Publicado en el suplemento de Maestría en Gestión Pública de El Comercio, el 18 de junio de 2012.

GESTIÓN CON INCLUSIÓN SOCIAL Sandy Cáceres – Profesor del Área de Gobierno de Personas

El país cuenta con recursos económicos para generar inversión y empleo, generando la inclusión social esperada. Pero muchas de sus autoridades y ejecutivos no pueden resolver el problema que tienen en frente. El reto es de públicos y privados. El privado espera que el sector público resuelva la asignación que le corresponde. Entonces esperamos o ayudamos a acortar este proceso que toma tiempo. Así como hablamos del rol subsidiario del Estado, podríamos hablar del rol subsidiario de la empresa, que se debe dar cuando el Estado no es capaz de hacer algo. Hay que ayudarlo a aprender a hacer. No debemos pensar que los problemas de las organizaciones se resuelven sólo incrementando los conocimientos técnicos, es importante desarrollar competencias directivas. Dirigir no es tarea fácil, se debe tener mucha capacidad para ordenar, motivar y hacer sostenible una organización. Las organizaciones realmente son lo que son sus líderes. Debemos exigir a los directivos del Estado como de las empresas, descubrir las oportunidades, nuevos productos, nuevos servicios, nuevas maneras de organizarse para resolver un problema social o ambiental; capacidad de descubrir las oportunidades en las personas, sacar lo mejor de ellas, mejorar la comunicación en sus organizaciones y con otras organizaciones, cooperación entre empresa y Estado para desarrollar proyectos conjuntos. Lo más

importante

es

generar

‘confianza’

en

sus

organizaciones,

en

otras

organizaciones y en la sociedad. Si queremos una sociedad basada sólo en resultados o en lo bonito que se expresan nuestros líderes, no tenemos porque renegar de los conflictos sociales. Puede ser que los merezcamos. Fijarnos en los resultados del PBI o en cumplir los ‘procedimientos’ para la aprobación de un Estudio de Impacto Ambiental es hacer lo mínimo de nuestro trabajo. El reto está en hacer más justo e inclusivo nuestro país y nuestras empresas. Para ello necesitamos líderes con sentido común, sensibilidad social, visión amplia de desarrollo, sin prejuicios, con la capacidad suficiente para resolver problemas complejos y una serie de virtudes humanas que den ejemplo a otros para sumarse a este reto.