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eDITORIALeS | CARTAS
| Domingo 9 De marzo De 2014
Fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870 Número 1, Año 1 “la nacion será una tribuna de doctrina” Director: Bartolomé Mitre
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Carta de la semana
Federalismo y sumisión El actual modelo, basado en el unitarismo fiscal, exige a las provincias convertirse en súbditas del Poder Ejecutivo Nacional para recibir recursos
E
l sistema federal adoptado por la Constitución Nacional se basa en el respeto de las preexistentes autonomías provinciales y en evitar la concentración de poder en un mismo centro geográfico, de manera que los gobernadores controlen la ciudad portuaria. Pero en la actualidad es al revés: se habla de federalismo para sostener el relato, aunque se ha impuesto un verdadero régimen unitario. El esfuerzo de integración nacional a partir de 1862 –impulsado por un presidente porteño y tres provincianos– no solamente consolidó un exitoso “modelo agroexportador” que levantó el nivel de vida de toda la población, sino que también fue un “modelo integrador” que creó capital social y físico en todo el territorio de la Nación. Un federalismo en serio. Ello se realizó mediante el flujo inmigratorio, el formidable despliegue educativo, la homogeneización institucional con la sanción de códigos, la creación de la Corte Suprema de Justicia y la unificación monetaria. Se dejaron atrás las postas y carretas con el tendido de la red ferroviaria, los correos y telégrafos, los puertos y caminos, y los dragados, faros y balizas. En época del Centenario, la Argentina se comparaba con Estados Unidos y se preveía un futuro aún más promisorio. Había incorporado 5,5 millones de inmigrantes y alfabetizado a gran parte de su población, al tiempo que registraba más de 30.000 industrias. Entre 1919 y 1929, creció a una tasa promedio del 3,6% anual, más que el resto de los países desarrollados. En ese modelo de integración nacional, mediante la educación pública y el desarrollo de infraestructura, estaban sentadas las bases para realizar el sueño federal, con un crecimiento armónico de las provincias a partir de sus fortalezas relativas. En retrospectiva, era el momento de decidir si deseábamos ser como Australia o Canadá, o como en definitiva somos. Tras la crisis de 1929, se expandió el rol del gobierno central, afectando la actividad privada y desplazando potestades provinciales; aparecieron el impuesto a los réditos y la recaudación centralizada con coparticipación. Comenzó el uso populista de la economía y como el genio de la botella, nunca más se pudo volver a meter en el frasco. El gobierno militar de 1943 convocó un Consejo Nacional de Posguerra, para planear el futuro de la Argentina después de terminada la Segunda Guerra Mundial. En una errónea predicción sobre la evolución del mundo a partir de la paz, el Consejo aconsejó un modelo nacionalista, autárquico y defensivo. Fue el plan de los coroneles en 1944, quienes nunca hubieran imaginado su capacidad de influir durante los 70 años posteriores. El primer gobierno peronista aplicó el plan, en versión demagógica y totalitaria. Se expandió el gasto, se nacionalizaron los servicios públicos y se utilizó el Banco Central y su seudópodo, el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), para financiar la sustitución de importaciones con emisión monetaria y la renta del campo. Gracias a la acumulación de reservas y a los buenos precios agrícolas, se vivieron tres años de prosperidad hasta que el ciclo se revirtió en 1949. Fueron los “años de oro” del imaginario colectivo que sustentan en forma indestructible las ideas y creencias de los argentinos. Se quitó competitividad a la producción de la pampa húmeda