas son idénticas a las que se están aplicando ahora en la Europa de la crisis. En 1994 se celebraban 50 años de la fundación de estas joyas del capitalismo internacional. Pero además, coincidía con la modificación del GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles), para abrir aún más las economías locales a las importaciones de los países ricos, con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y con la entrada en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, EEUU y Canadá. Todo a la vez. Las potencias capitalistas, vencedoras recientes de la guerra fría, pisaban el acelerador para sacar provecho de su nueva victoria. A principios de los 90, no existía aún la dinámica de contracumbres y foros sociales que se hizo popular a partir de 2000. Los líderes del G7 (luego G8 con la incorporación de Rusia) se reunían a placer en las ca-

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solapa de la chaqueta. Al principio no entendían muy bien lo que estaba pasando, mucho menos cuando les empezaron a llover los insultos, los salivazos o las collejas. Se fueron con una cara entre susto y sorpresa. Ni que decir tiene que a las alturas de Génova o Praga, a ningún delegado se le hubiera ocurrido abandonar la zona blindada. Aunque en su momento me parecieron la leche (era un pimpín, lo sé), los enfrentamientos no alcanzaron ni de lejos el nivel de años posteriores. Si destacaron por algo, fue por el ensañamiento de la policía. Sobre todo en la carga frente al Auditorio. Parece ser que alguien tiró una piedra a un autobús de delegados (en realidad fue un rodamiento), así que los antidisturbios le dieron una curra a la gente que estaba sentada en la puerta, a 100 metros de distancia. Es que esos corrían menos... como estaban sentados. En los periódicos se habla de siete heridos, narices rotas, varios detenidos.... En general las delegaciones fueron acosadas en todos sus actos oficiales. En la cena de gala en el Reina Sofía, en el concierto, en los discursos inaugurales y los de despedida. Allá donde iban había un grupo más o menos grande de manifestantes dispuestos a cortarles el paso y apedrear los coches oficiales. Por supuesto, aparte de eso se hicieron infinidad de talleres, charlas y conferencias. Personalmente no recuerdo haber ido a ninguno, pero me dijeron que estaban muy bien. ¿Qué queréis? Era un poco cenutrio.... La manifestación principal tuvo un aire festivo, con carrozas y muñecos contra la globalización, aunque mientras se pronunciaban los discursos en la Plaza Mayor la policía cargaba, de nuevo, contra un grupo de extranjeros que se habían sentado descalzos enfrente de ellos. Les dijimos que no lo hicieran, que era malo para la salud, pero no nos hicieron caso. Pobres, la que se llevaron.... Incluso al final del foro se hizo una declaración de Madrid, con 10 puntos contra la globalización neoliberal, la falta de democracia en las instituciones financieras internacionales y por un desarrollo sostenible, medioambiental y humanamente. El caso es que de todo este tinglado salieron redes de contactos que promovieron campañas posteriores, contra la Europa del Capital o el tratado de Maastricht, entre otras. No cabe duda de que la magnitud de los acontecimientos posteriores, a partir de Seattle, justifica hasta cierto punto que el Foro de Madrid haya quedado en un olvido relativo. Pero todo tiene un comienzo y en cierta manera, nada fue igual después de 1994. Aunque en su momento no fuera tan fácil verlo. Menos mal que aún quedamos algunos abuelos cebolletas que llevamos la tira en esto y nos acordamos de estas cosas.... 41

MEMORIAS... DE RESISTENCIAS Y LUCHAS

pitales del mundo, sin temor alguno. Francis Fukuyama les hizo el favor de anunciar el fin de la historia: ya sólo cabía esperar el crecimiento perpetuo, sin sobresaltos. Y los banqueros aprovechaban las asambleas generales del FMI y el BM para hacer brindis elegantes, alojarse en los mejores hoteles y pronunciar discursos mediáticos plagados de referencias al crecimiento y el desarrollo imparables. Parecía que nos iban a resolver la vida. Sin embargo, bajo esta plácida apariencia seguían en activo importantes corrientes telúricas, que salieron a la luz en 1994 para aguarles la fiesta. Así, aparentemente de la nada, el 1 de Enero surge en la selva Lacandona la insurrección del EZLN, coincidiendo con la entrada en vigor del TLC. Pues empieza bien el año, debió pensar más de un gobernante. Este levantamiento venía cargado con una fuerte retórica poética, horizontal y antiautoritaria, que capturó la imaginación de buena parte de la izquierda, desorientada tras la caída del Muro de Berlín. Por otro lado, en Europa y más concretamente en España, se seguían consolidando las corrientes asamblearias y no jerárquicas, en torno a la ocupación o a las luchas ecologistas, feministas, etc. En general estaban ya muy alejadas del modelo de partido marxista que había sido habitual en la transición. A nivel internacional, estas disidencias se habían ido organizando en redes y se identificaban mutuamente como pertenecientes a un mismo y nuevo paradigma político. En el caso español ya había experiencias de coordinación anteriores, como la oposición al V Sanguinario, que acabó en 1992 en Sevilla con más tiros que un concierto de Eskorbuto. Por parte de la madera, que quede claro.... En esta línea, se promovió desde EEUU la Campaña 50 Años Bastan en 1994. Su punto álgido era la celebración en Madrid del Foro Alternativo “Las otras voces del planeta”, que coincidía con la reunión en Octubre de la Asamblea General Anual del FMI y del BM. Según El País de la época, acudieron 3000 delegados de 160 organizaciones de todo el mundo, desde grupos ecologistas a ocupas, autónomos y campesinos, ONGs y zapatistas, etc. Desde luego, otras contracumbres han sido mucho más grandes, pero ésta fue la primera a escala global. Hay que decir también que un sector libertario, aglutinado en torno a la CNT y FIJL, decidió no participar en esta campaña y organizar la suya propia, Anarquistas contra el FMI, pero fue en buena medida eclipsada por el Foro. Una pena, porque la participación de sectores libertarios en cumbres posteriores con estrategias y tácticas características, ha sido uno de los elementos más positivos en el movimiento antiglobalización y que más ha contribuido a dotarla de una cultura y estilo propio. Pero me da la impresión de que en el estado español aún había mucha gente apegada a rutinas de épocas anteriores. El caso es que del 26 de Septiembre al 3 de Octubre, la capital se convirtió en el escenario de manifestaciones, talleres y ponencias, celebradas principalmente en la Facultad de Medicina de la UAM y el salón de actos de CCOO. También de algunos enfrentamientos con los antidisturbios, cuya brutalidad sorprendió a los activistas venidos del extranjero. Lo cierto es que la policía estaba bastante nerviosa y tendía a excederse (como si necesitasen alguna excusa). Con la ciudad llena de banqueros, ministros y altos funcionarios de otros países, medios de comunicación internacionales, etc. querían hacer ver que lo tenían todo controlado. Pero como demostraron dos activistas de Greenpeace, que se descolgaron del techo del Palacio de Congresos para desplegar una pancarta, mientras el rey daba un discurso, eso no estaba nada claro. No en vano, la policía se enfrentaba a la primera respuesta activa contra una cumbre del BM y el FMI y les debió pillar de sorpresa. A ellos y a los propios banqueros. Recuerdo un delegado que decidió salir del hotel con su pareja a darse un romántico paseo nocturno por la zona del Jardín Botánico. Cuando los manifestantes les rodearon llevaba todavía su acreditación colgada de la

La obsolescencia programada y el grafeno, el material anticapitalista GLADYS M. Aprovechando la libertad de elección de tema que nos brinda esta sección de Des/ bordes, no queremos perder la oportunidad de exponer las carencias y los abusos del capitalismo. Quizá ésa sea una de las ideas motrices de la revista en sí, pero en esta miscelánea también caben temas más apartados de la política y más cercanos a otros ámbitos tan relevantes como la economía o la tecnología. Así que aquí vamos a relexionar sobre una de las joyas de la corona capitalista, la obsolescencia programada, principal motor del consumismo desaforado, sin el cual la lógica de producción capitalista no tendría razón de ser. Las teorías más aceptadas dicen, según expone Marvin Harris (1984), que entre los años 20 y 30 del siglo XX aproximadamente (con el hoy famoso cártel Phoebus, que limitó la duración de las bombillas para que no duraran más de 1000 horas), surgió la tendencia de fabricar productos perecederos, que al tiempo se estropeasen, se deterioraran o que simplemente no duraran tanto, para que la industria no se detuviera y que, así, producción y consumo entraran en ciclos cada vez más cortos. Supuestamente, esto beneiciaría las cifras de parados (al tener que producir mucho y de forma continuada se aseguraban tener trabajo), siendo esos mismos trabajadores, y el resto de la sociedad, los consumidores de los productos defectuosos (todos) que buenamente pagarían con sus salarios. Así que mientras se consigue que más gente trabaje y consuma, ganando el empresario mucho más por ello, se desperdician recursos materiales e investigación y se estafa al resto de la sociedad que consume esos bienes defectuosos. Por contra, el Estado sale beneiciado, pues en datos macroeconómicos rebaja la cifra de paro y se consiguen más transacciones, más movimiento de dinero (que curiosamente va a parar a los empresarios y al propio Estado a través de los impuestos),

más actividad económica... y le sale redondo. ¿Que vende su alma al diablo, condena a la naturaleza a sufrir una explotación devastadora y sin sentido y al resto de la sociedad a una estafa perpetua? Sí, ¿y qué? La obsolescencia programada es uno de los tabúes del capitalismo, que sólo en los últimos tiempos ha aparecido en el imaginario social. El problema es que normalmente se ha tratado este tema desde los círculos conspirativos o escepticistas, hasta que el activismo social lo ha sacado un poco a la luz. El poder siempre trata de ocultar algo mediante dos fases: una primera de negación absoluta, censura y represión; y una segunda de deslegitimación, dejando el asunto en manos de frikis o “conspiranoicos”, de los que las “personas normales” recelan, pues sólo las fuentes oiciales se toman por idedignas. Aunque una cosa clara, esto no quiere decir que no se pueda negar o criticar una teoría conspirativa, que las hay de todo tipo y muchas son deliberadamente falsas.

