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Departamento de Estudios y Capacitación

Documento de Trabajo Nº 111

“Valorización del Trabajo Doméstico No Remunerado” (Encuesta de Uso del Tiempo)

Santiago, Febrero de 2009

El presente estudio fue realizado por encargo del Departamento de Estudios y Capacitación del Servicio Nacional de la Mujer, por la Universidad Bolivariana y la Corporación Domos.

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“Valorización del Trabajo Doméstico No Remunerado” (Encuesta de Uso de Tiempo) Santiago, Chile 2008 © Servicio Nacional de la Mujer Edición: María Paz Causa Vera.

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INDICE INTRODUCCION .............................................................................. 4 OBJETIVOS DEL ESTUDIO ........................................................................................ 6 MARCO DE REFERENCIA ................................................................. 7 ELEMENTOS PARA LA VALORIZACION ECONOMICA DEL TRABAJO DOMÉSTICO............................................................................................................. 41 METODOLOGIA .............................................................................. 59 CARACTERÍSTICAS DEL ESTUDIO Y DE LA MUETRA .......................................... 59 METODOLOGÍA PARA LA ELABORACIÓN DEL INSTRUMENTO ........................... 62 METODOLOGÍA PARA CALCULAR EL VALOR ECONÓMICO DEL TRABAJO DOMÉSTICO............................................................................................................. 84 PRESENTACION DE RESULTADOS DE LA ENCUEST A .................... 95 ALGUNAS CONCLUSIONES .......................................................... 185 B I B L I O G R A F Í A ............................................................................. 189 ANEXOS: ..................................................................................... 196

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I.INTRODUCCION “La división entre hombres y mujeres del trabajo de reproducción social no remunerado en el seno de los núcleos de convivencia constituye el núcleo central de la diferencia de género” (Picchio, A.)1 En las últimas décadas se han producido transformaciones significativas en diferentes esferas de constitución de nuestras sociedades, y específicamente en los ámbitos de la economía, la organización de la producción y el trabajo. Paralelamente, las mujeres emergieron en el escenario público, incorporándose masivamente al mercado de trabajo y a otros espacios como la participación ciudadana y política antes obstaculizados para ellas. La estructura familiar también se ha modificado aumentando notablemente los hogares unipersonales y los de jefatura femenina, y disminuyendo proporcionalmente las familias nucleares y las biparentales. Todo lo anterior ha puesto en tensión y ha debilitado las estructuras propias del orden de género tradicional, aún hegemónico, deviniendo en nuevas y diversas formas del ser hombres y mujeres. Estos procesos ponen en el centro del debate la reproducción de la sociedad y la división del trabajo, en la que, hasta el momento, se ha fundado la reproducción de la sociedad. La división por sexo del trabajo consolida una imagen, donde la actividad masculina, desarrollada principalmente en el espacio público, es la depositaria de la producción; mientras que las actividades desarrolladas en el espacio doméstico, asociadas a las mujeres, son catalogadas como reproductivas, asociadas a la biología, la naturaleza y, valoradas de tal forma que resultan en gran parte invisibles y socialmente no reconocidas. Ello ha llevado a ocultar la contribución al bienestar familiar y social de una parte importante del trabajo realizado por las mujeres, excluyendo este amplio ámbito de las teorizaciones y mediciones económicas. El presente estudio tiene como objetivo aportar a la valoración social y económica del trabajo doméstico no remunerado, visibilizando las expresiones de su desigual distribución y la relevancia de su aporte para la reproducción y el desarrollo de nuestra sociedad. El trabajo doméstico es una de las principales realidades socioculturales, diferenciadas por género, derivadas de prácticas históricas de formas de relación entre hombres y mujeres, clases sociales y generaciones. La desigual distribución de la carga de trabajo se traduce en diferencias en la calidad de vida y Picchio, Antonella. “Un enfoque macroeconómico ampliado de las condiciones de vida”. Conferencia Inaugural de las jornadas “Tiempos, trabajos y género”, febrero 2001, Facultad de Ciencias Económicas de la U. de Barcelona. 1

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oportunidades que tienen las personas para integrarse a los procesos de desarrollo laboral y social, y para cumplir con sus anhelos y expectativas de vida. La progresiva incorporación de las mujeres al trabajo remunerado no ha estado acompañada de una participación equivalente de los varones en la reproducción doméstica. Se ha multiplicado la carga de trabajo que pesa sobre ellas, traduciéndose, no solo en las conocidas dobles y triples jornadas, sino también en serias desigualdades a la hora de integrarse al mercado de trabajo y otros espacios de desarrollo vinculados a lo público. En este estudio se plantea que las actividades que se desarrollan en el ámbito doméstico para la subsistencia del hogar y sus miembros constituyen trabajo, es decir, son productivas, en tanto generan bienes y servicios destinados a la satisfacción de necesidades de las personas que integran el hogar y contribuyen a la reproducción general de la sociedad, y por tanto a su desarrollo. El trabajo doméstico no remunerado constituye un ámbito de la producción y reproducción social. En tanto tal, debe ser considerado por la economía y sus mediciones, de modo de dar cuenta de los flujos reales de recursos y generación de riqueza que explica el mantenimiento y desarrollo de nuestra sociedad. Tradicionalmente, la disciplina económica ha tendido a negar la relevancia de los procesos que ocurren en la esfera “privada”, siguiendo una concepción unilateral que ubica estos espacios como fuera de los límites de la economía y sus indicadores. En base a estas concepciones, el sector de la economía doméstica se considera residual. En las estadísticas de trabajo solo se capta el trabajo doméstico pagado y se ignora el trabajo no remunerado, realizado principalmente por las mujeres, por un convencionalismo económico admitido en el seno de esta comunidad científica. Los límites de la economía y las definiciones de lo que es económico o noeconómico corresponden a construcciones sociales, culturales e históricas permeadas por las simbolizaciones de género. No obstante, el trabajo reproductivo no siempre estuvo tajantemente separado del trabajo productivo, existiendo períodos de la historia donde parte importante de los procesos de producción se realizaban en el hogar en conjunto con las actividades destinadas a la subsistencia, y ello era reconocido por los indicadores económicos de la época. Con el paso del tiempo se produce la separación entre el espacio de “trabajo” asociado a la producción y el de la “vida” asociado a la reproducción, asignándose a los hombres el primero de ellos y a las mujeres el segundo, como sus lugares de desarrollo natural. Frente a estas concepciones, se plantea que la esfera doméstica debe ser objeto de las políticas Macroeconómicas. Esto, en tanto lo doméstico y lo no-doméstico, lo de mercado y de no-mercado, lo productivo y reproductivo, son ámbitos profundamente superpuestos, que se inciden mutuamente. La unidad doméstica o familiar constituye una unidad económica, en tanto en su interior tienen lugar 5

procesos propios de ésta (consumo, producción, etc.). A su vez, el trabajo doméstico no remunerado, y por tanto invisibilizado en la ciencia económica, es parte central del funcionamiento de la economía y el trabajo en su totalidad. Ello, en tanto provee de bienes y servicios fundamentales para el funcionamiento de la sociedad, la satisfacción de las necesidades de las/os individuos, la producción mercantil y la subsistencia de sus miembros. No es posible entender la economía en su totalidad sin abarcar la comprensión de la economía doméstica como una parte fundamental y en indisoluble relación con la “economía formal”. Asimismo, no es posible entender el trabajo, sin considerar a éste como el conjunto de los esfuerzos que realizan hombres y mujeres en el espacio privado y público, en la esfera mercantil y doméstica; es decir, como la suma de los productos del trabajo remunerado y no remunerado en tanto trabajo total (o global), necesario para generar la subsistencia y el avance de la sociedad en su conjunto. Los resultados que se presentan en este informe de investigación pretenden dar cuenta del aporte de las mujeres y hombres, a través de su trabajo remunerado y no remunerado, a la economía. También pretende aportar con elementos que puedan esbozar una resignificación de prácticas y de los determinantes de la clásica división sexual del trabajo, considerando la amplia diversidad en la experiencia cotidiana de mujeres y hombres (en el Gran Santiago). Con ello se quiere contribuir a la generación de un debate público y la generación de políticas que permitan avanzar sustantivamente en mayor igualdad de oportunidades y derechos entre las mujeres y los hombres, en su participación y desarrollo en las diversas esferas de la vida, a partir de la distribución de la carga de trabajo socialmente necesario para el desarrollo de Chile.

1. Objetivos del estudio El Objetivo General del estudio, pretende conocer las dimensiones del trabajo remunerado y del trabajo doméstico no remunerado con el fin de disponer de información para formular políticas familiares y de equidad de género y contribuir a la valoración social y económica del trabajo doméstico no remunerado. A su vez, se busca disponer de información proveniente de personas de la Región Metropolitana, que de cuenta de situaciones como: uso del tiempo de hombres y mujeres en actividades diarias, y distribución de responsabilidades familiares.

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II. MARCO DE REFERENCIA 1. Economía, género y trabajo doméstico 1.1 Determinantes de Género en la Ciencia Económica La ciencia económica, en su acepción más clásica, es la ciencia que estudia la manera en que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir mercancías y su distribución entre los/as diferentes individuos. Sin embargo, la economía no solo debe ser considerada desde este único punto de vista sino también desde su componente estructurador de sociedad. Es decir, la ciencia económica también refleja el/los modelo/s de sociedad imperante que se quiere mantener y/o construir. La definición de economía varía de acuerdo a diferentes épocas, constituyéndose en parte esencial de la organización de la sociedad; y como ciencia social, edifica condiciones apropiadas de acuerdo a sus lineamientos teóricos específicos. Desde este lugar se debe comenzar a comprender las tendencias históricas que han marcado el moderno pensamiento económico. En el sentido anteriormente expuesto, el sistema económico imperante no solo debe ser comprendido como respuesta a construcciones teóricas sino también como un sistema socialmente construido en función de una ideología dominante que, entre otras características, es androcéntrica, es decir, organizada en torno a la imagen del hombre y lo masculino como parámetro de la humanidad. Esto explica por qué el sistema económico tiene su centro de atención en el “hombre económico”, estructurándose en su nombre, valorizando ciertas actividades como económicas e invisibilizando a otras, las cuales quedan fuera de la frontera de su competencia, de acuerdo a las construcciones sociales y culturales que delimitan el campo de lo masculino y lo femenino. “Una de las fronteras más importantes que la economía ha construido es la que existe entre el trabajo de los hombres y el de las mujeres. El mercado es no solo capitalista sino también masculino” (Armstrong y Armstrong, 1988 en Mellor M. 1996:178). La economía como ciencia social comprende una manera específica de percibir las relaciones de género, principalmente desde dos sentidos. En primer lugar, al considerar como su objeto de estudio al “homo economicus”, que precisamente es masculino, acorde con la ideología de género dominante. Y en segundo término, considerando como económico solo aquellos bienes y servicios que adquieren un precio de mercado, destinados al intercambio, quedando fuera todos aquellos bienes y servicios que se dan sin contraprestación, y que justamente son actividades que tradicionalmente son realizadas principalmente por mujeres, tal es el caso de aquellas asociadas a la producción doméstica. Por ello, no es coincidencia, “que los ataques más cercanos sobre el pensamiento económico son los que provienen de fuera de la economía, especialmente de la sociología y el feminismo” (Pujol, 1992 en Mellor M. 1996:176).

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Desde una perspectiva de género, el contexto histórico y sociocultural condiciona el comportamiento económico de hombres y mujeres, lo que a su vez depende de variables tales como la clase social, la etnia, el ciclo de vida, etc. Factores que determinan comportamientos económicos diferentes por parte de las mujeres (y los hombres). Elementos que deben ser considerados en la medida que constituyen y construyen la propia estructura del sistema económico y social. Es por ello que se requiere la consideración del género, desde una aproximación multidimensional y multidisciplinal. Durante la década de los „70-80, la lucha de las mujeres por su derecho a incorporarse a la vida pública, política y económica, su incorporación masiva al empleo remunerado y los cambios sociales y económicos derivados de ello, estimulan el interés y reflexión, en las ciencias sociales y humanas, por nuevos aspectos de la vida social. En este contexto, los “Estudios de la Mujer” (década de los „70) surgen como una respuesta crítica frente a una arraigada visión androcéntrica y etnocéntrica en la manera de comprender y explicar los sucesos humanos y sus consiguientes comportamientos y/o acciones sociales. Los movimientos feministas y sus desarrollos teóricos y prácticos aportan sustancialmente en esta crítica a la forma en que se comprende el mundo. Luego, en la década de los „80, surgen los Estudios de Género, como respuesta crítica al concepto “La Mujer” y proponen la categoría de “Género” como nuevo concepto analítico. La categoría de género como “construcción social y cultural de las diferencias sexuales” permite cuestionar el determinismo biológico que subyace a explicaciones reduccionistas sobre la diferencia entre hombres y mujeres, situando el foco de atención en las diferencias socio-culturales que se construyen a partir de una diferencia externa y anatómica, denominada sexo. La perspectiva de género agrupa un conjunto de aproximaciones teóricas y reflexiones provenientes de diversas disciplinas del conocimiento, que tienen como punto de partida común el reconocimiento de la subordinación social y política de las mujeres. Un elemento clave en la reflexión sobre el poder y su distribución entre las/os diferentes sujetos, pese a sus diferentes formulaciones, la teoría de género se posiciona en el debate teórico sobre el poder, la identidad y la estructuración de la vida social. Esto equivale a decir que el género no se restringe a una categoría para denotar las relaciones sociales de hombres y mujeres, al contrario, en su desarrollo actual este cuerpo teórico permite ir más allá del análisis empírico y descriptivo de éstas. De este modo, la teoría de género contribuye al desarrollo del concepto y del instrumental analítico del desarrollo de la humanidad. Ofrece elementos para una comprensión sistémica, procesual e histórico- comparativa de la estructuración de las diferenciaciones y de las jerarquías sociales, en sus dimensiones simbólicoculturales, normativas e institucionales. “Así, previene los riesgos de una reactualización - muchas veces no percibida por los analistas - de una visión iluminista, liberal, del sujeto humano universal” (Guzmán V y Bonan C, 2007).

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Desde la cultura, el género refiere a la construcción social y simbólica de la diferencia sexual, como diferenciación primaria sobre la cual se edifican los órdenes de significado según los que se estructuran las sociedades (Lamas, 2002 citado por Guzmán y Bonan, op cit.). Desde una perspectiva política y que visibiliza la existencia de una ideología de género hegemónica, Scott pone énfasis en la determinación histórica de la construcción binaria de los sexos. Como categoría de conocimiento el género implicaría dos aspectos: el género como un elemento constitutivo de las relaciones sociales, basado en la diferenciación significativa entre los sexos y el género como forma primaria de significar el poder (Scott J, 1996 citado por Guzman y Bonan, op cit). La perspectiva de género ha permitido comprender, más allá de las diferencias biológicas, un modo de ser, un conjunto de creencias, rasgos de la personalidad, actitudes, valores, sentimientos, actividades y conductas que son socialmente distintas para hombres y mujeres (Benería L y Roldán L, 1992). Es decir, ha permitido un acercamiento analítico diferencial, relacional y multicausal de los comportamientos sociales y económicos según género y de la vida social y económica en su totalidad. Desde la reflexión económica, el estudio de la mujer ha respondido más bien a cuestiones de carácter práctico. Es por ejemplo, la inserción masiva de las mujeres al empleo remunerado, comportamiento que no era esperado de las mujeres (constreñidas al hogar y asumido socialmente como parte de sus acciones), lo que fuerza a economistas a reflexionar sobre los motivos que las impulsan a ellas a buscar empleo, las características particulares que adquiere esta inserción laboral (salarios, ocupación, estabilidad e intermitencia, etc.), así como las diferencias entre las pautas laborales masculinas y femeninas. Desde una perspectiva de género, la primera gran crítica a la ciencia económica convencional se centra en su carácter masculino, cuestionándose a un “homo económicus que representa a un hombre solitario y calculador… que sacraliza el dinero y representa la misma esencia de la racionalidad. Que confunde las leyes del mercado con las de la naturaleza humana y prescinde de las cuestiones no relacionadas con la producción mercantil. En el contexto de esa visión del mundo las mujeres aparecen como un anacronismo y encarnan una curiosa inversión de la modernidad. No transforman la energía humana en mercancía, sino que crean la vida,… y se las define socialmente por sus relaciones con el padre, el marido y los hijos” (Vandelauc L. 1994 en Castaño C. 1999:33). La teoría económica basa sus construcciones en esta concepcion de hombre y de lo masculino como homologo de racionalidad y modernidad, lo que no solo excluye a las mujeres, sino también a todos/as aquellas/os que no se ajustan a esta abstraccion de lo humano. La segunda gran crítica, refiere al cuestionamiento del modelo universal de comportamiento económico, lo que a su vez se traduce en la inexistencia de una 9

“mujer económica”. La exclusión de las mujeres del campo del saber económico se basa en una “naturalizacion” de las inequidades que asignan ciertas tareas y espacios diferenciales a hombres y mujeres, de acuerdo a los patrones culturalmente construidos acerca de lo femenino y lo masculino en determinada sociedad y época. La economía aparece como el lugar natural de los hombres y la ausencia de las mujeres no se cuestiona dada la misma “naturalidad” de su adscripción al espacio de lo privado, lo doméstico y lo reproductivo. La ciencia económica suele establecer una separación radical entre tiempo de trabajo y tiempo de no trabajo, donde el primero refiere a las actividades productivas con valor de cambio, y las segundas, a todas aquellas otras actividades que aparecen como ocio, subordinadas y/o con un valor secundario frente al fin de generar dinero. La realidad es que el resto del tiempo, que no se destina al trabajo remunerado, puede ser, en parte, efectivamente ocio. Pero es indudable que una gran fracción de ese tiempo está dedicado a actividades destinadas a la satisfacción de necesidades básicas o a actividades de trabajo doméstico no pagado, dedicado al cuidado del hogar, las/os hijos/as, enfermos/as, mayores, etc. Es decir, trabajo productivo. El problema está en que la ciencia económica “no ve”, no mide ni considera este trabajo, cuyas tareas son de carácter inminente (no pueden esperar), cotidianas (no se pueden acumular) y además consumen mucho tiempo. Producto de la división sexual del trabajo, la mujer se haría cargo de la reproducción física y las tareas domésticas del hogar y el hombre de las responsabilidades en lo público y del trabajo “productivo”. Si la mujer, además, quiere desempeñar algún empleo remunerado, tendrá probablemente que reducir su “ocio”, ya que no podrá renunciar a aquellas tareas que le son atribuidas en exclusiva responsabilidad. La división entre lo productivo/público y lo reproductivo/privado responde a una construccion binaria de la realidad, donde se desvinculan dos ámbitos de la vida humana que, ciertamente, están profundamente superpuestos. Desde otra visión, es posible considerar que todo trabajo es “productivo” en tanto da origen a bienes y servicios para satisfacer necesidades y a la vez “reproductivo” ya que finalmente está destinado a la conservación de la sociedad y sus miembros. Uno de los focos de la reflexión económica acerca de las mujeres ha sido el tratar de explicar las desigualdades que les afectan en su inserción en el mercado laboral. Las teorías neoclásicas, como la teoría de la economía del hogar y la teoría del capital humano tienden a explicar la posición de inferioridad de la mujer en el mercado del trabajo, así como las desigualdades salariales por género, a partir de una supuesta descapitalización de la fuerza de trabajo femenina, que interrumpe el empleo para hacer frente a las obligaciones maternales y familiares. Incidiendo este hecho en su menor inversión en formación. Bajo estos supuestos las mujeres contarían con menos recursos personales para insertarse en el mercado laboral, dada su naturaleza, lo que incidiría en un menor desarrollo en este campo. Otros/as economistas, aceptando cierta discriminación en el mercado 10

del trabajo, mencionan que si hombres y mujeres son igualmente productivas/os (al menos potencialmente) serían sustitutos perfectos, y las desigualdades salariales no tendrían sentido. Como se puede ver, estos planteamientos teóricos si bien logran visibilizar la “problemática de la mujer” en la economía y el trabajo, remiten sus explicaciones a causas relacionadas con las características “propias” de las mujeres (ser madres, tener que cuidar a las/os hijos/as, tener menos posibilidades de estudiar) sin llegar a cuestionar, en su análisis, los fundamentos estructurales que están a la base de estas situaciones de vida diferenciales (división sexual del trabajo). Los marxistas consideran que la subordinación de las mujeres en el hogar determina su posición en el mercado del trabajo. El trabajo doméstico cumple una función de abaratamiento de costos de reproducción de la fuerza de trabajo, en tanto produce bienes y servicios necesarios para la reproduccion de la mano de obra que de otra forma deberían ser adquiridos en el mercado. Así, la teoría marxista visibiliza al espacio doméstico como un espacio relevante para la economía, no obstante no visibiliza a las/os sujetos encargadas/os del trabajo reproductivo (las mujeres). Insertas en la economía, al incorporarse al mercado del trabajo, las mujeres se constituyen en una reserva de mano de obra barata y flexible, fortaleciendo el proceso de generación de plusvalía. Son las economistas feministas las que, reconociendo las diferencias entre las corrientes neoclásicas y marxistas de la economía, critican la escasa importancia de ambas posturas en los problemas de género. Y la vez, reivindican un enfoque pluridisciplinario a la hora de interpretar los temas que la perspectiva de género plantea a la economía, reconstruyendo las categorías económicas e insistiendo en la interdependencia entre las esferas de la producción y la reproducción. El interés de la teoría económica y sus análisis por los temas que afectan a las mujeres y al género, tales como la división sexual del trabajo, las desigualdades salariales, la economía de la familia, ha cobrado cada vez mayor relevancia. Sin embargo, no es fácil la inserción de las problemáticas de género dentro los supuestos de la teoría económica, ya que ésta se construye en torno a la conducta de un individuo abstracto, de género masculino, egoísta, que no tiene que cuidar hijas/os, personas enfermas o mayores, y cuya ideología considera el trabajo pagado con “valor”, como superior a las “actividades sin valor” del hogar, asociadas tradicionalmente a las mujeres, cuyo comportamiento se naturaliza en torno a un supuesto “deber biológico”.

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1.2 La Díada Producción / Reproducción Uno de los elementos relevantes del orden de género predominante es la organización jerárquica de los espacios sociales que ha sustentado la división sexual del trabajo. La división sexual del trabajo se expresa en la concentración de las mujeres en las tareas de la reproducción en el ámbito doméstico y también en determinadas actividades y puestos dentro del trabajo remunerado, y por su parte, en la ubicación de los hombres en las actividades de producción desarrolladas en el mercado y el espacio extra-doméstico. En base a la diferencia sexual, hombres y mujeres se insertan de forma diferenciada en las tareas asignadas a espacios también diferenciados y contrapuestos como son la familia y el mercado, el reproductivo y el productivo. Son las tareas que realizan aquellos/as que están afuera, en la calle y a vista de todos las que son mayormente valoradas, reconocidas por la sociedad y dignas de prestigio. Las labores que se realizan en el espacio privado son de menor jerarquía y valor social, no importando su contenido, es decir, no existe graduación en el no-reconocimiento, ya que no existe competencia. De ahí que Amorós (1994) caracterice el espacio privado, la casa, como el lugar de la “indiscernibilidad”, ya que no hay parámetros para establecer grados de competencia entre las labores que se realizan dentro del hogar. La ciencia económica mantiene, en su comprensión teórica y analítica, la separación y jerarquización de los espacios y tiempos en función del género. Siguiendo a Mellor M (1996), la construcción social de la economía descansa en la construcción social del tiempo, el cual es dictado por la disciplina del tiempo del trabajo remunerado. Las actividades se orientan en torno a él y se excluye aquel tiempo biológico, del cual no se han podido desligar las mujeres, viéndose desventajadas de los progresos económicos sustentados en un tiempo laboral. En este sentido, el sistema económico crea un mundo solo susceptible de abordar en toda su magnitud por los varones. Si bien se promueve el acceso de las mujeres al mercado del trabajo, esto no les resta centralidad al tiempo que deben dedicar a la mantención de la existencia fisiológica y emocional de las personas a su cargo, o, en el más acomodado de los casos, ligando a otras mujeres a este rol. De esta manera, el posicionamiento de las mujeres en el ámbito reproductivo, se traduce en discriminaciones y desigualdades en el acceso y participación en el ámbito del trabajo reumunerado. Se conforma una suerte de “...penalización que el mercado atribuye a la actividad familiar, la cual se agrega directamente a las mujeres por ser responsables de esta actividad” (Valenzuela M. 1996:182). Situación que genera, al mismo tiempo, un mayor incentivo a la inserción en el mercado laboral, a costa de un menor tiempo de dedicación a la actividad en el

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hogar (escasez del tiempo). (Valenzuela M. 1996). La existencia de desigualdades y discriminaciones contra las mujeres, así como la preocupación por cómo la incorporación al trabajo y producción remunerada afecta al trabajo y producción no remunerada que la mujer realiza tradicionalmente en el hogar y plantea nuevos problemas para el análisis social y económico. La reflexión acerca de los comportamientos económicos de las mujeres, y su situación diferencial y relacional respecto a los hombres (como la relación y valoración del trabajo-producción doméstico y el trabajo-producción de mercado, y su reparto en el tiempo), motiva una necesaria reflexión y análisis desde una perspectiva de género, no solo por parte de las ciencias humanas y sociales, sino que también desde las instituciones públicas y privadas. Lo anterior significa reconocer la evidencia de que las mujeres están en una encrucijada entre producción y reproducción, entre la actividad económicamente valorada y el cuidado y atención de los/as seres humanos/as, entre trabajo con “valor” y “actividades sin valor”. La visibilización e inserción del ámbito reproductivo en la definición misma del trabajo y su análisis, contribuiría a la transformación de la desigualdad existente en las prácticas sociales entre los sexos. 1.3. Vínculos Remunerado

entre

Trabajo

Doméstico

no

Remunerado

y

Trabajo

Centrando la atención en las mujeres -en tanto colectivo genérico-, se plantea que la inserción de éstas en el trabajo remunerado produce cambios en las dinámicas y formas del empleo y, simultáneamente, provoca transformaciones en las relaciones de género, asociados a factores como cambios en la estructura de la familia (mayor porcentaje de familias con jefatura femenina y disminución de la tasa de natalidad), cambios en los estilos de vida y mayores expectativas de las mujeres de un desarrollo personal y profesional. Según Sonia Yáñez (2004:53), estos procesos han generado nuevas dinámicas en el empleo y en las relaciones laborales y ejercen grandes tensiones sobre la normativa, políticas públicas hacia la familia e institucionalidad laboral concebida históricamente en función de la relación laboral masculina. La actividad familiar -a pesar de las transformaciones observadas en el mercado de trabajo, de la diversificación de tipos de familia, de los cuestionamientos y debates sobre las responsabilidades parentales, de la existencia de políticas públicas, y las incipientes medidas del sector empresarial sobre la conciliación entre vida familiar y vida laboral- sigue siendo principalmente femenina. De esta forma impone a las mujeres la necesidad de conciliar las responsabilidades

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laborales y las familiares2. Todo lo anterior indica que las transformaciones ocurridas en el sistema económico y en las relaciones de género aún no han sido suficientes para modificar los imaginarios y el origen simbólico que sustentan la división sexual del trabajo entre hombres y mujeres. La división sexual del trabajo ha conducido a una doble segregación de las mujeres en el mercado laboral. Por un lado, existe una segregación horizontal3 donde las mujeres se concentran mayoritariamente en oficios y profesiones asociados a sus roles domésticos tradicionales, como por ejemplo sectores donde prime el cuidado y la atención a otros/as (enfermeras, secretarias, parvularias, profesoras) (Yannoulas, 2003). Complementariamente, las mujeres trabajadoras son afectadas por una segregación vertical, que genera su concentración en escalones bajos de reconocimiento y valoración, e imposibilitando el acceso a puestos directivos o de mayor poder. Otra dimensión de la relación entre trabajo remunerado y trabajo reproductivo en las mujeres según Amalia Mauro se refiere a las habilidades que desarrollan para cumplir los roles familiares, las que serían útiles también en el ámbito laboral. Es decir, “tener que cumplir con más roles que los varones les permitiría desplegar una serie de habilidades que pueden hacerlas más eficientes en el trabajo, tener mayor adaptabilidad, comprensión y organización, así como el desenvolvimiento de la capacidad de establecer relaciones más humanas, pensar y hacer varias cosas a la vez (polivalencia) y abordar las situaciones desde diferentes ángulos. Además, debido a las obligaciones familiares, las mujeres no pueden llevarse el trabajo de la oficina a la casa, lo que las obliga a ser más eficientes durante la jornada de trabajo” (Mauro, 2004:33). A juicio de Yáñez y Todaro (2004:62), “la redefinición por la sociedad de lo que ella entiende, acepta y fomenta como „lo normal‟ en el ámbito productivo, depende también en gran medida de aquello que esa misma sociedad entiende, fomenta y acepta como „lo normal‟ en el ámbito reproductivo y en las relaciones de género”. Las profundas transformaciones ocurridas en la economía, la producción y la organización del trabajo dan un cariz particular a las relaciones que hombres y mujeres establecen actualmente con los ámbitos de la producción y la reproducción, así como en las expectativas y significados subjetivos que ellos/as construyen en torno a estos ámbitos. Entre las tendencias más importantes que marcan este contexto de transformación social y cultural se pueden mencionar: “1) Sobre la conciliación de ambas responsabilidades, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha mostrado preocupación respecto de la jornada extendida laboral que realizan las mujeres. Consideran las horas de trabajo diarias, los tiempos de desplazamiento, las pausas de descanso, las horas extraordinarias, etc., dentro del concepto de „jornada bruta de trabajo diaria‟. 3 Las mujeres chilenas trabajan principalmente como empleadas domésticas, como empleadas en el comercio, como empleadas en servicios públicos o privados, como trabajadoras por cuenta propia en el comercio, como obreras en la industria, como empleadas en sector financiero y como obreras agrícolas. 2

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heterogeneidad creciente de las formas del empleo asalariado y emergencia de nuevas formas de relación laboral atípicas o precarias; 2) biografías laborales más diversas y discontinuas, que alternan períodos de ocupación, de desocupación e inactividad; 3) el sistema normativo laboral y social pierde su capacidad protectora; 4) el crecimiento de los servicios –financieros, comerciales, tecnológicos– implica que las y los trabajadoras/es estén disponibles para cumplir horarios discontinuos y no predecibles; 5) debilitamiento de la división sexual del trabajo debido al ingreso creciente de mujeres al mercado de trabajo; y 6) la economía se organiza con criterios de rentabilidad inmediata sin considerar sus efectos en la población, la sociedad global ni las consecuencias ambientales del uso irresponsable de energía contaminante.” (CEM, 2007). El problema es que frente a estas profundas transformaciones sociales y en la vida cotidiana de las personas no ha existido una respuesta social que apunte a una redefinición necesaria de las construcciones sobre el trabajo reproductivo y de cuidado. “La sociedad sigue considerando la reproducción y el cuidado como un “bien no producido”, y a las mujeres como las responsables de compatibilizar la relación producción-reproducción. Así, aunque las mujeres van logrando mayor autonomía tienen mayores conflictos en la organización de los tiempos del trabajo remunerado y reproductivo. Por otra parte, las familias no pueden cumplir con todos los requerimientos derivados de la reproducción y el cuidado. La división sexual del trabajo exige, preferentemente a las mujeres, que compensen la insuficiencia de los servicios públicos y los efectos desgastantes del trabajo de mercado. De esta manera no solo están subsidiando al mercado sino que se profundiza la desigual distribución social de los trabajos.” (CEM, op cit). 1.4 Trabajo Doméstico y Remunerado en la Historia Económica La progresiva incorporación de las mujeres al trabajo remunerado ha derivado en una transformación del mercado laboral. Esto se debería reflejar en una nueva forma de estimar y juzgar los indicadores que dan cuenta y que permiten medir la inserción de hombres y mujeres en el trabajo. Sin embargo, los indicadores siguen siendo los mismos: miden principalmente la actividad económica en el sector formal o “moderno” de la economía, con la lógica de medir lo que se puede medir y lo que es cuantificable, en base a parámetros establecidos por un raciocinio preestablecido. Esto se observa desde la forma de seleccionar la información estadística a recopilar, hasta los conceptos y nociones en que se basan los indicadores más utilizados. En el caso de las mujeres, estos indicadores subestiman la participación femenina efectiva en la fuerza laboral y la magnitud real del aporte de las mujeres en el proceso de desarrollo. Consideran, en consencuencia, solo una parte de su contribución al desarrollo social.

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El tema de los indicadores, principalmente los que deberían dar cuenta de la situación de las mujeres, no es algo original en los debates nacionales o internacionales. “La necesidad de terminar con la invisibilidad de las mujeres en las estadísticas nacionales fue ya reconocida en forma oficial en 1985, en el documento "Estrategias de Nairobi orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer", presentado a la Conferencia Mundial para el Examen y Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz (Nairobi, 1985). En ese documento se recomienda realizar esfuerzos para medir la contribución de la mujer al proceso de desarrollo, tanto como resultado de su trabajo remunerado, como de sus actividades no remuneradas.”, así como ha sido recalcado en numerosos estudios y trabajos. (Pollak M, 1997). No obstante los consensos internacionales, los sistemas de indicadores y estadísticas económicas continúan fundándose en una racionalidad de corte economicista tradicional que considera el trabajo fundamentalmente como empleo, dejando de lado gran parte del trabajo (entendido en un sentido amplio) que se desarrolla en la sociedad en su conjunto, y que provoca importantes consecuencias económicas no observadas. De ahí que existan problemas para definir y conceptualizar el conjunto de actividades económicas “invisibles”, entre ellas el trabajo doméstico y de reproducción que realizan las mujeres, lo que normalmente se resuelve catalogándolas como “informales” al no estar bajo el control del Estado ni insertas en procesos de acumulación, o bien, no estar consideradas en la contabilidad oficial. La economía tradicional capitalista, considera el intercambio como una relación económica bilateral, que implica la redistribución de activos de igual valor entre las partes involucradas. Estos activos (productos o servicios) tienen un valor solo en la medida que estén insertos en el esquema de relaciones de intercambio (pasando a denominarse mercancías), lo que se traduce en un precio. Por tanto, existirá actividad económica en la medida que exista un precio de mercado que así lo determine, adquiriendo de esta forma valor “real” y cuantificable. Todo lo que no es mercancía no es reconocido como bien o servicio económico y todo que no es objeto de intercambio, carece de valor económico. De acuerdo a esta vision, existirían dos tipos de fenómenos distintos: uno que tiene un valor de cambio dentro del mercado y otro que contiene un valor de uso fuera del mercado y, por lo tanto no es cuantificable. No obstante esta diferenciación no es real ya que ambos tipos de fenómenos implican la utilización de tiempo de reproducción social en su realización, ambos se presentan como flujos económicos y por lo tanto, entran en la formulación de una relación de tipo económica, aspecto que se explica más adelante. El campo de lo “económico” no es solamente el intercambio entre bienes de valor equivalente sino que comprende una multiplicidad de situaciones y relaciones tan heterogéneas que parecería imposible reducirlas a una unidad coherente. Sin 16

embargo, generalmente se piensa en la economía como un todo homogéneo y delimitado a cierto tipo de actividades y actores/as (empresas), contrapuesto a ámbitos como la familia o el hogar. Se piensa que esta forma predominante de ver las cosas siempre se ha dado de esta manera, lo que no se refrenda en la historia, cuyo examen muestra que los límites de la economía y del pensamiento económico han variado entre una época y otra. Antes de que el sistema capitalista se impusiera como relación dominante en la sociedad, con la revolución industrial, las principales actividades económicas se realizaban en el hogar, en tanto que la necesidad de trabajar como asalariados/as para terceras/os era un símbolo de extrema pobreza. Al respecto, escribe Iván Ilich “Esta metamorfosis del trabajo doméstico es particularmente obvia en los Estados Unidos a causa de su abrupto acaecimiento. En 1810 la unidad normal de producción de Nueva Inglaterra seguía siendo la casa rural. La elaboración y conservación de la comida, la fabricación de las velas, la confección de calzado, de colchas, alfombras, etc., todo tenía lugar a escala doméstica. La casa estadounidense, de manera dominante, se autoabastecía. Las mujeres, en la creación de la autosuficiencia doméstica, eran tan activas como los hombres. Aportaban a la casa más o menos el mismo sueldo. Todavía eran, en el plano económico, iguales a los hombres. En 1810, en Estados Unidos, nueve de cada diez metros de lana eran de origen doméstico. El cuadro había cambiado hacia 1830. La agricultura de mercado había comenzado a sustituir a la agricultura de subsistencia. La necesidad vital de salario se había vuelto corriente y la dependencia del trabajo asalariado ocasional comenzaba a verse como una señal de pobreza. La mujer se convirtió entonces en guardiana de un lugar en que se guarecían los niños antes de ponerse a trabajar, donde el marido descansaba y donde se gastaban los ingresos de éste” (Ilich, 1979). En Chile, como menciona Thelma Gálvez en su trabajo “Visibilización del aporte económico de las mujeres en las cuentas nacionales”, en el siglo XIX no existían las Cuentas Nacionales “Pero había censos de población donde se contabilizaba la población con oficios. Veamos los resultados del primer censo de la población levantado en Chile, en 1854. Se preguntaba el nombre, la edad, si sabe leer o no y “su profesión, industria u ocupación ordinaria”, si tiene alguna incapacidad (defecto físico o inhabilidad). Las preguntas se hacían a niños/as y adultos/as, mujeres y hombres. Muchas mujeres contestaron que tenían oficios, en nuestro lenguaje, que trabajaban” (Gálvez T, 1995).

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Número de mujeres según oficio declarado Costureras Hilanderas y tejedoras Solo tejedoras Cocineras

63.518 60.193 24.891 20.634

Sirvientes Nodrizas Músicas y cantoras Miñaqueras

Lavanderas

19.952

Matronas y curanderas

16.820 1.373 884 849 554

Llama la atención el tipo de actividades desempeñada por las mujeres, principalmente en sus hogares, incluso en zonas rurales. En la casa se producían hilados, tejidos, vestuario, y trabajos para la casa: cocina, lavado de ropa, limpieza de la casa, cuidado de niñas/os, etc. Las mujeres reconocían su trabajo, se consideraban capaces de ganar su vida y de ejercer un oficio. El concepto de trabajo era aplicado naturalmente a la mayoría de las actividades del hogar. La economía del hogar y la economía mercantil, o para el mercado, estaban mucho más integradas y traslapadas. Los hogares eran también lugares de producción para la familia y para otros/as. Las mujeres con otros oficios eran escasas. Pero las formas de producir cambian en la sociedad y cambia la situación de las mujeres. Las tareas de hilado y tejido se mecanizan y salen de los hogares. En el censo de 1920, sesenta y seis años más tarde, una proporción mucho menor de las mujeres de todas las edades reconocía un oficio. La pregunta del censo esta vez fue por la ocupación, oficio o medio de vida. Y ya la definición oficial excluía expresamente gran parte de los trabajos que hacían las mujeres. La instrucción del censo de 1920 decía: “Las mujeres, menores de edad o personas que no tienen oficio o medio de vida, y viven a cargo de otras personas, se anotan con la palabra ninguna), aunque trabajen en quehaceres domésticos” (Gálvez T, op cit). Así, en sesenta y seis años, se había acentuado el proceso de invisibilidad del trabajo de las mujeres y se ponían los límites de la producción y del trabajo solo en lo que es vendido en el mercado, genera un ingreso monetario y representa un medio de vida. Este proceso continúa hasta nuestros días, y solo se visibiliza el trabajo y la producción de las mujeres que participan en el mercado laboral. La siguiente es la proporción de mujeres con oficio según los censos de 1854 y 1920, o económicamente activas según el censo del 2002, medida sobre las mujeres de todas las edades, incluidas las niñas.

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Gráfico No 1

A mediados del siglo XIX el trabajo de las mujeres parecía más reconocido, al menos por ellas mismas. En 1854 el 50,8% de los hombres y el 30,7% de las mujeres tenían profesión. Si se compara con los resultados del Censo 2002, para todas las edades, el porcentaje de hombres no ha tenido una variación porcentual significativa: 51,4% pero el de las mujeres ha tenido un recorrido diferente. La comparación de los oficios en el período 1854 - 1929 muestra que hubo un gran cambio en las tecnologías y formas de producción. Los hilados y tejidos salieron de los hogares con lo que disminuyeron las hilanderas y tejedoras. Aumentaron las mujeres con oficios del trabajo doméstico de los hogares y aparecen contabilizadas mujeres en oficios como comerciantes, agricultoras y profesoras. (Galvez T, op cit). Durante la larga etapa de capitalismo de producción el “tiempo productivo” se asignó al varón y el “tiempo reproductivo” a la mujer. La madre de familia iba a ser la encargada de organizar y gestionar el ámbito de la vivienda familiar, así como la educación “adecuada” de los/as hijos/as, de acuerdo con las normas de salud (médico de familia), la pedagogía (el maestro) y la moral (el clérigo). En cuanto al antiguo poder paterno, cedió parcialmente sus prerrogativas al Estado, que se iba a convertir en el principal regulador de la vida familiar: “el poder paterno no será más que el transmisor del poder estatal; el papel de la familia es observar las normas de higiene pública y propulsar a su descendencia hacia los espacios de encuadramiento previstos por el Estado” (Meyer, C, INEGI, 2002). La primera industrialización genera la posibilidad de transferir ciertos procesos de producción doméstica, por ejemplo coser ropa, elaborar alimentos, etc., al mercado. Sin embargo, desde principios del siglo XX el mercado comenzó a producir bienes y servicios que nunca se habían producidos en el hogar, tales como, electricidad, vehículos, televisión, etc. De acuerdo a estos cambios, “si la

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familia quiere disfrutar de esos frutos de la industrialización, ha de obtenerlos en el mercado, o recibirlos por acción del Estado de Bienestar. La educación de las/os hijas/os ya no tiene lugar en el hogar, sino en instituciones educativas. El cuidado de los/as enfermos/as se transfiere progresivamente a hospitales o centros de salud, ya que las familias no están preparadas para proporcionar los métodos de atención propios de la medicina actual” (Castaño C. 1999:26).Es un período de afianzamiento del rol del Estado, que asume una serie de funciones que antes se realizaban en el hogar y que, como se verá más adelante, en la época actual, nuevamente regresan al hogar. Serían los cambios en la estructura productiva lo que genera cambios en la relación entre hogar y mercado. Es así como “se distancia cada vez más la producción dentro del hogar de la producción para el mercado realizada fuera del hogar y la tendencia ha sido que numerosas funciones de la familia que antes se efectuaban en el hogar pasaron a ser ejecutadas fuera de este ámbito, produciéndose una inversión de la magnitud de tiempo que las personas permanecen en él” (Arraigada I, 1997: 8). Pese a ello, son las recurrentes crisis económicas las que revierten estas tendencias, sobretodo en hogares en circunstancias sociales y económicas desventajadas, ya que deben cubrir un conjunto mayor de funciones, volviendo a su seno actividades principalmente asociadas a la salud y educación. Es posible observar esta tendencia en el marco de recientes crisis económicas. Efectivamente se podría escribir mucho sobre el proceso de globalización en sus aspectos positivos, tales como el desarrollo de las comunicaciones, avances tecnológicos, intercambios, cultura, velocidad, etc. Como también desde su efectos e impactos negativos, particularmente en el ámbito socioeconómico y principalmente para los países subdesarrollados, los que han debido seguir lineamientos de organismos internacionales para los encajes y articulaciones de sus economías altamente endeudadas. La traducción práctica de estas normativas se denominan Programas de Ajustes Estructurales (P.A.E.) que surgieron a comienzos de los años „80, como respuesta de las instituciones de Bretton Woods4 ante la dificultad de manejo de la deuda externa del Tercer Mundo y luego, como lineamientos se extendieron a los países del Este Europeo tras la caída de las economías del bloque socialista. Las recetas impuestas por instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se encaminan a lograr una balanza comercial positiva, o sea, importar el mínimo y exportar el máximo, a la vez que se privatizan las empresas 4 En julio de 1944, 44 países se reunieron en la ciudad estadounidense de Bretton Woods, New Hampshire, para establecer el sistema monetario internacional de posguerra. Aunque aparentemente era una conferencia de las Naciones Unidas, estuvo estrictamente controlada y dirigida por los Estados Unidos. Esta reunión histórica que dio origen al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), en un principio llamado Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD), marcó el comienzo del dominio de Estados Unidos sobre el decadente poder imperial de Gran Bretaña y posteriormente sobre los países en vías de desarrollo.

