Goar Mestre y sus historias con déjà-vu

todo el patrimonio del Grupo Mestre es confiscado. El 2 de mayo de 1961, el diario cubano Prensa Libre califi- ca a Goar Mestre de “esbirro yanqui batistiano”.
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Espectáculos

Domingo 27 de septiembre de 2009

LA NACION/Página 3

TELEVISION (Entrelíneas) Por Pablo Sirvén

Goar Mestre y sus historias con déjà-vu Perjudicaron sus negocios dictaduras de derecha y de izquierda, y hasta un gobierno democrático; pero hizo una autocrítica sobre los monopolios privados Continuación de la Pág. 1, Col. 2 madrugada del 1º de enero de 1959 uno de sus más potentes medios, Radio Reloj, saluda la caída de Batista y el triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro y sus barbudos. Pero, las vueltas de la vida, poco más de un año y medio después, el 12 de septiembre de 1960, el Circuito CMQ y Radio Reloj son intervenidos por esos muchachos que tanto ilusionaban a Mestre. El funcionario a cargo, Gregorio Ortega, promete que dichos medios ya no estarán más “al servicio de la mentira” y que, a partir de ese momento, se ofrecerán noticias con sentido objetivo. Unos días más tarde, el 5 de octubre, todo el patrimonio del Grupo Mestre es confiscado. El 2 de mayo de 1961, el diario cubano Prensa Libre califica a Goar Mestre de “esbirro yanqui batistiano”. Los audaces jóvenes que habían bajado de la Sierra Maestra no venían a reimplantar la democracia, sino a quedarse para siempre. Privado de su país y de sus empresas, no obstante Mestre insistiría con grandes negocios de comunicación, pero ya a escala continental. Su familia y él habían salido de Cuba rumbo al exilio a fines de marzo de 1960. Asociado con CBS y Time Life explorará el naciente mercado televisivo en Venezuela, Perú y también en la Argentina, donde se afincará para siempre (ya que su esposa, Alicia Martín, había nacido aquí). No será una buena idea. Catorce años más tarde, durante los cuales primero fundó y rápidamente puso en primer lugar del rating a Canal 13 con estimable calidad, experimentará un dramático déjà vu (aunque con la consistencia real de la historia que se repite): la emiso-

TV que vale la pena

Nuestro árbol genealógico N Hoy, a las 21, por Nat Geo Esta noche Nat Geo estrena este documental en el que Spencer Wells, genetista y explorador residente de National Geographic, junto al equipo del Proyecto Genográfico recogen muestras de ADN entre los vecinos del barrio neoyorquino de Queens para conectarlos con sus antiguos ancestros: los primeros habitantes de América, los europeos y los habitantes del sudeste asiático, que fueron los primeros grupos en salir de África. En los últimos cuatro años, Spencer Wells con este proyecto ha visitado todos los rincones del mundo, recogido y analizado muestras de ADN de diversas poblaciones humanas para su investigación. Con datos de más 350.000 personas de todas partes del mundo que ya han participado, el estudio brinda la imagen más detallada que se haya tenido hasta ahora de la variación antropológica e ilumina la historia genética y migratoria del hombre, lo que permite comprender mejor las conexiones y las diferencias que conforman la especie humana. Con un simple hisopado bucal tomado en una feria callejera en Queens, los estudios realizados en el documental reafirman que todos los seres humanos descienden de un mismo grupo de antepasados africanos que desde hace 60.000 años, fue tomando diversos caminos. Sus descendientes ahora viven y trabajan a metros de distancia. Curiosa evidencia que demuestra que entre los seres humanos hay pocas diferencias.

Un batallador, una máquina de producir: ése fue Goar Mestre, un hombre que se apasionó por los medios de comunicación

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ra (y su productora cautiva, Proartel) son estatizados (al igual que los canales 11 y 9) por el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Han pasado 35 años desde entonces. * * * Al agradecer, el lunes último, en nombre de Telenoche, el premio Goar Mestre, que FundTV les otorgó a sus producciones especiales, el perio-

dista Mario Markic, perteneciente a ese staff, evocó las vicisitudes sufridas por aquel empresario cuando fue despojado de Canal 13 y Proartel. La alusión no fue casual: si el oficialismo logra imponer el plazo de un año para que los grandes holdings de comunicación se desprendan de varios de sus medios, el Grupo Clarín podría verse obligado a malvender Canal 13.

La comparación puede resultar, o no, pertinente –afortunadamente el clima de mortífera violencia social que había entonces no existe ahora–, pero en tren de asociaciones libres aquellos primeros tironeos sufridos por Mestre en su Cuba natal primero por parte de una dictadura derechista (Batista), después por una dictadura izquierdista (Castro) y, por último, el despojo de sus empresas, en la Argentina, efectuado por un

gobierno democrático que había empezado siendo de izquierda el 25 de mayo de 1973 (Cámpora) y que luego viró hacia la derecha, asolado, además, por bandas terroristas de ambos extremos (Isabel Perón), al menos, demuestran que en materia de avidez algunos gobiernos se parecen entre sí, por más que profesen ideologías aparentemente tan contrastadas. Es que siempre se está, en estas latitu-

des, a tiro de un sorpresivo zarpazo. Pero los pecados, en estas lides, no están exclusivamente concentrados en los gobiernos. Habrá que acudir, una vez más, a Goar Mestre, en una de las múltiples citas que este periodista recogió de su propia boca a lo largo de varios años para escribir su biografía (El rey de la TV, Clarín Aguilar, Buenos Aires, 1996), esta vez en busca de una valiosa autocrítica de ciertos comportamientos privados: “En plan de suposición me pregunto qué habría pasado con los Mestre en Cuba si Castro no hubiese llegado al poder en 1959. Tal vez hubiésemos terminado de todos modos con graves problemas por el excesivo control de la industria de la radio y la TV que llegamos a tener y que, en cierto momento, tuvo forma de monopolio: el 92 por ciento de las señales televisivas que se veían en Cuba estaban directa o indirectamente generadas por nosotros. No creo que eso fuese bueno y yo mismo, con el correr del tiempo, me convertí en un ferviente enemigo de cualquier clase de monopolio privado o estatal. La vertiginosa carrera por la competencia que libramos nos llevó a esa posición y ni tiempo tuvimos de corregirnos. La CMQ sola tenía mucho más influencia que el resto de los medios juntos. Creo que con el tiempo esa situación se hubiese vuelto insostenible y alguien en lugar de Castro también habría intentado echarnos”. Goar Mestre murió en Buenos Aires, hace quince años, pero su historia y sus palabras mantienen plena vigencia.

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