La obsolescencia programada, principal motor del consumismo desaforado, sin el cual la lógica de producción capitalista no tendría razón de ser. En los últimos tres o cuatro años existe un gran revuelo con cierto material, hasta 2004-2005 desconocido, cuyas características físicas y químicas son extraordinarias: el grafeno. Se trata de una forma alotrópica del carbono (para entendernos, carbono puro dispuesto en forma de hexágono), que se extrae a partir del graito, y que, como se observa en la tabla, es un material de dureza máxima al tiempo que es superligero y con unas características de conductividad eléctrica mejores que las del cobre o el zinc. Esta-

mos ante el Superman de los materiales. Casi cualquier cosa hecha de metal, de plástico o de vidrio sería mejor si fuese de grafeno. Sólo hay que echar un vistazo a una calle, un bar o una habitación de una casa para darse cuenta del potencial de este material. - Entre las propiedades más destacadas de este material se incluyen1: - Alta conductividad térmica y eléctrica. - Alta elasticidad y dureza. - Resistencia (200 veces mayor que la del acero). - El grafeno puede reaccionar químicamente con otras sustancias para formar compuestos con diferentes propiedades, lo que dota a este material de gran potencial de desarrollo. - Es muy ligero, como la ibra de carbono, pero más lexible. - Menor efecto Joule, se calienta menos al conducir los electrones. - Consume menos electricidad para una misma tarea que el silicio. Desde su descubrimiento, que para los investigadores supuso el premio Nobel de Física en 2010, comenzaron a efectuarse multitud de investigaciones, muchas de ellas difundidas públicamente. Desde finales de 2011 era relativamente usual que informaciones sobre los posibles usos del grafeno llegaran al gran público, a cuál más increíble que la anterior. Una de las conclusiones a las que llegaba el Massachusetts Institute of Technology2 (MIT) es que se podían fabricar filtros basados en grafeno (láminas de grafeno con poros controlados con gran precisión) que solo fueran traspasados por H2O, requiriendo menos energía que las técnicas actuales de desalinización. Este descubrimiento, de confirmarse, podría suponer un avance histórico para la erradicación de la sed y el hambre en todo el mundo. Llegados a este punto, lo esencial es lograr una técnica de producción de este material a gran escala y de bajo coste. Aquí es cuando entra del todo en juego el Capital, y por varias razones: controlar la fabricación (tanto en cifras como en usos) y crear productos

1. http://www.quepasamineria.cl/index.php/core-business/item/1724-la-revoluci%C3%B3n-del-grafeno 2. http://web.mit.edu/newsoffice/2012/graphene-water-desalination-0702.html 42

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TÉCNICA

CÓMO FUNCIONA

USO

C O M E N TA R I O

Exfoliación en fase líquida de grafito

Basada en la sonificación de grafito en un medio líquido adecuado, favoreciendo la fragmentación del mismo en nanoláminas de grafeno, estabilizadas mediante el disolvente que evita su agregación.

Las nano-láminas exfoliadas están libres de defectos y óxidos, de manera que conservan la estructura del grafeno. Se pueden generar grandes cantidades de grafeno.

La clave de esta técnica es trabajar con disolventes adecuados que estabilicen bien las láminas para controlar su tamaño.

Reducción de óxido

Se basa en la oxidación y separación de las capas de grafito con ácidos fuertes. El GO se compone de láminas de grafeno químicamente funcionalizadas con grupos carboxílicos, hidroxílicos o epóxidos, que estabilizan las láminas en disolventes como el agua.

Es una buena alternativa en el caso de no buscar aplicaciones electrónicas, ya que se mantienen las excelentes propiedades mecánicas del grafeno.

Presenta muchos defectos derivados de la técnica de producción, perturbando las propiedades electrónicas del material.

Crecimiento de grafeno sobre carburo de silicio

Consiste en calentar el carburo de silicio para conseguir la grafitización térmica de la superficie del SIC y formar una lámina de grafeno epitaxial.

Se trata de un método que actualmente está casi obsoleto.

En desuso.

Deposición química de vapor (CVD)

Se hace pasar una corriente de hidrocarburo, por ejemplo metano, sobre un sustrato metálico caliente, que actúa como catalizador de la ruptura de las moléculas, depositándose así el carbono, procedente de los hidrocarburos en la superficie metálica, mientras que el hidrógeno es desorbido.

La técnica más utilizada a nivel industrial ya que tiene un gran control del tamaño de láminas producidas, además de producir grandes cantidades.

La pureza de las láminas no es muy elevada, lo que hace que no sea una técnica utilizada en laboratorios de investigación científica.

De elaboración propia a partir del artículo Preparation of Graphene Selected Topics in Physics: Physics of Nanoscale Carbon de Nils Krane que no pierdan su condición de caducidad, es decir, o bien fabricar algo que no perdure o limitar el uso del material de tal forma que no afecte a la venta de otros bienes a los que todavía “hay que sacarles más beneicios”. El capitalismo no es desarrollo, como quieren que aceptemos dogmáticamente. Son innumerables los avances tecnológicos retrasados (ocultados) durante años y años, incluso en materias como la salud o el bienestar. Esto puede ser todavía más notable teniendo en cuenta las características de dureza del grafeno (un 10 en la escala de Mohs3, el máximo que se conoce junto al diamante), que harían de cualquier producto basado en él casi indestructible. ¿Alguien se imagina un cuchillo o unas gafas, por ejemplo, que tuvieran mil años y siguieran igual de funcionales? Ya metidos en vereda, adjuntamos una tabla explicativa, para el disfrute de paladares curiosos y/o técnicos, sobre los principales procesos de obtención del grafeno y sus características más básicas. Lo más destacable es que van surgiendo nuevos y variados métodos, como la exfoliación en fase líquida de graito, que se trata de una técnica que puede ser reproducida en una simple cocina. Según un experimento del Amber Centre de Dublín, con medio litro de agua, entre 10 y 25 mililitros de detergente, unos 50 gramos de graito (las minas de los lapiceros valdrían), una batidora y los fuegos de la cocina, se ex-

traen láminas de grafeno en apenas media hora. Cabe mencionar que no es recomendable poner este método en práctica sin los conocimientos y los materiales adecuados, pero es un ejemplo más de cómo está al alcance de nuestra mano, técnica y económicamente, experimentar con este material. Siempre sacan las mismas conclusiones y quizá no sea tan fácil como parece ponerse manos a la obra con estas técnicas. Resulta harto difícil imaginar un proyecto sustentado “desde abajo” que investigue o que implante alternativas de desarrollo tecnológico en un

Que exista una gestión estatal, con la que se puede estar a favor o en contra, no quiere decir que no sea nuestro sector tan sobredimensionado y de difícil acceso como el químico-industrial. Pero si no se prueba, desde luego no se consigue, y alguna esperanza se puede albergar. Una vez nos encontramos en la encrucijada, ¿qué nos queda? ¿Qué alternativa tenemos? ¿Cómo incidir en la industria de alta tecnología cuando la inanciación de colectivos y acciones sociales es escasísima? (Porque no,

un mundo anticapitalista no tiene por qué ser ni subdesarrollado ni salvaje). Y no nos planteamos estas preguntas sólo para el caso del grafeno, sino que lo utilizamos como hilo conductor para desarrollar otras relexiones. En primer lugar, siempre hay que denunciar y difundir los abusos. La denuncia popular es una de las bases para la creación de una conciencia de clase, casi olvidada en las últimas décadas, que nos haga ser plenamente conscientes y responsables de aquello que nos atañe. Por desgracia, parece bastante común que nos moleste que toquen “lo nuestro”, mientras que cuando es “de todos” ya da un poco igual, sentimos menos responsabilidad o lo dejamos en manos de otros (en clara alusión a los representantes políticos). Que exista una gestión estatal, con la que se puede estar a favor o en contra, no quiere decir que no sea nuestro. Por eso se debe actuar de forma directa y conjunta, tanto en el caso al que nos referimos, como a cualquier otro abuso. La clave, dice la experiencia, es encontrar objetivos comunes y factibles. Esto, a grandes rasgos, es lo que hace la Red de Solidaridad de Seattle cuando aborda un conflicto social: se miden los recursos, las posibilidades, los esfuerzos, etc., y, si se ve viable, se acomete. La razón básica es el gran esfuerzo personal y colectivo que supone mantener un activismo social o político, para que además no se logren ganar pequeñas batallas. Se trata simplemente

3. http://www.tendencias21.net/Se-confirma-que-el-grafeno-es-el-material-mas-fuerte-del-mundo_a2459.html

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de evitar la desilusión, la pasividad o la represión que pueden tener las sucesivas derrotas en la necesaria lucha social anticapitalista. En este sentido, un paso podría darse creando una unión de interesados (tanto de consumidores como investigadores, por ejemplo) que afronten este asunto del grafeno, al igual que otros muchos casos de la industria tecnológica, desde una perspectiva horizontal, de debate y de adhesión libre y voluntaria. Ya lo dijo Malatesta: “fomentar toda clase de organizaciones populares es la consecuencia lógica de nuestras ideas básicas (anarquistas)”. Ante esta tesitura, encontramos la teoría proudhoniana de la creación de cooperativas asociadas que, en el mejor de los casos, se irían extendiendo por otras áreas e industrias hasta lograr la revolución social a través de la laboral y de consumo. Aunque este proceder parece haber sido superado en el ideario teórico anarquista posterior, en todo caso siempre se llega a la conclusión (el anarcosindicalismo y el comunismo libertario también) de que la transformación política de la sociedad debe ir de la mano de una necesaria transformación social de las fuerzas de producción,

por mero instinto de supervivencia como la más simple de las motivaciones. Si bien no es fácil llegar a una conclusión sobre cómo podríamos acceder a esa industria de alta tecnología (porque sí, tenemos los ingredientes pero hace falta encontrar la receta ideal), siempre podemos probar, reflexionar y compartir experiencias, sin desdeñar las nuevas herramientas que van surgiendo. La alternativa del crowfunding, por ejemplo, permite

Un paso podría darse creando una unión de interesados que afronten este asunto desde una perspectiva horizontal financiar proyectos de forma particular y por aportación libre y sin contraprestación. Algunos colectivos ya la han utilizado, como algunas campañas de solidaridad del 15M o para financiar la edición de revistas o libros, y con resultados, al menos, alentadores. ¿Por qué no

llevarlo al siguiente nivel? Además, como hemos explicado antes, parece haber técnicas de producción de grafeno más o menos “caseras” o baratas y libres de defectos estructurales. Por último, sólo cabe esperar que nuestra lucha sea tan resistente como el propio grafeno y consiga filtrar todas las asperezas para lograr ese H2O de la revolución, ese motivo y sustento a la vez que nos invite a luchar todas juntas por la emancipación social global. Transformación que llegará acompañada de una necesaria revolución tecnológica, más en el sentido de la aplicación práctica que en el de la innovación estética. Y quién sabe si, incluso, el descubrimiento de un método barato, limpio y sencillo de producción de grafeno puede llevarnos al fin de los ciclos de producción y consumo en masa... Estaríamos ante la consagración del material anticapitalista por excelencia, no por su condición en sí misma o porque haya sido divinamente concebido para ello (pues la tecnología no es ni buena ni mala, depende del uso que se le dé), sino por esas capacidades de perdurabilidad y obtención sencilla. Pero aunque soñemos, mantengamos los ojos bien abiertos.