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estatales más rentables y se reducen al máximo los gastos sociales. De tal forma se verifica un traslado de los costos que implican los recortes sociales para los gobiernos, directamente al hogar y al incremento del trabajo gratuito de las mujeres al interior de ellos, entre los cuales podemos mencionar la salud, nutrición, educación, etc. Subsidiando aquellas funciones que el Estado deja de cumplir. Por otro lado, también, las políticas monetarias impactan en el sistema impositivo y en las condiciones materiales de las mujeres. “Si analizamos las transferencias de renta, observamos que son el principal instrumento redistributivo del gobierno (pensiones, subsidios de paro, ayudas familiares, prestaciones por enfermedad y por maternidad, etc.) y que, según investigaciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), los subsidios de paro, las ayudas por maternidad y las enfermedades temporales no han crecido nada en unos casos y han disminuido en otros muchos a partir de los años ochenta” (Bakker, I en Carrasco, 1999: 245). Desde la perspectiva de género, la aplicación de estas políticas de ajuste estructural influyen asimétricamente. Y es que el Estado redefine y expande lo „privado‟ para así invisibilizar los costos de desplazamiento de la economía remunerada a la no remunerada. La necesidad de alargar el salario para poder hacer frente a las necesidades básicas implica casi siempre un incremento del trabajo doméstico (Cobo, Rosa Op.Cit.). Sin lugar a dudas, las mujeres fueron una de las principales afectadas por este proceso de cambio, y en la búsqueda de paliar las deficiencias económicas familiares, se movilizan hacia el mercado laboral. La pobreza tendió a feminizarse, enfrentándose este sector a las adversidades de los procesos de ajuste. 1.5 Relevancia Económica del Trabajo Doméstico no Remunerado El continuo y perseverante interés de grupos de personas, organizaciones e instituciones por disminuir las desigualdades de género, ha centrado la atención, entre otros muchos ámbitos, en la importancia de reconocer y valorar el trabajo doméstico no remunerado. En este sentido, hace 15 años, “los gobiernos de América Latina y el Caribe reconociendo la fuerte presión que ejercen las mujeres sobre el trabajo no remunerado originado en las necesidades de los hogares, acordaron en el Programa de Acción Regional para las Mujeres, promover una distribución más equitativa de las responsabilidades familiares entre mujeres y hombres” (CEPAL, 1995). En la misma línea, la Plataforma de Acción de Beijing reconoce que “la división sexual del trabajo es el núcleo central para la desigualdad laboral entre hombres y mujeres. Se sostiene (pese a los compromisos asumidos por los Estados) de una manera patriarcal en el marco de una rígida división de tareas y responsabilidades

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que son reguladas por normas sociales históricas basadas en la discriminación. Situación funcional al sistema económico de dominación hegemónico ya que garantiza la oferta de trabajo subsidiada por el trabajo de las mujeres.”. Asimismo, en su Objetivo Estratégico F.6, insta a los gobiernos a adoptar políticas para asegurar el reconocimiento de derechos y su acceso a quienes trabajan en el hogar, promoviendo la conciliación de las responsabilidades laborales con las familiares en hombres y mujeres. Para ello se propone: i. Elaborar políticas, entre otras cosas, en la esfera de la enseñanza, para modificar las aptitudes que refuerzan la división del trabajo sobre la base del género, ii. Mejorar el desarrollo de las tecnologías que facilitan el trabajo profesional, así como el trabajo doméstico, iii. Examinar las políticas y los programas,(…) para determinar cómo promover la igualdad de género y la flexibilidad en el modo en que las personas dividen su tiempo entre la educación y la formación, el empleo remunerado, las responsabilidades familiares, las actividades voluntarias y otras formas de trabajo, descanso y esparcimiento socialmente útiles, y en el modo que obtienen beneficios de esas actividades (Plataforma de Accion de Beijing, OE F.6, 1995) La unidad doméstica se presenta como un lugar estructurado bajo relaciones diferenciadas de poder. El espacio doméstico como unidad económica no es internamente homogénea sino que se encuentra jerarquizado, lo que se traduce en la participación y repartición desigual de las actividades económicas entre sus miembros. En este sentido, principalmente las mujeres, desarrollan diferentes actividades que benefician a todos/as las/os integrantes de la unidad familiar y permiten realizar las actividades de cada individuo del grupo. Las actividades asignadas a las mujeres en la reproducción doméstica se ejercen en tres dimensiones: “i) la reproducción biológica de la especie, es decir, la gestación, parición y cuidado de los/as niños/as pequeños/as, y el cuidado de la salud familiar en materia de sexualidad, control de la natalidad y maternidad; ii) la reproducción económica y material que comprende el trabajo doméstico propiamente dicho, incluido la preparación del alimento y el mantenimiento y cuidado de la casa y la vestimenta, y iii) la reproducción del modelo cultural y de las relaciones sociales existentes, mediante la transmisión de las pautas de comportamiento y de los valores dominantes, por medio de la socialización de las nuevas generaciones” (Rico, N, 1993: 4038-4053). Los estudios realizados arrojan clamorosas cifras en cuanto a la distribución sexual de este silencioso e invisible trabajo no remunerado, dando cuenta de la gran magnitud de su aporte al desarrollo social y, a la vez, de su concentración sexual (en las mujeres). Luis Razeto, en su libro “Las empresas alternativas” (1990: 68), señala el estudio de la economista Lucía Pardo en el que se indica que el trabajo que hacen solamente las dueñas de casa en Chile, medido conforme a los precios que tienen en el mercado los mismos bienes y servicios, corresponde al 15,1% del PGB 22

nacional, ascendiendo al 30% si consideramos el producto que generan otros/as miembros de la familia en actividades domésticas (Pardo, L 1983 en Razeto, L 1984). En el citado trabajo de Razeto, se mencionan también datos obtenidos por investigadores en EEUU, Canadá y el Reino Unido, los que han estimado en cifras aproximadas al 22% del PGB el trabajo de las mujeres en el hogar (con similar metodología). Razeto también señala el trabajo de la francesa Annie Fouquet que estima que en Francia se ocupan 39,5 billones de horas anuales en trabajo asalariado, y 53 billones en trabajo doméstico. En España, una investigación realizada por el CSIC –Consejo Superior de Investigaciones Científicas- en el 2003, reveló que la proporción de trabajo realizado fuera del mercado formal de la economía corresponde al 56% del total del trabajo, mientras el 44% restante sería el trabajo remunerado (empleo). Por su parte en México se realizó un estudio que consistió en calcular el valor agregado del trabajo no remunerado en el hogar, considerando los quehaceres domésticos, las actividades familiares de cuidados a otras/os miembros y otros servicios que requiere el hogar, los cuales representan el 17% del PIB nacional mexicano, considerando la remuneración por horas y tipo de actividad tomados de las Cuentas Nacionales, pero no registrado oficialmente (Gómez Luna, ME, 2001). El mencionado estudio mexicano nos señala que dentro del 17% del PIB correspondientes al trabajo no remunerado de ese país, el 14,5 % es aportado por mujeres y solo el 2,6% por los hombres. En Chile, los resultados del Censo 2002 señalan que el 54% del Trabajo Total (personas ocupadas y desocupadas, es decir, Población económicamente activa, más las personas que realizan trabajo doméstico), lo realizan mujeres y, de acuerdo a la división social del trabajo por sexo, la situación es algo más dramática: las mujeres contribuyen con el 39% al trabajo de mercado y con el 85% al trabajo doméstico no remunerado. Pero el tema no es solo latinoamericano. De acuerdo a un trabajo realizado por la economista chilena Thelma Gálvez (2003), en países industrializados como Suecia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Australia, el tiempo dedicado al trabajo no remunerado realizado por mujeres sobrepasa las 31 horas semanales, en tanto, el trabajo realizado semanalmente por hombres en estas actividades escasamente llega a las 19 horas. Las cifras anteriores demuestran que una proporción considerable de la satisfacción de las necesidades económicas y el tiempo social productivo es realizado en base a la economía doméstica. La pregunta que se plantea es ¿por qué estas horas ocultas que compiten seriamente con las horas de la economía de mercado, no son consideradas en las Cuentas Nacionales en casi ningún país, con rasgos acentuados en los países del tercer mundo?. La respuesta se encuentra más allá de los problemas de contabilidad o racionalidad económica dominante, en la subyacente vigencia de un orden de género dominante que –

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como ya se ha señalado- mantiene una distinta valoración de las personas y trabajos que se realizan en el llamado mundo privado y público. Para la economía tradicional y su racionalidad propia, sobre la cual se basan los indicadores económicos, una persona lavando platos o haciendo la comida a sus familiares no representa una relación económica. Solo es “reconocido/a” por la sociedad si está inserta en la industria productiva o de servicios, si es transable en el mercado. Esto nos señala la carencia de instrumentos y conceptos adecuados para comprender la economía familiar y, además el sometimiento teórico y práctico a la economía de intercambios capitalistas. En este sentido y para los propósitos de este trabajo entenderemos por relación económica, “cualquier acto o proceso a través del cual se verifica una transferencia o un flujo de bienes, entre personas, grupos u organizaciones determinadas, las que en tal relación se nos manifiestan como sujetos de actividad económica” (Razeto, 1984). Este razonamiento se puede complementar con la definición que indica como actividad económica “cualquier actividad física o mental que transforma materiales en una forma mas útil, provee y distribuye bienes o servicios a los demás, y extiende el conocimiento y el saber humanos, independiente de si estas actividades tienen valor de mercado o no” (García, 2005). Los trabajos domésticos se verifican diariamente a lo largo del tiempo y “cuando un tipo de relaciones económicas alcanza un cierto grado de difusión, de manera que las/os sujetos que proceden conforme a ella y los bienes que se transfieren en dicho modo, llegan a constituir una realidad económica significativa; tiende a configurarse en el seno de la economía global, una especie de circuito económico o “mercado” particular, dado por el entrelazamiento de las operaciones, flujos y sujetos involucrados en dicho tipo de relaciones económicas”. En este sentido podríamos hablar de un “mercado de la reproducción de la vida familiar” (Razeto, Luís.1984). “Es conveniente recordar que “la reproducción generacional y la reproducción personal de los individuos es la condición primaria para que existan la reproducción de mercancías y el mercado en el que se intercambian dichas mercancías. Pero raramente se relaciona este trabajo de reproducción con el proceso de acumulación del cual es fundamento.” (Carrasco, 2001). La consideración del sector de las economías domésticas ocupa un lugar residual en el cálculo del PIB, quedando la valoración de la actividad doméstica reducida a la retribución salarial percibida a cambio de los servicios prestados por los/as empleadas/os del hogar. En el fondo de la cuestión, cabe referirse a la dicotomía valor de cambio / valor de uso, que se mencionó anteriormente, que caracteriza e “indica” solamente la producción de ciertas actividades económicas. Mientras que las primeras no plantean problema a la hora de ser valoradas, pues es el propio valor de cambio de su producción el que sirve de referencia para su valoración, en el segundo tipo de actividades, las que generan como producto un valor de uso, 24

encuentran dificultad para medir con claridad el valor de su producción. Como argumentos para excluir la producción doméstica de los Sistemas de Cuentas Nacionales. se ha señalado: Primero, que por motivos estadísticos es difícil medir la producción doméstica y valorar sus productos. Segundo, se señala que el núcleo de las estimaciones de las Cuentas Nacionales (el PIB por ejemplo) y las series de tiempo de las estimaciones han establecido métodos de aplicación que se han desarrollado sin la producción doméstica. Por lo tanto, “incluirla reduciría la utilidad analítica de las cuentas con fines políticos y el análisis de los mercados y desequilibrio de los mercados, el análisis de la inflación, paro, etc.”. También se argumenta que la producción doméstica está relativamente aislada y es independiente de las actividades de mercado. (Varjonen, SCN 6.22 1998). La producción económica puede definirse como una actividad desempeñada bajo el control y la responsabilidad de una unidad institucional que aporta básicamente trabajo y capital para producir bienes y servicios. Debe existir una unidad institucional que asuma la responsabilidad del proceso y posea cualquier bien producido o a quien se pague, o se compense de otra forma por los bienes prestados. En otras palabras, toda producción de bienes y servicios se incluye dentro de límites de la producción general. Se excluyen de la economía todos los procesos naturales que no cuenten con participación o dirección humana como por ejemplo, el crecimiento incontrolado de la pesca en aguas internacionales, mientras que la actividad en los viveros de pesca si lo es. Esto está reconocido en los Sistemas de Cuentas Nacionales aprobado por diferentes organismos internacionales. La existencia de un conjunto de necesidades humanas y sociales que deben ser satisfechas mediante una concreta organización del trabajo productivo, su distribución y consumo son los elementos que determinan el trabajo doméstico no remunerado como una actividad económica. El modo y el tiempo como se organizan los recursos escasos y se satisfacen las necesidades, constituye, en efecto, el núcleo de cualquier racionalidad económica. Formular la idea que el espacio doméstico es una “unidad económica”, no significa igualarlo mecánicamente a una empresa ni al tipo de relaciones económicas que se dan al interior de la economía de mercado, sino que se trata de otorgarle la importancia que se merece dentro de la sociedad, ampliando su relevancia más allá que la de una mera unidad de consumo. Como una parte fundamental de la realidad económica invisible por la carencia de transferencias monetarias que le den relevancia de mercado, encontramos un conjunto de flujos económicos que se verifican al interior de los hogares y entre las personas que los componen: consumen un conjunto de alimentos que han sido comprados y preparados por miembros del grupo para ser compartidos por todos/as, comparten y usan un conjunto de otros bienes económicos como 25

vivienda, artefactos, equipamiento, mobiliario, etc. que conforman el patrimonio familiar; con los ingresos de una/o o más de sus miembros se financia la compra de productos, se paga la educación y los gastos de salud de los/as miembros que no cuentan con ingresos propios; etc. De esta forma resulta innegable el carácter económico de las realidades sociales y los flujos de bienes y servicios que se producen al interior del hogar, sea entre los/as diferentes miembros que lo integran, o entendida ésta como una unidad económica particular. Algunos/as de sus miembros, generalmente mujeres, se ocupan de diferente índole que benefician a todos/as y permiten realizar las individuales del grupo: planificar y organizar la reproducción mantenimiento del hogar, limpieza, costura, cuidado de las personas, las convierte en sujetos de actividad económica.

trabajos de actividades alimenticia, etc.; lo que

En su mayoría, las actividades domésticas también afectan bienes y servicios de manera directa, los cuales son susceptibles de ser intercambiados en el mercado formal de la economía. El punto clave se encuentra en que estas mismas actividades, llevadas a cabo en el marco de una relación social determinada –la unidad doméstica-, no son objeto de ningún intercambio mercantil y se caracterizan por su gratuidad, hasta tal punto que en los análisis científicos ni siquiera se contemplan como perteneciendo a alguna forma de “trabajo” sino que se agrupan bajo la denominación de "tareas domésticas". Incluso se clasifica a las mujeres que se dedican exclusivamente a dichas "tareas" entre el grupo laboral de "inactivos", al igual que los/as jubilados/as y los/as estudiantes, invisibilizando su aporte a la economía formal, reconocida y valorada por la ideología dominante.

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III. EL ESPACIO DOMÉSTICO COMO ECONOMICA: FACTORES Y RELACIONES

UNIDAD

3.1 El Trabajo Doméstico y la Producción Doméstica Avanzar en la visibilización y valoración del trabajo doméstico, realizado mayoritariamente por las mujeres, implica avanzar en su definición, distinguiendo entre trabajo doméstico y producción doméstica. Siguiendo a Fina (1996) la “producción doméstica” se refiere al “conjunto de bienes y servicios producidos en el hogar por algunos de sus miembros y destinados al consumo de los miembros de dicho hogar. Esta producción se obtiene, como en todo proceso productivo, mediante la combinación de bienes de capital, materias primas y trabajo. Este último es el que, en sentido estricto, constituye el trabajo doméstico”. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, no todos los bienes y servicios que se producen en el hogar se consideran producción doméstica, sino solo aquellos que son producidos por un/a tercero/a, excluyendo otras actividades como ocio o cuidado personal (OCDE, 1995). Para el caso de los bienes y servicios domésticos producidos en el hogar, debe existir la posibilidad de adquirirlos en el mercado. Esta relación mercado-hogar ha variado a través del tiempo “…el trabajo doméstico ha evolucionado históricamente a partir de la industrialización, en paralelo con los cambios económicos y las necesidades sociales” (Brown y Preece, 1986). Si bien, el trabajo doméstico tiene alta importancia para la producción económica remunerada, la reproducción de la fuerza de trabajo y el funcionamiento económico y social, es difícil de analizar y medir desde un punto de vista económico, principalmente por el alto volumen, calidad y productividad que contiene y que muchas veces imposibilita compararlo con sus sustitutos de mercado (en algunos casos ni siquiera existe un sustituto de mercado). En palabras de García “Al someter al trabajo no remunerado a criterios de mercado se sigue un proceso de abstracción en el que destacan las características comunes que afectan al conjunto (pudiendo así ser cuantificado) pero se pierden los aspectos particulares, las características singular y los matices que incorporan ciertas tareas (cuidado personalizado, socialización diferenciada, etc); un valor adicional que se diluye cuando se traduce en precio” (García, 2005)5. Al respecto Cristina García aporta algunas reflexiones sobre los efectos negativos de la estimación monetaria del trabajo doméstico y de reproducción: i) en primer lugar, valorar económicamente el trabajo doméstico lleva a su salarización, lo cual plantea a su vez una serie de problemas: ¿Qué es lo que se paga? (dedicación exclusiva o responsabilidades repartidas); ¿Quién oferta y quién demanda este trabajo? (agentes de negociación); ii) fomenta el dualismo de género propio de la división sexual patriarcal del trabajo dando pie a: diferentes demandas de formación y calificación en función de la ocupación (trabajo doméstico poco calificado), participación desigual en el abanico de oportunidades ocupacionales, situaciones de dependencia familiar que limita la autonomía personal, e identificación entre espacio de vida y espacio de trabajo (doméstico); iii) por último, si la perspectiva economicista se introduce en el 5

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Se han propuesto varias alternativas para no mercantilizar el trabajo doméstico, sin perder la capacidad de hacerlo visible y valorarlo como corresponde. Una de estas es visibilizar y dar valor al trabajo doméstico no remunerado, a partir de su valor social, que implica que este trabajo debe ser repartido entre el hogar, el mercado y el Estado, ya que todos estos sectores se benefician y dependen de él. Como alternativas a la salarización se plantea, primero, redistribuir las responsabilidades del trabajo doméstico entre las/os miembros de la familia (equilibrados en términos de género) compartiendo estas labores. En segundo lugar, la externalización de actividades domésticas hacia el mercado para ser atendidos por empresas incentivadas (servicios personales, limpieza, etc.). Y tercero, que el Estado asuma la responsabilidad de los servicios sociales favoreciendo la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres ante el empleo y el desarrollo de capacidades individuales (García, op cit). Por otro lado, en relación a la estimación del valor de mercado del trabajo doméstico, han surgido diversos intentos, los que pasan tanto por la construcción de una contabilidad nacional no mercantil, como por su inclusión en la contabilidad oficial, utilizando diferentes métodos que serán expuestos más adelante.

3.2 Factores de las Unidades Económicas Para lograr posicionar a la economía doméstica en el lugar que le corresponde como objeto directo de estudio de la ciencia económica, debemos observar los factores que la definen como tal, así como el tipo de relaciones económicas en que se enmarca. Las características de la economía doméstica se podrían resumir en que: se forman a partir, generalmente, de nexos emocionales (relaciones familiares, amor, afecto, etc.,); el patrimonio es de uso compartido (a pesar de la creciente monetarización interna); existe una indivisibilidad del patrimonio y los bienes comunes; se opera en base a una división del trabajo que responde a pautas culturales y socioeconómicas y que la distribución de actividades al interior de esta “economía” difiere según los estratos socioeconómicos. Estamos hablando de una unidad económica (hogar) en términos económicos amplios. Para el análisis que se quiere realizar debemos retomar conceptos económicos que amplíen las fronteras y la mirada de la investigación, reconociendo la diversidad de formas empresariales o unidades económicas existentes, con el fin de otorgar un espacio en la sociedad que considere el hogar como unidad económica significativa.

hogar cambia su marco de relaciones: expansión de la hegemonía del mercado, segmentación social del mercado laboral se extiende secundaria y precariamente al hogar, contradicción entre equidad de género y elección voluntaria de un empleo en el hogar.

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Los factores que definen a cualquier unidad económica6, sea éste el espacio doméstico, una cooperativa, una empresa tradicional, una ONG, una repartición estatal etc. son los siguientes: La fuerza de trabajo: grupo de personas con determinadas capacidades para efectuar una serie de actividades que participan en el proceso de producción (en el amplio sentido económico). La tecnología: conjunto de conocimientos e información traducidos a procesos y sistemas de producción, organización, etc. Los medios de trabajo: todas las condiciones físicas, instrumentos, instalaciones, equipos, materias primas necesarias para realizar el proceso técnico y las funciones económicas propias de la empresa o unidad económica. Los medios financieros: cantidad de dinero o capacidad de crédito que permite adquirir o contratar factores y establecer relaciones de intercambio en el mercado. El factor gerencial y administrativo: sistema de coordinación y dirección de las funciones y acciones de la empresa.

Es importante destacar algunos puntos que generalmente se confunden cuando se hace referencia a las unidades económicas. Se trata de la diferencia entre recursos y factores de una “unidad económica”. Los recursos son todos los componentes, fuerzas materiales y no materiales que encierran la potencialidad de ser utilizados en procesos de transformación o actividad económica. En este sentido, el trabajo doméstico no remunerado se nos presenta como un importante recurso económico, dado que es la conjunción de actividades, energía e información que están o serán utilizados económicamente. Los factores económicos son los elementos y fuerzas materiales e inmateriales que participan en los procesos y actividades económicas, son recursos que se encuentran organizados económicamente. Como menciona Thelma Gálvez, “preparar una cazuela en una casa implica que alguien compra los ingredientes, pela las papas, corta la carne y el zapallo, pica En los inicios de la ciencia económica, se mencionaban tres factores económicos para los análisis: la tierra, el trabajo y el capital. Era la época de transición del sistema económico feudal, terrateniente al sistema capitalista y moderno de producción. Más tarde y con la consolidación de este último sistema, los factores fueron reducidos conceptualmente solo a dos: capital y trabajo, considerando que la producción agrícola se “capitalizó” transformándose en industrial en los países desarrollados. Incluso, en la actualidad, el trabajo tiende a ser una forma más del capital como factor económico, denominándose capital fijo, variable, circulante, operacional, etc. 6

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porotos verdes, enciende el fuego, vigila la cocción, corrige el sabor. Es producción y hay trabajo empleado en la producción, hay materias primas. ¿Cuánto vale la cazuela? El costo de las papas, el zapallo, el gas, leña o parafina gastado, más, el valor del tiempo de trabajo empleado en hacerla. Si la hace una trabajadora de casa particular, será una parte de su sueldo. Si lo hace una dueña de casa, no se contabiliza nada. Si la dueña de casa prepara su cazuela para un pensionista, le cobrará un valor que es mayor de lo que ella gastó en hacerla y estará valorizando su trabajo.” (Galvez, op cit). En cierto sentido, la economía doméstica es similar a una empresa, en tanto desarrolla en su interior las actividades económicas primordiales de producción, distribución y consumo: Producción se refiere a cualquier proceso de elaboración de bienes o de prestación de servicios, que tengan un valor o utilidad social; Distribución en el sentido de repartición o asignación de los recursos, bienes o valores producidos, o de los beneficios obtenidos, entre distintas personas o grupos; consumo, que puede referirse tanto a los recursos e insumos utilizados como a los bienes y servicios producidos”. (Razeto, L 1984). En tanto unidad económica la unidad doméstica debe responder las preguntas sobre el qué, cómo y para quién producir. ¿Qué producir?, se refiere a cuáles necesidades vamos a satisfacer primero, “las biológicas del tipo comer, beber, dormir, vestirse, abrigarse, y hasta qué punto satisfacerlas. Y cómo satisfacer otras, como la necesidad de conocer, saber, curarse de enfermedades, y las afectivas?. En Chile producimos alimentos, vestuario, viviendas, salud, pero también cobre, salmones, frutas y vinos, que cambiamos por otros productos o servicios. En el hogar decidimos todos los días qué producir: qué vamos a comer, qué ropa vamos a lavar y/o planchar, cuánto vamos a limpiar la casa, si vamos a ayudar en las tareas a las/os niñas/os, qué haremos con nuestro tiempo.” (Gálvez, 2003). ¿Cómo producir? se designa la forma y los equipos que se utilizarán para la producción final “Decisiones que se toman en todas partes, también en el hogar” como señala Thelma Gálvez, quien continúa afirmando: “el para quién producir se refiere a quién disfrutará, utilizará, consumirá lo que se produce. Quiénes serán atendidos en los hospitales públicos, quiénes podrán asistir a espectáculos pagados, quiénes irán a la universidad, quiénes podrán tener casa de veraneo, quiénes viajarán fuera de Chile, quiénes utilizarán el metro. Todo ello depende de los recursos en dinero, de las reglas de atención y de tarifas de servicios masivos”7. La unidad doméstica como unidad económica cumple con todos estos requisitos y este hecho no solo tiene un valor académico. Implica reconocer a sus miembros Lo anterior es lo que se llama el problema de la distribución de la producción. En los hogares se produce para los/as miembros del hogar, pero también hay una distribución que ni es igual para todos ni siempre según las necesidades de cada uno/a. ¿Más comida para el hombre adulto?, ¿Más cuidado para los/as niños/as?, ¿Menos ropa para las/os ancianas/os?, ¿Más educación para los niños o para las niñas?, termina la economista chilena. 7

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como sujetos que tienen consistencia propia, determinadas demandas, derechos, etc., que deben ser reconocidos/as por la sociedad en su conjunto, no solamente como un dato informativo de la capacidad de consumo de ciertos mercados. Sin embargo, esta unidad económica -el hogar8-, que cuenta con todos los factores mencionados, se sitúa en una relación económica especial, reconociendo que en la sociedad no existe un solo tipo de relación económica por parte de los diversos agentes que operan en el campo socioeconómico.

3.3 Relaciones Económicas en la Sociedad y Unidad Doméstica Existen variadas formas para definir los diferentes tipos de relaciones económicas que existen en nuestra sociedad. Es necesario aclarar que no se puede homologar “relaciones de intercambio” con “relaciones capitalistas”, tampoco es lo mismo hablar de “mercado de intercambios” y de “economía capitalista”. En las sociedades capitalistas, actualmente de carácter neoliberal, unos/as pocos/as concentran los bienes de capital y esas/os pocas/os son los/as que organizan la mayor parte de las actividades productivas, de la misma manera que concentran enormes cuotas de poder, instaurando con las/os demás, relaciones de intercambio desiguales, discriminatorias e injustas. Así, el mercado de los intercambios adquiere las características de un mercado concentrador y arbitrario, donde predomina el capital sobre todos los otros factores y sujetos que aportan los otros factores necesarios para la reproducción social. Entre la relaciones económicas que se pueden encontrar en la sociedad se encuentran las de intercambio; de donación o traspaso; de reciprocidad o compensación; de cooperación; de tributación y asignación jerárquica; de incidencia redistributiva y otras relaciones económicas menores. El panorama no se agota en las mencionadas; pero estas son las más importantes, pues a través de ellas proceden casi todos los flujos económicos reales. La “economía doméstica” o familiar es el conjunto de actividades de significado y contenido económico que se realizan en el seno del hogar, a través de las cuales se desenvuelve y reproduce la vida familiar. Desde este punto de vista, se habla de familia (o grupo familiar) como una unidad económica, como sujeto que realiza actividades de consumo, distribución y producción. Con tales actividades se establecen relaciones económicas al interior del hogar y hacia fuera, con la economía global, así como también relaciones de propiedad sobre distintos factores y bienes económicos. (Tipo de relaciones económicas, basado en Economía de Solidaridad y Mercado Democrático- Luis Razeto Migliaro:1984) 8 El hogar se compone por una o más personas con o sin lazos de parentesco que comparten la misma vivienda, disponen de un presupuesto común y único, comparten la alimentación y reconocen a un jefe o jefa del hogar entre sus miembros.

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El consumo de alimentos en un hogar, preparado por una/o de sus miembros para ser compartidos y repartidos según las necesidades de cada cual; el uso en común o alternativamente por varios/as de sus integrantes, de la vivienda, mobiliario, artefactos, etc. que constituyen el patrimonio familiar u hogareño; el financiamiento de los gastos de educación, salud, recreación, etc. realizado según las necesidades, en base a los ingresos familiares de diverso tipo; la realización de actos sociales que implican utilizar y consumir en común distintos bienes económicos, por parte de grupos formales o informales (clubes deportivos, centros comunitarios, iglesias, sindicatos, etc.). Cualquier unidad económica contiene habitualmente relaciones económicas de casi todos- o varios- los tipos señalados. La diferencia está en el tipo de relación que predomina en ella y en la manera en que vincula los distintos factores económicos que la conforman. La familia u hogar se organiza en base al factor trabajo, así como algunas empresas se organizan en base al capital, otras en base al factor tecnología, administración, etc. Lo mismo sucede con los campos del quehacer o de su acción propia en la sociedad. Desde la teoría económica, en la familia o en el hogar coexisten diferentes relaciones económicas, En teoría, relaciones de donación y reciprocidad caracterizan algunos flujos menores de bienes y servicios entre sus miembros, por lo que se suele destacar el carácter solidario que los integra económicamente. Existen también relaciones de cooperación en cuanto al patrimonio familiar, cuya propiedad y uso es compartido por las/os miembros del grupo familiar. Otro aspecto relevante en esta particular racionalidad, es el uso compartido de conocimientos e informaciones de carácter técnico como de gestión, lo que tiene como consecuencia beneficios complementarios y ahorro de costos frente a la adquisición de dicha información en el mercado. De esta manera se refleja la coexistencia de varios tipos de relaciones económicas que se dan al interior de las familias y hogares; sus características dependerán y diferirán de los diversos contextos históricos, culturales y políticos9. Por otro lado, el carácter complejo de las relaciones que se desarrollan al interior de la unidad económica familiar o del hogar, se traduce en que a través de su dinámica es capaz de generar lo que algunos/as autores/as han denominado

Desde una óptica de género, la familia es también –y principalmente- una unidad conformada en torno a estructuras jerárquicas y de poder, que otorgan determinados roles y atribuciones a sus miembros, especialmente en función de sus atributos sexuales, en cuanto institución patriarcal, pero también en función de otras características como la edad, el parentesco, etc. El poder es un componente central y estructurante de las relaciones al interior de la familia que permea todos los otros tipos de relaciones posibles de constituir en este espacio y sin cuya consideración y sin cuya consideración resulta imposible de explicar la concentración de ciertas labores y responsabilidades en unos/as u otros/as de sus miembros, como ocurre con aquellas propias del trabajo doméstico y de reproducción. 9

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como “satisfactores sinérgicos” 10, es decir, productos, bienes o servicios que satisfacen más de una necesidad de sus miembros de forma simultánea11 (por ejemplo: en el caso de un almuerzo familiar, no solo se satisface la necesidad de alimentarse, sino también la necesidad de comunicación, socialización, etc.) Adicionalmente, existe un debate abierto acerca de los valores agregados destacados como particularidades del trabajo doméstico desde la perspectiva de satisfactores emocionales, afectivos, de sociabilidad, de desarrollo, en tanto en muchos trabajos del mercado formal estos elementos están igualmente presentes.

IV. SISTEMAS DE CUENTAS NACIONALES Y PRODUCTO INTERNO BRUTO La macroeconomía, definida como aquella parte de la economía que se preocupa del estudio del problema económico desde la perspectiva de los grandes agentes y los grandes agregados económicos, se ha encargado de desarrollar el Sistema de Cuentas Nacionales como instrumento de cuantificación para satisfacer este propósito. De esta forma, hoy día están fijados internacionalmente, por acuerdos orientados a la construcción de normas para construir cuentas nacionales comparables entre los países, los límites de lo que se considera producción, en términos macroeconómicos. Las cuentas nacionales corresponden a una metodología que permite medir el producto y el ingreso generado durante una unidad de tiempo (en Chile trimestralmente) a nivel nacional y regional. Generalmente este indicador se refleja anualmente para hacerlo comparativo con la dinámica económica de diferentes países. De esta forma, las cuentas nacionales son un intento para acercarnos a una medición de los recursos económicos producidos en el país. Sin embargo, este El autor diferencia entre necesidades y satisfactores. Los últimos corresponden a la forma como se satisfacen las necesidades, “los que cambian de cultura en cultura…Cada comunidad humana comparte un conjunto de satisfactores propios y específicos..” En otras palabras si para la necesidad de subsistencia utilizamos el satisfactor Coca-Cola en Chile, para satisfacer la misma necesidad utilizarán agua de coco en alguna comunidad de Zambia. 10

De acuerdo a Elizalde existen nueve necesidades humanas fundamentales: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, creación, participación, ocio, identidad y libertad, las cuales conforman un sistema y éstas se retroalimentan como potenciadores o limitantes unas de otras, dependiendo del contexto que se viva podríamos afirmar que al interior de la unidad económica familiar se pueden dar, lo que el autor denomina como satisfactores sinérgicos que se caracterizan porque dan cuenta de la necesidad y logran producir un potenciamiento generalizado en todo el sistema; “aunque se expresen apuntando a una necesidad, actualizan a la vez otras necesidades, como por ejemplo en el caso de la lactancia materna si la madre le da un biberón al lactante satisface solo su necesidad de subsistencia, mientras que si le da pecho, a la vez, estimula la protección, el afecto y la identidad.”(Elizalde, A 2004). 11

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sistema no incorpora un conjunto de partidas importantes de la economía del país, tales como el trabajo doméstico no remunerado, el trabajo voluntario, el tiempo dedicado al ocio definido económicamente, el trabajo clandestino o informal. No considera tampoco algunos trastornos económicos que disminuyen el bienestar y no están descontados en las cuentas nacionales, como por ejemplo, el ruido, la contaminación, la congestión, etc.

4.1 Sistema de Cuentas Nacionales El método más difundido para la construcción y cálculo de las partidas del sistema de cuentas nacinales es El Sistema de Cuentas Nacionales 1993, realizado por un conjunto de organismos internacionales como la Comisión de las Comunidades Europeas, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, las Naciones Unidas y el Banco Mundial. Existe también el Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y Regionales, ESA 1995. Ambos sistemas contienen y comparten, con algunas distinciones, la mayor parte de las normas. “El Sistema es un conjunto completo, coherente y flexible de cuentas macroeconómicas destinadas a satisfacer las necesidades de los analistas del sector público y del sector privado, y de los responsables de la política económica y la toma de decisiones.”12 y abarca tres tipos de cuentas:   

La cuenta de producción y la cuenta de distribución y utilización del ingreso. Las cuentas de acumulación que señalan las variaciones de activos y pasivos y del valor neto. Los balances que son los stocks de activos y pasivos y valor neto.

En la primera cuenta, que es la que interesa para este análisis, podemos señalar que, si se compara la economía nacional con una empresa, la “producción bruta” equivale el valor de las ventas (más la variación de stocks). Dicho valor se compone de las compras de materias primas e insumos (consumo intermedio) más los salarios devengados, más el valor de la depreciación de los activos, más la ganancia. El valor agregado bruto por esa empresa sería la diferencia entre la producción bruta y el consumo intermedio. Esto corresponde a los salarios más la ganancia y la depreciación de activos. Es decir, el valor que esa empresa “agregó” mediante su actividad productiva, a las materias primas y otros insumos que compró para llevarla a cabo. Los agregados macroeconómicos corresponden a este tipo de conceptualización. (Gálvez T., 1998).

Sistema de Cuentas Nacionales 1993. Comisión de las Comunidades Europeas; Fondo Monetario Internacional; Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos; Naciones Unidas y Banco Mundial. 12

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Con la finalidad de incorporar parte de la producción doméstica, el Sistema de Cuentas Nacionales 1993 (SCN 93), distinguió los siguientes tipos de producción:   

Producción para el mercado, que se valora a los precios a los cuales se venden en el mercado. Producción para uso final propio, que se valora por los precios de productos análogos de productores/as de mercado, si es que existen. Producción no de mercado, que incluye los bienes y servicios producidos por el gobierno y por las instituciones sin fines de lucro que sirven a los hogares, se proporciona gratuitamente o a precios que no son económicamente significativos a los hogares individuales o a la comunidad y se valora como la suma de sus costos.

4.2 Las Cuentas Satélites El Sistema de Cuentas Nacionales permite elaborar las cuentas que miden la actividad económica en su conjunto, esencialmente a través de la medición del Producto Interno Bruto, del que se hablará en seguida. Sin embargo, no se limita a este esfuerzo, sino que mide, además, un conjunto muy amplio de variables que dan cuenta de la actividad de la producción, el ingreso generado por la actividad productiva. Igualmente informa cómo se distribuye ese ingreso en los/as diferentes propietarios/as de los factores productivos, en qué gastan las/os consumidores intermedios y finales, que parte de la producción nacional se exporta, cuánto se requiere importar, etc. Una vez determinado el ingreso, muestra tambien cuánto es lo que, después de consumir y transferir a otras unidades, queda disponible para el ahorro y cómo se utiliza ese ahorro, y en qué instrumentos financieros queda invertido. Sin embargo, quedan siempre un conjunto de actividades económicas que no se registran, o que, registrándose, no se desagragan suficientemente para evaluar su impacto en la economía nacional. La producción de los hogares considera bienes y servicios producidos en el hogar por sus miembros, por medio de la combinación de su trabajo no remunerado y de la adquisición de bienes de consumo duraderos y no duraderos (OCDE 1995). Los bienes o servicios producidos son usados por el hogar sin mediar una transacción monetaria. Este tipo de producción incluirá también las ayudas no remuneradas a otros hogares (con o sin intermedio de organizaciones sin fines de lucro) y la formación de capital por cuenta propia (como por ejemplo la autoconstrucción de viviendas). La generación de estos bienes y servicios, es decir la contabilidad del hogar no se registra en el Sistema de Cuentas Nacionales. Sin negar la utilidad del Sistema de Cuentas Nacionales, se acepta que ellas invisibilizan determinados fenómenos económicos sectoriales. Para ello se desarrollan las Cuentas Satélite. Las Cuentas o Sistemas Satélite subrayan

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generalmente la necesidad de ampliar la capacidad analítica de la contabilidad nacional a determinadas áreas de interés social de una manera flexible y sin sobrecargar o distorsionar el sistema central. Normalmente, las cuentas o sistemas satélites permiten (Ortúzar M., 2001):  

  

Proporcionar información adicional, de carácter funcional o de entrecruzamientos sectoriales, sobre determinados aspectos sociales; Utilizar conceptos complementarios o alternativos, incluida la utilización de clasificaciones y marcos contables complementarios y alternativos, cuando se necesita introducir dimensiones adicionales en el marco conceptual de las cuentas nacionales; Ampliar la cobertura de los costos y beneficios de las actividades humanas; Ampliar el análisis de los datos mediante indicadores y agregados pertinentes; Vincular las fuentes y el análisis de datos físicos con el sistema contable monetario.

Explotando estas metodologías podemos señalar que las Cuantas Satélite son una extensión del Sistema de Cuentas Nacionales que posibilita incluir nuevas mediciones como el valor de la producción del trabajo doméstico de autoconsumo de los hogares y de generar conceptos complementarios. Uno de ellos se constituye por el PIB Doméstico, entendiendo bajo tal denominación la expresión monetaria del valor de un PIB tradicional, más el de la producción del trabajo doméstico no remunerado. Es decir, el valor de todos los bienes y servicios de uso final, de mercado y no mercado, considerados dentro de los límites de la cobertura del SCN 93, más la producción de servicios domésticos generados y consumidos en el propio hogar. A partir de la ampliación de la cobertura del PIB se esperaría diferentes repercusiones en distintas partes del sistema. Se puede articular la información recogida con los agregados macroeconómicos, así como las actividades detalladas de las actividades del hogar, lo que permitiría analizar determinados impactos que se derivan de los ajustes estructurales del las últimas décadas. Una cuenta satélite de la producción doméstica debe resolver un conjunto de interrogantes preliminares. En primer lugar, el problema de distinguir entre actividades productivas y no productivas (ámbito de la economía). En segundo lugar, debe reconocer aquellas actividades que se desarrollan en los hogares y se reconocen, contabilizan y asignan a ellos en el marco general del SCN. Y finalmente, medir y valorar las actividades productivas no incluidas en el SCN. El método de incorporar en la cuenta satélite aquella parte contabilizada en el sistema general, obliga a la cuenta satélite a seguir con la nomenclatura y los conceptos contables de éste. Las categorías de producción, consumo, consumo intermedio, acumulación, son las mismas para una frontera de la producción ampliada. El hogar puede ser visto cada vez más como una unidad económica productiva, con valores de producción y salarios imputados. Como indica la 36

metodología: “el hogar es una unidad institucional que se responsabiliza y controla la producción de bienes y servicios. En el proceso de producción utiliza su trabajo y capital y bienes de mercado. En este sentido, la producción doméstica puede compararse con la producción en el mercado. Lavar la ropa, preparar la comida y cuidar de los niños son actividades productivas económicamente” Y más adelante: “Los hogares pueden considerarse como empresas en las que los bienes y servicios son producidos por los miembros del hogar, que consumen también la totalidad de los bienes y servicios producidos” (Varjonen J. 1998 en Galvez T.1998). La nueva frontera de la producción debiera incluir también el trabajo voluntario, argumentando que, aunque “no es necesario para la existencia del hogar, se realiza sin remuneración y en ese sentido puede compararse con la producción doméstica, incluso si beneficia a hogares o unidades institucionales diferentes de las propias. Sin embargo, en este estudio se excluirá el trabajo voluntario en organizaciones sociales, políticas o religiosas para el cálculo del trabajo no remunerado, por cuanto incluirlo adecuadamente habría implicado una metodología compleja que permitiera diferenciar los variados comportamientos incluidos en esta categoría, lo que tiende a complejizar, más allá de lo adecuado, los mecanismos de recolección de información. Además, su presencia en este trabajo es relativamente menor, de acuerdo a los resultados de la encuesta aplicada. Considerando que el presente trabajo no conforma una Cuenta Satélite sino que utiliza elementos que podrán servir a futuro para el desarrollo de una Cuenta Satélite del Hogar, se dejan mencionados los componentes que generalmente se consideran para el desarrollo de una Cuenta Satélite, abarcando los siguientes tipos de producción13: -

Producción del sector doméstico incluida en el SCN: Producción de mercado Producción de bienes para uso propio (cuando es significativa) Producción de bienes como trabajo voluntario para otros/as Producción del sector doméstico no incluida en el SCN: Producción de servicios para uso propio Producción de servicios como trabajo no remunerado para otros/as (Galvez T. 2005)

4.3 Producto Interno Bruto A nivel nacional, la producción total del país se mide fumdamentalmente a través del PIB o Producto Interno Bruto. Este indicador mide el Valor Agregado o nueva 13 Ver en anexo 3 Esquema de la economía considerando Cuentas Nacionales y la Cuenta Satélite.

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riqueza generada en en territorio. Así, el PIB o Valor Agregado es el flujo anual de lo que produce un país en bienes y servicios finales durante un año, ya sea por nacionales o extranjeros/as residentes. Los bienes y servicios son los automóviles, ropa, vivienda, consultas médicas, comidas de restaurante, entradas al cine, ventas en supermercados, etc. Se denominan finales puesto que no incluyen los bienes intermedios utilizados para su producción con el fin de evitar una doble contabilización. Bienes intermedios son las materias primas y otros materiales que sirven para la producción final, las cuales ya han sido contabilizadas como productos finales en otras industrias. Si se fabrican neumáticos que luego van a ser parte de un automóvil, el valor del auto llevará incluido el valor de los neumáticos. En suma, el PIB mide todo lo producido, descontando lo que se gasta para producir (materias primas, sueldos, etc.). Cuando se indica de nacionales o extranjeros/as, quiere decir que el PIB incluye el producto obtenido por una empresa alemana que opere en Chile, pero no así, el que pueda generar una empresa chilena en Alemania. Es necesario tener presente que el PIB mide una determinada riqueza visibilizada a través de las Cuentas Nacionales y generada por un país durante un año. Pero no mide la riqueza total de un país como sus recursos naturales, minas, aguas, hospitales, carreteras, etc. Tampoco mide los valores generados en la economía doméstica y la economía informal, lo que se denomina las economías invisibles o sumergidas. Es un indicador parcial que se pone a cero a principios de cada ejercicio y detiene su medición el 31 de diciembre. El Valor Agregado es igual a la suma de los ingresos que se generan en la producción: salarios, arriendos, utilidades. Se gasta en: consumo (de los hogares y las instituciones sin fines de lucro) + inversión + exportaciones importaciones Los bienes y servicios intermedios son aquellos que se emplean para producir otros bienes, no satisfacen directamente las necesidades de las/os consumidoras/es, deben ser sometidos a transformaciones o adiciones para llegar a ser un producto final. La suma de los componentes del gasto en los productos finales es igual al P. I. B. En resumen, se trata de “la suma y consolidación (para evitar duplicaciones) de las cuentas de los “agentes económicos” reconocidos como productores: las 38

empresas, el gobierno, las organizaciones sin fines de lucro, los hogares (algunas partidas de autoconsumo, propiedad de vivienda, huertas, reparaciones). Son valores en moneda nacional. Son nacionales y puede haber cuentas regionales, donde se contabiliza la producción de la región y sus relaciones con el resto del país. 4.3.1 Métodos input-output como sistemas de Medición del PIB El PIB se puede medir desde dos enfoques, los cuales, supuestamente deberían entregar el mismo resultado: a) Como flujo de productos finales o método out-put, que significa cuál ha sido el destino de los distintos bienes y servicios producidos durante el ejercicio. b) Como flujo de rentas o método in-put que es cómo se distribuyen las rentas que se han generado durante la producción de esos bienes y servicios. Comparando el PIB con una empresa se puede decir que el producto total equivale al precio de toda la mercadería vendida; y que este valor es equivalente a lo pagado por insumos, remuneraciones, arriendos y utilidad del empresario. En pocas palabras, todo proceso productivo tiene un resultado, un out-put, (la elaboración de bienes o la prestación de servicios). Sin embargo, en este proceso se generan rentas que la empresa tiene que pagar (sueldos, honorarios, arriendos, intereses de capital, etc.). La diferencia entre el valor de lo producido y estas rentas es el beneficio de la empresa, que no es otra cosa que la renta que percibe el/la propietario/a de la empresa. Por lo tanto, la sumatoria de todas las rentas, incluyendo el beneficio empresarial, debería ser igual al valor de la producción total. Para la contabilidad nacional convencional, los precios de mercado son la referencia básica para valorar la producción. Cuando no existen intercambios monetarios, el ejercicio contable se efectúa a partir de los costos en los que se ha incurrido (servicios no de mercado producidos por la Administración) o tomando como referencia los precios de mercado de bienes y servicios análogos (Eurostat, 2003: 11). Cuando se quiere medir la producción de los hogares, también se pueden utilizar ambos métodos de valoración, input y output. Ambos métodos empleados por la contabilidad nacional convencional, conllevan algunas dificultades cuando se trata de importarlos a la contabilidad integral de la producción de los hogares y el trabajo voluntario. En primer lugar, el input empleado no es adquirido en el mercado (método input); en segundo lugar, ninguno de los outputs producidos se vende en el mercado (método output).

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El método basado en los output-producción y servicios- requiere la medición de las cantidades físicas de los productos del hogar: por ejemplo, número y tipos de comidas preparadas, número de niños/as a quien se atiende, kilos de ropa lavada, metros de piso limpiados, etc. Este aspecto hace muy difícil la medición con el método output y, hasta el momento solamente Finlandia ha logrado medir los productos de todas las actividades del hogar con una muestra nacional representativa. El modo de superar este obstáculo, que constituye uno de los problemas centrales en la contabilidad integral de las actividades no remuneradas, consiste en recurrir a los precios y salarios de sus equivalentes mercantiles (costos de trabajo, precios de los productos) (Eurostat, 2003: 12). En el método de los output el punto de partida es el valor de mercado de los productos. Los costos de producción (consumo intermedio, consumo de capital, impuestos, menos subsidios) se restan. Con este método no se requieren datos sobre el tiempo empleado en el trabajo o su valor. En cambio, se deben identificar claramente los productos, medirlos y valorarlos de acuerdo a sus precios en el mercado. ¿Cómo se podría definir el output limpieza en un hogar, por ejemplo? ¿Qué actividades incluye?; ¿Por metro cuadrado, por suelo limpio, incluye ordenar, limpiar ventanas, cambiar sábanas, toallas, etc.? No existe un precio establecido ya que se consumen en la misma unidad que los produce. El método input calcula la producción de los hogares a partir de la suma de los valores de todos los inputs intervinientes en la producción de los hogares: trabajo, consumo intermedio y costes de capital. El input trabajo se puede medir básicamente a partir de las estimaciones del tiempo empleado en él, mientras que para el resto de inputs implicados en los procesos de producción (consumo intermedio, capital fijo) la medición en unidades físicas no es común, pero sí realizable (Eurostat, 2003: 10). Por este motivo, en la mayoría de los estudios, el valor de la producción doméstica se calcula según los costos de producción. Este mismo método se utiliza en las cuentas nacionales para valorar la producción fuera del mercado que realizan el gobierno y las instituciones sin fines de lucro. Las ventajas y desventajas del método inputs son las siguientes: Ventajas: a) Se apoya en investigaciones sobre usos del tiempo que cuentan con guías metodológicas armonizadas para la Unión Europea, facilitando así la comparación entre países. b) Se requieren pocas bases de datos suplementarias (datos de la contabilidad nacional y de salarios). c) Existe una gran cantidad de investigaciones efectuadas utilizando este método.

