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integración del campesinado a los esquemas modernos de la agricultura, como si .... Los antecedentes de la relación entre la agricultura y el desarrollo.
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1 ESTADO DEL ARTE SOBRE DESARROLLO RURAL¡Error! Marcador no definido. Carlos Salgado Araméndez INTRODUCCION La revisión de la literatura académica sobre desarrollo rural deja al menos dos sorpresas. La primera, es bastante poco lo producido por la academia colombiana en este ámbito y, la segunda, la mayor parte de quienes se han preocupado por el tema reducen el desarrollo rural a la integración del campesinado a los esquemas modernos de la agricultura, como si quisieran expresar con ello que a la estrategia general de crecimiento económico en el campo le hace falta el complemento de la participación campesina para definir el desarrollo. De hecho, el término de "desarrollo rural" ha sido usado en las últimas décadas para referirse principalmente a los programas DRI, mientras lo relativo a la cuestión agraria se desprende usualmente de los modelos generales de crecimiento económico. Absalón Machado1 ha realizado estados del arte de la producción académica sobre el tema que nos ocupa, centrados en las visiones y concepciones sobre el problema agrario tanto internacionales como nacionales, y señala que ninguno de estos aportes puede considerarse como una teoría del desarrollo agrícola porque sólo contienen aspectos que pueden hacer parte de dicha teoría. Señala que "Una teoría del desarrollo agrícola que no esté enmarcada en una más general del desarrollo, que explique satisfactoriamente la dinámica del crecimiento y las interrelaciones económicas, sociales y políticas entre los diferentes actores del desarrollo no puede conducir a una explicación integral de lo que sucede en la agricultura" [Machado 1987, 363]. Para hacer el balance de estas visiones, en el primer trabajo citado Machado coloca el énfasis en las concepciones neoclásicas, en particular en las tesis dualistas, los modelos de modernización de la agricultura, las visiones de la economía política sobre el cambio técnico, las interpretaciones estructuralistas y la teoría de la dependencia, la Cepal y el desarrollo agrícola y el pensamiento de Antonio García. En el trabajo del 2002, amplía el análisis con las corrientes estructuralistas, las concepciones marxistas, el marxismo renovado de Molano, Fajardo y Reyes, las concepciones neoestructuralistas, las neoliberales, y las visiones desde la economía política y neoinstitucionalistas, con una referencia amplia al trabajo de Jesús Antonio Bejarano. Machado mismo ha tratado de desarrollar un enfoque global del desarrollo agrario desde la perspectiva del sistemas agroindustrial, sin que integre elementos claves para el caso colombiano como los relativos al intenso conflicto social y político y el desarrollo de las economías campesinas. Rafael Echeverri presenta en un estudio sobre lo territorial2, una perspectiva histórica del desarrollo 1

Machado, A. y Torres, J. (1987). "El sistema agroalimentario: una visión integral de la cuestión agarria en América Latina". CEGA; Siglo XXI Editores Bogotá, y Machado, Absalón (2002). "De la estructura agraria al sistema agroindustrial". Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. 2

Echeverri, Rafael et al (2003). "El enfoque territorial del desarrollo rural". IICA, San José. Versión

2 rural que según él, admite dos grandes vertientes: la de carácter económico, centrada en aspectos productivos con influencia de la economía del desarrollo, y la de carácter multidisciplinario, holística, que privilegia los aspectos sociales, históricos y culturales, propia de la sociología rural y la antropología, y que tuvo su expresión en los "estudios rurales". Otros autores han elaborado análisis menos complejos sobre el tema, como los casos de Orlando Plaza3 que se centra en contrastar las ideas gruesas de la estructura internacional del desarrollo rural con los enfoques alternativos propios de las organizaciones no gubernamentales, Manuel Chiriboga4 que explica las nuevas concepciones ligadas a los conceptos de "agricultura ampliada" y "modernización democrática e incluyente", y Alain De Janvry, que elaboró con otros autores un trabajo de seguimiento a las propuestas de desarrollo rural integrado5. Una corriente que ha tomado bastante fuerza en la última década es la del desarrollo rural sostenible, que se ha hecho bastante fuerte desde la corriente teórica de la agroecología6. Junto a la producción de estos autores, en Colombia hay un conjunto de referencias que tratan la cuestión del desarrollo rural con enfoques globales o de manera muy específica. Dentro de los primeros, cabe destacar la Misión Rural que se preocupó por ubicar lo rural dentro de un "proyecto nacional", para querer significar con ello que la cuestión rural le atañe a toda la sociedad7. Ha sido propio de esta corriente analítica desarrollar lo que se ha conocido como la "nueva ruralidad", que centra su discusión en la idea de que lo rural debe ligarse más a las dinámicas territoriales que a las productivas agropecuarias. Dentro de los segundos, están los estudios que han entendido el desarrollo rural como una cuestión ligada a la integración parcial del campesinado dentro de los esquemas de la modernización agrícola, como es el caso de los enfoques del Desarrollo Rural Integrado8, y preliminar. 3

Plaza, Orlando (1998). "Cambio social y desarrollo rural". En Orlando Plaza (editor), "Desarrollo rural: enfoques y métodos alternativos", Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima. 4

Chiriboga, M. y Plaza, O. (1998). "Desarrollo rural microrregional y descentralización". En Orlando Plaza (editor), op. cit. 5

De Janvry, Alain et al (1991). "Campesinos y desarrollo en América Latina". TM Editores, Fondo DRI, Bogotá. 6

Yurjevic, Andrés (1999). "Agroecología y desarrollo rural sustentable". En Clades, Módulo III, "Agroecología y desarrollo rural en América Latina", V Curso sobre Agroecología y Desarrollo Rural, Lima. Ver también del mismo autor, "El desarrollo sustentable: una mirada actualizada", en Clades Módulo I, "Bases históricas y teóricas de la agroecología y el desarrollo rural", Módulo I, V Curso sobre Agroecología y Desarrollo Rural, Lima. 7

Ver Echeverri, Rafael (1998). "Colombia en transición. De la crisis a la convivencia: una visión desde lo rural". Informe Final de la Misión Rural, IICA, TM Editores, Bogotá. 8

Ver Vargas del Valle, Ricardo (1996). "Lineamientos de una propuesta para la Fase IV del DRI 1997 2000". En Fondo DRI, "20 años de desarrollo rural en Colombia y sus perspecivas", Seminario 26 - 28 de

3 aquellos que han centrado su preocupación en la dinámica de las economías campesinas y que, apoyándose en las teorías de los sistemas de producción, explican con solvencia las estrategias de producción y reproducción de este actor9. Con base en esta producción, en este documento se presenta un balance de los estados del arte realizados en torno al desarrollo rural, reseñando en primera instancia los generados en el contexto internacional siguiendo los trabajos de Echeverri, Plaza, Chiriboga, De Janvry y lo relativo a desarrollo rural sostenible. Segundo, se presenta un estado del arte de la producción nacional a partir de los trabajos de Machado, la Misión Rural, la Nueva Ruralidad, el DRI y Forero, con referencias a enfoques específicos como los de Misión Paz.

I. EL ESTADO DEL ARTE EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL En el marco del Proyecto "Prospectiva de desarrollo rural y agrario para la paz en Colombia", se han elaborado un conjunto de artículos sobre estados del arte de la producción académica en torno a lo rural. Dentro de ellos, Enrique López trabajó en particular sobre la literatura económica internacional10, de la cual destaca los siguientes grandes temas: Los antecedentes de la relación entre la agricultura y el desarrollo Se discute el papel pasivo que se le otorgó a la agricultura en los modelos de los años cincuenta por estimar que era un sector poco potencial, por lo que se pensó que la estrategia debía apuntar a una asignación más eficiente de los recursos y el aumento de la productividad a través de los modelos de difusión del desarrollo, soporte teórico de la llamada Revolución Verde. Ya en los años setenta se pasó de los modelos agregados a macroestudios desagregados en los cuales los objeto de estudio eran las unidades productivas y los hogares, con énfasis en los temas de empleo e ingresos, el incremento del producto per cápita, los problemas de distribución y equidad. En estos estudios se dio importancia a la agricultura porque los más altos índices de pobreza estaban en las zonas rurales. Los estudios micro permitieron conocer el comportamiento de productores agrícolas, las restricciones a la expansión de la producción, el ingreso, el empleo y la localización espacial de las instituciones. En los años ochenta se descuidó el papel del sector agrícola en lo macro, si bien fue la década de mayor impulso a los programas DRI y de enfoque NBI, de estudio de las reformas necesarias a partir de la idea de políticas inapropiadas y políticas correctas, dentro de las cuales se discutieron los temas relativos a liberación del comercio, la promoción de las exportaciones, los planes de estabilización, la privatización de las empresas estatales y la importancia de los sistemas de junio de 1996, Bogotá. 9

Forero, Jaime et al (2002). "Sistemas de producción rurales en la Región Andina colombiana". Colciencias, IER - Universidad Javeriana, Bogotá. 10

López, Enrique (2003). "Agricultura y desarrollo: una nota sobre la literatura". Proyecto "Prospectiva de desarrollo rural y agrario para la paz de Colombia", CID/UN - Colciencias, Bogotá. Borrador.

4 precios de mercado. En estos años, las preocupaciones centrales en relación con la agricultura fueron las de su capacidad de respuesta al ajuste estructural, la seguridad alimentaria, las políticas alimenticias y el desarrollo sostenible. Aún en los años noventa continuó la preocupación por la relación entre economía rural y mercados mundiales. La nueva teoría del desarrollo La teoría del desarrollo se apoya hoy día fundamentalmente en los avances de la microeconomía: el azar moral, los contratos, los mercados incompletos, las instituciones, las fallas de mercado y los incentivos. La discusión sobre las instituciones, base de la nueva economía política, ha desarrollado el concepto de "costos de transacción" -determinados por las instituciones y los arreglos institucionales- como la clave del desempeño económico. Por su parte, la teoría de los "contratos" se asume como parte de la economía de la información, basada en el paradigma del principalagente. La nueva teoría del desarrollo está acompañada de análisis macro centrados en el enfoque de "crecimiento endógeno", que considera el conocimiento como el elemento clave del progreso técnico y propugna por la "convergencia" entre países. Visión actual de la agricultura y el desarrollo Los temas claves desarrollados son lo macro, el crecimiento, las instituciones y los contratos. Desde lo macro, se estima que el sector agrícola se caracteriza por la homogeneidad del producto, por las variaciones estacionales que estos presentan y por las variaciones de precios; las actividades agrícolas se desarrollan preferentemente en países de ingreso bajo y con población dispersa por el territorio; es un sector que utiliza un factor no reproductible, la tierra. Estas características permiten hablar de una macro de la agricultura para analizar su relación con el sector agrícola. En cuanto a la relación entre agricultura y crecimiento, se analiza el papel de la agricultura para contribuir a la convergencia entre países11, por lo que aparece como necesidad imperiosa la de incrementar la productividad en los países de ingreso bajo para apoyar procesos de 11

"La noción básica de convergencia parte de suponer que toda la producción agregada se lleva a cabo utilizando los factores capital y trabajo, al tiempo se ahorra una fracción constante del ingreso nacional. Los países que tienen una dotación reducida de capital con relación al trabajo tendrán, por la ley de los rendimientos marginales decrecientes, un elevado rendimiento para el primer factor. En consecuencia, un incremento dado del acervo de capital tendrá un gran impacto sobre el ingreso per cápita. De ahí sigue que controlando las tasas de ahorro, los países tienden pobres tienden a crecer más rápido y a alcanzar a los países ricos, convergiendo hacia ellos. Para tener la seguridad de que la tasa de ahorro no es el único elemento que califica el argumento, se controla todo aquello que afecte la adición marginal del ingreso per cápita. Esto incluye conceptos cuantificables como las tasas de crecimiento poblacional y algunos que lo son menos como el clima político o la corrupción" [López 2003, 6].

5 industrialización a partir de la adopción de tecnología entre los países en desarrollo, conformando clubes de convergencia. Dentro de esta nueva visión, la aplicación del enfoque institucional ha sido bastante importante, a partir del análisis de las fallas de mercado, las reformas a las instituciones y los costos de transacción. La figura de los contratos ha sido estudiada y aplicada para la aparcería y el arrendamiento, para los contratos de tierra, el financiamiento agrícola y el crédito y para los contratos de producción. Los otros temas de trabajo en la literatura internacional refieren a la organización rural y el campo de las políticas, especialmente, en lo que tiene que ver con la relación Estado y mercado, tributación, políticas de tierras, comercio agrícola, tecnología y crecimiento y desarrollo sostenible.

UN ESTADO DEL ARTE DESDE EL IICA El IICA aporta un trabajo que realiza un estado del arte sobre la producción literaria dedicada al sector agrícola, centrado en los paradigmas o enfoques en torno al desarrollo rural [Echeverri et al 2003]. El documento resalta el trabajo de Ellis y Biggs12 que distingue entre lo que ha sido el desarrollo conceptual propio de la academia y la práctica del desarrollo rural propia de los gobiernos y agencias de cooperación. Desde el punto de vista conceptual, el trabajo caracteriza ampliamente la vertiente de carácter económico, de la que los autores agrupan la producción según cuatro paradigmas: - la economía dual, que confronta el atraso con la modernización y que fue propia del período entre los años cincuenta y mediados de los setenta; - los pequeños productores como agentes económicos racionales y eficientes, que dominó la discusión desde mediados de los setenta y extiende su influencia hasta el presente; - el enfoque de proceso-participación y empoderamiento, típico de los ochenta, y - el enfoque de los medios de vida sostenible, que se desarrolla desde los ochenta. En la misma vertiente pero desde el punto de vista de la práctica del desarrollo rural, destacan los siguientes énfasis: - el desarrollo comunitario que avanzó hasta comienzos de los años setenta; - el crecimiento basado en los pequeños agricultores, desarrollado entre los setenta y ochenta; - el desarrollo rural integrado propio de mediados de los ochenta y hasta finales de la década ochenta; - la liberación del mercado practicada entre la década ochenta y finales de la noventa; - la participación, que se inicia de finales de los ochenta y sigue vigente, y - la práctica de estrategias para reducir la pobreza, desde finales de los años noventa hasta hoy. Los elementos básicos de cada uno de estos enfoques pueden resumirse de la siguiente manera, 12

Ellis, Frank y Biggs, Stephen (2001). "Evolving themes in rural development 1950-2000". Development Policy Review.