BIBLIOGRAFÍA Dannoritzer, C. 2011. Comprar, tirar, comprar. España; RTVE. Harris, Marvin. 1984. La cultura norteamericana contemporánea. Una visión antropológica (trad. Sánchez-Fernández) Ed. Alianza, Madrid, 1984. Murray Tortarolo, G. y Murray Prisant, G. 2012. Grafeno: ¿La siguiente revolución tecnológica? ¿Cómo ves? en Revista de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional. Año 14, no. 164, pp. 22-25. ISSN 1870-3186 Obsolescencia Programada y Sus Consecuencias. BuenasTareas.com. 09, 2011. http://sociologiaconsumo.wikispaces.com/La+Obsolescencia+Programada (revisado el 15 de mayo de 2014) http://lukor.com/blogs/revistadeciencia/2012/07/14/un-nuevo-enfoque-sobre-la-desalinizacion-del-agua/ (revisado el 15 de mayo de 2014) www.reddit.com/r/technology/comments/1xh0o7/graphene_production_report (revisado el 15 de mayo de 2014) 44

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La Federación Anarquista Black Rose MARK BRAY Y SENIA B. En noviembre de 2013, la Federación Anarquista Black Rose se fundó en Estados Unidos tras años de conferencias y encuentros, formalmente comenzados en 2008, y fue concebida para integrar las diferentes luchas de clase y la organización de grupos anarquistas en un espacio común. Tal y como señala el militante de Connecticut de la Black Rose Bernardo McLaughlin, “la cuarta CSAC (Conferencia Anarquista sobre la Lucha de Clases) en Bufalo coincidió con el ascenso del movimiento Occupy en otoño de 2011... [y] eso nos inspiró en Bufalo para no ser tan conservadores en nuestras metas y para unirnos en ese momento para poder tener un mayor impacto en la situación que empezaba a desplegarse. Fue en Bufalo donde se discutió por primera vez la propuesta de uniicación”. Las organizaciones que inalmente se adhirieron a la federación incluyeron la Common Struggle/ Lucha Común Libertarian Communist Federation (formalmente conocida como la Federación de Anarcocomunistas del Noreste, NEFAC por sus siglas en inglés), radicada en el noreste de Estados Unidos, la Rochester Red and Black, con sede en Rochester (Nueva York), la Organización Anarquista Four Star de Chicago, Autonomía y Solidaridad de Miami y el Colectivo Wild Rose de Iowa, entre otros. La asociación de todos estos colectivos representa la organización explícitamente anarquista más geográicamente extendida en Estados Unidos desde la Love and Rage Re-

En las últimas décadas, el anarquismo estadounidense ha sido alérgico a la organización formal y obligado a un vago modelo de coordinación a larga escala volutionary Anarchist Federation en los años 90. Un ejemplo anterior de una organización similar fue la Federación Anarco-comunista de Norteamérica (ACF), que existió entre 1978 y 1981 e inluyó en la formación del anarcosindicalismo de Workers Solidarity Alliance (WSA) en 1984, que fue la sección estadounidense de la Asociación Internacional de Trabajadores (IWA) durante unos cuantos años y participó en el congreso que dio pie a la Black Rose. Sin embargo, en los últimos tiempos, la WSA decidió no disolverse dentro de la Black Rose aunque sí muchos de sus miembros se unieron de forma individual. En las últimas décadas, el anarquismo estadounidense ha sido alérgico a la organización formal y obligado a un vago modelo de coordinación a larga escala. Muchos anarquistas hacen de lo local un fetiche y se autolimitan a microproyectos como comunidades estratégicas, jardines, cooperativas o casas okupas. Desde la década de 1980 la mayoría de las organizaciones anarquistas se han dado con cierto aislamiento local o débiles redes de luctuantes grupos como Food Not Bombs (Comida, Bombas No), que provee comida a personas sin techo, o Earth First! (Red medioambiental anarquista/radical), que 46

realiza un gran trabajo pero opera sin una estructura federal formal. Anarquismo y antiautoritarismo horizontal en general, tuvieron un notorio auge tras la Batalla de Seattle, en la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle en 1999 y el Movimiento de Justicia Global en general. La mayoría de las organizaciones que surgieron en esa época, como la Direct Action Network (Red de Acción Directa), fueron diseñadas en base a una serie de debates y conferencias formadas por grupos de ainidad o cuerpos locales en unión por las grandes manifestaciones antes de volver a sus proyectos locales. Se asumió que una organización más grande se podría materializar “orgánicamente” cuando fuera necesario, pero una organización formal era generalmente concebida como incompatible con una orientación antiautoritaria. La Federación de Anarcocomunistas del Noreste (NEFAC) fue una de las notables excepciones y, en parte, emergió como un intento de responder a la predominante corriente antiorganizacional. Cuando esta ola de movilización se trasladó al movimiento contra las guerras en Afganistán e Iraq, los anarquistas participaron en coaliciones antiguerra o formaron sus propios reducidos grupos. En 2006, el histórico grupo estudiantil de los 60 Students for a Democratic Society (SDS, Estudiantes por una Sociedad Democrática) revivió en gran parte por las anarquistas y antiautoritarias juventudes que querían mejorar la coordinación de sus acciones. En la Convención Nacional de la SDS en Detroit en 2007, un buen número de alentadoras propuestas directamente democráticas se postularon para formalizar una estructura nacional, pero en última instancia la propuesta de los grupos de Paciic Northwest de limitar la SDS a una red informal acabó prevaleciendo. Más recientemente, Occupy Wall Street y, en general, el movimiento Occupy de 2011-2012 representaron un gran paso hacia adelante al popularizar y promocionar las ideas y las prácticas de la izquierda libertaria por todo el país, de manera no muy diferente al 15M, pero fue interrumpida en parte debido a su falta de estructura sólida. Inclusive estructuras directamente democráticas como consejos de representantes y asambleas generales fueron ridiculizadas como réplicas del “sistema” por muchos desinformados jóvenes de la contracultura. En los últimos años la inluencia del movimiento se ha disipado. Los cuerpos políticos que emergieron de él han colapsado y los militantes de Occupy se han dispersado. No obstante, Black Rose se está posicionando como una fuerza capaz de consolidar los avances libertarios logrados por la lucha social del pueblo en Estados Unidos. Dada la fuerte tendencia antiorganizacional y antiestructural que ha caracterizado el anarquismo en Estados Unidos, Black Rose espera difundir y clariicar las ideas y prácticas anarquistas y establecer una sólida y perdurable base para la agitación revolucionaria y la organización. En un grupo como tal, presente en Occupy Wall Street, pensamos que las políticas anarquistas podrían ser articuladas de forma más clara con un impacto más longevo y sostenible. De acuerdo con su misión o declaración de objetivos, la Federación Anarquista Black Rose está “inspirada por la tradición anarco-comunista, anarco-sindicalista, feminista, de liberación queer, abolicionista, antiracista y la historia de la lucha global por la liberación”, pero hay una serie de ten-

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Integrantes de la federación Black Rose en el bloque Rojo y Negro del 1ro de Mayo de 2014 en Nueva York dencias ideológicas clave que se fusionan para fundar esta nueva federación. homas giovanni, de Black Rose Miami, deine cuatro grandes inluencias: el plataformismo (como el de los camaradas de la NEFAC), las “tendencias organizativas” (como la labor de los militantes de la IWW y la WSA), el “ultra-izquierdismo (como los compañeros de la ya extinta organización Bring the Ruckus) y el Especiismo. Bernardo McLaughlin señaló que los compañeros de Latinoamérica ayudaron a difundir las ideas del Especiismo en Estados Unidos y por ello “nos clariicaron nuestras ideas sobre organización, especialmente en la noción de (más o menos) tres tipos de organizaciones: revolucionaria, intermedia y de masas”. Black Rose es una federación autoinanciada por sus miembros, compuesta de grupos locales que va a coordinar sus actividades seleccionando renombrables y temporales delegados para formar parte del Consejo de Delegados, el cual dará conferencias regularmente. Cada miembro tiene un voto en las decisiones nacionales. Además, Black Rose elegirá puestos “oiciales”, como tesorero, secretario, etc., para llevar a cabo las tareas administrativas. La federación también ha creado grupos de trabajo que se centran en una gran variedad de tareas

logísticas y en la creación de un curriculum educacional general para promover la educación política de nuevos y actuales miembros. La constitución de Black Rose y sus procedimientos fueron desarrollados conjuntamente desde las experiencias de los miembros fundadores en organizaciones anarquistas anteriores, como las enumeradas antes, la IWW y las lecciones aprendidas en una amplia variedad de otros intentos de organizaciones. En la ciudad de Nueva York somos parte de un grupo de anarquistas, incluyendo sindicalistas, abolicionistas de prisiones, community organizers, estudiantes y trabajadores, que recientemente han formado la Black Rose local de Nueva York. Actualmente en Nueva York, trabajadores de las industrias de comida rápida y del comercio de venta al público de la ciudad y alrededores se están organizando, haciendo huelgas y luchando por un salario mínimo de 15$/hora; las comunidades de la clase trabajadora de color están resistiendo la gentriicación y la violencia policial, mientras que el nuevo alcalde “de izquierdas” asegura estar luchando por el interés del pueblo. Está claro que las semillas de la agitación social están germinando y que Black Rose apunta a “actuar como catalizador de (estas) luchas para expandir su potencial revolucionario”.1

1. Este documento es la declaración de objetivos de la Federación Anarquista Black Rose, para más información contactar al correo electrónico: [email protected]

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El siguiente fragmento1 pertenece a un texto que pensamos que plantea y abre debate a algunas de las preguntas que consideramos esenciales en torno a la reflexión sobre la democracia como hecho histórico socio-cultural y sus límites como propuesta organizativa contemporánea. Si la Democracia se ha convertido en el ideal dominante de la vida política contemporánea, y de la libertad se habla hoy en día como la consecuencia formal del régimen democrático, siguiendo al autor del texto hay que preguntarse de qué Democracia y de que tipo de libertad se trata. Eduardo Colombo establece, a través de este texto, la fase preliminar para una crítica de la ley de la mayoría y del sujeto político liberal concebido como individuo. Los conceptos claves para desarrollar está crítica son también los ejes conceptuales de la discusión en torno a la Democracia como posible forma institucional de una sociedad autónoma. El texto marca la dirección para la negación de la concepción liberal dominante de la libertad entendida como independencia individual y apuesta para el concepto anarquista de la libertad apoyado en la autonomía, la auto-institución de la sociedad y la igualdad. A través de este planteamiento se abre una vez más la necesidad de reflexionar sobre los limites intrínsecos de la democracia como base organizativa para la institución de la libertad política.

La lucha por la libertad Institución y política EDUARDO COLOMBO Traducción: GLADYS M. En la visión contemporánea, la “democracia” se ha convertido en un ideal casi generalizado de la vida política, y por lo mismo, la Libertad se presenta, siguiendo el ejemplo de los antepasados, como la consecuencia formal de tal régimen. Sin embargo, ¿de qué libertad y de qué democracia hablamos? Dos conceptos superiores de la ilosofía política entran en juego en esta cuestión, uno es la autonomía, el otro la representación. Con la instalación del bloque neoliberal2, la distinción establecida por Benjamin Constant entre la “libertad antigua” y la “libertad moderna” parece haber adquirido una nueva vitalidad. Siguiendo este punto de vista, la primera de estas libertades sería democrática, “se compone de la participación activa y constante del poder colectivo”3. Pero el poder social, colectivo, “dañaba en todos los sentidos la independencia individual”4 pensaba Constant. Y él consideraba que esta participación de cada uno en la soberanía de cuerpo social constituía “lo antiguamente denominado libertad”, juzgando (en la Antigüedad)

que esta libertad colectiva era compatible con “el ajuste perfecto del individuo a la autoridad del conjunto”5. La democracia directa otorgaba a los ciudadanos compartir el poder social. El enfoque moderno renuncia a esta libertad. “El objetivo moderno es la seguridad en el disfrute privado; así que denominan libertad a estas garantías acordadas por las instituciones a estos disfrutes”6. En la base de la posición liberal, que se perpetúa con el liberalismo, se encuentra la idea de que el individuo es libre antes de formar parte de la sociedad y que aliena una parte de esta libertad en beneicio de la creación de un cuerpo político artiicial que le garantiza el orden y la seguridad, de lo que resulta “el disfrute apacible de la independencia privada”7. El liberalismo, en su búsqueda de la independencia individual, la seguridad y los disfrutes privados, el derecho personal, en una palabra, la libertad negativa, abandona lo esencial: la libertad como autonomía. La concepción individualista y atomista de la sociedad privilegia una idea de libertad centrada en la independencia de cada ser humano considerado como unidad biológica, natural. Por tanto, hace falta reconocer que

