Fabricio Oberto. “Regresé porque nunca me cerró la forma en que me

9 feb. 2013 - Nacional, el pivote campeón olímpico, de la. NBA y de España, un manual de basquetbo- lista en cuanto a su juego, está, a sus 37 años, en otra etapa. En plan de ... con lanacionen el hotel donde se aloja Atenas, en espera del choque ... que volver a lo de 2004 en Pamesa [Valencia], cuando tenía más ...
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| Sábado 9 de febrero de 2013

Fabricio Oberto. el personaje “Regresé porque nunca me cerró la forma en que me fui” Xavier Prieto Astigarraga LA NACION

E

n trascendencia histórica, Fabricio Raúl de Jesús Oberto es al seleccionado de básquetbol lo que un Gabriel Batistuta o un Daniel Passarella al de fútbol. No por títulos o estilo de juego, sino por importancia, por relieve de su figura. Y ahora que está de regreso en el torneo local, en un cimbronazo de los lindos para la Liga Nacional, el pivote campeón olímpico, de la NBA y de España, un manual de basquetbolista en cuanto a su juego, está, a sus 37 años, en otra etapa. En plan de disfrutar hoy, de no proyectar. De gozar el básquetbol, ya sea en la cancha y en las prácticas como en las concentraciones y hasta las conversaciones con los periodistas. “En una época quería descansar; hoy puedo pasar dos horas y media dando entrevistas, hablando de básquetbol, y lo disfruto”, comentó distendido en una charla con la nacion en el hotel donde se aloja Atenas, en espera del choque de hoy, a las 21, con Boca Juniors en La Bombonerita. El relax y este tiempo de placer más que de tensión no lo apartan del foco de siempre: levantar la copa. “Si no, uno juega para nada”, subrayó, ambicioso, el pivote de 2,08 metros. Que lleva jugados tres encuentros desde que volvió a la Liga tras 14 años, incluido uno y medio de inactividad. Oberto se retiró de la NBA en 2010 por un problema cardíaco que hoy parece superado, y del seleccionado en 2011 por una cuestión familiar que ya ha quedado atrás. Y ahora, lo dicho: a disfrutar. —¿Por qué regresaste? —Nunca me cerró la forma en que me fui del básquetbol. Si bien tenía bloqueado el tema, una charla con Felo Lábaque [el presidente de Atenas] me hizo pensar “¿por qué no?”. “Bueno, dejame comenzar a entrenarme”, le dije. Y cuando lo hice me sentí muy bien, todos me decían que se me notaba en la cara que estaba contento... Incluso ayer [derrota por 83-56 contra Obras Sanitarias en Núñez] disfruté. Perder por 20, sin dudas, da una calentura... Pero está bueno el camino de estar entre los últimos jugadores de la competencia –si hubiera un ranking–, escalar y volver a un lugar importante para la Liga. Eso sí: no pienso en cuánto voy a jugar ni en si voy a estar otra temporada, ni en la selección. —Respecto a cómo creías estar, ¿te encontrás mejor, peor o igual? —Voy mejorando. No hay una línea marcada, de hacer tantos puntos, rebotes o asistencias... Sí se trata de conocer el juego. Llegué a un equipo rodado y tengo que ir encontrando mi papel, conocer a mis compañeros y hacer que ellos me conozcan... Me falta en ritmo y lectura de juego: llegar a un lugar en el momento justo cuando a uno lo chocan. Creo que

Oberto, con la camiseta 7 de Atenas, 14 años después de su éxodo; por ahora no piensa en el seleccionado se juega muy físicamente. Me ayuda la experiencia a maquillar mi juego si estoy muy tarde. Tengo que ir conociendo la Liga, porque no es la misma de cuando me fui en el ’98. —Cuando fuiste figura en tu segunda actuación [18 tantos, 90% en dobles, 8 rebotes, 7 asistencias en el 86-77 sobre 9 de Julio], ¿pensaste “la Liga no es tan difícil” o “esto es un espejismo”? —Rendimientos como ése ayudan a la confianza, pero todavía no es ésa la línea donde estoy. Lo tengo clarísimo. Siempre me preocupo por mover un poquito más la línea de lo que puedo dar. Y tengo los pies en la tierra. No se va a ganar un partido porque está Oberto, no. Y hay ponerse en la vereda de enfrente, en cuanto a lo que se motivan los otros equipos. Mientras el nuestro gane, con el número que me toque estoy contento. Estoy en una situación muy cómoda y muy tranquila en Atenas y mientras juegue y ganemos... Ésa es la felicidad que estaba buscando y que hoy encuentro en la cancha con mis compañeros. —No te fijás un objetivo personal de rendimiento sino algo colectivo, entonces. —Mi función pasa más bien por tener una presencia en el poste bajo, aunque desde hace dos años no juego y en las últimas tempo-

“Está bueno el camino de estar entre los últimos jugadores de la competencia, escalar y volver a un lugar importante en la Liga” radas no tenía esta responsabilidad: era un jugador más de descarga, de leer el juego, de pase, de buscar un pick and roll... Hoy tengo que volver a lo de 2004 en Pamesa [Valencia], cuando tenía más responsabilidad y podía jugar mucho más en el poste bajo. —¿Cómo está la Liga en lo deportivo y en lo institucional? —Ha pasado por el éxodo de jugadores y ahora vive la repatriación. Muchos, como Pancho [Jasen], estamos volviendo, y tenemos que aprovecharlo. Se tiene que ver la forma de que se hable de la Liga Nacional. Pepe [Sánchez,

mauro alfieri

de Estudiantes, de Bahía Blanca] es un claro ejemplo de lo que hay que hacer en un club. —La Liga pasó por la desprolijidad de la falta de visas de trabajo, y tiene debilidad de infraestructura... —Es bueno hacer las cosas como se tiene que hacerlas, en regla. Y ojalá se llegue a tener una política deportiva que exija cierta infraestructura y cierto estadio para poder jugar. Siempre se puede hacer más. Y también depende de los que somos deportistas, que debemos estar ahí para ayudar. —Dijiste que no pensás en el seleccionado, pero habrá un premundial en agosto y septiembre y no estaría nada mal para el equipo contar con Fabricio Oberto... —Todo depende de la situación en la que yo esté. Al seleccionado, sólo por nombres, no puede ir nadie. Tengo que estar bien, jugando bien, y realmente poder ayudar. No ir a ponerme en forma ahí. —¿ Tenés candidatos al puesto de pivote en el seleccionado en los próximos años? —Marcos Delía, de Boca, con 20 años, es un proyecto muy interesante. Trabaja muchísimo, tiene muchísimo talento, me gusta mucho cómo juega. Y, sin dudas, ese fanatismo que tiene por el básquetbol lo llevará a estar arriba.ß