6 en la perspectiva de los autores citados. En el campo conceptual, el paradigma de la economía dual-modernización se centró en la dicotomía entre el sector tradicional y el moderno de grandes explotaciones, entre lo rural y lo urbano y promovió el cambio temático de la hacienda tradicional a la moderna empresa agroexportadora, que fue propio de los enfoques desarrollistas y de transformación social, relacionados con la sociología rural norteamericana. Este paradigma hizo énfasis en la investigación científica para cambiar la agricultura y se preocupó por los temas de reforma agraria y tenencia de la tierra, la relación entre regímenes de propiedad y niveles de desarrollo, dándole importancia al reparto de la tierra para potenciar el ahorro, la movilidad social, la demanda de alimentos y el incremento del nivel de vida rural. Entre quienes promovieron este paradigma, se distinguen Arthur Lewis, John Fei, Gustav Ranis y las universidades de Cornell y Wisconsin. Dentro de las instituciones, la FAO y la Cepal, así como el BID y la Alianza para el Progreso, que apoyaron estudios sobre tierras y procesos de modernización de la agricultura. El paradigma sobre los pequeños productores como agentes económicos racionales y eficientes estimó que la pequeña agricultura era un motor para el crecimiento y el desarrollo con límites en la asignación de los recursos y dificultad para acceder a oportunidades técnicas y económicas, razones de la pobreza en el campo. Los temas dominantes fueron los de tecnología, rentabilidad de la inversión, investigación agrícola, educación formal y modelos de insumos de alta rentabilidad, relacionados con una visión de la agricultura como sector clave para el desarrollo que debe dar énfasis a los pequeños productores porque con el crecimiento de su productividad aumentan la demanda por insumos y servicios agrícolas, y sus ingresos, factores que permiten generar encadenamientos a otros sectores. Este paradigma tuvo sus orígenes en los modelos de cambio tecnológico inducido y fue la base de la aplicación de los modelos DRI, basados en una fuerte intervención del Estado en el desarrollo rural. El trabajo pionero de este paradigma es el de Theodore Schultz sobre la transformación de la economía tradicional, con influencia en los modelos de cambio tecnológico inducido de Vernon Ruttan y Yujiro Hayami. El tercer paradigma, de los enfoques de proceso-participación y empoderamiento, cuestionó los enfoques de desarrollo de arriba hacia abajo para proponer una visión de abajo hacia arriba, visión estimada como el segundo cambio paradigmático en el desarrollo rural, que sigue al de la hacienda tradicional a la empresa agroexportadora13. Este paradigma coloca su énfasis en el proceso de participación como jalonador del desarrollo y promueve la investigación en sistemas productivos (farming systems), la validez del conocimiento tradicional, la reacción frente a las políticas de ajuste estructural, el incremento de la participación de las ONG y la preocupación por las cuestiones de género. Los temas trabajados por excelencia son los de pobreza rural, trabajo temporal, campesinos e indígenas, empleo rural no agrícola, todos sobre la base de un enfoque holístico basado en actores del desarrollo. 13

Según Echeverri et al, estos vcambios paradigmáticos son identificados por Bengoa, José (2002), ...................

7 Siguiendo los cambios temáticos, se reseña que a partir de este paradigma se dieron otros cuatro desplazamientos en los estudios rurales que llegaron a tener gran influencia en la práctica sobre el desarrollo rural: del campesinado a la pobreza rural, de los trabajadores agrícolas a los trabajadores temporales, de los campesinos a las campesinas y de los campesinos a los indígenas. El cuarto enfoque paradigmático, el de los medios de vida sostenible, coloca el énfasis en los ingresos rurales no agrícolas, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los medios de vida de la población rural, sean o no pequeños agricultores; se preocupa también por los activos disponibles y por las actividades desarrolladas en el campo, en particular, las no agrícolas, que configuran estrategias de sobrevivencia para las familias rurales. El enfoque territorial del desarrollo rural, que se hace explícito en la "nueva ruralidad", se alimenta de este paradigma. El documento de Echeverri cierra el estado del arte reseñando las líneas básicas de lo que se conoce como el "Consenso de Washington", que refiere a las políticas impulsadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial desde mediados de los años ochenta. Las agencias de cooperación y los gobiernos compartieron la visión de este Consenso en torno a los temas de alimentación, agricultura y desarrollo rural, basada en las siguientes características: - hay una discriminación en política macro contra la agricultura; - las instituciones de mercado del agro son ineficientes y poco articuladas a los mercados mundiales; - los sistemas de financiamiento rural fallan en captar el ahorro rural y en canalizarlo a la inversión; - las instituciones públicas y privadas son débiles; - la inversión en mejoramiento de tierras es inhibida por la debilidad del sistema de derechos de propiedad, y - los subsidios y políticas agrícolas de los países desarrollados limitan a los más pobres. Sobre este diagnóstico, las propuestas de política colocaron el énfasis en: - incremento de la productividad con más y mejores tecnologías a partir de un mayor rol del sector privado, el manejo sostenible de los recursos naturales, la diversificación de productos, la descentralización, y la participación de los agricultores en la definición de objetivos, la investigación y la evaluación de los resultados; - cualificación de las políticas agrícolas con reducción de barreras arancelarias, comerciales e intrarregionales y mayor cooperación regional; - desarrollo de enfoques nuevos para los servicios agrícolas, con el desarrollo de alianzas entre el sector público y privado; - reforma agraria orientada por el mercado. El enfoque y aplicación del Consenso de Washington generó fuertes reacciones por estimarse que sus políticas de carácter general dificultaban la aplicación de programas dirigidos al desarrollo rural. Las reacciones se agrupan como desarrollos post-consenso que enfatizan en los siguientes aspectos14: 14

Según el documento del IICA, la sistematización de estos aspectos se debe a Ashely, Carolina y Maxwel, Simon (2001), "Rethinking rural development", Development Policy Review 19.

8 - heterogeneidad en lo agroecológico, la modernización y de distancia a las ciudades en las áreas rurales; - cambios en estructura, tamaño, capacidad de la población e integración nacional e internacional; - necesidad de políticas de desarrollo que reconozcan estos cambios; - rol de la agricultura como motor del desarrollo rural; - viabilidad de la pequeña agricultura para reducir la pobreza; - papel de la economía rural no agrícola; - desarrollo rural más allá de lo productivo y de la finca; - replanteamiento del rol del Estado; - gobernabilidad y cooperación a partir de alianzas productivas; - impulso a los enfoques multisectoriales, e - impulso a los enfoques alternativos en áreas de conflicto.

La vertiente multidisciplinaria El documento del IICA no desarrolla un estado del arte sobre la vertiente de carácter multidisciplinario, que allí se tipifica como ligada a los aspectos históricos, sociales y culturales, propia de los llamados "estudios rurales". En este campo, es amplísima la literatura producida en particular sobre el campesinado, su conceptualización y sus roles15, los análisis desde la perspectiva de la cuestión agraria y los estudios que combinan los enfoques culturales, antropológicos, sistémicos y de las estrategias del hogar16. El enfoque de las estrategias del hogar se fundamenta en un análisis del grupo doméstico, entendiéndolo como una unidad de decisiones sociopolíticas y de producción - consumo, con el objetivo de "entender al campesinado como un sujeto social compuesto no sólo por agricultores, sino también integrado por pequeños comerciantes, trabajadores asalariados agrícolas, migrantes circulares urbanos... Es necesario, por tanto, comprender al campesinado como parte integrante de una sociedad compleja, pudiendo participar por tanto en organizaciones sociales y movimientos políticos de diversos tipos y orientaciones, de acuerdo con la variedad de intereses sociales y económicos que los componen"17. Este enfoque tiene su área de interés en la distribución de la mano de obra, con énfasis en los elementos sociales y las estrategias de sobrevivencia que pueden ser agrícolas de subsistencia, 15

Un estado del arte en torno a la conceptualización sobre el campesinado se encuentra en el Capítulo 1, "El campesinado de hoy", del libro de Carlos Salgado y Esmeralda Prada (2000), "Campesinado y protesta social en Colombia 1980-1995", Cinep, Bogotá. 16

Ver un balance de estas perspecivas analíticas en el Capitulo 1, "Elementos conceptuales para el estudio integrado de sistemas de producción familiares rurales", del libro de Jaime Forero (2002), "Sistemas de producción rurales en la región Andina colombiana", Colciencias, IER-Universidad Javeriana, Bogotá. 17

Rivera, Rigoberto (1989). "Campesinado: el enfoque de las estrategias del hogar". En revista Estudios Rurales Latinoamericanos Vol 12 No 3, septiembre-diciembre, Bogotá. P. 325.

9 estrategias de acumulación y estrategias de supervivencia. Para este enfoque, según Rivera, la posición del campesinado en la estructura agraria está determinada, más que por el hecho de ser una categoría económica, por la calidad y tipo de relaciones que desarrolla con el resto de la estructura social agraria y con la sociedad en su conjunto. Por su parte, los enfoques antropológicos se interesan por la estructura sociocultural y simbólica de las relaciones involucradas directamente en la dinámica económica y ambiental del sistema productivo. El eje del análisis es la unidad de producción familiar y la identificación de las relaciones dadas entre los diferentes componentes, entre los miembros del grupo, con el entorno social y ambiental, relaciones de contenido simbólico con significados regulados por la cultura y compartidos por la comunidad. El enfoque sistémico se orienta a analizar y priorizar las relaciones en juego y su peso en el funcionamiento del sistema, intentando captar su complejidad sin establecer de antemano relaciones de causalidad o presuponer explicaciones teóricas de los fenómenos a ser observados. En este sentido, no obliga a tomar posición en un lugar específico de las teorías de las ciencias sociales y desplaza el eje de atención al análisis de las relaciones y a la unidad de producción [Forero, 2002]. Según Forero, el enfoque de los sistemas de producción -farming system- se nutre de tres escuelas: la franesa, del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo -CIRAD-, la escuela anglosajona de Farming Systems Research Development and Extension -FSRD- y la vertiente latinoamericana de la Red Internacional de Metodología de Investigación de Sistemas de Producción -Rimisp-. Las diferencias entre estas escuelas son sutiles, siendo que la escuela inglesa coloca más énfasis en la transferencia de tecnología y los estudios agronómicos, en tanto Rimisp trabaja en la operacionalización de la sostenibilidad en la pequeña agricultura regional. La escuela francesa, por su parte, trabaja sobre la base de información dada por los productores para construir modelos aplicados y generar discusiones teóricas y metodológicas que establezcan relaciones entre sistemas de producción y desarrollo rural.

La agricultura ampliada y la modernización democrática e incluyente La idea de que el desarrollo rural no es sólo un problema económico sino que involucra elementos culturales, sociales, políticos e institucionales con el concepto de democracia, empezó a configurar desde finales de los años ochenta las bases de nuevos conceptos sobre desarrollo rural. En el "Seminario internacional sobre economía campesina y pobreza rural", convocado por el Ministerio de Agricultura de Colombia y el Fondo DRI en 1987, Gustavo Gordillo enunció los temas nodales para un nuevo desarrollo rural18:

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Gordillo, Gustavo (1987). "Seis temas nodales para un nuevo desarrollo rural". En Jorge Bustamante (compilador), "Seminario internacional de economía campesina y pobreza rural", Minagricultura, Fondo DRI, Bogotá.

10 - debate alrededor del concepto de propiedad en el medio rural, teniendo como problema central el mercado de tierras; - la política de asignación de recursos: profundización de la desigualdad social, restricciones de recursos para financiamiento del desarrollo y combinación de la austeridad presupuestal con combate a la desigualdad social; - relaciones intersectoriales: papel asignado a la agricultura en el desarrollo y perversidad del proceso de industrialización; - el dilema del infante rural: estatuto del campesinado frente al Estado y ciudadanía plena al campo o ciudadanía restringida; - la organicidad del movimiento campesino: la tutela estatal y las formas orgánicas; - la democracia agraria: ¿qué significa el ejercicio de la democracia plena en el medio rural?: ¿participación electoral? ¿participación en el proceso productivo y en la riqueza generada? ¿democracia social? Los temas enunciados por Gordillo fueron recogidos en distintos momentos y por diferentes enfoques en la década del noventa, y complementaron otros temas como los de empleo e ingresos, actividades extraprediales y territorio, temas que no han podido ser desligados del estatuto de los actores frente al Estado y la cuestión de la democracia. En un trabajo de síntesis sobre su experiencia en el tema de desarrollo rural, Orlando Plaza [Plaza 1998], propuso este conjunto de elementos para lograr una definición de desarrollo rural: - una visión global de la sociedad nacional; - una comprensión y análisis del Estado; - diferenciación entre el desarrollo rural y el agrario; - diagnóstico e interpretación de la sociedad rural; - entendimiento del mundo campesino; - análisis de las articulaciones con la sociedad global; - inscripción en una propuesta de desarrollo nacional que implica clarificar el estilo de desarrollo, las apuestas política, técnica y utópica y el fundamento en una teoría del cambio. En un trabajo conjunto con Chiriboga [Chiriboga, Plaza 1998], criticaron el que usualmente se estime que existe desarrollo rural cuando se consiguen niveles aceptables de producción y productividad y cierto bienestar de la población rural, siendo esta una visión limitada a lo económico y a algunos indicadores de bienestar. Por consiguiente, estimaron que la nueva acepción incluye: - un fortalecimiento de la sociedad civil y la democracia en el campo; - la equidad de género y etárea; - el perfeccionamiento de los sistemas políticos locales; - la creación de mayor número de núcleos de acumulación para un mercado interno más sólido y diversificado; - el desarrollo regional y local; - la distribución más equilibrada de la población; - la conservación de los recursos naturales, y - el respeto a la diversidad cultural. Según los autores, poder desarrollar estos criterios implica elevar la capacidad de negociación de

11 la población rural, ampliar el ámbito de las políticas y programas, superar la visión que reduce el desarrollo a opciones individuales y de las unidades de producción y superar el planteamiento dualista; exige también políticas diferenciadas. En esta perspectiva, el desarrollo rural es un tema complejo que comprende distintas dimensiones y niveles de análisis (unidades productivas, esfera local, regional, nacional e internacional), múltiples propuestas y experiencias y reconocimiento de la estructura internacional. Sobre estas dimensiones, el esquema para el desarrollo rural requeriría: - una entrada conceptual que exige niveles de análisis en las lógicas de las unidades de producción, naturaleza y funcionamiento del aparato productivo y lógica de acumulación, y - entrada en la formulación de políticas, centrada en los niveles de política relativos a los programas y proyectos, política sectorial y macropolítica. Por su parte, los niveles sociales que privilegia la acción son los actores, las estructuras sociales (localidades, microrregiones, regiones) y los procesos (tendencias globales de la sociedad). Chiriboga había trabajado con anterioridad en torno a la urgencia de involucrar al conjunto de los actores agrarios para poder enfrentar el nuevo contexto internacional19. Al enfrentar la pregunta de las modalidades de inserción y cambio para lograr los propósitos de modernización en inclusión de la mejor manera, propuso cuatro campos de acción: 1- la modernización de las economías, sobre la base de un crecimiento económico que tenga como pilares los cambios tecnológicos actuales; 2- la modernización democrática e incluyente, que implica: 1) una noción de agricultura ampliada, relativa a: a) complejos agroindustriales, enlaces productivos e innovación tecnológica para crecimiento de la productividad; b) superación de la oposición rural - urbana; c) desarrollo de nuevos ejes de complementariedad y construcción de coaliciones urbano-rurales en torno a las cadenas productivas; d) construcción de encadenamientos entre empresas; e) nuevo tipo de relación con los recursos naturales, dado su carácter territorial; f) proceso de empresarización rural amplio; g) desarrollo de mecanismos de concertación, organización y coordinación al interior de las cadenas productivas; h) participación de los actores sociales; i) construcción de un sistema de actores sociales; 2) incorporación material y simbólica de los sectores más pobres; 3) participación de los actores sociales en la modernización; 4) nuevo acuerdo social básico con la sociedad como elemento clave para las transformaciones; 19

Chiriboga, Manuel (1992). "Hacia una modernización democrática e incluyente de la agricultura en América latina y el Caribe". En Absalón Machado (compilador), "Desarrollo rural y apertura eonómica", Fondo DRI, IICA, Bogotá.

12 3- generación de condiciones de gobernabilidad, 4- inclusión de los campesinos como productores asociados, con posibilidades de empleo en actividades propias de los enlaces productivos. Para Chiriboga, "La modernización democrática implica una articulación moderna entre los diversos sectores que conforman la economía. Lo particular de esta modernización es que opera sobre la base de un acuerdo amplio y concertado entre actores sociales constituidos, que dirimen sus diferencias y se ponen de acuerdo por medio de las instituciones del régimen democrático. La acción del Estado y del mercado resultan justamente de esa concertación" [Chiriboga 1992, 20]. El enfoque de Chiriboga recoge las bases de los desarrollos sobre la ruralidad post-consenso de Washington. Los elementos productivistas dan pie para los enfoques que se basan en el desarrollo de cadenas y capacidades gerenciales que suponen que las clarificación de las relaciones contractuales es suficiente para resolver los conflictos, y los elementos de democratización, sistema político y gobernabilidad dan el marco para la nueva ruralidad. La idea de agricultura ampliada, que combina en un mismo espacio diferentes actores, múltiples actividades y formas de empleo e ingresos, sienta las bases de la posterior relación territorio - ruralidad más allá de la agricultura. Ello es más claro en su definición de desarrollo rural, que entiende como "el proceso de cambio y modernización de las zonas rurales atrasadas, tradicionalmente de predominancia campesina, que opera constituyendo a los campesinos, al Estado, a los empresarios locales y regionales en actores de esa transformación. El desarrollo rural resulta de un conjunto de intervenciones tanto públicas como privadas, donde los empresarios deben jugar un papel relevante" [Chiriboga 1992, 60]. Esta conceptualización marca también la diferencia de enfoque con las teorías de los sistemas de producción, que enfatizan el proceso de modernización de las economías campesinas, y con los enfoques políticos, que le discutirán la fragilidad de la modernización de la gran agricultura en cuanto a su escasa contribución a la transformación de las relaciones de poder antidemocráticas imperantes en el mundo rural.

Desarrollo rural integrado El programa de Desarrollo Rural Integrado es considerado el programa gubernamental más consistente sobre la agricultura campesina en el contexto del desarrollo basado en el crecimiento, en el que constituye "el mecanismo de articulación más importante de los pequeños productores a la imagen deseada del productor rural". Tras el desmonte de la reforma agraria como eje de la política campesina, el DRI se dirigió a pequeños agricultores para garantizar su productividad. "Es decir, a través del DRI el problema fundamental del campesinado en Colombia dejó de ser el acceso a la tierra y pasó a ser el acceso al progreso técnico"20. 20

González, Juan Manuel (2001). "Una aproximación al estudio de la transformación ecológica del paisaje rural colombiano 1850-1990". En Germán Palacio (editor), "Naturaleza en disputa. Ensayos de historia ambiental de Colombia 1850-1995". Universidad Nacional, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Bogotá. Pp. 108 y 107.

13 El objetivo del DRI fue el de transformar las sociedades rurales atrasadas en sociedades orientadas al mercado, para lo cual colocó el énfasis en la adaptación de paquetes tecnológicos tipo revolución verde, especializó la producción en pocos productos alimenticios, reemplazó los asocios por monocultivos y adecuó la asistencia técnica, énfasis que proyectaron una imagen del campesinado articulado a la imagen del productor moderno [González 2001]. El DRI entendió "a los campesinos como productores independientes, vendedores de productos agrícolas -como simples empresas familiares con cierta capacidad de progreso- sin considerar su articulación regional". Desde esta perspectiva, la estrategia de política del DRI perdió de vista los contextos en los cuales estaba inmerso el campesinado, terminando en consecuencia por imponer y condicionar el desarrollo de la sociedad y de las economías campesinas sobre las cuales intervino21. El DRI orientó sus acciones en la misma dirección de modernización que venía desarrollando el campesinado. En este caso, según Forero, el programa fue complementario a los factores que generaron las transformaciones de las economías campesinas. Es esta la razón por la que "los usuarios DRI poco o nada se diferencian de la población campesina entrevistada como "testigo" cuando unos y otros están ubicados en contextos sociogeográficos similares"22. Aun teniendo como transfondo un imaginario sobre el campesinado, el DRI trabajó con una baja proporción de población en el campo y no tuvo la pretensión de modificar las limitantes estructurales e institucionales del medio aunque comprometió a diversas organizaciones del Estado. Tampoco tuvo el suficiente poder político para alterar la estructura del poder público en el agro o modificar su institucionalidad23. A pesar de estos problemas, algunas evaluaciones del DRI mostraron lo pertinente que podría ser el programa en momentos de crisis. Los intensos cambios en las políticas económicas de América Latina a finales de la década ochenta, por ejemplo, tras una década de aplicación del DRI, dejaron como enseñanza que en el contexto del proteccionimismo de los países desarrollados y de ajustes en las políticas económicas, se creaban condiciones para programas efectivos de desarrollo rural, bajo la tesis que la agricultura podía desempeñar un papel clave en el restablecimiento del crecimiento económico24.

21

Forero, Jaime (1990). "Evaluación general del programa de Desarrollo Rural Integrado -DRI- en Colombia". Universidad Javeriana, Ministerio de Agricultura, Volumen I, Bogotá. P. 8. 22

Ibid. P. 4. Agrega que "el DRI lejos de producir efectos que coloquen a sus usuarios en una situación diferente a los campesinos que no participan en el Programa, ha sumado su acción a múltiples fuerzas que han transformado al campesinado". P. 4. 23

Echenique, Jorge (1987). "Algunas reflexiones sobre el programa DRI". En Jorge Bustamante (compilador), "Seminario internacional de economía campesina y pobreza rural", Minagricultura, Fondo DRI, Colombia. 24

De Janvry, Alain et al (1991). "Campesinos y desarrollo en América Latina. Proceso global. El DRI en Colombia". TM Editores, DRI, Bogotá.

14 Las experiencias del desarrollo rural en el continente mostraban, según el trabajo del grupo de De Janvry, lo siguiente: - características complejas y heterogéneas de la pequeña producción que determinan el uso de perspectivas microrregionales para la generación y difusión de tecnologías; - necesidad de articulaciones fuertes entre investigación, extensión y agricultura; - definición de estrategias de mediano y largo plazo para los programas DRI tendientes a garantizar la secuencia de aprender en la práctica; - necesidad de asegurar acceso de pequeños productores a infraestructura e instituciones complementarias; - definición de políticas macro favorables; - organización rural como vehículo para canalizar crédito y servicios de capacitación; - generación de actividades productivas alternativas a nivel de la unidad familiar o comunal para complementar actividad agrícola; - incorporación del campesinado al diseño de los programas. Las enseñanzas de la experiencia le permitió a este grupo pensar en estrategias de desarrollo rural que se basaran en la industrialización a través de la especialización más flexible, apoyadas en complementariedades entre grandes y pequeñas empresas que se nutrieran del capital humano del campo. El desarrollo rural aprovecharía así agrupamientos regionales de empresas con técnicas relativamente simples, como las de calzado, textiles, madera, intensivas en mano de obra y tecnología sencilla pero eslabonadas con la agricultura. En este esquema, la agricultura sigue siendo clave para el desarrollo rural y da lugar a una industria de menor escala, flexible, diversa y centrada en ciudades intermedias con vínculos con las empresas rurales, gracias a la reestructuración industrial actual. Las recomendaciones del grupo de De Janvry para poner en marcha este esquema de desarrollo rural integrado, fueron las siguientes: - Política macroeconómica y sectorial favorable a la agricultura, que permita eliminar las distorsiones e incrementar la inversión pública; - eliminación de sesgos anticampesinos en el acceso a mercados, instituciones, bienes y servicios públicos; - acceso adecuado a activos productivos, que implica reforma agraria redistributiva; - eslabonamientos positivos para proyectos de desarrollo rural socialmente viables; - distribución más equitativa con programas para proteger los ingresos de los más pobres; - redefinición del desarrollo rural dentro del desarrollo regional porque la pobreza no se soluciona sólo dentro de la agricultura; - definición de múltiples enfoques de desarrollo rural dada la heterogeneidad de la población en el campo, sobre la base de los siguientes componentes: desarrollo rural hacia la finca, hacia la unidad doméstica (múltiples actividades), acceso a la tierra, creación de empleo agrícola y desarrollo regional no agrícola; - claves del sostenimiento y replicabilidad de iniciativas de desarrollo rural: inversión en capital humano e infraestructura, apoyo al surgimiento de organizaciones campesinas y promoción de su participación, proyectos de desarrollo rural descentralizados, seguimiento y evaluación, y tasas de interés positivas para no descapitalizar fondos; - nuevos actores y movimientos deben redefinir el desarrollo rural como "contrato social" entre el

15 Estado y las organizaciones de base, a través de programas nacionales y locales, y la participación de las organizaciones y ONG en el manejo de los proyectos. Como se puede observar, los años finales de la década del ochenta y primeros noventa habían definido ya las bases de lo que vendrían a ser las propuestas para el desarrollo rural en la época posterior a los programas de apertura económica, en términos de dibujar sus nuevos elementos: empleo e ingresos más allá de la finca y de la agricultura, actividades múltiples, descentralización y manejo del espacio rural, encadenamientos productivos, desarrollo del capital humano y nuevas relaciones con el Estado y la sociedad. Pero el elemento más importante es el de reivindicar un papel clave para la agricultura en el desarrollo, si bien relievaron un rol activo del campesinado que se perderá después. Desarrollo rural sustentable25 La discusión en este campo presenta aristas que deben tratarse con precaución. Dada la diversidad de enfoques sobre la sostenibilidad o sustentabilidad de los recursos naturales, la mejor opción sería la de hablar de sistemas sostenibles de producción agraria. De hecho, están identificadas diversas formas de manejo de la agricultura que representan perspectivas económicas, políticas y espirituales sobre el manejo sostenible de los recursos26, si bien no todas ellas constituyen propuestas de desarrollo rural sustentable. En particular, el enfoque de la "agroecología" sí ha avanzado hasta construir una propuesta de desarrollo rural sustentable, que se basa tanto en un diagnóstico bastante riguroso de los impactos de la agricultura moderna como en la experimentación y seguimiento a la aplicación de prácticas de agricultura ecológica y propuestas de política sobre las cuales basan sus estrategias de desarrollo rural. La unidad básica de análisis es el "agroecosistema" que, se considera, deja de ser sustentable si no puede asegurar los servicios ecológicos, las finalidades económicas y los objetivos sociales, por razones del siguiente orden27: - Disminución de la capacidad productiva por erosión o contaminación. - Reducción de la capacidad homeostática28 de adecuarse a los cambios. 25