y también a las economías regionales con mano de obra intensiva. También se potenció la migración poblacional hacia la ciudad de Buenos Aires –que ya había comenzado en la década anterior–, pues los salarios privados y públicos, más la infraestructura de servicios, eran notablemente mejores que en el interior. Así, se fue desarrollando el conurbano bonaerense sobre bases artificiales, una patología que es la negación misma del federalismo. El perfil industrial “mercadointernista”, si bien permitió expandir el empleo urbano, tuvo baja productividad por tratarse de un modelo frágil y no sustentable en el tiempo. Las industrias sin escala para el comercio internacional no generan divisas para importar sus insumos, dependiendo de los precios agrícolas, de las sequías o de las lluvias. Son las llamadas crisis recurrentes de la balanza de pagos, como si se tratase de un fenómeno de la naturaleza o una maldición gitana y no el resultado del modelo de 1944. Los precios relativos en contra del interior quedaron definitivamente alterados en la Argentina a través de las “retenciones” a las exportaciones del campo, los elevados aranceles de importación y los tipos de cambio diferenciales. Pero eso no fue todo. El uso del Banco Central para financiar los déficits del Tesoro nacional con emisión monetaria provocó un nuevo fenómeno que aún afecta a las provincias: la inflación y la muerte del ahorro. En ausencia de ahorro, no hubo crédito de largo plazo ni mercado de capitales. El Estado nacional pergeñó manipulaciones fiscales (como la promoción industrial o
los avales oficiales) y organismos (como el Banco de Crédito Industrial o los créditos del Bicentenario) para reemplazar por vía de la acción pública lo que debería lograrse con emisiones de bonos y acciones. En síntesis, más discrecionalidad, más lobby en la Capital Federal, más corrupción, menos federalismo y menos crecimiento genuino. Las provincias, pese a no haber desarrollado su potencial competitivo, sumaron a sus presupuestos cada vez más responsabilidades de gastos sin tener fondos para atenderlos. Esta carga se originó en la transferencia de escuelas y hospitales nacionales, aunque también en el aumento de personal, como sustituto de un seguro de desempleo a partir de la crisis de 2001. Se pusieron la soga al cuello y el control sobre la soga quedó en Balcarce 50. Ocurre que los recursos del Estado nacional no dejan de aumentar, en detrimento de las provincias. Desde 1890, en cada crisis económica se han creado impuestos de emergencia, que no son coparticipables, ampliando el poder de quienes tienen la soga para elegir las provincias que recibirán aire y las que serán asfixiadas. La AFIP recauda casi el 80% de los ingresos totales y las provincias alrededor del 20%. Como ejecutan casi el 50% del gasto público consolidado, dependen de la coparticipación y de refuerzos discrecionales para sobrevivir. Los distintos “enjuagues” políticos se enmiendan, de tanto en tanto, con otros “enjuagues” compensatorios, llamados de “reparación histórica” para Catamarca, La Rioja, San Juan y San Luis (1973) o para el conurbano bonaerense (1992) o los diversos Programas de Desendeudamiento. Más recientemente, el Fondo Solidario para coparticipar el 30% de las retenciones sobre las exportaciones de soja o el 15% del impuesto al cheque. ¿Cómo se hará ahora para coparticipar el impuesto inflacionario? Es inexplicable que siendo el nuestro uno de los países más ricos de la Tierra, con los suelos más fértiles, los climas más benignos, los cursos de agua más abundantes, reservas minerales y de hidrocarburos, se requiera dedicar una parte sustancial del gasto público a planes sociales para paliar la pobreza y la desnutrición. ¿Por qué las provincias con mayor potencial no han impulsado una coalición modernizadora, archivando el plan aislacionista e impulsando