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d) Es posible producir resultados desagregados por tipo de hogar, género, nivel de renta, etc. Inconvenientes: a) El valor obtenido depende mucho del tipo y tasa salarial elegida y del concepto de tiempo de trabajo empleado para el cálculo de los salarios por hora (horas trabajadas reales, estratos socioenómicos, horas pagadas). b) El valor depende también del concepto de tiempo que se usa para medir las actividades (solo el tiempo de las actividades primarias o también el tiempo de las actividades simultáneas). c) La productividad no puede ser calculada (Eurostat, 2003: 13). La principal desventaja de este método tiene que ver con los inputs de trabajo. El método de las encuestas supone que no puede registrarse todo el tiempo de trabajo; pueden omitirse datos de actividades que duran poco tiempo y/o actividades simultáneas. En la mayoría de los casos se tienen en cuenta las actividades principales y no se consideran otras actividades simultáneas; si todas las actividades se incluyeran en los cálculos, el tiempo total excedería a menudo, como decíamos anteriormente, las 24 horas del día (Verjonen V. 1998).

V. ELEMENTOS PARA LA VALORIZACIÓN ECONÓMICA DEL TRABAJO DOMÉSTICO 5.1 Métodos para Cuantificar el Valor Económico del Trabajo Doméstico Para la determinación cuantitativa del valor del trabajo doméstico no remunerado se puede optar por diferentes métodos. Cada uno de ellos se fundamenta en la centralidad que se da, en general, a la determinación del valor del trabajo en la economía. Si bien es necesario cuantificar el valor del trabajo doméstico para visibilizarlo, se debe al menos establecer que el valor de este trabajo no se agota en su equivalente de mercado (valor de cambio), sino que necesariamente muchos aspectos de este trabajo, que tiene un importante valor social, quedarán fuera de esta medida cuantificable. No obstante el ejercicio de valorizar el aporte del trabajo doméstico a la economía es un paso necesario hacia su reconocimiento y visibilización. Parece adecuado señalar que, para algunas/os el trabajo tiene un valor objetivo, dado principalmente por el aporte que este implica en la producción de los bienes y servicios que se transan en el mercado. Para otros/as en cambio, el valor del trabajo está determinado por el propio mercado del trabajo, y en este sentido 41

delimitado por la oferta y demanda de mano de obra en un momento determinado. Entre estas dos visiones extremas encontraremos variadas dificultades, que si bien no se detallan en este aparatado, vale la pena tener presente a la hora de optar respecto del método a utilizar para valorar económicamente el trabajo doméstico no remunerado. A continuación, se presentan algunos de los métodos posibles para cuantificar el valor del trabajo doméstico no remunerado: 5.1.1 Método de los Insumos Se calcula en referencia al salario para el trabajo doméstico, multiplicando las horas destinadas al precio por hora de dicho trabajo (Araya MJ. 2003.) Este método se basa en el criterio de la tercera persona. Este fue incorporado por primera vez Margaret Reid en 1934 y es utilizado en casi la totalidad de las investigaciones para la elaboración de cuentas satélites (Trewin, 2000) (Prado Valle y Aramburu, 2004) (Statistics New Zealand, 2001) (Holloway, Short y Tamplin, 2002).14 De acuerdo a este criterio, una actividad se considera productiva si se puede delegar en alguien más, si proporciona un producto o servicio que se pueda intercambiar en el mercado. Esto significa que una actividad será considerada productiva si cumple simultáneamente dos requisitos: primero, que puede ser realizada por otra persona, y segundo, que pueda ser (real o teóricamente) adquirida en el mercado. Este criterio, si bien es práctico para su medición y comparación cuantitativa, contiene ciertos vacíos que es necesario mencionar. Se deja de lado el valor cualitativo de las acciones que se efectúan en los hogares, vinculados a procesos afectivos, valóricos, de construcción simbólica, etc. que puedan contener estas labores. Se refiere a actividades que pueden ser reemplazadas por productos y servicios incluidos en las transacciones comerciales. Por un lado, el criterio de la tercera persona permite una mejor distinción entre actividades productivas y aquellas de necesidades fisiológicas vinculadas al tiempo necesario (dormir, comer, bañarse, etc.), pero en otros aspectos puede causar confusión cuando una actividad combina elementos afectivos o personales con su posición en el mercado. A pesar de estas consideraciones en este estudio se toma esta opción, dejando en todo caso planteada la disución.

14 Ver Hawrylyahyn 1978 citado por Stadistic Canada; Varjonen 1998; Reid, citado por Word 1997; GoldschmithClemont 1994.

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Otro aspecto que se presta para confusión al momento de realizar estas distinciones es que una misma actividad productiva es percibida subjetivamente, siendo trabajo para algunos/as y ocio para otras/os. Para la evaluación económica tradicional, estos aspectos resultan irrelevantes al momento de definir si una actividad es o no productiva. Si a una persona le gusta o no, u obtiene beneficios directos o indirectos de la actividad que realiza, no tiene implicaciones económicas en la valorización, el producto o servicio sigue siendo el mismo. Si bien es cierto que este criterio es el más “racional” y el que se utiliza para las mediciones en la mayor parte de los estudios de esta índole, existen además otras críticas de orden metodológico. Como se señaló anteriormente, el modo y las relaciones de producción en los hogares son distintos al “modo de producción capitalista”. En este sentido se señala que “El valor de uso centra el problema en la necesidad, y las necesidades son humanas, personales, familiares, colectivas. El valor de cambio lo centra en la valorización de la producción, que se transforma en un fin social, para el cual las personas son “mano de obra” o “capital humano” cuando se hace referencia a su capacidad productiva. El trabajo en la producción del hogar tiene por finalidad la producción, pero en paralelo puede tener otros fines relacionados con el contexto emocional y las relaciones entre sus miembros, entre otras, las de género. En un ambiente cultural se educa a las hijas para atender a los hombres de la familia, incluidos los hermanos. En otro, se promueve la igualdad de obligaciones de todos/as. La diversidad es enorme y marca la “relación social” que se establece en la producción doméstica. El trabajo en la producción mercantil o capitalista tiene por finalidad producir valor que se expresa y convierte en ganancia expresada en dinero. Las formas de trabajar están sujetas a una dirección, a controles, a probar eficiencia, a cálculos de productividad, a ritmos temporales estrictos.” (Galvez, T. 2005). En este mismo sentido, la opción de la tercera persona será más adecuada en la medida que se aplique en sociedades con relaciones de intercambio complejas. El grado de productividad o eficiencia de estos servicios puede calibrarse en comparación con otros competidores similares. Es más difícil hacer estas comparaciones en economías caracterizadas por intercambios más rudimentarios, donde es difícil encontrar a otros que, en competencia, realicen una actividad semejante. Existen diferentes alternativas para asignar valor al tiempo destinado al trabajo doméstico según el método de los insumos: Método del costo de oportunidad: Este método valora el trabajo doméstico tomando como referencia el salario (real o potencial) al que una persona (dedicada a las labores domésticas) renuncia en el mercado de trabajo.

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La limitación de este método radica en que en la práctica, esta valoración se hace según la calificación del/la trabajador/a y no según su producción. Por tanto, estaría eventualmente justificado que la mujer permaneciese en el hogar, dado que comparativamente es menor su costo de oportunidad, por su también menor calificación. Otra limitación se encuentra en el hecho de que podrían darse distintas valoraciones de costo de oportunidad según la formación de la persona, clase social a la que pertenece, etc., para quien se calcula un salario hipotético. Finalmente, este método es cuestionable porque el costo oportunidad en el mercado del trabajo está impregnado de un conjunto de elementos de discriminación por sexo, clase u otras variables, parte de los cuales probablemente encuentran su explicación precisamente en la existencia de trabajo doméstico no remunerado. De esta forma se genera un efecto circular que tiende a reducir la valoración económica del trabajo doméstico particularmente por razones de género.

Método de valoración por costo alternativo Este método valora el trabajo doméstico tomando como referencia el costo en el que se incurriría si se contratase un servicio que realizara las tareas domésticas a tiempo completo. El método respondería a la pregunta: ¿Cuánto cuesta una persona que sustituya “globalmente” a la ama de casa? Este método aporta algo más de realismo a la técnica anterior. Su limitación intrínseca reside en que, por un lado, no toma en cuenta la totalidad de las tareas domésticas, tales como la toma de decisiones o la planificación de tareas, considerando solo las tareas de ejecución, y por otro lado, se considera como referencia el salario de mercado de un/a trabajador/a doméstico/a, el cual se encuentra bastante depreciado (entre los más bajos del mercado) y está socialmente poco valorado. Este método plantea la necesidad de elegir entre tres opciones: a) Usar los salarios de trabajadores/as especializados/as en empresas de la economía de mercado (cocinero/a en un restaurante, enfermera/o de una clínica, etc.). Las dificultades comienzan cuando se considera que las condiciones de trabajo en las empresas del mercado son diferentes a las que existen en el hogar: la inversión de capital es mayor y la producción se organiza de otra manera (producción masiva, especialización de tareas, habilidades específicas), aspectos que inciden en la productividad del trabajo. En el hogar se ejecutan varias actividades de manera simultánea, en las empresas, en cambio, el trabajo se asimila a una línea de producción.

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b) Usar los salarios de trabajadores/as especializados/as en el hogar (limpiadores/as, profesores/as privados, jardinero/a, gasfiter, etc.). Las condiciones de trabajo se parecen más a las del hogar, excepto que estas/os trabajadores/as se concentran en una tarea a la vez y este tipo de trabajadores/as especializados/as están, generalmente, disponibles a un número limitado de actividades realizadas en los hogares. c) Usar los salarios de trabajadores/as generalistas, trabajadores/as no especializadas/os, sustitos polivalentes, como el caso de las empleadas domésticas en nuestro país. Generalmente, las empleadas domésticas no realizan todas las tareas domésticas, especialmente las relacionadas con la dirección o administración del hogar. Sin embargo, es lo más parecido al trabajo doméstico en cuanto a sus condiciones, tales como simultaneidad de las actividades, la calidad de los bienes de capital, el consumo intermedio, etc. Las ventajas y desventajas que se identifican en esta opción pueden ser: Ventajas: Las condiciones de trabajo son similares a las del trabajo doméstico (incluida la simultaneidad de tareas, la calidad de los bienes de capital o la cantidad de consumo intermedio), lo que significa que la productividad es semejante; El contenido del trabajo es similar al trabajo doméstico, El método de evaluación es simple y directo (Eurostat, 2003: 26).

Desventajas: Los/as trabajadores/as generalistas no efectúan todas las tareas desempeñadas en los hogares, sobre todo las de mayor responsabilidad y calificación como la gestión económica del hogar, planificación y coordinación de las actividades, por lo que introduce un sesgo a la baja; Los datos sobre salarios para los/as empleados/as del hogar no están siempre disponibles; Muchos/as empleados/as del hogar trabajan en hogares privados o en negro, por lo que la información disponible es limitada; La asunción de un salario hipotético para evaluar el trabajo doméstico genera problemas de legitimidad en la medida en que se usa los salarios de un pequeño segmento de mercado para evaluar un input de trabajo muy amplio (Eurostat, 2003: 26); Los/as trabajadores/as generalistas rara vez asumen el trabajo realizado en períodos vacacionales u horarios inhabituales.

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Método de valoración económica de los servicios Este método de valoración supone un refinamiento del anterior. Para la valoración del trabajo doméstico toma como referencia el costo de mercado de cada actividad doméstica por separado. La crítica que se dirige a este método de valoración se basa en que sobreestima el tiempo necesario para cada actividad, ya que no considera el hecho de que algunas de las tareas domésticas pueden realizarse conjuntamente (por ejemplo, hacer la comida y dar de comer a un/a bebé). Otra crítica que se dirige a este método es la dificultad de su aplicación, dado que es muy difícil encontrar en el mercado trabajadores/as por tiempo tan corto para cada tarea específica. Y en caso de encontrarlo/a, tiene un sobre valor en el mercado debido a su escasez, dado que estos bienes y servicios son generalmente cubiertos precisamente por el trabajo doméstico no remunerado. Una opción adecuada para fijar el valor por hora del trabajo doméstico es tomar como referencia su sustituto de mercado, siguiendo así la teoría del “precio sombra”. Para tal fin, pueden tomarse los sueldos obtenidos en el mercado por los/as empleados/as de hogar bruto o neto de cotizaciones. 5.1.2 Método del producto final Se calcula a partir de la estimación de todos los bienes y servicios producidos en el hogar, que se valoran a precios de mercado. Luego, se resta el precio de los insumos utilizados en la producción, obteniendo el valor del trabajo doméstico. Una de las críticas surgidas a este método es la dificultad en la diferenciación y valoración de los bienes y servicios producidos en el mercado y los producidos en el hogar. Además de la dificultad de valorar ciertos productos del trabajo doméstico y la estimación del consumo de capital fijo, entre otras problemáticas (Araya, MJ. Op. cit.).

5.2 Significación y Racionalidad del Tiempo En la sociedad, lo comúnmente acordado es el mundo de la vida cotidiana, en el que, al decir de Max Weber, se han adjudicado valores no solo económicos dentro de el sistema mercantil, sino también asignaciones como significados simbólicos que pueden ser medidos y evaluados. En otras palabras, el valor tiene y debe sostener varias tipificaciones. El “precio” o el valor económico que posee el tiempo dedicado al trabajo doméstico, a pesar de su invisibilidad ante las cuentas

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nacionales, es también un valor que coexiste con todos los demás. Este es posiblemente uno de los trabajos mas extenuantes, de mucha voluntad y carga emocional, sin embargo no es contabilizado en rigor como trabajo. La asignacion de valor no es solo un proceso económico sino que, y especialmente, es un proceso cultural e histórico de construcción de significados, lo que implica que tales asignaciones cambian, se transforman de una sociedad a otra y entre diferentes épocas, como lo que ha ocurrido con la valoración y simbolización del tiempo a lo largo de la historia de la sociedad humana. El tiempo, su valoración y sus usos han variado a lo largo de la historia y a través de diferentes culturas, dependiendo además de las relaciones sociales y de dominación que se estructuran en una época y sociedad determinada. En las palabras de Sue: “El sistema temporal de una sociedad se articula en tiempos sociales distintos que definen su arquitectura. Esos tiempos sociales forman, luego, una estructura que está constituida por un tiempo dominante (o tiempo estructurante) que más o menos impregna con su estructura a los otros tiempos sociales. Tal es el caso del tiempo sagrado en la sociedad primitiva, el tiempo religioso en la edad media y el tiempo de trabajo en las sociedades industriales” (Sue, 1995: 42). La gran importancia del reloj en la organización de la vida moderna, implica que el tiempo social se vuelva una temporalidad abstracta (W. Actis, W de Prada, M.A y Pereda, C 1994 - 2005), capaz de autonomizarse de la percepción subjetiva y concreta del tiempo. Con la modernidad, la vida se convierte en un espacio cronometrado, regulado y planificado, lo que se aplica en primer lugar al terreno laboral, para extenderse después al resto de las actividades15. Siguiendo los planteamientos de Habermass, es posible caracterizar este proceso como una suerte de “colonización de esferas”, de aquellos diferentes espacios que conforman los mundos de la vida cotidiana, que son interdependientes y se comunican entre sí, constituyendo un espacio de satisfacción de necesidades para cada sujeto. Este espacio individual, conforma finalmente el sistema de la personalidad el cual pertenece a un sistema integrado que está en intercambio constante con el sistema social y cultural, a través de lo que el autor llama la Accion Comunicativa. La producción de cada esfera y el intercambio entre éstas es tecnocratizada por el factor tiempo, diluyendo la individualidad de cada esfera, convirtiendo a ésta, en

Como dice Ocaña; “el trabajo, como tiempo mecánico e instrumental, invade los parajes en los que vive el hombre (incluidos estratos considerados como reducto privado e inalienable de la interioridad) transformándolos en “paisajes de taller”; es decir, espacios caracterizados por la aplicación de criterios pragmáticos y tecnocráticos de decisión y por pautas de funcionamiento automático” (Ocaña, E., 1992:104). 15

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una mera acción voluble y expuesta a la difuminidad del “arte de lo social” (Habermass, 1987)16. En la sociedad capitalista la organización del tiempo social ha estado determinada fundamentalmente por el tiempo de trabajo mercantil, quedando el ámbito doméstico fuera del valor atribuido a las actividades realizadas en el tiempo dominante de la sociedad de mercado, dada su invisibilidad y no remuneración dentro de la tangencialidad de la teoría económica. La forma como observamos estos fenómenos puede ser muy variada, pero básicamente es un reflejo de una determinada racionalidad dominante. Racionalidad derivada precisamente del tipo de necesidades que espera satisfacer, y de los vínculos no económicos, familiares y afectivos, que le sirven de fundamento. Como se ha visto, la economía convencional como parte de este concepto de “tiempo dominante”, considera como económico solamente lo que tiene una expresión o equivalente monetario en el mercado, lo que puede ser medido en dinero o bien materializado como una plusvalía eficaz dentro de los mismos términos. Por el contrario, en este trabajo se considera lo “económico”, como aquello que siempre en su primera y última instancia refiere a un intercambio legítimo entre dos o mas personas; es decir lo económico corresponde al concepto de trabajo, para luego incluir la gestión, la tecnología, los aspectos materiales y los financieros. De esta forma, el tiempo, y su uso particular en una o más actividades económicas es determinante para comprender y cuantificar el “valor económico” de estas actividades, que por no ser transadas en el mercado, carecen precisamente de un precio. En palabras de la Socióloga húngara Agnes Heller: “El problema más bien es si la actividad representa o no un momento de la reproducción de una comunidad. Escribir una poesía es un juego, si lo hacemos solo para diversión nuestra, pero se convierte en un trabajo si de este modo satisfacemos también la necesidad estética de otros“(Agnes Heller1982: 79). De tal manera es necesario relativizar la actual percepción (omnipresente y unilineal) del tiempo, ya que a diferencia del tiempo cronológico, el “tiempo social” ha presentado a lo largo de la historia y de las culturas una importante variabilidad, dando lugar a vivencias y expectativas controvertidas que dependen de múltiples circunstancias. Al interior de la cultura occidental se ha pasado del “tiempo cíclico” que se refiere a Es por esto que la sociedad moderna ha sido caracterizada como la sociedad que “conquistó el tiempo”, logrando disciplinar y controlar la utilización del tiempo como un recurso esencial para el desarrollo de las economías industriales. No obstante, la reorganización de esta nueva racionalidad no es algo diferente a la racionalidad mercantil autorregulada, ya que el dinero finalmente puede significar tiempo y por tanto es en efecto, un bien escaso. (Forman en Mellor, M. 1990). 16

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los ritmos de la naturaleza, al “tiempo proyectado”, donde la temporalidad no mira al pasado sino al futuro y no está presidida por la figura del retorno sino por la persecución de los objetivos. Por lo tanto se puede suponer que la relativizacion del tiempo también repercute en la difusión del sujeto, es decir, que el sujeto pierda su carácter de individuo, perdiendo con este su espacio y tiempo determinado dentro de un contexto en relación a otros/as iguales. La racionalidad dominante del tiempo en la modernidad está basada en el sistema económico dominante. El tiempo por tanto se convierte en un recurso escaso con rasgos no lineales y heterogéneos; los tiempos se despliegan como intercambiables en la medida que se pierde el sentido subjetivo de la acción, a pesar que el tiempo de trabajo remunerado, como generador de beneficio, es el único que se mercantiliza y asume la forma de dinero. Esto es contrario al concepto de tiempo homogéneo de la economía tradicional (pre capitalista), aquel que dice que las necesidades de la vida en todas sus dimensiones, siguen un ritmo constante a lo largo de los diferentes ciclos naturales. Del mismo modo, se puede hablar de un “tiempo biológico” que no es posible someter a los tiempos conmensurables por el reloj. Las necesidades y los satisfactores que requieren las personas no son los mismos a lo largo de su vida, existiendo períodos críticos de demanda de cuidados por etapas de edad o salud. Lo más importante, es que además de las necesidades directamente biológicas, las personas también tienen necesidades emocionales, de afecto, más subjetivas e inconmensurables, cuyo satisfactor se cubre con lo que algunos/as autores/as denominan “tiempo experiencia o bien tiempo vivencial” (Carrasco, 2005), el cual es un tiempo de relación humana, de aprendizaje, de acompañamiento psicoafectivo, un tiempo de educación y crianza, un tiempo útil e intelectualmente invertido a otras/os y también para uno/a mismo/a en el sentido del “cultivo del ser” sujeto e individuo, para mí y para otros/as quienes lo disfruten o lo necesiten también. Estos usos del tiempo pueden manifestarse en distintos grados, intensidades y calidades. Un tiempo que nunca se repite ni es igual a sí mismo y por lo tanto un tiempo que se sabe existe pero que es totalmente imposible de cronometrar. Se puede distinguir su calidad o intensidad en el tipo de relaciones que resultan o la forma como satisfacen el sistema total de necesidades como sistema. Dado lo anterior es posible hablar de una racionalidad diferente, de una realidad asincrónica, es decir no lineal y simultánea. Una lógica no temporal, posterior a la modernidad, que refiere a recobrarse como ser, a cultivarse o no cultivarse, a si mismo y a los/as demás, dejar un legado y a la conformación de huellas concretas; es decir, cuidado de hijas/os, abrigo al núcleo familiar, destacar la femineidad y la masculinidad. La complejidad de relaciones y tareas implicadas en el trabajo doméstico y de reproducción –y en otros tipos de trabajo probablemente- también puede ser vista como una yuxtaposición de diversos tiempos en los que se inserta o en los cuales se desarrollan las actividades que componen este trabajo, asi como las necesidades a 49

las que responde. Es así como desde la óptica del tiempo hegemónico o dominante el trabajo doméstico puede ser cuantificado y valorado según parámetros de la economía universal (hrs. de trabajo, jornada laboral, etc.), pero desde la óptica de un “tiempo biológico” o un “tiempo vivencial” su valoración y cuantificación se complejiza, en tanto es necesario considerar las características particulares y subjetividades de los/as sujetos involucrados/as en este trabajo, las que son extremadamente variables. En este sentido, podemos decir que es posible medir cierto tiempo del trabajo doméstico, pero que existe un importante espacio de tiempo que queda fuera de toda valoración en tanto campo propio de la subjetividad y experiencia humanas. En las palabras de Heller, ninguna definición de trabajo es capaz de separar de un modo racional y unívoco, en el seno del ser social, las actividades laborales del no trabajo. “Quisiera aventurar la hipótesis de que ninguno de los elementos constitutivos de la esencia humana es unívocamente definible, precisamente en cuanto se trata de la esencia humana. Ni que es “la sociedad”, la “conciencia”, ni la “libertad”. Dicho con más exactitud: solo es posible hacerlo confrontando el carácter genérico del “hombre” con el mundo no humano (animal). Cuando se trata de los constituyentes de la naturaleza humana, lo que debe ser interpretado está siempre y necesariamente por encima del intérprete”. (Agnes Heller, 1982: 35).

5.3. Las Encuestas observaciones

de

Uso

del

Tiempo17:

Evaluación

y

El estudio de los usos que las personas hacen de su tiempo ha sido objeto de interés creciente en diversos países y contextos culturales, dando origen a experiencias de aplicación de instrumentos elaborados especialmente con el fin de recoger la forma en que hombres y mujeres distribuyen su tiempo en los diferentes ámbitos de actividades de la vida cotidiana. Si bien no siempre el foco de atención de estas mediciones ha sido el trabajo doméstico no remunerado, las metodologías utilizadas y los datos recogidos aportan importantes luces para el objetivo específico de visibilizar y valorar uno de los campos de actividades más relevantes para la vida humana y para las mujeres. A continuación se analizan los aportes más relevantes de los instrumentos revisados, de los que se extrajeron las definiciones y categorizaciones que permitieron la construcción de los lineamientos conceptuales y metodológicos que están a la base de este estudio y que se detallan en el capítulo sobre Metodología. En esta revisión se tomaron 17 fuentes de diferentes países de América Latina, Europa, Norte América y Oriente18. Ver listado de instrumentos revisados en anexo 3. 18 Ver en anexo 4 cuadros síntesis de los instrumentos revisados para este estudio. 17

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Las Encuestas de Uso de Tiempo (EUT) han demostrado ser instrumentos apropiados para la recopilacion de la informacion necesaria para el estudio de la participación de hombres y mujeres en diversas actividades de la vida diaria y, en especial, para la visibilización y cuantificación del trabajo doméstico no remunerado que tiene lugar al interior de los hogares. El total de las categorías revisadas responde a necesidades, formas de organizar el tiempo y a elementos culturales que son propios del país al que pertenecen los instrumentos. Sin embargo las variables estudiadas abarcan por completo el uso del tiempo, ya que ocupan estándares de visibilidad; en otras palabras se resalta el uso del tiempo socialmente ocupado, es decir, el tiempo que se ocupa para otros/as, de otras/os y para una/o misma/o. Todos los estudios revisados, son contribuciones valiosas para la presente investigación de uso del tiempo y su relación con el trabajo no remunerado, dando luces para el estudio de las inequidades de género y sus posibles consecuencias. El objetivo principal de las EUT es identificar los factores que afectan al uso del tiempo en relación con las características de la vivienda, familia y sujeto. La información permite realizar un análisis a nivel del hogar, la familia y a nivel individual. Una encuesta completa será la que alcance a abarcar la mayoría del tiempo utilizado comparativamente por género; por consiguiente, puede alcanzar resultados más concretos y verificables. De esta manera, la mayoría llega a ser exacta y pertinente refiriéndose siempre al tema en cuestión: El uso del tiempo. Entre más intervalos de tiempo puedan abarcar los estudios, como por ejemplo la EUT de Canadá, mas exacto será; ya que incluye los intervalos que no son de uso social, pero si en rigor, ocupan también tiempo empleado, por ejemplo el traslado, descanso, etc. Sin tomar aquellos aspectos que no son relevantes para una valorización con respecto al PIB, como por ejemplo las anteriormente mencionadas, es decir, traslado, compañía, crianza, etc. En definitiva, los estudios revisados, son muy precisos e intentan dar cuenta de la inequidad entre hombres y mujeres en cuanto a su carga de trabajo. Dan cuenta de que se constató que la mujer ocupa el doble de tiempo que el hombre en labores domésticas y por consiguiente, trabaja 8 horas y media más que éste. El hombre, por su parte, prácticamente no participa en labores domésticas, dado que está completamente enfocado a la expansión de su mercado, la flexibilización del empleo y horarios, su enorme capacidad productiva, la potencialidad al intercambio y a adquirir bienes de consumo. Por otro lado, estos estudios lo que intentan hacer es poner énfasis en la perspectiva del hogar como espacio comunitario, dado que desde el concepto de nación, aludiendo a una gran comunidad, deben todos/as contribuir ya que el hogar es un bien nacional. En última instancia son muy concretos, es decir, son resultados empíricamente comprobables, lo que hace muy tangible la investigación a pesar de que resulte muy básico en términos conceptuales. 51

En algunos de los estudios revisados se incluyó el tipo de hogar, diferenciando entre hogar tradicional, moderno y hogar con jefatura monoparental femenina, este aspecto permite definir aún mejor el uso del tiempo según el contexto social, económico y cultural del hogar. Sin embargo esta especificidad solo es pertinente en determinadas regiones de países; principalmente aquellos con población pequeña, niveles altos de analfabetismo y un alto porcentaje de población rural y tradicional. Por lo tanto, no es representativo para la mayoría, pero es muy relevante y efectivo en ese tipo de países. Desde otro punto de vista y deteniéndose más en los déficit de las investigaciones revisadas, el tiempo estudiado al incluir actividades relevantes solo para el/la sujeto que las realiza, se remite a la globalidad del tiempo en uso y no estrictamente al socialmente ocupado, que en este caso es, cuidar a otra/o, alimentar, educar, formar, etc. Por otra parte, es probable que los tiempos de traslado sean importantes en cuanto a la definición de uso del tiempo respecto al trabajo remunerado y no remunerado, pero en la mayoría de las investigaciones no se considera relevante, ya que tampoco se usan definiciones de trabajo y por lo mismo es complejo hacer una evaluación exhaustiva de los tipos de tiempo en los distintos tipos de trabajo. En los instrumentos se hace un esfuerzo por lograr que los resultados sean comparables, ya que los propósitos de anteriores encuestas eran distintos a los objetivos de la actual. Por último y aclarando que se desconoce en profundidad a cada país o región, los datos son superficiales para determinar características tan profundas como cultura o comportamiento. Por lo tanto siempre será una derivación de otro estudio y por ende los indicadores y los datos pueden ser manipulados. De ser así, solo contabilizan el uso del tiempo individual dentro y fuera del hogar; el problema de esto, es que en la contextualización del tiempo su uso es confundible; por ejemplo, comprar en el supermercado como se ejecuta fuera del hogar no está considerada dentro del trabajo doméstico por la ubicación física de donde se realiza. Por esta razón, se debieran definir estándares universales del uso del tiempo individual, compartido, social, etc.; para evitar que se filtren otras categorías no pertinentes al uso del tiempo, hace que el uso de tiempo individual no sea contabilizado, lo que finalmente podría entorpecer el estudio si el tiempo fuera estudiado en intervalos de tiempo de 24 horas o 7 días de la semana, ya que siempre faltaría tiempo por contabilizar. Derivado de lo anterior, los indicadores que se eligen para las categorías son poco pertinentes por lo cual, su consecuencia directa será que no hayan indicadores precisos para el tipo de actividad o para las actividades simultáneas, por ejemplo; que es un concepto innovador que se trata de implementar en muchos nuevos estudios, precisamente para abarcar la exactitud de uso del tiempo. 52

5.4 Categorización de los Tiempos como Método para Valorar la Producción Doméstica Distinguimos, para los efectos de este estudio, entre cuatro grandes tipos de tiempo: 1) Tiempo necesario, 2) Tiempo contratado, 3) Tiempo comprometido, 4) Tiempo libre. Entre estos cuatro ámbitos se distribuyen los diferentes grupos de actividades que realizan las personas durante su vida cotidiana. Esta nomenclatura está vinculada a la obligatoriedad de las actividades que se realizan en estos tiempos. Así puede interpretarse como un movimiento que va desde aquello que nos resulta inevitable (necesario), hasta los tiempos de los cuales podemos disponer libremente; pasando por dos formas de obligatoriedad, la contratada (remunerada) y la comprometida (no remunerada pero igualmente obligatoria). Resulta útil a partir de la clasificación de Nueva Zelanda, pionera en estudios del uso del tiempo (“Comparable time use statistics. Spain, Italy, Latvia, Lithuania and Poland”. E U R O P E A N COMMISSION THEME. Population and social conditions (Eurostat). EUT, Nueva Zelanda, 2006) que tiene una clasificación con 12 grupos. En este estudio se consideran cuatro tipos de tiempo que sirven para definir un primer nivel de divisiones, que a la vez serán englobantes para los grupos más específicos de uso del tiempo. Las grandes divisiones que esta clasificación propone son: 5.4.1 Tiempo Necesario Incluye lo que se denomina “Cuidados Personales” o “Cuidados Personales y mantenimiento” o “Necesidades Personales”. En las diferentes clasificaciones la lista amplia de rubros registrados son: Dormir, Higiene personal (cuando se especifica se encuentra que incluyen bañarse, lavarse, vestirse, usar el escusado, lavarse los dientes, acicalarse, etc.), reposar por enfermedad, cuidados de la salud, comer, (en Europa por ejemplo se especifica la comida principal para después dar lugar a otro rubro de comida y bebida), beber (en general se incluye con el rubro de comer o bien, como en el caso de Australia se especifica que no se trata de bebidas alcohólicas a excepción de cerveza o vino como acompañamiento de la comida). Con mayor o menor precisión hay consenso en los rubros anteriores para clasificarlos en “Tiempo Necesario” o “Necesidades Personales” o incluso sería más claro si se usara “Necesidades Fisiológicas”; sin embargo se sugiere no considerar la denominación de “Cuidados Personales” ya que pueden ser más amplios los cuidados que los estrictamente necesarios, como darse tratamientos de belleza, hacer gimnasia, etc.

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En algunas clasificaciones se incluyen en tiempo necesario dos grandes categorías:  Comunicación asociada a los rubros (de este tiempo necesario).  Traslados asociados a los rubros (de este Tiempo Necesario). La naturaleza de estas actividades no es de necesidades básicas, pero como se menciona anteriormente, es difícil deslindarse en la mayoría de los casos de la propia actividad que condiciona a este tipo de actividades, como puede ser el leer las indicaciones para tomar un medicamento o el traslado y la antesala para recibir una consulta médica. Por ello con frecuencia se engloba con las actividades que justifican su existencia. Existen otros rubros cuya denominación encierra cierta ambivalencia como: Actividades personales privadas o íntimas; quizás en documentos de trabajo de las propias encuestas sean más específicos, a reserva de una verificación posterior se asume que están consideradas en los rubros ya señalados (“personales de emergencia” quizás corresponda a ir al escusado)19 o que tendrán un espacio en algún grupo posterior, como “relaciones sexuales” que posiblemente es a lo que se refieren como “personales privadas”. Los otros rubros que en algunas clasificaciones se tratan de derivaciones de las anteriores u otras que se deben ubicar en categorías diferentes. Por ejemplo, está el caso de “Otros cuidados personales especificados”; ya sea por razones de salud u otros; por ejemplo en la clasificación de España consideran “Otras comidas y bebidas no principales”, que incluye ámbitos como ir a fiestas y sus consecuencias: emborracharse o tomar drogas. Sin embargo esto no se trata de una necesidad básica general para toda la población, por tanto será una actividad que solo se considerara entre los “cuidados personales, mantenimiento, actividades de esparcimiento, religiosas, etc.”; en ultima instancia depende de la cultura del país del/la residente, ya que ese contexto lo determinará como necesidad básica o no. En síntesis la propuesta para los grupos a considerar en esta gran división son: Dormir Comer Higiene personal Actividades derivadas de una enfermedad Actividades indispensables asociadas a estas actividades (traslado, relaciones, etc.).

Existe un libro para niños/as de la Dra. Julieta Fierro y que se llama el Libro de las puras cochinadas, en el cual se exponen los temas que nunca se hablan abiertamente y que todos tenemos que vérnoslas con estos asuntos. 19

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5.4.2 Tiempo Contratado Denominado en la clasificación europea como tiempo comprometido, para evitar confusión con el concepto tres se podría designar como “tiempo comprometido en actividades para obtener un ingreso o en actividades educativas”. Esta gran división está compuesta a su vez de dos grupos: a) Actividades para obtener un ingreso: La clasificación australiana la denomina “Actividades relacionadas con el empleo”, la neocelandesa como “Fuerza de Trabajo”, la estadounidense “Trabajando o actividades relacionadas con el trabajo”, la europea la designa como “Trabajo” (entendiéndose por trabajo la actividad económica según OIT); la mexicana-ecuatoriana considera al “tiempo de trabajo para obtener un ingreso y actividades relacionadas. A distintos niveles dentro de las clases y subclases en estas clasificaciones se consideran también las actividades productivas en el sector primario para autoconsumo. En síntesis la propuesta para el primer grupo a considerar en esta gran división es que se usen las siguientes clases: Trabajo en cualquiera de sus modalidades que busque generar un ingreso Búsqueda de trabajo para tener ingresos Actividades indispensables asociadas a estas actividades (transporte)

b) Actividades Educativas o Aprendizaje: Se incluyen las actividades de asistir a la escuela o cursos educacionales, realizar los deberes o tareas escolares, educación no formal, extracurricular o entrenamiento, traslados a los centros educativos, otras actividades relacionadas con la educación (trámites administrativos). Entre las distintas clasificaciones solo se presentan diferencias de matices, pero básicamente se consideran los mismos rubros. Por lo tanto la propuesta para el segundo grupo a considerar en esta gran división es que se usen las siguientes clases: Asistencia a instituciones educativas Realización de tareas o deberes (ejercicios, estudio, investigación) Estudios extracurriculares o en sistemas abiertos de formación Actividades indispensables asociadas a estas actividades (transporte)

5.4.3 Tiempo comprometido Se refiere a tiempo comprometido con trabajo, para el hogar o para la comunidad, que no persigue la generación de un ingreso, es decir comprende a todas las formas de trabajo que no pretenden la generación de un ingreso. En esta gran 55

división se pueden distinguir cuatro grupos que corresponden a distintos tipos de trabajo: a) b) c) d)

Trabajo Doméstico para el propio hogar Cuidado de niños/as y adultas/os que requieren apoyo, del propio hogar Apoyo a otros hogares Trabajo voluntario para la comunidad

En cuanto a las funciones desarrolladas por el trabajo doméstico consideradas en todas las clasificaciones son: Mantenimiento de la vivienda: limpiar, hacer reparaciones, realizar labores de mantenimiento. Proporcionar nutrición: planificar la comida, prepararla, servirla, limpiar los platos, etc. Proporcionar vestido: lavar ropa, planchar, remendar, reparar o confeccionarla. En algunas de las clasificaciones consideradas también se consideran otras actividades como “administración del hogar”, “compras para el hogar”, “reparaciones y actividades de mantenimiento” y “traslados de otros/as miembros del hogar para la realización de sus propias actividades”, pero en algunas de las clasificaciones se presentan estas actividades en grupos separados, aquí se consideran como parte del trabajo doméstico para el hogar. Es decir la propuesta es que se consideren en trabajo doméstico las siguientes clases: Actividades culinarias Limpieza del hogar, incluye atención a mascotas y vehículos Arreglo de la ropa Gerencia del hogar Compras para el hogar Reparaciones y actividades de mantenimiento Traslados de otros/as miembros del hogar Por otra parte, en algunas clasificaciones también se incluye en este grupo las actividades relacionadas con los “Cuidados”, aunque distinguiéndose de las otras actividades domésticas. En otras las consideran por separado a los cuidados de las/os niñas/os y en general de los/as adultos/as que requieren cuidados especiales, etc. Por consiguiente se toma como un grupo específico, cuyas clases son: Cuidado de niñas/os que requiere tiempo exclusivo para ellos/as Atención de niñas/os paralela a otras actividades Cuidado de adultos/as dependientes que requiere tiempo exclusivo para ellas/os

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Atención de adultos/as dependientes paralela a otras actividades Como en los grupos anteriores, este es el nivel de análisis más general de grupo considerado, existen especificaciones para las clases y subclases que por ahora no se presentan en este documento. El grupo de apoyo a otros hogares consiste principalmente en redes familiares, con frecuencia de solidaridad entre generaciones y como en muchas ocasiones suplen la falta de servicios públicos; es importante distinguir las siguientes clases: Cuidado de menores Cuidado de personas mayores Apoyo en gestiones y en otras actividades auxiliares (compras, traslados) El trabajo voluntario para la comunidad en algunas sociedades forma parte central de su cultura y es la forma de lograr ciertos bienes y servicios a través de la colaboración del trabajo de otras/os miembros de la comunidad, con frecuencia compensada por la misma labor a favor de quienes colaboraron en otras ocasiones, cuando se requiera, o para gestionar o crear servicios públicos. Así existen en México “las faenas”; en Ecuador “las mingas”; en Chile opera eficientemente el voluntariado de bomberos en casos de incendios y terremotos. Se puede hablar de trabajo voluntario al servicio de un beneficio civil en esos casos; también comprende el trabajo participativo en organizaciones políticas o religiosas, ahí ya no es una condicionante la reciprocidad. Así podríamos definir dos clases de actividades: Trabajo voluntario para la comunidad Trabajo voluntario para organizaciones 5.4.4 Tiempo libre Según Elsie Mc Phail Fanger (2006), se relaciona con que estamos en una sociedad de clases, donde la industria cultural está generando nuevos patrones de consumo y alineación, que a través de la publicidad se está llevando a una sociedad “heterodirigida”, que induce al consumo masivo y se forma, no un consumo cultural de superación, sino una cultura de masas; se fomenta una sociedad hedonista que busca la diversión y la distracción de manera compulsiva y frenética. Se pueden diferenciar siete grupos de actividades de Tiempo libre respecto de las cuales, se pueden derivar análisis socioeconómicos de interés desde diferentes perspectivas:

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Medios masivos de comunicación: cine, teatro, televisión, videos, música, radio, lectura, etc. Asistencia a espectáculos, conciertos Práctica de deportes y recreación creativa: uso de instalaciones deportivas públicas o privadas; uso de parques y jardines; uso de la calle (para caminar y correr); deporte individual en casa; actividades artísticas Relaciones de comunicación y convivencia con la familia, visitar familiares, invitar a la familia, platicar, chismear, convivencia familiar, convivencia con la pareja, relaciones sexuales con la pareja, jugar con las/os niñas/os Relaciones de comunicación y convivencia con amigos/as: visitar amigos/as, juntarse en la esquina u otros lugares públicos, invitar a amigas/os a la casa Recreación alienante: ir a bares, drogarse, ir de farra Tiempo propio: meditar, rezar, contemplar la naturaleza, no hacer nada En base a lo anterior, si se considera el hogar como unidad económica, se debe ponderar cada una de las actividades que se pretende medir con el fin de definir cuáles tienen mayor relevancia para el presente estudio. Desde esta perspectiva, esta sería la clasificación: Cuadro No 1 Tiempo y Factores Economicos

Fuerza de Trabajo

Tecnología

Medios de Trabajo

Medios Financieros

Administración

Tiempo Necesario Tiempo Contratado Tiempo Libre

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VI. METODOLOGIA 1. Características del estudio y de la muetra 1.1 Tipo de Estudio De acuerdo a los objetivos establecidos para esta investigacion la metodología de este estudio es de tipo cuantitativo, ya que pretende estimar la magnitud y características del trabajo total (trabajo remunerado y trabajo doméstico no remunerado) desarrollado por mujeres y hombres en el Gran Santiago. Lo central en las técnicas cuantitativas “es constatar cómo se distribuyen los fenómenos, los datos que registran los fenómenos” (IIbáñez J. 1979:29), siendo también denominadas técnicas distributivas. El carácter del presente estudio, se define como exploratorio y descriptivo. Es exploratorio porque el ámbito de la participación de hombres y mujeres en el trabajo remunerado y trabajo doméstico no remunerado, la valorización del aporte de este trabajo, y la caracterización de la forma de uso del tiempo según género, ha sido escasamente estudiado en Chile. Es descriptivo porque no pretende explicar, sino que principalmente describir el fenómeno del trabajo doméstico no remunerado, particularmente desde su cuantificación. 1.2 Características de la Muestra y Método Muestral Se definió como población objetivo a todas las personas de 12 o más años de edad, habitantes de hogares particulares existentes en cualquiera de las Comunas del Gran Santiago, identificado por las 32 comunas de la Provincia de Santiago, más Puente Alto y San Bernardo, pertenecientes a las provincias de Cordillera y del Maipo, respectivamente. Para el estudio se consideró solo la población perteneciente a la población urbana de las zonas geográficas antes mencionadas. Como indicación operativa, el Gran Santiago fue estratificado en 15 conglomerados grográficos más pequeños, los que actuaron de manera independiente entre sí. A su vez las 15 zonas poseían una jefatura cada tres zonas. La información que se manejó para esta estratificación geográfica contó con información sobre población y viviendas inclusive a nivel de manzanas, para todas las áreas urbanas comprendidas en la cobertura geográfica. Esto permitió la extracción de la muestra mediante una metodología estrictamente probabilística, combinando técnicas de estratificación y por cuotas para la selección final del encuestado.

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1.2.1 Métodos de muestreo aplicados El método de muestreo que se aplicó en el estudio se puede describir desde varios puntos de vista: a) Probabilístico. Esto quiere decir que todos los individuos que componen el grupo objetivo tubieron una probabilidad definida de ser seleccionados. Que el muestreo sea probabilístico implica que se pudo calcular el error muestral asociado a los resultados. c) Estratificado con asignación no proporcional: Las variables de estratificación fueron: sexo, grupo etario, nivel socioeconómico, condición de trabajo y día de la semana. Estratificar la muestra es dividirla en submuestras cuyo tamaño está predeterminado conforme los criterios metodológicos que permiten posteriormente su determinación proporcional para hacerlo representativo de la población del Gran Santiago. La asignación de “día de la semana” se incluyó en consideración a que el uso del tiempo es diferente entre días de la semana y fines de semana. d) Selección de manzanas al azar y no por comuna: Lo que hace posible corregir en gran medida el sesgo de selección atribuible a diferencias geográficas y/o contactabilidad de los/as individuos. b) Trietápico: En relación a los procedimientos de selección, en consideración a que los individuos se agrupan en unidades de muestreo mayores denominadas “hogares”, las que a su vez, se agrupan en unidades de muestreo mayores denominadas “manzanas”, etc. Las etapas de selección fueron las siguientes: b.1)La primera etapa fue la selección aleatoria de manzanas del Gran Santiago, considerando una relación proporcional entre la cantidad de encuestas para cada GSE y la cantidad de encuestas máximas posibles para cada manzana pertenecientes a cada GSE predominante. b.2) La segunda etapa fue la selección de hogares dentro de la manzana, que se hizo por medio de un muestreo aleatorio sistemático con inicio sistemático. Para esto se consideró una función de muestro con los siguientes datos para cada manzana:  Número de hogares en la manzana seleccionada (N)  Número de encuestas posibiles de realizar en cada manzana (n)  Fracción de muestro por manzana f: N/n.

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b.3) La tercera etapa fue la selección del/la entrevistado/a dentro del hogar seleccionado, selección que fue realizada a conveniencia por cuotas determinadas conforme la estratificación deseada de la muestra.

1.2.2 Margen de error En la definición del tamaño muestral para este estudio, pesó sobre todo la estratificación de la muestra, ya que se trató de mantener márgenes de error inferiores al 7% para cada estrato. Para la muestra global, el nivel de error es bastante pequeño, 2.5%. 1.2.3 Unidades de análisis La unidad de análisis del estudio es el tiempo de un individuo, medido cada 15 minutos y utilizando el espacio de tiempo de 24 hrs del día. Los resultados dirán qué hacen los habitantes del Gran Santiago los días lunes, martes, etc., pero no dirán lo que un/a individuo en particular hace habitualmente, excepto cuando se pregunte explícitamente por hábitos. De esta forma, lo que podrá inferirse de la encuesta de uso de tiempo es que en determinados días (lunes a jueves o viernes a domingo), hay una proporción determinada de la población que realiza una determinada actividad, y los bloques de 15 minutos que dedica a ello. La representatividad de la muestra asegura que la presencia de una actividad se aproximará a la proporción de personas que la realizan en el Gran Santiago. De esta forma, una vez conocida la muestra final, se procedió a realizar una ponderación de ella conforme las variables de estratificación. Esto, con el fin de devolverle el verdadero peso que tienen en la población los segmentos encuestados y hacerlo representativo de las personas de 12 o más años del Gran Santiago. 1.2.4 Diseño muestral La muestra final de este estudio fue de 1534 casos los que se distribuyen por segmentos de la siguiente forma:

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Cuadro No 2 Muestra final por segmentos

n

Error muestral final

1534

± 2.5%

Hombre

747

± 3.6%

Mujer

787

±3.5%

Por niveles socioeconómicos ABC1

286

± 5.8%

Por niveles socioeconómicos E

275

± 5.9%

Por niveles socioeconómicos C2

325

± 5.4%

Por niveles socioeconómicos C3

320

± 5.5%

Por niveles socioeconómicos D

328

± 5.4%

12 a 17 años

255

± 6.1%

18 a 25 años

308

± 5.6%

26 a 35 años

305

± 5.6%

36 a 50 años

323

± 5.5%

51 y más años

343

± 5.3%

Muestra total Por sexo

Por GSE

Por tramo etario

2. Metodología para la elaboración del instrumento 2.1 Categorización de los Tiempos Distinguimos, para los efectos de este estudio, entre cuatro grandes tipos de tiempo: A) necesario, B) contratado, C) comprometido y D) libre20. Entre estos cuatro ámbitos se distribuyen los diferentes grupos de actividades que realizan las personas durante su vida cotidiana. Esta nomenclatura está vinculada a la obligatoriedad de las actividades que se realizan en estos tiempos. Así puede interpretarse como un movimiento que va desde aquello que nos resulta inevitable (necesario), hasta los tiempos de los cuales podemos disponer libremente;

Esta opción se basa en los antecedentes revisados, fundamentalmente otros estudios de uso de tiempo. Una exposición razonada de ellos se encuentra en la Primera Parte de este estudio, y una exposición detallada en cuadro Anexo Nº4. 20

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pasando por dos formas de obligatoriedad, la contratada (remunerada) y la comprometida (no remunerada pero igualmente obligatoria). a) Tiempo necesario Entenderemos que Tiempo Necesario corresponde a todas aquellas actividades dedicadas a la satisfacción de necesidades fisiológicas y al cuidado personal , como son dormir, comer, higiene personal y actividades indispensables asociadas a estas necesidades. b) Tiempo Contratado El tiempo contratado abarca todas aquellas actividades relacionadas con una retribución salarial presente o futura. Así se contempla tanto el trabajo remunerado realizado fuera del hogar (formal o informal) o dentro de éste, y las actividades de educación y capacitación, en tanto estas últimas son inversiones de tiempo actual con miras a una retribución en el mercado laboral en el futuro. En este tipo de tiempo se incluyen las actividades de asistir a la escuela o cursos educacionales, realizar los deberes o tareas escolares, educación no formal, extracurricular o entrenamiento, traslados a los centros educativos, otras actividades relacionadas con la educación (trámites administrativos). Es decir todas aquellas actividades que se vinculan con el Trabajo Remunerado o con su remuneración futura. C) Tiempo comprometido Este se refiere a tiempo comprometido con trabajo para el hogar o para la comunidad que no persigue la generación de un ingreso. incluye aquellas actividades catalogadas generalmente como trabajo no remunerado y voluntariado. En el primero de estos se consideran dos grandes ámbitos: i) trabajo no remunerado fuera del hogar y ii) trabajo no remunerado en el hogar o trabajo doméstico no remunerado. El trabajo doméstico no remunerado incluye dos grupos o ámbitos de actividades: i) quehaceres del hogar o labores domésticas, y ii) cuidados familiares. En el primer grupo (quehaceres del hogar) se considera todas aquellas actividades relacionadas con el mantenimiento del hogar y sus miembros, incluyendo las labores de ejecución (limpiar, cocinar, planchar, lavar, etc.) y gestión o administración (hacer compras, pagar cuentas, trámites, etc.). Se incluye en cuidados familiares, las tareas involucradas en el cuidado infantil, de personas ancianas, de personas dependientes o con alguna discapacidad y el cuidado de enfermas/os que viven en la casa (“cuidados en salud”).

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Las funciones desarrolladas por el Trabajo Doméstico no Remunerado son21:  Proporcionar vivienda o alojamiento: limpiar, hacer reparaciones, realizar labores de mantenimiento, etc.  Proporcionar alimentación: planificar la comida, prepararla, servirla, limpiar los platos, etc.  Proporcionar vestido o vestimenta: lavar ropa, planchar, remendar, reparar o confeccionarla, etc.  Traslados asociados a compras para el hogar

El   

trabajo no remunerado fuera del hogar incluye: Cuidado de menores Cuidado de personas mayores Apoyo en gestiones y en otras actividades auxiliares (compras, traslados)

d) Tiempo libre Se entenderá por tiempo libre las actividades que se vinculan al descanso y al consumo de bienes culturales o de recreación (ir al cine, teatro, espectáculos, ver tv, escuchar radio, leer, etc.), actividades deportivas y vida social en general (compartir con amigos/as, pareja o familia).

Se optó por esta nomenclatura con el objeto de agrupar las acciones del trabajo doméstico no remunerado conforme criterios homologables a las cuentas nacionales, y con ello favorecer su posterior comparabilidad. 21

64

Con formato: Fuente: (Predeterminado) Arial, 14 pto

Esquema General de Categorización del Tiempo y Actividades

Necesario

Fisiológicas: comer / dormir Cuidado personal Trabajo dentro del hogar Trabajo Pagado

Contratado

Educación

Trabajo fuera del hogar (formal o informal

Capacitación

TIEMPO GLOBAL Comprometido

Trabajo no remunerado Voluntariado

Trabajo fuera del hogar cuidado a otras personas/ hogar Trabajo Doméstico cuidados familiares / quehaceres domésticos

Ocio

Libre

Consumo cultural Vida social Act. deportivas

65

2.2 Categorización del Trabajo y sus Actividades Entenderemos como actividades constitutivas de trabajo a aquellas comprendidas en los tiempos contratado (con excepción del estudio y capacitación) y comprometido, con exepción del voluntariado22. Todas estas actividades contienen valor social independiente de la existencia de remuneración o no, por tanto consisten en actividades que generan productos o servicios necesarios para completar los satisfactores que demanda una sociedad para su mantención y reproducción. El trabajo total o global de una sociedad, entonces, estaría constituido por la agregación del tiempo invertido en las actividades de trabajo remunerado o en el mercado (incluyendo trabajo informal y formal) y las actividades de trabajo no remunerado o fuera del mercado, incluyendo el trabajo no remunerado fuera del hogar y el trabajo doméstico no remunerado.

Trabajo total = Trabajo Remunerado (empleo) + Trabajo no Remunerado

Trabajo Doméstico no Remunerado Actividades no remuneradas realizadas por las/os miembros del hogar para producir bienes y servicios destinados al uso y consumo del hogar y a la reproducción de sus miembros. En este sentido, el trabajo doméstico no remunerado satisface no solo las necesidades internas del hogar sino también necesidades sociales de reproducción de la fuerza de trabajo y de reproducción cultural y social de las/os miembros de una sociedad.

A fin de comparar trabajo remunerado y no remunerado, para llegar a medir la “carga de trabajo total” de mujeres y hombres y así poder valorizar ambos trabajos con algún estándar que recupere el valor del trabajo doméstico no remunerado en la ciudad de Santiago, se desglosa en trabajo doméstico no remunerado en las siguientes categorías:

La razón de excluir el “voluntariado” de esta conceptualización se debe fundamentalmente a las necesidades del estudio de focalizarse en la cuantificación y valorización del tiempo destinado al trabajo doméstico no remunerado. 22

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Esquema Trabajo Doméstico No Remunerado Cuidado: Cuidado familiares dentro y fuera del hogar

- Infantil - Enfermos/as crónicos y ocasionales - Personas dependientes (ancianas/os y discapacitadas/os

TRABAJO DOMÉSTICO NO REMUNERADO Actividades asociadas a: Quehacer domésticos dentro y fuera del hogar

- Alimentación - Vestimenta - Alojamiento - Compras y Traslados

Para conocer las formas en las que las/os diferentes individuos utilizan su tiempo y la dedicación a los diferentes tipos de trabajo, fue necesario producir información detallada acerca de las diferentes actividades cotidianas que realizan las personas, su distribución a lo largo del día y el tiempo que dedican a cada una de estas actividades o tareas. Para ello, es necesario contar con una malla de actividades lo suficientemente amplia para dar cuenta de todos los ámbitos de actividades que desarrollan los individuos durante su día y, además, lograr captar tanto aquellas actividades que son “evidentes”, como aquellas que son “invisibles”, precisamente por su infravaloración social, como es el caso de muchas de las actividades que forman parte del trabajo doméstico no remunerado. Siguiendo el esquema general –esbozado mas arriba-, hemos definido una serie de subgrupos de actividades que conforman a su vez tipos de tiempo y tipos de trabajo. Cabe mencionar que esta agrupación de grupos de actividades es la base para la elaboración de una encuesta de tiempos y actividades que recoge información a través de un cuadernillo de uso del tiempo23. En base a la revisión de bibliografía y de las experiencias internacionales de encuestas de uso del tiempo, y con el propósito de confirmar las categorías Estudios posteriores pueden recabar otro tipo de información. Por ejemplo aspectos cualitativos que permita captar elementos más subjetivos del tiempo, aquellos que no son cronometrables como deseos, decisiones condicionadas, actitudes, motivaciones y expectativas. Se podría indagar en los significados y el sentido, en la percepción que tienen la “figuras del tiempo” entre hombres y mujeres de diferentes edades y grupos socioeconómicos. 23

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seleccionadas para el instrumento, se realizaron dos grupos focales, a fin de recoger información respecto de las diferentes actividades cotidianas y no cotidianas que realizan los distintos tipos de personas. Como resultado de todo este proceso de revisión se determina la siguiente clasificación y listado de actividades, en base a las cuales se construyó el instrumento de recolección de la información, así como el análisis:

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Cuadro No 3 Categorías Uso del tiempo

Subcategoría

Actividades de necesidades fisiológicas y cuidado personal

Actividades de necesidades fisiológicas y cuidado personal

Trabajo remunerado, educación y capacitación

Traslado asociado al trabajo o educación Trabajo remunerado Educación y capacitación

Sub-Sub categorí as

Actividades

Dormir Aseo personal Comer

Trasladarse para ir o volver del trabajo o estudio propios

Trabajar remuneradamente Buscar trabajo Estar en colegio, Universidad, cursos, talleres Estudiar o hacer tareas

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Categorías Uso del tiempo

Subcategoría

Sub-Sub categorías

Actividades Cocinar

Trabajo doméstico No remunerado dentro del hogar

Quehaceres Domésticos

Proporcionar alimentación

Servir comida, poner, recoger mesa

Realizar compras para la casa ( incluye traslado)

Hacer compras para la casa (incluye traslado)

Lavar, secar, guardar platos

Hacer aseo de la casa Pagar cuentas, hacer trámites (incluye traslado) Proporcionar alojamiento

Limpiar, asear, lavar el vehículo Llamar, acompañar al maestro, nana (dar instrucciones a la nana por ejemplo) Jardinería, cuidado, regado de plantas Alimentación, limpieza y cuidado de animales Construir reparar mantener la vivienda

Proporcionar vestimenta

Tejer, costura para los miembros del hogar Lavar, tender, recoger, planchar ropa Darle comida a niños/as Vestir, asear, hacer dormir a niñas/os-adolescentes

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Cuidados familiares

Proporcionar cuidado y educación

Llevar al lugar de estudios a niñas/os-adolescentes Llevar a niñas/os-adolescentes a lugares recreativos o de deportes Ir a reunión de apoderados u otra actividad al colegio Ayudar a estudiar a niñas/os-adolescentes en mi casa Acompañar o jugar con niñas/os-adolescentes en mi casa

Proporcionar cuidado en salud

Cuidar a personas enfermas en mi casa Llevar al médico, comprar remedios para personas de mi casa Cuidar personas con enfermos/as crónicos

discapacidad

física-mental,

Cuidar personas fuera de mi casa, NO ME PAGAN Trabajo doméstico no remunerado fuera del hogar

Cuidado a otras personas u hogares

Labores domésticas, compras, trámites para otras casas, NO ME PAGAN Transportarse para hacer labores domésticasa otras casas, NO ME PAGAN Transportarse para cuidar a personas en otras casas, NO ME PAGAN Llevar al médico, comprar remedios para otras personas que no sean de mi casa

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Voluntariado

Voluntariado

Tiempo Libre

Tiempo libre

Participar en organizaciones sociales voluntarias (iglesia, bomberos, scout, etc.), NO ME PAGAN

Descansar, lo que usted considere descansar Ir a eventos, espectáculos o actividades culturales Hacer vida social (Incluye traslados) Otras actividades no especificadas en el listado

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2.3 Instrumento de Recolección de Información El Instrumento de recolección de información consta de tres partes. Las dos primeras son aplicadas por el/la enuestador/a, la última parte del cuadernillo es de autoaplicación. En la primera parte se caracteriza el hogar donde se aplica la encuesta, así como las características del/la propio/a encuestado/a En la segunda parte de la encuesta se registra las principales personas dentro del hogar que son las responsables de realizar las actividades definidas como trabajo no remunerado. Para ello se le consulta al/la entrevistado/a quién es la persona que mayoritariamente realiza las actividades consignadas como trabajo doméstico. En caso de que existan responsabilidades compartidas puede indicar una segunda y hasta una tercera persona responsable. La Indicación respecto del/la responsable se realiza en relación al jefe o jefa de hogar, de manera de tener una referencia homogénea en todas las encuestas. Finalmente, la tercera parte es un cuadernillo autoaplicado en el cual el/la encuestado/a debe indicar las actividades que realiza dentro de cada bloque horario de 15 minutos. Cada entrevistado/a debe llenar el cuadernillo durante un día completo, el que se indica con anterioridad. Esta parte de la encuesta, se encuentra estructurada de forma que el/la entrevistado/a marca con una X cada cuadro de 15 minutos en que realizó una o más de las actividades que se describen en la lista. Así, además de permitir un estudio estandarizado y comparable de las actividades, permite reflejar la existencia de duplicidad o multiplicidad de actividades en un mismo bloque horario. Confeccionado el instrumento se procedió a aplicar un pretest a 31 personas, de los cuales 14 fueron hombres y 17 mujeres, representándose en este paso los cinco tramos etarios, a todos los grupos socioeconómicos y con condición de trabajo remunerado y no remunerado. En la aplicación del instrumento la supervición alcanzó aproximadamente al 35% de las encuestas realizadas. Este porcentaje fue cubierto de la siguiente forma:

73

2.4 Descripción de las Variables El instrumento de investigación consideró en su primera parte una serie de preguntas que tenían por objetivo conocer características sociodemográficas tanto de la persona encuestada como del hogar. Las variables que guían la estructura de las preguntas se remiten a: Cuadro No 4 Variables del Instrumento

Descripción

Variables de segmentación:

-

Día de la semana en que se realiza la encuesta Trabaja no trabaja Edad del/la encuestado/a Estrato socioeconómico (GSE)

Variables de confirmación del GSE:

-

Comuna de residencia Nivel educacional del/la jefe/a de hogar Ocupación del/a jefe/a de hogar Actividad del jefe/a de hogar

Variable de caracterización del hogar

-

Sexo del/la jefe/a de hogar Sexo y edad de cada integrante del hogar Relación de parentesco de los/as integrantes del hogar Existencia y número de personas dependientes en el hogar Existencia y tipo de servicio doméstico

-

Nivel educacional Sexo y edad Condición de actividad Ocupación Remuneración del trabajo Tipo de contrato de trabajo Jornada de trabajo Convivencia con pareja Convivencia con hijas/os Situación de estudios de los/as hijas/os Responsabilidad en las labores del hogar

Variables de caracterización de el/la encuestado/a

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Las variables que guían el proceso de análisis se sintetizan de la siguiente manera: Cuadro No 5 Variables del Descripción Análisis Tramo de la semana

La semana se reorganiza en tramos de lunes a jueves y de viernes a domingo.

-

-

-

Estrato socieconómico del hogar (GSE) en Sector Tamaño del hogar

comuna, nivel educacional, ocupación y actividad del/la jefe/a de hogar.

Tipo de hogar

Conformación de los hogares en función de relaciones de parentesco con el/la jefa de hogar (basado en Censo 2002)

Acompañamiento de cualquier integrante de o cercano al hogar Posición en el hogar tipo de trabajo, (remunerado y no remunerado) Grupo socioeconómico Responsabilidad económica en el hogar modificaciones personales en la rutina de vida

Número de integrantes del hogar  Hogares familiares: - Nuclear biparental (jefe/a y cónyuge con o sin hijos/as. - Nuclear monoparental (jefe/a sin cónyuge con hijas/os. - Extenso biparental (Jefe/a con cónyuge con o sin hijos/as + parientes o no parientes). - Extenso monoparental (jefe/a sin cónyuge con hijas/os + parientes). - Extenso sin núcleo (Jefe/a solo + parientes) - Compuesto (Jefe/a con o

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 Ciclo de vida del hogar

Re-distribución de los tipos de hogares principalmente en función de la existencia o no de hijos/as y la edad del/la hijo/a mayor, el cual se distribuye según tramos etarios. Se distinguen los siguientes tipos de ciclo de vida.

  -



Jefatura de Hogar

Persona dependiente

Caracterización del hogar en función del sexo del/la jefe/a de hogar.

-

sin cónyuge, con o sin hijas/os, parientes y no parientes). Hogares no familiares: Unipersonal (Jefe/a solo/a). Sin núcleo (Jefe/a solo/a con no pariente). Pareja (jefe/a + cónyuge) sin hijas/os. Pareja (jefe/a + cónyuge) o jefe/a solo, con hijos/as. Etapa I: hijo/a mayor con edad menor a 12 años. Etapa II: hijo/a mayor con edad igual o mayor a 12 años y menor a 18 años. Etapa III: hijo/a mayor con edad mayor o igual a 18 años. Jefe/a solo/a y sin hijas/os. Jefatura de hogar femenina Jefatura de hogar masculina

Existencia y número en el hogar de personas que necesitan ayuda o asistencia para actividades básicas de la vida cotidiana como personas con discapacidad, enfermos/as permanentes, con exclusión de las/os niñas/os sanas/os.

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Servicio doméstico

Persona/a que trabaja con remuneración en las actividades asociadas al trabajo doméstico. Su existencia permite clasificar al servicio doméstico .

-

-

-

Servicio puertas adentro. Servicio puertas afuera (de lunes a viernes y/o de lunes a domingo). Servicio puertas afuera esporádico (puertas afuera algunos días a la semana y pertas afuera menos de una vez a la semana). No tiene.

Edad del/la encuestada/o

Se ha reclasificado en los siguientes tramos etarios: - 12 a 17 años - 18 a 29 años - 30 a 49 años - 50 a 59 años - 60 años y más

Nivel educacional del/la encuestado/a

-

-

-

-

Sin educación Primaria (educación básica incompleta y completa, media incompleta). Secundaria (educación media completa, técnica incompleta). Terciaria (técnica completa o universitaria incompleta). Universitaria (universitaria completa y estudios de postgrado).

Sexo del/la encuestado/a

-

Hombre y mujer

Trabajo remunerado

-

Trabaja remuneradamente No trabaja remuneradamente

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Condición de actividad del/la encuestado/a

Situación laboral en la que se encuentra la persona entrevistada

-

-

-

Ocupación

-

-

-

Permanencia del trabajo

Trabajo permanente o no permanente

Búsqueda de trabajo

Para describir la situación relacionada con el mercado laboral de aquellos/as que no se encuentran trabajando remuneradamente, en función de un tramo de 2 meses previos

-

Activo/a (Trabajando por ingreso, sin trabajar pero con empleo, trabajando para un familiar pero sin pago). Quehaceres del hogar Inactiva/o (estudiando, Jubilada/o, Incapacitado/a, otros). Desocupado/a (buscando trabajo pero ha trabajo, buscando trabajo por primera vez). Trabajador/a Independiente (Patrón/a, trabajador/a por cuenta propia). Trabajador/a dependiente: Empelado/a sector público, Trabajo para empresas públicas, fuerzas armadas, empleado/a sector privado. Servicio doméstico (puertas adentro, puertas afuera). Familiar No remunerada/o.

Una jornada completa. Jornada parcial. Esporádico o sin horario fijo.

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Motivos de no búsqueda de trabajo

Numero de hijas/os que viven con encuestado/a Principal responsable de las labores del hogar

Describe los motivos por los cuales una persona no se encontraría desde hace dos meses buscando trabajo remunerado

-

Asociados a los quehaceres del hogar. No tiene con quien dejar a las/os niñas/os. Por enfermedad crónica o invalidez. Estudio. Soy Jubilada/o/rentista. Tiene trabajo esporádico. Se aburrió de buscar. No tiene interés. Otra razón.

-

Solo 1 2-3 hijos/as Más de 4 hijas/os

-

Es el/la encuestado/a No es la/el encuestada/o

-

79

2.5 Descripción de los indicadores Cuadro No 6 Nombre Indicador

Descripción

Cálculo

Porcentaje Diario De Tiempo de Trabajo Remunerado

Es la proporción del tiempo diario que en promedio hombres y mujeres destinan a las actividades de Trabajo Remunerado.

Porcentaje Diario De Tiempo de Trabajo No Remunerado Por Sexo

Se refiere al porcentaje del tiempo del día que, en promedio, hombres y mujeres ocupan en labores asociadas al Trabajo Doméstico No Remunerado, según la clasificación de actividades utilizadas para este estudio, a saber, labores domésticas y de cuidados familiares.

TR+Busca Trabajo H * 100 / 24hrs TR+Busca Trabajo M * 100/ 24 hrs Quehaceres Domésticos +Cuidados Familiares+TDNR fuera del hogar H * 100 / 24hrs Quehaceres Domésticos +Cuidados Familiares+TDNR fuera del hogar M * 100 / 24hrs

Porcentaje Diario De Tiempo Libre

Indica el porcentaje diario de tiempo que mujeres y hombres destinan a actividades de ocio y recreación, consideradas en general en el acápite “tiempo libre”.

Tiempo Libre H * 100/ 24 hrs Tiempo Libre M * 100/ 24 hrs

Porcentaje Diario De Tiempo de Trabajo Total Por Sexo

Indica el porcentaje diario de tiempo que hombres y mujeres destinan a actividades de trabajo remunerado y no remunerado, es decir, al tiempo de trabajo global o total. Considera la suma del tiempo diario destinado a las actividades correspondientes a trabajo remunerado y a las de trabajo doméstico no remunerado.

Trabajo Remunerado + Trabajo No Remunerado H *100 /24 hrs Trabajo Remunerado + Trabajo No Remunerado M *100 /24 hrs

80

Participación de los Hombres en el Tiempo de Trabajo Remunerado

Se refiere al total de horas destinadas por los hombres a actividades de trabajo remunerado por sobre el total de horas de trabajo remunerado recogidas en este estudio.

Participación de las mujeres en el Tiempo de Trabajo Remunerado

Se refiere al total de horas destinadas por las mujeres a actividades de trabajo remunerado por sobre el total de horas de trabajo remunerado recogidas en este estudio.

Participación de los Hombres en el Tiempo de Trabajo No Remunerado

Se refiere al total de horas destinadas por los hombres a actividades de trabajo no remunerado por sobre el total de horas de trabajo no remunerado recogidas en este estudio.

Participación de las Mujeres en el Tiempo deTrabajo No Remunerado

Se refiere al total de horas destinadas por las mujeres a actividades de trabajo no remunerado por sobre el total de horas de trabajo no remunerado recogidas en este estudio.

División Sexual Del Tiempo deTrabajo Total

Se refiere a la relación entre el teimpo total de Trabajo remunerado y no remunerado) de los hombres y el tiempo total de Trabajo (remunerado y no remunerado de las mujeres).

Tasa de Trabajo No Remunerado (Tnr)

Se refiere a la parte adicional de tiempo de trabajo no remunerado ocupado por las mujeres respecto del total de tiempo dedicado a este tipo de actividades por los hombres. Corresponde al cuociente entre el tiempo total de trabajo no remunerado de hombres y el tiempo

TRH/TRTotal

TRM/TRTotal

TNRH/TnoRTotal

TNRM/TnoRTotal

TTM/TT H

TNRM/TNRH

81

total de trabajo no remunerado de las mujeres. Tasa De Trabajo Remunerado (Tr)

Corresponde al cuociente entre el tiempo total dedicado por los hombres al trabajo remunerado y el tiempo dedicado por las mujeres a estas mismas actividades. Indica la parte de trabajo remunerado realizado por los hombres por sobre el realizado por las mujeres.

TRH/TRM

Tasa Doble Jornada

Indica la relación del tiempo de trabajo total de los hombres que trabajan remuneradamente, respecto del tiempo de trabajo total de las mujeres que trabajan remuneradamernte.Permite visibilizar la presencia de doble jornada de trabajo.

TTM que perciben ingresos por su trabajo/TTH que perciben ingresos por su trabajo

Tasa de Trabajo No Remunerado sobre el Trabajo Total por Sexo.

Indica la proporción del tiempo de trabajo no remunerado que realizan hombres y mujeres respecto del tiempo de trabajo total realizado por cada sexo. Corresponde al cuociente entre el tiempo total de trabajo no remunerado y el tiempo de trabajo total, para cada sexo.

Trabajo NR H/ Ttotal H Trabajo NR M/ Ttotal M

Tasa de Trabajo no Remunerado sobre el Trabajo Total (Hombres + Mujeres)

Indica la proporción de tiempo de trabajo no remunerado que ocupan hombres y mujeres respecto del tiempo de trabajo total ocupado por todas las personas entrevistadas. Corresponde al cuociente entre el tiempo total de trabajo no remunerado y el tiempo de trabajo total de ambos sexos. Indica la proporción de tiempo de trabajo remunerado que destinan hombres y mujeres respecto del tiempo trabajo total realizado por todas las personas entrevistadas.

Trabajo NR H/ Total Trabajo NR M/ Total

Tasa de Trabajo Remunerado sobre el Trabajo Total

Trabajo R H/ Total Trabajo R M / Total

82

(Hombres + Mujeres)

Corresponde al cuociente entre el tiempo total de trabajo remunerado y el tiempo de trabajo total de ambos sexos.

División Sexual del Trabajo al Interior del Hogar

a) Participación en actividades de trabajo doméstico no remunerado. Se refiere a la participación de hombres y mujeres en las diferentes actividades consideradas para el trabajo doméstico no remunerado. Corresponde al cuociente entre el tiempo dedicado por hombres y mujeres a cada actividad y el tiempo total dedicado a esa actividad por todos/as los/as entrevistados/as.

b)

b) Participacion en el trabajo doméstico no remunerado (tdnr) total por sexo. Indica la proporción de tiempo que destinan hombres y mujeres a las actividades de trabajo doméstico no remunerado al interior del propio hogar, considerando tanto los quehaceres domésticos como el cuidado a familiares.

Tpo. H por actividad/ Tpo. H+M por actividad Tpo. M por actividad/ Tpo. H+M por actividad

Tpo. H Quehaceres del Hogar + Cuidados Fliares / Tpo. Total TDNR Tpo. M Quehaceres del Hogar + Cuidados Fliares / Tpo. Total TDNR

H = Hombres M = Mujeres TR = Trabajo Remunerado TNR = Trabajo No Remunerado TDNR = Trabajo Doméstico No Remunerado TT= Trabajo Total

83

VII. METODOLOGÍA PARA CALCULAR ECONÓMICO DEL TRABAJO DOMÉSTICO

EL

VALOR

7.1 Actividades No Remuneradas y Actividades Productivas Este estudio se enmarca en la necesidad de hacer visible la contribución del trabajo doméstico no remunerado, que se realiza especialmente por las mujeres, a la economía y el desarrollo de la sociedad. Para ello se requiere de información que de cuenta de su magnitud y características, de forma de abonar los campos del conocimiento, apoyar el diseño, seguimiento y evaluación de las políticas públicas y la toma de decisiones sobre estas realidades. Pretendemos en este apartado avanzar en la siguiente pregunta: ¿Cómo distinguir actividades no remuneradas como productivas y que puedan ser comparables nacional e internacionalmente con los Sistemas de Cuentas Nacionales?. Los productos y servicios producidos en los hogares para consumo propio tienen como propósito fundamental satisfacer las necesidades básicas de sus integrantes. Esto implica, en otras palabras, un lugar para vivir, comida, ropa y los cuidados necesarios para la existencia física y su reproducción. Cada hogar tiene que proveerse de estos servicios, ya sea produciéndolos en su interior o adquiriéndolos en el mercado. Esta producción se traduce en variadas actividades que, para su medición económica, serán unas productivas y otras no productivas. Además, estas actividades se pueden fragmentar y superponer unas con otras, alterando los resultados obtenidos a través de las encuestas de uso del tiempo. Con ello se corre el riesgo de una exagerada desintegración de actividades que pueden hacerlas incomparables con cifras nacionales e internacionales. En este estudio, para diferenciar una actividad económicamente productiva de otra que no lo es, se utiliza el criterio de la tercera persona. Valga recordar que de acuerdo a este criterio, una actividad se considera productiva si se la puede delegar a alguien más, si proporciona un producto o servicio que se pueda intercambiar en el mercado24. Esto significa que una actividad será considerada productiva si cumple simultáneamente dos requisitos: primero, que puede ser realizada por otra persona, y segundo, que pueda ser (real o teóricamente) adquirida en el mercado. Es decir, si es posible contratar a alguien para que realice una determinada actividad por uno/a mismo/a, esa actividad se considera productiva.

24

Ver descripción en marco de referencia página 38.

84

Considerando los objetivos y límites del presente estudio, se acota la medición tradicional de las actividades, dejando abierto el camino para ulteriores desarrollos en este campo. Basado en el criterio de la tercera persona, el valor económico que se dará al trabajo doméstico no remunerado es más conservador. Junto a ello, existen algunos puntos ambiguos que se deben considerar en el análisis. Las distinciones entre actividades productivas y no productivas en algunos casos límite, según el criterio de la tercera persona, serían por ejemplo:  Se excluye, por ejemplo la autoeducación ya que, aunque tiene consecuencias económicas, el estudio no se puede delegar en nadie más. En la encuesta aplicada, la autoeducación se ha considerado dentro del trabajo contratado.  Se excluyen las actividades que realiza una persona para si misma porque estas actividades son realizadas por el mismo beneficiario/a, no siendo, por tanto realizables por tercero.  Se incluye cuidar el jardín y las mascotas, dentro del límite de producción porque esta producción puede delegarse.  Adquirir bienes y servicios es una actividad productiva, sin embago, el servicio médico para si mismo, ir a la peluquería u obtener servicios personales similares que no pueden delegarse en una persona distinta a la que se beneficia de ellos, no son actividades productivas.  El cuidado de los/as /as es productivo, así como se incluye llevarlas/os a actividades educativas y recreativas.

7.2 El Problema de la Doble Valoración del Tiempo Se enfrenta el problema que genera, en la valoración económica mediante unidades de tiempo, de comprender la realización de dos o más actividades simultáneamente. Los trabajos realizados en Europa y metodologías finlandesas sobre el tema (Durán M. y Varjoren J. 1998) optaron por emplear datos referentes a actividades principales que concentran el grueso de los tiempos. La incorporación de actividades secundarias o simultáneas corre el riesgo de contabilizar doblemente el trabajo no remunerado y ampliar ficticiamente el horario de una persona a más de 24 horas diarias. Efectivamente, si hace una sumatoria simple, sin ponderar las actividades que se superponen, como sería cocinar, cuidar a los/as niños/as, mirar TV, se llegará a que el día contabiliza más de 24 horas. Cuando hablamos de funciones principales y secundarias, nos referimos a aquellas actividades que se vinculan a las Cuentas Nacionales incorporadas por

85

los Organismos Internacionales (Eurostat, Ines, ONU, Etc.) y sobre las cuales se edifica el sistema de cuentas en Chile. En este trabajo se clasifica las actividades en principales o secundarias desde una visión económica y no desde otra óptica. Si se quiere analizar desde una óptica sociológica, antropológica, del trabajo infantil, la salud, educación, etc., la importancia y el peso de las actividades pueden variar significativamente. Siguiendo la agrupación de EUROSTAT, se consignan las siguientes partidas, de interés para incorporar a este trabajo, considerando las futuras comparaciones con las Cuentas Nacionales y Cuentas Satélites que se puedan desarrollar en este campo: a) b) c) d) e)

Proporcionar alojamiento Proporcionar nutrición Proporcionar vestido Proporcionar cuidado Trabajo voluntario y ayuda informal

Para evitar el problema de la doble valoración, en este estudio se optó por una ponderación simple. Así, se asigna igual peso a cada actividad de trabajo no remunerado que se realiza simultáneamente, en un mismo espacio de tiempo. De esta forma, evitamos el riesgo de sobre estimación del valor económico del trabajo no remunerado y subestimar algunas actividades de la encuesta. Aunque no afecta directamente el resultado, en términos de cuantificar el valor económico del trabajo no remunerado, igualmente se separan las actividades en principales y secundarias. Esto debido al interés de poder comparar estos resultados con otros estudios sobre el tema.

7.3 Método Aplicado para la Valoración del Trabajo Doméstico No Remunerado Como la mayoría de las investigaciones efectuadas hasta la fecha en este campo, para el caso de la cuenta integral del trabajo no remunerado, se ha optado por seguir el método input de valoración de la producción de los hogares, tal y como es definido por Eurostat25. Tanto el método input como el output ofrecen ventajas y desventajas a la hora de su uso. Eurostat así lo reconoce en sus recomendaciones y deja abierta la posibilidad de recurrir a ambas metodologías. Para este estudio se ha resuelto 25

Ver descripción en marco de referencia pag 38.

86

mediante la ponderación explicada precedentemente. Sin embargo, al día de hoy y teniendo en cuenta las fuentes de datos existentes y la trayectoria investigadora de otros países, Eurostat recomienda el uso del método input como el más viable y a partir del cual se pueden efectuar comparaciones con resultados de otros países y regiones. Se puede utilizar cualquier método de valoración, siempre que el cálculo no tenga una conexión directa con el valor del producto final puesto que se encontrarían los problemas mencionados en el método de output26. De esta forma, optamos por la valoración del tiempo como forma más viable de alcanzar un valor monetario de la producción doméstica. Sin embargo, es necesario hacerse las siguientes preguntas básicas para elegir el método de valorización:  ¿Qué sueldo o de quién debe utilizarse para valorar el tiempo?.  ¿Debe utilizarse el salario bruto o neto?. 7.3.1 El sueldo utilizado para valorar el trabajo doméstico no remunerado Existen básicamente dos técnicas para el cálculo del valor del input trabajo: la técnica del costo oportunidad y la del costo alternativo. Como se planteara en el marco de referencia, la técnica del costo oportunidad se basa en la idea de que el tiempo gastado en el trabajo no remunerado reduce el tiempo dedicado al trabajo remunerado. Esta técnica se basa en la teoría del/la consumidor/a y consiste en calcular el hipotético salario que la persona que realiza el trabajo doméstico ganaría en caso de vender su fuerza de trabajo en el mercado de trabajo, en base a su calificación profesional y las oportunidades del mercado laboral para ese tipo de calificación. (García Díez, 2003: 48). Por su parte, la técnica del costo alternativo parte de la idea de que los hogares ahorran dinero cuando realizan ellos mismos las tareas domésticas en lugar de contratar a alguien para hacerlo, o en lugar de comprar los bienes y servicios en el mercado (Eurostat, 2003: 25). La recomendación de Eurostat en este sentido consiste en utilizar la técnica de los costos alternativos, usando los salarios de un/a trabajador/a generalista o uno/a polivalente (Eurostat, 2003: 26).

El método basado en los output-producción y servicios- requiere la medición de las cantidades físicas de los productos del hogar: por ejemplo, número y tipos de comidas preparadas, número de niños/as a quien se atiende, kilos de ropa lavada, metros de piso limpiados, etc. 26

87

Siguiendo esta recomendación, en este estudio se opta por utilizar un salario ponderado entre el/la trabajador/a del hogar generalista y un/a trabajador/a especializado/a. La forma de ponderar la presencia de una/o y del/la otra/o se determinará en torno a la presencia de actividades generalistas o actividades especializadas en el total del trabajo no remunerado. La fórmula específica se presenta en el apartado de resultados. En todo caso, cabe especificar que la ponderación entre ambos tipos de salarios se realiza en función de la presencia de actividades vinculadas a actividades más generalistas, o a labores más específicas. Resuelta la utilización del método de costo alternativo, debe decidirse por sueldo bruto o neto. Los sueldos brutos incluyen los impuestos y la previsión social pagados por la/el empleada/o. La elección resulta fundamental, dado que los costos de la previsión social y los impuestos en Chile llegan a casi un quinto de los sueldos y en muchos países hasta cerca de mitad de los salarios. Los supuestos existentes en esta elección son dos. Si los hogares tuvieran que comprar los servicios domésticos en el mercado, tendrían que pagar un sueldo bruto. Pero, por otra parte, se supone que los hogares ahorran dinero produciendo los servicios ellos mismos, por lo tanto, el sueldo neto sería lo más apropiado ya que el hogar no tendría que pagar impuestos o previsión social. Varios estudios sobre el tema utilizan los sueldos brutos con fines de valorizar el trabajo doméstico, esto por los siguientes motivos: Primero: Cuando se evalúa el output de los servicios ajenos al mercado, de gobierno u organizaciones sin fines de lucro que ayudan al hogar, se evalúan en términos de costos y estos inputs de trabajo se calculan como compensaciones de los empleados, incluyendo los impuestos y otras cargas sociales. Esto es coherente con la determinación de esta solución. Primero, porque si los hogares vendieran sus servicios en el mercado, o si los servicios tienen que adquirirse, el precio incluiría todos los costos de producción, incluyendo los de seguridad social. Segundo: Muchas estadísticas de sueldos y salarios se basan en valores brutos y por lo general, no se dispone de cifras comparativas con los salarios netos. A pesar que se trate de una cuestión técnica, es importante subrayar que cuando el trabajo doméstico se valora en base a horas y minutos como resultado de las encuestas de uso del tiempo, estas cifras incluyen solo el tiempo de trabajo real, sin considerar las vacaciones, los permisos por enfermedad ni la capacitación relacionada con el trabajo. También existen motivos que van más allá del cálculo económico, como menciona María Ángeles Durán en torno a esta polémica. Los argumentos a favor de los salarios netos son fuertes, puesto que las/os trabajadoras/es no remuneradas/os no pagan impuestos ni seguridad social. Tampoco invierten tiempo en gestiones o desplazamientos, que en la práctica han de ser remunerados a través del salario. 88

Más allá de estas interesantes consideraciones, para esta investigación se ha mantenido el criterio de los salarios netos. Esto, porque los hogares no cancelan estos costos por el trabajo no remunerado. Adicionalmente, se ha tomado esta opción porque permite arribar a un valor del trabajo no remunerado más conservador. Asimismo, apoyando esta opción, tenemos que los salarios netos reflejan los flujos económicos efectivamente generados por las actividades que no están incluidas en el Sistema de Cuentas Nacionales (los hogares). En este caso, para fines comparativos con las cuentas nacionales se han utilizado las estimaciones basadas en los salarios netos, que se consideran más adecuadas para su inclusión en la valorización del trabajo doméstico no remunerado.27

27

Ver Compendio Estadístico y Remuneraciones y Costos Medios- INE- 2006.

89

7.3.2 Distinción de funciones en la encuesta aplicada El tiempo comprometido se estrucuturó en base a sus funciones principales y secundarias con el fin de poder comparar este estudio con otros esfuerzos realizados sobre este tema; también para contrastar los resultados de este estudio con el Sistema de Cuentas Nacionales. Sin embargo, no se consideró estas distinciones para ponderar los tiempos duplicados. En este caso, como se expuso anteriormente, se ponderarán en forma igualitaria. Se seleccionaron las funciones principales que se deben contabilizar y aquellas secundarias que podrían distorsionar las mediciones y que han sido ponderadas de acuerdo a varios criterios que el equipo investigador determinó. Cuadro No 7 TIEMPO COMPROMETIDO

FUNCIONES

Proporcionar alojamiento Hacer el aseo del hogar (orden, limpieza, etc.) Principal Contratar y supervisar servicios en el hogar (llamar y acompañar al/la maestro/a, gásfiter, servicio doméstico) Principal Construir, reparar, mantener la vivienda Principal Pagar cuentas, hacer trámites (incluye traslado) Secundaria Mantener el vehículo, lavarlo Secundaria Jardinería, cuidado y regado de plantas Secundaria Proporcionar Comida Cocinar Servir la comida, poner, recoger la mesa Darle comida a niños/niñas Realizar compras para el hogar (incluye traslado) Lavar, secar, guardar los platos Proporcionar Ropa

Principal Principal Principal Secundaria Secundaria

Tejer, costura para los/as miembros del hogar Lavar, tender, recoger, planchar Proporcionar Cuidados y Educación

Principal Secundaria

Vestir, asear, hacer dormir/despertar a niños/as o adolescentes Ayudar a estudiar o hacer tareas a niños/as y adolescentes de mi hogar Cuidar a as/ o adultos/as enfermas/os ocasionales en mi hogar Cuidar a personas con discapacidad física o mental, enfermos/as crónicos

Principal Principal Principal Principal 90

y/o adultas/os mayores de mi hogar Llevar al lugar de estudios a niños/as o adolescentes Hacer compañía, jugar con niños/as o adolescentes de mi hogar Llevar al médico o comprar remedios para personas de mi casa Ir a reuniones de apoderados u otras actividades del colegio Alimentación, limpieza y cuidado de animales Trabajo doméstico fuera del hogar(1)

Secundaria Secundaria Secundaria Secundaria Secundaria

Cuidar a personas fuera de mi hogar. SIN QUE ME PAGUEN (Niños/as y/o adultas/os sanas/os, personas con discapacidad, enfermos/as ocasionales o crónicos) Principal Realizar labores domésticas, compras o trámites para otros hogares. SIN QUE ME PAGUEN Principal Llevar al médico o comprar remedios para otras personas que no sean de mi casa Secundaria Transportarse o viajar para realizar labores domésticas o cuidar a personas en otros hogares Secundarias (1) Se excluyeron de esta categoría de actividades la participación de trabajos voluntarios en organizaciones sociales (iglesias, partidos políticos, scouts, etc.)

7.3.5 Método de Cálculo del Valor Económico de Trabajo Doméstico No Remunerado Se expone en este apartado el método de cálculo utilizado para determinar el valor asociado a las actividades económicas del trabajo doméstico no remunerado. El punto de partida del cálculo es la encuesta cuadernillo de Uso de Tiempo realizada, que consiste en una matriz de cruce entre actividades y horarios, en la que el/la sujeto/a encuestado/a marca, para cada subdivisión horaria, todas las actividades que se encontraba realizando en ese momento. Debe notarse que una persona puede realizar más de una actividad dentro de la misma subdivisión horaria. La cantidad de tiempo destinada a cada una de ellas dentro de la subdivisión no se conoce, ya que no es parte de información recogida en la encuesta. De esta forma se acepta explícitamente la realización simultánea de ellas. Ahora bien, para efectos de valorización es necesario establecer el tiempo destinado a cada actividad. De ahí surge la necesidad de prorratear el tiempo de cada actividad a fin de que las actividades simultáneas no impacten incrementando el tiempo a costear.

91

El método propuesto asigna pesos relativos (positivos o cero) a las actividades, en base a los cuales se distribuye proporcionalmente el tiempo, cuando se ejecuta más de una actividad en una subdivisión horaria (intervalos de 15 minutos). Los pesos relativos del tiempo ocupado en las actividades simultáneas se van a ponderar en forma igualitaria. Para efectos de cálculo, se ha llamado M(i, j) a la matriz de cruce, donde las filas (índice i) representan las actividades y las columnas (índice j) representan las subdivisiones horarias. Esta matriz contendrá unos o ceros, según la personao realizó la actividad en el horario correspondiente. Esto es:

1, si la actividad i se realizó en el horario j. M (i, j) = 0, si la actividad i no realizó en el horario j Se definió también:     

N: el número de actividades de la encuesta, P: el número de subdivisiones horarias en la encuesta, D: la duración (uniforme) de cada subdivisión horaria de 15 minutos, A (Actividad) = { A1,…, AN } el conjunto de actividades, y W (trabajo) = { w1,…, wN }, wi ≥ 0, el peso relativo de cada actividad {A1,…, AN}

Las subdivisiones horarias son de duración uniforme. El número de subdivisiones depende de la duración del intervalo escogido. Si la duración D está dada en 15 minutos, el número P es de 96 subdivisiones: P = 1440 / D, ya que un día = 1440 minutos. Si llamamos Hj al horario correspondiente a la subdivisión j-ésima, éste corresponderá al intervalo entre los minutos (j-1)*D y j*D del día. Así por ejemplo, el horario H1 comprende los minutos (1-1)*15 y 1*15, es decir, entre las 00:00 y las 00:15, en tanto que el horario H96 corresponde al intervalo entre los minutos (96-1)*15 y 96*15, es decir, entre las 23:45 y las 24:00. Las actividades que se realizaron en el horario Hj quedan representados por la columna j-ésima de la matriz M, es decir, la columna M( *, j). Con j fijo, esta es una columna de unos o ceros28. Es la explicación de la forma como se determinan los tiempos de 15 minuto en una fórmula matemática a fin de determinar el bloque horario de cada actiidad y comprobar la presencia de dos o más actividades en cada uno de ellos. 28

92

Para prorratear las actividades marcadas por la persona encuestada en el horario Hj, se procedió como sigue: a) Calculamos el peso total de las actividades ejecutadas en el horario Hj. El peso total corresponde a la suma de los pesos relativos asignados a las actividades que se ejecutaron. Las que no se ejecutaron no contribuyen a la suma. b) Si el peso total calculado es mayor que cero (hay actividades que contribuyen a la suma anterior), se distribuyó el tiempo entre las actividades que contribuyen a la suma, en proporción igualitaria, en la razón entre el peso asignado a la actividad y el peso total calculado anteriormente. c) Si el peso total calculado en el punto 1 es cero (no hay actividades que contribuyan a la suma), se asignó tiempo cero a todas las actividades. Es importante distinguir entre “actividades realizadas” y “actividades que contribuyen a la suma” en el punto a). Naturalmente, si la actividad no se realiza en el horario, no contribuye a la suma. Sin embargo, puede ocurrir que la actividad se realice, pero el peso asignado sea cero. En tal caso, aún cuando ésta es una actividad realizada, no contribuye a la suma, y por lo tanto, como se indica en el punto b), tampoco recibirá una proporción de tiempo. Ahora bien, debe notarse que asignar un peso cero a una actividad equivale a eliminarla de la encuesta, lo que es consistente con el criterio aplicado en los puntos b) y c), de no asignarles tiempo. En el punto 1, el peso total de las actividades ejecutadas en el horario Hj es la suma: Peso Total = ∑ wi * M(i, j) En efecto, el peso de la actividad Ai es wi, y se contabiliza solo si se ejecutó en el horario Hj. Puede verse que esto es equivalente a calcular su peso dentro del horario Hj como el producto wi * M(i, j), ya que por definición M(i, j) vale 1 o 0 según se haya ejecutado o no la actividad. Si el peso total es mayor que cero, la proporción indicada en el punto 2 es la razón entre el peso individual y el total: Proporción para Ak = [ wk * M(k, j) / ∑ wi * M(i, j)] Y el tiempo prorrateado es: Tiempo para Ak = T(k, j) = D * [ wk * M(k, j) / ∑ wi * M(i, j)],

93

donde D es la duración del intervalo horario. Debe notarse que: a) T(k, j) = 0, si la actividad Ak no se ejecutó en el horario Hj, ya que M(k, j) = 0 en ese caso. b) T(k, j) = 0, si la actividad Ak tiene asignado peso cero, ya que wk = 0 en tal caso. c) T(k, j) = D, si hay solo una actividad ejecutada en el horario Hj, y con peso asignado mayor que cero. Es decir, si hay solo una actividad que contribuye a la suma. d) La suma de los tiempos prorrateados T(k, j) sobre todas las actividades Ak con peso mayor que cero, ejecutadas en un horario fijo Hj es D, la duración del intervalo, como esperábamos. e) La suma total de los tiempos prorrateados T(k, j) (suma sobre todos los horarios y todas las actividades) es menor o igual 24 horas, ya que la suma para cada horario fijo es su duración si hay actividades que contribuyen en ese horario, o cero, si no las hay. La suma por lo tanto, es menor o igual a la suma de todos los horarios, que por construcción de la encuesta, es 24 horas. Una vez que mediante este método hemos obtenido la distribución de tiempos por actividad en cada subdivisión horaria, se puede determinar el tiempo diario por actividad simplemente sumando los tiempos que le corresponden en cada horario. Si llamamos Ti al tiempo diario utilizado en la actividad Ai, resulta: Ti = ∑ T(i, j) donde la suma se hace sobre el índice j, es decir, recorre todos los horarios. Ahora, si designamos por Pi el precio por unidad de tiempo de la actividad Ai, el precio de esa actividad es Ti * Pi, y el precio total de las actividades es la suma sobre el conjunto de actividades, es decir: Precio Total = ∑ Ti * Pi, donde la suma se hace sobre el índice i (todas las actividades)

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IX. PRESENTACIÓN ENCUESTA

DE

RESULTADOS

DE

LA

1. Caracterización de la muestra: encuestado/a y hogar 1.1. Caracterización de la Muestra A continuación se presentan los principales datos que describen la muestra de este estudio. 1.1.1. Día de la semana en que se registró las actividades

Jefe/a de hogar

Lunes 178

Martes 204

Cuadro No 8 Miercoles Jueves 193 223

Viernes Sabado Domingo 263 258 215

La distribución del muestreo en los distintos días de la semana contempló la necesidad de realizar una cantidad de encuestas similar en cada día. Esta necesidad de representatividad fue lograda en un proporción aceptable a los requerimientos de este estudio. 1.1.2. Grupo Socio Económico del hogar del/la encuestado/a (% ponderado)

Grupo Socio Económico GSE ABC1 C2 C3 D E Total

Cuadro No 9 (Porcentaje Ponderado) 10,34 19,88 25,65 34,72 9,41 100

El Grupo Socio Económico de los hogares (GSE) de las personas encuestadas, reproduce, luego de la ponderación de datos, casi a la perfección la distribución poblacional de los GSE en el Gran Santiago. En efecto, esta es, abc1 7,5%, c2 13,2% c3 24,5%, d 40% e 10% no determinado 3,4%.29 29

Fuente:http://www.mapcity.cl/Download/NuevoGSE.pps#281,7,Situación actual Composición del GSE (País).

95

1.1.3. Educación del/la jefe o jefa de hogar (% ponderado)

Educación/Básica Educación Media Educación Técnica Superior Educación Universitaria No responde Total

ABC1 0,3% 6,4%

Cuadro No 10 C2 C3 1,2% 16,6% 21,7% 49,8%

D 34,7% 56,7%

E 53,4% 42,1%

6,4%

22%

20,5%

6,7%

3,5%

86,9%

54,8%

13,2%

1,9%

1,1%

0% 100%

0,4% 100%

0% 100%

0% 100%

0% 100%

La variable Educación del/la Jefe o Jefa de hogar, es una variable que se ha utilizado como notificación del GSE al cual pertenece la persona encuestada. En este sentido, podemos apreciar una clara correspondencia entre la educación del/la jefe o jefa de hogar y el GSE en el que han sido clasificados. Como hecho paradigmático podemos señalar que el 87% de los ABC1, tiene estudios universitarios (incluyendo postgrados). Por el contrario apreciamos que más de la mitad (53%) de los E, tiene como máximo Educación básica.30 Al igual que con la educación, se advierte una relación entre los diferentes tipos de ocupación del Jefe o Jefa de hogar y el GSE del hogar. En alto porcentaje (34%), en los hogares “E”, la ocupación del/la Jefe/a de Hogar se encuentra vinculada a oficios menores, porcentaje que disminuye a medida que se asciende en el GSE, siendo un tipo de oficio inexistente en los hogares ABC1.

Según el Censo de 1992, el 2,4% de la población de 5 años o más había aprobado la educación prebásica, en el 2002 esta cifra se eleva al 4,1%. En relación a la educación básica, estos resultados son: 50,3% para 1992 y 41,0% para 2002. La educación media presenta un incremento del 33,1% en 1992 al 36,0% en 2002. En tanto, la educación superior aumentó de un 9,0% al 16,0%. A pesar de estas cifras de aumento en la educación e instrucción, aun el casi el 25% del país, aun no termina su educación básica y media completa. Fuente: INE, Censo, 2002. 30

96

1.1.4. Comuna de residencia del entrevistado/a, representatividad del GSE (%ponderado) Cuadro No 11

NOTA: Esta tabla solo señala la predominancia de los GSE en las comunas y como eso fue trasladado al muestreo. Aún cuando la comuna de residencia no era una variable de muestreo, se realizó una selección muestral que diera cuenta de todo el Gran Santiago. Esta selección aleatoria dio como resultado el sorteo de manzanas de las 32 comunas de la Provincia de Santiago, una de la Provincia de Cordillera (Puente Alto) y una de la Provincia de Maipo (San Bernardo). Cuando asociamos las encuestas hechas en cada comuna a el GSE, existe correspondencia entre la comuna y el GSE, por ejemplo, el 67,1%, de ABC1 fue hecho en las comunas de Vitacura y/o Las Condes, lo mismo para los demás GSE. En términos concretos hubo representatividad de 32 comunas de las 34 que componen el Gran Santiago, solo Lo Barnechea y San Joaquín no quedaron expresadas en la muestra por implicancias operacionales, tales como: ninguna persona de las mencionadas comunas devolvió un cuadernillo correctamente lleno, se omitieron zonas por ser de difícil acceso, existencia de cordones industriales, dificultades de transporte, entre otras.

97

1.1.5. Sexo de la persona entrevistada (% sin ponderar) Cuadro No 12 Sexo ABC1 C2 C3 D Hombre 48,7 44,4 50,8 49,7 Mujer 51,3 55,6 49,2 50,3 Total 100% 100% 100% 100%

E 48,4 51,6 100%

L-J 49,0 51,0 100%

V-D 48,4 51,6 100%

A partir del porcentaje sin ponderar, se demuestra que muestralmente se consideró una proporcionada distribución por sexo. En este sentido, todas las variables muestrales fueron controladas, obteniendo como resultado una proporción de hombres y mujeres en cada GSE y por día de la semana altamente satisfactoria. 1.1.6. Edad del/la encuestado/a (% sin ponderar)

Cuadro No 13 C3 D E

Hombre

Mujer

L-J

16,7

16,5

17,4 15,8

17,8 21,3 21

21,8 20,5

19,7

20,1 20,1

19,2

19,4 21,3 21

18,2 20,3

19,4

19

21,1

23,4

21,8 17,5 19,8 23,3 19,7

22,4

20,1 22,1

22,4

23,8

23,7 22,2 21,3 20,7 22,8

22

23,4 21,2

100

100

100

100

100

Edad

Total

12 - 17 años 18 - 25 años 26 - 35 años 36 - 50 años 51 y más Total

16,6

ABC C2 1 15 17,2 17,8 16,8 16

20,1

18,5

19,9

100

100

100

100

V-D

20,8

100

La edad del/la encuestado/a se constituye en una variable más en la segmentación de la muestra, la que fue proporcional a las demás variables. Se puede apreciar claramente que se obtuvo muy similares tamaños muestrales según GSE, sexo y día de la semana.

98

1.2. Descripción de las Personas Encuestadas

1.2.1. Condición de actividad de las personas entrevistadas según sexo

Condición de Actividad

Cuadro No 14 Hombre %

Independiente Dependiente Servicio doméstico Familiar no remunerado/a No responde

Mujer %

36,2 63,4 0,3

34,8 56,2 7,7

0

0,3

0,1

1

De las personas entrevistadas, un 60% se encuentra activa/o, un 5,9% desocupada/o, un 22% inactiva/o, y en un 12,8% se encuentran solo dedicados/as a los quehaceres del hogar. De los hombres, la gran mayoría se encuentra en calidad de activo (72,4%) a diferencia de las mujeres, quienes solo en un 46,3% se encuentran activas. Interesante es observar cómo en los hombres solo un 0,2% se declara en condición de actividad “quehaceres del hogar”, a diferencia de las mujeres, cuya cifra alcanza un 25,4%.31

Según los últimos datos censales, la participación laboral femenina aumentó en 7,5 puntos porcentuales entre el censo de 1992 y el de 2002. En contraste, la participación laboral masculina se redujo, en el mismo lapso, en 1,5 puntos porcentuales. Considerando las variables de edad y sexo, el crecimiento relativo mayor de los últimos diez años se produjo en el segmento de mujeres entre 25 y 34 años; seguido por el tramo de edad de mujeres entre 45 y 54 años. Los hombres, contrariamente, redujeron su participación laboral para todos los tramos de edad a excepción del tramo entre 55 y 64 años, que aumentó ligeramente. Fuente: INE, Censo, 2002. 31

99

1.2.2. Ocupación de hombres y mujeres entrevistadas/os según GSE Cuadro No 15 Ocupación Independiente Dependiente Servicio doméstico Familiar remunerada/o No responde Total

no

ABC1 42,4% 56,3% 0,5%

C2 28,8% 69,2% 0,5%

C3 39,3% 57,7% 3%

D 34,9% 59,9% 4,7%

E 36,1% 57,2% 6,7%

0%

0,5%

0%

0%

0%

0,7% 100%

1% 100%

0% 100%

0,5% 100%

0% 100%

El mayor porcentaje de trabajadores/as independientes se sitúa en el GSE ABC1 (42,4%), concentrándose la/el trabajador/a dependiente en el GSE C2 (69,2%), y el/la trabajador/a de servicio doméstico principalmente en el GSE E (6,7%). La relación entre hombres y mujeres trabajadores/as independientes es muy similar con un 36,2% y un 34,8% respectivamente. Diferencia que comienza a ascender cuando nos situamos en trabajadoras/es dependientes, con un 63,4% para los hombres y un 56,2% en el caso de las mujeres. Brecha entre los sexos que asciende cuando observamos a trabajadores/as de servicio doméstico, donde solo un 0,3% de los hombres (1 persona) se clasifican en la mencionada ocupación, a diferencia de las mujeres, cuyo porcentaje asciende a un 7,7%. De las mujeres dedicadas al servicio doméstico, en su mayoría pertenecen al GSE E, disminuyendo a medida que se asciende en estrato socioeconómico.32

La mayoría de las mujeres ejecuta trabajos que la sociedad tradicionalmente ha considerado como propios de su sexo. Considerando aquellas ocupaciones en las que predomina la presencia masculina, se encuentra que el 15,5% del total de hombres ocupados están en la categoría oficiales, operarios y artesanos; el 11,5% en operadores de máquina, el 11,2% como técnicos y el 9,0% se desempeña como trabajadores de servicios. Por su parte, del total de mujeres ocupadas, un 16,5% se concentra en la categoría trabajadoras de servicios y en igual proporción como técnicas; 13,0% como 32

profesionales y 11,5% empleadas de oficina. Fuente: INE, Censo, 2002.

100

1.2.3. Tipo de trabajo de hombres y mujeres según GSE del/la entrevistado/a

Tipo de ABC1 Trabajo Permanente 84,6 De temporada 5,9 o estacional Ocasional o 7,4 eventual Por plazo o 2 tiempo determinado No sabe/No 0 responde Total 100%

C2

Cuadro No 16 C3 D

E

Hombre

Mujer

89,4 2,6

84,4 3,3

82,5 2,8

69,5 12,4

85,8 3,7

79,9 4,6

4,8

9,8

11,5

10,1

8,7

9,8

2,2

2,6

2,7

8

1,9

4,7

1

0

0,5

0

0

1

100%

100%

100%

100%

100%

100%

Los/as entrevistados/as mencionan en un 83,5% de los casos, que trabajan permanentemente y en un 16,1% no permanentemente. La permanencia y no permanencia del trabajo se mantiene relativamente estable en los estratos socioeconómicos, observándose una diferencia significativa en los GSE E, donde la permanencia del trabajo desciende a un 69,5%, aumentando a un 30,5% en los trabajos no permanentes.33 En relación con el trabajo “no permanente” y la diferencia entre los sexos al interior de cada GSE, es en los estratos socioeconómicos C2 y E donde se observa mayor proporción de mujeres en trabajos no permanentes, con un 18,2% y un 35,1% respectivamente, en comparación a un 2,7 % y un 27% de hombres en igual situación.

Entre los años 1992 y 2002 el sector terciario aumentó la ocupación en 43,1% mientras que el sector primario disminuyó en 20,5% y el secundario en un 1,1%. Los mayores aumentos en el sector terciario correspondieron a las ramas económicas inmobiliaria, empresarial y de alquiler, a la intermediación financiera, enseñanza y restaurantes y hoteles, las que en conjunto aumentaron la ocupación en 73,5%. Fuente: INE, Censo, 2002. 33

101

1.2.4. Jornada de trabajo de hombres y mujeres según GSE

Jornada de trabajo Una jornada completa Jornada parcial Esporádico o sin horario fijo No sabe/No responde Total

ABC1

C2

Cuadro No 17 C3 D

62,2

65,5

68,5

63,4

64,2

72,1

53,8

18,8

18

19,1

17

21

13,5

25,9

18,2

15,5

12,4

19,1

14,3

14,2

19,3

0,7

1

0,5

0,5

0,2

1

100%

100%

100%

100%

100%

100%

100%

E

Hombre

Mujer

Observando la jornada laboral, se desprende que en su mayoría los/as entrevistados/as manifiestan trabajar a jornada completa en un 65% de los casos, en un 16,2% señalan no tener un horario fijo o trabajar esporádicamente y en un 18,3% a jornada parcial. El mayor porcentaje de mujeres en trabajos esporádicos o sin horario fijo, se sitúan en los GSE C2 (24,3%), le siguen las mujeres GSE D (22,8%), las mujeres GSE ABC1 (21%), luego las mujeres GSE C3 (11,7%), y las GSE E (10,8%)34. En relación con los hombres e independientemente del GSE de pertenencia, en la mayoría de los casos la jornada laboral tiende a disminuir desde trabajos a jornada completa, pasando por jornada parcial, siendo en menor porcentaje su concentración en trabajos esporádicos o sin horario. Sin embargo, es importante mencionar, que en los hombres GSE ABC1 y E, existe una ascendencia aproximada a 6 puntos porcentuales en comparación con los trabajos a jornada parcial.

La fuerza de trabajo -considerando ambos sexos- creció en un 27,2% respecto a 1992. Al analizar su composición de sexo, se observa que el aumento porcentual de la fuerza de trabajo femenina respecto del censo de 1992 fue de un 50,1%, mientras que la de los hombres alcanzó al 17,6%. Fuente: INE, Censo 2002. 34

102

Entrevistado/a busca trabajo: Si No No responde TOTAL

%: 22,42% 73,58% 4% 100%

1.2.5. Motivos por los cuales el grupo de entrevistados/as no busca trabajo Solo el 22% de las personas que no trabajan buscaron trabajo durante los últimos dos meses. Particularmente, los que menos lo hicieron son: personas de hogares ABC1, personas entre 12 y 17 años y mayores de 60 años y mujeres. Ahora bien entre quienes no buscaron trabajo, las principales razones son por estudios (42,7%) y por los quehaceres del hogar (24%). Base = Quienes no trabajan remuneradamente (786) Cuadro No 18 Motivos por los cuales no busca trabajo Estudios 42,7 Quehaceres 24 Jubilado/a 7,9 No tiene con quien dejar las/os 5,9 niñas/os Otra Razón 19,4 TOTAL 100% 1.3. Características del Hogar 1.3.1. Tipo de hogar Cuadro No 19 Tipo de Hogar Nuclear Biparental Nuclear Monoparental Extenso Biparental Extenso Monoparental Compuesto Unipersonal Sin Núcleo Otro TOTAL

Porcentaje 47,7% 7,8% 24,7% 13,3% 1,5% 3,1% 0,4% 1,5% 100%

103

De acuerdo al tipo de hogar de los/as entrevistados/as, en su mayoría pertenecen a un hogar Nuclear Biparental (47,7%), le siguen en porcentajes menores los hogares Extensos Biparental (24,7%) y Extenso Monoparental (13,3%), luego el Nuclear Monoparental (7,8%), repartiéndose en pequeñas proporciones los demás tipos de hogares.35 1.3.2. Jefatura de hogar Cuadro No 20 Sexo Jefe/a de hogar Hombre Mujer No identifica TOTAL

Porcentaje 76,6% 23.0% 0,3% 100%

En su mayoría, las personas entrevistadas viven en un hogar con jefatura masculina (76,6%), y en menor proporción en un hogar con jefatura femenina (23%)36. Relación proporcional que se mantiene en los estratos socioeconómicos. Sin embargo, dentro del grupo mujeres, son las del GSE C2 quienes mayormente se declaran ser jefas de hogar (24,4%), y en menor porcentaje las mujeres GSE E (20,1%). Así como los hombres de los estratos socioeconómicos ABC1 y E declaran en mayor porcentaje la jefatura de hogar.37

El hogar nuclear -padre, madre e hijas/os- sigue siendo predominante (57,0%). Respecto a otros tipos, el censo de 2002 muestra la persistencia de un aumento de los hogares extenso, mientras que se produce un incremento gradual, aunque sistemático, del hogar unipersonal, de 8,3% en 1992 a 11,6% en 2002. Fuente: INE, Censo, 2002. 35

Sin desconocer los datos existentes, es importante visibilizar que el concepto de jefatura de hogar es asociado generalmente a un rol masculino, lo que puede incidir en las respuestas emitidas. Aún cuando se trabajó en la posibilidad de utilizar algún otro concepto, tal como distinguir “principal responsable económico” de “principal responsable de las labores del hogar”, desexualizando el concepto, esto era muy engorroso para el común de las personas. Frente a esta situación, y por efecto de gran cantidad de encuestas que utilizan el concepto de Jefe de hogar, se utilizó tal denominación pero se capacitó a los/as encuestadores/as para que resaltaran y explicitaran que el rol que se preguntaba como jefe/a de hogar podía ser ocupado por un hombre o una mujer. 36

Al analizar el comportamiento por área geográfica, se detecta que el porcentaje de mujeres jefas de hogar en el área urbana, experimentó una variación de un 59,1% respecto al censo de 1992. En el área rural persiste un alto porcentaje de hogares con jefatura masculina, que para el censo de 2002 alcanza al 78,1%. Fuente: INE, Censo, 2002. 37

104

1.3.3. Tamaño del Hogar: número de personas que viven en el hogar

GSE del Hogar ABC1 C2 C3 D E

Cuadro No 21 Número de Personas Promedio 4,02 4,03 4,26 4,25 4,86

Promedio general

4,2

El promedio total de personas por hogar alcanzó las 4,2 personas. Se advierten diferencias según su GSE, siendo los ABC1 los que menos integrantes presentan en su hogar con un promedio de 4 personas, por el contrario, las personas pertenecientes a hogares del GSE E señalan tener como promedio 4,9 personas.38 1.3.4. Existencia de personas dependientes en el hogar Se establece que el 8% de los hogares tiene personas dependientes, de ellos, en la gran mayoría (94,9%) el dependiente es solo una persona. De este 8% un 94,9% corresponde a una persona, un 4% con 2 personas dependientes y un 1% con 3 personas dependientes. 1.4. Características del Ciclo de Vida del Hogar39 1.4.1. Descripción del ciclo de vida del hogar Cuadro No 22 Ciclo de Vida Pareja Joven Pareja Adulta Pareja Etapa 1 Pareja Etapa 2 Pareja Etapa 3 Otro

Porcentaje 2,3% 7,5% 13,3% 14,0% 52,5% 10,3%

El tamaño medio de los hogares a nivel nacional es de 3,6 personas, cifra menor a la del 1992. En relación al área geográfica, se observa una disminución en dicho tamaño en ambas áreas. Así en la parte urbana, de 3,9 personas promedio por hogar en 1992, baja a 3,6 en 2002, y en la rural, de 3,9 pasa a 3,5. 38

Pareja (jefe/a + cónyuge) sin hijos/as Pareja (jefe/a + cónyuge) o jefe/a solo, con hijas/os Etapa I: hijo/a mayor con edad menor a 12 años Etapa II: hijo/a mayor con edad igual o mayor a 12 años y menor a 18 años Etapa III: hijo/a mayor con edad mayor o igual a 18 años y Jefe/a solo y sin hijas/os. 39

105

De acuerdo al Ciclo de vida de los hogares, en un alta proporción (52,5%) los hogares de los/as encuestados/as se encuentra en la Etapa 3 del ciclo de vida del hogar, le siguen hogares en Etapa 2 (14%) y en Etapa 1 (13,3%). En menor porcentaje se encuentran los hogares caracterizados por la existencia de una Pareja Adulta (7,5%), un/a Jefe/a solo adulto/a y sin hijas/os (7,4%), y en menores porcentajes las demás etapas del hogar. 1.4.2. Ciclo de vida del hogar según jefatura del hogar Cuadro No 23

Pareja Joven Pareja Adulta Pareja Etapa 1 Pareja Etapa 2 Pareja Etapa 3 Otro Total

Jefe Jefe hogar hogar Cónyuge Cónyuge hombre mujer hombre mujer 2,7% 1,1% 3,6% 3,2% 8,8% 3,5% 14,3% 10,0% 15,6% 6,3% 11,6% 17,3% 13,5% 16,0% 17,2% 14,8% 51,0% 57,9% 53,3% 54,5% 8,4% 15,2% 0,3% 100% 100% 100% 100%

Si bien la mayor concentración de hogares con jefatura femenina y masculina se encuentra en la Etapa 3 del ciclo de vida del hogar, siendo preponderante la jefatura masculina, es en la Etapa 3 donde la proporción de hogares con jefatura femenina (57,8%) es mayor que la masculina (51,1%), seguido de la Etapa 2 jefatura femenina (16,0%), jefatura masculina (13,5%)). En todas las demás etapas la jefatura masculina es preponderante. Interesante es visibilizar en qué tipo de hogar se concentra la jefatura femenina y masculina. La jefatura masculina se concentra principalmente en los hogares biparental extenso (85,1%), sin embargo, en la jefatura femenina, la concentración se distribuye entre los hogares nuclear monoparental (28,9%), extenso monoparental (26,4%) y en menor proporción en los hogares extenso biparental (23,4%). De esta forma, el 55,1% de las jefaturas femeninas corresponde a hogares monoparentales.

106

1.5. Presencia de Servicio Doméstico en el Hogar Cuadro No 24 Servicio Doméstico Sí, puertas adentro Si, puertas afuera todos los días de Lunes a Domingo Si, puertas afuera todos los días de Lunes a Viernes Si, puertas afuera algunos días a la semana Si, puertas afuera menos de una vez a la semana No tiene No responde

Porcentaje 2,3% 0,4% 4,7% 6,0% 1,3% 84,6% 0,7%

La gran mayoría de los hogares (84,6%) no tiene servicio doméstico. El servicio doméstico se concentra principalmente en los hogares de GSE ABC1 y C2, disminuyendo este servicio a medida que disminuye el GSE del hogar. En relación con el ciclo de vida del hogar, existe una mayor concentración del servicio puertas afuera en los hogares situados en Etapa 1 del Ciclo de vida (10,7%).

2. Distribución de responsabilidades en el hogar asociadas al trabajo doméstico no remunerado dentro del hogar A continuación se exponen los principales hallazgos que arroja el acápite del cuestionario “Distribución de Responsabilidades en el Hogar”40 y que permitió comprender la distribución de responsabilidades al interior de los hogares, en las actividades asociadas al trabajo doméstico no remunerado. En primer lugar, se indaga en las tendencias generales de la distribución de las responsabilidades según sexo, relación de parentesco y jefatura de hogar, para luego, conocer las propensiones más específicas que explican las diferencias en ciertas actividades, según sexo.

Se consideró como “principal responsable” a aquella persona, hombre o mujer, que asume con mayor frecuencia la producción de los servicios y vida doméstica del hogar. 40

107

2.1. Responsabilidad de Trabajo Doméstico no Remunerado dentro del Hogar Principal responsable del Trabajo doméstico no remunerado dentro del hogar, según sexo. Distribución porcentual

Actividades

Cuadro No 25 Hombre Mujer

Trabajo Doméstico No remunerado Dentro del Hogar

14,2%

No Total Brecha identifica Mujersexo Hombre 48,5% 37,2% 100% 34,3%

Quehaceres domésticos

18,5%

59,7%

21,8%

100%

41,2%

Cuidados Familiares

10,0%

37,3%

52,7%

100%

27,3%

En la mayoría de los hogares, las personas que asumen como principal responsable del Trabajo doméstico no remunerado dentro del hogar es en el 48,5% de los casos mujer y en un 14,2% hombre. Específicamente, tanto en los Quehaceres domésticos como en los Cuidados familiares, una persona mujer sigue constituyéndose en la principal responsable de cada una de estas actividades, existiendo una brecha significativamente mayor entre responsable mujer y responsable hombre en los Quehaceres domésticos, con una diferencia de 41,2 puntos porcentuales, y disminuyendo en los cuidados familiares a 27,3 puntos porcentuales.

Principal responsable del Trabajo Doméstico No remunerado dentro del hogar, según sexo del parentesco. Distribución porcentual Cuadro No 26 Parentesco según Trabajo Quehaceres sexo doméstico no domésticos remunerado dentro del hogar Jefe de hogar Hombre Jefe de hogar Mujer Cónyuge Hombre

Cuidados Familiares

11,2%

14,8%

7,7%

9,5%

12,6%

6,4%

0,9%

1,1%

0,7%

108

Cónyuge Mujer Otro parentesco o situación41 Total

30,1% 48,4%

37,5% 34,1%

22,6% 62,6%

100,0%

100,0%

100,0%

Cuadro No 27 Principal responsable del Trabajo Doméstico no Remunerado dentro del hogar, según Sexo de la Jefatura de Hogar. Distribución porcentual Trabajo Doméstico no remunerado dentro del hogar

Quehaceres Domésticos

Cuidados Familiares

Relación de Jefe de Jefa de Jefe de Jefa de Jefe de Jefa de parentesco Hogar Hogar Hogar Hogar Hogar Hogar con Jefe/a de hogar Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Jefe/a de hogar 10,1% 25,8% 19,3% 49,5% 10,1% 25,8% Cónyuge, pareja JH Otro parentesco o situación Total

30,2%

5,5%

49,8%

9,4%

30,2%

5,5%

59,7

68,7%

30,9%

41,1%

59,7

68,7

100,0%

100,0%

100,0%

100,0% 100,00% 100,00%

En relación específica al rol según la relación de parentesco con el/la jefa de hogar, el/la principal responsable del Trabajo Doméstico es un 30,1% de los casos asumida por una cónyuge mujer, así también es la cónyuge mujer la mayor responsable de las especificidades de los Quehaceres domésticos (37,5%) y los Cuidados Familiares (22,6%). La asignación un poco mayor de responsabilidad del hombre jefe de hogar (11,2%), en comparación con la mujer jefe de hogar (9,5%), no es significativa cuando observamos la distribución de responsabilidades en los hogares con jefatura masculina, donde en un 30,2% de los casos es asumida por el/la cónyuge; y en hogares con jefatura femenina, en un 25,8 % de los casos, la

Otro parentesco o situación incluye las siguientes categorías: Papá del/la Jefe de hogar; Mamá del/la Jefe de hogar; Hijo, hijastro del/la Jefe de hogar; Hija, hijastra del/la Jefe de hogar; Hermano del/la Jefe de hogar; Hermana del/la Jefe de hogar; Otro pariente hombre del Jefe de hogar; Otro pariente mujer del/la Jefe de hogar; No pariente hombre del/la Jefe de hogar; No pariente mujer del/la Jefe de hogar; Todos, nadie en especial; Nadie, se contrata; No se hace; No se reconoce el sexo del Jefe de hogar o Cónyuge; No sabe, no responde. 41

109

principal responsable del trabajo doméstico no remunerado es la jefa de hogar. Similar situación se da en los Quehaceres domésticos y Cuidados familiares.

110

En síntesis: En la mayoría de los hogares, la persona que asume la principal responsabilidad del Trabajo doméstico no remunerado dentro del hogar es mujer. La mayor brecha entre responsable mujer y responsable hombre se manifiesta en los Quehaceres domésticos, disminuyendo en los Cuidados familiares. Según relación de parentesco, es una mujer cónyuge la que asume como principal responsable del trabajo doméstico, así como los Quehaceres domésticos y Cuidados familiares. Así también en un hogar con jefatura masculina es la/el cónyuge la persona que asume la principal responsabilidad, así como en una jefatura femenina es asumida por ella misma la principal responsabilidad del Trabajo doméstico no remunerado.

2.2. Responsabilidad de Quehaceres domésticos y Cuidados familiares Principal responsable de actividades asociadas a Quehaceres domésticos y Cuidados familiares, según sexo. Distribución porcentual

Actividades asociadas a Quehaceres domésticos Proporcionar alimentación Realizar compras para el hogar, incluye traslado Proporcionar alojamiento Proporcionar vestimenta Actividades asociadas a Cuidados familiares

Proporcionar cuidado y educación Proporcionar cuidado en salud

Cuadro No 28 Hombre Mujer

No Total Brecha identifica Mujersexo Hombre 9,6% 72,1% 18,3% 100,0% 62,5% 25,6% 63,1% 11,3% 100,0% 37,5% 33,2% 36,9% 5,6% 66,6%

29,9% 100,0% 27,9% 100,0%

3,7% 61,0%

9,5% 35,3% 10,4% 39,4%

55,2% 50,2%

25,8% 29,0%

100% 100%

Al observar cómo en la especificidad de los Quehaceres domésticos y Cuidados familiares se distribuyen las responsabilidades, en un alto porcentaje la mujer sigue siendo la principal responsable en todos los ámbitos expuestos en la tabla anterior. Solo en el ámbito de Proporcionar alojamiento, la brecha entre los sexos es significativamente menor, existiendo solo 3,7 puntos porcentuales de diferencia. Por el contrario la mayor diferencia entre los sexos se produce en las actividades

111

relacionadas con Proporcionar alimentación y vestimenta, alcanzando esta distancia los 62 y los 61 puntos porcentuales, respectivamente.

112

Cuadro No 29 Principal responsable de las actividades asociadas a Quehaceres domésticos y Cuidados familiares, según sexo del parentesco Quehaceres domésticos Cuidados familiares Parentesco según sexo Proporcionar Realizar Proporcionar Proporcionar Proporcionar Proporcionar alimentación compras alojamiento vestimenta cuidado y cuidado en para el educación salud hogar, incluye traslado Jefe de hogar Hombre 6,1% 22,3% 27,0% 3,7% 6,7% 8,7% Jefe de hogar Mujer 12,0% 16,0% 10,0% 12,4% 5,3% 7,5% Cónyuge Hombre 1,2% 1,0% 1,3% 0,7% 0,7% 0,6% Cónyuge Mujer 46,0% 39,0% 20,6% 44,3% 20,9% 24,4% Otro parentesco o 34,7% 21,7% 41,1% 38,9% 66,4% 58,8% situación Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

113

Interesante es la tendencia observada según el sexo y relación de parentesco del/la principal responsable de las actividades Quehaceres domésticos y Cuidados familiares. En relación a los Quehaceres domésticos, y con excepción de Proporcionar alojamiento, en todos los otros grupos de actividades la persona que asume en mayor proporción la principal responsabilidad es la mujer cónyuge. Así también, es una mujer jefa de hogar quien asume en segundo término la responsabilidad de Proporcionar alimentación (12%) y Proporcionar vestimenta (12,4%). Por el contrario, es un hombre jefe de hogar quien asume en segunda proporción la responsabilidad de Realizar compras para el hogar (incluye traslado) y Proporcionar alojamiento (22,3% y 27% respectivamente). De acuerdo a las tendencias generales, es la mujer cónyuge quien asume como principal responsable de los cuidados familiares. Sin embargo, y aún cuando la diferencia es muy pequeña, es el hombre jefe de hogar quien asume en segunda proporción la principal responsabilidad de los cuidados familiares.

114

Cuadro No 30 Detalle de las principales actividades cuyo porcentaje de responsabilidad recae en el hombre jefe de hogar42 Quehaceres domésticos Proporcionar alojamiento

Realizar compras para el hogar, incluye traslado

Jefe de hogar Hombre Jefe de hogar Mujer Cónyuge Hombre Cónyuge Mujer Otro parentesco o situación

22,3% 16,0% 1,0% 39,0% 21,8%

Pagar cuentas, hacer trámites Manten er el vehículo , lavarlo Contrat ar y supervis ar servicio Jardine s en el ar, hogar cuidado y regado Aliment de acion, plantas limpieza y cuidado Construi de r, animale reparar, s manten er la vivienda

Realizar compra s para el hogar Hacer el aseo del hogar

Parentesco según sexo

6,2% 11,1% 1,1% 43,0% 38,6%

31,7% 15,4% 1,5% 29,5% 21,9%

29,2% 2,6% 1,1% 2,0% 65,1%

Cuidados Familiares Proporcionar cuidado y educación

Jefe de hogar

16,5% 12,5% 1,1% 31,7% 38,2%

14,7% 8,0% 0,9% 19,3% 57,1%

50,5% 7,7% 2,3% 4,1% 35,4%

Proporcionar cuidado en salud

Darle comida a los niños/ni Vestir, ñas asear, hacer dormir/d al Llevar espertar de lugar a estudios niños/as de o a Ir niños/as adolesc reunión o entes de adolesc apodera entes Llevar dos niños/as o adolesc Ayudar entes a a lugares estudiar recreati hacer o o de vos Hacer tareas deportea compañ niños/as s ía y jugar con adolesc cuidar niños/as entes a o mi deniños o adolesc hogar adultos entes Cuidar enfermo de mi persona shogar con socasion discapa ales en al Llevar cidad mi médico física hogar , o mentaln comprar fermos remedio crónicos s, y/o adultos mayore s

Parentesco según sexo

40,0% 12,7% 1,3% 14,7% 31,3%

2,4%

3,1%

6,0%

9,2%

10,7%

8,4%

9,7%

7,6%

1,1%

16,5%

La tabla que se presenta solo incluye aquellos grupos de actividades donde existe una segunda mayor presencia del hombre jefe de hogar como principal responsable, excluyéndose la actividades asociadas a Proporcionar alimentación y Proporcionar vestimenta, instancias donde cae el porcentaje por debajo de la mujer jefa de hogar (como segundo porcentaje significativo en la asunción de responsabilidad). 42

115

Hombre Jefe de hogar Mujer Cónyuge Hombre Cónyuge Mujer Otro parentesco o situación

4,4%

4,9%

3,7%

8,4%

5,1%

5,0%

6,0%

9,0%

2,2%

13,0%

0,6%

0,7%

0,8%

0,8%

0,7%

0,7%

0,7%

0,7%

0,0%

0,9%

22,5%

22,9%

15,7%

27,4%

16,8%

19,7%

22,5%

34,7%

4,7%

35,9%

70,1%

68,4%

73,8%

54,2%

66,7%

66,2%

61,1%

48,0%

92,0%

33,7%

116

La leve alza proporcional del hombre jefe de hogar por sobre la mujer jefa de hogar (segundo porcentaje significativo en la asunción como principal responsable) se explica principalmente por la asunción de mayor responsabilidad en las actividades específicas asociadas a Realizar comprar para el hogar y Proporcionar Alojamiento, tales como: Realizar compras para el hogar (incluye traslado); Pagar cuentas, hacer trámites (incluye traslado); Mantener el vehículo, lavarlo; Contratar y supervisar servicios en el hogar; Jardinear, cuidado y regado de plantas; Alimentación, limpieza y cuidado de animales; Construir, reparar y mantener la vivienda. Así también, en las actividades asociadas a Cuidados Familiares, su presencia se concentra en responsabilidades, tales como: Llevar al lugar de estudios a niños/as o adolescentes; Ir a reunión de apoderados; Llevar niños/as o adolescentes a lugares recreativos o de deportes; Ayudar a estudiar o hacer tareas a niños/as y adolescentes de mi hogar; Hacer compañía jugar con niños/as o adolescentes de mi hogar; Llevar al médico o comprar remedios.

117

Cuadro No 31 Principal responsable de las actividades asociadas a Quehaceres domésticos y Cuidados familiares, según Sexo de la Jefatura de Hogar

Proporcionar alimentación

Quehaceres domésticos Realizar Proporcionar compras para alojamiento la casa

Proporcionar vestimenta

Cuidados familiares Proporcionar Proporcionar cuidado cuidados y educación en salud Jefe de Hogar Mujer

Jefe de Hogar Hombre

Jefe de Hogar Mujer

Jefe de Hogar Hombre

Jefe de Hogar Mujer

Jefe de Hogar Hombre

Jefe de Hogar Mujer

Jefe de Hogar Hombre

Jefe de Hogar Mujer

Jefe de Hogar Hombre

Jefe de Hogar Mujer

Jefe de Hogar Hombre

Relación de parentesco con Jefe/a de hogar Jefe/a de 7,9% 48,5% 29,2% 61,8% 35,2% 39,3% 4,9% 48,3% 9,3% 20,9% 11,0% 30,8% hogar Cónyuge, 62,8% 10,5% 51,2% 10,8% 27,0% 9,3% 58,2% 6,9% 27,5% 5,3% 32,9% 5,8% pareja JH Otro 29,3% 41,0% 19,6% 27,4% 37,8% 51,4% 36,9% 44,8% 63,2% 73,8% 56,1% 63,4% parentesco o situación Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

118

La segunda mayor concentración de hombres en las actividades asociadas a Proporcionar alojamiento vuelve a ser evidente cuando se está en presencia de hogares con Jefatura masculina, donde él es el principal responsable. Sin embargo, su presencia se diluye en los otros significativos ámbitos mencionados anteriormente, tal como: Realizar compras para la casa; Proporcionar cuidado y educación; y Proporcionar cuidados en salud. Sin lugar a dudas, las actividades asociadas a Proporcionar alojamiento, responden principalmente a comportamientos asociadas por un lado al control de dinero, tal como: Realizar compras para el hogar (incluye traslado); Pagar cuentas, hacer trámites (incluye traslado); Contratar y supervisar servicios en el hogar; Mantener el vehículo, lavarlo; y por otro lado asociadas a actividades que requieren fuerza física, tal como: Construir, reparar y mantener la vivienda; es decir, responden al universo tradicional de lo masculino. Finalmente las actividades de Jardinear, cuidado y regado de plantas; y Alimentación, limpieza y cuidado de animales, se constituyen en actividades asociadas principalmente al universo de lo femenino y de incipiente inserción de los hombres (ello explica la aún pequeña brecha), en una muestra de un mayor involucramiento en este espacio. Probablemente, lo que explica la pequeña alza en las tablas de actividades anteriores y asociadas a cuidados familiares, responde al hecho de que la responsabilidad del hombre jefe de hogar o del hombre en términos generales en estas actividades es aún incipiente, por ser actividades asociadas generalmente al universo femenino, pero las cuales presentan la clara proyección a lo público, a lo tradicionalmente asociado a lo masculino, es decir se relacionan con la socialización requerida para que los/las miembros del hogar se inserten en lo público.

119

En la especificidad de los Quehaceres domésticos y Cuidados Familiares, es una mujer quien asume como principal responsable. La menor brecha entre responsable mujer y hombre se manifiesta en Proporcionar alojamiento, tendencia que se hace evidente según parentesco, donde es el jefe de hogar quien asume como principal responsable. Así también se evidencia una pequeña mayor asunción del jefe de hogar en ciertas actividades asociadas a Cuidados familiares. La mayoría de los varones se concentran en actividades relacionadas con Proporcionar alojamiento, que responden principalmente a comportamientos asociadas al control de dinero, es decir, a actividades que mantiene una estrecha relación con lo público, con el poder y universo tradicional de lo masculino. Por otro lado, pero en una menor concentración, existe cierta inserción en actividades asociadas al universo de lo femenino, lo cual si bien evidencia una paulatina asunción de otras responsabilidades al interior del hogar, aún son bastante satelitales respecto del grueso de actividades feminizadas dentro de lo quehaceres domésticos. Sin embargo se constituye en una muestra de un mayor involucramiento de los hombres en este espacio. Interesante es visibilizar las características que adquieren las responsabilidades masculinas, por sobre todo en aquellos espacios aún muy incipientes de inserción (y que se evidencian por la aún no muy evidente diferencia estadística) que marcan una tendencia que puede ser utilizada como una eficaz herramienta que permita la paulatina desestructuración de los roles tradicionales de género y un reparto más igualitario de las responsabilidades de trabajo doméstico no remunerado dentro del hogar.

120

IX. USO DEL ACTIVIDADES

TIEMPO

SEGÚN

CATEGORÍAS

DE

9.1 Distribución del Tiempo Según Categorías de Uso del Tiempo La forma en que las personas, hombres y mujeres, distribuyen su tiempo en la diversas actividades cotidianas, nos permite visualizar su participación en las diferentes actividades de trabajo doméstico no remunerado y en otras esferas de la vida diaria, de modo de acercarnos a conocer la distribución de la carga de trabajo –doméstico y total- existente, la distribución o reparto de roles y responsabilidades según sexo. De acuerdo a la clasificación construida, se han agrupado las actividades en cuatro categorías de tiempo gruesas, a saber: tiempo necesario, tiempo contratado, tiempo comprometido o confiado y tiempo libre. Más allá de su separación analítica cabe recordar que concebimos todas estas esferas de tiempo como profundamente imbricadas entre sí, de modo que la presencia o participación en las actividades de una de ellas determina, amplía o limita, las posibilidades de desarrollo en otras de las esferas, como podría ser el caso de la sobrecarga de responsabilidades para las mujeres en la esfera doméstica (tiempo comprometido). Los datos recogidos mediante la Encuesta de Uso del Tiempo en el Gran Santiago muestran la siguiente distribución del tiempo de las personas entre las diferentes categorías definidas: Gráfico No 2 % por tipo de tiempo (minutos promedio) Tiempo necesario 18,68 42,78 16,53 22,01

Tiempo contratado Tiempo comprometido Tiempo libre

Como muestra el gráfico, la mayor parte del tiempo diario de las personas se gasta en el tiempo necesario, es decir, en las actividades destinadas a satisfacer necesidades biológicas y de cuidado personal como dormir, comer o asearse, las que ocupan un 42,78% en promedio del tiempo diario de los/as entrevistados/as.

121

El resto del tiempo de las personas se distribuye entre el tiempo contratado, es decir, actividades de trabajo remunerado y capacitación, que ocupan un 22% en promedio; el tiempo libre, que ocupa un 18,68% del tiempo de un día promedio de las personas; y el tiempo comprometido, que incluye las actividades de trabajo doméstico no remunerado dentro y fuera del hogar y voluntariado, que ocupa el 16,5% del tiempo diario, en promedio. Ahora bien, la distribución de los tiempos de las personas entre las cuatro categorías consideradas varía significativamente si integramos la variable sexo al análisis. Como muestra la tabla siguiente, la proporción del tiempo destinado a cada uno de los ámbitos es significativa diferenciada entre hombres y mujeres.

Distribución del tiempo en categorías según sexo (minutos promedio y %) Cuadro No 32 Mujer Min. Promedio %

% Tiempo Comprometido Tiempo Contratado Tiempo Necesario Tiempo Libre Total

Hombre Min. Promedio

23,73

378,06

10,28

153,33

18,13

288,80

25,47

380,00

41,10 17,00 100,00

655,20 270,92 1592,97

43,80 20,50 100,0

653,50 305,28 1492,04

En el caso del tiempo necesario y tiempo libre no existen, a primera vista, diferencias significativas según sexo de los/as entrevistados/as. En el caso de los tiempos comprometido y contratado la tendencia al equilibrio se revierte y se vislumbran importantes diferencias entre mujeres y hombres. En el caso de las mujeres, ellas ocupan en promedio un 23,7% de su tiempo en actividades de tiempo comprometido, mientras que los hombres ocupan solo un 10,2% de su tiempo en este ámbito de actividades. Por el contrario, los varones ocupan un 25,4% en tiempo contratado, mientras que las mujeres ocupan un 18,5% en este ámbito. Lo anterior demuestra que aún persisten diferencias en la inserción de hombres y mujeres en estos ámbitos de la vida en función del sexo, manteniendo la mayor presencia de las mujeres en el ámbito de las labores domésticas y el cuidado, y de los hombres en la esfera del trabajo remunerado, dificultándose la participación de unas y otros en aquellos ámbitos que culturalmente no les están asignados.

