Estar activo previene el Alzheimer

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Ciencia/Salud

Página 14/LA NACION

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Jueves 4 de enero de 2007

Según estudios internacionales

En las personas con deterioro cognitivo leve

La educación, un factor crucial para vivir una larga vida Sería más importante que el dinero Por Gina Kolata De The New York Times

ARCHIVO

En la adultez, las redes sociales y el estímulo intelectual permiten acumular una reserva cognitiva que ayuda a prevenir las demencias

Estar activo previene el Alzheimer Continuación de la Pág. 1, Col. 5

tenga mentalmente activa y socialmente conectada con su entorno. En otras palabras, resumió el doctor Allegri, “si una persona mayor tiene algún problema de memoria, el mantenerse activo intelectualmente la protege y la ayuda a conservar mejor su memoria”. Allegri y sus colegas, los doctores Fernando Taragano y Hugo Krupitzki, también investigadores del Cemic, llegaron a esa conclusión tras evaluar durante al menos 3 años (en algunos casos 5 años) a 301 personas mayores de 50 años con deterioro cognitivo leve o deterioro conductual leve. Cada paciente fue, en promedio, evaluado en siete ocasiones durante el estudio, a través de exámenes neuropsiquiátricos y neuropsicológicos, y estudios de laboratorio y de imágenes. Los resultados de su trabajo fueron distinguidos recientemente con el premio Academia Nacional de Me-

dicina, que otorga anualmente esa institución al mejor trabajo sobre temas médico-científicos. El trabajo –titulado “Estudio longitudinal de una población en riesgo de demencia degenerativa primaria”– también será presentado en abril en el próximo congreso de la Academia Americana de Neurología de los Estados Unidos.

Factores protectores Por deterioro cognitivo leve se entiende aqueella declinación de funciones como la memoria, que es mayor que la esperada para la edad de la persona, pero que no llega a interferir de manera significativa con sus actividades cotidianas. En cuanto al deterioro conductual leve, definió Allegri, “se trata de trastornos leves de la conducta –como los cuadros depresivos, apatía, agresividad, desinhibición– que aparecen en la tercera edad, pero que no tienen un impacto significativo sobre la vida cotidiana del paciente”.

También fueron estudiados en el marco de esta investigación pacientes con psicosis tardías, que se caracterizan por cuadros alucinatorios o ideaciones delirantes, pero por el reducido número de participantes los resultados de este grupo no son estadísticamente significativos. En ambos grupos, reveló el estudio, el porcentaje de pacientes que progresó hacia demencias degenerativas, como el Alzheimer, fue mucho mayor que el habitual en las personas sanas. “En sólo tres años, el 40% de quienes tenían un deterioro cognitivo y el 60% de los que tenían deterioro conductual habían desarrollado demencia”, revela el estudio. En personas mayores que no padecen estos trastornos, sólo entre el 1 y el 2% evoluciona hacia la enfermedad de Alzheimer en ese período. El doctor Allegri, por su parte, considera que lo más “interesante” que aportó el trabajo es poder haber conocido cuáles son algunos

Pastillas Prueban un virus contra las vinchucas ■ SAN JOSE (AFP).– Científicos costarricenses probaron la eficacia de un virus que logra matar a los insectos que producen el mal de Chagas, enfermedad que afecta a cerca de 18 millones de latinoamericanos y provoca la muerte de 30.000 de los contagiados cada año. El experimento permitió probar que el virus es letal contra las vinchucas. El virus fue aislado por primera vez por el científico argentino Oscar Muscio, en 1987.

Lagos de metano en una luna de Saturno ■ LONDRES (EFE).– Científicos europeos y estadounidenses confirmaron la existencia de lagos de metano en Titán, la mayor luna de Saturno, a partir de imágenes captadas por la sonda Cassini, según un trabajo publicado en Nature. Los científicos explican que Titán es la única luna del sistema solar que cuenta con una atmósfera densa, similar a la que existía en la Tierra en su etapa de formación.

de los factores que aceleran o que previenen las demencias. “Vimos que ciertas alteraciones de la tiroides y que la presión arterial elevada también son factores de riesgo, que pueden ser controlados”, señaló el investigador del Instituto Universitario Cemic.

