Hipertensión: bajar de peso es más efectivo que

finalmente desembocar en un infarto, un accidente cerebrovascular o en la enfermedad vascular periférica. La dieta DASH. Buena parte de las evidencias en.
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CIENCIA / SALUD

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Miércoles 11 de marzo de 2009

SALUD CARDIOVASCULAR Y UNO DE CADA TRES ARGENTINOS TIENE PRESION ELEVADA

Apostar en grande

Hipertensión: bajar de peso es más efectivo que reducir la sal Continuación de la Pág. 1, Col. 5 que baja de peso una persona con hipertensión que está excedida redunda en una reducción de entre 5 y 20 mm/ Hg (la presión considerada normal es de 80/120 mm/Hg). En cuanto a la adopción de una dieta como la mencionada por Oparil, su impacto es una caída de aproximadamente 8 a 14 mm/Hg (ver ilustración). ¿Por qué entonces tanto énfasis en indicar un menor consumo de sal cuando otras medidas pueden ser tanto o más beneficiosas? “Adoptar una dieta más saludable demanda mucho más esfuerzo que reducir el consumo de sal, y siempre se ha buscado hacer llegar mensajes fáciles de adoptar a los pacientes –respondió la doctora Oparil–. Por otro lado, es cierto que reducir el consumo de sal es de gran importancia en hipertensos que tienen otras afecciones cardíacas o renales.” Sin embargo, agregó Oparil, actual directora del Programa de Biología Vascular e Hipertensión de la Universidad de Alabama, Estados Unidos, “en el paciente hipertenso medio es mucho más importante bajar de peso, aun cuando no se alcance un peso corporal ideal”. El sobrepeso y la obesidad, vale la pena recordar, no sólo son factores de riesgo para la hipertensión, sino que también incrementan las posibilidades de desarrollar diabetes y enfermedades vasculares que pueden finalmente desembocar en un infarto, un accidente cerebrovascular o en la enfermedad vascular periférica.

La dieta DASH Buena parte de las evidencias en favor de lo dicho por Oparil, que actualmente visita la Argentina

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para dar una serie de conferencias para expertos en hipertensión locales, provienen del llamado estudio DASH: Dietary Approaches to Stop Hypertension o, en castellano, Abordaje Dietario para Detener la Hipertensión. Ese estudio, realizado por el Instituto del Corazón, el Pulmón y la Sangre de los Estados Unidos (Nhlbi, según sus siglas en inglés), demostró que adoptar una dieta basada en frutas y verduras, que incluya productos lácteos descremados, con una reducida presencia de grasas saturadas, es una gran aliada contra la hipertensión.

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Suzanne Oparil

Ayuda a tratarla, pero también a prevenir su desarrollo. Más allá de su énfasis en las frutas y los vegetales, la “dieta DASH” apunta a reducir el protagonismo de las carnes rojas, las grasas animales, los dulces y las bebidas azucaradas y a poner un mayor énfasis en los granos enteros, el pollo, el pescado y las nueces. “De alguna forma, ese tipo de dieta presupone un bajo contenido de sal, ya que se basa en alimentos frescos, no procesados”, comentó el doctor Pablo Rodríguez, director del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial. El mensaje es, según Oparil, “evitar la comida rápida”: aquella industrializada, “en la que el alto contenido de sal es empleado como conservante”. Algunos cambios propuestos por el Nhlbi para cambiar gradualmente hacia una dieta DASH: l Si come una o dos porciones de vegetales al día, agregue una más en el almuerzo y otra en la cena. l Si no come fruta, comience incorporando una como postre o entre comidas. l Reduzca a la mitad su consumo actual de manteca o margarina. l Incremente gradualmente su consumo de productos lácteos descremados. Por ejemplo, reemplace las gaseosas por leche o yogur entre comidas. “Estas medidas son útiles incluso en los pacientes que toman fármacos para la presión arterial, ya que podrán reducir la cantidad de medicamentos que deben tomar –agregó Oparil–. Sin embargo, debe quedar claro que en la mayoría de las personas no reemplazan el tratamiento farmacológico indicado por sus médicos.”