La reseña sobre el estado del arte en torno a este tema, se basa en la monografía de grado para optar al título de Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de Carlos Salgado, "Agroecología para el desarrollo rural", del IDEA, de la Universidad Nacional de Colombia, 2002. 26

Ver Mejía, Mario (1995). "Agriculturas para la vida: movimientos alternativos frente a la agricultura química". LED, Ceproid, Cali, Colombia. 27

Altieri, Miguel (1995). "El estado del arte de la agroecología y su contribución al desarrollo rural en América Latina". En Universidad Internacional de Andalucía, materiales del curso "Agroecología y conocimiento local", Programa de Doctorado en Agroecología, Campesinado e Historia, Andalucía, España. 28

"Homeóstasis" es el estado dinámico estable en el que los procesos internos varían en respuesta a cambios en las condiciones externas para mantener constantes las condiciones internas. Equivale al concepto de "resilencia". Ver Altieri, Miguel (1999). "Bases agroecológicas para una producción agrícola

16 - Reducción de la capacidad evolutiva por erosión genética. - Reducción de la disponibilidad o valor de los recursos que satisfacen las necesidades básicas. - Reducción de la capacidad de manejo adecuado de recursos disponibles por el uso de técnicas inapropiadas. - Reducción de la autonomía en el uso de recursos, toma de decisiones y opciones de los productores. Se estima que la situación actual de la agricultura presenta dos retos importantes: incrementar la producción agrícola en 30-40% sin incurrir en degradación ambiental y permitir a la población el acceso más igualitario a alimentos y recursos para producirlos. De ahí que, frente a los impactos de la agricultura convencional, la preocupación central sea sobre la sustentabilidad de la agricultura. La intensificación de la agricultura moderna incrementa de manera acelerada el uso de recursos externos a la parcela, lo que lleva a sustituir energía renovable por energía no renovable ("sembrar con petróleo"). Usualmente, las condiciones de pobreza de la población campesina no permiten acceder a los insumos externos, razón por la que deben aumentar la presión sobre la tierra incidiendo en el agotamiento del suelo, en un ejemplo claro de degradación ambiental tanto por causa de la pobreza como de la dependencia ecológica a que se ven sometidos29. Las investigaciones sobre la revolución verde muestran que esta estrategia tecnológica ha generado los siguientes impactos30: - Concentró los beneficios en los más ricos. - Socavó las formas de acceso a la tierra y a los recursos por parte de los más pobres. - Redujo las estrategias de subsistencia y aumentó la dependencia. - Redujo la base genética y aumentó los riesgos de dependencia. - Acentuó las diferencias a través del enfoque de transferencia de tecnología. - Aumentó al discriminación en contra del campesinado por las tecnologías aplicadas. - Aumentó las exigencias de crédito a nivel de finca. - Generó el imaginario según el cual los problemas de adaptación son del campesinado, no de la técnica. A nivel general, los monocultivos inducen una composición y simplificación de la estructura del agroecosistema, siendo que su expansión desorganiza las áreas naturales de 3 formas, así31:

sustentable". En CLADES, "Bases históricas y teóricas de la agroecología y el desarrollo rural", Módulo I, V Curso sobre Agroecología y Desarrollo Rural, modalidad a distancia, V Edición, Lima, Perú. 29

Martínez Alier, Joan (1992). "De la economía ecológica al ecologismo popular". Icaria, Barcelona.

30

Hecht, Susana (1999). "Evolución del pensamiento agroecológico". En CLADES (1999), "Bases históricas y teóricas de la agroecología y el desarrollo rural", Módulo I, V Curso sobre agroecología y desarrollo rural, Modalidad de Educación a Distancia, V Edición, Lima. 31

Altieri, Migue (1999). "Dimensiones multifuncionales de la agricultura ecológica en América Latina". Clades, PED, CIED, Lima.

17 - Fragmenta los ecosistemas naturales y cambia o desliga los enlaces ecológicos. - Incrementa las áreas cerca del borde y aumenta los impactos en agriculturas adyacentes. - Aumenta la homogeneidad entre parcelas por pérdida de las áreas naturales. La agricultura moderna lleva entonces a la simplificación de la estructura del medio físico al reemplazar la diversidad natural con pequeños números de plantas y animales. Así, once especies de plantas responden por el 80% del suministro mundial de alimentos; doce especies de cultivos de cereales son más del 50% de la producción mundial de proteínas y energía y más del 75% si se incluyen los granos para animales; y se promueven tan sólo 23 especies hortícolas y 35 de árboles y nueces. Esta estructura simplificada requiere de la intervención humana continua, que se traduce en grandes cantidades de energía importada, baja diversidad genética y de cultivos, y escasa estabilidad del sistema agrícola32. Sólo para tomar el ejemplo de Estados Unidos, el 60-70% de la superficie en frijol se cultiva con 2 o 3 variedades, el 72% de la superficie en papas con 4 variedades y el 53% de algodón con 3 variedades, todas ligadas a un uso intensivo de agroquímicos y tecnología mecanizada33. A nivel mundial, sobre 6 híbridos de maíz se genera el 70% de la producción, en tanto que en Europa una sola raza ganadera, la Frisona, constituye el 60% del ganado lechero, estimándose que en los próximos 20 años se puede extinguir una tercera parte de las 770 razas restantes. Esta simplificación abre contrastes abismales frente a sistemas agrícolas campesinos e indígenas, como que el sistema agrícola Bungoma de Kenia cultiva más de un centenar de verduras y frutas correspondientes a 70 géneros y 35 familias botánicas; los Hanunoo de Filipinas consideran útiles más de 1.500 plantas y cultivan 430 de ellas; los Tswana de Botswana utilizan 126 especies vegetales y 100 especies de animales; en Asia se crían 140 razas de cerdo y en Estados Unidos sólo 19, en un claro ejemplo de degradación genética34. El impacto ha sido grande sobre los suelos. Hacia 1970 se contaba con 0.4 hectáreas -has- por persona en el mundo para provisión de alimento; ya en el 2000, el promedio descendió a 0.25 has. La superficie cultivable disponible en 1975 era de 1.500 millones de has, estimándose que para el 2025 será de 1.000 millones; la superficie cerealista era de 0.25 has persona en 1960, descendió a 0.12 en 1995 y se proyecta en 0.09 en el 2020 [Guzmán 1999]. En 1984 se contabilizaron 40 millones de has de zonas irrigadas dañadas por la salinización, impacto que cubrió a 100 millones de has en 1990. Entre 1.5 y 2.5 millones de has se abandonan al año por esta causa. La salinización se debe a sobrepastoreo y compactación de praderas, bombeo de aguas salobres de pozos petroleros, minas y plantas industriales, a los vertidos de sustancias contaminantes, a la toxicidad en cultivos por aluminio y a pérdidas por desequilibrios de 32

Altieri, Miguel (1999-a). "El agroecosistema: determinantes, recursos, procesos y sustentabilidad", y Altieri, Miguel (1999-b). "Rol ecológico de la biodiversidad en agroecosistemas". En CLADES, Módulo I, Op. Cit. 33

34

Altieri (1999-b). Op. cit.

Guzmán, Gloria et al (1999). "Introducción a la agroecología como desarrollo rural sostenible". Ediciones Mundi-Prensa, Madrid.

18 nutrientes por las prácticas agrícolas [Guzmán 1999]. La agricultura moderna, desarrollada con base en la revolución verde, ha generado crisis también en el orden de la distribución ecológica. Elementos de esta crisis son la reducción del número de agricultores, la caída de la rentabilidad, la sobreproducción y los altos costos como consecuencia de la misma tecnología, la desaceleración de los rendimientos y los impactos ambientales. Ante estos hechos, la agroecología como estrategia política apunta a consolidar unos criterios básicos para el desarrollo. Primero, la seguridad productiva, con el dominio de diversos pisos ecológicos y agroecosistemas; segundo, definir unas reglas para proteger la capa fértil del suelo, y tercero, promover la seguridad alimentaria. En esta perspectiva, los requisitos globales para una agricultura sustentable son: - Manejo, uso y conservación de los recursos naturales. - Desarrollo y difusión de tecnologías accesibles, económicas y aceptables. - Políticas agrarias compatibles; mercados, precios e incentivos justos; contabilidad de costos ambientales y estabilidad política. - Cambio institucional y organización social; desarrollo de recursos humanos y capacidades locales; investigación participativa [Altieri 1999-b]. La agroecología propone estos pasos para la reconversión o la transición de un sistema tradicional a uno agroecológico, que se resumen en 4 puntos: - Eliminación de los insumos químicos. - Racionalización del uso de agroquímicos mediante el manejo integrado de plagas y nutrientes. - Sustitución de los insumos agroquímicos por otros alternativos de baja energía y de carácter biológico. - Diversificación de los sistemas agrícolas con equilibrio de cultivos y animales para que el sistema pueda subsidiar su propia fertilidad, regular naturalmente las plagas y optimizar la producción [Altieri 1999-b]. En este sentido, propone también una metodología que permite diseñar un sistema agrícola, cuyo primer paso es el de conceptualizar el sistema siguiendo estos puntos35: - Propósito del sistema: por qué establecerlo. - Delimitación: dónde empieza y dónde termina. - Contexto: ambiente externo. - Componentes: principales constituyentes. - Interacciones: relaciones entre componentes. - Insumos: recursos externos. - Recursos: componentes dentro del sistema. - Productos: principales salidas. - Subproductos: productos útiles pero incidentes.

35

Altieri, Miguel (2001-b). "Diseñando agroecosistemas sustentables". En CLADES, Módulo II. Op. Cit.

19 La agroecología tiene también un impacto positivo en la generación de trabajo, incide en ahorros ambientales por reducción del daño ambiental y crea institucionalidad porque cuando los campesinos se asocian generan un nuevo tipo de comunidad y de relación con el medio, que es diferente a la de campesinos no asociados. En el campo de las estrategias locales para un desarrollo rural sustentable, se ha propuesto lo siguiente36: - formar actores capaces de mejorar su calidad de vida de manera sostenida; - ampliar las políticas de descentralización que refuerzan la capacidad de las autoridades locales de invertir en los sectores de más bajos recursos, permitiendo la incidencia de la comunidad en la definición del gasto; - definir políticas sectoriales o macro que no discriminen la agricultura; - desarrollar capacidades en las familias campesinas para generar ingresos, seguridad alimentaria y hábitat; - crear y mejorar el conocimiento en agroecología, acceso a la información, crédito y organizaciones comunales; - desarrollar instituciones líderes afines a la propuesta agroecológica; - facilitar la transición al desarrollo agroecológico a diversos estratos campesinos. En el campo de las estrategias globales, el desarrollo sustentable debe ganar la propuesta de "Bienestar duradero", queriendo decir que el movimiento por la agroecología debe preocuparse por su desarrollo en términos de valor de existencia, antes que por los precios [Martínez Alier 1992]. Bajo estas premisas, puede considerarse que el "Desarrollo rural sostenible (es) la potenciación, estímulo y establecimiento de actividades socioeconómicas y culturales descentralizadas que, con un fuerte componente de decisión local, movilizan a la población de una determinada zona en la prosecución de su bienestar, autodefinido éste por su soporte cognoscitivo local, mediante la máxima utilización de los recursos propios, humanos, materiales y buscando la máxima autosuficiencia agroalimentaria posible a través de la agroecología"37. El desarrollo rural sostenible desde la agroecología, requiere usar los elementos de resistencia específicos de cada localidad, potenciando formas de acción social colectiva. Requiere una agricultura participativa bajo métodos de desarrollo endógeno. Las características asignadas a un plan rural sostenible son, entre otras [Guzmán 1999]: - integralidad: aprovechamiento de los recursos de la zona, estableciendo diversidad de actividades económicas; - armonía y equilibrio con base en sistemas agrosilvopastoriles; - autonomía de la gestión y control propio de los actores; 36

Yurjevic, Andrés (1999-a). "El desarrollo sustentable: una mirada actualizada". En CLADES, Módulo I. Op. Cit. 37

Sevilla Guzmán, Eduardo (1995). "Una experiencia educativa de agroecología en Europa, surgida desde Latinoamérica". En Universidad Internacional de Andalucía, Op. Cit. P. 196.