Una reserva cognitiva Y si de prevención se trata, para el doctor Allegri es central el concepto de “reserva cognitiva”. “Habría que tender a que la gente en la tercera edad, después de que se ha jubilado, se mantuviera intelectual y socialmente activa –dijo el investigador–. ¿Cómo? Bueno, para eso no sólo sirven los crucigramas, que por supuesto pueden ser muy útiles para aquellos a quienes les gustan los crucigramas.” Toda actividad intelectual es válida. Allegri concluyó: “Hay que tratar de ver en cada paciente cuál es su motivación y tratar de generar a partir de esa motivación una actividad que estimule su vida social e intelectual”.

Nueva hipótesis

Los mayas y el cambio climático PARIS (AFP).– El declive de la civilización maya de América Central y de la dinastía Tang, una de las más importantes de la historia china, pudo deberse a los cambios en los monzones en Asia entre los siglos VII y IX de nuestra era, según un estudio que publica hoy la revista Nature. La sequía provocada por los bruscos cambios en el régimen de lluvias, con catastróficas disminuciones de las cosechas y un empobrecimiento casi generalizado, podrían explicar las tensiones profundas que llevaron a la caída de ambas civilizaciones. Científicos del Centro de Investigaciones sobre la Tierra, de Postdam, llegaron a esta conclusión a partir del análisis de sedimentos del lago Huguang Maar, en la costa sudoriental de China. Junto con sus colegas chinos y estadounidenses, Haug constató que en los últimos 16.000 años hubo tres períodos en los que el monzón de invierno fue fuerte y el clima en China seco, principalmente en el momento del declive de la decimotercera dinastía china, la Tang, que reinó entre los años 618 y 907. Las variaciones en el cinturón de lluvias tropicales explicarían también, al menos parcialmente, el fin de la era clásica maya (250-900) en los actuales México y Guatemala. La gran civilización conocida por sus ciudades-Estado, su escritura jeroglífica, su calendario solar de 365 días y sus pirámides, cayó bruscamente cuando se encontraba en pleno apogeo.

NUEVA YORK.– James Smith, un especialista en economía de la salud de la Corporación Rand, ha escuchado una variedad de hipótesis acerca de qué se necesita para vivir una larga vida –dinero, tranquilidad, una familia amorosa, montones de amigos–. Pero siempre se mantuvo escéptico. Sí, dice, está claro que en promedio algunos grupos de cada sociedad viven más que otros. Los ricos viven más que los pobres y en los Estados Unidos los blancos más que las personas de color. La longevidad no está distribuida de forma pareja en la población. Pero ¿cuál es –se pregunta– la causa y cuál el efecto? El se aventura, por supuesto, en uno de los principales misterios del envejecimiento: la persistente diferencia que se observa en las extensiones de las vidas de grandes grupos humanos. En cada país hay una expectativa de vida promedio para el país como un todo y diferentes promedios para cada subconjunto, dependiendo de la etnia, la geografía, la educación e incluso las veces en que los individuos vayan a la iglesia. Pero la pregunta que se hacen los investigadores es ¿por qué? La respuesta, él y otros contestan, ha sido una sorpresa. El único factor social sobre el que los científicos coinciden que está consistentemente vinculado con una vida más larga en todos los países estudiados es la educación. Es más importante que la raza; borra el efecto de los ingresos. Año tras año, estudio tras estudio, dice Richard Hodes, director del Instituto Nacional del Envejecimiento de los EE.UU., la educación “sigue sobresaliendo”. Y, afirman los economistas, los factores que popularmente se consideran cruciales –como el dinero o el seguro de salud, por ejemplo– palidecen en comparación. Explica el doctor Smith: “Darles a las personas más seguro social no afectará su salud. Es bueno hacerlo por otras razones, pero no por su salud”. En cambio, dicen Smith y otros, lo que puede hacer la mayor diferencia es mantener a los jóvenes en la escuela. Algunos años más de escolaridad están asociados con más años de vida y décadas de mejor salud luego, en la vejez. No es el único factor, por supuesto. Está también el tabaquismo, que reduce drásticamente la expectativa de vida. Hay una conexión entre tener una red de amigos y familia y vivir una larga vida. Y hay evidencias de que las personas que tienen más control sobre su trabajo son más sanas y viven más. Pero hay poca controversia sobre la importancia de la educación. “Si me preguntara qué afecta la salud y la longevidad –dice Michael Grossman, economista de la Universidad de la Ciudad de Nueva York–, pondría la educación al tope de mi lista.”