1. pp. 5-7 Colombo, Eduardo, «La lutte pour la liberté.» en revista Réfractions, N° 27 Libres. De quelle liberté? - automne 2011. Traducción del francés de Gladys M. El texto completo está disponible en: http://glad-madrid.org/des-bordes El texto en su versión original está disponible en: http://refractions.plusloin.org/IMG/pdf/2702.pdf 2. Hablamos de bloque neoliberal para hacer referencia a esa organización de la vida social que Dardot y Laval llaman forma de nuestra existencia, que “ordena a cada uno a vivir en un universo de competición generalizada”, y que “ordena los informes sociales al modelo de mercado”. Ver La nouvelle raison du monde. La Découverte, Paris, 2010, p. 5. 3. Benjamin Constant, «De la liberté des anciens comparée à celle des modernes.» (1819) en Pierre Manent, Les libéraux. Gallimard, Paris, 2001, p. 446. 4. Ibid., p. 451 5. Ibid., p. 441 6. Ibid., p. 447 7. Ibid., p. 4464 48

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la valoración de la independencia “lleva consigo la desocialización del hombre a través de la convicción de que el hombre, como tal, es el individuo concebido y se constituye independientemente de todo lo concerniente a la sociedad”. Así, con la intención de autonomía sostenemos que “no es mi naturaleza la que me dicta la ley de mis actos, sino la razón práctica como voluntad libre”8. El sujeto autónomo, por lo tanto, no puede ser “un individuo aparte, sino un sujeto que no se concibe sino en relación de comunicación intersubjetiva con otros sujetos”9. El individuo humano, considerado como sujeto, como ego, es el resultado de un proceso de socialización que exige la existencia de lo social como instancia global irreductible. Desde su nacimiento, el individuo biológico se inserta en un mundo de signiicados y de interacciones múltiples que le constituyen y le modelan, es un producto de su sociedad. Pero no es un producto inerte, se trata de un sujeto agente (responsable) de sus actos que se conforma o que discrepa. Si se rebela10, buscará otro futuro, luchará, se unirá a sus iguales para cambiar el mundo. Las formas institucionales de una sociedad autónoma serán la expresión del reconocimiento de su autoinstitución, es decir, de la consciencia del hecho de que es ella la fuente última de las normas. Así pues un sujeto libre podrá airmar: en última instancia soy yo el que decide. La libertad de los anarquistas se haya en el reconocimiento de esas premisas claramente deinidas por Bakunin: “El hombre no se convierte en hombre y no llega, tanto a la conciencia como a la realización de su humanidad, más que en la sociedad y solamente por la acción colectiva de la sociedad entera. […] En in, el hombre aislado no puede tener conciencia de su libertad. Ser libre, para el hombre, signiica ser reconocido y considerado y tratado como tal por otro hombre, por todos los hombres que le rodean”. Y también: “No soy verdaderamente libre sino cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres”11. En estas páginas de Dios y el Estado, Bakunin, habiendo negado la transcendencia de la ley, la heteronomía, airma la libertad como autonomía12. La libertad individual es una creación, un producto de la vida social. Esto signiica el reconocimiento de la larga construcción histórico-social de la Libertad, ese objeto precioso de los humanos moldeado en la lucha y la revolución por las cuales se exprime la fuerza que instituye lo social. No obstante, son las formas adquiridas, precarias y cambiantes, de lo instituido, las únicas que permiten a la acción instituyente realizarse. Es sobre esta Tierra trabajada por las generaciones precedentes donde luchamos. Hay, entonces, unas adquisiciones teóricas que los anarquistas deienden y que constituyen su idea de la libertad. La primera en importancia, posiblemente, y al lado de la autonomía, es la igualdad, no “la igualdad delante de la ley”, sino la igualdad política de hecho, la que exige “nivelar los rangos y las fortunas”, y que presupone la diversidad ininita de los seres. Sin igualdad, la libertad es privilegio. Solo puede existir dentro de una sinergia de valores. Luego, la crítica de la idea de representación viene a reforzar

la libertad en su dimensión política. La soberanía del demos, habiendo sido apartada durante siglos de la escena pública, cuando vuelve con la fuerza de las revoluciones, es reconocida pero inmediatamente controlada, limitada, escamoteada. Después de la Revolución francesa la fuente del poder político retorna a manos del pueblo, su voluntad soberana es aceptada por “los modernos”, pero con la condición de estar representada, institucionalizada como régimen representativo. La delegación de la voluntad en un representante (delegación omnipresente en lo que hoy llamamos “democracia”) signiica que el individuo no es soberano más que en apariencia; “y si en determinados momentos, aunque raros, […] ejerce su soberanía, siempre es para renunciar a ella”13. Lo cual ya había descubierto Benjamin Constant. Sin olvidar que más de medio siglo antes Rousseau escribió: “el soberano, que no es otro que un sujeto colectivo, no puede ser representado más que por sí mismo; el poder puede transmitirse, pero no la voluntad”14. La libertad, pues, para los anarquistas, y contrariamente a la concepción liberal reinante, es inseparable de la autonomía, de la igualdad, de la crítica de la representación, y también, corolario indispensable, de la negación de la ley de la mayoría. Desde su existencia como movimiento social y político, el anarquismo ha negado a toda mayoría el derecho a imponer sus decisiones a la minoría. Una sociedad que haya creado las instituciones correspondientes a la autonomía originaria del colectivo humano (ins-

Desde su existencia como movimiento social y político, el anarquismo ha negado a toda mayoría el derecho a imponer sus decisiones a la minoría tituciones basadas en el federalismo, las comunas, las colectividades, la imbricación de múltiples y complejos niveles de decisión, etc.) deberá contar con las consecuencias de su libertad: la arbitrariedad de la norma, la indeterminación fundamental de la justiicación de sus valores. Es en la historia de sus luchas (en todo lo que el pasado ha llevado al presente) donde el ser humano encuentra la razón de sus creencias. “Es la vida política misma”, escribe Quentin Skinner15, “la que forma los grandes problemas que tratará el teórico” delimitando hechos, objetos y situaciones, que serán tratados como campos sociopolíticos, una suerte de espacio-tiempo, de momentos de la historia, en los que la gestación de nuevas formas, instituciones, ideas, normas o mitos, se muestra en la intensidad del debate y de la lucha. Tres de esos momentos parecen decisivos en la construcción sociohistórica de la libertad: la democracia directa de Atenas en la Grecia antigua, el periodo que cubre los siglos XVII y XVIII con las revoluciones inglesa y francesa y sus consecuencias, y, inalmente, el auge del movimiento obrero revolucionario en la segunda mitad del siglo XIX.

8. Alain Renaut, L’ère de l’individu. Gallimard, Paris, 1989, pp. 92-93 9. Vincent Descombes, Le complément de sujet. Gallimard, Paris, 2004, p. 333 10. Quentin Skinner, Les fondements de la pensée politique moderne. Albin Michel, Paris, 2001, p. 9 11. Bakunin, L’Empire knouto-germanique (Dieu et l’État), en OEuvres complètes, vol 8, Champ libre, Paris, 1982, pp. 171- 173. 12. Ver E. Colombo: L’espace politique de l’anarchie. Ed. ACL, Lyon, 2008, pp. 100- 102 13. B. Constant, «De la liberté des anciens comparée à celle des modernes» en P. Manent: Les libéraux, op. cit., p. 442. 14. Jean-Jacques Rousseau, le Contrat Social, livre II, chap. I. 15. Quentin Skinner, Les fondements de la pensée politique moderne. Albin Michel, Paris, 2001, p. 9

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PRESENTACIÓN GLAD En esta sección pretendemos entregar dos perspectivas respecto de un mismo asunto. Para ello hacemos llegar algunos planteamientos o preguntas a dos personas o colectivos cercanos que puedan transmitirnos su posición respecto del tema acerca del cual les interrogamos. En este número relexionamos acerca de la relación entre el arte, la(s) artista(s) y los movimientos/procesos de transformación social. Y para ello hemos hablado con las compañeras del Colectivo Editorial “La Neurosis o Las Barricadas” que han editado el libro Contra el arte y el artista, del colectivo DesFace, y con Claudio Lange, artista de larga trayectoria aincado en Berlin. Queremos que los textos se expliquen por sí mismos, así que para concluir esta presentación dejaremos simplemente un extracto del libro Crédito a muerte, de Anselm Jappe1, donde se explica bastante bien nuestra intención al poner en discusión el rol del arte y la artista en el proceso de la revolución social. «Nada hay que se pueda objetar a esta concepción liberal del arte: cada uno es efectivamente libre de complacerse en ella, como es libre de comer en McDonalds, ver la televisión o votar en las elecciones. Por el contrario, quienes no se acomodan a ella, o bien pretenden, al menos, que debería ser posible elaborar algunos criterios que no sean puramente subjetivos para hablar de los “productos culturales” y juzgar su importancia, tal vez estarían de acuerdo sobre este punto de partida mínimo: las producciones culturales forman parte de la esfera simbólica, de esas estructuras mediante las cuales los hombres han intentado siempre representarse y explicarse a sí mismos la vida y la sociedad, y en ocasiones también criticarlas. Podemos interrogarnos entonces sobre la capacidad del arte contemporáneo para crear símbolos que no sean puramente personales, que se correspondan con una experiencia vivida más amplia, y sobre esta base podríamos aventurar algunas opiniones sobre las creaciones de hoy».

1. pp. 253-254. Jappe, Anselm. 2011. Crédito a muerte. La descomposición del capitalismo y sus críticos. Pepitas de Calabaza Ed. Logroño, La Rioja. España.

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Hablar sobre arte, para qué1 CLAUDIO LANGE 0 Hablar sobre arte es muchas veces faena, despiste arrogante, vacío condenado al fracaso. Ver es más arcaico que hablar, el lenguaje más viejo que la pintura, la escritura es lo más joven. Sin embargo el arte es algo cambiante y adquirido y necesita defender su naturaleza y su libertad. El arte aparece probablemente acompañando el invento de una muerte como un viaje a otro mundo y hablará siempre de dos mundos a la vez. Hablar de arte y revolución exige aclarar cambios dentro y fuera de ellos. No queda otra, la historia de la humanidad puede que sea una variable de la historia del arte y viceversa. La pintura rupestre aceleró la historia. Una ojeada basta y se entiende que la libertad va con el arte -lo que se llama la libertad de expresión-. El arte rupestre es frecuentemente antirrealista. Exceso y falta de libertad inclinan a la locura o al heroísmo. El arte busca unir, entender esos elementos. El arte, por otra parte, se puede prohibir, censurar, ningunear, prostituir. 0.1 El arte puede ser realista o absurdo o abstracto, por muchos motivos. En el caso de la pintura, el arte abstracto se concentra en temas de línea o/y color; puede estipular la dudosa importancia de todo público. El arte puede ser abstracto por iconoclasia religiosa; por escapar a la mentira de las apariencias o a la fatuidad técnica de la imitación; por salvar la belleza en sí, separándola de lo concreto. Arte igurativo o abstracto es político. Cuando durante la ocupación nazi Matisse pintaba odaliscas, Aragón, desde la resisten-

cia agradecía tal compromiso con la belleza, la resistencia a la fábrica temática de lo horrible.

gos titubeaban: despreciaban a los artistas, endiosaban sus obras y llamaron el arte: techne.

0.2 El arte tiene tantas caras como cuartos, dicen, la casa de Dios. La belleza es tema tan difícil como el de la libertad. Belleza es siempre muchas, como lenguaje es muchos lenguajes. El totalitarismo de una es enemiga del arte, por esencia politeísta: junto a Picasso estaban Duchamp, Dalí, Klee o Modigliani.