Las provincias se pusieron la soga al cuello y desde Balcarce 50 se decide cuáles de ellas recibirán aire y cuáles serán asfixiadas su desarrollo en una economía abierta y competitiva? Tal vez porque no hay interés, a nivel político, por una transformación semejante. Los gobiernos provinciales sólo encararían una modificación tan profunda si tuvieran la necesidad de financiar sus presupuestos con fondos recaudados por sí mismos. Pero eso no ocurre. Por el contrario, desde que el Estado nacional recauda para sí y también para las provincias, se ha desalineado la antigua y sabia regla que exige, a quien gasta, que le cueste lo que paga. A las provincias les ha resultado cómodo entrar en el juego perverso de asumir funciones que importan gastos, sin recuperar potestades fiscales, que retiene la Nación. Como adolescentes, prefieren portarse bien para recibir de sus papás la “mensualidad”, en lugar de salir a trabajar. En su conjunto, el 60% del gasto provincial está financiado con fondos transferidos por la Nación y más de dos tercios de las provincias necesitan un monto mayor. Para un gobernador es más redituable lograr más fondos de la Nación que cobrarles a sus propios conciudadanos. Si aplaudiendo los discursos presidenciales obtiene los fondos necesarios, ¿para qué asumir el costo de la recaudación sobre sus hombros? Las potestades políticas de las provincias se malversan casi exclusivamente en conseguir recursos por parte del Poder Ejecutivo Nacional. Para tener éxito, el “modelo” les exige convertirse en sus súbditas, incluidos los votos del Senado. Se ha subvertido el sentido original del federalismo y esos gobernadores son comisionados del poder central en un régimen unitario. Si el plan de los coroneles de 1944 no hubiese reemplazado el programa integrador de 1862, las provincias hubiesen prosperado en forma autónoma y solidaria. El puerto sería solamente una ciudad burocrática. Habría grandes ciudades en todo el país, enlazadas por autopistas y ferrocarriles, sustentadas en una economía abierta y una población educada y emprendedora. Con créditos y mercado de capitales para financiar sus proyectos. Sin politización partidista para hacer negocios, sin contactos para promociones, ni créditos del Bicentenario.
Por un debate serio Respecto del proyecto de reforma del Código Penal se han alzado voces cuestionándola, en el sentido de que no contribuirá a crear las condiciones para combatir la inseguridad y el delito. Ojalá que se abra un debate serio, en donde los cambios propuestos se evalúen y discutan sobre bases técnicas y objetivas, y no a la luz de conceptos ideológicos o principistas, y teniendo en cuenta las realidades y posibilidades concretas. Por otro lado, no debemos olvidar que el delito es en buena medida la expresión o la consecuencia de una realidad en la que concurren elementos sociales y económicos. Si la
Colón por dos Una opción interesante para el nuevo emplazamiento de la estatua de Cristóbal Colón sería frente al Teatro Colón. Puede haber dificultades técnicas y paisajísticas por su peso y tamaño, pero bien vale la pena que la ciudad haga el esfuerzo que, por otra parte, es mínimo si se lo compara con el trabajo realizado para restaurar el teatro. Sería un final “a toda orquesta” para esta historia que, más que calificarla, es mejor superar con grandeza. Fernando Barilatti