122

Considerando la suma de los promedios de tiempo según categoría, vemos que el total de tiempo promedio diario ocupado por las mujeres en las diferentes actividades es mayor al de los hombres en aproximadamente 100 minutos. Es decir, las mujeres ocupan en suma más tiempo diario promedio que los hombres en las diferentes actividades, lo que puede relacionarse con la simultaneidad de actividades en ciertos ámbitos, especialmente en el tiempo comprometido donde la participación de las mujeres es mayor. Si la suma de los tiempos ocupados por los hombres son aproximadamente 1492 minutos – 24,86 horas- , las mujeres acumulan 1592,96 minutos promedio diarios ocupados en las diferentes categorías de tiempo – 26,54 horas- lo que muestra que las mujeres estarían realizando cerca de 1,5 horas más de actividades diarias en promedio, respecto de sus pares masculinos. En promedio las mujeres destinan 378 minutos diarios – 6,3 horas – a actividades de tiempo comprometido, es decir, al cuidado del hogar y la familia en el hogar propio u otros hogares y a actividades de voluntariado. Por su lado, los hombres destinan en promedio 153 minutos a estas mismas actividades - 2,5 horas-. En el ámbito del trabajo remunerado, educación y capacitación, los promedios de tiempo varían desde 288,8 minutos diarios para las mujeres – 4,8 horas- a 380 minutos diarios en promedio para los hombres – 6,3 horas-. Estas diferencias se diagraman en el siguiente gráfico: Gráfico No 3 Minutos promedio por tipo de tiempo por sexo 1600

minutos promedio

1400 1200 1000 800

Mujer Hombre

600 400 200 0

tpo tpo. contratado tpo. Necesario comprometido

tpo. Libre

Total

tipos tiempo

Cabe mencionar que estas tendencias no presentan mayores variaciones según estrato socioeconómico, edad, tipo de hogar ni ciclo de vida familiar.

123

En síntesis: Las actividades de tiempo necesario son las que ocupan mayor cantidad del tiempo promedio diario de las personas encuestadas. El tiempo necesario y tiempo libre no presentan grandes variaciones en función del género. Los ámbitos del tiempo contratado y tiempo comprometido si presentan importantes brechas en la distribución del tiempo según se trate de hombres o mujeres, por lo que constituyen campos donde se manifiestan las desigualdades de género.

9.2. El tiempo necesario: Actividades de Necesidades Fisiológicas y Cuidado Personal Como vimos más arriba, las actividades ligadas a satisfacción de necesidades fisiológicas y cuidado personal son las que ocupan mayor cantidad del tiempo cotidiano de las personas, sin diferencias importantes según sexo. En promedio los hombres destinan 655 minutos promedio diarios a dormir, comer y asearse, y las mujeres destinan 653 minutos a las mismas actividades –aproximadamente 11 horas en ambos casos. Gráfico No 4 Minutos promedio de tiempo necesario por sexo

HOMBRE 655,2

653,5

MUJER

Según las diferentes actividades que componen el tiempo necesario, vemos que tampoco existen diferencias importantes por sexo. La actividad predominante en este ámbito es dormir, que ocupa aproximadamente el 77% del tiempo necesario de hombres y mujeres. La actividad con menor relevancia en esta dimensión temporal es el aseo personal que ocupa aproximadamente un 6% del tiempo necesario de hombres y mujeres.

124

Cuadro No 33 Distribución de tiempo necesario en actividades según sexo (% y minutos promedio) Mujer

Hombre

TOTAL

Min. Min. Min. % Promedio % Promedio % Promedio 77,05 504,80 76,30 498,70 76,70 501,70 6,36 41,60 6,20 40,80 6,30 41,20 16,59 108,70 17,50 114,10 17,00 111,40

Dormir Aseo personal Comer Total Necesidades Fisiológicas y Cuidado Personal 100,00

655,20 100,00

653,50 100,00

654,30

En función del sexo del/la jefe/a de hogar y del/la cónyuge, estas tendencias no presentan mayores variaciones. La existencia de jefatura de hogar femenina o masculina no incidiría significativamente en un incremento o descenso del tiempo promedio dedicado por hombres y mujeres a las actividades ligadas a necesidades fisiológica y de cuidado personal. Cuadro No 34 Distribución de tiempo necesario según sexo del/la jefe/a de hogar y sexo del/la cónyuge (minutos promedio) Actividades

Sexo del Jefe de Hogar

Sexo del Cónyuge

Hay solo Jefe JH JH No Cónyuge Cónyuge de No Hombre Mujer identifica Hombre Mujer Hogar identifica Dormir Aseo Personal Comer

67,12 67,40

81,65

64,38

5,85

8,10

6,33

27,47 26,75

10,24

29,29

5,41

67,72 64,47 5,41

66,87

5,82

5,60

26,87 29,71

27,53

125

En síntesis: La cantidad de tiempo que hombres y mujeres destinan a las actividades de tiempo necesario es equitativa, tendencia que no varía significativamente según variables de segmentación.

9.3. El tiempo contratado: Trabajo Remunerado, Educación y Capacitación El acceso al trabajo, la educación y capacitación constituyen unos de los ámbitos más relevantes para el desarrollo de las personas actualmente. Es en estos espacios donde tienen lugar procesos de acumulación y activación de capital humano y social relevantes para las oportunidades de desarrollo de hombres y mujeres. Sin embargo, el análisis de la distribución de los tiempos asociados a este tipo de actividades demuestra que aún persisten importantes brechas entre los géneros. De acuerdo a los datos, el promedio de minutos diarios que los hombres destinan a actividades de trabajo remunerado, educación y capacitación es significativamente mayor que el que las mujeres ocupan en este mismo ámbito. Mientras los hombres ocupan en promedio 380 minutos diarios en trabajar, educarse o capacitarse, las mujeres ocupan 288 minutos de su tiempo en las mismas actividades, lo que significa una diferencia de 100 minutos a favor de los varones. Gráfico No 4 Minutos promedio de tiempo contratado por sexo

288,8

HOMBRE 380,0

MUJER

Considerando el grupo socioeconómico (GSE) vemos que en todos los estratos las mujeres presentan menor promedio de minutos de tiempo contratado respecto de los hombres, lo que muestra que la inserción diferencial en estas esferas es independiente del nivel social de los/as entrevistados/as. 126

127

Cuadro No 35 Tiempo contratado según GSE y sexo (minutos promedio y %)

ABC1 C2 C3 D E

HOMBRE

MUJER

MIN. PROMEDIO % 368,40 435,00 381,60 417,10 323,10

MIN. PROMEDIO % 259,80 306,20 301,40 256,00 253,90

58,64 58,69 55,87 61,18 56,00

41,36 41,31 44,13 38,03 44,00

En todos los estratos, las mujeres tienen menos tiempo contratado que los hombres. En el estrato E tanto hombres como mujeres se encuentran bajo el promedio por sexo, lo que puede asociarse a mayores dificultades de las personas de este sector socioeconómico para integrarse al sistema educativo y al mundo laboral. Gráfico No 5 Tiempo contratado según GSE y sexo Total

45 0 40 0 35 0 30 0 25 0 20 0 15 0 10 0 50 0

ABC1 HOMBRE

ABC1 MUJER

C2 HOMBRE

C2 MUJER

C3 HOMBRE

C3 MUJER D HOMBRE D MUJER

E HOMBRE E MUJER

De acuerdo al tramo etario de los/as entrevistados/as las diferencias se relativizan un poco en los tramos menores, pero de todas formas se mantiene la tendencia a una mayor participación masculina en el tiempo contratado.

128

Cuadro No 36 Tiempo contratado según edad y sexo (minutos promedio y distribución porcentual) HOMBRE Min. promedio 12 a 17 410,2 18 a 29 455,4 30 a 49 404,8 50 a 59 371,6 60 y más 291

MUJER

Min. % promedio 47,82 447,5 58,82 318,8 64,31 224,6 57,23 277,6 67,75 138,5

% 52,17 41,17 35,68 42,76 32,24

En el tramo más joven, 12 a 17 años, las mujeres superan a los hombres en proporción de tiempo comprometido, hecho que se puede atribuir a una mayor destinación de tiempo de las mujeres a estudiar. Probablemente se explica por una mayor equidad en el ingreso de mujeres y hombres al sistema escolar en los niveles primario y secundario. Sin embargo en los tramos siguientes se retoma la tendencia a la disminución del tiempo promedio dedicado a estas actividades por las mujeres. En el tramo de 18 a 29 años la brecha es significativa (16 puntos porcentuales) lo que puede relacionarse a una mayor dificultad de ingreso de las mujeres a los niveles superiores del sistema educativo y también a los problemas persistentes para el inicio de su vida laboral. Como muestra es en los tramos 30 a 49 y 60 y más donde las mujeres se alejan más del promedio de tiempo contratado. Esto puede relacionarse, en el primer caso, con la merma en la participación en educación y capacitación y con la incidencia del cuidado de hijos/as, dado que es una etapa que abarca aun parte importante de la edad reproductiva femenina. En el caso de los 60 años y más, la disminución en la participación puede deberse a que las mujeres se retiran antes que los hombres del mercado del trabajo; estos últimos también se ubican bajo el promedio de tiempo contratado en este tramo de edad.

129

Gráfico No 6 Tiempo contratado según edad y sexo (minutos promedio) Total

450 400 350 300 250 200 150 100 50 0

12-17 HOMBRE

12-17 MUJER

18-29 HOMBRE

18-29 30-49 MUJER HOMBRE

30-49 50-59 MUJER HOMBRE

50-59 MUJER

60 Y MçS 60 Y MçS HOMBRE MUJER

De acuerdo a las diferentes actividades que componen el tiempo contratado, el tiempo de hombres y mujeres se distribuye de la siguiente forma: Cuadro No 37 Distribución del tiempo en actividades de trabajo remunerado, educación y capacitación por sexo (minutos promedio y porcentaje) Actividades

Mujer Min. Promedio

Trasladarse Trabajar Buscar trabajo Estar en colegio, Universidad Estudiar Total Trabajo Remunerado Educación y Capacitación

Hombre Min. Promedio

%

55,4

%

32,9

11,4

14,6

145,80

50,50

260,70 68,60

4,80 61,30 44,10

1,70 21,20 15,30

15,50 4,10 39,90 10,50 8,40 2,20

288,80

100,0

380,0 100,0

Como muestra la tabla anterior las mujeres ocupan el 11,4% de su tiempo contratado en trasladarse hacia el lugar de trabajo o estudio; un 50% de este mismo tiempo en trabajar remuneradamente; un 1,7% en buscar trabajo; un 21% en estar en el colegio o universidad y un 15% en estudiar. Por su parte, los hombres distribuyen su tiempo contratado en un 14,6% en traslados; un 68,6% en trabajo remunerado; un 4% en búsqueda de trabajo; un 10,5% en estar en el lugar de estudios y un 2% en estudiar. Vemos aquí que aunque en hombres y mujeres

130

el tiempo contratado se concentra en el trabajo remunerado, en el caso de las mujeres es mayor su participación en el ámbito educativo y de estudios en general, mientras que para los hombres su presencia en este ámbito disminuye, concentrándose su tiempo en el trabajo remunerado como actividad contratada principal. 9.3.1. Trabajo Remunerado Como ya hemos visto, el examen de los tiempos dedicados por los hombres y las mujeres encuestados/as al trabajo remunerado muestra la persistencia de las barreras que determinan una inserción desigual en el mercado laboral en función del sexo de las personas. La brecha entre el tiempo promedio diario dedicado por mujeres y hombres al trabajo remunerado –incluyendo la búsqueda de trabajo y el trabajo propiamente tal- alcanza aproximadamente 120 minutos. Es decir, las mujeres ocupan en promedio 2 horas menos (aprox.) de su tiempo diario en trabajo remunerado que los hombres43. Gráfico No 7 Trabajo Remunerado por sexo (Minutos promedio)

300,00

276,25

250,00 200,00

150,56

150,00 100,00

HOMBRE MUJER

50,00 0,00 HOMBRE

MUJER

La brecha en la inserción laboral de las mujeres continúa siendo materia pendiente para nuestro país. Respecto de las actividades que integran la categoría “trabajo remunerado” el promedio de tiempo ocupado por las mujeres en estas actividades es siempre menor respecto de los hombres, tanto para aquellas que se encontraban buscando trabajo como aquellas que trabajaron a cambio de remuneración durante el eríodo de aplicación de la encuesta.

Cabe relativizar que, al ser un promedio, esta cifra incluye tanto a las mujeres que trabajan mucho más de 150 minutos diarios como a aquellas que trabajan menos que eso, por lo que constituye una tendencia general y no significa que todas las mujeres destinen esta cantidad de tiempo al trabajo remunerado. Al mismo tiempo, estas cifras presentan variaciones según se trate de días hábiles o fin de semana. 43

131

Cuadro No 38 Distribución del tiempo en actividades de trabajo remunerado por sexo (minutos promedio y distribución porcentual) Mujer Min. Promedio Trabajar Buscar trabajo Trabajo Remunerado

Hombre Min. Promedio

%

%

145,80

35,90

260,70

64,10

4,80

23,50

15,50

76,40

150,60

35,30

276,30

64,70

De acuerdo al estrato socioeconómico la tendencia a la menor participación de las mujeres en el trabajo remunerado se reitera en todos los casos. Donde la brecha alcanza su máxima amplitud es en estrato ABC1, lo que puede explicarse por la persistencia de patrones familiares y de género más conservadores y que no existe la necesidad de un segundo ingreso para asegurar la subsistencia del hogar, como si ocurre en los estratos medios y bajos. Cuadro No 39 Tiempo de Trabajo Remunerado según GSE y sexo (minutos promedio y distribución porcentual)

ABC1 C2 C3 D E

HOMBRE

MUJER

Min. Promedio % 225,90 290,50 254,50 309,90 239,20

Min. Promedio % 108,70 154,80 145,70 158,00 171,30

67,51 65,24 63,59 66,23 58,27

Total Min Promedio 32,49 34,76 36,41 33,77 41,73

100% 100% 100% 100% 100%

214

El tiempo que las mujeres dedican a trabajar remuneradamente se ubica bajo el promedio general de trabajo remunerado para todos los estratos socioeconómicos. Mientras que los hombres alcanzan y superan el promedio general de tiempo de trabajo remunerado en todos los casos.

132

Considerando la edad de los/as encuestados/as la diferencia entre el tiempo promedio de trabajo remunerado según sexo persiste en todos los tramos. Entre los/as más jóvenes, aunque la participación es muy pequeña dada su minoría de edad, de todas formas los hombres entre 12 a 17 años presentan una proporción mucho mayor de tiempo dedicado a trabajar remuneradamente que las mujeres de esa misma edad, lo que da cuenta de un sector de la población masculina que inicia tempranamente su vida laboral. Este hecho repercute en las posibilidades de desarrollo personal y educacional de los varones (y mujeres) y también obedece a imperativos de género que impulsan a los adolescentes a cumplir tempranamente con el rol de proveedores económicos en sus hogares. Respecto de los otros tramos, se observa que la brecha entre mujeres y hombres es más amplia entre los 18 a 29 años y luego desde los 60 años y más. Lo anterior puede suponer una mayor dificultad de las mujeres para iniciar la vida laboral, ya sea por estudios, o por la necesidad de cumplir con los roles asociados al trabajo reproductivo propios de esta edad. En los tramos intermedios la tendencia a una menor participación de las mujeres en el tiempo de trabajo remunerado se acorta –aunque no muy significativamente-, para luego ampliarse en el tramo 60 y más, probablemente debido al hecho de que las mujeres jubilan más temprano. Cuadro No 40 Tiempo de Trabajo Remunerado según Tramo Etario y Sexo (minutos promedio y distribución porcentual) HOMBRE Min. Promedio % 12 a 17 17,4 18 a 29 290,7 30 a 49 323,4 50 a 59 310,7 60 y más 241,4

74,68 66,54 63,75 56,79 66,36

MUJER Min. Promedio % 5,9 146,2 183,9 236,4 122,4

25,32 33,46 36,25 43,21 33,64

De acuerdo al sexo de la jefatura del hogar, vemos que en el caso de hogares con jefatura masculina y femenina el tiempo dedicado al trabajo remunerado es similar. Esto es relevante considerando que en los hogares donde las mujeres son jefas de hogar, generalmente son ellas también las principales responsables de las labores domésticas y de cuidado. En cambio en los hogares con jefatura masculina, existiría una cónyuge (u otra mujer) que se encarga de esas labores.

133

Gráfico No 8 Trabajo remunerado por sexo del jefe/a de hogar

206,57 213,55

JH Hombre JH Mujer

Cuadro No 41 Tiempo de trabajo remunerado según sexo del/la jefe/a de hogar (minutos promedio) Sexo del Jefe de Hogar JH JH No Hombre Mujer identifica Trabajar Remuneradamente Buscar trabajo Total Trabajo Remunerado

203,41 10,15

196,59 9,98

64,92 36,10

213,56

206,57

101,02

9.3.2 Educación y capacitación En el ámbito de la educación y capacitación se pidió a los/as entrevistados que registrasen el tiempo destinado durante un día a estar en algún recinto educativo, es decir, asistir a clases o cursos, exámenes, bibliotecas, etc. Y también a estudiar de forma independiente del lugar donde realizasen esta actividad. De esta forma, educación y capacitación se tratan en conjunto, sin distinguir expresamente entre una o la otra.

134

Cuadro No 42 Tiempo en actividades de educación y capacitación por sexo (minutos promedio y distribución porcentual) Hombre Min. Promedio % Estar en colegio, Universidad Estudiar Total Educación y Capacitación

Mujer Min. Promedio %

Total %

39,9 8,4

39,38 16,02

61,3 44,1

60,56 83,95

100% 100%

48,3

31,43

105,4

68,60

100%

De acuerdo a los datos se registra que las mujeres ocupan un mayor tiempo promedio diario en actividades educativas y de capacitación que los hombres. Mientras las mujeres ocupan cerca de 105 minutos promedio en estudiar o capacitarse –aproximadamente una hora y media-, los hombres dedican solo 48 minutos promedio –poco más de tres cuartos de hora- diariamente a estudio o capacitación. Cabe mencionar que, de todas formas, la brecha es más amplia en la actividad “estudiar” que estar en el colegio, universidad. Gráfico No 9 Distribución del tiempo en actividades de educación y capacitación por sexo

120,0 100,0 80,0 60,0 40,0

Hombre

20,0

Mujer

0,0

Estar en colegio, U

Estudiar

Total Educacion y Capacitacion

De acuerdo al estrato socioeconómico, las diferencias por sexo se mantienen a favor de las mujeres en todos los grupos. Es significativo considerar que, a pesar de la universalización de la cobertura educacional, las personas del estrato socioeconómico más desfavorecido económicamente siguen estando bajo el tiempo promedio que en general las personas dedican a estudiar o capacitarse, hecho que resulta preocupante ya que significa un déficit de capital humano y social necesario para salir de la vulnerabilidad económica. 135

Cuadro No 43 Minutos promedio en educación y capacitación por GSE y sexo HOMBRE

GSE ABC1 C2 C3 D E

MUJER

Min. Min. Promedio Promedio 95,5 115 77,5 116,7 76,7 118,2 49,1 69,2 40,2 54,5

Considerando la edad de los/as entrevistados/as, es evidente la concentración de estas actividades en los tramos menores (12 a 17 y 18 a 29 años) donde se desarrolla la vida escolar y universitaria. Luego la incidencia de estas actividades disminuye drásticamente, hasta casi desaparecer en el tramo 60 y más años. Cuadro No 44 Minutos promedio en educación y capacitación por tramo etario y sexo

Tramo de Edad 12 a 17 18 a 29 30 a 49 50 a 59 60 y mas

HOMBRE MUJER Min. Min. promedio promedio 344,9 393,8 100,1 123,2 20,7 15,6 21,4 13,8 7,4 4,5

En síntesis: Dentro del tiempo contratado vemos que existen brechas importantes entre el tiempo promedio ocupado por hombres y mujeres en actividades de este ámbito. En el caso del trabajo remunerado son las mujeres las que ocupan menor tiempo promedio en este tipo de actividades, lo que se relaciona con la persistencia de dificultades para su plena integración al mercado laboral. Sin embargo, ellas ganan terreno en las actividades de educación y capacitación, donde superan el tiempo promedio que sus pares masculinos dedican a este ámbito de actividades.

136

9.4. El Tiempo comprometido: Trabajo Doméstico no Remunerado y Voluntariado La categoría de tiempo comprometido involucra aquellas actividades que, no obstante involucrar trabajo – en tanto contribuyen a la satisfacción de necesidades de la sociedad y sus miembros-, no son realizados a cambio de remuneración. Hemos incluido en esta categoría tanto el trabajo doméstico que se realiza al interior de los hogares como las actividades de voluntariado y el trabajo que se realiza para otros hogares. Considerando el tiempo total que los/as entrevistados en la presente encuesta declararon en este tipo de actividades de acuerdo al sexo, se evidencia una importante diferencia en la cantidad de tiempo que hombres y mujeres dedican diariamente a este tipo de actividades. Como muestra el gráfico siguiente, mientras las mujeres dedican en promedio 378 minutos diarios -6,3 horas- a actividades de tiempo comprometido, los hombres dedican solo 153 minutos a estas mismas actividades – 2,5 horas-. En otros términos, las mujeres dedican más del doble de tiempo a actividades de trabajo doméstico no remunerado y voluntariado que los hombres. Gráfico No 9 Tiempo comprometido por sexo (minutos promedio) 153,32 Hombre Mujer 378,06

Ahora bien, los resultados de la encuesta muestran que, dentro de las actividades definidas como “tiempo comprometido”, son aquellas incluidas en el concepto “trabajo doméstico no remunerado” (TDNR) las que ocupan la mayor proporción de este tipo de tiempo, tanto en el caso de los hombres como de las mujeres. El 97% del tiempo comprometido de las mujeres y el 94% del tiempo comprometido de los hombres corresponde a actividades de trabajo doméstico no remunerado.

137

Cuadro No 45 Distribución del tiempo comprometido en subcategorías según sexo (minutos promedio y %)

Trabajo Doméstico No Remunerado (en el hogar propio) Cuidado a otras personas u hogares (TDNR fuera del hogar) Voluntariado Tiempo Comprometido

Mujer Min. Promedio

%

Hombre Min. Promedio

%

TOTAL Min. Promedio

366,76

97,01

144,43

94,20

255,27

5,68 5,62 378,06

1,50 1,49 100

4,96 3,93 153,32

3,23 2,57 100

5,32 4,78 265,36

Como muestra la tabla los minutos destinados por las mujeres al trabajo doméstico no remunerado superan con creces a los destinados por los hombres a las mismas labores. Mientras que en las áreas de trabajo doméstico extra hogar y voluntariado las horas dedicadas por unas y otros tienden a equipararse.

En síntesis: En el ámbito del Tiempo Comprometido existen marcadas diferencias entre los tiempos que hombres y mujeres dedican a este tipo de actividades. Estas brechas se explican especialmente por la participación diferencial en las actividades de Trabajo Doméstico No Remunerado (TDNR), categoría que concentra la mayor cantidad de tiempo en esta dimensión.

9.4.1. Trabajo Doméstico no Remunerado De acuerdo a los datos recogidos el promedio de tiempo que los hombres destinan a este tipo de actividades está muy por debajo del tiempo promedio que las mujeres dedican a las labores domésticas y de cuidado familiar. Mientras los hombres dedican cerca de 149 minutos promedio diarios a actividades de trabajo doméstico no remunerado – 2,5 horas-, las mujeres destinan más del doble de ese tiempo a este mismo ámbito de actividades. En promedio las mujeres ocupan 373 minutos diarios en actividades de trabajo doméstico no remunerado, es decir, aproximadamente 3,7 horas más que los hombres.

138

Gráfico No 10 Trabajo Doméstico no Remunerado por sexo. Minutos promedio.

148,81 Hombre

373,39

Mujer

Según el sexo del/la jefe/a de hogar, el tiempo promedio de trabajo doméstico no remunerado (en adelante TDNR) es prácticamente equivalente, lo que se relaciona con que la preponderancia de las mujeres en las labores de trabajo doméstico no remunerado es independiente del rol que estas cumplan en la familia (jefas, cónyuges, etc.). Cuadro No 46 Tiempo de trabajo doméstico no remunerado según sexo de la jefatura de hogar (minutos promedio) TOTAL TOTAL Quehaceres domésticos Cuidado infantil Cuidados en salud TDNR

Sexo del Jefe de Hogar JH No Hombre JH Mujer identifica

189,3

187,9

195,2

107,3

57,4 17,6 246,7

60,6 16,4 248,5

47,6 21,9 242,8

0,0 0,0 107,3

Considerando el grupo socioeconómico de los/as entrevistados/as, se observan variaciones significativas en el tiempo promedio de trabajo doméstico no remunerado ocupado por las mujeres de los diferentes estratos. Es así como en los estratos más altos (ABC1, C2) el promedio de TDNR es menor que en los estratos más bajos, siendo el estrato E el que presenta un promedio mayor de tiempo destinado a estas actividades.

139

Gráfico No 11 Tiempo de trabajo doméstico no remunerado según GSE y sexo (minutos promedio) Trabajo domestico no remunerado segun GSE y sexo. Minutos promedio 450 350

421,9

418,5

400 349,5

300

361,7 325,3 Mujer

250 200

Hombre

219,3

150

139,9

140

162,4

135

Total

100 50 0

ABC1

C2

C3

D

E

Lo anterior puede relacionarse con que los estratos más altos pueden procurarse apoyos, a través del mercado, para la realización de las labores propias del trabajo doméstico no remunerado, como el cuidado de los/as niños/as o la limpieza del hogar, lo que no ocurre en los estratos más bajos de la escala social. Una hipótesis común es que a medida que las mujeres se integran al mercado laboral tendería a disminuir el tiempo que dedican a labores domésticas y de cuidado familiar, delegando estas actividades en terceros/as (remuneradas/os o no). Sin embargo, los resultados de la presente encuesta muestran que el tiempo que destinan las mujeres al trabajo doméstico no remunerado no disminuye muy significativamente cuando éstas se integran al mundo laboral.

140

Cuadro No 47 Tiempo de trabajo doméstico no remunerado según situación laboral y sexo (minutos promedio) TRABAJA NO TRABAJA Remuneradamente Remuneradamente HOMBRE MUJER HOMBRE MUJER Quehaceres Domésticos Cuidado infantil Cuidado en salud TDNR

93,37 38,49 10,5 142,36

233,63 88,97 23,77 346,37

128,63 29,89 20,24 178,76

298,13 83,02 20,41 401,56

El promedio de tiempo destinado a TDNR de las mujeres que trabajan remuneradamente es de 346 minutos diarios -5,7 horas- aproximadamente 40 minutos menos que el promedio de tiempo de TDNR para las mujeres, y cerca de 60 minutos menos que el tiempo que destinan a estas labores las mujeres que no trabajan remuneradamente. Gráfico No 12 Tiempo de TDNR segun situacion laboral y sexo. Minutos promedio

500 400

346,37

300 200

401,56

142,36

178,76

Trabaja

No Trabaja

HOMBRE MUJER

100 0

Lo anterior pone de manifiesto la existencia de una importante sobrecarga de trabajo sobre las mujeres que, además de desempeñar labores remuneradas, deben hacerse cargo del trabajo de reproducción de la familia y sus miembros, sin que exista aún un reparto correspondiente entre hombres y mujeres. Esto último se manifiesta en el hecho de que aún aquellos hombres que se encuentran fuera del mercado laboral mantienen un tiempo promedio ocupado en labores domésticas y de cuidado familiar muy por debajo de las mujeres que trabajan o no trabajan remuneradamente.

141

Tomando en cuenta la participación de las/os individuos encuestados/as en las actividades clasificadas como trabajo doméstico no remunerado, se observa que mientras el 64% de los hombres declararon realizar alguna actividad de TDNR durante el período de la encuesta, este porcentaje asciende a 86,7% en el caso de las mujeres. La mayor participación de las mujeres en el ámbito de actividades de TDNR se contrapone, como vimos, a su menor presencia en el trabajo remunerado y la predominancia masculina en estas actividades. Cuadro No 48 Participación en trabajo remunerado y doméstico no remunerado por sexo. Distribución porcentual

Actividades Trabajo remunerado, educación y capacitación Trabajo doméstico no remunerado

Sexo del/la entrevistado/a Hombre Mujer 71,6 64,1

57,7 86,7

Del total de actividades de Trabajo Remunerado los hombres realizaron un 54% y las mujeres un 45%, distribución que se invierte en el caso de las actividades de Trabajo Doméstico No Remunerado, donde los hombres realizaron solo un 39% de los quehaceres domésticos y un 35% de los cuidados familiares, versus el 60% y 65% de las mujeres respectivamente. Cuadro No 49 Distribución porcentual en grupos de actividades entre los sexos Sexo del/la entrevistado/a Actividades hombre mujer Traslado asociado al trabajo y educación 53,3 46,7 Trabajo remunerado 54,9 45,1 Educación y capacitación 48,8 51,2 Quehaceres domésticos 39,9 60,1 Cuidados familiares 34,6 65,4

De acuerdo al nivel educacional de los/as entrevistadas/os se observan ciertas variaciones en el porcentaje de hombres y mujeres que declararon realizar alguna actividad de TDNR, no obstante se mantiene la tendencia de las mujeres a predominar significativamente sobre los hombres.

142

Cuadro No 50 Proporción de participación en actividades de TDNR por nivel educacional y sexo Hombre Mujer % % Participación Participación 22,86% 71,92% 58,36% 81,12% 64,71% 92,60% 67,88% 88,02% 75,05% 90,60%

Sin educación Primaria Secundaria Terciaria Universitaria

Si observamos las brechas entre la proporción de hombres y de mujeres que participaron de –al menos- alguna actividad de TDNR durante el estudio, se aparece que a medida que asciende el nivel educacional de los/as entrevistados/as la brecha se acorta. Entre las personas sin educación solo un 22% de los hombres declaro tiempo en actividades domésticas y de cuidado, lo que significa una diferencia de cerca de 50 puntos porcentuales respecto de las mujeres. En los niveles de instrucción terciaria y universitaria esta brecha se acorta significativamente, llegando a 20 y 15 puntos porcentuales respectivamente. Gráfico No 13 Proporcion de participacion en TDNR por educacion y sexo 92,60% 81,12% 58,36%

88,02%

90,60% 75,05%

71,92% 64,71%

67,88%

Hombre

Universitaria

Terciaria

Secundaria

Primaria

22,86%

Sin educacion

100,00% 90,00% 80,00% 70,00% 60,00% 50,00% 40,00% 30,00% 20,00% 10,00% 0,00%

Mujer

Especialmente en el nivel educacional universitario los hombres aparentemente demuestran una mayor participación en actividades de TDNR: un 75% de ellos declararon alguna de estas actividades. Lo anterior se podría relacionar con la incidencia de la educación, especialmente en los niveles superiores, en la 143

transformación de las pautas culturales de género tradicionales, posibilitando una mayor participación de los hombres en estos ámbitos. Para los fines de este estudio las actividades de trabajo doméstico no remunerado se agruparon en dos ámbitos generales: quehaceres domésticos y cuidados familiares. El primero de ellos incluye todas aquellas actividades destinadas abastecer a los miembros del hogar de alimentación, vestimenta y alojamiento. El segundo incluye las actividades destinadas al cuidado infantil y educación, y al cuidado en salud. Cuadro No 51 Distribución del tiempo en grupos de actividades de TDNR según sexo (minutos promedio y distribución porcentual) Mujer Min. Promedio % Quehaceres domésticos Cuidados familiares TDNR

268,71 72,2202811 104,68 69,7262373 373,39 71,5032555

Hombre Min. Promedio % 103,36 27,7797189 45,45 30,2737627 148,81 28,4967445

Como vemos la mayor cantidad de tiempo dentro del ámbito del TDNR es ocupada por actividades de quehaceres domésticos, tanto para hombres como para mujeres. Asimismo, la mayor brecha entre el tiempo destinado a estas actividades según género está en los quehaceres domésticos, donde las mujeres casi triplican el tiempo dedicado por los hombres a estas labores, mientras que en los cuidados familiares la brecha se acorta. Gráfico No 14 Tiempo en grupos de actividades de TDNR por sexo. Minutos promedio 373,39

400 300 200

268,71 103,36

100

104,68 45,45

148,81

0

quehaceres domesticos

Cuidados familiares Mujer

TDNR

Hombre

144

A continuación se presenta el examen de la distribución del tiempo en cada uno de estos ámbitos de actividades de trabajo doméstico no remunerado.

En síntesis: Las mujeres dedican más del doble de tiempo, en promedio, a las actividades de TDNR. Esta predominancia es independiente del sexo de la jefatura del hogar, el GSE, la edad y la situación ocupacional. No obstante existen algunas diferencias intra género femenino: las mujeres de los estratos sociales más bajos destinan mayor cantidad de minutos promedio diarios al TDNR. Se constata la existencia de una sobrecarga de trabajo (o doble jornada) en las mujeres que trabajan remuneradamente quienes no disminuyen significativamente su tiempo dedicado al TDNR a pesar de su inserción laboral. Las mujeres participan mayoritariamente en actividades de TDNR (86%), mientras que la participación masculina es menor en este ámbito (64%) y mayor en el del trabajo remunerado (71%). La brecha entre el promedio de tiempo de hombres y mujeres dedicado al TDNR se estrecha en los niveles educacionales superiores (terciario y universitario) Por último, dentro de los subgrupos de actividades, son los Quehaceres del Hogar los que concentran la mayor cantidad de minutos promedio diario en hombres y mujeres.

9.4.1. Quehaceres Domésticos Como vimos, el tiempo que en promedio destinan las mujeres a actividades de quehaceres domésticos está muy por sobre el que destinan los hombres a este tipo de labores. Gráfico No 15 Quehaceres Domesticos segun sexo. Minutos Promedio. 103,36

HOMBRE MUJER

268,71

145

De acuerdo al grupo socioeconómico se observan diferencias en el promedio de tiempo destinado por las mujeres a los quehaceres del hogar, no así en los hombres quienes mantienen una tendencia más o menos similar en todos los estratos. A medida que se desciende en la escala social el tiempo promedio de quehaceres del hogar se incrementa, siendo las mujeres del estrato E el que presenta un promedio mayor, con una diferencia significativa respecto del tiempo empleado por las mujeres del estrato ABC1 en las mismas actividades. Gráfico No 16 Tiempo de Quehaceres Domesticos por GSE y sexo 350

313,2

300 250

306,2 262,9

240,1

218,7

200 150 100

121,9

105,8

90,1

103,5

103,4

50 0

ABC1

C2

C3

HOMBRE

D

E

MUJER

Como se discutió más arriba, esto se puede explicar por el acceso a servicio doméstico u otra clase de apoyos para la realización de las labores domésticas, posibilidad mayor en los estratos sociales más altos. Otro dato es que la brecha entre la proporción de tiempo dedicado a quehaceres domésticos por hombres y mujeres es menor en el estrato ABC1 y C2, y se ensancha en los estratos inferiores.

146

Cuadro No 52 Tiempo en quehaceres domésticos por GSE y sexo (Minutos promedio y distribución porcentual)

ABC1 C2 C3 D E

HOMBRE MUJER Min. Min. Promedio % Promedio % 121,9 33,67 240,1 90,1 29,18 218,7 105,8 25,25 313,2 103,5 28,25 262,9 103,4 25,24 306,2

66,33 70,82 74,75 71,75 74,76

De acuerdo a la edad de los/as encuestados/as se constata una cierta disminución de las brechas de tiempo dedicado a labores domésticas por hombres y mujeres en los tramos menores (12 a 17 y 18 a 29 años), lo que podría interpretarse como un signo de cambio generacional en los patrones culturales tradicionales acerca de la asignación de los roles de género para hombres y mujeres. Cuadro No 53 Tiempo en quehaceres domésticos por edad y sexo (Minutos promedio y distribución porcentual) HOMBRE MUJER Min. Min. Promedio % Promedio % 12 a 17 41,9 42,15 57,5 18 a 29 78,2 30,11 181,5 30 a 49 111,6 24,33 347 50 a 59 116,5 23,93 370,3 60 y más 149,6 31,18 330,2

57,85 69,89 75,67 76,07 68,82

El ingreso de las mujeres al mundo laboral no ha significado necesariamente una desvinculación de éstas con las responsabilidades domésticas. Tal como demuestran los datos el tiempo promedio que dedican las mujeres que trabajan remuneradamente a los quehaceres domésticos está muy por sobre el tiempo que dedican a estas actividades los hombres que trabajan (233 minutos diarios de las mujeres v/s 93 minutos de los hombres). En el caso de las mujeres que no trabajan fuera del hogar, el tiempo que dedican a quehaceres del hogar es superior al promedio de tiempo general que las mujeres dedican a estas labores.

147

Gráfico No 17

Tiempo de Quehaceres Domésticos según situación laboral y sexo. Minutos promedio

300 250 200 150 100 50 0

HOMBRE MUJER

Trabaja remun. No Trabaja remun.

Si observamos la participación44 de los/as encuestadas/os en actividades de quehaceres domésticos el 58,4% de los hombres, y el 83,4% de las mujeres declaró la realización de alguna actividad de este tipo durante la encuesta. Desde otro ángulo, del total de actividades de quehaceres domésticos declaradas por los/as encuestados/as un 39,9% fue realizada por hombres y un 60,1% por mujeres.

Se refiere a la cantidad de hombres y mujeres que declaran haber realizado, aunque sea una vez, este tipo de actividades. 44

148

Gráfico No 18 Participación porcentual en el total de actividades de quehaceres domésticos según sexo

60,1 70 60 50 40 30 20 10 0

39,9

hombre

mujer

Considerando el nivel educacional de las/os encuestados/as se observa una tendencia similar a la del tiempo de TDNR general, donde a mayor nivel educacional menor distancia en la participación de hombres y mujeres en actividades de quehaceres domésticos. Cuadro No 54 Participación porcentual en actividades de Quehaceres Domésticos por nivel educacional y sexo

Sin educación Primaria Secundaria Terciaria Universitaria

Hombre Mujer 23% 72% 57% 78% 55% 90% 61% 84% 67% 87%

Interesa conocer en que ámbitos de actividades dentro de los quehaceres domésticos se concentran las mayores diferencias entre los tiempos dedicados por hombres y mujeres. Para facilitar el análisis y la valoración económica del tiempo destinado a los quehaceres domésticos se definieron cuatro sub-grupos de actividades en función de los bienes o servicios que se generan con cada tipo de actividad, tal como indica la tabla siguiente:

149

Cuadro No 55 Tiempo en sub grupos de actividades de quehaceres domésticos por sexo (minutos promedio y distribución porcentual) Hombre Min. Promedio % Proporcionar Alimentación Proporcionar Vestuario Proporcionar Alojamiento Realizar Compras

Mujer Min. Promedio %

Total %

24,93

19,17

105,12

80,83

100

5,13

9,35

49,75

90,65

100

42,04

35,56

76,19

64,44

100

31,29

45,40

37,63

54,60

100

Como muestran los datos, el tiempo dedicado a quehaceres domésticos se concentra en “proporcionar alojamiento” y “realizar compras” en el caso de los hombres, y en “proporcionar alojamiento” y “proporcionar alimentación” en el caso de las mujeres. En el subgrupo “proporcionar vestuario” se observa la mayor brecha entre el tiempo dedicado por hombres y mujeres a estas actividades. Por último, es en el ámbito de “realizar compras y gestiones” donde la brecha entre los tiempos según sexo se estrecha más significativamente.

150

Gráfico No 19

Actividades de quehaceres domésticos según sexo. Minutos promedio

120

105,12

100

76,19

80

49,75

60 40 20

42,04 31,29

24,93

37,63

Hombre Mujer

5,13

0

Desde otra óptica, del total de actividades de quehaceres domésticos recogidas en la encuesta los hombres realizaron el 28% y las mujeres un 71%. Mientras que en las actividades de compras y gestiones la participación de cada sexo alcanza un 41% de los hombres y el 59% de las mujeres. En las actividades destinadas a proporcionar alojamiento los hombres realizaron un 38% y las mujeres un 62%; y de las destinadas a proporcionar vestimenta a los/as miembros del hogar los hombres realizaron solo un 16% y las mujeres un 82% de éstas. Cuadro No 56 Distribución porcentual en grupos de actividades entre los sexos

Actividades Proporcionar alimentación Realizar compras para la casa, incluye traslado Proporcionar alojamiento Proporcionar vestimenta

Sexo del/la Total entrevistada/o hombre mujer 28,6 71,4 100 40,7 38,2 16,4

59,3 61,8 83,6

100 100 100

151

Interesa profundizar el análisis de aquellos ámbitos del las labores domésticas donde las brechas de género se ensanchan o estrechan. Claramente el proporcionar vestimenta está integrado por actividades culturalmente definidas como “femeninas” como lavar y planchar ropa y tejer o hacer costuras, por lo que la participación masculina en este ámbito está prácticamente negada. La mayor participación de los hombres en el ámbito proporcionar alojamiento se explica por un mayor tiempo dedicado por ellos a “construir y reparar la vivienda”, “lavar el vehículo” y “jardinear”, donde incluso superan o igualan el tiempo destinado por las mujeres. Estos ámbitos son reductos “masculinos” dentro del trabajo doméstico y las labores del hogar por lo que la participación de los hombres se posibilita en estas dimensiones. No ocurre así, por ejemplo, en el “aseo o limpieza” del hogar donde las mujeres superan con creces la presencia masculina. Cuadro No 57 Tiempo en actividades de Quehaceres Domésticos por sexo. Minutos promedio

Cocinar Servir comida, poner, recoger mesa Lavar, secar, guardar platos Proporcionar alimentación Lavar, tender, recoger, planchar ropa Tejer, costura para las/os miembros de mi casa Proporcionar vestimenta Hacer aseo de la casa Llamar, acompañar al/la maestro/a (dar instrucción a nana, por ejemplo) Limpiar, asear, lavar el vehículo Alimentación, limpieza y cuidado de animales Construir, reparar, mantener la vivienda Jardinería, cuidado, regado de plantas Proporcionar alojamiento Hacer compras para el hogar (incluye traslados) Pagar cuentas, hacer trámites Realizar compras y gestiones

Hombre 8,41 9,10 7,41 24,93 4,40

Mujer 44,07 31,02 30,01 105,12 41,45

0,73

8,29

5,13 13,67

49,75 51,11

0,4

1,7

2,95

0,52

5,74

9,51

10,73

3,71

8,53

9,62

42,04

76,19

21,39

26,54

9,89 31,29

11,08 37,63

152

Otro ámbito de las labores domésticas donde existe mayor equidad en la distribución del tiempo ocupado por hombres y mujeres es en la realización de compras y gestiones para el hogar. La presencia de los hombres en estas actividades puede relacionarse con su asociación al espacio público y el control del dinero. Vemos entonces que existe una sub división sexual del trabajo y los tiempos al interior del trabajo doméstico no remunerado, en este caso en el ámbito de los quehaceres del hogar, donde los hombres participan de ciertas actividades ad-hoc a los mandatos culturales sobre lo apropiado para ellos, y las mujeres continúan concentrándose en otros espacios de actividades que aun se encuentran asignados al polo femenino casi exclusivamente, como es el proporcionar alimentación y vestuario.

En síntesis: El tiempo que en promedio destinan las mujeres a actividades de quehaceres domésticos está muy por sobre el que destinan los hombres a este tipo de labores. En los niveles socioeconómicos más altos el promedio de tiempo en quehaceres domésticos de las mujeres tiende a disminuir. En los tramos etarios menores se observa una disminución de la brecha de tiempo dedicado a labores domésticas en hombres y mujeres, lo que puede asociarse un cambio generacional de los modelos culturales de género. El tiempo que las mujeres dedican a quehaceres domésticos se mantiene por sobre los hombres, independiente de que ellas desempeñen labores remuneradas. La participación de los hombres en actividades de quehaceres doméstico es también muy menor respecto de la de las mujeres. A mayor nivel educacional menor brecha en los tiempos de quehaceres domésticos según sexo. Se constata una división sexual del trabajo y el tiempo al interior de las actividades de quehaceres domésticos donde los hombres participan de ciertos reductos de actividades que les son “apropiadas”, mientras que las mujeres se encuentran casi exclusivamente a cargo de otras, culturalmente asignadas como “femeninas”.

153

9.4.2. Cuidados Familiares Las mujeres destinan en promedio 104 minutos al cuidado de la familia, incluyendo cuidado de niños/as, educación y salud. Los hombres en cambio ocupan solo 45 minutos diarios en promedio a estas mismas actividades. Lo anterior muestra que el cuidado de las/os miembros de la familia continua marcadamente siendo asignado a las mujeres, más allá de las transformaciones ocurridas en otros ámbitos de la vida social. Gráfico No 20 Tiempo en Cuidados Familiares según sexo. Minutos promedio 45,45 Hombre

Mujer

104,68

De acuerdo al estrato socioeconómico, el mayor tiempo promedio de Cuidados Familiares en las mujeres se concentra en el estrato E; mientras que en los hombres esto ocurre en el estrato ABC1. Paralelamente se produce un estrechamiento de la brecha entre el tiempo destinado por hombres y mujeres al cuidado familiar en los estratos más altos (ABC1 y C2) y una ampliación de esta distancia en los estratos inferiores, alcanzando su máxima amplitud en el estrato E. Cuadro No 58 Cuidados Familiares según GSE y sexo (minutos promedio y distribución porcentual)

ABC1 C2 C3 D E

HOMBRE MUJER Min. Min. Promedio % Promedio % 97,5 47,12 109,4 49,7 31,80 106,6 34,3 24,57 105,3 31,6 24,23 98,8 59 33,77 115,7

52,88 68,20 75,43 75,77 66,23

154

De acuerdo a la edad de los/as entrevistados/as, la mayor cantidad de minutos promedio en cuidado familiar se concentra en los tramos 18 a 29 y 30 a 49 años en el caso de las mujeres, lo que se relaciona con que precisamente estas son las etapas de la vida donde generalmente esta mas presente el cuidado de las/os hijos/as. En el caso de los hombres también existe una concentración mayor de tiempo entre los 30 y 49 años, probablemente por la misma razón que las mujeres aunque en un rango mucho menor. Es interesante observar que es precisamente en estos tramos de edad (18 a 29 y 30 a 49 años) donde la brecha entre el tiempo ocupado por mujeres y hombres en el cuidado de la familia es mayor, lo que significa que en estas etapas de la vida familiar donde se requiere de mayor trabajo de cuidado son las mujeres las que asumen esta mayor carga. Cuadro No 59 Cuidados Familiares según edad y sexo (minutos promedio y distribución porcentual) HOMBRE MUJER Min. Min. Promedio % Promedio % 12 a 17 años 12,4 40,13 18,5 18 a 29 años 31,7 23,52 103,1 30 a 49 años 60,8 26,08 172,3 50 a 59 años 46,1 40,30 68,3 60 y más años 46,6 48,34 49,8

59,87 76,48 73,92 59,70 51,66

No obstante los tiempos masculinos de cuidado familiar también tienden a aumentar en los tramos mayores (50 a 59 y 60 años y más) lo que podría asociarse con el abandono progresivo del mundo laboral que posibilitaría una mayor dedicación a los cuidados de la familia que, además, puede tornarse más necesarios en las etapas de vejez de la cónyuge. La desigual distribución de la carga de trabajo de cuidado familiar es asumida mayoritariamente por las mujeres, independiente de su situación laboral. Como muestra el gráfico siguiente, las mujeres que trabajan remuneradamente superan de forma significativa en tiempo promedio a la dedicación que los hombres en la misma condición hacen al trabajo de cuidado familiar. Asimismo, la brecha entre hombres y mujeres que trabajan remuneradamente es mayor que entre aquellos que no lo hacen. Existe, por tanto, una importante recarga de trabajo sobre las mujeres, que además de insertarse en el rol de proveedoras económicas de la familia (como ingresos únicos o no) continúan asumiendo la carga del cuidado de las/os hijos/as, la educación de las/os mismos/as y los cuidados en salud de los/as miembros del hogar.