0.4 ¿Cuánta belleza (no entretención, no consumo, dinero, placer), habría que preguntar siempre, produce un sistema social? Lo sano y libre, bello, lo inocente. ¿Qué belleza, por otra parte, produjo o produce el fascismo? No hay belleza, no embellece el miedo ni el dolor, guerras o autopistas. ¿Por qué pueden embellecer los uniformes? Verdad, justicia, felicidad no son bellas siempre, y hay bellas ilusiones, utopías. Entonces: ¿cuál es el papel de la belleza? Necesitamos responder, no podemos. Necesitamos fórmulas que no tenemos, que conecten éxtasis y sobriedad, lo social con lo dual y lo aislado, lo fértil, lo estéril y lo destructivo. Belleza, arte, libertad, riqueza pertenecen, como los mitos o la muerte, a todos.

0.3 Raíz de menos uno o libre albedrío, desde la antigüedad no tienen respuesta sensata. La importancia de la belleza (o de lo horrible) es enorme por su trascendencia. H. Arendt y M. Houllebeq ya protestaban contra omisión y mal uso del tema belleza, su ninguneo, dogma, su corrupción, comercialización. Arte, libertad, verdad y belleza: temas homólogos y de nunca acabar. La libertad es fenómeno múltiple, físico, espiritual y no sé qué más, igual la belleza. La belleza es siempre más que lo esperado, o sea, indeinible (desafío al arte), policéntrica, inclusiva y exclusiva a la vez. La belleza mucho, poco y nada tiene que ver con la perfección. Perfecto es entre otras cosas lo invisible o una dimensión técnica. Los grie-

0.5 Pocos fenómenos revelan por el mero nombre lo más íntimo. El arte -anagramas-: trae, reta- muestra en su nombre inmediatamente su esencia confusa-. En idioma español por razones fonéticas un sustantivo a veces cambia de género. Se dice por ejemplo está fría el agua. Hay otros casos en que podemos decir el mar o la mar. Pero sólo el arte

1. Para el uso de este artículo así como de las imágenes contactar con su autor: [email protected] 52

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1 Cuando alguien me visita en Berlín le ofrezco tres cosas: visita a mi taller; conferencia sobre la Puerta de Brandenburgo y una visita a la Pinacoteca (Gemäldegalerie). La visita a mi taller dura poco, yo me extenúo, se abusa de pseudointeligencia, academicismos, esnobismo y lugares comunes. A menos que alguien compre o aporte a la fábrica de mi arte, a los 100 minutos suena la campana. Poco y nada de arte hay en la Puerta de Brandenburgo, aquí nos la saltamos. 1.1 Mi taller, en que hago esculturas, pinto, leo, trabajo con fotos, no es mi hogar. Es más y menos que eso, aunque también cocine, duerma y haga el amor en él. Mi taller es un sitio con derecho a la suciedad, hecho para cochinadas que tengan o no que ver con arte. Tiene sus propias leyes de hospitalidad. Mi nieto aprendió en mi taller a pisar sus pinturas, algo que también a gatos y perros encanta. Dejó su impronta en una de sus acuarelas, creando un cuadro estupendo, espiritualizando sus pies, una revolución artística y social. 1.2 Guerra exterior y guerra interior. El arte fue inventado para resistir y hacer de válvula a las varias guerras intestinas que se llevan en las comunidades humanas, de género, de generaciones, clases, razas, religiones. Permítaseme ampliar esta idea sin la cual yo ya no entiendo nada del desarrollo de Occidente, arte incluido. Llevo veinte años postulando que las Cruzadas, inauguradas en 1095, culminan en 1187 cuando el bélico Dios cristiano es derrotado y expulsado por los musulmanes del “ombligo del mundo”, Jerusalén. Esa derrota, no valorada en su magnitud, marca en deinitiva la identidad de Occidente. Pues bien: el síndrome de guerreros santos derrotados en Occidente hace que aún toda revolución se torne guerra deiicada. Los enemigos burgueses, trotskistas o campesinos de Stalin; o alemanes redeinidos por los nazis como judíos,

gitanos, comunistas u homosexuales fueron víctimas de una de las tantas modernas repeticiones de la guerra santa, por derechas o izquierdas. 1.3 El arte busca desviar naturalmente las guerras civiles (las luchas de géneros, de clases, de generaciones, de razas) hacia terrenos de icción, donde en sus laboratorios se transforman, resistiendo a toda fundamentalización y a la sólida proyección del empeño bélico sobre afuerinos2, el otro, lo distinto. En un taller artístico se busca, ignorante, salir de la propia cultura, plantear las preguntas implanteables en realidad, recuperar en icción la dignidad y autonomía de las cosas universales. Para que asome la verdad en medio de la mentira, el arte se las ingenia para que pase lo que tenga que pasar para que ella pueda recuperarse.

Taller de artista no es taller de artesano, ni laboratorio científico, aunque con ellos comparta algunos rasgos 1.4 Taller de artista no es taller de artesano, ni laboratorio cientíico, aunque con ellos comparta algunos rasgos. Trabajos por encargo, para in o mercado determinado son para-artísticos, simple diseño. Las Hilanderas de Velázquez o Las Señoritas de Avignon de Picasso sólo podían salir de la búsqueda radical de una belleza y una libertad perdida. Las obras de arte están, además y sin preocuparse muchas veces, inacabadas; y por qué no, fracasadas, como la Monalisa de Leonardo o las telas apenas pintadas de Manet o Cezanne. La autonomía del arte, en que el error puede ser una valiosa mutación, le da también al fracaso (a gran altura) un giro, que la técnica nunca puede poseer. El término “artes aplicadas” es pura contradicción en sí. 1.5 En un taller de artista se labran, sin saberlo todo y de antemano, terrenos nuevos. Quién sabe quién te mandó meterte en esos cementerios, en los iniernos de la comunicación. Por eso que los poetas al inicio solían pedirle ayuda a dioses y musas. Allí se trabaja, se juega, abandonado de

reglas y manuales, modas, enseñanzas universitarias, escuelas, rota toda seguridad de binarios y canales unidimensionales. El arte es un survival-training y el taller apenas tiempo, apenas espacio. Así procede la autonomía digna y la sana adicción a otros mundos. El taller es lugar de novedades, abismo de demonios chamánicos, cientíicos, artesanos, prostibulares, es manicomio, sala de parto, juego infantil. Lo que no se someta y no resulte aquí puede dejar de ser pura mierda y alquimísticamente llegar a ser arte. Eso, ni el mercado ni el éxito o la popularidad sino la historia le decidirá, como vimos en el caso Van Gogh. 1.6 El arte es un chiste estupendo y de larga duración, un detector de taras, un posible lavado ecológico para cerebros, una máquina que se parece al amor. Goya en sus Disparates, pilar de revolución libertaria en el arte occidental, usa palabras. Mezclar palabras con imágenes y llamar esos grabados Disparates, es la máxima insurrección contra todo el caduco sistema de la disciplina social. Sus Disparates fueron autogestionados, no autónomos, ya que partieron de la recomendación del rey Carlos II, de dejarse de imitar al arte de extranjeros y ver lo que hay para pintar en España. Hechos sin encargo, fueron publicitados por Goya en un periódico de Madrid y ofrecidos en una farmacia vecina. No se vendió uno. 1.7 Hoy se puede hacer parangón entre la larga lucha del arte por su autonomía y la lucha actual del periodismo, ciencias y política por su autonomía profesional. Los nuevos grandes Disparates fueron hechos por Assange y Snowden. 2 La historia de la humanidad es inconcebible sin trabajo, relexión, memoria, administración, como tampoco sin ocio, juego, intuición, casualidad, absurdo. Yo no estoy convencido de que el cerebro y la mano humana basten para entender lo que pensábamos, hay que entender para llegar a ser humanos. 2.1 El nacimiento de cada humano es, por razones de evolución, un viaje por el inierno. Mientras carecemos de lenguaje acústico, vivimos, memorizamos, asimilamos y al inal somos experiencias de nueve intraute-

2. NdE. Afuerinos: término de origen chileno para referirse a gentes extrañas al lugar, forasteros.

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es moderno y no, moderna, como debiera ser y como demuestran las bellas artes. El arte es veladamente centáurico y bisexual. Y pocos saben en deinitiva lo que el arte es, si sirve o no, si envejece o no. Además va creciendo, cambiando, perdiéndose. En Andalucía los pescadores llaman arte a la red de pescar.

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rinos meses, además de un tiempo variable hasta poder hablar. En contra de lo que decía Aristóteles, el humano es un ser que sabe y no sabe hablar. La más actual teoría psicológica airma que las artes son para nuestra especie los puentes necesarios para comunicar con nuestro historial pre y alingüístico. De perder la memoria y el contacto con nuestras vivencias ancladas en nuestra mudez, posiblemente perderíamos lo que se considera nuestra esencia. El trato con nuestros límites ha sido hasta ahora generalmente defetismo3 u optimismo técnico, progresismo. El arte, por su parte, conoce el poder de la icción en la especie humana y vive en la ingenuidad de creer en la potencia de su propia dimensión icticia, escenario, papel, música, tela, voz o baile. El arte cree que se puede replantear y volver a recuperarlo todo, que todo puede y poco necesita verdaderamente revolucionarse. De ahí se entiende el título que se le dio a Arnold Schönberg: el de revolucionario conservador. Sólo los axiomas antiartísticos airman que las icciones no son inherentes y sí accidentales a la humanidad. Pero la condición biohistórica de la humanidad la hace estar esencialmente en la icción: quiera o no quiera está entre el devenir y el ser. Siendo un ser sexual, el humano cicatriza sus heridas, produciendo tejido por medios asexuales. Los hongos no producen clorofila, por lo tanto no son ni animales ni plantas ni piedras. El arte es como ellos, un sueño que busca convencer y demostrar que está despierto, con medios de ficción. De ahí “los poetas todos mienten”; de ahí “el arte es la mentira que sirve para acercarse a la verdad” (Picasso). 2.2 Algunos misterios son la realidad en el arte, para el que sus fracasos pueden ser triunfos. Bartolomé de Las Casas, excluido y reducido por la historiografía occidental, anota en el siglo XVI que en América hay pájaros que cantan con tres voces a la vez -lo que a horteras prueba que a de Las Casas nunca se le debió creer-. El gran Pavarotti airmó en una entrevista que cuando su cante es en grande, es a tres voces a la vez, voz cotidiana, voz de tararear normal y voz culta. Y de Maria Callas se dijo lo mismo, que canta simultáneamente con tres voces. Santa Trinidad de la voz, conjuro del Camarón. En mi libro El enemigo desnudo busco los motivos de la súbita aparición en el siglo XI de lo que serán millones de esculturas de tipo jamás visto en las iglesias occidentales.