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Devuelvan la paz A Carlos Marcelo Fernández Durañona, “Car”, nuestro ser querido, lo asesinaron en la puerta de su casa, el 17 de febrero pasado. Secuestraron a su esposa y extorsionaron al hermano de ella, para no matarla. El dolor es inconmensurable. Es imposible describir la dimensión del daño, su onda expansiva en el alma de todos. Él era el mayor de cuatro hermanos y de más de veinte primos hermanos. El primero de nosotros que jugó sonriente en las plazas de Quilmes. El primero de nosotros que caminó distraído, anduvo en bicicleta y corrió sin miedo, por las calles de nuestra ciudad. El primero de nosotros que en el jardín de la escuela Sagrado Corazón de Jesús, en sus primeros años de fundación, trepó al gran árbol y creyó que tocaba el cielo. El primero que pisó el muelle de pescadores del Pejerrey Club, llegó asombrado hasta el final y descubrió allí una de sus pasiones. El primo mayor, que cuidándonos una vez más, entregó su vida heroicamente, en defensa de la familia. Su muerte física no ha sido en vano. Es una donación para que el porvenir de nuestros hijos, el de todos los hijos de la comunidad de Quilmes, Bernal, Don Bosco, de la provincia de Buenos Aires y del país, sea digno de ser vivido. Por este medio acercamos nuestro dolor, transformado en amor, a todas las autoridades del país, para que las nutra de energía y las reúna en el compromiso público destinado a revertir la situación. Estamos inmersos en una visión materialista y superficial de la vida. Discutimos sobre el dólar, la inflación, el desarrollo productivo, los medios de comunicación, etc., y nos olvidamos del valor supremo y sagrado de la vida. La función primordial del Estado es garantizar la vida y la integridad física de todos y cada uno de los ciudadanos. ¿De qué sirven los debates coyunturales si los ciudadanos no perciben que los gobiernos tienen como objetivo principal garantizar la vida? Hoy los peores miedos de los niños no están en su imaginación, sino en las calles. Debemos devolverles la tranquilidad de espíritu y la esperanza. Debemos recuperar la cultura del espacio público, el respeto al espacio compartido, donde nadie puede imponer su discrecionalidad, voluntad, fuerza o violencia. No podemos renunciar a la esperanza máxima de que nuestros hijos y las generaciones futuras caminen tranquilos por las calles. Por eso, en esta hora rogamos que con respeto absoluto de los derechos y garantías de la Constitución, nos independicen de la delincuencia, de la droga y sus consecuencias, y del narcotráfico, que nos devuelvan la paz en nuestros barrios. Familiares de Carlos Marcelo Fernández Durañona
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Revalorizar al maestro Un partido de fútbol dura una hora y media. A nadie se le ocurriría pensar que los jugadores trabajan sólo una hora por semana. Un periodista tiene un programa de una o dos horas por día; a nadie se le ocurriría decir que trabaja dos horas diarias. En casi todas las
marginalidad y la pobreza siguen creciendo en nuestro país, de nada servirán las mejores leyes penales, las que serán sólo la expresión de legisladores que viven en una torre de marfil. Por último, me pregunto de qué manera la reforma del Código Penal servirá para combatir y erradicar la peor lacra que tenemos en nuestro país, que es la corrupción que impera en buena parte de nuestra clase dirigente.
Santiago L. Ordóñez Santo1446@gmail,com
profesiones pasa así: lo que se ve es el resultado de haber cursado una carrera y la constante preparación para la tarea diaria. En el caso de los maestros esta realidad es aún más notable: no trabajan sólo cuatro horas diarias, sino que además preparan el material didáctico día tras día, conscientes de que ellos colaboran en la formación intelectual y humana de nuestros chicos. Creo que a estas alturas, todos, Estado y sociedad debemos reconocer la urgencia y la necesidad de basar nuestro futuro en la revalorización de la tarea de los formadores de personas. Necesitamos los ideales de un Sarmiento. No es una tarea ni fácil ni rápida, pero hay que encararla ya mismo.