20 - minimización de las externalidades negativas en las actividades productivas, con redes locales de intercambio de inputs; - mantenimiento y potenciación de circuitos cortos locales; - uso del conocimiento local; - pluriactividad, selectividad y complementariedad de rentas; como actividades complementarias, no como hacer de todo, bajo requisito de recuperar prácticas sustentables; - estilo de cultivar ligado a lo endógeno, con base en el repertorio cultural existente, la organización interna de los elementos internos de la explotación agraria y modelación de las relaciones tecnológicas del predio. En el campo de la investigación se hacen necesarios ciertos requisitos para el éxito de nuevos sistemas de investigación38: - selección de tecnologías apropiadas; - personal de investigación con experiencia; - agricultores como parte del grupo investigativo. Los desafíos en el campo energético son del siguiente orden, entre otros39: - mantener la arquitectura de los ecosistemas para evitar la pérdida de energía acumulada y el uso de insumos externos; - evitar la pérdida de estabilidad para mantener la capacidad de acumulación energética; - si hay pérdida de diversidad, introducir especies exógenas que cumplan funciones equivalentes; - desarrollar políticas energéticas eficientes energéticamente; - no eliminar la cubierta boscosa de los ecosistemas ni la cubierta del suelo en los agroecosistemas; - desarrollar asociaciones de alta eficiencia fotosintética. Como criterio general, la difusión agroecológica de la sostenibilidad implica un manejo de los recursos naturales que sea ecológicamente sano, socialmente justo, económicamente viable, culturalmente adaptable y socioculturalmente humanizado40. La riqueza en manos del campesinado, representada en gran variedad de plantas y animales, se ha ido perdiendo por los efectos del monocultivo. Lo que era su patrimonio -y de la naturaleza- ha sido sustituido por ganancias pingües y salarios envilecidos. La pérdida de este patrimonio atenta también contra la reproducción del campesinado y la estabilidad social y ambiental.

38

Harwood, Richard (2001). "Investigación para el desarrollo de la pequeña finca". En CLADES, Módulo II. Op. Cit. 39

Gligo, Nícolo (1984). “La energía en el modelo tecnológico agrícola de América Latina”. En Revista de la Cepal No 22, Santiago de Chile. 40

Sevilla Guzmán, Eduardo (1995-a). "El marco teórico de la agroecología". En Universidad Internacional de Andalucía, Op. Cit.

21 La Nueva Ruralidad La década de los noventa conmocionó las ideas y políticas sobre el desarrollo. La puesta en prácticas de las políticas neoliberales tuvo como transfondo una visión del desarrollo económico que colocó el énfasis en otros lugares. Las propuestas que valoraban la inversión física, el papel activo del Estado, el papel reactivador del gasto público, el proteccionismo y las políticas sectoriales, fueron dejadas atrás por ideas que promovieron el rol de los mercados, la información, el impacto del capital humano y las externalidades; del estímulo a la demanda se pasó al de oferta como motor del desarrollo. En el antiguo enfoque, los sectores industrial, agrícola y de la construcción se estimaban vitales. En el nuevo esquema no lo fueron, y dieron paso a las áreas horizontales para estimular la oferta: vías, salud, comunicaciones, lo ambiental. El concepto de capital humano se llegó a considerar el descubrimiento más importante de la teoría del crecimiento económico y, junto con el concepto de equidad, constituyeron los nuevos pilares de las estrategias de política. A finales de los años noventa, la conferencia internacional sobre el papel del sector rural en el desarrollo de América Latina convocada por la Misión Rural de Colombia, llegó a los siguientes acuerdos41: - reconocimiento de la crisis de los paradigmas y ajuste de políticas a las nuevas realidades; - la transición como un momento de ajuste institucional; - la asunción de políticas diferenciadas para abordar la realidad rural; - reivindicación y viabilidad del peso del sector rural en la sociedad; - afirmación del reconocimiento del territorio rural; - reconocimiento y reivindicación del alto retorno de la inversión en lo rural; - aceptación del mercado como compatible con opciones justas; - reconversión y diversificación productiva como imperativo: servicios ambientales, turismo, cadenas; - reconocimiento de la importancia del empleo y los ingresos no agrícolas como determinantes en los mercados rurales; - conclusión de las reformas institucionales; - generación de espacios de negociación internacionales; - reconocimiento de la importancia de la innovación y el desarrollo científico y humano. Estos acuerdos fueron la base la llamada "revalorización de lo rural", cuyos pilares fueron: - dar prioridad a la atención de los territorios rurales; - promover el enfoque de la nueva ruralidad entendida como una propuesta analítica de integración de los desarrollos conceptuales y políticos, de generación de nuevos debates e instrumentos que potencien la gestión y de entender lo rural como un continum de lo urbano; - establecer factores que incidan en la ampliación de oportunidades; - identificar nuevos escenarios marcados por la globalización, y - lo rural incorporado a una canasta de actividades. 41

Echeverri, R. y Ribero, M. (2002). "Nueva ruralidad. Visión del territorio en América Latina y el Caribe". IICA, Misión Rural, Costa Rica.

22 La "nueva ruralidad" definió tres grandes fundamentos, según Echeverri y Ribeiro: - redefinir el ámbito de acción de la política rural; - revisar a fondo la economía rural, y - proponer una nueva institucionalidad rural. En esta perspectiva, se entendió el "ámbito rural como el territorio construido a partir del uso y apropiación de los recursos naturales, donde se generan procesos productivos, culturales, sociales y políticos. Estos procesos se generan por el efecto de localización y apropiación territorial, de lo cual se desprende que los recursos naturales son factores de producción localizados. De esta forma lo rural incorpora otras áreas dispersas y concentraciones urbanas que se explican por su relación con los recursos naturales, comprende una amplia diversidad de sectores económicos interdependientes, involucra dimensiones económicas y no económicas, establece relaciones funcionales de integración con lo urbano y se fundamenta en una visión territorial" [Echeverri, Ribero 2002, 17]. Los otros elementos propuestos como constitutivos de la "nueva ruralidad" fueron los de planificación territorial descentralizada, democracia participativa y nueva forma de gestión del desarrollo, construcción de una verdadera ciudadanía rural y tratamiento de nuevos temas, como el ambiental. La "nueva ruralidad" requiere también la revisión de la institucionalidad para el territorio rural, que se hace a partir del reconocimiento de la transición actual de los macroprocesos, el cambio en las funciones y competencias de los territorios, la descentralización y la globalización, los cambios en las responsabilidades de los ámbitos públicos y privados, y la redefinición del papel del Estado. Como se observa, el fundamento de la "nueva ruralidad" es el territorio, la revalorización del espacio rural y su geogragía. En este sentido, definen la ruralidad como "una condición básica de construcción de sociedad a partir de la dependencia existente entre los condicionantes de localización de la base económica y la formación de asentamientos humanos dependientes de ella. El factor diferenciador de lo rural radica en el papel determinante de la oferta de recursos naturales que determina patrones de apropiación y permanencia en el territorio, en procesos históricos. En síntesis, esta visión de lo rural incorpora una visión de base económica: oferta de recursos naturales, y una definición de proceso histórico: construcción de sociedad" [Ibid, 24]. La "nueva ruralidad" desarrolla otros conjuntos de principios: - cambiar la dicotomía rural-urbano por un sentido de jerarquía regional, determinada por centros urbanos con funciones claramente rurales; - desarrollar un enfoque de economía de los recursos naturales antes que agrícola. La agricultura ampliada y las cadenas productivas deben ser el foco de las políticas en la región; - la economía rural hay que entenderla como integral y diversificada, especialmente, en los mercados laborales. Bajo estos principios, Echeverri y Ribeiro estiman que los criterios esenciales para una política rural son:

23 - reconocimiento de la abundancia de mano de obra; - valoración de los saberes tradicionales; - la condición singular de agricultura tropical; - las limitaciones de capital; - las oportunidades que ofrece la riqueza ambiental; - la necesidad de generar una economía distributiva e incluyente: La "nueva ruralidad" acoge el carácter multifuncional que la FAO definió para la agricultura, en el sentido de definirle una función económica, relativa a su contribución al crecimiento económico; una función ambiental, relativa a la conservación de los recursos y preservación del medio ambiente, y una función social, de desarrollo del capital social. Pero estima que este carácter multifuncional requiere del desarrollo de un marco para la institucionalidad rural que nace de procesos de cambios y reformas que marcan una transición en la naturaleza e instrumentos de gestión y política. Este marco debe basarse en un mercado de políticas públicas que englobe nuevas formas de interacción y relacionamiento de agentes privados y públicos. La nueva institucionalidad exige pasar a la tercera etapa de reformas, después de aquellas que crearon un Estado remanente y aquellas que incorporaron dimensiones institucionales y organizativas. Esta tercera generación debe centrarse en los siguientes elementos: - calidad de la gestión institucional, efectividad estatal y desarrollo de capacidades para perfeccionar el funcionamiento de los mercados con nuevas formas de regulación; - creación de redes de colaboración; - explotación de complementariedades; - estímulo a la participación e iniciativa social; - generación de igualdad de oportunidades, y - suministro de bienes públicos. El enfoque de la "nueva ruralidad" es consciente de la necesidad de un marco de transición, en el que de entrada, la institucionalidad se entienda como una especie de contrato social en el que se garanticen los derechos y se definan los parámetros para el cumplimiento de deberes. Este marco de transición exige trabajar en dos dimensiones: ámbito de la gestión, de lo privado a la público pasando por el corporativismo, y ámbito territorial, de lo local a lo global pasando por diferentes espacios. Lo que se ha llamado el mercado de políticas públicas requiere trascender el modelo precedente, de oferta, de iniciativa y concentración de funciones en el Estado, a un modelo de demanda, de instancias privadas y locales, propio de un "esquema de libertad económica, participación social y democracia" [Ibid, 134]. La "nueva ruralidad" le asigna un papel específico al Estado: - velar que las instituciones expresen arreglos legítimos; - reconocer la iniciativa individual, la autonomía comunitaria y la organización económica privada; - operar bajo la lógica del mercado; y - colocar el énfasis en la equidad y la justicia en el acceso y oportunidades para todos; - velar por el interés común; - hacer lo que los privados no hacen;

24 - tener liderazgo político; - generar marcos regulatorios y normativos; - fortalecer los agentes institucionales; - promover la inversión pública, y - proveer bienes públicos. El Estado debe, en consecuencia, promover políticas públicas progresivas de redistribución y favorecimiento de los más débiles, lograr que la inversión pública sea multiplicadora de la privada, generar políticas estrictas en el fomento de externalidades que estimulen la competitividad social, y promover capacidades de autonomía y autogestión. Bajo estos criterios, las nuevas reglas de juego tienden a la generación de una normatividad para el desarrollo rural, un escenario de consenso, un escenario de cooperación internacional, y la planificación territorial y sectorial. Finalmente, se proponen las nuevas instituciones para el territorio rural, que se agrupan como organizaciones de la demanda, que son de carácter privado; organizaciones de la oferta, de carácter público, y organizaciones de acompañamiento y soporte.

El enfoque territorial del desarrollo El IICA ha profundizado mucho más su versión de lo territorial expuesta en la "nueva ruralidad" y en un artículo borrador de febrero del 2003 prefiere hablar del "enfoque territorial del desarrollo" [Echeverri et al 2003]. El concepto tiene como punto de partida un análisis dinámico e integral de las dimensiones económica, social, ambiental y político institucional, que reafirma los desarrollos previos y coloca un énfasis mayor en los procesos sociales. Los objetivos que se traza el enfoque son los siguientes: - reducir la pobreza y promover el bienestar rural; - potenciar la contribución del sector a la sociedad; - reducir las inequidades en la distribución del ingreso; - mejorar la seguridad alimentaria de los pobladores rurales; - impulsar el desarrollo humano de los actores sociales, y promover los patrones de uso sostenible de los recursos naturales. En este enfoque, el desarrollo rural se consolida por dos propósitos superiores: - cohesión social con equidad, solidaridad, justicia social, pertenencia y adscripción, y - cohesión territorial como expresión de espacios, recursos y sociedades inmersos en regiones, naciones y espacios internacionales. El enfoque, coloca de manifiesto lo siguiente: - el carácter polifacético de los territorios rurales;

25 - la ubicación de la reducción de la pobreza en el marco del desarrollo territorial; - la superación del marco institucional tradicional y la orientación de la inversión hacia lo económico, y - el establecimiento de mecanismos de participación abiertos y pluralistas. En lo relativo a la gestión de las políticas públicas, sugiere: - la relevancia del territorio es el objeto de las políticas públicas; - el desarrollo de políticas públicas adaptadas al contexto; - la cooperación entre agentes para la gestión de políticas; - la redefinición del papel del Estado: provisión de bienes públicos, dirección y regulación de la economía, y construcción de democracia e institucionalidad rural. El "enfoque territorial del desarrollo rural" abre cuatro campos de preocupación: - la sostenibilidad de los medios de vida, - la cooperación y gobernabilidad locales; - la superación de la economía agrícola por un concepto de economía territorial, y - riesgos y oportunidades de la globalización. Los promotores del enfoque reconocen que el trabajo actual es un punto de convergencia de enfoques anteriores, como el desarrollo comunitario, el enfoque de los pequeños productores, de los programas DRI, y retoma los elementos conceptuales de la "nueva ruralidad"; presta ahora más atención al análisis de sistemas económico-ecológicos, la formación del capital humano y la valorización del capital social e institucional. Nuevos énfasis del Enfoque Territorial del Desarrollo Rural ¡Error! Marcador no definido.Enfoque tradicional

Enfoque territorial

- Descentralización y reforma del Estado - Participación y compensación - Perspectiva ambiental - Economía agrícola - Tecnología para productividad - Sistemas pasivos de información - Capital físico - Urbano-rural - Enfasis sectorial, focalización en productos

- Ordenamiento territorial - Cooperación e inclusión - Desarrollo sostenible - Economía territorial - Innovación tecnológica y competitividad territorial - Sistemas vivos de gestión del conocimiento - capital natural, humano y social - Fluidez entre lo urbano y lo rural - Enfoque multisectorial, énfasis en cadenas y clusters productivos - Políticas orientadas por demanda

- Políticas orientadas por oferta Fuente: Echeverri et al 2003, Cuadro 7, P. 21.