155

Gráfico No 21 Tiempo en Cuidados Familiares segun situacion laboral y sexo. Minutos promedio. 109,9

120

100,4

100 80 60

44,3

48,4

Trabaja

No Trabaja

40 20 0

HOMBRE

MUJER

Tomando en cuenta la participación en las actividades de cuidado familiar, observamos que del total de cuidados familiares las mujeres se hacen cargo de un 65,4% y los hombres de un 34,6%. En los sub ámbitos las mujeres realizaron el 67,3% de las actividades de cuidado infantil y educación y el 65% de los cuidados en salud. Cabe notar que estas cifras corresponden a la presencia de hombres y mujeres en los grupos de actividades, por lo que no necesariamente reflejan el volumen del tiempo ocupado por unas y otras en estas actividades. Cuadro No 60 Distribución porcentual en grupos de actividades entre los sexos

Actividades Cuidados familiares Proporcionar cuidado y educación Proporcionar cuidado en salud

Sexo del/la entrevistada/o hombre mujer 34,6 65,4 32,7 34,8

67,3 65,2

De acuerdo al ciclo de vida del hogar, la participación en actividades de cuidados familiares en los hogares varía significativamente. En aquellos donde existen niños/as menores de 18 años (pareja etapa 1 y etapa 2) es donde se concentra la mayor presencia de estas actividades.

156

Gráfico No 22 Tiempo en cuidados familiares según ciclo de vida del hogar

23%

Otro

31%

Pareja Etapa 3

43%

Pareja Etapa 2

75%

Pareja Etapa 1 Pareja Adulta

22%

Pareja Joven

22%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

Considerando el nivel educacional de los/as entrevistados/as se observa que en el nivel universitario existe una participación más equilibrada entre hombres y mujeres en las actividades de cuidado familiar. La mayor instrucción, entonces, podría incidir en un reparto más equitativo de las labores de cuidado. Cuadro No 61 Participación en actividades de Cuidado Familiar según nivel educacional y sexo Hombre Mujer Sin educación 20% Primaria 19% 39% Secundaria 29% 57% Terciaria 23% 57% Universitaria 44% 46%

157

Los Cuidados familiares integran a su vez dos ámbitos de actividades: los cuidados infantiles y de educación, y los cuidados en salud. Es de interés conocer cómo se distribuyen los tiempos de hombres y mujeres en ambos tipos de actividades. Gráfico No 23

Tiempo en subcategorias de cuidados familiares por sexo. Minutos promedio. 100

82,2

80 60 40

32,2 13,3

20

21,9

0

cuidado infantil y educacion Hombre

cuidados en salud Mujer

Como muestra el gráfico anterior, la predominancia de las mujeres en los minutos promedio destinados a actividades de cuidado familiar se mantiene cuando se separan los ámbitos de cuidado infantil y educación y cuidado en salud. En el primero de ellos, las mujeres dedican 82 minutos diarios al cuidado infantil y educación de los/as hijos/as, mientras que los hombres solo destinan en promedio 32 minutos diarios, lo que significa más de dos veces del tiempo dedicado por las mujeres a estas labores. En los cuidados en salud, la diferencia es un tanto menor, con un promedio de 22 minutos diarios en el caso de las mujeres y 13 minutos en el de los hombres.

Consecuentemente la brecha entre el tiempo promedio destinado por hombres y mujeres es menor en el ámbito de cuidados de salud y mayor en el de cuidado infantil y educación.

158

Cuadro No 62 Tiempo en actividades de cuidado infantil y educación y cuidados en salud por sexo (minutos promedio y distribución porcentual) Hombre Min. Promedio % Cuidado infantil y educación Cuidados en salud

32,2 13,3

Mujer Min. Promedio % 28,15 37,78

82,2 21,9

71,85 62,22

De acuerdo al grupo socioeconómico se mantiene en el caso de los cuidados infantiles y educación la tendencia a un aumento – aunque leve- del tiempo promedio de ambos tipos de cuidado en el estrato E y un estrechamiento de la brecha inter géneros en el estrato ABC1. En los cuidados en salud, en cambio, los mayores tiempos promedio se concentran en los estratos superiores, especialmente el ABC1, siendo también menor la brecha entre el tiempo dedicado por los hombres y las mujeres de este estrato al cuidado en salud. Esta tendencia puede relacionarse con que resulta más difícil delegar en servicios remunerados el cuidado en salud, ya sea en caso de enfermedad eventual o crónica o en el caso del cuidado de personas dependientes.

159

Cuadro No 63 Tiempos de cuidado infantil y educación y cuidado en salud según GSE y sexo (minutos promedio y distribución porcentual)

ABC1 C2 C3 D E

Cuidado infantil y educación Cuidado en salud HOMBRE MUJER HOMBRE MUJER Min. Promedio % Min. Promedio % Min. Promedio % Min. Promedio % 72 47,94 78,20 52,06 25,50 44,97 31,20 55,03 41,4 34,97 77,00 65,03 8,30 21,84 29,70 78,16 20,8 20,04 83,00 79,96 13,40 37,64 22,20 62,36 20,7 20,08 82,40 79,92 10,80 39,56 16,50 60,44 40,7 28,87 100,30 71,13 18,30 54,30 15,40 45,70

De acuerdo a la edad de los/as entrevistados/as también se observan diferencias en la distribución del tiempo de los dos ámbitos de cuidados familiares estudiados. Mientras que el cuidado infantil y educación se concentra mayormente en los tramos asociados a la edad reproductiva de las mujeres (18 a 29 y 30 a 49 años), los cuidados en salud se incrementan en los tramos mayores, seguramente asociado a la mayor necesidad de atención en salud derivada de la vejez y sus consecuencias. Es precisamente en el tramo 60 y más (adultos/as mayores) donde la brecha entre hombres y mujeres se acorta mas significativamente.

160

Gráfico No 24 Tiempo de cuidado infantil y educación según edad y sexo Total 150

100

50

0

12-17 HOMBRE

12-17 MUJER

18-29 HOMBRE

18-29 MUJER

30-49 HOMBRE

30-49 MUJER

50-59 HOMBRE

50-59 MUJER

60 Y MÁS HOMBRE

60 Y MÁS MUJER

Gráfico No 25 Tiempo de cuidado en salud según edad y sexo 50

Total

40 30 20 10 0

12-17 HOMBRE

12-17 MUJER

18-29 HOMBRE

18-29 MUJER

30-49 HOMBRE

30-49 MUJER

50-59 HOMBRE

50-59 MUJER

60 Y MçS HOMBRE

60 Y MçS MUJER

161

Si examinamos la distribución de los tiempos promedio dedicados por hombres y mujeres al trabajo de cuidado infantil y de educación y en salud, podemos acercarnos a una mejor comprensión de las diferencias de género que hemos constatado en estos ámbitos. Cuadro No 64

Dar comida a niños/as Vestir, asear, hacer dormir a niñas/os-adolescentes Llevar al lugar de estudios a niñas/os adolescentes Llevar a niños/as-adolescentes a lugares recreativos o de deportes Ir a reunión de apoderados u otra actividad en el colegio Ayudar a estudiar a niñas/osadolescentes en mi casa Acompañar o jugar con niños/asadolescentes en mi casa Cuidado infantil y educación Cuidar a personas enfermas en mi casa Cuidar a personas con discapacidad física-mental, enfermas/os crónicos Llevar al médico, comprar remedios para personas de mi casa Cuidados en salud

Sexo del/la entrevistada/o. Minutos Promedio Hombre Mujer 4,8 22,6 3,7

16,4

2,2

6,8

4,1

3,7

1,2

3,9

4,1

11,2

12,1

18,2

32,2

82,8

4,8

9,0

3,1

5,0

5,4

7,9

13,3

21,9

Entre las actividades correspondientes al cuidado infantil y de educación, se observa que dentro del tiempo que los hombres dedican a estas actividades la mayor cantidad corresponde a la actividad “acompañar o jugar con niños/as o adolescentes”. Las mujeres por su parte concentran mayormente su tiempo en “dar comida” y “vestir”. Lo anterior refleja nuevamente una división sexual al interior del trabajo doméstico, en el ámbito de los cuidados a niños/as, donde los varones participan más de actividades lúdicas y de acompañamiento y las mujeres se hacen cargo de las actividades ligadas a las necesidades básicas de los/as niños/as como comer, vestirse, etc. Ello refleja que la participación de los hombres

162

en las labores ligadas a la paternidad se limita a ciertos ámbitos que significan una “ayuda” y no una actividad central en la reproducción biológica y social. Respecto de las actividades de educación de niños/as y adolescentes se observa que las mujeres destinan un tiempo mayor a apoyar el estudio o labores escolares de los/as hijos/as (u otros niñas/os del hogar) y también se encargan más frecuentemente de cumplir con la representación familiar en el espacio escolar, como es ir a reuniones de apoderados. Por último, en el ámbito de los cuidados en salud las mujeres presentan mayores tiempos promedio de dedicación a estas actividades en todos los casos. Ello, a pesar de que las diferencias con los promedios masculinos son menores que en el ámbito de cuidados familiares. Se observa una mayor brecha en aquellos cuidados en salud que tienen lugar al interior del espacio doméstico (cuidado a enfermas/os ocasionales, crónicos o personas dependientes) y una mayor equidad en la actividad “llevar al medio, comprar remedios”. Lo anterior puede relacionarse con una mayor compatibilidad de esta última actividad con la división tradicional de espacios entre géneros, donde las mujeres se hacen cargo de las labores en lo privado-domésticos y los hombres participan de aquello que, aunque tiene que ver con asuntos del hogar y sus miembros, ocurre más frecuentemente en el espacio público. Nuevamente vemos que la inserción masculina en las actividades de trabajo de cuidado en salud responde a una reproducción del sistema sexo-género dominante.

En síntesis: Las mujeres destinan el doble de minutos promedio a las actividades de Cuidado Familiar que los hombres. Entre las mujeres, los mayores promedios de tiempo de cuidado familiar se concentran en el estrato más bajo (E) y los menores en los estratos altos (ABC1 y C2). Asimismo la brecha entre el tiempo de cuidados familiares de hombres y mujeres se estrecha en los estratos superiores. Según edad, las mujeres en edad reproductiva destinan mayor tiempo a los cuidados familiares, mientras que en los hombres los promedios de tiempo dedicado a estas actividades suben en los tramos de edad mayores. Paradójicamente, es en los tramos que corresponden a la edad reproductiva de las mujeres donde la brecha entre géneros se amplía más, lo que muestra que aunque las necesidades de cuidado familiar aumentan, éstas no son repartidas equitativamente entre padre y madre. La predominancia de los tiempos promedio que las mujeres dedican al

163

cuidado familiar es independiente de si ellas trabajan remuneradamente o no, lo que muestra una sobrecarga de trabajo remunerado y no remunerado sobre ellas. La participación en actividades de cuidado familiar también se inclina hacia las mujeres. Según el ciclo de vida del hogar son los hogares con niños/as menores de 18 años los/as que presentan mayor tiempo promedio en estas actividades. Sobre el nivel educacional, a mayor instrucción se observa un reparto más equitativo de los tiempos dedicados a cuidados familiares entre hombres y mujeres. En las subcategorías de cuidado infantil y de educación y cuidado en salud se observa las mujeres también superan significativamente a los hombres en tiempos promedio dedicados, sin embargo, se evidencia un mayor equilibrio en las actividades de cuidado en salud que en los de cuidado infantil y educación. Dentro de cada uno de estos sub grupos de cuidados se evidencia una división sexual de las actividades entre aquellas más “apropiadas” para los hombres y mujeres, marcando de esta forma la distribución del tiempo de unos y otras en estas actividades.

9.2. Voluntariado y Trabajo Doméstico fuera del hogar Los otros ámbitos del tiempo comprometido los constituyen las actividades de voluntariado y el trabajo doméstico extra hogar. Consideramos para estudio como actividades voluntarias la participación en organizaciones sociales o comunitarias de diferente tipo sin recibir remuneración a cambio. El trabajo doméstico extra hogar consiste en las actividades de cuidado de otros hogares o personas fuera de mi hogar sin recibir remuneración a cambio. Como muestra el gráfico siguiente, las mujeres dedican un tiempo promedio levemente superior que el de los hombres a actividades de voluntariado y trabajo doméstico fuera del hogar. Siendo la diferencia más significativa en el caso del voluntariado.

164

Gráfico No 26

Voluntariado y Trabajo Doméstico extra hogar por sexo. Minutos promedio

5,62

7,00 6,00 5,00

4,96

5,68

3,93

4,00

Hombre

3,00

Mujer

2,00 1,00 0,00

Voluntariado

Trabajo Doméstico fuera del hogar

Las mujeres dedican en promedio 5,6 minutos diarios a actividades de voluntariado y trabajo doméstico fuera del hogar; los hombres dedican aproximadamente 3 minutos diarios al voluntariado y 4 minutos al trabajo doméstico en otros hogares, en promedio. De acuerdo a la edad, es interesante observar que los hombres presentan un mayor tiempo dedicado a actividades voluntarias en los tramos de edad menores, disminuyendo a medida que aumenta su edad. Las mujeres presentan la tendencia contraria: a mayor edad mayor tiempo dedicado al voluntariado.

165

Gráfico No 27

Voluntariado según edad y sexo. Minutos promedio 10 8 6 4

6,4 4,8

2

7,4

8 6

4,3

4,3 2

1,6

2,5

0 12 a 17

18 a 29

30 a 49

HOMBRE

50 a 59

60 y mas

MUJER

Por último, dentro de las actividades de trabajo doméstico fuera del hogar las mujeres destinan más minutos al cuidado a personas, y los hombres destinan más tiempo a la realización de labores domésticas, compras, pagos, trámites, etc. La división sexual del trabajo al interior del trabajo doméstico también se reproduce aquí, en las labores que hombres y mujeres realizan para apoyar a otros hogares. Cuadro No 65 Cuidado a personas Labores domésticas, compras, trámites Transporte Trabajo Doméstico extra hogar

Mujer Hombre 2,76 0,99 2,00 0,91

2,13 1,84

5,68

4,96

En síntesis: Las mujeres dedican un tiempo promedio levemente superior que el de los hombres actividades de voluntariado y trabajo doméstico fuera del hogar. Siendo la diferencia más significativa en el caso del voluntariado. Según edad, los hombres presentan mayor tiempo de voluntariado en edades menores y las mujeres, al contrario, aumentan este promedio en los tramos mayores.

166

9.1.6 Tiempo Libre Gráfico No 28

Tiempo libre según sexo. Minutos promedio

270,92

Hombre

305,28

Mujer

El promedio de tiempo libre declarado por los varones encuestados es levemente mayor que el declarado por las mujeres, sin embargo la diferencia no es significativa. En promedio las mujeres dedican 270 minutos diarios a actividades de tiempo libre y los hombres 305 minutos, lo que significa una diferencia de 30 minutos en promedio. En cuanto a las actividades consideradas, la diferencia más significativa según sexo se observa en la actividad “hacer vida social” donde los hombres dedican en promedio 78 minutos y las mujeres 58. Cuadro No 66 Actividades de tiempo libre según sexo (minutos promedio)

Descansar Ir a eventos, espectáculos o actividades culturales Hacer vida social (incluye traslados)

Mujer Hombre TOTAL 118,95 123,99 121,48 4,76

5,46

5,11

58,23

78,29

68,28

Cabe notar que, en el caso de las mujeres, el tiempo libre es directamente proporcional al estrato socioeconómico, es decir, mientras más alto el estrato mayor el promedio de tiempo libre que declaran las mujeres. Los hombres no presentan esta tendencia.

167

Gráfico No 29

Tiempo libre según GSE y sexo

400 350 300 250 200 150 100 50 0

HOMBRE MUJER

ABC1

C2

C3

D

E

En síntesis: Los hombres presentan un promedio de minutos diarios dedicados al tiempo libre levemente mayor que las mujeres, aunque no muy significativamente. La mayor diferencia a favor de los hombres es en las actividades de “vida social”. Entre las mujeres, a mayor estrato socioeconómico mayor tiempo libre. En el grupo socioeconómico E, se incrementa la brecha entre el tiempo libre entre hombres y mujeres.

X. INDICADORES DE TIEMPOS HOMBRES Y MUJERES SEGÚN ACTIVIDADES45

OCUPADOS POR CATEGORIAS DE

A continuación se presentan algunos indicadores que nos develan determinadas relaciones de género en cuanto al uso del tiempo de hombres y mujeres y su participación en el trabajo doméstico y el trabajo total. 45

Otros indicadores en anexo Nº6 de este informe.

168

10.1. Porcentaje diario de trabajo remunerado por sexo Se refiere al porcentaje del día que destinan en promedio hombres y mujeres a las actividades de Trabajo Remunerado46. De acuerdo a los resultados obtenidos los hombres destinan el 19% del día a trabajar remuneradamente, mientras que las mujeres destinan un 10% de su tiempo diario, en promedio, a trabajar a cambio de remuneración. Lo anterior se condice con una menor presencia de las mujeres en el mercado de trabajo pagado y una asignación mayor de responsabilidades en el espacio doméstico, como lo muestra el siguiente indicador.

10.2. Porcentaje diario de trabajo no remunerado por sexo Se refiere al porcentaje del día que, en promedio, hombres y mujeres ocupan en labores asociadas al Trabajo No Remunerado, según la clasificación de actividades utilizadas para este estudio, a saber, labores domésticas y de cuidados familiares realizados para el propio hogar, o en otros hogares, sin recibir pago a cambio. Mientras los hombres destinan cerca de un 11% de su tiempo diario a estas actividades, el porcentaje destinado por las mujeres al mismo ámbito de actividades es más del doble: 26%. En horas, mientras los hombres destinan aproximadamente 2,4 horas al trabajo no remunerado en el hogar, las mujeres destinan entre 6 y 7 horas diarias a las mismas labores. Este resultado reafirma la desigual distribución de las actividades al interior del hogar, donde las mujeres ocupan más de un cuarto de su tiempo diario en cuidar de la casa y de la familia, mientras que los hombres utilizan a penas un décimo del día en ellas.

10.3. Porcentaje diario de tiempo libre por sexo Indica el porcentaje de tiempo diario que mujeres y hombres destinan a actividades de ocio y recreación, consideradas en general en el acápite “tiempo libre”. Éste incluye actividades de descanso, vida social, asistencia a eventos y actividades sin especificar. Si bien los resultados indican un porcentaje similar entre hombres y mujeres, de todas formas se muestra un menor porcentaje de tiempo libre diario en las mujeres 46

Considera horas de trabajo efectivo y de búsqueda de trabajo.

169

(18%) respecto de los hombres (21%). Si bien esta diferencia no es categórica, puede asociarse a una mayor carga de trabajo asumida por las primeras en el hogar, precisamente el lugar donde la mayor parte de la gente hace uso de su tiempo libre. Cuadro No 67 Porcentaje del día (24 hrs.) destinado por hombres y mujeres según tipo de trabajo y tiempo libre

Trabajo Remunerado Trabajo No Remunerado Tiempo Libre

% del día destinado a la actividad Hombres Mujeres 19,18% 10,46% 10,75% 26,41% 21,20% 18,81%

10.4. Porcentaje diario de trabajo total por sexo Indica el porcentaje del día que hombres y mujeres destinan a actividades de trabajo remunerado y no remunerado, es decir, al trabajo global o total. Considera la suma del tiempo diario destinado a las actividades correspondientes a trabajo remunerado y a las de trabajo no remunerado. En este sentido, el tiempo restante es tiempo destinado a actividades vinculadas a necesidades fisiológicas y tiempo libre. Este indicador muestra una clara diferenciación en la distribución del tiempo entre hombres y mujeres respecto a la carga global de trabajo que, en promedio, se desarrolla a lo largo de un día. Así, los hombres destinan un 30% de su tiempo diario -es decir, 7,2 horas- en actividades de trabajo remunerado y no remunerado. Mientras que las mujeres destinan un 37% de su tiempo diario a algún tipo de trabajo, remunerado o no remunerado, lo que equivale a 8,8 horas diarias en promedio. Lo anterior reafirma el hecho de un reparto desigual de la carga de trabajo total según género. Carga que recae con mayor fuerza sobre las mujeres. Esto se explica porque ellas se encargan mayormente del trabajo no remunerado y, a la vez, han incrementado progresivamente su participación en el trabajo remunerado. Si entendemos el trabajo total como todo aquel que es necesario realizar para la mantención y reproducción de una sociedad, podemos afirmar que la mayor parte de la responsabilidad y esfuerzo para lograr este objetivo recae en las mujeres.

170

Cuadro No 68 Porcentaje del día destinado por hombres y mujeres a trabajar remunerada y no remuneradamente (trabajo total)

Trabajo Total Hombres Trabajo Total Mujeres

% día 29,93% 36,87%

Comparativamente, los datos muestran que las mujeres dedican en promedio más horas al trabajo no remunerado y al trabajo total que sus pares masculinos. Mientras que los hombres superan a las mujeres en el porcentaje de horas que dedican diariamente al trabajo remunerado, quedando por debajo de ellas en los otros dos ámbitos (no remunerado y total). El gráfico siguiente da cuenta de estas cifras:

171

Gráfico No 30

Porcentaje diario de trabajo remunerado, no remunerado y total por sexo 36,87%

40,00%

29,93% 26,41%

35,00% 30,00%

19,18%

25,00% 20,00%

10,46%

10,75%

Hombre Mujer

15,00% 10,00% 5,00% 0,00%

Trabajo Trabajo No Trabajo Total Remunerado Remunerado

10.5. Participación de los hombres y las mujeres en el trabajo remunerado Se refiere al total de horas destinadas por los hombres y por las mujeres a actividades de trabajo remunerado por sobre el total de horas de trabajo remunerado recogidas en este estudio. Para los hombres este indicador muestra que del total de horas dedicadas por las personas estudiadas a trabajar remuneradamente, los hombres se hacen cargo de un 65% (aprox.). Mientras que a las mujeres les corresponde solo un 35% del total de horas de trabajo remunerado. Esto reafirma lo dicho anteriormente respecto de la mayor participación masculina en este tipo de trabajo. Igualmente muestra una

172

correlación adecuada entre los resultados de este estudio y los datos oficiales. El siguiente gráfico ilustra esta situación: Gráfico No 31 Distribución del Tiempo de Trabajo Remunerado

35,28% 64,72%

hombres mujeres

10.6. Participación de los hombres y las mujeres en el trabajo no remunerado Se refiere al total de horas destinadas por los hombres y por las mujeres a actividades de trabajo no remunerado por sobre el total de horas de trabajo no remunerado recogidas en este estudio. Considerando las horas dedicadas por los hombres al trabajo no remunerado por sobre el total de horas de este tipo de trabajo, tenemos que los varones realizan un 29% del total de este trabajo. Para las mujeres, en cambio, este indicador es significativamente mayor. Del total de horas de trabajo no remunerado las mujeres realizan un 71%. Es decir, más de dos tercios del total de las horas dedicadas a actividades de trabajo no remunerado son realizadas por mujeres. La asignación de las responsabilidades del quehacer doméstico y familiar en las mujeres queda claramente demostrada a través de este indicador, siendo la diferencia en la participación respecto de los varones ún más significativa que en los indicadores para el trabajo remunerado.

173

Ello demuestra que es el espacio del hogar un ámbito especialmente reticente a la transformación de los roles de género tradicionales, culturalmente fundados. La participación por sexo en el total de horas de trabajo no remunerado se grafica a continuación: Gráfico No 32 Distribución del Trabajo No Remunerado

28,92% 71,08%

hombres mujeres

10.7. Tasa de doble jornada Se refiere a la relación entre el trabajo total de hombres y mujeres que perciben ingresos por su trabajo. Ésta nos ilustra respecto de la magnitud de la doble jornada que deben enfrentar las mujeres que participan del mercado del trabajo, al no dejar de asumir las responsabilidades de las tareas del hogar. Conforme los datos de la encuesta, esta tasa nos indica que estas mujeres dedican 1,33 veces más tiempo a trabajo total que los hombres que perciben ingreso por su trabajo.

XI. VALORIZACIÓN ECONÓMICA DEL TRABAJO NO REMUNERADO A fin de determinar el valor económico del tiempo utilizado en las diversas actividades comprendidas en el marco de este estudio, se valorizará el tiempo comprometido de las personas. De este tiempo se excluirá únicamente el voluntariado en organizaciones sociales, políticas y religiosas ya que se compone de un conjunto de actividades no valorables económicamente conforme el método

174

de tercera persona. Sin embargo, conservamos el trabajo voluntario que se realiza en otros hogares en labores domésticas y de cuidados, sin remuneración. La encuesta general arrojó que el 24% de las personas no realiza actividades de tiempo comprometido contra el 76% que si lo tiene. Gráfico No 33 Personas que realizan o no realizan trabajo doméstico no remunerado

No tiene 25% Tiene 75%

11.1. Tiempo Comprometido por GSE, Sexo y tramo de edad Si observamos la distribución en tiempos promedios totales, la distribución entre los diversos G.S.E. no presenta grandes diferencias entre un GSE y otro, destacando que el GSE E es quien más realiza este tipo de actividades en promedio. Cuadro No 69 TIEMPO COMPROMETIDO (Minutos promedio) Min.Prom. Hombre 240 Mujer 437 12-17 136 18-29 271 30 – 49 427 50 – 59 395 60 o más 348 ABC1 355 C2 314 C3 372

175

D E TOTAL

347 404 1.792

Dentro de los promedios totales de horas utilizadas en tiempo comprometido, el tiempo promedio que ocupan las mujeres es en un 82% superior al tiempo comprometido que ocupan los hombres. Sin embargo, en el promedio de tiempo contratado (trabajo y estudio), los hombres solo están sobre las mujeres en un 43%. En el tiempo comprometido la concentración de tiempo se verifica en el tramo de edad entre los 30 a 49 años, probablemente por estas vinculada esta edad al proceso de reproducción de la familia.

11.2. Actividades Principales y Secundarias Como se expuso en la metodología, en las cuentas satélites se utilizan las categorías de actividades principales y secundarias para ponderar tanto el tipo de actividad por importancia (cocinar, lavar platos), así como para asignarle valores a las actividades que se superponen en los mismos tramos horarios. Este estudio separa dichas actividades en principales y segundarias únicamente para efectos de tener una comparación con las cuentas satélites internacionales, vinculadas a los Sistemas de Cuentas Nacionales. Sin embargo, se ponderarán todas las actividades en igual proporción cuando se realizan paralelamente en una frecuencia de tiempo. De esta forma, se soluciona igualmente el problema de la doble valorización planteado. La ponderación en este trabajo, por tanto, consistió en distribuir igualitariamente las actividades que se realizan simultáneamente y se superponen unas con otras en el lapso de 15 minutos. Si hay una sola actividad, su peso será del 100%; si aparecen simultáneamente dos actividades, cada una pesa 50% y así en adelante.

11.3. Resultados de la Encuesta por Tipo de Actividad en Tiempo Comprometido La encuesta arroja una proporción similar en tiempos globales, es decir, los tiempos que se suman en actividades simultáneas y aquellos ponderados para las actividades simultáneas con el fin de no sobrepasar las 24 horas del día. De la cantidad de tiempo para las actividades del tiempo comprometido, las actividades principales ocupan alrededor del 60% contra un 40% de las secundarias en tiempos duplicados. En tiempos ponderados, las actividades principales ocupan sobre el 58% y las secundarias cercanas al 42%. Con lo cual no se incurre en

176

grandes errores al ponderar equitativamente las actividades principales y secundarias. Del total de actividades principales y secundarias (en tiempos duplicados), el 71% de las actividades del tiempo comprometido son realizadas por mujeres y el 29% por hombres Dentro de las actividades principales en tiempos duplicados y ponderados las mujeres concentran un 77% de las actividades principales y los hombres solo un 23%. Cuadro No 70 ACTIVIDADES PRINCIPALES POR SEXO (Tiempos Duplicados) Suma de Tiempos Activ. Principales Mujeres (Tiempos Duplicados)

Tiempo

%

201.063,59

77,63%

57.954,20

22,37%

Suma de Tiempos Activ. Principales Hombres (Tiempos Duplicados) TOTAL 259.017,79 100,00% ACTIVIDADES PRINCIPALES POR SEXO (T.Ponderado) Suma de Tiempos Activ. Principales Mujeres (Tiempo Ponderado) 154.516,72

76,42%

Suma de Tiempos Activ. Principales Hombres (Tiempo Ponderado) TOTAL ACTIVIDADES SECUNDARIAS POR SEXO Suma de Tiempos Activ. Secundarias Mujeres (T.Duplicados) Suma de Tiempos Activ. Secundarias Hombres (T.Duplicados) TOTAL ACTIVIDADES SECUNDARIAS

47.673,05 23,58% 202.189,77 100,00%

Tiempo

%

104.989,98

60,98%

67.176,98

39,02%

172.166,96 100,00% Tiempo %

177

POR SEXO Suma de Tiempos Activ. Secundarias Mujeres (T.Ponderado) Suma de Tiempos Activ. Secundarias Hombres (T.Ponderado) TOTAL

104.989,98

63,74%

59.722,54

36,26%

164.712,52 100,00% ACTIVIDADE TOTALES POR SEXO (T.Ponderados) Total Atividades Principales y Secundarias Mujeres 306.053,58

70,98%

125.131,18

29,02%

Total Atividades Principales y Secundarias Hombres TOTAL 431.184,75 100,00%

Similar es la situación con las actividades secundarias en tiempos duplicados y ponderados, donde las mujeres concentran 61% Y 64% de las actividades y los hombres 39% y un 36% respectivamente.

11.4. Estimaciones del PIB El PIB se estimó en base a los valores entregados por el Banco Central en base a pesos de 1996, actualizados a pesos del 2003 por la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago (USACH. 2007)47 y las estimaciones de crecimiento para el año 2007. Cuadro No 71 ESTIMACIONES DEL PIB PIB SERIE ANUAL (Mill.Pesos 2003) PIB PiB AÑOS Nacional Regional 2007(P) 63.039.687 30.069.931 Fuente: Banco Central, Universidad de Santiago y SERPLAC RM.

47

USACH 2007- Informe de Coyuntura, junio 2007.

178

En cuanto a las estimaciones del PIB para la Región Metropolitana, nos basamos en las estimaciones de la Secretaría Regional Ministerial de Planificación y Coordinación de la RM de Santiago y Banco Central en la que el PIB de la RM corresponde al 47,7% del PIB nacional. De esta manera, el PIB regional para el año 2007 corresponde a $30.069.931.- millones en pesos del 2003.

11.5. Estimaciones de Población Para este estudio, se estimó la población en base a las proyecciones de crecimiento demográfico del INE a junio del 2007. La población total para la Región Metropolitana mayores de 12 años es de 5.453.263 personas48. De esta forma se tiene que:

Hombres 2.619.051 48%

Cuadro No 72 Población Región Metropolitana Mujeres Total 2.834.212 5.453.263 52% 100%

11.6. Determinación del Sueldo Se calculará un sueldo único para determinar el valor económico del trabajo no remunerado, considerando el tiempo comprometido (excepto actividades asociadas al voluntariado en organizaciones sociales) en base a lo siguiente: a) Se utilizarán remuneraciones medias mensuales deflactadas a mayo del 2007 de dos grupos ocupacionales: 1) Trabajadores/as no calificados/as y 2) Trabajadoras/es de servicios personales y de protección49. Esto a fin de actualizar la información a mayo de 2007. b) En la encuesta se consideró separadamente, dentro de las actividades del tiempo comprometido, aquellas que corresponden al trabajo doméstico sin especialización y aquellas actividades que requieren algún grado de especialización, (vinculadas principalmente a cuidados de salud y educación para niños/as y ancianas/os, labores de construcción en la vivienda, labores de tejido, etc.)

48 49

INE Estimaciones de población Región Metropolitana por sexo y edad- Estadísticas Demográficas- www.ine.cl Remuneraciones y Costos Medios-INE 2006.

179

c) Las actividades que se consideraron como especializadas en nuestra encuesta son: Construir, reparar vivienda Ayudar a estudiar a niños/as y adolescentes en mi casa Cuidar a personas enfermas en mi casa Cuidar a personas con discapacidad física-mental, enfermas/os crónicos Tejer, costura para miembros del hogar Cuidar personas fuera de mi casa, no me pagan d) Se ponderarán dichos valores en base a la relación que arroja la encuesta entre tiempo especializado y tiempo comprometido, que nos señala que dentro del total del tiempo comprometido, un 12% corresponde actividades especializadas y un 88% a trabajo no calificado. De esta forma:  Remuneración media Mensual Trabajadores/as no calificados/as $ 186.916. Remuneración media Mensual Trabajadoras/es de Servicios Personales y protección: $ 255.134. Remuneración ponderada media mensual deflactada a Mayo 2007: $ 195.102. Este valor se divide, a su vez, por 4 semanas al mes, dando una remuneración semanal de $48.776. Este valor se divide a su vez en las 45 horas semanales de trabajo legal, dando un valor por hora de $1.084. Este valor hora, dividido en 60, nos da un valor por minuto de $ 18,1.-.

11.7. Resultados De La Valorización Económica Del Trabajo No Remunerado Si se consideran los minutos promedio diarios de trabajo comprometido (215,3 min.), tenemos que el valor diario por es de $ 3.889.-. Este valor, multiplicado por los 365 días del año, nos da un valor medio anual por persona de $ 1.419.630.Multiplicando, a su vez, este valor anual per cápita, por la población estimada por el INE para la Región Metropolitana, tenemos que el valor total del Trabajo Doméstico No Remunerado es de $ 7.741.617.- millones anuales. De esta forma,

180

Cuadro No 73

TOTAL TNR TNR MUJERES TNR HOMBRES

Valor (millones de pesos) $7.741.617 $5.347.645 $2.393.972

El valor total trabajo doméstico no remunerado de la Región Metropolitana alcanza a $7.741.617.- millones

De este, el 69% es aportado por las mujeres y el 31% por hombres. Cuadro No 74 RELACION TRABAJO NO REMUNERADO MUJERES Y HOMBRES SEXO Tiempos % Valores (Mill.$) Mujeres 239.899,87 69% 5.347.645 Hombres 107.395,58 31% 2.393.972 TOTAL 347.295,45 100% 7.741.617

Atendido estos valores, tenemos que el Trabajo Doméstico No Remuerdo representa un 25,8% del PIB Regional. De este, un 17,8% es aportado por las Mujeres y un 8% por los hombres.

11.8. Datos comparativos del P.I.B. y T.D.N.R El PIB de la Región Metropolitana de separa en tres grandes partidas, a saber, PIB Primario, que comprende fundamentalmente actividades extractivas (agropecuario, minería, Pesca), PIB secundario, que comprende actividades industriales y de manufactura (manufactura, electricidad, agua, construcción) , y PIB Terciario, que comprende es sector de Servicios (Comercio, Servicios, Administración Pública).

ACTIVIDAD Sector Primario

Cuadro No 75 % PIBRM

% VALORES TDNR/ACTIV (Mill.$) 181

Agropecuario-Silvícola Pesca Minería Total Sectores Primarios Sector Secundario Industria Manufacturera Electricidad, Gas, Agua Construcción Total Sectores Secundarios Sector Terciario Comercio restaurantes y Hoteles Transporte y Comunicaciones Servicios Financieros y Empresariales(1) Propiedad de Vivienda Servicios Personales (2) Administración Pública Total Sectores Terciarios PRODUCTO INTERNO BRUTORM

1,4% 0,0% 1,1% 2,5%

420.979 0 330.769 751.748

1839%

17,0% 1,6% 7,3% 25,9%

5.111.888 481.119 2.195.105 7.788.112

151% 1609% 353% 99%

15,5% 9,6%

4.660.839 2.886.713

166% 268%

21,8% 6.555.245 8,5% 2.555.944 12,7% 3.879.021 3,3% 992.308 71,4% 21.530.070

118% 303% 200% 780% 36%

100% 30.069.931

26%

2340% 1030%

Gráfico No 34

182

25.000.000 20.000.000 15.000.000 10.000.000 5.000.000 0 Serie1

Sector I

Sector II

Sector III

TDNR

751.748

7.788.112

21.530.070

7.741.617

Con estas cifras, podríamos adelantar en términos económicos, las siguientes afirmaciones: 1) Que tendríamos un PIB en la Región Metropolitana un 26% mayor que el actual, con una composición real de: Cuadro No 76 COMPOSICIÓN REAL PIB-R.M. Sector Primario 751.748 Sector Secundario 7.788.112 Sector Terciario 21.530.070 Trabajo No Remunerado 7.741.617 TOTAL 37.811.548

2,0% 20,6% 56,9% 20,5% 100,0%

Cuadro No 35

183

COMPOSICION REAL PIB-RM Trabajo No Remunerado; 20,5%

Sector Primario; 2,0%

Sector Secundario; 20,6%

Sector Terciario; 56,9%

2) El Trabajo Doméstico No remunerado equivale a todo lo que se produce en el Sector Secundario de la economía de la Región Metropolitana (Industria Manufacturera, Electricidad, Gas, Agua y Construcción) y 10 veces mayor que todo el Sector Primario de la economía de la R.M. 3) El Trabajo Doméstico No remunerado representa el doble de los Servicios Personales registrados en P.I.B. de la Región Metropolitana y es 8 veces mayor que la Administración Pública. 4) El Trabajo Doméstico No remunerado es un 18% superior a todos los Servicios Financieros y empresariales del Sector Terciario, los cuales, a su vez, representan un 22% de la partida más importante en la composición del PIB de la Región Metropolitana.

Por otra parte, podemos señalar que el valor del Trabajo Doméstico No Remunerado prácticamente equivale al registro total del Ítem Servicios Personales del PIB de la Región Metropolitana. De esta forma, el Trabajo Doméstico No remunerado equivale a todo lo que el estado y los particulares gastan en salud, educación y otros servicios.

184

XII. ALGUNAS CONCLUSIONES El tiempo de los seres humanos no es equiparable al tiempo del reloj. Algunos instantes pueden ser determinantes en la vida de una persona, y puede pasar largo tiempo sin transformaciones profundas en ella. Comprender este hecho muestra que, desde una perspectiva subjetiva o vivencial, la valoración del tiempo es altamente compleja. Ello, pues requiere considerar las características particulares de las personas y sus contextos específicos. Esta realidad no debe quedar ausente en estudios que, como este, pretenden valorar y evaluar el tiempo de las personas. Por razones metodológicas hemos de conformarnos con cuantificaciones lineales y homogéneas que, si bien carecen de las sutilezas y riquezas particulares, presentan una fotografía del uso del tiempo de hombres y mujeres en diferentes actividades que engloban la vida cotidiana. Este estudio nos muestra que la mayor parte del tiempo diario es dedicado a actividades de tiempo necesario, vinculado principalmente con dormir y otras actividades relacionadas con necesidades Fisiológicas. Pero, atendiendo al tiempo de vigilia, la mayor proporción de tiempo es dedicado al trabajo, sea este remunerado o no remunerado. En el caso del trabajo remunerado, éste es mayoritariamente realizado por los hombres, que destinan en promedio el 19% del día a ello. La participación de las mujeres en este espacio sigue siendo menor, destinando un 10% de su tiempo diario. Sin embargo, son las mujeres las que utilizan más tiempo en actividades de educación y estudio. A la inversa, en el trabajo doméstico no remunerado, son las mujeres las que dedican mayor tiempo a estas actividades, dedicándole un 26% del día. Los hombres, en cambio, dedican apenas un 11% del día a estas labores. Se constata igualmente la presencia de doble jornada, donde las mujeres que trabajan remuneradamente asumen igualmente una importante carga de trabajo domestico no remunerado. De esta forma, las mujeres que perciben ingresos por su trabajo dedican un 33% más de tiempo al trabajo total (trabajo remunerado +trabajo no remunerado) que los hombres. Ahora bien, en términos generales, son las mujeres las que más trabajan, dedicando al trabajo total un 36% del día. En cambio, los hombres dedican al trabajo total, algo menos del 30% del día. De esta forma, las mujeres trabajan un 23% más tiempo que los hombres.

185

De este trabajo, las mujeres dedican el 71,6% del tiempo al trabajo doméstico no remunerado. En cambio los hombres destinan solamente el 36% a este trabajo, concentrando el resto en el trabajo remunerado. Estas cifras, al igual que el resto de los datos que emanan de este estudio, viene a reafirmar consideraciones tradicionalmente levantadas desde la mirada de género. Entre ellas, el hecho de que la actividad familiar -a pesar de las transformaciones observadas en el mercado de trabajo, de la diversificación de tipos de familia, de los cuestionamientos y debates sobre las responsabilidades parentales, de la existencia de políticas públicas, y las incipientes medidas del sector empresarial sobre la conciliación entre vida familiar y vida laboral- sigue siendo principalmente femenina. En efecto, el análisis de responsabilidades del estudio nos muestra que en la mayoría de los hogares, la persona que asume la principal responsabilidad del Trabajo doméstico no remunerado dentro del hogar es mujer. La mayor brecha entre responsable mujer y responsable hombre se manifiesta en los Quehaceres domésticos, disminuyendo en los Cuidados familiares. En los hogares con jefatura masculina es la cónyuge la persona que asume la principal responsabilidad de las actividades de trabajo no remunerado. Igualmente, en los hogares con jefatura femenina, la principal responsabilidad del Trabajo doméstico no remunerado es asumida por ella. Con ello, si la mujer, además, quiere desempeñar algún empleo remunerado, tendrá probablemente que reducir su “ocio”, ya que no podrá renunciar a aquellas tareas que le son atribuidas en exclusiva responsabilidad. Si bien se promueve el acceso de las mujeres al mercado del trabajo, esto no les resta centralidad al tiempo que deben dedicar a la mantención de la existencia fisiológica y emocional de las personas a su cargo. Pero estas consideraciones no han de restarle importancia al trabajo doméstico no remunerado. En efecto, conforme este estudio, particularmente conservador en este aspecto, el valor económico del trabajo doméstico no remunerado representa para la Región Metropolitana de Santiago más de 7.500.000 millones de pesos. Esto equivale a cerca del 26% del Producto Interno Bruto de la Región. Para comprender la magnitud del Trabajo Doméstico No Remunerado, baste señalar que éste equivale a todo lo que se produce en el Sector Secundario de la economía de la Región Metropolitana (Industria Manufacturera, Electricidad, Gas, Agua y Construcción) y es 10 veces mayor que todo el Sector Primario de la economía de la R.M.; el Trabajo Doméstico No remunerado representa el doble de los Servicios Personales registrados en P.I.B. de la Región Metropolitana y es

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8 veces mayor que la Administración Pública y, finalmente, el Trabajo Doméstico No remunerado es un 18% superior a todos los Servicios Financieros y empresariales del Sector Terciario, los cuales, a su vez, representan un 22% de la partida más importante en la composición del PIB de la Región Metropolitana. Este valor es aportado, en un 69% por mujeres y en un 31% por hombres. El principal problema radica en que la estrecha relación de dependencia entre hogar y mercado es continuamente invisibilizada. El casi ausente reconocimiento de la importancia del trabajo doméstico como trabajo socialmente necesario para la producción económica, pasa a constituirse en un factor importante en la incidencia de desigualdades y discriminación según género. De ahí la importancia de considerar el trabajo no remunerado en el hogar como componente de la riqueza nacional que permanece excluido de los indicadores económicos, pero que es fundamental para el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Es necesario re-conceptualizar la noción de trabajo hacia una que permita hacer visibles estos aportes, dando cuenta de la realidad social, es decir, considerando como trabajo no solo el empleo sino toda actividad que contribuya a la supervivencia material de las personas y a su bienestar general. Finalmente, si bien este estudio no explora en las racionalidades económicas al interior de los hogares, la literatura consultada hace referencia a la presencia de racionalidades económicas vinculadas a la cooperación, las donaciones, etc. Sin embargo, el análisis de los datos observados, particularmente la concentración del trabajo doméstico en las mujeres y la presencia de doble jornada expresada anteriormente, hace presumir que la presencia de estas lógicas económicas no es tan extendida como se esperaría. En efecto, los resultados observados más bien parecen constatar que en el interior de las familias se producen y reproducen las mismas lógicas de dominación y discriminación de género que en otros espacios más visibles de la sociedad, como el mercado del trabajo remunerado. Desde una óptica de género, la familia es también –y principalmente- una unidad conformada en torno a estructuras jerárquicas y de poder, que otorgan determinados roles y atribuciones a sus miembros, especialmente en función de sus atributos sexuales, en cuanto institución patriarcal, pero también en función de otras características como la edad, el parentesco, etc. El poder es un componente central y estructurante de las relaciones al interior de la familia que permea todos los otros tipos de relaciones posibles de constituir en este espacio y sin cuya consideración y sin cuya consideración resulta imposible de explicar la concentración de ciertas labores y responsabilidades en unos/as u otros/as de sus miembros, como ocurre con aquellas propias del trabajo doméstico y de reproducción. Ello obliga a una sociedad que quiere avanzar en la construcción de relaciones justas y no discriminatorias, a la construcción de políticas públicas que tiendan a

187

permeabilizar las relaciones familiares de los valores democráticos, donde tanto hombres como mujeres encuentren espacios de desarrollo igualitarios, y al mismo tiempo permitan la visibilización y valoración del trabajo doméstico no remunerado y su aporte a la producción y reproducción de nuestra sociedad.