Marta G. de Gonda
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Calles peatonales He festejado con alegría la peatonalización de las calles del microcentro: San Martín, Reconquista, 25 de Mayo y las transversales entre la avenida Corrientes y Rivadavia. Sin embargo, pese a ese esfuerzo, no ha mejorado la circulación peatonal, ya que, como cualquiera puede constatar, estas peatonales han sido invadidas por nubes de motocicletas, que circulan entre los transeúntes en todas direcciones, sin moderar la velocidad y sin respetar manos ni contramanos ante la mirada impávida de los agentes policiales. Como los espacios laterales, que fueron veredas, se han convertido en intransitables playas de estacionamiento de motos, tampoco por allí se puede caminar. ¿Alguien podrá poner orden y devolvernos a los peatones nuestras calles? Arq. Emilio Gómez Luengo
DNI 4.282.525
Museo del Mar Hay en Mar del Plata, dos museos que llevan el nombre Mar. El Museo de Arte Contemporáneo (MAR), que se ha inaugurado re-
En la Red Escuchas: Macri no va a juicio Facebook
cientemente, con su lobo marino por Marta Manujín, recubierto de envases de alfajores marplatenses, es excelente, y la muestra de arte pop argentino, un despliegue de talentos y de ingenios de los años 60, cuando el Instituto Di Tella y todos los artistas que iban y venían en su derredor, creaban. Pero quisiera referirme al otro Museo del Mar, creado por el dueño de la empresa de alfajores marplatense. Albergaba miles de caracoles y muestras de los siete mares, que Benjamin Sistema, apasionado coleccionista, fue comprando a lo largo de su vida, a la vez que creaba en 1948, junto con Demetrio Elíades y Luis Sbaraglini, la fábrica de alfajores más conocida de Mar del Plata y la Argentina. Este Museo del Mar, a la muerte de Benjamin Sistema, continuó siendo administrado por la familia, pero con creciente dificultad, ya que la actividad cultural, sin soporte municipal, provincial o nacional, es deficitaria. En setiembre de 2012, el museo cerró sus puertas de la avenida Colón, y no se sabe qué destino tendrá esta colección de 30.000 caracoles, única en el mundo. Ojalá pueda reabrir sus puertas en un lugar más adecuado, ya que comparte con el otro MAR la identidad marplatense. Alberto Gesualdi
DNI 11.286.086
Bioy Casares Ayer se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de Adolfo Bioy Casares, y quiero homenajearlo haciendo una aclaración que seguramente le gustaría. Suele señalarse –y así aparece en varios medios (no la nacion) en estos días– que su origen familiar era vasco francés. No es así: sus abuelos provenían del Bearn, otra región de Francia, y lo que hay que remarcar es que su padre, también escritor, estaba muy orgulloso de su procedencia y muy relacionado con la colectividad bearnesa de Azul y otras ciudades del centro de la provincia de Buenos Aires. Su hijo, por su parte, fue durante mchos años el representante argentino de la Asociación Bearneses en el Mundo y, cerca del final de su vida, presidente honorario de la recién fundada en La Plata, Asociación Bearneses de la Argentina. Aurora Alonso de Rocha
DNI 3.680.596
Divorcio y comunión
“Como la cuenta en Suiza de Enrique Olivera y los teléfonos de De Narváez....cuando tenés el poder y estás dispuesto al totalitarismo pasa de todo , se acusa impunemente, y falsamente, que es lo peor” Susana Facal Leirós
“Sería el colmo. Si a Boudou no lo llevan a juicio, ¿lo van a llevar a Mauricio?” Emmanuel Ríos
“El republicanismo y el amor a la Justicia quedan condicionados dependiendo si funciona para el político que no me gusta. Eso es más patético todavía” Matías Hernán Nueve
En respuesta al señor Marcelo Uriona, y su clara condena al divorciado vuelto a casar, le pregunto: ¿acaso no son pecadores todos aquellos que conviven sin haber contraído matrimonio eclesiástico? Todos los divorciados que tienen una pareja y otra sin contraer matrimonio civil, los casados por Iglesia que cometen adulterio..., pero claro todos ellos confiesan, se arrepienten y son recibidos con brazos abiertos por la Iglesia aunque vuelvan una y otra vez a pecar. Sin embargo, el divorciado vuelto a casar que lleva un hogar estable, digno y acorde a la moral cristiana, es condenado porque no puede arrepentirse de amar y comprometerse en matrimonio con quien ha formado una nueva y estable familia. El sustento es la frase rezada en la ceremonia del matrimonio católico: “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”, creada ésta en un contexto de miles de años atrás. También en esa época se castigaba fuertemente no sólo con excomunión el adulterio, las relaciones sexuales fuera del matrimonio o en el matrimonio sin fin de procreación. Hoy día, todas las personas que cometen esos pecados son bien recibidas si confiesan no importa cuántas veces vuelvan a pecar. ¿Es eso lo que nuestro misecordioso señor Jesucristo querría para su grey? Silvia Freites
DNI 14.189.872