II. EL ESTADO DEL ARTE EN EL CONTEXTO NACIONAL Retomando el argumento de Machado en la introducción de este documento, es muy poco lo producido en el ámbito nacional sobre desarrollo rural. La literatura académica suele ser

26 abundante en el seguimiento y la evaluación de las políticas para el sector y en los estados de arte sobre las tendencias y enfoques teóricos sobre el desarrollo de la agricultura42. En términos de modelos de desarrollo rural propiamente dicho, pueden relevarse los programas de desarrollo rural integrado -DRI-, los modelos para desarrollo de los sistemas agroindustriales y la propuesta global de la Misión Rural. La literatura restante inscribe sus análisis sobre el sector agropecuario en el modelo general de crecimiento de la economía, restringiéndose a la evaluación de variables.

LOS MODELOS DE SUSTITUCION DE IMPORTACIONES Y DE PROMOCION DE EXPORTACIONES En el campo del desarrollo económico de América Latina se acepta que los modelos de sustitución de importaciones y promoción de exportaciones marcaron la pauta del desarrollo entre la década de los años cuarenta y mediados de los ochenta del siglo pasado. Estos modelos centraron su preocupación en la industrialización, el desarrollo de los sectores modernos, la extensión de la tecnología como signo de progreso y el aumento de la dotación de capital, entendiendo la abundancia de mano de obra como un obstáculo al desarrollo. Una mirada sobre las políticas agrícolas de las primeras décadas referidas permite concluir con Balcázar que "Si bien en las décadas de los treintas, cuarentas y cincuentas el Estado aplicó una política tendiente a estimular la producción de alimentos y materias primas..., ello no se tradujo en una capacidad efectiva para definir la orientación del cambio tecnológico en el sector. Por el contrario, durante esta etapa la generación y tansferencia de tecnología fueron adelantadas fundamentalmente por entidades privadas, es decir, por las empresas internacionales que operan en las ramas de maquinaria e insumos agroquímicos. Este proceso se originaba en los países donde la modernización e industrialización de la agricultura había alcanzado gran desarrollo. En consecuencia, el tipo de medios de producción y las combinaciones de recursos... se definían respondiendo a los problemas específicos de tales países, muy distintos a los que se presentaban en las naciones atrasadas como la colombiana"43. Dadas las exigencias e implicaciones internas del modelo de crecimiento, las características del patrón de cambio tecnológico desarrollado por la agricultura colombiana han sido las siguientes: - respondió a un proceso de transferencia internacional de tecnología que sigue la estructura de costos de la producción en los países de origen; 42

Ver al respecto: 1) Machado, Absalón (2002). "De la estructura agraria al sistema agroindustrial". Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. En especial, el Capítulo 6, "Visiones y concepciones sobre el problema agrario en Colombia. 2) Machado A. y Torres, J. (1987). "El sistema agroalimentario. Una visión integral de la cuestión agraria en América Latina". CEGA, Siglo XXI, Bogotá. En especial, el Capítulo XI, "Teorías del desarrollo agrícola". 43

Balcázar, Alvaro (1986). "Cambio técnico en la agricultura". En Absalón Machado (compilador) "Problemas agrarios colombianos", CEGA, Siglo XXI, Bogotá. P. 209.

27 - montó "islas de modernización tecnológica" en unos pocos cultivos por ser discriminatorio. No se desarrolló una tecnología para los alimentos que permitiera competir con el "paquete"; - condujo a una especialización regional de la agricultura moderna; - transfirió a los países abastecedores de insumos los efectos del progreso técnico y no promovió el desarrollo de una base industrial local [Ibid]. Bajo estas características, los resultados del modelo sustitutivo a nivel de estructura agraria fueron44: - promovió la polarización socioeconómica y técnica de la producción; - la agricultura moderna protegida resultó poco o nada competitiva a nivel internacional debido a sus patrones de cultivo y tecnología y por el carácter imitativo y dependiente del modelo; las industrias nacionales no desarrollaron investigación y diseño sino adaptaciones; - escasos vínculos técnicos entre agricultura e industria; la sobrevaloración cambiaria desestimuló la industria nacional de insumos; - la agricultura moderna terminó enfrentada al cuello de botella del agotamiento del mercado por sus problemas internos. Balcázar argumenta que al analizar los instrumentos de política sectorial, se encuentra que con la sola excepción de la reforma agraria y del DRI, todos los demás instrumentos concentraron altamente los beneficios, tanto en términos de productos como de grupos sociales. Obviamente, los menos beneficiados fueron los campesinos, puesto que las políticas estaban orientadas hacia los productores de exportables. "La mayor parte de los cultivos, principalmente los alimentos (excepto el arroz), y casi toda la población rural, quedaron excluidos de los subsidios y mecanismos de protección que pudieran compensar la discriminación derivada de la lógica económica del modelo de desarrollo en curso". [Balcázar, Correa 1994, 122]. Esta discriminación del modelo general de crecimiento es un consenso en la academia. Bejarano afirmaba, en el mismo sentido, que "hubo un sesgo claro (en el modelo de desarrollo entre 19501975) en favor de la agricultura comercial, productora de materias primas y que la producción de alimentos no fue protegida y estimulada en igual magnitud. Sin duda, la autosuficiencia alimentaria implicaba que básicamente el estímulo para incrementar la producción de alimentos tenía que venir de la demanda doméstica. Sin embargo, esta fue restringida por la baja tasa de crecimiento del ingreso mientras aquellos otros productos que podían dedicarse a las actividades de exportación fueron estimulados por políticas comerciales"45. El desarrollismo agrario tuvo entonces los siguientes resultados46: 44

Balcázar, A. y Correa, C. (1994). "Impacto de las políticas agrícolas sobre la mecanización agrícola". En Revista Coyuntura Colombiana, Nueva Epoca Vol 11 No 3, CEGA, Bogotá. 45

Bejarano, Jesús A. (1984). "La agricultura colombiana en un contexto de crisis". En Revista de Economía Política Pensamiento Iberoamericano No 8, Madrid. P. 218. 46

Ver Machado, Absalón (1985). "El sistema alimentario en Colombia". En Revista Coyuntura Agropecuaria, CEGA, Bogotá, III trimestre.

28 - conservó la estructura de distribución de la propiedad de la tierra; - perdió la visión estructural de los problemas agrarios, dándole un manejo coyuntural y casuístico con descoordinación institucional y del aparato productivo; - desprotección de la agricultura con caída de la rentabilidad y desacumulación; - pérdida de poder del Ministerio de Agricultura; - inflación de precios de alimentos; - desarticulación de las organizaciones agrarias y carencia de política social, y - caída de la inversión pública para el agro. Grosso modo, el papel sectorial y las estrategias para la agricultura en los modelos de desarrollo de sustitución de importaciones y promoción de exportaciones, fueron47: - transferencias de recursos de ahorro; - traslado de mano de obra barata; - traslado de divisas para financiar exportaciones; - oferta adecuada de alimentos y materias primas; - precios bajos para controlar inflación; - recursos para la formación de capital. Este rol se jugó en un contexto en el cual el patrón de desarrollo agrícola inaugurado en los sesenta y setenta, implicó un redespliegue que definió un papel mucho más complejo para la agricultura y que se expresó en estos factores, según Antonio García48: - concentración de recursos alimentarios en los centros hegemónicos; - participación cada vez mayor de las potencias industriales en las exportaciones mundiales de materias primas y alimentos, que reduce las exportaciones de los países periféricos; - participación decreciente de América Latina en el mercado mundial de alimentos; - aumento de la participación de las importaciones agropecuarias de América Latina desde las naciones industrializadas; - desequilibrios entre los ritmos de crecimiento de las exportaciones e importaciones agropecuarias; - aumento de la deuda externa. En el contexto nacional, la política para el sector tuvo estos énfasis en los años ochenta [Perfetti 1995]: - protección y promoción de exportaciones sin desabastecimiento; - aumento de subsidios a las exportaciones; - crédito adecuado en volumen; - compensaciones a exportaciones; 47

Perfetti, Juan (1995). "Las paradojas en el desarrollo de la agricultura y las opciones de política". En Revista Coyuntura Económica, Fedesarrollo, Bogotá, diciembre. 48

García, Antonio (1982). "El nuevo problema agrario en América Latina". En Revista Estudios Rurales Latinoamericanos Vol 5, No 1, Bogotá.

29 - control a importaciones; - ajustes a precios de sustentación; - acuerdos de manejo de productos. Durante el gobierno de Betancur, la política general tendió a la protección de los exportables, descuidando la protección de los importables. En el período de Barco, la política sectorial tendió a una protección general y a la sustitución de importaciones, con una política más favorable al sector que implicó: - planificación de necesidades de importación; - precios de sustentación remunerativos; - incentivos sin afectar competitividad; - reducción de costos con menores aranceles; - importaciones ajustadas a condiciones de abasto y consideradas como residuales; - estímulos a exportaciones como CERT, CAT, crédito y compensaciones en precios. Pero a pesar de estos apoyos sectoriales, el período entre 1975 y 1988 se caracterizó por un gran deterioro de los aparatos del Estado para el sector rural, de tal manera que el sector quedó al margen de todos los cambios internacionales y de la posibilidad de lograr una inserción provechosa en el contexto de los cambios que se avecinaban49. Una evaluación general de la operación de los modelos de sustitución de importaciones y promoción de exportaciones muestra que en América Latina "la transformación de la estructura productiva ha sido incompleta, pues la pérdida de importancia relativa de la agricultura no ha sido compensada por un gran dinamismo del sector industrial. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la absorción de mano de obra"50, de tal manera que el supuesto clave de los modelos de desarrollo previos según el cual la resolución del atraso en la agricultura y su modernización seguirían al desarrollo industrial, resultó poco cierto para resolver los problemas del campo. En este camino, las posibilidades del desarrollo rural resultaron frustradas. No deja de ser significativo el que aun en las condiciones descritas de discriminación de los modelos generales de crecimiento, las economías campesinas hayan podido realizar una serie de transformaciones productivas que les permitieron reproducirse y ampliarse, promoviendo una especie de "capitalismo rural" desde el cual adaptaron las relaciones sociales y productivas para su provecho, sin que ello niegue los problemas que enfrentan. Los cambios en la empresa familiar rural se debieron a51: 49

Machado, Absalón (1990). "Cambio instituional en el sector agropecuario: un reto para los 90". En Revista Coyuntura Agropecuaria No 25, CEGA, primer trimestre, Bogotá. 50

Figueroa, Adolfo (1990). "La agricultura campesina en América Latina: desafíos para los 90". En Revista Estudios Rurales latinoamericanos, Vol 13 No 1-2, Bogotá. P. 91. Ver una discusión al respecto en Sánchez, Jairo (2002), "La crisis estructural y el sector rural", Cuadernos de Tierra y Justicia No 3, ILSA, Bogotá. 51

Forero, Jaime (1998). " Economía y sociedad rural en los Andes colombianos". Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Universidad Javeriana, Bogotá.

30 - rol en el abastecimiento de alimentos a zonas urbanas; - generalización del cambio técnico sobre insumos agroquímicos; - monetización de todas sus actividades; - reducción del autoconsumo; - mayor exposición a precios de mercado; - articulación a otras actividades agropecuarias; - mayor contratación de trabajo asalariado; - mayor articulación productiva entre campesinos; - sistemas de acopio más ordenados. Frente a los resultados generales de los modelos de desarrollo y su impacto en el agro, Machado52 intentó deslindar la problemática planteada entre el desarrollo entendido como crecimiento y el entendido como promoción de condiciones económicas, sociales y políticas en el campo. Propuso la distinción entre "problema agrícola", relacionado con el crecimiento del sector agropecuario y referente a asuntos sólo sectoriales, y "problema agrario", relativo a los problemas del desarrollo y rol de la agricultura. Hay un problema agrícola cuando los factores productivos en la agricultura se desarticulan coyunturalmente dentro del mismo sector. Son manifestaciones las escasez de agua, la presencia de plagas, la adecuación de tierras, el crédito, la tecnología. Son manifestaciones del problema agrario la insuficiencia de la producción, las relaciones de producción, la importación de patrones tecnológicos, la migración, el desempleo, los conflictos sociales. El problema agrario puede ser social y del desarrollo. Encuentra entonces que "La política agrícola se identifica con un modelo de crecimiento de la actividad productiva agropecuaria y sus acciones se refieren a la adecuación de los factores productivos y su eficiencia en el proceso de producción" [Machado y Torres 1987, 336]. Por su parte, "La política agraria se refiere más a las acciones encaminadas a resolver los problemas del desarrollo económico y social en el campo, a la incidencia de aquellos en todo el sistema económico y social y a los efectos de éste último en el campo" [Ibid, 336]. Remite a la conclusión de la FAO, que habla de un modelo de modernización periférica para expresar que la prioridad dada al crecimiento fue incapaz de solucionar los problemas básicos del desarrollo, que ha conducido a concentrar el ingreso, a restringir la demanda interna por productos agrícolas, incrementar la pobreza rural, aumentar la dependencia tecnológica y alimentaria, deteriorar los sistemas democráticos y generar una crisis alimentaria en la región.

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Machado, A. y Torres, J. (1987). "El sistema agroalimentario: una visión integral de la cuestión agraria en América Latina". CEGA, Siglo XXI, Bogotá.