188

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195

XIII. ANEXOS Anexo Nº1 Algunos tipos de relaciones Económicas en la Sociedad -

Relaciones de intercambio Se reconocen como bienes o activos económicos solamente aquellos que son ofrecidos o demandados por algún precio, o sea, una mercancía, donde se reconocen tres tipos de sujetos económicos, los/as oferentes, las/os demandantes y los/as intermediarias/os como son los canales de distribución comercial. Estas relaciones se basan en la libre decisión de las/os sujetos económicos. Ejemplos de relaciones de intercambio son la compra de una camisa, el arriendo de una casa, la negociación colectiva y el contrato de trabajo50.

-

Relaciones de donación o traspaso Se habla de donaciones, como flujos unidireccionales en que un sujeto se presenta como donante y el/la otro/a como beneficiaria/o. Los bienes y servicios transferidos no asumen la forma de mercancías, sino de regalos, o dones. Los bienes y servicios transferidos no tienen precio, son gratuitos.51

-

Relaciones de reciprocidad o compensación Estos flujos de bienes económicos no contienen una equivalencia entre los valores que circulan en ambas direcciones. Tampoco las transferencias se realizan simultáneamente, sino que se encuentran separadas en el tiempo, como si fueran dos flujos diferentes que, sin embargo, no lo son. Un ejemplo es el intercambio de regalos en ocasión de los respectivos cumpleaños; invitaciones recíprocas a cenar. Cuando la/el proveedor/a de un supermercado invita a un evento al/la jefe/a de compras del supermercado, realiza una transferencia de bienes con la esperanza que en futuro, mejorarán sus ventas con esa/e clienta/e. Esto no se califica como una negociación abierta. Lo

Este cálculo es el que se refleja principalmente en la Cuentas Nacionales de los países. Sus límites están fijados internacionalmente por acuerdos y normados para posibilitar su comparabilidad internacional. En términos macroeconómicos, la producción de un país en el año se llama PIB o Valor Agregado. Es un flujo anual de bienes y servicios. Es una medida de todo lo que se produce, menos lo que se gasta para producir (materiales). 50

El acto de donar se vincula a los objetivos que tenga el/la donante para efectuar una transferencia gratuita y establecer una relación con la/el beneficiario/a. Se puede decir que existen, resumidamente, las “donaciones gratuitas” en las que el objetivo del/la donante no es otra cosa que el bienestar del/la beneficiario/a y “donaciones motivadas” por algún objetivo del/la donante u otros intereses, sean subjetivos u objetivos, morales o materiales. Pero, aunque las donaciones tengan connotaciones éticas diferentes, desde la óptica económica encontramos sujetos económicos de donante y beneficiario, con la misma forma de activo como regalo en un mismo sentido económico. 51

196

mismo sucede con un regalo de cumpleaños. Es una relación intermedia entre las de intercambios y las donaciones. -

Relaciones de cooperación Se trata de la asociación voluntaria de personas independientes, con la explícita intención de realizar conjuntamente determinadas actividades económicas y cuyos beneficios serán distribuidos equitativamente entre todas/os sus miembros, que comparten determinados valores éticos como la comunidad, el trabajo conjunto, la ayuda recíproca y la solidaridad.

-

Relaciones de tributación y asignación jerárquica Se presenta como un deber, un requisito de pertenencia a la sociedad. Estos flujos son unidireccionales pero presentan una contrapartida en flujos que transitan en sentido inverso como presupuestos de la nación, cuando se verifican a nivel de Estado, normalmente comprendidas como política fiscal. Ejemplo de estas relaciones son el pago impuestos; la cancelación de derechos y patentes; las contribuciones que se hacen por la posesión de bienes raíces y del patrimonio; el servicio militar y otras formas de trabajo y servicio social obligatorio, etc.; constituyen diferentes modalidades de tributación, pero representan un flujo de activos que se transfieren y sobre los cuales pierden poder desicional directo.

-

Relaciones de incidencia redistributiva Existe un tipo de flujos y relaciones económicas menos observable y cuantificable, pero no por eso menos real ni de menor importancia. Las denominamos relaciones de incidencia redistributiva, o simplemente incidencias, y se caracterizan por el hecho que el/la sujeto manifiesto/a de la actividad económica que determina el flujo es uno/a solo/a, mientras que como resultado de su actividad se verifican transferencias económicas entre terceras/os. Ejemplos de este tipo de relaciones encontramos en la intervención activa de los estados en la fijación de precios, en los acuerdos de incremento de los combustibles, fijación de aranceles, tasas de interés, de impuestos diferenciados, etc. Los cambios en este tipo de decisiones implica el movimiento de flujos económicos de unos miembros de la sociedad hacia otros. La inflación es una de las manifestaciones más claras de este tipo de transferencias.

-

Otras relaciones económicas menores Es el caso de las recompensas, gratificaciones, chantajes, robos, sorteos y concursos varios, que implican siempre transferencias de riqueza de unos/as sujetos económicos hacia otras/os, conforme a procedimientos que pueden ser formales o informales, jurídica y moralmente legítimos o ilegítimos.

197

Anexo Nº2 Esquema de la Economía con Cuentas Nacionales y la Cuenta Satélite Para ilustrar cómo sería un panorama de la economía considerando las Cuentas Nacionales y la Cuenta Satélite se cita una propuesta del Instituto de Investigación y Capacitación para el Avance de la Mujer de Naciones Unidas. (INSTRAWMeasurement and valuation of unpaid contribution: accounting through time and output., 1995 en Galvez T. 1998). Actividades comprendidas en el Sistema de Cuentas Nacionales

Actividades no comprendidas en el Sistema de Cuentas Nacionales

Sectores distintos de los hogares

Hogares

Producción mercantil

Producción no mercantil

Comprendidas en la Cuenta Satélite

Empresas ISFL Gobierno

Gobierno ISFL52

Hogares Mercantil Producción de bienes y servicios para el mercado, por los hogares

Mantención del hogar Cuidado Desarrollo Personal Voluntariado

No comprendidas ni en Cuentas Nacionales ni en Cuenta Satélite Mantención personal Recreación personal

No mercantil Producción para autoconsumo Producción de capital fijo para uso propio

Las actividades con borde coloreado corresponden a los hogares. Las de trama gris se contabilizan en las Cuentas Nacionales. Las de trama de color son propuestas para ser incluidas en la Cuenta satélite y visibilizar el trabajo que realizan principalmente las mujeres.

52

ISFL: Instituciones sin fines de lucro.

198

Anexo Nº 3 Principales encuestas de Uso de Tiempo Revisadas América Latina y el Caribe Chile

Cuidadoras de la Vida: Visualización de los costos de la producción de salud en el hogar. Impacto sobre el trabajo total de las mujeres. CEM 2006. El tiempo, los tiempos, una vara de desigualdad. Unidad Mujer y Desarrollo. Rosario Aguirre, Cristina García Sainz y Cristina Carrasco, 2005. Información sobre el uso del tiempo en Chile: “Aportes a un enfoque de género” SERNAM, 2003.

Argentina “Las mujeres cuentan, contemos el trabajo de las mujeres”. Investigación sobre distribución del uso del tiempo entre las mujeres de y la ciudad de Buenos Aires. Rupnik y Colombo, basado en un estudio de Uruguay el Sindicato de Amas de casa Argentino, 1998. Trabajo Remunerado y uso del Tiempo. Fundamentos conceptuales y avances empíricos. Encuesta en Montevideo el 2003 de Rosario Aguirre. Caribe

República Dominicana en 1995, Nicaragua en 1998, Guatemala en el 2000, Cuba en el 2001.

Norte América Encuesta Nacional sobre uso del Tiempo en México y Estados Unidos INEGI, 2002. Europa European comision theme: “The Comparable time use statistics”, España, Italia, Latvia, Lithuania y Polonia; según “The Population and social conditions” del EUROSTAT. Desde ahí empezaron las EUT en Nueva Zelanda, Canadá (1986, 1992 y 1988), España (2001 y 2004) y Australia (1992). Oriente Mismo modelo europeo. Esto se hizo en Corea del Norte y Corea del Sur en 1998 y Japón, 1998

199

Anexo Nº 4 Cuadro comparativo de instrumentos de Valorización de Uso del tiempo Revisados Fuente

1. Cuidadoras de la vida. Visualización de los costos de la producción de salud en el hogar. Impacto sobre el trabajo total de las mujeres CEM/2006/ Chile

Conceptos

Elasticidad Femenina: flexibilidad y adaptación del rol femenino. Gratuidad del tiempo: uso del tiempo semanal, mensual y anual; destinado a labores maternales, domésticas, profesionales y de tiempo libre, femenino no remunerado. Valorización del uso del tiempo: valorización económica del cuidado de la

Categorías

-

Mujeres “Cuidadoras de la vida”, es decir cuidadoras de la vida del hogar, mantenimiento de casa, cuidado de hijos/as y todo lo que se semeje a esas tareas; y que son voluntarias en cuidados de salud

-

Mujeres “Cuidadoras de la vida” es decir cuidadoras de la vida del hogar, mantenimiento de casa, cuidado de hijas/os y todo lo que se semeje a esas tareas; y que no son voluntarias en cuidados de salud.

Indicadores

Evaluaciones

Visualización y no Visualización de: - Relaciones de las cuidadoras de la vida y voluntarias en el cuidado de enfermos/as con lo institucional - Quehaceres domésticos - Cuidado de niñas/os - Cuidado de apoyo - Cuidados profesionales específicos - Acompañamiento de cualquier integrante de o cercano al hogar - Posición en el hogar - Tipo de trabajo,

Ventajas: Las variables estudiadas abarcan por completo el uso del tiempo, gracias a que se ocupan estándares de visibilidad. Desventajas: El tiempo estudiado al incluir invisibilidad, se remite a la globalidad del tiempo en uso y no estrictamente al socialmente ocupado que en este caso es, cuidar a otra/o. O bien en la posibilidad de producción, generar algún tipo de plusvalía.

200

salud a otro/a en términos de uso de tiempo.

-

Carga Global de Trabajo: espacio y tiempo ocupado en labores domésticas o no domésticas remuneradas o no remuneradas. O bien entendido como la suma de trabajo remunerado, cuidados de salud, quehaceres domésticos.

2. Trabajo Remunerado y uso del Tiempo. Fundamentos conceptuales y avances empíricos. Encuesta -

Trabajo no remunerado: fuerza de trabajo ocupada que no tiene ningún tipo de ganancia económica. Uso del

-

-

Trabajo no remunerado: Tipo de trabajo: Subsistencia: forma femenina de contribuir al bienestar de la familia en el marco de la preocupación por las estrategias de sobrevivencia; Doméstico: incluye tareas tales como hacer las compras de bienes y la adquisición de servicios para el hogar. Labores de gestión como

(remunerado y no remunerado) Sector socioeconómico Responsabilidad económica en el hogar Modificaciones personales en la rutina de vida

Tipo de Trabajo: - División de tareas entre los diferentes tipos de trabajo. - Relación entre el trabajo remunerado y el no remunerado - Carga Global de

Ventajas: Se releva el uso del tiempo socialmente ocupado, es decir, se remite en su exclusiva relación frente al trabajo. Desventajas: Es probable que los

201

Montevideo, 2003 Rosario Aguirre -

Fuente

tiempo: valorización económica del tiempo ocupado. Equidad de Género: valorización social, cultural y económica igualitaria entre las actividades entre ambos sexos.

Conceptos

-

organización y distribución de tareas; cuidar mascotas y plantas. También labores fuera del hogar como pagar cuentas, realizar trámites y los desplazamientos necesarias para poder realizarla; De cuidados Familiares: acción de cuidar un niño/a o una persona adulta y/o anciana, dependiente para el desarrollo y el bienestar de su vida cotidiana; Trabajo voluntario de servicio a la comunidad: actividades del sector filantrópico, el que presta a los no familiares, a través de una organizaron ya sea laica o religiosa, pueden parecerse a las actividades del sector mercantil, doméstico y de cuidado o a cualquier actividad sin remuneración. Categorías

trabajo, es decir la acumulación de todos los tipos de actividades que aportan en la producción de capital para el hogar. Dimensión Temporal: - Uso del tiempo socialmente ocupado - Uso del tiempo libre - Demandas familiares de tipo personal Indicadores

tiempos de traslado sean importantes e cuanto a la definición de uso destiempo respecto al trabajo. En esta investigación no se releva, ya que tampoco se usan definiciones de trabajo y por lo mismo es complejo hacer una evaluación exhaustiva de los tipos de tiempo en los distintos tipos de trabajo.

Evaluaciones

. Uso del tiempo: Dimensión temporal: dimensión considerada como el espacio y tiempo que abarca todas las actividades que integran el trabajo doméstico y el cálculo de volumen de la carga total de trabajo, tanto trabajos remunerados como a los no remunerados.

Diferencias por Género: - Responsabilidad en el hogar - Acceso bienes y servicios - Reparto de trabajo en el

En otras palabras es difícil ver la remuneración de un trabajo que este fuera del mercado intersubjetivamente entendido como laboral,

202

3. “El tiempo, los tiempos, una vara de desigualdad Unidad Mujer y Desarrollo. Santiago de Chile, Julio del 2005 Rosario Aguirre Cristina García Sainz Cristina Carrasco

Inequidad de Género en el trabajo y en el uso del tiempo - Valorización desigual y desventajosa en aspectos sociales, culturales y económicos entre las actividades y los tipos de trabajos que existen entre ambos sexos, es decir, entre hombres y mujeres.

hogar Superposición y acumulación de tareas.

Equidad de género: Pobreza Femenina; Pobreza Masculina; Trabajo femenino; Trabajo masculino; Sector socioeconómico; Posición geográfica

-

Inequidad de Género: - División Sexual del Trabajo: división de tareas y tipos de trabajo según sexo femenino o masculino. - División Sexual en el uso del tiempo: división en la distribución de tareas o actividades a lo largo de un periodo de tiempo determinado; por ejemplo en un día de 24 horas, entre hombres y mujeres.

División Sexual del Trabajo: - Actividad reproductiva - Actividad de cuidado a enfermo, niños, parientes, mascotas, jardines, aseo, etc.

División Sexual en el Uso del tiempo: - Actividad social, tiempo libre y su forma de sociabilizarlo - Actividad política, opinión referencia y actitud frente a la contingencia.

concretamente, es difícil medir la invisibilidad que este mismo pueda tener.

Ventajas: Los tres estudios, son contribuciones avanzadas para la investigación de uso del tiempo y su relación con el trabajo no remunerado. Al mismo tiempo son refuerzos ara el estudio de las inequidades de género y sus posibles consecuencias. Desventajas: Todos los estudios son específicos del país de origen del/la autor/a. En otras palabras los datos no son representativos, ya que estamos

203

hablando de Montevideo, Uruguay; Madrid y Barcelona, España.

4. Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo. México, 2002 INEGI Inmujers

Uso del Tiempo: Utilización individual de tiempo en un período específico. Las 24 horas del día o los 7 días de la semana.

Uso del tiempo: Calidad de vida, como un uso eficaz y eficiente del tiempo. Valorización del trabajo no remunerado: Actividad Productiva, como toda actividad que puede delegarse a otra persona y da lugar a un producto susceptible de intercambiarse en el mercado.

Valorización Económica del Planificación y evacuación de las TNR: Labores poéticas publicas: Bienestar General, domésticas y de como una buena calidad de vida. voluntariado que contribuyen a la manutención del hogar. Específicamente el desarrollo de las cuentas en los hogares.

Calidad de vida: Actividades de construcción de capital Actividades productivas y no productivas: Prestación de servicios remunerados y no remunerados, dependiendo qué y para quién. Bienestar general: Producción de los hogares.

Ventajas: Ocupa asertivamente las categorías que dilucidan el uso del tiempo y hace con ellas, una diferencia por géneros, más allá del sexo, desde indicadores subjetivos para categorías socialmente inducidas. Como por ejemplo: El tiempo en ver telenovelas, tejer, actividades de auto cuidado, etc. Desventajas: Carece de representatividad porque refiere a un país especifico. Son datos sacados de un Survey, el censo de México de 2002. Los

204

Planificación, diseño y evaluación de políticas públicas: medidas de intervención y consecuencias positivas y negativas de la intervención Fuente

5. Encuesta sobre el Uso del Tiempo Cuba, 2001

datos son adecuados y especialmente acomodados, para que así respondan a las categorías de uso del tiempo, en este caso, según las diferencias de género.

Conceptos

Categorías

Indicadores

Uso del tiempo: entendido como tiempo de ocupación real, distribuida en distintas actividades, de cualquier índole, durante el día.

Uso del tiempo: “El sujeto”: el sujeto que ocupa el tiempo. La Familia: como demandante estándar de los sujeto.

Distribución del tiempo personal: Tiempo destinado en actividad remunerada; Tiempo destinado a actividades de esparcimiento; Tiempo destinado al cuidado de otros; Tiempo al estudio, a la instrucción; Tiempo de aseo personal y de otros

Municipio: región geográfica que delimita un espacio determinado, en

Municipio: El inmueble a mantener: objeto que demanda obligatoriamente tiempo, ya que se debe conservar como una pertenencia

Distribución de tiempo obligatoriamente destinado, por la ubicación del

Evaluaciones

Ventaja: El objetivo es identificar los factores que afectan en el uso del tiempo, y la encuesta está referida a eso; luego obtiene mediante las características de la vivienda, familia, y sujeto dicho objetivo. La información de dicha encuesta permitirá realizar un análisis a nivel de la vivienda, la familia y individual. Desventaja: Los resultados son comparados con indicadores de encuestas anteriores sobre uso del tiempo para conocer posible información sobre cambios que se

205

6. “Las mujeres cuentan, contemos el trabajo de las mujeres”. Investigación sobre distribución del uso del tiempo entre las mujeres de la ciudad de

el cual se define prioritaria un marco de sentido común y original de ese espacio en particular. Por ello se entenderá que además de la diferencia común de géneros, existe además una diferencia según el municipio de donde el sujeto proviene.

inmueble: Tiempo de traslado hacia el lugar de residencia; Tiempo de transporte al interior de barrio; Tiempo de traslado hacia los estudios, trabajo o cualquier actividad; Tiempo destinado a la labores domésticas

han operado con el curso de los años. Se hace un esfuerzo por lograr que los desempeños sean comparables, ya que los propósitos de anteriores encuestas eran distintos a los objetivos de la actual. Los datos son superficiales para determinar características tan profundas como cultura o comportamiento.

Uso del tiempo según el género del individuo, es decir, más allá del sexo de un individuo, es el uso del tiempo que el rol social hace ocupar o le asigna a determinado

Dedicación de tiempo en las diferentes tareas: - aseo personal - trabajo remunerado - estudiar - traslado - descanso nocturno - descanso diurno - al cuidado personal - trabajo doméstico

Ventajas: es una encuesta completa en que se alcanza a abarcar a mayoría del tiempo utilizado según género.

Distribución del tiempo en tipo de tareas: Administrativas de recursos humanos; de socialización con niños/as; de costura; de preparación de comida; de atención a parientes enfermas/os; de reparación y

Desventajas: es una derivación de otro estudio y por ende los indicadores y los datos pueden ser manipulados.

206

Buenos Aires. Rupnik y Colombo, basado en un estudio del Sindicato de Amas de casa Argentina, 1998.

Fuente

7. Información sobre el uso del tiempo en Chile: Aportes a un enfoque de género. SERNAM, 2003

sujeto en la sociedad.

mantenimiento de vivienda; de cuidado de jardinería y/o animales; tareas de representación simbólica y de relaciones exteriores.

Conceptos

Labores Domésticas: entendidas como tiempo destinado a actividades dentro y alrededor de la casa, cuidado personal, del inmueble y de otros/as parientes al interior o cercano al hogar.

Categorías

Distribución del uso real del tiempo: - compromiso del sujeto con las labores que desempeña dentro del hogar - valorización del sujeto de las labores que desempeña adentro de hogar con respecto a las que realiza afuera del hogar en términos Responsabilidades de tiempo. familiares: - participación real del entendidas como uso sujeto en las tareas al del tiempo destinado interior del hogar. a las demandas familiares de

Indicadores

Evaluaciones

Entendidas como Las mismas anteriores. participación: - rol ocupado al interior de hogar - posición etaria ocupada en el hogar - posición real del sujeto en el hogar según los roles socialmente adquiridos. - Posición real del sujeto que ocupa en el hogar sin contar la posición que se le adjudica por su rol social.

207

hijas/os, parientes cercanos y lejanos; y también de amigos/as íntimos/as, como vecinas/os. Nivel de participación: entendido como nivel de involucramiento personal con las diferentes tareas, tanto familiares como domésticas.

8. Comparable time use statistics. Spain, Italy, Latvia, Lithuania and Poland. February 2006

-

EUROPEAN COMMISSION THEME Population and social conditions

-

Time spent on a activity: tiempo exacto del día, semana o fines de semana, destinado en una actividad cualquiera

El uso del tiempo desde los 3 conceptos, fue agrupado en 6 grupos básicos de clasificación: -

Gainful work, study: incuyendo tiempo gastado en

Time by those who spent any time on the activity: Que parte del tiempo

-

cosas productivas, es decir, trabajo intelectual, viajesde trabajo, horario de trabajo, brakes y

Gainful work, study: - profesión - grados profesionales - títulos profesionales - tipos de trabajo - números de trabajos - remunerados Domestic work: - integrantes de la

Ventajas: Es un estudio comparativo y por lo tanto puede sacar resultados mas concretos y verificables. Es exacto y pertinente refiriéndose siempre al tema en cuestión: El uso del tiempo. Desventajas: Sin embargo no contempla el tiempo compartido en una relación de pareja por

208

(Eurostat)

-

del días, de la semana y fines de semanas, es destinado para determinada actividad Proportion of people who spent any time on the activity: cantidad de gente que realmente destina tiempo del día, de la semana o los fines de semanas, a determinada actividad además de sus responsabilidades

-

tiempo de estudio u horas destinadas a la universidad o a la esuela, además de todo el tiempo invertido en capital. Domestic work: incluye todo lo que sea trabajo de casa, e cuidado de adultos/as y niñas/os, de jardines y mascotas. Reparaciones pequeñas o nuevas construcciones para la casa, compras y servicios para su manutención. Travel: abarca los viajes conectados con todo tipo de actividades, excepto los traslados para el trabajo o algún tipo de viaje de trabajo. Sleep: incluye las horas de sueño correspondiente a la noche y las horas de descanso en el día, se esté enfermo o no.

-

familia tamaño de la casa numero de mascotas tipo de casa, depto. O casa.

ejemplo, o bien, en una situación familiar. Solo se centra en el uso del tiempo individual dentro y fuera del hogar.

Travel: - tipo de trabajo - número de hijos/as - edades de las/os hijas/os - ingreso familiar - rol ocupado en el hogar - grupo de amigos/as Sleep: - estado de salud - horario de trabajo - número de horas trabajadas - número de horas ocupadas en actividades que signifiquen algún tipo de deber o responsabilidad

209

-

-

Meals, personal care: incluye comidas, colaciones y reuniones sociales. Tiempo de vestir, aseo personal y maquillaje. Actividad sexual y cuidados de salud. Free time, unspecified time use: incluye todo tipo de otras actividades como: trabajo voluntario y reuniones, ayuda en el trabajo doméstico de amigos. Tiempo de vida social y entretenimiento, deportes y actividades al aire libre. Hobbies, juegos, lecturas, investigación, ver televisión, descansar o bien, hacer nada.

-

horario de programas de interés

Meals, personal care: - tipo de trabajo - situación amorosa - número de hijos/as - tamaño de la casa - situación familiar - horario de trabajo estricto y profesional - tiempo destinado al trabajo doméstico - tiempo dedicado al cuidado niñas/os o adultos/as

Free time, unspecified time use: - grupo social

210

-

Fuente

9. EUT , Nueva Zelanda

Conceptos

Tiempo de Trabajo Remunerado: horas destinadas a un trabajo profesional o no profesional de cualquier índole, que genera algún tipo de pago regular y una plusvalía con el tiempo.

Categorías

Tiempo de Trabajo Remunerado: Tiempo Contratado: actividad laboral; educación y capacitación Tiempo de Trabajo no Remunerado: - Tiempo Necesario: cuidado personal - Tiempo confiado: trabajo doméstico;

religión intereses profesión trabajo Salud Numero de hijos/as Edad de las/os hijas/os Situación amorosa

Indicadores

Tiempo contratado: - horario de oficina - horario de estudio - horario de tareas Tiempo Necesario: - tiempo de aseo - tiempo de vestir - tiempo de higiene Tiempo Confiado: - tiempo de aseo de la casa - tiempo de cuidado de enfermos/as - tiempo de cuidados de

Evaluaciones

Ventajas: Son distinciones explicitas de tiempo. Eso hace que las diferencias entre espacio sea determinado y no confundible, abordando lo amplio del abanico de posibilidades de uso de tiempo. Desventajas: La contextualizad del tiempo es tan amplio que su uso es confundible. En otras palabras, debieran definir

211

Tiempo de Trabajo no Remunerado: horas de trabajo profesional o no profesional que no tenga ninguna clase de pago y que por lo tanto la plusvalía que entrega es de tipo social, cultural o emocional.

10. EUT canadiense 1986, 1992 y 1988

Uso del tiempo: como parte de un dato imprescindibleme nte regular en cualquier tipo de población. Es decir, es importante saber el uso del tiempo, porque “todos ocupan el tiempo”

cuidado de los/as hijos/as, compras y servicios para el hogar, trabajo no pagado al exterior del hogar. Tiempo Libre: actividades religiosas, culturales y cívicas; actividades sociales; deportes y obvies, medios de comunicación y actividades de tiempo libre.

Uso del tiempo en Actividades Primarias: actividades que responden a necesidades básicas y corresponden a prioridades personales. Uso del tiempo en actividades secundarias:

enfermas/os tiempo de compras para el mes - tiempo de compras diarias - tiempo en algún tipo de voluntariado Tiempo Libre: - tiempo de descanso - tiempo de ver la novela - tiempo de ver noticiero - tiempo de paseo - tiempo de dormir siesta

bien que uso del tiempo usar, individual, compartido, social, etc. Así se filtrarían categorías.

Actividades Primarias: - Trabajo Remunerado - Escuela y educación - Cuidado de los/as niños/as - Cuidados personales - Compras y servicios

Ventajas: El hecho que tenga dos categorías divisibles reduce el abanico de posibilidades con respecto al uso de tiempo, al contrario del otro estudio. Es decir solo contabiliza el tiempo como tipos de actividades y reduciéndolas a solo dos

-

Actividades Secundarias: - Organización, actividades voluntarias y religiosas

212

actividades de tiempo libre y que no generen responsabilidad, o bien, que tengan una responsabilidad aplazable e cuanto al tiempo destinado.

Fuente

11. EUT, España 2001-2004

Conceptos

Categorías

Uso del tiempo: tiempo ocupado por la población regular de un espacio determinado. Individualmente las 24 horas del día en 1 año de

Uso del tiempo en Actividades Primarias dentro de las 24 horas de un día en un año: actividades que responden a necesidades básicas y corresponden a

-

Entretenimiento Deportes y hobbies Medios de Comunicación

tipos. Es decir, el uso del tiempo en Canadá esta socialmente entendido.

Desventajas: Por esta misma razón, hace que el uso de tiempo individual no sea contado, lo que finalmente podría entorpecer el estudio del tiempo en cuánto es estudiado en 24 horas o contando los 7 días de la semana, ya que nos faltaría tiempo. Indicadores

Actividades Primarias: - Trabajo Remunerado - Escuela y educación - Cuidado de las/os niños/as - Cuidados personales - Compras y servicios Actividades Secundarias:

Evaluaciones

Ventajas: Este tiene 3 categorías divisibles lo que lo hace más amplio que el anterior. Es más exacto, porque incluye los intervalos que no son de uso social pero si e rigores ocupan también,

213

tiempo. Empleo invisbilizado: trabajo realizado al interior de la casa, considerando a todos aquellos que sean parte de la población económica inactiva.

prioridades personales.

-

Uso del tiempo en actividades secundarias dentro de las 24 horas de un día en un año: actividades de tiempo libre y que no generen responsabilidad, o bien, que tengan una responsabilidad aplazable e cuanto al tiempo destinado.

-

Intervalos de Tiempo dentro de las 24 horas del día en un año: espacio de tiempo determinado entre una actividad primaria y una actividad secundaria. 12. EUT. Australia, 1992

Segregación sexual del uso del tiempo y en el tipo de actividades: es el cuociente entre

Tiempos de Actividad: Ciclo de vida Dormir Comer Cuidados personales

Organización, actividades voluntarias y religiosas Entretenimiento Deportes y hobbies Medios de Comunicación

Intervalos de Tiempo dentro de las 24 horas del día: - tiempo de traslado de la casa al trabajo - tiempo de vestimenta de niños/as - tiempo de traslado en ir a dejar las/os hijas/os al colegio o al cetro de cuidado - tiempo en hacerlas labores domésticas

Labores domésticas: Lavar, ordenar y planchar ropas Cuidado de hijos/as Limpieza Preparación de los

como traslado, descanso etc. Sin tomar aquellos aspectos que no son relevantes para una valorización con respecto al PIB. Desventajas: También contabiliza mucho el tiempo individual, pero hace que sus categorías sean relacionados entre sí, por lo cual podríamos hablar de un tiempo compartido y no social.

Ventajas: Es un estudio muy preciso que instaura una excelente definición conceptual para la inequidad entre el

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el tiempo promedio destinado por la mujer a todas sus actividades sobre el tiempo promedio dedicado por el hombre a cada actividad del trabajo doméstico no remunerado semanal.

Ocio y actividades sociales Actividad de ”despertar” Tiempo “intelectual”: Educación Actividades de trabajo: Actividad remunerada Trabajo doméstico no remunerado Participación en la comunidad Jornada laboral Trabajo Voluntario

alimentos Shopping Jugar con las/os hijas/os Jardinear y cuidado de mascotas Cuidado del hogar y manutención del auto Labres que implican salir del hogar: Trabajo asalariado Tipo de educación Tipo de trabajo

Labores neutras: Labores compartidas Labores con imprescindibilidad de rol

hombre y la mujer en cuanto a su carga de trabajo. Se comprobó que la Mujer ocupa el doble de tiempo que el hombre en labores domésticas y por consiguiente, trabaja 8 horas y medias más que el. El Hombre prácticamente no participa de labores domésticas.

Desventajas: No toman en consideración las “Labores Neutras”, que al tener esta significación, son variables, flexibles y esporádicas. Por lo tanto al ser tan categórico, puede perder objetividad.

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Fuente

Conceptos

Categorías

Indicadores

Evaluaciones

Ventajas: aludir a la expansión de su mercado, la flexibilización del empleo y horarios y su enorme capacidad productiva ya que todo es intercambiable y produce beneficios. Desventajas: lo espiritual con lo intercambiable económicamente, es decir en términos de producción no son compatibles. Es dudosa esa afirmación.

13. EUT, Corea del Norte y Corea del Sur , 1998

Los sujetos como Bienes intercambiables: aquellos bienes que siempre pueden y deben estar en el espacio mercantil, con cualquier tipo de valorización y por tanto son transables en todo tipo de termino

Mujeres autosuficientes: levantan hogar y familia. Mujer trabajadora Mujer espiritual: parte importante de la cultura oriental está en manos de las mujeres por su rol maternal.

-

Todo tipo de trabajo remunerado

-

Todo tipo de trabajo espiritual no remunerado

14. EUT Japón, 1998

Tiempo Libre: se espera para el 2000, que más del 30 % del/la individuo sea tiempo libre es decir, dedicado a actividades de

personas activas: hombres y mujeres de 16 a 65 años y más. El tope es personal Empresas y Estado descentralizados para el trabajo sea

-

Trabajo Remunerado Trabajo Voluntario Turismo Deporte Cultura: cine, literatura, etc.

-

-

Ventajas: aludir a las mismas de las anteriores pero conservado su énfasis comunitario al proponer la nación como gran comunidad y por ende contribuir a la ocupación de todos

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ocio, diversión, esparcimiento, cultivo cultural y deportes.

comunal.

porque es un bien nacional. Desventajas: es dudosa la cantidad de población activa factible en el país. 65 años y mas, algunas capacidades inherentemente empiezan a decaer biológicamente y por ende se duda de que medida o hasta donde pueda ser productivo. Lo mismo en 16 años o menos, los conocimientos no dan utilidad pero si de pronto aumentan calidad. Es parte de un estudio más extenso…

Bajas tasas desempleo: mantener una ocupación productivamente nacional en cualquier término o forma. Mano de obra global: viejos, jóvenes, mujeres y hombres. Todos trabajando por igual.

15. EUT, Republica Dominicana. 1995

Trabajo no Remunerado: trabajo con horario, ocupaciones y relaciones fijas sin paga o sueldo alguno.

Magnitud de trabajo no remunerado: Entendido como la carga global del trabajo no remunerado. Participación hombres y mujeres

Magnitud: - Actividad de algún tipo de remuneración - Actividad con ningún tipo de remuneración Participación: - Características sociodemográficas del

Ventajas: Son datos muy concretos, es decir, cosas empíricamente comprobables, lo que hace muy tangible el estudio a pesar de que resulte muy básico en términos conceptuales.

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Tipo de actividad: definición que compromete al trabajo remunerado como actividad secundaria.

en trabajo no remunerado: Participación real y diferenciada entre hombres y mujeres en el trabajo no remunerado Realización del trabajo no remunerado: entendido como la ocupación y utilidad que tienen este tipo de trabajo y que tipos de tareas es la que exige.

trabajo infantil Propósito de la actividad - Ubicación geográfica del hogar - Características sociodemográficas de los miembros del hogar Realización: - Lugar de cada actividad - Numero de actividades realizadas en un día de 24 hrs. -

Fuente

Conceptos

Categorías

16. EUT. Nicara gua, 1998

División del trabajo en el hogar según género: distribución de las tareas hogareñas según los roles que se juegan al interior del hogar.

Tipo de hogar: es decir en su forma de administración cultural y económica. Existen 3 tipos: - tradicional: familia bien constituida, con el aporte económico departe del hombre y las labores de la

Indicadores

Tipo de Hogar: - Área de residencia - Nivel de instrucción - Estado conyugal Igualdad de

Desventajas: Las categorías elegidas son poco claras. Primeramente dan por hecho el que solo hay dos tipos de usos del tiempo: dos tipos de trabajo, remunerado o no. Por lo tan obvia el tiempo libre, estudios, trabajo intelectual, etc. Por esta misma razón sus indicadores son dudosos al satisfacer las categorías que responden pertinentemente a los conceptos. Evaluaciones

Ventajas: Se incluyó el tipo de hogar, diferenciando entre hogar tradicional, moderno y hogar con jefatura monoparental femenina, este aspecto permite definir aun mejor

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Igualdad de derechos entre hombres y mujeres: adjunción de derechos humanos equitativo para hombres y mujeres, desde oportunidades, accesos y trato.

-

-

-

casa y de crianza a la mujer. moderno: es decir una pareja constituida por dos personas que trabajan. Probablemente contratan a alguien para la mantención del hogar y si tienen hijos también los cuidan otros. Jefatura monoparental femenina: aquellos hogares que son mantenidos por madres solteras, divorciadas o viudas. Que trabajan y que al mismo tiempo hacen los quehaceres domésticos y maternales. Actividades del día simultaneas a otras, es decir, aquellas actividades que son parte del trabajo doméstico y a la vez los quehaceres del cuidado de hijos, por ejemplo. O bien, si el trabajo profesional es desde la casa, es simultaneo a lo doméstico y a lo maternal.

Derechos - Sexo - Ciclo de vida - Condición de actividad

el uso del tiempo según el contexto social, económico y cultural del hogar, que por cierto, nunca ha sido menor. Desventajas: Lamentablemente, los indicadores que se eligieron para las categorías son poco claros y precisos. Por lo cual, su consecuencia directa es que no hubo indicadores precisos para el tipo de actividad. Para las actividades simultáneas, por ejemplo, que es un concepto innovador que se trata de implementar este estudio, precisamente para abarcar la exactitud de uso del tiempo.

-

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17.EU T. Guate mala, 2000

Condiciones de Vida: según el uso del tiempo. Si logra tener un equilibrio en el uso del tiempo tendrá una buena condición de vida, sino es así, derivará a otros problemas que serán económicos, emocionales y sociales. Tipo de Actividad: Diferentes actividades en un periodo determinado. Se refiere a una significación temporal de actividades, que también se cuentan como un uso del tiempo efectivo. Comportamiento Laboral: Comportamiento según género, hombre y mujer, que inevitablemente le adjudica la poción de entrada, estadía y salida de determinado trabajo. En otras palabras el comportamiento laboral depende del género.

Uso del tiempo respecto a las actividades anteriores: actividades que se hicieron 9 horas antes del día actual Uso del tiempo con las actividades presentes: uso del tiempo, en tiempo real. Uso del tiempo e las actividades simultáneas: actividades diferentes que ocupan un mismo tiempo.

Actividades Anteriores: Traslados; asuntos pendientes; horario; uso real del tiempo Actividades Presentes: Ocupación; ocupación mientras contesta la encuesta; fecha; día de la semana; hora Actividades simultaneas: Cuidado de hijos/as; Posición en el hogar; Toma de decisiones al interior del hogar; Aseo personal; Alimentación

Ventajas: Estudio exclusivamente para Nicaragua, es decir, para una población pequeña, con niveles altos de analfabetismo y un alto porcentaje de población rural y tradicional. Fue y es representativo a nivel de todo el país. Desventajas: Por ser representativo, lo reduce mucho a la población guatemalteca, que para ellos está bien, pero para tener parámetros universales no es claro. Las Categorías son conceptos culturales, por tanto no son del todo entendible y por consiguiente los indicadores tampoco lo son.

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Anexo Nº6 Algunos Indicadores 1. DIVISION SEXUAL DEL TRABAJO TOTAL Se refiere al cuociente entre el total de horas de Trabajo (remunerado y no remunerado) de los hombres y el total de horas de Trabajo (remunerado y no remunerado) de las mujeres. De acuerdo a este indicador las mujeres realizan un 23% más de Trabajo Total (Remunerado más No Remunerado) que el que realizan los hombres. Lo anterior muestra cómo el orden de género dominante se traduce no solo en una separación de roles y espacios entre hombres y mujeres sino que, también, desde una mirada que rompe con la dicotomía entre lo privado/reproductivo y lo publico/productivo, esta división es finalmente una sobrecarga de uno de los polos: el femenino. Este hallazgo resulta paradójico si pensamos que, a pesar de llevarse la mayor parte de la carga para asegurar el funcionamiento y desarrollo social, las mujeres son las menos beneficiadas y las más excluidas de los beneficios de este desarrollo. Esto debido a que gran parte de los esfuerzos que ellas realizan se encuentran invisibilizados, desvalorados y no reconocidos como parte integral de los procesos económicos y de producción. El comportamiento por GSE de este indicador se manifiesta de la siguiente forma: ABC1 C2 C3 D E TTM/TTH 102,90% 111,57% 143,01% 116,80% 147,73% De esta manera se manifiesta que la mayor carga de trabajo total de las mujeres se concentra en los grupos socio económicos C3 y E. Solamente en el GSE ABC1, la distribución de trabajo total es medianamente equivalente. 2. TASA DE TRABAJO NO REMUNERADO (TNR) Y TASA DE TRABAJO REMUNERADO (TR) La Tasa de TNR se refiere a la parte adicional de trabajo no remunerado realizado por las mujeres respecto del total de este tipo de actividades realizado por los hombres. Corresponde al cuociente entre el tiempo total de trabajo no remunerado de hombres y el tiempo total de trabajo no remunerado de las mujeres. La Tasa de TR corresponde al cuociente entre el tiempo total dedicado por los hombres al trabajo remunerado y el tiempo dedicado por las mujeres a estas

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mismas actividades. Indica la parte de trabajo remunerado realizado por los hombres por sobre el realizado por las mujeres. Según los resultados de estos indicadores, los hombres destinan 1,86 veces el tiempo que las mujeres a actividades de trabajo remunerado. Mientras que las mujeres destinan 2,46 veces el tiempo al trabajo no remunerado o doméstico que el tiempo que destinan los hombres a estas actividades. Nuevamente la diferencia en la participación de hombres y mujeres en el trabajo remunerado y no remunerado es evidente, y se acentúa aun mas cuando nos centramos en el trabajo no remunerado, como hemos visto. Por GSE tenemos que:

TDNRM/TDNRH TRH/TRM

ABC1 C2 C3 D E 159,33% 232,60% 298,83% 267,87% 259,83% 207,84% 187,61% 174,65% 196,18% 139,62%

De esta forma se confirma la tendencia general en todos los grupos socio económicos. 3. PROPORCIÓN DE TRABAJO NO REMUNERADO SOBRE EL TRABAJO TOTAL POR SEXO Indica la proporción de trabajo no remunerado que realizan hombres y mujeres respecto del trabajo total realizado por cada sexo. Corresponde al cuociente entre el tiempo total de trabajo no remunerado y el tiempo de trabajo total, para cada sexo. Trabajo NR H/ Ttotal H Trabajo NR M/ Ttotal M

35,91% 71,64%

Como muestra la tabla del total de trabajo realizado por hombres un 35,9% corresponde a trabajo no remunerado. Para las mujeres, esta cifra es de un 71,6%, es decir, del total de trabajo realizado por las mujeres un 71,6% es atribuible a actividades de trabajo no remunerado, lo que refuerza el que gran parte de la vida de las mujeres es dedicada a estas actividades. Por el otro lado, los hombres no alcanzan a ocupar la mitad del tiempo en esta clase de labores. 4. DISTRIBUCION DEL TRABAJO NO REMUNERADO Y REMUNERADO SOBRE EL TRABAJO TOTAL (HOMBRES + MUJERES) Indica la proporción de trabajo no remunerado y de trabajo remunerado que realizan hombres y mujeres respecto del trabajo total realizado por todas las

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personas entrevistadas. Corresponde al cuociente entre el tiempo total de trabajo no remunerado y remunerado y el tiempo de trabajo total de ambos sexos. Los datos para este indicador muestran que del Tiempo Total de Trabajo (Remunerado y No Remunerado) el trabajo no remunerado de los hombres corresponde al 16% y el trabajo no remunerado de las mujeres a un 39,5%. Sobre el mismo Trabajo Total, el trabajo remunerado de los hombres corresponde a un 28,7% y el de las mujeres a un 15,65%.

Trabajo NR H/ Total Trabajo NR M/ Total Trabajo R H/ Total Trabajo R M / Total Trabajo Total Hombres y Mujeres

16,09% 39,54% 28,72% 15,65% 100%

Los datos anteriores demuestran que la mayor proporción de Trabajo, por sobre el Trabajo Total se concentra en el trabajo no remunerado de las mujeres. En segundo lugar en el trabajo remunerado de los hombres. El aporte del trabajo no remunerado de los hombres y el trabajo remunerado de las mujeres es similar, como muestra la distribución del siguiente gráfico:

TRABAJO TOTAL 15,65%

16,09%

TNR Hombres TNR Mujeres TR Hombres TR Mujeres

28,72% 39,54%

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5. DIVISION SEXUAL DEL TRABAJO AL INTERIOR DEL HOGAR 1. PARTICIPACIÓN EN ACTIVIDADES DE TRABAJO DOMÉSTICO NO REMUNERADO Se refiere a la participación de hombres y mujeres en las diferentes actividades consideradas para el trabajo doméstico no remunerado. Corresponde al cuociente entre el tiempo dedicado por hombres y mujeres a cada actividad y el tiempo total dedicado a esa actividad por todos/as los/as entrevistados/as.

Actividades Quehaceres Domésticos Cuidados Familiares

hombres mujeres 27,78% 72,22% 30,26% 69,74%

Considerando la categoría “Quehaceres Domésticos”, que incluye todas aquellas actividades relacionadas con el mantenimiento de la vivienda (orden, limpieza, etc.) y las gestiones asociadas al hogar (compras, pago de cuentas, etc.), podemos ver que del total de tiempo destinado a este tipo de actividades un 72% fue ocupado por mujeres y solo un 28% por hombres. En la categoría “Cuidados Familiares”, que incluye los cuidados a niños/as, enfermos (crónicos y ocasionales) y ancianos dentro del hogar, la situación es similar: mientras las mujeres ocuparon un 70% del total de tiempo dedicado al cuidado de otros, los hombres solo alcanzan a un 30% de este tiempo. Desde la óptica de los servicios o bienes producidos por el trabajo no remunerado al interior del hogar, se observa una mayor participación de las mujeres en todos los ámbitos de actividades. Solo en el ámbito de realización de compras para el hogar los tiempos dedicados por hombres y mujeres se equilibran, aunque el de las mujeres se mantiene levemente mayor.

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Actividades Proporcionar Alimentación Realizar compras para la casa Proporcionar Alojamiento Proporcionar Vestimenta Proporcionar Cuidados y educación Proporcionar Cuidados en Salud

hombres 19,17% 44,63% 37,29% 9,36% 27,98% 37,67%

mujeres 80,83% 55,37% 62,71% 90,64% 72,02% 62,33%

2. PARTICIPACION EN EL TRABAJO DOMÉSTICO NO REMUNERADO EN EL HOGAR TOTAL POR SEXO Indica la proporción de tiempo que destinan hombres y mujeres a las actividades de trabajo doméstico no remunerado al interior del propio hogar, considerando tanto los quehaceres domésticos como el cuidado a familiares. Centrándonos en la división sexual del trabajo al interior del hogar, este indicador nos muestra nuevamente el desigual reparto de tareas y responsabilidades según género en este espacio, como muestra el gráfico siguiente, las mujeres realizan la mayor parte del trabajo destinado a asegurar el mantenimiento del hogar y sus miembros, sin lugar a dudas: Trabajo Doméstico No Remunerado

28,49%

Hombres 71,51%

Mujeres

Las mujeres se encargan del 71,5% el tiempo dedicado a actividades de trabajo doméstico, mientras que los varones ocupan solo un 28% en estas actividades. La recarga de las mujeres en actividades genéricamente asignadas aparece aun mayor cuando recordamos que incluso la menor participación de los hombres en actividades al interior del hogar obedece a una re-segmentación de las actividades domésticas y de cuidado al interior del hogar: los hombres participan de ciertos

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campos de actividades domésticas masculinas, como el realizar compras o reparar la vivienda, pero continúan totalmente ajenos a otras aun feminizadas como el proporcionar alimento, vestimenta o cuidado de los/as niños/as.

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