Son esculturas agresivas, obscenas, modernas, que cambiaron la historia de Occidente y que relejan sus cambios. Esta alta iebre del arte escultórico escapó a la atención de tan señalados analistas de Occidente como Marx, Bakunin, C. W. Mills, Panofsky o Chomsky. Mi tesis es que esos millones de esculturas hicieron propaganda a las Cruzadas, a la guerra del dios cristiano. 3 Modernidad, icción (virtualidad), libertad, belleza, autonomía, arte, temas gigantescos además de entrelazados. No olvidemos: el dogma de la infalibilidad del Papa surge en el siglo XIX, el de los ferrocarriles, los sindicatos, la ciencia aplicada a la industria. Igual surge el género operático (Monteverdi) en el siglo XVII contemporáneamente a la primera novela

Las artes son para nuestra especie los puentes necesarios para comunicar con nuestro historial pre y alingüístico

moderna (El Quijote), al totalitarismo de la razón (Descartes) y en el trascurso de la más fanática caza de brujas y brujos en los mundos católicos o protestantes. En ese siglo XVII la desastrosa e intestina guerra supuestamente religiosa llamada Guerra de Treinta Años acaba, peor que la Peste, con más de la mitad de la población de Europa. Al inal de esa guerra se comienza a construir el estado moderno, cúpula de poder en sociedades seculares con libertad de credo, ahora despotenciado. El arte acompaña la relativización de las religiones con su autonomía creciente, tanto frente a la iglesia como al estado moderno. Así, en el siglo XIX, se enfrentará al totalitarismo burgués, a la ignorancia proletaria, al mal gusto democrático, pactando hasta a veces con una iglesia que lo apoya en su progreso (Misas de Schubert, Beethoven). El arte se divorció de las masas, de la democracia, y las masas se divorciaron del arte. Ese rajón, podemos decir, llevó a un falso socialismo y a toda la gama de fascismos y al inal al triunfo del capitalismo feudal de hoy. El fascismo aún sabía que arte es vida y le gritaba “viva la muerte”, y sacaba la pistola, cuando alguien hablaba de cultura (Göring). El socialismo se agotó en diri-

gismos y teorías sobre formalismo reaccionario y burgués. El capitalismo transformó todo arte en una especie de wellnes, en una mercancía sui generis. 3.1 Cuando la democracia se desenmascara como icción, cuando las decisiones importantes las toman oligocracias, el poder lo ejercitan plutocracias y grupos apenas bien identiicables, ni elegidos ni controlados, cuando instituciones inancieras amanceban a naciones y gobiernos, el arte, por su parte, también tiende a hacer de esclavo y de bufón en la palestra del mercado neoliberal. Dar, retomar la lucha por la autonomía del arte, signiica probablemente sucumbir. Por ello el arte buscará transformarse a sí mismo en terapia, adorno, signo de estatus, investición, pasatiempo carcelario, impotencia, oportunismo mercantil, cháchara. Pero, gracias al peso de su historia, también habrá de fracasar en un tan comprensible como oportunista empeño. La libertad de la imagen y la autonomía del arte son hoy una utopía. Decía Paul Klee ya antes de la Primera Guerra Mundial, que había más diálogo en su pintura monologante que en los reales diálogos oiciosos o alternativos. Entonces no hay otra. Para la idea actual de una emancipación hay que calar muy hondo. La esperanza que hay en el arte reside en que lo inconcebible, la falta de ideas y de palabras, la locura, el juego, humor y ocio nunca fueron extraños al arte. 3.2 Algunas aberraciones de nuestros tiempos sí que están claras. Desde la perspectiva del arte visual una consiste en el uso perverso, autoritario de la imagen. Impidiendo por un lado la autonomía del arte y sus imágenes, desde China hasta los estados musulmanes anicónicos, se aprovechan las fuerzas de los iconos para el culto de la personalidad de las tiranías. Mientras, la riqueza de Occidente permite transformar arte como todo en una mercancía. Y su mercado es tan corrupto como cualquiera. Así las grandes industrias de la imagen aprovechan la imagen para su guerra santa inanciera. 4 Propongo ahora que hagamos nuestro paseo por la Pinacoteca. Resumiré frases y temas, que suelen aparecer en estas mis visitas guiadas y que apuntan hacia la típica manipulación del arte en Occidente.

3. NdA. Derrotismo, darse x derrotado siempre, de antemano. 54

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4.1 Un 80% de las obras expuestas en pinacotecas no tienen de arte más que el nombre. Son pintura religiosa o burguesa más o menos antigua, por encargo artesana y comercial. Una obra de artesanía, tenga los años que tenga, no deja de ser artesanía. El arte es otra cosa. Se le reconoce por la capacidad de impresionar a los artistas y de fecundar obras futuras, de cambiar rumbos históricos, marcar hitos, creando novedades con profundas consecuencias. En un museo todo lo artísticamente insuiciente distraerá, por lo que tendría que ir lejos del público. Esto evitaría el sólito espectáculo de un público desorientado, que no sabe qué ni para qué mirar esas paredes decoradas opulentamente. El sitio idóneo para tanta mediocre artesanía son museos de historia del arte y de artesanía, sus sótanos y archivos. Pero ese 80% de no obras artísticas está justamente allí para que el público no entienda nada, para que crea que lo antiguo es lo valioso y no su arte. Además está allí para hacer creer que cualquier pincelada es más artística que, digamos, una copa de cristal tallada. Eso por supuesto que es falso y un insulto a la artesanía. Cuánto oro no gastaron artesanos disfrazados de pintores en mamarrachos que simplemente festejan el triunfo, la riqueza, el poder. Quizás hay un oscuro sentir del público, que ante tanta falsía lo inclinará a repudiar toda cultura en general y el arte en particular y a aplaudir “blocbastas” y lo que los demás o la crítica aplaude y que arte es lo que gusta y que sobre gustos no hay nada escrito. Las Pinacotecas en general nunca son museos de arte, sino museos de historia del

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Lo primero: la famosa perspectiva renacentista es invento dogmático para monoculares y tuertos. El humano con sus dos ojos ve más y distinto, absurdos, contradicciones, puntos de vista, límites y no un espacio físico y social perspectívicamente depurado. Éste, me parece, tiene ines totalitartios, imperialistas. Hay una pintura del siglo XV con varias perspectivas en ella, que no obedecen a la incapacidad perspectívica del pintor sino al realismo no dogmático que Occidente fue perdiendo: la percepción de un espacio polivalente. Recordemos que el Renacimiento maduro fue contemporáneo al desastre de la conquista y colonización de América y que la construcción de la nueva Iglesia de San Pedro en Roma, en la que intervino Miguel Ángel, fue inanciada regularmente con el oro que venía de las Indias.

Zurigo/Suiza, siglo XII © claudio lange

arte, en que lo que menos hay son obras maestras. A estos falsos museos de arte hay que, primero, cambiarles el nombre. 4.2 Para darle una oportunidad al público, habría que hacer en las pinacotecas como se hace en series de televisión u óperas. Hay que invitar a artistas a seleccionar y presentar los cuadros en paredes y archivos. Ya es hora de que la burocracia administrativa de las pinacotecas ceda la tarea de presentar el material artístico a otros y a su pleno gusto. Si me pidieran presentar los cuadros de una tal institución, las paredes estarían casi vacías, cargadas de alto voltaje, que obras de arte producen, para conmover y remover al público, sin recurrir a sotporno velado ni a placebos.

4.3 Hay cálculos sobre cantidad de cuadros falsiicados en museos y pinacotecas. Es cantidad alta. No entro en el tema, solo anoto que hace años, expertos descubrieron que la vedette de la Gemäldegalerie de Berlín, El Hombre del yelmo dorado de Rembrandt, no es un Rembrandt. Hoy me encanta ir al sitio donde sigue colgado el cuadro, gozar y meditar esa soledad, recordando cuando lo conocí a tope de gente supuestamente de cultura, sus guías correspondientes y discursos impresentables. 5 Quiero, si se me permite, dar un ejemplo de por dónde ando yo hoy por hoy. Ando el cuerpo, realidad y icción. El cuerpo feme55

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nino es además un tema tan eterno como ambiguo y fascinante. Y lenguaje, ideas e imágenes que se arremolinan entorno a él, están plagados de trampas. Cualquier objeto o cosa es cuerpo físico, siendo nuestros cuerpos no menos físicos que icticios, espirituales, hasta quizás dignos. 5.1 El cuerpo es una palabra de seis letras. Anagrama de ellas es: puerco. Qué casualidad (anagrama: causalidad). 5.2 La popularidad de frases del estilo “mi cuerpo es mío” siempre me ha golpeado y me ha hecho pensar: por qué la airmación “yo pertenezco a mi cuerpo” será menos usual, no siendo menos verdad. Quiero decir, genes, experiencias, climas, medio ambientes y socializaciones de todo tipo determinan todo cuerpo. Son fuerzas que yo no controlo, pero que forman y conforman todo cuerpo vivo, como el mío. Todo ello no me pertenece, podría quizás tratar de hacerlas mías, en parte. Y, digamos las cosas como son, cuántas maneras hay de no estar a gusto en y con su “propio” cuerpo. O con el de los demás. Dígalo la industria del implante. 5.2 La propiedad sobre un cuerpo no lo es todo, hay que especiicar. Porque en el caso de “mi cuerpo es mío”, hay que preguntar de qué régimen de propiedad se trata. Si yo soy dueño y propietario de mi cuerpo, ¿soy en verdad el que manda en él? ¿Soy yo el que libremente lo presta, lo regala, lo vende, lo protege? ¿Y ese yo dueño o propietario, es un yo esclavista, un yo señor feudal, un yo madre o padre o hermano o yo nodriza, cariñosa o mala? ¿Es un yo patrón explotador, un yo amigo, un yo amante? ¿Y ese yo cómo no pertenece al cuerpo, según rezaba ya la dialéctica hegeliana ente amo y siervo? 5.3 Y las preguntas siguen: ¿dueño o dueña, propietario/a de un cuerpo son títulos que no se comparten? ¿Se tiene pleno acceso a lo que poseemos? Poseo un coche: ¿lo sé reparar? Poseo un ordenador: ¿lo entiendo? ¿La propiedad de mi cuerpo me comunica sí o no con sus capacidades, placeres, miedos, taras? ¿Y si con el cuerpo pasara como con los cuatro elementos agua, aire, fuego, tierra, que originariamente son propiedad comunitaria y de todos? Y si el problema de la hospitalidad no escondiera justamente esa pregunta, que ¿de quién es ese cuerpo con el 56

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que cada uno le ha tocado vivir? Y si hubiera una arcaica, apenas superable, justiicación para reclamar esa propiedad colectiva sobre el cuerpo humano, éste no estaría en nuestro poder de prestado, no siendo nuestra propiedad propiamente tal. 5.4 Trato de esbozar, de sintetizar, de plantear este complejo de ideas. Y lo busco, haciendo fotos con la ayuda y la comprensión de una compañera-modelo. El trabajo común lo irmamos LaWa. Usando el inagotable icono del desnudo femenino, agregando objetos y colores con su propia simbología y persiguiendo otras ocurrencias, el cuerpo en imagen

pasa de ser seis letras. Con la foto se producen enfrentamientos directos de diferentes contenidos, que dicen lo que no podemos decir ni pensar. El arte, cuando se pone caliente la cosa, no busca que se hable de él, sino en su movimiento autonómico conmover, remover tinieblas e ideas, en artistas y no artistas, eliminar las mentiras innecesarias, enfrentarse a los límites de la ciencia, la ilosofía, la religión y a los límites propios. El arte transforma, si puede, todo lo que pilla, recordándonos que nacimos sin verdad revelada, que aprendemos a que morimos, siempre ignorantes, más mortales que los árboles, ídolos y dioses. Más no se le puede pedir a nadie.