31 LAS LINEAS DEL MODELO DEL CONSENSO DE WASHINGTON EN COLOMBIA La crisis de los paradigmas del desarrollo condujo a que hacia finales de los ochenta y comienzos de los noventa se promoviera en la región un nuevo modelo bajo los postulados del Consenso de Washington, que en términos de la política económica nacional implicó los siguientes supuestos [Perfetti 1995]: - las fuerzas del mercado asignan los recursos según la especialización que se logre; - el ambiente macro deber ser sano y neutro; - el sector público traslada al privado la dirección del proceso de producción; - las políticas sectoriales no son compensatorias; - se eliminan los instrumentos tradicionales de intervención; - se elimina el manejo restringido y selectivo del crédito; - cada sector se nutre de los recursos globales y comparte en igualdad de condiciones; - la inversión pública se asigna según eficiencia de proyectos y no es afectada por decisiones discrecionales; - el manejo de la tasa de cambio no favorece a nadie en particular; - se reducen o eliminan las restricciones cuantitativas al comercio; - se eliminan las intervenciones directas en precios. El modelo de desarrollo inspirado bajo estos principios centró su acción en la autonomía de los individuos y el sector privado, en crear las condiciones para dinamizar la oferta de bienes y servicios, promover procesos de reconstrucción institucional y en formar ciudadanos como actores centrales del proceso de cambio y crecimiento. Como ya se reseñó, el interés se desplegó sobre las llamadas áreas horizontales y no sobre los clásicos sectores verticales; sobre el capital humano, los mercados y la información y no sobre la inversión física; sobre un papel restringido del Estado a ser garante de las reglas de juego y no sobre su papel activo; sobre los bienes públicos, la garantía de los derechos de propiedad y la eliminación de las barreras al comercio53. Lo que se dio en llamar "el modelo hacia afuera" implicó también una nueva estructura tributaria con impuestos de efectos neutros como el IVA y el predial, políticas ortodoxas de manejo económico, y un ambiente macroeconómico estable y neutro. Para el sector agrario, implicó un reordenamiento de sus recursos que en el corto plazo favoreció a los productos transables, esperando que, eventualmente, los beneficios llegaran a los no transables54. Según estos autores, "La "neutralidad" frente a las posibilidades del desarrollo de los diferentes sectores económicos representa un beneficio para la agricultura, al eliminar políticas selectivas y 53

Una muy buena exposición de los nuevos principios del desarrollo según estos postulados, se encuentra en DNP (1991), "La Revolución Pacífica. Plan de desarrollo económico y social 1990-1994". Bogotá. 54

Jaramillo, Carlos F. et al (1992). "Modelos de desarrollo, sector agropecuario y desarrollo rural: hacia un nuevo paradigma". En Absalón Machado (compilador), "Desarrollo rural y apertura económica", Fondo DRI, IICA, Bogotá.

32 discriminatorias contra el sector" [Jaramillo et al 1992, 89]. En su criterio, esto permite mejorar la transparencia y competitividad en mercados, de tal manera que éste asigne eficientemente los recursos. El modelo contempla una etapa de transición en la cual se generen acciones dirigidas a apoyar los campesinos para que se incorporen al mercado, a través de programas temporales. "La estrategia propuesta debe operar de tal forma que sea el propio modelo el que seleccione al agricultor del futuro" [Ibid, 92], con reglas que implican un gasto social no discriminatorio, la eliminación de los subsidios focalizados que de promoverlos, deben ser transitorios, y programas para la pobreza centrados en atender necesidades primarias sin que ellos hagan parte integral de la política para el sector. En este esquema, la definición tradicional de campesino deja de tener vigencia porque se integra al mercado. Bajo el esquema propuesto, Jaramillo y su grupo se preguntan "¿para qué proteger o dar tratamiento preferencial a un grupo específico de productores si los mismos pueden operar abierta y eficientemente en los mercados y beneficiarse de las nuevas condiciones? [Ibid, 96]. El modelo propugna también por evitar la concentración de bienes y servicios públicos en determinados grupos o localidades, y por impulsar la movilidad de los factores para potenciar los encadenamientos desde una visión regional.

EL SISTEMA AGROINDUSTRIAL COMO MODELO DE DESARROLLO Absalón Machado ha trabajado con persistencia el tema de la agroindustria y en su último libro [Machado 2002] realiza un recorrido conceptual que le permite sistematizar y explicar su concepto de sistema agroindustrial, que va en dirección de una propuesta de organización productiva, social y política del agro. Recogiendo los aportes de los conceptos de agroindustria, agricultura ampliada -este último en particular como ha sido utilizado por el IICA [Chiriboga 1992]-, de industrialización de la agricultura y el enfoque sistémico de la agricultura, Machado entiende el sistema agroindustrial -SAI- "como el conjunto de relaciones y procesos en que se involucran los productores agropecuarios y sus agentes económicos y sociales en el recorrido de sus productos desde la producción primaria hasta el consumidor final, incluyendo las relaciones de la agricultura con los proveedores de insumos, maquinaria, servicios, tecnología, servicios e información" [Ibid, 217]. El SAI implica el desarrollo de tres fases: - fase agraria: de generación de valor agregado en la agricultura; - fase de transición: de generación de valor agregado en la agricultura y la agroindustria, y - fase agroindustrial: de generación de valor agregado en la agroindustria. En la fase 3, se configura un verdadero SAI como sistema diferente de la estructura agraria, que implica la homogenización de las relaciones de producción y sistemas productivos, usos de tecnología y sistemas de organización y capital organizacional. El SAI puede entenderse entonces como:

33 - la fase superior del desarrollo capitalista de la agricultura, - la fase monopolista de los conglomerados y complejos agroindustriales, - la fase de una relación desigual entre agricultura e industria pero articuladas para que el excedente de la agricultura fluya a la industria y al sector financiero, - la fase en la que la agricultura se subordina a lo urbano-industrial y es el eslabón débil de la cadena, - primacía de una relación agricultura-industria y trabajo asalariado, y - de articulación al capital transnacional y al mercado internacional. Los elementos constitutivos del SAI son: - subsistema de tenencia y formas de propiedad de los recursos productivos; - subsistema de producción y empresa; - subsistema de relaciones sociales entre los agentes del sistema; - subsistema de relaciones institucionales y políticas; - subsistema de relaciones con la economía de mercado. Los actores involucrados en el SAI, son: - los empresarios capitalistas de la agricultura; - los propietarios de tierra que la usan o alquilan como bien de inversión o producción; - los trabajadores asalariados; - el empresariado agroindustrial; - los comerciantes; - los poseedores de capital, servicios y los consumidores. Bajo estos elementos y actores, en los países en desarrollo se configuran sistemas complejos de estructuras agrarias con estructuras agroindustriales en las cuales no se logra todavía un núcleo dominante y consolidado. Las formas organizativas a partir de las cuales se puede ir avanzando en esta consolidación, son las cadenas, clusters, complejos agroindustriales, sistemas agroindustriales localizados y alianzas estratégicas. El SAI implica también un cambio en los ejes de importancia en relación con el esquema de desarrollo de la estructura agraria, como que ahora la base de poder es el control y la capacidad de combinación de los factores productivos (tierra, capital, trabajo, tecnología y conocimiento), y no el control sobre la tierra. En este esquema, entre más se desarrolle el sistema, estará más lejos de la agricultura el núcleo del poder, de tal manera que agicultores y terratenientes pierden influencia.

EL DESARROLLO RURAL INTEGRADO El trabajo de De Janvry [De Janvry et al 1991], contiene un aparte especial sobre el desarrollo del DRI en Colombia, que llega a un conjunto de conclusiones y recomendaciones. Efectivamente, el DRI se reconoce como la política más explícita y sostenida para las economías campesina por su presencia relativamente estable en las regiones; porque permitió desarrollar líneas de trabajo y metodologías; por los estudios sobre asocios de cultivos, prácticas culturales

34 locales y sistemas de riego en pequeña escala, y por el énfasis en el componente de producción. Se resalta la relevancia desigual de las economías campesinas según contextos regionales y características disímiles de las sociedades campesinas. El estudio insiste en que no es conveniente acoger generalizaciones sobre las "tendencias decrecientes" de la participación de las economías campesinas en la oferta alimentaria. Si bien las variaciones son diferentes por regiones, las economías campesinas pueden restablecer su participación a través de la participación en mercados de diferentes jerarquías; Como otros estudios evaluativos55, en este se reconoce que de no fortalecer el componente de la comercialización, el DRI difícilmente lograría los impactos esperados; reconoce las insuficiencias tecnológicas en términos de investigación, la ausencia de análisis económico en los procesos de decisión sobre priorización de productos objeto de asistencia técnica, los desfases en la operación del crédito en relación con las necesidades de los productores, y las restricciones del acceso a la tierra que impiden el fortalecimiento de la economía campesina. Este estudio hace dos tipos de recomendaciones: 1) en el área programática: - especializar al DRI en el componente productivo, con énfasis en lo tecnológico y el liderazgo del ICA; - ampliar los recursos para crédito, con adecuación de sus flujos; - ampliar las acciones de reforma agraria. 2) en el área institucional: - estructurar el sistema de información, y - gradualismo en la incorporación de nuevos distritos y municipios. A raíz de los cambios en paradigmas y políticas, el DRI sufrió modificaciones profundas que incluso llevaron a su desaparición. La primera fase del DRI se ejecutó entre 1976 y 1982 y la segunda entre 1983 y 1990, en ambas fases bajo la responsabilidad de entidades públicas por asignación de recursos a presupuestos de entidades, y posteriormente por transferencias por convenios cuando el DRI se transformó en Fondo56. La Fase III, ejecutada entre 1991 y 1996 se fundamentó en la cofinanciación obligatoria con 55

Ver: 1) Arango, Mariano et al (1987). "Economía campesina y políticas agrarias en Colombia. Una evaluación del programa DRI". CIE, Universidad de Antioquia, Medellín. 2) Forero, Jaime (1990). "Evaluación general del programa de Desarrollo Rural Integrado -DRI- en Colombia". Universidad Javeriana, Minagricultura, Bogotá. 3) Maestría en Desarrollo Rural de la Universidad Javeriana (1996). "Enfoques coneptuales y operativos del DRI en Colombia en sus 20 años". En Fondo DRI, "20 años de desarrollo rural en Colombia y sus perspectivas", Seminario 26-28 de junio de 1996, Fondo DRI, Minagricultura, Bogotá. 56

Ver Vargas del Valle, Ricardo (1996). "Lineamientos para una propuesta de la Fase IV del Fondo DRI 1997-2000". En Fondo DRI, 1996, Op. Cit.

35 municipios, la ampliación de la cobertura que llevó a la pérdida de capacidad para ubicar a los beneficiarios, la libre concurrencia de entidades ejecutoras, y la orientación a partir de la demanda. En esta fase se generaron capacidades locales para gestionar el desarrollo local, gracias a las acciones de descentralización del programa. Según Vargas, la concepción sobre el desarrollo rural debe basarse en una mirada holística que involucre la competitividad, la equidad y la sostenibilidad, que vaya de lo productivo al orden público y la seguridad ciudadana, como reto principal. Un segundo reto es el de la revisión del concepto sobre lo rural, ahora necesario de ligar a las competencias de los gobiernos locales. Otros retos apuntan a la importancia que se debe conceder a los nuevos actores, la resolución de los conflictos y la visualización del tipo de sociedad rural que se quiere construir. En esta perspectiva, las responsabilidades y competencias para el desarrollo rural son del siguiente orden: - Papel de la sociedad rural y la comunidad como principales protagonistas y articulados al desarrollo local, con la responsabilidad de delinear el camino, conducir el proceso y hacer control social; - papel del municipio, de gerencia del desarrollo rural, concertar planes y desarrollar instituciones; - papel del departamento en la coordinación e integración del desarrollo regional, coordinación de iniciativas municipales, de entidades del orden nacional, el desarrollo de infraestructura, concertar los planes departamentales y trabajar por el ordenamiento y uso del territorio; - papel de la Nación en la formulación de políticas y normas, apoyo técnico, recursos subsidiarios, orientación general del proceso y articulador de las instituciones. En términos de escenarios institucionales, el grupo formulador propone que las transferencias se hagan sólo para completar recursos de entidades territoriales, destinadas a las políticas de importancia en el Plan de Desarrollo Nacional. El gobierno debiera definir estas pautas para orientar el ejercicio de planeación de las entidades territoriales. Bajo estas premisas generales, el fin propuesto del programa para la Fase IV es la de "contribuir a mejorar las condiciones y calidad de vida de las sociedades rurales más pobres del país, apoyando y fortaleciendo el proceso de descentralización política y administrativa de las competencias institucionales para el desarrollo local [Ibid, 277]. El objetivo propuesto es "canalizar mayores recursos y fortalecer la capacidad de gestión local y regional para la adecuada inversión de los mismos en beneficio de las sociedades rurales más pobres" [Ibid, 278]. Para esta IV Fase, se propuso que el DRI se extendiera a 32 departamentos y 828 municipios, actuando en pueblos con menos de 20.000 habitantes, sobre programas con tres componentes: - desarrollo institucional dirigido a fortalecer la capacidad de gestión del desarrollo rural; - inversiones para el desarrollo rural, definidas en cantidad y calidad de los activos fijos, y - servicios básicos de apoyo. La trayectoria del DRI se dio en contextos muy complejos y cambiantes que, junto con sus limitaciones para incidir en lo rural, condujeron a su desaparición. El DRI terminó diluyéndose en el Sistema Nacional de Cofinanciación, creado por Decreto 2132 de 1992 que, junto con la Ley 160

