Anotaciones sobre el papel de la investigación en las políticas públicas MONTSERRAT CARBONELL ESTELLER Profesora Universidad de Barcelona En las dos últimas décadas, la inversión en ciencia y tecnología se ha revelado como una variable clave que contribuye a mostrar el nivel de crecimiento económico y de desarrollo humano de un país, hasta el punto que puede ser tomada como auténtico barómetro de desarrollo. Si observamos el lugar que ocupa cada país en función del porcentaje del PIB que dicho país dedica a I+D (investigación y desarrollo en ciencia y tecnología) el resultado es enormemente revelador. En definitiva, el desarrollo de la ciencia y la tecnología está en la agenda política de los estados, especialmente, en el momento actual donde la nueva revolución tecnológica –o era de la información– obliga a los distintos estados a subirse al tren del cambio tecnológico con el objetivo de conseguir un desarrollo sostenible en –o quizás fuera– del marco de la segunda globalización o globalización neoliberal a la que estamos asistiendo. Pues bien, la investigación en ciencias sociales forma parte de los presupuestos de los estados destinados al desarrollo de ciencia y tecnología. El célebre sociólogo Manuel Castells plantea que la sociedad de nuestro tiempo está muy avanzada por lo que se refiere a las ciencias llamadas exactas y a la tecnología, pero está subdesarrollada en lo que se refiere a las ciencias sociales.1 Es en este punto crucial donde se inserta esta mesa redonda. La investigación en ciencias sociales es clave para la elaboración de políticas públicas eficaces y, consecuentemente, su 1
Manuel, Castells. La era de la información: economía, sociedad y cultura. Madrid: Alianza, 2003.
presencia es indispensable en la agenda política de los estados. Veámoslo: sin un diagnóstico de lo que realmente está ocurriendo, de los puntos concretos en donde se tiene que incidir, de los objetivos generales que se persiguen, de cuales van a ser los métodos de evaluación y seguimiento de dichas políticas, no se pueden diseñar e implementar políticas públicas y medidas de actuación eficaces. En definitiva, la investigación en ciencias sociales sobre temas claves como la familia, la educación o la salud se convierte en un ámbito estratégico para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo humano a tener en cuenta por parte de la administración pública y el Estado. No obstante, además de la Administración Pública y el Estado, por un lado, y la Universidad, por otro; falta –a mi juicio– un tercer protagonista: los movimientos sociales. La academia, las instituciones políticas y los movimientos sociales son, los tres pilares que permiten avanzar en el diseño e implementación de políticas públicas mejores y más eficaces. Los movimientos sociales son la fuerza motor, el laboratorio donde se recogen los auténticos conflictos, las auténticas necesidades y las reivindicaciones de la población. Los movimientos sociales es desde donde los científicos sociales podemos formular nuestras hipótesis de trabajo. Difícilmente podemos intervenir en la vida de nuestras ciudades y de nuestras naciones si permanecemos encerrados en la academia o aislados en nuestra torre de marfil. Las ciencias sociales avanzan de forma significativa si se logran determinados grados de simbiosis o de relación con los movimientos sociales. El empuje del movimiento feminista en los ochenta, la extensión de seminarios y centros universitarios de estudio de las mujeres y de género, y la institucionalización política de dichos avances con la creación de Institutos de la Mujer en el ámbito nacional y local, son una muestra de la importancia de mantener los tres pilares mencionados: movimientos sociales, universidad, administración pública. También el movimiento ecologista constituye un buen ejemplo de lo que acabamos de decir. No solo porque vincula a su dinámica de reivindicaciones, denuncias y logros a distintos científicos e investigadores destacados, sino porque cada vez más gobiernos locales, centrales e internacionales se están dotando de formas e instituciones para hacer frente a la destrucción del medio ambiente. Numerosos estudiosos desde la economía a la antropología, pasando por el resto de ciencias sociales, se están implicando en la formulación de formas alternativas de desarrollo y crecimiento sostenible. Los gobiernos locales y centrales son elegidos democráticamente y no tienen más remedio a corto o largo plazo que escuchar las voces, emanadas de la realidad. De modo que el binomio que nos reúne aquí como son la investigación y las políticas públicas, completando con la perspectiva y el empuje de los movimientos sociales, se muestra como un camino imprescindible para acceder al crecimiento sostenible y al desarrollo humano.
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ANOTACIONES SOBRE EL PAPEL DE LA INVESTIGACIÓN EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS