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primero aplica a la personalidad y experiencia del predicador y después a través de ... sobre cómo el predicador debe aplicar la verdad bíblica a sus oyentes.
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Predicación expositiva Parte 12 Artículo escrito por: Fran Schmidt ObreroFiel.com usa este artículo con permiso Este artículo termina una serie de reflexiones sobre la predicación expositiva. La base de estas reflexiones ha sido una definición de la predicación expositiva ofrecida por el profesor de predicación Haddon Robinson: “La predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico, derivado de y trasmitido por un estudio histórico, gramatical, y literario del pasaje en su contexto, el cual el Espíritu Santo primero aplica a la personalidad y experiencia del predicador y después a través de él a los oyentes.” Últimamente en la serie, nos enfocamos en la última parte de la definición, la parte sobre cómo el predicador debe aplicar la verdad bíblica a sus oyentes. En este último artículo de esta serie, vamos a ver unos tips para hacer nuestros sermones más relevantes a nuestras congregaciones. Tip #1: en la introducción, empiece con la gente. En vez de decir “Hermanos, abran sus Biblias a tal-y-tal texto” o en vez de hablar desde el principio del concepto doctrinal que quiere predicar, empiece con algo que tiene que ver con la experiencia de ellos. La idea es empezar con ellos, abrirles el apetito para la Palabra, para después llevarlos al texto. Veamos un ejemplo en la predicación de Pedro en Hechos 2. Le invito a leer Hechos 2:5-13 para ver lo que pasaba antes del sermón y después vv.14-16 para ver cómo Pedro empezó su sermón. Cuando esta multitud multilingüe les oyó a los apóstoles hablar en los idiomas de las áreas de donde todos ellos habían venido, todos estaban perplejos y se preguntaban, “¿Qué significa esto?” Y otros se burlaban, diciendo que hablaban así porque estaban borrachos. Pedro tomó las palabras que estaban en sus bocas (aprovechando hasta de la burla) para comenzar con un chiste: “Estos hombres no están borrachos. Pues, ¡sólo son las nueve de la mañana!” Y de ahí, les empezó a contestar la pregunta que todos hacían: “¿Qué quiere decir esto?” Pedro les explicó el significado de lo que estaba pasando: “Esto es el cumplimiento de lo que dijo el profeta Joel…” Empezó con ellos para llevarlos a la verdad bíblica. Veamos otro ejemplo, esta vez un sermón de Pablo en Hechos 17:16-31. Cuando se le presentó una oportunidad de hablar con los filósofos e intelectuales en el Areópago, empezó con ellos: “Veo que ustedes tienen un altar . Quiero hablarles de este Dios no conocido…” De ahí, les dio un sermón que terminó con la necesidad de arrepentirse debido al juicio venidero que se va a llevar a cabo por el Cristo resucitado. Empezó con ellos y les llevó a la verdad bíblica. Una manera de empezar con la gente es hablar de algo concreto de la vida de ellos que muestra la necesidad que ellos tienen del tema. Si el sermón va a tratar la necesidad de perdonarse unos a otros, quizá puede empezar con un informe médico

sobre los males físicos causados por la falta de perdón – quizá males que los mismos hermanos padecen – o con una historia del daño que provocó la falta de perdón en una familia o una iglesia. Si el sermón va a tratar principios de buen manejo de las finanzas familiares, puede ser que empiece con casos específicos o imágenes concretas de cuán difícil es manejar las finanzas – el caso de un hermano que recibió una herencia y la despilfarró en una cuestión de meses, un relato de la subida de los precios de varias verduras durante esta semana, o una historia de cómo un conocido perdió su casa cuando sacó una hipoteca y después no pudo trabajar por un año debido a una seria enfermedad. Todos estos casos con ejemplos de la vida cotidiana de por qué hay que saber manejar bíblicamente las finanzas de la familia. Tip #2: en el desarrollo del sermón, piense en cómo la verdad bíblica tocará a los miembros de su congregación. Si usted tiene una congregación mediana o pequeña, esto resultará muy factible, ya que usted conoce a todos por nombre y puede pensar en cómo el texto afecta a cada miembro. Si tiene una congregación grande, es más difícil hacer esto. Lo que se puede hacer es pensar en un grupo representativo de personas de la congregación que conoce personalmente y con estos nombres por escrito en frente, en oración usted puede reflexionar en cómo el texto les va a afectar a ellos y cómo ellos deben responder. Tip #3: en el sermón, pero especialmente en los puntos mayores, ocupe lenguaje que se presta a la aplicación. Un ejemplo de lenguaje que se presta para la aplicación es lenguaje contemporáneo, lenguaje que se relaciona con la congregación. Hable en términos de “nosotros” y “nuestra iglesia” y no en términos del primer siglo. Por ejemplo, en vez de decir como un punto mayor, “Pablo anima a esclavos entre los efesios a hacer su trabajo como si trabajaran para Cristo”, dígales “Dios quiere que en el trabajo, rindamos un trabajo de calidad como si nuestro Jefe es Cristo”. La primera declaración deja todo en el primer siglo. La segunda, en cambio, traslada la verdad bíblica al siglo 21 y a nuestra congregación. Otro ejemplo de lenguaje que se presta para la aplicación es el uso de imperativos o por lo menos lenguaje que implica una obligación de nuestra parte. Es una cosa decir, “Pablo implica que la llenura del Espíritu Santo es algo para cada creyente”; es otra cosa decir, “Hermanos, ¡seamos llenos del Espíritu Santo!” Tip #4: tenga en mente un propósito para su sermón, un propósito relacionado con el propósito en el texto. Un propósito es algo que esperamos que los hermanos piensen, sientan, sean o hagan como resultado del sermón. Por ejemplo: “Los creyentes que oyen este sermón evaluarán su diezmo y ofrenda para ver si están de acuerdo a la enseñanza de Jesús en la parábolas” o “Los no creyentes que oyen este sermón pondrán su fe en Cristo como su Salvador”. Algunas preguntas que podemos hacernos a nosotros mismos para tener un propósito para el sermón son: 

¿Qué era lo que el autor bíblico trataba de lograr con su audiencia en este texto? La respuesta a esta pregunta revela el propósito del autor bíblico.

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¿Cuáles son las aplicaciones que fluyen de este texto? ¿Debo tratar de hacer lo mismo con mi congregación? Entonces, ¿cuál es la reacción o respuesta que espero de mi audiencia debido a este sermón? La respuesta puede ser una cuestión de comportamiento, pero también puede ser una crecencia, una actitud o un valor. Frecuentemente es algún cambio que usted quiere ver en ellos, aunque también su propósito puede ser de reforzar o afirmar algo que ya es característico de ellos.

Con esto terminamos esta serie sobre la predicación expositiva. Hay muchos excelentes libros que puedo recomendar si el lector quiere profundizarse en el tema. Sólo voy a mencionar dos: “La predicación bíblica” por Haddon Robinson (Miami: Logoi, 2000) y otro más enfocado en la aplicación, “Predicando con relevancia” por Keith Wilhite (Grand Rapids: Portavoz, 2009). ¡Prediquemos la Palabra! ObreroFiel.com- Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.