36 de 1994 de reforma agraria y el Programa de Modernización y Diversificación del Sector Agropecuario, más la Red de Solidaridad y el Plante, implicaron una serie de reformas definidas en corto tiempo que se ejecutaron sin planificación. Machado argumentaba que estas reformas se hicieron "sin que el Estado tenga claridad sobre la institucionalidad que exige el sector rural para su desarrollo y el modelo que debe seguir para ello.... "En esta maraña institucional tiende a perderse la estrategia y el concepto mismo de desarrollo rural, mientras no aparecen conceptos de desarrollo regional integral que abran espacios y posibilidades institucionales al desarrollo rural"57. Dada esta situación, Machado argumenta que según las características del Sistema Nacional de Cofinanciación, el desarrollo rural queda supeditado a la demanda de los municipios y departamentos, perdiéndose la noción de integralidad del desarrollo y la capacidad del Estado para direccionar políticas. El DRI pasó a ser un instrumento, no un definidor del desarrollo; se abandonó la idea de campesinos productores de alimentos por la orientación del mercado sobre su quehacer. "La falta de una visión integral del desarrollo se constituye en el gran vacío de la política de cofinanciación que opera por la demanda. El DRI se define por la capacidad de lo municipios y de las comunidades para identificar y formular proyectos, lo cual no conduce necesariamente a la equidad y equilibrios regionales" [Machado 1996, 357]. Este punto fue cuestionado también porque los estudios mostraban que "La debilidad institucional, mayor en los municipios pobres, es el factor que más frena la realización de los programas de desarrollo rural en Colombia. No sólo hay desigualdad de capacidades entre los municipios, sino que dentro de ellos los pobres están en desventaja para expresar sus necesidades"58. "El reto de la descentralización domina el análisis de la capacidad del DRI para alcanzar las comunidades más pobres. Dado que con la descentralización el gobierno nacional pierde facultades, esto disminuye su poder para regular el programa y señalar los beneficiarios del mismo... Pero desde el nivel municipal para abajo, es poca su influencia y no hay mecanismos especiales para garantizar que las comunidades más pobres de los municipios reciban una parte equitativa de los recursos" [Ibid: P 141]. En consecuencia, Machado propone las siguientes tareas como pendientes: - lograr una verdadera descentralización en el desarrollo rural y una efectiva participación de las comunidades; - alcanzar la integralidad en el desarrollo; - diseñar programas flexibles que incorporen las diferencias regionales y definan estrategias diferenciadas; - despolitizar el uso y asignación de los recursos; - generar un desarrollo institucional amplio para gestionar y gerenciar el desarrollo regional; 57

Machado, Absalón (1996). "El desarrollo rural y su contexto. Colombia 1975-1995". En Fondo DRI, 1996, Op. Cit. P. 355. 58

May, Ernesto (1996). "La pobreza en Colombia. Un estudio del Banco Mundial". Tercer Mundo Editores, Banco Mundial, Bogotá. P. 141.

37 - desarrollar los mercados de factores; - impulsar nuevos núcleos de acumulación con la diversificación productiva; - orientar el desarrollo local hacia la construcción de un modelo que articule las sociedades rurales a la sociedad, con plenos derechos, que cuente con estrategias para desarticular la violencia.

LA MISION RURAL La Misión Rural es un trabajo diagnóstico y propositivo sobre la cuestión rural en Colombia, que abordó un conjunto de nueve temas tendientes a realizar una propuesta de desarrollo rural para Colombia. Para efectos de presentar su visión, se trabaja sobre el informe elaborado por este Proyecto en torno a la Misión Rural59, de tal manera que una análisis más amplio se puede consultar en este informe.

Transición, convivencia y sostenibilidad La Misión Rural "nació de la necesidad de contar con una visión orientadora de largo plazo para el sector rural colombiano, que superara las visiones pesimistas, apocalípticas o simplistas y permitiera profundizar en las raíces de la naturaleza y causas de la crisis que hoy vive la sociedad colombiana" [Echeverri 1998, xiii]. Un primer problema señalado por la Misión es que no se reconoce adecuadamente la magnitud y naturaleza de la crisis del sector rural, pues no hay un diagnóstico objetivo y compartido a pesar de que surgen visiones que tratan de ubicar en la conciencia nacional la magnitud de la crisis. Propuso entonces empezar por reconocer la nueva estructura económica del sector rural, la profunda transformación con perdida de participación del sector agropecuario y la consolidación de otros sectores en el ámbito rural. Hoy surgen en el panorama nuevas actividades rurales a pesar de las condiciones de mercados incompletos y segmentados que restan potencialidad. Pero la política rural ni ha reconocido las nuevas actividades ni ha subsanado los problemas por estar orientada básicamente a lo agropecuario, dejando de lado los otros eslabones. De la misma manera, la política macro mantiene los sesgos sectoriales. Este contexto se ve agravado por la persistencia de la pobreza, las oportunidades restringidas por la baja formación para la producción, por restricciones institucionales y falta de políticas para acceder a los activos productivos, por la concentración de la propiedad de la tierra, una distribución espacial irracional de la población, el desplazamiento de población, de empresarios y dueños de fincas y el incremento de los cultivos ilícitos. Con este contexto se pretende enfrentar el nuevo escenario internacional. 59

Salgado, C. y Mesías, L. (2003). "La Misión Rural 1997-1998". Informe para el Proyecto "Prospectiva de desarrollo rural y agrario para la paz en Colombia", CID/UN - Colciencias, Bogotá. La presentación básica de la Misión Rural se encuentra en Echeverri, Rafael (1998). "Colombia en transición. De la crisis a la convivencia: una visión desde lo rural". Misión Rural, Informe Final, IICA, TM Editores, Bogotá.

38 La Misión reconoce que el sector tiene graves problemas de capital humano y social, reflejados en la baja capacidad técnica y empresarial, y en la dificultad para armonizar flexiblemente el entorno económico y responder a las exigencias del desarrollo. Ello conduce a una crisis política e institucional que se expresa en pérdida de gobernabilidad, por la ineficiencia, la corrupción y la indolencia, el debilitamiento institucional del Estado con el fortalecimiento de las estructuras locales y regionales, el colapso parcial del Estado, fragmentado y con un territorio dividido, teniendo la guerra como una expresión de la crisis política. Visiones del desarrollo Para la Misión, ante la evidencia de las debilidades de los modelos de promoción de exportaciones y de apertura, "no se cuenta hoy con un modelo alternativo, con un nuevo paradigma que de cuenta, al menos en el plano teórico, de las opciones de política de desarrollo. Vacío que se explica en buena medida por los efectos ideológicos del pensamiento neoliberal que cerró las puertas a las reflexiones y discusiones sobre enfoques más estructurales del desarrollo, confiando excesivamente en que los mercados y la eficiencia económica actuarían como sustituto real del concepto de estrategias y modelos de desarrollo"[Ibid, 11]. El concepto de desarrollo rural dejó entonces de ser importante y pertinente en las agendas de organismos multilaterales y centros académicos, y actualmente se preocupan por la competitividad y la eficiencia. Un modelo propio alternativo de desarrollo Un modelo propio y alternativo de desarrollo debe tener dos componentes, según la Misión: enfoque general del desarrollo y proceso de transición. Estos componentes deben permitir superar el carácter economicista que ve el crecimiento como un fin en sí mismo, y tener la justicia social y la estabilidad política e institucional como objetivos reposicionados en las metas del desarrollo. Esto significa tener un modelo propio y alternativo que requiere de un "proyecto nacional" que brinde definiciones en el terreno político y que surgiría de un acuerdo nacional y un pacto social, bajo las siguientes consideraciones: a. Colombia como una sociedad del conocimiento, con su futuro en el desarrollo de su potencialidad humana y natural a través de la apropiación de su riqueza, reconociendo su escencia cultural e incorporando su biodiversidad al desarrollo. b. En lo político, actuando a través de la democracia participativa e innovativa, basada en el respeto a los derechos humanos. c. En los institucional, como Estado de derecho unitario y con autonomía para la gestión territorial. d. En lo económico, sobre la democracia económica con responsabilidad de los mercados, propiedad y riqueza. e. En lo cultural, soportada sobre su diversidad.

39 f. En lo social, lo ambiental y territorial, el "proyecto nacional" se entiende como la suma de los proyectos regionales y locales. g. En lo internacional, de vocación integracionista. El proceso de transición se entiende como un puente entre la situación actual y el "proyecto nacional", y surge de reconocer la crisis, de crear condiciones de operación de la política y la economía, del sacrificio de quienes más se han beneficiado del modelo actual, y de la necesidad de diseñar medidas transitorias, movilización social y soporte político. La transición requiere de tres procesos de orden político, económico e institucional, tendientes a: a. Construcción de capital político, participación de la sociedad civil con poder y reconstrucción de los partidos para recuperar la gobernabilidad y la legitimidad. b. Ajuste de las reglas de juego con oportunidades para todos, condiciones para la producción, relacionamiento con la economía mundial e incentivos para lograr la eficiencia. c. Ajuste institucional, con reconocimiento de la elección racional que hacen los actores. La nueva realidad rural Dentro de la idea de construir un modelo propio y alternativo de desarrollo, al Misión propone un nuevo enfoque sobre el concepto de ruralidad, entiendo que lo rural es una categoría del mismo orden de lo urbano pues refiere a un espacio territorial con sectores complejos. El territorio se construye a partir de la economía agropecuaria, incorporando regiones, culturas y estructuras sociales, razón por la que va más allá de la producción. Los territorios rurales son claves para la paz, no por vía compasiva o defensiva sino constructiva. Ofrecen la posibilidad de cambiar el sentido del desarrollo en lo productivo, lo social, político y de ocupación de la mano de obra. Caminos para transitar hacia el logro del proyecto nacional La Misión Rural entiende la paz como el "establecimiento de unas condiciones de desarrollo eficiente, justo, estable y sostenible, que permita que los conflictos sean fuente de dinamización del progreso y no motivos de rompimiento del tejido social"[Ibid, 18]. La paz obliga a trabajar sobre los siguientes componentes: creación de capital político; economía racional, eficiente y equitativa; ampliación de las oportunidades; recursos para la paz y el desarrollo; conocimiento y cultura, y nueva institucionalidad.

OTRAS APROXIMACIONES AL DESARROLLO RURAL Retomando el argumento de Machado según el cual los múltiples aportes de la literatura académica sobre lo rural no necesariamente configuran un cuerpo teórico suficiente para definir modelos de desarrollo sobre el tema, en este estado el arte se remite a otros artículos producidos

40 por el Proyecto en los que se realizan balances de las contribuciones de investigadores/as y centros de estudio. Un campo importante de trabajo en lo microeconómico ha sido el desarrollado en torno a las economías campesinas. Los estudios de Mariano Arango, de Jaime Forero y de la Universidad Javeriana son emblemáticos y sustanciales60 y se inscriben en las tendencias contemporáneas de la teoría del desarrollo que, según López, exigen un análisis más detallado del cuerpo de relaciones productivas. Estos estudios, entre otras de sus virtudes, renuevan los conceptos sobre el actor campesino, aportan bases estadísticas sólidas y aportan a análisis regionales. En el mismo sentido hay que considerar los aportes desde la nueva economía institucional, en particular con Machado, Bejarano, Kalmanovitz, la Misión Rural, CEGA y la Universidad Javeriana61, que también se inscriben en la nueva generación de estudios sobre el desarrollo, si bien dejan vacíos en temas propuestos en el contexto internacional, como por ejemplo, lo relativo a contratos y costos de transacción. Hay aportes también desde los gremios económicos y las organizaciones campesinas. En el primer caso, Misión Paz se presenta como una propuesta que da los esbozos sobre los espacios y líneas de trabajo que, desde una perspectiva productivista, pretende orientar la aplicación de políticas agrícolas62. En el segundo caso, el proyecto de ILSA, publicado en los Cuadernos de Tierra y Justicia, sistematiza las definiciones desde las organizaciones campesinas y delinea su análisis y propuestas desde una perspectiva interdisciplinaria de reconocimiento del campesinado como actor del desarrollo63. La producción académica en el ámbito nacional avanza aún lentamente. La Academia está muy apegada a unos lineamientos generales de trabajo que se caracterizan por la desvalorización de lo rural, como se nota, particularmente, en el caso de los economistas más allegados a la tecnocracia e influenciados por el Consenso de Washington y la economía neoclásica. Curiosamente, el trabajo de López estaría mostrando que los estudios de los economistas todavía no logran asimilar el rico aporte de la literatura internacional y asumen una especie de "línea del menor esfuerzo" que se preocupa poco por los estudios micro y por adentrarse en análisis más amplios de la compleja realidad rural.

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Ver al respecto, Salgado, Carlos (2003). "Las economías campesinas". Proyecto "Prospectiva sobre posibilidades de desarrollo rural y agrario para la paz en Colombia", CID/UN - Colciencias, Bogotá. 61

Ver Machado, A., Salgado, C. y Vasquez, R. (2003). "El análisis institucional y de las instituciones del sector agropecuario 1986-2003". Proyecto "Prospectiva sobre posibilidades de desarrollo rural y agrario para la paz en Colombia", CID/UN - Colciencias, Bogotá. 62

Ver salgado, Carlos (2003). "El desarrollo agrario según los gremios". Proyecto "Prospectiva de desarrollo rural y agrario para la paz en Colombia", CID/UN - Colciencias, Bogotá. 63

Ver Nuñez, Liliana (2003). "Cuadernos de Tierra y Justicia de ILSA". Proyecto "Prospectiva de desarrollo rural y agrario para la paz en Colombia", CID/UN - Colciencias, Bogotá.