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Por supuesto, semejante apuesta persigue un objetivo más ambicioso que tener contentos a los científicos: parte de la idea de que la ciencia y la tecnología pueden ser fuerzas formidables

ientras la decisión de Barack Obama de levantar el veto a la investigación en células madre acaparó ayer la atención de todo el mundo, otras medidas que pasaron bastante inadvertidas son aún más revolucionarias y vuelven a plantear la discusión acerca de cuál es el lugar que la ciencia debería ocupar en la vida de un país. Dentro del paquete de estímulo anunciado para sortear la crisis y recuperar la colapsada economía de los Estados Unidos, se incluye, según se difundió, una suma monumental para ciencia y tecnología: casi 120.000 millones de dólares. De éstos, unos 20.000 millones serían para investigación básica; casi 50.000, para investigar en energías renovables y eficiencia energética; 10.400, para los institutos nacionales de Salud; 1100, para hacer estudios comparativos sobre los tratamientos médicos actualmente en uso; 24.600, para tecnologías de la información (incluidos desarrollos en banda ancha de última generación y en la historia clínica electrónica), y 11.000, para desarrollar una superred interconectada de electricidad. No sólo eso: gran parte de ese dinero deberá gastarse en dos años. “Nunca se inyectó tanto dinero tan rápido en un aparato científico”, dice en un editorial New Scientist, que subraya que se trata de la mayor inversión en ciencia de la historia de los Estados Unidos, ni siquiera superada por el programa Apolo o el proyecto Manhattan. Si se tiene en cuenta que los fondos federales motorizan aproximadamente el 9% de la investigación realizada por la industria y alrededor del 60% de la que se produce en las universidades, está claro que un aporte de estas dimensiones abre perspectivas sin precedente. (El primer ministro británico, Gordon Brown, y otros líderes europeos ya temen una “fuga de cerebros” en sus países.) El 50% de estos presupuestos se destinarían a costear la investigación; el 25%, a compras de nuevo equipamiento, y el 25%, a renovar infraestructura. Por supuesto, semejante apuesta persigue un objetivo más ambicioso que tener contentos a los científicos: se desprende de la idea de que la ciencia y la tecnología pueden ser fuerzas formidables para hacer crecer un país y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. De hecho, un informe de la Information Technology & Innovation Foundation calcula que 20.000 millones de dólares invertidos en investigación e infraestructura científica podrían crear y retener 402.000 puestos de trabajo durante un año. La jugada no carece de riesgos y los científicos ahora tienen la pelota en su campo. Pero si de apostar se trata, poner a la ciencia en el centro de la escena es como tener un póquer de ases. Y, lógicamente, esto también es válido para países como el nuestro...

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Pastillas ONCOLOGIA

CARDIOLOGIA

Se sobrediagnostican tumores de próstata

La depresión grave puede dañar el corazón

WASHINGTON (AP).– Entre el 23% y el 42% de los cánceres de próstata detectados en hombres mediante una prueba de antígenos son de muy lento crecimiento y nunca llegarán a ser una amenaza, dice un estudio del Centro Médico de la Universidad de Erasmus en Holanda. La investigación “demuestra que el cáncer de próstata está siendo sobrediagnosticado’’, dijo el doctor Len Lichtenfeld, de la Sociedad de Oncología de los Estados Unidos, que no participó en el trabajo. Los altos índices de antígenos pueden indicar una próstata dilatada, que puede ser una condición inocua. Entre los que sí tienen cáncer, no hay prueba alguna de que la detección temprana les salvará la vida, pues los tumores crecen tan lentamente que los hombres probablemente mueran de otras causas.

WASHINGTON (AP).– La depresión grave puede destruir silenciosamente el corazón aparentemente saludable de una mujer. Investigadores de la Universidad de Columbia informaron haber obtenido evidencias de que la depresión puede provocar enfermedades cardíacas. Los científicos estudiaron los registros de 63.000 mujeres del Estudio de Salud de las Enfermeras efectuado entre 1992 y 2004. Las deprimidas tenían una probabilidad dos veces mayor de experimentar muerte súbita, concluyó el estudio de 12 años que acaba de publicarse en el Journal of the American College of Cardiology. La investigación apoya evidencias crecientes de que la depresión es un factor de riesgo independiente de la enfermedad cardíaca, además de los riesgos clásicos como hipertensión sanguínea, diabetes, colesterol elevado y tabaquismo.