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Contra el arte y el artista COLECTIVO EDITORIAL “LA NEUROSIS O LAS BARRICADAS”. Arte y artistas, ¿dos caras de una misma moneda? ¿Son posibles el uno sin el otro? El arte no existe. Especialmente no existe el Arte, éste que se escribe con mayúsculas. Si acaso, debemos reconocer que existen formas de expresión que una determinada sociedad considera especiales, diferentes, más valiosas. En realidad es una cuestión de prestigio. Las formas de expresión consideradas así son encumbradas por la élite académica a la categoría de arte, es decir, de alta cultura, frente a otras formas de expresión menos prestigiosas por sus valores que son consideradas artesanía, folclore, subcultura, etc. Las diversas formas de expresión que a menudo tienen prestigio en cada sociedad son tan diferentes de un tiempo a otro y de un lugar a otro que nos parece peligroso hablar de Arte, porque los modelos dominantes de lo que se conoce mayoritariamente bajo ese nombre suelen asociarse a toda una serie de valores muy vinculados al sistema de dominación actual. Del cuestionamiento del arte se deriva un cuestionamiento radical del artista. El artista, como no podía ser de otra manera, es una construcción social e histórica, derivada de la necesidad del Poder de dividir el mundo en dos: los privilegiados y los que necesitan quien los guíe. Para este propósito, nada tan justiicador como aducir la genialidad de nacimiento.

La figura del artista profesionaliza la actividad creadora arrebatándola del espacio de lo común para convertirla en algo de unos pocos Esta construcción, como todos los valores impuestos por las clases dominantes, es tratada como si fuese un hecho natural, eterno y universal. Lo cierto es que la igura del artista es una igura a erradicar en cualquier movimiento anticapitalista porque detrás de ella, tal y como se concibe en nuestra sociedad, se esconde la legitimación de un mundo de creadores y espectadores y del privilegio de formas de expresión intelectualizadas frente a los cauces vinculados a saberes de la gente corriente. Contiene, por tanto, el germen de la sociedad del espectáculo que se construye sobre la pasividad del espectador, que es llevada hasta límites extremos. La igura del artista profesionaliza la actividad creadora arrebatándola del espacio de lo común, 58

de lo colectivo, para convertirla en algo de unos pocos (supuestamente) especialmente dotados. En este sentido es fundamental desmitiicar la creación como algo extraordinario y excepcional para llevarlo a lo cotidiano, a lo sencillo y así destruir un canon artístico rígido, mercantilista, aristocrático, “universal” e individualista y acercar la creación al campo de lo lexible, desinteresado, popular, local y colectivo. Logrado este objetivo no tiene sentido la igura del artista, porque para que exista tiene que haber alguien que destaque sobre los demás. La desprofesionalización de la tarea artística conlleva un ataque a una sociedad que valora lo abstracto sobre lo concreto, lo intelectual sobre lo manual y lo emocional, que en deinitiva son valores vinculados a los intereses del Poder (sobra decir que, además, son valores patriarcales y eurocéntricos). El artista como institución es valedor, por tanto, de una meritocracia que jerarquiza la creación para llevar un campo de expresión de todos hacia el terreno de unos pocos. La profesionalización del artista ha pretendido servir, entre otras cosas, para difundir o legitimar una supuesta separación entre el arte (que queda en manos de dichos profesionales de la creatividad) y la vida. Dicha separación entre arte y vida supone la enajenación de un tipo de actividad social y

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común, enajenación perfectamente entendible en una sociedad que nos disciplina en la supuesta normalidad de la enajenación cotidiana del trabajo asalariado. - El arte y la artista en el marco de un movimiento revolucionario. ¿El arte y/o la artista tienen algún papel que cumplir en la lucha por el cambio social? ¿Cómo se podrían relacionar estos con los demás agentes que abogan por una transformación de la sociedad? Hay determinados movimientos que han idealizado la igura del intelectual y el artista y lo han considerado dotado de especial sensibilidad, inteligencia y con una aguda capacidad de análisis capaz de servir a los oprimidos. Las cualidades anteriormente mencionadas convertirían al artista o al intelectual en un ser capaz de despertar conciencias de una manera diferente al de otras personas. De él o ella se espera una capacidad retórica superior, un elevado poder de convicción, unas posibilidades de bucear por debajo de las apariencias que ocultan las verdaderas caras de la dominación. La realidad, para nosotras, es bien otra. No creemos en la igura del artista comprometido. El artista comprometido reproduce la igura del pastor de rebaños. Es una igura paternalista capaz de decir al populacho cómo, dónde y cuándo se maniiesta la opresión. Imprescindible, según algunos, para dotar de herramientas a los oprimidos/as en su guerra contra la dominación.

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Nuestro punto de vista es pesimista en este campo. Para nosotras la intelectualidad (en la que incluimos obviamente a los artistas) forma una casta dentro de las estructuras de poder. Querer que una casta inserta en las estructuras de poder sirva a los oprimidos es ingenuo. Los únicos que sirven a los oprimidos son los propios oprimidos. La casta intelectual no puede luchar contra las diferentes formas en las que se maniiesta la dominación porque en ese caso se autodestruiría y, para nosotras, toda forma de poder siempre busca las herramientas para perpetuarse a sí misma. No quiere decir esto que neguemos que existan artistas comprometidos. Sin duda los hay, pero con un cambio que no supone la total erradicación de la meritocracia, a partir de cuyos valores se puede ensalzar la igura del artista en concreto o del intelectual en general. El compromiso del artista solo es real cuando se autodestruye a sí mismo como artista. En este mismo sentido, el arte sólo es revolucionario y libertario cuando se autodestruye, es decir, cuando subvierte todos los valores que lo convierten en arte. Por tanto, trabajar por un cambio revolucionario signiica la destrucción del arte para generar formas de expresión que la sociedad de hoy no puede reconocer como tales o que simplemente aparezcan como subarte, arte malo, etc. 59

JALEO Alamedadosoulna RITA LA CANTAORA Qué mejor forma de empezar la sección de reseñas musicales que con un disco como este, o con un grupo como este: Alamedadosoulna, grupo mítico de la escena madrileña que nos regala Jaleo, un nuevo disco cargado de fiesta y diversión. Jaleo es un disco directo, va al grano y no ofrece concesiones al aburrimiento. Con el ska como protagonista, la banda muestra en los 12 cortes de Jaleo cómo fusionar ese estilo de una forma natural y divertida con toques de música balcánica, funk, latina, soul y, por supuesto, el reggae o el rocksteady. Alamedadosoulna es una banda de directo y eso se nota en Jaleo, los temas no suelen superar los 3 minutos y no tienen necesidad de hacerlo, las letras también son directas y claras, reivindicando el papel festivo y lúdico de la música, aunque con mucha más chicha e ironía de la que pueden aparentar tras una primera escucha. El disco empieza como un tiro con el single “Otra iesta”, que como buen single engancha desde la primera escucha con un estribillo muy pegadizo, con los vientos mostrando lo que va a venir a lo largo del disco: una buena colección de melodías alegres y con una facilidad pasmosa para hacer bailar. Sigue con “La Guasa” y “Sobrao”, dos buenos cortes que seguro que oiremos en los directos y que siguen haciendo menear los pies. El disco se relaja un poco con uno de los temas cantados por Rebeca, la saxofonista, “Nunca cambiaré”, un rocksteady que es otro de los mejores cortes del disco. Otros temas destacables del disco son “Qué me cuentas”, sátira sobre el mundo de los cotilleos y la prensa rosa, y en el que se salen del ska par abrazar los ritmos latinos; “Jaleo”,

otro tema marca de la casa, divertido y bailón, que entra a la primera; “Caminaré”, otro gran tema cantado por Rebeca; “Juanjoséantoniopepediego”, con toques balcánicos, uno de los mejores del disco y que seguro va a volver al público loco en directo; y “Matarife”, otro tema característico de la banda. Un disco bastante completo sin apenas solos ni virtuosismo en el que destaca lo colectivo por encima de lo individual. Otra gran virtud de la banda es su capacidad para innovar, no sólo en directo, con unos shows originales, participativos, diferentes y divertidos, sino en todos los ámbitos. En su anterior disco, el videoclip del single fue rodado en un plató en 45 segundos con todas las integrantes de la banda haciendo todos los planos en distintos sitios y cambiando de decorados y vestuario a tiempo real. También fueron las inventoras

RESEÑAS

Jaleo es un disco directo, va al grano y no ofrece concesiones al aburrimiento de lo que ellas mismas denominan “Trainacting” que viene a ser una especie de show express montado en el metro de Madrid que dura el tiempo de una parada de una estación a otra, tiempo en el que montan y desmontan todo y tocan un tema, para después dejar todo “como si no hubiera pasado nada”. Fue también la primera banda en sacar un DVD interactivo en el que el espectador puede ir decidiendo cómo se desarrolla la historia. En este disco han vuelto a sorprender con un vídeo original, grabado por 140 cámaras entre seguidores y amigos de la banda. Desde cámaras profesionales hasta cámaras de mano o teléfonos móviles, todos grabando a la vez. Jaleo es un gran disco, pero como ya dije al principio, Alamedadosoulna es una banda de directo, así que lo mejor que puedes hacer es ir a verlos en directo, no te decepcionarán. 60

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Antología de Antonio Loredo Martínez Introducción, selección y notas de Francisco Madrid Santos: LaMalatesta editorial-Tierra de fuego, Madrid/Tenerife. 2013. 191 páginas LAMALATESTA La publicación de la antología de escritos de Antonio Loredo Martínez brinda una excelente oportunidad para conocer una figura singular que, como se señala en la introducción del libro, puede considerarse como un paradigma de la trayectoria y evolución del movimiento anarquista en las dos primeras décadas del siglo XX. De origen gallego, emigrado muy pronto con su familia en Argentina, la vida de Loredo transcurrió en un continuo movimiento entre ambas orillas del Atlántico, que se vio obligado a cruzar en numerosas ocasiones como consecuencia de la represión del Estado. En Buenos Aires integró el sindicato de peluqueros, que era su oficio, y además pasó a formar parte de la redacción del periódico La Protesta. Su incesante militancia le costó la deportación a Uruguay y posteriormente a España, donde entre otras actividades dirigió Tierra y Libertad. Participó en los hechos de julio de 1909 y por ello fue encarcelado. Tras ser liberado, continuó con su labor, que se desarrollaría en los años siguientes en un periplo constante de activismo, reflexiones, debates, detenciones, deportaciones… que sólo concluiría con su muerte por causa de una tuberculosis en 1916. La presente edición, preparada por Francisco Madrid Santos, se basa principalmente en los escritos publicados por Antonio Loredo en Tierra y Libertad, que para esta antología se han dividido en cuatro grandes apartados temáticos: Anarquismo, Ensayos, Ensayos literarios y Sindicalismo. La edición se completa con una emotiva necrológica, escrita en memoria de Pietro Gori, y una serie de escritos sobre el propio Loredo. Cabe destacar igualmente que la antología se cierra con la reproducción de la ficha policial de Antonio Loredo en Buenos Aires, cuya fotografía ilustra de forma impactante la cubierta del libro. Entrando a valorar los textos, un primer elemento a destacar sería el estilo intenso de su autor, que se refleja en una prosa ágil, amena, sencilla y transparente en su vocación de comunicar, pero que al mismo tiempo deja en-