Escolaridad obligatoria El primer esfuerzo riguroso para decidir si la educación realmente cambia a las personas para que vivan más comenzó de la forma menos auspiciosa. Era 1999 y una estudiante de la Universidad de Columbia, Adriana Lleras-Muney, estaba eligiendo un tema para su disertación doctoral en economía. Descubrió una idea en un trabajo publicado en 1969 en el que tres economistas mostraban la correlación que existe entre educación y salud, y daban un consejo: si quiere mejorar la salud, obtendrá más réditos invirtiendo en educación más que invirtiendo en cuidado médico. Era una afirmación provocativa, dice la doctora Lleras-Muney. Y por una buena razón. Sólo podía ser verdad si la educación por sí misma era la causa de la buena salud. ¿Cómo distinguir

las causas y los efectos? Era el problema del huevo y la gallina. La respuesta llegó un día, cuando Lleras-Muney estaba leyendo otro trabajo. Indicaba que hacía cerca de 100 años diferentes Estados habían comenzado a promulgar leyes para forzar a los chicos a ir más tiempo a la escuela. Entonces, supo qué hacer. “La idea era que cuando un Estado cambiaba la escolaridad obligatoria, digamos, de seis a siete años, la gente que había sido forzada a ir a la escuela seis años debía haber vivido menos que la que había ido siete”, pensó Lleras-Muney. Todo lo que tenía que hacer era averiguar cuándo había cambiado la escolaridad obligatoria en los Estados y fijarse cuánto vivía la gente antes y después de que se hubiera promulgado la ley. Cuando terminó de analizarlo, dice Lleras-Muney, se sorprendió. Resultó que la expectativa de vida a los 35 años se extendía un año y medio simplemente por haber ido un año más a la escuela. Su trabajo fue premiado y se publicó en Review of Economic Studies. Luego se dieron a conocer otros trabajos que examinaban los efectos de los cambios en la educación obligatoria en Suecia, Dinamarca, Inglaterra y Gales. En ca-

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Para la salud, ¿basta la educación?

da país, obligar a los chicos a pasar más tiempo en la escuela conducía a una mejor salud. Pero no todos se convencieron. Victor Fuchs, economista de la Universidad de Stanford, destaca que no está claro cómo o por qué la educación conduciría a una vida más larga. Y hay otros misterios, dijo. Por ejemplo, que en las últimas décadas las mujeres aumentaron sus años de escolaridad más que los hombres y sin embargo ellos están alcanzando a las mujeres en su expectativa de vida. También debería esperarse que después de un cierto punto más años de escuela no agregaran años a la vida. Sin embargo, eso no es lo que muestran los datos. Los efectos de la educación nunca se desvanecen. Lleras-Muney y otros señalan que una explicación plausible es que, como grupo, las personas menos educadas son menos capaces de planificar para el futuro y posponer la gratificación. Si esto fuera verdad, explicaría las diferencias en el tabaquismo entre personas más y menos educadas. Aunque el tema es complejo y hay muchos factores en juego, se lograron algunos hallazgos importantes: la salud y la nutrición tempranas, incluso prenatales, pueden afectar la salud en la madurez y la vejez y pueden influir en cuánto vive una persona. En principio, los genes tienen poco efecto en la expectativa de vida. Controlar los factores de riesgo cardíaco –como fumar, el colesterol malo, la hipertensión y la diabetes– recompensa con una vejez más vigorosa y una vida más prolongada. Y parece cada día más creíble que la educación cumple un rol protagónico en la salud y en la expectativa de vida.