Gloria Fuertes - Su obra - Catálogo

A DON PINGÜINO EL ELEGANTE -profesor de patinaje, de etiqueta lleva el traje- le mandó que se cambiase la «etiqueta» por un mono de atleta. Le nombró ...
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Canción de la pandilla de la Ardilla Ocho amigos tiene la Ardilla ocho animales detrás de la villa. Sólo el Jaguar les da la lata sólo el Jaguar mete la pata. Nueve animales en la Pandilla, nueve colchones en larga silla. Sólo el jaguar les da la lata sólo el Jaguar mete la pata. ROBERTITO EL PANDA, que es un animal muy mono aunque no tiene cara de mono y sí un hermoso tipo oso, ideó que cada miembro de la Pandilla hiciera algo por el grupo. ROBERTITO EL PANDA dijo a la ARDILLA: Tú, conmigo, a coger nueces, ya que trepar y saltar es lo nuestro. A LEON LEONCIO le encargó tocar la guitarra y el león contestó lo de siempre: Tengo melena, pero no soy hippy. Pero se puso a tocar Ia guitarra para animar el ambiente. A PITOCAMA, que siempre estaba durmiendo, le mandó salir del huevo e ir al lago a despabilarse. Pitocama refunfuñó, pero se puso a pescar peces como un descosido para variar el menú-comida de Ia Pandilla. A DON PINGÜINO EL ELEGANTE -profesor de patinaje, de etiqueta lleva el traje- le mandó que se cambiase la «etiqueta» por un mono de atleta. Le nombró profesor de deportes de la Pandilla (fútbol, parchís, ping-pong y sobre todo esquí y patinaje), ya que de todos sólo el Pingüino sabía patinar, y cuando venían las nieves, la mitad de la Pandilla se pasaba el invierno escayolada. LA TORTUGA CARAORUGA, tardía pero segura, aceptó de buen talante ser cocinera ambulante, por aquello de que la comida hay que hacerla despacio. AL ELEFANTE CANTANTE, le nombraron camión, y tenía que hacer los transportes.

La JIRAFA CAMPANERA tocaba la campana a su manera, tocaba la campana cuando le daba la gana. Pero a partir de ahora, tenía que tocarla a su hora (a las horas de despertar, trabajar, comer, cantar y roncar).

Y MUCHOMOCHI EL MOCHUELO, su trabajo era observar

que todo fuera bien hecho. Cada uno en su trabajo, los nueve de la Pandilla de la Ardilla, vivían muy contentos, y por la noche se contaban cuentos. Hasta que un mal día se presentaron todos a cenar, menos la Ardilla pilla. La Jirafa campanera, a lo loco, a su manera, seguía tocando la campana como si hubiera fuego.