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trever un bagaje cultural importante en el que se integran autores y referencias muy diversos. En cuanto al contenido, los escritos abarcan una amplia variedad de temáticas, desde las reflexiones de mayor profundidad sobre cuestiones de corte filosófico, político, social, moral o literario, a las intervenciones más coyunturales en torno a los debates y circunstancias del movimiento anarquista de su tiempo. El interés de los textos de Loredo no radica, sin embargo, únicamente en su valor biográfico o histórico. Su lectura resulta al mismo tiempo muy sugerente en relación a algunas cuestiones cuyo debate ha cobrado un renovado vigor en estos inicios del siglo XXI. Así, cabe destacar, por ejemplo, sus reflexiones en torno al anarquismo en Sudamérica, y a la necesidad de profundizar una revolución social que permita la libertad plena del ser humano en todas sus dimensiones, más allá de las meras declaraciones formales recogidas en las constituciones de independencia, y que preste especial atención a la situación de opresión de los pueblos nativos. Un llamamiento que tiene eco en las luchas desarrolladas en las últimas décadas por parte de diferentes comunidades indígenas –desde los mapuches a los

zapatistas– pero que también se refleja en las recientes movilizaciones desatadas en junio de 2013 en las calles de la “emergente y progresista” Brasil… También conservan en plena actualidad sus críticas a las posiciones nacionalistas en Cataluña, que pretenden sustituir la tiranía de un Estado por otro, planteando Loredo a tales efectos que “el pueblo catalán, como todos los pueblos, solo adquirirá la libertad, la libertad económica, política y social con la abolición de todas las formas de gobierno, con la transformación del sistema actual de producción, y con la destrucción de todos los sistemas políticos que no sirven para otra cosa que para oprimir al pueblo”. Del mismo modo, no puede dejar de mencionarse el debate en torno al sindicalismo, su orientación, su ideología y sus límites, en la medida en que para Loredo –en coincidencia con las posiciones mantenidas, entre otros, por Luigi Fabri–“el sindicalismo no se basta a sí mismo, por sí solo no va a ninguna parte”. Por último, cabe resaltar una temática que ha recibido una especial atención en España en los últimos años, como es el papel de la educación. Así, Loredo realiza una crítica radical tanto a la enseñanza religiosa como a la oficial, considerando que “tan mala es la una como la otra, ya que si la primera mata la personalidad naciente en el niño con las creencias fetichistas, la otra no se preocupa más que de hacer ciudadanos aptos para las guerras y para las elecciones”. Frente a ello, Loredo reivindica la educación racionalista libertaria, que promueve la educación integral y libre del ser humano, y añade además “que esta educación que queremos para el niño, debe dársela también a la niña, sin recato de ningún género”. En definitiva, se trata de una obra sumamente recomendable cuya disponibilidad cabe agradecer tanto al responsable de la antología, como a los compañeros de LaMalatesta y Tierra de Fuego, que suman así una nueva pieza en la recuperación editorial de estas figuras a menudo olvidadas y desconocidas, pero no por ello menos necesarias, del movimiento anarquista.

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RESEÑAS

Mis palabras son mi vida

The Housing Monster

RESEÑAS

Trabajo y vivienda en la sociedad capitalista

KLINAMEN Con la presente edición, Editorial Klinamen propone profundizar y ampliar el debate en torno al conlicto de la vivienda. Superar la apariencia fetichista de la realidad y entender las relaciones 62

que se establecen en torno al mercado inmobiliario, la construcción y el uso de las casas en la sociedad capitalista. Se trata de un texto ilustrado por el propio autor, responsable de otro texto parecido sobre los restaurantes (Abajo los restaurantes, también publicado por

la Editorial Klinamen), que, siguiendo la tradición de la novela gráica, hace un recorrido por todos los elementos relacionados con el proceso de construcción. El libro está dividido en tres grandes apartados que engloban una serie de capítulos sobre temas como el trabajo, el género, la mercancía, la propiedad, la clase, etc. El primero, La Obra, versa sobre las relaciones concretas del trabajo en la construcción. El segundo, El vecindario, aumenta el foco para explicar cuestiones de carácter más global como la propiedad y la clase o el mercado inmobiliario. Por último, el tercer apartado, Empujando, tirando y rompiendo, expone la resistencia y la capacidad de lucha del proletariado a través de la lucha de clases, la colectivización de viviendas o el papel de los sindicatos. Un análisis del papel de la vivienda en el conjunto de las relaciones capitalistas, desde las de los trabajadores hasta las de la macroeconomía, y de su ser como mercancía, poseedora de valor de cambio. Aunque una casa esté naturalizada por el fetichismo, no deja de ser tiempo, fuerza de trabajo y plusvalía, construida para producir más capital. Desengrana el tema con un estilo luido, sin renunciar a las categorías de análisis necesarias para entender el trasfondo del mundo en el que vivimos, y permitiendo una lectura amena. Algo que pensamos que no debería ir reñido con una comprensión clara y profunda de la realidad. Un texto contra el oscurantismo del mundo académico que, plagado de lorituras y términos sociológicos, produce conocimiento para su uso exclusivo; alejado de las luchas reales que requieren una relexión lúcida. Un intento, pues, de acercar la teoría a la práctica. Una apuesta por la lucha revolucionaria consciente, movida por el deseo de transformar la sociedad que nos explota y nos oprime, y alejada de la ideologización y el misticismo.

DESBORDES

Mañana Sin Amo JUAKO ESCASO 3. Se necesita coraje para salir a la calle a lanzar palabras como puños desesperadas piedras contra el escudo sordo del sistema para enfrentar a rostro descubierto y en chándal a los depredadores del capital militarizado estar desesperada dolida violentada atravesada por la rabia más elemental para exigir voz e iniciativa y no dejarse arrullar en los brazos de la victimización un valor que nada tiene que ver con el mártir o el héroe sino con el hálito que va de boca en boca de mano en mano 8. Todo se perdió el día en que permitimos que los lobos pastorearan los rebaños todo se ganará el día en que empecemos a cuestionar los rediles cuestionar el concepto mismo de domesticación 10. Se apagan las luces de colores la música ha cesado el capitalismo desmonta su atracción de feria ¿Quién nos recordará ahora el camino de vuelta a un hogar que nunca hemos pisado? 12. Creímos que nadábamos en la abundancia Hoy sabemos que nos ahogábamos en ella 18. Felicidad —redeine el diccionario en su última actualización— es todo aquello que cabe en un salario

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19. El turismo es la libertad de los empleados para llevar el capital de un mercado a otro la polinización del dinero 24. El primer error consistió en creer que el estado del bienestar era un mérito El segundo consistió en pensar que era un mérito nuestro 28. El cuerpo entumecido por la picada carmesí de la violencia atravesado el rostro a brochazos de su propia sangre apaleados sin distinción ni escrúpulo vejadas en sucursales de odio y de tortura aleccionados por el Estado en la gramática púrpura y vertical de su lenguaje ¿Cómo es que nadie en ningún rincón de esta tierra en desespero ha devuelto el golpe todavía cómo entre tanto demócrata solemne nadie alza la voz nadie se alza? ¿Qué esconden ellos en el envés de su mirada esquiva qué escondes tú tras el grito de tus puños cerrados? 33. Todo aquel que proteste luche o reniege será perseguido reprimido enjuiciado privado de su libre movilidad Fascismo y capital se saludan de nuevo en la escalera del Congreso han pasado treintaytantos años Largo tiempo sufriremos las consecuencias de mirar hacia otra parte de actuar como si la política despreocupadamente pudiera dejarse en manos de una lista electoral 35. La sociedad del bienestar vació la ideología: hoy

no hay revolución que venza al mes de agosto 46. Las armas de ayer sirven para las guerras de ayer lo mismo las palabras el sujeto histórico se diluye entre la masa precaria y confundida no hay discurso de clase ni alpargatas de esparto ni hambre suiciente la escuela y la publicidad hicieron el trabajo: vaciaron las fábricas los campos modelaron individuos electores propietarios Quién podrá ya sostener un arma una idea una palabra sobre qué ruinas habremos de reconstruir el compromiso 47. Cuántos años de su mano hemos agradecido ya el forraje de la mansedumbre cuántas veces en los templos del adoctrinamiento asistimos ielmente a su espectáculo cuánto calor perdimos en los habitáculos artiiciales de la tecnología cuánta autenticidad bajo el idioma incuestionable de la renovación cuánto conocimiento queda después de tantas travesías hacia el supermercado y la dieta cuánto anhelo de vida sobrevive al imperativo del horario y los organigramas cuántos deseos cuántos sueños sacriicamos por el cheque escueto de la identidad cuántas noches en vela desoímos nuestra voces para construir el discurso moderno de las justiicaciones cuánta doctrina de saldo y cuánta ciencia de encargo hizo falta 63

para justiicar el artiicio y la profanación cuántas veces dejamos que indicaran otros el rumbo de nuestros pasos que decidieran incluso cuándo y cómo debíamos caminar cuánto dominio perdimos ya sobre nosotros mismos cuántas parcelas cedimos de nuestra libertad ¿Y cuánto más? —impera preguntarse 48. ¿Y si llega el día en que un Mosso d’Esquadra pierda un ojo por disparos de los manifestantes? Entonces quizá podamos sentarnos y deinir la violencia 56. La crisis no será el inal de esta tragedia por eso urge hallar nuevos senderos: el capitalismo reserva horrores aún no imaginados horizontes de dolor por explorar 64. La mañana acontece sin amo ni mandato regala su claridad antigua y sigilosa nada trae que se pueda comprar o vender nada que consumir en la prisa del mercado Nos convoca al nuevo ciclo ante la puerta de nuestros errores y aciertos del pasado su llama devuelve ese hormigueo de la sangre en la memoria y ese ímpetu en las manos que ansían su quehacer El viento lleva en su alforja nuestra voz alzada cada soplo difunde este lamento y este canto: hoy es los días que vendrán y aquí habitamos en la matriz del tiempo y del mañana mañana sin amo 65. Los tomates no tienen sabor pero abaratan tus ensaladas Los libros no tienen sabor pero decoran tus estanterías El trabajo no tiene sabor

pero inancia tus hipotecas Tu vida no tiene sabor pero te queda el fútbol 72. La democracia vertical es el residuo de una época transcurrida bajo el signo de la dominación No hay necesidad de secreto para quien alza su mano y libremente expresa su parecer Tendremos que volver a pensarlo casi todo —advierte el poeta— Pensar la vida por primera vez de nuevo en multitud de círculos excéntricos reunidos al calor del roce entre la voz y la piel 75. El capitalismo sabe lo que cuesta morir por eso disuelve la muerte como suero sin aroma ni color en la rutina y ofrece una cómoda extinción a plazos A ese ingenio unos lo llaman sociedad del bienestar otros simplemente felicidad 90. Teorizar demasiado sobre soberanía alimentaria acaba siendo más fatigoso que abrir el surco y sembrar teorizar demasiado sobre colectividad y asamblearismo puede aplacar el impulso de hablar y de compartir teorizar demasiado sobre antidesarrollismo y ruralidad

carece de sentido si no se escucha el canto del jilguero La teoría de ayer ya otros la escribieron la teoría que vendrá habremos de darle forma en el camino 95. Seamos nunca héroes hallemos nunca un camino sin consultar huellas sin interrogar al aire y a los árboles Seamos nunca serviles al credo de la autocomplacencia padrinos de niños lejanos y causas lejanas viajantes del euro militantes de ines de semana turistas de la solidaridad Seamos nunca adictos al vértigo icticio a la soledad en tres actos protagonistas de historias sin rutina ni pausas ni silencios Seamos nunca paradigmas de la belleza vacua de las marquesinas –ni maniquís ni modelos– airmémonos nunca en la costumbre de imitar Seamos siempre a la contra río sin cauce seamos el viento indómito que quebrará el ediicio de la deshumanización 96. Agraviemos la verdad legislada: la vida no es deber ni derecho sino empeño personal en el sentido efímero ejercicio de colectiva creación

Edita: La Oveja Roja Para descargar: http://www.nodo50.org/mlrs/Biblioteca/juako/manana.pdf 64

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